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" $%# "# (&'' Justificación del consenso de Expertos sobre LASER ENDOVENOSO En el año 2005, se propuso por parte de nuestra sociedad científica, la coordinación de un estudio sobre 250 pacientes mediante la estrategia quirúrgica del Láser Endovenoso, una de las nuevas técnicas que estaban ampliando el horizonte terapéutico de la cirugía de la Insuficiencia venosa Superficial (Síndrome Varicoso). El objetivo era conocer su eficacia, sus complicaciones potenciales y sus resultados. El resultado de ello, fue un informe que mostró la excelencia de los resultados. Una vez remitido a nuestra Junta Directiva, e implementado, con la bibliografía y documentación recogidas, se elaboró el primer libro sobre LÁSER ENDOVENOSO, escrito en castellano. En los últimos años han surgido otras opciones terapéuticas como la radiofrecuencia y la ecoesclerosis mediante catéter, que no han hecho sino aumentar las posibilidades de elección ante una patología venosa determinada. El Capítulo Español de Flebología, y su Junta Directiva, consciente del interés que estas nuevas técnicas han despertado en nuestro medio, decidió elaborar un Consenso sobre la técnica del Láser Endovenoso, que recopilara toda la parte teórica y práctica necesaria, para que cualquier cirujano que quiera emplear esta técnica, tenga a su disposición, una información actualizada y consensuada por especialistas cuya práctica con esta estrategia y experiencia están suficientemente contrastadas. Así, exponemos este consenso, elaborado por expertos en el tema, intentando por una parte cumplir las expectativas del CEF y por otra ser apoyo práctico para nuestros compañeros en su labor diaria frente a la patología varicosa. Esperamos que estas páginas consigan sus objetivos. Dr. Vicente Ibáñez Esquembre Coordinador del Consenso sobre Láser Endovenoso del CEF Abril del 2011 ESTRATEGIA DE BÚSQUEDA Se han consultado las posibles guías de práctica clínica y se ha realizado una búsqueda bibliográfica (MEDLINE, EMBASE y COCHRANE, DATABASE, PUBMED… ) desde enero de 2007 hasta diciembre del 2010 de los trabajos publicados sin poder encontrar, más que tres ensayos clínicos aleatorizados, metanálisis y/o, revisiones sistemáticas. Fundamentalmente, nos hemos ceñido solo a los trabajos publicados y a la experiencia personal de los diversos autores, dados los pocos años de experiencia con esta técnica y la diversidad de metodología empleada. Los términos de búsqueda han sido: láser, cirugía de varices, láser endovenoso COAUTORES Y CORRECTORES COAUTORES Y CORRECTORES • Dr. Jesús Alós Villacrosa o Consorcio Sanitario. Mataró • Dr. Ramón Anido o Clínica Trocadero. Paris • Dr. Agustín Arroyo Bielsa o Clínica Nª Sraª de América. Madrid • Dr. Carlos Boné Salat o Clínica Flebológica. Palma de Mallorca • Dr. Giovanni Dompé o Giovanni Tinelli o Vito PelIiciari o Italia. Clínica Venocenter. Roma • Dr. Javier Leal Monedero o Clínica Ruber. Madrid • Sánchez Galán, Álvaro. Gallo González, Pablo. Chocrón Arama, Armando. Sánchez Guerrero, Ángel. Zubicoa Ezpeleta, Santiago. Thomas Martinelli o Service de radiologie et Imagerie médicale, Hôpital Cardiologique, CHRU Lille, France • Dr. Carlos Miquel Abbad o Hospital Sagrado Corazón. Barcelona • Dr. Serge Mordón o Lille. Francia: Inserm U703, Université Lille Nord de France, CHRU de Lille. France • Dr. Muñoz Blanco. Anestesiólogo. • Dr. Quirante Pizarro. Anestesiólogo. • Dr. Marcote Oliva. Anestesiólogo o Hospital Torrecárdenas. Almería • Dr. Gerardo Pastor Mena o Hospital Miguel Servet. Zaragoza • Dr. Javier Pérez Monreal o Mutua MAZ – Zaragoza • Dr. Ramiro Verdejo Tamarit o Hospital Peset Aleixandre. Valencia • Dr. Vicente Ibáñez Esquembre ( Coordinador) o Hospital San Rafael - Granada ------------------------------------------------------------------------------------- • CORRESPONDENCIA o Dr. Vicente Ibáñez Esquembre o Capítulo Español de Flebología. o Tlfn: 958-808112 -- Fax: 950266688 o Correo electrónico: [email protected] LOS AUTORES DECLARAN QUE NO EXISTE CONFLICTO DE INTERESES INDICE Justificación del Consenso…………………...…………….……………..…………………2-3 Estrategia de búsqueda……………………………,,,,….……………….………..……….……4 Autores y Correctores…………………………………….……………….…………..…..…5 - 8 Historia y evolución de la aplicación de la técnica del láser endovenoso en el tratamiento de las varices……………………………………...…….……..……..10 – 22 Tratamientos Endovasculares……………………….……………..…...…..…..……….23 – 24 Insuficiencia Venosa Crónica…………………………………………….……....………25 – 39 Mecanismo del LEV……………………………………………………………......……….40 – 54 Criterios de Inclusión y Exclusión en el tratamiento con LEV….….….…..……….55 – 68 Consideraciones anestésicas en el tratamiento LEV………….…….……...………..69 – 83 Recomendaciones previas al tratamiento LEV………………….…….………..……..84 – 85 Valoración diagnóstica pre operatoria en la técnica LEV. Cartografía..….......….86 – 99 Material aconsejado en el LEV………………………………….….….……….…..….100 – 109 Crosectomía en la estrategia LEV…………………………….…..…….…..…..…...…110 -125 Técnicas coadyuvantes en el EV……………………………….…..……..….………..126 – 127 Clasificación ecodóppler post-LEV……………………………….…..…..….…..…...128 – 130 Complicaciones post-operatorias………………………….…….……..…….…..…...131 – 138 Tratamiento farmacológico post LEV………………………………………..……..….139 – 145 Recomendaciones tras tratamiento LEV……………………………….………..……146 – 147 Resultados clínico- bibliográficos de la terapéutica LEV…………….…….…..….148 – 159 Documento de consentimiento informado………………………….……………..…..160 - 164 HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA APLICACIÓN DE LA TÉCNICA DEL LÁSER ENDOVENOSO EN ELTRATAMIENTO DE LAS VARICES HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LA APLICACIÓN DE LA TÉCNICA DEL LÁSER ENDOVENOSO EN ELTRATAMIENTO DE LAS VARICES La insuficiencia venosa en los miembros inferiores es una patología muy prevalente en la población general y representa una causa muy común de consulta. Suele tener un componente más estético en su fase inicial pero si evoluciona hacia estadios más avanzados, puede generar alteraciones cutáneas y lesiones tróficas que tienden a la cronicidad y que, por lo general, son dolorosas y mal toleradas por el paciente, conllevando además un gran coste socio-sanitario. La piedra angular para el tratamiento de la insuficiencia venosa es la corrección de la hipertensión venosa, una de cuyas causas más frecuente es el reflujo en la vena safena interna por incompetencia de la unión safeno-femoral. El patrón de oro consiste en la extirpación quirúrgica (stripping) de la vena safena insuficiente y ligadura de su cayado, asociado o no a flebectomía de las ramas colaterales. Sin embargo esta técnica quirúrgica comporta varios inconvenientes, como son: - La necesidad de realizarla bajo anestesia general o raquídea. - En nuestro medio se hace como cirugía ambulatoria - La necesidad de ingreso hospitalario aunque sea de corta estancia. - La formación de hematomas abundantes a lo largo del trayecto tratado, al realizar el arrancamiento de la vena safena y de sus ramas y venas perforantes sin control de la hemorragia inicial, lo que produce dolor y limitación para la correcta deambulación precoz. - Comporta un índice de morbilidad postoperatoria nada despreciable: lesión del nervio safeno en distinto grado (parestesias hasta en el 50% de los casos el primer mes (26) que continua en el 8% de los casos a los dos años); infección de la herida quirúrgica y de partes blandas en el 8%; trombosis venosa profunda en el 1%; hemorragias y hematomas importantes en el 1%, etc. - Los resultados de la cirugía son poco estéticos. - La media de baja laboral oscila en torno a las 3 semanas. - Presenta un elevado índice de recidiva de hasta el 25% a los 2 años (765% Sarin 1994 (27)). En un estudio publicado por Negus en 1993 (18) se describe que el 20% de las intervenciones de varices se realizan por varices recidivadas. Hay postuladas diferentes teorías en cuanto a la causa de esta recidiva (36,37): técnica inadecuada o incompleta, variaciones anatómicas, carácter evolutivo de la enfermedad, etc., sin embargo en la actualidad se insiste en el protagonismo de la neovascularización inguinal producida tras la crosectomía (11,14,19,36 y 37) debido al estímulo de factores de crecimiento y de la angiogénesis al seccionar el cayado safeno y a la eliminación de la vía de drenaje natural de las ramas abdominales superficiales y pudendas con aumento de la presión venosa en el punto de interrupción de estas últimas. Surgieron nuevas técnicas para el tratamiento de las varices con el objetivo de aportar ventajas sobre la técnica tradicional como la realización de forma ambulatoria, con anestesia local y/o sedación, rápida incorporación a la actividad normal y mínima baja laboral, baja tasa de complicaciones postoperatorias, menor índice de recidiva a largo plazo y que precisara menos incisiones o sin ellas con el fin de que resultara más estética. Tras la introducción del dóppler y eco-dóppler como práctica sistemática en el estudio de la insuficiencia venosa se comenzó a conocer la anatomía y hemodinámica del sistema venoso, lo que motivó a su vez la aparición de nuevos tratamientos como la estrategia CHIVA (cura hemodinámica de la insuficiencia venosa ambulatoria) descrita por Francheschi (9), la esclerosis con espuma de los grandes troncos venosos bajo control ecográfico descrita por Cabrera (5,6) y Tesari (33), la criocirugía descrita por Milleret (13), el electrocauterio monopolar descrito por Watts (39) o la ablación endovenosa por radiofrecuencia descrita por Wilder e introducida en la práctica médica en 1998 (12). Bajo el concepto de técnica mínimamente agresiva, endoluminal y ambulatoria se pensó en las posibilidades de la energía lumínica transformada en energía térmica y transmitida por el láser, el cual liberándola en contacto con el endotelio vascular, podría ser capaz de producir el sellado u oclusión de las varices por termoablación. Así, los primeros intentos se encaminaron a efectuar un tratamiento de las varices con una técnica que permitiera una actuación sobre el paciente bajo anestesia local asociada o no a ligera sedación, permitiéndoles así, efectuar una vida casi normal una vez finalizado el procedimiento. Se planteó la posibilidad de abolir las incisiones quirúrgicas para que el resultado estético fuera inmejorable, por lo que se utilizó inicialmente el abordaje percutáneo para acceder al interior del vaso mediante la técnica de Seldinger (punción venosa, introducción de guía metálica y cateterización) visualizando la luz del vaso bajo control ecográfico. Como alternativa a este procedimiento se exteriorizaba la vena con ayuda del crochet de Müller a través de una mínima incisión cutánea. Una vez cateterizada la vena, se emplearon dos procedimientos bien diferenciados en los inicios: - Visualización de la luz venosa con angioscopio. - Visualización de la luz venosa con ecógrafo. Varios factores requerían una reflexión importante: demostrar la eficacia de esta nueva técnica, que su utilización fuera de dominio público al tiempo que resultara fácilmente practicable y, sobre todo, que significara un avance y una alternativa a las técnicas más tradicionales en el tratamiento de las varices. La gran ventaja que podía aportar esta técnica era el hecho de que podía ser puramente ambulatoria, sin necesidad de anestesia general o peridural, con rápida incorporación a las actividades cotidianas y con ausencia de cicatrices. Además, a priori, en comparación con otras técnicas mínimamente agresivas, no producía trombos endoluminales (como ocurre con la esclerosis con microespuma) y tenía la posibilidad de regular la energía liberada en comparación con la ablación por radiofrecuencia, la cual dispone de un sistema programado invariable. Las ventajas de la fibra óptica del láser eran evidentes, dada su flexibilidad y su poder de transiluminación. Para demostrar la eficacia se requería experimentación y una formación sólida en sistemas de energía térmica del tipo del láser. Se contactó con varias compañías fabricantes de aparatos de láser y se efectuó un estudio de sus características, como la longitud de onda, la energía mínima y máxima, la forma de liberación de dicha energía, el tiempo de disparo, las posibilidades de aplicación de relajación térmica (TRT), la fluencia (J/cm²) total que debía aplicarse para obtener la ablación de distintas estructuras y diámetros venosos en contacto con la fibra óptica, las características de luminosidad de las fibras ópticas según el haz de luz del láser guía (poder de transiluminación), su flexibilidad, las formas de la parte distal (divergente, roma, en punta,…). Finalmente se decidió por la tecnología de láser Diodo (arseniuro alumínico de galio). La idea inicial fue tratar la vena safena interna a nivel de la segunda válvula, con el objetivo de suprimir el punto de reflujo al producir la disminución del diámetro venoso por la acción del calor lo que conllevaría a la coaptación valvular y transmisión del flujo sanguíneo en sentido ascendente desde la vena safena hacia su cayado. En febrero de 1997 se trató la primera variz colateral (R3-R4) bajo anestesia local con abordaje percutáneo usando un angiocatéter de 16G, a través del cual se introdujo la fibra óptica del láser de diodo de 600 micras que emitía la energía necesaria para obtener la termoablación, sellado y oclusión de la variz (Figura 1). El objetivo del primer estudio (Patología Vascular, 1999) era determinar los resultados obtenidos tras el tratamiento de las varices por vía endoluminal. Para ello se utilizó dos variantes de la misma técnica por medio de fibroangioscopia flexible y control ecográfico, con la finalidad de obtener la oclusión de los puntos de fuga o reflujo bajo la acción puntual de la energía térmica transmitida por la fibra óptica del láser de diodo quirúrgico, así como para obtener la oclusión de los shunts o interconexiones venovenosas. Bajo anestesia local y a través de un angiocatéter de 16G se introducía una fibra óptica de 805 nm y 300 micras de diámetro con punta cónica. La energía administrada oscilaba entre 5 y 10 W durante 3-4 segundos en distintos lados de la sección del vaso a tratar. Desde enero de 1998 hasta noviembre del mismo año se reclutaron 21 pacientes con un total de 9 venas safenas internas con insuficiencia de la unión safeno-femoral y 43 shunts tratados mediante el láser endovenoso. En todos los casos se abolió el reflujo confirmado con eco-dóppler. No se produjeron perforaciones venosas (control angioscópico) ni complicaciones inmediatas, con la sola aparición de equimosis no complicadas. La tolerancia por parte del paciente fue excelente. Comenzó así la puesta en marcha de una técnica nueva en el tratamiento de las varices de forma mínimamente agresiva, que utilizaba por primera vez en la historia la energía láser por vía endoluminal liberada a través del contacto con el endotelio venoso y bajo control constante por fibroscopio flexible y/o eco-dóppler y que conseguía la oclusión de la mayoría de los puntos de reflujo e interconexiones venosas. Todo ello realizado bajo anestesia local y/o ligera sedación, con carácter ambulatorio y excelentes resultados estéticos. La primera comunicación internacional fue en Bremen (Alemania), en el Congreso Europeo de la Unión Internacional de Flebología (septiembre de 1999). La primera publicación nacional fue: “Tratamiento endoluminal de las varices con láser de diodo. Estudio preliminar”. Revista de Patología Vascular 1999;1:31-39 (3). Dados los buenos resultados obtenidos y la nueva perspectiva que ofrecía esta nueva técnica se decidió contactar con el doctor Luis Navarro Fló, prestigioso cirujano que ejerce en la ciudad de Nueva York y que es miembro, entre otras sociedades, del American College of Phlebology y consultor habitual de los hospitales Monte Sinaí y Lennox-Hill, y también con el doctor Robert Min (radiólogo intervencionista) que colaboraba con el doctor Navarro. Se decidió, conjuntamente, empezar un protocolo de tratamiento que aprobó el Institutional Review Board (IRB) (Chesapeake Research Review, Inc) con la finalidad de comprobar la fiabilidad y eficacia de este método para el tratamiento de las varices dependientes de la vena safena interna insuficiente y la unión safeno-femoral. De acuerdo con los doctores Navarro y Min decidimos tratar el punto de fuga más el trayecto venoso insuficiente desde 2 cm por debajo de la unión safeno-femoral hasta unos centímetros por debajo del punto de entrada, que generalmente se encuentra en la parte interna de la rodilla, para conseguir el sellado y fibrosis total. Bajo anestesia local perivenosa (tumescencia), inyectada bajo control ecográfico entre las dos fascias, se colocó la punta de la fibra a través de un catéter posicionado a 2 cm de la unión safeno-femoral y retiramos el catéter y la fibra, mientras se libera una energía de 10-12 W de potencia durante 3-5 segundos y realizando compresión manual sobre el trayecto de la vena safena proximal a la punta de la fibra. Todo el procedimiento se controla ecográficamente para evitar errores en la praxis y posibles complicaciones. Se probaron las tres longitudes de onda entonces existentes, 810nm, 940nm y 980nm, todas ellas con resultados satisfactorios (4,16,17). Desde 1999 los resultados de la técnica se comunican anualmente al American College of Phlebology y al Capítulo de Flebología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular. La primera publicación en Estados Unidos fue la de Navarro L, Min RJ, Boné C. “Endovenous laser: a new minimally invasive method of treatment for varicose veins- preliminary observations using an 810nm diode laser”. Dermatology Surgery 2001;27:117-122 (16). La técnica del láser endovenoso se dio a conocer prácticamente en todo el mundo y se formaron algunos grupos paralelos de estudio, como el grupo GELEV en Francia (Grupo de Estudio del Láser y Ecografía Venoso) y el grupo VELTA en Italia. A partir de entonces y de forma escalonada, la técnica del láser endovenoso para el tratamiento de las varices se ha practicado y se practica habitualmente en Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, y en algunos países de América del Sur como Colombia o Chile, y de Asia. Finalmente en 2003, en nuestro país se decidió, previa petición ante la asamblea del Capítulo Español de Flebología, la puesta en marcha de un protocolo de estudio y trabajo para verificar la fiabilidad y eficacia del láser endovenoso en el tratamiento de las varices y ponerlo en conocimiento de todos los miembros del Capítulo de Flebología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular. Este grupo denominado GLEVE (Grupo Láser Endovenoso Español), coordinado por el Dr. Vicente Ibáñez Esquembre, que en 2005 publicaron los resultados de este estudio en un libro titulado “Láser Endovenoso” donde además se describen los inicios del procedimiento (10). Desde entonces se han desarrollado nuevos tipos de fibras, diferentes longitudes de onda de la energía aplicada, teorías sobre el mecanismo de acción del láser, etc., lo que se traduce en una falta de consenso en la protocolización de la técnica que debe ser aplicada para el tratamiento de las varices de la vena safena insuficiente. Son numerosos los artículos que se encuentran publicados en la literatura médica en los últimos años, generalmente series de casos de centros aislados que informan sobre sus resultados. Algunos insisten en la importancia de la realización de crosectomía asociada a la ablación por láser, como Angotti para prevenir la neovascularización; mientras que otros hacen responsable de ésta precisamente a la crosectomía (14). Unos aplican sólo anestesia local, mientras que otros utilizan anestesia tumescente con el objetivo de reducir el lumen venoso y proteger las estructuras perivenosas y la piel gracias al efecto del frío (21). Algunos asocian otras técnicas como la flebectomía o esclerosis de colaterales a la ablación por láser en el mismo acto quirúrgico, mientras que otros prefieren realizarla semanas después del procedimiento (28). Unos administran heparina de bajo peso molecular para prevenir episodios trombóticos (31), mientras que otros afirman que la deambulación precoz es más que suficiente para prevenirlos. Unos abordan la vena safena a nivel de la cara interna de la rodilla, mientras que otros lo hacen a nivel maleolar o inguinal. Basta con leer unos cuantos artículos para apreciar que, a diferencia de la técnica empleada con la radiofrecuencia, aún no está estandarizado el protocolo de actuación al aplicar el tratamiento con el láser endovenoso (32). De las discrepancias que más llaman la atención, y quizá más importantes, destacaremos: - Las diferentes longitudes de onda usadas en el láser. - Las diferentes teorías existentes que intentan explicar el mecanismo de acción del láser. - El contacto ó no con el endotelio venoso - Las distintas técnicas de aplicación del láser. En la actualidad disponemos de distintas longitudes de onda susceptibles de transmitirse por fibra óptica. Las de menor longitud tienen como cromóforo principal de desoxihemoglobina, son las de láser Diodo de 810nm, 940nm y 980 nm; las intermedias, de 1064nm, que tienen como cromóforos principales la desoxihemoglobina y el agua, y las superiores, de 1320nm y 1470nm, que tienen mayor afinidad por el agua. Conceptualmente y bajo mi propio criterio el principal cromóforo es el endotelio venoso. La principal teoría sobre el mecanismo de acción del láser endovenoso es aquella denominada de contacto, la cual postula que para que se produzca la ablación endoluminal de la vena debe existir un contacto íntimo entre la punta de la fibra óptica del láser y el endotelio venoso. Esta teoría la describimos inicialmente mi compañero el doctor Navarro y yo y fue posteriormente demostrada por Rox Anderson (2). La entrada en contacto directo de la fibra con el endotelio venoso genera un primer efecto térmico (el más importante) el cual produce vaporización focal del tejido, necrosis coagulativa, carbonización del endotelio y la adventicia que, en ocasiones producen pequeñas perforaciones de la pared venosa. El segundo efecto es que el calor generado en la punta de la fibra se dispersa varios milímetros circunferencialmente cerca del punto de contacto de la fibra afectando al endotelio íntimo y alguna vez a la capa media. En conjunto se produce una reducción inmediata del diámetro de la vena por retracción del colágeno por acción del calor, espasmo y espesamiento interior de la vena producido por la respuesta inflamatoria al calor con abolición del flujo venoso, lo que lleva a fibrosis total de la vena. Esta teoría se ha corroborado con otras publicaciones como la de Disselhoff, Fan, Min o Weiss, (7,8,14,40), todos ellos afirman hallar restos de carbonización tanto en la punta de la fibra como en los estudios de cortes histológicos realizados en segmentos de venas tratadas. Después de esta teoría inicial se han postulado otras dos que intentan, aunque con menor éxito, explicar el mecanismo de acción del láser endovenoso. Son la teoría de las burbujas, de Proebstle (23,24), la cual afirma que el principal mecanismo reacción es el producido por las burbujas de sangre generadas por el calor alrededor de la punta de la fibra. Aunque tiene varios adeptos, como Van der Geld o Skolov (30,35), se ha demostrado que la energía térmica que emite la fibra es absorbida en su mayor parte por la hemoglobina, por lo que la restante no sería suficiente para producir los cambios histológicos citados anteriormente y que son los responsables de la ablación de la vena. La última y más reciente teoría es la postulada por Vuylsteke (38), la denominada de la temperatura la cual da mayor importancia al daño producido por el vapor generado dentro de una estructura cilíndrica como es la vena. En agosto de este año Van den Bos (34) publicó un artículo en el que afirma que el vapor generado a 120º C dentro de la vena producía desaparición de la capa endotelial, trombosis fibrótica de la vena y alteraciones en las fibras de colágeno de la media descubiertas en los cortes histológicos. Aunque con resultados aceptables (65% de las venas cerradas completamente a los 6 meses de seguimiento), son peores a los encontrados en otros trabajos en los cuales se hace hincapié en el contacto fibraendotelio. La forma de aplicación del láser puede realizarse de forma pulsada, continua o pulsada-continua (Figura 2). En el trabajo publicado por Mordon et al (15) se demostró que en el modo pulsado se requiere menor cantidad de energía total que en el continuo, aunque exige una verificación de la colocación de la punta de la fibra en cada pulso, por lo que el procedimiento es más largo. Disselhoff et al (7) hace hincapié en la importancia de la carbonización de la punta de la fibra para producir un correcto sellado venoso, según él el modo continuo es mejor que el pulsado para obtener resultados satisfactorios. Figura.2 Segmento de vena tratada que muestra la carbonización endotelial usando el modo continuo. Respecto a la correcta aplicación de los distintos parámetros del láser, tanto Almeida como Schwarz, Sroka, o van den Bos (1,29,32,34) coinciden en que a mayor longitud de onda de la fibra utilizada, menor energía necesitas para obtener buenos resultados consiguiendo además disminuir las posibles complicaciones. La tendencia actual es utilizar mayores longitudes de onda con cromóforo agua con fibras radiales y aplicar una energía inferior a los 60 J/cm (20-22). Con el objetivo de simplificar la técnica del endoláser, desde inicios del 2010 estamos practicando el procedimiento bajo anestesia troncular (bloqueo n. femoral) demostrando que la anestesia tumescente no es imprescindible para proteger los tejidos perivenosos, siempre que la energía liberada sea de forma adecuada. Los primeros casos evidencian los mismos resultados en cuanto al sellado y fibrosis del trayecto tratado, destacando la ausencia de hematomas en el mismo con la ventaja adicional de la disminución del tiempo empleado así como la simplificación de la técnica (Figuras 3-4). Figura.3 Imagen preoperatoria. Figura.4 Imagen postoperatoria tras la ablación con láser endovenoso de la vena safena interna más flebectomía de rama colateral bajo anestesia troncular sin tumescencia, apreciándose la ausencia de hematomas en el trayecto tratado con endoláser BIBLIOGRAFÍA 1. Almedia J, Mackay E, Javier J, Mauriello J, Raines J. Saphenous laser ablation at 1470-nm targets the vein wall, not blood. Vasc Endovasc Surg 2009;43(5):467-72. 2. Anderson RR. Endovenous laser: mechanism of action. Presented at the Annual Meeting of the American Academy of Dermatology. San Francisco, California, USA: March 3-7, 2006. 3. Boné Salat C. Tratamiento endoluminal de las varices con laser diodo. Estudio preliminar. 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TRATAMIENTOS ENDOVASCULARES: CLASIFICACIÓN En la actualidad existen tres tipos de tratamiento endovascular de la insuficiencia venosa superficial (láser, radiofrecuencia y espuma ecoguíada) que se hallan plenamente consolidados y un cuarto (vapor de agua), emergente, aún no difundido a la mayor parte de centros y profesionales y con un corto período de tiempo de seguimiento. Desde el punto de vista de su mecanismo de acción, podemos dividirlos en métodos que actúan por acción térmica sobre la pared venosa, y métodos que actúan por acción química. Métodos que actúan por acción térmica: - Láser endovenoso, en el que la energía térmica se deriva de la acción de un haz de luz láser. - Radiofrecuencia, mediante la energía diatérmica producida entre dos electrodos. - Vapor de agua, mediante la inyección del vapor derivado de agua hirviendo. Métodos que actúan por irritación química: - Mediante la inyección de líquidos esclerosantes inyectados en forma líquida o en forma de espuma por combinación con un gas. INSUFICIENCIA VENOSA CRÓNICA IVCR El polimorfismo de la enfermedad venosa y su cronicidad con su cortejo de complicaciones nos enfrenta a una enfermedad difícil de tratar, su frecuencia en Europa, más del 30 % de la población, es un grave problema para la sanidad pública. La eclosión y la edad de madurez de los medios diagnósticos ultrasonográficos tanto en la evaluación pre operatoria como en el seguimiento post operatorio nos permiten mejorar la comprensión de la hemodinámica venosa, aunque quede aun mucho por hacer. Esa comprensión permite el advenimiento de nuevas tecnologías, como las que utilizan la destrucción térmica como el laser endovenoso que han sobrepasado el resultado de la cirugía tradicional. Así los dogmas de ayer no pueden ser ya los de hoy. Introducción (F. Lozano a, J.A. JiménezCossío b, J. Ulloa c, Grupo RELIEF d ) La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad con importantes implicaciones socioeconómicas. Según el informe Task Force [1], los problemas venosos crónicos son una condición médica muy prevalente, padecida en diversos grados de severidad por un alto porcentaje de la población adulta. Esta alta incidencia constituye un importante problema de salud pública, que en algunos países europeos representa entre el 1,5 y el 2,0% del presupuesto total de la sanidad pública [2]. Los síntomas (dolor, molestias inespecíficas, hinchazón, pesadez, calambres) y signos (edema) de la IVC son bien conocidos y afectan al 10% de la población [3]. Los cambios crónicos de la macro y microcirculación que aparecen en estos pacientes producen la manifestación más grave de la IVC: la úlcera venosa, que afecta al 2% de la población [4]. Además, esta enfermedad también influye en la calidad de vida de los pacientes afectados [5,6]. Desde un punto de vista fisiopatológico sabemos cómo el reflujo venoso superficial o profundo puede provocar hipertensión venosa y que ésta suele asociarse a un deterioro de las válvulas venosas. Todo ello parece desempeñar un papel esencial en la evolución de la IVC [7]. Sin embargo, no conocemos suficientemente la relación entre la alteración hemodinámica y la sintomatología. Esta relación no sólo posee un interés académico sino que tiene una importante repercusión económica para el sistema nacional de salud. Por otra parte, la demanda social no sólo se dirige hacia la curación sino también a mejorar las cotas de confortabilidad, o dicho de otra forma, incrementar los niveles de calidad de vida. Insuficiencia venosa crónica - Clasificación - Insuficiencia venosa superficial • FISIOPATOLOGIA: la insuficiencia venosa crónica (IVC) se define por las manifestaciones clínicas relacionada con una disfunción del retorno venoso de los miembros inferiores, causado por una incontinencia valvular con o sin obstrucción venosa asociada, situada a nivel de las venas de la red superficial y/o de las venas de la red profunda. Esta disfunción venosa resulta de una anomalía funcional o anatómica y puede ser congénita o adquirida. Las varices son su expresión más común, ellas pueden ser esenciales (lo más habitual) o adquiridas, ligadas normalmente a una anomalía de la red venosa profunda. Ella es igualmente definida por las alteraciones patológicas de la piel y del tejido celular subcutáneo, secundario a la estasis venosa prolongada. Uno de los factores determinantes del tamaño de las venas superficiales y profundas es la presión venosa periférica, influenciada principalmente por la presión hidrostática. Éste es un concepto que se aplica específicamente a líquidos en equilibrio (estáticos), y va a depender sobre todo de las leyes de la gravedad; por lo que estará muy determinada por la postura del paciente. Podemos decir que la bipedestación es necesaria pero no suficiente para generar varices; debe coexistir una anormalidad de la pared venosa. La presión hidrostática en un punto determinado es igual a la presión que ejerce el líquido sobre las paredes del continente; en este caso se denomina presión parietal. Pero si lo que estamos valorando es un líquido en movimiento, entonces éste se rige por principios hidrodinámicos y no hidrostáticos. Según la hidrodinámica, la presión parietal debe liberar parte de su potencial energético, de manera que a mayor velocidad del líquido, menor es la presión parietal. Pero si además el líquido se desplaza de manera antigravitatoria, requerirá una fuerza mayor que la presión hidrostática, un gradiente de presión. Pero además debemos tener en cuenta el importantísimo papel que juega la bomba muscular sóleo-gemelar y plantar en el drenaje venoso de la extremidad; si bien, su actuación se ejerce principalmente sobre el sistema venoso profundo. Si una persona se mantiene de pie inmóvil durante cierto período de tiempo, puede considerarse que la presión venosa está en equilibrio o estática, desapareciendo el efecto valvular. De esta manera, la presión medida en el tobillo es de unos 90 mmHg (unos 120 cm agua), tanto a nivel superficial como profundo, y corresponde aproximadamente con la distancia que existe entre el tobillo y el corazón (peso de una columna de líquido). Por tanto, la presión es claramente mayor que cuando nos encontramos deambulando o en decúbito. Esta presión hidrostática, que es mayor que la presión hidrodinámica, se aplica sobre la pared venosa. La tensión ejercida sobre la pared hace aumentar el diámetro de la vena. A mayor diámetro, mayor es la tendencia a dilatarse. Se crea así un círculo vicioso, aumentado por el hecho que la dilatación genera una incompetencia valvular funcional. En definitiva, incluso en pacientes sanos, la posición de bipedestación inmóvil de forma prolongada genera una insuficiencia venosa funcional, cuyas consecuencias clínicas son la pesadez y dolor de MMII, edema, turgencia venosa, síncope, y más crónicamente puede provocar la aparición de varices y trastornos tróficos. Pero este modelo teórico se puede complicar con más protagonistas que aparecen en escena: la presión intersticial, la bomba toracoabdominal, la tonicidad parietal, el ciclo de la bomba cardiaca y la presión oncótica. Además del ortostatismo prolongado, cuya implicación fisiopatológica acabamos de resumir, debemos tener en cuenta otros factores predisponentes: congénitos y hereditarios, edad, sexo femenino, y circunstancias fisiológicas que favorecen la insuficiencia venosa como el calor, descenso de la presión atmosférica, gestación, transporte de pesos elevados. Decíamos al principio que el factor hemodinámico, aunque necesario, no es suficiente para generar varices. Debe existir alguna anormalidad de la pared venosa. El interés de los últimos años se centra en el papel del metabolismo de la matriz de metaloproteinasas y los inhibidores tisulares de las mismas. Para resumir de forma gráfica, podemos decir que la situación fisiopatogénica ideal para el desarrollo de varices es la representada por una mujer, embarazada, de pie, parada en la cima de un pico a 4.000 metros de altura, en un día soleado, y cargada de mochilas. Además, determinadas circunstancias patológicas agravaran el problema: situaciones relacionadas con un intercambio de calor y termorregulación vascular deficientes, obstrucciones venosas proximales que disminuyan la eficacia de la bomba cardiaca y el ciclo respiratorio toraco-abdominal, disfunción cardiaca, disfunción respiratoria, angiodisplasias y fístulas arteriovenosas, anormalidades congénitas o adquiridas de la pared venosa. Una vez entendidos los mecanismos fisiopatológicos para el desarrollo de las varices, se suceden a partir de entonces fenómenos histioquímicos en relación con la microcirculación que explican las consecuencias clínicas crónicas de la IVC superficial como el edema, las lesiones tróficas cutáneas y el desarrollo de úlceras. La transmisión de la hipertensión venosa a las paredes de la microcirculación genera extravasación de moléculas y células, que inician el proceso inflamatorio. Se liberan citoquinas, se activan factores de crecimiento y se estimulan fibroblastos. Todo ello conduce a la fibrosis dérmica y remodelación tisular, así como a la ulterior predisposición para la aparición y dificultad de curación de las úlceras. • El diagnóstico etiológico se fundamenta principalmente sobre los exámenes complementarios y en particular el ecodóppler. Su evolución está en función del grado de estasis, de la hipertensión venosa. A. Insuficiencia Venosa Primitiva: Idiopática, afectando principalmente a la red venosa superficial bajo la forma de varices, ella presenta: • Insuficiencia Venosa Superficial = Varices Esenciales. Suele afectar al 20 % de la población europea. Mecanismo Hemodinámico (hiperpresión) el reflujo es el testigo de la degradación de las válvulas y de su incapacidad para mantener un flujo ascendente. Mecanismo Parietal: implica las alteraciones clínicas de la pared venosa y de las válvulas, alteración de las células musculares lisas, disposición y proliferación de forma anárquica, y como consecuencia, una dilatación de la pared venosa bajo el efecto de pérdida de tonicidad. Mecanismo displásico evocando la hipótesis genética basada sobre la observación de familias de varicosos, con localización comparable de sus varices. • Insuficiencia valvular profunda primitiva: Ella suele estar asociada en el 15 % de los casos a una insuficiencia venosa superficial primitiva (Varices) justificando su despistaje sistemático por ecodóppler. Esta es una anomalía caracterizada por el defecto de coaptación de las válvulas sin embargo llamada IVVP (insuficiencia valvular primitiva de las venas profundas IVPP) creando un reflujo valvular profundo. Ello se debe distinguir de una agenesia valvular. Las mismas hipótesis fisiopatológicas para las varices son evocadas. B. Insuficiencia Venosa Secundaria: Las paredes venosas y las válvulas están alteradas: la consecuencia es una hipertensión venosa que crea desordenes tisulares. 1. Varices definidas como secundaria a la enfermedad post-trombótica = insuficiencia venosa superficial secundaria. La enfermedad post-trombótica de las venas profundas: En la evolución de las secuelas se puede dirigir hacia: -Un síndrome obstructivo crónico profundo, asociado o no según el grado de obstrucción en la fase aguda ó a una circulación de suplencia superficial excesiva donde la incontinencia valvular superficial y de las perforantes es a menudo la regla. 2. Varices secundarias post traumáticas: Donde un traumatismo consecuente es el origen de la patología. 3. Otras varices secundarias: las agenesias, displasias, tumores venosos, fístulas arterio-venosas, angiodisplasias como el Síndrome de Klippel Trénaunay, Parkes Weber enfermedades del tejido conjuntivo venoso, estas anomalías venosas pueden encontrarse igualmente sobre las venas de la red profunda. Citamos igualmente como pueden ser responsables de insuficiencia venosa profunda y/o superficial: 4. Los síndromes compresivos: • De la vena iliaca primitiva izquierda por la arteria iliaca derecha. Existen de hecho sinequias que pueden provocar una trombosis venosa profunda (iliaca) Síndrome de Cocquett. • De la vena femoral por una hiperpresión del músculo al esfuerzo • De la vena poplítea por anomalía embriológica en la cruz poplítea • Del síndrome del sóleo: por compresión permanente de las venas tibio – fibulares por la arcada del sóleo .INSUFICIENCIA VENOSA SUPERFICIAL: Se manifiesta por síntomas funcionales sensibles, pero poco específicos y por signos objetivos de estasis venoso apareciendo inicialmente en las extremidades, es decir en pierna, tobillo y pie. Afección frecuente en los países occidentales, su prevalencia es del 15 al 25 %. Actualmente un consenso parece orientar a un origen primitivamente parietal que afecta a los aparatos valvulares de la vena. La investigación por ecodóppler color es el examen de referencia ineludible en la IVCS. Esta técnica ha permitido avances considerables en la comprensión fisiopatológica y hemodinámica de esta enfermedad. • CIRCUNSTANCIAS DE SU EVIDENCIA: (o signos subjetivos) Las molestias o trastornos funcionales son numerosos, asociados, paroxísticos, de intensidad variable. Los más numerosos son la pesadez, dolor, calambres,.. 1. La pesadez: asientan a nivel de piernas y de los gemelos en particular. Sus diferentes expresiones pueden ser una fatiga, tensión… Son mayores al final de la jornada, en período premenstrual, en períodos de calor y en posición de pie prolongada. Son aliviadas por la marcha y la posición con las piernas estiradas. 2. Las flebalgias: son dolores específicos en un trayecto venoso: safena interna sobre todo o en safena anterior, en la cruz poplítea. Son dolores por tensión de la pared venosa. Las simpatalgias venosas están descritas pudiendo tomar el aspecto parestesias sobre el trayecto venoso. Los calambres: existen y aparecen en posición acostado. Existen en caso de reflujo valvular. 3. El prurito. Las parestesias: se localizan en la pierna en su tercio inferior. 4. La inquietud de las piernas: “Restless legs syndrom “de los anglosajones o síndrome de las piernas sin descanso (SPSD) son sensaciones de entumecimiento apareciendo en posición inmóvil, obligando al sujeto a movilizarse. Hace mucho tiempo que este síndrome era consecuencia de una IVC, se trata de hecho de un síndrome neurológico sensitivo motor donde la prevalencia se sitúa entre el 5 y el 10%, pero esta poco diagnosticado y mal referenciado. El estudio Diapasón (Sociedad Francesa de Angiología) ha mostrado que la prevalencia de SPSD en consultorios de angiología es del 12 %, un mejor despistaje debe ser realizado, mucho más cuando actualmente tratamientos eficaces. 5. La Claudicación venosa: es una pesadez muscular que aparece a la marcha y presente en ciertos síndromes post trombóticos. 6. Los edemas (intermitentes): en las varices esenciales son moderados e intermitentes. Aparecen: al final del día, desaparecen tras una noche de reposo. Pueden el signo aislado de una IVC debutante. Se acompañan de una sensación de hinchazón y de tensión. Las molestias estéticas: Representan en sí, de forma aislada de todo aspecto funcional, un motivo de consulta muy frecuente. • SIGNOS OBJETIVOS: (Recogidos por un examen meticuloso de los miembros inferiores; inspección palpación...) Los diferentes tipos de varices. La transformación de una vena normal en patológica está asociada con dilatación, perdida del paralelismo, elongación ó tortuosidad, y que presenta incluso un reflujo al dóppler continuo y sobre todo al ecodóppler. Diferentes etiologías presiden su aparición. El sistema venoso comprende de hecho tres compartimentos: el profundo que es subaponeurótico. El intermedio supra aponeurótico pero subfascial (es el compartimento de las safenas) y el superficial en malla (hipodermis y dermis). El examen clínico permite distinguir diferentes tipos de varices, según como ellas se sitúen en el compartimento intermedio o superficial. 1. Las Telangiectasias: ellas corresponden a dilataciones intradérmicas de los plexos venosos sub papilares, consecutivas a una hipertensión venosa localizada y a una fragilidad capilar constitucional. Su calibre es inferior a 1 mm. Son alimentadas por el reflujo de una vénula o de una vena varicosa. Se encuentran a 0.4/0.6 mm de profundidad. La corona flebectasia paraplantar corresponde a Telangiectasias perimaleolares y paraplantares dispuestas en abanico. Está admitido que se trata de un signo precoz de una IVC. 2. Las varices reticulares: Son de pequeño calibre (2-4 mm.), son hipodérmicas, sinuosas, dispuestas en malla. Esta definición excluye las venas normales visibles en las personas con piel trasparente. Asientan principalmente sobre las caras externas de los miembros inferiores. 3. Las varices tronculares: Venas dilatadas, tortuosas, subcutáneas donde el diámetro es superior a 3 mm. En posición de pie. Las varices son habitualmente sinuosas, pero las venas tubulares que son el lugar de un reflujo, deben ser incluidas en las varices. Incluyen a los ejes safenos, a sus colaterales o accesorias, las perforantes y a la red no safena. 4. Los otros tipos de varices: las ectasias “azules” o “perlas varicosas”. Las varices perineales (territorio pudendo interno) o varices de origen pélvico. • Recientemente, Labropoulos y col. han propuesto una clasificación de las varices que no se basa en una definición visual de las mismas sino que emplea el ecodóppler, y permite diferenciar 4 grupos de venas en función del diámetro y longitud de la dilatación: 1. Normal; 2. Dilatación focal; 3. Varices (al menos 2 dilataciones continuas de más de 2 cm de longitud); 4. Aneurisma venoso. CLASIFICACION (CEAP) DE LA INSUFICIENCIA VENOSA CRONICA CLINICA – ETIOLOGICA – ANATOMICA – PHISIOPATOLÓGICA Elaborada por un comité de expertos internacional, se basa sobre criterios Clínicos, Etiológicos, Anatómicos, Phisiopatológicos, actualmente es adaptada por la mayor parte de los trabajos consagrados a la IVC. Esta clasificación reemplaza la antigua clasificación clínica de Porter (1988). • Clasificación Clínica (C ): o C0: no signos visibles o palpables de enfermedad venosa o C1 : Telangiectasias o venas reticulares intradérmicas o C2: varices subcutáneas, safenas o no. o C3: edema o C4: trastornos tróficos ligados a enfermedad venosa crónica C4a: pigmentación cutánea y/o Eczema venoso C4b: hipodermitis esclerosa y/o atrofia blanca o C5: trastornos tróficos del grado 4 y ulcera cicatrizada o C6: trastornos tróficos del grado 5 y ulcera activa. Cada grado es completado por: (A) por asintomático, (S) por sintomático. Los síntomas son: dolor, prurito, sensación de pesadez de piernas, calambres y todos los síntomas pudiendo llegar a una disfunción venosa. • Clasificación Etiológica (E) o Ec: congénita o Ep: primitiva o Es: secundaria ( post-trombótica o En: ninguna etiología venosa identificada • Clasificación Anatómica (A) o As: sistema venoso superficial 1: Telangiectasias, venas reticulares 2: Safena interna incontinente por encima de la rodilla 3:Safena Interna incontinente por debajo de la rodilla 4:Safena externa incontinente 5:red varicosa no safenas o Ad: sistema venoso profundo(D= deep, profundo de 6 a 16) 6 vena cava inferior, 7 vena iliaca primitiva, 8 vena iliaca interna, 9 vena iliaca externa, 10 venas pélvicas: genitales, ligamento largo…,11 vena femoral común, 12 vena femoral profunda, 13 vena femoral superficial, 14 vena poplítea, 15 venas gemelares: tibiales anteriores, posteriores, fibulares, 16 venas musculares: gastronemias, sóleas, otras… o Ap: venas perforantes(17 y 18) 17A zona femoral – 18 zona gemelar An: no hay lesiones anatómicas identificadas o Clasificación fisiopatológica (P) Pr: cuando la IVC está ligada a un reflujo Po: cuando la IVC está ligada a una obstrucción Pr: asociación de reflujo y obstrucción Pn: no hay alteración fisiopatológica identificada La utilización de la CEAP ineludible para la realización de estudios, es sin embargo compleja y un poco pesada en su uso cotidiano, sobre todo si se asocia como se recomendó por la CEAP el uso de una puntuación de gravedad clínica que va de 0 (sin síntomas) a 18 puntos cuando los síntomas de la IVC son muy importantes. 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Bases físicas El láser endovenoso actúa mediante destrucción térmica de los tejidos venosos. La energía láser es liberada en la zona diana mediante una fibra láser colocada en posición intravenosa a través de un introductor. La energía térmica desprendida por la transformación de la energía luminosa del láser, entraña un aumento de temperatura en el interior y en el tejido circundante a la vena [1, 2]. Esto origina una desnaturalización de las proteínas intracelulares de las células parietales que acaban por sufrir una necrosis. La agresión térmica de la pared es necesaria para destruir el endotelio, provocar una vasoconstricción, una trombosis y una fibrosis venosa [3,4]. Cuando se utiliza un láser, existen dos mecanismos, la absorción óptica y la difusión óptica, que contribuyen a la extinción del haz de luz. La luz láser es convertida entonces en calor en el seno de esta zona de penetración óptica, El factor de extinción óptica (μeff) se determina a partir del coeficiente de absorción (μa ) y del coeficiente de difusión (μs ) que varían en función de la longitud de onda utilizada. El coeficiente de extinción (o su inverso, la penetración óptica del fascículo en el tejido biológico considerado), está determinado por la ecuación siguiente: [5] : En consecuencia, la penetración óptica del fascículo láser será: Ó: Coeficiente de absorción Coeficiente de difusión reducido Coeficiente de difusión Coeficiente de anisotropía del tejido Figura 1: absorción (negro) y difusión (en rojo) en función de la longitud de onda Utilizando estos valores y la ecuación (1), es posible determinar la extinción óptica para las longitudes de onda utilizadas por el láser endovenoso. Este cuadro muestra claramente que la extinción óptica es mucho más elevada a 1500 nm (5 a 9 veces más elevada) comparativamente a 810, 940, 980 y 1320 nm. Es interesante remarcar que el coeficiente de extinción óptica es parecido para la sangre y la pared venosa, en todas las longitudes de onda. Puesto que la diana biológica es la pared venosa, la vena debe estar vacía de sangre antes del láser endovenoso, con el fin de evitar calentar únicamente la sangre sin alcanzar la pared de la vena. Además, la ausencia de sangre permitirá evitar cualquier eventual formación de una capa de carbono en la extremidad de la fibra óptica. En la gama 810-1320 nm, el coeficiente de extinción en los tejidos que rodean a la vena es 5 veces más débil en relación al 1500 nm, lo que significa que la luz láser de éste último es menos susceptible de ser convertida en calor por estos tejidos, por lo que se reduce el riesgo de sobrecalentamiento y de daños colaterales. 2. Dosimetría durante el tratamiento por LEV A fin de cuantificar la energía aplicada durante el tratamiento por LEV se utiliza la Densidad de Energía Endovenosa Linear (DEEL) en J/cm que corresponde a un equivalente de dosis aplicada en cada punto de la vena tratada. Según los datos de la literatura, la DEEL debe situarse entre 60 y 100J/cm para obtener una eficacia satisfactoria. Esta dosimetría es obtenida retirando progresivamente la fibra láser durante el tratamiento. La retirada puede ser realizada mediante pasos sucesivos (método secuencial) o de forma continua. La dificultad reside en un reparto homogéneo de la dosis, única garantía de eficacia óptima del LEV. En efecto, a fin de obtener una DEEL regular, la velocidad de retirada debe ser lo más regular posible. La potencia es reglada para permitir tratar la vena con una dosis suficiente en función de la velocidad de retirada. Esta se fija generalmente a 1 mm/sg. Sin embargo, es difícil mantener esta velocidad en toda la longitud de la vena tratada. Así, hay disponibles diferentes sistemas para realizar la retirada lo más regular posible. Un sistema de diodos apagándose progresivamente y un sistema motorizado acoplado al generador láser son los dos principales ejemplos. Ningún dato de la literatura relata la superioridad de una técnica en relación a otra. Sin embargo, nos parece preferible proceder en escalones sucesivos. En efecto, esta técnica permite controlar al máximo la dosimetría aunque el tiempo del procedimiento sea mayor. 3. Consecuencias de la presencia de sangre endoluminal durante el LEV. La presencia de contenido sanguíneo venoso durante el LEV tiene varias consecuencias como recientemente ha sido reportado por Mordon et al.[7]. La presencia de sangre alrededor de la fibra reduce la transmisión de la luz a la pared venosa [4, 5], genera bullas de vapor (mecanismo secundario en la acción del LEV) [8], entraña una trombosis que va a ser el origen de una recanalización después de la lisis del trombo [9] y finalmente, entraña una carbonización de la extremidad de la fibra y a menudo, un fundido de la fibra óptica [10]. 3.1. Reducción de la transmisión de la luz a la pared venosa Como todo tejido, la sangre va a absorber y difundir una parte del haz luminoso. Se comporta como si engrosara la pared a atravesar. El conocimiento de sus coeficientes de absorción y de difusión permite calcular su factor de extinción óptica (μeff). Este varía en función de la longitud de onda es de 0.86mm -1 à 980nm y 5.63 à 1500nm-2 Es comprensible perfectamente porque con el aumento de la longitud de onda, útil para “apuntar” mejor a la pared venosa, es necesario disminuir al máximo el contenido sanguíneo. 3.2. Trombosis venosa durante el procedimiento Durante el tratamiento LEV se va a formar un trombo en respuesta al aumento de la temperatura endoluminal en presencia de sangre. Este fenómeno se denomina termocoagulación. Aunque la trombosis pueda parecer útil para alcanzar el objetivo de la oclusión venosa, este mecanismo no es eficaz a largo plazo. Se ha demostrado que la trombosis no produce fibrosis en ese contexto. Existe una lisis del trombo y la vena se recanaliza produciéndose un fracaso del tratamiento (9). La lesión parietal es esencial para garantizar la eficacia del mismo. 3.3. Generación de burbujas de vapor Este mecanismo ha sido propuesto sin ninguna prueba por algunos autores [4, 10, 11] como la base de la acción del LEV. Actualmente se admite que este fenómeno tiene una importancia secundaria [8]. La zona de ebullición se sitúa en el interior de la luz del vaso y las bullas de vapor no tienen efecto sobre la pared vascular. Además, la persistencia de bullas intravasculares traduce una temperatura de 100 º C del medio, que supera el umbral de la pared, por lo que las mismas serán sólo un testigo de esa temperatura. 3.4. Alteración de la extremidad de la fibra- Carbonización Durante el tratamiento por LEV, la extremidad de la fibra alcanza temperaturas que pueden sobrepasar los 1000º C, Este fenómeno da lugar a una carbonización al contacto de la fibra con la sangre. Esta capa de carbono puro va a originar una absorción del fascículo láser, aumentando aún más la temperatura en el extremo de la fibra y disminuyendo la energía luminosa depositada directamente por el láser en la pared. Amzayyb et al.[12] han demostrado recientemente que este fenómeno de carbonización sucede con todas las longitudes de onda en condiciones clásicas de utilización. Estos autores estiman que la absorción ligada a esta carbonización alrededor de la fibra se sitúa entre un 30 a un 70%. Esto refuerza la hipótesis de que un tratamiento óptimo por LEV debe ser realizado en ausencia de contenido sanguíneo venoso. Hierro y destrucción parcial (figuras 2 y 3) Cuando la temperatura de la extremidad de la fibra supera los 1200 ºC, después de la carbonización por contacto, la fibra de vidrio se funde. Esta destrucción parcial de la extremidad modifica la distribución de la energía lumínica de forma imprevisible. Esta pérdida de homogeneidad de la difusión puede ser el origen de efectos secundarios debidos a un exceso de energía en algunos puntos de la pared o de una ineficacia por calentamiento parietal insuficiente. Figura 2: Destrucción de la extremidad de la fibra láser en presencia de sangre (Pr Mordon , Inserm U703, Lille) Figura 3: La extremidad de la fibra está intacta al fin del tratamiento en ausencia de sangre (Pr Mordon, Inserm U703, Lille) Por todas estas razones, se admite que la presencia de sangre disminuye la eficacia del LEV [6]. Tanto en modelos matemáticos como en constataciones clínicas, la sangre se comporta como un engrosamiento tisular suplementario que limita el calentamiento parietal en profundidad. Conviene, pues, disminuir al máximo ese contenido sanguíneo. 4. Papel de la tumescencia La anestesia tumescente cumple tres objetivos: Primera, que tanto la vena como los tejidos que la rodean sean anestesiados. Segunda, que el fluido alrededor de la vena ayude a proteger a los tejidos de cualquier daño derivado del aumento de temperatura. En efecto, el fluido actúa como una bomba de calor que protege a los tejidos. Tercero, el fluido ejerce una compresión alrededor de la vena que permite un mejor guiado de la fibra. Esta inyección de tumescencia se realizará con control ecográfico para asegurar que la inyección será realizada en el lugar correcto, bajo la fascia perivenosa, de manera circunferencial. 5. Resultados y perspectivas El LEV es hoy en día una técnica madura como lo muestra la abundante literatura disponible sobre la misma. Su eficacia, según algunos autores [13-20], es excelente, próxima al 100%, siempre y cuando la técnica se realice de forma rigurosa e incluyendo según nuestra opinión, una dosimetría adaptada y controlada así como una limitación máxima del contenido sanguíneo durante el procedimiento mediante el Trendelenburg y la tumescencia perivenosa. Con el fin de mejorar todavía el método, el campo de investigación actual es la disminución de efectos secundarios. En efecto, una revisión de la literatura presentada en el informe de l´ HAS (Alta Autoridad de la Salud de Francia) [21] y la conferencia de consenso sobre los tratamientos térmicos [22], estima la presencia de parestesias en un 2,6 a un 10%, las trombosis venosas profundas en un 0,2 a un 5%, las quemaduras cutáneas en un 0,4 al 1% y las equimosis en un 50%. Datos de la HAS[21] Conferencia de consenso[22] Incidencia calculada sobre 28 estudios Parestesias 2.6% (0-12%) 10% (0-12%) Trombosis venosa profunda 0.2% (0-11%) 2% (0-8%) Quemaduras cutáneas 0.4% (0-3.7%) 1% (0-12%) Equímosis 50% (11-100%) NR Cuadro 1: Complicaciones después del tratamiento con LEV de la safena interna Está establecido que estos efectos secundarios del LEV son debidos a perforaciones de la pared venosa y a la difusión de la energía lumínica al tejido perivenoso. [23, 24]. El riesgo de perforación puede estar aumentado en caso de contacto directo de la fibra con la pared venosa. Algunos autores utilizan la infiltración de tumescencia perivenosa que permite disminuir este efecto por inducción de un espasmo venoso así como por la creación de una “barrera térmica”. Sin embargo, otras hipótesis han sido evaluadas para disminuir los efectos secundarios. Una primera hipótesis ha sido modificar la longitud de onda. Así, la mayoría de los láseres utilizan una longitud de onda entre 810 y 980 nm en la indicación del tratamiento de las varices. Han sido utilizados láseres de 810, 940, 980, 1064 y 1320 nm [14, 25- 30]. Recientemente, un láser diodo de 1470-1500 nm ha sido propuesto. El haz láser en esas longitudes de onda se absorbe preferentemente por el agua [14, 31], sobre todo intracelular. A pesar de que existe una mejoría ligada al aumento de la longitud de onda, las equímosis y los dolores siguen siendo las complicaciones inmediatas más frecuentes. Con el objetivo de disminuir el contacto directo de la fibra con la pared y el riesgo consecuente de perforaciones, se han diseñado nuevas fibras. Una solución es utilizar un catéter tipo “tulipa” (Tobrix, Waalre, Holanda) que centra la fibra en el seno de la luz y previene el contacto directo con la pared venosa [32]. Figura 4: Anillo auto-expandible de la fibra tulipa Otra posibilidad es representada por la « fibra radial » (ElvesTM Radial, Biolitec, Alemania). La emisión luminosa se hace de manera homogénea en los 360 grados en la extremidad del catéter. Esta técnica está limitada por la fragilidad de la fibra , por no permitir superar la potencia de 10 W (exponiendo al riesgo de infra-dosis) y por su costo [33]. Se ha desarrollado recientemente una última opción en forma de una vaina distal sobre la fibra láser (NeverTouch, Angiodynamics, Inc., Queensbury, NY) que previene el contacto directo de la superficie distal de la fibra con la pared, respaldando la extremidad de la fibra en el seno de la vaina. Sin embargo, un estudio reciente de Prince [34], evaluando este nuevo tipo de catéter, ha encontrado un aumento de significativo de la tasa de fracaso (5 veces superior en comparación con la práctica corriente del equipo investigador. Conclusión En conclusión, la variabilidad de la cantidad de sangre en la vena conduce a resultados inconstantes. En nuestra experiencia, antes de proceder a la realización de un tratamiento LEV, la luz venosa debe estar vacía de su contenido sanguíneo elevando el miembro inferior (Trendelenburg). Nosotros utilizamos una infiltración subcutánea peri-safena mediante una solución de tumescencia salina (suero fisiológico+/- lidocaína). Pueden ser útiles varias longitudes de onda pero el recurso a longitudes de onda cercanas a 1500nm, no parece aportar ventajas (el riesgo de perforaciones sería incluso mayor). La elección apropiada de la LEED y su control durante el tratamiento es la clave del éxito. PUNTOS IMPORTANTES: • La vena debe estar vacía de sangre para la mayor eficacia del laser • La Densidad de Energía Endovenosa Lineal (DEEL) debe ser de 60-100 j/cm • La técnica escalonada de retirada de la fibra, permite controlar mayor la dosimetría • La mayor longitud de de onda del láser, minimiza los daños tisulares Bibliografía 1. ZIMMET, S. E., et al., Temperature changes in perivenous tissue during endovenous laser treatment in a swine model. J Vasc Interv Radiol, 2003. 14 (7): p. 911-5. 2. VIARENGO, L. M., et al., Endovenous laser treatment for varicose veins in patients with active ulcers: measurement of intravenous and perivenous temperatures during the procedure. Dermatol Surg, 2007. 33(10): p. 1234-42; discussion 1241-2. 3. WEISS, R. A., Endovenous techniques for elimination of saphenous reflux: a valuable treatment modality. Dermatol Surg, 2001. 27(10): p. 902-5. 4. PROEBSTLE, T. 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Los tratamientos que hasta el momento actual han sido utilizados en el tratamiento de las varices han sido: tradicionalmente la safenectomía ó fleboextracción (estrategia quirúrgica que aun sigue siendo las más frecuente en nuestro país), las flebectomías múltiples, la esclerosis o ecoesclerosis guiada, la radiofrecuencia y el láser endovenoso que es el tema que nos ocupa. Desde el punto de vista global de la insuficiencia venosa crónica, enmarcaremos la indicación quirúrgica del LEV (Láser Endovenoso) en los estadios de la clasificación CEAP de C2 a C6, siendo aconsejable, en la medida de lo posible, la conversión del estadio C6 a C5 de forma previa a la cirugía para evitar las potenciales complicaciones con una superficie contaminada o con ulcera activa nos podría acarrear. En la incompetencia de la safena interna, en principio, no existe limitación de diámetro para el tratamiento de esta insuficiencia mediante LEV. El calibre máximo de la vena, que normalmente se establece, es en torno a 20-25 mm. Aunque algunos autores incluso con estos diámetros aplican la técnica endoláser sobre todo en función de las características de la vena y del propio paciente. La asociación o no de crosectomía ha sido motivo de polémica, pero hoy en día es raro el médico experimentado que la realiza, siempre que el manejo del ecodóppler sea correcto y se tenga la suficiente experiencia. No obstante un capítulo posterior ya se habla de este tema y de forma más exhaustiva. La asociación de flebectomías es un gesto quirúrgico que complementa el resultado quirúrgico y que en gran medida está contemplado en casi todas las técnicas que se realizan mediante LEV. Muchas veces la incompetencia del eje safeno interno, procede de una perforante de Hunter, aspecto que hay que tener muy en cuenta en la exploración ecodóppler preoperatoria y que suele ser la indicación ideal en este tipo de técnica. No hay que olvidar la frecuencia con la que nos encontramos confluentes dobles o ejes dobles, en porcentajes significativos (del 30 al 50%), como para tenerlos que valorar previamente a la operación con un buen análisis ecodóppler y planificar, así, la estrategia terapéutica. Respecto a la indicación en la vena safena externa no existe limitación del calibre. Pero hay que tener en cuenta su porción subfascial por las posibles complicaciones (neuritis o potenciales quemaduras) que puede ocasionar la aplicación de una excesiva potencia. La asociación de crosectomía, pese a que algunos compañeros la realizan, tras un buen estudio ecodóppler no es necesaria salvo indicaciones de cavernomas o confluentes complicados. La punción se puede hacer por vía retromaleolar o por una rama tributaria. La afectación tanto de la safena anterior como de la safena posterior son indicaciones claras del tratamiento con LEV, siempre que la tortuosidad de las mismas no impida la progresión de la endofibra. Sin embargo, en estos casos, se puede abordar la rama incompetente desde diferentes puntos de entrada esclerosándola en distintos segmentos . Una clara indicación son las ramas tibiales de la safena interna, pero hay que tener cuidado con la potencia a emplear por el riesgo potencial de quemaduras cutáneas. Respecto a las venas perforantes, es otra de las indicaciones actuales, pero con fibras más cortas y una potencia adecuada. Con el láser endovenoso poseemos la suficiente precisión para poder excluir segmentos venosos limitados y seleccionados de forma predeterminada, con lo que evitamos las ligaduras realizadas mediante el abordaje externo con sus consecuentes cicatrices en el caso de la técnica CHIVA. Se incluyen, como otras indicaciones, tanto las recidivas postquirúrgicas, sin exclusión de técnicas, como las posteriores a la esclerosis. Tanto si se trata de los troncos safenos como de varices recurrentes en su territorio, y siempre que la cateterización de las mismas sea posible, pueden ser tratadas con LEV bien sea a través de uno o varios accesos. Siempre que nos hallemos ante una repermeabilización completa del sistema venoso profundo se puede plantear el tratamiento con LEV, en busca de la ablación térmica de segmentos venosos dependientes de perforantes dado que significa una menor agresión quirúrgica y, por tanto, lleva asociado un menor riesgo de sufrir un nuevo episodio Trombótico. En este supuesto debe asociarse una adecuada y más prolongada profilaxis con heparina de bajo peso molecular (10 días) y una contención elástica correcta y adecuada. Alguna de las contraindicaciones clásicas, se están cuestionando como son: Una Edad avanzada: pues se está realizando el LEV en personas mayores de 80 años, bajo sedación o epidural siempre que su estado general lo permita. -Obesidad mórbida…aunque en estos caso es posible poder realizar LEV del tronco safeno bajo sedación ó anestesia local. Otras: Las Contraindicaciones formales del LEV, clásicas y muchas siguen siéndolo son: Embarazo -Linfedema -Cayados globulosos, cavernomas...? -Trombosis Venosa Profunda no repermeabilizada o reciente -Trombosis Venosa Superficial -Isquemia Crónica avanzada de MMII -Hipercoagulabilidad Primaria -Infección dérmica evolutiva -Edad avanzada > 85 años? -Alteración grave del estado general.. , como es el caso de pacientes con cáncer. Una de las técnicas más utilizadas para el tratamiento selectivo perforantes es el SEPS, pero desde hace pocos años se está demostrando que el LEV supone una menor agresividad y complicaciones, tratando los segmentos venosos responsables. En esto casos es necesario extremar las precauciones: la asepsia, la manipulación quirúrgica,…debiendo utilizar como prevención, y durante algunos días mas de los usuales, las HBPM. La supresión del reflujo, en estos casos, con una mínima agresión quirúrgica no supone un problema técnico adicional. Esto comportaría una importante reducción del tiempo de curación de la úlcera si bien sería importante asociar una correcta profilaxis heparínica así como antibiótica. Como indicaciones de futuro, es muy sugestiva la posibilidad de realizar una valvuloplastia interna, provocando una retracción venosa anular controlada a partir de la transmisión de niveles bajos de energía aplicados de forma segmentaria en el territorio venoso afecto, que actualmente estaría en fase de investigación. ¿Sería una indicación posible en el Síndrome Post Trombótico ¿ Otra potencial indicación, en fase de desarrollo, y en función de las mejoras técnicas en la elasticidad y calibre de las endofibras, es posible plantearse la posibilidad de cerrar los puntos de reflujo causantes de las varices pélvicas y del varicocele. En las fístulas arterio venosas, he aquí otra posibilidad de actuación mediante el LEV, en casos concretos de relativo bajo flujo, bien localizada y accesible en que se puede intentar el cierre de la fístula. Límites de ésta técnica: Situaciones relacionadas con el estado general del paciente. • Situaciones dependientes de las características anatómicas: tortuosidades, angulaciones,…. • Situaciones relacionadas con el grado de afectación venosa: grados 5 y 6, ectasias venosas importantes,… • Situaciones técnicas. No paso del catéter, venas de 3 mm o menores, fibra óptica muy rígida… • Aspectos relacionados con el especialista: falta de aprendizaje ¡. Otros límites que nos impone la aplicación del LEV y que hay que tener en cuenta, son: - Un Confluente complicado con múltiples fuentes de reflujo -Una Obesidad mórbida (ya comentado) -Ulcera infectada -Alergia a anestésicos locales (sedación, anestesia general,…) -Paciente en tratamiento con anticoagulantes orales (reversión previa de los mismos,…) -Una diabetes descompensada (compensar al paciente y operarlo con mayores precauciones que las normales) -Ó venas safenas de más de 20 – 25 mm. (A valorar por el cirujano, en función de las características de las mismas y de su propia experiencia) Y en otras situaciones más inusuales, pero que hay que prever, como: • Malformaciones complejas o múltiples puntos de fuga en el confluente safeno-femoral. • Trayectos tortuosos con angulaciones de más de 75-90º( en ocasiones nos obligará a una incisión bajo anestesia local, para poder solucionar el paso del mismo) • Impactación en vena colateral, e imposibilidad del paso del catéter o fibra, en donde, con habilidad se intentará redireccionar la fibra al eje safeno. • Estenosis naturales o estenosis por esclerosis previas o post-trombóticas. • Incorrecta posición de la punta de la fibra óptica respecto al catéter,( es decir una punta de fibra óptica mal calculada y que está dentro del catéter, con la quemadura consiguiente y las complicaciones que pueden surgir). • Fondos de saco de perforantes de gran calibre O por dificultades poco frecuentes: como Desdoblamiento del eje safeno… hay que hacer un buen ecomarcaje Perforantes ¿...cómo tratarlas? ….hay que tener recursos…y un buen aprendizaje …( las fibras cortas nos podrán ser de gran ayuda) Dilataciones importantes en el trayecto safeno..qué hacer?...abrir sobre la ectasia y resolverla, salvo que sean de pequeño calibre En las recidivas: habrá que asociar técnicas( sobre todo ecoesclerosis) Defecto del material: fibras, catéteres…comprobar todo antes del procedimiento. Debido al Catéter… por un posible manejo incorrecto del mismo en su recorrido Debido a la Fibra…incorrecta calibración ¡ ( evitar reutilizaciones) Error técnico debido a un insuficiente eco - marcaje ya sea de: los desdoblamientos, de las ramas accesorias, de las colaterales, o el olvido del marcaje de las perforantes..muchas veces por falta de experiencia Por un defecto de parametrización láser...¡¡.. repasar los parámetros del láser y su perfecto funcionamiento antes de su aplicación. Por una retirada demasiado rápida de la fibra y el catéter..soluciones. En este caso el éxito de la estrategia estará cuestionado, por encontrarnos segmentos de safenas “quemadas” y otros en que la retirada o la potencia no han sido correctas y serán causa de recanalización temprana. Direccionar correctamente la fibra óptica….. ¡¡ Para finalizar como contraindicaciones totalmente ineludibles son: 1. La FALTA DE EXPERIENCIA del médico EN ECODÓPPLER Y EN ECOMARCAJE 2. La AUSENCIA DE una CURVA DE APRENDIZAJE 3. Una INFRAESTRUCTURA INADECUADA que podría provocar potenciales y peligrosas consecuencias para el paciente 4. La Ausencia del consentimiento informado No obstante no es fácil generalizar y precisar las indicaciones del LEV, sobre todo cuando se nos presentan pacientes con enfermedades muy evolucionadas, y en donde sería difícil decidir cuáles serían las mejores acciones a desarrollar en conjunto. Como conclusión final hay que tener en cuenta de que el LEV no es más que una buena estrategia dentro del bagaje terapéutico que tenemos, y que ante un paciente deberemos indicar aquella o aquellas que creamos mejor/es para el mismo. BIBLIOGRAFÍA GENERAL Anastasie B., Celerier A., Cohen-Solal G., Anido R., Boné C., Mardon S., Vuong P.N. Láser endoveineux. Phlèbologie 2003; 56:369-382. Anastasio B. Laser endoveineux: resultats. Journal des Maladies Vasculaires. Mars 2002; 27. Suppl.1: I5-18 Anastasie B., ( GELEV) Láser Endoveneiux. 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CIRUGÍA AMBULATORIA Introducción: La cirugía en el ámbito ambulatorio es un proceso con características diferenciales propias: es un proceso asistencial común, se realiza en un número limitado de procedimientos y es multidisciplinar, permitiendo tratar a determinados pacientes de forma segura y eficaz sin necesidad de ingreso hospitalario. La cirugía mayor ambulatoria se podría definir como un acto quirúrgico llevado a cabo bajo cualquier tipo de anestesia, el cual precisa de unas horas de observación y que permite al paciente regresar a su domicilio el mismo día. A pesar del reciente interés por la cirugía en régimen ambulatorio o sin ingreso, la historia de este tipo de cirugía se remonta a principios del siglo XX, cuando Nicoll y col. del Royal Glasgow Hospital for Sick Children publican un artículo presentando un gran número de intervenciones realizadas a niños en régimen ambulatorio en donde el postoperatorio se realizaba de manera domiciliaria. (2) La cirugía ambulatoria cobró notoriedad a partir de la década de 1960 en EE.UU. Así, Cohen y col. iniciaron un programa de cirugía ambulatoria en la Universidad de California. Ford y Reed publicaron en 1969 “The Surgicenter and Innovation in Delivery and Cost of Medical Care” en Arizona Medicine (3). Actualmente la cirugía ambulatoria supone más del 60% de todas las intervenciones quirúrgicas que se llevan a cabo en EE.UU. y Cánada (4). En España, los porcentajes de realización de cirugía ambulatoria han ido aumentando progresivamente, suponiendo ventajas para los pacientes, los proveedores sanitarios, las terceras partes pagadoras e incluso para los hospitales, aumentando la eficiencia de los quirófanos de los centros ambulatorios, lo que contribuye a que la reducción de costes totales sea del 25 al 75% en relación a una atención hospitalaria similar (5). La anestesia ambulatoria es la evolución natural de nuestra especialidad y es el exponente de la capacidad de adaptación frente al aumento de intervenciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas realizadas bajo anestesia sin ingreso hospitalario. La finalidad de la anestesia ambulatoria es garantizar un servicio de calidad global (6). Selección de pacientes: Los criterios de selección aportados por la Universidad de California, Los Angeles (UCLA) en 1970 representaron un punto de partida para la instauración de programas de cirugía ambulatoria. Esas primeras directrices han evolucionado a la largo de las tres últimas décadas. La valoración preoperatoria por parte de un anestesiólogo es fundamental para la seguridad de este tipo de cirugía. Los criterios clásicos de selección de estos pacientes se estructuran en tres apartados: Socioculturales, clínicos y quirúrgicos. Criterios socioculturales: 1.- Actitud positiva del paciente, familiares o representantes legales respecto a la cirugía mayor ambulatoria y al dolor que esta pudiera derivar. El paciente debe aceptar este tipo de cirugía después de haber sido correctamente informado. 2.- El paciente debe tener a su disposición teléfono de contacto y una persona adulta responsable durante las primeras 48 horas del postoperatorio. Algunos protocolos incluyen que la distancia al hospital sea inferior a una hora. 3.- Ausencia de barreras arquitectónicas en el acceso al domicilio del paciente en determinados tipos de cirugía. Criterios clínicos: 1.- Pacientes clasificados según la clasificación de la A.S.A. (American Society of Anesthesiologist) como I-II y que carezcan de alteraciones mentales. 2.- Pacientes ASA III-IV estables y sin episodios de descompensación en los últimos tres meses, son candidatos a determinados procedimientos quirúrgicos y técnicas anestésicas de poca agresividad. 3.- Deben excluirse de los programas de CMA los siguientes pacientes: a) Alteraciones de la coagulación o en tratamiento anticoagulante. b) Epilépticos o en tratamiento psiquiátrico. c) Pacientes drogodependientes. d) Pacientes con diabetes mellitus tipo 1. e) Factores de riesgo de presentar hipertermia maligna f) Complicaciones anestésicas en intervenciones anteriores. g) Obesos (>30% del peso ideal). h) EPOC. i) Diabetes tipo 2 si han de intervenirse bajo anestesia general. Criterios quirúrgicos La ablación endovascular de venas varicosas de los miembros inferiores cumple con los criterios quirúrgicos para inclusión en programas de CMA, a saber: a) Sin necesidad de preparaciones complejas en el preoperatorio. b) Sin necesidad de administrar antibióticos iv en domicilio. c) Duración de la intervención corta-mediana. d) Sin interferencia sobre órganos vitales. e) Inexistencia de foco séptico activo. f) Sangrado intraoperatorio previsible mínimo. g) Dolor postoperatorio previsible de intensidad leve-moderada controlable con analgésicos orales. h) No necesidad de inmovilización en cama en el postoperatorio. i) Baja expectativa de complicaciones o efectos adversos en el postoperatorio. En aquellos pacientes candidatos a este tipo de intervención quirúrgica que no cumplan con estos criterios de inclusión en programas de CMA, deberán ser intervenidos en régimen de hospitalización con ingreso. Preparación del paciente Cuando se emplea anestesia general o sedación profunda se ven comprometidos los reflejos protectores de la vía aérea, colocando al paciente en una situación de riesgo de aspiración broncopulmonar. Evitando la ingesta antes de la cirugía se permite que el estómago se vacíe de forma natural, aunque en ausencia de ingesta oral, y especialmente en pacientes ansiosos y sin premedicación puede aumentar la secreción gástrica lo que conduce a un marcado aumento del volumen gástrico. Se pueden ingerir líquidos ligeros hasta dos horas previas a la cirugía sin que por ello aumente el volumen residual. La decidida hidratación preoperatoria disminuirá la somnolencia, el mareo, la sed, la fatiga y las náuseas tras la intervención en régimen ambulatorio (7). Deberán tomar los pacientes sus medicaciones crónicas domiciliarias una hora antes de la cirugía. En los pacientes con riesgo de aspiración, se deberá premedicar con anti H2 o inhibidores de la bomba de protones, más metroclopramida para reducir el volumen gástrico residual y la acidez. La ansiedad prequirúrgica es una de las variables que predicen el consumo de fármacos y las complicaciones postoperatorias prediciendo igualmente el nivel de dolor postoperatorio, lo cual ha sido también descrito para otros tipos de cirugía (8). A pesar de que la premedicación ansiolítica es un hecho común en los pacientes ingresados, clásicamente se ha negado la ansiolisis a los pacientes ambulatorios por la idea errónea de que los sedantes van a retrasar el alta del centro hospitalario. Con las benzodiazepinas de corta duración (midazolam 1-3 mg iv) es posible conseguir los efectos de la ansiolisis sin retrasos significativos en al alta hospitalaria. Técnicas anestésicas La ablación endovascular con láser de venas varicosas de miembros inferiores se puede llevar a cabo bajo distintos tipo de anestesia, distinguiendo dos grandes grupos: Anestesia general y anestesia locorregional, incluyendo bloqueos del neuroeje, bloqueos periféricos de plexos nerviosos o técnicas de anestesia local y sedación como parte de lo que se ha denominado cuidados anestésicos monitorizados, MAC, del inglés monitorized anesthesia care. Anestesia General: Existen una serie de características que debería poseer el anestésico ideal para la realización de anestesia en régimen ambulatorio: Instauración de efecto rápida y suave, producir sedación, hipnosis, amnesia, analgesia y relajación neuromuscular, carecer de efectos secundarios intraoperatorios, rápido perfil de recuperación sin efectos secundarios postoperatorios significativos y poseer analgesia residual en el postoperatorio inmediato. La existencia de fármacos sedantes, anestésicos y bloqueantes neuromusculares de acción rápida, con metabolismo independiente de órgano, no acumulables, duración corta y predecible y efectos secundarios mínimos han hecho de la anestesia general un procedimiento seguro y agradable para los paciente aún en cirugía ambulatoria. Comparación de anestésicos intravenosos: Nombre Tiopental Dosis (Mg/Kg) Inicio acción Recuperación Efectos 2º 3-6 Rápido Inmediata 1,5-3 Rápido Inmediato Inmediato Inmediato “Resaca” Etomidato Doloroso, mioclonias, naúseas. Ketamina 0,75-1,5 Simpático mimético. Alucinaciones Midazolam. 0,1-0,2 Lento Lento Rápido Rápido Sedación residual, amnesia. Propofol 1,5-2,5 Dolor, depresión CV. Aún no existiendo un anestésico intravenoso ideal, es más utilizado es el propofol a pesar del hecho de que causa dolor al inyectarlo, efecto que podemos reducir con la adicción de lidocaína a la emulsión, y a la depresión cardiovascular que produce. El uso de propofol en bombas TCI (Target contolled infusion) ha permitido una mejor titulación de sus dosis con una minimización de sus efectos secundarios asociándose su uso a un despertar rápido y a una incidencia muy escasa de complicaciones en el postoperatorio, sobre todo de naúseas y vómitos. A pesar de la implantación progresiva de técnicas de anestesia intravenosa total, los agentes inhalatorios siguen siendo fármacos muy populares en el mantenimiento de la anestesia general, sobre todo a raíz de la inclusión en clínica de compuestos halogenados con una solubilidad en sangre significativamente menores, como es el caso del desflurano y el sevoflurano, permitiendo con ello un inicio y una terminación más rápidos de sus efectos clínicos, aportando un mayor grado de estabilidad hemodinámica intraoperatoria a menores velocidades de flujo de gas fresco. Comparación de analgésicos opioides Nombre Morfina Dosis (µg/Kg) Inicio acción Recuperación Efectos 2º 50-100 Lento Lento Sedación, mareo, naúseas, vómitos Fentanilo 1-2 Intermedio Intermedio Rápido Rápido Sedación, naúseas, vómitos Sufentanilo 0,1-0,2 Sedación, naúseas, vómitos Alfentanilo 7,5-1,5 Muy rápido Muy rápido Naúseas, vómitos , rigidez Remifentanilo P.C. Muy rápido Muy rápido Naúseas, vómitos, rigidez La utilización de opioides como analgésicos en el intraoperatorio mejora las condiciones anestésicas y hemodinámicas en el acto quirúrgico, pero puede aumentar la incidencia de naúseas y vómitos postoperatorios. En la ablación endovascular de varices mediante láser, al ser una técnica en la que podemos considerar un dolor postoperatorio leve controlable con analgésicos menores, el remifentanilo se perfila como la opción más adecuada en caso de decantarnos por realizar una anestesia general en este tipo de cirugía, ya que por sus especiales propiedades farmacocinéticas no se produce acumulación reduciendo al mínimo las posibilidades de complicaciones postoperatorias asociadas a los opioides. Al tratarse de un fármaco predecible en su duración, no se retrasa el despertar de la anestesia, debiendo programar con antelación al fin de la cirugía un protocolo efectivo de analgesia postoperatoria dada la ausencia de analgesia residual que presenta este fármaco. En caso de usarse en la inducción anestésica, proponemos su uso en perfusión continua evitando la administración de bolos del fármaco, a fin de evitar posibles casos de rigidez torácica que pondría en compromiso la eventual ventilación del paciente. En cuanto al manejo de la vía aérea en caso de anestesia general, muchos clínicos siguen usando la intubación orotraqueal como método de elección porque deja las manos libres al anestesiólogo además de sellar la vía aérea. Con la comercialización de la mascarilla laríngea MLA y Pro-Seal, estos dispositivos son útiles como alternativa válida a la intubación orotraqueal en este tipo de pacientes. Estos dispositivos de manejo de la vía aérea, dejan igualmente libres las manos del anestesiólogo y respecto a la intubación orotraqueal precisan menos agentes anestésicos, producen menos molestias en la garganta en el postoperatorio, reducen las alteraciones hemodinámicas agudas durante la inducción y el despertar y evitan el uso de bloqueantes neuromusculares. Creemos que en este tipo de cirugía que no precisa de una excesiva relajación neuromuscular, son alternativas a tener presentes. M.A. Martin et al. encuentran que un 100% de pacientes sometidos a artroscopia de rodilla en régimen ambulatorio bajo anestesia general intravenosa total permitirían que se les realizara el mismo tipo de anestesia si hubieran de ser intervenidos de nuevo, siendo este valor estadísticamente significativo (p<0,026) (9), resultados que seguramente se podrían extrapolar a otros tipos de cirugía como la que es objeto este capítulo. Anestesia Loco-Regional. Bloqueos centrales. Anestesia subaracnoidea. La anestesia subaracnoidea consiste en la interrupción temporal de la transmisión nerviosa dentro del espacio subaracnoideo producida por la inyección de una solución de anestésico local dentro del L.C.R. (10). El bloqueo subaracnoideo presenta unas características que lo hacen idóneo para ciertos procedimientos de la región infraumbilical, como lo es la ablación con láser de varices de miembros inferiores, pues es una técnica sencilla, con inicio inmediato de la anestesia, alta efectividad, fiabilidad y baja toxicidad sistémica. En general, se prefiere el bloqueo subaracnoideo al bloqueo epidural pues se produce más deprisa consiguiendo efectos analgésicos más rápidos y consistentes disminuyendo los costes de quirófano y la necesidad de fármacos adyuvantes durante el acto quirúrgico. Las contraindicaciones para la realización del bloqueo subaracnoideo son (10): 1.- Rechazo de la técnica por parte del paciente. 2.- Alergia documentada a los anestésicos locales. 3.- Sepsis. 4.- Infección localizada en el punto de punción. 5.- Alteraciones de la coagulación incluyendo pacientes anticoagulados. 6.- Afectaciones neurológicas como afecciones desmielinizantes. 7.- Neuropatías periféricas importantes. 8.- Hipovolemia grave. 9.- Hipertensión craneal. La anestesia subaracnoidea presenta una serie de ventajas sobre la anestesia general en este tipo de cirugía: 1.- Menor incidencia de náuseas y vómitos. 2.- Mejor analgesia postoperatoria. 3.- Disminuye la sedación postoperatoria. 4.- Permite el inicio precoz de la ingesta 5.- Menor riesgo de complicaciones relacionadas con la vía aérea: Broncoespasmo, broncoaspiración. 6.- Menor incidencia de parálisis prolongada en caso de haber utilizado relajantes neuromusculares en anestesia general. 7.-.Menor incidencia de reacciones adversas relacionadas con anestesia general, p ej, hipertermia maligna. 8.- Menor respuesta endocrino-metabólica al estrés quirúrgico. 9,.- Preservación de la respuesta inmunológica. 10.- Reducción de los costes hospitalarios. 11.- Comunicación intraoperatoria con el paciente. Las ventajas de la anestesia regional, y en concreto de la anestesia subaracnoidea se hacen más evidentes y ostensibles en el periodo postoperatorio en donde se observa una menor incidencia de náuseas y vómitos postoperatorios que en la anestesia general con uso de inhalatorios u opioides al tiempo que proporciona una más duradera y mejor analgesia postoperatoria. Sin embargo, como toda técnica anestésica, la realización de bloqueo subaracnoideo no está libre de potenciales complicaciones y desventajas, a saber: 1.- Mayor consumo de tiempo quirúrgico en la realización del bloqueo, que se compensa al no tener que despertar al paciente. 2.- Posibilidad de fracaso del bloqueo lo que nos obligaría a reconvertir la anestesia a una anestesia general en la mayoría de estos casos. 3.- Efectos colaterales secundarios a la realización del bloqueo: .-. Cefalea postpunción dural: Su gravedad es proporcional al tamaño de la aguja de punción dural. . Aunque el riesgo de cefalea ha restringido la popularidad de esta técnica, la comercialización de agujas más finas en punta de lápiz ha reducido de forma significativa la incidencia de esta complicación .La tasa de cefalea ha disminuido drásticamente desde que se popularizó el uso de agujas 25,27 y 29G llegando la incidencia a ser menos del 1%. .- Hipotensión ortostática. .- Retención urinaria. .- Irritación radicular transitoria, que se ha relacionado con el uso de lidocaína al 5% y también más recientemente con lidocaína al 2%. .- Complicaciones excepcionales: 1.- Hematoma epidural (1/50000 anestesias epidurales, menor en anestesia subaracnoidea). 2.- Hematoma subdural. 3.- Hematoma subaracnoideo. 4.- Absceso epidural. 5.- Aracnoiditis adhesiva. 6.- Síndrome de cauda equina. En relación con la eventual anestesia epidural que también podría realizarse como alternativa en estos pacientes, la anestesia subaracnoidea presenta una seria de ventajas, siendo más fácil en su realización, inicio inmediato, dosis respuesta altamente predecible, menor riesgo de toxicidad sistémica al utilizar menor dosis de anestésico local, menor incidencia de dolor lumbar en postoperatorio. Los anestésicos habitualmente utilizados para la realización del bloqueo subaracnoideo son los siguientes: 1.- Lidocaína: Duración aproximada de 60-120 minutos. Mayor incidencia de irritación radicular transitoria. 2.-Mepivacaína: Mayor duración que lidocaína. Media de bloqueo anestésico a dosis adecuadas de 130 minutos. 3.- Prilocaína: Inicio de acción rápido, duración intermedia y buena calidad del bloqueo. 4.- Bupivacaína: No es el anestésico de elección en régimen ambulatorio por su larga vida media, sin embargo es el fármaco con menor incidencia de irritación radicular y lumbalgia. La utilización de opioides vía intratecal es motivo de controversia en caso de realizar la cirugía de forma ambulatoria por los efectos indeseables que pueden ocasionar incluso una vez dado de alta el paciente a su domicilio. La utilidad de anestesia subaracnoidea en C.M.A. es hoy día indiscutible. En nuestra experiencia, y siempre valorando de manera individualizada al paciente, consideramos la anestesia subaracnoidea la mejor opción si no existe contraindicación para la cirugía endovascular con láser de las varices de miembros inferiores. Anestesia local con sedación Los anestésicos locales son fármacos que bloquean la conducción nerviosa de manera transitoria originando anestesia en una zona determinada. Muchos pacientes encuentran aceptables técnicas de anestesia local como alternativa para llevar a cabo el acto quirúrgico cuando se administran fármacos adyuvantes que aporten suficiente sedación, amnesia y ansiolisis. La existencia de fármacos de acción rápida y corta duración puede mejorar el bienestar y la calidad de la atención de pacientes sometidos a cirugía bajo anestesia local. Así, fármacos que actualmente se postulan como idóneos para este fin podrían ser el midazolam combinado con propofol que aumenta significativamente la sedación, amnesia y ansiolisis durante las intervenciones realizadas bajo anestesia local, sin producir retrasos en la recuperación (12). El remifentanilo, opioide de acción rápida y metabolismo independiente de órgano y vida media predecible aún en casos de disfunción hepática o renal se ha postulado como un valioso adyuvante en sedación en cuidados anestésicos monitorizados. Aún siendo esta alternativa anestésica una opción habitual en clínica, consideramos que debería relegarse a pacientes de alto riesgo en los cuales no fuera posible la realización de otro tipo de anestesia, ya sea general o bloqueos centrales o periféricos tronculares, ya que es una técnica que precisa tantos pinchazos como zonas a intervenir, implicando por ello mayor incomodidad para el paciente, peor resultado anestésico así como mayor posibilidad de toxicidad sistémica, ya sea cardio o neurotoxiciad asociada a un mayor volumen necesario de anestésico local para un resultado óptimo. Otras complicaciones asociadas a altos volúmenes de anestésico local pueden ser sus efectos vasculares sistémicos, neurotoxiciad, toxicidad muscular y dolor a la inyección. Bloqueos periféricos de la extremidad inferior (13) Las técnicas para la realización de bloqueos periféricos en la extremidad inferior son numerosas, pero sus referencias anatómicas y su abordaje distan de ser tan sencillas y reproducibles como en la extremidad superior, y por ello, se tiende menos a su realización, sobre todo por la alternativa que supone la anestesia intradural que proporciona una anestesia rápida, completa y segura de la extremidades inferiores con una sola punción, mientras que los bloqueos periféricos necesitarían al menos en el caso que nos ocupa, de dos punciones, una para bloquear la cara posterior bloqueando el recorrido del nervio ciático, y otra punción para el bloqueo femoral. En cuanto a las ventajas que podemos encontrar con la realización de este tipo de bloqueos periféricos es una mayor selectividad de la zona a intervenir, minimizando los efectos sistémicos del bloqueo central. En cirugía de miembros inferiores como la que nos ocupa, habría que realizar un doble bloqueo, preferentemente con neuroestimulación: Bloqueo ciático y bloqueo 3 en 1. Las técnicas de abordaje son múltiples. Estos bloqueos presentan como inconvenientes, la necesidad de punciones múltiples, el tiempo de espera para la instauración efectiva del bloqueo, una necesidad de mayor volumen de anestésico local con lo que aumentan las probabilidades de toxicidad sistémica. Con el bloqueo femoral, otra complicación que puede presentarse es la punción vascular que puede darse hasta en un 10%, aunque la inyección intravascular de anestésico es excepcional. Conclusiones La cirugía de las varices de miembros inferiores mediante ablación endovascular con láser es una cirugía mínimamente invasiva subsidiaria de ser llevada a cabo en régimen de Cirugía Mayor Ambulatoria. Para ello, y aumentando la calidad y seguridad de nuestra asistencia, los pacientes deben ser rigurosamente seleccionados. De no cumplir los criterios de CMA, deben intervenirse en régimen de hospitalización. Las técnicas anestésicas de las que disponemos para la realización de esta cirugía son varias, desde la anestesia general a las técnicas loco-regionales incluyendo el bloqueo central del neuroeje y la anestesia local por tumescencia. En nuestra experiencia, podemos afirmar que la técnica que consideramos más adecuada en este tipo de cirugía, sea en régimen ambulatorio o en hospitalización es la realización de anestesia subaracnoidea con o sin sedación añadida, lo que nos proporciona unas condiciones quirúrgicas óptimas, una correcta analgesia postoperatoria con un perfil bajo de efectos secundarios y una alta satisfacción de nuestros pacientes. No obstante serán atribuciones del cirujano y del equipo de anestesia, de sus hábitos y experiencia, elegir aquella técnica que sea más adecuada y menos agresiva para el paciente. BIBLIOGRAFIA 1.-Callam M.J.” Epidemiology of varicose veins.” Br. J. 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Publicaciones Permanyer 2001. 331. RECOMENDACIONES PRE- OPERATORIAS Láser Endovascular RECOMENDACIONES PRE-OPERATORIAS 1.- Informe a su médico, sobre toda aquella medicación que esté tomando previamente y de forma habitual. 2.- Recuerde haber firmado el consentimiento informado, y solicite a su médico cuanta información precise. 3.- Debe guardar un periodo de ayunas de 6 horas, previo a realizar la intervención (incluido el beber agua). 4.- Llevará consigo todas las pruebas preoperatorias realizadas, para ser revisadas antes de la intervención. 5.- Debe llevar ropa holgada, que permita posteriormente llevar con comodidad el vendaje y la media que se le colocará en la pierna tratada. Así mismo acudirá con un calzado ancho (zapatilla), que permita calzarse con facilidad. 6.- Debe acudir acompañado por alguna persona (familiar, etc.), que le ayude una vez operado/a, en el traslado a su domicilio. 7.- Aunque va ha ser operado con anestesia local ó loco regional, NO PODRA CONDUCIR SU VEHÍCULO después de la intervención. 8,- Consulte con su médico, cuantas dudas le surjan previas a la intervención quirúrgica. 9, - Recuerde rasurar la pierna, desde la ingle (1/2 del pubis) hasta el tobillo, dos días antes de la intervención. 10.- No se aplique cremas hidratantes o similares el día de la intervención. 11.- Recuerde llevar el día de la intervención, la media elástica prescrita por su médico (media clase 2, de 23 a 32 mmHg). 12.- Acudirá a realizar el marcaje preoperatorio (cartografía), en la fecha y hora señalada por su médico. Recuerde acudir a dicha cita con la pierna rasurada. Valoración diagnóstica preoperatoria en la técnica LEV. Cartografía Valoración diagnóstica preoperatoria en la técnica LEV. Cartografía En la actualidad el uso del eco-dóppler venoso está generalizado en el diagnóstico de la insuficiencia venosa crónica (1-7). La indicación de cualquier técnica en el tratamiento de las varices de los miembros inferiores reposa en el examen clínico y en el eco-dóppler venoso. Este examen, aunque es muy operador- dependiente, aporta información esencial e insustituible en cualquier planteamiento quirúrgico o endovenoso como sucede con la técnica LEV. El estudio realizado mediante eco-dóppler venoso permite además de precisar la permeabilidad y la competencia valvular de las venas superficiales y profundas, plantear la estrategia con el tratamiento LEV mediante la realización de un eco-marcaje casi perfecto plasmado sobre la piel con rotulador indeleble (4,5,6,7). El marcaje preoperatorio realizado siempre con el paciente de pie, incluirá al menos todos los segmentos venosos incontinentes y continentes, diferenciará los troncos safenos intrafasciales y extrafasciales, los puntos de fuga y de las venas perforantes bien sean de reentrada o incontinentes. Este estudio debe ser efectuado en todos los casos antes del tratamiento (idealmente no más de 24 horas antes del procedimiento) y podrá ser trasladado a un esquema constituyendo en este caso una cartografía (8, 9, 10). También permitirá descartar el uso del LEV en varices no tronculares como ocurre con las varices ciáticas, en las prolongaciones post-axiales profundas o tortuosas de la vena safena externa, las varices perineales u otras de origen pélvico, algunas recidivas como los cavernomas e incluso en safenas muy tortuosas en las que previsiblemente sea imposible la progresión normal del catéter y la fibra (11). Además va a permitir planificar el tratamiento de las varices colaterales y de las venas perforantes incontinentes mediante técnicas asociadas como la flebectomía, la esclerosis con espuma o incluso con el mismo LEV. Quién realiza la intervención LEV debería poseer suficientes conocimientos teóricos sobre la patología venosa pero además debería acreditar: - una experiencia práctica suficiente en eco-dóppler venoso del miembro inferior. - experiencia práctica en la realización de gestos de punciones ecoguiadas. - experiencia práctica en gestos endovasculares (cateterismo de la safena) (9). Control ecográfico intraoperatorio. El control ecográfico debe acompañar la totalidad del procedimiento láser: guía de la punción venosa, introducción del catéter y de la fibra láser hasta la unión safena, realización de la anestesia tumescente, control de los disparos láser y control inmediato tras el procedimiento (9, 10). a) Punción y gestión de zonas de riesgo: Abordaje venoso: El segmento a tratar se aborda por vía transcutánea mediante punción o en caso de fracaso, por una incisión limitada y venotomía. Es recomendable realizar una anestesia local del sitio de punción para mejorar el confort del paciente pero limitada al tejido subcutáneo para evitar al máximo el espasmo de la vena. Permite precisar cuál va a ser el segmento venoso más accesible de entrada del catéter bien sea mediante punción o flebotomía. En este caso nos interesará conocer la profundidad de la vena (más accesible a la punción cuanto más superficial), el calibre (a priori, más facilidad de punción a mayor calibre), morfología (valoraremos posibles ectasias, acodamientos etc... que dificulten la progresión del catéter). La punción debe ser realizada en el punto más distal donde alcance el reflujo troncular, señalado de forma precisa por la cartografía preoperatoria. (12,13,14). En el caso de tratarse de una vena safena mayor, el abordaje se realiza frecuentemente a la altura de la rodilla (15). Excepcionalmente, se realizará a través de una colateral principal. (14). En muchas ocasiones la denominada vena accesoria del muslo extraaponeurótica cumplirá perfectamente con las características de un fácil acceso hacia la safena interna anatómica (16,17). En el caso de tratarse de la vena safena menor, el abordaje se hará proximal al maléolo externo. Además va a precisar las zonas “anatómicas de riesgo” (18) entre las que se encuentran: • A nivel del confluente safeno-femoral, la proximidad anatómica de la arteria pudenda externa que en ocasiones cruza por delante del cayado. • La vena safena anterior por su proximidad en el mismo eje (signo del “alineamiento ecográfico”) a la arteria femoral. • La vena safena externa en su confluente safeno-poplíteo y tercio proximal de la pantorrilla (debajo de hueco poplíteo) por presentar en bastantes ocasiones una arteria satélite (arteria de la safena menor) que la contornea en contacto directo con la pared venosa (Imagen 1). - También en la proximidad del confluente safeno-poplíteo, la arteria gemelar medial, debido a la enorme variabilidad anatómica de la zona, en ocasiones con tronco común de la vena safena externa con las venas gemelares mediales. - Las venas perforantes que tienen en íntimo contacto su arteria satélite que las acompaña en su recorrido, sobre todo en su porción Infra aponeurótica. - A nivel de la cara interna de la rodilla y trayecto de la vena safena interna subgonal, la estrecha relación anatómica con el nervio safeno (19). - A nivel de la mitad distal de la pantorrilla, la proximidad del tronco de la safena externa con el nervio sural (Imagen 2) (17,18). Ý por último es necesario tener en cuenta algunas variantes anatómicas infrecuentes como la existencia de un confluente safeno-femoral situado anatómicamente entre la arteria femoral y la arteria femoral profunda . El láser produce destrucción de la pared venosa con posibilidad de perforaciones completas y ibera una gran cantidad de energía térmica, por lo que será necesario gestionar con prudencia esa fluencia en las zonas de riesgo sin llegar a comprometer la eficacia y así evitar la agresión de las estructuras arteriales (riesgo potencial de fístula arterio-venosa) (20, 21) o de estructuras nerviosas (riesgo potencial de neuritis) (22). Imagen 1: corte ecográfico en el que se aprecia la arteria satélite de la vena safena menor (1) o arteria sural, en íntimo contacto con la pared de la vena safena externa (2). En profundidad una vena gemelar medial (4) y su arteria satélite (3) Imagen 2: corte ecográfico en el que se aprecia el íntimo contacto del nervio sural (1) con el tronco de la vena safena menor (2) b) Colocación de la fibra láser Si realizamos cirugía abierta, a través de una pequeña incisión en la piel y una vez realizada la apertura de la vena, introduciremos el catéter (en el que puede ir ya enfilada la fibra láser que hará de guía algo más rígida, siempre teniendo en cuenta que la fibra láser que es puntiaguda, no debe sobrepasar ni siquiera ligeramente el extremo del catéter ya que sino existe el riesgo de engancharse o perforar la pared venosa. Haremos progresar el conjunto catéter-fibra controlándolo permanentemente con el eco-dóppler hasta situarlo a corta distancia del ostium safeno-femoral o safeno-poplíteo. Debemos trabajar con precisión con la imagen ecográfica para una esmerada colocación teniendo en cuenta que antes de fijar la posición correcta final, habremos sacado la punta de la fibra deslizándola a través del catéter hasta que sobresalga de 1 a 2 cm del extremo distal del mismo. Esta punta de la fibra es la referencia en la distancia hasta el ostium que deberá ser de 20 milímetros (9) (imagen 3). Si no pudiéramos sacarlo más de 1 cm, los catéteres disponibles pudieran quemarse ligeramente sin que los productos de su combustión fueran teóricamente tóxicos o dañinos según consta en las referencias técnicas de los mismos pero podría disminuir la eficacia del láser sobre la vena. Este posicionamiento se justifica para obtener dos objetivos: (9) -seguridad: evita que los disparos láser se produzcan demasiado próximos del sistema venoso profundo, situación que podría provocar una trombosis venosa profunda. - eficacia a largo plazo: uno de los objetivos de los procedimientos endovenosos es el mantener el flujo sanguíneo en el confluente safeno y prevenir una eventual neo-vascularización ulterior, que podría resulta clave en una recidiva a largo plazo. Una vez logrado el correcto y preciso posicionamiento del conjunto catéter-fibra en una distancia respecto al sistema venoso profundo que respetará el flujo de las colaterales del cayado (sobre todo de la vena epigástrica), se fija a la piel mediante tiras de papel adhesivas el conjunto catéter-fibra. (23 ,24). La confirmación del correcto posicionamiento del conjunto catéter-fibra láser necesitaría una confirmación por ecografía. La transiluminación cutánea que ofrecen las fibras láser no parece constituir un elemento suficientemente seguro debido a la imprecisión y problemática en pacientes obesos (mala visualización de la luz) o en muy delgados (posible visualización de la luz incluso con la fibra en colocación anómala en femoral) (9). Si nos decantamos por la técnica por punción, utilizaremos el eco-dóppler para guiar el procedimiento asegurándonos de colocar el abbocath en la luz venosa, bien utilizando la punción en el eje corto de la sonda (imagen transversal) o en el eje largo (imagen longitudinal) o los dos según necesidad. Además de la imagen ecográfica, nos serviremos también de la visualización de un reflujo sanguíneo franco desde la vena a nivel del abbocath para cerciorarnos de la correcta posición. Una vez obtenida la vía venosa realizaremos todos los pasos ya conocidos de la técnica de Seldinger que deben ser controlados también con ecografía (progresión de la guía, introducción de introductor, introducción del catéter, retirada de la guía introducción final de la fibra láser y posicionamiento correcto en el confluente del conjunto catéter-fibra). En el caso del tratamiento de una vena perforante que alimenta el tronco safeno procederemos de la misma forma siempre evitando el posicionamiento subfascial. Una vez obtenida la correcta posición igual que en la cirugía abierta, fijaremos el conjunto catéter-fibra a la piel de la pierna evitando su desplazamiento durante el siguiente paso. Imagen 3: Corte ecográfico longitudinal del confluente safeno-femoral donde se observa la distancia (línea roja) entre el extremo distal de la fibra láser (3)y el ostium safeno-femoral. (2) vena femoral común, (1) cayado safeno Dificultades técnicas: La realización de la técnica puede estar limitada por un espasmo del tronco safeno, una tortuosidad excesiva de la vena o por la presencia de segmentos venosos hipoplásicos.(14, 25). c) Control ecoguiado de la anestesia tumescente por punción directa o con cánula. La anestesia local tumescente debe ser realizada obligatoriamente con control ecográfico (B). Si no es así, es imposible realizar una correcta anestesia en el lugar adecuado, es decir en el compartimento safeno, en el espacio intraaponeurótico. Sea realizada con la fórmula de Klein u otras similares, el uso de anestésico local diluido en abundante suero fisiológico confiere unas características especiales a la técnica haciéndola más benévola: • -Es posible realizar las descargas térmicas en el interior de la safena sin dolor gracias únicamente a la eficacia de este tipo de anestesia. • La mezcla suele contener adrenalina lo que unido al efecto de compresión del líquido en el compartimento safeno provoca un gran espasmo de la vena a tratar lo que hace que el procedimiento sea más eficaz y produzca menos hematomas. • -Protege los tejidos y las estructuras del efecto térmico ya que es incluso posible separar estructuras que están muy próximas mediante interposición de una buena cantidad de líquido, fundamentalmente en las zonas de riesgo. A pesar de la bondad de la técnica, la necesidad de realizar varias punciones en el compartimento hace necesaria en muchas ocasiones una ligera sedación y en una pequeña parte de pacientes una sedación algo más profunda para realizar la técnica de una forma cómoda. Es más que recomendable que exista en la sala un anestesista que sede y controle al paciente. Algunas técnicas como el bloqueo eco-guiado del nervio femoral a nivel inguinal (situado en posición lateral a la arteria femoral común), pueden ayudar a la analgesia de la zona previa a la realización de la anestesia tumescente. Algunos autores promueven la realización de la técnica sin anestesia tumescente (26) bajo anestesia raquídea o general pero éstas no facilitan un gran espasmo sino a veces todo lo contrario. Otros lo realizan sólo con anestesia del nervio femoral eco-guiada (18) cuando se realiza con láseres de longitudes de onda cercanas a los 1400 nm que permiten tratar con energías menores, pero si tratamos safenas de gran calibre y si queremos garantizar una buena fibrosis (no sólo una oclusión inicial), en nuestra experiencia, la anestesia tumescente es el mejor aliado. La anestesia tumescente puede ser realizada mediante varias punciones directas escalonadas a lo largo del trayecto safeno a tratar o por medio de una cánula tipo liposucción de punta roma que puede ser introducida a través de una pequeña incisión, desde la distancia a nivel subcutáneo e intra compartimento safeno, siempre bajo control ecoguiado. Siempre, una vez realizada la anestesia tumescente, y antes de realizar los disparos láser deberemos verificar con el ecógrafo de nuevo la posición del conjunto catéter-fibra a nivel del confluente safeno (9). d) Control de las descargas térmicas Durante la realización de la técnica, podemos controlar con el eco-dóppler el efecto de la descarga térmica en forma de vaporización del tejido. Existen dos signos descritos por Ferreira: - en corte ecográfico transverso, el signo de la perla (es una imagen híperecoica en forma de perla producida por la vaporización de la vena cuando la examinamos en corte transversal). - en corte ecográfico longitudinal, el “signo de la línea blanca” que es la imagen producida por la vaporización y las microbullas no sólo en el extremo distal de la fibra sino también distalmente descendiendo en la dirección de retirada de la fibra (Imagen 4). Para algunos autores este signo sería patognomónico de una buena oclusión. Imagen 4: Signo de la línea blanca (2). (1): fibra láser Protocolo de seguimiento: puntos a considerar en el control ecodóppler a) Control del resultado y seguimiento: El ecodóppler va a ser de nuevo esencial en la etapa post-operatoria como control del tratamiento. El primer control eco-dóppler debe ser realizado dentro de los primeros 10 días del postoperatorio. Este examen persigue dos objetivos: (9) - Controlar la eficacia del procedimiento. - Asegurar la ausencia de fenómenos trombóticos. El éxito del tratamiento en un eje safeno vendrá dado por su oclusión aunque hay autores que hablan ya de éxito si no hay reflujo pero esto es discutible (27).Con la técnica LEV se intenta destruir e inutilizar la vena incontinente. Es posible que la vena quede ocluida inicialmente pero posteriormente se repermeabilice. Si el canal permeable tiene reflujo está claro que nos encontramos ante un fracaso del tratamiento pero si no existe reflujo puede suceder que hayamos quitado las varices colaterales (que habitualmente se tratan en el mismo acto quirúrgico) desapareciendo el efecto sifón, lo que unido a la retracción de la vena con disminución de su calibre den como resultado una “aparente curación” de la insuficiencia que habrá que controlar. La evolución posterior en el tiempo de una correcta oclusión del eje con destrucción parietal llevará a la aparición de un pequeño cordón fibroso difícilmente visualizable con la ecografía. Anido y Navarro propusieron la siguiente clasificación según los estadios post-endoláser: !" !# %"* !$ %"* '& b) Control de las complicaciones: El eco-dóppler va a permitir el despistaje de algunas de las posibles complicaciones del procedimiento LEV, la mayor parte menores como ocurre con algunos hematomas. Aunque las complicaciones mayores de la técnica son excepcionales están descritas las trombosis venosas profundas (que el eco-dóppler nos permitirá diagnosticar mediante el examen completo del sistema venoso profundo en el postoperatorio) e incluso el embolismo pulmonar (21). Otra de las complicaciones descritas en la literatura son la fístulas arteriovenosas detectables fácilmente con el examen eco-dóppler (19, 20). Anido reportó el caso de una complicación en forma de rotura de la fibra láser. El eco-dóppler precisó la localización de la fibra rota previa a su recuperación mediante flebotomía. BIBLIOGRAFIA: 1. Pérez J. Eco-dóppler venoso en el diagnóstico y seguimiento de la insuficiencia venosa crónica. Anales de Cirugía Cardíaca y Vascular. 2001, 7, nº 4, 293-96. 2. Lo Vuolo, M. Dóppler color venoso, miembros inferiores y pelvis: textos & atlas. -1ª ed.- 2007 3. Pérez J. Atlas de Eco-dóppler venoso de miembros inferiores” en formato DVD. Febrero del 2006. 4. Kalra M, Gloviczki P. 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Eco-Dóppler: Es necesario disponer de un aparato de ecografía, sea fijo o portátil, con transductor de 7,5 a 12 MHz que permita seguir de forma adecuada el posicionamiento de la punta de la fibra óptica y su desplazamiento a lo largo de la luz venosa. Preferiblemente Eco-Dóppler color. Si bien la medida de velocidades y aplicación de color no son imprescindibles en el momento del procedimiento, permiten valorar de forma precisa los puntos de reflujo que pueden hacer variar la técnica en el momento de desarrollarla, especialmente si el marcaje previo no se ha efectuado en el área quirúrgica y/o por el mismo facultativo. Es preciso, por último, disponer de fundas estériles para recubrir el transductor y cable de conexión, y el teclado. MATERIAL ESPECÍFICO DE PROCEDIMIENTO LÁSER: GENERADOR. El generador de luz láser consta de tres elementos básicos: un medio generador (que puede ser sólido, líquido o gaseoso), un sistema de excitación del mismo, y un sistema óptico capaz de concentrar los fotones excitados. En tratamiento endovenoso se utilizan generadores de diodo que permiten trabajar con haces de luz de longitudes de onda comprendidas entre 808 y 1470 nanómetros (nm). A menor longitud de onda mayor es el efecto sobre la oxihemoglobina y hemoglobina de la sangre, mientras que los láseres de mayor longitud, como el de 1470 actúan únicamente sobre el agua de la pared venosa. Ello permite un mejor aprovechamiento de la energía, que se absorbe mayoritariamente por la pared, con lo que una menor potencia permite al menos los mismos resultados. En el momento actual el láser más usado en tratamiento endovenoso es el de 980 nm. El generador de 1.470 nm, sin embargo, ha demostrado tener el mismo efecto, con menor energía, produciendo menos inflamación y efectos secundarios. Por dicho motivo, se recomienda la utilización de ésta última longitud de onda en tratamiento endovenoso. FIBRA: Las fibras ópticas se hallan constituidas por un núcleo de sílice, que actúa como elemento conductor de la luz y es extraordinariamente frágil, y un envoltorio externo de otro material, que le confiere resistencia y comporta un coeficiente de difracción distinto. Suelen usarse dos tipos de fibra: • Fibra de sílice/sílice: que resiste altas temperaturas y tiene una divergencia de salida baja, disponiendo de capacidad de corte muy buena. Son utilizadas básicamente en cirugía como instrumento de corte preciso. El precio es elevado. • Fibra de sílice/fluoropolímero: no capaces de resistir temperaturas muy elevadas y con una gran divergencia en su salida, lo que constituye una ventaja para el tratamiento endovenoso, permitiendo una acción sobre toda la pared. El precio es, por otra parte, más económico. Son las utilizadas habitualmente. En función de la disposición de la fibra, encontramos actualmente en el mercado: • Fibras concéntricas: actúan liberando la energía por su extremo distal en forma cónica. Han sido y son las más utilizadas. Últimamente se ha modificado su diseño redondeando la punta mejorando su navegabilidad y evitando el peligro de perforación de pared. • Fibras radiales: diseñadas inicialmente para otro tipo de tratamientos (urología), se han usado en tratamiento endovenoso. La acción circunferencial permite una acción más uniforme mejorando el sellado de la vena y disminuyendo el riesgo de perforación de pared. Su elevado precio, que dobla el de las circunferenciales, las hace poco asequibles para uso rutinario. • Fibras cubiertas: pretenden evitar el contacto directo con la pared, minimizando el riesgo de perforación. Su precio es también elevado y no son, prácticamente, utilizadas en tratamiento endovenoso. • Fibras tulipa: se trata de una fibra circunferencial montada dentro de un catéter cuyo extremo distal, una vez situado en el lugar preciso, se abre en forma de cesta (como la flor del tulipán) evitando el contacto directo con la pared y permitiendo una acción más uniforme ya que la fibra se mantiene permanentemente centrada. De reciente aparición, disponen ya de evidencia científica que avala su efectividad, lo que unido a su módico precio las hace altamente recomendables para un uso rutinario. RETRACTOR DE FIBRA: La velocidad de retirada de la fibra, juntamente con la aplicación de tumescencia perivenosa, son elementos clave para un correcto resultado del procedimiento. Se han ideado diversos sistemas, más o menos complejos, para efectuar una retirada regular de la fibra. La utilización de catéteres centimetrados, la superposición de dispositivos luminosos que marcan la velocidad, o la utilización de sistemas motorizados. Ésos últimos son los únicos, con la posibilidad de variar la velocidad, son los únicos que permiten una retirada regular y precisa. No existe evidencia científica que avale la superioridad de utilizar dicho método. BOMBA INYECTORA DE TUMESCENCIA: La posibilidad de utilizar una bomba inyectora específica o diseñada para otro tipo de usos médicos puede aportar comodidad al cirujano pero no añade ninguna ventaja especial en el desarrollo del método. SISTEMAS DE PUNCIÓN Y CATETERIZACIÓN: • Aguja de punción: puede utilizarse aguja de punción tipo “abbocath” de18 a 14 G. Para el abordaje percutáneo. El uso de sistemas de punción-introducción utilizados en angioradiología permite un cómodo acceso al sistema venoso. • Guía radiológica: en función del tipo de fibra a utilizar será necesario efectuar un cateterismo completo según técnica de Seldinger. Se empleará una guía de 0,35” teflonada o hidrofílica, siendo recomendable ésta última por su mejor navegabilidad. • Catéter: existen en el mercado catéteres específicos pudiendo utilizarse en su defecto catéter de diagnóstico angiográfico recto de 5F. MATERIAL DE COMPRESIÓN: Es necesario efectuar compresión elástica después de la intervención con láser endovenoso. Se recomienda colocar media elástica alta de compresión 23 - 32 mm Hg. En su defecto, vendaje compresivo. No hay evidencia sobre la posible ventaja de utilizar material de compresión excéntrica sobre el trayecto de la vena safena interna. Técnica del láser endovenoso CATETERISMO La intervención de varices mediante láser endovenoso requiere efectuar un cateterismo de la vena a tratar para emplazar la fibra óptica que liberará la energía láser con la que obliterar la vena, generalmente eje safeno. En el caso de la fibra concéntrica (bare-fiber) es preciso efectuar un cateterismo completo tipo Seldinger, con guía y posterior catéter por el interior del cual hacer progresar la fibra óptica. Algunos catéteres especialmente diseñados permiten, en buenas condiciones de navegabilidad, obviar la guía, efectuando dicho cometido el mismo catéter. Asimismo la fibra “tulip” lleva un sistema de introducción propio. Actualmente algunas fibras tipo bare-fiber se han diseñado con la punta redondeada para mejorar su navegabilidad y permitir el acceso venoso sin catéter. Es el mismo caso de la fibra radial, que puede introducirse sin cateterismo previo. El abordaje puede efectuarse por punción percutánea o mediante flebotomía. La única ventaja de la primera es conseguir un óptimo resultado estético. La punción percutánea es ecoguíada El punto de abordaje puede ubicarse en cualquier punto del trayecto venoso. Generalmente se realiza a nivel maleolar o infragenicular. La colocación de la fibra se efectúa bajo control eco-Dóppler, y con ayuda de la luz guía transmitida a través de la misma. En el caso de los cayados de venas safenas se deja la punta a unos 2 cm del confluente safeno-femoral o safeno-poplíteo. En el primer caso la ubicación ideal se halla justo por debajo de la vena epigástrica. Éste proceso debe tener lugar con el generador en posición standby con el fin de evitar disparos accidentales. Una vez situada la fibra, y en el caso de haber utilizado catéter, es preciso asegurarse de que su punta quede fuera del mismo con el fin de evitar su quemadura accidental y posible embolización de fragmentos de catéter. Para ello puede retirarse totalmente el catéter o utilizar alguno de los sistemas existentes para dejar firmemente fijada la fibra en la posición deseada. TUMESCENCIA Debe emplearse de forma sistemática para colapsar adecuadamente la vena y optimizar la acción de la fibra sobre la pared venosa, así como para evitar el riesgo de daño nervioso. Su aplicación se efectuará mediante punción e inyección directa alrededor de la vena en todo el trayecto a tratar o utilizando una aguja larga o un catéter rígido y bomba de perfusión. Siempre bajo control ecográfico. Según asociemos o no otro tipo de anestesia, la tumescencia puede efectuarse solamente con suero fisiológico frío o mezclando un anestésico local. Es habitual utilizar una solución de anestésico en forma de lidocaína al 1% con adrenalina (60 ml) + bicarbonato sódico (20 ml) + 420 ml de suero fisiológico; o mepivacaína al 2% (20 ml) de bicarbonato sódico (20 ml) + 460 ml de suero fisiológico. PROGRAMACIÓN DEL GENERADOR En función de la longitud de onda se programará una mayor o menor emisión de potencia (watios). Si bien Proebstle demostró que a mayor energía mejor resultado en términos de destrucción de pared venosa, también es cierto que aumenta la aparición de efectos secundarios, en especial la posibilidad de lesión nerviosa. El tamaño de la vena en el momento del marcaje puede orientar a las características de la misma, aunque tras la inyección de tumescencia y con el paciente en decúbito, su tamaño va a variar considerablemente. Para un generador de 980 nm de longitud de onda se recomienda emplear el mismo número de vatios que diámetro en milímetros de la luz venosa, con un máximo de 12 vatios. Para un generador de 1470 nm, se utilizará una potencia de 5 vatios para venas de calibre igual o inferior a 5 mm, de 6 vatios entre 5 y 7 mm y de 7 vatios por encima de dicho calibre. RETRACCIÓN DE LA FIBRA: Puede efectuarse en forma pulsada o contínua, siendo habitual ésta última. Inicialmente se efectuará un disparo de cuatro segundos sin mover la fibra antes de iniciar su retirada con el fin de dejar bien cerrado el cayado. A continuación se retira de forma progresiva a una velocidad entre uno y dos mm por segundo. Para ello se puede utilizar una regla externa, un catéter centimetrado o, para una mayor exactitud un sistema de retractor que permite programar la velocidad de retirada, la cual se efectúa de forma automática. Tras anotar los parámetros de energía, tiempo y longitud tratada, se cierra el generador antes de extraer la fibra del interior de la vena con el fin de evitar el peligro de accidentes, en especial quemaduras oculares. TRATAMIENTO DE RAMOS COLATERALES: No se ha demostrado el beneficio de efectuarlo en el mismo o en otro tiempo quirúrgico. Puede realizarse mediante incisiones y flebectomías con ganchos de Müller o mediante inyección con espuma esclerosante. COMPRESIÓN ELÁSTICA Es mandatorio efectuar compresión mediante vendaje o media elástica después del procedimiento, tanto para evitar la inflamación y el dolor como para optimizar los resultados tras la aplicación del láser. Se recomienda una compresión mediante media, clase 2, de 23 a 32 mm Hg. No existe evidencia sobre el beneficio que puede suponer la aplicación de dispositivos excéntricos de compresión. Bibliografia Five years' experience in endovenous laser therapy of lower extremity varicose veins. Malý I, Julínek S, Winkler L. Int Surg 2010 Jul-Sep;95(3):221-6. Outcomes Using a 1470-nm Laser for Symptomatic Varicose Veins. Rathod J, Taori K, Joshi M, Mundhada R, Rewatkar A, Dhomane S, Gour P. J Vasc Interv Radiol. 2010 Dec;21(12):1835-40. Epub 2010 Nov 3. 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El advenimiento de la cirugía mínimamente invasiva o poco traumática desde finales del siglo XX, no podía estar ajena en el tratamiento de las enfermedades vasculares y dentro de ellas, su uso cada vez es más difundido en el tratamiento de la insuficiencia venosa crónica de los miembros inferiores. Los procedimientos quirúrgicos llamados “mínimamente ó poco invasivos”, dentro de los cuales se incluye la utilización del láser endovenoso, tienen como objetivo primordial, obtener iguales resultados, y si es posible mejorarlos, a los que se obtienen con la técnica “gold standard”. Además los procedimientos mínimamente invasivos deben ser menos dolorosos, al generar menor respuesta postraumática en el paciente, y por lo tanto, permitir una más rápida recuperación de su estado de salud, pronta reincorporación a la vida funcional o productiva, lo que implica menor incapacidad laboral y de esta manera convertirse en una técnica segura y costoefectiva. Está completamente demostrado que el EVLA de la vena safena interna es útil para el cierre de éste eje, máxime cuando éste se encuentra insuficiente. Pero aparece un detalle técnico que es obligatorio en la técnica convencional para poder realizar la extracción quirúrgica (stripping) de la safena interna y es la desconexión de ésta en la unión safeno-femoral y la desconexión de las venas tributarias a ella, conocida como crosectomía. ¿Debe realizarse en las técnicas mínimamente invasivas Tal como se encuentra citado en el texto clásico de Raju y Villavicencio 1 “el tratamiento del reflujo de la vena safena interna por ligadura cerca de la unión safeno femoral se remonta a finales del siglo XIX. En 1916, Homans señaló la importancia de realizar la ligadura al ras de la safena cerca de la vena femoral, con corte de todas sus tributarias para prevenir recurrencias”. El sitio de sección es en el propio cayado que debe formar la vena safena interna al hacerse hacia atrás y hacia fuera buscando su drenaje en la vena femoral y para ello requiere atravesar la aponeurosis propia del triángulo de Scarpa, en su ángulo supero interno, llamado “fosita oval”, conocido este sitio anatómico específico como fascia cribiforme de Allan-Burns. Etimológicamente, el término crosectomía proviene de dos raíces: krutje -raíz germánica que significa cayado-, y de la raíz griega tomos que significa que se puede dividir o separar 2. Por lo tanto en forma semántica la crosectomía sólo implicaría cortar o dividir el cayado de la safena, pero es claro desde las descripciones hechas por Trendelemburg, que esta de nada serviría si no se realiza la desconexión de sus venas tributarias. Estas venas tienen una distribución variable, pero que suelen estar confinadas al siguiente esquema: El drenaje venoso de la región pudenda se obtiene a través de las venas pudendas. También suele drenar al cayado de la safena interna la vena dorsal del pene en el hombre y su análoga, la vena dorsal del clítoris en la mujer. Al igual que las venas descritas previamente, que suelen afluir por el aspecto medial del cayado, también suele ser tributaria, la vena epigástrica inferior superficial o mejor llamada vena subcutánea abdominal, ésta vena es importante por su vigencia actual, debido a la implicación, por algunos autores, en la generación de neo-angiogénesis venosa y de la inducción en la formación de microfístulas arteriovenosas al desconectársele de su normal afluencia en el cayado3. Por el aspecto supero externo del cayado, suele afluir la vena iliaca circunfleja superficial responsable del drenaje del aspecto latero posterior de la pared abdominal y de la piel de la región coxofemoral. Libro de enfermedades venosas de Raju y Villavicencio. Página 262 Figura 163). Figura 1. Distribución más común de las venas tributarias de la unión safeno femoral. Ahora bien, no sólo es importante conocer la anatomía del cayado de la safena y de sus venas tributarias afluentes, sino también la fisiología del mecanismo valvular, y sus posibles implicaciones terapéuticas. Puede decirse que el cayado tiene dos válvulas de similar importancia, la más proximal llamada válvula ostial, que se encuentra anatómicamente en la unión Safeco femoral propiamente dicha, y que es la encargada de evitar el reflujo desde el sistema venoso profundo de mayor presión, flujo y volumen al sistema safeno, y que por simple gradiente de presiones tiende a originar reflujo venoso. La segunda válvula, llamada válvula paraostial, que se localiza distal a la ostial, en una distancia variable, pero que suele ser la necesaria para recibir las tributarias del cayado, ya descritas. Estas venas, a pesar de pertenecer al sistema venoso superficial de menor presión, también tienen un gradiente añadido con respecto al eje safeno, y es que provienen de segmentos superiores y por lo tanto influenciados por el efecto que ejerce la gravedad sobre una columna hidrostática, cuya presión final será directamente proporcional a su altura. De esta manera la resultante, si no existiese esta válvula paraostial, sería un segundo circuito que facilitaría la insuficiencia venosa de este sector del eje safeno interno. Esta válvula es aquella que en forma constante hay que vencer cuando se pasa en sentido retrógrado el fleboextractor. Como cualquier sistema de válvulas de un circuito en serie, se pueden tener diferentes combinaciones de insuficiencia en las mismas: válvula ostial insuficiente con válvula paraostial suficiente (raro), válvula ostial suficiente con válvula paraostial insuficiente -relativamente frecuente- (figura 2), y por último la forma de insuficiencia que con mayor frecuencia observamos: tanto la válvula ostial, como la válvula paraostial se encuentran insuficientes. Figura 2. Imágenes en eco dóppler que demuestran competencia de la Válvula ostial e incompetencia de la válvula paraostial. De acuerdo a la filosofía con la que trabajamos en nuestra unidad, consideramos que la insuficiencia venosa crónica (IVC) es un fenómeno en cascada o efecto dominó, y que la insuficiencia puede originarse desde cualquier punto en el territorio venoso infradiafragmático, y desde ese punto tender a repartirse como en un sistema de vasos comunicantes, a segmentos más bajos. Por lo tanto, tomar aisladamente la aparición de varices en los miembros inferiores, como una manifestación independiente de la insuficiencia venosa, puede llevar a subvalorar y como consecuencia subtratar el problema, o lo que puede ser peor para nuestros pacientes, tener una tasa de recidiva en los tratamientos indicados que puede llegar a ser prohibitivamente inaceptable. En múltiples trabajos, publicaciones y congresos, hemos insistido en la insuficiencia venosa pélvica como causal de fugas y reflujos centrífugos, que pueden manifestarse por la presencia de várices en los miembros inferiores sin ser aparentes sus conexiones a tributarias del cayado de la safena interna, a no ser que se investigue, como lo hacemos en mediante flebografía pélvica diagnóstica (iliocavografía), tal como se demuestra en la siguiente fotografía: Figura 3. Fuga paraostial de origen pélvico con interconexión de venas gonadales a venas del ligamento redondo y de éstas a las venas pudendas externas y de ellas al sistema safeno. De lo expuesto anteriormente, y previo a la aparición de técnicas mínimamente invasivas como el tratamiento endovascular con energía láser, la escleroterapia con espuma, etc., nosotros realizábamos sistemáticamente la crosectomía con la desconexión minuciosa de las venas tributarias, como pilar fundamental del tratamiento quirúrgico de las varices de miembros inferiores con afectación del eje safeno interno, y aunque seguimos pensando lo mismo, el peso de la evidencia en la literatura mundial y el refinamiento cada vez mayor del diagnóstico con laboratorio vascular no invasivo, y la exquisitez del mismo, del cual hemos podido disfrutar en nuestra propia unidad, somos conscientes que debemos diferenciar dos grupos de pacientes en cuanto a su condición fisiopatológica de afectación del cayado, y son aquellos que teniendo en común la insuficiencia del eje safeno interno, unos tienen suficiente el aparato valvular ostial y paraostial, y otros, que tienen insuficiencia de una o de ambas de las válvulas previamente citadas, consideramos que la crosectomía aún debe tener cabida en este último grupo de pacientes. A continuación haremos un análisis de la literatura disponible sobre el tema, directamente relacionada con el EVLT, excluyendo otras técnicas endoluminales relacionadas como la radiofrecuencia o la microespuma. Luego plasmaremos parte de nuestra experiencia, para ofrecer elementos de discusión, tal como es el ánimo de este capítulo, para finalmente y a la luz de la evidencia ofrecer, si es factible, algún tipo de recomendación. Si se revisa literatura, acerca de la recidiva varicosa, posterior al tratamiento convencional del eje safeno: crosectomía y stripping, se encuentra que varios autores, que adelante serán referenciados, están de acuerdo en que el mayor porcentaje de los reflujos que inducen la recidiva se encuentran a nivel de ingle y el muslo. Englund y colaboradores4 publicaron en 1996 un minucioso e interesante estudio retrospectivo, efectuado en 267 miembros inferiores con recidiva varicosa, evaluando el porcentaje de presentación de reflujo de acuerdo a la técnica empleada, estos reflujos fueron clasificados por ecodóppler en 6 tipos: Tipo 1: La unión Safeno femoral no había sido tratada y estaba incompetente en un 44.6%. Tipo 2: La unión Safeno femoral había sido bien tratada, pero la safena interna no había sido tratada, encontrándose incompetente, y había, además, una perforante del muslo insuficiente en un 16.5%. Tipo 3: La unión Safeno femoral había sido bien tratada pero la safena interna estaba intacta e incompetente en 10.5%. Tipo 4: Se encontró la unión Safeno femoral incompetente en 9,74% a pesar de haber sido bien tratada previamente. Tipo 5: La unión Safeno poplítea se encontró incompetente en 9,74% a pesar de tratamiento previo. Tipo 6: Había una perforante insuficiente del muslo sin otro trayecto de reflujo más proximal en 4.12%. Figura 4. Distribución porcentual de acuerdo al tipo de recidiva descrito por Englund y colaboradores. (4) En la pierna, se encontraron perforantes incompetentes que no drenaban al eje safeno interno en un 69.2%. Los autores concluyeron que la unión Safeno femoral y la safena interna insuficientes fueron la clave de la recidiva varicosa, mientras que otros puntos de origen del reflujo y la recidiva varicosa, son de importancia secundaria. Es interesante señalar el alto porcentaje de recidiva en uniones Safeno femorales no tratadas, lamentablemente, no hay referencia en estos estudios de la suficiencia de estas uniones en la primera cirugía; las demás recidivas fueron consideradas como secundarias a cirugías incompletas. Khaira 5 en su estudio de 190 miembros recidivados, encontró reflujo en ingle en el 72% de los casos; perforantes insuficientes en el muslo en el 38% y de la pierna en el 13%. Reflujo en hueco poplíteo en el 20%. Atribuyen que del 72% de los reflujos inguinales encontrados, en más de los dos tercios fue encontrado el fenómeno descrito como neogénesis vascular, y en el tercio restante, un muñón safeno residual. Perrin 6 en 81 miembros operados por recidiva varicosa, encontró por evaluación con ecodóppler, causa de recidiva en la ingle en 58, causa de recidiva en muslo en 11, causa de recidiva en hueco poplíteo en 23 y en la pierna en 14. Myers 7 encontró en 779 miembros que la recurrencia se debía a reflujo en el territorio de la safena interna en el 71.8%, y de ellos, el 46.3% una única y gran comunicación en la ingle, otro tanto igual, por múltiples y pequeñas conexiones proximales (neovascularización), y sólo en 7,4% por perforantes del muslo insuficientes. La neogénesis vascular se define como la “aparición de múltiples pequeños vasos de neoformación en el transcurso de determinados procesos fisiológicos, como crecimiento y cicatrización, o patológicos como inflamación y cancerogénesis” 8. Los vasos neoformados pueden ponerse en evidencia mediante imágenes como la flebografía cuando son finos y por el ecodóppler cuando son de mayor calibre 9. Se reconocen varios estímulos factibles para la neogénesis vascular: • Gradiente de presión venosa entre dos sectores. • Trombosis • Actividad estrogénica • Hematomas • Traumatismos endoteliales, tanto endoluminales como transparietales. • Exposición del endotelio (en el muñón de sección). Los trabajos de Nyamiekye y Shepard 10 han demostrado que nuevos vasos empiezan a crecer a partir de las 18 semanas de quedar expuesto un muñón vascular, y que estos se organizan en formación paralela y cercana a las 40 semanas del postoperatorio, se puede encontrar la completa restauración de una vena. Este autor describe de forma interesante, los cambios histológicos de la neoangiogénesis. Muestras de tejido de la región inguinal se recogieron en las reoperaciones por recidiva varicosa a nivel del cayado, y se colorearon con marcador para tejido nervioso S 100. Las coloraciones de esas muestras demostraron la ausencia de tejido nervioso intramural, sugiriendo que se trata de tejido inmaduro y neoformado, mientras que las venas nativas recidivadas, eran positivas para dicha coloración. Figura 5. Imagen de ecodóppler que demuestra la presencia de neocayado en el estudio de un paciente con recidiva varicosa. Fig. 6. Tasas de neovascularización cumulativa (ensayo randomizado de stripping de safena interna). 11 Existe otra teoría acerca de la neoangiogénesis, y es que ésta provenga de vénulas ectásicas dentro de los nódulos linfáticos, los cuales son numerosos en la región inguinal, y los cuales suelen agrandarse en el post- operatorio de la crosectomía y se formen derivaciones linfovenosas transnodales 12 , y que a partir de estas se regeneren vías venosas que se habían interrumpido durante la crosectomía. Estudios más recientes de El Wajeh 13 y colaboradores, han desvirtuado, también con estudios histopatológicos, lo encontrado por Nyamiekye muestras de muñones de la unión safeno-femoral 10 . Un análisis con 14 de pacientes recidivados post varicectomía, y que fueron valorados con inmuno histoquímica con anticuerpos para el marcador S100 (marcador de tejido neuronal), y el Ki-67 ( marcador de proliferación tisular), fueron comparados con 9 controles y no se encontró diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos, y por el contrario, en el grupo recidivado, 10 de las 14 muestras arrojaron positividad para el marcador S100. Esos hallazgos sustentan más la teoría de la expansión de colaterales que la de origen de la recidiva por neovascularización. La teoría de la neogénesis vascular, ha hecho que algunos autores hayan investigado la utilidad de interponer métodos de barrera entre el muñón safeno y el tejido circundante, sobre todo en los casos de recurrencia; como la rotación de colgajos fasciales (ej.la fascia pectinea), suturados a la fosita ovalis,14 pasando por la colocación de mallas de Mersilene15 e incluso la interposición de parches de PTFE 17 16- , sin poder demostrar en ninguno de estos estudios una diferencia estadísticamente significativa acerca de evitar la recidiva varicosa y la aparición de neogénesis venosa. El estudio de Maeseneer 18 publicó una disminución sensible en las ratios de neovascularización y recidiva venosa, colocando implantes de silicona. 16% contra un 6% después de cirugía venosa al año de la cirugía, y de 45% contra un 9% después de 5 años de reoperación para recidiva venosa. Después de lo expuesto acerca de la crosectomía en cirugía convencional, podemos extrapolar que resulta lógico practicarla, unida al tratamiento endovascular con Láser cuando se tiene un cayado incompetente; pues de lo contrario, nos expondríamos a las tasas de recidiva expuestas y aún más, a que si se deja de realizar, correr el riesgo, si ocurre repermeabilización del eje safeno, de tener segmentos tubulares avalvulados por la ablación de las mismas con el láser, y se tendría como resultante, la conexión de fuerzas centrífugas con un eje safeno aún mas incompetente que antes de su tratamiento. Ahora, habiendo analizado algunos tópicos acerca de la neoangiogénesis, donde parece que el factor desencadenante de este fenómeno es la permanencia de gradientes de presión entre dos segmentos venosos, aunado a la exposición de células endoteliales en el muñón venoso seccionado y expuesto. Y que a pesar de tratar de minimizar éste fenómeno interponiendo diferentes materiales protésicos, es inevitable su aparición, resultaría lógico pensar que si evitamos exponer el endotelio venoso de la unión safenofemoral (crosectomía) en aquellos pacientes que, mediante estudios de ecodóppler y de Flebografía, se demuestra inequívocamente y con certeza que no existe ningún tipo de insuficiencia a este nivel, el NO realizar la crosectomía redundaría en beneficios al minimizar la recidiva por neogénesis. Bajo esa filosofía, definida en un protocolo de estudio y seguimiento de los pacientes, hemos decidido emprender un estudio prospectivo no randomizado donde definimos como grupo A, a aquellos pacientes con insuficiencia de la unión safenofemoral, en cualquiera de las modalidades ya expuestas, a quienes les continuamos realizando crosectomía y ablación del eje safeno, inicialmente con láser diodo de 980 nm. de longitud de onda, y últimamente un brazo paralelo comparativo utilizando láser diodo de 1470 nm. Bajo anestesia epidural se realiza crosectomia, cuando esté indicada, del modo siguiente: Mediante una pequeña incisión inguinal de aproximadamente 2 cms. se realiza disección por planos de piel, tejido celular subcutáneo y fascias subcutáneas hasta encontrar la vena safena interna, se pinzan, cortan y se clipan colaterales descritas del cayado de la safena interna (se pueden encontrar un promedio de 3-4 colaterales). El cayado de la safena interna se liga con punto transfixivo de poliéster trenzado 3/0 (Ethibond ®). Por punción en región anterior del maleolo interno con un abocath 18, se canaliza la vena safena interna distal, y se pasa una guía hidrofílica de Terumo 0.035 por 150 cms, pequeña incisión en piel por donde se pasa con técnica de Seldinger, un catéter multipropósito de orificio único terminal, previa medición de la fibra de vidrio para láser, marcando ésta de manera que sobresalga unos dos centímetros de la punta del catéter. Se retira la guía hidrofílica, se introduce la fibra laser localizando el catéter multipropósito y la punta de la fibra en el muñón safeno a nivel inguinal, y por último se conecta la fibra al generador láser y se hace comprobación óptica al visualizar la luz roja. En los casos en los que la crosectomía no está indicada, grupo B, se posiciona la punta de la fibra laser 2 cms. por debajo de la unión safeno femoral guiada ésta bajo visión ecográfica. Dicha fibra, al igual que cuando se realiza crosectomía, se conecta al equipo laser Intermedic de 980 nm, utilizando parámetros a nivel supragenicular de 11W con entrega de energía en forma continua y a una velocidad de retiro del catéter de 0.1 a 0.3 cm /seg. A nivel infragenicular la potencia aplicada es de 7W hasta donde la safena recibe colaterales que derivan el reflujo. Se emplea una energía promedio de 1600 w en el muslo y una LEED promedio de 35 J/cm. y en la pierna se aplica en una energía promedio de 600 W. la fibra laser se retira con control luminoso de la misma y con ecografía. Posteriormente se realizan miniflebectomías múltiples de colaterales con técnica de Müller. Finalmente se realiza cierre estético de la región inguinal y se cubre la extremidad con compresas y vendaje elástico, y la ingle con un apósito adhesivo. Figura. 7. Técnica quirúrgica minicrosectomía. Merece la pena resaltar, que en el grupo B, pacientes a quienes NO les estamos realizando crosectomía, al no ir a la ingle, se debe verificar con imágenes de ecodóppler intraoperatorio el posicionamiento de la fibra láser, dos centímetros por debajo de la unión safenofemoral, para minimizar el riesgo de lesionar la vena femoral o inducir trombosis venosa profunda de este segmento venoso. Los resultados obtenidos con controles clínicos y de ecodoppler a los tres, seis y doce meses, son los siguientes: Entre los 6 y los 12 meses se trataron 3 enfermos con espuma (2%) Tabla1. Resultados de permeabilidad sectorial en 219 extremidades tratadas. Puntos más importantes 1. Válvula ostial, válvulas paraostiales y sus fugas. 2. Varicocele pélvico y su conexión paraostial. 3. Preservación de la vena epigástrica inferior y disminución de la recidiva varicosa por neo-angiogénesis. 4. Insuficiencia del eje safeno con competencia valvular Safeno femoral NO requiere crosectomía. 5. Insuficiencia paraostial originada en varicocele pélvico y este último tratado NO requiere crosectomía. Conclusiones. Los resultados hasta ahora, parecen no presentar ninguna diferencia significativa entre pacientes con crosectomía y en aquellos sin ella, y que de acuerdo a los parámetros discutidos, no estaría indicada realizarla. Sería interesante poder tener un brazo de estudio como grupo control, el cual consistiría en no realizar crosectomía en ningún caso, pero que por los motivos ya expuestos, nuestro grupo no puede llevarlo a cabo. El rigor del tiempo y seguimientos a más largo plazo nos permitirán decantar los resultados de esta novel técnica, que sin duda redunda en beneficios para los pacientes al ser mínimamente traumática y todo lo que ello conlleva: como mejoría en la calidad de vida, escasos o mínimos hematomas y resultados estéticos muy favorables. El tiempo y los resultados de seguimiento tendrán que definir con qué diámetro de cayado y el grado de reflujo existente, se debe continuar realizando la crosectomía, o si por el contrario, se tratará de un procedimiento inútil para esta técnica endovascular. BIBLIOGRAFIA. 1 Raju S, Villavicencio JL. Enfermedades venosas. México: McGraw-Hill, 1999 2 Pizano, N. Guías colombianas para el diagnóstico y el manejo de los desórdenes crónicos de las venas. Asociación Colombiana de Angiología y Cirugía Vascular. Ed. Guadalupe, Bogotá, 2009. 3. Min RJ, Khilmani NM. Endovenous laser ablation of varicose veins. J Cardiovasc Surg (Torino) 2006; 47(1): 19-33 4. Englund R. Duplex scanning for recurrent varicose veins. Aust N Z J Surg. 1996; 66 (9): 618-20 5. Khaira HS, Parnell A, Crowson MC. Colour flow duplex in the assessment of recurrent varicose veins. Ann R Coll Surg Engl. 1996; 78(2): 139-41 6. Perrin M, Bayon JM, Hiltbrand B, Nicolini P. 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Un tratamiento completo solamente con láser conllevaría sin embargo la necesidad de efectuar multiplicidad de punciones lo que por su complejidad y tiempo de desarrollo sitúa ésta técnica en clara desventaja respecto a las otras. - Flebectomías: pueden asociarse al mismo tratamiento láser y, mediante micro incisiones, resolver en un solo tiempo toda la patología de la extremidad con un abordaje mínimamente agresivo. - Inyecciones esclerosantes con espuma: pueden asociarse al mismo tratamiento láser y, resolver en un solo tiempo toda la patología de la extremidad sin necesidad de efectuar incisiones. Su indicación en el mismo o en otro tiempo quirúrgico no parece influir en el riesgo de recidiva de la extremidad. - Vapor de agua: puede asociarse al mismo tratamiento láser y, resolver en un solo tiempo toda la patología de la extremidad sin necesidad de efectuar incisiones. Por su reciente aparición se haya por definir las indicaciones concretas y posibles ventajas de ésta técnica sobre la espuma. Clasificación ECODÓPPLER POST LEV Clasificación ECODÓPPLER POST LEV 5 ESTADÍOS (Dr. Ramón Anido) LEV 0 LEV 1 ►►► 2a // 2b LEV 2 LEV 3 LEV 4 ESTADÍO 0 LEV 0 SIN MODIFICACIONES ESTADIO 1: LEV 1 1. Oclusión incompleta o parcial 2. Calibre sin cambios 3. Con ó sin reflujo hemodinámico ESTADIO 2 LEV2 2a- Oclusión Total 1. Ausencia de flujo al dóppler color o pulsado 2. Ninguna variación del calibre o ligeramente dilatado 3. La pared de la vena es visible 2b- Oclusión Total 1. Ausencia de flujo 2. Retracción de su diámetro >30% y < 50% 3. La pared de la vena apenas es visible ESTADIO 3 LEV 3 1. Oclusión completa 2. Ausencia de flujo al dóppler contínuo o pulsado o color 3. Diámetro ► ► retracción > 50% 4. Pared no visible 5. Desestructuración de la vena ESTADIO 4 LEV 4 Ultimo estadio con completa desaparición de la vena COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS Seguridad del procedimiento La ablación térmica por láser fue aprobada por la FDA en el año 2002 como una alternativa menos invasiva en el tratamiento del reflujo de la (vena safena interna) GVS, con cifras de recurrencia comparables a la cirugía clásica convencional.(1-2) Las autoridades sanitarias de diferentes sistemas de salud de distintos países, han auditado el procedimiento de EVLT, en cuanto a eficacia y seguridad. Dichas auditorias se realizaron constituyendo grupos de trabajo, en el que participaron expertos nacionales e internacionales y las propias autoridades sanitarias. Estos grupos de trabajo analizaron la literatura mundial según criterios de la medicina basada en la evidencia y valoraron la experiencia propia de cada país y grupo de expertos. Dos estudios merecen nuestra atención por su rigor en la metodología aplicada y por lo reciente de su publicación. El primero fue publicado en abril de2008 por la “Haute Autorité de Santé”,”Service de évaluation des actes professionels.”(3) El segundo ha sido publicado en Abril de 2010. OHTAC. Recomendation EVLT. (Ontario Healt Technology Advisory Consulte).(4) De forma global, ambos estudios concluyen refiriéndose al EVLT para el tratamiento de la GVS, que el período de recuperación es más rápido, que el dolor postoperatorio es menor y que la tasa de complicaciones es inferior que en la cirugía convencional. La efectividad es igual a corto plazo, y la recurrencia similar. La tasa general de complicaciones de la cirugía representa un 18-20% y si recordamos las mismas son: A/ Alteraciones Neurosensoriales. B/Infección. C/Hematomas. D/ Trastornos linfáticos. 4/ Trastornos estéticos. 5/ TVP. Así mismo se constatan unas tasas de recurrencia elevadas (20-30%), y un periodo de recuperación prolongado (2-3 semanas). Las revisiones bibliográficas de ambos estudios fueron realizadas en las principales bases de datos (MEDLAINE. EMBASE. CINAHL. INAHTA. Etc.), siendo la última fecha de revisión la de agosto de 2009. El estudio OHTAC consideró aptos 22 estudios de cohorte que comprendían a 10,883 pacientes en el caso de la GVS, y 7 estudios referentes a la (safena externa) SVS con 1095 pacientes. El estudio de la HAS, seleccionó 33 estudios de los 104 analizados, 28 de ellos referidos a la GVS con un total de 3995 pacientes, y 5 estudios referentes a la SVS con un total de 662 pacientes. La tasa general de efectos adversos importantes para el 0,63%.(OHTC). EVLT, es del Podemos clasificar las complicaciones en: Mayores: Menores: .- TVP .- Dolor .- Embolismo pulmonar. .-Hematomas .- Daños Neurológicos. .- Equimosis .-Infección. .-Tromboflebitis superficial. .-Quemaduras. .-FAV Ambos informes concluyen que en el procedimiento EVLT, la ratio eficacia/seguridad está bien documentada en el caso del tratamiento para la GVS, existiendo un amplio consenso sobre una similar eficacia a corto y medio plazo del EVLT y la CIRUGÍA. Sin embargo en el caso de la SVS, se pone de manifiesto un número limitado de estudios, ausencia de estudios comparativos, modalidades técnicas heterogéneas, seguimientos limitados con valoraciones inferiores a 5 años, y descripciones incompletas de la clínica y los resultados. Por todo ello en el caso del EVLT para la SVS, no existe acuerdo sobre el ratio eficacia/seguridad. Por lo anteriormente expuesto, analizaremos de forma independiente las complicaciones del procedimiento en la GVS y en la SVS. Complicaciones de la EVLT en la GVS Según su frecuencia: Efectos secundarios frecuentes. (> del 50% de los casos.) Equimosis, *Dolor Efectos secundarios Infrecuentes.( < del 5% de los casos.) *TVP, *Tromboflebitis superficial, *Parestesias. *Quemaduras Efectos secundarios Excepcionales. (Menos de 10 casos descritos) *Parestesias de >1 año de duración., *Embolia Pulmonar,*FAV (Tres casos descritos), *Infección (8-9) Según el grado de documentación/Evidencia: Bien documentadas (< de 10 estudios) estudios) -Parestesias 2,6% Poco documentadas(< de 6 -Hematomas 0-5% -Quemaduras cutáneas 0,13-0,4% -Pigmentación 0-3% -Equimosis 50% -Infección -Dolor 50% 0,09% -Induración 2-62% -Flebitis superficial 2,1% -Tirantez -Embolia Pulmonar 0,04% -Edema -TVP 0,2-0,36% -Lesión neurológica 0,02% -FAV 17-32% 0-15% 3 casos % Incidencias medias Parestesias Están relacionadas con la irritación neurológica perivenosa, por lo que suelen ser transitorias. Suelen desaparecer entre 2 y 4 semanas y de forma sistemática a los 6 meses. Las lesiones neurológicas son excepcionales y provocan parestesias que persisten más de un año. TVP Se trata de protusiones del trombo en la unión safeno femoral o safeno poplítea, que aparecen entre las 48 y 72h después del EVLT. No evolucionan como una TVP convencional, y suelen remitir entre las dos y cuatro semanas tras realizar tratamiento Anticoagulante con HPBM. TROMBOSIS INDUCIDA POR CALOR CON PROTUSIÓN EN SVP (CLASIFICACIÓN EHIT DE KABNICK) (6-7) Clase 1: Trombo en la proximidad del confluente Clase 2: Trombo que protruye en el SVP ocupando menos del 50% de su luz Clase 3: Trombo que protruye en el SVP ocupando más del 50% de su luz Clase 4: Trombo totalmente oclusivo del SVP Embolia pulmonar: Excepcionalmente descrita, con incidencias entre el 0,04 y 0,2% Tromboflebitis: Agrupa las inflamaciones perivenosas (agresión térmica) Y las tromboflebitis propiamente. Están en relación con las fluencias elevadas (35±15 jul/cm²) Quemaduras: Relacionadas con la proximidad de la piel al vaso tratado. Es esencial la utilización de la anestesia tumescente. Equimosis: Está ligada a la rotura de la pared venosa durante la aplicación del láser. También está relacionada con las punturas realizadas al administrar la anestesia tumescente. Es la complicación más frecuente. Dolor: Se trata de un dolor referido como moderado, y que responde bien a una analgesia suave. Es una complicación de difícil evaluación por la dificultad de homogeneizar una escala del dolor. Ningún estudio revela la persistencia del dolor al mes de la IQ. FAV: Existe un caso publicado en el mundo5 de FAV en iliaca externa, en relación a una malposición de la fibra en el interior de la vena iliaca externa. El diagnóstico se realizó por la severa repercusión general por la sobrecarga cardiaca derecha, ocasionada por una FAV de alto flujo. Los otros dos casos descritos se refieren a la safena externa. INFECCION: Afortunadamente la incidencia de infecciones postoperatorias con esta técnica es muy baja, del orden del 0,3%8. Se ha descrito algún caso de flemón difuso en el canal safeno con abscesificación. Complicaciones de la EVLT en la SVS Efectos secundarios frecuentes. (> del 50% de los casos.) * Equimosis (49-83%) *Dolor (54-87%) Efectos secundarios Infrecuentes.( < del 5% de los casos.) *TVP (0-5,7%) *Tromboflebitis superficial (2,3-8%) *Parestesias (1,6-11%) 3,1% Efectos secundarios Excepcionales. (Menos de 10 casos descritos) *Parestesias de >1 año de duración. *Embolia Pulmonar. No documentadas “ *FAV: 2 casos descritos. Uno por lesión de la arteria sural superficial y el otro por lesión de ramas geniculares de la arteria poplítea. Las causas se relacionan con la retirada lenta del catéter, daños relacionados con la inyección de la anestesia tumescente, y por la perforación del vaso con la fibra láser. Las complicaciones serían superponibles a las observadas en la GVS. Bibliografia N.S. Sadick, Advances in the treatment of varicose veins: ambulatory phlebectomy, foam sclerotherapy, endovascular laser, and radiofrequency closure, Adv Dermatol 22(2006),pp N.Morrison, Saphenous ablation: what are the choice, laser or RF energy, Semin Vasc Surg 18 (2005),pp.15-18. Haute Autorité de santé / Service évaluation des actes professionnels / Avril 2008 Occlusion de veine saphène par laser par voie veineuse transcutanée. Endovascular Laser Therapy for Varicose Veins – OHTAS 2010;10(6) Scott J. Ziporin MD, A case of external iliac arteriovenous fistula and high output cardiac failure after endovenous laser treatment of great saphenous vein. Kabnick LS, Ombrellino M, Agis H, Almeida J, Moritz M, Spreafico G. Endovenous heat induced thrombus (EHIT) following endovenous vein obliteration: to trat or not to treat?. A new thrombotic classification. 18th Annual Meeting Anerican Venous Forum. February, 23, 2006, Miami Florida Frasier K, Latessa V. Minimally invasive vein therapy and treatment options for endovenous heat-induced thrombus. Journal of Vascular Nursing. Vol XXVI;2:53-57 Hoggan BL, Cameron AL, Maddern GJ. Systematic review of endovenous laser therapy versus surgery for the treatment of saphenous varicose veins. Ann Vasc Surg 2009;23:277-287 Dunts KM, Huemer GM, Wayand W, Shamiyeh A. Diffuse phlegmonous phlebitis after endovenous laser treatment of the greater saphenous vein. J Vasc Surg 2006;43:1056-1058 P.E. Timperman, Arteriovenous fistula after endovenous laser treatment of the short saphenous vein, J Vasc Interv Radiol 15 (2004), pp. 625–627. C. Vaz, A. Matos, J. Oliveira, C. Nogueira, R. Almeida and M. Mendonça, Iatrogenic arteriovenous fistula following endovenous laser therapy of the short saphenous vein,Ann Vasc Surg 23 (2009), p. 412 415-7. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO POST LEV TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO POST LEV PROFILAXIS HEPARÍNICA En aquellos pacientes que por protocolo se deba administrar heparina profiláctica, debe iniciarse dos horas antes de la intervención o hasta 6 horas después de la misma, en función del tipo de heparina utilizada. Este tratamiento preventivo es necesario administrarlo cada 24 horas por VSC y prolongarlo por espacio de una semana, independientemente de que el paciente se reincorpore a los quehaceres de la vida diaria de forma más o menos inmediata. TRATAMIENTO DEL DOLOR Así como en el apartado de profilaxis existen protocolos bien establecidos por las diferentes Sociedades Científicas, en el caso del tratamiento postoperatorio tras realizar el LEV, no existen pautas bien definidas. Si bien en este tipo de cirugía, y más cuando se utiliza la anestesia tumescente (como ya se ha visto en el apartado de prevención), el dolor postoperatorio inmediato es escaso, con el paso de los días (frecuentemente a partir de las 72 h.) se manifiestan signos inflamatorios periflebíticos secundarios a la trombosis inducida en el interior de la luz venosa. Esto se traduce en unas molestias en la zona tratada, como son el dolor, entumecimiento, tensión, etc. En este sentido es adecuado iniciar un tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos desde el postoperatorio inmediato, con el fin de mitigar las molestias inmediatas y las de aparición más tardía. Puede para ello ser válida cualquiera de las pautas siguientes en función de las costumbres, tolerancia y alergias del paciente: A. Ibuprofeno 600 mg VO cada 12 h. durante una semana B. Dexketoprofeno 12,5 mg ó 25 mg VO cada 8 h. durante una semana C. Diclofenaco 50 mg VO cada 8 h. durante una semana1 D. Paracetamol 500 mg (con o sin codeína) VO cada 8 h. durante una semana En un determinado número de pacientes ( en todos los pacientes se aconseja), se hace necesario añadir temporalmente un protector gástrico, tipo Omeprazol a dosis de 20-40 mg c/ 24 h., para evitar complicaciones secundarias a los AINES especialmente en mayores de 60 años1. CONTENCIÓN ELÁSTICA Finalizado el procedimiento con LEV, es imprescindible prescribir una apropiada contención elástica para reducir el dolor, hematomas y edema postoperatorios. La mayoría de autores recomiendan medias de compresión decreciente largas o cortas en función de la vena tratada y con un grado de compresión, grado 2, entorno a los 23- 32 mm de Hg1. Existen estudios comparativos no sólo con distintas modalidades de aplicación del LEV sino también de contención elástica ulterior2, que demuestran la disminución del dolor postoperatorio y los hematomas, al utilizar de forma combinada el vendaje de baja elasticidad y la media elástica, frente a la utilización de ésta última de forma aislada. La combinación de la contención elástica con una compresión local excéntrica en el trayecto esclerosado, se ha mostrado eficaz, aunque controvertida, en la disminución del dolor postoperatorio3-4-5. TRATAMIENTO TÓPICO La aplicación de pomadas antiinflamatorias o heparinoides en la zona de aparición de hematomas y equimosis, es de dudosa eficacia, aunque estas últimas pueden utilizarse en casos de diátesis hemorrágicas difusas para acelerar su resolución y evitar la aparición de las antiestéticas pigmentaciones dérmicas. OTRAS TERÁPIAS COADYUVANTES En caso de reacciones inflamatorias intensas, o hematomas en el trayecto (secundarios por lo general a perforaciones por la fibra, o a una insuficiente infiltración perivenosa), estas pautas pueden complementarse con la aplicación local de hielo dos o tres veces al día (cold pack). Transcurridas unas horas de la intervención, se recomienda la deambulación de forma alterna con el vendaje o media elástica (reincorporación a los quehaceres de la vida diaria a excepción del ámbito laboral), evitando la bipedestación prolongada. En función del tipo de actividad laboral, la reincorporación puede realizarse dentro de algunos días. El reinició del ejercicio físico se recomienda una vez hayan transcurrido unas dos semanas de la intervención, iniciándolo de forma gradual. TRATAMIENTO DE LAS COMPLICACIONES INMEDIATAS • T.V.P. TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA COMPLETA DE UN SECTOR HBPM durante 3-6 meses o HBPM seguida de anticoagulantes orales durante el mismo periodo, acompañado de contención elástica con medias de compresión fuerte (>35 mm de Hg) TROMBOSIS SEGMENTARIA INDUCIDA POR CALOR En función de la clasificación EHIT DE KABNICK6-7 (descrita en el apartado de complicaciones), el tratamiento en cada tipo de trombosis es el siguiente: Clase 1: No requiere Clase 2: HBPM hasta su recalificación en Clase 1 (suele suceder de 7 a 10 días) Clases 3 y 4: HBPM durante 3-6 meses, acompañado de contención elástica con medias de compresión fuerte (> 35 mm de Hg) • TROMBOFLEBITIS SUPERFICIAL La presencia de una tromboflebitis superficial post LEV, más allá del tratamiento convencional instaurado, puede recomendar prolongar en el tiempo (quizá una semana más) el tratamiento con AINES y el tratamiento tópico. Ello no obliga a prolongar la profilaxis heparínica, caso de que se haya instaurado. • NEURITIS La mayoría de disestesias por afectación de los nervios safenos, suelen desaparecer espontáneamente entre unas semanas y unos meses después del procedimiento8-9-10. No obstante, de persistir las molestias, pueden utilizarse fármacos antineuríticos como la gabapentina o la pregabalina a dosis individualizadas y en función de la intensidad del cuadro clínico. • INFECCIONES Afortunadamente la incidencia de infecciones postoperatorias con esta técnica es muy baja, del orden del 0,3%11, y se solventa en pocos días con un tratamiento antibiótico por vía oral. Suele elegirse la combinación de Amoxicilina con ácido clavulánico durante 10-15 días y, en casos de alergia a la penicilina, puede utilizarse el Ciprofloxacino. Se ha descrito algún caso de flemón difuso en el trayecto con abscesificación12, que requeriría, además de la pauta antibiótica, un desbridamiento quirúrgico de los canales abscesificados. BIBLIOGRAFÍA 1. Huisman LC, Bruins RMG, Van Den Berg M, Hissink RJ. Endovenous laser ablation of the small saphenous vein: Prospective analysis of 150 patients, a cohort study. Eur J Endovasc Surg 2009;38:199-202 2. Zimmet SE. Endovenous laser ablation. Phlebolymphology 2007;14(2):51-58 3. Lugli M, Cogo A, Guerzoni S, et al. Effects of eccentric compression after LEV of great saphenous vein. Procceding of 19th Annual Meeting American Venous Forum, February 14-17, 2007, San Diego, California, USA 4. Benigni JP. Compression après Chirurgie veineuse, procedure endoveineuse ou sclérothérapie du tronc de la grande saphène. Phlébologie 2007,2:119-122 5. Lugli M, Cogo A, Guerzoni S, Petti A, Maleti O. 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J Vasc Surg 2006;43:1056-1058 RECOMENDACIONES POST - OPERATORIAS Láser Endovascular RECOMENDACIONES DESPUES DEL TRATAMIENTO 1.- Puede caminar desde el 1º día, intercalará periodos de reposo con la pierna elevada,( 10-15 minutos cada hora puede caminar/hora). 2.- Podrá reincorporarse a sus actividades normales lo más pronto posible, siguiendo las indicaciones de su médico. 3.- Procurará no estar de pie, estático, ni sentado durante periodos prolongados. 4.- Evitará actividades de esfuerzo y levantar objetos pesados durante varios días. 5.- Mantendrá el vendaje de compresión o una media, clase 2 (23-32 mmHg), durante 72h, hasta la primera revisión. Posteriormente llevará la media elástica durante un mes, en función de las indicaciones de su médico. 6.- Seguirá la pauta de analgesia y cualquier otra medicación que le haya prescrito su médico, durante el tiempo indicado. 7.- Aunque va ha ser operado con anestesia local ó loco regional, NO PODRA CONDUCIR SU VEHÍCULO después de la intervención. 8,- La primera revisión y/o cura, será realizada en un plazo de 72h. 9, - Acudirá a las citas prescritas por su médico, para realizar los controles ecográficos oportunos. 10.- Una vez retirada la compresión elástica, evitará la exposición al sol durante un mes. Posteriormente aplicará cremas de protección solar en la pierna tratada, si desea exponerse al sol. RESULTADOS CLÍNICOS – BIBLIOGRÁFICOS DE LA TERAPÉUTICA ENDOLÁSER RESULTADOS CLÍNICOS – BIBLIOGRÁFICOS DE LA TERAPÉUTICA ENDOLÁSER Los datos de la literatura sobre el LEV hasta hoy son muy numerosos por lo que respecta a la descripción de la técnica y su evolución, numerosos por las complicaciones, menos evidentes por los resultados efectivos a medio-largo plazo (seguimiento de más de tres años) e insuficientes por la comparación aleatoria ciega con la terapéutica clásica y con radiofrecuencia. El doctor Carlos Boné1-2 en 1997 utilizó por primera vez el LEV en lugar de la radiofrecuencia (RF), abriendo así el camino al tratamiento láser de las varices con la nueva técnica endoluminal. Sucesivamente muchos otros3-4-5-6 se han basado en experiencias clínicas caracterizadas por resultados discretamente alentadores, pero derivados de estudios de perspectiva no aleatoria, como bien subrayó Min7. Primero, M. Perrin8 ha tratado de analizar los resultados de las técnicas endoluminales ablativas venosas (LEV y RF) confrontándolas con las de la cirugía tradicional. En concreto ha confrontado los resultados de 19 estudios clínicos no aleatorios sobre el LEV en los que se han utilizado múltiples longitudes de onda: 810, 940, 980, 1064 nm. El protocolo adoptado por los distintos autores se ha caracterizado por la extrema variabilidad, tanto respecto a la energía y las potencia erogadas (respectivamente J/cm y J/seg), que por las modalidades de procedimiento adoptadas (presencia o ausencia de compresión manual extrínseca erogación de continuo o por pulsos, tiempo de retracción de la sonda láser, etc.). ¿Qué significa éxito clínico? Por lo que respecta a los resultados ecográficos, muchos autores omiten el calibre medio de las safenas tratadas (4 autores NR), así como por lo que respecta a los éxitos clínicos (oclusión completa), pocos aportan los resultados a distancia (seguimiento de más de un año). De todas formas, los resultados precoces de la LEV se han confirmado sustituibles a los RF. En nuestra opinión, el análisis de los datos aportados8 hasta aquí plantea dos importantes cuestiones: en primer lugar, cuántos de los éxitos clínicos aportados se deben referir a oclusiones parciales y por tanto en segundo lugar de cuánto debe considerarse el seguimiento medio para un éxito clínico real. Por lo que respecta a la primera cuestión, las fallidas oclusiones segmentarias no parecerían tener ninguna importancia hemodinámica. De hecho un estudio ecográfico de un seguimiento de dos años, llevado a cabo además con otra técnica endovascular, ha mostrado como a pesar de que el l’88.3% de los casos tratados tenía un segmento accesible restante de menos de 5 centímetros del tramo distal de la VGS, los colaterales en el cruce sede de reflujo han sido sólo del l’8,3% con reflujo persistente en el tronco safeno en un caso (0.6%).15 En nuestra experiencia en el 13,6% se ha obtenido una oclusión parcial sin confirmación clínica de varices reincidentes en 36 meses (rango 18-48) alimentado de reflujo patológico en safena.16 También otros autores 17 consideran como éxito clínico no sólo el anatómico (oclusión completa) pero también el funcional (desaparición del reflujo) sosteniendo que la recanalización segmentaria, de por sí, está exenta de significado desde el punto de vista hemodinámico. De tal modo, utilizando la frecuencia 810 nm a 12-14 W por segundo se ve subir la incidencia de éxito del 84% al 89%. Por lo que respecta a la segunda cuestión, la mayor parte de las recanalizaciones parecerían ocurrir entre los 3 y los 9 meses. De hecho Anido18 refiere una ausencia de recanalización después del tercer mes utilizando una frecuencia de 980 nm a 10W por segundo de continua, Min7 con frecuencia de 810 nm a 14W por 3 segundos de continua refiere una tasa de reincidencia del 2.5% ocurrida dentro del noveno mes, por último Perkowski19 con frecuencia 980 nm a 13-15 W de continua refiere un porcentaje de fracaso del 3% en tres meses sin mencionar ulteriores canalizaciones a un año. De lo que se ha dicho hasta aquí se deduce la dificultad de emitir un juicio definitivo sobre la eficacia del LEV por la falta de estudios aleatorios, con protocolos homogéneos por lo que respecta a la frecuencia, la fluencia (F), los diámetros de las venas tratadas y los seguimientos a largo plazo. Finalmente, en el último trienio, algunos grupos han individuado algunos parámetros que parecen realmente importantes para la valoración de los resultados y sobre los cuales trabajar en el futuro para llegar a la estandarización de los datos. 20-21-22-23 Los parámetros realmente tomados como referencia han sido: el calibre medio de la vena tratada y la energía emitida (J/cm) aunque Proebstle20 ha exaltado también el valor de la fluencia (F) y de la distancia entre el inicio de la oclusión trombótica safénica y la unión safeno-femoral valorada ecográficamente después de 24 horas del tratamiento. El tipo de frecuencia utilizado no ha sido considerado significativo ya antes en estudios experimentales que han demostrado una equivalente formación de burbujas de vapor utilizando la longitud de onda de 810,940 y 980 nm23. Los datos de los cuatro centros confrontados parecen confirmar tal afirmación. Tampoco el diámetro venoso ha resultado significativo para los fines del éxito inicial a medio plazo.17-20-21 Proebstle20 ha calculado la fluencia basándose en el cálculo del diámetro valorado por debajo de la válvula S-F, considerándola el factor determinante para la obtención del éxito. Tal dato (F) ha sido elaborado en el estudio estadístico con la aproximación de un modelo cilíndrico ya sea sólo en el trayecto venoso proximal. Pero la valoración de F es considerada por la mayor parte de los autores compleja y poco utilizable como valor de referencia ya sea a causa de las fisiológicas variaciones de calibre que la safena sufre a lo largo de su curso, ya sea porque los diámetros venosos sufren unas variaciones no bien cuantificables después de la infiltración de anestésicos perivenosos, volviendo más bien impreciso el cálculo de F. Mucho más interesante resulta la valoración de la energía aplicada por centímetro lineal (J/cm) que se utiliza como referencia de todos los grupos. Ésta depende también de las modalidades de entrega de la energía, que resultan diferentes en los cuatro grupos. En particular, los autores, aún estando de acuerdo en la utilización de emisión continua de la energía, utilizan una velocidad de retracción de la fibra variable. Se deduce la necesidad de utilizar un retractor a velocidad programable a ser posible motorizado para hacer el procedimiento realmente estandarizable. La experiencia de la mayor parte de los grupos ha traído un incremento de las energías emitidas para reducir el número de fracasos. Timpermann21 llega a la hipótesis que cuando se utiliza una energía mayor de 80 J/cm se obtiene la oclusión definitiva del lumen en el 100% de los casos. Esto explica el elevado número de fracasos aportados en los cuatro estudios que en tales casos han utilizado una baja energía (a excepción de uno22 que se refiere sin embargo a resultados obtenidos con seguimientos de dos semanas y sólo sobre un número muy limitado de casos con seguimiento mayor a 3 meses). El análisis de estos últimos datos nos lleva a las cuestiones iniciales: no todo ha sido aclarado sobre los mecanismos de acción de los láseres vasculares en la ablación endoluminal. Sabemos que la sangre y en particular la oxihemoglobina constituyen el cromóforo principal para todas las frecuencias utilizadas con la tecnología diódica y que las modalidades utilizadas pueden producir resultados diversos. Por ejemplo, una cantidad excesiva de sangre en el lumen del vaso podría producir una trombosis del vaso, pero no un daño endotelial suficiente para evitar la recanalización del trombo17. De aquí se deduce la necesidad de comprimir manualmente la vena y de efectuar una anestesia tumescente para hacer poner en contacto la fibra con la pared del vaso de modo que se pueda determinar un daño térmico suficiente para producir como efecto final la fibrosis1-2. Pero tal intuición había sido ya sorprendentemente formulada en los primeros trabajos de Boné. Lo que de nuevo se divulga en literatura es la necesidad de utilizar energías elevadas que no parecen producir complicaciones clínicas relevantes21 y, de todas formas, inferiores a aquéllas de la cirugía tradicional, como se informa en los pocos estudios aleatorios a doble ciega publicados.24 El estudio de un modelo matemático basado en el cálculo de elevación de la temperatura provocada por la luz y la extensión del daño térmico sobre la pared venosa ha permitido establecer el nivel de energía erogada (J/cm) necesaria para provocar la definitiva desnaturalización proteica del endotelio venoso en relación a las distintas modalidades de ejecución del procedimiento (continuo o por pulsos) y al calibre del vaso tratado25. El estudio ha confirmado la escasa influencia de la frecuencia (810-980 nm) para los fines del éxito del tratamiento. La energía dada (J/cm) se ha confirmado como el principal parámetro de referencia: por la definitiva alteración de la pared de la vena del calibre de 5 mm se ha estimado necesaria una energía de 50 J/cm en modalidad por pulsos y de 100 J/cm en modalidad contínua. La velocidad de retracción de la fibra láser no debe ser superior a 3 mm/seg con potencia de 12 W en pulsado y de 1 mm/seg con potencia de 10 W. Uno de los problemas de difícil solución es la ausencia de precisión en la valoración del calibre de la vena en clinostatismo después de una anestesia tumescente que según algunos se reduce generalmente a 5 mm o menos26. Un dato interesante es que la energía óptima resulta ser inferior si es emitida en la modalidad por pulsos que comporta, de todas formas, una mayor atención en la ejecución de una correcta velocidad de retracción de la fibra. En conclusión, los resultados obtenidos en el campo experimental no difieren sustancialmente de los resultados clínicos: las actuales tecnologías requieren energías elevadas y utilización de técnicas tendentes a reducir las complicaciones. En el 2006, un grupo compuesto de los 8 centros implicados en el proyecto Eureka EULASNET “Mafalda” está experimentando una nueva frecuencia (1500 nm) utilizando la misma energía por centímetro y las mismas modalidades de anestesia y procedimientos con el fin de obtener unos resultados completamente confrontables. Los datos preliminares pareces ser muy prometedores por lo que respecta a la incidencia global de los éxitos y a la reducción de los efectos colaterales menores debidos al empleo de una energía y de una fluencia optima mucho más bajas respecto a aquélla actualmente utilizadas con las tecnologías diódicas. Los resultados definitivos de tal estudio se han publicado a finales del 2007. Es necesario un mayor conocimiento de las modalidades de acciones del LEV para una optimización de la técnica y para la mejora del porcentaje de éxito. En cualquier caso, se puede afirmar que una vez verificada la oclusión del vaso durante un periodo a medio plazo, la siguiente recanalización no es nada frecuente. Las complicaciones tromboembólicas constituyen un raro evento en esta cirugía. Algunos autores14,17,28 refieren todavía ciertos casos sobre todo de extensión trombótica de la unión safeno -femoral a la vena femoral común. La experiencia inicial de la Mayo Clinic28 ha resultado particularmente alarmante considerando la alta incidencia de trombosis venosa profunda (TVP) que se ha verificado en un número exiguo de casos tratados. El mismo grupo, sin embargo, ha publicado pocos meses más tarde los resultados de una casuística más amplia no agravada con nuevas trombosis de la vena femoral común con una neta reducción de la incidencia global de TVP del 5,35% AL 3,90% 29. La etiopatogénesis de los casos de TVP reportados por este grupo no ha sido exhaustivamente aclarada ni la elevada incidencia justificada de todas formas ya sea respecto a los datos internacionales como a la indiscutible experiencia de cirugía tradicional atribuible a los autores. De todas formas, no es del todo excluible una probable influencia negativa ejercitada por la curva de aprendizaje. Otros autores informan de casos esporádicos de TVP no complicados con embolia pulmonar debidos a la predisposición trombofílica de los pacientes27. Sorprendentemente, en un reciente estudio en perspectiva en varios centros llevado a cabo en pacientes operados tradicionalmente sometidos a seguimiento con ecodóppler, la incidencia de TVP ha resultados superior (5,7%) haciendo que nos preguntemos por la necesidad de llevar a cabo o no la profilaxis antitrombótica en el tratamiento de las varices de los miembros inferiores más allá del tratamiento seguido30. La experiencia clínica llevada a cabo por los autores sobre una serie continuada de 303 miembros tratados con endolàser 980 multidiodos, ha estado caracterizada por un caso de TVP (0,3%), probablemente atribuible a la excesiva proximidad de la fibra a la unión safeno -femoral. Además de la equimosis y el endurecimiento venoso, que están presentes en porcentaje muy alto en la mayor parte de las casuísticas, las complicaciones menores comúnmente referidas en las publicaciones son: A- disestesias B- pigmentaciones C- periflebitis o flebitis D- hematomas E- quemaduras dérmicas La disestesia se verifica entre el 36,5%3 y el 11%8 de los casos y es reversible en casi la totalidad de los casos en un tiempo variable más bien largo, entre los 6 y los 13 meses3. Se da más raramente con el uso de la anestesia tumescente. Los autores refieren una reducción de las disestesias postoperatorias al 3% con el uso de infiltraciones subcutáneas de una solución salina enfriada a cuatro grados centigrados16. La pigmentación es menos frecuente y es mencionada en las publicaciones en el 0% 823%3 y se reduce progresivamente hasta desaparecer en la mayoría de los casos en 6-13 meses3. Generalmente suele darse más cuando no se utiliza la anestesia tumescente que disminuye notablemente la difusión de la energía calorífica por fuera del lumen basal, además de reducir el calibre del vaso haciendo posible la utilización de fluencias menores. Los autores16 informan de una baja incidencia de pigmentaciones (1,2%) en pacientes predispuestos (fototipos V-VI segùn Fizpatrick). Las flebitis y periflebitis son observables en el 1,7%10-10%8 de los casos; se localizan prevalentemente a nivel de las colaterales de las safenas y no requieren generalmente ningún tratamiento o como máximo el uso de fármacos antiinflamatorios. Se ha dado un caso de tromboflebitis séptica evolucionada a un flemón del miembro entero que requirió el drenaje quirùrgico31. Los autores16 informan de casos raros de periflebitis (2%) en el tratamiento de venas de calibre mayor de 16 mm. El hematoma se da ocasionalmente en porcentaje variable del 0,8%3 al 24%4 y se atribuye generalmente a la compresión manual efectuada durante el procedimiento. Los autores16 han observado un caso sobre 162 tratados en los que ha sido necesario el drenaje quirúrgico a nivel del muslo. Finalmente, la quemadura cutánea es una complicación muy rara generalmente debida al tratamiento de varices tronculares no safenas que tienen un recorrido mucho más superficial. Huang refiere dos casos de quemadura parcial sobre 208 miembros tratados con LEV3. Sichau32 habla de dos casos de quemadura sobre 111 pacientes tratados en una zona cutánea, pero no sobre la safena sometida a tratamiento. Los autores suponen que la transmisión del calor mediante la sangre de la safena a la colateral es la responsable de la complicación cutánea. Las dos quemaduras eran pequeñas y cicatrizaron en seis semanas. En una serie continua de 303 miembros sometidos a LEV, los autores informan de un caso de quemadura sobre una colateral de la safena interna a nivel de la pierna tratado sin anestesia tumescente. La ausencia de anestesia local en una vena muy a flor de piel se considera una de las causas de tal complicación, por lo demás completamente cicatrizada en seis semanas. Como conclusión, los datos de las publicaciones permiten confirmar que el LEV es un procedimiento eficaz y seguro en comparación a la cirugía convencional, pero se siente la necesidad de uniformar de modo más comparable los criterios de exclusión y las modalidades de tratamiento en todos los grupos con el fin de reducir ulteriormente las complicaciones.(33,34.35). BIBLIOGRAFÍA 1. Bonè C, Navarro L. 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TRATAMIENTO DE LAS VARICES, POR ENDOLASER 1.Identificación y descripción del procedimiento: Después de estudiar sus síntomas y haber realizado las exploraciones complementarias oportunas (ecodóppler, etc.)), hemos detectado una alteración en el funcionamiento de su sistema venoso superficial, consistente en un reflujo, ocasionado por sus varices, y que le provocan un síndrome de Insuficiencia Venosa Crónica. Además del defecto estético que esto le pueda ocasionar, esta enfermedad puede en su evolución dar lugar a una serie de complicaciones, como varicoflebitis, hemorragias, trastornos de la piel (eczemas, cambios de color), ulceras, etc. Para tratar esta alteración, la técnica que se le propone, consiste en la introducción de una fibra óptica en el interior de las venas afectadas, esta fibra permite la conducción de una energía laser producida por un generador externo. 2. Objetivo del mismo: Pretendemos impedir la circulación de sangre por las venas enfermas, evitando así el reflujo. La energía Laser se transforma en energía térmica en contacto con las paredes venosas y algunos elementos de la sangre, esta energía térmica provocara una alteración de las paredes venosas ocasionando una fibrosis de las mismas. El objetivo final será la obliteración, cierre, o disminución de tamaño de las venas tratadas. 3. Beneficios que se esperan alcanzar: Se pretende mejorar la sintomatología que actualmente padece, eliminar en lo posible las dilataciones varicosas, y evitar las posibles complicaciones que tiene esta enfermedad en su evolución. 4. Alternativas razonables a dicho procedimiento: La cirugía convencional (safenectomía / fleboextracción), CHIVA, etc.), y otros procedimientos endovasculares (radiofrecuencia y escleroterapia), son técnicas válidas y reconocidas por la comunidad científica, para el tratamiento de las varices. En su caso se recomienda este procedimiento endovascular y mínimamente invasivo como alternativa a otros tratamientos. 5. Consecuencias previsibles de su no realización: Progresión del síndrome de Insuficiencia Venosa Crónica, con aparición de manchas en la piel, dermatitis, inflamación de los tejidos subyacentes a la piel, ulceras. Complicaciones de las dilataciones varicosas, como varicoflebitis y hemorragias por sangrado de las mismas (varicorragias). 7. Riesgos: Las COMPLICACIONES posibles de este procedimiento son: -Riesgos específicos del procedimiento .- Efectos secundarios frecuentes:(>50%) Equimosis, hematomas, dolor. .-Efectos secundarios infrecuentes:(<5%) Tromboflebitis superficial. Trombosis venosa profunda. Parestesias. Quemaduras. .-Efectos secundarios excepcionales : (< de 10 casos descritos) Embolia pulmonar. FAV (Fistulas arteriovenosas), quemadura. - Riesgos en función de la situación clínica del paciente Debidos a la edad. Trastornos de la coagulación. Alteraciones cardiacas. Reacciones alérgicas, Medicaciones no advertidas antes del tratamiento. Enfermedades sistémicas (diabetes, hipertensión). Etc. D/Dña...................................................................DNI....................................................... Domicilio: MANIFIESTO: Que he sido informado por el Dr/Dra............................................................................................... En fecha de hoy (y que me ha sido entregada la información) del procedimiento descrito en este documento. He sido informado de los beneficios y riesgos, y de los posibles métodos alternativos. He comprendido toda la información que se me ha proporcionado y mis dudas han sido aclaradas satisfactoriamente. CONSIENTO: Al Dr/Dra.………………………………………………………………………………….., y a los miembros de su equipo, que me practiquen el procedimiento mencionado y las pruebas complementarias necesarias. Soy conocedor de que en caso de urgencia o por causas imprevistas podrán realizarse las actuaciones médicas necesarias para mantenerme con vida o evitarme daño. Se que en cualquier momento puedo revocar mi consentimiento. Firmo dos ejemplares en…………………………., a de de 2001 Firma del paciente o persona autorizada Dr/Dra. Nº Col. REVOCACIÓN DEL CONSENTIMIENTO Don/Doña…………………………………………………de…………años de edad. (Nombre y dos apellidos del paciente) Con domicilio en…………………………………………………………y DNI…………………………… Don/Doña………………………………………………de…………años de edad. (Nombre y dos apellidos del representante) Con domicilio en …………………………………………………………y DNI…………… En calidad de………………………………………………………….............. (Representante legal, familiar o allegado) De …………………………………………………………………………… (Nombre y dos apellidos del paciente) Revoco el consentimiento prestado en fecha………………………………….y no deseo proseguir el tratamiento, que doy con esta fecha por finalizado. En………………………………………………………………………lugar y fecha)