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Capítulo 630 Malformaciones congénitas & e630-1 Los problemas congénitos del oído pueden ser leves y tener una repercusión esencialmente estética, o graves, en cuyo caso afectan al aspecto y a la función. Cualquier niño que nazca con una malformación del pabellón auricular, del conducto auditivo externo o de la MT debe ser sometido a una evaluación audiológica completa en el período neonatal. Las pruebas de imagen son necesarias para realizar la evaluación y aplicar el tratamiento; en los pacientes con otras anomalías craneofaciales, un enfoque multidisciplinario con otros especialistas puede ayudar a orientar el tratamiento. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. MALFORMACIONES DEL PABELLÓN AURICULAR Las malformaciones graves del oído externo son poco comunes, pero las deformidades leves son frecuentes. Las anomalías aisladas del oído externo aparecen en alrededor del 1% de los niños. La existencia de una depresión en forma de sinus inmediatamente por delante del hélix y por encima del trago puede corresponder a un quiste o una fístula con revestimiento epidérmico. Estas anomalías son bastante frecuentes, con una incidencia de aproximadamente 8/1.000 niños, y pueden aparecer de forma unilateral, bilateral y familiar. Sólo requieren extirpación quirúrgica en caso de presentar infecciones repetidas. Los apéndices cutáneos accesorios, que aparecen con una incidencia de 1-2/1.000, se pueden extirpar por motivos estéticos mediante la simple ligadura si están fijados por un pedículo fino; pero si éste es ancho o contiene cartílago, este defecto debe corregirse quirúrgicamente. Una oreja excesivamente prominente o en «asa» se origina por la falta de curvatura del cartílago que forma el antihélix. Se puede mejorar su aspecto estético en el período neonatal aplicando un armazón rígido (a veces se usa alambre de estaño) que se fija mediante tiras de esparadrapo a la oreja, debiéndolo llevar colocado durante semanas o meses. La corrección estética mediante otoplastia se puede realizar en niños a partir de los 5 años, ya que en ese momento la oreja ha alcanzado alrededor del 80% del tamaño de la del adulto. El término microtia puede referirse tanto a anomalías mínimas del tamaño, la forma y la localización de la oreja y del conducto auditivo externo, como a anomalías mayores con la existencia tan sólo de pequeños restos de piel y cartílago y la ausencia total del orificio externo del conducto auditivo; la anotia indica la ausencia total del pabellón y del conducto auditivo. Los oídos micróticos presentan, por lo general, una situación más anterior e inferior que las orejas normales, y la localización y función del nervio facial también pueden ser anómalas. La corrección quirúrgica de la microtia se indica tanto por razones estéticas como funcionales, ya que los niños que conservan restos auriculares pueden llevar gafas, prótesis auditivas o pendientes y sentir que tienen un aspecto más normal. Cuando la microtia es muy marcada, en algunos pacientes se puede optar por la creación y adaptación de una oreja protésica, que estéticamente es muy parecida a la real. Las técnicas quirúrgicas para corregir la microtia grave suponen la realización de procedimientos en varias fases, que incluyen el tallado y el trasplante de injertos de cartílago costal autólogo y la realización de colgajos de tejidos blandos locales. La reconstrucción estética del pabellón auricular se acostumbra a hacer entre los 5 y los 7 años, y se realiza antes de la reparación de la atresia del conducto auditivo en los niños que precisan esta corrección quirúrgica. ESTENOSIS Y ATRESIA CONGÉNITAS DEL CONDUCTO AUDITIVO EXTERNO La estenosis o la atresia del conducto auditivo externo a menudo se asocia con malformaciones del pabellón auricular y del oído medio; mientras que las estenosis leves pueden presentarse de forma aislada. En algunos síndromes genéticos, como la trisomía 21, los conductos auditivos son muy estrechos. Estos niños deben ser sometidos a una evaluación audiométrica lo antes posible. La mayoría de los niños que presentan una HC significativa secundaria a una atresia bilateral usan prótesis auditivas de conducción ósea durante los primeros años de su vida. La TC y la RM del hueso temporal son muy útiles para el diagnóstico, la evaluación y la planificación quirúrgicas. Los casos leves de estenosis del conducto auditivo no requieren la realización de una ampliación quirúrgica, excepto cuando el paciente desarrolle una otitis externa crónica o una impactación considerable de cerumen que afecte a la audición. La cirugía reconstructiva del conducto auditivo y del oído medio para tratar la atresia se indica generalmente en niños mayores de 5 años con deformidades bilaterales que producen una HC significativa. El propósito de esta cirugía reconstructiva es mejorar la audición hasta el punto de que el niño no necesite el uso de prótesis auditiva, o lograr un conducto y un pabellón auricular que permitan al niño beneficiarse del uso de una prótesis auditiva de conducción aérea. Es necesaria la constatación mediante TC de la existencia de un espacio adecuado en el oído medio y en la mastoides, así como la existencia de huesecillos para la realización de la cirugía reconstructiva, además de tener en cuenta la posición del nervio facial, que en estos niños presenta a menudo una localización anómala. El uso de prótesis auditivas osteointegradas (BAHA) puede suponer una alternativa para algunos de estos niños cuando sean mayores. Estos aparatos están aprobados por la Food and Drug Administration estadounidense para su implantación quirúrgica en niños a partir de 5 años. Antes de esta edad pueden utilizarse con una cinta elástica alrededor de la cabeza. MALFORMACIONES CONGÉNITAS DEL OÍDO MEDIO Los niños pueden presentar anomalías congénitas del oído medio como un defecto aislado o asociadas a otras anomalías del hueso temporal, especialmente del conducto auditivo y de pabellón, o como parte de un síndrome. Los niños afectados suelen padecer una HC, pero pueden presentar formas mixtas de HC y de HNS. La mayoría de las malformaciones afecta a los huesecillos, especialmente al yunque. Otras anomalías menos comunes del oído medio, como la persistencia de la arteria estapedial, un bulbo de la yugular procidente y las anomalías de la forma y el volumen de la cavidad aérea del oído medio y de la mastoides, plantean problemas para el cirujano. Dependiendo del tipo de anomalía y de la presencia de otras alteraciones asociadas se puede considerar la corrección quirúrgica para mejorar la audición. MALFORMACIONES CONGÉNITAS DEL OÍDO INTERNO La identificación y clasificación de las anomalías congénitas del oído interno se han conseguido gracias a los avances en las técnicas de imagen, especialmente TC y RM. Se calcula que hasta un 20% de los niños con HNS puede presentar anomalías anatómicas identificables con TC o RM. Las malformaciones congénitas del oído interno se suelen asociar con una HNS de grado variable, desde leve hasta profunda. Estas malformaciones pueden aparecer de forma aislada o en asociación con otros síndromes, anomalías genéticas, o alteraciones estructurales de cabeza y cuello. Los acueductos vestibulares dilatados se han identificado en asociación con HNS en los estudios de imagen; aunque no existe tratamiento para esta afección, puede asociarse con una HNS progresiva en algunos niños, por lo que su diagnóstico puede tener un valor pronóstico. La fístula perilinfática (FPL) congénita de la membrana de las ventanas oval o redonda se puede presentar como una HNS, fluctuante o progresiva, con o sin vértigo, y se asocia con frecuencia a anomalías congénitas del oído interno. La exploración del oído medio puede ser necesaria para confirmar el diagnóstico, ya que no existe ninguna prueba diagnóstica no quirúrgica que sea fiable. Las FPL pueden requerir su reparación para prevenir la posible diseminación de una infección desde el oído medio hasta el laberinto, para estabilizar una hipoacusia y para aliviar el cuadro de vértigo cuando éste existe. COLESTEATOMA CONGÉNITO El colesteatoma congénito aparece generalmente como una estructura quística, blanquecina y redondeada por dentro de una MT e630-2 & Parte XXX El oído íntegra. Se localizan con mayor frecuencia en la porción anterosuperior del oído medio, aunque pueden presentarse también en otras localizaciones, incluida la propia MT o la piel del conducto auditivo. Los niños afectados no suelen tener antecedentes previos de otitis media (OM). Una teoría común para explicar su patogenia sería que el quiste deriva de un resto congénito de tejido epitelial que persistiría más allá de la 33.a semana de gestación, cuando normalmente debería desaparecer. Otras teorías incluyen la metaplasia epidermoide del oído medio, la entrada de epitelio epidermoide al interior del oído medio a través de un tímpano no íntegro, implantes ectodérmicos entre los restos del primer y segundo arcos branquiales, y restos epidermoides del líquido amniótico. La existencia de un colesteatoma congénito o adquirido debe sospecharse cuando se vea una bolsa de retracción profunda, restos de queratina, una otorrea crónica, un tejido de granulación endoaural o la existencia de una masa por detrás o englobando la TM. Los restos de queratina del colesteatoma, además de actuar como un tumor benigno que provoca la destrucción local del hueso, constituyen un excelente medio de cultivo y pueden constituir un foco de infección causante de una OM crónica. Las posibles complicaciones son la erosión osicular con hipoacusia, la erosión ósea dentro del oído interno con aparición de vértigo, o la exposición de la duramadre que da lugar a meningitis o abscesos cerebrales. El colesteatoma se debería extirpar quirúrgicamente tras una evaluación auditiva y una TC, junto con un tratamiento antibiótico apropiado. Suele recomendarse una reintervención a los 6-9 meses de la cirugía primaria para evitar una recidiva del proceso. El colesteatoma congénito es una enfermedad agresiva y su extirpación quirúrgica precoz asociada a un seguimiento estrecho ayudará a evitar una lesión permanente del oído medio e interno. BIBLIOGRAFÍA Davids T, Gordon KA, Clutton D, et al: Bone-anchored hearing aids in infants and children younger than 5 years, Arch Otolaryngol Head Neck Surg 133:51-55, 2007. Ozgen B, Oguz KK, Atas A, et al: Complete labyrinthine aplasia: clinical and radiologic findings with review of the literature, AJNR Am J Neuroradiol 30:774-780, 2009. Mylanus EA, Rotteveel LJ, Leeuw RL: Congenital malformation of the inner ear and pediatric cochlear implantation, Otol Neurotol 25:308-317, 2004. van Wijk MP, Breugem CC, Kon M: Non-surgical correction of congenital deformities of the auricle: a systematic review of the literature, J Plast Reconstr Aesthet Surg 62:727-736, 2009.