Download + Baldor mantiene su vigencia como el `terror`
Document related concepts
Transcript
Baldor mantiene su vigencia como el ‘terror’ de los textos escolares Percepciones de estudiantes y docentes sobre el popular texto escolar. Autor: Diego Forero Barrios/ El Heraldo.co Tomado con autorización del periódico El Heraldo en su edición digital del 24 de enero de 2016. El álgebra de Baldor, cuya primera edición data de 1941, es uno de esos libros que siguen vigentes a pesar del paso del tiempo. Docentes, estudiantes y vendedores opinan sobre la publicación. Las listas escolares se renuevan cada año con nuevos textos a excepción del libro Álgebra de Baldor. Cuenta la historia que en Egipto, tierra a la que se le reconoce por sus pirámides y faraones, se encuentran los primeros indicios del florecimiento de las ciencias matemáticas. La necesidad de afinar la aritmética y la geometría se asomó como algo inexorable para buscar una solución a las periódicas inundaciones provocadas por el río Nilo. Aunque las matemáticas representan un instrumento fundamental en distintos campos del saber, generan cierta resistencia en quienes han sufrido por cuenta de su complejidad. Cuando se trata de resistencia y antipatía, por alguna de sus ramas, el álgebra es una abanderada para muchos estudiantes y personas que atendieron sus contenidos. Hoy día el libro, cuya portada sigue mostrando el hombre de turbante granate y barba prominente, se consigue por un precio de $65.000 y de segunda entre $25.000 y $35.000, dependiendo de su antigüedad. El autor de este tradicional libro, que ha sido usado por generaciones, es el profesor cubano Aurelio Baldor. A pesar de su supuesta impopularidad, el álgebra de Baldor sigue ‘vivito y coleando’. Difícil, pero útil. Derlys Teherán, una estudiante de 10° grado, reconoce que hace poco más de un año sufrió la complejidad de los ejercicios del libro. A 1 pesar de su dificultad, hoy asegura que eso le permitió comprender distintos temas y aplicarlos en situaciones del diario vivir. “En el colegio todavía piden ese libro y cuesta creer que no se utilice más. Lo siguen usando porque es un recurso valioso para enseñar las matemáticas”, agrega la menor de 15 años. Yerlin Roncallo tiene 17 años y acaba de graduarse de bachiller. Ella recuerda que algunos casos de factorización eran sumamente enredados, por lo que ella manifiesta –entre risas- que son “lo peor”. Sobre el tema, expresa que gracias a su profesor pudo comprenderlos. En este momento ve en el álgebra de Baldor un libro que constituye una base para el dominio de conceptos básicos porque promueve el aprendizaje de diversos temas y fortalece las habilidades del estudiante antes de acceder a la educación superior. Hablan los profesores. Gustavo Titus, docente matemático, sostiene que el ejemplar es percibido por algunos alumnos como un “dolor de cabeza” mientras desarrollan en el colegio sus temas. “Cuando esos jóvenes llegan a la universidad a estudiar una ingeniería se dan cuenta de que mucho de lo aprendido fue gracias al álgebra. Esa es la base del cálculo”, dice. Desde su punto de vista, es una publicación muy importante para los educadores porque permite enseñar las matemáticas desde lo más elemental. Una de sus principales cualidades -afirma- es que promueve una pedagogía que instruye desde lo más sencillo hasta lo más complejo. “Eso es algo que le brinda muchas oportunidades tanto al docente al momento de impartir el conocimiento como al estudiante que lo va a recibir, puesto que se trata de una ciencia gradual. Así también son los procedimientos que se necesitan para resolver los diferentes ejercicios”, agrega. Titus advierte que en estos tiempos prima el aprendizaje significativo, razón por la que algunos teóricos minimizan la relevancia del Baldor en la contemporaneidad, calificándolo como algo “fuera de contexto” o “pasado de moda”. Sin embargo, aclara que no coincide con esas afirmaciones. De la misma manera, destaca que esta publicación se ha convertido en un elemento tradicional por lo valioso que es para los maestros. En su opinión, las matemáticas requieren la insistencia del educador en su ejercitación, por lo que la “mejor herramienta” es el Baldor. 2 Rafael Escudero, profesor del departamento de Matemáticas y Estadística de la Universidad del Norte, indica que la relevancia del libro se remonta a las décadas del 60 al 80, cuando gozó de muy buena acogida. A partir de los noventa, según él, con la revisión de los programas de matemáticas se halló que el volumen incluía ejercicios “muy mecánicos”. Pese a ello, fue una obra impactante para las generaciones de la época porque la manera de proponer los temas supo atraer a los formadores. “El impacto no es el mismo de antes, pero fue un libro que marcó la pauta en la enseñanza de las matemáticas. En este momento no es igual porque hay otras formas de enseñar y seguir el programa por competencias”, sostiene. Escudero resalta que muchos docentes aún recomiendan el álgebra de Baldor como refuerzo en el aprendizaje de los alumnos. El texto fomenta que los jóvenes resuelvan ejercicios por su propia cuenta y refuercen sus conocimientos. “En ese sentido es utilizable y tiene vigencia todavía, pero no tiene la misma repercusión de antes”, expresa. Ventas se mantienen. Quienes no dudan en celebrar la vigencia del ejemplar son los vendedores. Dairo Arteta se dedica al oficio desde hace 40 años, es propietario de una pequeña librería a pocos metros del Paseo Bolívar y, con base en su experiencia, sentencia que el Baldor es “inmortal”. El hombre de 54 años de edad asegura que, en un año favorable para su negocio, puede vender hasta 80 ejemplares. En relación con los precios, dice que el libro nuevo se vende en $65.000, mientras que por uno usado pueden pedir entre 25 mil y 35 mil pesos. María Hernández, vendedora de libros desde 1998, expresa que diariamente a su negocio llegan personas preguntando por la referencia. Ella sostiene que, año tras año, decenas de padres de familia compran “la biblia de las matemáticas”, como suele denominarle. Aunque en la actual temporada las ventas han disminuido notablemente, quizás por la difícil situación económica que atraviesan algunos hogares barranquilleros, declara que en periodos de bonanza se pueden vender hasta 50 ejemplares en menos de seis meses. Por lo pronto, el álgebra de Baldor seguirá siendo uno de los textos más apetecidos por los docentes de matemáticas de distintas instituciones 3 educativas, un dolor de cabeza de enorme utilidad para los estudiantes y una oportunidad de rebusque para los vendedores. En definitiva, el legado de Al-Juarismi mantiene intacta su vigencia y se resiste a desaparecer. Al-Juarismi, el matemático árabe que figura en la portada Contrario a lo que cualquier desprevenido podría suponer, el personaje que da la bienvenida a quienes recurren a la publicación no es su creador. Se trata de Al-Juarismi, un matemático y astrónomo que existió entre los años 780 y 850, aproximadamente. Con base en relatos antiguos, se le reconoce como uno de los más destacados del área en aquella época. A través de sus planteamientos, marcó las primeras reglas del cálculo algebraico: la transposición de términos de uno a otro elemento de una ecuación –previo cambio de signo– y la anulación de términos idénticos en los dos miembros. Con su libro del álgebra, el científico marcó el comienzo de la literatura matemática de los musulmanes. El reconocimiento con el que cuenta ese ejemplar ha derivado dos palabras que permanecen activas en el vocabulario de la ciencia formal. Una de ella es ‘algoritmo’, que tras haber tenido varias acepciones, alude a un procedimiento constante de cálculo. La otra es ‘álgebra’, una expresión que caló en Occidente por intermedio del tratado árabe. ‘Alyéber’ se denomina la operación por la cual un término pasa de un miembro a otro de una ecuación con cambio de signo. 4