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HISTORIA DE PUERTO RICO
LECCIÓN 3– La expansión europea
El siglo XV fue testigo de un importante proceso de exploración y expansión
europea. Motivados por factores económicos, religiosos y culturales, los europeos se
lanzaron a explorar zonas para ellos desconocidas. Este proceso formó parte y a la vez fue
resultado de cambios trascendentales en el desarrollo histórico europeo. El continente
dejó atrás esquemas y tendencias medievales para experimentar una profunda
transformación. El comercio dio vida a un incipiente desarrollo capitalista, renacieron los
estados nacionales centralizados en las ideas renacentistas, cuestionaron los patrones
mentales medievales y promovieron la aventura y la búsqueda del conocimiento, además,
los desarrollos científicos hicieron la navegación más segura y precisa.
La actividad mercantil –especialmente con Asia– se convirtió en la fuerza motriz de
cambios culturales, sociales, políticos y económicos. El ascenso de un nuevo poder
mundial –los turcos– y el cierre de las rutas del comercio de Europa con Asia fueron
sucesos que motivaron a los europeos a lanzarse en busca de nuevos mercados y rutas
comerciales. Los portugueses fueron los primeros en aventurarse en el océano Atlántico
en busca de una ruta hacia la India y de una nueva ruta para el comercio de las especies.
Sus experiencias fueron cruciales en el desarrollo de la navegación y la exploración.
Un marino italiano, llamado Cristóbal Colón, creyó posible llegar a las Indias
navegando hacia el oeste, y tras mucho insistir consiguió el apoyo de la reina de Castilla.
Colón no encontró los reinos fabulosos de Asia que andaba buscando, pero sí tropezó con
un nuevo mundo que encandiló a Europa y cambió la historia de la Humanidad.
FACTORES DE LA EXPANSIÓN ATLÁNTICA
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Para entender el proceso de expansión europea de finales del siglo XV es necesario
prestarle atención a varios factores. En primer lugar, debemos analizar el desarrollo del
capitalismo mercantil y la acumulación de riquezas. Durante gran parte de la Edad Media,
en Europa la agricultura se desarrolló con fines de subsistencia, limitando el desarrollo
comercial. La existencia de gremios y la actitud de la Iglesia Católica –en contra de la
usura y a favor del llamado “precio justo”– limitaron la actividad comercial e industrial
europea.
Durante los siglos XI al XIII el comercio europeo dio claras muestras de
recuperación. El desarrollo de las Cruzadas –una serie de guerras religiosas, llevadas a
cabo entre los siglos XI al XIII por el occidente europeo, por el control de Tierra Santa–
contribuyó al desarrollo comercial de Europa y del Medio Oriente. Las Cruzadas causaron
el desplazamiento de miles de hombres y suministros desde Europa hasta el Medio
Oriente, enriqueciendo a comerciantes y navegantes de diversas ciudades italianas
(Génova, Venecia y Florencia).
Algunas de estas ciudades establecieron vínculos
comerciales permanentes con el Medio Oriente. Además, las Cruzadas conectaron a
Europa occidental con productos musulmanes y bizantinos. Los comerciantes italianos
aprovecharon el creciente interés europeo por el Oriente, desarrollando un importante y
lucrativo intercambio comercial. La renovación del comercio provocó la acumulación de
riquezas, promoviendo el desarrollo capitalista y la integración económica de Europa
occidental.
La expansión comercial europea continuó en los siglos XIV y XV. Comerciantes
europeos llegaron hasta el Lejano Oriente en busca de productos como la seda, el oro y las
especies (clavo, canela, nuez moscada, jengibre, etc.). La demanda por estos productos
aumentó de forma continua. El oro se convirtió en un producto esencial, pues la escasez
de monedas frenaba el crecimiento económico. Las especies orientales se convirtieron en
un producto muy valioso; porque permitían conservar y mejorar el sabor de los alimentos.
Incapaces de producirlas, los europeos dependían de los comerciantes que las
importaban. La lejanía de los centros de producción de estos productos promovió la
expansión del territorio mercantil europeo y fomentó la navegación y la exploración.
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Elementos de carácter geopolítico también jugaron un papel importante en el
proceso de expansión europea. Los mercaderes europeos contaban con dos rutas para
acceder al Oriente: a través de la ciudad de Constantinopla y el Estrecho del Bósforo o a
través de la península de Suez. Tras dos siglos de un tráfico comercial ininterrumpido, en
1453 Constantinopla fue conquistada por los turcos. La conquista musulmana de la capital
del Imperio Bizantino alteró la situación política y militar en el Mediterráneo oriental. Los
nuevos señores de la ruta del Bósforo establecieron altos impuestos a los productos
orientales, aumentando su precio. Ello forzó a los europeos a buscar nuevas rutas al
Oriente.
La búsqueda de esas rutas contó con el apoyo de los estados nacionales que se
estaban desarrollando en Europa. Aunque el desarrollo de los estados nacionales era
todavía débil a finales del siglo XV, éstos apoyaron económica y políticamente a
exploradores y comerciantes. Motivados por razones económicas –la oportunidad de
lucro– los monarcas europeos se convirtieron en un factor de importancia en el proceso
de expansión europea.
Los portugueses fueron los primeros en lanzarse en busca de nuevas rutas al Asia.
Éstos exploraron la costa occidental de África y fundaron varios puertos comerciales a lo
largo del siglo XV. Esto les permitió desarrollar un lucrativo comercio de marfil, esclavos,
oro y especias. En 1488, un explorador portugués, de nombre Bartolomé Días, alcanzó las
costas surafricanas bordeando el Cabo de Nueva Esperanza. Diez años más tarde, otro
explorador portugués –Vasco de Gama– llegó a las costas de la India.
Los viajes de Díaz y Gama fueron posibles gracias al desarrollo de nuevas
tecnologías de navegación. Los portugueses fueron líderes en el desarrollo de éstas. La
aparición del astrolabio, el cuadrante y la brújula fueron cruciales para que los navegantes
pudieran orientarse en alta mar. La construcción de embarcaciones más resistentes,
como la carabela, permitió los largos viajes de exploración. El desarrollo de la geografía e
hidrografía fueron claves para la preparación de mapas más precisos.
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El Renacimiento y la mentalidad asociada a éste también abonaron al
expansionismo europeo. Este movimiento cultural, que se desarrolló en Europa en los
siglos XV y XVI, se centró en el desarrollo del ser humano y el estudio de sus creaciones
artísticas, científicas, literarias, etc. Los renacentistas compartían una gran curiosidad y
una profunda sed de conocimiento y aventura, dejando a un lado las preocupaciones
religiosas que caracterizaron a la Edad Media. Al dar énfasis al estudio y al conocimiento,
el Renacimiento promovió el desarrollo científico. Esta corriente de pensamiento jugó un
papel muy importante en el proceso de expansión, porque fortaleció el deseo de
exploración, la sed de conocer y estudiar otros mundos y la curiosidad de saber qué había
más allá del horizonte. Los exploradores no sólo buscaban riqueza, sino también entender
y conocer los pueblos que encontraron a su paso. El llamado espíritu renacentista fue
clave en la expansión europea.
A los elementos económicos, comerciarles, científicos y culturales es necesario
añadir el factor religioso. Los exploradores europeos creían que el cristianismo era la
única religión verdadera y que era necesario llevar el mensaje cristiano a los pueblos
paganos. En otras palabras, la religión fue utilizada como una justificación más para la
expansión territorial. Para los exploradores, sus viajes formaban parte de una empresa
religiosa; era una especia de cruzada para cristianizar a los pueblos que encontraran a su
paso.
Un último elemento que es necesario tomar en cuenta es el desarrollo histórico de
España, una de las protagonistas del proceso de expansión. En el siglo VIII, fuerzas
musulmanes invadieron y conquistaron gran parte de la Península Ibérica. Los cristianos
sólo retuvieron el control sobre unas pequeñas porciones de terreno al norte de la
Península, desde donde iniciaron un proceso de reconquista que se extendió unos 700
años. Esta lucha se convirtió en una especie de cruzada para expulsar a los musulmanes
de España y reestablecer el cristianismo en la Península. Para el siglo XIII, el reino de
Castilla había conquistado gran parte del Al-Andalus (la España musulmana), último
reducto de la presencia mora en España. Sólo el reino musulmán de Granada resistía las
embestidas castellanas. El matrimonio de la reina de Castilla (Isabel) con el rey de Aragón
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(Fernando) preparó el camino para la unificación política de España. La monarquía de los
Reyes Católicos, constituida sobre la unión matrimonial de la reina Isabel y el rey
Fernando, sentó las bases del Estado absolutista moderno. Juntos emprendieron la
campaña reconquistadora de Granada. Estos sucesos, unido a la capitulación de Granada
en 1492, dieron a España la cohesión y el poder político necesarios para jugar un papel
crucial en el proceso de expansión europea.
Todos los factores antes mencionados se combinaron para hacer posible los viajes
de exploración europeos y con ellos la llegada de los españoles a América, a finales del
siglo XV y forjar una mentalidad de superioridad ante la conquista de los pueblos nativos.
EL EXPANSIONISMO PORTUGUÉS
Los portugueses fueron los primeros europeos en lanzarse a explorar el Atlántico,
por varias razones. En primer lugar es necesario destacar la posición geográfica del reino
portugués. Como podrás ver en el siguiente mapa de Europa, a comienzos del siglo XV
Portugal ocupa una posición geográfica privilegiada; por su larga costa atlántica y su
posición al extremo occidental del continente europeo. De cara al océano Atlántico, no
debería sorprender a nadie que los portugueses se lanzaran a explorarlo. Además,
Portugal comparte la península Ibérica con España, lo que en el siglo XV le daba acceso al
Mar Mediterráneo y, por ende, al comercio que transitaba por sus aguas. Lisboa, capital
portuguesa, era una ciudad portuaria y un importante de centro de comercio donde
acudían mercaderes de todas partes de Europa.
El territorio portugués fue conquistado por los moros en el siglo VIII. Como sus
contrapartes españoles, los cristianos portugueses se vieron obligados a una larga guerra
de reconquista. En el proceso fue necesario el apoyo de los campesinos, quienes fueron
librados de sus obligaciones feudales, dejando a los nobles portugueses sin los ingresos
asociados al vasallaje. Los nobles se vieron obligados a buscar nuevas fuentes de ingreso.
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EUROPA EN 1400
Por tal razón, éstos se dedicaron al comercio y a la navegación. Esta clase de nobles
comerciantes y exploradores dio un gran impulso a la expansión portuguesa.
Los dirigentes políticos portugueses también jugaron un papel muy importante en
el proceso de expansión de Portugal. Uno de los hijos del Rey, el príncipe Enrique,
llamado el Navegante, mostró un gran interés por la exploración marítima, motivado por
un interés económico y religioso.
Su interés en la exploración marítima lo llevó a
convertirse en un gran patrocinador del desarrollo mercantil. Enrique tenía muy claro la
importancia que tenían para la navegación los conocimientos geográficos y cartográficos,
por lo que convocó a un grupo de especialistas para formar una escuela donde los
navegantes se instruyeran. Enrique también dio apoyo a los viajes de exploración de la
costa africana. Bajo su reinado, los exploradores portugueses arribaron hasta la zona de la
actual república de Sierra Leona (ver mapa de las exploraciones portuguesas en el siglo
XV). (¿Cómo se llamaba antes la actual república de Sierra Leona, ver si hay otro mapa)
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EXPLORACIONES PORTUGUESAS EN EL SIGLO XV
La localización geográfica, la actividad comercial, el apoyo del Estado y la actitud
mercantil de la clase alta colocaron a los portugueses en una posición ventajosa para
iniciar el proceso de expansión europea en el siglo XV.
Los exploradores portugueses buscaban una ruta marítima con dirección a la India
que liberara a Europa del monopolio turco de las rutas terrestres. Para ello, exploraron la
costa occidental africana. En el proceso desarrollaron un imperio compuesto por colonias,
como las islas de Cabo Verde y Santo Tomé, y bases comerciales, como la de San Jorge de
Mina, en Ghana, en la llamada Costa del Oro, dedicadas al tráfico de esclavos y el cultivo
de caña de azúcar.
Las últimas décadas del siglo XV fueron muy positivas para los exploradores
portugueses. Como puedes ver en el mapa que recoge las exploraciones portuguesas en
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el siglo XV, los exploradores lusitanos fueron descendiendo por la costa africana en busca
de la ruta deseada. En 1487, Bartolomé Díaz partió con tres carabelas en busca de una
ruta que le permitiera circunnavegar África y llegar a Asia. Díaz logró bordear África y
llegar al océano Índico, pero tuvo que regresar a Portugal sin haber alcanzado su principal
objetivo: la India. Ese honor le correspondería a otro compatriota suyo. En 1497, Vasco
de Gama completó la hazaña de Díaz al arribar a las costas de la India. Para cuando los
portugueses vieron coronados sus esfuerzos, los españoles habían comenzado un proceso
de exploración y expansión hacia el oeste que les llevó a tropezar con un nuevo mundo.
LOS VIAJES COLOMBINOS, 1492-1504
LOS VIAJES COLOMBINOS
Mientras los portugueses se enfrascaban en la búsqueda de una ruta hacia la India,
los españoles completaban la reconquista de la Península. Las experiencias acumuladas y
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los conocimientos adquiridos por los portugueses sirvieron de base para que sus vecinos
no sólo se embarcaran en el proceso de expansión, sino que le dieran un giro inesperado.
El inicio de la participación en la exploración marítima estuvo asociado a la figura
de un navegante de origen italiano llamado Cristóbal Colón. A falta de fuentes, los
historiadores no han sido capaces de descorrer el velo que oscurece la vida de Colón. Lo
que se conoce del gran navegante está llenó de incertidumbre y de mucha controversia.
Se sabe que Colón se dedicó al mar desde muy joven y que se convirtió en un marino muy
experimentado. Se cree que viajó por la costa africana y que visitó bases portuguesas en
esa zona, adquiriendo conocimiento sobre el desarrollo de la industria azucarera y el
comercio de esclavos en las posesiones .
Colón debió ser un autodidacta, cuyas lecturas abonaron, con datos teóricos y
científicos, a sus conocimientos prácticos sobre la navegación. Su estudio de las obras
clásicas le llevó a elaborar una teoría sobre la posibilidad de navegar alrededor del globo
terráqueo para llegar a la India. Su teoría partía de un cálculo errado de la distancia que
separaba a Europa de Asia, pues Colón creía que eran 3,700 millas náuticas, cuando en
realidad son unas 12,000 millas náuticas.
Colón estaba totalmente convencido de que navegando hacia el oeste sería posible
llegar a las Indias y romper el monopolio turco. Para probar su teoría necesitaba el apoyo
de alguno de los reyes europeos, pues éstos eran los únicos con la capacidad económica
para subsidiar una aventura tan arriesgada. Por razones obvias, Colón se dirigió primero a
Portugal, donde trató de convencer al rey Juan II de que apoyara su búsqueda de una ruta
occidental a las Indias. Desafortunadamente para Colón, la corte portuguesa no mostró
interés en su propuesta. Incansable defensor de su proyecto, Colón se dirigió a España en
busca de apoyo. Allí trató de conseguir el auspicio de la reina Isabel, pero ésta se
encontraba inmersa en completar la reconquista de la Península. La reconquista y los
costos del proyecto colombino limitaron el apoyo recibido por el navegante italiano de
parte de la Reina.
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Una vez alcanzada la conquista de Granada, último reducto musulmán en España,
Isabel decidió apoyar a Colón. En abril de 1492, la Reina y Colón firmaron una especie de
contrato conocido como las Capitulaciones de Santa Fe, especificando los términos o
condiciones legales del proyecto de exploración a punto de iniciarse. Entre los puntos más
importantes de las capitulaciones destacan:
o Se le concedía permiso de viaje a Colón y se le otorgaban 5,000 ducados
para su empresa.
o Colón y sus herederos recibirían el título de Almirante de los territorios que
éste descubriese o “ganara”, lo que le reconocía poder para dirimir
controversias de tipo comercial.
o Colón es nombrado virrey y gobernador general de los territorios que éste
descubriese o “ganara”, lo que le convertiría en representante civil y
militar.
o Colón tendría derecho a una décima parte de las riquezas que fuesen
encontradas en los territorios por ser descubiertos; el resto quedaría en
manos de la Corona.
o Colón podría pagar una octava parte de los gastos de los viajes comerciales
y recibir una proporción igual de los beneficios que fuesen obtenidos.
Las Capitulaciones de Santa Fe fueron muy generosas con Colón, lo que en el futuro
significará problemas para el Almirante y sus descendientes.
Colón organizó su expedición en el puerto de Palos de la Frontera, muy cercano a
la ciudad de Cádiz. Allí armó tres carabelas para el viaje: la Pinta, la Niña y la Santa María.
Para que le acompañaran en esta gran aventura, Colón reclutó unos noventas marineros y
a los capitanes Martín y Vicente Yáñez Pinzón, quienes comandarían a la Pinta y la Niña,
respectivamente. La Santa María, al mando de Colón, quedó como la nave capitana.
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La expedición colombina levó anclas a principios de agosto de 1492 rumbo a las
islas Canarias, desde donde siguieron su travesía al oeste alejándose cada vez más de la
costa, para preocupación y temor de los marinos. La gran interrogante de éstos era muy
clara: ¿cuánto habría que navegar para llegar al destino deseado? Para mantener a sus
marinos lo menos preocupados posibles, Colón les mintió sistemáticamente sobre el
trayecto recorrido. Esto no evitó que tras varias semanas de navegación los ánimos de los
marinos y tripulantes comenzaran a caldearse ante la ausencia de tierra firme.
Afortunadamente para Colón, el 12 de octubre de 1492 fue avistada una isla (Guanahamí,
en las Bahamas) que el Almirante bautizó con el nombre de San Salvador. Colón estaba
seguro de haber alcanzado la India, pero realmente había llegado a un archipiélago hoy
día conocido como las islas Bahamas.
Colón entabló contacto con los habitantes de San Salvador, dando inicio a un
proceso histórico que tendría serias repercusiones tanto para los nativos como para los
europeos. Los amerindios, como se reconocen a los nativos de América, recibieron a
Colón pacíficamente y le hicieron diversos regalos e intercambios.
Éste y sus
acompañantes quedaron sorprendidos por la aparente pobreza de los locales, pues como
creían que estaban en Asia, esperaban una civilización más desarrollada y, sobre todo,
rica, como la descrita por Marco Polo, en el siglo XVIII.
Como puedes ver en el mapa de los viajes colombinos, de San Salvador Colón
navegó al sur hasta llegar a la isla de Cuba. De ahí los españoles pasaron a La Española,
donde halló pruebas de la existencia de oro, uno de los principales objetivos de su viaje.
En La Española, los exploradores construyeron un fortín con la madera de la accidentada
nave la Santa María, y la que bautizaron con el nombre de Navidad. En el fortín quedaron
unos 38 hombres y Colón partió de regreso a Europa.
Colón llegó a España a mediados de marzo de 1493, tras una breve parada en
Lisboa. Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, agasajaron a Colón por el éxito de su viaje
e iniciaron movidas diplomáticas ante el Vaticano para proteger el control de los
territorios encontrados por el Almirante. Los monarcas españoles consiguieron que el
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Papa Alejandro VI emitiera una bula o documento papal, conocida como el decreto
pontifical Inter Caetera, del 4 de mayo de 1493. Esta bula de donación reconocía los
derechos de exclusividad de España sobre los territorios ubicados al oeste de una línea
imaginara trazada de norte a sur a 100 millas de las islas Azores.
Quedaban así
demarcadas las zonas de influencia española y portuguesa. Un año más tarde, los reyes
españoles y portugueses llegaron a un acuerdo, alterando la bula de Alejandro VI. En el
Tratado de Tordesillas se movió la línea imaginaria unas 370 leguas al oeste de las Azores,
dándole a Portugal derecho sobre territorios de la actual República del Brasil. (Ver mapa)
La división del Nuevo Mundo
Mientras los políticos jugaban a la diplomacia, Colón organizó una segunda
expedición exploratoria compuesta de 17 naves y 1,500 personas.
Entre los
acompañantes de Colón iba gente común y corriente, como también hidalgos españoles
en busca de riqueza y aventura.
También le acompañaron labradores, artesanos,
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sacerdotes, comerciantes y hasta un médico.
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Los exploradores llevaban armas,
herramientas, animales, semillas y utensilios diversos; para iniciar la colonización de los
territorios encontrados por Colón.
El segundo viaje de Colón se inició a finales de septiembre de 1493. Al igual que en
su primer viaje, Colón se detuvo en las Canarias, desde donde partió rumbo al Caribe.
Aprovechando las experiencias adquiridas en su primera travesía, Colón logró acortar el
viaje a través de aguas caribeñas a 21 días, arribando a las Antillas Menores (ver mapa).
Colón navegó hacia el norte encontrando a su paso las hoy llamadas islas de Barlovento:
San Martín, Montserrat, Dominica, Antigua, etc. En noviembre de 1493 la expedición
colombina arribó a las costas de la isla de Boriquén, la que Colón bautizó con el nombre de
San Juan Bautista, luego conocida como Puerto Rico. Luego Colón navegó rumbo a La
Española, donde no encontró rastro alguno del fortín de la Navidad ni de los españoles
que quedaron en tierra. Colón se enfrentó al primer episodio de resistencia indígena.
En La Española, Colón fundó un segundo asentamiento que llamó Isabela. Se
iniciaba así el proceso de colonización y conquista de América. Los habitantes de La
Española fueron los primeros en vivir sus consecuencias. La Isla se convirtió en la base de
operaciones española en el Caribe, desde donde se continuaría la exploración y conquista
del resto del continente.
Colón llevó a cabo dos viajes más de exploración (1498 y 1502), pero murió sin
entender que había descubierto un nuevo continente y cambiado el curso de la historia
mundial.