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Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Vigías del Patrimonio
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Notas con Armonía N° 395
Boletín institucional de la Fundación Armonía con información cultural y de interés general.
Bucaramanga, Santander, Colombia
13 años (2003-2016)
Autor del afiche: Rito Hemel Patiño Santos
Foto: Diego Alejandro Villamizar Ruiz
XXVI Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
1 al 14 de agosto de 2015
Invitados especiales
Saavedra Miami, U.S.A.- Ginebra (Valle del Cauca)
María Mónica Mondragón Cali (Valle del Cauca)
Amaretto Ensamble Pereira (Risaralda)
Cimarrón San Martín de los Llanos (Meta)
Homenajeados
Ramiro Alonso Pilonieta Pico Charalá
Nilson Guerrero Mantilla Bucaramanga
Otros invitados: Orquesta Tumacuba, Ayer y Hoy Parrandero, Juan Ibarra y Los Chucureños, Óscar
Alviar, Septófono, grupos de danzas y alrededor de cuarenta agrupaciones que se seleccionarán en las
audiciones presencial y virtual.
Dieciseis conciertos didácticos en Bucaramanga, Floridablanca, Piedecuesta y Girón.
Tres talleres de capacitación.
Carrera 19 N° 31-65 Piso 2 Salón 28 Teléfono 6331497 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org
Centro Cultural del Oriente Colombiano Bucaramanga, Santander, Colombia
Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Hasta siempre, Villa Leo…
La primera vez que doña Leonor Álvarez de Acevedo abrió las puertas de su finca para realizar el Festivalito Ruitoqueño, lo hizo
para alcahuetear el espíritu fiestero de su familia y amigos cercanos. Nunca imaginaría que con su gesto de buena fe, su hogar se
convertiría en un ícono de la música colombiana en Santander.
Desde ese primer encuentro de amigos y músicos, que ocurrió por allá en 1991, la familia Acevedo Álvarez, encabezados por doña
Leo y Carlos Gabriel, su hijo, se preocuparon año a año por mantener a Villa Leo en perfectas condiciones. Los más mínimos detalles
se tuvieron en cuenta para que la sede mayor del Festivalito recibiera a miles de seguidores de nuestras expresiones culturales
regionales y del ámbito nacional. Es por eso que hoy, con nostalgia y gratitud, nos despedimos de este maravilloso lugar.
Los tiempos cambian y es natural que muchas cosas también lo hagan. La finca Villa Leo no es ajena a esta realidad, así que es de
comprender que sus familiares hayan decidido desprenderse de ella y continuar sus vidas sin este emblemático espacio.
El cariño que la Fundación Armonía y El Festivalito guardan por esta familia que se entregó de corazón a este proyecto cultural es
inmenso. Villa Leo será lugar para otras historias, pero en nuestros corazones siempre estará el recuerdo de veinticinco años de
naturaleza, afecto, música y defensa del patrimonio cultural que trabajamos juntos.
“Para la familia Acevedo Álvarez no tenemos más que eternos agradecimientos, siempre los llevaremos en nuestros corazones pues
nos soportaron veinticinco años con paciencia infinita, siendo nuestro aliento y compañía.
Generosidad, amor y fortaleza fue lo que recibimos durante todos estos años de parte de la familia Acevedo Álvarez. La dedicación
con la que doña Leo se preocupaba porque las flores estuvieran lindas, porque su virgen de la gruta con flores, tantas cosas... ¿Qué
podemos sentir nosotros diferente a un agradecimiento y un amor sin límites?
Nos faltan palabras para describir nuestros sentimientos, siempre quedará el recuerdo imborrable de Carlos Gabriel y su hermosa
familia. “Los queremos mucho”, afirma, nostálgico, Luis Carlos.
Por supuesto que en donde estemos, ellos serán nuestros invitados hasta que el señor nos lo permita.
Construyendo el futuro
Pero la fiesta continúa. Con los recuerdos guardados en nuestros corazones, y la experiencia de veinticinco años, el Festivalito
Ruitoqueño se prepara para estrenar sede, esta vez junto a la familia Gómez Serrano, quienes están más que encantados con la
idea de construir cultura desde su finca Pavas de Ruitoque.
“A solo 700 metros adelante de Villa Leo, nos recibe con los brazos abiertos una nueva familia que nos ofrece todo el cariño y
generosa hospitalidad para que continuemos con esta celebración por el afecto, la amistad y el respeto por nuestros valores
tradicionales, y para que el entorno natural del Festivalito, la música, la naturaleza, el afecto y los abrazos, se preserven: benditos
sean”, concluye Luis Carlos.
Fundación Armonía
Prensa
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Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
Intérpretes que se inscribieron para participar en el XXVI Festivalito Ruitoqueño
Adultos 34
Bucaramanga 24
Ana María Cortés
Coral Comfenalco Santander
Cuatro Cañas
Dueto Instrumental Tergiversaciones
Iván Darío Cordero Rodríguez
Los Villamizar
Natalia y Paula
Trielas
Floridablanca 8
Concordancia
Grupo de Cuerdas UPB
Grupo Vallenato UPB
Óscar Orlando Niño Ortiz
Zapatoca 2
Idanis Rueda y Hermanos Quintero
Ana María Espitia Niño
Cuarteto de Clarinetes Sincretísimo
Dos por Delante y Dos por Detrás
Expresión Musical UIS – EMUIS
Jhonatan Mauricio Ortiz Niño
Majembra Rimaandé
Paula Margarita Restrepo Martínez
Trío Berejú
Camilo Andrés Torres Sarmiento
Cuarteto de Guitarra UIS
Dueto Andaluza
Grupo Vocal Rhapsodia
Kuisitambó
Luis Pabón
Tres Mejor que Una
Trío Mestizajes
FCV.Son Vocal
Grupo de Música Afrocolombiana Sandunga UPB
Jazztander Trío
Trío Chiguacá
Manuel Eduardo Quintero
Niños 44
Bucaramanga 30
Banda de Vientos Jorge Ardila Duarte
Coro Escuela Normal Superior de Bucaramanga
Coro Juvenil Colegio Integrado Jorge Isaac
Ensamble de Flautas Mochila Cantora
Ensamble de Violines Colegio San Pedro Claver
Ensamble de Maderas Mochila Cantora
Grupo Atrapasueños Mochila Cantora
Grupo Vocal Infantil Mochila Cantora
Jorge Enrique Gómez Tamayo
Laura Valentina y Daniel Mateo
Nicole Dianne Castillo Prada
Paola Andrea Niño Galindo
Pre-Compañía Grupo Vocal Rhapsodia
Rostyn Fabián y David
Floridablanca 10
Ashley Daniela Amaya López
Banda Sinfónica FCUIS
Coro Juvenil ECAMUSS
Helen Sarhay Villegas
Juan José Rey Rojas
Girón 1
Banda Sinfónica Juvenil de Girón
San Gil 1
Karol Yulieth Villamizar Ortiz
De otras ciudades
Banda Mochila Cantora
Coro Infantil La Cuerda
Ensamble Cantar Libre Tocata
Ensamble de Bronces y Percusión Mochila Cantora
Ensamble Sinfónico Colegio San Pedro Claver
Gerson Antonio Toloza Vargas
Grupo de Vientos Colegio Franciscano Virrey Solís
Juanita Knepper Cadena
Laura Gabriela Castro González
Miguel Ángel Castro González
Orquesta de Arcos FUNNAC
Parroquia Madre del Divino Amor
Raíces-Colegio Nuestra Señora del Pilar
Yerli Nayarí Vergara Mayorga
Banda Sinfónica Colegio Agustiniano
Christian Alejandro Urrego Zambrano
Dueto Aleja y Maleja. ECAMUSS
Jassain Yoshuira Salazar Mengual
Sofía Alejandra Coronel Villamizar
Sabana de Torres 1
Banda Sinfónica Sabana de Torres
Piedecuesta 1
Gimnasio Cantillana
12
Banda Sinfónica Juvenil de Tona
Ensamble de Flautas de la Banda Sinfónica R.G.
Ensamble Xué
Grupo A´Parte
Los Tambores de Simón Univ. Simón Bolívar
Melodías Unisucreña
Tona
Piedecuesta
Bogotá
Bogotá
Cúcuta
Sincelejo
Becuadro
Cuarteto CañaBrava
Estudiantina Barí Univ. Simón Bolívar
La Esperanza Carranguera
Martha Isabel Castrillón Betancur
María Alexandra Domínguez Londoño
Tunja
Bogotá
Cúcuta
Cota
Pereira
Bogotá
Invitados 6
Bucaramanga 3
Andry Yesenia Estupiñán Aparicio
Floridablanca 1
Ayer y Hoy Parrandero
Tierrandina
Tumacuba (10 años)
San Vicente de Chucurí 1
Juan Ibarra y Los Chucureños (50 años)
Bogotá 1
Óscar Alviar Nieto
96 agrupaciones conformadas por 1152 intérpretes
Ciudades representadas: Bucaramanga, Floridablanca, Zapatoca, Girón, Sabana de Torres, San Gil, Tona,
Piedecuesta, Bogotá, Cúcuta, Sincelejo, Tunja, Cota Pereira y San Vicente de Chucurí.
¡Agradecimientos infinitos a los intérpretes, el Festivalito Ruitoqueño se siente honrado y feliz por semejante
demostración de afecto por nuestros valores culturales! ¡La música colombiana está más viva que nunca!
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Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
Fernando Soto Aparicio, 1933-2016
Fernando Soto Aparicio, una tregua con la muerte
Un escritor que no gritó para que lo vieran sino que esperó, como un sabio, a ser notado. Setenta y dos libros,
innumerables obras de teatro, artículos y poemas publicados: una muestra de valentía y coraje.
Por: Camila Builes / El Espectador
El boyacense Fernando Soto Aparicio falleció ayer en su casa de Bogotá, a las 6:30 de la mañana. / Andrés Torres - El Espectador
Me dijo que no quería morirse. Me dijo que tenía en la cabeza otros tres libros —dos novelas y un poemario—. Me dijo que escribir
lo mantenía con vida, con fuerza.
El 8 de enero de este año, Fernando Soto Aparicio (Socha, Boyacá, 1933) me recibió en su casa. Tenía sobre la mesa del comedor
treinta de los setenta y dos libros que había publicado. Su voz era un zumbido, cada respiración le costaba un gran esfuerzo, por
eso hacía largas pausas en medio de las frases, las dejaba en el aire y luego las recuperaba como si tuviera una red invisible.
Después de un rato de conversación, se acercó a Andrés, el fotógrafo que me acompañaba, y le preguntó: “¿Usted les podría tomar
una foto a los libros que están sobre la mesa?”, y Andrés, sin decir nada, se puso de pie rápidamente y una por una enmarcó las
portadas de los libros con su lente. “Es que me gusta tener el recuerdo de las ediciones. Ya saben, los recuerdos que nos mantienen
en pie”.
Soto Aparicio carecía del ego inflado por benevolencias que usualmente aqueja a los de su profesión. Había que adivinarle que era
escritor. Era un poco triste, pero su tristeza no era violenta. Era serena, apacible.
Esa tarde, con una luz lánguida de invierno que le cubría el rostro y lo hacía ver gris, opaco, Soto Aparicio nos mostró su casa, sus
fotos, sus libros, su habitación. El lugar donde pasó noches enteras preguntándose por qué no le había bastado con publicar más
que cualquier otro escritor colombiano, una cantidad de libros, poemas y obras de teatro inimaginada. Por qué tenía miedo de morir
y por qué se aferraba a la posibilidad de que después de fallecer hubiera otra cosa, otro lugar. Antes de entrar a su cuarto nos dijo
que no le gustaba mucho que vieran de cerca su intimidad. Se echó para atrás en el marco de la puerta, pero sólo fue un atisbo de
timidez: dos pasos firmes y ya estaba dentro de la habitación. Había una cama de hospital vestida de blanco, una silla negra que
le regalaron sus amigos de la Universidad Nueva Granada. “Sentado en esa silla fui mirando la gente que pasaba por la calle, los
carros, la forma como llegaba la tarde, como se oscurecía… Suspendido en el tiempo”. En las paredes había fotos de sus hijos, de
su esposa. Un sombrero negro colgado del perchero, una bufanda azul.
El título del último libro que publicó Fernando Soto Aparicio es un fatídico golpe de realidad: Bitácora de un
agonizante (Panamericana, 2015), una compilación nostálgica en la que el escritor hace alusión a recuerdos memorables de su
trayectoria literaria, del pasado y del presente. Una señal de humo a sus lectores que lo olvidaron y lo dejaron en las imposiciones
académicas donde La rebelión de las ratas (Panamericana, 2011) era el primer libro en las guías de las clases de español y lenguaje.
Para ser quien fue —uno de los escritores más reconocidos del país— Fernando Soto Aparicio tuvo que ser otra persona. Mejor
dicho: muchas personas. Trabajó dos meses en una mina de carbón en el municipio La Chapa para entender cómo vivían los
mineros, para ver cómo se creaban los sindicatos, para ser testigo de la rebelión de las ratas. Aprendió a manejar helicóptero para
escribir uno de los personajes de Funerales de América. Vivió dos meses de clausura en un monasterio benedictino en Usme para
escribir otro libro.
Un día se ganó un premio internacional de novela, en Barcelona, con ese libro que nació debajo de la mugre y la peste de la minería.
Le dieron siete doctorados honoris causa habiendo cursado hasta cuarto de primaria. Escribió y fue profesor. Fue papá, abuelo y
bisabuelo.
En 2015, Fernando Soto Aparicio fue diagnosticado con cáncer gástrico. Recibió quimioterapia y radioterapia, más tiempo de la
última. Ese día de enero me contó que habían reemplazado ambos tratamientos por inyecciones especiales. Que habían suspendido
lo tenebroso de la quimio y lo doloroso de la radio.
—A comienzos de febrero me di cuenta. Fue un golpe muy duro. La palabra cáncer tiene algo que lo estremece a uno, un sonido
trágico. Es una conmoción interna terrible. Le dio mucho más duro a mi familia: a mis hijos, a mi esposa, a mis hermanos, a los
amigos. A ellos les sigue dando mucho más duro que a mí. Yo no lo he tomado por el lado trágico sino con mucha tranquilidad, y
trabajar me ayuda muchísimo. No me quedo quieto, no me puedo sentar a esperar que me llegue la muerte, y tampoco salgo a
buscarla. Hago lo que puedo para que la vida tenga sentido.
No fue una entrevista. Con Soto Aparicio hubo una conversación, un cuento, una historia. Me regaló una de las anécdotas que le
dan cuerda al oficio de escribir:
—Cuando escribí Los bienaventurados (su primera novela publicada) busqué por todas partes quien me la editara: el Ministerio de
Cultura, cualquier universidad, alguna firma. Nada. Me di cuenta de que estaban haciendo un concurso de novela en España y
mandé el manuscrito. Como en esa época era con papel de carbón, una cosa horrible, sólo había hecho una, no tenía copia. Pasaron
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dos meses y pensé que se había perdido, hasta que me llamaron del correo: tenían una caja para mí. Recuerdo que me entregaron
un paquete café, lo abrí y había cuatro ejemplares de la novela. Los olí, los detallé. Había, también, un cheque. Me senté a llorar
en el andén; en esas pasó una señora y me dio un dulce. Me lo comí entre sollozos. Fue el mejor dulce que me comí en toda mi
vida.
Hace un mes, Soto Aparicio tuvo una charla académica en la Universidad Nueva Granada, donde fue profesor, que fue su otro
trabajo, el de sobrevivir, con el que pagó el precio de ser escritor. Cuando bajaba las escalas que conducían al auditorio, dejó de
sentir fuerza en el pie derecho, su cuerpo, como un edificio antiguo, se vino abajo. Su mano derecha se apoyó en la baranda para
amortiguar el golpe. Un tirón, un quiebre. El dolor.
Cuando se puso de pie se limpió las rodillas y entró al escenario para hablar durante una hora de sus experiencias como escritor y
maestro.
Llegó a su casa y todavía le dolían el brazo, la pierna, la cabeza. Una visita del médico, fractura de clavícula, fue el diagnóstico, y
una orden: “Usar cabestrillo y no escribir”. La peor orden, el peor designio.
Soto Aparicio se rehusó, con sangre y con fuerza. Comenzó a dictarle a un ayudante algunos poemas y correos electrónicos que
tenía pendientes. Duró así tres semanas.
“Me siento bien de las cejas para arriba”, le dijo a Fernando Rojas, su editor de Panamericana, dos semanas después del accidente.
Ayer, a las seis y media de la mañana, en su casa en Bogotá, rodeado de sus fotos, de sus libros, de sus hijos, de su esposa,
Fernando Soto Aparicio murió.
No lo mató el cáncer, ni la edad, ni la fractura. Creo que lo mató la tristeza de no poder seguir haciendo lo único que suponía para
él una tregua con la muerte. Lo único que lo seguía haciendo valiente. La cobardía viene de no amar lo que se hace, o no amar
bien, que es lo mismo. Y cuando el hombre es valiente y veraz, mira cara a cara a la muerte, como lo hacía Soto Aparicio mientras
escribía, y sólo así era posible apartar a la muerte de cualquier lugar.
Libro es libro
Por: Juan Esteban Constaín / El Tiempo
No creo, de verdad, que el desprecio y la indignación sean el camino para mejorar nada, y menos en nombre de la 'alta cultura'.
Dicen los que lo conocieron que Gabriel García Márquez tenía una superstición de escritor famoso en la que nunca flaqueó, y es que
jamás firmaba un autógrafo sobre algo que no fuera un libro. Ni fotos ni servilletas ni brazos ni tetas, nada. El que quisiera llevarse
a su casa esa letra redonda y perfecta, con una flor, tenía que ir a buscar un libro adonde fuera, cualquier libro.
La cosa llegó a tal extremo –me cuenta un testigo del hecho– que una vez estaba el maestro en una bomba de gasolina en México
y se le acercó un muchacho y le dijo que por favor le diera un autógrafo para su novia, que ella lo adoraba. García Márquez le
contestó que sí, que claro, pero que tenía que ser en un libro. El muchacho le dijo que era imposible, que él no llevaba ninguno allí.
“No sé: ve y buscas uno...”, le dijo el nobel. Entonces el muchacho corrió desesperado a su carro, escarbó como loco en la guantera,
y de allí salió feliz con un santo grial que le puso en las narices al autor de 'Cien años de soledad': era el manual mecánico de su
Renault 4. “Libro es libro, maestro...”, le dijo el muchacho, y García Márquez tuvo que escribirle quién sabe qué dedicatoria
magistral, pues ese era su verdadero género literario.
Ahora: ¿son todos los libros iguales, valen todos lo mismo? Claro que no, obvio que no. Si así fuera, las bibliotecas carecerían de
sentido, pues en ellas, para bien y para mal, rige la certeza implacable de que hay unas cosas mejores que otras. Y adorar por igual
todo lo que se publica, con ese solo argumento, implica también la negación de la jerarquía y el valor –o no– de lo que leemos.
El problema está, claro, en que ese valor y esa jerarquía de las cosas, por universales que nos parezcan, dependen en últimas de
cada quien. Lo que disfrutamos, lo que pensamos, lo que admiramos no es sino el reflejo de lo que somos, y nadie tiene por qué
imponerle a nadie, en nombre de nada, qué es mejor o qué es peor, qué es más bello, qué es más importante, qué es más puro o
elevado o legítimo. Faltaba más.
Quizás ya había dicho esto (porque uno de viejo se repite mucho), pero nada hay más estúpido que la superioridad moral, y la furia
y la soberbia para exhibirla, del que cree que solo en sus gustos y pasiones está la definición perfecta de lo que las cosas deben
ser. Lo demás es equivocación y ordinariez y vulgaridad ajenas; tontería, ignorancia, extravío. Como si el mundo fuera uno solo.
Ya saben ustedes lo que pasó esta semana, y que es lo mejor que le ha pasado a este país en muchos años porque lo tiene hablando
por fin de algo importante. Vino un youtuber a la Filbo y sus seguidores la desbordaron con histeria y felicidad. Más que desbordarla
la hicieron colapsar, como si ese fuera, porque lo es, el símbolo inequívoco de esta nueva época en la que lo digital está arrollando
a las viejas formas de la civilización.
Y ese es un fenómeno que viene dándose así desde hace años, como una estampida. Por eso hay tanta gente aterrada con él:
porque es imprevisible, ingobernable. En este caso del youtuber, además, la discusión pasó muy rápido del tema logístico a un
juicio estético y moral sobre esa forma de expresión que muchos consideran decadente y vacía, casi pervertida. “¡Qué horror, cómo
es posible!”, decían los iluminados.
Pero no creo, de verdad, que el desprecio y la indignación sean el camino para mejorar nada, y menos en nombre de la ‘alta cultura’,
que siempre ha sido minoritaria y solitaria y que además no necesita que nadie la reivindique a la brava. No así.
Porque libro es libro, maestro, y hasta en el manual del Renault 4 florece la poesía. Lo vi en YouTube.
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A MI MANERA
Por Ofelia Peláez
Jacques Revaux y Claude François
Paul Anka
Frank Sinatra
Hay temas musicales que recorren el mundo, puede decirse que a casi todos les fascina. Uno de ellos es A mi manera o My way o
Comme d’habitude (Como de costumbre). ¡Qué lío! Con tres títulos, con tres autores y con varios traductores.
La música la hicieron juntos Jacques Revaux y Claude François. La tradujo el canadiense Paul Anka y de ahí que muchos le adjudican
la autoría, pero solo la pasó al inglés. Paul Anka estaba de vacaciones en Francia, vio a François que la cantaba en un programa de
televisión y se enamoró del tema, al traducirla le hizo algunos cambios que desvirtuaron la temática original; Anka se la mostró a
Frank Sinatra en Las Vegas en 1968 y al año siguiente Sinatra la grabó; es uno de sus más resonantes éxitos.
Los tres franceses son: Claude François y Jacques Revaux, en la música, y Gilles Thibaut en la letra.
Claude François, a quien le decían “Cloclo”, nació en Egipto en 1939 cuando su padre trabajaba en el Canal de Suez; Claude
desempeñó varios oficios hasta que descubrió sus aptitudes para la música. François estaba en la bañera y se paró para quitar un
bombillo pero hizo contacto con la energía y falleció electrocutado. Fue el 11 de marzo de 1978 cuando tenía 39 años. Una calle de
París lleva su nombre.
El francés Jacques Revaux nació en julio de 1940, empezó como cantante en películas en Francia, y en 1967 compuso una canción
titulada For me, que ofreció a la cantante Dalida, pero a ella no le interesó. Se la enseñó a Claude François que le hizo algunos
retoques; esta canción titulada originalmente For me fue el inicio de My way. El francés Gilles Thibaut escribió la letra; nació en
París en 1927 y falleció en el año 2000; era trompetista y escribió una gran cantidad de letras para canciones que le han grabado
los más connotados intérpretes franceses. La temática original hace referencia al desamor de una pareja, a que las relaciones se
vuelven rutina, como de costumbre.
En Inglaterra fue interpretada por David Bowie que la tituló Even a fool learns to love. La norteamericana Joan Baez la cantó como
rumba flamenca, el cineasta español Almódovar la incluyó en una de sus películas, y la primera persona en grabarla en español fue
la argentina Estela Raval.
Esta famosa canción francesa tiene innumerables traducciones en varios idiomas. La letra en español tiene pequeñas diferencias
en algunas de sus versiones:
El final se acerca yo lo esperaré serenamente / ya ves yo he sido así, te lo diré sinceramente / viví la inmensidad, sin conocer jamás
fronteras/ viví y disfruté a mi manera.
Jamás viví un amor que para mí fuera importante / corté solo una flor y lo mejor de cada instante, / viajé y disfruté, no sé si más
que otro cualquiera / si bien todo esto fue a mi manera.
Tal vez lloré o tal vez reí, tal vez gané o tal vez perdí / ahora sé que fui feliz, que si lloré también amé / puedo seguir hasta el
final... a mi manera.
Quizá también lloré cuando yo más me divertía / quizá yo desprecié aquello que no comprendía, / hoy sé que firme fui y que afronté
ser como era / y así logré vivir pero a mi manera.
Porque sabrás que un hombre al fin conocerás / por su vivir no hay por qué hablar,
ni qué decir ni recordar, ni qué fingir, / puedo seguir hasta el final a mi manera.
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Continuamos en coma (3) / En defensa del idioma
Una coma siempre hace la diferencia en cualquier frase.
Por: Jairo Valderrama V. | El Tiempo
Foto: Archivo particular
'La coma es un punto que se dejó crecer el cabello'.
James David Rodríguez Rubio y Juan Guillermo Cuadrado Bello en el pasado Mundial de Futbol (2014) repartían juego de manera
muy acertada, a diferencia de cómo algunos escribientes reparten ahora las comas.
“Después de que el niño practicó con el balón, el año pasado, viajó a Titiribí” es una oración que presenta confusión porque se
ignora qué sucedía el año pasado: ¿el niño practicó con el balón? o ¿viajó a Titiribí? Cualquier acudiente regular de los pretextos
afirmaría: “Pues se practica con el balón en Titiribí, y ya”. Por eso, en la cabeza de estos comentaristas casuales quizás solo se
hallen los hexágonos o pentágonos que han dejado marcados los balonazos.
La solución es sencilla. Si deseamos decir que el niño practicó con el balón el año pasado, debe suprimirse la coma después de
“balón”, y nada más. En cambio, si la intención consiste en indicar que el infante el año pasado viajó a Titiribí, pues se suprime la
coma después de la palabra “pasado”. Definitivamente: nunca antes fue tan fácil aprender a marcar comas correctamente.
Centrémonos ahora en el siguiente uso de la coma, después de tratar en las dos anteriores columnas los casos del inciso explicativo
y del vocativo. En esta oportunidad, la aplicación de este signo consiste en reemplazar verbos o expresiones verbales; es muy fácil.
Y para personas de mente tan abierta, esta exposición no constituye ningún inconveniente.
Se trata de la llamada “coma elíptica”. Como recordarán, el elemento esencial en una oración es el verbo conjugado con sentido
completo. Si éste falta, equivale a que a una persona le falte su cabeza. Sin embargo, ese verbo o esa acción pueden reemplazarse
por una coma, la elíptica. El caso se da sobre todo cuando hay dos oraciones seguidas y se omite el verbo en la segunda. Ejemplo
sencillo: “Emeregilda practica baloncesto en el colegio y Salustiano, en el parque”. Hay dos oraciones, unidas por la conjunción “y”;
pero en la segunda se ha suprimido el verbo para no repetir “practica”, y en ese lugar se marca la coma elíptica, justo después de
“Salustiano”. La coma en esa segunda oración equivale a decir “practica baloncesto”. Miren la oración de nuevo.
La intención, entonces, consiste en evitar la repetición verbal y, al mismo tiempo, añadirle más fluidez a la expresión. Examinemos
más ejemplos, quizás uno de los recursos más efectivos para comprender cualquier idea: “Balbina revisó las cifras en la tesis y
Eleuterio, el marco teórico”. Por supuesto, solo puede reemplazarse un verbo si ya se ha mencionado. De buenas a primeras, resulta
absurdo decir. “Eleuterio, el marco teórico”, porque esa expresión estaría falta de sentido. La coma significa “revisó”, el verbo ya
mencionado en la primera oración.
En una enumeración de oraciones separadas por punto y coma, puede reemplazarse el verbo varias veces: “El presidente de
Colombia es Juan Manuel Santos Calderón; de México, Enrique Peña Nieto; de España, Mariano Rajoy Brey; de Chile, Verónica
Michelle Bachelet Jeria; de Uruguay, Tabaré Ramón Vázquez Rosas; de Francia, François Gérard Georges Hollande, y de Burkina
Faso, Blaise Compaore”. Como notaron, en ese tipo de enumeración, se marca otra coma antes de la “y”; ello evita confusiones:
algún despistado puede suponer que Holland es presidente tanto de Francia como de Burkina Faso, pero esa coma adicional nos
aparta de los malos entendidos, sobre todo de carácter diplomático o en el amplio campo de las relaciones internacionales. ¿Habrá
protestas oficiales, de gobierno a gobierno, por una coma equivocadamente marcada?
Recuerdo los usos de la coma hasta ahora tratados aquí: el inciso explicativo, el vocativo y este, el de la coma elíptica (que
reemplaza el verbo o la expresión verbal): tres casos.
Para cerrar esta explicación, tomemos un ejemplo más, que figura en muchos textos de redacción: “Él pinta la botella y ella l a
tapa”. Si se marca coma después de “ella”, entonces ella pinta la tapa. Si deseamos afirmar que ella tapa la botella, no se marca
coma. Por tanto, eso de que da igual marcar la coma o no marcarla es comparable a que da los mismo fijar un semáforo con luz
amarilla, o verde, o roja, en una misma intersección vial y al mismo tiempo en una congestionada ciudad.
Después, muchos se lamentan de tanta estrellada, y se quedan allá, en las estrellas.
Con vuestro permiso.
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Homenaje al tango, un canto de añoranza
Tango querido, que como decía Borges eres “...la región donde el ayer pudiera ser el hoy, el aún y el todavía”.
Por: Valentina Coccia / El Espectador
En su poema, Borges se pregunta de manera constante dónde se encuentran las raíces del tango, que en su letra, en su cadencia
musical y en su misma forma de manifestarse socialmente, busca sus orígenes en el compadrito orillero, en el hombre de arrabal,
en el cuchillero rioplatense que se encuentra, precisamente, entre el entorno urbano y el rural, entre las raíces gauchas y la cultura
de origen migrante.
A finales del siglo XIX, Argentina estaba buscando acomodarse al dulce estrépito de la modernidad. Después de la unificación de la
República confederada, los gobernantes buscan acelerar el proceso de modernización abriendo las puertas a la migración europea.
La entrada de nuevas culturas al contexto argentino determinó cambios importantes en la estructura y en la estética de la ciudad
de Buenos Aires, pero también dio paso a amplias modificaciones en las prácticas y costumbres de sus habitantes. Los platos criollos
son reemplazados por la delicadeza de la cocina francesa y por la suculenta tradición de la cocina italiana. Buenos Aires también se
convierte en la capital de los deportes extranjeros, incorporando a sus prácticas deportivas al fútbol, al criquet y al polo de origen
inglés. El interés por el arte lírico aumenta, recibiendo en los más famosos teatros a los cantantes más aclamados del siglo XIX.
Curiosamente, el tango como género musical se opone a todo este proceso de refinamiento. Si bien nace de la misma hibridación
que las comunidades migrantes propiciaban con su presencia, el tango también intenta aferrarse profundamente a las raíces criollas.
En efecto, sus orígenes se remiten al lupanar, al prostíbulo, a los lugares de la mala vida; a esos ambientes abandonados por el
refinamiento, donde la cultura de los trabajadores de los mataderos, de los cuarteadores, de los artesanos, de los operarios y de
los peones de barracas, se vuelca en el ambiente de los boliches, de los quilombos, de los lupanares y de las casas de baile. A partir
de esa cultura de la marginación, de ese ambiente donde reina el rufián y el cuchillero, los ritmos europeos como la mazurka, la
polka y el vals, o los ritmos criollos como el candombe, la chacarera o el chamamé, comienzan a forjar las raíces del tango argentino.
Por otro lado, el tango también se aferraba a los deseos más básicos del género humano, a la naturaleza visceral de los hombres.
En el lupanar el tango era una danza que servía como preludio a la cópula, que se manifestaba como el síntoma del abrazo efímero
entre un hombre y una mujer. Añorando ese elemento cultural de las orillas, y evocando la naturaleza “salvaje” del ser humano, el
tango comienza a tener una voz, una letra que por primera vez se manifiesta hablando del rufianismo y del baile erótico en pareja.
Generalmente, las primeras letras del tango comenzaban a gestarse a partir de las aclamaciones de los asistentes, que miraban
recelosos al compadrito que se lucía en la pista de baile con su compañera.
Después de que el tango fue aceptado en París durante la segunda década del siglo XX, dejó de formar parte de los ambientes
marginales y comenzó a postularse como el género preferido de la clase media argentina. Para este momento, el tango comenzó a
tomar forma como una música de añoranza, como una manifestación del lamento, que aún hoy es característico de este género
musical. El lamento por el amor perdido, por la antigua ciudad que se desvanece con el proceso de modernización o por el paso del
tiempo y de los años felices, hace del tango, en su voz triste y desolada, un canto de nostalgia, que a través de la música i ntenta
detener el tiempo por un instante y vencer el proceso de transformación. Esa voz triste, que se manifiesta a forma de monólogo o
de autorretrato, se convierte en el espíritu argentino, que se configura como un espíritu de añoranza, como un impedimento al paso
del tiempo, como un anhelo doloroso de volver a ese pasado más feliz y a esa identidad porteña original.
Es así como el compadrito orillero se pierde en el tiempo, pero también como el pasado se manifiesta en ese canto de evocación,
que acumulando pérdidas, se ha convertido en el lenguaje argentino universal.
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“Mi Triunfo se lo dedico a Bucaramanga”: Jaime Dangond
Jaime Dangond Daza, el nuevo ‘Rey Vallenato’, aunque nació en Valledupar aseguró que Bucaramanga ocupa un lugar
muy importante en su vida, en su corazón y en su historia musical.
Por: Lenix Arenas Ramírez / Vanguardia Liberal
Foto: Vanexa Romero / El Tiempo
Foto: blogvallenato.com
“Donde más he tocado mi acordeón es en Bucaramanga”, con estas palabras el nuevo ‘Rey Vallenato’, Jaime Dangond Daza, afirmó
que su triunfo se lo dedica a la ‘Ciudad Bonita’. La experiencia adquirida en las parrandas vallenatas en Bucaramanga y otras
ciudades, su constante formación en la interpretación del acordeón y el amor que desde niño cultivó por este folclor, incluso desde
la composición y el canto, coronaron al ingeniero químico Jaime Dangond Daza, de 34 años, como el Rey Vallenato en la categoría
profesional. El nuevo Rey Vallenato es oriundo de Valledupar, Cesar, pero se crió en el municipio de San Diego, Cesar y realizó sus
estudios universitarios en Bucaramanga. Es sobrino del compositor Octavio Daza y hermano del acordeonero de Silvestre, Lucas
Dangond, a quien le agradece su acompañamiento y constantes consejos antes y durante la participación.
“El acordeón es casi todo para mí, a este instrumento le debo tanto, gracias a él y a las interpretaciones he logrado salir adelante
y pagar mis estudios, la música es el complemento perfecto para mi vida, y hoy, después de ocho veces participando en el Festival
Vallenato, logré alzarme con este gran reconocimiento que me llena de orgullo, satisfacción y además me deja dos importantes
tareas por realizar: primero, tengo que ser el mejor embajador vallenato en todas las partes del mundo porque voy a ser un
defensor de la tradición vallenata, y mi segunda tarea será prepararme para la versión número 50 de la edición de ‘Rey de Reyes
Vallenatos”, comentó Dangond Daza. Este año de reinado será muy movido musicalmente hablando para el artista, quien
actualmente trabaja en la Contraloría Distrital de Bogotá. “Espero realizar dos giras internacionales, una a España y otra a Estados
Unidos para poder mostrar y expandir nuestro folclor”, dijo el ‘Rey Vallenato’.
“Mi vida está ligada a Bucaramanga, a esa ciudad les comparto mi corona de ‘Rey Vallenato’, porque el que pisa tierra santandereana
es santandereano, es una ciudad hermosa que me ha dado grandes oportunidades, les mando un gran saludo de amor, cariño y
agradecimiento por recibir a la música vallenata con tanto cariño y respeto”, concluyó Jaime Dangond.
Se espera que pronto el artista visite la ciudad para realizar algunos conciertos, pero ahora, como el legítimo ‘Rey Vallenato’.
Una partitura que revive mitos el Amazonas
El compositor Jorge García Moncada creó una pieza monumental sustentada en el estudio de un corpus de crónicas
mitológicas e históricas del grupo étnico los Huitotos.
Por: Érika Martínez Cuervo / El Espectador
“Yuái Buinaima “Parte III de la obra musical “La historia de nosotros” (2013). Fragmento de partitura para percusión y parte
electrónica en sistemas multicanal. Del compositor Jorge García Moncada. / Foto: Archivo privado Jorge García Moncada.
Con una evocación al sonido como lenguaje sagrado para las culturas ancestrales, el compositor Jorge García Moncada (Bogotá,
1975) creó una pieza monumental sustentada en el estudio de un corpus de crónicas mitológicas e históricas del grupo étnico l os
Huitotos (Amazonía). Con énfasis en episodios desgarradores vividos a causa del llamado holocausto amazónico, García compuso
un ciclo titulado La historia de nosotros, un montaje experimental en el que yuxtapone sonoridades antigüas y contemporáneas con
fragmentos testimoniales y literarios que le entregan un acento crítico a su proyecto y que ponen en entre dicho los relatos históricos
oficiales. Este drama musical está dividido en cuatro partes en correspondencia con la estructura tetrárquica de la maloka de los
Huitotos que alude a sus deidades más representativas. Yuái Buinaima, una de esas deidades da el nombre a la Parte III del ciclo.
“No podía acercarme a esas sonoridades sin entenderlas, había mantenido un interés por la problemática de las caucherías y su
incidencia en la vida de la región, fue mi responsabilidad compenetrarme con su esencia ritualista y sus manifestaciones culturales”.
La obra en su totalidad está cargada de dolor, el oyente experimenta la emergencia de un espacio-tiempo convulso. García introduce
al público en un lugar sin nombre donde la estética del sonido resucita los fantasmas de la historia. La obra será estrenada en
Bogotá en noviembre en el auditorio Mario Laserna de la Universidad de Los Andes.
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Ala Voronkova toca un violín de 416 años
Por: Jonathan Montoya García / El Colombiano
FOTO FIDELIO ARTIST / SÒNIA BALCELLS
Ala Voronkova se presentará en la ciudad esta vez interpretando el Concierto para violín de Tchaikovsky con la Orquesta Filarmónica,
en el Teatro Universidad de Medellín, a las 8:00 p.m.
En los aviones, Ala Voronkova lleva su violín, de 416 años, como si fuera un bebé. Una joya que la violinista interpreta
prodigiosamente.
El último viaje en el que Ala voló con él fue el que los trajo a Colombia. Esta vez para interpretar en el Teatro Universidad de
Medellín, esta noche, el Concierto para violín de Tchaikovsky. La violinista estará acompañada de la Orquesta Filarmónica de
Medellín –celebra 33 años por estos días–, que también tocará la Sinfonía No. 1 de Sibelius, obra que será dirigida por Guerassim
Voronkov.
Ala repite su visita a la ciudad con su instrumento. En 2012 lo trajo y, a través de él, sonaron los 24 caprichos de Paganini. Era la
primera vez que interpretaba la obra que, ese día, dejó una cuerda rota.
La ucraniana recuerda ese concierto con felicidad. Fue inolvidable para ella, sobre todo, porque desde ahí obtuvo el coraje para
interpretar la difícil obra en otros escenarios. No solo ese recuerdo la hace sentir feliz por estar de nuevo en Medellín. Al a siente
aquí “una gran bondad y alegría” que se percibe en su voz al referirse a ella.
La violinista habló con EL COLOMBIANO sobre su violín y la obra que interpretará.
¿De verdad el violín tiene 416 años?
“¡Sí! Es del año 1600, hecho por uno de los primeros lutier de verdad, el único lutier a la altura de Stradivarius. Por eso es muy
especial, además porque todavía no se habían establecido las normas estrictas del violín. El mío es más grande que los actuales
(16 mm), a lo mejor eso le da una profundidad de sonido increíble y una sonoridad distinta, es fantástico”.
¿Cómo obtuvo el violín?
“Estaba tocando el Concierto de Tchaikovsky en Barcelona y tuve una gran sorpresa, quizá una de las más grandes. Un lutier francés
fue hasta mi casa con este violín de Paolo Maggini, ¡hay menos de 50 en el mundo! Fue una visita que marcó un antes y después”.
¿Cómo se siente llevando toda la historia que debe tener el instrumento?
“Creo que ahora tiene mi espíritu y alma. Antes era tocar una historia, un pasado misterioso, sus vibraciones de tantos años, pero
ahora no, es otra parte de mi cuerpo, de mi alma, de mi corazón; fue un libro abierto en el que tenía que descubrir un sonido, un
timbre”.
¿Y cómo lo cuida?
“(Risas) El mejor cuidado es tocándolo”.
Esta vez no es Paganini, es Tchaikovsky. ¿Cómo se siente interpretando obras de este gran músico?
“Fantástico, además será un concierto muy simbólico porque este mes es el aniversario de su nacimiento. La obra es una joya del
repertorio violinístico. Fue el primer concierto ruso para violín y me siento muy cercana con el alma de esa música porque hace
muchos años lo toco, desde que superé todas las dificultades técnicas de la obra cuando tenía 15 años. El concierto es tan bello
porque Tchaikovsky lo escribió en Suiza. Estaba tan feliz... Y aprovechó esa felicidad haciendo una música encantadora, con temas
líricos tan preciosos”.
¿Cómo ha sido el trabajo con la Filarmónica?
“Es como una competencia (en un buen sentido) entre solista y orquesta. Estoy muy feliz trabajando con ellos, hay un ambiente
muy creativo y positivo, siempre con ganas de probar, de hacer las cosas”.
¿Y, en general, cómo se prepara antes de un concierto?
“Hay que tener los músculos calientes, los dedos preparados antes de tocar. Me gusta estar tranquila, concentrada, que no me
distraigan, tocando pasajes del concierto lentamente. En realidad no hay ningún misterio, solo un poco de gimnasio para los dedos
e inspiración”.
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El reciclaje musical de los Atercioelados
Esto es lo más reciente del grupo bogotano. El DVD y CD fue grabado en vivo, con varios artistas.
Por: Sofía Gómez G. | El Tiempo
Foto: Sony Music
Héctor Buitrago y Andrea Echeverri, los Aterciopelados.
“Lo que nos pasó fue muy saludable porque hacer álbumes como solistas nos permitió explorar otros territorios y aprender muchas
cosas. Pudimos soltarnos de las fronteras de Aterciopelados”.
Héctor Buitrago, productor, guitarrista y compositor de la agrupación, aprecia los tiempos durante los cuales él y Andrea Echeverri
(vocalista) estuvieron ‘divorciados’, musicalmente hablando.
Sin embargo, en agosto del 2014, durante la celebración de los 20 años de Rock al Parque, las voces de unas 140.000 personas
que cantaron al unísono sus éxitos los llevaron a considerar una reunión y un nuevo disco.
Así nació Reluciente, rechinante y aterciopelado, un DVD y CD grabado en vivo (en los estudios RTI de Bogotá) con sus temas más
famosos y con varios artistas invitados, que está disponible para el público desde ayer (ver recuadro).
Las separaciones de Andrea y Héctor ocurrieron en dos etapas: la primera, entre el 2004 y el 2005, cuando produjeron sus exitosos
proyectos en solitario –titulados Andrea Echeverri y Conector (de Buitrago)–; y la segunda, del 2011 al 2013, lapso que repartieron
entre la música, sus familias y sus pasiones (la cerámica para Andrea y el activismo ecológico para él).
Pasaron ocho años sin que Aterciopelados trajera a la escena un álbum.
“Cuando ya nos decidimos a grabar otra vez, hicimos una lista con Andrea de posibles cantantes, incluso cada uno tenía sus favoritos
para cada tema”. Al final, los elegidos fueron el mexicano León Larregui (vocalista de Zoé), el español Macaco y dos de las voces
femeninas del momento: Goyo (ChocQuibTown) y Catalina García (Monsieur Periné).
“Siento que para el DVD nos acercamos a la canción original. Creo que en los conciertos hemos tocado versiones mucho más
irreverentes para no cansarnos del tema y refrescarlo”, explica Buitrago.
Diez composiciones fueron escogidas de la prolífica producción de Aterciopelados; entre otras, El estuche, Baracunátana, Luz azul
y Florecita rockera, esta última con arreglos más melódicos.
“Suenan más contemporáneas gracias a las texturas, las guitarras menos rock y las influencias electrónicas que están presentes
en los años recientes de nuestra carrera”, cuenta el músico, quien explica que no solamente reciclaron y les dieron nueva vida a
sus composiciones, sino que también rescataron para la escenografía elementos de sus anteriores puestas en escena.
Parte del sonido del que habla Buitrago se debe a la contribución del productor argentino Rafael Arcaurte. “Es muy estricto con la
estructura de las canciones (...) Aprendimos mucho a su lado, tiene un oído increíble y una memoria musical tremenda”, dice.
Una producción en vivo de los cuatro veces nominados al Grammy anglo debía tener un abrebocas similar. El sábado pasado, el
Teatro Mayor de Bogotá sirvió como lugar para presentar la producción.
“La grabación fue dura, como la de cualquier disco en vivo y se realizó en un teatro bogotano, con público. Y los que más sufrieron
fueron los asistentes, que debieron quedarse muchas horas en el lugar y no les permitieron ni ir al baño en varios momentos. Ellos
merecen el aplauso más grande”, dice.
Por lo pronto, lo que sigue para Héctor y Andrea no son más separaciones. Aterciopelados emprende una gira que los llevará a
distintos escenarios. Sus próximas paradas son Medellín, en el Primavera Fest (14 de mayo), y Chicago (EE. UU.), en el Ruido Fest
2016, el 10 de julio.
“Estamos muy contentos. Todo pasó tan fácil, como en un proceso mágico”, concluye Buitrago.
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400 años Shakespeare y Cervantes
Shakespeare y Cervantes: el clavecín y la vihuela
Las ediciones discográficas dedicadas a la música en la obra de estos dos escritores, no son parcas en elogios. Desde
luego que su valía literaria está fuera de toda discusión, pero es fascinante descubrir que había también un acervo
musical importante.
Por: Juan Carlos Garay / El Espectador
En el Soneto 128 de William Shakespeare el protagonista es un instrumento musical, aunque nunca se le nombre. El pretexto es
alabar a una doncella que toca música, pero Shakespeare termina deleitándose, más bien, en la descripción de las piezas y el
mecanismo: “Yo envidio aquellas teclas que besan el tierno interior de tu mano”, dice, y antes ha develado que todo el aparato es
“un dulce madero que suena al roce”. Llegando al último verso, el lector descubre que se trata de un instrumento de teclado. Acorde
con la época, es un clavecín.
En la obra de Miguel de Cervantes también aparecen algunos instrumentos. Pero el de mayor cercanía y afecto para el escritor,
adivina uno, es el que pone a tocar a su caballero andante: la vihuela. En la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, capítulo
46, el espigado caballero encuentra en sus aposentos uno de esos antepasados de la guitarra. “Templóla … y habiendo recorrido
los trastes de la vihuela, y afinándola lo mejor que supo, escupió y remondóse el pecho, y luego, con una voz ronquilla aunque
entonada, cantó”.
Cada uno de estos fragmentos evoca escenas musicales que sin duda eran familiares para sus autores. Shakespeare, con sus sagas
de reyes y príncipes, retrataba la vida de los palacios donde había salones designados para el entretenimiento musical, y no era
difícil encontrar allí un clavecín. “Virginal”, lo llamaban en aquella época en Inglaterra, porque se decía que era el instrumento
favorito de Isabel I, la reina virgen. Por contraste, las aventuras de Cervantes son más rurales: don Quijote y su escudero Sancho
vagan por los campos de La Mancha; la música que escuchan son los cantos de muleros y cabreros, que necesitaban un instrumento
más portátil. La vihuela, si revisamos las pinturas de la época, era más pequeña que la guitarra y fue popular en todos los estratos
sociales. De ahí que tanto los pastores como don Alonso Quijano la sepan tocar.
Las ediciones discográficas dedicadas a la música en la obra de estos dos escritores, no son parcas en elogios. Desde luego que su
valía literaria está fuera de toda discusión, pero es fascinante descubrir que había también un acervo musical importante. En las
notas interiores de “Don Quijote de la Mancha: Romances y músicas” (2005), Jordi Savall presenta a Cervantes como “un escritor
con una excelente formación y experiencia musical, y poseedor además de amplios conocimientos sobre la práctica y función misma
de la música, el repertorio de los romances, las canciones y las danzas”.
La relación directa de Shakespeare con el teatro hacía muchas veces necesaria la presencia de la música. Y sin embargo, el bardo
fue también visionario en estas lides de la armonía Como nos lo recuerda Françoise Fonteyn en las notas del álbum “Shakespeare
et la musique anglaise” (1999), “Shakespeare jugó un papel fundamental en la evolución de la dramaturgia, al incluir música en
sus obras de teatro. En casi todas utiliza canciones, interludios instrumentales y algo de danza”. ¿De qué habrían hablado estos
dos genios, de haberse encontrado? El profesor Harold Bloom asegura que si hay una comunión entre las dos obras, es en el tema
de la locura. Para Bloom, la locura de Alonso Quijano le permite expresar, embutido en su armadura, observaciones que no le
estarían permitidas a alguien en ropas menos anacrónicas. Y en ese sentido emparienta a don Quijote con el bufón de El rey Lear.
Dicho sea de paso, esta tragedia se estrenó en Londres al mismo tiempo que en Madrid se imprimía la primera parte del Quijote.
Pero antes de que aventuremos una teoría sobre almas gemelas, Bloom nos recuerda que sus lecturas de formación fueron, en
muchas ocasiones, las mismas. Y en este caso la influencia viene de los libros de Erasmo de Rotterdam.
Más fascinantes aún pueden ser las percepciones que los diferencian. Y la experiencia del sonido es una de ellas. En Shakespeare
la comprensión de la música es elevada y hace eco de las primeras teorías sobre el universo, entremezclando astronomía y religión.
La conversación de los amantes Lorenzo y Jessica, en El mercader de Venecia, parece una lección pitagórica impregnada de poesía:
¡Qué dulce el reposo de la luna en la orilla! … La suave calma y la noche se convierten en caricias de una tierna armonía. Siéntate,
Jessica. Mira cómo la bóveda celeste está llena de incrustaciones de oro. Ni la órbita más lejana que puedas distinguir deja de
cantar a coro con los ángeles y al unísono con querubines de ojos límpidos. (El mercader de Venecia, Acto V).
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Un baile muy popular
Detrás del Ballet Folklórico de México hay una potente idea de cómo se construye y vende la identidad de un país. Un
proyecto que ha sido marca por más de seis décadas.
Por: Teatropedia *Especial para El Espectador
El Ballet Folklórico de México, más allá de las críticas por pretender definir qué es lo popular, resulta fascinante como ejercicio de
resistencia, de disciplina, incluso de belleza.
Y entonces fue una elegante bailarina del D.F. quien definió lo que es el ser mexicano… Un poco, sí. Y se llamó Amalia Hernández.
Digamos que no vamos a cargar de toda la responsabilidad a doña Amalia en tamaña tarea de definir una identidad nacional, pero
que jugó un papel clave, lo jugó. Porque pensar en el Ballet Folklórico de México, su creación y su legado, es pensar en pura
mexicanidad, en folclor, en campo, en faldones, plumas, trajes de charros y colores.
Y es que esta idea que tenemos arraigada de ese país, cargada de exotismo, surgió a mediados del siglo pasado y no es otra cosa
que producto de la definición de un proyecto nacional que tenía como propósito usar el arte popular como “la fuente viva de
conocimiento y de carácter de los mexicanos”. Ella supo interpretar lo que una época estaba clamando, la expresión viva de la
Revolución, el canto de una libertad marcada por la herencia indígena, el baile de su tierra.
Era 1950 cuando Miguel Covarrubias, jefe de Departamento de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, sentó la premisa de
cómo se cumpliría este propósito, como lo explica la investigadora Margarita Tortajada Quiroz: “la danza mexicana debía seguir el
mismo camino de la pintura (pensemos en Siqueiros y Orozco, Frida y Diego) y la música (qué tal Agustín Lara o José Alfredo
Jiménez): surgir de la nueva ideología nacionalista, revolucionaria y esencialmente indigenista, pero expresada con un lenguaje
moderno y universal; (para él) la única manifestación que consideraba válida era la danza moderna”.
De esta forma, doña Amalia, formada por las más grandes maestras de ballet clásico europeas y norteamericanas, pero inspirada
y fascinada por las danzas campesinas que realizaban los trabajadores en la hacienda de su padre, el general Lamberto Hernández,
descubrió su destino y creó un sello: más de 60 bailes que hoy, y desde 1952, pasean por el mundo como los más grandes
embajadores de México, representan la riqueza y variedad de su país.
Era algo que le brotaba en la sangre. Como alumna, unos años antes de convertirse en la directora del Ballet Folklórico de México,
ya demostraba su interés por el tema y su habilidad como bailarina y coreógrafa. En 1949 se presentó con una obra en cuatro actos
que llamó Sinfonía india, basada en la frase “Tiembla la tierra. Comienza el canto de la nación mexicana”. Estaba dividida en una
danza guerrera en honor de Tláloc; Ofrenda y duelo; Danza de Tláloc y Chalchihtlicue y Danza final de júbilo.
Fue el principio de todo.
La generala
Amalia Hernández creó un método. Observaba, estudiaba, entendía e interpretaba los bailes tradicionales, de la mano de un grupo
de antropólogos y etnógrafos interesados en rescatar las culturas indígenas y populares. Y lo hizo tan estrictamente que la llamaron
“la generala”. Fue así como descubrió México a todo lo ancho y largo. Viajó y viajó, miró, se detuvo, habló y bailó con los que
llevaban la tradición consigo, los que no tienen por qué llamar folclor a lo que hacen, ni ponerlo en escena, porque simplemente es
parte de lo que son, de su vida cotidiana.
Gracias a su recorrido y su versión de lo que descubrió en cada rincón, podemos hacernos una idea de un México enorme y diverso.
Por ejemplo, nos presenta el noroeste, justo en la frontera con Estados Unidos, al lado de la Baja California: el Estado de Sonora y
su capital Hermosillo. Nos hace sentir el calor de ese inmenso desierto en donde habitan ocho pueblos indígenas, entre ellos los
yaquis. Presenta La danza del venado, un ritual de caza en el que participan las familias yaquis entrenando desde pequeños a los
niños que harán de venado en tan sagrado momento. Se trata de la representación del universo chamánico: quien se pone la
máscara del venado se convierte en uno. Su intérprete adquiere sus características, su fuerza, su movimiento, su agilidad y su
belleza. Esto lo entendió perfectamente Amalia Hernández, quien hizo de este baile uno de los más icónicos de su ballet. Quienes
lo bailan se ven como un venado minutos antes de ser cazado, luchando por sobrevivir. Él, con sus sonajas en la mano, anuncia su
nerviosismo. Sabe que los cazadores lo acechan. Ellos, con el rosario en la mano, van imponiendo su fe. Es un baile del adiós.
Luego, doña Amalia nos hace saltar a la costa oeste, hacia el centro del país. Estamos en el inmenso estado de Jalisco, cuya capital
es Guadalajara, justo al lado de Michoacán. Por su extensión lo tiene todo: nevados, montañas, valles y playa –el famoso Puerto
Vallarta, por ejemplo–. De allí proviene uno de los bailes más famosos de México: el jarabe tapatío, que no es otra cosa que el baile
de cortejo del hombre a la mujer. Él, vestido de elegante traje de charro, la sigue insistente, mientras ella, con sus enormes faldones
escapa coquetamente, hasta ceder a sus encantos.
Y también nos invita un poco más al sur, justo debajo del D.F., en el estado de Puebla. Con un clima semidesértico y diversos
pueblos indígenas, de allí es el famoso vuelo de los pájaros quetzales. Este es uno de los ejemplos de la maestría del Ballet Folklórico
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de México. Por los altísimos penachos que visten los bailarines, por el despliegue de sus alas, por la sincronía con la que se mueven,
en forma de cruz simbolizando su paso por los cuatro puntos cardinales.
Amalia Hernández recreó su México, uno que nos resulta familiar y con el cual muchos se identifican.
¿Popular?
Desde muy temprano, ya para 1961, algunos criticaban al Ballet, muy seguramente por el brillo que empezó a tener en el mundo
y el definitivo impulso que le dio el gobierno como imagen nacional. De hecho, representó al país en los Juegos Panamericanos de
Chicago 1959 y a partir de allí el espectáculo fungiría de embajador de la cultura mexicana. Justamente, antes de morir en 2000,
doña Amalia recordaba que en 1957 el presidente Adolfo López Mateos “me llamó un día y me dijo: ‘Amalita, una compañía tan
exitosa no puede pertenecer a una sola persona, te la voy a expropiar, ahora pertenece al pueblo de México’”. Una decisión que no
estuvo exenta de polémicas. La profesora Tortajada recuerda “que lo mismo se le calificaba de espectáculo ‘revisteril’ que como
representante de las ‘esencias’ y tradiciones nacionales. Hasta se le llegó a considerar un ‘espectáculo folclórico superdotado’”.
Con todo, las críticas han sido menores que los elogios. Y que las salas llenas que son su razón de ser. Los grandes escenarios del
mundo, la Metropolitan Opera House, el Carnegie Hall, el Madison Square Garden o el Royal Theatre de Londres, lo han presentado
como uno de sus highlights y es indudable que está a la altura de un ballet como el Bolshoi o el Royal Ballet. El Ballet Folklórico de
México hace parte de las grandes compañías de danza del mundo.
Su historia es una gran radiografía de los tiempos. De lo que significa y ha significado lo popular para las sociedades de nuestros
países. Décadas más tarde de su creación, el propio Carlos Monsiváis reclamaba el olvido en el que estaban cayendo las tradiciones
por cuenta de un mundo nuevo, eso que llamamos la contemporaneidad o la globalización. Y nos pone a pensar, hoy, en su
significado. “La burguesía renuncia al nacionalismo cultural, lastre decorativo que la arraigaba en la apariencia folclórica y la ligaba
a formas tradicionales. ¿Qué le importan a una clase en ascenso las indumentarias que ya son disfraces, las esencias que son baile
de máscaras, los atavíos típicos que son pasto de la Kodak o de los ballets para turistas, los trajes de tehuana y china poblana, el
orbe de Tlaquepaque y Mixquic y Xochimilco y Olinalá, las mitologías de Diego Rivera y el Indio Fernández, las aguas de chía y
horchata y la preservación de las raíces? Lo propio, lo irrenunciable es el barrio residencial y el contacto con los socios extranjeros
y los hijos estudiando en Estados Unidos y el afán de no diferenciarse de los demás burgueses del mundo”.
Una reflexión perfectamente actual, justo hoy cuando se intenta enfrentar esa nostalgia de pasado con fragmentos de historia
patria, muchas veces pegatines con banales eslóganes de identidad, pero sobre todo con las mil preguntas de qué es lo que nos
define como nación si justamente hoy lo que celebramos es lo que nos diferencia los unos de los otros. Lo cierto es que proyectos
como el Ballet Folklórico de México, más allá de las críticas que pueda tener por pretender definir qué es lo popular o el anacronismo
de seguir repitiendo un mismo baile por décadas (o quizá eso es justamente la tradición, incluso si nació de una reinterpretación),
resulta fascinante como ejercicio de resistencia, de disciplina, incluso de belleza. Como un buen comercial, es justo la cancioncita
que repetimos de generación en generación. Y eso, eso sí que se puede llamar éxito.
* Teatropedia es un proyecto educativo del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo en pro de la formación de públicos en temas
culturales. Más información en www.teatromayor.org.
Una canción, la eternidad en tres minutos
Cuando escucho una canción, siento que soy esa canción, que me meto en sus acordes y entre sus instrumentos, y
que no hay nada más allá de esa canción, porque la canción es una pequeña película, Un diminuto instante en el vivir,
que, sin embargo, es una vida en tres o cinco minutos.
Por: Fernando Araújo Vélez / El Espectador
Es aguardar en el andén de una estación el tren que se irá y nunca sabremos adónde, porque lo que importa es el andén, y la gente
que se despide y llega y ríe y llora. La gente que pasa por mi lado y me ve parado ahí, a la espera de ese milagro que es ese tren
por llegar y que es esa canción en la que estoy metido.
Una canción es la verdad, aunque no lo sea. Es la verdad que queremos aprehender, Cuántas veces me mataron, cuantas veces
me morí, sin embargo estoy aquí, resucitando. Es la verdad que nos impulsa cuando agotamos todo lo demás, cuando comprendimos
que la humanidad es un invento que fracasó, Todavía cantamos, todavía soñamos. La verdad que queremos decirle a alguien a la
cara, y se lo decimos con una canción, como para que no suene tan dura, como para que quede la duda de si fuimos nosotros los
que dijimos Míralos como reptiles al acecho de la presa, o fue una canción.
Cuando escucho una canción soy esa canción, y soy el dolor, la angustia, la esperanza, el amor y el odio de la canción, y mientras
dura, quisiera rasgarme por dentro y herirme por fuera para estar a la altura de su relato. Y un cambio de tono, de mayor a menor
o viceversa, es caer a un abismo o volver a nacer, y una frase, una simple frase, me lleva a querer ser ese poeta que la escribió,
Córtame la sombra leñador, líbrame del suplicio. Cuando escucho una canción me siento inmortal, aunque la canción hable de
muertes, Si la muerte pisa mi huerto, quién firmará que he muerto de muerte natural.
Por una canción y con una canción me dejan de importar la inteligencia y los poderes, una canción es mi venganza contra aquellos
que imponen, contra aquellos que traicionan, contra los defensores de Lo pasado en copa nueva, contra los advenedizos. En una
canción veo la vida pasar como si la vida no tuviera que ver conmigo, y entre sus recovecos soy ladrón sin purgar penas, viajero
sin equipaje, El último romántico, un pirata que perdió su barco o el escritor de unas líneas que nunca nadie leerá.
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Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
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Orgullo de Santander para Colombia
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Benefactores
Torbellino
XXVI Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
1 al 14 de agosto de 2016
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Reflexiones del Día del Idioma
Por: Puno Ardila / Vanguardia Liberal
Claro que el idioma cambia; tiene que cambiar, si quiere seguir vivo; pero debe existir la regulación, como resultado de la necesidad
que tenemos los seres humanos de ponernos de acuerdo para convivir en paz, y, en este caso, para entendernos.
El uso en una lengua es su motor, y es el que la define. Pero estamos doblegándonos, por desconocimiento, a modismos y a falsos
cognados. Un idioma como el castellano tiene la enorme ventaja de ser muy rico en palabras, así que un concepto puede expresarse
de varias formas con diferentes términos; en cambio, digamos, el inglés debe contextualizarse o redefinirse para que las palabras
expresen el significado que se persigue; así ‘tengo hambre’, ‘muy cerca’ y ‘entender’, si fueran traducidas textualmente, serían
‘estoy hambre’, ‘cerrado arriba’ y ‘parado debajo’. Lamentablemente, las palabras del inglés, con múltiples significados, tienen que
ser reacomodadas en el rico idioma nuestro, y lo empobrecen, en vez de enriquecerlo. Por uso, dicen ‘aplicar’ como ‘participar’,
‘capturar’ como ‘captar’ y ‘casual’ como ‘informal’, entre muchísimos ejemplos.
El uso, como decía, es el que manda, para bien o para mal; y por esta razón, por la falta de uso, exactamente, la lectura del Quijote
se dificulta para la mayoría de los hispanoparlantes, excepto en casos particulares de habla campesina, porque en los campesi nos
el proceso de la lengua camina a otro ritmo, más lentamente, y existe todavía uso cotidiano de muchas de esas palabras.
Un compañero de aulas universitarias abominaba el uso de la barba, y sus únicos argumentos eran sus mejillas lampiñas. Así parece
ser la posición de muchos hispanohablantes frente a la regulación del idioma, incluso en casos de profesores de español, y hasta
‘escritores’, que, muy lejos de rebeldes como Saramago, sencillamente detestan las normas porque no pueden con ellas; y ese no
es argumento: primero debe manejarse la norma; y si no se está de acuerdo, proponer otra; pero toca ponernos de acuerdo, ¿o si
no cómo nos entendemos?
Cabe adaptar la frase de Salvador Dalí: Toca aprender a escribir como los grandes, y después escribir como se nos dé la gana.
Una pintura “Populardelujo”
Un autorretrato del pintor William Gutiérrez Peñaloza.
Por: Érika Martínez Cuervo
Autorretrato de William Gutiérrez Peñaloza. Pintura comisionada al artista por Populardelujo. Aerógrafo y pincel sobre lienzo 94 x
83 cm (2013). / Foto: Archivo Populardelujo.
Damas y caballeros este personaje que ustedes ven en la imagen no es nada más y nada menos que William Gutiérrez Peñaloza
(Calamar- Bolívar, 1959), un pintor que está dando los últimos retoques al motivo central de un picó. Por si ustedes no lo saben
“se les llama picós a gigantes equipos de sonido construidos artesanalmente en los barrios populares del caribe colombiano alrededor
de los cuales se arman fiestas”, según cuenta Populardelujo, el colectivo que comisionó esta pintura – óigase bien – para apoyar y
dar a conocer el trabajo de creadores gráficos populares.
También dicen los mismísimos populares que “en el autorretrato William aparece pintando dos personajes que recuerdan vagamente
cómics y películas del estilo de Conan el bárbaro”. Están ustedes - señoras y señores – frente al motivo original de un picó llamado
El baby de oro. “Lospicós suelen decorarse con motivos reciclados de la cultura popular que evocan poderío y supremacía. Los dos
curiosos con expresión de asombro que se aprecian en la imagen, no son una exageración, pues con el paso de los años William se
ha convertido en una reconocida figura local y su patio de trabajo en un lugar de peregrinaje para todo amante de la cultura
picotera”.
En esta edición Imaginarios hace un merecido homenaje a Populardelujo, un colectivo conformado por los diseñadores Juan
Esteban Duque, Roxana Martínez y Esteban Ucrós, quienes durante la última década se han encargado de documentar la gráfica
popular urbana. Su proyecto recupera y promueve la cultura visual de este olvidado espacio de creación a través de investigación,
trabajo de campo, exposiciones, producción de textos y conferencias. Conocieron a William en el 2012 y desde entonces, como con
otros artistas de este tipo, han desarollado varios talleres y actividades dentro y fuera del país. De lujo no?
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El legendario músico congolés que murió en el escenario
Perfil de Papa Wemba, el artista que falleció de un ataque al corazón en medio de un concierto.
Por: EFE | El Tiempo
Foto: AFP
Papa Wemba, en un concierto en el Femua Music Festival en Abidjan (Costa de Marfil), momentos antes de su muerte.
La muerte del conocido cantante congolés Papa Wemba mientras actuaba en un festival de música de Costa de Marfil ha causado
una gran conmoción en el panorama musical africano y mundial, tanto por su ascendencia como por las circunstancias de su
fallecimiento.
La noticia de su muerte inundó las redes sociales con cientos de mensajes de condolencia. Entre los primeros en pronunciarse, el
presidente de la República Democrática del Congo, Joseph Kabila, que se encuentra en viaje oficial en Nueva York, y otras
autoridades del país africano.
Nacido en 1949, Papa Wemba era el nombre artístico de Jules Shungu Wembadio Pene Kikumba, que comenzó a ganarse su fama
cuando a los veinte años se unió a la banda Zaiko Langa Langa junto a otros reconocidos músicos de la RDC.
En 1977 Wemba y otros miembros de Zaiko Langa Langa crearon una nueva formación musical, Viva La Música, que les granjearía
el reconocimiento mundial y el éxito en Europa, América y Asia, además de popularizarse en el resto del continente africano.
Aunque las primeras informaciones sobre su muerte fueron algo confusas, el equipo médico que acudió al escenario de Abiyán
donde Papa Wemba daría su último concierto aseguraron que el artista sufrió un ataque al corazón y que, a pesar de los esfuerzos
de los médicos, falleció de camino al hospital.
Según el Sindicato de Músicos de la República Democrática del Congo, su cuerpo será repatriado a la mayor brevedad posible para
que el país entero pueda llorar su muerte y enterrarlo con los honores que merece.
Las calles de Kinshasa se llenaron de inmediato de simpatizantes de Papa Wemba, que entre lloros y abrazos recordaban al gran
músico que ayudó a poner en el mapa a un país por un motivo bien distinto a las habituales luchas étnicas, conflictos por los
recursos minerales o las recurrentes rencillas políticas.
En el barrio Matonge de Kinshasa, lugar de origen de Viva la Musica, la oposición hizo un llamamiento a todos los vecinos para que
homenajearan al músico, aunque también para mostrar su disconformidad con el Gobiernode Kabila, que pretende presentarse de
nuevo a la reelección a pesar de que la ley se lo prohíbe.
Además del rey de la rumba, Wemba también era conocido como el príncipe de la Sociedad de Animadores y Personas Elegantes
(SAPE), un movimiento social y de moda que aprovecha el juego de palabras con el término de la jerga francesa "sape", que
significa traje o atuendo, para poner la elegancia y la clase por delante de todo.
Su estilo y sentido de la moda combinaban a la perfección con los sonidos del soukous, el género musical que Papa Wemba, African
Fiesta y Pépé Kallé contribuyeron a desarrollar en los años 60 y que luego se extendería a todos los rincones del mundo.
La música de Wemba no solo alegró los corazones de todos sus seguidores y admiradores, sino que abrió el camino para muchas
otras generaciones de músicos jóvenes que vieron en Para Wemba un modelo a seguir para llevar los ritmos africanos a todos los
rincones del mundo.
Su pasión por la música le llevó a compaginar las actuaciones de Viva La Musica con las de muchas otras bandas y a hacer de
mentor de otros artistas congoleses como Koffi Olomidé o King Kester Emeneya, que bajo su tutela han alcanzado una gran
popularidad.
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Director de la Orquesta Filarmónica de Medellín recibe distinción en
Argentina
Por: Daniel Bravo Andrade / El Colombiano
Foto: Manuel Saldarriaga Quintero
El director de la Orquesta Filarmónica de Medellín, Francisco Rettig, fue elegido por la Asociación de Críticos Musicales de la
Argentina como el “mejor director de orquesta extranjero”.
Rettig, quien en 2009 se vinculó a la Orquesta Filarmónica de Medellín como director asociado y desde el 2013 se desempeña como
director titular, dirige también la Orquesta de la Radio TV Rumana, en Bucarest, y la Clásica del Maule, en Chile. También dirigió la
Orquesta Filarmónica de Bogotá, entre otras.
Sumado a esto, el chileno ha sido durante diez años consecutivos elegido como el mejor director de la Orquesta Sinfónica Nacional
de Buenos Aires. Ahora se hará con un galardón que premia a “los mejores en su actuación en la temporada anterior”, explicó en
un comunicado Graciela Morgenstern, de la asociación de críticos que entrega la condecoración.
Entre otros, Rettig es reconocido internacionalmente por sus versiones de las obras de Mahler y Bruckner.
Jorge Áñez Avendaño
Por: Carlos Molano Gómez / Encuentro Latino Radio
Un instrumentista, compositor y cantante espléndido, además de eximio investigador musical, nacido en Bogotá el 23 de abril de
1882, hijo del también compositor el santandereano Julio Áñez y de doña Helena Avendaño; Jorge interpretaba con maestría la
bandola, el triple y la guitarra. Fue estudiante del Colegio del Rosario de la capital, colonizador con su talento de tierras americanas,
constituyó un dueto inicialmente en Bogotá con Justiniano Rosales, luego viajan a Panamá, México y Estados Unidos, llevando
nuestros pasillos, bambucos y guabinas por todo el territorio, desarrollando grabaciones para la Columbia y La Víctor en Nueva
York.
Rosales inicia su camino en solitario, Jorge Áñez se une al panameño Alcides Briceño, al Mexicano Manuel Valdespinon y al bogotano
Carlos Molina en un cuarteto que llamaron The South American Troubadours, logrando reconocimiento y éxito especial, inauguraron
la sala New Orpheum Theatre en Los Ángeles California en febrero de 1926, obteniendo un contrato de exclusividad con la Víctor
por un año, renovando por varios años más; paralelamente formo con Briceño un dúo de gran reconocimiento. Permaneció el
maestro por cerca de 18 años en los EEUU.
Sus obras "Agáchate el Sombrerito" y "El Cucaracherito", fueron de rotundo éxito en los Estados unidos; popularizaron obras de
Daniel Uribe, Pablo Valderrama y Alejandro Wills entre otros. Recordamos su interpretación de la pieza de Julio Flores “Flores
Negras”.- “Oye bajo las ruinas de mis pasiones, en el fondo de esta alma que no alegra, entre polvo de ensueño y de ilusiones…”
Recordamos la interpretación de piezas como: “Galerón Llanero”, “El Enterrador”, “Como olvidarla”, “Antioqueñita”, “Los
promeseritos”, “Amor que pasa”, etc.
Fundó a su regreso a Bogotá la emisora “Ecos del Tequendama”, convertida años después en la HJCK EL MUNDO EN BOGOTÁ.
Estuvo casado en dos oportunidades, el maestro fallece el 22 de julio de 1952 en la ciudad que lo vio nacer.
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Daniel Samper Pizano y Pilar Tafur actualizan 'Cien años de
vallenato'
El recordado álbum de clásicos se renueva y se convierte en un libro con 107 canciones anexas.
Por: Liliana Martínez Polo | El Tiempo
Foto: Archivo particular
Pilar Tafur y Daniel Samper Pizano han hecho juntos ya varias investigaciones relacionadas con la música, ahora actualizaron su
trabajo sobre el vallenato.
'Cien años de vallenato' cumple dos décadas. Aquel álbum agrupó 100 canciones que representan el primer centenario de este
folclor. Fue una selección histórica, a cargo de Daniel Samper Pizano y Pilar Tafur, que hicieron el trabajo de curadores.
Juntos investigaron las raíces de cantos clásicos en una labor de arqueología musical que indagó por estrofas perdidas y autorías
suplantadas. Eligieron a Ismael Rudas para dirigir a un equipo de músicos que las grabó con rigor clásico. Y escribieron un cuadernillo
en el que le daban contexto histórico al folclor.
Han pasado 19 años y para redondearlos justo en época de la Feria del Libro y del Festival Vallenato, Samper y Tafur actualizaron
su investigación, la convirtieron en un libro que lleva en sus solapas seis CD con 107 canciones, 7 más que la primera edición.
Samper recuerda la dificultad al definir las letras que se adoptaron como definitivas en los cantos: “Una misma canción puede tener
varias versiones –dice–. Los autores cambian las letras. Adolfo Pacheco tiene con la misma música dos letras distintas, ambas
legítimas. Por eso, tratamos de hablar con el autor, si existía: con Escalona, Emiliano (Zuleta Baquero), Lorenzo (Morales). Si había
muerto, hablábamos con los intérpretes. ‘Colacho’ Mendoza aclaró muchos asuntos, basado en la tradición oral”.
El libro se lanzó en la Feria del Libro de Bogotá. Foto: Archivo particular
¿Cómo resolvieron los dilemas de autoría?
Hay unos autores registrados por ley y no se puede cambiar el crédito, aunque haya un error. Hubo canciones registradas por un
intérprete que no era el compositor auténtico. Si muchas fuentes daban el dato, poníamos: registrado a nombre de este, pero el
compositor es este otro.
¿Por qué se dio esto?
En la primera época de la discografía, muchas canciones quedaron a nombre de los primeros en grabarlas. Pasó con Buitrago y con
Abel Antonio Villa, que sí grabó sus cantos, pero otras se las registraron porque las cantó. No es algo sórdido, pasa cuando las
canciones provienen de la tradición oral. Hoy, lo primero que hacen es inscribirlas. Pero el vallenato era una música de camino: las
letras se cantaban mucho y les hacían cambios continuos. No había interés en autorías, no se pagaban regalías. Pasa con todas las
músicas populares.
¿Cómo fue el trabajo de actualización?
Se incorporó lo que ha pasado en estos años: desaparece el papel del acordeonero, que era y es referencia para los buenos
parranderos, y el cantante afirmó su figura estelar. Registramos esa evolución y nuevas circunstancias: Hay quien entiende que el
vallenato romántico es un género nuevo y pretende que sea el quinto aire, además de puya, paseo, merengue y son.
En los CD, ustedes nombran primero al acordeonero...
Seguimos respetando su jerarquía musical. El cantante se volvió importantísimo comercialmente, no musicalmente. Hay cantantes
buenos y menos buenos, pero la estructura diferencial la pone el acordeonero. Tanto así que el Festival Vallenato no reconoce al
cantante como cuarta figura del grupo. El concurso, que es de lo más académico, deja competir a tres: acordeonero, cajero y
guacharaquero y uno de los tres tiene que cantar.
Adolfo Pacheco cantó en el álbum...
Aparece en dos calidades: como compositor –es el compositor vivo más importante del vallenato y uno de los cinco más grandes
de todos los tiempos– y como cantante. Ha sido abogado, profesor, toca guitarra, medio tocaba acordeón, es guacharaquero y
canta bien. Lo metimos a cantar para hacerle un homenaje como intérprete.
¿Cuáles fueron las pautas de grabación?
Usar los instrumentos clásicos del vallenato en la primera escena. Por razones de textura de sonido hubo que poner, muy pasito, a
veces, un bajo eléctrico o una guitarra, pero siempre atrás. Queríamos que luciera mejor el trío básico.
¿Hacia dónde ha avanzado el vallenato en estos años?
Ha avanzado muchísimo. Los acordeoneros de ahora son grandes digitadores, dominan el instrumento. Pero trabajan más con el
sonido que con el sentimiento de los antiguos. Han surgido muchos cantantes, pero se dedican a hacer vallenato comercial que se
vende fácilmente, que incrusta una cantidad de instrumentos.
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El vallenato clásico está arrinconado y el comercial, que se fabrica fácilmente, es el que inyectan forzosamente a la gente. Ahora
son mejores los registros discográficos. Eso evoluciona positivamente, pero no puedo decir que en los últimos 20 años hayan surgido
canciones mejores. Si se hiciera una selección de estas dos décadas, encontraríamos pocas.
¿Salva a algún artista comercial?
Se salvan, pero no como vallenato. Pocas canciones me gustan, pero las que me gustan no las especificaría como vallenatos, no se
le parecen en nada, ni en los relatos que hacen las letras ni en los tiempos de la música.
¿Cree que faltan compositores?
Desgraciadamente, casi no hay. No han salido autores de la altura de Adolfo Pacheco, no hablemos de Escalona. Tristemente se
han ido muriendo autores como Carlos Huertas y otro que lamentamos no haber descubierto a tiempo: Adriano Salas. Se adelantó
a ver los problemas de la naturaleza cercada que estamos viendo. Es un compositor por descubrirse y murió ciego y pobre.
Otro grande que aún vive es Julio Erazo. Cuando estábamos en proceso del libro murió Calixto Ochoa, genio capaz de componer
casi todas las músicas de la Costa. La mortandad ha sido grande y lo que viene no va a ser tan interesante ni tendrá el mismo
nivel.
Alma de vallenatólogo
Nieto de una abuela guajira, Daniel Samper Pizano conoció la música vallenata desde niño. Después, se hizo un seguidor convencido
cuando empezaron a salir los discos de Bovea y sus vallenatos.
Su afición lo volvió autoridad en el vallenato, tema que ha abordado en numerosos textos periodísticos, entre estos una crónica
inolvidable de una parranda de fines de los 60 con Gabo entre sus protagonistas. Ha compuesto dos vallenatos y lo invitaron a ser
jurado en una final del Festival Vallenato, pero el día en que iba a serlo, la muerte del ministro Rodrigo Lara Bonilla, que era su
amigo, le impidió concentrarse en la fiesta. Su esposa, Pilar Tafur, se ha especializado en investigar sobre músicas populares.
"Memoria por correspondencia": recordar el dolor sin odio
La semana pasada se publicó la edición brasilera del libro de Emma Reyes. En Colombia, ya son 17.000 copias vendidas.
¿Por qué una pintora anónima se convirtió en un clásico contemporáneo?
Por: William Martínez / El Espectador
El único libro publicado de la pintora Emma Reyes, fallecida en 2003, llegó a su quinta edición en Colombia. / Emma-reyes.com
Una niña de cinco años es encerrada en una habitación de un barrio al sur de Bogotá. Cada mañana llega una mujer que le abre la
puerta para que vacíe el orinal que ha llenado durante la noche en un lote baldío. Vuelve al encierro, por el resto del día. La niña y
su hermana mayor y un niño pasan el tiempo con hambre, sin agua, sin luz, sucios. La niña no sabe quién es la mujer ni su madre
ni su padre: no tiene cómo explicar lo que padece. No sabe que es huérfana. Años después, internada en un convento , conocerá
los golpes de dios: el pecado, el infierno, el castigo. La niña luego se volvió pintora y, aunque aprendió a leer y a escribir tarde, era
una veterana de las cartas. La primera vez que Emma Reyes expuso su dolor de infancia fue el 28 de abril de 1969, cuando le envió
al historiador Germán Arciniegas la primera de las 23 cartas que componen "Memoria por correspondencia".
La historia de ese personaje anónimo fue lanzada hace cuatro años en una Feria del Libro por la editorial independiente Laguna
Libros. Hoy completa su quinta edición en Colombia: 17.000 copias vendidas; la semana pasada se publicó su edición brasilera; es
uno de los libros extranjeros más vendidos en Israel; le dio luz a Laguna Libros para inaugurar su colección de crónica: ellos se
ajustaron al libro y no al revés, como sucede siempre; ahora estará en la colección Penguin Classics, de Penguin Random House,
junto a "Cien años de soledad", "El amor en los tiempos del cólera" y "¡Que viva la música!" Es la primera vez que un libro
colombiano de publicación tan reciente entra en esa colección.
¿Qué nos deja "Memoria por correspondencia"? ¿Por qué el testimonio de una pintora fue más leído que algunos estrenos de
nuestras vacas sagradas de la literatura? “Emma nos enseña a recordar el dolor sin odio”, dice Felipe González, editor del libro.
"Cuando ella sale de su encierro no está llena de odio sino de curiosidad: viaja por Latinoamérica, se casa con un escultor, gana
una beca para estudiar en París (…)", dice Leila Guerriero, que escribió el prólogo para la edición española. Reyes tomó distancia
de su propio dolor y tomó otra decisión: contó con chispa sus pesadillas. Sabía que si reía el mundo entero reiría con ella, y que si
lloraba, estaría todavía más sola.
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Obregón el actor
Por: Salvo Basile / El Tiempo
El maestro fue quien me entrenó en lo que era más ducho: la cultura caribe.
Cuando Gillo Pontecorvo, director de la película 'Quemada', decidió que utilizaría al pintor Alejandro Obregón para interpretar el
papel del coronel de artillería de las tropas de invasión inglesas, a mí me tocó, como asistente de dirección, entrenarlo. Lo que no
imaginé es que con este trabajo encontraría un amigo, un maestro y un compadre, ya que bautizó a mi hijo Alessandro.
Es inútil decir que el trabajo no fue lo importante de esta nueva relación. Más bien fue él quien me entrenó en lo que era más
ducho: la cultura caribe. Me introdujo en el Macondo recién fundado, visitando los antros del barrio Abajo, acompañado de sus
amigos de Barranquilla, comenzando por el ‘Nene’ Cepeda, Vargas, Fuenmayor y, naturalmente, Gabito, todos intelectuales y
artistas roneros y practicantes del puro mamagallismo costeño.
El maestro hizo su papel perfectamente, y Marlon simpatizó enseguida con Alejo, tanto que en un plano de los dos a caballo, como
el del maestro estaba nervioso y no quedaba en la toma, me obligó a agarrarle la pata al jamelgo para inmovilizarlo durante la
filmación. Otra vez, mientras estábamos buscando una locación en la punta del Laguito, una bandada de alcatraces daba vueltas
concéntricas encima de la punta Icaco, como buscando una vía de salida. Entonces Alejo me instó a ayudarle, y con unos palos que
recogimos en la playa armamos una flecha direccional que la bandada se aprestó a seguir, lo que causó gritos de felicidad del
maestro: “¿Viste, viste?”.
Después de 'Quemada' el bicho del cine le picó a Obregón, y cuando nos ofrecieron el guion de 'Pa’ La Guajira' enseguida le pidió
ayuda a Cepeda, quien nos consiguió una cámara y un director de fotografía, mientras el director del Banco Popular, otro amigo,
nos entregó un préstamo para comprar la película. La historia se desarrollaba en La Guajira, a donde llegaba una población de
desplazados por la violencia; en las primeras búsquedas de locaciones, el maestro pintó el viento con sacos de polvos de anilina y
obligó a nuestro guía a conseguirle una babilla que quería pintar, viva.
Y cuando no pudimos terminar por falta de fondos, recuerdo que fuimos a pagar el préstamo llevando un cuadro de gran formato
de Alejandro que nos aceptaron sin chistar.
Entre las frases famosas del maestro, la que más me ha servido en la vida ha sido: “Sí, Salvo, el talento es importante pero el
oficio, el oficio es indispensable”.
La Universidad Autónoma de Bucaramanga -UNAB- consciente de la importancia del TURISMO CULTURAL como actividad relevante
para el desarrollo del país y en sintonía con las tendencias de viajeros que demandan este tipo de actividad, se
permite presentar la Especialización en Turismo Cultural (modalidad virtual) en Convenio con la Universidad Oberta
de Catalunya UOC.
Este programa es una oportunidad para personas vinculadas o interesadas en el sector y que pretendan adquirir competencias
globales de avanzada, para poder gestionar proyectos y empresas que tengan como misión el fomento y la oferta del turismo.
Detalles del programa en el enlace:
http://unab.edu.co/programas/turismo-cultural-especializaci%C3%B3n-distancia-virtual
Quedo a su disposición para atender cualquier inquietud,
Ricardo Varela Villalba
Director Académico / Especialización en Turismo Cultural
Universidad Autónoma de Bucaramanga UNAB - Universitat Oberta de Catalunya UOC
(57) 6436111 Ext. 279 - 252 / Tel. Móvil: (57) 314 3115753 - 3164668789
Skype: ricardo.varela.villalba / [email protected]
CP680003 Bucaramanga – Colombia / @rvarela77 / @UNABturismo / TurismoCulturalUNAB-UOC
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Alcaldía de Bogotá y Procafecol destacan nuevo mural en sede de
Juan Valdez
El Distrito indicó que el arte urbano permitirá el desarrollo de una ciudad, siempre y cuando se haga de manera
responsable y en espacios autorizados.
Por: Redacción Bogotá / El Espectador
Foto: Alcaldía de Bogotá.
Ricardo Vásquez, conocido como “Yurika mdc”, fue el artista encargado de pintar el mural que desde la semana pasada adorna el
Juan Valdez de la Calle 73 con Carrera 9, gracias a una alianza entre la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y Procafecol,
que tiene como objetivo promover el arte urbano en Bogotá.
El diseño del mural fue escogido en redes sociales entre tres propuestas. La elección fue por un concurso realizado por Procafecol,
y el concepto ganador, según el artista, busca comunicar que “todo está conectado, gentes, cultivos, aves, montañas, cielos”. De
igual forma, “Yurika mdc”, perteneciente a los colectivos artísticos “Mientras Duermo Crew” y “Vértigo Graffiti”, asegura que este
tipo de murales toman bastante relevancia debido al nuevo rumbo que podría tomar el arte urbano en la capital del país, debido a
la importancia que se le está dando desde el sector privado.
“Esta alianza es un ejemplo de corresponsabilidad social, continuaremos fomentando la práctica del arte urbano y buscaremos más
aliados del sector privado que, como Juan Valdez, nos permitan cualificar esta práctica y generar oportunidades laborales para
nuestros artistas”, resaltó María Claudia López, secretaria de Cultura, Recreación y Deporte.
La Secretaria de Cultura agregó que el arte urbano puede ser uno de los elementos que permitan a una ciudad como Bogotá
desarrollarse, pero siempre y cuando esta práctica se haga de manera responsable y en los espacios autorizados por la Alcaldía de
Bogotá; es decir, respetando espacios privados y los que hacen parte del patrimonio cultural de la ciudad.
A su turno, Camilo López, director creativo de Vértigo Grafitti, sostuvo que este tipo de murales son importantes en la medida que
el sector privado empieza a sensibilizarse hacia la importancia de este tipo de arte en los muros que están en espacios tanto
privados como públicos. “Es importante que la calle se empiece a ver como un escenario de una sana confrontación de ideas y que
el sector privado apoye este desarrollo”, aseguró el director del colectivo artístico, quien agregó que Bogotá podría convertirse en
un referente nacional en cuanto a la comunicación y diálogo para concertar este tipo de espacios, y cómo esto puede ser ejemplo
de cara a la paz y un desarrollo económico distinto.
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Orgullo de Santander para Colombia
CONCIERTOS DE LANZAMIENTO DEL FESTIVAL MONO NÚÑEZ 2016
El 19 y 23 de abril en Cali y Bogotá respectivamente, se realizó el lanzamiento de la cuadragésima segunda versión del
Festival
Mono Núñez; con dos conciertos en los que se le hizo un homenaje a la música.
En la ciudad de Cali, Guillermo Ortega y Los del Zaguán durante más de una hora hicieron vibrar al público con su talento y
puesta en escena, dejándolos emocionados para recibir al Dueto Renaceres, quienes llegaban de representar a Colombia en
el Festival de Alturas, celebrado en Perú, directo al lanzamiento del Mono Núñez, festival que tiene un espacio muy
importante en su corazón.
Por su parte en Bogotá, con más de 1.000 personas en el hermoso Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo, el Trio Nueva
Colombia, Jessica Jaramillo y Ensamble Sinapsis y Dueto Tradición, recibieron del público los más cálidos aplausos, luego de
interpretar de forma muy especial piezas de música colombiana.
Con un público emocionado, unos artistas únicos y sobre todo con un homenaje a la música que traspasa fronteras y une
pueblos, se da inicio al Festival Mono Núñez, referente de la música andina colombiana a nivel nacional e internacional.
¡Los esperamos en Ginebra del 26 al 29 de mayo!
Los clasificados al Festival Mono Núñez se preparan.
En plenaria realizada el 16 y 17 de abril en la ciudad de Cali, fueron seleccionados los participantes en las categorías vocal,
instrumental y obra inédita. Este año se cuenta con representantes de todas las regiones del país, que harán del Festival
Mono Núñez un evento maravilloso.
El listado de los participantes se encuentra publicado en la página de internetwww.funmusica.org y las audiciones de los
participantes están publicadas en Canal de You Tube Festival Mono Núñez. Los invitamos a que se suscriban y puedan
disfrutar de videos únicos del festival.
Nuestras más sinceras felicitaciones a los clasificados, es un honor para nosotros contar con ustedes en la cuadragésima
segunda versión del festival.
¡Nos vemos en Ginebra!
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Orgullo de Santander para Colombia
En el bosque de la China
Por: Jotamario Arbeláez / El Tiempo
Estar en este momento en China, en Suiyang, en Zunyi, en este certamen de poesía, es estar recibiendo todos los soles que me
estaban prometidos.
“Gracias a Dios”, solemos decir en Occidente cuando nos ocurre una maravilla. Por ello comienzo por agradecer a Pangu y a las
directivas del encuentro, por el honor de que se me conceda la palabra para manifestar, en nombre de los poetas del mundo
invitados, nuestra alegría, estupor y deslumbramiento por participar en el Twinrivers International Poetry Week Suiyang, y expresar
a nombre propio lo que me significa el estar en él.
La primera vez que el nombre de China me sonó mágico, fantástico y sugestivo fue a los 7 años, de labios de mi madre cantando
una especie de nana infantil que empezaba: “En el bosque de la China / una china se perdió. / Como yo andaba perdido / nos
encontramos los dos”. Confieso que allí sentí mis primeras palpitaciones eróticas. Recordaba haber visto fotos y películas de niñas
de ojos rasgados y piel amarilla que parecían del país de las hadas y los dragones. En las hadas ya no creía, pero nunca perdí la
esperanza de llegar a conocer a un dragón rey, con alas de murciélago y con una perla llameante bajo su mentón.
La canción continuaba cada vez más insinuante: “Era de noche y la chinita / tenía miedo, miedo tenía de andar solita”. Ahora me
doy cuenta de que el perdido era yo por no haber arribado nunca a ese bosque de la China, y de que la chinita es su gran poesía,
que viene desde Li Po y Tu-Fu y ha llegado, entre cientos, hasta los grandes Jidi Majia y Shen Wei. “Y yo que sí, y ella que no, / y
yo que sí, y ella que no, / y al cabo fuimos y al cabo fuimos de una opinión”. La poesía caía en mis manos, y debía hacer de ella el
mejor uso posible. Lo estoy intentando.
El segundo estupor hacia China que sentí en la adolescencia fue el recuento de la odisea del veneciano Marco Polo, el imberbe
caminante que llegó a ser protegido y consentido por el Gran Kublai Kan, emperador de Mongolia y China, y designado por 3 años
gobernador de Yangzhou. De las exageraciones de su libro memorioso de viajes se nutrió nuestro García Márquez, tanto como de
los cuentos de 'Las mil y una noches'. Pedí a la Dadora, que nunca falla, que concediera a este poeta que nació a la orilla de un río
hoy semiseco llamado Cali bañar sus ojos en enormes e impasibles ríos inmortales, y me ha concedido hacerlo en el Danubio, en
el Ganges y espero que ahora en el Yangtsé, o por lo menos en el río Xiang, que baña la comarca de Guizhou.
Salgo de Colombia, país que busca cómo enterrar las armas después de 50 años de aspirar el hedor de la cadaverina, tratando de
encontrar esa paz que ni los muertos tienen. Y pongo mis pies en el avión de Air France que me ha de trasladar al lugar de mis
sueños infantiles, juveniles y ahora casi seniles, a ese bosque de la China situado en Zunyi.
Otro punto supremo para mi vida espiritual fue el garrotazo en la frente que me significó el conocimiento del zen, o más bien
digamos chan, introducido en china por el monje Bodhidharma, a través de las lecturas de Zuzuki y de Chan Chen Chi, de quienes
percibí que un día abrirían mis ojos hacia el satori. Y qué más iluminación que la de estar en este momento aquí.
Estar en este momento en China, en Suiyang, en Zunyi, en este certamen de poesía –cuando el país del gigante que ha despertado
expone con esplendor la obra del inconmensurable pintor colombiano Fernando Botero–, es estar recibiendo todos los soles que me
estaban prometidos, tener a la mano todos los frutos, aspirar todos los aromas, contemplar la belleza en sus manifestaciones
inéditas a mis ojos, saborear lo considerado imposible, mientras escucho la celeste música de la maquinaria estelar.
Toda la discografía del Festivalito Ruitoqueño
Escuche los 18 discos compactos, la mayoría dobles desde 1997 hasta el 2014
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Al ingresar, ubíquese en buscar y escriba Festivalito Ruitoqueño, así de fácil.
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Zaperoco
Por: Inquisidor / Vanguardia Liberal
Cita. Ya se palpita la tercera edición del X-Tri Festival (14/03/16. Deportes. Oswaldo Contreras).
Comentario. El verbo ‘palpitar’ no permite este tipo de uso reflexivo, mi querido “deportólogo” Oswaldo; así que esta edición puede
que ‘palpite’, pero no “se palpita”. Como que están más interesados en el inglés que en el castellano; si no, vean esta edición del
“Equistrí” festival “Triatlón off road”, que convierte nuestro bello idioma en un lamentable “espanglish”. Eso, claro, sin contar con
que en nuestro país se inventan “festivales de verano”, por genuflexión cultural con Estados Unidos, cuyo referente social es cada
vez más fuerte en nuestra pobre Colombia, sin identidad, por cuenta de los invasores, y ahora ya casi sin recursos, por cuenta de
los mismos.
Cita. Cultura de la legalidad (17/03/16. Opinión. Rafael Gutiérrez Solano).
Comentario. Aunque lo hemos comentado en este espacio muchas veces, y como damos por hecho que tú no te asomas por estos
lados, mi querido y eminente Rafa, te lo repetimos: ‘cultura’ es un sustantivo con unas acepciones claras y precisas –que puedes
consultar en el Diccionario de la Academia–, pero ninguna de estas acepciones tiene que ver con ‘maña’, ‘hábito’ o ‘costumbre’, que
tienen más relación con el propósito de tu mensaje. Espero que no se te olvide.
Cita. En la década de los 50’ Gabriel Cano escribía en El Espectador […] Lo básico es que nos convenzamos que
construir una cultura de paz es responsabilidad de todos, ahora y siempre (17/03/16. Opinión. Luis Pinilla Pinilla).
Comentario. El uso del apóstrofo (que no ‘apóstrofe’, que significa una cosa distinta) está muy lejos del que usted le da cuando lo
marca junto al número cincuenta, mi querido don Lucho, ni en inglés ni –mucho menos– en castellano. Segundo, “lo básico es que
nos convenzamos DE que…”. Tercero, ni la paz ni la cultura se ‘construyen’, así el verbo ‘construir’ se esté convirtiendo en el único
recurso del habla en diplomáticos, docentes y periodistas. Y, cuarto , para no repetir y repetir y repetir, lo invito a ver el segundo
comentario de esta columna acerca de la palabra ‘cultura’.
Festival de Cine de Málaga 2016
"Dos mujeres y una vaca", la representación colombiana en Festival de Cine de Málaga
Rosana y Hermelinda, analfabetas, viajan al caserío más cercano en busca de alguien que les descifre una carta.
Por: Redacción Entretenimiento / El Espectador
"Dos mujeres y una vaca", película dirigida por Efraín Bahamón, representa a Colombia en el Festival de Cine de Málaga que se
realiza hasta el próximo primero de mayo en España.
El filme compite en la sección 'Territorio latinoamericano' y aspira a los premios Biznaga en las categorías mejor película, mejor
dirección, mejor actriz, mejor actor y premio del público.
"Dos mujeres y una vaca", protagonizada por Luisa Huertas, Ana María Estupiñán y Juan Pablo Barragán, cuenta la historia
de Rosana y Hermelinda, dos campesinas analfabetas quienes reciben una carta de Pastor, de quien hace meses no tienen noticias.
En palabras de Bahamón, la película surgió a partir "de lo que pasó en El Salado (Montes de María). Una de las peores masacres
perpetrada por paramilitares. Después de eso, los sobrevivientes abandonaron el pueblo que quedó desolado. Luego vi un programa
de televisión donde se mencionaba que habían encontrado a un niño abrazado al cadáver de su madre, la mujer llevaba tres días
muerta".
La historia del filme no se centra en un menor, sino en Hermelinda, que embarazada de siete meses convence a la madre de Pastor
de iniciar un viaje hacia el caserío más cercano en busca de alguien que les descifre el escrito. Las acompaña la vaca Corina,
enganchada a una ruinosa carreta facilitará el recorrido.
La idea inicial del director era realizar un cortometraje, "La carta", pero el proyecto "se alargó y se convirtió en el guion de esta
película".
"Dos mujeres y una vaca", que se estrena en Colombia el 19 de mayo, también ha participado en los festivales cinematográficos
de Nueva York, Singapur, Toronto, Los Ángeles, Hong Kong, Guayaquil e Indiebo de Bogotá.
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Añorando a Escalona, uno de los fundadores del Festival Vallenato
Durante la fiesta del folclor, Adolfo Pacheco recuerda sus encuentros con el cantautor.
Por: Adolfo Pacheco Anillo | El Tiempo
Foto: Andrea Moreno / Archivo EL TIEMPO
Rafael Escalona Martínez, legendario compositor vallenato, murió el 13 de mayo del 2009, en Bogotá.
Fue un sábado de abril de los años 60 en la estación Bosconia; solo siete cabarets y un quiosco. Me le adelanté al acordeonero
Andrés Landero y fui al encuentro de Rafael Escalona precedido de mi admiración por él. Se compuso el cinturón con revólver
cuando se bajó de “María la bandida”, su famosa camioneta, vestido de ranchero del norte y solo alcancé la puntica de sus dedos.
Sonó un disparo ajeno y nuestro anfitrión cayó muerto. Entonces nos fuimos Landero, el cajero y yo al Copey. Él, sin despedirse, a
Valledupar.
Invitado por Consuelo Araujo en el año 1971 al Festival de la Leyenda Vallenata como jurado, se me acercó la Leyenda –ya saben
a quién me refiero– a darnos instrucciones. Después de mi saludo sincero (“Usted es un ídolo en mi tierra”), olímpicamente no se
dio por aludido y ahí nació para mí la gran amistad entre nosotros, principalmente porque con sus maneras sabía que también me
admiraba.
A mi oficina de asistente de la Contraloría Departamental de Bolívar, llegó el mismo hombre, pero ahora impecablemente vestido
de azul, corbata roja, botas de cuero, oliendo a narciso negro, con cabello y uñas arregladas.
“Necesito que te vincules a Sayco como delegado regional –me dijo sin preámbulos–: aquí tienes el nombramiento; te espero en
Bogotá a fin de mes”.
No pude excusarme; por suerte, me daba tiempo para atender las dos oficinas. Afilié compositores dispersos e hice mi labor.
Después de seis meses, sonó el teléfono y me dijo: “Tienes que hacerte elegir a la asamblea de Sayco porque necesito tu apoyo”.
¡Impositivo, el tipo! Total, directivo de Sayco en Bogotá, y en su reelección como presidente, me eligieron como vicepresidente. Así
conocí más de cerca a un hombre terco, orgulloso, macho, dueño de sí mismo, inquisitivo, disipador, pero eso sí, con una ternura
desbordante por el amigo. En cada reunión del consejo directivo fui huésped distinguido de su apartamento de la calle 19, con el
consabido despertar a las cuatro de la mañana, compartiendo a esa hora un vaso de whisky acompañado de un tinto.
Me decía “indio” y “yofo”; pero cuando se enteró de que yo era abogado, irónicamente me llamaba “doctor”, “jurista” y
“jurisconsulto”. Protesté al estilo del pintor Molina y le dije que me hiciera el favor de llamarme “maestro”, como distinguidamente
se llama en Sayco a todos los autores y compositores. Hicimos con su popularidad e importancia muchas transformaciones positivas
en la sociedad, al lado de Héctor Ochoa, Esteban Salas, Mateo Torres, Marino Barros, Manuelo. Hoy añoro a Rafael, después de que
Sayco perdió su identidad, personalidad y orgullo por los que tanto luchó.
La Dirección Nacional del Derecho de Autor, organismo oficial creado por la Ley 23 de 1982 para protegernos como entidad privada,
por el contrario ha permitido con sus omisiones que el derecho conexo se imponga sobre el derecho principal que ostentamos. Hoy,
mediante un convenio abiertamente ilegal, penetraron las casas disqueras con sus filiales, las editoras, en la estructura directiva
de Sayco y son las que mandan, patrocinadas por una asamblea parcializada.
Cuando me eligieron en el comité de vigilancia de Sayco, me tocó la mala suerte de investigar las canciones de mis propios
compañeros, porque reinaban el desorden y el caos en materia de derechos de autor. Encontré, por ejemplo, que La gota fría no
figuraba a nombre de Emiliano Zuleta Baquero, su autor; El africano estaba a nombre de Calixto Ochoa, y no de Wilfrido Martínez,
porque se confundía el arreglo musical, que es un derecho conexo, con el derecho principal, que es el del autor.
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Poderosamente me llamó la atención cómo se entendía antaño el concepto de la propiedad intelectual en el derecho de autor, que
es intransferible e irrenunciable. Escolástico Romero y su familia decían que él era un hombre serio y que le había regalado El indio
Manuel María y La casa en el aire a sus compadres Emiliano y Rafael Escalona. Casi se me cae la estatua y opté, mejor, por no
seguir investigando para evitar enemistades.
Hoy, leyendo un párrafo de un libro de José Repollet que me regaló el profesor Germán Bustillo Pereira sobre clásicos musical es,
encontré que el autor se refiere al alemán Jorge Federico Haendel como un tomador de melodías ajenas que luego las devolvía al
escenario adornadas con hermosas plumas haendelianas. Menciona el texto que alguien inquirió al famoso maestro acerca de estos
‘préstamos’. Y él respondió, con su encantadora brusquedad de teutón: “¿Por qué no? Si el señor no sabía que hacer con esa
música, yo sí”. Y tenía razón.
Me pregunto yo, ¿qué habría sido de la música vallenata si Rafael Escalona no les pone las hermosas y transcendentales crónicas
a esas canciones de las cuales tomó prestada la melodía?
‘La parranda es la universidad del acordeonero’
Este año, cada uno de los 83 acordeoneros que compiten por el título de Rey Vallenato, en Valledupar, recibió a la hora de inscribirse
una lista de 24 canciones. Esta representaba un cambio en las reglas de juego de la competencia. A todos les advirtieron que de
llegar a la final, dos de las cuatro piezas para interpretar en la tarima del Parque de la Leyenda se elegirían al azar, con sorteo por
balota, de esa lista.
“Fue una sorpresa –explica el acordeonero Jaime Dangond Daza que el año pasado llegó a la final–. Pero se da para bien. Cuando
el acordeonero es de parranda, está acostumbrado a acompañar músicos que tienen la capacidad de improvisar, tocar canciones
de un momento a otro sin necesidad de tenerlas preparadas”.
Dangond es el hermano de Lucas Dangond (pareja musical de Silvestre). Pero fue el hermano que eligió el vallenato tradicional, el
de parranda, y no el comercial. De un año a otro, cambió también su forma de prepararse: “Este año me dediqué a parrandear, a
buscar personas que conocen de música vallenata, a rodearme de ellos y compartir más. Busqué más retroalimentación. Esas
personas dan recomendaciones, dicen: ‘Mira, esto lo estás haciendo bien y esto no tanto’. Porque la experiencia la da la parranda,
que es como la universidad del acordeonero profesional”.
¿Qué más cambió en su preparación este año?
Me instalé hace dos semanas en Valledupar para prepararme aquí mismo. La vez pasada ensayé en Bogotá y llegué a Valledupar
un día antes. No di tiempo para que los amigos escucharan los ensayos o que los folcloristas tuvieran la oportunidad de criticarme
para mejorar.
¿Qué aporte le da el sorteo de canciones al festival?
Hace que este se asemeje más a una parranda grande, en la que estás ahí, te gusta una canción y la pides al acordeonero. Le
dices: “Mira, me gusta Matilde Lina”, y puede ser que él no la traiga preparada, pero cuando se la sabe, te complace. La gente se
había acostumbrado a concursar con las canciones aprendidas, con los mismos arreglos. Si te dicen: quiero que toques tal canción,
eliminas la mecanización.
También es más difícil… hay que preparar más canciones…
De esas 24 canciones, tuve que rectificar la letra de dos o tres, porque todas las conocía. La mayoría las había interpretado en
parrandas, porque esa es mi cotidianidad. Me siento como en mi patio cuando me piden música y me ponen a improvisar. Ese es
mi fin: ser como los acordeoneros de antes, los juglares, que siempre estaban preparados para tocar algo nuevo. Aquí en los
pueblos del Cesar y La Guajira hay parrandas de compositores, y el autor viene y te dice: “Compuse esta canción que dice así y
suena así”, la tararea y el acordeonero la toca de una vez. Ahí mismo la está montando. Estoy acostumbrado a eso, porque siempre
he parrandeado con gente mayor. Hoy es diferente, si el músico no se la sabe, no te complace.
¿Por qué es tan importante la parranda en la preparación del acordeonero?
Estuve en parrandas con el maestro Escalona, Leandro Díaz y El Turco Pavajeau, quien aunque no es músico ha tenido en su casa
el epicentro de las parrandas. En ellas organiza encuentros con grandes como Alfredo Gutiérrez, El Cocha Molina, Emiliano Zuleta,
gente grande. De ellos hay que aprender. Hay otra cuestión ahí, los versos o piquería, que también los hago y me dan el chip de la
improvisación. Así como se improvisan versos, se pueden improvisar melodías, hacen que sea natural.
¿Por qué no ha incursionado en el vallenato comercial?
Siempre estoy en parrandas para compartir con amigos. Me dedico a la música parcialmente porque trabajo en otra cosa. Siempre
voy a tocar por recomendación, a donde amigos, así me fluyen los versos y el acordeón. Lo que no me gusta de lo comercial es que
uno toca en tarimas grandes con cientos de personas al frente, sentirá los aplausos pero no establece conexión directa con ellos.
Me gusta compartir de una manera más cercana, y vivir la parranda de una manera más ancestral.
Así se compite por el título de Rey Vallenato
La competencia para hacerse al título de Rey Vallenato dura cuatro días. El primer día, los aspirantes tocan los ritmos de merengue
y paseo; el segundo día, el turno es para la puya y el son. Estos dos días conforman la primera ronda, y solo 25 acordeoneros (los
de mayor puntaje) pasarán a la segunda (viernes 29 de abril), en la que presentarán los cuatro aires. Pasarán a la semifinal los 15
mejores puntajes.
La semifinal es el 30 de abril durante el día. De los 15 acordeoneros se escogen los cinco finalistas que estrenarán este año el
sistema de balotas.
La lista de 24 canciones está compuesta de seis puyas e igual número de paseos, sones y merengues. Cada conjunto típico vallenato
finalista (compuesto de acordeón, caja y guacharaca) deberá interpretar al menos dos por sorteo. El acordeonero debe cantar al
menos una de las canciones. El mejor será el nuevo Rey Vallenato.
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Jaime Luis Gutiérrez, con la casa y el alma ‘invadidas’ de libros
Por: Diana Lucía Díaz Patiño / Gente de Cabecera
Esta es la biblioteca principal de Jaime Luis, ubicada en Cabecera del Llano. Actualmente él vive en otro apartamento donde tiene
una más modesta, con algo más de 200 libros. – Fabián Hernández/GENTE DE CABECERA
Una sala de estudio con una biblioteca que ocupa dos paredes, un antiguo mueble de madera de 8 metros también repleto de libros,
variadas repisas distribuidas por toda la casa e incluso un baño auxiliar, son los territorios que ocupan los casi 15 mil volúmenes
de historia, filosofía, música, física, gramática, antropología y muchas temáticas más, que posee el bibliófilo Jaime Luis Gutiérrez.
Allí, ir en búsqueda de un libro implica recorrer estantes atiborrados pero organizados juiciosamente por áreas, palpar portadas y
lomos desgastados y otros aún con olor a nuevo, hacer fuerza porque los libros están bien apretujados para no desaprovechar ni
un milímetro de espacio, y hasta encontrarse con otros que vagan por los escritorios y los espacios libres de los cajones de la
biblioteca.
En conjunto, estos libros reflejan el pensamiento curioso y la memoria extraordinaria de su dueño: datos, nombres, anécdotas y
citas relacionadas con sus obras favoritas emergen constantemente en su conversación, en un ritmo constante a veces, y en otras,
como un recuerdo caprichoso de cómo conoció a tal autor, o quién le recomendó tal libro y por qué.
Lector consumado
‘La alegría de leer’ es el primer título que viene a la mente de Jaime Luis cuando piensa en sus inicios como lector. Pero en realidad
la alegría de leer es, ante todo, su estilo de vida.
Este bumangués, ingeniero mecánico e industrial de la UIS y ex rector de esta misma universidad, recuerda que aprendió a leer
por imitación de su padre.
“Él era profesor de español y literatura, inglés y francés, un hombre muy culto (…) Tenía una biblioteca de unos 5 mil volúmenes y
cuando murió heredé algunas cosas, como la colección de Selecciones, la cual he continuado…”
Su hábito lector se forjó con especial determinación mientras cursaba segundo bachillerato en un internado de Duitama. “Allá había
‘las horas de estudio’, de 7 a 10 de la noche, en esas horas estudiábamos o estudiábamos… pero así adquirí mucho gusto por la
lectura”.
‘La mejor compañía es un libro’
En su lista por leer, el tema común es la espiritualidad, en el cual Jaime Luis tiene bastante interés y del cual continúa escudriñando.
‘Iluminación instantánea’, ‘Sanar a través de la oración’ y ‘El cuidado del alma’ son algunos de los títulos que ocupan hoy sus horas
y su mesa de noche.
Y aunque es justamente la noche su momento favorito para leer, dice que siempre lleva consigo un libro.
“Definitivamente la mejor compañía es un libro (…) Es enorme el placer de leer, de tener uno a Platón, Cicerón, Shakespeare y a
Cervantes de profesores, eso es una belleza, ¿no? Eso es lo bonito del libro”.
Por supuesto, este académico y docente también tiene un gran talento como escritor. Ya suma 7 obras de su autoría; el primero
fue ‘Cavilaciones sobre la felicidad’ de Ediciones Paulinas, publicado en 1996.
Actualmente tiene dos libros ‘en remojo’, uno de los cuales trata sobre Jesús, su “maestro espiritual”.
Su relación con los libros
¿Raya los libros?
Sí, por eso los libros digitales los disfruto menos, porque la acariciadita, la rayada, la anotación en los márgenes… eso falta. También
me gusta firmarlos.
¿Pide autógrafos?
A veces, y además cuando alguien me regala un libro, yo le digo: ‘¿Me los bautiza?’, ya sea con autógrafo o dedicatorias.
¿El libro por el que haya pagado mucho o hecho algo inusual?
El libro más costoso que tengo es una edición de lujo de los evangelios apócrifos, una edición que sacaron los Jesuitas. Pagué lo
que hoy equivaldría a 400 mil pesos, más o menos.
¿Un tema recurrente?
Jesús, tengo 142 libros sobre él.
¿Ha leído todos los ejemplares de su biblioteca?
Aunque no todos los he leído hasta el final, me gusta ‘calar’ todos los libros, hojear hasta tener una idea clara de lo que trata.
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“El templo de las artes”
El director Luca Lucini condensó en un trabajo audiovisual de 90 minutos la historia del teatro La Scala, de Milán. Con
artistas reales y personajes de ficción construyó este relato sobre la cuna de la lírica italiana.
Por: Juan Carlos Piedrahíta B. / El Espectador
El teatro La Scala, en Milán, se incendió en 1776 y fue reconstruido sobre una iglesia dos años después. Hoy es uno de los escenarios
culturales más importantes de Europa. 7Cortesía Cine Colombia
En los tiempos en los que no había cine ni televisión, el teatro La Scala, en Milán, era el lugar de encuentro para todos los círculos
sociales. Allí no sólo se estrenaban las partituras más importantes en el inicio de la lírica italiana, sino que se desarrollaban
actividades alternas, como tertulias políticas apasionantes, jornadas literarias extensas y hasta muestras gastronómicas.
Cualquier persona podía acceder a este recinto cultural, pero su poder adquisitivo marcaba, eso sí, su ubicación en el auditorio. Por
lo general, el pueblo se apoderaba de la platea, mientras la nobleza copaba los palcos para presenciar de reojo el espectácul o y
exhibir, como en vitrina, su alta cultura al asistir a veladas intelectuales de relevancia social.
Las historias sobre La Scala, como se lo conoce, pasaban de boca en boca en Italia. Se hablaba de un incendio en 1776, de su
reconstrucción sobre una iglesia dos años después; se rumoraba de su transformación momentánea en casino, y hasta se comentaba
sobre los bombardeos de los que fue objeto durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, no existía un documento oficial que
consignara la existencia de este escenario cultural y por eso el director Luca Lucini empezó a pensar en llenar este vacío cultural.
“Todo empezó cuando quise hacer una película de ficción sobre el teatro La Scala aprovechando la existencia de personajes desde
1778 hasta la actualidad que han ayudado a escribir un relato cultural sólido. No pude hacerlo como filme y surgió la idea de
producir un desarrollo con otras características, sin olvidarme definitivamente de la ficción. Así nació el documental El templo de
las artes, que se estrenó en Italia el pasado 7 de diciembre”, cuenta Lucini, quien comenzó su trayectoria audiovisual dirigiendo
videos de pop de artistas como Laura Pausini.
Lo que le interesó al director italiano en un comienzo fueron los relatos históricos que vinculaban al teatro con los más importantes
compositores de su país. Los nexos entre La Scala y autores como Giuseppe Verdi (1813-1901), Giacomo Puccini (1858-1924) y
Gioachino Rossini (1792-1868) eran innegables, pero faltaba la visión de las personas un poco anónimas que trabajan con toda su
pasión y talento para seguir consolidando el lugar y hacer que su fama no se quedara en un pasado glorioso.
“Para abordar el otro lado de la historia en El templo de las artesrecurrimos a tres trabajadores actuales del teatro. Le hicimos un
seguimiento minucioso al primer trombón de la orquesta, a una ayudante de palco y al jefe del foso donde ensayan los músicos.
Fue una experiencia muy real y quisimos dimensionar su labor dentro del lugar, para no quedarnos solamente con las voces de las
figuras reconocidas, como Daniel Barenboim, Riccardo Chailly, Mirella Freni y Plácido Domingo”, dice Luca Lucini, cuya trayectoria
audiovisual incluye registros como Tres pasos sobre el cielo (2004), The Perfect Man (2005), Amor, mentiras y fútbol (2008), Just
Married (2009) y La mujer de mi vida (2010).
Ahora los procesos de comunicación son diferentes. En este momento hay una fina frontera entre cine, televisión y web, así como
se han acortado las distancias entre el documental y las películas de ficción. Por eso, Lucini decidió contar en 90 minutos la historia
del teatro La Scala recurriendo a fotografías, partituras tradicionales, personajes reales y actores que representan a hitos
importantes de la música en Europa.
“Para mí lo más difícil de haber realizado El templo de las artes fue decidir qué íbamos a incluir en una hora y media de duración
del documental, porque en más de dos siglos de existencia hay muchas escenas por contar y era imposible abordar todos los
personajes que han estado parados sobre sus tablas. Creo que si hubiera incluido todo, el trabajo se extendería por más de ci nco
horas de proyección”, concluye el director que le cambió el rol a La Scala porque le quitó su papel de escenario y lo convirtió en
protagonista.
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Orgullo de Santander para Colombia
Los pequeños talentos del vallenato, protagonistas del Festival en
Valledupar
Cada año, el Festival de la Leyenda Vallenata sorprende a su público con diferentes actividades, personajes y
competencias. Emiliano y Poncho Zuleta, quienes no graban juntos desde el 2006, serán los artistas homenajeados
de esta edición, por su trayectoria y legado musical que los hacen ser aclamados por los cientos de turistas que asisten
al Festival. Además de nuevas competencias, como la de mejor parranda vallenata, se suma nuevamente la elección
del mejor acordeonero, que incluye las categorías infantil, juvenil, aficionado y profesional. No cabe duda que los
pequeños también se gozan el evento en el que año a año sorprenden con su talento y dedicación.
Por: Vanexa Romero / El Tiempo
Rossana Carolina Hurtado Gutiérrez
Jaider Andrés Mondragón Esquiva
Santiago Andrés Molina Ballestas
Martín Díaz Zapatero
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Orgullo de Santander para Colombia
Todo listo para la segunda edición del Festival Corto Circuito
Autor: Redacción de El País
Las proyecciones del Festival de Cortos Latinos de Nueva York, Corto Circuito, serán gratuitas.
Foto: Especial para El País
Lo bueno se repite. Y el Festival de Cortos Latinos de Nueva York, Corto Circuito, regresa a la programación cultural de Cali en el
mes de junio, esta vez con una programación recargada en funciones y actividades para el público de Cali.
De nuevo, la Cinemateca del Museo La Tertulia será la encargada de acoger la programación del Festival del 1 al 4 junio. Esta vez
serán 6 funciones en las que se tendrá la oportunidad de disfrutar de más de 45 filmes premiados en los principales festivales del
mundo.
El público caleño apreciará trabajos provenientes de Brasil, Uruguay, Cuba, España, China, Paraguay, Argentina, Bolivia, Méxi co,
Puerto Rico, Ecuador, Perú, Chile, Estados Unidos y Guatemala.
Una de las novedades de esta edición será la muestra ‘Vallecaucanos en casa’ que reunirá los trabajos de directores de la región
que respondieron a la convocatoria hecha por el festival, donde 80 realizadores se postularon con sus propuestas audiovisuales.
Estas serán las encargadas de clausurar el Festival el día 4 de junio.
Por primera vez, Corto Circuito tendrá una proyección de carácter familiar, el sábado 4, que estará articulada con la visita a la
exposición Colonia Infancia, ubicada en el primer piso de la Sala de la Colección del Museo La Tertulia.
Adicionalmente, la programación se hará extensiva a la Casa Proartes, en donde desde el 31 de mayo se podrá visitar la exposición
‘Urbanidades’.
Todos: a hacer cortos
Durante el lanzamiento de la segunda edición de Corto Circuito, también se compartieron algunas cifras sobre el papel que el
cortometraje tiene en la producción cinematográfica del país.
Adelfa Martínez, directora de cinematografía del Ministerio de Cultura, explicó que el panorama actual en Colombia es bastante
alentador para quienes deseen hacer cortos.
En la actualidad están abiertas convocatorias como ‘Relatos regionales’, del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, dotada con
$750 millones para apoyar el desarrollo de cortos. También, los aportes que entrega el Ministerio de Cultura a través de su
convocatoria de estímulos.
Martínez explicó que en el país, entre 2003 y 2015 se realizaron unos 451 cortometrajes y de ellos 255 fueron estrenados en l as
salas de cine.
Igualmente, han identificado que cada vez los ‘cortos’ ganan terreno pues hay al menos 14 festivales y muestras especializadas en
cortos; y 58 que tienen secciones donde muestran este tipo de trabajos.
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Orgullo de Santander para Colombia
Reversazo al parque
'Bogotá suena' sepulta una marca que ha logrado posicionamiento internacional: Jazz al Parque".
Por: Óscar Acevedo | E l Tiempo
Jazz al parque
Salsa al parque
Colombia al parque
Desde que el Idartes anunció la unificación de tres festivales en uno llamado ‘Bogotá suena’, la reacción de los medios y del sector
ha sido de alarma generalizada por los efectos negativos de esta absurda medida.
Para empezar, sepulta una marca que ha logrado posicionamiento internacional: Jazz al Parque. Este evento, sumado a la red de
festivales de jazz en otras cinco ciudades colombianas durante septiembre, es una franquicia cultural única a nivel mundial.
Pocos países realizan cerca de 150 conciertos de jazz en dos semanas, y Colombia lo ha hecho, pero este logro se ve amenazado
por el reversazo de la ciudad que más pesa en el circuito.
‘Bogotá suena’ se celebrará los días 10 y 11 de septiembre en el parque Simón Bolívar, integrando en un fin de semana los festivales
Salsa, Jazz y Colombia al Parque (folclor).
La Alcaldía sugiere que es beneficioso que se sumen los asistentes de los tres eventos en un solo concierto masivo, lo cual es una
falacia, porque una vez allí, el público se fraccionará entre las tres tarimas, sacrificando dos escenarios.
Y hablando de público, el Idartes presenta cifras de asistencia que también ponen a pensar. En el 2015 asistieron cerca de 92.000
ciudadanos a los tres festivales en diferentes épocas del año; muchos de ellos fueron a cada uno de los tres espectáculos.
Este año es posible que esa cifra descienda a 70.000 o quizás a 50.000 almas, porque los repitentes solamente tendrán una fecha,
y punto.
Si se trata de ahorrar, la ecuación tampoco da. Igual toca alquilar equipos de luces, carpas, tarimas y amplificación para los tres
espacios, con los mismos costos que cuando los programan en fechas separadas.
Tampoco cae bien la noticia en círculos hoteleros, del transporte y los restaurantes de la ciudad, que atienden a cientos de
participantes que se desplazan a Bogotá para esas fechas.
Por último, cito la reflexión más preocupante de este debate: en una ciudad tan violenta no se deben cerrar espacios de pertenencia;
por el contrario, se deben abrir más.
¿Por qué cambiar lo que funciona bien y se articula con el país, doctor Peñalosa? Cuente con nosotros para buscar salidas y mantener
esa oferta cultural, patrimonio de los bogotanos.
El parque del Country ofrece inmejorables ventajas para aquellos oyentes con sus familias que no se aventuran a las aglomeraciones
del Simón Bolívar.
Festivales Salsa, Jazz y Colombia al parque seguirán como estaban
Idartes había anunciado un gran encuentro musical en Bogotá entre el 8 y el 12 de septiembre.
Por: Cultura y Entretenimiento | El Tiempo
Después de analizar las estructuras de los festivales Jazz, Salsa y Colombia al parque, el Instituto Distrital de las Artes (Idartes)
decidió que continuarán como hasta ahora, es decir, cada evento por separado.
Hace un poco más de una semana, la entidad envió un comunicado informando que los festivales irían en un gran evento
llamado 'Bogotá suena', festivales al parque, que se realizará del 8 al 11 de septiembre en dos escenarios, el teatro Jorge Eliécer
Gaitán y el parque Simón Bolívar.
"Los festivales Colombia, Salsa y Jazz al Parque siguen vigentes y se realizarán como se han venido haciendo tradicionalmente. La
decisión del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) se tomó después de analizar su estructura y escuchar las diversas opi niones
del sector (artistas, productores, promotores y públicos)", afirma el comunicado.
"Los festivales se llevarán a cabo en diferentes momentos del año, desarrollándose en distintos escenarios de la ciudad y
apostándole, como es costumbre, al fortalecimiento de la escena local en respuesta a los requerimientos de los sectores".
El más antiguo de estos festivales es Jazz al parque, que ya completó 20 años, seguido de Salsa al parque, que llega a su edición
19, y Colombia al parque, que tendrá este año su edición 16.
"En este sentido, cada festival seguirá teniendo su espacio para brindarle un lugar de encuentro y de nuevas experiencias a sus
seguidores, característica esencial que ha garantizado el éxito de un programa por más de 20 años", sigue el comunicado de Idartes.
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El resurgimiento del libro físico
Contrario a los pronósticos que lo daban por muerto, el libro físico pasa por un buen momento.
Por: Diego Fernando Pérez Torres / El Tiempo
El año pasado se cumplió el plazo que Nicholas Negroponte, fundador del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT), dio para que el libro digital superara al libro físico, pues para el 2011 las ventas de dispositivos como el Kindle estaban en
la cima del mercado. Sin embargo, el ‘boom’ desaceleró y, contra todo pronóstico, el libro físico no solo resistió sino que se
potencializó. En Colombia, según el último informe de la Cámara Colombiana del Libro (CCL), hubo un crecimiento del 6 % en
ventas de libros físicos. Mientras que, el formato digital se estancó, pues así ocupen el 20 % del mercado, como mostró The New
York Times, es un porcentaje que no ha variado en los últimos cinco años. Incluso, ha habido una disminución en la venta de
dispositivos tecnológicos para leer: de 20 millones en 2011 se pasó a 12 millones en 2014, según Forrester Research.
¿A qué se debe el cambio de paradigma? Para Adriana Laganis, librera de Arteletras, el libro físico nunca estuvo en riesgo de
desaparecer, pues el formato y la experiencia son diferentes. Una tesis similar sostiene Édgar Blanco, librero de La madriguera del
conejo, “se parte de una rivalidad que no existe, son incomparables. El principio de lo que es la experiencia del libro no se puede
reemplazar, hay cosas que cambian, como las radionovelas por la TV y es el ciclo natural, pero hay otras que no.”
Para los defensores del libro físico, la experiencia al leer es lo que les ha permitido seguir con el mercado. “Al que le gusta leer en
papel nunca se va a cambiar al digital, nunca podría dar el mismo placer. Por ejemplo, si uno leyó algo que le gustó y quiere
retroceder a otra página, lo hace y no pasa nada. Eso en un Kindle es un problema”, afirma Mauricio Lleras, librero y dueño de la
librería Prólogo, fundada en 2007. Álvaro Castillo, uno de los libreros de San Librario, concuerda con esta afirmación y añade que,
así la coyuntura pueda llegar a ser complicada, la gente sigue leyendo y prefiere el físico porque además de dar una sensación
diferente, está ahí en medio del mundo y en medio de todos. Otro que pasa por un buen momento es el mercado de las librerías
independientes, entre otros motivos, porque la distribución se ha equilibrado en comparación con las grandes marcas, afirma
Laganis. Para Blanco, uno de los placeres de un buen lector es ‘pasearse por las librerías’, por lo que hay un constante flujo de
clientes aunque asegura, que también están los fieles, pues al ser de nicho suele haber un público leal, así sea menor. Lo mismo
dice Lleras, “es muy bonito cuando un lector se apropia y dice que esta es su librería del barrio. Esos reconocimientos hacen que
haya un público fiel.” Cabe añadir que ese público joven es una de las apuestas y por qué no, de los retos más importantes para
quienes comercializan el libro físico, pues es el segmento de la población más ligado a la tecnología. Para Laganis es importante
remarcar que los jóvenes, además de estar consumiendo, se están uniendo a la producción, pues la transformación del mercado
editorial, que se está especializando en darle al formato un criterio más especializado, le ha dado espacio a ilustradores, fotógrafos
y diseñadores, entre otros. Por último, las librerías también se han visto en la misión de darle un nuevo sentido al hábito de leer.
La madriguera del Conejo, creada por un grupo de 15 personas de distintas profesionales entre los que hay abogados, ingenieros
y periodistas, nació hace cuatro años y permite al lector sentarse, tomarse algo y, también, leer lo que está en las vitrinas.
Arteletras, como las demás librerías de nicho, comenzó hace 13 años queriendo ser diferente: “La rigidez aburre y la meta de las
librerías debería ser antojar. Acá el lector puede llegar, sentarse y comenzar a leer cualquier libro. Aparte, la música, la decoración
y las luces están hechas para que el cliente se desentienda del ruido de la calle. Es como una especie de oasis”.
El oficio del librero
No solo el libro físico pasa por un buen momento, sino que el oficio del librero también parece tener un futuro prometedor. Castillo,
quien lleva 28 en esta ocupación, cree que así no haya tantos libreros como antes, sí hay jóvenes interesados en formarse, por lo
que confía en un buen relevo, aunque es consciente de que hay riesgos, pues es un trabajo de pura vocación, “uno no estudia para
esto”. Tanto así que Mauricio Lleras aún no se considera librero, pues ‘este un oficio para toda la vida’.
La responsabilidad de quien recomienda algo es infinita, según Castillo, pues “hay que ser honestos con los lectores y pensar bien
en lo que quieren ellos por encima de todo. Si se hace bien el trabajo, gana el cliente y gana la librería”. Lleras concuerda y afirma
que es un trabajo con un grado de complejidad, “especialmente cuando llega alguien que uno conoce. Es una presión muy grande.
Lo más difícil es desentrañar los gustos de las personas”. Por otro lado, Blanco lo ve como un ‘oficio sencillo’, pues no tiene el efecto
que, por ejemplo, los medios sí poseen, aunque reafirma el hecho de que su deber está por encima de su gusto literario: “Uno a
veces recomienda cosas que no nos parecen buenas pero que al lector sí le interesan. Por ejemplo, Amazon recomienda libros a
partir de las compras y casi siempre atina, pero la gente nos prefiere. ¿Por qué? Es diferente que a uno le caiga bien una página a
que le caiga bien una persona. Ser honestos hace que le caigamos bien a la gente y por eso vienen y compran”. Aparte del factor
comercial, el papel del librero es, para Laganis, de suma seriedad no solo por el gusto del lector sino porque “los libros cambian
vidas y nosotros tenemos el poder de facilitar el camino”. El buen momento, tanto del libro físico como de los libreros, no es fortuito
y antes que celebrar, hay que seguir construyendo, pues “es un campo enorme que permite construir y por qué no, soñar, que
mucha falta nos hace”.
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Inscripciones abiertas para
Instrumentos de Viento UNAB
participar
del
IV
Festival
de
Foto: Agustín Castro
Hasta el próximo 6 de mayo del presente año, estarán abiertas las inscripciones para participar del IV Festival de Instrumentos de
Viento de la UNAB, que se realizará del 18 al 21 de mayo.
El Festival de Instrumento de Viento que organiza el Programa de Música de la UNAB con el apoyo del Ministerio de Cultura, es un
espacio abierto a jóvenes interesados en el aprendizaje y en fortalecer su práctica y experiencias musicales alrededor de todos los
instrumentos de la sección de viento (metales y maderas) de bandas y orquestas sinfónicas.
Esta cuarta versión de Festivientos es una oportunidad para los jóvenes que están iniciando su formación o aquellos que ya
adelantan estudios profesionales de pregrado en música, en alguno de los instrumentos de esta sección, para que durante 3 días y
medio se vivan diferentes experiencias pedagógicas y artísticas con los maestros invitados a este festival y las diversas agrupaciones
y solistas que estarán realizando una amplia muestra musical.
Los interesados en asistir pueden participar activamente o como oyentes, en los talleres, clases magistrales, clases de interpretación
y conciertos que se realizarán durante los días del Festival.
El IV Festival de Instrumentos de Arco se desarrollará del 18 al 21 de mayo de 2016 con una programación que incluye:
•
Talleres abiertos de interpretación de instrumentos de metal y madera
•
Clases magistrales de trompeta y saxofón
•
Talleres con ensambles de diferentes conformaciones (maderas y metales)
•
Conciertos de solistas y ensambles, así como de los maestros invitados.
Clases magistrales
Se ofrecerán clases magistrales de trompeta con el maestro Jorge Giraldo y saxofón con el maestro Agustín Castro. Los cupos son
limitados y debe seleccionar en el formulario de inscripción si desea participar en estas clases.
Nota: Prever la consecución de pianista acompañante puesto que el Festival no ofrece este servicio.
PROCEDIMIENTO PARA LA INSCRIPCIÓN
La participación en talleres y clases magistrales es gratuita. Es indispensable la inscripción
La inscripción se realizará mediante formulario electrónico en el siguiente enlace:
https://docs.google.com/a/unab.edu.co/forms/d/1l5Jrxg8g-Bn0JHJEgGVAnn-w0k4sXNoEbr8fI8IU7ww/edit?usp=drive_web
Todos los conciertos son de entrada libre sin boletería
Mayor información
[email protected]
[email protected]
7-6436261 ext. 198
Maria Carolina Rey Durán
Jefe de Prensa
Universidad Autónoma de Bucaramanga
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La ceremonia fue en Helsinki, Finlandia
La periodista, hoy presa, que expuso el caso de corrupción más
grande en Azerbaiyán
La periodista de Azerbaiyán Khadija Ismayilova, condenada a siete años y medio de cárcel, se convirtió en la ganadora
el prestigioso premio Unesco/Guillermo Cano de Libertad de Prensa.
Por: Redacción Medios / El Espectador
Khadija Ismayilova, eriodista de Azerbaiyán. / Aziz Karimov
“Como saben, les hablo desde mi celda en una prisión, con ocasión del premio (Guillermo Cano) que no puedo reclamar. ¿Mi crimen?
Exponer la corrupción del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aiyev, y miembros de su familia”. Con esas palabras Khadija Ismayilova
se dirigió esta noche en el Helsinki Hall (Helsinki, Finlandia) a quienes asistieron a la ceremonia de entrega del premio
Unesco/Guillermo Cano de Libertad de Prensa, en una carta que leyó su madre, Elmira Ismayilova, quien recibió la distinción por
su hija.
A Khadija Ismayilova no le permitieron ni siquiera leer las palabras que había preparado para el día en que leerían su condena.
Luego de un juicio a puerta cerrada, en septiembre de 2015 escuchó de boca de un juez que ella, una de las periodistas más
reconocidas en su natal Azerbaiyán por sus investigaciones de corrupción estatal, debía pasar siete años y medio de su vida en
prisión por cargos como abuso de poder. “Quizá yo esté en prisión, pero mi trabajo seguirá”, fue lo poco que alcanzó a decir.
“La humanidad sufre cuando callan a los periodistas. Es por eso que alguna gente cree que los ataques fatales contra ellos
constituyen un crimen de lesa humanidad. A ustedes les pido no que alaben mi trabajo o mi coraje, sino que se dedican al trabajo
que cada uno de ustedes puede hacer en nombre de la libertad de prensa y la justicia”, continuó Khadija Ismayilova en su carta.
Sus valerosas denuncias y su trabajo constante la pusieron en el radar del Gobierno de su país tanto como en el radar de colegas
y organizaciones internacionales que, desde que fue sentenciada, exigen su libertad. Este 3 de mayo, que la Unesco celebra el Día
Mundial de la Libertad de Prensa en el Finlandia Hall, en Helsinki, no ha sido distinto. Recién empezado el evento, un grupo de
personas se reunió en una escalera, con letreros en sus manos, para demandar una vez más: #FreeKhadija. Liberen a Khadija.
La famosa periodista Christiane Amanpour, jefe de corresponsales internacionales de CNN y embajadora de buena voluntad de la
Unesco, llegó al evento sosteniendo un pequeño cartel en sus manos en el que pedía lo mismo que tantos: la libertad de Khadija
Ismayilova. Aquí en Helsinki, donde el invierno ha durado más de la cuenta, Khadija Ismayilova está presente a través de quienes
como Amanpour la recuerdan en público y de su madre, quien vino a ser espectadora de cómo su hija, aun en la cárcel, recibe uno
de los galardones más prestigiosos que existen en el mundo del periodismo.
“Estos son tiempos difíciles para el periodismo. Los asesinatos y las amenazas contra los periodistas aumentan, y los mecanismos
que lo facilitan se están volviendo más sofisticados. El acceso limitado a la información, así como los intereses económicos complejos
tras los gobiernos y las corporaciones, son grandes obstáculos para quienes tratan de revelar la verdad. Afortunadamente, personas
como Khadija Ismayilova existen para recordarnos el camino ético que nos devuelve la dignidad y habla en nombre del honor del
periodismo”, expresaron los voceros de la Fundación Guillermo Cano poco antes de que la madre de la periodista de Azerbaiyán
recibiera el premio de su hija.
Con esta van 20 veces que se entrega el premio Unesco/Guillermo Cano de Libertad de Prensa. Uno de los galardonados que más
resalta es la reportera rusa Anna Politovskaya, quien incomodó por años al gobierno de su país documentando el conflicto en
Chechenia. Se le otorgó el reconocimiento en 2007 de manera póstuma pues, el 7 de octubre de 2006, fue asesinada en Moscú, en
la puerta de su casa. Se le ha entregado a periodistas de todo el mundo: China, Siria, Nigeria, Myanmar. Entre los latinoamericanos
hay periodistas de México, Cuba y Chile. Ningún colombiano.
El premio Guillermo Cano fue constituido en 1997 y lleva el nombre del director de El Espectador, asesinado el 17 de diciembre de
1986 mientras salía de las instalaciones del periódico en Bogotá. Cano se había convertido en enemigo de Pablo Escobar, jefe del
cartel de Medellín, luego de pasar años señalando cómo el narcotráfico permeaba cada vez más la sociedad colombiana y de haber
expuesto que Escobar, entonces representante a la Cámara, era un narcotraficante. Su caso, aunque declarado de lesa humanidad,
muy poco ha avanzado en estos casi 30 años.
En palabras de la Unesco: “El destino que corrió Guillermo Cano ejemplifica el precio que pagan los periodistas en el mundo por
ejercer su profesión. Los periodistas son encarcelados y maltratados cada día y que estos crímenes se queden la mayoría sin castigo
es aun más alarmante”.
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En respuesta al columnista de Soho, yo digo, ¡sí necesitamos más teloneros
colombianos!
Por: Diego Londoño / El Colombiano
Si no creemos en nuestra música, ¿entonces quién? Esa fue la pregunta que me quedó luego de leer el inconsciente y
descontextualizado artículo que publicó hace unos días la Revista Soho. En este texto, no se podía hablar de una manera más
despectiva e irrespetuosa sobre los músicos teloneros en Colombia, y más allá de ellos, sobre nuestra propia creación e industria
musical colombiana. Lo primero es que no voy a criticar la posición del periodista que lo escribió, es algo muy personal y cada quien
decide en qué se gasta su plata, y cuál es su apuesta por el arte. Pero sí quiero expresar con respeto, que la publicación por parte
del medio de comunicación, en este caso la Revista Soho, fue irresponsable. Para muchos, incluyendo a Leonardo Castro, persona
que escribió la columna, es un argumento válido no tener más teloneros, pero para otros, como en mi caso, tenerlos es la posibilidad
de construir vida, de seguir haciendo historia y de potenciar el trabajo que cientos de músicos en el país han realizado durante
años. Eso de solo ir a ver el artista internacional, por el cual pagué, es un argumento que en definitiva no tiene ningún valor ni
respeto por el arte colombiano. Así que por el respeto que le tengo al trabajo de músicos colegas en todos los rincones de Colombia,
a los que quisiera ver en escenarios internacionales tocando sus canciones y más aún, en su territorio como teloneros de los más
grandes artistas del mundo, debo escribir este texto, para decirle al periodista y al medio de comunicación que, contrario a lo que
piensan, este es uno de los mejores momentos en la industria musical colombiana, es el momento donde figuramos en el mapa y
hasta nos ganamos premios internacionales. Pero más allá de los premios, que poca relevancia tienen, es el momento donde
agrupaciones como LosPetitFellas, Pedrina y Río, Tr3sDeCorazón, Doctor Krápula, Bomba Estéreo, Nepentes, Monsieur Periné,
Tarmac, I.R.A, Chocquibtown, Carlos Elliot Jr, Mr. Bleat, Diamante Eléctrico, Puerto Candelaria, Providencia, y una larguísima lista
que no alcanzaría en el espacio de esta columna, están triunfando en los escenarios del mundo como Coachella, SXSW, Womex,
Vive Latino, Lollapalooza, entre otros. Lástima que por ustedes sí aplique eso de “nadie es profeta en su tierra”.
En la música y el arte hay muchos sueños, muchas familias implicadas, mucha vida y también mucho dinero (ensayos, cuerdas,
transporte, discos, videos), como para que una columna irresponsable se tire en procesos que hasta ahora toman vuelo. La invitación
siempre será a la crítica constructiva con la música, con la propuesta, de esto aún nos falta y debería no tomarse personal. Quizá
esto ayude a que el nivel se ponga a tono con el de los músicos internacionales. Lo que no es aceptable, es respaldar un artí culo
sin contexto ni conocimiento, y lleno de actitud destructora hacia el arte del país. Lo de afuera no es lo único, ni lo mejor ¿Quieren
que las personas conozcan las bandas teloneras y se sepan las canciones que interpretan?, entonces permitan que tengan su
espacio y puedan sonar. En otros países, un telonero es una oportunidad única para conocer nuevas revelaciones y sonidos ¿Por
qué acá no? Si el objetivo del texto era simplemente provocar y ganar seguidores para su querida revista, pues es un irrespeto con
los lectores. Mejor sigan con sus temas y no se metan con la música, no es un campo que les compete. The Rolling Stones, Coldplay,
Foo Fighters, Metallica, Madonna, y los que quieran citar, si mucho vienen una o dos veces en la vida a Colombia; ¿luego qué?,
¿nos quedamos esperando sin aportar a nuestra misma música? Mi apuesta es ir a los conciertos de agrupaciones nacionales,
comprar sus discos y seguir proponiendo teloneros, para que los que no conocen empiecen a creer y a seguir, y también, para
demostrarle a gran cantidad de público y empresarios escépticos que sí se puede, pues Los Stones o Madonna también fueron
artistas de bares. ¿Ustedes de qué lado están? Si no creemos en nuestra música, ¿entonces quién?
Ombligados, apología a un ritual de la Costa Pacífica
El documental "Ombligados en Jurubirá" (2014) de los realizadores Juan Camilo García y Juan Manuel Vásquez.
Por: Érika Martínez Cuervo / El espectador
Fotograma del corto documental Ombligados en Jurubirá (2014). Realizadores: Juan Camilo García y Juan Manuel
Vásquez.
“Ahí está sembrado tu ombligo, ese árbol es tuyo, un árbol de naranja, y lo siembran en la tierra como símbolo de pertenencia al
territorio (…) cultura sin territorio no hay”, estas son las palabras de Noelía Mosquera que dan inicio al corto documental Ombligados
en Jurubirá (2014) de los realizadores Juan Camilo García y Juan Manuel Vásquez. En un aula del corregimiento Jurubirá de la Costa
pacífica colombiana, esta profesora de primaria evoca una tradición ancestral con la que los padres, durante la gestación de sus
hijos, hacen un particular procedimietno con el ombligo para conceder poderes a los futuros pobladores de la isla.
El ritual incluye “la siembra del trozo de cordón umbilical en la raíz de un árbol, lo que permite que los habitantes de esta zona
mantengan virtudes mágicas por el resto de sus vidas y una hermandad profunda con su tierra”, así nos lo cuenta la sinopsis de la
producción. Este corto fue reconocido con el segundo lugar en el Festival Somos Afro y estuvo en la selección oficial de varios
festivales internacionales como el Miami Short Film Fest y Google + Film Fest. Con una apuesta visual que revela la belleza de esta
región pesquera y de sus habitantes, los realizadores nos acercan a una forma de vida soportada en la conexión con un hábitat
específico. “El ombligao nos pega a este pedazo de tierra porque casi todos tenemos el ombligo enterrado aquí”, enfatiza Noelía
con una sonrisa a flor de piel.
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Primer Concurso Nacional UIS de Novela Universitaria
El 23 de abril, con motivo del Día del Idioma, la Universidad Industrial de Santander abrió esta primera convocatoria
para estimular la escritura creativa en estudiantes colombianos de pregrado.
La UIS, consciente del compromiso que tiene por estimular la creación literaria y promover el desarrollo cultural regional y nacional,
convoca a los escritores que cursen una carrera universitaria a participar en el Primer Concurso Nacional UIS de Novela Universitaria.
Bases del concurso
· Podrán participar todos los escritores que cursen una carrera universitaria, residentes en el país o colombianos residentes en el
exterior, con una obra inédita, o que no esté concursando simultáneamente en otras convocatorias.
· La presentación de la obra debe ser en español, en tamaño carta, a doble espacio, tamaño 12 puntos. El tipo de letra es la Times
New Roman. El tema es libre.
· La obra debe tener un mínimo de ochenta (80) páginas y un máximo de doscientas cincuenta (250).
· En un sobre se debe enviar el original y dos copias firmadas con seudónimo, un disco compacto con una copia del libro, e incluir
también en otro sobre cerrado la información correspondiente al concursante: seudónimo, nombre(s) y apellido(s) completos, copia
de documento de identificación, certificado de que cursa una carrera universitaria, dirección, número de celular y correo electrónico.
Los trabajos deben ser enviados a División de Publicaciones, Primer Concurso Nacional UIS de Novela Universitaria, Universidad
Industrial de Santander, Carrera 27, Calle 9, Bucaramanga, Santander, Colombia.
· Se otorgará un único premio en efectivo de diez millones de pesos ($10 000 000) y, de acuerdo con el criterio del jurado,
menciones especiales a obras que valgan la pena destacar.
· El jurado podrá declarar desierto el concurso.
· La Universidad Industrial de Santander publicará el texto ganador junto con los que el jurado considere valiosos para el propósito
general del concurso. La UIS se reservará los derechos de la primera edición de las obras, y considera como pago de estos mismos
derechos el premio más la entrega de cincuenta ejemplares de la publicación al ganador del primer lugar, y de cinco ejemplares a
cada uno de los otros autores publicados.
· El jurado estará conformado por tres relevantes intelectuales. Oportunamente se darán a conocer el nombre de las personas que
conforman el jurado.
· El fallo del jurado es inapelable.
· La fecha del cierre del concurso es el viernes 4 de noviembre de 2016.
· Los trabajos recibidos no serán devueltos. La División de Publicaciones destruirá todas las propuestas una vez se conozca la obra
ganadora.
· La ceremonia de premiación se realizará como parte de las actividades de celebración de los 69 años de la Universidad en el mes
de marzo del año 2017.
Vice llega a Cali
El medio juvenil llega a la capital del Valle del Cauca con un evento, en el que se exhibirá el trabajo de ocho fotógrafos
colombianos, al igual que una muestra de documentales propios y un concierto de música en vivo liderado por la
banda colombiana Zideral.
Por: Redacción Cultura / El Espectador
Foto: Foto: Paula Thomas.
Vice Media Colombia llega a Cali este viernes 6 de mayo para lanzar la más reciente edición de su revista homónima, con un evento
cultural en el que convergen moda, música, fotografía, cine documental y arte interactivo.
El evento contará con una exhibición de ocho fotógrafos colombianos que han publicado su trabajo en la revista. Los fotógrafos
son: Mónica Barreneche, Camilo Echeverry, Daniela Benedetti, Paula Thomas, Mateo Gómez, Joaquín Sarmiento, Federico Rios y
Alejandra Quintero. La noche estará ambientada por el DJ caleño Julio Garcés, además de un concierto de la banda colombiana
Zideral.
Carrera 19 N° 31-65 Piso 2 Salón 28 Teléfono 6331497 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org
Centro Cultural del Oriente Colombiano Bucaramanga, Santander, Colombia
Vigías del Patrimonio
Festivalito Ruitoqueño de música colombiana
Patrimonio Cultural de Santander - Patrimonio Cultural de Floridablanca
Orgullo de Santander para Colombia
Juntos los Stones, Dylan, Roger Waters, The Who, Neil Young y
'Macca'
Así fue como se concibió el festival 'Desert Trip', un encuentro de leyendas sin precedente.
Por: Redacción El Tiempo
Foto: Archivo particular
El cartel del Desert Trip, en Indio California.
En la prensa, todos los periodistas musicales han coincidido en llamar a este festival el 'Oldchella'. El juego de palabras de combinar
"old" (viejo) con "Coachella", pues esta selección de gigantes del rock de los años 60 y 70 –y de toda la historia del género– se
reunirá en Indio, California, el destino reconocido como la casa del festival alternativo Coachella.
El pasado martes, en simultánea a las 9 a. m., todos los artistas involucrados confirmaron a través de sus redes sociales su
participación en el festival 'Desert Trip', único y sin precedentes: nunca habían estado juntos Roger Waters (ex-Pink Floyd), Paul
McCartney (ex-Beatles, ex-Wings), Neil Young, Bob Dylan, The Who (los sobrevivientes Pete Townshend y Roger Daltrey) y los
Rolling Stones. Es decir, el olimpo máximo del rock.
Lo más cercano a antecedentes serían los festivales legendarios de los años 60 y 70, pero aún así es imposible compararlos con el
peso histórico que lleva cada uno de estos artistas sobre sus hombros a la luz de un nuevo siglo. Y el promedio de edad de los
artistas es de 72 años. El más jóven es Neil Young: 70.
El primer día (7 de octubre) será para Bob Dylan y los Rolling Stones; luego, el 8, vendrán McCartney y Waters, y la última jornada
serán The Who y Neil Young.
'Desert Trip', que se realizará en el Empire Polo Club los días 7, 8 y 9 de octubre, sacará a la venta su boletería el próximo lunes 9
de mayo a las 10 a. m. hora del Pacífico, a través de su web oficial. El empresario que logra esto es la firma Goldenvoice
Entertainment.
Aunque todos los artistas se conectaron de la misma forma a la iniciativa, se han abstenido de hacer comentarios a los medios, lo
que ha aumentado la expectativa sobre lo que será este festival.
Las localidades están planeadas con grandes comodidades, muchas con silletería, lo que algunos medios han encontrado muy
singular, pues representa la posibilidad de que el público sea en su mayoría muy mayor. Sin embargo, también habrá espacio para
carpas y para casas rodantes (motorhomes, RV).
La boletería está dividida así: ingreso por un día tiene un valor de 199 dólares más impuestos (alrededor de 690.000 pesos
colombianos); ingreso a los tres días, 399 dólares más impuestos; si se incluyen servicios de transporte en 'shuttle van', aumenta
alrededor de 25 dólares; si se incluye la permanencia en una zona llamada 'Standing Pit', que es muy cercana a la tarima, los
precios son de 1.600 dólares más impuestos. Otros paquetes con zonas reservadas ('Reserved floor seats') están entre 699 y 1.599
dólares.
Más información en http://home.deserttrip.com/
Carrera 19 N° 31-65 Piso 2 Salón 28 Teléfono 6331497 Celular 3175102019 [email protected] www.fundacionarmonia.org
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