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Perspectiva crítica de los sistemas de información sobre Responsabilidad Social Empresarial. Demandas a la Contabilidad Gerencial Maria Victoria Uribe Bohorquez ([email protected])1 Gabriel Rueda Delgado ([email protected])2 Área temática: A6 - Costos, gestión ambiental e responsabilidad social; Metodología de investigación: M6 – Interdisciplinary/Critical Introducción Hoy en día la Responsabilidad Social Empresarial (en adelante RSE) es un tema del que prácticamente todos hablamos y del que las empresas no son ajenas, la gran mayoría se promulgan responsables socialmente, cuentan con infraestructura organizacional y generan informes alrededor de ello, incluso lo consideran como un asunto estratégico gracias a que se está convirtiendo en el camino para la legitimación social de la actividad empresarial, que garantiza su continuidad y la posibilidad de llevar a cabo su quehacer en el entorno social sin mayores inconvenientes. No obstante la mayoría de tales empresas mantiene condiciones de empleo cada vez más flexibles y desfavorables para los trabajadores; promueven y se benefician de incentivos tributarios, mientras el Estado se ve abocado a gravar más a grupos poblacionales como la clase media para compensar la menor cantidad de tributos que pagan las grandes empresas; generan efectos sociales como el desplazamiento humano y, en general, logran cada vez más beneficios financieros para los accionistas en contra de las condiciones de otros actores como empleados, proveedores, Estado y demás. Basado en ello un número importante de autores, con perspectivas críticas sobre RSE, aducen que ésta sigue favoreciendo a dimensiones mercantilistas, económicas y financieras y no a una verdadera construcción social en la que se logren resultados pluralistas. Se pudiera concluir que a pesar que una empresa se proclame responsable socialmente o que presente información de acuerdo a los estándares internacionales sobre información de RSE (emitidos por entidades tales como GRI, Ethos, Reporte Integrado o se acojan a iniciativas como la de ISO o de Pacto global), éstas no son condiciones sine qua non para la asunción de 1 Contadora pública, estudiante de Administración de Empresas, Pontificia Universidad Javeriana. Profesora investigadora y coordinadora del Área de Contabilidad Gerencial, Pontificia Universidad Javeriana. 2 Contador público, Universidad Nacional de Colombia. Especialista en gerencia pública y candidato a doctor en Ciencias Sociales y Humanas, Pontificia Universidad Javeriana. Profesor investigador, exdirector del Departamento de Ciencias Contables y editor de la revista Cuadernos de Contabilidad de ese Departamento. construcciones sociales. Y es que tales propuestas indudablemente se consideran como referentes mundiales gracias a los avances que han logrado en la promoción e inserción de las lógicas relacionadas con Responsabilidad Social dentro de las empresas, así como en la construcción de sistemas de información que, en teoría, muestran el estado y el cumplimiento de las responsabilidades que tienen las empresas. Sin embargo éstas parten de la asunción del concepto de desarrollo sostenible, que tiene en cuenta dimensiones sociales, ambientales y económicas – financieras, pero que en la práctica utiliza las dos primeras variables como mecanismo para garantizar la sostenibilidad económica y financiera en mayor medida y por tanto resulta inmersa en lógicas que favorecen la productividad económica, los ingresos y en general al valor económico de las empresas. Lo anterior se traduce en cuestionamientos para diversas disciplinas, entre ellas la contabilidad gerencial que se ve avocada a revisar sus dimensiones y sus propósitos, como proveedor de información nuclear para tales informes y consecuentemente para la sociedad, así mismo como principal herramienta en la formulación e implementación de estrategias que generen verdadera trascendencia social. Es por ello que resulta preciso evidenciar el alcance, el rol y las limitaciones de la información emitida por las empresas para sus diferentes stakeholders. En este documento particularmente se procura develar si ¿la información requerida, por instituciones líderes en reportes sobre RSE, logra revelar el verdadero impacto social de la actividad empresarial?. Lo cual se traduce en retos para la Contabilidad Gerencial y permitirá en documentos posteriores encontrar propuestas y respuestas desde la academia y la disciplina en general. Lo anterior se abordará de la siguiente manera, un primer apartado mostrará una breve síntesis de los distintos entendimientos, definiciones y clasificaciones de la RSE, en la segunda sección se revisará el papel de la contabilidad en general, y particularmente la gerencial. En el tercer apartado se mostrará la ideología y el propósito con que fueron hechos los indicadores de las instituciones lideres en reportes y gestión en RSE para concluir en el cuarto apartado con una crítica a tales sistemas de información y/o de gestión. 1. Responsabilidad Social Empresarial (RSE) Una de las principales maneras como la empresa aborda los temas sociales —y en esa medida también la contabilidad— tiene que ver con el concepto de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Teniendo en cuenta la incidencia que tiene la empresa frente a los problemas económicos y sociales, resulta vital revisar el concepto de RSE, sus categorías y teorías. Aunque hay una evidente dificultad en generar una definición estandarizada y unánimemente aceptada de tal concepto (Accinelli Gamba & De la Fuente García, 2012), (López Salazar, Contreras Soto, & Molina Sánchez, 2011), (Crespo, 2010), (Milan, Rosa, & Villarroel, 2009), (Blasco & Zolner, 2008), (Alvarado Herrera & Schlesinger Díaz, 2008), (Matten & Moon, 2008), (Dahlsrud, 2006), (Jenkins, 2006), (McWilliams, Donald S, & Wright, 2006), (Vives, Corral, & Isusi, 2005), (Garriga & Melé, 2004), (Vidal, 2003), (Carroll, 1999), (Taquía Gutiérrez) ya que aun existe diversidad, ambigüedad y polivalencia en las mismas (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012), (Gómez Villegas, 2011), a continuación, partiendo de una integración de diferentes fuentes se propone una posible definición buscando generar un criterio sobre su alcance y propósito. La responsabilidad social empresarial (RSE) es fundamentalmente un concepto ético y moral3 por parte de las empresas (y por ende del compromiso de los empresarios4) que integran en su actividades, en su gestión y por ende en su estrategia, el respeto por los valores éticos, las personas, la comunidad y el medio ambiente5, con la cual se reprime el comportamiento individual y de la empresa, de toda actividad destructiva, aunque sea económicamente provechosa, buscando acuñar un equilibrio entre los intereses de la empresa y los intereses públicos6, atendiendo así a la contrapartida legítima de las aportaciones que la empresa recibe de la colectividad7, protegiendo y mejorando conjuntamente tanto el bienestar de la sociedad como el de la organización8 y con lo cual se promueve un desarrollo sustentable equitativo a nivel mundial9. Como afirma (Rodríguez Fernández, 2005) “Naturalmente no cabe identificar la responsabilidad social de las compañías con la ‘filantropía de talonario’, la mera ‘acción social empresarial’ —de carácter voluntario altruista y externo— la ‘filantropía estratégica’ o el marketing social corporativo. Esto sería reducirla a la asistencia y promoción social, al fomento de los mejores sentimientos, al deseo de generar un buen clima de trabajo o a la 3 (Garza Arroyo, 2008) (Martínez, 2005) 5 (Dante, 2005) 6 (Muñoz Colomina, 1989) 7 (Chevalier, 1977) 8 (Davis & Blomstrom, 1975) 9 (Núñez Vidal, 2003) 4 preocupación por la reputación e imagen de la compañía. No pocas veces encontramos en esa línea a líderes empresariales que, en realidad, creen que es una buena vía adicional para generar valor a la empresa y a largo plazo para sus accionistas, un objetivo que sigue siendo el único que orienta la estrategia corporativa” 1.1 Criterios para la definición de la RSE A continuación se procura describir algunos criterios que se pueden seguir en la definición de la RSE y que permiten ver los diferentes extremos tanto en el entendimiento como en la puesta en marcha de la responsabilidad social en el ámbito empresarial. Tales criterios corresponden al origen disciplinar e histórico; a las demandas institucionales sobre información de RSE; a la evolución pragmática del concepto y a sus diferentes teorías. En cuanto al origen disciplinar e histórico del concepto. Para algunos autores (Lee, 2008), la RSE surge en medio de discusiones de las ciencias sociales —la sociología en particular— y la política, preocupadas por el papel social de la empresa y de cómo ella debería convertirse en un instrumento de ejecución de orientaciones mayores, que provenían de una sociedad con crecientes demandas derivadas de la Gran Depresión y las guerras mundiales. Estas visiones proponen además que las necesidades sociales deben ser identificadas y explicitadas en medio de una deliberación y un espacio público en el sentido expuesto por Jürgen Habermas en su libro Facticidad y validez, citado por (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2011). Al contrario de ese primer origen disciplinario, desde los años 80 del siglo XX, “la pregunta fundamental de la RSE fue migrando progresivamente del énfasis en las responsabilidades empresariales hacia el efecto de la orientación social de las empresas sobre sus resultados y hacia la forma como esa orientación se involucraba y alineaba con la estrategia de crecimiento y de competencia en los mercados” (Perdomo & Escobar, 2011). Esta mirada de la RSE, coherente con el proyecto político y económico del neoliberalismo (Rueda Delgado, Neoliberalismo y convergencia contable: orígenes, características y propuestas, 2010), se basa en los resultados y en esa medida, la información contable que da cuenta de ellos adquiere un lugar preponderante. Por ello, entre estos entendimientos, el papel de la información —en particular, la contable ante la RSE— es informar (tanto a usuarios externos como internos) y recoger los efectos financieros de las decisiones sociales que toman las empresas, y de aquellas que afectan la estructura de gastos de las compañías. A partir de este primer criterio, la RSE y la información que debe producirse en torno a ella se mueven en medio de dos extremos: deben tener un alcance amplio, de naturaleza social y para la deliberación pública, de una parte, y por la otra, información de utilidad organizacional, que facilite la articulación de las estrategias de RSE con los resultados empresariales y la generación de valor. Siguiendo a (Perdomo & Escobar, 2011), otro criterio para examinar las distintas acepciones sobre RSE tiene qué ver con las demandas institucionales sobre las empresas. Los autores lo enuncian como “la significación del campo de la RSE desde la perspectiva de la demanda se evidencia en la formulación explícita de responsabilidades y principios rectores emanados de la institucionalidad internacional”. Estas demandas han llevado a que instituciones como la Organización de Naciones Unidas; la Organización Internacional del Trabajo, OIT; y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, emitan directrices de política internacional sobre responsabilidad social, guías, políticas no vinculantes, etc. Como consecuencia de lo anterior, se han emitido guías para la construcción de memorias de RSE (como la de Global Reporting Initiative, GRI o la norma de aseguramiento AA 1000 sobre AccountAbility), guías de auditoría (AA 1000 AS Assurance Standard y la ISAE 3000) y, en general, modelos que procuran ver la RSE como un modelo integral de gestión de la excelencia empresarial como ISO 26000, la norma EFR 1000 centrada en la relación familia trabajo y la SA 8000 sobre mejora de la gestión laboral desde la perspectiva de los stakeholders (Perdomo & Escobar, 2011). En el mismo sentido de gestión integral y sus reportes, trabaja “Reporte Integrado”. Si bien estas demandas son cada vez crecientes, en el otro “extremo” pueden mencionarse algunas limitaciones relacionadas con la voluntariedad en su uso y aplicación, su uso para cerrar la brecha de legitimidad entre empresa y la sociedad, procurar la generación de valor al accionistas como prioridad que en muchos casos no es revelada pero que omite un verdadero carácter social. Sin embargo estas limitaciones serán expuestas en el texto más adelante. Un tercer criterio para definir la RSE corresponde a su evolución pragmática. Según (Gómez Villegas, 2011), al hablar propiamente sobre la concepción y aplicación de la RSC se reconoce una “evolución pragmática” en la cual se pueden diferenciar tres momentos importantes. El primero, que asume una defensa a ultranza del rol económico de la empresa, supone que la única RSE es el uso de los recursos y la participación en todas las actividades que generen mayores utilidades dentro de una competencia libre y abierta, sin engaño ni fraude. Todos los esfuerzos destinados al aporte social son considerados como filantropía, en un acto caritativo que, por supuesto, implica ineficiencia económica. Lo anterior corresponde a miradas de la RSE en las que es necesario establecer relaciones causales entre las declaraciones de responsabilidad y los efectos contables y financieros que ellas producen, pero sin hacer referencia a las transformaciones sociales que la gestión empresarial genera. En un segundo momento, se hace evidente la capacidad que ejercen las multinacionales para condicionar y determinar las leyes locales y los acuerdos y regulaciones internacionales a su favor (Hernández Zubizarreta, 2009), muchas veces, incluso en contravía de la competencia abierta y de la eficiencia. Dado que la expansión internacional y el dominio de mercados podrían enfrentar la acción coordinada de consumidores conscientes y sensibilizados — boicot— que reaccionaban a los abusos legalizados de las corporaciones, la estrategia fue prestar atención a la RSE. Así, la identificación de los intereses de los diferentes partícipes y la respuesta efectiva a tales intereses y expectativas descentraron el ideario económico según el cual la empresa solo debe maximizar las utilidades para el propietario-accionista (shareholder), y que estaba, o está, en la base de las estrategias, las políticas y las acciones de la empresa promedio. Es factible que con este entendimiento muchos de los esquemas de gestión y de los reportes existentes correspondan a formas de legitimidad para cerrar las brechas entre las demandas sociales y la gestión empresarial. Es decir, las consultas y conversaciones que se hacen entre empresa y actores socioeconómicos no parten de un conocimiento pleno de la información que el negocio empresarial implica, pero esa interacción sí genera una percepción de participación de estos actores. En el fondo, estas demandas serían atendidas solamente si ellas se ajustan a la estrategia del ente económico que, al resolverlas, puede presentar su gestión como legítima ante estos grupos. El tercer momento, que puede ser planteado como el “extremo” de los dos anteriores, evidenció que aceptar e implementar la gestión de los partícipes, implicó erogaciones, ajustes en formas de operar e impactos en los rendimientos financieros en el corto y largo plazo. Las visiones más conservadoras no tardaron en señalar los altos costos, generar propuestas de cambio y reclamos, se inició una profundización —de fondo, un redireccionamiento— en la relación entre sociedad y estrategia y se argumentó sobre la improductividad de las iniciativas realizadas con miras a la mejora social y medioambiental, lo que redundó en la necesidad de alinear la estrategia, la cadena de valor y la RSE. Cada empresa puede identificar el conjunto particular de problemas sociales en el que está mejor equipada para ayudar a resolver y del que puede obtener el mayor beneficio competitivo. Abordar temas sociales para crear valor compartido conducirá a soluciones autosostenibles que no dependen de subsidios privados o gubernamentales (Porter & Kramer, 2011). De esta última mirada surge un tema adicional: la empresa construye conjuntamente con las sociedades particulares, la identificación de problemas y su solución. En esa medida, no se trataría de políticas y acciones generales sino locales y concretas que pueden implicar que la forma de intervenir de una misma empresa varíe conforme los acuerdos y negociaciones con actores particulares en un momento y espacio determinados. Un cuarto y último elemento para la definición de la RSE tiene qué ver con las teorías de la Responsabilidad Social. (Garriga & Melé, 2004), partiendo de la hipótesis que las teorías y enfoques más importantes sobre RSE están enfocados en aspectos sociales como la economía, la política, la ética y la integración social, realizan una clasificación de esas teorías a saber: Teorías instrumentales, conciben la RSE como un simple medio para la consecución de utilidades y, por ende, a la empresa como un mero instrumento en la creación de riqueza, que es su única responsabilidad social, considerando que el aspecto por excelencia en la interacción entre los negocios y la sociedad es el económico. Por tanto, las actividades sociales son aceptadas si y sólo si contribuyen a la creación de riqueza. Estas teorías recogen así mismo teorías de corte economicista neoclásico y del management estratégico (maximización del valor para el accionista, teorías de la estrategia para alcanzar ventajas competitivas como inversiones sociales en un contexto competitivo, visiones basadas en los recursos y en las capacidades dinámicas, visiones fundamentadas en el fondo de la pirámide y marketing con causa). El papel de la información en estas teorías corresponde al reflejo financiero de las acciones sociales que realiza la empresa. Teorías políticas, el poder social de la organización hace énfasis específicamente en su relación con la sociedad y su responsabilidad en el terreno político asociado con ese poder. Esto lleva a la empresa a aceptar deberes y derechos sociales o participar en ciertas cooperaciones sociales. Estas teorías se enfocan en una RSE que reconfigura los acuerdos colectivos y/o explican el rol dominante de las compañías multinacionales y su responsabilidad en —y frente a— la sociedad (constitucionalismo corporativo y ciudadanía corporativa). En estas teorías, la información se convierte en un dinamizador del debate público en torno a la gestión empresarial y sus efectos en un alcance mayor que en las teorías instrumentales. Sin embargo, la empresa sigue asumiendo su posición de dominio en el debate público, al decidir en qué acciones sociales intervenir y en cuáles no y refuerza su posicionamiento en el mercado, mediante reportes e información que la muestren como responsable. Teorías integrativas, que consideran que las empresas deben integrar las demandas sociales. Por lo general, argumentan que la continuidad, el crecimiento e incluso la existencia de la empresa dependen de la sociedad. Plantean una reconfiguración de la operación, al vincularla de forma integral con el entorno social, cultura y medioambiental (Issues Management, el principio de la responsabilidad pública, la gestión de los partícipes —stakeholders management— y teoría del desempeño social corporativo). Por tanto, la información no solamente proviene de la empresa, sino de todos los grupos socioeconómicos y no se limita a reportar bajo ciertos estándares, sino más bien a atender las necesidades y expectativas de los grupos que en particular tienen que ver con la empresa misma. Teorías éticas, bajo el entendimiento que la relación entre las empresas y la sociedad está integrada con valores éticos. Esto lleva a una visión de la RSE desde una perspectiva ética y como consecuencia, las empresas deben aceptar responsabilidades sociales como una obligación por encima de cualquier imposición jurídica o legal. Según (Gómez Villegas, 2011), tendrían una visión normativa del cambio social e institucional, cifrada o fundada en valores universalistas (teorías normativas de los stakeholders —desde autores como John Rawls e Immanuel Kant, entre otros—, teoría de los Derechos Universales, teoría del Desarrollo sostenible y teorías desde la perspectiva del bien común). El papel de la información desde las teorías éticas supondrían que las empresas dan cuenta de aquellas circunstancias que la sociedad y los grupos que involucra la gestión de la empresa le demandan y a los cuales la empresa responde plenamente de forma voluntaria y completa, en procura, junto con su propio crecimiento y sostenimiento económico, del bien común. 1.2 Propuesta de agrupación de las definiciones A partir de lo anteriormente expuesto, se presentarán dos formas de entender la RSE. La primera de ellas considera que el centro de la RSE es la empresa y sus objetivos, y la segunda sostiene que la RSE tiene como centro la sociedad. Dependiendo de ello, la información contable tendrá alcances diferentes y el aporte que hacen los mensajes financieros y gerenciales variará. 1.2.1 Responsabilidad Social Empresarial Tradicional Asume la responsabilidad social poniendo como prioridad la empresa y la intención, casi exclusiva, de recompensar con beneficios financieros a los accionistas; por tanto, no tiene en cuenta una verdadera conciencia, interacción y acuerdo social. Es la misma empresa quien decide qué aspectos sociales atiende sin considerar como referente las propias necesidades de su entorno ni lo que la sociedad espera conocer sobre el desarrollo de la actividad empresarial. En ese entendimiento hay una gran variedad de autores y empresas. Entre otros casos, podemos citar algunos que la asumen como: • Un conjunto de prácticas que incluyen una intención altruista en la que “reparan” los daños a la sociedad por medio de iniciativas filantrópicas o de caridad. • Un asunto por atender; sin embargo, el único propósito que tiene la empresa es hacer utilidades y a través de ello se está contribuyendo a la sociedad (Friedman, 1970). • Una oportunidad para lograr mejores utilidades y capacidades productivas (Drucker, 1984). • Una forma de lograr sensibilizar a los posibles clientes e incursionar en el llamado “Mercadeo Social” (Kaplan & Norton, 2004). Todas estas visiones tienen en común el desconocimiento de la empresa como un actor social capaz de generar beneficios colectivos desde su propio entendimiento y gestión. Así las cosas, la información que publica la empresa es definida por ella misma y se centra en los aspectos que ha decidido atender sin tomar en consideración lo que espera conocer la sociedad sobre el desarrollo de su actividad empresarial. 1.2.2 Responsabilidad Empresarial con Trascendencia Social, RETS A diferencia de lo anterior, la empresa construye conjuntamente con la sociedad, el entendimiento de RSE y trabaja para conseguirlo y genera reportes que den cuenta de ese entendimiento. Este texto propone agrupar las definiciones centradas en la sociedad bajo el concepto de responsabilidad empresarial con trascendencia social, RETS. Es decir, en contraposición a los criterios centrados en la empresa, la RETS asume acuerdos y valores socialmente construidos como parte de sus propósitos y del quehacer empresarial, que se convierte en un tema relevante para la sociedad y no exclusivamente para la empresa (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, La manera como lo contabilidad puede informar la responsabilidad empresarial: bases conceptuales para un trabajo empírico, 2011). 2. Alcances de la contabilidad ante la responsabilidad social En el apartado anterior se plantearon distintas categorías que permitieron hacer una agrupación de los “extremos” en la definición y asunción de la RSE. Así mismo se planteó, de manera general, el rol de la información en dichas categorías. En esta sección se muestran los roles de la contabilidad financiera y gerencial como principales proveedores de información, lo cual se traducirá en una llamado a la contabilidad gerencial para responder a las criticas enunciadas en el último apartado de éste documento. Cuando se estudia el papel que se le asigna a la contabilidad como disciplina y a la información que ella produce, ante temas fundamentales de la economía y la sociedad, suele dársele un papel técnico funcionalista y útil para la libre circulación del capital financiero. Sin embargo, hoy resulta cuestionable creer que el único papel de la contabilidad frente al desarrollo social y económico sea convertirse en una herramienta de medición neutral de la realidad financiera del ente (Rahaman, 2005). La contabilidad, que ha sido concebida tradicionalmente como un sistema de información, debería incluir en su propósito las relaciones existentes entre las empresas y su entorno, para evidenciar un reconocimiento macro (Machado Rivera, 2003). Al revisar las definiciones de contabilidad en los últimos veinte años (Uribe Bohorquez, 2011), hay un número importante de autores que entienden la contabilidad con un enfoque instrumental o como el resultado de un requisito legal; este entendimiento limitaría la capacidad de la contabilidad para revelar información propia de las relaciones de la empresa y el entorno. Otra corriente o tendencia asocia la contabilidad con la utilidad que de ella se genera, es decir, la asume como una fuente de información para la toma de decisiones adecuadas. Sin duda, este apoyo a la toma de decisiones es uno de los propósitos principales de la información contable. El presente documento, de hecho, asume la contabilidad como fuente de información para esas decisiones. No obstante, el enfoque de la utilidad que se encuentra en la literatura presenta dos limitaciones principales para dar cuenta de las relaciones empresa-entorno: la primera, que la contabilidad está informando, pero únicamente sobre el ente económico y la segunda, que solo pretende informar a algunos usuarios privados y delimitados. Se hace necesario entonces reconocer el alcance social de la contabilidad como una tercera tendencia en la que se espera que ella trascienda de una información financiera a una social, teniendo en cuenta las necesidades del “público en general”, para atender al entorno y no sólo con una visión económica (Niño Galeano & García Fronti, 2003). En esta tercera corriente o tendencia, se esperaría que la contabilidad no se reduzca únicamente a la revelación de datos financieros, sino que tenga un alto grado de información social (Quijano Valencia, 2001). Como lo expresa (Machado Rivera, 2003): “La contabilidad asume un papel de compromiso no sólo frente a la realidad de las naciones del mundo, de sus grupos e individuos, sino frente a la humanidad. Su misión de reflejar la realidad financiera, económica y social es un servicio del cual se surten los individuos representantes de diversas profesiones (administradores, economistas, ingenieros, contadores, etc.), así como agentes sociales…”. Es por eso que se presupondría que una empresa que se declare socialmente responsable lo evidencie en su sistema contable y, por ende, en los reportes, en su información cualitativa y cuantitativa. Y viceversa, se esperaría que al revisar la información contable de una empresa se pudieran deducir sus iniciativas relacionadas con responsabilidad social. Así mismo se esperaría que la información contable contara con una complementariedad entre aspectos cualitativos y cuantitativos, financieros y no financieros que permitan integralidad en las diversas perspectivas que afectan la actividad de las organizaciones y que le sirva a cualquier usuario para determinar el manejo que las empresas le han dado a los recursos sociales para determinar la contribución de la empresa al desarrollo socioeconómico (Niño Galeano & García Fronti, 2003) Así mismo, al interior de la empresa la Contabilidad Gerencial juega un rol central y decisivo al ser un sistema de información que integra datos provenientes de diferentes partes de la empresa que permite entre otras cosas: Traducir las promesas y enunciados que promulgan las empresas en verdaderas acciones transformadoras tanto en el ámbito empresarial como en el social de manera conjunta Formular estrategias que reflejen el entendimiento de la responsabilidad social que la empresa decide asumir, y que se procura sea construido directamente con la sociedad. Medir el cumplimiento en las acciones emprendidas en los aspectos sociales y de manera alineada con el resto de la estrategia, por medio de herramientas integrales de gestión, tales como el BSC (Uribe Bohorquez & Rueda Delgado, Perspectivas teóricas de integración entre el reconocimiento de la Responsabilidad social y el uso del Balanced Scorecard (BSC), 2011) Ser una fuente de información para los diferentes stakeholders, que además permee la contabilidad financiera con otro tipo de datos, extendiéndose tanto a temas no financieros como cualitativos. Lo anterior pone a la contabilidad gerencial como primer aliado en la planeación, registro, gestión, control, evaluación e información de las actividades entre empresa y sociedad, siendo un verdadero motor de transformación de enunciados a cambios radicales. De otro lado la convierte en el principal proveedor de información para los sistemas de reportes, en los cuales se ha avanzado mundialmente y que consideran simultáneamente dimensiones sociales, ambientales, financieras que bien vale la pena revisar, como se hace a continuación. 3. Sistemas de información y/o gestión social En esta sección se presenta un marco teórico sobre instituciones líderes en la difusión y gestión de los reportes sobre RSE procurando evidenciar su ideología y propósito. Con lo cual en el cuarto apartado se podrá concluir con la revisión crítica de los sistemas de reportes actuales, tratando de evidenciar sus alcances y limitaciones, considerándolos como principales retos para la contabilidad gerencial. Revisando lo enunciado en las anteriores secciones queda claro que la información juega un papel clave en la posibilidad de lograr un dialogo, discusión e interacción para el conocimiento y armonización de los intereses y expectativas de los diferentes actores del escenario social (que incluye tanto a la empresa como a la sociedad y otras partes interesadas) en procura de la equidad y el bienestar. Es evidente que las organizaciones tienen un creciente interés por la revelación de información de carácter social, que puede estar vinculado con un uso estratégico de esta. (Maldonado García & Quintero Ramírez) (citando a Samuel O. Idowu y Brian A. Towler) distinguen cuatro perspectivas que fomentan el desarrollo de la tendencia a revelar información social: la teoría de la agencia, según la cual los gestores emiten información para mantener el derecho al pago de comisiones por su buen comportamiento ético, con lo cual eliminan los riesgos para el accionista; la teoría de los stakeholders, que reconoce que además de los accionistas hay otros partícipes que tienen derecho a tener información; la teoría de la legitimidad, que afirma que las empresas emitirán información para mantener su reputación corporativa; y la teoría de la economía política de la contabilidad, que favorece la idea de que la contabilidad y la información responden a los cambios sociales y políticos y se acomoda a estos). Y es que estudiar o definir a la empresa desde la teoría de stakeholders (Manzurul, 2006), (Larrinaga, 1999), según la cual los que intervienen tienen los mismos derechos y deberes, puede potenciar el papel de la información en la construcción de un espacio público para la deliberación social en torno a la participación de estos actores en la gestión (Rueda Delgado, Democracia, emancipación y contabilidad, 2011). Es así que la información social (de tipo financiero y no financiero) y la transparencia se consolidan como un compromiso propio de las empresas que se declaran responsables socialmente (Marín Gaviria, Maldonado García, & Sanmiguel Rodríguez, 2012), (Maldonado García, Marín Gaviria, & Perea López, 2010), (Garza Arroyo, 2008), (Ibáñez Jiménez, 2004), para unos usuarios que son crecientemente más demandantes, exigentes, informados y concienzudos. (Marín Gaviria, Maldonado García, & Sanmiguel Rodríguez, 2012), (Vaz Ogando, Fernández-Feijóo Souto, & Ruiz Blanco, 2012), (Shekha, 2011), (Heredia Rodríguez & Gomez Jimenez, 2010). Pueden considerarse tres niveles en las prácticas de reportes sobre la RSE. El primero lo conformarían reportes que si bien no serían estandarizables y comparables entre sí, pueden ser el resultado de construcción y acuerdos entre empresa y actores sociales y económicos que se ven directa o indirectamente afectados por la gestión de la organización. El segundo implica que la empresa adopta, de manera voluntaria uno o varios de los estándares que posteriormente serán descritos. El tercero se refiere a lo que la empresa voluntariamente refleja de sí misma y que suele convertirse en un instrumento de legitimidad de su función cuando no de publicidad. 33 Reportes Construidos Empresa Sociedad Informes estandarizados Informes establecidos por la empresa Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 Si bien no se va a hacer una revisión exhaustiva del total de sistemas existentes de gestión y/o de información nos centraremos en los que han sido más importantes por lo siguientes motivos a saber: GRI: Es la iniciativa más sólida (Olabe, 2002), más reconocida (Heredia Rodríguez & Gomez Jimenez, 2010) y de mayor alcance que se ha tenido hasta el momento (Perdiguero & López Rausell, 2005) ISO 26000: Aunque no es un sistema de reporte, sus principios y actividades generan impactos en lo que la empresa concibe de RSE, así como en su gestión e información, por lo cual se hace importante incluirlo en este trabajo. (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012) Pacto global: Por la cantidad de participantes es una de las iniciativas más importantes, tal y como lo mencionan “es la iniciativa de ciudadanía corporativa más grande del mundo”. Si bien no es un catalogo de indicadores ni un sistema de reporte, si incluye un conjunto de principios y acciones que impactan de manera importante la concepción en información que tienen las empresas sobre RSE. Reporte Integrado: Es líder en el desarrollo de un marco global para el reporte integrado. Ethos: Se considera de gran alcance en América Latina por su acogida en dichos países. 3.1 Global Reporting Initiative (GRI)10 “Es una organización basada en redes que producen un marco completo de reportes de sostenibilidad que son ampliamente usados en todo el mundo. GRI está comprometido con la mejora continua y aplicación mundial de su sistema.” GRI trabaja hacia una economía global sostenible, proporcionando orientación sobre información de la organización. GRI ha sido pionera y ha desarrollado un marco de sostenibilidad de informes integral que es ampliamente utilizado en todo el mundo. El marco permite a todas las organizaciones medir y reportar su desempeño económico, ambiental, social y de gobierno. Elaboración de memorias de sostenibilidad según el Marco GRI Todos los documentos del Marco GRI para la elaboración de memorias de sostenibilidad se han elaborado utilizando un proceso que busca el consenso a través del diálogo entre los grupos de interés de la comunidad inversora, los empleados, la sociedad civil, los auditores y la comunidad académica, entre otras. Se espera que el Marco GRI para la elaboración de memorias de sostenibilidad sirva como marco generalmente aceptado para informar acerca del desempeño económico, ambiental y social. Existen tres tipos distintos de información: 1. Estrategia y perfil 2. Enfoque de la dirección 3. Indicadores de desempeño giran en torno a los siguientes aspectos: Dimensión económica: Flujo de capital entre los diferentes grupos de interés, principales impactos económicos de la organización sobre la sociedad 10 Tomado de (Global Reporting Initiative, 2011) y de (Global Reporting Initiative) Dimensión ambiental: Impactos en los sistemas naturales vivos e inertes (ecosistemas, suelo, aire y agua), desempeño de los flujos de entrada (materiales, energía, agua) y de salida (emisiones, vertidos, residuos), desempeño en relación con la biodiversidad, cumplimiento legal ambiental y otros datos relevantes tales como los gastos de naturaleza ambiental o los impactos de productos y servicios. Dimensión social: Impactos en los sistemas sociales en los que opera. Identifican los principales aspectos del desempeño en aspectos laborales, derechos humanos, la sociedad y la responsabilidad sobre productos. 3.2 International Organization for Standardization (ISO)11 Es el mayor desarrollador y editor de estándares internacionales. ISO es una red de institutos de estándares nacionales de 162 países, con Secretaría Central en Ginebra, Suiza. ISO es una organización no gubernamental que forma un puente entre los sectores público y privado. ISO permite un consenso para llegar a soluciones que satisfagan las necesidades de negocio y las necesidades más amplias de la sociedad. ISO 2600012 contiene guías voluntarias, no requisitos, y por lo tanto no es para ser utilizada como una norma de certificación. (ISO 26000). Constituirá una potente herramienta para ayudar a las organizaciones a pasar de las buenas intenciones sobre RS a las buenas acciones” en torno a los siguientes temas: - Gobernanza de la organización - Derechos humanos - Prácticas laborales - Medio ambiente - Prácticas justas de operación - Asuntos de consumidores - Participación activa y desarrollo de la comunidad ISO 26000 proporciona orientación sobre los principios que subyacen a la responsabilidad social; su reconocimiento y el involucramiento con las partes interesadas; las materias 11 Tomado de (International Organization for Standardization) Tomado de (International Organization for Standardization, 2010) y de (International Organization for Standardization) 12 fundamentales y los asuntos que constituyen la responsabilidad social; y sobre las maneras de integrar un comportamiento socialmente responsable en la organización. Principios: Cuando se aborda y ejerce la responsabilidad social, el objetivo primordial para una organización es maximizar su contribución al desarrollo sostenible. Se plantea que las organizaciones deberían respetar los siete principios que se describen a continuación, así como los principios específicos para cada materia fundamental. 1. Rendición de cuentas 2. Transparencia 3. Comportamiento ético 4. Respeto a los intereses de las partes interesadas 5. Respeto al principio de legalidad 6. Respeto a la normativa internacional de comportamiento 7. Respeto a los derechos humanos Materias fundamentales: Una organización debería analizarlas de manera holística, es decir, considerar todas las materias fundamentales y los asuntos y su interdependencia, en lugar de concentrarse en un sólo asunto.13 1. Gobernanza organizacional 2. Derechos humanos 3. Prácticas laborales 4. Prácticas justas de operación 5. Asuntos de consumidores 6. Participación activa y desarrollo de la comunidad 7. Medio Ambiente 3.3 Pacto Global14 Es una iniciativa voluntaria, en la cual las empresas se comprometen a alinear sus estrategias y operaciones con diez principios universalmente aceptados en cuatro áreas temáticas: derechos humanos, estándares laborales, medio ambiente y anti-corrupción. Por su número de participantes, seis mil en más de 135 países, el Pacto global es la iniciativa de ciudadanía 13 ISO 26000 “Materias Fundamentales”, [en línea], disponible en : http://www.iso26000latam.org/es/materias-fundamentales/introduccion 14 Tomado de (United Nations) corporativa más grande del mundo. El Pacto es un marco de acción encaminado a la construcción de la legitimación social de las corporaciones y los mercados. Aquellas empresas que se adhieren al Pacto global comparten la convicción de que las prácticas empresariales basadas en principios universales contribuyen a la construcción de un mercado global más estable, equitativo e incluyente que fomentan sociedades más prósperas. Los Diez Principios del Pacto Global 1. Derechos Humanos: Principio 1: Apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales reconocidos universalmente. Principio 2: Asegurar que sus empresas no son cómplices de vulneración de derechos humanos 2. Estándares Laborales: Principio 3: Apoyar la libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva. Principio 4: Apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción Principio 5: Las Empresas deben apoyar la erradicación del trabajo infantil. Principio 6: Apoyar la abolición de prácticas de discriminación en el empleo y ocupación. 3. Medio Ambiente: Principio 7: Mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente. Principio 8: Fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental. Principio 9: Favorecer el desarrollo y difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente 4. Anticorrupción: Principio 10: Trabajar en contra de la corrupción en todas sus formas. 3.4 Reporte Integrado 15 Es el idioma de los negocios sostenibles. Es el medio por el cual las empresas se comunican cómo se crea valor y se mantendrá en el corto, mediano y largo plazo. Esta información es utilizada principalmente por los inversionistas para apoyar sus decisiones de asignación de capital. Se trata de un conjunto de procesos y actividades, uno de cuyos resultados es la comunicación, más visiblemente a través de un conciso y periódica "informe integrado", 15 Tomado de (IR Integrated Reporting) y de (IR Integrated Reporting) acerca de la forma en que la estrategia de la organización, la gestión, el desempeño y las perspectivas de llevar a la creación y preservación de valor. Un Informe Integrado comunicará los factores más relevantes para la creación y preservación de valor a corto, mediano y largo plazo. El International Integrated Reporting Council (el IIRC) es una sección internacional de líderes de las empresas, la inversión, la contabilidad, los valores, los sectores normativos, académicos y de establecimiento de normas, así como de la sociedad civil. La Información Integrada16 reúne información relevante acerca de la estrategia de una organización, la gestión, los resultados y las perspectivas que refleje el contexto social, comercial y medioambiental en el que opera. Proporciona una representación clara y concisa de cómo una organización evidencia su administración y cómo se crea y sostiene el valor. Respecto de una organización, hace visible el uso y dependencia de los diferentes recursos y relaciones o “capitales” (financiero, producto, humano, intelectual, natural y social), y el acceso de la organización a ellos y su impacto en ellos. 1. Capital financiero: Conjunto de fondos disponible para la organización para su uso en la producción de bienes o la prestación de servicios, y obtenido a través de financiación. 2. Capital manufacturado: objetos físicos manufacturados (a diferencia de los objetos físicos naturales) disponibles para su uso en la producción de bienes o la prestación de servicios. 3. Capital humano: habilidades y experiencia de la gente, y sus motivaciones para innovar, incluyendo su alineación y apoyo de la organización de marco de gobierno y los valores éticos, y reconocimiento de los derechos humanos; capacidad de entender e implementar las estrategias; lealtades y motivaciones para la mejora de procesos, bienes y servicios. 4. Capital intelectual: activos intangibles que proporcionan ventajas competitivas, entre ellas propiedad intelectual, activos intangibles (asociados con la marca y la reputación). 5. Capital natural: Incluye el agua, la tierra, los minerales y los bosques, y la biodiversidad y la salud del ecosistema. 6. Capital social: Instituciones y relaciones establecidas entre y dentro de cada comunidad, grupo de partes interesadas y otras redes para mejorar el bienestar individual y colectivo. Incluye valores y comportamientos, relaciones clave, y la confianza y lealtad y protección 16 (IR Integrated Reporting) a los clientes, proveedores y empresas socios, y la licencia social de una organización para operar. 3.5 Ethos 17 El Instituto Ethos de Empresas y Responsabilidad Social es una organización sin fines de lucro, que se caracteriza como Oscip (organización de la sociedad civil de interés público). Creada en 1998 por un grupo de empresarios y ejecutivos del sector privado, el Instituto Ethos es un centro de organización del conocimiento, el intercambio de experiencias y el desarrollo de herramientas para ayudar a las empresas a analizar sus prácticas de gestión y profundizar su compromiso con la responsabilidad desarrollo social y sostenible. También es una referencia internacional en estas materias, el desarrollo de proyectos en asociación con entidades de todo el mundo. Creada con la misión de movilizar, sensibilizar y ayudar a las empresas a gestionar sus negocios de forma socialmente responsable, lo que los socios en la construcción de una sociedad sostenible y justa. Sus 1.367 miembros - empresas de diferentes sectores y tamaños tienen facturación anual que asciende a aproximadamente el 35% del PIB de Brasil y emplean a cerca de 2 millones de personas, teniendo como principal interés en el establecimiento de estándares éticos de las relaciones con empleados, clientes, proveedores, comunidad, accionistas, poder público y el medio ambiente. El objetivo del Instituto Ethos es difundir la práctica de la responsabilidad social de las empresas, ayudando a las organizaciones a: 1. Entender y poco a poco incorporar el concepto de comportamiento empresarial socialmente responsable; 2. Implementar políticas y prácticas que cumplen los más altos estándares éticos, contribuyendo a la consecución del éxito económico sostenible en el largo plazo; 3. Asumir sus responsabilidades con todos aquellos que se ven afectados por sus actividades; 4. Demostrar la pertinencia de sus accionistas con el comportamiento socialmente responsable de la rentabilidad a largo plazo de su inversión; 5. Identificar formas innovadoras y eficaces de trabajar en asociación con las comunidades en la construcción del bien común; 6. Prosperar, contribuyendo al desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible. 17 Tomado de (Instituto ETHOS de empresas y responsabilidad social) y de (Instituto ETHOS de empresas y responsabilidad social, 2006) Indicadores Se desarrollaron con el fin de proporcionar a las empresas una herramienta de gestión para el diagnóstico y la planificación de prácticas de responsabilidad social, disponibles desde 1999 y actualizados en los últimos años. Es esencialmente una herramienta de uso interno, que permite auto-evaluación de la gestión con respecto a la incorporación de prácticas de responsabilidad social, así como la planificación estratégica y monitorear el desempeño de la compañía, cubriendo los siguientes temas Valores, Transparencia y Gobernabilidad Medio Ambiente Público Interno Proveedores Consumidores y Clientes Comunidad Gobierno y Sociedad 4. Conclusión: Crítica general a los sistemas de información social Este tipo de reportes definitivamente constituyen un avance respecto a cuando no se tiene ningún dato para la construcción social, sin embargo se han de asumir como mínimos que se deben dar a conocer y no como máximos, ni totalizadores de las necesidades e intereses que reporta la sociedad. (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012) La adopción de este tipo de estándares es voluntaria y las empresas pueden acogerse o eludirlos cuando resulte conveniente para su imagen y estrategia empresarial ((Archel, Larrinaga, Spence, 2009, p.1302) Citado por (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012)) A pesar de la tendencia creciente en la presentación de informes, actualmente éstos siguen siendo relegados a un número pequeño de empresas que logran adoptarlos (Centre for Corporate in Africa, United Nations, Deloitte, 2012), (Maldonado García, Marín Gaviria, & Perea López, 2010). Los diferentes estándares o guías, así como las instituciones que los emiten, en ocasiones se conciben como una apuesta segura a una institución neutral que procura hacer el bien. Y es que al instrumentalizar la RSE y hacerla parte de un modelo de gestión parecen omitirse las apuestas políticas e ideológicas que subyacen de la existencia de tales instituciones (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012), por el contrario tales iniciativas promueven una nueva visión de la responsabilidad social que atiende principalmente a la corporación multinacional, desde su propia visión de responsabilidad (Archel, Fernández y Larrinaga, 2008) citado por (Gómez Villegas, 2011) y con una perspectiva financiera (Guttmann, 2009) (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012). Estas iniciativas, guías y estándares participan en la generación de un “consenso” y de un “consentimiento” que dan la apariencia de avance para satisfacer las expectativas y necesidades de la sociedad pero que en el fondo responden a las prioridades de grupos multinacionales y financieros. Este consenso se caracteriza por cuatro aspectos. Uno, no es prioritario definir claramente qué es ser responsable socialmente; lo importante es emprender actividades que en apariencia estén etiquetadas como productos “responsables” (por ejemplo, implementar certificaciones ISO). Dos, la RSE debe ser “voluntaria”, para escapar a cualquier posibilidad de regulación estatal o del poder político ciudadano. Tres, la RSE debe alinearse con la estrategia del negocio, para que sea “sostenible” financieramente hablando. Y, en cuarto lugar, la RSE debe implementarse por medio de estándares o guías universales, homogéneas y de uso internacional, en apariencia simples criterios técnicos y libres de interés lucrativo… Así la visión de las grandes corporaciones multinacionales y de los círculos financieros es la que define y delimita qué significa “ser responsable socialmente”, ya no solo para el mundo empresarial sino para toda la diversidad organizacional. (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) Las verdaderas transformaciones y la verdadera responsabilidad efectivamente puede empezar por la información (social, ambiental, y financiera, cuantitativa y cualitativa, monetaria y no monetaria) (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2011) pero se cristalizará cuando se impida que dicha visión “financiarizada” se sobreponga a las necesidades sociales y se equilibre la balanza entre los diferentes actores. Existe una fuerte duda sobre el dialogo, discusión e interacción entre sociedad – empresa, así como en el conocimiento, armonización e inclusión de los intereses y visiones que tienen los diferentes stakeholders tanto en las actividades empresariales como en los reportes. (Gómez Villegas, 2011). Según (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) “Diferentes estudios han encontrado que los grupos de interés externos no son normalmente convocados como actores directos en la construcción de estrategias y políticas de RSE. Por el contrario, desde el punto de vista de la dirección de las compañías y/o de los consultores, se postulan “necesidades” y expectativas genéricas para los grupos de interés. Por ejemplo, se plantea que “los trabajadores quieren estabilidad”, los clientes quieren una relación de maximización “precio-producto”, entre otras. Estas enunciaciones genéricas partes de estereotipos o de postulados de teorías económicas y comportamentales convencionales, antes que el dialogo con los interesados (Archel, Husillos & Spence, 2011; Martínez, 2010) Resulta apremiante pensar en quiénes están participando en representación de los diferentes stakeholders, si están llevando el común de los intereses y necesidades que aquejan a cada uno de los actores, vale la pena pensar, por ejemplo, si los sectores más marginados de la sociedad tiene acceso a este tipo de discusiones (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) o si al menos saben que existen, su omisión por el contrario no permite conclusiones incluyentes, integrales y transparentes. A partir de lo anterior y con miras garantizar transparencia y evidenciar que dichos reportes son un verdadero resultado de construcción entre empresa y sociedad, como es la apuesta de varias de las instituciones aquí mencionadas, es necesario que en los informes de sostenibilidad se indique, en un apartado especial, los mecanismos de diálogo y acercamiento con los diferentes stakeholders, así como la retroalimentación que las empresas hagan con cada uno de ellos, respecto a los observaciones y sugerencias emitidas por dichos stakeholders a la organización (Garza Arroyo, 2008). Según (Perdiguero & López Rausell, 2005) son muy expresivos los silencios sobre las prácticas empresariales más discutibles... En general, las informaciones más negativas para las empresas son convenientemente oscurecidas, o simplemente se sustituyen por declaraciones retóricas de buenas intenciones. Existe una marcada tendencia a presentar información que favorezca la imagen de las empresas o como lo llaman (Christensen, Morsing & Thyssen) citados por (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) son “imágenes idealizadas” o como lo mencionan (Husted y Salazar, 2005) citados por (Pérez Chavarría, 2009) “causas seguras”. Que les permite legitimar sus actividades dentro de la sociedad (Perdiguero & López Rausell, 2005) y por ello su aplicación queda reducida a cuando existan buenas historias que contar. (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012), (Hooghiemstra, 2000) citado por (Pérez Chavarría, 2009) En la práctica muchas de estas iniciativas terminan siendo mecanismos de promoción ((Ruiz, 2007, Martínez, 2009) citados por (Heredia Rodríguez & Gomez Jimenez, 2010)) y estrategias de negocios (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) que en últimas buscan incrementar la utilidad de la empresa y de los accionistas a partir de una mejor imagen, y dejando únicamente para el discurso la construcción social. (Perdiguero & López Rausell, 2005). Lo cual se puede ver ampliamente en lo enunciado por (Sánchez-Calero, 2006,95) y citado por (Heredia Rodríguez & Gomez Jimenez, 2010) “(…) Las sociedades cotizadas en los distintos mercados financieros han hecho de la responsabilidad social un instrumento para el fomento de su reputación “(…) Al parecer, los estudios de mercado ponen de manifiesto que son los productos y servicios de sociedades socialmente responsables los que encuentran una mayor aceptación entre los consumidores” Según (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) se discute el alcance de la transparencia puesto que las corporaciones limitan la información pública; ellas mismas definen qué es público y qué es privado en múltiples campos de su operar, imponen cláusulas de confidencialidad a sus funcionarios y se amparan en argumentos legales de protección a la propiedad y a los intereses “privados” (hay reserva del sumario, propiedad industrialintelectual, secretos de Estado en las relaciones con la industria militar, etc.) (Hood, 2010). La comparabilidad no necesariamente es la orientación más adecuada para hablar de impactos de la gestión empresarial y en ese sentido podría propenderse por un esquema más cualitativo, local, que reconozca entornos particulares y que incluso permita que actores concretos, construyan significados colectivos de RSE más allá de definiciones institucionales de RSE. (Rueda Delgado & Uribe Bohorquez, 2012) La iniciativas de estandarización, como las aquí enunciadas, proponen unos contenidos generales que deberían construir todas las empresas, no obstante vale la pena ver si dichos aspectos son representativos en todo el mundo, teniendo en cuenta las diferentes problemáticas, los modelos empresariales, la diversidad cultural, y tantas diferencias que pueden hacer que un indicador sea importante en un lugar pero que no necesariamente sea la mejor representación de la principal dolencia de esa sociedad. Según (Perdiguero & López Rausell, 2005) citando a la Comisión Europea en el Libro Verde la gran mayoría de los informes son parciales y no se presentan cuestiones fundamentales. Según (Garza Arroyo, 2008) Es muy bajo el número de memorias que han sido auditadas por un tercero, representando este aspecto un factor importante de credibilidad en ellas para los diferentes stakeholders. Muchas de las empresas que se declaran responsables socialmente, y se acogen a este tipo de estándares, revelan una mayor cantidad de información o muestran datos que van en un sentido diferente al financiero. No obstante, sus actividades siguen dirigidas por herramientas de gestión que buscan únicamente maximizar la utilidad a los accionistas y están lejos de incluir a la sociedad y a otros stakeholders en sus actividades diarias, o de propender por una distribución más equitativa. O como lo afirma (Gómez Villegas & Quintanilla, 2012) En Latinoamérica, la implementación de la estructura blanda y dura para producir informes de responsabilidad social refleja esfuerzos de las empresas, pero no necesariamente implica un cambio en sus formas de operar y en mayor sostenibilidad organizacional o de los ecosistemas, sino mayoritariamente la prevalencia de una visión filantrópica (Martínez, 2010; Raufflet & Barrera, 2010) o estratégicamente dirigida a la rentabilidad. Con todo lo anterior se ratifica que no es suficiente con que una empresa se declare responsable socialmente, o con que reporte indicadores o sistemas de gestión de una u otra entidad, si la apuesta sigue siendo verla como una herramienta para lograr una mejor imagen, publicidad, una estrategia de negocios o como un mecanismos para legitimar sus actividades, ese será su resultado que por supuesto nada tiene que ver con una autentica construcción. Basado en lo anterior es evidente que: La Contabilidad Gerencial es una herramienta poderosa y fundamental en la cristalización de las actividades sociales y es una fuente de información clave para la planeación, gestión y control de las diferentes actividades sociales. La Contabilidad Gerencial es la primera llamada a resolver las anteriores críticas siendo una fuente de información fidedigna para los diferentes stakeholders, tanto para llevar a cabo actividades renovadoras que permitan transformaciones verdaderas y radicales al interior de la organización y así revelar ese tipo de acciones de manera integral y transparente. Trabajos citados Accinelli Gamba, E., & De la Fuente García, J. L. (Enero de 2012). Responsabilidad social corporativa, actividades empresariales y desarrollo sustentable: modelo matemático de las decisiones en la empresa. 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