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Los cinco elementos: el aire en la medicina tradicional
Ayurveda
El elemento aire, llamado vayu en sánscrito, es el segundo de los cinco grandes elementos (pancha
mahabhutus). Ocupa el segundo lugar ya que se desarrolla a partir del éter. A medida que el
potencial inherente se vuelve activo en el espacio, da como resultado el aire. Este elemento
representa la capacidad de movimiento o energía cinética. El aire representa todas las fuerzas y el
movimiento que se traduce como resultado de esas fuerzas.
El origen del aire es sparsha. Sparsha es tanmatra o primordial, la forma no manifestada del
tacto. Sparsha es el potencial de la experiencia táctil expresada en su forma más sutil. El tacto y el
aire son inseparables. Debido a su relación íntima, la piel (a través de la cual recibimos el tacto) está
considerada como el órgano de los sentidos asociado al elemento aire y a las manos (a través de las
cuales nos extendemos y tocamos el mundo) son su órgano asociado de acción. Por lo tanto, los
trastornos de la percepción táctil y los de agarre son el resultado de alteraciones en las funciones
del elemento aire.
Conocer el aire es conocer sus cualidades. El aire es móvil, fresco, ligero, seco, áspero, sutil, fluido,
fuerte, claro y duro. Si bien el aire es sutil, sus efectos son observables y por eso tenemos una idea
de lo que es. Asociamos el elemento aire con el aire que respiramos. Así, los antiguos rishis
reconocieron al aire como la fuente inmediata de vida. La falta de aire nos mataría con mayor
rapidez que la falta de cualquier otro elemento. Así, el concepto de vayu (aire) es sinónimo
con prana (energía vital). En la naturaleza, los antiguos rishis describieron el aire en cinco formas de
acuerdo a la dirección de su movimiento: hacia adentro (prana), hacia afuera (vyana), hacia arriba
(udana), hacia abajo (apana) y aquel que equilibra y estabiliza estos movimientos, la fuerza que hala
hacia el centro (samana). Estos cinco tipos de movimientos son llamados los cinco vayus o pranas.
El aire se expresa en el cuerpo en forma de movimiento y vida. La fuerza permite que la sangre
circule, el aliento para moverse, los impulsos nerviosos que se deslizan, los pensamientos que fluyen
y las articulaciones que impulsan nuestro movimiento a través del mundo son posibles debido al
elemento aire. El aire es la fuerza detrás de todo movimiento. Las alteraciones en las funciones de
aire dan como resultado movimiento aberrante. El aire puede moverse demasiado rápido,
demasiado lento o puede obstruirse y bloquearse. Cada ocurrencia produce diferentes efectos,
dependiendo de la ubicación del aire alterado.
El exceso de movimiento en el sistema nervioso da como resultado la hiperexcitabilidad; donde el
movimiento deficiente produce lentitud y torpeza, y el flujo bloqueado provoca una pérdida total de
movimiento. Por ejemplo, en el sistema digestivo el exceso de flujo da como resultado diarrea, el
flujo deficiente provoca movimiento lento y la obstrucción del flujo resulta en estreñimiento severo u
obstrucción completa. En las articulaciones, el resultado del exceso de movimiento es la
hiper-movilidad, donde movimiento deficiente resulta en un rango de movimiento reducido y la
obstrucción de flujo en una articulación congelada. En el sistema circulatorio, el movimiento
excesivo puede provocar taquicardia, disminución del flujo en una frecuencia cardiaca lenta o mala
circulación, mientras que el flujo bloqueado resulta en consecuencias catastróficas robando a la zona
afectada su suministro de sangre provocando isquemia tisular (falta de oxígeno) que conduce a la
necrosis (muerte del tejido).
Vata dosha contiene tanto aire como éter. Cualquier perturbación de aire, en última instancia dará
lugar a una perturbación de vata. Vata se mantiene saludable cuando el movimiento es controlado,
siendo capaz de fluir sin obstáculos. El control previene el exceso de flujo, mientras que la libertad
impide el estancamiento. El equilibrio es clave para tener un vata saludable.
El control de aire se logra mediante el desarrollo de rutinas estables. Las rutinas estables y
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saludables evitarán subsiguientemente que vata dosha resulte perturbado. Una dieta más pesada
también apoyará el desarrollo de la estabilidad que controla el movimiento, equilibrando la cualidad
ligera del elemento aire. Emocionalmente, la entrega lleva a las más elevadas manifestaciones del
movimiento (aire) y esto requiere de fe. Así, el aire fluye libremente a través de un cuerpo y mente
que ha cultivado una actitud de entrega y fe en sí mismo y lo divino. Al tomar los demás elementos,
las tendencias naturales (cualidades) de aire se pacifican.
Toda la creación está compuesta por los cinco elementos en proporciones diferentes. En nuestra
dieta, el sabor amargo contiene la mayor parte del aire. El sabor amargo se compone de aire y éter y
es el aire el que proporciona la singularidad de este gusto. El consumo de alimentos amargos es una
excelente manera de aumentar la influencia del elemento aire. Esto es maravilloso si una persona es
débil o perezosa. Sin embargo, un exceso de aire en la dieta, especialmente en la dieta de un
individuo con una constitución vata puede dar lugar también a mucho movimiento. Si bien esto
incrementa la actividad, también conduce a pérdida de estabilidad y sequedad. El equilibrio
adecuado de acuerdo con la constitución de una persona y su estado actual de salud siempre es
preferible.
El otoño es la temporada del aire. La temporada del aire comienza cuando las hojas comienzan a
caer. El clima se vuelve más frío y hay una sensación de transición o movimiento en el tiempo. El
aire representa el debilitamiento gradual de la naturaleza, ya que se aleja de su plena floración y se
mueve hacia delante para hacer frente a la inactividad del invierno. La naturaleza tiene la intención
de que todo y todos sean más ligeros en este tiempo. Existe el peligro de convertirse en demasiado
móvil y ligero en este momento si no se toman las precauciones apropiadas. Vivir en armonía con
esta época del año significa dedicar tiempo a reflexionar sobre las actividades de la pasada
primavera y verano. Mientras que el movimiento es natural en este momento, el exceso de
movimiento puede ser percibido en el cuerpo y la mente como aumento de ansiedad, inquietud o
insomnio. Si bien es natural volverse ligero en este momento, el exceso de ligereza puede ser
experimentado como agotamiento. Una vez más, el equilibrio adecuado de acuerdo con la
constitución de una persona y su estado actual de salud siempre es preferible.
En el ciclo de la vida y la muerte, el aire representa el período de transición entre nuestra etapa más
productiva y los últimos años de nuestra vida. En este momento, las mujeres pasan por la transición
de la menopausia mientras que los hombres se encuentran deseosos de su jubilación. La idea de
movimiento se refleja en la transición. Para vivir en armonía con esta etapa de la vida es necesario
pasar algún tiempo reflexionando sobre las décadas de nuestras vidas. Mientras que el movimiento
es natural en este momento, el exceso de movimiento hace la transición más difícil y puede ser
percibido como ansiedad, inquietud, insomnio, palpitaciones y sofocos transitorios que muchas
mujeres experimentan.
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