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entrevista
entrevista
Entrevista al Dr. José Cuneo, del Estudio Payet, Rey, Cauvi,
Pérez Abogados.
“Hay Us$ 3,000 millones
de
inversión detenida
por
Tecnología Minera (TM): ¿Cuánto
pierde el país hoy en día por tema
de conflictos sociales?
José Cuneo (JC): Es difícil cuantificar con precisión cuanto pierde el país
por el tema de los conflictos sociales,
ya que estos afectan varios niveles de
la economía nacional.
En primer lugar, afectan los proyectos donde se producen los conflictos
sociales. En el mejor de los casos el
proyecto puede seguir adelante o sufre
retrasos o paralizaciones menores producto de los conflictos sociales, como
es el caso de Antapaccay. Casos más
graves como lo ocurrido en Conga, y
lo que hoy ocurre en Tía María, por
dar ejemplos más recientes, tienen
un impacto más grande para el país
por la paralización de las inversiones
o incluso la cancelación de los proyectos. Conga iba a generar una inversión
aproximada de US$ 5,000 millones de
dólares, lo cual parece ya no sucederá. En el caso de Tía María se calcula
alrededor de US$ 3,000 millones de
dólares detenidos por los conflictos
sociales. Además, si Tía María se
cancela, hay comentarios que indican
que Arequipa perdería la oportunidad
de aumentar su PBI en 7,7% y el país
en 0.35%, se dejarían de generar alrededor de 3,500 puestos de trabajo
durante su construcción y el Estado
dejaría de percibir S/. 561 millones.
En segundo lugar, los conflictos
sociales acarrean pérdidas para la
zona en la que estos estallan, producto de las paralizaciones y bloqueos de
carreteras. Por ejemplo, en el Valle del
Tambo por poco no se perdió la producción agrícola producto del paro.
Este tipo de hechos genera pérdidas
50
Tía María”
directas a la población de la zona, que
en muchos casos depende de poder
sacar sus productos a los mercados
de las principales ciudades.
Finalmente tenemos lo que pierde el país en futuros proyectos. El
constante brote de conflictos sociales
desanima a las compañías mineras a
invertir en el país por temor a que brote
un conflicto social que pueda paralizar
la inversión.
La parálisis de las inversiones en
minería es sumamente preocupante
si tomamos en cuenta que el crecimiento de nuestra economía en los
últimos años se ha sustentado en
el sector minero y el precio de los
minerales. Por ejemplo, estudios del
Instituto Peruano de Economía indican que el 32.3% de los proyectos
mineros a ser desarrollados entre el
2006 y 2014 han sido paralizados
o presentan retrasos por conflictos
sociales o trabas burocráticas. Esto
generó que el país dejara de percibir US$ 21,515 millones. El mismo
estudio indica que si esos proyectos
mineros hubieran seguido adelante
el PBI podría haber alcanzado un
crecimiento del 6.8% el año pasado.
JC: Desde el punto de vista jurídico,
claramente lo ocurrido con el proyecto
Tía María constituye un atentado contra el estado derecho y la seguridad
jurídica. La compañía, Southern Peru,
ha cumplido con todos los requerimientos establecidos en la normativa
para obtener la certificación ambiental
necesaria para desarrollar el proyecto. En efecto, la Dirección General de
Asuntos Ambientales del MINEM aprobó el Estudio de Impacto Ambiental
del proyecto Tía María en agosto del
2014, certificando, de esta manera,
que el mismo cumplía con los requerimientos legales exigibles, de acuerdo
con la normativa ambiental vigente.
Es más, debido a las protestas que
se produjeron cuando la compañía
presentó su primer Estudio de Impacto Ambiental, el cual fue finalmente
rechazado por el MINEM, la compañía incorporó en el EIA aprobado en
el 2014 las observaciones efectuadas
por UNOPS (el brazo de la Organización de las Naciones Unidas encargada de la administración de proyectos).
Como resultado de ello, Southern Perú
asumió el compromiso de no utilizar
las aguas del río Tambo para la operación del proyecto, que fue el tema
que más resistencia generó entre la
población local, sino más bien utilizar
agua de mar desalinizada.
El Estudio de Impacto Ambiental de
Tía María, como todo trabajo humano, no es perfecto y seguramente los
especialistas ambientales pueden
tener diferentes puntos de vista sobre
su idoneidad y alcances. Sin embargo,
lo cierto es que el Estado, a través del
Ministerio de Energía y Minas consideró que cumplía con los requerimientos
normativos y, en ese sentido, lo validó
con su aprobación. Conforme con el
marco jurídico vigente, a la compañía
le asiste el derecho a desarrollar Tía
María conforme con el EIA aprobado.
No permitirle hacerlo es una violación
del Estado de derecho y del principio
de seguridad jurídica.
Otra cosa, totalmente distinta, es
la forma como la compañía manejo,
desde el punto de vista social, su relación con las poblaciones que sienten
verse afectadas por el desarrollo del
proyecto. Es cierto, y así lo ha reconocido la propia Southern Peru, que
en determinados momentos la actitud
adoptada por la empresa con respecto a los reclamos planteados por la
población no fue la más idónea. Esto,
y los antecedentes de contaminación de las antiguas operaciones de
Southern Peru, han contribuido a que
se produzca un desgaste en la confianza de los pobladores, que ahora
es muy difícil de revertir.
TM: ¿Cuál es su opinión sobre la
actuación del gobierno y Southern
Peru en este conflicto?
JC: La actuación del gobierno, al
igual que en el caso de otros conflictos, ha dejado mucho que desear.
Y este no es un problema atribuible
únicamente al presente gobierno,
sino que es una actuación que viene
de gobiernos pasados. La sensación
es que el gobierno ha claudicado en
su rol de hacer respetar el Estado de
derecho, algo que es sumamente
importante para la institucionalidad
del país y la atracción de inversiones.
No basta con contar con reglas jurídicas claras, es incluso más importante
que dichas reglas se cumplan y que
el Estado asuma su rol de hacerlas
cumplir.
Nadie en su sano juicio pretende
que ante una protesta o bloqueo se
envié a las fuerzas del orden a levantarlo a como dé lugar, pero sí que el
Estado adopte medidas para prevenir la ocurrencia de estos hechos y,
sobretodo, que se sancione drásticamente a aquellas personas que hayan
actuado fuera del marco de la ley. No
recuerdo ningún caso en que se haya
sancionado ejemplarmente a los causantes o azuzadores de una protesta
violenta o ilegal, y esa es una responsabilidad del Estado. Esta cultura de
impunidad es un grave problema que
corroe a nuestra sociedad, y no solo
en el contexto de las protestas sociales, sino a todo nivel.
En cuanto a la empresa, probablemente los mecanismos de participación ciudadana implementados para
“vender” el proyecto a los pobladores
no hayan sido los más adecuados, y
ahora viene sufriendo las consecuencias. Por lo demás, sin el respaldo
decidido del gobierno en hacer cumplir la ley, poco ha podido hacer, más
allá de aceptar paralizar el proyecto
hasta que las “aguas vuelvan a su
nivel” y buscar retomar el dialogo con
la población.
TM: ¿Cuál es su apreciación
desde el punto de vista jurídico con
lo que pasó en Tía María?
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