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Informe preparado para el
Observatorio Económico
On-Line Red Econolatin
Luego de 22 trimestres consecutivos de crecimiento, en 2009 por primera vez la economía
mostró un resultado negativo. Según las proyecciones del Banco Central de Venezuela, el
producto interno cayó 2,9% en el año, luego de padecer los impactos negativos de la crisis
financiera internacional a través de la caída de los precios del crudo y en consecuencia de los
ingresos nacionales. La disponibilidad de recursos en 2009 determinó las actuaciones del
gobierno y de los agentes en la economía, y se esperaba que para 2010 los ingresos siguieran
siendo el factor determinante.
El 2010 inicia con expectativas de ingresos fiscales superiores –por la recuperación de los precios
del crudo- y de discrecionalidad ampliada en el uso de los recursos. El aumento en la
discrecionalidad se esperaba, en primer lugar, por contar con un presupuesto nacional
subestimado que permite generar amplios recursos extraordinarios, y en segundo lugar por
disponer de diversos fondos de inversión cuyo uso no está rigurosamente regulado. Ambas
circunstancias permitirían sostener altos los niveles de gasto público, y así fomentar el consumo,
la inversión y finalmente impulsar el producto. Por su parte, cabe acotar que las elecciones
parlamentarias planificadas para 2010, también agudizan los incentivos a sostener altos los
niveles de gasto.
Para un año que se vislumbraba de recuperación, los primeros días han sido caracterizados por
anuncios importantes. El viernes 8 de enero se anunció una devaluación del tipo de cambio, y el
martes 12 de enero se anunció un amplio plan de racionamiento eléctrico que fue abandonado
apenas un día después.
Nuevo tipo de cambio. Usualmente en Venezuela las devaluaciones se realizan para ampliar la
disponibilidad de recursos fiscales. En este contexto, las expectativas de ingresos superiores
hacían inesperada una modificación en el tipo de cambio para 2010, aún a pesar de que se había
sostenido a Bs.F. 2,15 por dólar desde 2005, en un contexto altamente inflacionario. Si además
se considera que la población suele percibir las devaluaciones como cambios negativos, y en
2010 están planificadas las elecciones parlamentarias, resulta aún más sorpresiva la medida. El
nuevo tipo de cambio estableció un sistema dual con asignaciones a Bs.F. 2,6 por dólar para
algunos sectores considerados estratégicos (alimentos, salud, educación e importaciones del
sector público entre otros), y un segundo tipo de cambio de Bs.F. 4,3 por dólar para el resto de
los sectores.
El ajuste cambiario es una modificación que mejora el balance fiscal y la capacidad de pago de la
deuda nacional. Además, puede contribuir a la mejora de la competitividad si se toman medidas
complementarias como una mejora en la asignación de divisas, y otras que reduzcan los riesgos
de producir en el país (particularmente en los temas de controles de precios y garantías de los
derechos de propiedad). Por otro lado, para una economía altamente dependiente de las
importaciones, la devaluación puede impactar negativamente en el nivel de precios en el corto
plazo, pero en el mediano plazo el impacto podría ser hacia el fomento de la producción
nacional y la reducción de la inflación, vía la reducción del tipo de cambio permuta (por el
posible aumento de la oferta de divisas a tipo de cambio oficial).
El gobierno ha anunciado que su intención con la medida es, de hecho, fomentar la sustitución
de importaciones, y complementariamente disminuir el tipo de cambio permuta. Para reducir los
costos políticos del posible aumento de precios, simultáneamente se ha iniciado una campaña en
contra de la especulación (en contra de los comerciantes que aumenten sus precios luego de la
devaluación).
Racionamiento Eléctrico. Desde los últimos meses de 2009 numerosas ciudades del interior
del país han padecido cortes del suministro eléctrico. Sin embargo, no es sino hasta enero de
2010 que se propone un amplio plan de racionamiento, como en ninguna circunstancia previa se
había aplicado y que por primera vez afecta a la ciudad de Caracas. Este plan se añade a un
conjunto de medidas de ahorro previamente anunciadas, como la sustitución de bombillos
incandescentes, 30% de reducción del consumo de la industria de Guayana, restricciones de
horarios para los centros comerciales y disminución del horario de la administración pública.
El origen del problema es el riesgo de desabastecimiento eléctrico que se experimenta en la
actualidad. En teoría, los sistemas eléctricos se diseñan de manera tal, que en todo momento
exista capacidad de generación suficiente para satisfacer un incremento de la demanda o una
reducción súbita de la oferta de energía. En Venezuela, donde 70% de la energía se genera en las
plantas hidroeléctricas y 30% se genera en las diversas plantas térmicas, es particularmente
importante que la capacidad termoeléctrica sea capaz de satisfacer la demanda no atendida por la
oferta hidroeléctrica en caso de ocurrir condiciones climatológicas adversas. Sin embargo, este
importante requerimiento no parece estarse cumpliendo.
Particularmente en 2009 se dio una excepcional escasez de las lluvias que de hizo necesaria la
sustitución de energía hidroeléctrica por energía térmica, pero se encontró que las plantas
térmicas no estaban en capacidad de suplir el potencial déficit. Las principales plantas
hidroeléctricas del país han estado generando mayores niveles de energía de lo considerado
técnicamente óptimo, pues el parque térmico se encuentra trabajando bastante por debajo de lo
que sería eficiente. Esto condujo a un uso intensivo del agua de los embalses, que finalmente
pone en riesgo el abastecimiento eléctrico del país. De hecho, se estima que en el mes de abril se
alcancen niveles críticos en el embalse del Guri (el más grande del país), por debajo de los cuales
no es posible generar electricidad.
La única forma de desacelerar el agotamiento de los embalses es reducir el consumo, lo cual sólo
puede alcanzarse en magnitudes suficientes mediante un severo programa de racionamiento, que
a pesar de todo no elimina del todo el riesgo de colapso. Sin embargo, un plan de racionamiento
impacta negativamente a la producción nacional, el empleo y el bienestar en general, por lo que
acarrea importantes costos políticos. En consecuencia, un día después de anunciado el plan, fue
destituido el Ministro de energía Eléctrica y abandonado el programa de racionamiento.