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Compartiendo Experiencias
Gobernabilidad en el siglo XXI
La Argentina y Canadá: Economías locales, Desarrollo y Cooperativismo
4 de diciembre de 2003
Introducción
En noviembre de 2002, la Embajada de Canadá en Argentina inició un ciclo de mesas
redondas con el objetivo de crear un espacio donde compartir experiencias en áreas de interés común
para ambos países. La primera mesa redonda versó sobre el federalismo impositivo. En la segunda, se
analizaron las relaciones del Estado con la sociedad civil. El objetivo de la tercera mesa fue analizar las
relaciones existentes entre el desarrollo regional, las economías locales y las diferentes formas de
cooperativismo; y, compartir experiencias y lecciones aprendidas para mejorar la gobernabilidad en
los dos países.
La Embajada de Canadá estuvo a cargo de la organización de esta tercera mesa redonda, en
colaboración con la jefatura de Gabinete de Ministros, el Ministerio de Economía y Producción y el
Ministerio de Desarrollo Social de la Argentina. También contó con el apoyo del Ministerio de
Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina. El encuentro se
celebró en Buenos Aires el 4 de diciembre de 2003, con la participación de funcionarios de diversos
organismos gubernamentales, académicos, periodistas y una amplia gama de organizaciones de la
sociedad civil. Representantes del gobierno y de diferentes organizaciones de la sociedad civil fueron
invitados a realizar presentaciones.
La mesa redonda constó de dos partes. La primera estuvo integrada por cuatro panelistas que
ofrecieron, por un lado, la perspectiva gubernamental en el desarrollo económico regional, y por otro,
las experiencias del cooperativismo en el desarrollo económico regional. Durante la segunda parte, los
panelistas presentaron experiencias concretas de promoción y desarrollo de pequeñas y medianas
empresas en el nivel local. A cada conjunto de presentaciones siguió un animado período de
preguntas y respuestas.La apertura de la mesa estuvo a cargo del Embajador de Canadá en
Argentina, Thomas A. MacDonald, y de varios representantes del gobierno argentino. Alejandro Arlía y
José Luis Coraggio moderaron los diferentes paneles y la Embajadora Ana Cafiero tuvo a su cargo el
cierre de la jornada.
Este informe ofrece una síntesis de las principales ideas que se desarrollaron durante la mesa
redonda. Al final del trabajo se incluyen las referencias para contactar a los diferentes disertantes. Las
versiones en inglés y francés del presente informe estarán disponibles en el sitio web de la Embajada
de Canadá: www.buenosaires.gc.ca
Palabras de bienvenida
El Embajador MacDonald abrió la mesa redonda identificando algunas de las similitudes que
acercan a Argentina y Canadá: entre otros aspectos, grandes territorios con poblaciones similares y
régimen federal. Subrayó la importancia que en este contexto adquiere la búsqueda de un desarrollo
económico equilibrado. Esta temática, explicó, ha ocupado desde siempre un importante lugar en la
agenda pública de Canadá, lo que ha permitido a los canadienses adquirir una vasta experiencia.. El
desarrollo regional, por cierto, no es sólo una preocupación argentina o canadiense, sino que lo es
también a nivel hemisférico. Por ello, esta temática ha integrado la agenda de la última Cumbre de las
Américas que se celebró en Québec en 2001 y, seguramente integrará la de la próxima Cumbre que
se celebrará en Argentina en 2005.
El Vicejefe del Gabinete de Ministros argentino, Juan Carlos Pezoa, recordó las características
que comparten los dos países –abundancia de recursos naturales, sistema federal de gobierno, etc.–,
aunque aclaró que los avatares de las respectivas historias han aparejado desarrollos económicos muy
diferentes. Avanzar por la senda de un desarrollo económico equilibrado, explicó Pezoa, es una
prioridad del gobierno del actual presidente Néstor Kirchner, y su practicabilidad está íntimamente
ligada al fomento de la producción. Las grandes masas de población excluidas del sistema deben
integrarse a la sociedad a través del sistema productivo y a partir del ámbito local. La búsqueda del
desarrollo equilibrado es un importante desafío para los argentinos, particularmente por las grandes
desigualdades que existen no sólo entre las provincias sino también en el interior de cada provincia
nacional. Y, en este sentido, cree que los intercambios que tendrán lugar durante la jornada, donde se
examinarán y compartirán experiencias y lecciones aprendidas, resultarán altamente positivos.
El Subsecretario de Coordinación Económica del Ministerio de Economía y Producción, Daniel
Novak, apuntó las diferencias que existen entre ambos países, particularmente en lo que hace a la
situación socio-económica. Consideró que este encuentro también representa una oportunidad para
aprender a partir de lo que no se ha hecho bien en el país. Novak identificó tres aspectos de la política
económica del gobierno del presidente Kirchner vinculados con la temática de la jornada. En primer
lugar, la existencia de un Ministerio de Economía y Producción, que implica que para el gobierno
actual la política productiva resulta indisoluble de la política económica. A su vez, en el interior del
ministerio se ha formado un Gabinete de Producción coordinado por la Secretaría de Política
Económica, donde se encuentran representadas las diferentes secretarías, así como otros ministerios
cuyas carteras guardan relación con los temas de economía y producción: por ejemplo, como es el
caso de la Secretaría de Minería, la Secretaría de Turismo, el Ministerio de Planificación, el Ministerio
de Trabajo, entre otros.
El retraso cambiario y una política basada durante más de una década sobre la valorización
financiera de los activos productivos han aparejado la desaparición de una cantidad importante de
actividades productivas en el interior del país. « Nuestro propósito », agregó Novak, « ha sido el de
contribuir en la medida de lo posible a reequilibrar el desarrollo productivo desde una perspectiva
territorial. Para este fin, se organizan los denominados foros económicos productivos y regionales con
la participación de gobiernos provinciales y municipales. A través de ellos se identifican las prioridades
del desarrollo productivo, teniendo en cuenta las cadenas de valor más importantes para los
gobiernos locales. Y también se ha desarrollado un proyecto de cajas de créditos denominadas
entidades financieras, no bancarias, de carácter local. El objetivo de las mismas es facilitar la
captación del ahorro local y su reinversión en el sector productivo local y/o regional ».
En nombre de la Cancillería Argentina, el representante Especial para Integración Económica
Regional y Participación Social, Hugo Varsky, dio la bienvenida a los panelistas y participantes de la
mesa redonda. Recordó que Canadá es un gran amigo y socio de la Argentina, país con quien se
comparten un sin número de posiciones en temas sustantivos de la agenda regional y multilateral.
Canadá ha alcanzado un alto nivel de desarrollo humano, lo que le otorga autoridad moral para hablar
de un tema tan relevante como es el desarrollo regional, cooperativismo y pymes. Este tema, en la
opinión de Varsky, constituye uno de los vértices del triángulo para el desarrollo del país y para la
construcción de alternativas de integración como el MERCOSUR. El desarrollo de las pymes, a su vez,
constituye la base del tejido social de nuestras sociedades. En los países desarrollados, detrás de las
pymes existe una sociedad articulada donde intervienen mancomunadamente diferentes actores
(privados y públicos) que apoyan el desarrollo y crecimiento de estas empresas. Para que esto sea
posible, continúa la argumentación de Varsky, es necesaria la construcción de consensos en la
sociedad. Sin ellos, los esfuerzos de desarrollo regional y de as
l economías locales no podrán resultar
duraderos en el largo plazo.
Primer Panel:
El desarrollo económico regional – las perspectivas desde el gobierno
Daniel Arroyo, Secretario de Desarrollo Social
Daniel Arroyo inició su presentación con un breve diagnóstico de la situación socio-económica
de las diferentes regiones. En Argentina existen fuertes desajustes a nivel de los ingresos, de la
estructura poblacional y de la capacidad productiva. La diferencia entre el 10% más rico y el 10% más
pobre es casi del 42 a 1 o 46 a 1 de acuerdo a cómo se lo mida. Se considera que una familia es
pobre en la Argentina si tiene cuatro personas y gana menos de 720 pesos por mes. Este parámetro
nos arroja un 53% de pobreza. Se considera indigente la familia de cuatro personas que gana menos
de 316 pesos por mes, y hoy el 25% de las familias es indigente. Los desajustes a nivel de ingresos y
de desarrollo regional han aparejado una importante pauperización de la sociedad argentina, no sólo
en términos del ingreso familiar, sino también de la producción a nivel regional. Por esta razón,
agrega Arroyo, hacer políticas sociales en la Argentina de hoy significa generar condiciones para que
las familias tengan mayores ingresos.
La Argentina necesita repensar la forma de generar desarrollo regional. En nuestro país,
explica Arroyo, han existido experiencias absurdas de expertos que a tres mil kilómetros de distancia
diseñaron programas de desarrollo local, pensando lo que la gente debía producir en determinadas
zonas del país sin siquiera haber consultado con ellos qué sabían hacer, o sin haber recorrido la zona
en cuestión para determinar la viabilidad del proyecto. Experiencias como la de Cutral-Co en la
Patagonia o la de Tartagal en el Norte demuestran que no faltan ni estudios, ni propuestas, ni papers
armados, sino que lo que falta en nuestro país es la articulación de las capacidades productivas con
los procesos productivos reales. Y, es por ello que hoy no hay forma de repensar nuestro desarrollo
regional sino es sentándose y debatiendo con los actores locales (el Municipio, la Cámara de
Comercio, la Cámara de la Industria, Caritas, la unión vecinal, entre otros). Sin articulaciones locales o
acuerdos locales no hay posibilidad alguna de pensar el desarrollo regional.
Sobre la base de este diagnóstico, el Ministerio de Acción Social ha puesto en marcha un plan
nacional de desarrollo y economía social que denominamos Plan Manos a la Obra, cuya finalidad es
generar desarrollo local desde abajo. ¿Cómo? A través de la puesta en marcha de emprendimientos
productivos, para los sectores más pobres, de modo que formen parte de cadenas productivas y de
una estrategia de desarrollo sostenido y sustentable de la región. Este plan busca: 1) identificar las
potencialidades y los perfiles de desarrollo productivo de las localidades; 2) articularlos con las
capacidades productivas existentes o de reconversión factible; y, 3) apoyar dichos emprendimientos
con herramientas, materiales, insumos, bienes de capital, subsidios y crédito a través del modelo del
micro-crédito.
El principal problema con los planes nacionales de desarrollo social en nuestro país, explica
Arroyo, consiste en que rápidamente se pierde la idea de estrategia local y del perfil productivo y,
entonces,
los
excelentes
diagnósticos
de
desarrollo
local
terminan
en
emprendimientos
como
panaderías, fábricas de pastas, pequeñas instancias de producción textil que si bien contribuyen a
desarrollar la cultura del trabajo no son desarrollo local ni tampoco tienen impacto económico. Sólo
podemos hablar de desarrollo local cuando los proyectos forman parte de cadenas productivas,
integran una estrategia de desarrollo económico regional y tienen condiciones de sustentabilidad.
La superación de este problema está ligada a la existencia de reglas claras y permanentes que
permitan financiar emprendimientos estratégicos. Y, también, a la construcción de una metodología,
que no existe hoy en la Argentina, a través de la cual se pueda identificar rápidamente cuáles son los
procesos productivos sectoriales a encarar, y la mejor forma de volverlos operativos en un contexto
determinado. No podemos estar seis meses para llegar a la conclusión de que el tema es la
producción caprina, sino que es necesario que en el corto plazo definamos ¿cómo? ¿dónde? ¿quién
puede hacerlo en la comunidad y quién no? ¿a quiénes se les vende? ¿cómo comercializar el
producto? etc. Es decir, el desarrollo local se define en la capacidad de poder pasar de los títulos a
la operatoria. Si se logra dar este paso habrá inclusión vía la producción. De lo contrario, agrega
Arroyo, el plan Manos a la Obra será otro programa más, bien intencionado, pero sin impacto
económico.
El desafío de pasar de los títulos a la operatoria encuentra hoy tres grandes obstáculos. El
primero es el de la calidad de la producción . Un problema que recurrentemente se encuentra en
los emprendimientos financiados hasta ahora es lo desparejo de los procesos de producción de los
pobres. La dificultad no es tanto la baja calidad cuanto lo desparejo de la misma. Un día el producto
tiene una calidad, y al día siguiente otra. Esto ocurre por diversas causas: dificultad de acceso a los
insumos, dificultades tecnológicas, falta de seguimiento. Producir bien y con calidad para los sectores
pobres es hacerlo siempre parejo. De allí, que el primer desafío sea aumentar la calidad en la
producción, para lo cual se necesita el aporte y el compromiso técnico de los expertos en el tema.
La segunda barrera es la cuestión tributaria normativa. Una gran parte de los sectores
más pobres no pueden comenzar a producir y a vender porque para empezar deben pagar ochenta y
ocho pesos ($88.00) mensuales de monotributo. La ganancia que ellos obtienen de la venta de su
producto no les alcanza para el pago del monotributo. Para resolver esta situación, explica Arroyo,
hemos presentado un proyecto al Congreso por el cual se eximiría del pago del monotributo a los
emprendimientos bajo el Plan Manos a la Obra. Es decir que durante un período determinado de
protección, estos emprendimientos del Plan podrán facturar sin tener que abonar el monotributo. Con
este fin, se constituirá un registro en el Ministerio de Desarrollo Social, que se fortalecerá para
garantizar que la cadena productiva sea real, que el que produzca algo y le venda a otro no lo haga
por izquierda, sino que pueda facturar y así formar parte del proceso productivo.
El tercer problema es el fortalecimiento de las instituciones locales, no sólo en términos
de su representatividad sino también de su capacidad de desarrollo productivo. Necesitamos un
mapeo de la Argentina que identifique cuáles son las instituciones reales que promueven el desarrollo
local en cada comunidad. No hay un modelo único. En algún lugar será la agencia de desarrollo local,
en otro un comité de emergencia y en otro la representación de Caritas que está haciendo micro
emprendimientos que serían lo más parecido a la producción que hay en esa localidad. Lo más crítico
será el establecimiento de alianzas reales con aquellas instituciones locales que promuevan desarrollo
productivo en las diversas comunidades. Sólo así, concluye Arroyo, podremos pasar de los títulos a las
prácticas de desarrollo regional en la Argentina.
David Slade, Director de Políticas de la Agencia de Promoción Económica de la Región
Atlántica de Canadá
David Slade comenzó ofreciendo una breve reseña de la evolución de las políticas de
desarrollo regional en Canadá. La preocupación por las disparidades regionales es un tema de la
agenda pública canadiense desde la década del 30. En sus inicios, los esfuerzos se concentraron en
las zonas rurales, especialmente en el Este de Canadá, donde el ingreso per capita y el PBI eran del
orden del 60% con respecto al nivel nacional. Gracias a la perecuación (sistema de transferencias
federales a las provincias) y a programas específicos, esta región fue adquiriendo una infraestructura
(autopistas, servicios públicos, educación) que facilitó su desarrollo económico. En la década del 70, el
enfoque de esta política se amplió para incluir las zonas subdesarrolladas en otras regiones de
Canadá. Con este fin, se creó un Ministerio de Expansión Económica Regional y se firmaron varios
acuerdos federales-provinciales (gastos compartidos, desarrollo industrial) orientados al desarrollo de
polos de crecimiento y a la desig nación de zonas especiales en las distintas regiones del país.
En la década del 80, la política de desarrollo regional sufrió replanteos y se cambió el enfoque
de la disparidad regional por uno centrado en el desarrollo de las oportunidades de cada región. Se
crearon Agencias de Promoción Económica (organismos federales) –una para cada una de las cuatro
grandes regiones en que se divide el territorio canadiense. Es importante señalar que la reducción de
las fuertes disparidades regionales ocurrida durante las décadas anteriores permitió la introducción de
este nuevo enfoque, orientado a la búsqueda de soluciones regionales que promueven el desarrollo
de Pymes, el espíritu empresarial y la diversificación económica. La nueva estrategia busca trabajar no
sólo con los gobiernos regionales sino también con las instituciones de la sociedad, universidades,
sector privado, grupos de desarrollo económico locales, por nombrar algunos.
¿Qué se ha logrado durante estas décadas? Una importante reducción de las disparidades
regionales sin perjuicio de que todavía siguen existiendo diferencias a nivel de ingresos/PBI,
infraestructura, nivel de educación y desarrollo industrial. La clave de estos logros, según Slade, fue
pasar de un enfoque centrado en las disparidades a uno basado en las economías regionales.
Slade concentró el resto de su exposición en el enfoque utilizado por la Agencia de Promoción
Económica de la Región Atlántica (APERAC) para mejorar el crecimiento de los ingresos y del empleo.
A nivel de la misma se han priorizado cuatro áreas de intervención: la innovación; el comercio e
inversión; el desarrollo económico de las comunidades; y el desarrollo de competencia y del espíritu
empresarial. Para el logro de sus objetivos, la organización utilizó los siguientes instrumentos de
trabajo: por un lado, el desarrollo de un marco normativo claro y permanente, la defensa de intereses
(asegurando que los intereses de la región se tengan en cuenta al definirse las políticas económicas y
sociales a nivel nacional) y la coordinación de las actividades de los diferentes organismos federales
en
la
región
y,
por
el
otro,
el
acceso
al
capital
(micro-créditos
para
pequeñas
empresas,
municipalidades, proyectos específicos) y a la información.
En el 2000, la APERAC lanzó una nueva estrategia conocida bajo el nombre de Asociación
para la Inversión en la Región Atlántica con el objetivo de facilitar la transición a una economía
basada sobre el conocimiento. La iniciativa (5 años) tiene un enfoque regional, y hace hincapié en la
cooperación entre las provincias de la región, las instituciones de investigación, los investigadores y
las empresas, el gobierno federal y el sector privado. A nivel de recursos, la iniciativa cuenta con un
Fondo de Innovación Atlántico de trescientos millones de dólares canadienses ($300 millones)
destinado a la inversión en tecnología e investigación por parte de instituciones postsecundiarias,
instituciones de investigación y sector privado. Es importante señalar que un 90% de las empresas
privadas en esta región son pequeñas empresas. También el Consejo Nacional de Investigaciones de
Canadá ha previsto ciento diez millones de dólares canadienses ($110 millones) de inversión en 5
años para el fortalecimiento de la red de Centros de investigación de la región Atlántica.
Este programa incluye asimismo una serie de mecanismos que apoyan el desarrollo de la
iniciativa empresarial y el perfeccionamiento de competencias para los negocios. Estos han sido
diseñados teniendo en cuenta los perfiles y las necesidades de los grupos a los cuales van dirigidos:
pequeñas empresas, empresarios jóvenes, mujeres de negocios, poblaciones indígenas, etc. Por otra
parte, el Fondo de Inversión Estratégica Comunitaria apoya el desarrollo de los sectores y ramas clave
y los esfuerzos de las comunidades para fortalecer su base económica. También se prevé la ayuda
financiera reembolsable para las pymes, las corporaciones comunitarias de desarrollo económico (41
corporaciones de propiedad colectiva) y para las organizaciones locales de desarrollo económico
regional (52 organizaciones que participan en la planificación social y económica en el nivel local). Y,
por último, se han diseñado una serie de programas secundarios (subvencionados con fondos
federales, provinciales y municipales) que apoyan obras de infraestructura, programas de ajustes o
iniciativas para superar la crisis de la industria pesquera.
Primer Panel:
Experiencias del cooperativismo en el desarrollo económico regional
Denis Laverdière, Vice presidente de la Federación de las Cajas Populares de la Acadia,
Nueva Brunswick
Denis Laverdière comenzó con una breve reseña histórica del movimiento de las Cajas
populares de crédito acadianas a fin de comprender mejor los factores de su éxito. Las cajas de
crédito, agregó Laverdière, tienen su base en el Movimiento de Antigonish y sus círculos de estudios.
La situación catastrófica del sector pesquero en la década del 20 obligó al gobierno federal a
otorgar una subvención anual a la universidad de San Francisco Xavier a fin de que ésta pueda liderar
la organización de los pescadores para sobreponerse a la crisis. El padre Coady, familiarizado con el
ideal cooperativo, recorrió los diferentes pueblos de pescadores promoviendo la creación de círculos
de estudios que constituyeron la base del Movimiento de Antigonish. Estos círculos, integrados por un
número pequeño de personas, resultaron un espacio importante de socialización de experiencias y de
reflexión sobre la creación de asociaciones cooperativas. Cada círculo estaba liderado por una persona
(llamada propagandista) formada en Antigonish y responsable de “sembrar” el instinto cooperativo
entre los participantes. La élite, representada por la Iglesia y los ingenieros agrónomos, también
desempeñó un importante papel en la propagación de la filosofía y la práctica cooperativas.
El éxito de los círculos de estudios condujo al gobierno de la provincia de Nueva Brunswick a
sancionar en 1936 una ley sobre Cajas populares de crédito, y a crear un departamento de Cajas
populares de crédito dentro del Ministerio de Agricultura. Esta normativa facilitó el desarrollo del
movimiento de Cajas populares de crédito. La primera caja popular de la Acadia se fundó en 1936, y
para 1945 ya se habían creado más de 78 cajas en toda la región. En sus inicios, las Cajas de Crédito
no contaron con la infraestructura ni con los recursos humanos necesarios para atender bien a sus
miembros. Muchas de ellas funcionaban en los sótanos de las iglesias y atendían al público sólo unas
pocas horas el domingo. Esta situación comenzó a cambiar a partir de 1946, con la creación de la
Federación de las Cajas Populares de Crédito acadianas.
El movimiento de Cajas Populares de Crédito acadianas cuenta hoy con 85 puntos de
servicios; un activo de dos mil millones de dólares canadienses; más de 200.000 miembros; ofrece
trabajo a más de 1000 empleados y cuenta con más de 400 dirigentes voluntarios. Las Cajas
populares de crédito fueron claves en el desarrollo económico de Acadia, lo que a su vez contribuyó a
fortalecer al mismo movimiento. Los excedentes producidos por las cajas son reinvertidos en la
comunidad bajo la forma de participaciones y de contribuciones a los organismos comunitarios.
Cuatro factores esenciales, según Laverdière, han contribuido al éxito del movimiento de las
cajas populares. El primero, la intervención estatal, moderada, pero que desempeñó un importante rol
catalizador. El Estado dio a la comunidad las herramientas necesarias para desarrollarse y generar su
empleo, y luego se retiró. El segundo, la existencia de círculos de estudios. Éstos se expandieron
como una mancha de aceite, permitiendo descentralizar la educación cooperativa: gracias a los
propagandistas, la Universidad se desplazaba hasta las localidades más pequeñas. Entre 1936 y 1941
se crearon 744 círculos de estudios. Sin el aporte de estas “reuniones de cocina”, agregó Laverdière,
nuestro movimiento no tendría la fuerza y el desarrollo actual.
La existencia de líderes comunitarios fue el tercer factor clave en el desarrollo de las cajas
populares. Al principio, el liderazgo fue ejercido por el Padre Coady y James Tompkins de Antigonish
que convencieron a las autoridades de la urgencia de la crisis pesquera. Luego, ellos se relacionaron
con personas clave en cada comunidad, quienes a su vez difundieron la metodología de los círculos de
estudios. Los propagandistas elegidos eran agrónomos y otras personas que respetadas en la
comunidad, generando un fuerte sentimiento de confianza y seguridad entre los participantes del
círculo. Todos los líderes que formaban parte del movimiento de Antigonish compartían una fe
ilimitada en los beneficios de la cooperación, incluyendo al clero que jugó un rol fundamental en los
inicios del movimiento. Y, finalmente, en cuarto lugar, la creación de una Federación. Ésta permitió al
movimiento darse una dirección global y ganar una voz más fuerte, aportándole credibilidad a un
desarrollo más rápido.
El movimiento de las Cajas Populares de Crédito acadianas satisfizo la necesidad de acceso al
crédito de estas poblaciones. El desarrollo posterior de la comunidad, en parte, es atribuible al acceso
al capital, como así también a la reinversión de los beneficios en la comunidad misma. Las Cajas
Populares de Crédito son instituciones financieras sólidas, cuyas características responden a las
necesidades de sus miembros, la comunidad.
Floreal Gorini, Presidente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos
Floreal Gorini inició su exposición con una breve descripción del estado actual del movimiento
cooperativo de crédito argentino, al cual considera insignificante en comparación con el importante
desarrollo que el mismo había alcanzado durante la década del 60. Hoy existen sólo dos cajas de
crédito bajo el régimen del Banco Central y sólo dos bancos cooperativos, uno importante con más de
200 filiales y con un 2,2% del total de los depósitos bancarios a nivel nacional, y otro pequeño en la
provincia de Tucumán.
También encontramos 299 cooperativas de crédito que no se ajustan a la normativa del Banco
Central y, consecuentemente, no pueden captar fondos del público. Estas cooperativas están
registradas ante el LINEADES –organismo de control y fiscalización de cooperativas, mutuales y otros
organismos de economía social, y según Gorini constituyen un verdadero misterio. Un pequeño
número son cooperativas “reales”, que trabajan con fondos residuales de su liquidación, y el resto son
“truchas”. En general, estas últimas están integradas por vulgares prestamistas que utilizan la forma
de cooperativas mientras ofrecen fondos a altísimos intereses mensuales. La falta de un adecuado
contralor por parte del Estado permite la supervivencia de estas organizaciones. No sólo producen un
fuerte daño al movimiento cooperativista, sino también al público en general.
Con la sanción de la ley de Entidades Financieras (1977, durante el ministerio de Economía de
José Alfredo Martínez de Hoz) se inició un proceso de transformación de las cajas de crédito locales en
bancos cooperativos, los que llegaron a ser ochenta y cinco. A estos bancos cooperativos se les
aplicará todo el rigor de las normas de Basilea con exigencias de capital y efectivo mínimos o aumento
de las relaciones de previsión por mora, por mencionar algunas. Estos requisitos redujeron la
capacidad de préstamo de los bancos cooperativos y, consecuentemente, su rentabilidad, lo que
volvió inviable el funcionamiento de muchos de ellos. De los ochenta y cinco bancos cooperativos que
llegaron a existir sólo quedan dos; algunos cerraron definitivamente, otros quebraron y no pudieron
devolver los fondos a sus asociados. Desde los inicios, según Gorini, el Instituto Movilizador de Fondos
Cooperativos tuvo muchas reservas con esta Ley y, por ello, implementó un proceso que facilitó la
fusión de las cajas de crédito de sus miembros, lo que permitió a algunas de ellas sobrevivir al
drástico cambio de reglas.
Las cooperativas de crédito, en la opinión de Gorini, deben ser locales para asegurar la
participación democrática y el control de sus asociados. Las grandes cooperativas de crédito como fue
la del Hogar Obrero no son una solución adecuada. El socio se distancia de la entidad, y las mismas
pasan a ser manejadas por burocracias que son la antesala de la corrupción. Las cooperativas de
crédito locales, por el contrario, deben integrarse en federaciones, lo cual les otorga fuerza y
capacidad para participar en grandes emprendimientos. Las cajas deben integrarse y NO fusionarse.
La integración permite mantener la identidad de las diferentes cajas a través de sus representantes, y
al mismo tiempo les da capacidad para participar en proyectos de envergadura. La experiencia
canadiense, alemana y estadounidense es muy rica al respecto. En los Estados Unidos existen once
mil cajas de crédito (credit unions) que están bajo el control del Ministerio de Desarrollo Social y no
de la Reserva Federal (similar al Banco Central) como en la Argentina. Esta situación evita que las
cajas de crédito estén sometidas a los requisitos de las normas de Basilea.
El sistema de las cajas de crédito locales, según Gorini, es un mecanismo financiero adecuado
a las necesidades de la sociedad argentina. Pero, las políticas implementadas durante estos últimos
años las han liquidado en su mayoría. Algunas de ellas terminaron vendiéndose a bancos extranjeros.
Sin embargo, agrega Gorini, creemos que las intenciones del gobierno del presidente Kirchner son
buenas. Hoy existe una ley de Cooperativas recientemente sancionada por el Congreso de la Nación
por unanimidad de las dos cámaras y, además un proyecto del Ministerio de Economía que
consideramos más adecuado. Este último ha profundizado en el estudio de la experiencia real de las
cajas.
Sin educación no se puede tener verdaderos cooperadores, como claramente lo expuso el
representante canadiense. El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos ha firmado un convenio
con la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires para desarrollar una maestría
en cooperativismo. El objetivo es brindar la posibilidad de hacer una pasantía en cooperativismo para
que aquellos interesados en el tema puedan embeberse del espíritu cooperativista cuyo objetivo es la
búsqueda del mejor servicio y prestación y no de la máxima ganancia.
Intercambio con los asistentes
Acerca del papel de la coparticipación federal en el desarrollo económico
regional:
DavidSlade recordó que Canadá es un país federal y que existen áreas donde el gobierno
federal y el provincial comparten responsabilidades. El gobierno federal es responsable de la
promoción del desarrollo económico y de la reducción de las disparidades regionales. Y con este fin se
han firmado acuerdos federales- provinciales que han facilitado el desarrollo sea de un sector
específico, o de temas horizontales como el desarrollo industrial, el comercio, el turismo. Estos
programas han sido desarrollados e implementados conjuntamente entre ambos niveles del estado, y
muchas veces con la participación de otros actores de la sociedad.
En Canadá, el sistema de coparticipación fiscal no tiene como finalidad la promoción del
desarrollo económico regional. Por el contrario, las transferencias de recursos a las provincias en
concepto de coparticipación buscan reducir las disparidades fiscales entre las provincias ricas y las
pobres. Estos fondos se invierten en el sistema de salud, la educación y los servicios sociales de
manera de asegurar que todos los canadienses, no importa donde habiten, tengan acceso a
estándares similares de servicios.
Acerca del tamaño y del desarrollo de las micro-regiones:
Las micro-regiones cubren áreas muy pequeñas donde viven aproximadamente unos 30 mil
habitantes. A este nivel, el objetivo de la agencia de desarrollo federal (APERAC) es ofrecer
herramientas afines con las necesidades de cada micro-región. Se trabaja con diferentes niveles del
Estado y con un importante abanico de actores sociales: líderes comunitarios, comerciantes, pequeñas
empresas, ONGs con inserción local y grupos económicos. Algunos de estos programas son: a) apoyar
a ONGs comunitarias para que ellas puedan trabajar en conjunto con diferentes niveles del estado; b)
desarrollar infraestructura municipal en asociación con diferentes ministerios; c) facilitar la creación de
una estrategia económica a nivel local trabajando con líderes comunitarios de diferentes sectores y
con ciudadanos interesados en el tema; y d) proveer un sistema de micro-créditos para el desarrollo
de las pequeñas empresas.
Es importante mencionar que movimientos como el de las Cajas Populares de Crédito
desempeñan un papel crítico en el desarrollo de las micro-regiones, puesto que movilizan capital de
ahorro. A su vez, el crecimiento de las micro-regiones ha atraído a los grandes bancos que poco a
poco se van desplazando hacia las zonas rurales.
Acerca de la constitución formal de las regiones en Canadá:
En Canadá, no existe una ley orgánica para las regiones. Sin perjuicio de ello, el Estado
federal
ha
decidido
sólo
por
razones
de
conveniencia
administrativa
agrupar
las
provincias
canadienses y los territorios en cuatro regiones. No obstante, las cuatro provincias que integran la
región Atlántica han constituido un Consejo de Ministros, organización que les sirve como plataforma
para aunar posiciones sobre determinados temas cuando ellas lo consideran necesario. En esta
región, ha existido un gran debate sobre la conveniencia o no de unirse y formar una sola entidad
más fuerte. Por el momento, es posible decir que no existe voluntad política necesaria para
fusionarse. Las provincias de esta región, aún las más pequeñas como la provincia de la Isla de
Príncipe Eduardo, son muy celosas de su propia identidad y no están dispuestas a perderla.
Acerca de los mecanismos existentes para que los intereses de la región
Atlántica sean oídos a nivel nacional:
Existen diferentes organismos que aseguran la representación de los intereses regionales a
nivel nacional. Básicamente, la Agencia tiene como objetivo intervenir en la formación y delineamiento
de las políticas que establecen los ministerios federales y asesorar al ministro propio cuando participa
en las reuniones del gabinete nacional.
Esta agencia, según Slade, como los otros tres organismos federales regionales, es parte de
un ministerio federal con ministro propio y base en Ottawa, la capital del Canadá. Este mandato de
defensoría no es aún perfecto y, en los más altos niveles de gobierno, se están buscando nuevos
mecanismos que garanticen una mejor representación del interés regional y una mayor coherencia de
las políticas canadienses con el desarrollo regional. El gran desafío consiste en asegurar que una
nueva estructura regional ni contradiga ni compita con otras estructuras del Estado y con los
ministerios federales que tienen jurisdicción a nivel sectorial. Esto es un trabajo en curso que todavía
encuentra bastante resistencia en algunas esferas.
Acerca de la viabilidad de transferir las cajas de crédito cooperativo de la
órbita del Banco Central a la del Ministerio de Economía:
Esta propuesta, reconoció Gorini, concuerda con la posición mantenida desde el Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos. Sin embargo, el temor es que el proyecto, por razones políticas,
quede empantanado en el Congreso. Por el momento, añadió Gorini, tenemos sólo un proyecto
desarrollado al interior del Ministerio de Economía, que necesita pasar por la Jefatura de Gabinete y
luego obtener la aprobación del Presidente de la Nación. Y, posteriormente, lograr la sanción del
Congreso, quien acaba de aprobar, por unanimidad, una reforma a la Ley de Entidades Financieras
que mantuvo a las cajas de crédito bajo la órbita del Banco Central.
Además, es importante recordar que el proyecto de Economía se opone a la posición
tradicional del Banco Central que exige mantener bajo su jurisdicción todo el control de la masa
monetaria del país. Representantes del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos han pedido
entrevistas con el presidente del Banco Central y con representantes del Ministerio de Economía para
intercambiar ideas sobre el proyecto. Nosotros, agregó Gorini, reconocemos la importancia de la
existencia de un efectivo control monetario para evitar impactos inflacionarios. Sin embargo, conviene
denunciar la injusticia que resulta de aplicar las mismas normas y exigencias (de capital y encajes) a
las grandes instituciones bancarias que a las cajas de crédito cooperativo. Hoy se le esta exigiendo a
los grandes bancos como a las cajas cooperativas 15 millones de pesos, lo que es un despropósito.
Las normas deben ser proporcionales a las capacidades de préstamo de cada organismo, y debe
existir la voluntad política para crear un régimen favorable para su existencia.
Acerca del origen de los fondos que permitieron la creación de las
cooperativas de crédito en Canadá:
Laverdière explicó que el movimiento de las Cajas Populares de Crédito no recibió fondos del
gobierno. El Estado federal financió, por el contrario, el sistema de educación para adultos que dio
origen a los círculos de estudio y, posteriormente, al movimiento de Antigonish . En la Acadia, el
movimiento de las Cajas Populares de Crédito se constituyó sobre la base de los depósitos de sus
asociados, y sólo esporádicamente se solicitan préstamos de corto plazo a entidades bancarias.
Acerca del rol de los municipios en el desarrollo regional canadiense:
En Canadá, el ámbito de gobierno municipal está subordinado al gobierno provincial. La
mayoría de las normas implementadas en esta esfera son sancionadas por los gobiernos provinciales,
lo que asegura su adecuación a las necesidades regionales. En la promoción del desarrollo regional
interactúan esencialmente dos niveles del estado, el federal y el provincial. Sin embargo, explicó
Slade, nosotros trabajamos directa e indirectamente con los gobiernos municipales. Directamente, en
aquellas áreas donde las municipalidades tienen mayor fortaleza, es decir, el sector de infraestructura.
En las pequeñas localidades donde los gobiernos municipales no cuentan con demasiados
recursos humanos, por el contrario, nosotros preferimos trabajar con las ONGs, las que a su vez se
interrelacionan con los gobiernos municipales y otros actores interesados en el desarrollo de la
economía local. En las grandes municipalidades la situación es diferente, porque generalmente existen
una oficina de desarrollo regional con infraestructura y suficientes recursos humanos.
Acerca de la experiencia canadiense en la promoción de mercados:
El desarrollo de mercados es un problema importante para algunas zonas rurales. Slade
explicó que aunque éste no sea un enfoque prioritario de su agencia, se han desarrollado algunas
experiencias, particularmente en el área del turismo y de los mercados para artesanías. En el nivel de
la producción local de artesanías, la agencia ha contribuido al fortalecimiento institucional de las
organizaciones
que
reúnen
a
los
productores
locales,
organizando
exhibiciones
comerciales
en
momentos clave: por ejemplo período de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, gracias a lo cual los
productores lograron imponer sus marcas y demostrar la excelente calidad de sus productos. También
se han mejorado los canales de distribución de los productos. En el nivel del turismo, se ha
desarrollado una estrategia asociándose con los gobiernos provinciales y con la industria del turismo.
Esta ha priorizado la investigación de mercados y los esfuerzos de comercialización de las atracciones
turísticas. Se han organizado ferias, mejorando la calidad de infraestructura donde fuese necesario, y
se ha consolidado la organización de la industria del turismo.
Laverdière, por su parte, explicó que la federación de las Cajas Populares de Crédito de la
Acadia tiene como principal objetivo financiar a otras organizaciones que buscan asegurar nuevos
mercados. Existen diferentes tipos de cooperativas que trabajan en el nivel de la demanda. Por
ejemplo, hay cooperativas que trabajan con el sector pesquero y que se ocupan de comercializar
langosta, langostinos, y otros tipos de pescados en los Estados Unidos. Hay otro tipo de cooperativas
que reagrupan cooperativas agrícolas y cooperativas de consumidores. Y, finalmente, existe un tercer
nivel de cooperativas (federadas) que se ocupan de hacer intercambios de productos de una provincia
a otra y también a nivel internacional. Existen diferentes modalidades de cooperativas, pero lo
importante es que ellas han demostrado ser un mecanismo adecuado para ayudar a la gente a
encontrar los mejores mercados para sus productos.
Acerca de la Iniciativa para las Mujeres de Negocios:
Slade explicó que esta iniciativa tiene como objetivo principal el desarrollo de un modelo de
negocios que responda a las características y necesidades de las mujeres empresarias. Con un grupo
de ONGs (donde hay representantes de la comunidad de mujeres) afiliadas a escuelas de negocios de
diferentes universidades se han venido identificando y extrayendo lecciones de las experiencias
exitosas para el desarrollo del modelo. Las mujeres son por lo general mejores organizadoras y
planificadoras que los hombres, y es importante la socialización de estas experiencias. Se han creado
círculos de negocios donde las mujeres comparten experiencias y adquieren capacitación de expertos
en diversas áreas de su interés. El micro-crédito es otro componente de este programa. A través del
mismo, las organizaciones de mujeres acceden a un capital de trabajo que les permite poner en
marcha
sus
emprendimientos.
Existe
una
gran
documentación
sobre
esta
interesarles se les podría hacer llegar.
Acerca de la regulación de las Cajas Populares de Crédito:
iniciativa,
que
de
En Canadá, el régimen de las Cajas Populares de Crédito es de carácter provincial. Es decir
que cada provincia tiene su propia legislación al respecto, aunque existe una fuerte tendencia de
armonización normativa. Asimismo, toda entidad financiera tiene una vinculación con el Banco Central
de Canadá pero sólo las más grandes (como el Movimiento DesJardins) o los bancos más importantes
mantienen una relación directa con el Banco Central. El resto de las entidades debe necesariamente
pasar por éstas últimas para acceder a servicios financieros de compensación u otros.
Consideraciones finales
Alejandro Arlía reflexionó sobre algunas de las ideas expuestas durante el panel. Considera
que es la primera vez que se toma conciencia de la importancia de ser consecuente con el diagnóstico
y con los objetivos que se establecen en la Argentina. El gran desafío que tenemos delante, agregó
Arlía, es el de integrar lo social con lo económico a fin de establecer un sistema democrático que sea
fuerte en sus convicciones, sus principios y sus prácticas cotidianas. Con este fin, es necesario aunar
las capacidades y las experiencias de los distintos actores de la sociedad, expertos, organizaciones de
la sociedad civil y representantes del gobierno y juntos pensar en voz alta la forma de construir una
sociedad pluralista, democrática e inclusiva.
De las presentaciones surge con claridad la imperiosa necesidad de superar lo espontáneo y
de trabajar con una estrategia de producción y de dignificación a partir de un proceso sistemático de
documentación e incorporación de todos los conocimientos. Esto es parte del desafío que tenemos por
delante, agregó Arlía. Los representantes canadienses han recordado que en todo proceso hay
quienes avanzan más rápido y quienes lo hacen más lento y, ellos han comentado que su metodología
consiste en que aquellos que avanzan más aceleradamente enseñen a aquellos que lo hacen más
lento. Es decir, que no debemos trabajar con un concepto elitista ni culposo en relación con las
asimetrías en el logro de los objetivos. Por el contrario, concluyó Arlía, hay que trabajar con la idea de
coordinación y de compartir los aprendizajes para que todos podamos alcanzar juntos las metas
propuestas.
Segundo Panel:
Las pequeñas y medianas empresas y el desarrollo económico regional
Raymond
Gervais,
Sociedad
Internacional
de
Organismos
de
Desarrollo
Económico
de
Canadá (SIODE)
Gervais centró su exposición en las Agencias de Desarrollo Local (ADL) que desempeñan
un papel crítico en la promoción de desarrollos económicos exitosos a nivel comunitario. En Québec,
explicó Gervais, la comunidad es el principal motor del desarrollo local. Y, con el apoyo de estas
agencias, las difere ntes comunidades se convierten en incubadoras de empresas y empresarios. Una
incubadora es un entorno donde encontramos elementos que favorecen el desarrollo de un bebé que,
en este caso concreto, es una nueva empresa. Y, a su vez, la región también se convierte en
incubadora virtual en la medida en que la misma tenga la capacidad de generar cambios que
aseguren un ambiente favorable al crecimiento de las pequeñas y medianas empresas (pymes)
locales.
Estos organismos de desarrollo local existen a través del país. Sólo en la provincia Québec,
explica Gervais, encontramos más de 125. Su misión es la de favorecer, estimular y promover la
competitividad económica de una región o de una localidad para la creación de nuevos empleos y el
mantenimiento de los ya existentes. Las agencias trabajan directamente con el sector privado y la
sociedad civil. La creación de empleos en el sector público no es competencia de estas agencias. Entre
sus actividades, estas agencias proveen asistencia a las empresas que tienen dificultades para
adecuarse al nuevo contexto económico mundial así como también a los jóvenes que quieren iniciar
nuevos emprendimientos económicos. Estos nuevos empleos, por su parte, se transforman en un
beneficio importante para los gobiernos municipales, provinciales y, en última instancia, para el
gobierno federal.
La Agencia está integrada por dos tipos de actores. Primero, los actores económicos locales (8
a 10 representantes) que provienen de diferentes sectores de la comunidad (profesionales, gente de
negocios, diferentes grupos sociales, etc). Los representantes elegidos tienen cierto liderazgo dentro
de la comunidad y buscan contribuir al desarrollo económico de la comunidad. La gente de negocios
que forma parte de la Agencia tiene que tener una visión más amplia que su propia empresa.
Segundo, tenemos los actores del sector público local (1 a 3 representantes), puesto que ningún
desarrollo puede hacerse sin el apoyo de este sector. La responsabilidad de la municipalidad es
apoyar los esfuerzos de la comunidad, no reemplazarla. De allí, la importancia de involucrar y
responsabilizar a la gente local por el desarrollo de su comunidad.
Luego, Gervais explicó el funcionamiento de la agencia. Gracias al aporte de todos los
integrantes del Centro se desarrolla una Planificación Estratégica Dinámica de la que se deriva
un Plan de Acción muy concreto basado sobre las capacidades y los medios con que cuenta la
comunidad. Posteriormente se realiza una Cumbre Local con el fin de que la comunidad pueda
tomar conciencia del plan que los líderes comunitarios proponen para el desarrollo económico de la
comunidad. El éxito del plan de desarrollo depende en última instancia de que los miembros de la
comunidad se impliquen y se apropien del mismo. De esta forma, el plan de desarrollo se transforma
en un proyecto de toda la comunidad y, una vez puesto en movimiento, los políticos locales no tienen
más opción que acompañarlo.
A nivel de servicios, la AGD es un centro neurálgico dentro de la comunidad. Éste presta
servicios en forma directa como, por ejemplo, asistencia técnica a las pymes; el desarrollo de
proyectos con fuerte impacto en la creación de empleo a nivel comunitario (proyectos motores);
comunicación y educación económica que facilita cambios en la manera de pensar y en las actitudes.
El organismo también desarrolla redes de comunicación que permiten acceder en tiempo oportuno a
información clave para los diferentes tipos de empresas de economía social, Pymes y empresas más
dinámicas que exportan al mercado internacional así como a programas disponibles a nivel nacional e
internacional. Estas redes de información y conocimiento permiten a las empresas obtener servicios
más específicos y especializados de los que está en capacidad de proveer la propia agencia local, dado
lo reducido de sus recursos humanos. La agencia funciona asociada a diferentes ministerios del
gobierno provincial y federal, así como a diferentes organismos internacionales.
Por último, Gervais se detuvo en el proceso de implementación. Cualquiera sea el proyecto,
casi siempre se comienza con una problemática a la cual se le busca una solución. Una vez que se
cuenta con la idea del proyecto, hay que sensibilizar a la gente ante sus ventajas y desventajas, ,
pues sólo así podrán apoyarlo. Posteriormente, se identifican los líderes de la comunidad con
capacidad de hacer avanzar el proyecto. Tanto el apoyo de la población como la identificación de los
líderes son elementos claves para el éxito.. A partir de aquí, se desarrolla la estrategia y plan de
acción y se buscan los apoyos financieros.
Gervais concluyó que el éxito del modelo canadiense de desarrollo económico local es el
resultado de la manera canadiense en que se han implementado muchas de las ideas que son
compartidas por los estudiosos del tema. De esta manera, se lograron inducir cambios importantes en
la manera de pensar y actuar de las personas que se implican en el desarrollo económico de la
comunidad.
Stella
Dettoni
de
Dufour, Coordinadora de Unidad Ejecutora Local del Programa de
Desarrollo Local y Competitividad de Pymes
Stella Dettoni inició su exposición con una breve caracterización de Olavarría. Ubicada en el
centro de la provincia de Buenos Aires y con una población de cien mil habitantes, Olavarría es el
principal centro cementero del país. Hasta la década del 80, su estructura económica estaba integrada
por cuatro grandes empresas dos cerámicas y dos cementeras que ocupaban en conjunto unos 6000
empleados, es decir, daban empleo a un 20% de la población activa.
Al promediar la década del 90, la población activa que trabajaba en grandes empresas se
había reducido al 4% como consecuencia de los procesos de tecnificación vinculados a cambios en la
estructura productiva a nivel internacional.
Este nuevo contexto exigía cambios en la estructura mental de la gente. Tradicionalmente, el
itinerario de un profesional era primero aprender y luego trabajar y jubilarse. Las nuevas condiciones
del mercado obligaban a desarrollar aptitudes y actitudes para aprender a buscar trabajo y aprender a
ver el cambio como una oportunidad. Y fue entonces cuando desde la municipalidad se comenzó a
trabajar con el programa de incubadoras de empresas. Olavarría contaba con un gran número de
profesionales y empleados de nivel medio que habían perdido su trabajo en relación de dependencia.
Por ello, en un principio, se orientó el trabajo hacia ellos, con el fin de ayudarlos a identificar otras
maneras de insertarse en el mercado laboral. Actualmente, la municipalidad también brinda apoyo al
sector de desocupados. En esencia, se usa la misma tecnología, variando el estadio donde se
considera a la persona.
Para aprender a emprender, explicó Dettoni, se creó este proyecto de las incubadoras. En
un viejo galpón de ferrocarril, la municipalidad creó un espacio para que 8 nuevas empresas se
establecieran durante un período de 4 años. La incubadora les permitió reducir costos y compartir
servicios comunes, asociarse para hacer negocios e integrarse con otros incubados, etc. Pronto el
espacio quedó muy chico, lo que llevó a crear una incubadora virtual, que en esencia es un centro
de apoyo al desarrollo de la micro-empresa. Los emprendimientos que participan de la incubadora
tienen un seguimiento regular. Hasta el presente se han incubado empresas de sectores diversos
como agricultura, manufacturas y servicios. La generación de empleo de estas micro-empresas es más
o menos del 2,8%. Y, la inversión no ha sido mucha. Según los cálculos, se invierten diez pesos por
mes por cada persona/puesto creado.
Asimismo, se ha generado un ambiente favorable a la creación de nuevos emprendimientos.
Se han agilizado los tramites burocráticos requeridos para la obtención de habilitaciones (de 34
estadios se ha pasado a sólo dos que a más tardar se concretan en el plazo de una semana). El
gobierno local creó un instituto tecnológico en el centro del parque industrial. Y un microbanco para
apoyar emprendimientos de la economía social. La reestructuración como motor económico hizo
tomar conciencia de que se debía ver el tema desde una perspectiva más amplia que la incubadora.
Se empezó a mirar a la ciudad como territorio, un organismo complejo y sistémico con fortalezas y
debilidades. Y a partir de aquí, agregó Dettoni, se desarrolló primero un plan estratégico comunitario,
y posteriormente uno económico de competitividad. Ambos se hicieron de manera participativa para
asegurar los recursos locales existentes.
El plan estratégico de competitividad tiene cuatro grandes ejes: uno económico, uno social
para fortalecer el capital social, uno educativo cultural, y el cuarto urbano ambiental. El proyecto de
desarrollo local y competitividad de las pymes nace del plan estratégico. Adicionalmente, con aportes
del BID se trabaja en el desarrollo de una red de valor y el desarrollo de la cadena de proveedores a
grandes empresas. Había empresas proveedoras que estaban desapareciendo porque no alcanzaban
la competitividad necesaria. Por suerte, esta situación se está revirtiendo poco a poco. También se
trabaja en el desarrollo de tres clusters: uno metalmecánico, uno de materiales de construcción, y uno
agroganadero, lo que permite fomentar la interrelación entre los grupos empresarios y beneficiarse de
programas transversales (emprendedurismo, sistema de información y fortalecimiento institucional).
En conclusión, Dettoni sostuvo que no existe controversia entre una política de competitividad
territorial, desarrollo económico y desarrollo social. Más allá de las condiciones micro-económicas de
desarrollo, el desarrollo de las empresas se potencia cuando los gobiernos locales promueven una
agenda acertada de políticas activas y para lo cual debemos aprender a aprender y debemos ver el
todo y las partes al mismo tiempo.
Manuel San Pedro, Director Ejecutivo, Cluster Tecnológico Córdoba
Manuel San Pedro centró su exposición en la presentación de un proyecto de asociatividad
de empresas (Pymes) tecnológicas cordobesas que se inicia a principios del 2000. Este proyecto, que
en sus orígenes incluyó a 10 empresas especializadas en tecnologías de softwares y hardwares, nació
en un período caracterizado por fuertes debates sobre el nuevo perfil industrial de Córdoba y la
búsqueda de competitividad regional que depende de la capacidad de sus empresas para alcanzar
crecientes niveles de productividad.
Este grupo de pymes tecnológicas estaba preocupado por mejorar su productividad en el
interior de sus empresas lo cual depende, en última instancia, de la capacidad de las mismas para
asegurar procesos permanentes de innovación. Asimismo, la reestructuración productiva de las
grandes empresas con sus procesos de terciarización y outsourcing les ofrecía nuevos mercados para
sus servicios. Pero estos desafíos, obviamente, no podían ser resueltos individualmente, con lo que
adquirió gran relevancia la creación de espacios de operación, colaboración y asociatividad. Es así,
explicó San Pedro, como surgió el concepto de cluster.
Los clusters son concentraciones geográficas de empresas e instituciones, no necesariamente
del mismo sector, complementarias entre sí, que compiten pero que también cooperan. Esta es una
nueva manera de ver las economías regionales e identificar las fuentes de ventajas competitivas. Los
clusters a su vez permiten articular todo lo que se desarrolla y así asegurar la socialización de sus
beneficios. Nosotros, agregó San Pedro, comenzamos siendo un cluster de 10 pymes y, hoy por hoy,
tenemos 35 pymes asociadas. A su vez, en la ciudad de Córdoba y sus alrededores existen por lo
menos 100 empresas que están vinculadas a la tecnología informática y que forman el cluster
electrónico.
El Cluster Córdoba Tecnológico tiene como objetivo incrementar la eficiencia económica
de las empresas, promover la innovación y facilitar la internacionalización del sector. Desde el inicio se
dedicaron muchos esfuerzos a desarrollar un contexto institucional favorable a esta iniciativa. Sus
miembros participaron activamente en la constitución de lo que es casi un cluster tecnológico de
Universidades incluyendo a la Universidad Nacional, la Universidad del Siglo XXI, la Universidad de
Córdoba,
la
Universidad
Tecnológica
Nacional,
la
Universidad
Pascal,
el
Instituto
Universitario
Aeronáutico y dos institutos terciarios que son miembros del cluster. Asimismo, se desarrollaron
relaciones
con
diferentes
cámaras
y
consejos
profesionales
–Cámaras de
empresarios,
Unión
Industrial de Córdoba, la Cámara de Comercio Exterior, el Consejo Profesional de Ingenieros
Especialistas, por nombrar algunos –, el gobierno de Córdoba y algunos gobiernos municipales, y
agencias internacionales como el BID, el Eurocentro de Córdoba, etc.
¿Cómo se fue estructurando esta red? Primero, se crearon programas de investigación y
desarrollo afines con las necesidades de las pymes. Esto fue posible gracias a los vínculos
desarrollados entre el grupo de pymes y la constelación de Universidades y al acceso a líneas de
crédito, entre otras del FONTAR. Segundo, con el apoyo de consultoras y certificadoras y del gobierno
de Córdoba se desarrolló un programa de calidad CMM (la norma de mayor exigencia a nivel de
software en el mercado internacional) que permite a las pymes del cluster tecnológico obtener una
estandarización reconocida a nivel internacional que facilita la penetración en nuevos mercados.
Tercero, se desarrolló con los medios de comunicación un programa de promoción del sector
tecnológico y del cluster en su conjunto. Gracias al financiamiento de organismos internacionales, hoy
se está financiando un programa de fortalecimiento institucional.
Por otra parte, con algunos inversores y consultoras (Price y Deloitte) se comenzó a
desarrollar un programa de búsqueda de inversores internacionales y de creación de un fondo de
inversión tecnológica regional. Asimismo, se lleva a cabo un relevamiento de las necesidades
tecnológicas y de los sectores donde se podrían generar mejoras de competitividad. Por otra parte, es
importante señalar que existe un conjunto de políticas públicas que han apoyado y facilitado el
desarrollo del cluster. Entre ellas: la provincia y el municipio apoyaron la erradicación del centro de
software de Motorota, lo que fue un importante incentivo para que las empresas locales empezaran a
buscar su propio protagonismo. El gobierno es contraparte del programa del BID de apoyo al cluster;
se recibió apoyo financiero para el programa de capacitación de CMM y para la implantación de una
plataforma unificada de desarrollo de software. A su vez, una reducción de la alícuota de ingresos
brutos y de promoción industrial se agregó a las ventajas recibidas.
En conclusión, sostuvo San Pedro, el esfuerzo todavía incipiente de este grupo de pymes
intenta no solamente plantearse un desarrollo de cambio de la configuración industrial o económica
de la provincia sino también retener la mayor cantidad de talentos cordobeses en tecnología de
ingeniería porque lo interesante es principalmente exportar talento, y no exportar jóvenes.
Intercambio con los asistentes:
Acerca de la diferencia entre las pymes existentes y las empresas de
economía social:
Las primeras, aclaró Raymond Gervais, son empresas que están establecidas en la comunidad
pero que requieren de apoyos diversos para seguir creciendo, por ejemplo, para conquistar nuevos
mercados para sus productos. Por el contrario, cuando hablamos de empresas de economía social nos
estamos refiriendo a un nuevo fenómeno en términos de creación de empleo que se realiza en forma
comunitaria. El objetivo es que la gente pueda salir de la pobreza dándoles capacitación y
apoyándoles para que puedan crear un proyecto de empresa y tengan rentabilidad que les permita
ganar un salario de calidad al mismo tiempo que adquirir nuevos conocimientos. En esencia, son
proyectos comunitarios que dan origen a nuevas empresas con visión social.
Acerca de cómo la economía social se inserta en el marco de la planificación
económica:
Raymond Gervais explicó que en Canadá existe una fuerte voluntad política de promover la
economía social tanto a nivel del gobierno de Québec como del federal. Desde hace ya varios años el
gobierno canadiense viene apoyando con políticas activas la creación de empresas de economía social
en las diferentes comunidades. En muchas regiones de la provincia de Québec, estas micro-empresas
y empresas de economía social han creado más empleos que las grandes empresas en ciudades como
Québec
o
Montréal.
Gracias
a
ellas,
muchas
pequeñas localidades han salido de la pobreza
permitiendo a la gente encontrar nuevos empleos.
Acerca de las limitaciones inherentes del desarrollo local en Olavarría:
Stella Dettoni explicó que el límite es lo local, lo que se agrava en un país fuertemente
centralizado como la Argentina. Para que funcione el desarrollo local, lo esencial es la existencia de
voluntad política. Los cambios en los sistemas productivos a nivel mundial nos obligan a introducir
modificaciones a nivel de las instituciones y de la participación de los actores. Y para que estos
cambios sean duraderos debe hacérselo desde lo local. Por ejemplo, es sumamente difícil intentar
cambiar la forma de participación de arriba hacia bajo. Según Dufour, sólo con la participación de la
gente, una comunidad podrá encontrar el rumbo adecuado para su desarrollo económico.
Sin embargo, no se puede hacer desarrollo local sin involucrar a los gobiernos locales, aunque
el nivel de intervención varíe según el caso. Por ejemplo, el intendente de Olavarría siempre dijo que
él no creía mucho en el proyecto de incubadoras de empresas, pero de todos modos dio el apoyo
suficiente para que se lo pudiera llevar adelante. Se hace lo que se puede con los recursos que se
tiene. El desarrollo local cuesta plata, porque en una primera instancia uno debe llevar expertos que
enseñen a hacer bien las cosas. Esto es lo que hicieron en Olavarría y, con el aprendizaje y
experiencia adquirido, ahora están en posición de difundir y socializar este conocimiento.
Ahora se está trabajando en el desarrollo del plan estratégico para cuatro ciudades –Azul,
Tandil, Olavarría y Rauch– ya previsto para iniciarse en el 2004. Lo que se necesita para que funcione
este plan estratégico es voluntad política, y sobre todo honestidad intelectual para hacer las cosas lo
mejor que se puede.
Acerca de las empresas de economía social:
Según Stella Dettoni las micro-empresas y las empresas de economía social entran en un
mercado donde las reglas son iguales para todas las empresas. De allí que sea necesario darles
asistencia técnica y facilitarles el acceso al crédito para que ellas puedan competir en el mercado. En
una charla con cartoneros y cooperativas de cartoneros le preguntaron dónde se podía acceder a un
centro virtual de incubadora de empresas, porq ue ellos también necesitaban asesoramiento de cómo
hacerlo y vender mejor para poder competir en mejores condiciones en el mercado.
Acerca de la generación de empleo del cluster tecnológico en Córdoba:
Manuel San Pedro explicó que hoy por hoy hay aproximadamente unos 1500 empleados
trabajando directamente para el núcleo de las empresas del cluster. Pero que esta cantidad aumenta
considerablemente si se toma en cuenta la cantidad de empresas que proveen servicios a las
empresas tecnológicas.
Acerca de los esfuerzos de exportación del cluster tecnológico:
La Argentina es un país esencialmente exportador de commodities que son productos sin
complejidad técnica. Por el contrario, la exportación de software es un proceso complejo que requiere
un régimen legal adecuado. En el país falta un régimen de protección de la propiedad intelectual del
software así como procedimientos productivos que tengan estándares de calidad, como las normas
ISO
lo
son
para
el
resto
de
los
sectores
productivos.
Para
algunos
mercados
(como
el
norteamericano), las empresas de software necesitan de las normas CMM, que son muy costosas de
implementar así como es largo el proceso de hacerlo. Si bien se han dado algunos pasos en esta
dirección, el proceso todavía es muy incipiente. Hoy por hoy, se inició un período de prospección de
mercados. Algunas empresas del cluster tienen socios extranjeros y consecuentemente venden sus
software en el exterior, pero esto es por el momento más una excepción que la regla general.
Consideraciones Finales
Luis Coraggio advirtió sobre el riesgo de pensar que se pueden transferir fácilmente de un
país a otro modelos de situaciones exitosas sin tener en cuenta su contextualización histórica. La
historia del movimiento Desjardins, por ejemplo, está marcada de conflictos, crisis y redefiniciones de
estrategias; y, los resultados exitosos que hoy se constantan son consecuencia de la forma en que se
resolvieron dichos conflictos a lo largo de su propia historia. Por otra parte, es necesario comprender
que la problemática argentina está inserta en un sistema internacional profundamente asimétrico.
Podemos tener experiencias exitosas a nivel micro-económico pero las mismas encontrarán fuertes
dificultades dentro un contexto macro-económico adverso. Un reciente estudio del PNUD y de la
CEPAL estima que se necesitarían alrededor de 80 años para reducir a la mitad el nivel de indigencia
en nuestros países. Se ha hablado mucho de la importancia de aumentar la productividad, pero es
indispensable recordar que el crecimiento económico por sí mismo no apareja desarrollo.
La importancia del entorno para el desarrollo de las pymes y micro-emprendimientos ha sido
enfatizado
en
todas
las
presentaciones.
Los
fracasos
de
largas
décadas
de
experiencias
de
intervención para generar pymes en la Argentina no hacen más que corroborarlo. En Argentina
también necesitamos cambiar el entorno de las políticas públicas, del sistema científico y tecnológico y
de las instituciones. Este proceso encuentra dos grandes obstáculos. Primero, el entorno adverso de
las grandes empresas que no proveen una plataforma de servicios para las empresas con las cuales
trabajan. Segundo, la forma de hacer política en la Argentina. Basta con mirar lo que sucede en el
conurbano bonaerense donde las micro-empresas o emprendimientos, las cooperativas, las pymes se
enfrentan constantemente con la violencia política a todos los niveles. Por otra parte, hay regiones del
país que son verdaderos feudos donde la posibilidad de desarrollo económico desde lo local depende
de la capacidad real de democratizar la política.
Un sistema de pymes exitosas como aquí se propuso correctamente requiere la conformación
de redes pero necesita también un piso social mínimo distinto del contexto actual donde un 53% de la
población vive en la pobreza. De lo contrario, podremos llegar a tener un sistema de pymes exitosas,
pero las mismas se convertirán en enclaves sin capacidad de generar sinergias y de contribuir a un
desarrollo económico armónico de la región y del país. Necesitamos que la polít ica social y la política
económica se integren en una política socio-económica. Estamos en un momento muy particular,
donde el gobierno ha planteado su voluntad de pasar del asistencialismo al desarrollo de otras
estructuras productivas basadas en la asociación, en la distribución de activos como el crédito y el
acceso a la tecnología, etc. Estas son políticas sumamente valiosas que ojalá se hagan realidad
sabiendo que los cambios no se producen de un día para el otro.
Palabras de cierre de la mesa redonda
La embajadora Ana Cafiero ofreció una rápida mirada a la temática de la mesa redonda desde
las dolorosas consecuencias que a nivel de los procesos migratorios (emigración y migraciones
internas) genera la ausencia de un desarrollo económico local duradero. América Latina, recordó
Cafiero, es el continente más urbanizado y más inequitativo del mundo, aunque no el más pobre. Y,
dentro de ello, Argentina es el país más urbanizado. Hoy los panelistas han compartido las
experiencias y prácticas del desafío del desarrollo local, proceso sumamente complejo que puede
ofrecer una solución sostenida a la emigración de jóvenes argentinos en búsqueda de un mejor nivel
de vida. Y, al mismo tiempo a nuestro déficit de gobernabilidad, que aunque duela esta palabra,
tenemos en nuestro país.
Durante esta mañana, hemos realizado un trabajo fecundo y profundo del cual salimos todos
enriquecidos, reconoció la embajadora Cafiero, quien agradeció a todos los panelistas canadienses y
argentinos por haber compartido con el auditorio sus valiosas experiencias y prácticas. Enfatizó la
importancia de esta serie de mesas redondas no sólo porque permiten aprender de las experiencias
de los amigos canadienses sino también porque, como en este caso concreto, dan una oportunidad de
juntarnos entre nosotros y compartir las experiencias de trabajo que desde distintos lugares estamos
debatiendo y llevando a cabo en el ámbito del desarrollo local.
Biografías de los expositores
ALEJANDRO ARLÍA
Subsecretario
de
Relaciones
Institucionales,
Jefatura de Gabinete de Ministros. Previamente se
desempeñó como Subsecretario de Relaciones con las Provincias y Presidente del Comité Directivo del
Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. También fue Director Provincial de Estudios Económicos
y Jefe de Asesores de la Subsecretaría de Política y Coordinación Fiscal del Ministerio de Economía de
la Provincia de Buenos Aires (1997 hasta abril de 2001). Participó en programas de reformas
estructurales provinciales y en misiones técnicas internacionales. Es licenciado en Economía y su
especialidad
son
las
finanzas
públicas,
tema
en
el
cual
ha
trabajado
los
últimos
13
años.
[email protected]
DANIEL ARROYO
Secretario de Políticas Sociales, Ministerio de Desarrollo Social. Docente-Investigador de Flacso en el
área de Estado y Políticas Públicas. Profesor en las universidades de Buenos Aires, San Martín y
Belgrano. Se ha desempeñado como consultor del Banco Mundial para los procesos de reformas en
provincias y municipios y como consultor del BID para la reorganización de políticas sociales locales.
Es licenciado en Ciencias Políticas (UBA) con un posgrado en Control y Gestión de Políticas Públicas
(FLACSO). Ha participado en la elaboración de planes estratégicos en varios municipios del país.
Temas de investigación que ha trabajado: Desarrollo local y proyectos productivos; Planificación
estratégica regional; Descentralización y políticas sociales locales y, modelos de gestión asociada
entre gobiernos locales y ONGs.
[email protected]
JOSÉ LUIS CORAGGIO
Investigador –Docente Titular de Sistemas Económicos Urbanos en el Instituto del Conurbano de la
Universidad Nacional de General Sarmiento. Es Director Académico de la Maestría en Economía Social
y organizador de la de la Red Latinoamericana de Investigaciones en Economía Social y Solidaria
auspiciada por la Maestría en Economía Social, la catedra UNESCO (Brasil), FLACSO (Ecuador) y
URBARED. Miembro del Comité Académico de la Red Federal de Investigadores de Desarrollo Local y
Economía Social promovida por el Ministerio de Desarrollo Social (noviembre 2003). Actualmente
realiza investigaciones sobre economía popular urbana, desarrollo local y economía del trabajo y
polític as sociales, en particular políticas educacionales. Licenciado en economía con maestría y Ph.D.
Candidate
en
Ciencia
Regional
de
la
Warthon
School
de
la
Universidad
de
Pennsylvania.
[email protected]
STELLA MARIS DUFOUR
Coordinadora Unidad Ejecutora Local del programa de Desarrollo Local y Competitividad PYME
(cofinanciación BID-FOMIN y recursos locales). Previamente se desempeñó como Secretaria de
Desarrollo Económico de la Municipalidad de Olavarría, provincia de Buenos Aires (1991-2002).
Abogada de profesión con estudios de posgrado en desarrollo local. La Dra. Dufour tiene amplia
experiencia en gestión y coordinación de proyectos como el de “Incubadoras de Empresas Olavarría”
del programa Provincial de Microempresas; el de Descentralización del Parque Industrial de Olavarría
y creación de la Asociación Propietarios del Parque Industrial”.
[email protected]
RAYMOND GERVAIS
Director general y responsable para el desarrollo económico de cuatro regiones de la provincia de
Québec ( Bellechase, Norte de Québec, Haut Richelieu y Lanaudiére). En 1998, Gervais fundó de la
Société Internationale des Organismes de développement économique de Canada (SIODE Canada),
organismo sin fines lucrativo que reune a más de 400 profesionales en desarrollo económico y cuyo
objetivo es la transferencia de conocimientos y experiencia canadiense en materia de desarrollo
económico a países con economías en transición. Durante los últimos seis años, SIODE ha trabajado
en Marruecos, Senegal, Costa del Marfil, Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay. Es licenciado en
ingeniería industrial y en desarrollo económico y, posee más de 20 años de experiencia en desarrollo
local y regio nal en Québec.
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FLOREAL GORINI
Presidente del Consejo de Administración del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos y miembro
del Consejo Consultivo del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Es docente
del IDELCOOP –Instituto de Cooperación, Fundación Educacional. También se desempeña como
Prosecretario
del
Consejo
de
Administración
de
la
Confederación
Cooperativa
de
la
República
Argentina (COOPERA) y miembro de la Comisión de Finanzas de esta entidad. Ha asesorado a
entidades
cooperativas
de
crédito
de
América
Latina
para
la
elaboración
de
proyectos
de
financiamiento en el área de la economía social. Entre diciembre de 1995 y 1997 se desempeñó como
Diputado Nacional. Ex- Gerente General del Instituto Mobilizador de Fondos Cooperativos (1973 y
1992).
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DENIS LAVERDIÈRE
Vice-presidente de finanzas y administración de la Fédération des Caisses Populaires Acadiennes Ltée
(desde Julio de 1994). Tiene bajo su responsabilidad las direcciones de: Recursos Humanos y
Formación; Tesorería y Contabilidad; Recursos Materiales y de Tecnología de Información. Es Director
General de varios institutos del movimiento cooperativo tales como el Institut de Coopération Acadien
; Société d’investissement du Mouvement Acadien (a partir del 2000) y del Conseil Acadien de la
Coopération (desde el 2001). Previo a su experiencia a nivel del cooperativismo, el Sr. Laverdière se
desempeñó como agente de desarrollo económico de la Comisión industrial de Restigouche y como
gerente de la compañía Compucentre. Es diplomado del Instituto de Cooperación de la Acadia y tiene
una licencia en Administración de Negocios de la Universidad de Laval.
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MANUEL SAN PEDRO
Fundador y Director Ejecutivo de Cluster Cordoba Technology. Presidente de MKT S.A. Consultores. Se
desempeña en la Universidad Empresarial Siglo 21 como Vicerrector de Desarrollo; docente de Análisis
Integral de la Competitividad Empresaria y docente de Planeamiento Estratégico. Ha desarrollado
consultoría y trabajos de investigación para empresas locales, nacionales e internacionales.
DAVID SLADE
En la actualidad, el Sr. Slade se desempeña como Director General de Políticas para la Atlantic Canada
Opportunities Agency (ACOA). Desde junio de 1987, ha trabajado en ACOA en varios cargos, a saber:
en Terranova, como Director General de Política y Coordinación; en Ottawa, como Ayudante en Jefe
del Ministro en lo relativo a ACOA, y en la sede de ACOA, como Director Ejecutivo de Estrategia y
Planificación Corporativa, y como Jefe de Economistas.
El Sr. Slade es un funcionario público de carrera. Entre 1971 y 1985, ocupó cargos en diversas
secretarías dentro del Gobierno de las provincias de Terranova y Labrador, y ha trabajado en el
ámbito de las políticas fiscal y financiera, los análisis macroeconómicos, las políticas energéticas y de
recursos, y el desarrollo económico regional. En 1985 se incorporó al Gobierno de Canadá, y comenzó
a desempeñarse en el Federal Economic Development Coordinator (la Secretaría de Coordinación de
Desarrollo Económico Federal) para las provincias de Terranova y Labrador. El Sr. Slade es
economista.
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