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ECONOMIA Una larga cabalgata en el desierto. Colaboración Mucho antes del ruido político que desembocó en el 18-S, el 8-N, el 20-N y el 7-D e independientemente de algunas complicaciones en algunos países de Europa, la actividad económica en Argentina dejó de crecer. Hace un año y medio que está en el mismo lugar, estancada. Al principio, la chatura pasó casi desapercibida porque se venía dulce del buen 2010 principios de 2011. Con el tiempo algo empezó a percibirse, hasta que más entrado 2012 el pinchazo se sintió a pleno y estamos en un fin de año con sabor a poco. Está siendo una larga “cabalgata en el desierto”, menos profunda que la contracción de 2009 pero más persistente. NOTA DE TAPA Carlos Melconián, Director de M&S Consultores. El origen del estancamiento de la actividad es estrictamente por razones macro locales. Se debe a la combinación de 52 meses consecutivos de fuga de capitales, un agujero fiscal cada vez más grande que se financia emitiendo moneda y alimentando una inflación que dificulta que mejore el poder adquisitivo, una pérdida de competitividad por inflación que desalienta exportaciones y dificulta competir con importaciones y el faltante de energía que obliga a importar mucho y caro. También afectó la menor cosecha de este año y el estancamiento de Brasil pero en la esencia son causas locales más que exógenas o internacionales. A los cuatro problemas mencionados, se le sumó recientemente otro conflicto de larga data: la deuda pública con los holdouts. Las respuestas de política económica hicieron más lío: el control de cambios, la reforma de la Carta Orgánica del BCRA, la expropiación de YPF y el decreto de intervención del mercado petrolero y el control de importaciones 20 Ejecutivos de Finanzas Diciembre 2012 fueron malas seudo - soluciones. Son problemas macroeconómicos endógenos que no decantan en colapsos (devaluaciones abruptas, corridas bancarias, espiralizaciones virulentas, “destapadas de ollas” salvajes, hiperinflación). Pero sí traban la actividad, la inversión y la rentabilidad empresaria. Este es un estancamiento en que hasta ahora el consumo “aguanta”, no cae. El motor principal del frenazo es la inversión que registró una caída anual muy pronunciada en el segundo trimestre del año y siguió cayendo a tasas más moderadas en el tercero y el cuarto. O sea, la inversión cae aunque el consumo no lo haga. Es la antítesis de lo que pregona el modelo oficial respecto a que “si hay consumo hay inversión”. Son otros los factores que están retrayendo la inversión, más organizacionales que macroeconómicos. Cae la adquisición de equipos y también cae la construcción, tanto la privada como la pública. ECONOMIA El consumo no cae porque hay una política monetaria que emite pesos al 40% anual que lo “aguanta”. Por supuesto que es a costa de que los precios siguieron subiendo en torno a 25% anual. El salto que se espera en la cosecha nueva y una probable aunque todavía no palpable recuperación de la economía de Brasil El salto que se espera en la cosecha nueva y una probable aunque todavía no palpable recuperación de la economía de Brasil pueden mover un poco la actividad hacia mediados del año que viene. Hasta tanto, la actividad seguirá en la “cabalgata”. El único evento que podría despabilar un poco el consumo del verano es la fuerte emisión de moneda para el fisco que está realizando el BCRA para cerrar las cuentas de fin de año (casi $ 30.000 M entre noviembre y diciembre). Pero a lo sumo será para que la chatura no se note tanto. Y por supuesto, con esta “emisión fiscal” está el riesgo de que también se muevan el dólar paralelo y en alguna medida los precios. pueden mover un poco la actividad hacia mediados del año que viene. Hasta tanto, la actividad seguirá en la “cabalgata”. El único evento que podría despabilar un poco el consumo del verano es la fuerte emisión de moneda para el fisco que está realizando el BCRA para cerrar las cuentas de fin de año (casi $ 30.000 M entre noviembre y diciembre). De todas formas, aun concretándose la mayor cosecha y lo de Brasil y aun si el verano no fuera tan chato por la emisión monetaria, la mejora de la actividad no alcanzaría para sacar a la economía de la chatura del último año y medio. Podría dejarla en una meseta más alta sin ser el puntapié inicial de una recuperación sostenida. Sopesando el presente el pinchazo de la actividad de 2012 se toleró mejor que las últimas recesiones porque el expansionismo monetario “aguantó” al consumo y al empleo a costa de que sigan subiendo fuerte los precios. Pensando hacia delante, la inflación está cerca de un umbral en que puede ser más perjudicial que hasta ahora. Y si no se revierte la contracción de la inversión, cualquier repunte a futuro será pobretón y con vuelo corto. La carta de triunfo, la única disponible por el momento para salir un poco de la chatura es que la cosecha salte como está previsto: será trascendente en el devenir político y económico del gobierno camino a la elección 2013 y a la transición 2014 - 2015. Con este modelo la Argentina no vuelve al crecimiento a “tasas chinas” de 2003 - 2007 con boom de consumo e inversión ni tampoco a las recuperaciones contundentes después de una recesión al estilo 2010 con el consumo y la inversión realimentándose. Viene un período donde la actividad quedará esencialmente atada a lo que dé cada cosecha y secundariamente a cuánto zafe el consumo a partir de una política monetaria que seguirá tan o más expansiva que en la actualidad, con la inflación como perturbador permanente. El punto es que si la chatura se prolongara en el tiempo, empezaría a doler más, a tener más costos, a trocar de chatura a malaria. Diciembre 2012 Ejecutivos de Finanzas 21