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RETOS Y OPORTUNIDADES DEL SECTOR EXTERNO
Alejandro Díaz de León Carrillo
Bancomext
La economía mundial transita por un periodo difícil, con marcadas diferencias en las economías
desarrolladas e importantes reducciones en los precios de las materias primas. A pesar de este
entorno, México destaca entre los países emergentes por su estabilidad macroeconómica, la
fortaleza de sus exportaciones manufactureras y las oportunidades de crecimiento ligadas a las
reformas estructurales. No obstante, debemos redoblar esfuerzos para conservar y ampliar la
capacidad para atraer inversión en sectores con vocación exportadora y consolidarnos como la
economía emergente de América del Norte.
La economía global y el comercio internacional han registrado cambios muy profundos en
las últimas décadas. En particular, destacan dos: (1) la plena inserción de China y sus más de mil
374 millones de habitantes en la economía global, y (2) los efectos de la gran crisis financiera de
2008-2009, cuyos estragos aún se resienten. Estos fenómenos han modificado de manera
significativa los patrones de comercio y los flujos de capital a nivel global. Por un lado, el modelo
de rápido crecimiento chino basado en exportaciones propició un uso intensivo y alzas de precios
en una amplia gama de materias primas, lo que a su vez dio lugar a importantes ganancias en los
términos de intercambio en múltiples economías emergentes concentradas en la exportación de
dichos productos. Este no fue el caso de México, donde la apertura comercial iniciada desde
finales de los ochenta y consolidada con el Tratado de Libre Comercio en Norteamérica propició
un viraje en la vocación de nuestras exportaciones: del petróleo y los productos primarios hacia
las manufacturas. Por otro lado, las políticas fiscales y monetarias expansivas adoptadas en las
principales economías desarrolladas, en respuesta a la gran crisis financiera, propiciaron un
marcado incremento en los flujos de capital hacia las economías emergentes en la incesante
búsqueda de destinos con rendimientos más atractivos.
A pesar de los múltiples esfuerzos realizados por las economías desarrolladas por vigorizar
su crecimiento económico y las políticas adoptadas para sustituir las fuentes de crecimiento
económico en China (que pasaron de las exportaciones a la inversión y ahora pretenden transitar
al consumo), la economía global se mantiene inmersa en un periodo de transición y ajuste. En
particular, persisten marcadas diferencias en cuanto a la recuperación en las principales
economías desarrolladas. Por un lado, la Reserva Federal ha iniciado el ciclo de aumentos en las
tasas de interés, al tiempo que el Banco Central Europeo evalúa intensificar sus estímulos
monetarios y la postura monetaria en Japón ha iniciado una etapa de tasas de interés negativas.
Estas diferencias han propiciado importantes ajustes en los tipos de cambio de las monedas de
dichas regiones. A este entorno de volatilidad cambiaria se agregan la incertidumbre sobre la
desaceleración de la economía china y el término del prolongado ciclo de precios elevados en las
materias primas. Estas últimas resienten la incertidumbre generada por el incremento en la oferta
petrolera y la consecuente caída de sus precios a niveles no registrados hace más de 10 años. Si
bien los menores precios del crudo solían impulsar la demanda agregada de las principales
economías desarrolladas por su efecto sobre el consumo, actualmente reflejan la debilidad de la
actividad económica global, y se ha resentido el efecto de los precios bajos en la rentabilidad de
múltiples proyectos de inversión y la solvencia de diversas empresas del sector energético.
El complejo entorno antes descrito ha ocasionado un aumento en la aversión al riesgo y
una importante corrección en los tipos de cambio y en las condiciones de acceso al financiamiento
de las economías emergentes y de algunas economías desarrolladas concentradas en la
producción de materias primas.
En los últimos meses las expectativas de crecimiento a nivel global se han visto afectadas,
especialmente en las economías emergentes altamente dependientes de la exportación de
materias primas. Al respecto, México destaca por tener un comportamiento diferente. En
particular, hay tres factores que han contribuido a diferenciar a la economía mexicana de otras
economías emergentes:
1. Las cuentas externas en México no dependen de las materias primas; nuestra economía se ha
consolidado como exportadora de manufacturas. Mientras que en 1985 más del 65% de nuestras
exportaciones eran petroleras, en 2015 estas representaron 6.2%, al tiempo que la participación
de las exportaciones manufactureras alcanzó el 89.3%;
2. Por más de 20 años se ha estado arraigando la estabilidad macroeconómica y la fortaleza del
sistema financiero, y
3. Se ha puesto en marcha un conjunto de reformas estructurales que promueven la productividad
y la competencia en sectores que proveen insumos esenciales para la producción de diversos
bienes y servicios.
Por ello —y considerando el complejo entorno internacional al que están sujetas diversas
economías emergentes, especialmente las dependientes de materias primas y ligadas a la
economía china—, es conveniente reiterar las diferencias de la economía mexicana y su
consolidación como la economía emergente de Norteamérica.
Al respecto, si bien actualmente la economía estadounidense ofrece mejores perspectivas
que el resto de las economías y regiones de gran tamaño, este horizonte no está exento de retos.
En particular, se prevé un entorno más débil para la actividad manufacturera como consecuencia
de un dólar que se ha apreciado considerablemente contra casi todas las monedas. Ello implica
un reto importante para México. En particular, tenemos dos efectos que operan en dirección
contraria, y es difícil anticipar cuál de ellos va a dominar: por un lado, la desaceleración de la
economía manufacturera en Estados Unidos reduce la demanda de nuestros productos, pero por
otro, la importante depreciación del tipo de cambio real puede propiciar una eventual tendencia a
radicar en México una mayor parte del proceso productivo ligado a la exportación. En el corto
plazo, es previsible que domine el efecto de una menor demanda de los productos mexicanos que
están integrados al proceso productivo estadounidense, pero se tendrá la oportunidad de integrar
en mayor medida el valor agregado nacional en las cadenas globales de valor, con lo cual en un
horizonte de mayor plazo el efecto podría ser positivo.
El complejo entorno externo antes descrito supone importantes retos y oportunidades para
la economía mexicana y, en particular, para Bancomext, institución que busca profundizar y
acelerar la actividad exportadora, la atracción de inversión extranjera y la integración económica
en Norteamérica, así como explorar nuevos mercados para nuestros productos. Concretamente,
se ha identificado la necesidad de trabajar alrededor de las siguientes líneas de acción
estratégicas:
1. Financiamiento a proyectos de inversión en su fase inicial. Bancomext buscará apoyar
decididamente los proyectos de inversión (Capex, por sus siglas en inglés), con la posibilidad de
asumir el riesgo de construcción y del propio proyecto con financiamiento de mediano y largo
plazos en moneda nacional y extranjera, en condiciones que permitan calzar adecuadamente los
flujos del proyecto con sus obligaciones financieras. Este rol es de especial importancia si se
considera que hay diversos sectores en los que la banca comercial no participa en las etapas
iniciales de los proyectos, en las cuales predominan los riesgos de construcción y de
estabilización de flujos. Con la participación activa de Bancomext en las etapas iniciales de los
proyectos de inversión productiva se pretende cerrar la brecha de financiamiento en sectores
clave (automotriz, energético, naves industriales, maquilador, logístico, transporte,
telecomunicaciones, turismo, minería y agroindustrial), y promover la participación de otros
agentes en el financiamiento de los proyectos en su etapa madura (bancos comerciales,
inversionistas institucionales, Fibras, etcétera).
2. Mayor integración nacional en las cadenas globales de valor. Para aprovechar cabalmente las
ventajas del comercio internacional, Bancomext proveerá a las empresas nacionales,
especialmente las medianas y pequeñas, el soporte técnico y el financiamiento necesarios para
que se integren en mayor grado a las cadenas globales de valor (CGV) de la actividad
exportadora (el valor agregado de las exportaciones manufactureras que participan en las CGV
fue de 42.9% en 2014). Este es uno de los ejes fundamentales para incrementar la productividad
de nuestra economía.
3. Promover la inversión de capital y las exportaciones en nuevos mercados a través de productos
especializados de comercio exterior. Bancomext diseñará productos financieros que permitan a
los exportadores ampliar sus mercados y a los importadores de bienes de capital aprovechar los
servicios que ofrecen las agencias internacionales de promoción del comercio exterior. Asimismo,
se buscará:
• Aprovechar las garantías y seguros de las agencias internacionales de promoción de la
exportación e importación para mejorar las condiciones de acceso al financiamiento;
• Evaluar y redefinir los productos financieros especializados, y
• Promover nuevos mercados de exportación (por ejemplo, Medio Oriente).
4. Utilizar la plataforma de crédito empresarial y de fomento a través del segundo piso para
promover nuevos productos. Ya se tienen perfilados programas que facilitarán el acceso al
financiamiento para ampliar la capacidad productiva de las empresas en diversos sectores.
5. Vincular de manera efectiva las alternativas y proyectos de inversión con diversos inversionistas
a nivel mundial. Se trata de desarrollar un banco de datos de proyectos (en sus diferentes etapas:
diseño, construcción y maduros) y de contactos con diversos tipos de inversionistas a nivel
mundial que permita desarrollar un vínculo estrecho entre la oferta de recursos financieros y las
oportunidades de inversión.
6. Utilizar toda la información disponible para mejorar la inteligencia de mercado y el perfilamiento
de productos. Es necesario utilizar toda la información disponible para perfilar adecuadamente los
productos financieros con los que Bancomext puede acompañar el crecimiento de la capacidad
productiva de las empresas exportadoras y generadoras de divisas.
México está obligado a redoblar sus esfuerzos para seguir aprovechando las oportunidades de
desarrollo asociadas a la consolidación de Norteamérica como una de las regiones más
competitivas del mundo. En particular, esta región destaca por:
1. Los bajos costos de energía;
2. Ser una de las regiones más integradas del mundo, en términos de mercados, actividad
empresarial y recursos humanos;
3. Ser un mercado de gran escala;
4. Contar con un alto grado de complementariedad en los procesos productivos, y
5. Tener perspectivas favorables de crecimiento económico, tanto de corto como de mediano y
largo plazos.
No obstante, en este esfuerzo México enfrenta importantes retos y oportunidades. En particular, la
reciente caída en los precios internacionales de las materias primas detonará un proceso de
mayor competencia por atraer inversión y mayor actividad manufacturera a nivel global. Diversas
economías emergentes, e incluso algunas desarrolladas (como Australia y Canadá), que en los
últimos años concentraron su actividad de comercio exterior en la producción de materias primas
ligadas al crecimiento económico en China, buscarán modificar y diversificar su vocación
exportadora hacia las manufacturas y los servicios.
Por ello, debemos redoblar esfuerzos a fin de que nuestra economía conserve y amplíe su
capacidad para atraer inversión en sectores con vocación exportadora. Adicionalmente, debemos
expandir la gama de productos de exportación y ampliar la presencia de nuestros productos en
otros mercados. En este proceso se deben aprovechar cabalmente las reformas estructurales
aprobadas en los últimos años, las cuales permiten un mejor uso de la mano de obra, del capital y
de las tecnologías disponibles, elementos clave para incrementar la productividad y el crecimiento
de nuestra economía. Al combinarse la política de apertura comercial con la puesta en marcha de
dichas reformas estructurales, México se posiciona como uno de los países con mejores
perspectivas para atraer inversión y generar empleos.
Al respecto, Bancomext está llamado a jugar un papel fundamental y cumplir con su
objetivo prioritario: proveer financiamiento en sus diferentes modalidades, apoyando
decididamente la ampliación de la capacidad productiva de las empresas exportadoras y
generadoras de divisas, a fin de promover actividades que incrementen la productividad de la
economía, el crecimiento y la generación de empleos.