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Transcript
40
EL PAÍS, martes 5 de febrero de 2008
vida&artes
sociedad
Una mujer hereda
la ‘deuda asesina’
de su padre
‘Colocados’ con receta
La preocupación se extiende entre los médicos por el abuso
entre deportistas de élite de Stilnox, fármaco contra el insomnio
CARLOS ARRIBAS
Para lograr que alguien piense
en un elefante verde basta con
decirle simplemente que no
piense en un elefante verde. “Así
pasa con el sueño”, dice Julieta
Paris. “Si quieres conseguir que
alguien se duerma lo último que
tienes que hacer es decirle que
tiene que dormirse ya. Se obsesionará y será incapaz de dormirse”.
Paris, psicóloga deportiva
que colabora con la Federación
Española de Atletismo, se ha
convertido en una especialista
en el asunto porque, como ella
dice, “dormir bien es una de las
mayores necesidades del deportista de elite”. “Es decir”, explica, “el ser incapaz de dormir
bien la víspera de una competición o durante una competición
es uno de los mayores problemas”. El deportista, para rendir
bien tiene que haber descansado, pero la ansiedad, el estrés, la
fatiga, el dolor, la responsabilidad, el nerviosismo, se lo impiden habitualmente. Durante el
Mundial de atletismo de Osaka,
en agosto pasado, Paris dedicaba un par de horas diarias por
las noches a ayudar a dormir a
los atletas que solicitaban sus
servicios. Lo lograba utilizando
variadas técnicas: masajes faciales, hipnosis, música, control de
la respiración… “A mí me vino
perfecto”, recuerda Mayte Martínez. La atleta que acudió a
Osaka hecha un mar de nervios
porque se encontraba tan bien
físicamente que tenía miedo a
fallar, y estaba dispuesta a abusar una vez más de la compañía
en la cama de su marido y entrenador, Juan Carlos Granado, para superar lo mejor posible las
noches de insomnio precompetición. “Pero Julieta fue magnífica. Sus masajes, cómo me tocaba, cómo me pasaba las manos
por delante de los ojos, cómo me
hipnotizaba”, dice Martínez,
que compitió tan bien que ganó
una medalla de bronce en 800
metros.
Mayte Martínez y los pocos
atletas que disfrutaron de una
psicóloga arropándolos 20 minutos todas las noches son, de todas maneras, una minoría privilegiada en el ancho mundo del
deporte español. Otros recurren
para relajarse a la nicotina mediante el Snus, bolsas de tabaco
que se colocan entre el labio superior y la encía y que provocan
un suave colocón inmediato, sobre todo en deportistas que no
han fumado en su vida: se sitúan
en una disposición ideal para la
introspección, ayudados por la
música de su iPod. Otros prefieren el cannabis, un viejo conoci-
do, que plantea, sin embargo, un
problema: es una sustancia prohibida por las normas antidopaje. La mayoría de los que tienen
problemas para conciliar el sueño deben recurrir, como cualquier ciudadano, a hipnóticos y
ansiolíticos sintéticos, es decir,
a pastillas para dormir. “La hipnosis no es tan efectiva y es mucho más complicada y costosa”,
dice Néstor Szerman, psiquiatra
especialista en patología dual y
adicciones que ha tratado a deportistas de élite. Las píldoras
solucionan un problema, pero, a
la vez —denuncian alarmados
médicos deportivos, deportistas
y dirigentes federativos—, crean
uno mayor, el del abuso, la adicción y la dependencia física y psíquica.
Los temores tienen un nombre concreto: Stilnox, una de las
denominaciones
comerciales
del zolpidem, uno de los hipnóticos más recetados en el mundo,
y también en España, donde en
2007 se vendieron más de dos
millones de envases de 30 comprimidos. “Lo consumen millones de personas y nunca ha suscitado en España denuncias o
problemas, ni alarma ni demanda sospechosa”, dice Szerman.
“Es como una
borrachera sin
resaca”, dice un
deportista
“Alucinas, ves cosas
raras, y al día
siguiente no te
acuerdas de nada”
“En los organismos oficiales y
de control del consumo, no hay
constancia de uso desviado. Incluso se recomienda para ancianos por pensar que plantea menos problemas de dependencia
o efectos secundarios. Es uno de
los hipnóticos más recetados,
por eso hay genéricos en las farmacias”.
El Stilnox es, sin embargo, un
fármaco con truco: los médicos
lo recetan para que el paciente
venza al insomnio, pero el adicto no busca en él sus efectos directos, sino sus efectos secundarios; la euforia, no la sedación.
Eso evidencia otra realidad: quizás los dirigentes y especialistas
médicos consideren el insomnio
uno de los mayores problemas
de los deportistas, pero éstos,
quizás más que dormir, necesiten evadirse de una realidad a
veces insoportable, como el mi-
nero que se alcoholiza para olvidar su miseria.
El esplendor de los efectos secundarios del Stilnox lo descubrieron hace años los jóvenes estadounidenses, que en sus fiestas consumen las pastillas sisadas a sus padres esnifadas después de machacarlas para pulverizarlas —de hecho, Sanofi-Aventis, el laboratorio fabricante del
Ambien, como se llama allí al
zolpidem, las comercializa en Estados Unidos con una capa de
plástico,
para
evitar
la
pulverización— y mezcladas con
alcohol; lo describió hace tres
años un psiquiatra francés, JeanChristophe Seznec, que realizó
por encargo de los dirigentes
del equipo ciclista Cofidis un estudio sobre los hábitos adictivos
de sus corredores —y explicó
que también machacaban las
pastillas y las mezclaban con efedrina, un estimulante—; y lo disfrutan deportistas de todo el
mundo y todos los ambientes.
“Te tomas la pastilla y si
aguantas sin dormirte los primeros 20 minutos empiezas a sufrir alucinaciones”, cuenta un
deportista profesional que de
vez en cuando ha tomado el Stilnox con intenciones recreativas,
a veces mezclado con una cerveza, para sentirse como quien toma un tripi, LSD. “Ves cosas que
se mueven, muñecos que hablan, empiezas a decir bobadas,
haces chorradas… Es como emborracharse, pero con una ventaja, que al día siguiente no tienes
resaca. E incluso algo mejor,
que no te acuerdas de nada de lo
que has hecho. A mí mi mujer
me grabó con el móvil una noche y al día siguiente ni me reconocía… Y yo sólo tomo uno de
vez en cuando, pero conozco
compañeros que necesitan tomar seis o siete diarias, y que ni
siquiera así consiguen dormir.
Cuando las uso para dormir, a
mí con una me basta, pero sé
que algunos se despiertan a las
tres o cuatro horas y necesitan
tomarse otra. Yo, nada, una y siete horas del tirón, sin sueños ni
nada. Pero cuando me despierto, ya tengo los ojos como platos,
imposible volver a dormirme”.
En su prospecto en castellano, el fabricante del Stilnox advierte: “Puede desarrollar amnesia anterógrada, es decir, que no
recuerde lo sucedido mientras
estuvo levantado después de tomar el medicamento, por tanto
es conveniente que se asegure
de que podrá descansar sin ser
despertado durante al menos
siete horas”. Como es un psicótropo, el zolpidem sólo puede
venderse con receta médica.
“Me consta que algunos de
mis corredores tomaban Stilnox
y lo siguen tomando”, dice Gerardo Villa, que fue médico del equipo Relax-Fuenlabrada hace unos
años. “Sí, quizás un tratamiento
psicológico sería mejor, pero entonces necesitaríamos un psicólogo viajando con el equipo, y
eso es difícil de conseguir—. Yo
les recetaba Myolastan o Dormicum, fármacos más suaves, con
menor posibilidad de crear dependencia. Además, el Myolastan tiene efectos miorrelajantes,
que van muy bien para la tercera semana, un periodo de fatiga
crónica, para las contracturas,
para el dolor”. “Yo se lo recetaba
porque, en teoría, es el hipnótico
que menos adicción crea”, cuenta otro médico. “Pero vistos los
problemas que creaba, decidí cerrar el grifo. Aun así, algunos deportistas me piden recetas, sobre todo cuando quieren salir de
noche. Me piden Prozac, Stilnox
y Viagra…”.
Dicho científicamente, en palabras de Szerman: “El mecanismo de acción del fármaco es ampliar los efectos de un neurotransmisor cerebral inhibidor,
el GABA-A (Ácido gamma-aminobutírico). Por tanto, los efectos son sedantes y de inducción
del sueño. Utilizados en altas do-
“Se dejan ir en
competición. No se
sienten en la vida
real verdadera”
En la mesilla de
noche del actor
Heath Ledger había
una caja de Stilnox
sis, dan embriaguez, como el alcohol y más si se consumen juntos, a lo que se añaden sus efectos sobre la memoria inmediata,
lo que da lugar a amnesia del día
siguiente de la ingesta. Si se mezclan, machacados, con efedrina,
que tiene efectos estimulantes,
producen el efecto de lo que coloquialmente podemos asimilar
a una copa de alcohol con CocaCola. Los estados de embriaguez
pueden cursar en algunos casos
con alucinaciones visuales”.
Para explicar la gran incidencia del abuso del Stilnox entre
los deportistas, Seznec, en su estudio, hablaba del síndrome de
colegio mayor. “El modo de vida
de los ciclistas se organiza fuera
de la realidad, en una burbuja”,
explica. “Esta situación de trashumancia organizada provoca
una pérdida de referencias y de
identidad. Cuando están en com-
Los médicos recetan Stilnox
contra el insomnio, pero el
adicto busca en él sus efectos secundarios; la euforia y
no la sedación. / luis f. sanz
C
ANÁ
petición, se dejan ir, pues no se
sienten en la verdadera vida”.
Seznec describe conductas stilnóxicas, como la de defecar en
los vestíbulos de los hoteles a
altas horas de la madrugada o
hacer exhibiciones de equilibrio
en las barandillas.
En España, en el mundillo de
los deportistas de élite circulan
las leyendas urbanas. Uno cuenta la historia de aquel portero
del Real Madrid que cuando volvía al hotel de alguna juerga regaba orinando las alfombras de
los pasillos; o la de un atleta de
primer nivel que una noche se
orinó dos veces en el taxi que le
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EL PAÍS, martes 5 de febrero de 2008
cultura
cultura
deportes
Australia devuelve
el mapamundi
robado
Los mejores
‘picassos’ llegan
al Reina Sofía
Fusté y el niño
Bojan charlan para
EL PAÍS
devolvía a su alojamiento; o de
algunos que en una concentración irrumpían en las habitaciones de los compañeros de madrugada y descargaban la espuma de los extintores… Stilnox.
“Esta utilización del zolpidem no se relaciona con la mejora del rendimiento deportivo, sino que hacen uso de ella de forma recreativa, para aliviar las
duras condiciones de vida a la
que se ven sometidos estos deportistas de élite”, dice Szerman, que tras consultar la literatura científica sobre el tema
—56 estudios publicados, todos
ellos descripciones de casos
individuales— considera el problema más como abuso que dependencia, situación a la que
son más propensas las personas
con antecedentes de abuso de alcohol. “Se trata en general de
chicos muy jóvenes, algunos
adolescentes, con una situación
paradójica de encontrarse en
plenitud física, pero con un sistema nervioso central que aún no
completó su desarrollo y en los
cuales el impacto de sustancias
neurotóxicas puede tener consecuencias más graves. Algunos
de estos chicos, presentan personalidades obsesivas, ya que la
consecución de metas tan difíciles requiere de sujetos con mucho tesón, control y entrega, lo
que también los convierte en vulnerables a los efectos de sustancias que producen descontrol, lo
que les alivia y relaja, situación
difícil de obtener por ellos”.
Hace unos días fue encontrado muerto en su apartamento el
actor australiano Heath Ledger
(protagonista de Brokeback
Mountain), de 28 años. En su mesilla, una caja con pastillas de
Ambien, el Stilnox estadounidense. Inmediatamente las autoridades australianas han puesto en
marcha medidas de control del
consumo del fármaco, que ya había dado que hablar por otro peculiar efecto secundario, el de
inducción al sonambulismo. Pocos días después, otro actor,
Jack Nicholson, declaró en una
rueda de prensa: “Ya le había advertido yo a Heath que tuviera
cuidado con el Stilnox...”.
Cuestión de dosis
ANÁLISIS
Diego García-Borreguero
El Stilnox (zolpidem) es un medicamento
desarrollado en los ochenta y comercializado en Europa desde hace unos 15 años
que no es único ni en su mecanismo de
acción —hay otros agonistas selectivos
del receptor de las benzodiacepinas—, ni
en su clase, hipnótico, pues existen otros
fármacos similares en España, como el
Limován (zopiclona) y el Sonata (zaleplón). A dosis habituales, 10 miligramos
diarios, su principal efecto es hipnótico,
productor de sueño. Sus efectos secundarios tampoco son diferentes de los demás
hipnóticos. Así, se puede decir que el Stilnox ni es nuevo, ni único, ni diferente: no
hay nada peculiar en él que pueda hacer
pensar en efectos distintos. A dosis habituales, que son a las que se han efectuado estudios sobre el Stilnox, no tiene efectos psicoactivos diferentes a otros medicamentos similares, ni euforizantes, ni
ansiolíticos, ni de incrementos de la sensación de bienestar. Sólo da sueño.
Un problema que comparte con las
benzodiacepinas es que a partir de cierto
nivel en sangre provoca amnesia anterógrada, borra el recuerdo de la memoria,
con lo cual, una persona que se tome la
pastilla, antes de caer dormido puede estar conscientemente leyendo el periódico o charlando con alguien y no acordarse de ello a la mañana siguiente. Siempre
hablando a dosis habituales, los mayores
efectos del Stilnox sobre el estado de ánimo se producen con su retirada, el conocido síndrome de abstinencia. Por eso,
las autoridades sanitarias recomiendan
que los tratamientos nunca superen las
cuatro semanas. Aparte del síndrome de
abstinencia, el mono, la retirada brusca
provoca efecto rebote, es decir, reaparece el mal que se quería tratar, el insomnio, con mayor severidad, 1,5 a 2 veces
más severo que antes del tratamiento,
pero es un fenómeno transitorio, de unos
cuantos días.
Quizás lo más peculiar es su rapidez
de absorción, aproximadamente entre
30 y 45 minutos, su corta vida media, de
unas dos horas, y su veloz eliminación.
Por eso, porque la eliminación rápida garantiza que al día siguiente no habrá efectos indeseables sobre el comportamiento, es quizás el hipnótico más recomendable para personas jóvenes y sanas, como
los deportistas. En general con jóvenes
sin patología intento evitar los hipnóticos, pero los deportistas los necesitan
por la gran tensión con que viven los días
previos a la competición. Pero el zolpidem, además, es de los que menos adicción generan. Y, salvo en casos aislados,
tampoco produce tolerancia, es decir,
que se necesite más dosis para conseguir
los mismos efectos. Nada nos hace pensar, pues, que a dosis normales pueda
ser utilizado recreativamente. Todo, en
todo caso, es un problema de dosis. Es
como el alcohol: no es lo mismo una copa
diaria de coñac que una botella. Pues así
con las pastillas. De todas formas, como
el Stilnox es el hipnótico más recetado en
Europa, quizás su fama, su valor de uso
desviado, esté ligado a su accesibilidad:
los adolescentes se lo pueden quitar a
sus padres y abuelos y abusar.
Diego García-Borrego es neurólogo, director
del Instituto de Investigación del Sueño (Madrid).