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Efecto de los estrógenos en la esquizofrenia ■ La esquizofrenia es una enfermedad crónica en la que los tratamientos actuales son efectivos para mejorar los síntomas positivos pero tienen poco impacto sobre el control de los síntomas negativos y cognitivos. El que estos últimos síntomas perduren afecta la recuperación funcional de los pacientes. Por otra parte, está claramente establecido que en la incidencia de la enfermedad así como en la edad de inicio y en el curso existen claras diferencias entre hombres y mujeres. El inicio del padecimiento suele ser más temprano en los hombres mientras que en las mujeres se presenta un segundo pico de incidencia después de los 50 años de edad. También se ha observado que las mujeres premenopáusicas experimentan un curso más favorable de la enfermedad, tienen menos síntomas negativos y muestran mejor respuesta a los tratamientos. Estas evidencias sugieren por consiguiente que los estrógenos podrían tener un efecto de protección para el desarrollo y curso de la enfermedad. Ya desde le siglo XIX se había identificado que los síntomas psicopatológicos se modulan a lo largo del ciclo menstrual; estudios posteriores confirmaron que las mujeres con esquizofrenia presentan una intensificación de sus síntomas en las fases del ciclo en las que las concentraciones de estrógenos se reducen y que, además, las necesidades de medicamentos se incrementan en estas fases. Desde hace ya un buen tiempo se dejó de relacionar a los estrógenos sólo con la regulación de las funciones reproductivas y endocrinas, ahora se sabe que además de esos efectos tienen, entre otros más, un impacto importante en el Sistema Nervioso Central. Se han identificado receptores de estrógenos en diversas zonas del cerebro principalmente en la corteza, el hipocampo, el hipotálamo y en el sistema límbico. Las formas primarias de los estrógenos son el 17β estradiol (E2) y la estrona (E1) siendo la primera el principal activador de los receptores cerebrales. Adicionalmente, se ha ido acumulando evidencia de que los estrógenos tienen también efectos importantes de neuroprotección y neurotróficos, por lo que, debido a que en la esquizofrenia se generan numerosas anormalidades cerebrales y su proceso patológico incluye un componente neurodegenerativo progresivo, se ha sugerido que los estrógenos podrían tener un efecto de prevención en el desarrollo de estas alteraciones. Finalmente, hay evidencias de que los estrógenos tienen alguna acción sobre los sistemas dopaminérgicos y serotoninérgicos de neurotransmisión lo cual les confiere propiedades similares a las de los antipsicóticos atípicos. Estas evidencias, en su conjunto, han generado el interés de Vol. 23, Número 12, Diciembre 2012 muchos grupos de investigación para determinar si los estrógenos pudiesen tener un efecto terapéutico adicional en la esquizofrenia. Una revisión cuantitativa, recientemente publicada, analizó los resultados de todos los ensayos clínicos controlados dirigidos a buscar esta evidencia. Los autores del trabajo efectuaron como primer paso una revisión exhaustiva en la bibliografía científica utilizando como palabras-búsqueda las siguientes: “esquizofrenia, antipsicótico, combinación, estrógeno, 17β estradiol y estrona”. Efectuaron además un cruzamiento de las referencias encontradas para poder incluir artículos, revisiones y estudios de meta-análisis. En una siguiente fase llevaron a cabo una depuración de la información encontrada para incluir solamente ensayos clínicos controlados con placebo en pacientes con diagnósticos dentro del espectro esquizofrénico y que estuvieran recibiendo dosis estables de antipsicóticos en el momento de agregárseles el tratamiento con estrógenos. Incluyeron en su análisis cinco ensayos clínicos controlados con un total de 267 pacientes. Cuatro de ellos incluyeron a mujeres en edad reproductiva y otro incluyó una submuestra de pacientes masculinos. Llevaron a cabo un meta-análisis de los cuatro que incluyeron sólo a mujeres (n = 214), encontrando que los estrógenos tuvieron un efecto superior al del placebo en la reducción de la intensidad del número total de síntomas y en particular de los síntomas positivos y negativos. Tres estudios administraron etinilestradiol y otro, estrona. Debido a que el estradiol es un agonista más potente de los receptores de estrógenos, se hizo con ese estudio un análisis por separado que incluyó a 170 pacientes. En ese análisis se encontraron tamaños ponderados de efectos aún más grandes y que incluyeron síntomas totales, síntomas positivos y síntomas negativos. En el único estudio que incluyó a pacientes masculinos no se encontraron efectos benéficos con la adición de la hormona. Estos resultados positivos generados con la adición de estrógenos en mujeres con esquizofrenia agregan información que no se había identificado previamente. De hecho, la última revisión Cochrane de 2005 sobre este tema no había encontrado elementos para considerar una evidencia convincente. Sin embargo, los autores son cautelosos al considerar que si bien sus resultados globales fueron positivos, el análisis estadístico mostró diferencias en los tamaños de los efectos y el cálculo de la homogeneidad de los estudios incluidos mostró un nivel bajo, lo cual limita la interpretación de los resultados. No dejan de mencionar las limitaciones que se tienen con el uso de la terapia hormonal de reemplazo con hormonas gonadales en cuanto a los riesgos inherentes sobre problemas neoplásicos y de circulación periférica. Proponen como alternativa el uso de los moduladores selectivos de los receptores de estrógenos tal 99 como el raloxifeno y el tamoxifeno. Encontraron que en la actualidad hay al menos dos ensayos clínicos en proceso que están utilizando raloxifeno como tratamiento adicional en mujeres con esquizofrenia. Se concluye que habrá que esperar qué resultados se obtienen en estudios futuros sobre este tipo de tratamientos. Por otra parte es conveniente mencionar las limitaciones que estudios como éste tienen para poder considerar sus resultados razonablemente seguros: por una parte hubiese sido de utilidad conocer los tipos de antipsicóticos que las pacientes recibieron, sus dosis y sus tiempos de administración. También hubiera sido deseable el conocer otros factores como las condiciones generales de salud de las pacientes o aspectos tales como el peso corporal, que pueden modificar la respuesta y el metabolismo de los estrógenos. Finalmente, considerando los estudios que se han hecho con estrógenos como medicación agre- gada a los antidepresivos en la depresión mayor, hubiera sido favorable contar con algún instrumento de evaluación de síntomas depresivos en las pacientes. Sabemos que, en muchas ocasiones, parte de los síntomas negativos de la esquizofrenia pueden corresponder a manifestaciones de un estado de depresión agregado al padecimiento principal. No obstante, las dificultades que se tienen en la esquizofrenia para obtener respuestas adecuadas a los tratamientos es una justificación innegable para llevar a cabo este tipo de estudios experimentales. Bibliografía BEGEMANN MJH, DEKKER CF, VAN LUNENBURG M y cols.: Estrogen augmentation in schizophrenia: a quantitative review of current evidence. Schizoph Res, 141:179-184, 2012. Se agradece la contribución de la doctora Diana Guízar 100 Vol. 23, Número 12, Diciembre 2012