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Capítulo 20.
PRECAUCIONES EN LA TERAPIA FARMACOLÓGICA DEL CANTANTE.
Dr. Josep Rumbau
Además de las precauciones que todo médico debe tener en el momento de tratar a
un enfermo, como los antecedentes de posibles alergias o intolerancias a algún
medicamento o la natural precaución en el momento de asociar diferentes fármacos,
debemos estar al tanto, en el caso de los cantantes, de unas precauciones
específicas, ya que el uso de determinados fármacos pueden comprometer, como
veremos, la emisión óptima de la voz cantada y/o el confort de la ejecución además de
la posibilidad de comprometer incluso la tensión interpretativa.
Ansiolíticos. Debemos ir con mucho cuidado en el momento de recetar o administrar
un ansiolítico a un cantante el mismo día que debe cantar. Las razones son obvias.
Los ansiolíticos reducen, de un lado, la ansiedad del paciente, pero la mayoría de ellos
producen relajación muscular que no es adecuada para el cantante que precisa de tota
la reserva de fuerza para poder actuar.
Incluso los ansiolíticos puros, sin apenas resquicios de relajación muscular, pueden
interferir negativamente en la respuesta artística del cantante por el hecho de rebajar
la tensión mínima necesaria para la ejecución de una obra. Un mínimo de tensión
antes de comenzar una representación o un concierto, es necesaria para afrontar los
retos de la misma.
En caso de estados ansiosos importantes pre-función, podemos utilizar, si es
imprescindible, los beta-bloqueadores a dosis pequeñas o medianas, recordando que
están contraindicados en los asmáticos y teniendo en cuenta, también, que un exceso
de dosis puede comprometer la tensión emocional mínima para una correcta
interpretación.
Medicamentos con acción anticolinérgica. Se trata de un grupo de medicamentos
entre cuyos efectos secundarios está el de una acción atropínica, provocando
sequedad de boca y garganta. El cantante necesita sentir las mucosas de boca y
garganta húmedas para poder cantar y sentirse confortable. No en vano, siempre que
pongamos un tratamiento farmacológico a un cantante profesional, nos preguntará
sistemáticamente “¿No me secará la garganta?” Por tanto, deberemos procurar
siempre no utilizar este tipo de medicamentos durante las 24 horas previas al inicio de
una actuación. Entre esos fármacos tenemos la atropina, la quinidina, la belladona, los
antihistamínicos de antigua generación, los antidepresivos tricíclicos y algunos
espasmolíticos y analgésicos como el bromuro de hioscina, el grupo de las
pirazolonas, etc.
Corticosteroides inhalados. Se trata de un grupo de medicamentos ampliamente
utilizados en el tratamiento del asma bronquial debido a su gran eficacia. Tienen una
acción anti-inflamatoria y antiexudativa local a nivel bronquial con la ventaja de una
pobre absorción sistémica.
Tienen, sin embargo, un gran inconveniente y es que provocan afonía y/o disfonía, en
un elevado tanto por ciento, por su acción directa sobre las cuerdas vocales. Los
foniatras aseguran que este efecto sólo se observa a medio o largo plazo y que son
inocuos en administración puntual. De todas maneras, hay que recordar que esos
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medicamentos son realmente útiles en el asma cuando se administran de manera
crónica, y en esos casos el tanto por ciento de afonía o disfonía es muy alto. En caso
de descompensación clínica en cantantes asmáticos, y en ausencia de
contraindicaciones específicas, prefiero utilizar los corticosteroides por vía general,
generalmente por vía oral, a dosis suficientes y progresivamente decrecientes.
Ya he comentado en el anterior capítulo sobre la hipertensión arterial los cuidados
especiales que debemos tener para con el colectivo de cantantes, a la hora de
escoger un tratamiento hipotensor adecuado.
La utilización de los corticosteroides por vía general. No es ningún secreto que
una de las armas terapéuticas más decisivas y más empleadas a la hora de tratar los
trastornos agudos o subagudos de la voz en un cantante, a pocos días u horas antes
de una interpretación, es la utilización, por vía general, ya sea oral o parenteral, de los
fármacos incluidos dentro de la denominación de gluco-corticosteroides o simplemente
corticoides. Su potente y rápido efecto anti-inflamatorio y anti-exudativo los convierte
en los fármacos de elección en momentos de compromisos de última hora. Siempre
recordando, pero, que para que sean realmente efectivos necesitaremos un mínimo de
8 horas entre la administración del medicamento y el momento de la actuación. No nos
servirá de nada administrar una dosis de corticosteroide unos momentos antes de salir
a cantar. Si buscamos un efecto placebo, lo podemos conseguir con medicamentos
menos agresivos. Es muy importante tener al paciente bien diagnosticado antes de
prescribir corticoides: no olvidemos que los signos inflamatorios disminuyen mucho o
desaparecen pero no paran la evolución de la enfermedad ni suprimen la causa.
Creo que debemos considerar como contraindicación absoluta, antes de prescribir
este grupo de medicamentos, la diabetes Mellitus y la presencia de úlcera gastroduodenal activa. En el caso de la diabetes, creo que no es proporcionado el beneficio
a obtener comparado con el grave riesgo de disparar al alza las cifras de glucemia del
paciente. También debemos tener en cuenta que en caso de infección bacteriana
debemos tener siempre al paciente con protección antibiótica para que la acción
inmunosupresora de los corticoides no la empeore. Recordar también la interacción
con los diuréticos.
Una vez evaluado el paciente y decidido que es candidato al tratamiento, debemos
escoger el fármaco y administrarlo a dosis suficientes y rápidamente decrecientes.
Quedarnos cortos de dosis, por miedo de perjudicar al paciente, hará que no
obtengamos los efectos deseados y por tanto le perjudiquemos todavía más. Yo me
inclino por la prednisolona a dosis iniciales de 30-60 mg. según los casos, durante 2-3
días y decrecer a razón de 10 mg. cada 2 días. En caso de asma bronquial severo
podemos alargar el tratamiento y decrecer más lentamente. Últimamente se ha
aceptado utilizar los corticoides en tratamientos cortos sin tener que seguir
decreciendo la dosis. Generalmente utilizo la vía oral, a dosis única diaria, por la
mañana, con el desayuno. Tampoco huyo, si es menester, de la vía parenteral.
Haciéndolo de esta manera no hemos tenido nunca problemas, y hemos podido
realizar algún pequeño “milagro”.
Aspirina e ibuprofeno Es bien sabido que la aspirina y algunos AINES (antiinflamatorios no esteroideos) tienen una acción antiagregante plaquetaria que hace
que la sangre pierda viscosidad y en caso de algún pequeño traumatismo el sangrado
sea más fácil y más difícilmente controlable. Por lo tanto, en un supuesto de
hemorragia cordal por traumatismo directo sobre la cuerda vocal (mala técnica vocal o
pobre control vocal en un momento de tensión) la hemorragia podría ser más fácil.
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Esa idea es la responsable de que algunos cantantes profesionales, principalmente
norte-americanos, no quieran tomar este tipo de medicamentos ya desde dos
semanas antes de cantar (el tiempo aproximado que tarda en eliminarse la aspirina).
Creo que es una medida un tanto exagerada y más si el profesional canta con una
técnica “ortodoxa”.