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N.o 52 AGOSTO 2001 Director: AULA VETERINARIA CANIS et FELIS TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Dr. Fidel San Román Ascaso TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Dirige y coordina esta monografía: Dra. Paloma García Fernández CANIS ET FELIS N.o 52 ndice EDITORIAL FISIOLOGÍA DEL DOLOR RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) CANIS ET FELIS N.o 52 ditorial E dolor es la sensación más temida por el hombre e inherente a cualquier proceso patológico; y es indudable que nuestros animales de compañía también la perciben de igual manera, con intensidades diversas, teniéndola y temiéndola de igual manera que los humanos. Para todos los que hemos participado en la monografía, ésta es una realidad incuestionable, y si dejamos que nuestros pacientes lo sufran, es por una falta de apreciación y observación para transcribir las manifestaciones de los animales o por una falta de sensibilidad personal; de cualquiera de las dos maneras todos los veterinarios, dentro de nuestra ética profesional debemos evitar el sufrimiento de nuestros pacientes, por lo que estamos obligados a esforzarnos en aprender a saber interpretar las reacciones frente al dolor de nuestros pequeños animales, así como tratarlo. No es fácil y se necesitan muchas horas de observación y de muchos individuos para llegar realmente a saber interpretar sus sensaciones, pero todo se aprende. Desde la Era Antigua, se han utilizado sustancias analgésicas: opio, mandrágora, cáñamo indio, en todas las civilizaciones, pero sólo unos pocos son los que han tenido la capacidad de observación para aplicarlo de manera sistemática por sus beneficios frente al dolor. Más bien la mayoría de las veces han sido sustancias con “poderes mágicos”, sustancias que constituían parte de un espectáculo y por lo tanto podían ser empleadas como un “medio especulativo” o “negocio”. Sólo a partir del siglo XIX es cuando se introducen estas sustancias en el terreno de la ciencia médica, para utilizarlo de manera rutinaria para evitar el dolor: el éter, el dióxido de carbono, el óxido nitroso; el Dr. Well, un odontólogo con gran capacidad de observación y sensibilidad, es al que le debemos que para los procedimientos quirúrgicos se emplee rutinariamente una sustancia analgésica. Pero no es hasta el siglo XX hasta cuando se L TERAPÉUTCA DEL DOLOR (I) CANIS ET FELIS N.o 52 ditorial han ido conociendo las propiedades de las sustancias que hasta entonces se empleaban de una manera aleatoria; y en este mismo siglo es cuando también se han sintetizado sustancias con capacidad de eliminar el dolor de manera más prolongada, con más potencia y menos riesgos; y aunque todavía podamos llegar a metas insospechadas, en la actualidad estamos de alguna manera obligados a evitar el dolor en todos los seres vivos que podamos, no hay excusas de falta de conocimientos ni falta de productos en el mercado. Se conocen de sobra los beneficios de la analgesia en nuestros pacientes, sobran explicaciones y hay que utilizarlos. Basta ya de historias. PALOMA GARCÍA FERNANDEZ Profesora Titular de Cirugía Departamento de Patología Animal Facultad de Veterinaria Universidad Complutense Madrid TERAPÉUTCA DEL DOLOR (I) TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) L. RIVERA DE LOS ARCOS Departamento de Fisiología. Facultad de Veterinaria Universidad Complutense. Madrid E L dolor es una sensación que contribuye a la supervivencia, ya que nos informa de las posibles amenazas externas e internas que se dirigen a nuestro organismo; y es está desagradable sensación la que a los veterinarios más nos interesa, pues podemos y debemos ser capaces de evitársela a nuestros pacientes. Para ello tenemos que conocer el mecanismo por el cual se produce, qué estructuras lo detectan, cómo se transmite esta información, cómo se procesa, los tipos,... en definitiva, conocer la fisiologia del dolor. CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) adaptación al medio ambiente de los seres vivos requiere de un complejo sistema de adquisición, transformación, transmisión y procesamiento de la información del mundo que les rodea. Los Receptores Sensoriales son las estructuras especializadas que asumen la función de captar las modificaciones energéticas de su entorno y transformarlas en señales nerviosas que aportan al Sistema Nervioso Central (SNC) la información de numerosos acontecimientos externos e internos, contribuyendo al conocimiento que los seres vivos tienen del medio ambiente y proporcionando los recursos necesarios para la supervivencia. Durante el proceso evolutivo, el sistema nervioso de las diferentes especies ha desarrollado receptores sensoriales especializados en detectar determinadas características de los estímulos de su entorno ambiental que resultan especialmente significativas para su éxito adaptativo. El pez torpedo posee receptores para campos eléctricos que le permiten moverse con destreza en las aguas fangosas. Algunas serpientes poseen sensores sensibles a radiaciones infrarrojas con las que pueden sentir el calor corporal de sus presas. Los perros oyen ultrasonidos indetectables para el hombre, o las abejas ven la luz polarizada que utilizan para su orientación. Es decir, dentro de cada especie, los receptores sensoriales abarcan únicamente a un grupo determinado de formas energéticas para permitir, a cada una de ellas, relacionarse con su mundo externo. A diferencia de los otros sentidos, el dolor contribuye muy poco al conocimiento de nuestro entorno. Más bien nos informa sobre posibles amenazas externas e internas de nuestro organismo. Como nos L A CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR preserva de lesiones permanentemente es imprescindible para una vida normal. Es decir, sin la alarma del dolor nos heriríamos y mutilaríamos constantemente. Así, existen personas con una insensibilidad total e innata al dolor, éstas no perciben los estímulos nocivos como tales. Por eso es muy típico que desde edades tempranas se produzcan lesiones que les conducen, por lo general, a una muerte temprana. Se ha podido comprobar que un comportamiento adecuado frente a estímulos dolorosos parece ser que no es innato sino que ha de ser aprendido por el organismo. Así, en perros jóvenes a los que se preservó en los primeros ocho meses de vida de estímulos nocivos, fueron incapaces de responder adecuadamente a estímulos dolorosos y lo aprendieron sólo lenta e incompletamente. Olisqueaban siempre las llamas y se dejaban pinchar profundamente alfileres en la piel sin mostrar más que contracciones reflejas locales. De todo lo comentado podemos concluir que es importantísimo para la supervivencia de las diferentes especies animales mantener intacto un sistema de protección y alarma como es el sentido del dolor. El dolor, por lo tanto, aumenta las posibilidades de supervivencia. Esto tiene en común con los otros sentidos. Presenta un amplio espectro de características que lo diferencian claramente de los otros sentidos. Sólo el que conoce estas características especiales está en condiciones de ofrecer una ayuda óptima al paciente que lo sufre. Además, el dolor es una de las experiencias humanas y animales más universalmente compartidas, la causa más frecuente de búsqueda de ayuda médica y uno de los signos más empleados en clínica para el diagnóstico de las enfermedades. RECEPTORES SENSORIALES Antes de profundizar en los mecanismos del dolor, vamos a hacer un pequeñísimo resumen acerca de ciertas características generales de los Receptores Sensoriales. En un sentido amplio, se denomina “Receptor Sensorial a toda estructura especializada en la detección de un estímulo y en su transformación (traducción) en señales eléctricas”. En un sentido más restringido, “los Receptores Sensoriales son estructuras situadas en lugares estratégicos de la superficie o en el interior del organismo, con porciones de su membrana especializada en la transformación de muy variadas formas de energía (electromagnética, térmica, mecánica o química)”. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) CARACTERÍSTICAS DE LAS SENSACIONES En primer lugar hemos de hablar de Modalidad: por ejemplo el gusto. Dentro del gusto se distinguen Cualidades: dulce, salado, amargo o ácido. Además, hemos de tener en cuenta que la sensación está definida por su Intensidad y por sus dimensiones espaciales y temporales que permiten distinguir entre estímulos de la misma cualidad en función de su localización, amplitud, extensión y curso temporal. Finalmente, la Sensación tiene una dimensión afectiva que puede otorgarle un carácter agradable o desagradable. A continuación hay que definir algunos de los términos que se utilizan más frecuentemente en el estudio de la Fisiología sensorial: Umbral de activación, es la intensidad de estímulo a la que un receptor sensorial responde a un estímulo dado. Generalmente se considera umbral de activación a aquella intensidad de estímulo a la que el receptor responde al menos un 50% de las veces (fig. 1a). Codificación, es la relación existente entre la intensidad del estímulo y la frecuencia de disparo de potenciales de acción por la terminal nerviosa (fig. 1b). Adaptación, es la desaparición de la respuesta como consecuencia de la continuidad de un estímulo (por ejemplo. cinturón alrededor del abdomen) (fig. 1c). Velocidad de conducción, es la velocidad a la que discurre un potencial de acción a lo largo del axon. La velocidad de conducción va a venir determinada por el grosor de la vaina de mielina y el diámetro del axón de forma proporcio- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 1.— Características de las sensaciones. A. Umbral de activación. B. Codificación de la respuesta. C. Adaptación del receptor. nal. Así un axón que tenga una vaina de mielina muy gruesa o un diámetro muy grande, conducirá los potenciales de acción a muy alta velocidad (alrededor de 120 m/seg), lo contrario supondrá una velocidad de conducción muy baja (fig. 2). Fig. 2.— Medida de la velocidad de conducción. En la figura se presenta un registro realizado durante un experimento real. En él se pueden observar que los diferentes tipos de fibra nerviosa conducen con diferentes velocidades de conducción. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) ADAPTACIÓN DE LOS RECEPTORES SENSORIALES Y CODIFICACIÓN DE LA INFORMACIÓN El estímulo va a generar en la membrana de la terminal nerviosa receptora (sensor) una serie de cambios, diferentes dependiendo de la naturaleza del mismo, que dará lugar a la producción de potenciales de acción. El receptor sensorial, no es ni más ni menos que un transductor, es decir, un transformador de un determinado tipo de energía (mecánica, química, térmica o electromagnética) en energía eléctrica (potencial de acción). Los potenciales de acción generados van a viajar a lo largo del axón para llegar al asta dorsal de la médula espinal y de aquí hasta el SNC donde se convertirá en una sensación consciente. El potencial de acción se produce debido a que los cambios inducidos por el estímulo en la membrana del receptor motivan una despolarización de la membrana, (cambio en el valor del potencial de membrana en reposo a valores menos negativos), que dan lugar la apertura de canales para el sodio de tipo voltaje-dependientes (un canal es una proteína de membrana que constituye un poro permeable a determinadas especies iónicas), y esto origina la entrada de sodio, produciéndose la respuesta regenerativa del potencial de acción ya que a la fase de despolarización, producida por la entrada de sodio, le sigue la fase de repolarización y la hiperpolarización de la membrana por la salida de potasio, haciendo que el valor del potencial de membrana vuelva al estado de reposo. La adaptación de un receptor sensorial el proceso por el cual un receptor CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR deja de generar potenciales de acción incluso antes de que haya desaparecido el estímulo que lo activó. Así existen receptores de adaptación rápida (corpúsculo de Pacini) (fig. 3a), lenta (células de Merkel, terminaciones de Ruffini) (fig. 3b) e incluso que no se adaptan (receptores de dolor) (fig. 3c). La terminales nerviosas informan al SNC acerca de los acontecimientos que en ellas se producen y lo hacen por medio de un código que el SNC va a poder descifrar y, después de un procesamiento de dicha información, hacer consciente la sensación. La codificación de la información en el sistema nervioso se lleva a cabo por medio de un código de frecuencias de potenciales de acción. La frecuencia de disparo va a informar acerca de diferentes aspectos del estímulo, intensidad, curso temporal y localización espacial. Así, cuanto mayor sea la intensidad del estímulo, mayor será la frecuencia de disparo. Cuanto mayor sea la duración del estímulo, mayor será el tiempo que la terminal genere potenciales de acción. Cuanto mayor espacio ocupe el área lesionada, mayor número de terminales (aferencias) serán estimuladas y, por tanto, mayor la información que llegará al SNC. Todos estos hechos hacen que una sensación sea un correlato fiel de los diferentes aspectos del estímulo una vez procesada la información por los diferentes niveles de la vía específica. Fig. 3.— Adaptación de los receptores sensoriales. A. Receptor de adaptación rápida. B. Receptor de adaptación lenta. C. Receptor que no se adapta. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) CONCEPTO DE NOCICEPCIÓN Y DOLOR Sherrington (1906) propuso la existencia de terminaciones nerviosas específicas para la detección de estímulos de intensidad elevada, suficiente para producir una lesión tisular y acuñó el nombre de nociceptor (latín nocere: dañar, perjudicar) para denominar a aquellos receptores sensoriales que responden a estímulos nocivos. Burgess y Perl (1969) precisaron más este concepto, definiendo los nociceptores como aquellos receptores sensoriales capaces de diferenciar los estímulos lesivos de los inócuos. También, se utiliza el término información nociceptiva al conjunto de información que, a través de un procesamiento e integración en el SNC, da lugar a la sensación de dolor y sistema nociceptivo al conjunto de estructuras del sistema nervioso encargadas de procesar la información nociceptiva. Nocicepción es, por tanto, la respuesta del sistema nociceptivo al estímulo nocivo, mientras que dolor se refiere a la evocación o interpretación consciente de la información nociceptiva. TIPOS Y CARACTERÍSTICAS DE LOS NOCICEPTORES Los nociceptores están constituidos por terminaciones libres, es decir sin especializaciones de membrana a su alrededor, con axones débilmente mielinizados o amielínicos. Son fibras nerviosas de velocidad de conducción lenta, débilmente mielinizadas y de pequeño calibre tipo A-δ, que conducen la información a una velocidad entre 5 y 30 m/s, y amielínicas de pequeño calibre tipo C, cuya velocidad de conducción es menor de 2 m/s (fig. 4). CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 4.— Tipos de fibras que transmiten la información nociceptiva. Los nociceptores están conectados a fibras débilmente mielínicas (Aδ) o amielínicas (C). De acuerdo a su modalidad de estímulo se distinguen dos grandes grupos: mecanonociceptores o nociceptores mecánicos de alto umbral, generalmente asociados a fibras tipo A-δ que responden a estímulos mecánicos de alto umbral (fig. 5a) y nociceptores polimodales, generalmente asociados a fibras tipo C, aquellos que responden a estímulos mecánicos (pinchazos, golpes, etc.), térmicos (calor y frío por encima de 45°C, y por debajo de 18°C, respectivamente) y químicos (agentes mediadores de la inflamación) (fig. 5b). Recientemente se ha encontrado una población de nociceptores denominados silen tes, que son sensibles a estímulos químicos, pero no a estímulos mecánicos en condiciones normales, y que adquieren la capacidad de excitarse mecánicamente tras la lesión tisular o durante un proceso inflamatorio. Estos nociceptores silentes podrían explicar situaciones en las cuales durante un proceso inflamatorio o una lesión tisular, estímulos inocuos que en condiciones normales no producen sensación dolorosa, producen exclusivamente dolor, por ejemplo: el dolor que producen los movimientos normales en los procesos artríticos (fig. 5c). Por otro lado, en 1997 se han descrito los nociceptores del picor, que serían aquellos nociceptores que se activan exclusivamente por la liberación local de histamina, y no por estímulos mecánicos o térmicos, dando lugar a la sensación desagrada- TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) ble de picor en la zona de influencia de la terminación nerviosa (campo receptor), por ejemplo: la picadura de un mosquito. Curiosamente estos receptores de picor están asociadas a fibras C, de muy baja velocidad de conducción (0,5 m/s) cuyas terminaciones están muy ramificadas, no responden ni a estímulos mecánicos ni térmicos, por lo que se consideran unos quimiorreceptores puros (fig. 5d). Los nociceptores presentan una serie de propiedades que los distinguen claramente de otros tipos de receptores sensoriales. Así, presentan un umbral de activación muy alto, es decir, comienzan a disparar con intensidades de estímulo elevadas, codificando la intensidad de la respuesta dentro del rango lesivo. Esto es debido a la presencia en las terminales nociceptivas de un canal de sodio especial resistente a una neurotoxina, la tetrodotoxina (TTX), que es diferente al responsable de la generación de potenciales de acción en terminaciones nerviosas de los diferentes receptores sensoriales. La característica más importante de este canal de sodio es que comienza a activarse a intensidades de estímulo mucho mayores que los receptores de bajo umbral. Modifican su respuesta con la estimulación repetida sufren el fenómeno de sensibilización, la reiteración del estímulo da lugar a una disminución del umbral, ahora estímulos inocuos excitan las terminaciones nociceptoras, las cuales disparan con mayor frecuencia frente a estímulos supraumbrales. Presentan postdescarga (disparo de potenciales de acción inmediatamente después de finalizar el estímulo) y actividad espontánea (mantenimiento de la descarga tiempo después de haber cesado el estímulo). CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 5.— Tipos de nociceptores. A. Mecanonociceptores o nociceptores mecánicos de alto umbral. B. Nociceptores polimodales. C. Nociceptores “silentes o durmientes”. D. Nociceptores de “picor”. DEFINICIÓN Y TIPOS DE DOLOR La Asociación Internacional para el estudio del Dolor (IASP) ha definido a éste como “una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular real o potencial o descrita en términos de daño tisular”. Esta definición implica la existencia de una percepción sensorial asociada a la lesión tisular potencial o real y un sentimiento emocional desagradable que acompaña a la primera. Así, se distinguen tres dimensiones en la experiencia dolorosa: Sensorio-discriminativa (localización, características espacio-temporales, cualidad e intensidad de la sensación). Cognitiva-evaluativa (percepción y apreciación del significado de lo que está ocurriendo). Afectiva-emocional (sentimientos provocados por el deseo de evitar el daño). Por tanto, la estimulación dolorosa genera simultáneamente sensaciones nociceptivas, de alarma, de activación del SNC y reacciones motoras. El sistema nociceptivo permite saber que se está produciendo un daño tisular, prevenir su extensión y adoptar conductas para evitarlo y rechazarlo. Por tanto, la finalidad del dolor es ser un Sistema de alarma o aviso que permite pre- TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) venir o al menos reducir en lo posible el daño tisular. Esto se puede comprobar al conocer que la sensación dolorosa se puede producir sin que se alcance una intensidad de estímulo suficiente para producir un daño apreciable. Además, la sensación dolorosa va a estar más de terminada por la velocidad de producción de la lesión que por su magnitud final. Tipos de dolor Al hacer una distinción entre los diferentes tipos de dolor hemos de tener en cuenta que éstos van a estar definidos, por su curso temporal (dolor agudo o crónico), por su localización (dolor somático o visceral) y si éste es fisiológico o patológico (dolor nociceptivo o neuropático). Dolor agudo y crónico El dolor agudo es el más común pero el menos amenazador, se debe a un daño tisular somático o visceral y su curso temporal sigue el proceso de reparación de la lesión, desapareciendo al sanar el tejido. Es el que sigue a los traumatismos, la cirugía, etc. El dolor crónico se puede definir como un dolor que persiste al menos un mes después de producirse la lesión y que se mantiene después de haberse sanado. Generalmente, es un síntoma de una enfermedad crónica subyacente sin necesidad de lesión e incluye ejemplos tales como el dolor de espalda, dolores articulares, etc. Dolor articular Las articulaciones de los mamíferos superiores están inervadas por terminaciones sensoriales aferentes que finalizan CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR como terminaciones libres en el tejido sinovial, cápsula articular, almohadillas articulares y ligamentos. La articulación de la rodilla del gato ha sido extensamente utilizada como modelo para el estudio de respuestas neurofisiológicas a movimientos de la rodilla inocuos y dañinos. El nervio mediano articular del gato inerva las caras medial y anteromedial de la articulación de la rodilla del gato y contiene muchas fibras nerviosas mecanosensibles, muchas de ellas son activadas por estímulos mecánicos inocuos, mientras que otras responden a estímulos mecánicos nocivos. La inflamación de la rodilla ejerce una serie de influencias a largo plazo sobre la excitabilidad de los nociceptores, sensibilizándolos (disminución del umbral mecánico, presentando actividad espontánea continua y respondiendo a movimientos de la rodilla inocuos. La articulación está rellena de una concentración alta de hialuronato sódico que es un glucoglicano presente en la matriz intercelular de todos los tejidos articulares, entre ellos, el líquido sinovial, tejido y cápsula sinovial y la capa superficial del cartílago dando unas características viscoelásticas particulares reduciendo la transmisión de los estiramientos mecánicos a las terminaciones nerviosas. Este polímero llena el espacio intercelular entre la red de fibras de colágeno, que rodea todas las células, vasos sanguíneos y linfáticos y a los elementos nerviosos de los diferentes tejidos de la articulación. El hialuronato sódico producido por células en el tejido sinovial, fluye por el líquido sinovial y los espacios intercelulares, permitiendo el movimiento de la rodilla, drenando por los vasos linfáticos. Durante el proceso inflamatorio articular, parece ser que se produce una desnaturalización del hialuronato sódico que dará lugar a la pérdida de esta capacidad viscoelástica y, por tanto, de filtro favoreciendo la activación de los nociceptores articulares por cualquier tipo de estiramiento mecánico, y si a esto le añadimos la capacidad sensibilizadora de las terminaciones nociceptivas por los productos de la inflamación es factible que se comprenda cuál es la razón por la que en las articulaciones inflamadas estímulos mecánicos inocuos generan sensación dolorosa, de ahí que a estos nociceptores se les denomine “silentes o durmientes”, ya que en condiciones normales y debido a lo expuesto más arriba son insensibles a estímulos mecánicos. Se ha demostrado que el efecto analgésico de los AINEs en proceso artríticos se debe a un efecto periférico directo sobre la terminal nerviosa y no es debida a un proceso de analgesia a nivel central. Actualmente se está utilizando una fracción purificada de hialuro- TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nato sódico denominada Hylan, para el tratamiento de osteoartritis en medicina veterinaria y humana. La solución elastoviscosa se inyecta intraarticularmente para aumentar la elastoviscosidad del líquido articular y de la matriz intercelular de los tejidos articulares, que en condiciones de artritis está a niveles anormalmente bajos. En estudios realizados en caballos se ha podido observar que la elastoviscosidad del líquido sinovial vuelve a sus niveles normales tras la inyección intraarticular de Hylan y que el dolor asociado al movimiento de la articulación disminuye e incluso queda abolido. Dolor somático y visceral El dolor somático es el tipo de dolor mejor estudiado en animales debido a la accesibilidad de la piel para llevar a cabo estudios neurofisiológicos, de los que se ha obtenido la mayoría del conocimiento que hoy tenemos acerca de la neurofisiología de dolor. Este tipo de dolor afecta a piel, músculos, articulaciones, ligamentos y huesos. El dolor somático, por su localización, puede ser superficial y profundo. Dolor superficial. Si pinchamos la piel con un alfiler, se siente un dolor que presenta una serie de características propias: se localiza bien, y desaparece poco después del cese del estímulo. A este dolor rápido le sigue a menudo con una latencia de 0,5-1s un dolor lento de carácter sordo (urente), más difícil de localizar y que disminuye más lentamente. Dolor profundo. El más corriente es el dolor muscular, articular, ligamentoso, etc. Es de carácter sordo, difícilmente localizable y tiende a irradiar a áreas vecinas. Al contrario que el dolor somático se conoce mucho menos acerca de la neurofisiología del dolor visceral, que es el CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR producido por lesiones y enfermedades que afectan a órganos y vísceras internas. Para entender la codificación de los mensajes sensoriales originados en las vísceras hay que tener en cuenta que una parte significativa de la información sensorial visceral no produce sensaciones conscientes. Así, el rango de sensaciones originadas en las vísceras es reducido; por lo general se limita a las de incomodidad y dolor. Algunas sensaciones como la de repleción vesical urinaria, no son inicialmente molestas pero pueden hacerse desagradables si el estímulo progresa o persiste largo tiempo. El dolor visceral se origina en las vísceras de las cavidades torácica y abdominal y posee una serie de características y propiedades que lo diferencian del dolor somático. Hay que destacar, en primer lugar, que no todas las vísceras son sensibles al dolor, éste es un hecho muy importante del dolor visceral. Así, grandes destrucciones del hígado, riñones o pulmones, resultan silentes hasta que no afectan a estructuras adyacentes. Por todo ello, en el dolor visceral no cabe hablar de estímulo lesivo como estímulo doloroso y no existe una clara relación entre la intensidad de la lesión y la magnitud del dolor. Además, es urente, difuso y mal localizado. La localización difusa y poco exacta es otra característica propia del dolor visceral. Esto es reflejo de la imprecisa representación de las vísceras en la corteza somestésica y se irradia a una superficie mayor que la de los órganos lesionados. Por otro lado, se percibe como localizado en un territorio cutáneo superficial alejado del lugar donde se localiza la lesión. El dolor visceral se distingue por la desproporción entre la naturaleza del estímulo visceral y la intensidad de las respuestas reflejas, motoras y autónomas. Este dolor se acompaña generalmente de contracturas musculares esqueléticas y espasmos de larga duración, que contribuyen mucho a aumentar el malestar del animal, lo que le produce un deterioro muy grande en su calidad de vida. Todo esto se debe al elevado grado de divergencia de la aferencias viscerales a todos los niveles del SNC. Ello da lugar a la activación de los sistemas motor y autónomo que dan lugar a las reacciones características del dolor visceral, dolor difuso y mal localizado, referido a áreas somáticas, reflejos viscerosomáticos que dan lugar a espasmos musculares y reflejos visceroviscerales que alteran el control vegetativo de las vísceras provocando alteraciones de la secreción y motilidad de otras vísceras. Además, se activan reflejos autónomos, motivando un aumento de la frecuencia cardiaca, la presión TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) arterial y de la sudoración. Es decir, en conjunto, se modifica el tono normal del SNA. Los estímulos más efectivos son: espasmo de la musculatura lisa de las vísceras, su distensión, la isquemia, los procesos inflamatorios, los estímulos químicos, la tracción, compresión o torsión de los mesenterios. Dolor referido El dolor visceral tiene un carácter referido, es decir, es experimentado en regiones del organismo distintas del órgano cuya estimulación genera el dolor. Un ejemplo clásico de dolor referido es el de la angina de pecho (angor pectoris); la isquemia cardiaca se siente como un dolor profundo localizado en tórax, hombro y brazo izquierdo. Todo esto se debe a la convergencia de fibras aferentes de las vísceras y fibras aferentes procedentes de áreas somáticas específicas de la superficie del cuerpo que convergen en las mismas neuronas del asta posterior de la médula espinal (neuronas viscerosomáticas). La información se proyecta por los haces espinotalámicos hasta la corteza cerebral, donde se interpreta la activación resultante de origen visceral como procedente de la piel. Esta interpretación se debe a experiencias previas en que la misma vía había sido activada por estimulación cutánea. Además, la información visceral que reciben estas neuronas viscerosomáticas se activa exclusivamente por estímulos lesivos. De esta manera, la fuente del dolor puede preverse fácilmente a partir del lugar del dolor referido (fig. 6). En relación con la codificación de la información visceral, se ha sugerido la existencia de una población de receptores viscerales de bajo umbral, separada de otra compuesta por nociceptores para CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 6.— Esquema general del dolor referido. explicar el paso de sensaciones inocuas a dolorosas. Esto ocurriría por la activación sucesiva (reclutamiento) de cada una de estas poblaciones. En una serie de vísceras (uréter, corazón, vejiga, útero, etc.) se ha probado la existencia de receptores de alto umbral, que responden a estímulos de intensidad por encima del rango normal y que constituirían auténticos nociceptores viscerales. Dolor nociceptivo y dolor neuropático El dolor nociceptivo o dolor fisiológico, es aquella forma de dolor presente en todos los animales normales como consecuencia de la aplicación de estímulos que producen daño o lesión en la superficie o el interior del organismo. Este dolor es el resultado de la activación por una lesión tisular de los nociceptores periféricos, somáticos o viscerales y de las vías centrales y estructuras del SNC que conducen a la percepción dolorosa. También se le conoce como dolor sensorial o normal y forma parte del repertorio de las sensaciones normales. El dolor neuropático, también llamado anormal o patológico, es aquel en que la etiología predominante es siempre el resultado de una enfermedad o de una lesión del sistema nervioso, ya sea de los nervios periféricos o del propio SNC, dando lugar a un funcionamiento anormal de las vías nociceptivas que determinan tales percepciones dolorosas. Un claro ejemplo de dolor neuropático es el denominado síndrome del “miembro fantasma”, llamado así porque tras la TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) amputación de un miembro el individuo sigue refiriendo tener sensibilidad procedente de las diferentes partes del miembro amputado. Se ha atribuido la sensación de miembro fantasma y el dolor que le acompaña a impulsos que penetran en la médula espinal procedentes de la cicatriz del tejido nervioso en el muñón. Ramón y Cajal ya describió a principios del siglo XX, que la sección de un nervio periférico da lugar a una serie de procesos degenerativos, regenerativos y de cicatrización, que acaban en la formación de un neuroma, siendo éste un engrosamiento del axón en el lugar del nervio en que se produjo la sección. En los últimos años muchos han sido los estudios neurofisiológicos tomando como modelo el neuroma descrito por Cajal, y se ha podido comprobar que las terminaciones contenidas en el neuroma se comportan de igual manera que aquellas presentes en el animal intacto, es decir, recuperan la capacidad de responder a un gran reper torio de modalidades de estímulo (tacto, temperatura, dolor, etc.) Además, se ha comprobado, mediante estudios in vitro que son las propias terminaciones nerviosas, y no mecanismos a nivel del SNC, las responsables de la aparición de dolor espontáneo en individuos amputados debido a la presencia de actividad espontánea en las terminaciones nociceptivas del nervio seccionado. Por otro lado, estas terminaciones se comportan como las terminaciones sensoriales intactas, recuperando la capacidad de codificar la intensidad de diferentes modalidades de estímulo y sensibilizándose, debido a que el soma de la neurona sigue produciendo proteínas de membrana, canales iónicos y sistemas de segundos mensajeros que una vez transportados a la terminal nerviosa son ancla- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR dos en la membrana en la misma localización que tenían en la terminal intacta, dando lugar a que respondan idénticamente a como ocurre en el animal intacto. Ante un problema como éste, hemos de referirnos a la especie humana ya que es la única que puede describir los síntomas del síndrome que padece. Muchos pacientes a los que se les ha amputado la extremidad superior a nivel del codo, se quejan al médico que les duele la mano, cuando en realidad no la tienen. Sin embargo, tienen la sensación procedente del miembro amputado y no es que no se den cuenta de ello, sino que el SNC no es consciente de la falta de ese miembro, y al recibir información de las terminales nerviosas que inervaban esa mano, asume que la información procede de allí y es ésta la causa por la que refiere la presencia de sensaciones y dolor en zonas amputadas. En los animales se puede comprobar la presencia de este síndrome por su comportamiento. Muchas ratas a las que se somete a la sección del nervio ciático o a otros modelos de dolor neuropático, se autolesionan, llegando incluso a comerse la extremidad hasta el nivel de la articulación de la rodilla (autotomía). En otros modelos, los animales sólo se muerden y roen las partes más distales de la extremidad, como es el caso de la sección del nervio safeno. Además, movimientos, golpes, roces y temperaturas muy elevadas o muy bajas, pueden producir la activación de las terminaciones nerviosas dando lugar a la aparición de sensaciones que el individuo refiere como procedentes de la parte del miembro amputada. De hecho, el dolor se alivia en algunos casos eliminando la cicatriz o seccionando los nervios sensitivos inmediatamente por encima de lugar de amputación. Muchos perros a los que se les ha realizado una caudectomía o la amputación de una extremidad, se roen y muerden la cicatriz, lo que indicaría la presencia de sensaciones a ese nivel. Este hecho, muy probablemente, estaría relacionado con la existencia del síndrome del miembro fantasma, ya que hay que tener en cuenta que en el muñón quedan incluidos los nervios y es factible que generen una actividad anormal en las terminaciones nerviosas dando lugar a una serie de síntomas que nos ayudarían a diagnosticar este síndrome de miembro fantasma. ADAPTACIÓN DE LA SENSACIÓN DOLOROSA El dolor tiene una característica específica que lo distingue claramente de otros tipos de sensibilidad, no se adapta, TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) es decir, los animales, al igual que el hombre, pueden sentir continuamente la sensación dolorosa procedente de una parte del organismo lesionada. Sin embargo, no notan el collar alrededor del cuello, todo esto es debido a que los receptores del tacto se adaptan y dejan de informar a centros superiores de la presencia del collar, pero los nociceptores, al ser un sistema fisiológico de protección y alarma del organismo necesitan informar continuamente acerca de lo que ocurre en los tejidos afectados con el fin, entre otros, de contribuir a la curación y a la vez impedir que el área lesionada pueda de nuevo volver a serlo. MECANISMOS DE TRADUCCIÓN DE LOS NOCICEPTORES Hay diferentes mecanismos de membrana por los que los nociceptores transforman diferentes formas de energía. Así, parece ser que la respuesta de los nociceptores (mecánicos, polimodales o silentes) a estímulos mecánicos está mediada por canales sensibles al estiramiento similares a los presentes en los mecanorreceptores de bajo umbral (tacto, presión, etc.). La deformación física de la membrana plasmática por el estímulo, provocaría la contracción de unas fibras de miosina localizadas en la cara citoplasmática del canal dando lugar a la apertura de éstos, que llevaría a la entrada de cargas positivas (cationes) al interior de la terminación nerviosa y por tanto a la despolarización de la membrana, generando un potencial de acción (fig. 7). Estos nociceptores sensibles a estímulos mecánicos codificarían la intensidad del estímulo incrementando la frecuencia de disparo de potenciales de acción (fig. 8). En los últimos años se ha podido comprobar CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR la existencia de un nuevo tipo de canal de sodio el cual se activaría a valores de potencial de membrana más positivos que los presentes en los receptores del tacto, por tanto pudiendo explicar por qué la intensidad del estímulo necesaria para activar los nociceptores sensibles a estímulos mecánicos sería mucho mayor que para activar los receptores de tacto. En cuanto a los mecanismos que dan lugar a las respuestas químicas, éstas varían dependiendo del irritante químico endógeno o exógeno que la promueva y del mecanismo intracelular que active. Desde los años treinta del siglo pasado, se sabe que el dolor con que cursa el angor pectoris se debe a que la anoxia, debida a la disminución de riego sanguíneo, disminuye el pH del medio (por acúmulo de CO2) produciendo acidosis metabólica local siendo esta la que produce la sensación dolorosa al igual que sucede en la inflamación, que también produce acidificación del medio. Es la disminución de pH, y por tanto el incremento de la concentración de protones (H+) en el medio extracelular, el que pro- Fig. 7.— Mecanismos de traducción de los nociceptores. Operado por voltaje, cambios en el potencial de membrana generan la apertura/cierre del canal iónico. Operado por receptor, es la unión de la sustancia activador al receptor la que genera la apertura del canal. Mecanorreceptor. Es la distorsión física de la membrana la que genera la apertura del canal. Quimiorreceptor. La unión de la sustancia activadora deI canal genera una cascada metabólica que da lugar a la apertura/cierre del canal. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) voca la descarga de trenes de potenciales de acción en la terminal sensorial, que se creía era debida a la apertura de un canal catiónico acoplado al receptor de capsaicina, pero se ha demostrado que es debido a la activación de un receptor sensible a protones acoplado a un canal catiónico que genera una corriente de entrada de cationes monovalentes (fig. 7). Los exudados infl a m a to rios está n compuestos de una serie de irritantes químicos procedentes tanto de la propia destrucción tisular (potasio, ATP, protones, prostaglandinas (PGE2) y leucotrienos), como de la sangre y de diferentes tipos celulares (bradicinina, cininógeno del plasma; histamina, células cebadas y serotonina (5-HT), plaquetas) y de las propias terminaciones nerviosas nociceptivas (sustancia P). Estos exudados generan, bien la activación directa de la terminal, la activación de un segundo mensajero (AMPc, IP3, etc.) o la sensibilización de la terminal. El potasio, el ATP y los protones, generan la activación directa de las terminales nerviosas nociceptivas. La histamina, la PGE2 o la 5-HT mediante la activación de la adenilato ciclasa dan lugar al incremento en los niveles intracelulares de AMPc y a la activación de la proteincinasa A (PKA) produciendo la activación (histamina y 5-HT) y la sensibilización (PGE2) de las terminaciones nerviosas; la bradricinina, por estimulación de la cascada de los inositoles de fosfato de la membrana y la activación de proteincinasa C (PKC), promueve la activación de las terminaciones nerviosas y la sustancia P la sensibilización de las terminaciones nerviosas (fig. 9). Un hecho muy importante en el estudio de la neurofisiología del dolor es el hecho de que los nociceptores además de acti- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 8.— Codificación de la intensidad del estímulo mecánico. varse (generar potenciales de acción) presentan una característica fundamental, la sensibilización que es la disminución del umbral de activación, existen dos tipos de sensibilización, la sensibilización directa que es la producida por la reiteración de un estímulo nocivo en la que hay una disminución del umbral de activación por la repetición del propio estímulo y la sensibilización cruzada, que es la disminución del umbral de activación de los nociceptores a una modalidad de estímulo diferente al estímulo que la produce (sensibilización mecánica por histamina, 5-HT o PGE2 debido al incremento que producen de los Fig. 9.— Mecanismo de la inflamación neurogénica y de la sensibilización de los nociceptores. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) niveles intracelulares de AMPc, o a la sensibilización térmica al calor nocivo producido por la bradicinina al activar la proteincinasa C citoplasmática). La capsaicina, principal ingrediente picante de las guindillas, cayenas, etc., activa un receptor asociado a un canal con preferencia por la entrada de cationes divalentes y produce la sensación de dolor quemante al activar selectivamente terminaciones sensoriales que transmiten información nociceptiva al SNC. Este receptor es también activado por estímulos térmicos dentro del rango nocivo, de ahí que la sensación que produce cuando es aplicada intradérmicamente sea de quemazón. MENSAJE SENSORIAL EN LOS NOCICEPTORES La despolarización de las terminales nociceptoras da lugar a una descarga de impulsos (potenciales de acción) en su fibra nerviosa, que progresa hacia el SNC hasta alcanzar la primera sinapsis en la médula espinal o en el bulbo raquídeo. La codificación del mensaje sensorial en los nociceptores presenta peculiaridades propias en los territorios somático y visceral. Por medio de una serie de experimentos realizados en humanos, ha quedado establecido que la sensación somática de dolor rápido va asociada a la activación de fibras nociceptoras A-δ y la de dolor lento, urente y prolongado a la de fibras C (fig. 10). SENSIBILIZACIÓN DE LOS NOCICEPTORES E INFLAMACIÓN NEUROGÉNICA Una característica de los nociceptores es la capacidad que tienen de sensibili- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 10.— Dolor rápido y dolor lento. zarse, es decir, mostrar frente a la repetición de un estímulo lesivo un umbral de excitación menor y una respuesta aumentada. La sensibilización de los nociceptores afecta fundamentalmente a los nociceptores polimodales, teniendo como resultado la hiperalgesia primaria y la alodinia del área lesionada y se debe a la actuación sobre la terminal nerviosa de una serie de sustancias químicas liberadas como consecuencia de la lesión tisular y de la subsiguiente inflamación. De manera general puede definirse a la inflamación como la reacción corporal a una agresión, que puede deberse a la invasión de un agente infeccioso, a reacciones antígeno-anticuerpo, a isquemia, y a una lesión tisular física o térmica. Las respuestas inflamatorias aparecen en tres fases diferentes y parece ser que mediadas por distintos mecanismos. Los signos clínicos que la definen son: una fase aguda caracterizada por la vasodilatación local, aumento del flujo sanguíneo del área lesionada, incremento de la permeabilidad capilar debido a la retracción de las células endoteliales. Una fase subaguda tardía con infiltración de fagocitos y plaquetas desde la sangre y tejidos vecinos. Los sistemas TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) enzimáticos que se ponen en marcha son muy variados: el sistema de las cininas, el de la coagulación, el fibrinolítico y el de complemento. La interleucina 1 (IL-1) y el factor de necrosis tumoral (TNF) aportan parte de las moléculas que median las reacciones anteriormente expuestss. La mayor parte de los mediadores de la inflamación, modifican la excitabilidad de la terminal, haciéndola más susceptible para responder a los estímulos algogénicos naturales: es el proceso denominado sensibilización. La tercera fase inflamatoría sería una fase proliferativa crónica en que se producen degeneración y fibrosis tisulares (fig. 9). Otra característica de los nociceptores es la sensibilización cruzada, es decir la disminución del umbral mecánico después de un estímulo químico. La acidosis es desde tiempo conocida por producir dolor y sensibilización, pero actualmente no se conoce cuál es el mecanismo subyacente que la produce. Sin embargo, se ha podido demostrar que el mecanismo por el cual otros irritantes químicos promueven la sensibilización mecánica al elevar los niveles intracelulares de AMPc; y es éste AMPc el que activa directamente una corriente de Na+ Ih y por la activación de la PKA, la cual incrementa la excitabilidad de la corriente de Na+ (INa+) (TTX-R INa+), pero sensibles a la lidocaína), lo que permite que un estímulo de menor intensidad provoque ahora una respuesta. Esto se ha podido comprobar mediante el uso de un análogo permeable del AMPc, el 8-bromo AMPc, el cual promueve una sensibilización mecánica tras 5 minutos de aplicación (fig. 11). Esta sensibilización pudiera explicar el dolor que se siente cuando se tiene una zona inflamada, en la cual la aplicación de estímulos mecánicos que antes no gene- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR raban dolor, ahora sí lo generan (amigdalitis, gingivitis, etc.). A este hecho se le denomina hiperalgesia primaria. Por otro lado estímulos táctiles que simplemente transmiten información de tacto de bajo umbral, durante un proceso inflamatorio o de daño tisular ahora generan sensaciones dolorosas, es la alodinia, que es la sensación dolorosa generada después de un daño tisular y/o inflamación por estimulación de receptores de tacto de bajo umbral. SIGNOS DE DOLOR El dolor es un síntoma muy importante en la práctica clínica por lo que su conocimiento ayuda mucho a la hora del diagnóstico. A la hora de valorar un proceso en el que uno de los síntomas es el dolor, es muy importante tener en cuenta que su aparición nos puede conducir a saber su origen y magnitud. Hay que tener en cuenta que el perro no habla y por tanto, no nos comunica lo que le ocurre, con lo que en la mayoría de los casos es el dueño el que nos va a describir los síntomas que ve. Además, actualmente en su relación íntima con el hombre, su dueño, que le protege y le consuela, las manifestaciones del perro frente al dolor pueden llegar a ser exageradas y tramposas para el clínico. Así, existe una influencia directa del dueño en la interpretación de los síntomas o manifestaciones dolorosas de su perro, pudiendo deformarlas por un fenómeno de proyección o identificación. Tampoco podemos olvidar la influencia de estrés de la con- Fig. 11.— Sensibilización cruzada. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) sulta sobre las reacciones del perro al dolor, ésta puede aumentarlas o disminuirlas. Así, entre las que tienden a aumentarlas, tenemos el perro que se orina o defeca cuando está en la mesa de exploración, que libera sus glándulas perianales, que intenta morder, que tiembla. Entre las reacciones que la disminuyen tenemos, el perro que parece obnubilado, como anestesiado por el miedo, lo que ha de tenerse en cuenta cuando se realicen exámenes neurológicos de ciertas parálisis en las que se aplican estímulos dolorosos ya que podrán estar totalmente disminuidos, e incluso, anulados a causa del estrés, lo que podrá entrañar un error grave del pronóstico de la parálisis. Para evitarlo realizaremos los exámenes más veces y en diferentes circunstancias, como en ausencia del dueño o bien hospitalizando al animal durante un día. También están los dolores falsos y fingidos por el perro. El perro puede experimentar falsos dolores en ciertos casos particulares, gritos al pasar el algodón desinfectante antes de una inyección, gritos al abrirle la boca, al ver la jeringa, etc. Los dolores fingidos son observados en el perro. Estos comportamientos son todavía más exacerbados en el caso del gato. En el perro, los síntomas de dolor se exteriorizan por posturas, mímicas, diversas formas de vocalización (gemidos, aullidos) y modificaciones neurovegetativas. Las diferentes posibilidades de expresión facial y gestos también permiten una gran variedad de expresiones corporales del dolor. Además, cada individuo tiene una resistencia mayor o menor al dolor. Esta resistencia va a depender de la edad (el perro joven es más sensible al dolor), de la educación (las perras madres son más sensibles al dolor) y del temperamento, así, tendremos perros hiper e hiposensibles al dolor. En el primer CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR caso tenemos, “los hipocondríacos, los sensibles, los comediantes, los intocables”, etc. Dentro del segundo caso tenemos,”los duros, los resistentes, los estoicos, los calmados, los indiferentes”, etc. El clínico deberá distinguir el temperamento del perro para poder interpretar fielmente sus reacciones al dolor. Se puede hacer un resumen acerca de las manifestaciones del dolor en el perro, hábitos, mímica facial, gritos, lloros y gemidos, mímica gestual y postural, manifestaciones secretoras, cardiorrespiratorias y psíquicas. Los hábitos pueden estar alterados por el dolor que se revela por diferentes manifestaciones, agitación o postración, temblores, reticencia al movimiento, a subir o bajar escaleras (en problemas de columna o artrosis), bajar la oreja (otitis, otohematomas), bajar la cola, etc. La mímica facial, la mirada inquieta, angustiada o agresiva, la frente arrugada, los movimientos rápidos de la lengua como para quitar saliva señalan sobre todo, la reacción a un dolor provocado. Los aullidos, lloros y gemidos, constituyen el lenguaje propio y verdadero de expresar el dolor. El perro grita en procesos tales como hernias discales, más en las cervicales que en las dorsales y lumbares, los espasmos digestivos agudos, las fracturas recientes, en perros de gran tamaño y en el gato, etc. Los lloros, gemidos y suspiros los encontramos en procesos dolorosos moderados y se obser va sobre todo en las otitis, el abdomen agudo, el postoperatorio, las retenciones urinarias prologadas, etc. Frente a diferentes procesos el perro adoptará una mímica gestual que nos informará acerca del proceso subyacente. Así podemos encontrar que el perro se frota los párpados con la ayuda de una pata delantera en procesos como la blefaritis, cuerpos extraños bajo el párpado, etc., movimientos de la pata delantera sobre la cavidad bucal por cuerpos extraños o dientes parcialmente rotos; se lame y se roe por dermatitis, cuerpos extraños en la piel, etc. La automutilación de la cola, de las extremidades, de la piel, por neuralgias,tumores, inflamación crónica, picor intenso, etc. Dentro de la mímica postural encontramos las posturas antiálgicas, como: cuello inmóvil, cifosis, prostración, inmovilidad, cola baja, etc. Dentro de las manifestaciones secretoras encontramos la sialorrea, síntoma importante en todas las afecciones dolorosas de la cavidad bucal; las manifestaciones cardiorrespi- TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) ratorias, entre ellas encontramos la disnea dolorosa en caso de fractura de costillas, taquicardia, síncope vagal en razas braquicéfalas Además, en el perro se producen una serie de manifestaciones psíquicas tales como, cambios de carácter bien hacia la depresión expresada como apatía o indiferencia, como hacia la irascibilidad y la agresividad espontánea o provocada, e incluso inapetencia pudiendo llegar a la anorexia, o insomnio en el caso de dolores agudos intensos. Respuesta a la palpación del tejido lesionado y medidores del umbral doloroso mecánico. La experiencia clínica es la que va a determinar la valoración de la respuesta dolorosa a la palpación. Sin embargo, existen una serie de signos que ayudan al diagnóstico y que conviene re c o rd a r. Cuando se explora un perro que ha sufrido una lesión, hay que tener en cuenta que los procesos inflamatorios y los daños tisulares, (heridas, fracturas, quemaduras, etc.), suelen producir una serie de procesos que en conjunto van a determinar un incremento en la sensación dolorosa en re s p u e sta a estímulos doloro s o s (hiperalgesia), e incluso van a generar sensaciones dolorosas en respuesta a e stímulos inocuos (alodinia). Por lo tanto, durante la exploración no sólo nos vamos a encontrar con fenómenos de respuestas dolorosas a la palpación, sino que también podremos llegar a ver situaciones en las que el mero hecho de pasar una gasa por la piel al limpiar el área lesionada, el animal presente una respuesta exacerbada. Por lo tanto y debido a todo lo ante ri o rm e n te expuesto hay que tener muy en cuenta que, en estas condiciones, hay que manejar al perro cuidadosamente , CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR sabiendo valorar cada una de las circunstancias que se produzcan durante la exploración. La medida del umbral mecánico, en estudios del dolor y en la clínica neurológica, se lleva a cabo mediante la aplicación de pelos de von Frey, que son unos bastones que tienen un hilo de nylon en uno de sus extremos, en los que la intensidad de la fuerza desarrollada por el pelo vendrá dada por el diámetro del hilo o por su longitud. Así, cuanto mayor sea su diámetro o menor su longitud, mayor será la fuerza aplicada por el pelo y viceversa (fig. 12A), la forma correcta de aplicar el estímulo se realiza presionando sobre la zona a explorar hasta que el pelo se dobla (fig. 12B). La medida del umbral mecánico, se realiza aplicando pelos de von Frey calibrados de distintos grosores comenzando por el de menor fuerza o y aumentando la intensidad del estímulo hasta que aparece la respuesta por primera vez, momento en el que habremos caracterizado el umbral mecánico. Como regla general se considera el umbral mecánico, a aquella intensidad de estímulo a la cual el animal responde un 50% de las veces. Así, se ha visto en estudios de retirada de la pata llevados a cabo en ratas, que cuando se les aplica un estímulo mecánico doloroso, en la superficie plantar, éstas retiran la pata alejándola de la fuente de estímulo. La valoración de la sensación dolorosa producida por el estímulo vendrá determinada por el tiempo en que la rata mantiene retirada la pata y estará en relación con la intensidad aplicada. Fig. 12.— Pelos de von Frey y forma de aplicar el estímulo mecánico. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TRANSMISIÓN Y PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN NOCICEPTIVA La información nociceptiva, una vez captada y transformada por sus receptores es transmitida a la médula espinal por los nervios raquídeos en el tronco y extremidades a los ganglios raquídeos, donde se encuentran los cuerpos neuronales; y de aquí, por las raíces dorsales, a la médula espinal. En la cabeza y el cuello la información es transmitida por los pares craneales (fundamentalmente el trigémino, V par craneal) a los ganglios, donde se encuentran los cuerpos neuronales, y de aquí a la porción posterior del tronco del encéfalo. Desde la médula la información es transmitida hasta el tálamo y la corteza por cinco vías ascendentes, tres de las cuales son las más importantes: los haces espinotalámico, espinorreticular, espinomesencefálico, cervicotalámico y espinohipotalámico. El haz espinotalámico es la vía nociceptiva ascendente más importante de la médula espinal, comprende los axones de las neuronas de clase 3 o nociespecíficas y de clase 2 o de amplio rango dinámico. Estos axones se proyectan al lado contralateral de la médula y ascienden por la sustancia blanca anteroexterna, para terminar en el tálamo. Haces espinorreticulares: sus fibras ascienden hasta la formación reticular del bulbo y la protuberancia donde hacen sinapsis, y desde aquí proyectan al tálamo, muchos de sus axones que no cruzan la línea media de la médula. El haz espinomesencefálico se proyecta al cuadrante anteroexterno de la médula espinal hasta la formación reticular mesencefálica, de aquí a los núcleos parabraquiales y de aquí al núcleo amigdalino, que es un componente fundamen- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR tal del sistema límbico, es decir, del sistema nervioso implicado en las emociones, por lo que se cree que este haz contribuye al componente afectivo del dolor (fig. 13). El haz cervicotalámico transmiten la información dolorosa a los núcleos externos ventroposteriores y posteromediales del tálamo y la mayoría de sus fibras pasan al lado contralateral atravesando la línea media. El haz espinohipotalámico se dirige directamente a los centros de control autónomo supraespinales, por lo que se cree que este haz activa las respuestas neuroendocrinas y cardiovasculares complejas de la sensación dolorosa. Procesamiento medular de la información dolorosa La primera sinapsis de la vía nociceptiva se lleva a cabo en el asta dorsal de la médula espinal, que es el lugar de procesamiento de la información nociceptiva más estudiado y es el área más constante en estructura y función en numerosas especies. Es en la médula donde se decide si la información nociceptiva va a transmitirse a niveles superiores del SNC o no. La información nociceptiva que llega al asta dorsal se dirige a diferentes láminas de la misma y es allí donde se procesa dando lugar a dos respuestas: una ascendente a niveles superiores del SNC y dar lugar a la sensación de dolor y otra motora dirigida a los músculos de las extremidades para activar los mecanismos reflejos de retirada, para evitar que el estímulo continúe haciendo daño. Encontramos varios tipos de neuronas en el asta dorsal de la médula espinal implicadas en el procesamiento de la información sensorial, tanto nociceptiva como somestésica general. Neuronas mecanorreceptoras de bajo umbral o de clase 1. Responden de manera selectiva a estímulos táctiles o presiones cutáneas suaves y a movimientos de los pelos de la piel. Se proyectan a través del tracto neoespinotalámico (fig. 14A). Neuronas de amplio rango dinámico o de clase 2. También llamadas multirreceptoras o convergentes, reciben información de mecanorreceptores de bajo umbral y de nociceptores. Se proyectan a través de los cordones anterolaterales (fig. 14B). Neuronas nociceptivas específicas o de clase 3. Reciben información exclusivamente de fibras A-δ y C (mecanonociceptores y nociceptores polimodales). Son la vía de transmisión de la información nociceptiva específica y se proyectan TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Fig. 13.— Transmisión y procesamiento de la información nociceptiva. en los haces espinotalámicos y, una parte al haz espinorreticular (fig. 14C). Neuronas propioceptoras o de clase 4. Responden al movimiento articular en el rango inocuo, se proyectan fundamentalmente en los haces espinotalámicos (fig. 14D). Neuronas termorreceptoras de calor y de frío. Ascienden por los haces espinotalámicos y son más abundantes en el núcleo del trigémino, dado que en su área de influencia hay mayor sensibilidad térmica . De una manera simplificada se ha descrito que la información de baja intensidad procesada por las neuronas de clase 2, y quizá también las de clase 1, provoca un enfoque de la atención del individuo hacia una zona del organismo CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR que está siendo estimulada y que puede ser lesionada. En relación con todo esto, hay que decir que a nivel medular segmentario existen controles pre y postsinápticos mediados Fig. 14.— Tipos de neuronas del asta dorsal de la médula. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) por interneuronas espinales, que serían las que llevarían a cabo estos controles. Así, en el caso del control presináptico, éste da lugar a una disminución en la liberación de neurotransmisor por las fibras aferentes primarias y por tanto, una disminución en la transmisión de impulsos. En cuanto al control postsináptico, éste actúa sobre neuronas de clase 2 y 3 y está también mediado por interneuronas espinales, siendo excitadas por la activación de mecanorreceptores de bajo umbral, esto explica la conducta habitual en animales de lamerse una zona herida. En este caso, lo que sucede es que el lamido activa las fibras aferentes de bajo umbral incrementando la inhibición postsináptica de las neuronas espinales nociceptivas y por tanto, teniendo un efecto terapéutico. Cerveró et al. han propuesto que el control segmentario de la transmisión nociceptiva a nivel medular se basa en una inhibición recíproca similar al control de los reflejos medulares en los que la activación de las motoneuronas de un músculo (por ejemplo extensor) provoca la inhibición de los músculos antagonistas (p. ej. flexor). Existen procedimientos naturales para modificar e incluso abolir el dolor: un dolor de mayor intensidad y el estrés. Desde muy antiguo se sabe que “el dolor inhibe al dolor” y ha sido muy usado a lo largo del tiempo. Así, estímulos nocivos aplicados en distintas zonas del organismo, inhiben las respuestas de neuronas nociceptivas de la médula espinal que reciben aferencias de puntos dolorosos dando lugar a una disminución en la sensación dolorosa. Por otro lado, en condiciones de estrés o de excitación, la reacción normal de un animal al dolor, reflejo de huida, escape, quietud o recuperación, puede ser poco conveniente. Duran- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR te el estrés, estas reacciones al dolor pueden suprimirse a favor de un comportamiento más adaptativo. Por ejemplo, cuando a un animal se le aplica un estímulo adverso nuevo e intenso del cual no puede escapar, la sensibilidad del animal a otros estímulos dolorosos queda reducida. Esta analgesia inducida por el estrés puede durar minutos e incluso horas, dependiendo de la naturaleza e intensidad del estímulo. Esta modulación endógena del dolor incluye tanto a aquellos que tienden a inhibir la transmisión de impulsos nociceptivos (inhibición descendente), que son aquellas vías que proceden de la sustancia gris periacueductal del mesencéfalo y terminan en el asta dorsal de la médula inhiben la actividad de las neuronas nociceptivas medulares, utilizando como mediadores a los opiáceos endógenos y a la serotonina. Y los que tienden a aumentar el dolor (excitación descendente), que se localizan en el bulbo raquídeo y que aumentan la excitabilidad de las vías nociceptivas más allá del tiempo de aplicación del estímulo nocivo periférico. El predominio de un mecanismo u otro determinará el sistema que prevalece, y dará lugar a la reducción de la sensación dolorosa para facilitar la huida o a que el dolor aumente, para facilitar la curación. Sistema trigeminal Las terminaciones sensoriales que inervan la cara, cavidad bucal, lengua y ojo tienen sus cuerpos neuronales en el ganglio de Gasser (ganglio del V par craneal), otras proceden de los nervios facial (VII par), glosofaríngeo (IX par) y vago (VIII par). Los axones de las neuronas trigeminales establecen sinapsis en los núcleos trigeminales, denominados principal y espinal, subdivididos en oral, interpolar y caudal. Las fibras nociceptoras hacen sinapsis fundamentalmente en el caudal y de aquí proyectan a la formación reticular mesencefálica y a los núcleos intralaminares del tálamo (fig. 15). Tronco del encéfalo Las vías sensoriales ascendentes penetran en el tronco del encéfalo (bulbo raquídeo, protuberancia y mesencéfalo), donde establecen sinapsis. Las fibras del haz espinotalámico hacen sinapsis en el núcleo gigantocelular del bulbo y se dirigen a los núcleos intralaminares del tálamo. Los del haz y espinorreticular finalizan en la formación reticular del bulbo y TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) tálamo. La fibras del haz espinomesencefálico terminan en la sustancia gris periacueduictal (fig. 15). cales específicas: el área sensorial somática primaria S-I, localizada en el giro poscentral (circunvolución postcentral), y área sensorial somática secundaria S-II, localizada por detrás de la Cisura de Silvio (surco lateral) (fig. 15). Tálamo Las neuronas reticulares a las que llegaban los tractos espinotalámico y espinorreticular trigeminal proyectan en los núcleos intralaminares y de la línea media del tálamo, que en conjunto se denominan núcleos talámicos inespecíficos, por su falta de discriminación sensorial desde un punto de vista funcional (fig. 15). Corteza somestésica Las proyecciones talámicas procedentes de los núcleos talámicos inespecíficos, llevan la información a dos regiones corti- Fig. 15.— Transmisión de la información nociceptiva. Vía del dolor. CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR MECANISMOS DE ACTUACIÓN DE SUSTANCIAS ANALGESICAS. Antinflamatorios no esteroideos (AINES) Los fármacos antinflamatorios, analgésicos y antipiréticos de esta categoría incluyen diversos compuestos que comparten actividades terapéuticas, pero que no tienen relación química alguna. El compuesto prototípico es el ácido acetilsalicílico (aspirina) e incluso hay autores que a este grupo de sustancias las denominan “fármacos similares a la aspirina” pero es más correcto nombrarlos como antinflamatorios no esteroideos (AINEs). Se los denomina así, para diferenciarlos de los glucocorticoides con actividad antinflamatoria. El mecanismo de acción de estos compuestos y, por tanto, los principales efectos terapéuticos de los AINEs son consecuencia de la inhibición de la enzima ciclooxigenasa y, por tanto, de la síntesis de prostaglandinas. La ciclooxigenasa, que transforma el ácido araquidónico presente en las membranas celulares en endoperóxidos cíclicos inestables, que se transforman en prostaglandinas y tromboxanos. Algunas de estas postaglandinas participan en los mecanismos de la génesis de la inflamación, el dolor y la fiebre, es ésta la razón por la que la inhibición de su síntesis sería responsable de su actividad terapéutica y al participar en determinados procesos fisiológicos, dicha inhibición sería responsable de sus reacciones adversas. Actualmente, se sabe que existen dos formas de ciclooxigenasa, la ciclooxigenasa-1 (COX-1) y la ciclooxigenasa-2 (COX-2). La primera es una isoforma constitutiva, que se encuentra en vasos sanguíneos, estómago y riñones y su actividad está relacionada con la participación de las prostaglandinas en diferentes procesos fisiológicos; mientras que en el caso de la COX-2, es una enzima inducible, es decir, se sintetiza en situaciones patológicas en el curso de procesos inflamatorios por acción de citocinas y otros mediadores de la inflamación. La mayoría de los AINEs inhiben la actividad de ambas enzimas COX-1 y 2. La aspirina actúa sobre las dos variedades (COX-1 y COX-2) logrando la inhibición irreversible TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) de la actividad de estas enzimas, constituyendo una acción importante y peculiar de la aspirina. Sin embargo, la mayoría de los AINEs inhiben reversiblemente las enzimas. Hay alguna excepción, en el sentido que la nabumetona y el meloxicam, muestran una selectividad preferente para inhibir COX-2 frente a COX-1. Sería de gran importancia poder disponer de un inhibidor selectivo de COX-2, que podría ser utilizado en el tratamiento de procesos inflamatorios sin presentar las reacciones adversas gastrointestinales, renales o de coagulación, típicas de los AINEs todavía; pero queda mucho campo que investigar en este sentido. la producción y la pérdida de calor, el hipotálamo regula el punto en que se conserva la temperatura del cuerpo. La fiebre es quizás el principal síntoma de la enfermedad, se produce en mamíferos, aves, reptiles, etc. en animales homeotermos los mecanismos de termorregulación se comportan como si hubieran sido ajustados a una temperatura superior a 37°C. La fiebre es originada por las citocinas producidas por los linfocitos en respuesta a endotoxinas, pirógenos, u otro estímulo, y promueven la liberación de la prostaglandina E2, la cual activa receptores EP2 e incrementa los niveles intracelulares de AMPc estimulando al hipotálamo para elevar la temperatura corporal. Esto genera incrementos en la generación de calor y disminuciones en la pérdida del mismo. Por tanto, la acción antitérmica de los AINEs es debida a la inhibición de la síntesis hipotalámica de prostaglandina E2. Acción analgésica Acción antiinflamatoria Los AINEs tienen una actividad analgésica moderada o media, inferior a los analgésicos opioides, pero tienen la ventaja de no provocar alteraciones de la percepción o del sensorio como estos últimos. Se utilizan en dolores articulares, musculares y de diversas etiologías. A dosis suficientemente elevadas, son también eficaces en dolores postoperatorios y postraumáticos. Se ha aceptado que la acción analgésica de los AINEs tiene lugar a nivel periférico, al inhibir la síntesis de prostaglandinas, impidiendo la sensibilización de las terminales nociceptivas a otros mediadores liberados localmente como la histamina, serotonina, bradicinina, etc., sin embargo no se puede descartar una acción central en su mecanismo de acción antiálgica. El proceso inflamatorio es una respuesta fisiopatológica que puede ser provocada por gran variedad de estímulos (agentes infecciosos, lesiones térmicas, físicas, etc., situaciones de isquemia, interacciones antígeno-anticuerpo, etc.) La actividad de los AINEs para combatir y reducir el proceso inflamatorio es variable según el aine de que se trate. La manera en que ejercen su acción antinflamatoria es por la inhibición de COX-1 y 2, así bloquean la síntesis de prostaglandinas y tromboxanos, lo que da lugar a una disminución de la sensibilización de las terminales nociceptivas, así como la actividad vasodilatadora y quimiotáctica (véase más arriba). Todo esto da lugar a la inhibición de parte de los mecanismos iniciales de la inflamación. También se puede inhibir de manera directa la activación y función de los neutrófilos, que son las células más abundantes en la inflamación aguda, en tanto a su agregación, quimiotaxis, fagocitosis, degranulación, etc. Acción antitérmica La regulación de la temperatura corporal necesita un equilibrio finísimo entre CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Anestésicos locales Los anestésicos locales son compuestos que cuando se aplican de manera local en cualquier parte del tejido nervioso bloquean, de forma reversible, la conducción nerviosa. Se utilizan para bloquear los impulsos nociceptivos, bien a nivel de los propios receptores, de los nervios o troncos TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nerviosos, o de los ganglios. El hecho de que su efecto sea reversible permite la recuperación completa de la función nerviosa sin lesionar las fibras o las células nerviosas. El mecanismo de acción de los anestésicos locales es que impiden la génesis y propagación de potenciales de acción, bloqueando los canales de Na+ voltaje dependientes de la membrana celular de la fibra nerviosa (fig. 16). El bloqueo se lleva a cabo de forma directa por interacción con uno o más lugares de unión específicos dentro del canal. Sin embargo, existe una dependencia de la acción de los anestésicos locales en relación con la frecuencia y al voltaje. Así, la actividad de éstos va a venir determinada por la mayor o menor probabilidad de apertura del canal en respuesta a un cambio de potencial, es decir, el anestésico alcanzará más rápidamente el lugar de unión del canal cuando éste esté abierto que cuando esté cerrado o inactivado. Por tanto, un nervio en reposo es mucho menos sensible a los anestésicos locales que aquel que se estimula repetidamente. Además, hay que tener en cuenta que el diámetro de las fibras nerviosas va a determinar una mayor o menor sensibilidad a los anestésicos locales. Así, las fibras nerviosas de menor diámetro van a ser más sensibles que las fibras de mayor grosor. Como regla general, las fibras de pequeño diámetro, C, autonómicas y Aδ mediadoras de sensaciones dolorosas y de temperatura, se bloquean antes que las mielínicas de mayor grosor Aα, Aβ y Aγ, que transmiten la información motora, propioceptiva, de tacto y presión. En cuanto a la recuperación de la anestesia local ocurre exactamente lo contrario, siendo más rápida la recuperación de las fibras pequeñas que la de las grandes. CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 16.— Mecanismo de acción de los anestésicos locales. Analgésicos opioides Reciben este nombre todos aquellos analgésicos que tienen afinidad por los receptores opioides. La interacción de éstos con sus receptores específicos produce analgesia intensa sobre el SNC fundamentalmente, además de otra serie de efectos. Del jugo de la amapola o adormidera Papaver somniferum- se extrae el opio, del griego “jugo”. Del opio se obtienen más de 20 alcaloides, el primero que se obtuvo y el más representativo es la morfina, llamada así por Morfeo el dios griego de los sueños, tiempo después se obtuvo la codeína, antitusígeno con un poder analgésico menor que la morfina, y la papaverina, con efectos sobre el músculo liso. Dentro de este grupo de analgésicos hay que tener en cuenta que existen agonistas puros, agonistas-antagonistas mixtos, agonistas parciales y antagonistas puros. Se puede utilizar el término opiáceo y opioide, sin embargo, el término opiáceo se utiliza para describir aquellos fármacos derivados del jugo de la adormidera y, por tanto, a los derivados de la morfina. El término opioide es mucho más amplio y se refiere a todos aquellos fármacos agonistas y antagonistas, naturales y sintéticos, con actividad similar a la morfina. Receptores opioides Se distinguen tres tipos de receptores opioides µ, δ y γ, que a su vez tienen diferentes subtipos, con distribuciones úni- TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) cas para cada tipo de receptor dentro del encéfalo y la médula espinal. Además, se han identificado tres familias de péptidos opioides endógenos, endorfinas, encefalinas y dinorfinas, que tendrían selectividad por los diferentes tipos de receptores opioides (tabla I). Los receptores µ, se definieron por su afinidad a la morfina. Se activan por los opioides endógenos endorfinas y sus agonistas principales son la morfina, el fentanilo y la metadona. Además, la mayor parte de los opioides utilizados en clínica son relativamente selectivos por estos receptores, lo que demuestra su semejanza a la morfina. A nivel del SNC su efecto puede ser tanto a nivel provocando analgesia, miosis, depresión respiratoria, bradicardia, y también actúan a nivel del tracto gastrointestinal provocando estreñimiento (fig. 17). Los receptores δ tienen como opioide endógeno a las encefalinas cuyo efecto principal es la analgesia dental a nivel tanto raquídeo como suprarraquídeo, aunque el sistema raquídeo parece ser más sólido, además incrementan el apetito (fig. 17). Las dinorfinas son los ligandos endógenos de los receptores κ que también ejercen efectos analgésicos a niveles raquídeo y suprarraquídeo; además producen miosis, sedación general y depresión de reflejos flexores, por otro lado, disminuyen el tránsito intestinal e incrementan el apetito y la diuresis (fig. 18). En clínica veterinaria son muchos los fármacos opioides que podemos utilizar. La morfina es el analgésico disponible más potente que ejerce sus efectos en el SNC y en el tracto gastrointestinal mediante la activación de receptores µ, se absorbe con facilidad en el tracto digestivo e incluso por la mucosa rectal. Sirve para aliviar o eliminar dolores de gran intensidad ya sean agudos o crónicos independientemente de su localización. Su efecto analgésico lo lleva a cabo actuando sobre los sistemas aferentes y TABLA I Tipos de receptores opioides y sus mecanismos de traducción Receptor Ligandos endógenos Endorfinas Encefalinas Dinorfinas Ligandos sintéticos Morfina Fentanilo Metadona DPDPE DTLET DSTBULET U50488H U69893 Pentazocina Antagonistas Naloxona (dosis bajas) CTAP Naloxona (dosis medias) Naltrindol Naloxona (dosis altas) nor-BNI Efector AmPc Proteína G abre canales de K + AMPc proteína G abre canales de K+ Proteína G cierra canales de Ca2+ Subtipos 1y2 1y2 1, 2 y 3 CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) eferentes que controlan la información nociceptiva (véase más arriba). Uno de los problemas más importantes cuando tratamos con opioides es el fenómeno de la tolerancia, que se pone de manifiesto, bien por una disminución en la duración del efecto analgésico, o en la disminución de la respuesta del organismo a la acción del fármaco, necesitando incrementar la dosis del opioide. En cuanto a fenómeno de la dependencia, en humanos ésta es psicológica y parece ser que cuando se trata un dolor crónico no aparece a no ser que el paciente haya abusado previamente de los opioides. La morfina deprime la respiración de forma dosis-dependiente al actuar sobre neuronas del tronco del encéfalo (bulbo y protuberancia). Puede modificar, incrementando o disminuyendo, la secreción hormonal a nivel de hipotálamo e hipófisis también. Fuera del SNC, la morfina produce vómitos, estreñimiento y retención urinaria al inhibir el reflejo de micción. En caso de intoxicación aguda se puede recurrir a la naloxona, lentamente administrada por vía intravenosa El fentanilo es un opioide sintético agonista de los receptores µ y 80-100 veces más potente que la morfina. Su acción suele durar unos 30 minutos y al ser tan potente y tener muy baja toxicidad se ha convertido en el fármaco de elección en diferentes tipos de anestesia con opioides. Sus efectos son revertidos por el antagonista opioide, la naloxona. La buprenorfina es unas 25-50 veces superior a la morfina, la acción analgésica es duradera de 5 a 8 horas. Se administra habitualmente de forma parenteral. Su efecto se revierte difícilmente por naloxona por lo que se recurre a fármacos analépticos en casos de intoxicación. En el capítulo III se hablará más extensamente. CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 17.— Receptores opioides µ y δ. Fig. 18.— Receptores opioides k. Ketamina Anestésico general de acción corta, que se acompaña de pérdida de la conciencia, inmovilidad, amnesia y analgesia. Tiene efectos cardiovasculares caracterizados por taquicardia e hipertensión arterial, por lo que está contraindicada en pacientes con enfermedades que afecten al lecho vascular coronario y cerebral. Se administra por vía intravenosa o intramuscular y conjuntamente con diazepam para prevenir las reacciones adversas, dando lugar a una anestesia satisfactoria (fig. 19). TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Anestesia epidural La anestesia epidural es el término utilizado para describir el bloqueo de las raíces nerviosas de la médula espinal con un anestésico local o un analgésico potente. Se utiliza generalmente como anestesia para una técnica combinada en operaciones quirúrgicas y para prevenir el dolor postquirúrgico. De la concentración del anestésico local aplicado dependerá el tipo de fibras nerviosas bloqueadas. Cuando se desea un bloqueo simpático, somatosensorial y motor somático se usan las concentraciones más altas. Cuando se quiere evitar la relajación muscular se utilizan las intermedias y cuando sólo se necesita el bloqueo simpático se utilizan las más bajas. Además, se ha visto que la inyección por vía epidural de analgésicos opioides, produce analgesia segmentaria. Esta obser vación motivó la aplicación de analgésicos opioides, por vía epidural, para aliviar el dolor postoperatorio y crónico. Estos analgésicos producen un bloqueo presináptico, de la liberación de sustancia P y de otros neurotransmisores desde las ter- CAPÍTULO I FISIOLOGÍA DEL DOLOR Fig. 19.— Efecto de la ketamina sobre la transmisión excitadora a nivel del SNC. Bloqueo de los receptores de glutamato. minaciones presinápticas de las neuronas aferentes primarias y, además, un bloqueo postsináptico, por la interacción de los fármacos opioides con sus receptores a nivel de las neuronas del asta dorsal, cuyos axones viajan en los haces espinotalámicos. Por todo ello, actualmente se utilizan conjuntamente anestésicos locales, para provocar el bloqueo nervioso, y analgésicos opioides, para motivar analgesia durante el proceso quirúrgico y el postoperatorio. De esta técnica se hablará más adelante. TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) M. A. D AZA GONZÁLEZ1 Y I. Á LVAREZ GÓMEZ DE SEGURA2 1Residente de Pequeños Animales Hospital Clínico Veterinario. Universidad Complutense. Madrid 2DipECVA. Cirugía experimental Hospital Universitario La Paz. Madrid E L dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial. Los estímulos que pueden producir daño son traumáticos, mecánicos, isquémicos y térmicos (calor y frío). El dolor produce cambios fisiológicos y comportamentales. Estos últimos, se manifiestan como modificaciones del apetito, aspecto de la capa, personalidad o aptitud, posturales o de deambulación etc; y su expresión depende de la raza, sexo, edad, especie, estado de salud, localización y antigüedad del proceso, intensidad del estímulo y del contexto en el que se encuentra el animal. La interpretación de estas modificaciones y la reevaluación continua de los signos clínicos, nos permitirán llevar a cabo el tratamiento exitoso del dolor. Con el fin de determinar el grado de dolor agudo se han establecido una serie de escalas que se describen mas detalladamente en el texto. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) ¿DEFINICIÓN DE DOLOR? ROBABLEMENTE la definición más aceptada es la propuesta por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) que define el dolor como una “experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial o que puede describirse como tal daño”. La principal implicación de la existencia de un componente emocional en la percepción dolorosa es su elevada variabilidad individual. Cada individuo puede percibir un mismo estímulo doloroso de forma muy variable y, por tanto, afectarle muy poco o, por el contrario, resultarle insoportable. En la práctica las diferencias individuales en la percepción del dolor varían dentro de un margen más estrecho. Por el contrario, las variaciones relacionadas con la raza o la especie amplían dicho margen. Los estímulos que pueden producir daño son cinco: traumáticos, mecánicos, inflamatorios, isquémicos y térmicos (calor o frío). P CONSECUENCIAS DEL DOLOR El dolor y el sufrimiento afectan negativamente a la calidad de vida de los animales tanto a corto como a largo plazo y su tratamiento puede considerarse exitoso si el grado de intensidad del mismo no impide al animal realizar sus funciones fisiológicas normales tales como comer, dormir, deambular, acicalarse o relacionarse con otros miembros de su especie (tabla I). Consecuencias sobre la fisiología Las manifestaciones clínicas típicas, pero no específicas, del dolor incluyen un aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria, de la presión arterial, diuresis, salivación, midriasis, y liberación de factores típicos de estrés como catecolaminas. El dolor torácico reduce la capacidad ventilatoria y la tos, favoreciendo la retención de moco, la aparición de atelectasias y, finalmente, neumonía. En gatos puede producirse lipidosis hepática como consecuencia de inapetencia y de una ingesta inadecuada producidas por dolor. La administración de analgésicos reduce considerablemente las consecuencias de la cirugía, retornándose mucho antes a la situación prequirúrgica; las alteraciones hormonales e inmunitarias se reducen o normalizan, la ingesta del animal se recupera, la cicatrización de las heridas es más rápida, y se reduce la incidencia de infección, de automutilación y, en general, la duración de la hospitalización. Puede considerarse que la anestesia y la analgesia actúan como mecanismos protectores frente al dolor producido por la agresión quirúrgica o la manipulación intensa, mientras siguen manteniéndose los aspectos favorables protectores de la percepción dolorosa en el postoperatorio. El dolor y malestar pueden provocar un apetito caprichoso o una disminución de la ingesta y, consecuentemente, una reducción en el número y volumen de las deposiciones así como del peso corporal. La reducción de la ingesta de agua dará lugar a la pérdida de la elasticidad de la piel, hemoconcentración, aumento de la densidad urinaria y reducción del volumen de orina. El dolor localizado en cualquier punto del aparato digestivo y urinario, en general, produce disuria y tenesmo. Los trayectos fistulosos perineales, provocan dolor al defecar y predisponen al desarrollo de megacolon. Los procesos obstructivos uretrales en los gatos (FLUD) suelen producir además de la obstrucción en sí, un espasmo por dolor de la musculatura de la uretra, haciendo imposible el sondaje. En relación con los hábitos digestivos y urinarios podemos apuntar que los gatitos cuando padecen procesos relacionados con ambos tractos, orinan y defecan fuera de la caja. Si el dolor es muy intenso pueden orinar o defecar encima sin mostrar interés por moverse. El dolor a veces se manifiesta con aumento de la frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y temperatura corporal; además puede provocar cambios en determinados parámetros bioquímicos como aumento de la concentración sanguínea de glucosa, corticoides, catecolaminas, ácidos gra- CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) sos y glucagón. Desafortunadamente un estudio reciente demuestra que la temperatura y las medidas clínico-patológicas de los factores humorales como la adrenalina, noradrenalina y cortisol son guías poco fiables en la determinación del dolor. Consecuencias sobre el comportamiento El dolor puede modificar considerablemente el comportamiento de un animal. Normalmente un dolor agudo provocará manifestaciones muy evidentes mientras que un dolor crónico suele provocar progresivamente apatía, una reducción de la actividad e incluso inmovilidad. Una descripción más detallada se verá más adelante en este mismo capítulo. RECONOCIMIENTO DEL MALESTAR PRODUCIDO POR EL DOLOR. TEORÍA ANTROPOMÓRFICA Al igual que en niños, en animales el veterinario tiene que interpretar las modificaciones del comportamiento y/o asociarlas a otros procesos patológicos para determinar si el animal padece dolor. Por otro lado el dolor es sólo un signo clínico, no un diagnóstico. Por lo tanto la importancia de detectar la presencia del mismo, radica en la localización de los órganos o sistemas afectados por una patología dada, para llevar a cabo su posterior tratamiento. Otro problema añadido es que el hombre tiende a interpretar más difícilmente aquellas conductas que no realiza, pero que se observan normalmente en otras especies animales. El tratamiento exitoso del dolor en el hombre requiere la participación activa del paciente a la hora de describir el TABLA I Consecuencias de un tratamiento insuficiente del dolor • Sufrimiento. • Aumento del estrés y ansiedad. • Comportamiento agresivo, conductas compulsivas y automutilación. • Disminución de la cantidad de agua y comida ingerida. • Potenciación de la fase catabólica, alargando la convalecencia. • Supresión del sistema inmunitario y aumento del riesgo de infección. • Taquipnea y respiración superficial. • Hipersensibilización central, convirtiéndose en dolor crónico. • Mayor riesgo anestésico, precisando una mayor profundidad anestésica. • Respuesta inflamatoria más intensa que retrasa los mecanismos de cicatrización. tipo dolor que siente, si es agudo, crónico, punzante, sordo, etc., sin embargo tanto en animales como en niños muy pequeños tenemos que basarnos en la interpretación de los cambios conductales. Hasta hace pocos años se pensaba que los recién nacidos no sentían el dolor de la misma forma que los adultos porque su sistema nervioso era inmaduro. Ahora se sabe que a partir de las 23 semanas el feto es capaz de percibir y aprender. A este respecto se han realizado estudios de valoración del dolor en neonatos (niños de 43 horas de vida) mediante la aplicación de un estímulo nocivo, como puede ser el pinchazo del talón para la obtención de una muestra de sangre, valorándose diferentes pará m et ros como expresiones faciales, posturas corporales, frecuencia y latencia del llanto, etc., y se concluyó que el contexto biológico (sueño o vigilia) en el que se produce el estímulo doloroso afecta a la forma en la que el mismo se expresa, aunque no exista una conducta aprendida. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Ante estas dificultades actualmente se considera adecuada la aproximación antropomórfica o principio de analogía que establece la similitud entre el hombre y los animales. Un ejemplo de ello es considerar que la percepción dolorosa producida en el hombre frente a una cirugía es probablemente similar a la que experimenta un perro o un gato. También debemos asumir que existe una gran similitud en el sistema nervioso central, sistema nervioso periférico, receptores superficiales y profundos del dolor y en la respuesta de los animales al dolor, frío y calor. La mitigación de los signos aparentes de dolor producido por la administración de analgésicos reafirma aún más esta idea. De este modo se sugiere que en todos los procedimientos dolorosos se deben p ro p o rcionar técnicas de analge s i a adecuadas. A pesar de todo, la utilización habitual de analgésicos tras un procedimiento quirúrgico no se ha considerado habitualmente hasta hace poco, a pesar de que son mayoría los veterinarios que estimarían que dicho procedimiento provoca un dolor de mayor o menor intensidad. Situaciones similares pueden darse también en otros procesos patológicos no quirúrgicos que causen dolor. SUBJETIVIDAD DE LA EVALUACIÓN Aunque la aproximación antropomórfica puede ser, al menos en parte, errónea, resulta actualmente y desde un punto de vista práctico y ético, aceptable. De todas formas podemos incurrir en errores como es el hecho de no administrar analgesia cuando está indicado o hacerlo cuando no hace falta. Probablemente el principal fallo se deriva de la errónea interpretación de los signos de dolor en las diferentes especies. La teoría antropomórfica no suple a la valoración del grado del dolor empleando, por ejemplo, escalas. Dada la dificultad para establecer si un animal padece dolor, resulta inevitable que la valoración difiera entre diferentes observadores. Dicha variación no ha de ser muy amplia con unas dotes de observación mínimas en momentos clave, por ejemplo en el postoperatorio inmediato, y sobre una base regular. Recientemente ha podido comprobarse que un entrenamiento previo en el reconocimiento de los signos del dolor reduce considerablemente la variabilidad en la valoración del dolor entre los diferentes observadores. Los métodos empleados para la valoración del dolor se revisará más adelante. PROCEDIMIENTOS QUE PRODUCEN DOLOR: ANTICIPACIÓN La experiencia previa del estudio del dolor en diferentes situaciones clínicas permite anticipar la intensidad dolorosa de una forma razonable. En general cualquier procedimiento quirúrgico mayor producirá un dolor intenso: cirugía de las cavidades torácica o abdominal, cirugía ortopédica y espinal. Dentro de este tipo de cirugías, la toracotomía esternal o la cirugía espinal cervical produce un dolor muy intenso y normalmente superior al que se observa después de una toracotomía intercostal o la cirugía espinal torácica o lumbar respectivamente. La cirugía ortopédica de huesos largos como el húmero o el fémur suele ser más dolorosa que la de otros huesos. Por el contrario, la laparotomía provoca un dolor aparentemente menos intenso, especialmente si se compara con el hombre, y puede explicarse por las diferentes características de apoyo y de empleo de la musculatura abdominal. La cirugía de cabeza, oído, ojos y dientes y la de la región rectal puede provocar un dolor moderado a intenso. Lógicamente la intensidad dolorosa que una técnica puede provocar dependerá de la extensión y localización de los tejidos involucrados, es decir, una cirugía poco cuidadosa aumentará el trauma tisular y puede inducir un mayor malestar o dolor. La tabla II resume la intensidad dolorosa provocada por diferentes patologías o procedimientos quirúrgicos. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA II Dolor anticipado asociado a procedimientos quirúrgicos, trauma o enfermedad. (Adaptado de Mathews, 2000) Intenso a insoportable: • Cirugía: dolor postquirúrgico con trauma e inflamación tisular muy extenso. • Patología: inflamación muy extensa (peritonitis), cáncer óseo, meningitis. • Trauma: neuropatías (hernia discal cervical, inflamación de nervios), fracturas patológicas. Moderado a intenso: • Cirugía: ortopédica, intraarticular, de oído, amputación, toracotomía y laparotomía, desungulación, reparación de la hernia diafragmática asociada a lesión tisular externa. • Patologías: osteodistrofia hipertrófica, panosteítis, glaucoma, uveítis, mastitis, trombosis o isquemia, torsión gástrica, intestinal o testicular, distensión de órganos huecos, distensión de cápsulas renal, hepática o esplénica, obstrucción ureteral, uretral o biliar, peritonitis. • Trauma: extenso de cabeza, extremidades o tejidos blandos, hernia discal toracolumbar, quemaduras por frío o calor, cáncer, trauma corneal. Moderado: • Cirugía: mínimamente invasiva (empleo de fijadores externos, corte de cola), laparotomía exploratoria, hernia inguinal o diafragmática (sin lesión de otros tejidos), ovariohisterectomía, castración, enucleación, ciugía dental. • Trauma: de tejidos blandos a excepción de los indicados previamente, pancreatitis temprana o en fase de curación. Leve a moderado: • Ovariohisterectomía en animales jóvenes, castración en algunos animales, algún tipo de cirugía ocular, o procedimientos dentales, drenaje torácico. • Patología: cistitis, otitis, procesos tempranos o en fase de curación mencionados anteriormente. • Trauma: laceraciones. Leve: en general procesos tempranos o en fase de curación mencionados anteriormente. ¿POR QUÉ NO SE USAN ANALGÉSICOS? Actualmente existen pocas dudas de que el tratamiento del dolor no solamente representa una obligación ética para con los animales, sino también un beneficio terapéutico que reduce la morbilidad postoperatoria o la derivada de otros procesos no quirúrgicos que cursen con dolor. Un error muy extendido ha sido limitar el empleo de analgésicos para evitar la aparición de efectos secundarios cuando éstos son realmente poco frecuentes, especialmente en animales sanos. Es frecuente establecer una falta de paralelismo con el empleo de antibióticos, que a diferencia del empleo de analgésicos, suelen prescribirse sin una evidencia de infección. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) El uso de analgésicos en la práctica veterinaria es insuficiente. En España no se han publicado encuestas a este respecto pero en breve aparecerán los resultados de la primera, y única, realizada hasta el momento entre los clínicos veterinarios. Las informaciones procedentes de otros países hace algunos años (19831989) son poco alentadoras, y los resultados obtenidos en un hospital veterinario universitario americano indican que solamente el 40% de los pacientes ingresados recibieron analgésicos postoperatorios para procedimientos tales como resección de cáncer óseo, toracotomías, amputación de extremidades y reparación de inestabilidad cervical. Previsiblemente este valor no hubiera sido superior si la encuesta se hubiera realizado entre veterinarios privados fuera del ámbito universitario. En cualquier caso, los cambios producidos a este respecto en los últimos 10 años sobre la preocupación del veterinario frente al dolor hacen prever un uso generalizado de analgésicos. Otros estudios posteriores arrojan datos interesantes que indican un alto grado de subjetividad. Así, por ejemplo, parece que las mujeres son más sensibles a la percepción, o las consecuencias, del dolor, siendo este grupo y los recién licenciados, los que más altos grados de dolor asignan a ciertos procedimientos. La subjetividad influye considerablemente a la hora de valorar si un animal siente o no dolor, o si un analgésico o protocolo determinado es eficaz o no. Los gatos reciben, probablemente, menos analgesia que los perros debido, posiblemente, a que en los primeros es más difícil reconocer los signos clínicos que muestran malestar y al menor número de fármacos que suelen emplearse en esta especie. Otro factor que limita el empleo de analgésicos es el miedo al uso de algunos de ellos, en particular a los efectos secundarios de los mismos. Diversas encuestas de opinión demuestran que lo más importante a la hora de elegir un opiáceo u otro es su potencia analgésica, sin embargo pocos encuestados utilizan agonistas µ (p.e., morfina) en comparación con los agonistas antagonistas parciales (p.ej.., buprenorfina o butorfanol), menos potentes. En los gatos esto puede ser debido a los efectos disfóricos que pueden provocar los agonistas totales. En estos mismos estudios los encuestados respondieron que el motivo que les lleva a elegir un antiinflamatorio no esteriodeo (AINE) u otro, también es su potencia analgésica y su efecto antiinflamatorio; pero al igual que los opiáceos, éstos son poco usados en los gatos debido a sus efectos adversos, principalmente sobre el riñón. El miedo al uso de determinados fármacos también puede estar motivado por la falta de formación anestésica o por el desconocimiento de las técnicas que podemos emplear para el control efectivo del dolor. Un aspecto a tener en cuenta es que la actividad diaria del veterinario clínico se centra cada vez más en consultas, cirugías, etc., dejando la labor del cuidado de los animales hospitalizados a los asistentes técnicos veterinarios (ATVs), los cuales informan sobre la necesidad de analgésicos. En países donde esta figura está ampliamente extendida, se ha demostrado que los clínicos que trabajan con ATVs son más eficientes a la hora de tratar el dolor postoperatorio. En España la incorporación de estos profesionales es todavía escasa y no ha podido valorar su aportación en este sentido aunque probablemente sea similar. COMPORTAMIENTO FRENTE AL DOLOR: FACTORES QUE INFLUYEN EN EL TIPO DE RESPUESTA El dolor es una experiencia individual y la manera en la que el animal lo traslada a su comportamiento depende de muchos factores, entre los que destacamos cuatro que son la edad, sexo, especie y raza. Los animales jóvenes toleran menos que los mayores el dolor agudo; pero al no tener una conducta aprendida o condicionada, son menos sensibles al estrés o ansiedad que antecede a un proceso dado. Por este motivo, debido a su repertorio limitado de comportamientos, se considera más adecuado asumir que cualquier estímulo CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nocivo para los adultos también los será para un cachorro. Las razas caninas de trabajo son menos nerviosas que las razas pequeñas (toy) y las nórdicas son las que más tienden a vocalizar en presencia de dolor o estrés. Además, dentro de cada raza hay machos o hembras que son más resistentes al dolor. La respuesta al dolor presenta un elevado componente de especificidad. Existen diferencias anatómicas y funcionales entre el hombre y los animales por lo que podemos considerar que la intensidad con la que se percibe el dolor es distinta. Por ejemplo, el dolor postoperatorio producido por una toracotomía lateral es menor en los animales probablemente debido a que su respiración es más “diafragmática” que “torácica”. Un elevado porcentaje de animales es capaz de deambular poco tiempo después de una cirugía abdominal, probablemente debido a que utilizan menos la musculatura abdominal para moverse, creando menor tensión en la línea de sutura. Algo parecido ocurre tras procedimientos quirúrgicos realizados en vértebras torácicas y lumbares, puesto que no requieren de dicha musculatura para mantener la posición vertical. Cada especie presenta un comportamiento característico y por ello las respuestas que tiene ante diferentes estímulos pueden diferir. Tampoco hay que olvidar las variaciones entre las diferentes razas o individuos que pueden actuar de forma diversa e incluso opuesta frente a un dolor equivalente. En general, las manifestaciones del dolor en los perros son más evidentes que en los gatos. Otros factores a tener en cuenta a la hora de valorar el comportamiento de un animal frente al dolor son el estado de salud, la localización del proceso e intensidad del estímulo doloroso. Los animales enfermos toleran menos el dolor que los sanos, aunque tienen reducida su capacidad de respuesta. Como generalidad podemos afirmar que, cuanto más central es el proceso más doloroso, por ejemplo., duele más un húmero fracturado que un dedo roto. Independientemente de estos aspectos de especie, raza o individuo, todos los animales presentan un comportamiento diferenciado dependiendo de si el dolor es agudo o crónico. Este punto se desarrollará con detalle más adelante. Probablemente cuando exploremos a un animal en la clínica para valorar un proceso determinado su comportamiento sera diferente al que muestra en su ambiente habitual, debido a la presencia de personas y animales que no conoce. El ambiente que rodea al paciente es un factor clave en el caso de los animales hospitalizados, y deberíamos esforzarnos por intentar que fuera lo más parecido posible a su entorno habitual. Por lo general un comportamiento exagerado o dramático es más marcado en animales que viven en sociedad, que en aquellos que pueden ser depredados; los gatos muestran aptitudes más estoicas que los perros. En los hospitales de medicina humana existen zonas de guardería para los niños o canales infantiles de televisión. En el caso del perro y el gato podemos seguir una serie de pautas de enriquecimiento ambiental, como por ejemplo permitir al paciente disponer en la jaula de juguetes para mantener distraída su atención, que estén tumbados sobre la misma manta en la que duermen habitualmente, hacerles visitas de vez en cuando aunque no les vayamos a manipular, con la finalidad de acostumbrarles a nuestra presencia. También es conveniente reducir el tiempo que el animal pasa en el hospital para reducir los episodios de “ansiedad por separación” que pueden crear más estrés que el propio dolor en sí. Los gatitos hospitalizados agradecen especialmente un ambiente postoperatorio silencioso y cálido. ¿CUÁLES SON LAS MODIFICACIONES DEL COMPORTAMIENTO A TENER EN CUENTA? A la hora de detectar un cambio de actitud ante un proceso morboso resulta conveniente conocer el comportamiento previo al estímulo, para poder interpretar después cualquier tipo de modificación. Por el contrario, pueden presentarse determinadas conductas que ya se observaban antes de haberse producido un daño y que no implican que CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) el animal no sienta dolor. En este punto juegan un papel muy importante tanto los propietarios como los propios veterinarios. Sin embargo, en algunas ocasiones, los cambios conductales tempranos son tan sutiles que incluso pueden ser difíciles de detectar por el propio dueño del animal. Se pueden apreciar modificaciones del apetito, del aspecto de la capa, de la personalidad o actitud, cambios posturales o de deambulación, del nivel de actividad, de las expresiones faciales o del peristaltismo digestivo y urinario. Como consecuencia de la falta de acicalamiento los animales pueden mostrar un pelaje con aspecto sucio, manchas en la capa, orificio uretral y anal sucios, secreción y descarga alrededor de los ojos y nariz, además de mal olor corporal en general. La piloerección puede ser un indicador de miedo. Un animal sufre un cambio en la personalidad o actitud cuando después deun estímulo determinado, se vuelve agresivo o al revés. El dolor ocupa el primer puesto dentro de la lista de diagnósticos diferenciales en un animal con problemas de agresividad por causa orgánica (tabla III). El término agresión hace referencia a la conducta amenazante o peligrosa dirigida hacia otro individuo o hacia un grupo. Este tipo de agresividad se manifestará frente a cualquier manipulación que produzca dolor o malestar, incluso el acariciamiento o la aplicación de medicación. El dolor puede rebajar el umbral para la manifestación de otro tipo de agresiónes, como por el ejemplo por miedo. La agresión se manifiesta con bufidos, ladridos, arañazos o mordiscos. Si mediante la mordedura el animal consigue su propósito (que le dejemos de manipular una zona dolorosa), se valdrá de la misma conducta cuando aparezcan situaciones similares. La manipulación de un área dolorosa también se puede manifestar con comportamientos de huida. La localización anatómica del dolor puede provocar la aparición de determinadas posturas o marchas: El dolor de las vértebras cervicales puede hacer que el animal ande con el cuello rígido o con la cabeza baja, además de mostrarse reticente a subir y bajar escaleras. Cuando el dolor está localizado en el tórax, se muestra reacio a tumbarse y permanece sentado con las extremidades abducidas e incluso puede manifestar un patrón respiratorio superficial (hipoventilación). El dolor de oídos provoca sacudida y ladeo de la cabeza (fig. 1). En presencia de dolor abdominal, éste se contrae, curva el dorso, y dirige la TABLA III Agresividad asociada a causas orgánicas (patológicas) Gatos Perros • Agentes infecciosos (FIV). • Endocrinopatías (hipo e hipertiroidismo). • Dolor (FUS, lesiones orales). • Enfermedades neurológicas (encefalopatía isquémica felina, encefalopatía hepática, epilepsia psicomotora, encefalopatías espongiforme felina). • Enfermedades que producen dolor o sensibilidad. • Alteraciones de los órganos de los sentidos. • Problemas hormonales (hipotiroidismo). • Hidrocefalia. • Epilepsia psicomotora. • Tumores intracraneales. • Encefalomielitis vírica. • Intoxicaciones y encefalopatías metabólicas. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Fig. 2.— Fractura de pala Iliaca. Falta de apoyo de la extremidad posterior derecha. Fig. 1.— Otitis media. Inclinación de la cabeza. mirada hacia atrás con la palpación. El dolor cólico provoca que el animal se tumbe sobre las extremidades delanteras y permanezca de pie sobre las traseras adoptando la llamada “postura de rezo”. Cuando existe dolor en una extremidad se evita la carga de peso sobre la misma o simplemente se manifiesta mediante la falta de uso y, en consecuencia, atrofia muscular (fig. 2). En algunas ocasiones cuando un animal siente dolor puede parecer más activo, sin embargo, este aumento de actividad no es más que el reflejo de la incomodidad del paciente. Por ejemplo, un animal con dolor en la cadera se tumba, se levanta y se vuelve a tumbar buscando posturas que no le resulten dolorosas. O bien, puede parecer letárgico o postrado porque siente tanto dolor que no puede moverse, permaneciendo tumbado durante mucho tiempo aunque no durmiendo. Algunos animales, permanecen en el fondo de la caja encorvados, apoyando la cabeza en un rincón. Los gatos, por ejemplo, permanecen inmóviles sentados o en posición esternal. La expresión facial puede indicar la presencia de dolor. Por ejemplo, este parámetro es el que mejor indica dolor en niños de 2-4 meses sometidos a un estímulo, como la vacunación. Algunos animales permanecen con la mirada perdida. No prestan atención ante la presencia del cuidador y no miran a las personas que pasan, incluso a veces da la impresión de que están concentrados en su dolor. Pueden mostrar los ojos apagados o parcialmente cerrados, pupilas dilatadas y orejas caídas. El dolor corneal produce blefarospasmo (fig. 3). Fig. 3.— Úlcera corneal. Blefarospasmo. Cortesía del Dr. Alfonso Rodríguez Álvaro. Servicio de Oftalmología. Patología Animal II. Hospital Clínico Veterinario. UCM. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Un animal puede responder a un estímulo doloroso con automutilación que suele consistir en el lamido, arañazo, sacudida o mordedura de las zonas heridas, estableciéndose un círculo vicioso dolor-daño-dolor muy difícil de parar. Ello es debido, en parte, al efecto irritante de la saliva y especialmente en los gatos que además poseen espículas en la lengua que producen un efecto erosivo. En la especie felina la automutilación es rara y suele estar provocada por dolor muy intenso de tipo neurógeno. La vocalización es un indicador inespecífico de dolor y no debería utilizarse como único indicador de dolor, especialmente en el periodo postoperatorio, ya que se puede confundir con desorientación y respuestas disfóricas (fig. 4). Además debemos valorar si al palpar áreas dolorosas hay un cambio en el patrón respiratorio o si se contraen áreas específicas. Los perros emiten ladridos o aullidos y los gatos bufidos (fig. 5). Estos últimos pueden vocalizar de forma espontánea en presencia de dolor intenso (tabla IV). SIGNOS, INTENSIDAD Y DURACIÓN DEL DOLOR AGUDO QUIRÚRGICO Una correcta técnica anestésica, por definición, tiene que garantizar la presencia de analgesia, es decir, la inhibición de la percepción del dolor. Intraoperatoriamente un aumento brusco de la frecuencia cardiaca o respiratoria puede constituir una respuesta fisiológica al dolor en presencia de un plano anestésico insuficiente. Normalmente estos signos aparecen en los momentos de máxima estimulación dolorosa que coinciden con el momento de máximo trauma quirúrgico o de estimulación de estructuras especial- Fig. 4.— Vocalización postquirúrgica. Desorientación. mente sensibles. Un ejemplo de esta última situación es la manipulación del ligamento ovárico y estructuras adyacentes en el curso de una ovariohisterectomía. En el postoperatorio la intensidad del dolor suele ser máxima durante la recuperación anestésica a medida que el animal recobra la consciencia, y disminuye durante las horas y días posteriores. Los animales con dolor suelen presentar una recuperación más agitada, frecuentemente con vocalización. También suelen recuperarse rápidamente y en algunos casos evitan estar echados aunque inmóviles y con un aspecto deprimido. La valoración de parámetros fisiológicos como la fre- Fig. 5.— Fractura de fémur. Vocalización (bufido) tras manipulación del área dolorosa. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA IV Comportamientos descritos como indicativos de dolor en animales (Adaptado de Hardie) Aspecto o comportamiento General Temperamento Cambio de temperamento, hacia agresivo y tímido. Agresión a causa de la manipulación del área dolorosa. Los animales muy sociables tratan de apartarse para evitar la manipulación y evitar la agresión. Vocalización En respuesta a la palpación o movimiento del área dolorosa. El tipo de vocalización es muy dependiente de la especie. Postura, ambulación Posición de protección del área dolorosa. Un dolor abdominal intenso provoca una postura arqueada del dorso, la caída o que el animal comience a rodar en el suelo. El intento de limitar el movimiento de la zona dolorosa suele provocar un paso y/o movimientos anormales. Expresión facial El intento de movilizar la zona dolorosa suele provocar una expresión de miedo: pupilas dilatadas, orejas dirigidas hacia atrás. Retracción de belfos Palidez Palidez de mucosas a consecuencia de la vasoconstricción por aumento del tono simpático. Acicalamiento Disminuido, piloerección. El animal se lame, araña e incluso se muerde y llega a mutilarse en dolores muy intensos. La ausencia de movimiento o acicalamiento puede provocar que el animal se manche con heces u orina. Actividad Intranquilidad y ausencia de descanso o, por el contrario disminución del nivel de actividad. Se altera el patrón del sueño, normalmente se incrementa la actividad durante el periodo normal de sueño. Consumo de agua y comida Disminuido. cuencia cardiaca y respiratoria, la presión arterial o la midriasis no son indicadores fiables de la presencia de dolor pero se presentan habitualmente asociados a modificaciones del comportamiento. El dolor localizado de origen quirúrgico produce comportamientos similares a los observados en dolores de origen no quirúrgico y que se han comentado anteriormente. Este comportamiento puede presentarse en presencia de un dolor abdominal intenso pero además aparecerá tensión abdo- minal, arqueamiento de la columna vertebral y probablemente una respiración superficial. Normalmente la duración del dolor después de una cirugía abdominal suele ser relativamente corta y el animal puede manifestar anorexia. La cirugía de tórax suele provocar alteraciones más prolongadas reduciendo la movilidad en general y del tórax en particular, provocando una respiración superficial. En la cirugía de cabeza, oído, ojos o boca el animal puede intentar frotar, rascar, sacudir o automutilarse, tiende a rechazar la ingestión de comida y bebida y evita moverse. En la cirugía de la región rectal, el dolor provoca el lamido, frotado e incluso la mordedura de la zona afectada, pudiendo aparecer alteraciones de la motilidad intestinal y de CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) la defecación. En la cirugía ortopédica es habitual la presencia de cojeras, posturas anormales, rechazo al movimiento, comportamiento de protección de la zona afectada, lamido e incluso automutilación. La cirugía espinal cervical también provoca alteraciones evidentes y continuas de la deambulación con una postura anormal de la cabeza y el cuello. Si la cirugía espinal afecta a las regiones torácica o lumbar los signos son mucho menores y, a menudo, la movilidad se inicia rápidamente. Los fármacos empleados durante la cirugía pueden modificar la respuesta del animal frente al dolor; el empleo de algunos tranquilizantes puede incluir efectos analgésicos per se o potenciar el de otros analgésicos. La ansiedad que presentan muchos animales produce una disminución del umbral del dolor por lo que el empleo de sedantes puede proporcionar un efecto analgésico indirecto. En cualquier caso no hay que confundir el efecto sedante con el analgésico, ya que aquél produce modificaciones del comportamiento frente al dolor que pueden malinterpretarse como un falso bienestar o ausencia de dolor (tabla V). SIGNOS, INTENSIDAD Y DURACIÓN DEL DOLOR AGUDO NO QUIRÚRGICO Evidentemente la cirugía no es la única situación que puede producir un dolor intenso pero sí la más frecuente. Las fracturas, las quemaduras extensas, el síndrome de vólvulo/dilatación gástrica o la hernia discal entre otros, pueden provocar un dolor intenso. Si el estímulo doloroso es brusco y relativamente inesperado por parte del animal, éste reaccionará de forma violenta con vocalizaciones u otros signos evidentes de malestar. Estas TABLA V Resumen de los principales signos de dolor agudo en perros y gatos Perro • Son comunes el gemido y el aullido. • La vocalización normalmente cesa cuando se reconforta al animal. • Raras veces oculta la zona dolorosa. La postura arqueada es habitual en presencia de dolor abdominal. • Puede temblar. Gato • La vocalización es rara. • Al acercarse o manipularlos pueden gruñir o realizar un ruido de siseo. • Tienden a ocultarse en espacios cerrados y a ocultar la zona dolorosa, pero en este último caso actuando con normalidad. • Otros signos de dolor intenso son un descenso de la actividad o del acicalamiento, postura arqueada y disociación del ambiente exterior. • Pueden mostrarse agresivos al acercarse o al manipular el área dolorosa. manifestaciones pueden darse incluso tras una simple inyección subcutánea en algunos animales por lo que siempre hay que considerar el temperamento de cada animal. Si el dolor no es puntual las manifestaciones pueden prolongarse pero el animal tratará de adoptar posturas o compor tamientos que reduzcan el dolor de forma similar a como lo haría en el dolor de origen quirúrgico. SIGNOS, INTENSIDAD Y DURACIÓN DEL DOLOR CRÓNICO El dolor crónico puede considerarse en muchos aspectos como un proceso diferente al dolor agudo y, a diferencia de CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) éste, se caracteriza porque puede presentarse sin que exista una lesión tisular obvia. Tampoco existe necesariamente una clara relación entre la gravedad de la patología y la intensidad del dolor. La patología osteoarticular o el cáncer son dos de las causas más frecuentes de dolor crónico pero también puede darse en la otitis externa, cistitis, estomatitis o el dolor de dientes. En el primer caso los signos más frecuentes son la presencia de cojeras, una deambulación anómala o una disminución de la misma. De todos modos existe una relación entre el dolor agudo y el crónico y una hipótesis sugiere que un mejor control del dolor agudo puede prevenir el desarrollo de un dolor crónico en algunos casos. SIGNOS DE DOLOR EN GATOS Los gatos suelen manifestar signos muy sutiles que pueden caracterizarse por una falta de actividad. En general muestran pasividad que generalmente incluye una falta de acicalamiento manifestada por un pelaje sucio y erizado. Es característica la ausencia de ronroneo pero el que exista no indica que el animal no sufra dolor. Pueden situarse al fondo de la jaula evitando la manipulación o bien actuar de forma agresiva y violenta, especialmente en gatos jóvenes y sanos. Esto último suele ocurrir en la desungulación. que padecer dolor (principio de analogía). Bajo esta premisa simplista se han desarrollado algoritmos de actuación igualmente sencillos pero cuya eficacia dependerá en la precisión con la que determinemos la presencia de dolor en los animales. Para ello recientemente se han establecido varios sistemas de valoración subjetiva del dolor. Para reducir la variabilidad en la valoración se ha sugerido que sea siempre la misma persona la que realice la valoración o, alternativamente, que se establezcan y discutan los signos que podrían indicar dolor para obtener una valoración más homogénea entre diferentes observadores. De ello dependerán actuaciones como son determinar si un animal necesita un analgésico, la potencia de éste o su grupo farmacológico, o bien si es necesario administrar una dosis adicional (fig. 6). ANALGESIA PREVENTIVA Una idea generalmente aceptada es que el método más efectivo de evitar el dolor es previéndolo (analgesia preventiva). Ello puede conseguirse en la mayoría de los casos empleando las técnicas analgésicas y anestésicas en función del dolor que una técnica o procedimiento concreto produce, genéricamente, en un animal (ver Procedimientos que producen dolor). La falta de adecuación de dichas técnicas provocará la aparición de respuestas típicas del dolor. ALGORITMOS DE ACTUACIÓN Au n que re s u l ta obvio que para implantar una técnica analgésica deberíamos ser capaces de identificar adecuadamente la presencia de dolor, la dificultad de la valoración ha favorecido la implantación de dichas técnicas sobre la premisa de que el animal tiene Fig. 6.— Algoritmo básico de tratamiento del dolor. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) VALORACIÓN DE LA INTENSIDAD DEL DOLOR La valoración del dolor es probablemente el punto más débil de las técnicas de analgesia en medicina veterinaria. Afortunadamente el conocimiento disponible sobre las causas, manifestaciones y tratamiento del dolor en perros y gatos es muy superior al disponible en el resto de especies animales. Los intentos para establecer un método sencillo, rápido y práctico se han mostrado poco exactos para ser aplicados en la rutina de la clínica veterinaria, pero constituyen un valioso primer paso. Los más escépticos consideran que las valoraciones basadas en el comportamiento espontáneo del animal o en las modificaciones de algunos parámetros fisiológicos básicos son de poca utilidad en la práctica, y es necesario provocar el dolor o inducir un aumento de este mediante la palpación de la zona dolorosa. Esta técnica la emplean muchos veterinarios pero está igualmente sujeta a variaciones individuales. La manipulación del área dolorosa, ya sea a causa de la cirugía o provocada por un proceso patológico, suele emplearse para comprobar la respuesta del animal. Esta maniobra puede exacerbar un dolor crónico moderado, aunque resulta ineficaz para valorar la intensidad del dolor. Independientemente del método de valoración empleado (escalas de valoración o valoración clínica), éste será tanto más efectivo cuanto más considere factores como el comportamiento genérico de la especie y el individual en concreto, la manipulación y valoración de la función del área dolorosa, el empleo de analgésicos a las pautas recomendadas en estudios clínicos contrastados y el conocimiento de los efectos inespecíficos de fármacos analgési- cos u otros administrados, por ejemplo el potente efecto sedante que tienen los opiáceos potentes. En resumen, es necesario valorar diferentes aspectos, tanto fisiológicos como del comportamiento, puesto que no existe un único signo que identifica cualitativamente y cuantitativamente la presencia de dolor. El desarrollo de escalas de valoración constituye actualmente la mejor aproximación al problema. ESCALAS DE VALORACIÓN DEL DOLOR: DESCRIPTIVA SIMPLE, NUMÉRICA, ANALÓGICA VISUAL, MELBOURNE, COLORADO, ETC. Son escalas establecidas para determinar el grado de dolor agudo que presenta un animal. Antes de establecer cualquier escala de valoración es necesario establecer el margen de discriminación que presenta el observador para valorar un acontecimiento. Este margen está directamente ligado al grado de información que puede obtener de modo que se considera que en el hombre pueden establecerse hasta un máximo de veinte niveles de dolor que van desde la ausencia de dolor hasta la presencia del dolor más intenso. Sin duda, este grado de discriminación se ve favorecido por la capacidad que tiene el hombre para expresar y matizar el dolor que sufre. En los animales el grado de discriminación se reduce sensiblemente y se considera que no es posible establecer más de 10 niveles de dolor de forma fiable. Si estableciéramos una escala de cinco puntos probablemente podría ser una categorización descriptiva como se indica en la tabla VI. TABLA VI Ejemplo de escala descriptiva simple • Sin dolor. • Dolor leve con manifestaciones poco evidentes (mediante palpación). • Dolor moderado con alteraciones igualmente moderadas, pero claras del comportamiento y fisiología. • Dolor intenso con alteraciones muy evidentes del comportamiento y la fisiología. • Dolor insoportable con manifestaciones violentas y continuas. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Es probable que un observador con poca experiencia tuviera dificultades para discernir entre un nivel y el inmediatamente adyacente, pero esto resultará más difícil en el caso de uno experimentado que podría “atreverse” a establecer una clara diferencia entre un dolor leve y uno moderado. Por el contrario, la inclusión de más niveles, por ejemplo entra cada uno de los descritos hasta definir un total de nueve, supondría un incremento considerable de la dificultad para discernir dos niveles adyacentes; por ejemplo un dolor “menos” intenso frente a un dolor “más” intenso. Si se desea discernir adecuadamente entre estos dos grados de dolor se tendría que incluir mayor información para evitar situaciones ambiguas. Probablemente es la falta de especificidad el principal problema que se encuentra en muchas escalas descriptivas. Por ejemplo, la vocalización puede deberse a la presencia de dolor, pero también puede estar provocada durante la recuperación anestésica, por efecto de los fármacos opiáceos, o por miedo o ansiedad. Existen errores comunes en la interpretación de los signos de dolor; en un estudio pudo comprobarse que un gran porcentaje de veterinarios consideraba la vocalización como el signo máximo de dolor, siendo en algunos casos tan solo un signo de desorientación. Este tipo de escalas se denominan descriptivas ya que cada gradación es descrita de forma relativamente clara. En la práctica la valoración depende, en gran medida, de la idea preconcebida que tenga el veterinario de los signos de dolor, y ésta puede no ser necesariamente la más adecuada. En el caso de un dolor osteoarticular variaría desde ausencia de dolor (0) a cojera intermitente (1), moderada (2), marcada (3), o sin apoyo (4). La escala numérica es una adaptación de la anterior y adjudica un valor numérico a cada descripción, normalmente del 1 al 10, donde 1 indica ausencia de dolor y 10 el máximo dolor tolerable (Mathews, 2000). La escala analógica visual (fig. 7) permite determinar el grado de dolor sobre una línea, de 100 mm normalmente, cuyos extremos describen la ausencia de dolor y el dolor más intenso posible. El observador traza una marca en el punto donde considera se sitúa su valoración del grado de dolor. El valor es la distancia existente entre el extremo marcado como “sin dolor” y la marca. Un estudio reciente (Holton et al., 1998) compara estos tres métodos y sugiere que la escala numérica es probablemente la más adecuada para valorar el dolor en perros. Desgraciadamente la comparación de algunos de los métodos anteriormente descritos arroja diferencias entre los diferentes métodos (hasta un 30%) y actualmente ninguno puede ser definido de forma clara como el más adecuado. En cualquier caso el empleo de cualquiera de estos métodos implica un proceso de valoración más sistemático por parte del veterinario que previamente no existía. Finalmente se han desarrollado otras escalas más complejas, y aparentemente más precisas, que consideran diferentes variables relacionadas con el comportamiento y las constantes fisiológicas del animal, pudiendo tener diferente peso en la valoración final. Estas escalas tratan de reducir la variabilidad subjetiva observada en las anteriores. La escala de dolor de la Universidad de Melbourne (Firth & Haldane,1999) (tabla VII) establece seis categorías de datos o Fig. 7.— Escala analógica visual. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA VII Escala de dolor de la Universidad de Melbourne DATOS FISIOLÓGICOS a. b. c. (Elegir sólo una opción) d. (Elegir sólo una opción) Datos fisiológicos dentro del rango de referencia. Pupilas dilatadas. Porcentaje de incremento de la frecuencia cardiaca en relación con la frecuencia base: - > 20% - > 50% - > 100% Porcentaje de incremento de la frecuencia respiratoria en relación con la frecuencia base: - > 20% - > 50% - > 100% 0 2 1 2 3 1 2 3 e. f. RESPUESTA A LA PALPACIÓN (Elegir sólo una opción) ACTIVIDAD (Elegir sólo una opción) - Aumento de temperatura rectal por encima del rango de referencia para la especie. 1 Salivación. 2 No hay cambio de comportamiento. Esconde la zona afectada cuando la palpamos. Esconde la zona afectada antes de palparla. 0 2 3 En reposo: - De pie - Semiconsciente. - Alerta. Come. Inquieto (pasea continuamente, se levanta y se tumba). Se tambalea, marcha en círculos. 0 0 1 0 2 3 Sumiso. Amigable. Cauteloso. Agresivo. 0 1 2 3 Guarda o protege la zona afectada. Decúbito lateral. Decúbito esternal. Sentado o de pie con la cabeza agachada. De pie con la cabeza baja. Se mueve. Posturas anormales (posturas de rezo, encorvado). 2 0 1 1 2 1 2 No vocaliza. Vocaliza cuando le tocan. Vocalización intermitente. Vocalización continua. 0 2 2 3 ESTADO MENTAL (Elegir sólo una opción) POSTURA. a. b. (Elegir sólo una opción) VOCALIZACIÓN. (Elegir sólo una opción) CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) comportamientos asociados al dolor. Estas categorías incluyen información sobre variables fisiológicas, respuesta a la palpación, actividad, estado mental, postura y vocalización. Para reducir la subjetividad la respuesta a cada uno de los diferentes aspectos evaluados será “sí” o “no”, evitando respuestas intermedias ambiguas. La suma de puntos, hasta un total de 27, de las diferentes categorías define el grado de dolor. Según los autores, esta escala, además de resultar más precisa, cumple los objetivos de repetibilidad entre diferentes observadores, de modo que no se presenten grandes diferencias de valoración frente a una misma situación. Esta escala parece ofrecer ventajas sobre las precedentes, pero resulta inicialmente más compleja y aún debe ser validada clínicamente. La escala de la Universidad de Colorado emplea un número de categorías similar pudiendo alcanzarse hasta 24 puntos (Hellyer & Gaynor, 1998). REEVALUACIÓN CONTINUADA La administración de un analgésico no determina necesariamente la finalización de la percepción del dolor. La técnica analgésica debe ser adecuada al dolor, en intensidad y duración, que sufre el animal, empleando aquellas técnicas y dosis que han demostrado su efectividad en estudios clínicos controlados. Un procedimiento que produce un dolor intenso requerirá el empleo de opiáceos agonistas puros a dosis elevadas como la morfina o el fentanilo, la ketamina, o antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como ketoprofeno, meloxicam, carprofeno o ketorolaco, estos últimos especialmente indicados si la inflamación tisular es muy extensa. En general, el dolor suele estar incrementado en presencia de inflamación. Para el dolor moderado o leve pueden emplearse opiáceos como la buprenorfina o el butorfanol o los anteriores a dosis más bajas, o AINEs. Una buena técnica analgésica debe basarse en la reevaluación periódica del dolor. Un fármaco poco potente o una dosis insuficiente puede producir un gran malestar al animal, e incluso puede producirse un cierto efecto placebo en el veterinario que valora al animal al considerar subjetivamente que debe existir un efecto analgésico cuando realmente éste no existe o no produce el efecto deseado. DURACIÓN DEL TRATAMIENTO ANALGÉSICO La duración del tratamiento analgésico suscita actualmente una gran discusión. De forma idónea el tratamiento debería durar tanto como persista el dolor, pero en la práctica se plantean problemas de valoración asociados a otros de tipo logístico. En la mayoría de los casos se ha considerado que el dolor persiste durante las primeras 4872 horas, coincidiendo con la duración de las alteraciones del comportamiento o por alteraciones endógenas indicadoras de estrés. Recientemente, la aparición de analgésicos de larga duración permite suplir las deficiencias de muchas clínicas incapaces de proporcionar una terapia analgésica cada pocas horas durante un día completo. Éste es el caso de opiáceos como la buprenorfina o AINEs que se administran cada 12-24 horas. Algunos AINEs tienen incluso una duración superior y existen actualmente unos parches de fentanilo con una liberación sostenida de este opiáceo durante 72 horas (5 días en gatos). En la práctica un tratamiento analgésico debe cubrir las primeras 24 horas y reevaluarse para considerar la prolongación del tratamiento. Los procedimientos que producen un mayor trauma tisular son aquellos que más probabilidades tienen de producir dolor durante más tiempo. La selección del fármaco analgésico se encuentra fuera de los objetivos de este capítulo y será desarrollado posteriormente, pero no debe olvidarse la tendencia actual a em-plear diferentes técnicas y fármacos analgésicos (analgesia polimodal) para obtener un efecto adecuado con el mínimo de efectos secundarios. CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) CONCLUSIÓN El tratamiento analgésico adolece de un método fiable suficientemente validado de valoración del dolor lo que favorece una aproximación subjetiva, y por lo tanto deficiente, a dicho problema. Para poder valorar adecuadamente el dolor es necesario: • Establecer el principio de analogía y la anticipación del dolor que un procedimiento, trauma o patología puede producir (tabla II). • Reconocer e interpretar muchos de los signos, desde los más obvios hasta los más sutiles, y las variaciones debidas a diferencias de especie, raza, o edad. Los criterios deben ser homogéneos entre los diferentes observadores para reducir las diferencias en la valoración (tabla IV). • Aplicar una escala de valoración del dolor. • Aplicar la técnica analgésica adecuada al dolor anticipado o real, sobre la base de la escala aplicada, determi- nando su eficacia mediante reevaluaciones aplicando la misma escala: los signos de dolor deben desaparecer o estar disminuidos. En caso contrario debe modificarse la pauta analgésica. Para que la aplicación de una escala sea mínimamente útil, en la mayoría de los casos sólo se requieren unas dotes de observación mínimas aplicadas de forma habitual y sistemática. Además de las alteraciones del comportamiento y de los parámetros fisiológicos básicos no debe olvidarse el valor de la manipulación de la zona dolorosa para determinar el grado de dolor. Resulta difícil sugerir la “mejor” escala de valoración para su aplicación en la clínica veterinaria, pero es probable que la instauración de una de las anteriormente descritas obligue a prestar más atención a los animales y al dolor que puedan padecer, incrementando los cuidados que se les proporcionan. Este efecto “estimulante” ya ha sido comprobado en el hombre. La escala numérica puede constituir un comienzo relativamente sencillo y posteriormente puedan emplearse las escalas basadas en diferentes variables como la de Melbourne (Firth & Haldane, 1999. Para una descripción más detallada ver la bibliografía). De todas formas todas las escalas existentes presentan defectos y en los próximos años debe esperarse un desarrollo importante de estos métodos de valoración del dolor en animales facilitando su empleo en la práctica clínica. NOTA: Este artículo ha sido realizado en parte con el apoyo del Instituto Pfizer del dolor en el animal de compañía (IPDAC) CAPÍTULO II RECONOCIMIENTO DEL DOLOR: MANIFESTACIONES Y VALORACIÓN CLÍNICA TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) P. GARCÍA FERNÁNDEZ, J. R ODRÍGUEZ QUIRÓS Y A. GARCÍA GRAMSER Cátedra Cirugía. Dpto. Patología Animal II Hospital Clínico Veterinario. Universidad Complutense. Madrid hoy en día, el clínico veterinario dispone de una gran oferta de fármacos analgésicos para paliar el dolor de sus pacientes, en todo tipo de situaciones. En este capítulo, presentamos una clasificación de los diferentes fármacos que pueden ser usados en medicina veterinaria, con descripción de algunos de los puntos clave de la farmacocinética de cada grupo y su repercusión sobre el paciente. Con ello, pretendemos ofrecer una referencia mas o menos completa para recordar dosis, acciones, efectos secundarios y aplicaciones, de cada tipo de analgésico. De esta manera, y conociendo las ventajas y desventajas de algunos, podremos aplicar a cada paciente un tratamiento analgésico adecuado. A FORTUNADAMENTE, CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) E XISTEN varios tipos de fármacos que permiten un buen control del dolor en los animales de compañía. Estos fármacos se pueden clasificar de manera sencilla según su lugar y modo de acción en: • Fármacos que actúan a nivel central: los opioides. • Fármacos que bloquean la transmisión del impulso nociceptivo desde los receptores periféricos: anestésicos locales y alfa2- agonistas. • Fármacos que impiden la liberación de sustancias inflamatorias, los antiinflamatorios que activan tanto a nivel central como periférico el estímulo aferente nociceptivo. Dentro de éstos hay dos grandes grupos los glucocorticoides y los antiinflamatorios no esteroideos. Todos estos fármacos se pueden usar como único agente analgésico o bien combinados unos con otros de manera que se bloquean las vías del dolor en diversos puntos, lo cual se denomina anal gesia polimodal,; siendo la tendencia actual para el tratamiento del dolor. De esta manera aprovechamos el efecto sinérgico al combinar distintos fármacos analgésicos, disminuyendo las dosis de cada uno de los utilizados, por lo que la aparición de efectos secundarios es muy rara y conseguimos un control más efectivo del dolor (fig 1). En este capítulo queremos hacer una revisión más o menos extensa de cada uno de estos grupos farmacológicos, mencionando los más representativos y los de aplicación más frecuente en clínica o más recomendables desde nuestro punto de vista, con sus ventajas y desventajas. OPIOIDES Los analgésicos opioides son fármacos derivados del opio o extracto de adormidera (Papaver somniferum). Dentro de este grupo se encuentran la morfina, la codeína, la tebaína y gran variedad de congéneres semisintéticos derivados de ellos . Su acción analgésica se basa principalmente en la interacción con los denominados receptores opiáceos de los que se han descrito tres tipos: mu, delta y kappa, distribuidos por diversas partes del organismo, pero sobre todo, en la médula espinal y en el encéfalo. Además de éstos, se han descrito otros nuevos receptores opioides en las zonas sometidas a inflamación. Existen en el organismo tres tipos de ligandos endógenos para estos receptores, los péptidos opiáceos endógenos: encefalinas, dinorfinas y endorfinas, que no son específicos para ninguno de los receptores, pero que tienen diferente afinidad para cada uno de ellos. Los opioides bloquean la transmisión del estímulo nociceptivo a centros superiores actuando sobre receptores pre y postsinápticos del nervio sensorial aferente a nivel de la médula espinal. En las zonas supraespinales, los opioides potencian ciertas vías inhibidoras descendentes, lo cual produce un bloqueo en la transmisión del dolor a través de la médula espinal. Fig. 1.— Analgesia polimodal. Combinación de varios fármacos con diferentes acciones y potencias analgésicas, que hacen más segura y efectiva sus acciones. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Los receptores opioides pueden tener efectos tanto estimulantes (vocalización, manía, aumento en la actividad motora, euforia) como depresivos (analgesia, sedación, depresión respiratoria) dependiendo de la interacción opiáceo-receptor, de la especie animal, de la vía de administración y de si existe dolor o no en el momento de su aplicación. Los fármacos opioides pueden tener diferente selectividad por cada uno de los receptores de modo que algunos fármacos pueden unirse a más de un receptor distinto. Además, cada fármaco posee diferente afinidad por su receptor, y cuanto mayor es la afinidad, más tiempo permanece unido al mismo (tabla I). Según su selectividad o efecto neto sobre los receptores, los fármacos opioides se pueden clasificar en: • Agonistas puros: morfina, meperidina, metadona, fentanilo, oximorfona. • Agonistas parciales: buprenorfina. • Agonistas-antagonistas: pentazocina, butorfanol, nalbufina. • Antagonistas puros: naloxona, naltrexona. Los agonistas-antagonistas y los agonistas parciales son agonistas en ciertos receptores y antagonistas o agonistas parciales muy débiles en otros. A nivel experimental, se describió en estos fármacos una característica especial que es la presentación del denominado “efecto techo”. Algunos estudios demostraron que al elevar la dosis de estos fármacos por encima de cierto nivel, el efecto analgésico se antagoniza, de modo que cuanto más se incrementa la dosis menor es la analgesia. Otros autores opinan que este efecto es difícil de ver en perros y gatos a las dosis usadas habitualmente, incluso cuando se redosifica al animal o cuando se usan dosis más elevadas de lo recomendado. Nosotros somos de la opinión que estas drogas pueden usarse a las dosis recomendadas sin que lleguen a antagonizarse a sí mismas y deben redosificarse siempre y cuando el animal lo necesite, aun cuando su periodo de actuación no haya terminado, pero vemos que el animal muestra signos de dolor, pues existe un margen bastante amplio entre las dosis aplicadas y a las que se producen estos efectos secundarios. Otra característica de los fármacos opiáceos es su diferente potencia analgésica que se clasifica tomando como modelo la morfina, a la que se da el valor 1. En la tabla II se detalla el diferente potencial analgésico de los fármacos opiáceos más usados. La tendencia general es considerar mejores analgésicos aquellos fármacos con mayor especificidad por los receptores mu, y para conseguir un efecto analgésico más evidente, siempre se debe realizar la administración del fármaco “antes” de que se produzca el estímulo nociceptivo, si es posible. La vía de administración de los opiáceos puede ser: intramuscular, intravenosa e incluso inyectados en el espacio epidural, produciendo en este último caso una buena analgesia sin interferir en la función mo tora, como ocurre con los anestésicos locales por esta misma vía. La combinación con otros analgésicos, como ya hemos comentado en muchos casos mejora el poder analgésico de ambos, favoreciendo su actividad, y en el caso de los opioides podemos combinarlos con los anestésicos locales o los AINEs consiguiendo así bloquear el dolor a diferentes niveles; o bien, combinarlos con antagonistas de los receptores NMDA como la ketamina, pero más adelante se hablará de algo más al respecto (figs. 2a y 2b). Además de analgesia, los opioides presentan cierto efecto sedante, más marcado en el perro que en el gato, que puede ser altamente beneficioso cuando se usan en premedicación o tenemos que tener en cuenta si es un efecto no deseado. Como efectos secundarios esta la sobreexcitación o euforia, especialmente en el gato, pero esto sólo ocurre a dosis muy elevadas o vía intravenosa en animales conscientes. Tanto en perros como en gatos, la aparición de euforia parece ser más frecuente en animales sanos o que no experi- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA I Acciones y selectividades de los opioides en las diversas clases de receptores de opioides Tipos de receptor Fármacos Morfina Metadona Etorfina Levorfanol Fentanilo Sufentanilo DAMGO Butorfanol Buprenorfina Naloxona Naltrexona CTOP Diprenorfina β-Funaltrexamina Naloxonazina Nalorfina Pentazocina Nalbufina Naloxona benzoilhidrazona Bremazocina Etilcetociclazocina U50,488 U69,593 Espiradolina nor-Binaltorfimina Naltrindol DPDPE [D-Ala2, Glu4]deltorfina DSLET Péptidos endógenos Metencefalina Leu-encefalina β-Endorfina Dinorfina A Dinorfina B α-Neoendorfina µ +++ +++ +++ +++ +++ +++ +++ P P --------------P ---+++ --P + - + ++ ++ +++ ++ + + 1 3 + + +++ +++ ND +++ +++ + + ND ND - +++ ----- -- --++ + ++ ++ +++ +++ +++ +++ +++ --- ++ + --++ ++ ++ + ND ND ----ND +++ + ++ +++ ++ +++ - +++ +++ +++ + + +++ +++ +++ ND ND ND Las actividades de los fármacos se indican a nivel de los receptores por los cuales el agente tiene afinidad razonable. +, agonista; -, antagonista; P, agonista parcial; ND, datos no disponibles o insuficientes; DAMGO, CTOP, DPDPE, DSLET. El número de signos de “más” o de “menos” indica la potencia; la tasa para un fármaco determinado indica la selectividad. Estos valores se obtuvieron primordialmente de estudios en animales, y deben extrapolarse al ser humano con precaución. Tanto β-funaltrexamina como naloxonazina son antagonistas µ irreversibles, pero la β-funaltrexamina tiene también actividad agonista κ reversible. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) mentan dolor y se puede disminuir la incidencia de aparición mediante la premedicación o administración conjunta con tranquilizantes. Los opioides pueden tener otra serie de efectos secundarios como son: depresión respiratoria, supresión del reflejo de la tos, tolerancia, vómito, estreñimiento por retardo en el tránsito intestinal o prur ito en la zona de inyección tras la administración epidural. A nivel cardiovascular los efectos son mínimos, por lo que son fármacos altamente recomendables en casos de insuficiencia cardiaca congestiva u otros problemas cardiacos. Algunos fármacos como el fentanilo, la morfina o la petidina pueden tener efectos adversos a nivel cardiovascular cuando son administrados vía intravenosa rápida. En estos casos se produce una bradicardia e hipotensión central, mediada y reversible con vagolíticos como la atropina o el glicopirrolato. Para evitar estos efectos, es preferible administrar estos agonistas puros vía intravenosa muy lenta o bien vía intramuscular, si los efectos deseados no son inmediatos, y sobre todo cuando administramos petidina. En general, los efectos secundarios son más acusados cuando se usan fármacos agonistas puros. Los fármacos agonistas mixtos y los agonistas-antagonistas pueden producir algunos efectos secundarios como depresión respiratoria, pero siempre en menor medida y con un umbral o techo a partir del cual no aumenta el efecto con la dosis. La depresión respiratoria puede ser un problema cuando tratamos pacientes en los que la funcionalidad del centro respiratorio se halla comprometida previamente, como en casos de traumatismo craneoencefálico o pacientes tratados con otros fárma- TABLA II Potencial analgésico de los fármacos opiáceos • Morfina: 1. • Meperidina: 0,3-0,5. • Oximorfona: 5-10 (10-15 dependiendo del autor). • Fentanilo: 80-100. • Pentazocina: 0,1. • Butorfanol: 50. • Buprenorfina: 30-50. Fig. 2.— a y b. Ketamina, medetomidina y buprenorfina; una combinación de fármacos de uso frecuente que proporciona buena analgesia. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) cos depresores de la función respiratoria. En todos los casos y cuando la frecuencia respiratoria desciende a niveles peligrosos para la vida, el efecto puede revertirse con los antagonistas de los receptores opiáceos como es la naloxona o bien con fármacos analépticos respiratorios como es el doxapram. La depresión respiratoria aunque leve puede dar lugar a la acumulación de dióxido de carbono, que a su vez produce vasodilatación vascular cerebral, incrementa el flujo sanguíneo cerebral y aumenta la presión del líquido cefalorraquídeo. Esto debe tenerse en cuenta en el tratamiento de pacientes con lesiones craneoencefálicas en las que pude haber un aumento de la presión intracraneal o en la anestesia de pacientes que van a ser sometidos a una mielografía. También está descrita la aparición de jadeo, debido, no a un efecto sobre el centro respiratorio, sino más bien al efecto de estos fármacos sobre el centro termorregulador del hipotálamo, y que generalmente remite por sí solo. Otra posible desventaja de los opioides es su corta duración y su baja absorción vía oral lo que ha reducido la posibilidad de utilizarlos en casos de dolor crónico y pacientes ambulantes. Debido al riesgo de drogodependencia, estos opioides normalmente requieren receta de estupefacientes y un control especial, lo que en ocasiones puede complicarnos la adquisición y almacenaje de estos fármacos. FÁRMACOS AGONISTAS PUROS Estos opiáceos normalmente tienen un elevado poder analgésico y permiten ser usados como parte de los protocolos de anestesia equilibrada, consiguiendo un buen plano quirúrgico con dosis bastante reducidas de otros agentes anestésicos. Dentro de este grupo, los fármacos que podríamos utilizar en la clínica veterinaria son: morfina, fentanilo, sufentanilo, alfentanilo, petidina, metadona u oximorfona; de ellos, sólo algunos serán los que utilizamos, bien por la disponibilidad en el mercado español por el precio, o por los efectos terapéuticos que obtenemos con ellos. Morfina Es un buen analgésico que puede ser aplicado vía parenteral o epidural. El efecto analgésico tarda en aparecer alrededor de 15 minutos, pero perdura más que otros fármacos, sobre todo en el gato. Las dosis están entre 0,1-0,2 mg/kg vía subcutánea o vía intramuscular en gato y dura 6-8 horas, y entre 0,1-2 mg/kg en el perro, prolongándose el efecto aproximadamente 2 horas. Vía epidural, la dosis más usada es de 0,1 mg/kg de una solución de 1 mg/ml sin conservantes diluida a 0,3 ml/kg con suero fisiológico hasta un volumen máximo de 6 ml. Entre los efectos secundarios más frecuentes tras la administración sistémica están los vómitos, bradicardia cuando se aplica vía intravenosa y, a veces, picor o eritema en el lugar de inyección debido a la liberación de histamina cuando se aplica IM o SC. Fentanilo Analgésico muy potente cuyos efectos se instauran en un minuto despues de la inyección intravenosa, pero duran bastante poco (20-40 minutos). Es muy efectivo cuando se usa en inyección epidural o como parches transdérmicos que permiten analgesia a más largo plazo (24 ó 48 horas), aunque su coste puede resultar el gran inconveniente (fig. 3). Cuando se usa la vía intravenosa, a pesar de su escasa duración, para nosotros es uno de los analgésicos elegidos en la anestesia en cirugías muy dolorosas, aunque debemos de ajustar la dosis. Así en perros, la dosis de carga inicial es de 10-15 µg/kg y para la inducción, suele asociarse con un tranquilizante como el diazepam, el midazolam o la acepromacina para evitar la posible sobrexcitación, utilizando dosis más altas (20 µg/kg) durante el mantenimiento anestésico se usan dosis de 5 µg/kg administrándola vía intrave- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nosa lentamente o de 5-10 µg/kg/h administrada en infusión continua; para esta última suele ser recomendable mantener al paciente con ventilación asistida. Como hemos comentado, puede producir depresión respiratoria severa y bradicardia con bloqueos de segundo y tercer grado, sobre todo cuando se inyecta demasiado rápido, por lo que en algunos casos premedicaremos también con atropina o tendremos calculada su dosis por si tuviéramos que administrarla En el gato la dosis de carga es de 5 µg/kg y para el mantenimiento, algo menor a la del perro 2-5 µg/kg/minuto; y normalmente, en esta especie, la inducción se suele realizar con otros agentes. Existen además una serie de derivados del fentanilo como son el alfentanilo, el remifentanilo, sulfentanilo o el carfentanilo, pero apenas podemos disponer de ellos para la clínica habitual de pequeños animales, aunque se van conociendo sus efectos en ellos por los distintos trabajos de investigación que se publican, y puede que algunos, en un futuro no muy lejano, nos resulten de gran utilidad. Alfentanilo Es una cuarta parte menos potente que el fentanilo, pero tiene la gran ventaja que es efectivo en 1 ó 2 minutos tras la administración intravenosa. La dosis está entre 5-10µg/kg. Suele producir bradicardia y depresión respiratoria importante. Remifentanilo También conocido como el GI87084B en humanos, es un agonista puro µ, de acción ultracorta, ampliamente investigado. Se metaboliza de manera rápida por las estearasas inespecíficas del plasma y Fig. 3.— El fentanilo es un opiáceo agonista puro con un gran poder analgésico, pero de corta duración. de los tejidos, por lo que su vida media de eliminación terminal es sólo de 10 minutos. La recuperación después de la perfusión de éste es completa en minutos, representando una ventaja o un inconveniente según la técnica y las circunstancias en que lo administremos. No debe administrarse por vía epidural, pues se formula con glicina, que resulta ser un neurotransmisor inhibitorio. La potencia es parecida a la del fentanilo, y el gran problema para los veterinarios, es que no está comercializado, con lo que su utilización en clínica es muy limitado. Dentro de otros derivados del fentanilo, encontramos otros opioides, que aunque no están muy difundidos en veterinaria, sí se conocen algunas de sus propiedades, y puede que en alguna ocasión y en el futuro lleguen a tener ventajas, como son: el sufentanilo que es 10 veces más potente que el fentanilo; el lofentanilo y el carfentanilo; de este último se sabe que es uno de los opiáceos más potentes, está entre 3-8 veces más potente que la etorfina, pero hay que extremar el cuidado en su manejo puesto que se absorbe incluso por las mucosas, y se debe tener cerca el antagonista del mismo. Petidina Muy apropiado como analgésico en cirugías que comprometen el aparato gastrointestinal o urinario puesto que presenta propiedades espasmolíticas y considerado por muchos autores, como el analgésico de elección en gatos puesto que sus efectos adversos son mínimos y tiene una buena acción sedante. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Debido a su corta duración su uso está más recomendado en el periodo intraoperatorio o bien para la realización de procedimientos dolorosos de corta duración como el sondaje y retropropulsión de cálculos en animales con obstrucción uretral. La dosis es de 2-5 mg/kg en el perro y el efecto dura aproximadamente una hora y media, mientras que para el gato la dosis oscila entre 5-10 mg/kg y los efectos duran casi dos horas. La via de administración más recomendable es la vía intramuscular, ya que en la vía subcutánea su absorción es peor, y la vía intravenosa, según algunos autores, puede producir hipotensión debido a la liberación de histamina. Etorfina Es un derivado de la morfina muy potente. La dosis efectiva es de 0,5mg por cada 500 kg. Posee un antagonista específico, la diprenorfina, que debemos tener siempre a mano por si es necesario revertir los efectos del opioide. Su gran aplicación es en animales muy g randes y agresivos, en los que necesitamos volúmenes muy pequeños y sus efectos son muy rápidos. Metadona Fármaco de efectos muy parecidos a la morfina, pero que no suele producir vómitos. Su utilización en la clínica de pequeños animales en España es muy escasa, pero se ha utilizado ampliamente en combinación con fenotiacinas u otros sedantes, y tal vez sea porque su adquisición es bastante problemática en nuestro país. A pesar de ello podemos utilizarla y una de las ventajas es que produce bastante sedación por lo que se podría reco- mendar en la premedicación o para procedimientos en que necesitemos este efecto. La dosis recomendada es de 0,5-1 mg/kg vía intramuscular o vía intrevenosa y los efectos duran de 2-3 horas en el perro y de 0,1-0,3 mg/kg vía intramuscular con una duración de entre 2-4 horas en el gato. Oximorfona Es aproximadamente 10-15 veces más potente que la morfina aunque no existen evidencias de que sea más eficaz. El gran problema para nosotros es que no se encuentra comercializada en España. Se asocia con una menor liberación de histamina por los mastocitos y puede que posea menos efectos cardiovasculares adversos, estando muy indicada para el tratamiento del dolor en pacientes de riesgo. La dosis es de 0,05-0,2 mg/kg intravenosa, subcutánea o intramuscular, con una duración de 3-4 horas en el perro, y una dosis de 0,02-0,2 mg/kg en gato en el que la duración es algo mayor alcanzando casi las seis horas. También puede utilizarse la vía epidural a dosis de 0,05-0,1 mg/kg, aunque tenemos que tener en cuenta que el efecto tarda en aparecer alrededor de 20-40 minutos y dura entre 7 y 10 horas. ANTAGONISTAS OPIOIDES Naloxona Es el antagonista de los opioides por excelencia. Tiene una gran afinidad por los receptores mu, kappa y sigma, pero sobre todo por los primeros, por lo que es capaz de revertir los efectos secundarios respiratorios y de depresión del sistema nervioso central que se puedan presentar despues de administrar sustancias opioides. La dosis que se utiliza en perros es de 0.04 mg/kg vía intramuscular o intravenosa, o subcutánea; y en gatos de 0.05 a 0.1 mg/kg vía intravenosa. FÁRMACOS AGONISTAS-ANTAGONISTAS Y AGONISTAS PARCIALES Este tipo de fármacos proporcionan una buena analgesia y tienen la ventaja de tener menos efectos secundarios que los agonistas puros. Se usan de manera rutinaria en la premedicación anestésica para prevenir el dolor y además CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) reducir las dosis de los otros fármacos usados en la inducción y el mantenimiento anestésico. También su aplicación es la de analgésicos postoperatorios y en animales con dolor agudo como traumatismos, inflamación grave, etc. En ocasiones se utiliza para revertir el efecto de fármacos agonistas puros manteniendo el efecto analgésico con menos efectos secundarios, lo que se conoce como analgesia secuencial; es decir, utilizamos un agonista parcial, después de agonistas puros (como el fentanilo), con el fin de eliminar la depresión respiratoria mientras se mantiene todavía un grado de analgesia en el paciente. Dentro de este grupo se han utilizado la pentazocina, la buprenorfina, el butorfanol y la nalbufina, aunque teóricamente la buprenorfina sería el menos efectivo y la nalbufina el más idóneo. Esta idea de analgesia agonista/antagonista no es nueva, pero lo que sí es verdad es que el resultado óptimo se consigue tras un delicado balance de efectos entre los fármacos utilizados y la capacidad de sentir dolor el paciente, particularidad nada fácil de prever y saber en nuestros pacientes, y para lo cual el clínico debe estar muy preparado, entrenado y sensibilizado a todo lo que se refiere la percepción dolorosa y el manejo de los fármacos. Buprenorfina Es un agonista parcial de los receptores mu. Empieza a hacer efecto a los 30 minutos de su administración y sus efectos se prolongan durante 4-6 horas en el perro y 6-8 horas en el gato. Es importante usar las dosis adecuadas y redosificar en los intervalos establecidos, que en determinadas ocasiones pueden acortarse o prolongarse, según el grado de dolor que experimente el individuo. La dosis oscila entre 0,01-0,02 mg/kg vía intravenosa lenta, vía intramuscular o subcutánea tanto en perros como en gatos. Una vez que se une a sus receptores, es difícil desplazarle mediante los antagonistas típicos como la naloxona, por lo que generalmente otros fármacos del grupo no tendrán efecto. Es un buen analgésico para procedimientos poco dolorosos o para el postoperatorio de cirugías invasivas y con una duración prolongada en comparación con los otros opiáceos. Butorfanol Agonista parcial mu y agonista de los receptores kappa. Presenta un claro efecto antitusígeno que, a veces, retrasa la extubación o podemos utilizar en los pacientes que nos interese se dé este efecto. La dosis oscila entre 0,2-0,6 mg/kg intramuscular o subcutánea, dando lugar a analgesia durante unas 4 horas. También se puede utilizar por vía oral, pero entonces deberemos aumentar la dosis. Es un buen analgésico y se puede usar de manera rutinaria en la premedicación anestésica o para tranquilizar a nuestros perros y gatos, ya que produce bastante sedación y en combinación incluso con los α-2 agonistas para realizar incluso, ciertas intervenciones quirúrgicas que ocasionen un dolor leve.(figs. 4a y 4b). Pentazocina Este agonista parcial parece estar en desuso por dar lugar a disforia, a pesar de ello se ha utilizado mucho en veterinaria, sobre todo en el Reino Unido y a dosis entre 1-3 mg/kg nos da tres horas de analgesia. Puede utilizarse por vía oral, pero dado su metabolismo hepático, administrado de esta manera tenemos que incrementar las dosis, pudiendo aparecer efectos secundarios con mayor facilidad. Nalbufina Es un antagonista de los receptores mu, agonista de los receptores delta, y agonista parcial de los receptores kappa. En España no está comercializado, pero en el extranjero se ha utilizado con bastante frecuencia en la clínica veterinaria. Como ventaja tiene que sus efectos sobre el aparato cardiovascular son mínimos, pero produce poca sedación y puede dar lugar CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) a disforia, aunque en menor grado que la pentazocina, pese a algunos autores que consideran que es uno de los opioides que producen menos cambios en el comportamiento. Revierte más rápidamente los efectos depresores de los agonistas puros manteniendo un buen nivel de analgesia. La dosis oscila entre 0,5 y 1 mg/kg vía intramuscular o intravenosa, y sus efectos se mantienen durante 3-4 horas. ANESTÉSICOS LOCALES Los anestésicos locales son compuestos formados por una amina terciaria unida a un anillo aromático por un enlace éster (aminoésteres), o un enlace amida (aminoamidas); cuando el anestésico es inyectado en tejidos con un pH fisiológico (7,4), la sal se disocia en una base neutra y un catión. La base neutra es lipofílica lo cual permite el paso del anestésico a través de la membrana celular. Una vez en el interior de la célula, la base se protona y se une a su receptor en los canales de sodio voltaje-dependientes. El fármaco bloquea la entrada de sodio al interior de la célula, lo cual impide la despolarización de la membrana, el efecto neto es una estabilización de la membrana impidiendo la conducción del impulso excitatorio a través de los nervios periféricos (tabla III). Las fibras nerviosas más afectadas por los anestésicos locales son: • Fibras pequeñas. • Fibras mielinizadas. • Fibras autonómicas: pequeñas fibras C no mielinizadas y fibras B mielinizadas. • Fibras transmisoras de dolor: pequeñas fibras C no mielinizadas y fibras A delta mielinizadas. • Fibras sensoriales. Fig. 4.— a y b. En casos de graves traumatismos, los opiáceos son la mejor elección para reducir el dolor intenso, con efectos secundarios menores. Es decir, las primeras fibras afectadas son las pequeñas fibras autonómicas y sensoriales seguidas de las fibras motoras mayores y los axones propioceptivos. La pérdida de sensibilidad se produce en el siguiente orden: dolor, frío, calor, tacto articular, y presión profunda. Cuando el fármaco deja de hacer efecto la sensibilidad se recupera en sentido contrario. La absorción a través de la piel intacta es prácticamente nula, cuando se aplican subcutáneamente, la absorción es muy lenta. Se absorben mejor cuando se aplican sobre mucosas, pleura, peritoneo o en el espacio epidural. Muchos fármacos anestésicos locales producen vasodilatación lo que acelera su absorción sistémica. En algunos CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA III Susceptibilidad al bloqueo de los diversos tipos de fibras nerviosas* Clasificación biofísica de conducción Localización anatómica Mielina Diámetro µm Velocidad de conducción, m/seg–1 Función Sensibilidad al bloqueo Aferentes y eferentes desde músculos y articulaciones Eferentes hacia los husos musculares Sí 6-22 10-85 Motora y propriocepción + ++ Sí 3-6 15-35 Tono muscular ++ Raíces sensoriales y nervios periféricos aferentes Sí 1-4 5-25 Dolor, temperatura, tacto +++ Simpáticas preganglionares Sí <3 3-15 Vasomotora, visceromotora, sudomotora, pilomotora ++++ Simpáticas Simpáticas posganglionares No 0,3-1,3 0,7-1,3 Vasomotora, visceromotora, sudomotora, pilomotora ++++ Raíz dorsal Raíces sensoriales y nervios periféricos aferentes No 0,4-1,2 0,1-2,0 Dolor, temperatura, tacto ++++ Fibras A Aα Aβ Aγ Αδ Fibras B Fibras C *Con autorización de Carpenter y Mackey, 1992. casos estos anestésicos se acompañan de fármacos vasoconstrictores como la adrenalina, para reducir la absorción, prolongar el efecto y minimizar la toxicidad sistémica. Actualmente existen anestésicos locales de duración prolongada que no necesitan la adición de vasoconstrictores como la bupivacaína o la ropivacaína. El metabolismo de estas sustancias depende, en gran medida, de la funcionalidad hepática y la duración de los efectos depende del grado de unión a las proteínas, cuanto más se unen a las proteínas mayor es su duración. La elimi- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nación se realiza en forma de metabolitos a través de la orina. Ventajas de los anestésicos locales • Permiten llevar a cabo pequeños procedimientos dolorosos con una mínima o nula tranquilización; así, se reducen los riesgos asociados a anestesia general. • Previenen la aparición de hiperalgesia debida a sobrexcitación de las vías del dolor ya que bloquean completamente la transducción de impulsos nociceptivos. Evitan la aparición de sensibilización central. • Permiten reducir la dosis de otros fármacos anestésicos usados conjuntamente minimizando los riesgos cardiovasculares (fig. 5). • Mejoran la recuperación postanestésica, sobre todo, los de larga duración. Efectos adversos Los efectos adversos son bastante infrecuentes cuando estos fármacos se aplican a la dosis y en la vía adecuada. Las causas más frecuentes de toxicidad sistémica son la inyección intravenosa accidental, y la sobredosificación sobre todo en animales de pequeño tamaño. Estos accidentes pueden evitarse aspirando siempre antes de inyectar el fármaco y calculando cuidadosamente las dosis. Cuando el volumen del fármaco sea muy pequeño puede diluirse con suero fisiológico de modo que su distribución por el tejido sea más uniforme. La toxicidad es mayor en animales hipoproteinémicos, cuando se administran de forma conjunta con otros fármacos con elevada afinidad por las proteínas, cuan- Fig. 5.— La combinación de diazepam y butorfanol, hicieron más fácil el manejo de este gato atropellado. do existe elevación del dióxido de carbono arterial y cuanto mayor es la potencia del anestésico local. También son más sensibles a la intoxicación los animales neonatos y los enfermos hepáticos. Los efectos tóxicos de los anestésicos locales afectan principalmente al sistema nervioso central y a dosis más elevadas, al aparato cardiovascular. Cuando atraviesan la barrera hematoencefálica se produce depresión del sistema nervioso central que se manifiesta en primer lugar como sedación seguida de agitación, vómitos, contracciones musculares, convulsiones y finalmente, se produce inconsciencia, coma, y parada respiratoria. A nivel cardiovascular se produce hipotensión y depresión del miocardio con arritmias y bloqueos auriculoventriculares. Cuando se observan los primeros signos de toxicidad sistémica se debe proceder a la ventilación asistida y a la administración de fármacos anticonvulsivantes. En el caso de fármacos aminoésteres como la procaína existe el riesgo de reacciones anafilácticas tanto locales como sistémicas. Esto también puede suceder en soluciones que contienen como conservante el metilparaben. Otros efectos adversos que se pueden encontrar son lesiones del tejido muscular y nervioso por la aplicación de fármacos muy concentrados o fármacos que llevan como conservante el bisulfito sódico que puede resultar neurotóxico. Se ha descrito también, como complicación el retraso en la cicatrización y la necrosis de heridas tras la aplicación de anestésicos locales combinados con adrenalina, aunque en CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) nuestra experiencia es muy poco frecuente y el retraso en la cicatrización no es lo suficientemente significativo, como para justificar la no aplicación. Su uso epidural produce afectación motora en mayor o menor grado. En ocasiones esto puede ser un problema si el animal trata de ponerse en pie cuando los efectos motores todavía no han desaparecido, ya que podrían producirse lesiones musculares. Los anestésicos locales más usados en la práctica veterinaria son: La dosis máxima sin riesgo de toxicidad sistémica cuando se aplica de forma parenteral es de 4 mg/kg en perros y 6 mg/kg en gatos. Cuando se usa en inyección epidural la dosis recomendada es 3-5 mg/kg y sus efectos duran algo más de una hora. Si se usa lidocaína combinada con adrenalina la dosis no debe superar los 4,5 mg/kg y los efectos tienen mayor duración (2-4 horas). La otra aplicación y no menos importante es en el tratamiento de las arritmias ventriculares. Bupivacaína Fármaco del grupo de los aminoésteres, poco liposoluble y de corta duración (30-60 minutos). El efecto analgésico comienza a los 10-15 minutos. Fue el primer anestésico local sintético. Se toma como modelo estándar para clasificar la potencia analgésica relativa de los demás anestésicos locales y se le da el valor 1. Su uso ha disminuido bastante debido en gran parte al riesgo de producir reacciones anafilácticas, y que se han conseguido otros anestésicos locales con mas ventajas. Aminoamida de larga duración (4-6 horas) y gran poder analgésico. Su potencia relativa es 8. Sus efectos tardan en aparecer alrededor de 20-30 minutos. Tiene mayor afinidad por las fibras sensoriales por lo que produce menor bloqueo motor que otros anestésicos locales. No se puede usar por via tópica, pero es muy útil en infiltración, a nivel intra-articular, y para realizar bloqueo nervioso periférico o central (epidural e intratecal). En algunos casos se ha usado como analgésico postoperatorio mediante la irrigación de heridas quirúrgicas con buenos resultados. Es mas cardiotóxica que la lidocaína y puede producir arritmias ventriculares graves así como depresión del miocardio tras la inyección intravenosa. La dosis máxima, sin riesgo de toxicidad, en animales sanos es de 2 mg/kg. Por vía epidural, la dosis recomendada es de 1 a 2,5 mg/kg y los efectos aparecen en 10-15 minutos, perdurando entre 3 y 6 horas. Lidocaína Etidocaína Pertenece al grupo de las aminoamidas. Su tiempo de inducción es muy corto (1,2 minutos), pero también dura muy poco (1,5-2 horas). Su potencia relativa es x2 con respecto a la procaína. Se presenta en múltiples formulaciones que permiten su uso tanto de manera tópica (spray, gel o crema), como para infiltración local, bloqueo de ramas nerviosas peri fé ricas o vía epidural. Comercialmente se asocia con frecuencia a la adrenalina. Es un fármaco de acción rápida (5-10 minutos) y larga duración (3-5 horas), que da una buena analgésia con una potencia relativa de 6 con respecto a la procaína. Produce bloqueo motor preferentemente y en cuanto a la toxicidad cardiaca es parecida a la de la bupivacaína. Clorhidrato de procaína Mepivacaína Analgésico de acción intermedia.La potencia relativa y el inicio de acción es similar al de la lidocaína (5-10 minutos) ,pero dura algo más (1,5-3 horas). Se considera más tóxica para el neonato por lo no se aconseja su uso en anestesias CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) obstétricas, pero parece ser que tiene un índice terapéutico mayor que la lidocaína en los adultos. No es eficaz como anestésico por vía tópica, pero sí en infiltración y en bloqueo periférico y central. Además se considera que tiene menor efecto irritante tisular. La dosis máxima sin riesgo de toxicidad sistémica es de 5 mg/kg. Su dosis por vía epidural es de 3-4,5 mg/kg con una duración de 1,5 a 2 horas. Ropivacaína Es un fármaco relativamente nuevo, de acción rápida (5-10 minutos) y larga duración (3-5 horas), perteneciente al grupo de las aminoamidas y relacionado estructuralmente con la mepivacaína y la bupivacaína. La potencia analgésica es algo menor que la bupivacaína, pero presenta mayor selectividad por las fibras sensoriales, y sus efectos cardiotóxicos son bastante menores. Puede usarse para realizar anestesias por infiltración, bloqueo de ramas nerviosas periféricas y por vía epidural. Su uso en animales todavía no está muy extendido pero hay estudios en los que se observó que la ropivacaína epidural, en una concentración de 0,75% y con volúmenes que oscilaban entre 0,14 y 0,22 ml/kg, producía una buena analgesia durante 115-140 minutos y con mínimos efectos cardiorrespiratorios. Estos resultados son muy similares a los que se conocen con la bupivacaína a la misma concentración y volumen. Fig. 6.— La infiltración local de lidocaína, mepivacaína…, permite reducir la dosis de otros fármacos anestésicos para la exéresis de pequeñas lesiones. cífico y que revierte sus efectos en pocos minutos. Dentro de este grupo los dos fármacos más usados en pequeños animales son la xilacina y la medetomidina (fig. 7). Mecanismo de acción Los receptores alfa-2 son un subtipo de receptores alfa adrenérgicos localizados a nivel del sistema nervioso central ALFA2-AGONISTAS Son un grupo de fármacos frecuentemente empleados en medicina veterinaria por su acción sedante, analgésica y relajante muscular. Presentan la gran ventaja de tener un antagonista, altamente espe- Fig. 7.— Medetomidina y atipemazol. Los fármacos α-2 ago nistas presentan la gran ventaja de poder ser antagonizados rápida y efectivamente. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) y en el sistema nervioso autónomo en las terminales pre y postsinápticas. Además existen receptores alfa2 en otras muchas localizaciones como son el tracto gastrointestinal, las paredes de los vasos sanguíneos, el útero, el riñón, el páncreas o las plaquetas. De esto, podemos deducir, que la administración de fármacos alfa-2 agonistas produce numerosos efectos además de los citados anteriormente. La activación de los receptores alfa-2 adrenérgicos altera la membrana de la célula nerviosa y tiene como consecuencia el bloqueo en la liberación de noradrenalina. Este neurotransmisor está implicado en los mecanismos de transmisión del dolor y el estado de alerta a través de la médula espinal y el encéfalo. Existen elevadas concentraciones de receptores alfa-2- adrenérgicos en las astas dorsales de la médula espinal, a través de las cuales se transmite el impulso nociceptivo. También son abundantes en zonas del tallo del encéfalo como el locus coeruleus implicado en la integración de información relacionada con el despertar, la vigilia y el dolor, y su posterior transmisión al sistema límbico y córtex cerebral. Por tanto, el bloqueo de norepinefrina en estos centros, lleva consigo una pérdida del estado de vigilia (sedación) y de la percepción del dolor (analgesia). Además, existen receptores alfa-2 en áreas del córtex frontal que podrían ser mediadores en la pérdida de actividad cortical y disminución del estado de alerta. Se considera que la acción sedante y analgésica de los alfa-2- agonistas es muy similar a la que producen los fármacos opioides ya que se ha descubierto que ambos receptores, se encuentran localizados en las mismas áreas del sistema nervioso central e incluso, en algunos casos, en las mismas neuronas. Además, los receptores alfa-2-adrenérgicos están asociados a proteínas G que al activarse producen inhibición de la adenilatociclasa y apertura de los canales de potasio. Este mecanismo es idéntico al que sucede cuando se activan los receptores opioides y provoca la pérdida de potasio e hiperpolarización de la célula, inhibiendo la transmisión nerviosa. Debido a esto la utilización conjunta de opiáceos y alfa-2 agonistas produce un efecto analgésico mucho mayor. Los alfa-2 agonistas producen relajación muscular por inhibición de la transmisión interneuronal en la médula espinal sin actuar a nivel de la unión neuromuscular. En algunas ocasiones se observan pequeñas contracciones musculares tras la administración que desaparecen por sí solas al cabo de unos minutos. Estos pequeños temblores podrían ser debidos a hiperacusia o aumento de la sensibilidad al ruido, y no tienen ninguna repercusión importante. Los efectos cardiovasculares de los alfa-2 agonistas se producen por estimulación de los receptores localizados tanto a nivel central como a nivel periférico. La activación de los receptores centralmente da lugar a un incremento del tono vagal y un descenso en la actividad del sistema nervioso simpático que lleva como consecuencia bradicardia, hipotensión y disminución del gasto cardiaco. Por otro lado, existen receptores alfa2 adrenérgicos periféricos situados en las terminales presinápticas donde, por inhibición en la liberación de noradrenalina contribuyen al efecto hipotensor. La activación de los receptores periféricos postsinápticos localizados en las paredes de los vasos sanguíneos tiene un efecto vasopresor. El descenso en la frecuencia cardiaca suele ser aproximadamente de un 50% y la duración del efecto es dependiente de la dosis empleada, y reversible con antagonistas de los receptores alfa2 adrenérgicos. Además de la bradicardia severa está descrita la aparición de otras arritmias cardiacas como bloqueos sinoauriculares, bloqueos auriculoventriculares, bloqueos de primer y segundo grado, arritmia sinusal y disociación atrioventricular, que no deben descuidarse, por lo que en animales de cierto riesgo, deben siempre tenerse en cuenta y tomar las medidas previas oportunas. Los efectos sobre la presión arterial son variables dependiendo de la dosis y del tipo de fármaco. Generalmente, se produce un periodo de hipertensión inicial debido al aumento en la resistencia periférica por vasocons- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) t ricción, poste ri o rm e n te, cuando los efectos centrales superan a los efectos periféricos, los valores de presión disminuyen y se estabilizan en torno a la normotensión o ligera hipotensión. A dosis bajas predominan los efectos centrales con un menor aumento de la presión sanguínea. En general, los efectos hemodinámicos son menos acusados cuando la administración se realiza vía intramuscular en lugar de vía intravenosa. Debido a la presencia de receptores alfa-2 adrenérgicos en otras localizaciones la administración de estos fármacos también puede producir: • Agregación plaquetaria. • Alteración en la motilidad uterina que según los estudios realizados no suele producir aborto. • Aumento en la diuresis por inhibición en la liberación de ACTH y ADH. • Los niveles de glucosa sanguínea aumentan debido a una inhibición de las células beta del páncreas secretoras de insulina. • Se ha obser vado que los pacientes tratados con alfa2 agonistas presentan ligera hipotermia debida a depresión de los receptores noradrenérgicos del hipotálamo. • También se han descrito efectos a nivel del tracto digestivo como reducción en la producción de saliva y un descenso en la motilidad gástrica e intestinal. Además, es frecuente, sobre todo en gatos, la aparición de vómitos. • La frecuencia re s p i ra to ria suele disminuir en los pacientes tratados con estos fármacos a las dosis habituales, esta bradipnea se agrava cuando los alfa-2 agonistas se combinan con otros fármacos depresores del sistema ner- vioso central como barbitúricos, opioides o anestésicos i n h a l a to rios. Se puede observar también la aparición de cianosis, que según estudios realizados, no se debe a una falta de oxígeno en la sangre arterial, ya que los valores en estos casos están dentro de lo normal, sino a una mayor destauración venosa por el descenso en la frecuencia cardiaca que conlleva un mayor tiempo de i n te rcambio para la extracción de oxígeno en los tejidos Recomendaciones generales Este fármaco es más apropiado en animales jóvenes y sin problemas cardiovasculares. Los alfa-2 agonistas deberían usarse con precaución en pacientes cardiópatas, y en pacientes con enfermedad digestiva, renal o hepática. Su uso también está contraindicado en animales en shock, debilitados, hipotérmicos o febriles, así como en diabéticos. Es recomendable proporciona al animalr, o al menos tener a mano, un sistema de oxigenación por si se produjera un cuadro de depresión respiratoria severa. El uso de fármacos anticolinérgicos (atropina o glicopirrolato) para combatir la bradicardia y otras arritmias es controvertido, y debe ser el veterinario el que tome la decisión más apropiada en cada caso. Algunos autores recomiendan el uso de atropina previo a la administración de fármacos alfa-2 agonistas para prevenir el descenso en la frecuencia cardiaca. Una vez instaurada la arritmia ésta parece ser más difícil de revertir. Por otro lado, hay autores que opinan que el uso de anticolinérgicos junto con la alfa-2-agonistas no es necesario e incluso podría ser perjudicial. La bradicardia producida por los alfa-2 agonistas tiene dos orígenes, por un lado es debida a un efecto vagal, que al estar mediado por el sis tema nervioso parasimpático sí podría combatirse con parasimpaticolíticos, pero, por otro lado la bradicardia es un mecanismo de defensa frente a la vasoconstricción periférica, y aumentar la frecuencia cardiaca en este caso no sería apropiado. Además el aumento en la frecuencia cardiaca por el uso de anticolinérgicos puede aumentar el trabajo del miocardio y el consumo de oxígeno. Debido a la posibilidad de aparición de vómitos, es recomendable que el animal esté en ayunas. Estos fármacos son buenos analgésicos pero no lo suficientemente potentes como para permitir la realización de procesos muy dolorosos o invasivos cuando se usan como CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) único agente anestésico. Pueden usarse como tranquilizantes, para llevar a cabo pequeños procedimientos molestos para el animal como el posicionamiento para radiografías el lavado y sutura de heridas superficiales o una limpieza de oídos; pero cuando se vayan a realizar procedimientos más dolorosos, es conveniente asociarlos a otros analgésicos como opioides o anestésicos locales, que además permiten reducir la dosis de cada uno de los fármacos empleados. Son buenos agentes para la premedicación anestésica, ya que producen una profunda sedación que facilita el manejo del animal. Combinados con anestésicos generales como propofol, ketamina o agentes inhalatorios, permiten llevar a cabo una buena anestesia general. Cuando son el único agente analgésico que se usa en la combinación anestésica, ha de tenerse en cuenta que sus efectos analgésicos son bastante reducidos, por lo que es necesario proveer al paciente de algún otro fármaco analgésico mas potente durante la cirugia y/o antes del despertar. Xilacina Ha sido el primer alfa2-agonista utilizado en medicina veterinaria. La dosis recomendada en perros y gatos es de 0,25-0,5 mg/kg vía intravenosa o 0,5-1 mg/kg vía intramuscular; aunque el efecto sedante dure entre 1 y 2 horas, el efecto analgésico es bastante corto (15-30 minutos). La xilacina también se ha usado vía epidural en perros a una dosis de 0,250,75 mg/kg. Puede usarse como tranquilizante para el manejo de animales agresivos o para la realización de manipulaciones moles- tas. También es útil en la premedicación anestésica como agente previo a anestésicos inyectables o inhalatorios. Se puede combinar con opioides para producir sedación profunda. En muchos casos, se combina con la ketamina produciendo un plano anestésico que permite llevar a cabo cirugías poco invasivas, pero suele requerir una analgesia adicional o postoperatoria según el caso. Se recomienda tener precaución en animales con tendencia a problemas de coagulación en ciertas razas (Setter Irlandés, Gran Danés, Basset Hound o San Bernardo), y en hembras gestantes. Sus efectos pueden ser revertidos con el antagonista yohimbina a una dosis de 0,1-0,2 mg/kg vía intravenosa o vía intramuscular, y también puede emplearse el atipamezol a una dosis de 0,2 mg/kg vía intravenosa o vía intramuscular. Medetomidina La medetomidina es mucho más potente y tiene mayor afinidad y selectividad por los receptores alfa2 adrenérgicos que la xilacina u otros fármacos del grupo. Debido a esto, se necesitan dosis mucho menores para obtener similares efectos, tanto sedantes y analgésicos como cardiorrespiratorios y hemodinámicos, e incluso, éstos pueden ser más pronunciados. Presenta un antagonista altamente específico, el atipamezol capaz de revertir los efectos de la medetomidina por completo y en poco tiempo. Gracias a estas características, su uso como sedante y analgésico está cada vez más extendido. La dosis empleada depende del grado de analgesia y sedación que se desee obtener, y de la posible combinación con otros fármacos que potencien sus efectos. Por sí sola puede producir sedación dosis-dependiente con dosis intramusculares de hasta 80 µg/kg en el perro y hasta 150 µg/kg en el gato. Dosis más altas sólo prolongan la duración de los efectos sin incrementar la intensidad de los mismos. En principio, no suele ser necesario incrementar la dosis por encima de los 40 µg/kg vía intramuscular, en el perro o por encima de los 50 µg/kg en el gato ya que con estas dosis se obtiene un claro efecto sedante con decúbito lateral en menos de 7 minutos. Debe tenerse precaución al usar dosis altas en perros grandes ya que parece ser que la dosis depende más de la superficie corporal del animal que del peso (con la misma CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) dosis, el efecto será más acusado en un perro grande que en un perro pequeño o en un gato). Vía intravenosa las dosis pueden reducirse hasta 10-20 µg/kg en el perro y de 15-30 µg/kg en el gato. La absorción de la medetomidina administrada por vía subcutánea parece ser bastante impredecible, por lo que no se recomienda, y tampoco es buena la absorción por vía oral. Sin embargo administrada vía epidural da buenos resultados en perros y gatos a una dosis de 10-15 µg/kg. La combinación de medetomidina con opioides permite obtener, con dosis bajas de cada uno de ellos, una profunda sedación, apta para la realización de procedimientos molestos o ligeramente dolorosos. También se puede combinar con benzodiacepinas favoreciéndose así el efecto relajante muscular. La utilización de medetomidina como premedicación reduce en gran medida las necesidades de otros anestésicos como la ketamina, el propofol o los anestésicos inhalatorios; y siempre que se use la medetomidina como preanestésico debemos usar dosis más bajas tanto de ésta como del resto de fármacos para evitar una excesiva depresión del sistema nervioso central. Debido al enlentecimiento del flujo sanguíneo los fármacos que se usan después de la medetomidina tardan más tiempo en hacer efecto. Así, cuando se usa en la premedicación, la dosis recomendada oscilan entre 10-30 µg/kg vía intramuscular y se recomienda esperar alrededor de 20 minutos antes de aplicar los fármacos inductores. La medetomidina también es útil en la premedicación de animales que van a ser sometidos a mielografía ya que se ha demostrado que no aumenta la presión intracraneal e incluso podría llegar a reducirla ligeramente. El atipamezol es el antagonista de los receptores alfa2 adrenérgicos altamente específico cuando empleamos previamente la medetomidicna Este fármaco tiene mayor vida media que la medetomidina, de modo que el riesgo de recaída es mínimo. La concentración del atipamezol en el envase comercial es de 5 µg/ml y la concentración de medetomidina es de 1 mg/ml. Para revertir completamente los efectos, el fabricante recomienda usar el mismo volumen de atipamezol que el usado de medetomidina, asi facilitan su administración en ciertos momentos críticos. Es importante tener en cuenta que cuando se revierte el efecto de la medetomidina, también se elimina su efecto analgésico, por lo que si prevemos que puede haber dolor, será conveniente administrar algún otro fármaco analgésico antes (fig. 7). ANTIINFLAMATORIOS El tercer gran grupo de analgésicos que hemos mencionado ha sido los antiinflamatorios, dentro de ellos encontramos los glucocorticoides y los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). Glucocorticoides Aunque no se trata de fármacos analgésicos propiamente dichos, incluimos aquí este grupo por su acción antiinflamatoria capaz de reducir en gran medida la liberación de mediadores químicos implicados en la cascada del dolor. Los glucocorticoides son hormonas esteroideas secretadas por la corteza suprarrenal con actividad sobre el metabolismo lipídico, proteico y de los hidratos de carbono. Dentro de este grupo el principal representante es el cortisol o hidrocortisona. A partir de los glucocorticoides endógenos, se sintetizan sustancias con menor actividad mineralocorticoide y mayor acción glucocorticoide, de modo que sus efectos sobre el equilibrio del agua y los electrolitos sea mínima o casi nula. Así, por ejemplo, la prednisona y la predinsolona son 3 ó 4 veces más potentes que el cortisol, pero tienen la mitad de actividad mineralocorticoide. La metilprednisolona y la triamcinolona, tienen una actividad glucocorticoide cinco veces mayor, y virtualmente carecen de actividad mineralocorticoide. La dexametasona y la betametasona, son 30 ó 35 veces CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) más potentes que la cortisona y carecen de actividad sobre el equilibrio hidroelectrolítico (fig. 8). La acción antiinflamatoria de los glucocorticoides no suele darse en condiciones naturales excepto en casos de estrés importante, por lo que este efecto sólo se obtiene con la administración de dosis suprafisiológicas. Estos fármacos inhiben todos los aspectos implicados en los procesos inflamatorios tanto agudos (calor, rubor, dolor y tumefacción), como crónicos (cicatrización, reparación y reacciones proliferativas), pero no eliminan la causa. Son útiles para controlar el dolor musculoesquelético provocado por la inflamación aguda, pero sólo a corto plazo. Gran parte de la actividad antiinflamatoria se debe a la inducción de la síntesis de lipocortina, un factor que inhibe la fosfolipasa alfa2. Este enzima, libera el ácido araquidónico que se encuentra esterificado en los fosfolípidos de la membrana celular, y así consigue el bloqueo en la cascada del ácido araquidónico lleva consigo gran cantidad de fenómenos. Se inhibe la dilatación microvascular y disminuye la permeabilidad capilar y el edema. Se produce una leucocitosis con neutrofilia, linfopenia y eosinopenia. También disminuye la liberación de monocitos desde la médula ósea. Se inhibe la liberación de factores quimiotácticos lo que disminuye la migración precoz de leucocitos polimorfonucleados y la actividad fagocítica. Los glucocorticoides estabilizan las membranas biológicas por lo que se inhibe la liberación de mediadores inflamatorios, y por ello se reducen los efectos degradantes de los enzimas lisosómicos y el dolor. Fig. 8.— Dexametasona. Aunque por sí misma no posee efectos analgésicos, su acción antiinflamatoria reduce algunos mediadores químicos implicados en la cascada de la inflamación que como consecuencia produce dolor. A largo plazo inhiben el crecimiento capilar, la proliferación de fibroblastos y la deposición de colágeno, por lo que retrasan la cicatrización de las heridas. Efectos secundarios y contraindicaciones Aunque se han desarrollado esteroides sintéticos en los que se han separado las acciones mineralocorticoide y glucocorticoide, todavía no es posible separar las acciones antiinflamatorias de los glucocorticoides de sus otros efectos. Los glucocorticoides son sustancias principalmente gluconeogénicas. Reducen la captación y utilización de glucosa por los tejidos, y aumentan su almacenamiento en el hígado en forma de glucógeno. Incrementan la liberación de aminoácidos de músculo, piel y tejido conectivo y su posterior conversión en glucosa. También favorecen la lipolisis con liberación de glucosa a partir del glicerol y producen redistribución de la grasa corporal. Por tanto producen hiperglucemia e incluso glucosuria, y por esta razón están contraindicados en pacientes con diabetes mellitus. Siempre poseen cierta actividad mineralocorticoide sobre todo compuestos como la prednisona o la prednisolona, produciendo pérdida de potasio y retención de sodio y agua. Esto puede llevar a la aparición de edema, hipocalemia y alcalosis metabólica. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Puede aparecer poliuria con polidipsia al incrementarse la diuresis por aumento de la tasa de filtración glomerular y disminución en la reabsorción en el túbulo distal. Además tienden a provocar un balance de calcio negativo por reducir su absorción intestinal e incrementar su excreción a nivel renal. Esto en tratamientos prolongados puede llevar a la aparición de osteoporosis y fracturas óseas espontáneas. En tratamientos prolongados y con dosis altas pueden provocar inmunosupresión, por lo que no se aconseja su uso en casos de infección aguda y cuando sea necesario siempre debe administrarse conjuntamente con terapia antibiótica. Deprimen los órganos linfoides y reducen la inmunidad celular además de la producción de anticuerpos. Producen también retraso en la cicatrización de heridas y su uso está contraindicado en casos de úlcera corneal. Además está limitada su administración intraarticular cuando se sospeche de contaminación en la articulación o fractura intraarticular, daños en el cartílago articular o lesiones óseas degenerativas. Disminuyen la motilidad gastrointestinal, reducen la secreción de mucosidad y producen adelgazamiento de la mucosa gástrica con aparición de úlceras sobre todo cuando se combinan con AINEs. A dosis elevadas y en tratamientos prolongados puede producir alteración del metabolismo y originar un síndrome de Cushing iatrogénico. No se recomienda su uso en gestación avanzada debido a que pueden inducir el parto y en cachorros, los efectos sobre el metabolismo pueden dar lugar a retraso o inhibición del crecimiento. Los glucocorticoides tienen efectos de retroacción negativa sobre la hipófisis y el hipotálamo deprimiendo la secreción de CRF (factor liberador de corticotropina) y ACTH (hormona adrenocorticotropa). La administración de estos fármacos puede disminuir la secreción de glucocorticoides endógenos y producir atrofia de la corteza suprarrenal. A pesar de todos los efectos adversos, en algunos casos es recomendable o necesario su administración; en... Dentro de ellos los glucocorticoides más usados como antiinflamatorios son: la dexametasona, la ,metilprednisolona y la prednisona. Debemos recordar que cuando se cesa el tratamiento se debe reducir la dosis de manera progresiva y alargando el intervalo entre administraciones. Dexametasona En el perro se usan dosis de 0,25 a 1 mg/kg vía intavenosa o vía intramuscular y sus efectos duran algo más de 48 horas. En el gato las dosis son más bajas oscilando entre 0,125 y 0,5 mg/kg vía intavenosa o vía intramuscular. Metilprednisolona La dosis antinflamatoria tanto en perro como en gato es de 0,25-2 mg/kg vía intavenosa o vía intramuscular pero en el perro los efectos duran entre 12 y 36 horas, mientras que en el gato la duración es de 24 horas. Prednisona La dosis es de 0,25 a 2 mg/kg vía intavenosa o vía intramuscular con una duración de 12-36 horas en el perro y 24 horas en el gato. AINTINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS (AINES) (fig. 9) Los opioides son los analgésicos por excelencia pero sobre todo para el tratamiento del dolor agudo e intenso, se ha ido intentando mejorar la calidad de la terapia analgésica y sobre todo prever y adelantarse a que nuestros pacientes sientan esta desagradable sensación. Así y como tendencia habitual, actualmente están combinados dos o más CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Fig. 9.— Proceso esquemático de los efectos del daño celular. fármacos y de esta manera los AINES se han introducido en nuestras rutinas terapéuticas, ayudando a mantener a nuestros pacientes sin dolor, sin tener que estar sedados o tranquilizados más de lo necesario, como ocurre cuando se utiliza los opioides como único agente analgésico. A la vez, según se han ido utilizando se ha visto que incluso algunos de estos fármacos se les puede dar la calificación de buenos analgésicos como ocurre por ejemplo con el ketorolaco. Las ventajas son la ausencia de depresión respiratoria, menor sedación, ausencia de adición, es decir, al utilizarlos evitamos los efectos secundarios que podrían surgir si utilizamos los opioides como únicos agentes analgésicos; pero hay que recalcar que no se pueden utilizar como únicos agentes para paliar el dolor agudo o postquirúrgico por el momento, contando con los AINEs conocidos y comercializados en España; son fármacos complementarios de la terapéutica opioide para el dolor agudo e intenso, aunque sí son los analgésicos de elección en los caso de dolor crónico. Dentro del grupo de los AINEs se incluyen una serie de compuestos, sin casi relación química, excepto que son ácidos orgánicos, pero con efectos terapéuticos comunes, son analgésicos, antipiréticos y antiinflamatorios, en mayor o menor grado, y sus efectos secundarios también son muy parecidos (tabla IV). Estos agentes actúan de manera primaria inhibiendo la síntesis de prostaglandinas en el lugar del traumatismo, reduciendo así la inflamación y la tumefacción local que son dos fenómenos importantes en las regiones traumatizadas y causantes del dolor. Su mecanismo de acción concretamentemente, es la inhibición de la cicloxigenasa, enzima encargado de la biosín- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) TABLA IV Clasificación de los AINES • Derivados ácido salicílico: aspirina, salicilato de sodio, trisalicilato de magnesio y colina, salsalato, diflunisal, ácido salicilsalicílico, sulfasalazina, olsalazina. • Derivados paraminofenol: acetaminofén. • Indol y ácidos indenacéticos: indometacina, sulindac, etodolaco. • Ácidos antranílicos: ácido mefenámico, ácido meclofenámico, ácidos flufenámico, tolfenámico y etofenámico. • Ácidos heteroarilacéticos: tolmetin, diclofenaco, ketorolaco. • Ácidos arilpropiónicos: ibuprofeno, naproxeno, flurbiprofeno, ketoprofeno, fenoprofeno, oxaprozina. • Ácidos enólicos: Derivados del oxicam: piroxicam, tenoxicam, meloxicam Derivados pirazolona: fenilbutazona, oxifenbutazona, antipirina, aminopirina y dipirona. • Alcanonas: nabumetona. • Otros: apazona (azapropazona), nimesulida. tesis de prostaglandinas y otros autacoides similares, encargados de desarrollar el fenómeno inflamatorio en el territorio orgánico agredido; aunque casi nunca inhiben la formación de eicosanoides como los leucotrienos, que también contribuyen a la inflamación, ni modifican la síntesis de otros mediadores de la inflamación. Es importante la inhibición de estas prostaglandinas, ya que son capaces de sensibilizar los receptores del dolor a estímulos mecánicos y químicos por una disminución del umbral de los nociceptores polimodales de las fibras nerviosas C. Por lo tanto, los AINEs no modifican la hiperalgesia ni el dolor causado por la acción directa de las prostaglandinas, sino que van a una fase anterior, a inhibir su síntesis. Utilización terapéutica Como ya hemos comentado, una de las características por la que se agrupan estos ácidos orgánicos es por sus efectos terapéuticos: antiinflamatorio, antipirético y analgésicos, pero todos no poseen la misma efectividad para cada una de estas acciones, y así el acetaminofen es antipirético y analgésico aun- CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) que débilmente antinflamatorio; el ibuprofeno o la fenilbutazona son antiinflamatorios y antipiréticos y en menor medida analgésicos; y así la infinidad de compuestos que se incluyen en este grupo. La efectividad para un proceso determinado debemos valorarlo previamente, y analizar cuál es el efecto primordial que queremos conseguir en nuestro paciente y debemos tratar para conseguir que el animal se recupere lo antes posible; ya que los tres signos que trataremos con los AINES (dolor, inflamación y fiebre) son como un círculo vicioso y pueden desencadenar uno en otro, según la intensidad de cada uno de ellos y la etiología. Como analgésicos Estos fármacos cuando se utilizan como analgésicos, son efectivos frente a procesos de una intensidad media o moderada; por ejemplo no los podemos utilizar como único analgésico para realizar una intervención quirúrgica, pero sí que los debemos utilizar junto con otras técnicas analgésicas y otros fármacos analgésicos; así, por ejemplo, para la extirpación de un pequeño tumor epitelial, se podría combinar la infiltración de anestésicos locales, junto con un AINE que evite la inflamación y dolor postquirúrgico, etc., pero más adelante de esta monografía se explican con más detalle estas técnicas. Además los AINEs son compuestos de elección para el tratamiento del dolor de origen crónico o el que proviene de procesos inflamatorios como es el caso de la enfermedad degenerativa articular. Como antipiréticos La temperatura corporal se regula por el centro termorregulador del hipo tálamo e implica un balance entre la capacidad para perder temperatura o producir calor. Cuando hay una subida de temperatura existe un aumento en la producción de citoquinas, inter feron y alfa-TNC. Las citoquinas aumenta la producción de PGE2, que a su vez aumentando el AMPc aumentan la producción de calor en el organismo al estimular el hipotálamo. Los AINEs suprimen esta respuesta al inhibir la PGE2. Como antiinflamatorios Se deben utilizar en los procesos cuyos signos principales sean el dolor y la inflamación; y el primero sobre todo como origen del segundo. Éste es el caso de muchas de las enfermedades musculoesqueléticas, y en particular las articulares donde sus lesiones se manifiestan con estos dos síntomas principalmente traduciéndose en cojera. O el caso de la mayoría de los tumores, donde siempre existe asociado a la lesión cancerosa, un fenómeno inflamatorio y un dolor más o menos intenso dependiendo del tipo de tumor y del tejido afectado. Un dato importante a considerar en estos casos, es que los AINES sólo aportan un alivio sintomático en nuestros pacientes, no detienen la evolución de la enfermedad ni eliminan el origen de la misma, por lo que siempre debemos analizar a fondo el cuadro de nuestro paciente y combinar nuestra terapia analgésica con la que elimina la causa inicial de la patología. Efectos adversos Pero todo no va a ser maravilloso, estos fármacos poseen otros efectos adversos con los que hay contar. Úlcera gastrointestinal La lesión gástrica puede deberse a dos fenómenos: por un lado a la irritación local de las sustancias ingeridas que permite la difusión retrógrada del ácido al interior de la mucosa y la inducción del daño tisular. Por otro lado, al inhibir las prostaglandinas, también inhiben la acción de la PGI2 y PGE2 que actúan como citoprotectores, pues inhiben la secreción ácida del estómago e intensifican la corriente sanguínea por la mucosa gástrica, estimulando de esta manera la secreción de moco citiprote c to r. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Prácticamente todos los AINEs muestran tendencia a originar este efecto colateral adverso, con excepción tal vez del acetaminofén; y estas alteraciones pueden mostrar signos clínicos variables según la lesión que originen y que puede ser desde una dispepsia leve (que se nos manifestara con una disminución del apetito o apatía), hasta un cuadro de vómitos y diarrea sanguinolenta más o menos intensa por las úlceras gastroduodenales originadas y que puede terminar con la muerte de nuestro paciente sino se trata a tiempo y de manera adecuada. Por esta razón, en aquellos pacientes con antecedentes de alteraciones digestivas, no está de más, administrar junto con el antiinflamatorio un protector gástrico (sucralfato, misoprotol, ramitidina, omeprazol). Bloqueo de la agregación pla quetaria Los AINES al bloquear la formación del tromboxano A2, inhiben su función, que es precisamente la agregación de las plaquetas, por lo que se alarga el tiempo de hemorragia. La aspirina es un fármaco especialmente efectivo en este sentido en el hombre, efecto que no es tan marcado en nuestros pacientes; y dado que es irreversible la actividad de la cicloxigenasa, obliga a la formación de nuevas plaquetas para restaurarse la función enzimática (8-14 días). Inhibición de la motilidad uterina Las prostaglandinas E y F son potentes uterotrópicos, y su síntesis aumenta en gran medida momentos antes del parto; lo que presupone una función motora a estos eicosanoides, justificando la prolongación de la gestación tanto en mujeres como en hembras de nuestros animales de compañía. Inhibición de la función renal mediada por prostaglandinas En los organismos normales en los que la función renal apenas se ve alterada por las prostaglandinas vasodilatadoras, los AINEs apenas tienen efectos adversos, mientras que en aquellos pacientes en los que existe alguna enfermedad, como una insuficiencia congestiva cardiaca, o ascitis o nefropatías crónicas, deshidratación, o alteraciones hepáticas, se ha contrastado que estos antiinflamatorios no esteroideos son capaces de desencadenar una insuficiencia renal aguda al disminuir la corriente sanguínea renal y la filtración glomerular; puesto que en estos sujetos las prostaglandinas vasodilatadoras ejercen una función importante en el riego sanguíneo renal. Además los antiinflamatorios estimulan la retención de sodio y agua, pues disminuyen la inhibición de la resorción de cloruro por las prostaglandinas y la hormona antidiurética, dando lugar a edemas. Los AINEs también estimulan la hiperpotasemia por mayor resorción de potasio y supresión de la secreción de renina, inducido por pros taglandinas. Tal vez todas estas alteraciones renales se expliquen por la excesiva producción de prostaglandinas por los riñones. La lesión renal, más que por la utilización prolongada de los AINES, surge por la combinación de éstos con otros analgésicos y de manera prolongada, que dan lugar a una nefritis intersticial o una necrosis papilar. Reacción de hipersensibilidad Como ocurre con la mayoría de las sustancias terapéuticas las reacciones de intolerancia pueden surgir también con los AINEs, manifestándose de manera similar por una urticaria generalizada, edema, hipotensión, broncoconstricción o incluso shock, pero no son el grupo de fármacos que con mayor incidencia las producen. Salicilatos Dentro de este grupo la aspirina es el antiinflamatorio más representativo, tanto por su efectividad, como por su fácil adquisición y coste; es el “analgésico casero” por excelencia. Pero no debemos olvidar lo irritante que es para la mucosa gástrica de nuestros pequeños animales, por lo que se sigue CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) intentando sintetizar derivados del mismo, pero con menores efectos secundarios; aunque estos cambios químicos en los grupos carboxilo o hidroxilo que disminuyen su toxicidad, también hacen variar la efectividad del compuesto resultante. Es un agente que actúa como un analgésico tanto a nivel central como a nivel periférico. La irritación gástrica parece que es debida a que la concentración intracelular de la aspirina que se absorbe en el estómago a un pH de 7,4 revierte la forma ionizada, la cual sólo puede atravesar lentamente desde las células al plasma sanguíneo (pKa = 3,4) con lo que la concentración ionizada es 10.000 veces superior a la de la cantidad no ionizada. La inhibición de la agregación plaquetaria, a diferencia de los humanos, tiene una repercusión clínica muchísimo menor en cuanto a la prolongación del tiempo de coagulación. La dosis de 0,65 g en humanos duplica el tiempo medio de sangrado en sujetos normales en un lapso de 4 a 7 días. Hay que comentar que los salicilatos tienen efectos importantes a nivel respiratorio, ya que intensifican el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono (en particular en el músculo estriado) como consecuencia del desacoplamiento de la fosforilación oxidativa, lo que desencadena un incremento de la ventilación alveolar para equilibrar la mayor producción de dióxido de carbono, que puede apreciarse como una ventilación más profunda y una frecuencia respiratoria aumentada. Además, estos compuestos estimulan directamente el centro respiratorio del bulbo. Los salicilatos también influyen en el metabolismo del tejido conectivo, así ejercen su acción antinflamatoria; es decir, intervienen en la composición, biosíntesis y metabolismo de los mucopolisacáridos de la sustancia fundamental del tejido conectivo que sirve de barrera para la diseminación de infecciones o de la inflamación. La dosis oral suele ser de 10 mg/kg al día para perros y de 5 mg/kg en gatos o los 10 mg/kg/tres días por semana. Su absorción se realiza principalmente en el estómago y porción superior del intestino delgado, y aproximadamente a la media hora existen ya concentraciones plasmáticas importantes, alcanzándose a las dos horas las concentraciones máximas, disminuyendo gradualmente según pasa el tiempo. La distribución es por todos los tejidos corporales y líquidos transcelulares inclusive el líquido cefalorraquídeo y el plexo coroideo, así como atraviesa fácilmente la barrera placentaria. Son biotransformados sobre todo en el retículo endoplásmico y las mitocondrias celulares del hígado y se excreta por la orina. Diflunisal (Dolobid ®) Es un derivado difluorofenil del ácido salicílico y cabe destacarlo porque su potencia analgésica dentro del grupo de los salicilatos es de 3 ó 4 veces superior a la de la aspirina en el tratamiento de la osteoartritis e inflamaciones musculoesqueléticas (luxaciones). Parece ser que es un inhibidor competitivo de la cicloxigenasa, y como ventaja sus efectos adversos gastrointestinales y antiplaquetarios son menores. Derivados del paraminofenol Acetaminofén (paracetamol, tylenol y otros) Es un analgésico derivado de la anilina, de la fenacetina. Tiene acción antipirética y analgésica y escasa actividad antiinflamatoria. Este hecho se atribuye a que es un inhibidor débil de la cicloxigenasa en presencia de grupos y concentraciones altas de peróxido, hecho que ocurre en los focos inflamatorios; además se ha comprobado también que no inhibe la activación de los neutrófilos como ocurre con otros AINEs. Parece ser que los efectos secundarios son menores que la aspirina, no irrita el tracto gastrointestinal, ni afecta al aparato cardiovascular o tampoco altera el tiempo de CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Sulindac coagulación, pero en casos de intolerancia o dosis altas, sí puede dar lugar a nefropatías y hepatopatías así como reacciones de hipersensibilidad. Su concentración máxima plasmática se consigue entre los 30 y 60 minutos. Con una vida media de dos horas; metabolizándose en hígado y excretándose por orina. No debe administrarse en gatos pues resulta muy tóxico. La actividad farmacológica del sulindac reside principalmente en su metabolismo, puesto que como tal, presenta menos de la mitad de la potencia de la indometacina; mientras que su metabolito sulfuro tiene una potencia de 500 veces superior a la del profármaco como inhibidor de la cicloxigenasa. Parece tener menos efectos secundarios que la indometacina y sus efectos antiinflamatorios y analgésicos son muy parecidos a las de éste. Indol y ácidos indenacéticos Etodolaco Dentro de este grupo tenemos la indometacina, el sulindac y el etodola co como antiinflamatorios más representativos y utilizados mundialmente por sus tres propiedades. De los tres, todos se han utilizado en humanos, pero en veterinaria tan sólo existe constancia de la e fectividad del eto d o l a c o , u t i l i z a d o ampliamente y con gran eficacia en Estados Unidos. El etodolaco tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas principalmente. Se absorbe con rapidez, se metaboliza en hígado y sus metabolitos se excretan principalmente por orina. Su vida media en plasma es de unas siete horas. La analgesia postquirúrgica que produce es de siete horas. Existe una extraordinaria diferencia entre la dosis que genera efectos secundarios y la dosis que tienen efectos antiinflamatorios, por lo que los efectos secundarios surgen con menor frecuencia que con otros antiinflamatorios no esteroideos. Otra de las ventajas que presenta es que con una sola dosis diaria y por vía oral es suficiente, para mantener sus efectos terapéuticos. La dosis recomendada en perro es de 10 mg/kg/día. Indometacina Fenamatos La indometacina tiene unas propiedades similares en cuanto a analgésico, y antitérmica a la de los salicilatos, pero tal vez es algo más potente como antiinflamatorio que la aspirina. Por vía oral, la absorción es casi completa y a las dos horas alcanza la concentración máxima plasmática. Apenas llega al líquido cefalorraquídeo, pero a las cinco horas las concentraciones en líquido sinovial son prácticamente iguales a las del plasma. Una vez metabolizado se excreta por orina, bilis y heces. Las contraindicaciones de la indometacina incluyen: insuficiencia renal, enterocolitis, trombocitopenia o hiperbilirrubinemia. Son compuestos derivados del ácido N-fenilantranílico, tales como el ácido mefenámico, meclofenámico, flufená mico, tolfenámico y etofenámico. Desde el punto de vista terapéutico no muestran grandes ventajas frente a otros antiinflamatorios y la diarrea como efecto colateral se presenta con bastante frecuencia. De todos los fenamatos el ácido mefenámico es el único con acción analgésica a nivel del sistema nervioso central y periférico. El ácido meclofenámico se recomienda a una dosis de 1,1 mg/kg al día por vía oral y no conviene administrarlo más de 5 ó 7 días. Se utiliza principalmente para el dolor musculoesquelético. El ácido tolfenámico, tal vez sea el compuesto de este grupo, más extendido en la clínica de pequeños animales en Europa; se puede utilizar tanto en perros como en gatos y por vía oral o inyectada vía subcutánea a una dosis de 4 mg/kg no más de 3 ó 4 días. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) Ácido heteroarlacético Diclofenaco (Voltaren®) Dentro de este grupo tenemos como principios activos más representativos el tolmetin, el ketorolaco, y el diclofenaco y de ellos el ketorolaco es el más extendido en veterinaria, por su gran poder analgésico. Se utiliza por las tres propiedades características, como antiinflamatorio, analgésico y antipirético. Su potencia es superior a la de la indometacina, el naproxeno u otros, por lo que puede sernos útil en nuestros pacientes. Al administrarse por vía oral alcanza la concentración plasmática media en dos o tres horas y su vida media en plasma es tan sólo de dos horas, pero se acumula en líquido sinovial rápidamente y su efecto terapéutico se prolonga en las articulaciones por encima de la vida media plasmática. Se metaboliza en el hígado y se excretan sus metabolitos por orina. La dosis que se recomienda en algunos trabajos para perro es de 0,7 mg/kg al día, pero debemos de tener precaución por los efectos secundarios que pueden surgir frecuentemente. No es de los AINEs más recomendables para el gato. Tolmetin El tolmetin a la dosis recomendada tiene una eficacia parecida a la aspirina a dosis moderadas, pero suele ser mejor tolerado. Una vez ingerido se absorbe con rapidez y a los 30-60 minutos. Se alcanzan concentraciones máximas plasmáticas y la vida media es de cinco horas. A las dos horas tenemos concentraciones adecuadas en líquido sinovial que perdura incluso hasta ocho horas. Ketorolaco (Toradol®) El ketorolaco es un potente analgésico, pero posee escasa actividad antiinflam a to ria en comparación con otros AINES. Después de su ingestión o administración intramuscular se alcanza la concentración plasmática máxima en 30-50 minutos y su vida media es de 4 a 6 horas. Su eliminación es principalmente por la orina. Se ha utilizado tanto como analgésico perioperatorio como en el caso de dolor osteomuscular, como por ejemplo en el caso de panosteítis, siendo de gran efectividad. Sus efectos se comparan a los de la morfina y se consideran superiores a los del butorfanol. Puede administrarse por vía oral o inyectada (intravenosa o intramuscular) a unas dosis de 0,5 mg/kg. para perro y de 0,25 para gato, cada doce horas. Derivados del ácido propiónico Suelen ser mejor tolerados que la aspirina y la indometacina y representan un grupo de AINEs muy extendidos y eficaces, a pesar de tener un precio algo más elevado alguno de ellos. Dentro de este grupo encontramos: el ibuprofeno, naproxeno, flurbiprofeno, fenoprofeno, ketoprofeno, oxaprozina, fenbufeno, carprofeno, pirprofeno, indobufeno y ácido triaprofénico. Ibuprofeno (Nurofen®, Espidofen®, Dalsy,®) Fue el primer fármaco derivado del ácido propiónico que se utilizó de forma general. Se administra por vía oral y alcanza la concentración plasmática máxima a las dos horas, teniendo una vida media de 4 a 6 horas. La excreción se hace por la orina principalmente. Su utilización ha sido mayor, puesto que los efectos colaterales, en comparación con la aspirina y la indometacina son menores, y la efectividad como analgésico, antiinflamatorio y antipirético son muy similares. Aun así, debemos tener cuidado al prescribirlo, pues hay trabajos que demuestran los graves efectos secundarios gastroentéricos en perros, sobre todo al darlo a largo plazo, en estos animales a dosis de 8 mg/kg por vía oral al día durante 30 días (presentaron grandes erosiones y úlceras gástricas). En perros, se estima que la dosis antiinflamatoria efectiva es de 12-15 mg/kg cada 8 horas. Si nos CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) damos cuenta es una dosis superior a la utilizada en el trabajo mencionado. Naproxeno (Antalgin®, Naproxin®) Se le considera unas veinte veces más potente que la aspirina como inhibidor de la cicloxigenasa. Tiene una vida media más larga en comparación con los otros fármacos de estructura y función similar. Posee particular efecto inhibidor de la función leucocitaria con respecto a los demás fármacos. Se absorbe rápidamente y alcanza la concentración plasmática entre 2 y 4 horas. También pude absorberse por vía rectal aunque más lentamente. La vida media en perro es de 74 horas y se excreta por orina. Atraviesa la barrera placentaria y en la leche de hembras lactantes. Los efectos secundarios se presentan en igual medida que la indometacina aunque es ligeramente mejor tolerado. Se utiliza en perros como alternativa a la aspirina o a la fenilbutazona. Se administra a dosis de 5 mg/kg el primer día y luego a 2 mg/kg al día por vía oral. Ketoprofeno (Ketofen®, Orudis®) Comparte las propiedades de los otros fármacos del grupo, y además de ser un potente inhibidor de la síntesis de prostaglandinas también inhibe la ruta inflamatoria de los leucotrienos. Se absorbe rápidamente y alcanza las concentraciones plasmáticas máximas en 1 ó 2 horas; su vida media se estima en dos horas, se metaboliza en hígado y se excreta por orina. En ocasiones puede originar retención de líquidos y aumento de la concentración de creatinina plasmática, efectos que suelen ser transitorios. Se usa tanto en perros, gatos como caballos. Se dice que es 15 veces más potente que la fenilbutazona y 30 veces más potente que la aspirina, con menores efectos secundarios que estos o el flunixil meglumine. Su dosis en perros es de 2 mg/kg intravenosa, intramuscular. o subcutanea el primer día y luego la mitad de dosis durante 4 ó 5 días por vía oral. En gatos se administra la misma dosis, pero con un máximo de tres días a la semana. Como efecto secundario máas frecuente es el vómito. Fenoprofeno, Flurbiprofeno y la Oxaprozina Son AINEs utilizados ampliamente en humanos y sobre todo este último, pues la administración es una vez al día, dado que su vida media es muy larga en comparación con los demás. Del resto de los antiinflamatorios mencionados en este grupo, y que se utilicen en veterinaria sólo nos quedaría por hablar del carprofeno que es uno de los AINEs de elección en la clínica veterinaria. Carprofeno (Rimadyl®) Tiene una gran efectividad como antiinflamatorio y como analgésico y además los efectos secundarios son mínimos en comparación con los demás AINEs. Puede utilizarse tanto en vía oral como inyectable, aunque en España sólo tenemos la presentación en comprimidos, por el momento. Ha sido utilizado como analgésico muy efectivo en postoperatorios de cirugías ortopédicas, comparándose la efectividad con la de la mor fina a 0,1 mg/kg o el efecto de la meperidina a 2 mg/kg. Siendo suficiente en muchos casos una sola dosis para controlar el dolor perioperatorio durante 24 horas. También se ha demostrado la efectividad en problemas de dolor crónico, de osteoartritis-artrosis. La dosis recomendada es de 2 a 4 mg/kg cada 12 horas. Se sabe que es un inhibidor de la fosfolipasa A2 (enzima necesaria para la conversión de la membrana fosfolípida del ácido araquidónico) y además modula la respuesta celular inmune. Los escasos efectos secundarios se deben fundamentalmente a su gran selectividad por la cicloxigenasa 2, al igual que el meloxicam. A pesar de existir algún trabajo que menciona la aparición de efectos secundarios en gatos, se puede utilizar tanto en perros como en gatos y en estos últimos con las CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) mismas precauciones que con cualquier otro AINE, siempre a una dosis menor y menos días. Existen trabajos como el de Lascelles (1995), qu e demuestran incluso un efecto analgésico más beneficioso que la petidina en gatos, haciéndole de gran utilidad también en esta especie. que junto con el carprofeno los hacen los antiinflamatorios de elección en la clínica veterinaria. Se puede administrar por vía oral o intravenosa, a una dosis de 0,2 mg/kg al día y después la mitad de la dosis hasta incluso un periodo de 30 días, siempre y cuando no aparezcan efectos secundarios gastrointestinales, renales o hepáticos. Derivados de pirazolona Ácidos enólicos Derivados del oxicam Piroxicam (Feldene®) A las dosis recomendadas es equivalente a la aspirina, indometacina o naproxeno para el tratamiento a largo plazo de la artritis reumatoide, aunque mucho mejor tolerado. Otra de las ventajas es la administración en una sola toma al día, dado que su vida media es larga. Su acción antiinflamatoria se basa más bien en la inhibición de la proteogluconasa y colagenasa, puesto que bloquea la activación de leucocitos, incluso en presencia de productos de la cicloxigenasa. Después de su absorbido, el piroxicam logra la concentración máxima plasmática a la 2-4 horas y aunque tiene cierta variación según estudios la vida media es alrededor de las 50 horas. Por ello la dosis es de 0,3 mg/kg vía oral al día durante dos días y luego cada 48 horas. Después de 7 horas las concentraciones en plasma y líquido sinovial son muy parecidas, excretándose por orina y heces. Meloxicam Es un antinflamatorio no esteroideo, con las tres acciones características del grupo, cuya ratio COX 2/COX 1 sale muy beneficiada de cara a los escasos efectos secundarios que produce, por lo Fenilbutazona Constituye un fármaco muy eficaz como antiinflamatorio, siendo de los primeros en utilizarse, por lo que está muy extendido en veterinaria. Hoy conocemos el gran problema que presenta, que son sus efectos secundarios graves, lo que limita su administración a aplicaciones a corto plazo y de manera muy puntual. Como analgésico y antipirético; además, tiene una menor efectividad en comparación con los salicilatos, lo que todavía reduce aún más sus indicaciones. Oxifenbutazona Es un análogo de la fenilbutazona y uno de sus metabolitos activos, por lo que comparte con ella los usos, así como los efectos indeseados, careciendo por tanto de gran interés para la clínica, puesto que existen otros fármacos con más ventajas frente a él. Dipirona Actúa como los demás AINEs inhibiendo la cicloxigenasa. Su poder antiinflamatorio es leve, al igual que su efecto analgésico y antipirético, por lo que su utilización está muy limitada. Hay que considerar que posee otros efectos secundarios aparte de los habituales de los AINEs, como es que no debe administrarse en pacientes con problemas hematológicos pues da lugar a leucopenias y agranulocitosis; ni debe administrarse junto a otros fármacos como los barbitúricos, la clorpromacina o la fenilbutazona, que puede provocar serias reacciones como hipotermia profunda; aunque estos efectos adversos son muy raros de observar pueden darse. Por vía oral o inyectable (intramuscular, subcutánea o intravenosa), tanto en gatos como CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) en perros se administra a una dosis de 25 mg/kg cada 8 horas. Alcanonas Nabumetona Es un inhibidor débil de la cicloxigenasa, pero sus metabolitos son inhibidores muy potentes, en particular de la COX 2. Su vida media es de 24 horas, y los efectos secundarios parecen escasos en los animales, pero apenas existen datos respecto a su utilización clínica en veterinaria, por lo que apenas podemos conocer sus ventajas. OTROS Apazona Es un AINE menos activo que otros, pues su capacidad para bloquear la cicloxigenasa es menor. Es bien tolerada, pero hemos de comentar que no se han encontrado ventajas importantes como para hacerle un AINE de elección. Nimesulida Es un inhibidor débil de la síntesis de prostaglandinas, pero es capaz de bloquear la función agregante de los leucocitos. Como otra de las acciones beneficiosas es su acción a nivel de los condrocitos articulares. Se absorbe rápidamente y alcanza la concentración máxima plasmática en 1-4 horas. Su vida media es de 3 horas y sus metabolitos se excretan por riñón sobre todo. Su uso principal es como antiinflamatorio a corto plazo, siendo especialmente útil en individuos con hipersensibilidad a la aspirina u otros AINEs. AGENTES DISOCIATIVOS ANTAGONISTAS DE LA NMDA (KETAMINA) La ketamina es un derivado de la ciclohexamina con acción, cataléptica, analgésica y anestésica, pero no hipnótico. Es decir, el animal no se puede mover, tiene un grado de analgesia suficiente para intervenciones leves (campo quirúrgico pequeño y muy superficial), y da lugar a un estado como de "sueño super ficial". Los efectos sobre el sistema nerviosos central, suelen ser muy rápidos (uno o dos minutos), aunque no produce relajación muscular. Se puede usar como analgésico en procedimientos muy cruentos, pero siempre en combinación con otros fármaco: diacepam, midazolam. xilacina, medetomidina, barbitúricos y agentes inhalatorios. Por si solo no será suficiente, ni siquiera en cirugías de un grado medio de dolor. La dosis en perro puede variar desde 6 a 11 mg/kg vía intramuscular, intravenosa, en los gatos varia mucho y dependerá del procedimiento para lo que se utilice, puede ser desde 3 mg/kg iv, cuando solo se quiere explorar a un animal hasta los 30 mg/kg vía intramuscular que permitiria incluso una cirugia menor. CAPÍTULO III AGENTES UTILIZADOS PARA EL CONTROL DEL DOLOR TERAPÉUTICA DEL DOLOR (I) 27. Houlton J. Artrología Veterinaria. Ed. Saunders. 2000. 28. Kandel ER, Schwartz JH, Jessel TM. Principios de Neurociencia. Ed. McGraw-Hill Interamericana. Madrid. España. 2000. 29. Kirk and Bistner´s: Handbook of Veterinary procedures and Emergency treatment. 7th edition 2000. 30. Lascalles D. Waterman, A. Analgesia in Cats. 31. Lascalles D. Clincal pharmacology of analgesic agents. Animal Pain. Ed Vand der Wees. 85-116. 2000. 32. Lemke KA, Dawson SD. Local and regional anesthesia. Veterinary Clinics of Northamerica: Small Animal Practice. 30, (4). 2000. 33. Mathews KA. Pain assessment and general approach to management. Vet Clin North Am; 30: 729755. 2000. 34. Mathews K. Management of Pain in Cats. Animal Pain. Ed Van der Wees, pp. 131-144. 2000. 35. Paddleford RR, Harvey RC. Alpha2 agonists and antagonists. Vet Clin North America Small Animal Practice 29:3: 737-745. 1999. 36. Papich MG. Principles of analge- BIBLIOGRAFÍARECOMENDADA sic drug th e ra py. Seminars in veterinary medicine and surgery (Small Animal). 12,( 2): 80-93. 1997. 37. Pascoe P. Local and regional anesthesia and analgesia. Sem Vet Med Surg (Small Animal), 12(2): 94105. 1997. 38. Pascoe P, Bennett R. Thoracic Surgery. Manual Sm Anim Anae. Anal. BSAVA: 183-196. 1999. 39. Plumb D. Veterinary Drug Handbook. Pharma Vet Publ. 1996. 40. Quandt JE, Rawlings CR. Reducing postoperative pain for dogs: Local anesthestic and analgesic te ch n i ques Comp Cont Educ. 18:2. 101-111. 1996. 41. Sackman JE, Pain. Part II. Control of Pain in animals. Comp Cont Educ 13: 181 - 187, 19 0 - 19 2 . 1991. 42. Smith L. New Frontiers in Pain Management: Systemic Administration of Analgesics. TNAVC Proceedings, pp 23-25. 1999. 43. Strombeck DR, Guilford WG: Enfermedades digestivas en los pequeños animales. 2th edition. 1995. 44. Tegeder I, Lotsch I, Gesiilinger G. Pharmacokinetics of opioids in liver disease. Clinic Pharmacokinet. Jul 37 (1), pp 17-40. 1999. 45. Tranquilli WJ, Thurmon JC, Speiser JR, Benson GJ, Olson WA. Butorphanol as a preanesthetic in cats: It´s effects on two common intramuscular regimens. Vet Med. 848-854. Aug. 1998. 46. Vademécum Internacional. Medicom 2001. 47. Vanio O. Reversal of Medetomidine-induced cardiovascular and respiratory changes with atipamezole in dogs. Vet Rec Nov.3, pp 447450. 1990. 48. Waddell L, King L. General approach to dyspnoea. Manual of Canine and Feline Emergency and Cr itical Care. BSAVA: 65-86. 1999. 49. Waterman A. Analgesia. 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