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Parroquia Santa María Madre de Dios de Tres Cantos
vigilia de cuaresma 2011
Sábado Día 12 de Marzo a las 20:30 horas
Itinerario de conversión:
del desierto al jardín
Extracto del Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2011
Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la
Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué
puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la
Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro
especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la
iniciación cristiana.
Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del
compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el
amor de Cristo. El ayuno, adquiere para el cristiano un significado profundamente
religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en
la lógica del don y del amor.
En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener. El afán de poseer
provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo
cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir
En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de
Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma
preciosa e insustituible de oración, que nos permite también adquirir una nueva
concepción del tiempo. Encontramos, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras
no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá
quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.
En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la
cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una
conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu
Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia
según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio
sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento
favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la
Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.
Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe
y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús.
1. Del jardín al desierto
Lectura del libro del Génesis 3, 3-5
La mujer contestó a la serpiente:
-«Podernos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad
del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”»
La serpiente replicó a la mujer:
-«No, no moriréis. Es que Dios que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis
como Dios en el conocimiento del bien y el mal”»
Palabra de Dios.
• Creado con capacidad de elección, el ser humano, varón y mujer, se equivoca al elegir.
De la tentación pasa a la caída: elige una opción contraria a la voluntad de Dios. El Señor
Dios No quiso despreocuparse del ser humano después de su pecado. Eso sí, el ser humano
debió aceptar las consecuencias de su elección equivocada viviendo en el desierto. Dios
seguirá buscando un ser humano que se fíe de Él para iniciar el camino inverso: del
desierto al jardín.
PA R A R E F L E X I O N A R
¿De qué manzana comen hoy Adán y Eva?
• Manzana del tener cosas materiales, de acaparar cuando otros no tienen.
• Manzana de poder sobre los demás.
• Manzana del culto al cuerpo.
Pero todas ellas nos sacan del jardín y nos alejan de Dios.
Vamos a preguntarnos cuáles son nuestras tentaciones concretas, pongámosles
nombre… ¿Qué podría o puede estar impidiendo que seamos nosotros mismos, que
seamos fieles a la Verdad que da sentido a nuestra vida? SI NO SABEMOS POR DÓNDE
PUEDEN TENTARNOS, ¡OJO!, ¿CÓMO LO HAREMOS FRENTE?
La opción de Jesús: ser Hijo
Frente a estas actitudes, el evangelio nos presenta a Jesús en el desierto (Mt 4,1-11).
Llevó al desierto las opciones humanas equivocadas: la búsqueda del éxito en el tener, el
ansia de poder y de dominar. Allí, rechazando la tentación, nos ha mostrado el camino
diciendo: “escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.” Dios acompaña en
la tentación y su Espíritu sigue contigo porque no hay ningún desierto donde puedas entrar
en que Dios quede fuera.
¡Verbo Eterno, Palabra de mi Dios!
quiero pasar mi vida escuchándote;
quiero prestar oídos dóciles a tus
enseñanzas,
para que seas mi único Maestro.
Y, luego, a través de todas las noches,
de todos los vacíos,
de todas las debilidades,
quiero mantener mis ojos clavados en Ti
y permanecer bajo el influjo de tu luz.
Sor Isabel de la Trinidad
2. La invitación a salir del desierto
Lectura del libro del Génesis 12, 1-4
El Señor dijo a Abrán:
-«Sal de tu tierra, de tu patria, y de la casa de tu padre, hacia la tierra que
te mostraré. Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu
nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a
los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.»
Abraham marchó, como le había dicho el Señor…
Palabra de Dios.
● Me llamo Sara, un nombre puesto por Yavé, que significa «princesa». El reino del que soy
heredera es el regalado a quienes tienen la valentía de encajar su proyecto de vida en el
proyecto de Dios. Dios buscó invertir el signo de la historia de la humanidad, y eligió nuestra
familia. Se adelantó a hablarnos y nos dijo que saliéramos, que dejáramos nuestra tierra, lo
que conocíamos, lo que nos daba seguridad. Abrahán confió, y Dios le bendijo y con él a todos
los pueblos de la tierra. Nos pusimos en camino contentos y esperanzados…
PA R A R E F L E X I O N A R
Abrahán y Sara dejan la tierra, la patria, la casa. En el Nuevo Testamento, Simón y Andrés
dejan las redes, la samaritana abandona su cántaro, el ciego Bartimeo se desprende de su
manto…Aunque Abrahán y Sara no son un modelo, son un comienzo, germen de nueva
humanidad que tendrá su plenitud en Jesucristo.
¿Cómo salir del desierto?
• Estar a la escucha. Porque Dios, en cualquier momento y lugar, puede dejar oír su voz:
“Sal de tus medidas, de tus miedos. Hay una palabra de esperanza y de libertad que quiero
proclamara través de ti». ¿Qué «salidas» me encarga Dios hoy?
• Descubrirse caminante. Saberse siempre en camino. Acompañados por Alguien que nos
toma de la mano y nos lleva. Acompañando a otros hasta lograr una sociedad más
equitativa, más solidaria, menos egoísta e indiferente. ¿Quiénes me acompañan y a quiénes
acompaño yo?
• Reflexionar y ahondar en la fe. En medio de tantas ofertas de guías, necesitamos
volvernos al Maestro y dejar que él nos conduzca. ¿En qué aspectos Abrahán y Sara son
ejemplos de creyente para mi…? ¿Doy importancia a la oración en mi vida?
Salmo 33 (32), 4-5, 12, 18-21
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el
derecho y su misericordia llena la tierra. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo
que él se escogió como heredad… Los ojos del Señor están puestos en quien… esperan en su
misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo, en él se alegra nuestro
corazón, en su santo nombre confiamos
Salir. Dejarse llevar por la «transfiguración» de Jesús
Ponte en marcha, déjate arrastrar por la oferta de transformación y transfiguración de
Jesús. Dios te dice: “Este es mi hijo amado, escuchadle”. Es una oferta que podemos
expresar así: «Cuando las dificultades del camino crecen, cuando la marcha del desierto al
jardín se presenta “cuesta arriba”, cuando parece que vas a ceder ante el desánimo,
¡confía y ora! Coloca tus pies sobre las pisadas de Jesús y déjale que agarre tu mano, quizá
en silencio. El Hijo amado del Padre sabe el camino, porque Él es el Camino».
3. Encuentro junto al pozo
Evangelio según San Juan, 4, 11—12, 13-14
La mujer le dice: “Señor, si no tienes cubo y el pozo es hondo, ¿de
dónde sacas el agua viva?; ¿eres tu más que nuestro padre Jacob,
que nos dio este pozo?... Jesús le contestó: -El que bebe de esta
agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré
nunca más tendrá sed: el agua que le daré se convertirá dentro de
él en manantial que salta hasta la vida eterna…
Palabra del Señor
● Mi nombre no importa. Soy la samaritana. Desaparezco detrás
del relato evangélico para que cada uno de vosotros y vosotras
podáis identificaros con mi sed, y con el encuentro que tuve con
Jesús, el Señor, junto al pozo. Hasta que no conocí a Jesús, ningún
agua me saciaba. Él no me despreció, incluso me pidió beber de mi
amarga agua. En cuanto probé el agua viva, salí corriendo a
contarlo y los otros viendo lo que había ocurrido en mi, me
creyeron…
Salmo 42, 2, 8-9
Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío…Una sima grita a
otra sima con voz de cascadas: tus torrentes y tus olas me han arrollado. De día el Señor me
hará misericordia, de noche cantaré la alabanza, la oración al Dios de mi vida.
PA R A R E F L E X I O N A R
¿Cuáles son nuestros agobios?
(Esas realidades que nos desorientan en el camino que conduce al jardín):
• El individualismo y la soledad, que nos hace creer en un cristianismo sin alteridad, sin
los otros. Un cristianismo de ritos de cumplimiento, de misa dominical quizá con otros,
pero a solas.
• El perfeccionismo, la obsesión por el trabajo. ¿Tenemos tiempo?, ¿no tenemos
tiempo?.., no solemos tener tiempo y vamos sacando de nuestra vida el tiempo para orar,
nuestra dimensión espiritual, la formación religiosa y la fe militante.
• El conformismo, que nos lleva a adaptarnos a la situación política, social, económica o
religiosa en la que vivimos hasta tal punto que no la cuestionamos, no nos rebelamos, no
abrimos en ella cauces de cambio y mejora.
¿Qué otros «agobios» añadimos?..
«¡Qué de veces me acuerdo del agua viva que dijo el Señor a la Samaritana!
Soy muy aficionada a aquel Evangelio;
y es así, cierto, que sin entender como ahora este bien,
desde muy niña lo era y suplicaba muchas veces al Señor
me diese aquella agua, y la tenía dibujada adonde estaba siempre,
con este letrero,
cuando el Señor llegó al pozo: “Señor, dame de esa agua”».
Santa Teresa de Jesús
4. Desierto, lugar de conversión
Evangelio según San Juan 9, 5-7, 35-38
“Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Dicho esto, escupió en la tierra, hizo
barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: “Ve a lavarte a la alberca de
Siloé –que significa enviado-”. Él fue, se lavó y volvió con vista…. Oyó Jesús que lo habían
expulsado, lo encontró y le dijo: -¿Crees tú en el Hijo del Hombre? Él contestó: -¿Y quién
es, Señor, para que crea en él? Jesús le dijo: “Lo estás viendo: el que te está hablando,
ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y se postró ante él.
Palabra del Señor
● Recuerdo cuando en la liturgia judía se leían las palabras del
Génesis: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y
semejanza». Entonces yo, la madre del ciego de nacimiento,
pedía: «Señor Dios, re-crea a mi hijo: ¡que vea!». En cuanto mi
hijo descubrió a Jesús como la luz del mundo, mi vida quedó
alterada por esa luz. Mi hijo que era ciego veía y los fariseos que
no reconocían a Jesús quedaron ciegos.
Salmo 36, 6-12
Señor, tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las nubes... Tú socorres a hombres y
animales, ¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios! Los humanos se acogen a la sombra
de tus alas, se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias;
porque en ti está la fuente viva y tu luz nos hace ver la luz. Prolonga tu misericordia con los
que te reconocen, tu justicia con rectos de corazón. Que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado
PA R A R E F L E X I O N A R
Ayudas para abrir los ojos
• ¡Levantemos el corazón! Del corazón brotan las actitudes, los sentimientos, los
valores que mueven la vida de cada persona. Toma conciencia de tu corazón.
• ¡Levantemos el corazón! Mira hacia dónde se inclina tu corazón y coteja lo que
descubras con las preferencias de Dios. Pídele que sustituya tu corazón de piedra por un
corazón de carne.
• ¡Levantemos el corazón! Vincúlalo a tus ojos y a tus oídos. Tú, que te has dejado
mirar por la Luz del mundo, pídele que te enseñe a mirar así a los demás. Sin condenar,
sin juzgar. Mira desde un corazón, el tuyo, que ha sido traspasado por la misericordia de
Dios.
• ¡Levantemos el corazón! Ponlo en tus manos y en tus pies para que puedas entrar en
contacto con la miseria humana sin miedo. Dirígete, caminando como Jesús, hacia todos
los abatidos, los desesperanzados, los heridos y ciegos de hoy.
• ¡Levantemos el corazón! En plural, con otros hermanos y hermanas. Al final, con los
corazones levantados y en vilo, nos daremos cuenta de que nuestra conversión a la
justicia y a la fraternidad ha brotado de la iniciativa gratuita de Dios, que dio el primer
paso. Bautizarse en Jesús es acoger la luz que todo lo ilumina, y entrar en la comunidad
de los testigos de la Luz.
5. Encuentro en el secarral de la muerte
Evangelio según San Juan 11, 20-27, 39-44
Cuando Marta se enteró que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en
casa. Y dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano.
Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: “Tu
hermano resucitará”. Marta respondió: “Sé que resucitará en la resurrección en el último
día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto
vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?”. Ella le
contestó: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al
mundo”. Dicho esto, se fue…
Dijo Jesús: “Quitad la losa”. Marta, la hermana del muerto, le dijo: “Señor, ya huele mal
porque lleva cuatro días”. Jesús le replicó: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de
Dios?”. Entonces quitaron la losa. Jesús levantando los ojos a lo alto, dijo: “Padre, te doy
gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la
gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Y dicho esto, gritó con voz
potente: “Lázaro, sal afuera”. El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas y la
cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desatadlo y dejadlo andar”
Palabra de Dios
● Soy Marta de Betania, la hermana de Lázaro y de María. En cuanto supe que llegaba Jesús, salí
con presteza a su encuentro. Jesús había tenido un enfrentamiento con los judíos…, quería que
viniera…, pero supe que dando vida a mi hermano, se jugaba su propia vida. Se estremeció
cuando vio muerto a su amigo y lloró con todos nosotros. Oró, sus discípulos sabían que aquello
tenía una finalidad y dijo: “para que creáis”
PA R A R E F L E X I O N A R
La extraña lógica de Dios
Jesús, con su pasión y muerte en cruz, mostró que la desfiguración puede estar
mostrando, para quien sabe y quiere mirar, una transfiguración; que el «vaciamiento» es
en realidad «ensalzamiento»; que el servicio es señorío. Entonces, ¿«Abajarse» o
«Ensalzarse»? ¿«Entregarse» o «reservarse»? ¿«Servir» o «ser servido»?
● Abajarse, entregarse y servir es aceptar la posibilidad de ser despojado, de
fracasar, de dejar de ser fuertes, de arriesgarse a no ser imprescindibles, o
significativos; aceptar que no cuenten con nosotros; admitir no tenerlo todo controlado.
Es identificarse con los marginados y desamparados; vivir «con las puertas abiertas»
acogiendo la posibilidad de ser vulnerable. Es romper las apariencias que no nos dejan
encontrarnos con el otro desde la igualdad del «tú»; arriesgarse a que nos alcance la
herida del no aprecio.
● Abajarse, entregarse y servir es aceptar con fe y serenidad las sorpresas de la vida;
saber que podemos decir una palabra también desde el silencio; que podemos ganar
cuando parece que lo estamos perdiendo todo. Es acoger humildemente nuestra
fragilidad y la de los hermanos. Cristo nos ha descubierto la fecundidad de estas
actitudes que son, en palabras de Pablo, necedad, escándalo, debilidad y locura para el
mundo
Tú decides. ¿Sigue tu vida la misma lógica de Jesús?
Como a Marta de Betania, Jesús se dirige hoy a cada uno de nosotros para preguntarnos:
«¿Crees esto?» (Jn 11,26). Y espera que le demos la respuesta profunda y
comprometida de Marta, de Pedro, del discípulo amado: «Sí, Señor, creo».
Epílogo:
El camino entre el desierto y el jardín,
que recorremos en Cuaresma y Pascua,
es símbolo de la ruta que transitamos
durante toda la vida. Viajemos juntos
tras las huellas de Jesucristo, el Señor.
Aprendamos a releer unidos lo cotidiano.
Hagamos surgir espacios donde
compartir experiencias, donde oremos
los unos por los otros, donde nos
comprometamos
por sacar de los sepulcros
a tantos muertos vivientes. Decíos con
alegría: «¡He visto al Señor!». Nos aguarda,
como don y tarea, el jardín en el que
no habrá noche, ni llanto, ni dolor.
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padresen favor de Abraham
y su descendencia por siempre.