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Editorial
Queridas hermanas:
Aunque en un principio pensamos hacer un solo ADC con todo lo relacionado con
el Centenario de la muerte de nuestros Fundadores, hemos visto más conveniente ir publicando los distintos acontecimientos que se van celebrando en cada provincia, delegación o país ya que está siendo una riqueza en celebraciones y contenido y sería demasiado esperar hasta el final para publicarlo todo.
Este año las celebraciones se están centrando en Marcelo Spínola. Es un momento
para poder vivir los objetivos que nos hemos propuesto: por parte de las Esclavas revitalizar nuestra propia vocación y por parte de los que forman la gran familia Spínola, que
encuentren en ellos una referencia para vivir los valores del evangelio.
Por ello, encontraréis que se ha incorporado una nueva sección a partir de este número de ADC titulada: “Centenario”.
También la sección “Desde las raíces”, durante este tiempo, tiene un matiz totalmente centrado en Marcelo Spínola y Celia Méndez. El sentido de éste lo encontraréis en
el artículo que lo introduce: “Peregrinar a nuestras raíces para vivir y generar vida”.
En la sección “A fondo” aportamos la presentación hecha por Benedicto XVI sobre su
primera Encíclica: “Dios es Amor”. Encíclica que ha sido acogida y leída por mucha gente y
de diversas tendencias e ideologías. Muchas la habéis leído y comentado en comunidad.
Os invito a todas a leerla, compartirla y sobre todo vivir aquello a que somos invitadas. La
2ª parte que expone un ejercicio concreto del mandamiento del amor hacia el prójimo,
está en total sintonía a lo que estamos llamadas como vida consagrada: “La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de lo necesario. Pero, al mismo tiempo, la caritas-agapé supera los confines de la Iglesia; la parábola del buen
Samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento y muestra la universalidad del amor que
se dirige hacia el necesitado encontrado ‘casualmente’, quienquiera que sea” (25 b).
Para terminar, quiero desearos en esta Pascua que Cristo se os presente muy vivo a
cada una de vosotras para que podáis seguir anunciando al mundo que porque nos ama
ha entregado la vida por nosotros.
Hasta la próxima. Os abraza con cariño.
Mercedes Esquirol, adc
Superiora General
1
Nº 70 - Abril 2006
Revista Trimestral,
Órgano de Comunicación, Formación y Animación
de la Congregación de Esclavas del D.C.
Editorial .............................................................................
1
Sumario .............................................................................
2
A fondo ..............................................................................
4
El secreto del amor, según Benedicto XVI .............
4
Centenario .......................................................................
7
Apertura del Centenario de la muerte del Beato
Marcelo Spínola y Maestre 1906-enero-2006 ........
Palabras de apertura del centenario de la muerte
del Beato Marcelo Spínola ..........................................
Crónica de la Apertura oficial del Centenario de
la muerte de Marcelo Spínola y Maestre .................
Crónica de Luanda - Angola .......................................
Crónica de Argentina ...................................................
Crónica de Ayolas (Paraguay) ....................................
Crónica de España Norte ¡Por ellos somos Spínola! ..
Crónica de Venezuela .............................................................
Crónica de Roma ......................................................................
Crónica de España Sur ............................................................
Crónica de Ecuador .................................................................
Crónica de Japón .......................................................................
Crónica de Manila-Filipinas ....................................................
Crónica de Zamboanga ..........................................................
Marcelo Spínola, un hombre atrapado por Dios ...........
2
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Desde las raíces ............................................................. 55
“Peregrinar a nuestras raíces para vivir y generar
vida” ................................................................................. 55
“Si no he de ser santo ¿para qué quiero la vida?” . 56
“Si conocemos a Cristo no podemos menos que
enamorarnos de Él” ...................................................... 57
Tormes, 8 ......................................................................... 59
Visita canónica de Hermana Mercedes a la Provincia de España Norte ................................................ 59
Visita no canónica de Hna. Encarna Corral a la
Provincia de Brasil ......................................................... 62
En familia .......................................................................... 66
Angola .............................................................................. 66
Argentina ......................................................................... 69
Brasil ................................................................................. 75
Venezuela ........................................................................ 78
Ecuador ............................................................................ 80
Japón ................................................................................. 81
Al atardecer .................................................................... 83
Te interesa ....................................................................... 101
Libros .................................................................................. 102
Un poco de oxígeno .................................................... 103
SUMARIO
El beato Marcelo Spínola y la educación ................. 41
Don Marcelo de San Lorenzo .................................... 44
El Centenario de la muerte del P. Fundador en
las entidades y publicaciones de Sevilla y San
Fernando ......................................................................... 53
3
A fondo
El secreto del amor,
según Benedicto XVI
El Papa presenta la encíclica «Deus caritas est»
a los lectores de la revista «Famiglia Cristiana»
IUDAD DEL VATICANO, martes, 7 febrero, 2006. Rompiendo tradiciones, Benedicto XVI ha querido presentar personalmente su encíclica «Deus caritas est»
a los lectores de «Famiglia Cristiana», el semanario de mayor tirada en Italia.
El Papa escribió las líneas que ahora publicamos aprovechando la decisión de los
editores de la revista, el grupo San Pablo, de regalar a sus lectores un ejemplar del
documento junto al ejemplar del 5 de febrero.
C
Queridos lectoras y lectores de Familia Cristiana. Me ha dado mucho gusto que
«Famiglia Cristiana» les envíe a casa el texto de mi encíclica y me conceda la posibilidad de acompañarla con unas palabras que quieren facilitar la lectura de la misma. Al
inicio, de hecho, el texto puede parecer un poco difícil y teórico. Sin embargo, cuando uno se pone a leerlo, resulta evidente que solamente he querido responder a un
par de preguntas muy concretas para la vida cristiana.
La primera pregunta es la siguiente: ¿es posible amar a Dios?; más aún: ¿puede el
amor ser algo obligado? ¿No es un sentimiento que se tiene o no se tiene? La respuesta a la primera pregunta es: sí, podemos amar a Dios, dado que Él no se ha quedado a una distancia inalcanzable sino que ha entrado y entra en nuestra vida. Nos
sale al paso de cada uno de nosotros: en los sacramentos a través de los cuales actúa
en nuestra existencia; con la fe de la Iglesia, a través de la cual se dirige a nosotros;
haciéndonos encontrar hombres, tocados por Él, que nos trasmiten su luz; con las
disposiciones a través de las cuales interviene en nuestra vida; también con los signos
de la creación que nos ha regalado.
No sólo nos ha ofrecido el amor, ante todo lo ha vivido primero y toca a la
puerta de nuestro corazón en muchos modos para suscitar nuestra respuesta de
amor. El amor no es solamente un sentimiento, pertenecen a él también la voluntad y
la inteligencia. Con su palabra, Dios se dirige a nuestra inteligencia, a nuestra voluntad
4
y a nuestros sentimientos, de
modo que podamos aprender
a amarlo «con todo el corazón
y con toda el alma». El amor,
de hecho, no nos lo encontramos ya listo de repente, sino
que madura; por así decirlo,
nosotros podemos aprender
lentamente a amar de modo
que el amor comprometa todas nuestras fuerzas y nos abra
el camino de una vida recta.
La segunda pregunta es la
siguiente: ¿podemos de verdad
amar al «prójimo», cuando nos
resulta extraño o incluso antipático? Sí, podemos, si somos
amigos de Dios. Si somos amigos de Cristo. Si somos amigos
de Cristo queda cada vez más claro que Él nos ha amado y nos ama, aunque con frecuencia alejemos de Él nuestra mirada y vivamos según otros criterios. Si, en cambio,
la amistad con Dios se convierte para nosotros en algo cada vez más importante y decisivo, entonces comenzaremos a amar a aquellos a quienes Dios ama y que tienen
necesidad de nosotros. Dios quiere que seamos amigos de sus amigos y nosotros podemos serlo, si estamos interiormente cerca de ellos.
Por último, se plantea también esta pregunta: con sus mandamientos y sus
prohibiciones, ¿no nos amarga la Iglesia la alegría del «eros», de sentirnos amados,
que nos empuja hacia el otro y que busca transformarse en unión? En la encíclica he
intentado demostrar que la promesa más profunda del «eros» puede madurar solamente cuando no sólo buscamos la felicidad transitoria y repentina. Al contrario, encontramos juntos la paciencia de descubrir cada vez más al otro en la profundidad de
su persona, en la totalidad del cuerpo y del alma, de modo que, finalmente, la felicidad del otro llegue a ser más importante que la mía. Entonces, ya no sólo se quiere
recibir algo, sino entregarse, y en esta liberación del propio “yo” el hombre se encuentra a sí mismo y se llena de alegría.
En la encíclica hablo de un camino de purificación y de maduración necesaria
para que la verdadera promesa del «eros» pueda cumplirse. El lenguaje de la tradi5
ción de la Iglesia ha llamado a este proceso «educación en la castidad», que, en definitiva, no significa otra cosa que aprender la totalidad del amor en la paciencia del
crecimiento y de la maduración.
En la segunda parte se habla de la caridad, el servicio del amor comunitario de
la Iglesia hacia todos los que sufren en el cuerpo o en el alma y tienen necesidad del
don del amor. Aquí surgen ante todo dos preguntas: ¿puede la Iglesia dejar este servicio a las demás organizaciones filantrópicas? La respuesta es no. La Iglesia no lo
puede hacer. La Iglesia debe practicar el amor hacia el prójimo incluso como comunidad, pues de lo contrario anunciaría de modo incompleto e insuficiente al Dios del
amor.
La segunda pregunta: ¿no sería mejor promover un orden de justicia en el que
no hubiera necesitados y la caridad se convirtiera en algo superfluo? La respuesta es
la siguiente: indudablemente la finalidad de la política es crear un orden justo en la
sociedad, donde a cada uno le sea reconocido lo propio y donde nadie sufra a causa
de la miseria. En este caso, la justicia es la verdadera finalidad de la política, así como
la paz no puede existir sin la justicia. Por su propia naturaleza, la Iglesia no hace política en primera persona, más bien respeta la autonomía del Estado y de sus instituciones.
La búsqueda de este orden de justicia corresponde a la razón común, así como
la política es algo que afecta a todos los ciudadanos. Con frecuencia, sin embargo, la
razón queda cegada por intereses y por la voluntad de poder. La fe sirve para purificar la razón, para que pueda ver y decidir correctamente. Por tanto, es tarea de la
Iglesia curar la razón y reforzar la voluntad por hacer el bien. En ese sentido, sin hacer política, la iglesia participa apasionadamente en la batalla por la justicia. A los cristianos comprometidos en el servicio público, corresponde, en la acción política, abrir
siempre nuevos caminos para la justicia.
Sin embargo, sólo he respondido a la primera mitad de nuestra pregunta. La segunda mitad, que en la encíclica me interesa subrayar, dice así: La justicia no hace
nunca superfluo el amor. Más allá de la justicia, el hombre tendrá siempre necesidad
de amor, que es el único capaz de dar un alma a la justicia. En un mundo tan profundamente herido, como el que conocemos en nuestros días, esta afirmación no tiene
necesidad de demostraciones. El mundo espera el testimonio del amor cristiano que
se inspira en la fe. En nuestro mundo, con frecuencia tan oscuro, con este amor brilla
la luz del Dios. ❤
Benedicto XVI
6
Centenario
Apertura
del Centenario
de la muerte
del Beato
Marcelo Spínola
y Maestre
1906 - enero -2006
7
Centenario
Palabras de apertura
del centenario de la muerte
del Beato Marcelo Spínola
uando a los 100 años se puede celebrar el paso a la VIDA de una persona es, sin
duda, porque esa persona ha dejado huella. Su presencia sigue viva entre nosotros. Si al cumplirse un año de la muerte de Marcelo Spínola se escribía en el boletín
oficial del arzobispado de Sevilla, su nombre vive en el corazón de los que le trataron”,
¿qué nos dice a cada uno de nosotros hoy aquí presentes para celebrar los 100 años
del acontecimiento de su muerte?
Muchos son los actos conmemorativos que estos días en la Archidiócesis, en
Parroquias, Cofradías, Hermandades, lo celebran. Hoy somos las Esclavas junto con
la gran Familia Spínola, quienes con este acto queremos abrir el centenario de su
muerte, lo queremos celebrar. Celebrar es hacer memoria. Y ¿de qué queremos hacer memoria y para qué?
Hacer memoria del don de su vida a la Iglesia, a la Iglesia de su tiempo y a la herencia que le ha dejado hoy a través de la Congregación. Una vida que fue para los
demás; entregada; presencia del amor de Jesucristo a los hombres.
Hoy es importante el para qué. Lo hemos expresado en lo que desde el Capítulo General nos hemos dicho las Esclavas; que queremos vivir y generar vida. Por
ello necesitamos volver la mirada a nuestros Fundadores, para que nos ayuden a revitalizar nuestra propia vocación ya que sólo si vivimos con gozo la vocación a la que
hemos sido llamadas, si la alimentamos en la fuente de nuestra propia espiritualidad,
si las figuras de Marcelo y Celia son referentes continuos de nuestro ser y hacer, generaremos vida y contagiaremos el entusiasmo por seguir a Jesucristo. Que, con
nuestra vida más que con nuestras palabras, podamos decirle al mundo y en especial
a los jóvenes que merece la pena jugarse la vida por el Reino. Hacer vida lo que hemos elegido como lema del centenario, “CON EL CORAZÓN EN LA MANO”.
Y al llegar aquí quiero expresar la coincidencia del lema elegido con una frase
que he encontrado posteriormente escrita por un sacerdote de Sevilla en el aniver-
C
8
sario de su muerte. Dice así: “tenía el corazón en la mano y en los labios... lo dio
todo y se dio a sí mismo... era un hombre todo humildad... amó, perdonó e hizo el
bien...”.
Al proponer como lema del Centenario “Con el corazón en la mano” hemos
querido unir la persona de los Fundadores, el carisma, la historia, la semilla... con
el hoy, los que ahora estamos, la misión (concreción del carisma), el presente, los
frutos...
Lo que creció como semilla se ha hecho árbol y se ha sembrado por cuatro
continentes. Hoy que miramos el pasado para agradecer y el presente para vivir, no
podemos dejar de poner la mirada en el futuro. Quizás las palabras que Juan Pablo II
dirigió a la Vida Consagrada sean una invitación para todos los que impulsados por la
espiritualidad de Marcelo Spínola y Celia Méndez, nos sintamos comprometidos en
esta gran tarea de seguir haciendo futuro desde las raíces que hemos heredado: “¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una
gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas”.
Mucho escribió Don Marcelo y mucho se ha escrito de él. Su vida, sus escritos,
lo que se ha dicho de él hace despertar algo muy especial en el interior de muchas
personas y su mensaje llega a lugares que nunca podríamos imaginar.
Que sea conocido en Andalucía, Coria, lugares dónde él vivió o en los países
donde las Esclavas lo hemos ido dando a conocer parecería algo muy normal pero
¿qué ha hecho que de lugares como Guatemala, Mato Grosso, pueblos muy del interior de Italia, etc. nos hayan escrito pidiéndonos biografías, datos, porque querían conocer más de alguien que ya había atrapado de alguna manera su corazón? Encuentro
una respuesta “la santidad de Don Marcelo”. La santidad no tiene fronteras, atrae. Él
mismo había escrito “La santidad es la encarnación en el hombre de una luz, de una fuerza, de una virtud, de un no sé qué celestial y divino que lo transfigura”. Eso no ocupa un
espacio, trasciende fronteras.
Agradezco al Sr. Cardenal que, en medio de sus muchas actividades, haya aceptado estar esta noche entre nosotros y, no me cabe duda de que gozaremos con sus
palabras. También agradezco al Sr. Eduardo del Rey y a H. Mª Isabel Macarro que han
aceptado la invitación para hablarnos de Don Marcelo; y a la orquesta de Cámara
Manuel Castillo que nos ayudará a interiorizar con sus interpretaciones musicales la
semblanza que de Don Marcelo nos harán los ponentes. ❤
Mercedes Esquirol, adc
9
Centenario
Crónica de la Apertura oficial
del Centenario de la muerte
de Marcelo Spínola y Maestre
evilla, 20 de enero de 2006. A las 20.00 h. está todo previsto para la realización
del acto literario musical con el que el Gobierno General hace la apertura oficial
del centenario de la muerte de nuestro Fundador.
Un gran mural del año centenario preside el escenario del salón de actos del
colegio de Sevilla junto con el cuadro de Marcelo Spínola. Mesa para los disertantes y
“rincón” con instrumentos musicales que hablan de orquesta, es el “flash” inicial para
las alrededor de setecientas personas que acudieron a este evento. Y como marco
S
10
histórico la galería que precede al salón engalanada con cuadros que nos hablan de
distintos momentos de la vida de nuestro homenajeado.
No sólo Sevilla estaba de fiesta sino la Congregación. Autocares salidos desde
Huelva hasta Málaga, pasando por Montilla, Corteconcepción, Ronda, Sanlúcar la Mayor... hicieron presentes a generaciones educadas bajo el carisma Spínola.
Sevilla “se volcó” con la representación de autoridades locales, Hermandades,
escritores, títulos nobiliarios, familiares y muchos allegados que llevan a D. Marcelo
en el corazón.
Trece “azafatas” (alumnas de bachillerato), distinguidas con coloridos fular, tenían el encargo de acompañar hasta el salón, sobre todo, a aquellas personas para
quienes se les tenía lugar reservado, al tiempo que cuidaban de que no quedaran lugares vacíos ya que la sala contigua al salón estaba también preparada a fin de que no
quedase nadie de pie. Ésta fue la intención de quienes prepararon el lugar, pero el número de participantes desbordó lo previsto.
A las 20.00 horas, con total puntualidad, entraban en el salón la Superiora General, H. Mercedes Esquirol Vives, seguida del Sr. Cardenal de Sevilla, D. Carlos Amigo Vallejo, el Historiador D. Eduardo del Rey y Hermana Mª Isabel Macarro (Esclava).
Un silencio sobrecogedor se dejó sentir en el bullicioso salón, silencio que inmediatamente fue roto por las palabras de apertura de H. Mercedes Esquirol que comenzaba cuestionándonos “Si al cumplirse un año de la muerte de Marcelo Spínola se escribía en el boletín oficial del arzobispado de Sevilla, su nombre vive en el corazón de
los que le trataron”, ¿qué nos dice a cada uno de nosotros hoy aquí presentes para celebrar los 100 años del acontecimiento de su muerte?”.
Precisamente porque mucho nos decía a cada uno el acontecimiento de la
nueva vida del Beato Marcelo Spínola es por lo que estábamos reunidos sin tener en
cuenta distancias, horario, jornada de trabajo...
La Orquesta de Cámara Manuel Castillo dejó sonar la Obertura Xerxes de Haendel tras la cual H. Mª Isabel Macarro nos presentaba la figura de “un hombre atrapado por Dios”. Sí, entre sus profundas palabras sobresalía “Spínola, un hombre
atrapado por la Verdad, ¡Jesucristo! Spínola, un hombre atrapado por la
Paz, ¡la de Jesucristo!”. Y a penas terminadas sus palabras la vibración de la Suite
Fuegos Artificiales nos permitía saborear la santidad de este hombre que después de
cien años nos sigue “atrapando”.
D. Eduardo del Rey Tirado nos hablaba de “la profunda fe de D. Marcelo”.
Eduardo, antiguo alumno de Chamartín, sobrino de H. Estrella del Rey (quien desde
el cielo gozaría escuchándolo), exaltaba la fe que él mismo había cultivado bajo el ca11
risma Spínola. Un Adagio de Beethoven se dejó oír mientras agradecíamos a Dios no
sólo la fe sino la fortaleza y la fidelidad frutos de esa virtud que caracterizaron a la
“endeble figura” de D. Marcelo.
Las últimas palabras le correspondían al Cardenal de Sevilla quien al presentar a
“Marcelo Spínola y la educación” recordó aquella defensa hecha en el Senado en favor de la libertad de enseñanza diciendo que no se sabían si “el Senador Spínola lo
pedía para entonces o para ahora”. Varios aplausos arrancó D. Carlos Amigo al público, aplausos que sin lugar a dudas iban dirigidos a la persona de quien hacíamos memoria. La Orquesta de Cámara Manuel Castillo nos acompañaba nuevamente en
nuestro silencio interior, esta vez con Pompa y Circunstancia de Grieg.
Terminada esta primera parte, mientras se repartían recordatorios de este
acontecimiento, el público se fue desplazando hacia el patio y salones. La noche primaveral atraía a permanecer bajo “un techo azul estrellado” y entre saludos y comentarios, bandejas y copas iban pasando para completar felizmente este encuentro
que difícilmente será olvidado. ❤
Concepción Valverde, adc
12
Centenario
Crónica de Luanda - Angola
E
l mes de enero en Angola es mes de vacaciones en las escuelas. Por eso, la abertura del Centenario aquí en Luanda tuvo un carácter más sencillo y familiar. Queríamos compartir con personas significativas lo que para nosotras es una alegría.
Pensamos tener una misa familiar, aquí en la comunidad, e invitamos a personas
significativas: el Padre Orlando, que nos ha acompañado, apoyado y ayudado desde el
primer día; nuestro párroco; los sacerdotes y hermanos salesianos; las comunidades
religiosas de la parroquia; Irmã Mafalda, que en nombre de las Teresianas, nos acogió
en su comunidad mientras se terminaba nuestra casa, y nos ayudó en el comienzo de
la Escuela; Ana María y sus hermanas franciscanas, que también nos acogieron en
Mbanza Congo; y miembros del Consejo Parroquial, matrimonios y personas que
también han compartido con nosotros estos largos 9 años de vida en Luanda. Con
ellos quisimos celebrar la apertura del Centenario.
La Eucaristía fue sencilla, animada por cantos en portugués y lenguas tradicionales. María Cuenda, María Mambote y Anacleta, nuestras formandas, prepararon y animaron los cantos y la liturgia. Fue compartir una alegría juntos, al mismo tiempo que
sentirnos unidos al mismo Señor que mueve los hilos de nuestras vidas y de nuestra
historia.
Después, tuvimos una cena al aire libre, en la parte de atrás de la casa. Estuvimos preparando todo desde el día anterior, y Bía no paró en la cocina y de buscar y
tener detalles con todos. Hablamos mucho, reímos y compartimos no solo la fe.
También la vida sencilla y normal de todos.
Fue una tarde de 19 de enero especial y sencilla.
En la escuela, ya comenzado el curso, tendremos la celebración el 24 de marzo.
Ya habrá tiempo de contar todo. ❤
Comunidad de Luanda
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Centenario
Crónica de Argentina
elebramos la apertura Provincial del Centenario a nivel de Religiosas, el 01 de
febrero de 2006, habiendo terminado los Ejercicios Espirituales el 31 de enero al
mediodía. Se respiraba un clima de alegría y encuentro que nos impulsaba para la
apertura del Centenario, las reuniones de provincia, Eucaristía, etc.
En nuestro primer tiempo compartimos la oración de la mañana, preparada con
textos de nuestro Padre y en torno al logo del Centenario. Logramos hacerlo propio, sentir las líneas de nuestras manos “Las rayas de las propias manos nos identifican a
cada persona. Hemos descubierto un amor personal, algo interior que fluye como un manantial, llevando una fuerza que sobrepasa todo cansancio, todo dolor, toda angustia. Somos distintas, cada una llevamos un sello personal, algo particular que nos hace distintas...
Así pertenecemos a la familia Spínola, llevamos el corazón en la mano hasta el punto de
que las rayas de nuestras manos tienen forma de corazón, porque el CORAZÓN está en el
centro de nuestra identidad como Familia Spínola”. Compartimos la riqueza de la Vida y
el Carisma, el don que recibimos. Con el adhesivo del logo en las manos, con corazón agradecido y comprometido cantamos “Ser Spínola es ser una Familia que unida
más allá de las distancias... hace la fraternidad en el Señor”.
Finalizada la oración nos esperaba un desayuno de fiesta, en el que compartimos y celebramos con “un corazón agradecido”. Teníamos también nuestro primer
encuentro provincial 2006. Iniciábamos las reuniones para orientar, a la luz del Proyecto del Gobierno Provincial, la vida de nuestras comunidades, en clima de escucha y diálogo,
donde cada una nos sentimos parte.
Cerca del mediodía
la Eucaristía, presidida
por el Padre Juan Carlos
Ferrucchi (Peto), que nos
decía la importancia de
este gran acontecimiento,
el compromiso de vida
que éste significa para no
C
14
apagar y hacer crecer
esta vida del Espíritu en la
Iglesia. Nos emocionó
que en el ofertorio H.
Ana María Duarte (la
hermana más joven de la
provincia) presentaba la
cruz de votos perpetuos
de H. Ángela Zilli (la hermana mayor de la Provincia y de la Congregación,
primera Esclava Argentina y misionera de la primera comunidad de Paraguay). Se ofrecieron también las reliquias de nuestro Padre el pan y el vino.
El agradecimiento al don, deseos de generar vida, de fidelidad, de amor a los
Fundadores, a la Congregación, a la misión, a nuestros destinatarios. Todo esto nos
brotaba desde lo más profundo del corazón. Cantábamos unidas “La semilla bendita
que un día humildísimo apóstol sembró...” con un fuerte espíritu Congregación.
Fue un día de celebración y encuentro como comunidades fraternas del 2006 y
como no podía faltar, terminamos con un espacio festivo, un “fogón” sin troncos ni
llama visible pero con fuego del corazón, con alegría y risas. Así nos reunimos en el
salón de Conferencias para ser parte de una “videoconferencia” que nos ponía en
contacto con el año 1905. Sí, nos conectaba con Don Marcelo Spínola, Madre Teresa
y Rosario, en un encuentro familiar donde nuestra Madre llegaba hasta el Padre para
contarle “sobre la marcha de nuestras obras y comunidades”. Hubo que salvar todos
los inconvenientes propios de la tecnología, tener señal, que no se sature la línea.
Pero lo logramos y las hermanas presentes pudieron establecer un diálogo con nuestros Fundadores, en nuestro tiempo, desde nuestra realidad.
Damos gracias a Dios por reavivar en nosotras esta llama que un 26 de Julio nació y que hoy se prolonga a través de nosotras hasta nuestros destinatarios. ❤
D.P.E. Argentina
15
Centenario
Crónica de Ayolas (Paraguay)
E
l viernes 24 de marzo, víspera del día de la Anunciación del Señor, la Escuela Madre Celia se vistió de fiesta. Por la tarde, a las 18 hs, celebramos la Eucaristía para
agradecer como Familia Spínola los cien años de la muerte de nuestros Fundadores.
Ya antes, desde que comenzó el curso a mediados de febrero, se fueron vistiendo de fiesta nuestros corazones. En la comunidad, entre los Educadores Spínola, entre los niños de la Escuela, los catequistas, animadores de la Infancia Misionera, grupo
Misionero… el centenario iba siendo acogido como tiempo de gracia para volver
nuestra mirada y nuestro corazón al don que Marcelo y Celia vivieron y como tiempo de gracia para vivirlo nosotros. Iba siendo acogido como una buena noticia. Cada
uno de estos grupos presentó en el ofertorio un signo que expresaba su agradecimiento y su esperanza.
Los niños de Jardín y Pre-escolar aprendieron el Himno a Marcelo Spínola, y lo
cantaron con todo entusiasmo. Durante la semana anterior, por las tardes, habían salido con sus padres a repartir a nuestros vecinos (de estos barrios cercanos) invitaciones para la Eucaristía, que fue una verdadera fiesta.
Tuvimos una reunión con los padres, ellos también aprendieron el Himno. El
viernes por la mañana, cada uno puso lo mejor de sí para transformar el patio de
nuestra Escuela en ese lugar que acogería a todos para celebrar la Misa. Unos cortaban el pasto y rastrillaban, otros decoraron con telas y flores, otros hicieron un camino con velas apoyadas sobre cañas de bambú, otros trajeron las sillas del salón….
Se respiraba un ambiente de paz y alegría, de amor y entrega que brotaba de lo profundo del corazón. Los niños, desde sus clases, lo percibían y estaban felices.
Esta celebración fue expresión de una llama que se ha encendido en el corazón
de la Familia Spínola en Ayolas, de una llama que espera avivarse cada día viviendo un
poco más como Marcelo y Celia: con el corazón en la mano. El Corazón de Jesús nos
llenó de su Amor y lo anunciamos a los demás. ❤
Susana Osorno Aguilar, adc
16
Centenario
Crónica de España Norte
¡Por ellos somos Spínola!
ste es el lema que nos ha ido acompañando a lo
largo del año y que resonó especialmente los
días 20 y 21 de enero en el encuentro de los grupos
y Familia Spínola que tuvo lugar en Coria.
Más de 500 personas entre los chavales de los
grupos, los profesores y PAS de los colegios y las familias. Coria quedó inundada por un día y medio de
gente cantando, disfrutando, corriendo por sus calles que hacían eco especialmente de dos personas,
Marcelo Spínola y Celia Méndez.
Los primeros en llegar fuimos los de los grupos Spínola que aparecimos en la Plaza de la Paz en
más de 6 autobuses llenos de niños.
Coria nos esperaba con los brazos abiertos;
para ellos habían sido días de preparativos, de arreglar el colegio que nos iba a alojar, de decorarlo, de
preparar los juegos, de organizar el recibimiento.
Los Grupos fueron directamente al colegio,
donde nos situamos, y después cenamos en el patio.
Por fin llegó “el Concierto”, pero antes fuimos sorprendidos por el grupo de animación con una conversación “vía messengger” con Marcelo Spínola.
Luego venía Migueli, un cantautor cristiano que nos
animó a bailar y a cantar al ritmo de sus canciones.
Ya tarde, a la cama, nos esperaba un día muy
movido y debíamos reponer fuerzas, pero casi no durmió nadie, todos estábamos llenos de ganas de compartir, de encontrarnos con gente que hacía tiempo que no veíamos de los otros colegios Spínola.
Nos levantaron con música, todos puestos en pie. Había ganas de salir y comenzar el día. Llegarían los padres, las familias, profesores, religiosas,…
E
17
Un buen desayuno servido por los padres de Coria nos dio la energía para comenzar el día. Frío, mucho frío durante la visita a San Benito. Entramos todos en el patio del colegio, al principio nos parecía imposible entrar todos, pero allí estuvimos cantando y escuchando cómo teníamos en aquel lugar nuestras raíces. Pudimos imaginar a
Marcelo y a Celia animándonos a seguir creciendo como Familia Spínola desde allí.
A las 12:00h ya habían llegado las familias, la gente de los colegios y las religiosas. La Catedral comenzó a llenarse, a la entrada música, gente saludándose, era un
día de encuentro, de amistad, de familia.
En la Eucaristía se sintió el cariño hacia Marcelo Spínola. Hace 100 años de su
muerte, pero su espíritu sigue vivo. Canciones que sonaban por primera vez nos hablaban de la herencia más grande que nos ha dejado y que hoy sigue viva, su corazón
y el deseo de ser “un solo corazón que abrirá caminos…”
La comida la hicimos por separado. Los grupos en el colegio disfrutamos de una
comida informal que terminó con risas. Los mayores comían en un restaurante, después irían a la casa de la cultura de Coria. Allí unas palabras de Alfonsa Fernández,
Superiora Provincial, inauguran el Centenario:
“... La Congregación nace con un “estilo propio”. Nadie que conozca la biografía de D. Marcelo y de Celia Méndez, pone en duda cuál es la fuente de donde brota
su obra. Personas aparentemente normales, así son los santos, pero marcados por
dentro en una búsqueda profunda del querer de Dios para ellos y para la sociedad
que les tocó vivir. Así son nuestros Fundadores: personas normales, pero marcadas
por el deseo de dar con lo que Dios quiere, como los santos...
Un hacer, un educar que nazca de la experiencia del corazón. Es precisamente
lo que expresa el slogan del Centenario “con el corazón en la mano”, “de dentro a
fuera”...
... quiero traer a la memoria de cada
uno lo que son nuestras raíces “Spínola”
con el deseo de que este Centenario que
hoy abrimos en nuestra Provincia nos impulse a seguir educando desde la escuela,
desde la familia. Ahora nos toca a nosotros; de nosotros depende hacer posible el
deseo de Marcelo Spínola de seguir abriendo espacios a este modo de educar “de
dentro a fuera”... “con el corazón en la
mano”. Tengo mucha confianza en que,
18
uniendo esfuerzos, con la colaboración de todos y animados
por la riqueza carismática que
nos dejaron los Fundadores,
seguiremos apostando por la
educación de los niños y jóvenes de hoy, y también de las
generaciones futuras.”
Seguidamente vieron un
montaje que recordó a Marcelo, a Celia, a las Esclavas del
Divino Corazón, sus obras, su
camino,… Al final, Coros y
Danzas de Coria animaron la
tarde haciéndonos disfrutar.
Cuando salieron de la Casa de la Cultura hacia el Colegio el ambiente hablaba de un
sentimiento muy fuerte de acción de gracias.
Mientras, por las calles de Coria se había iniciado “la búsqueda de nuestras raíces”: una gran Gynkana en la que nos fuimos encontrando con Marcelo, con Celia,
con las gentes de su tiempo: marineros, obreros, viudas, monaguillos,… Todos nos
planteaban curiosas pruebas que debíamos superar y de las que salíamos riendo. Al
final nos fuimos al colegio y allí nos reunimos para una gran chocolatada antes de iniciar el viaje que nos regresaría a casa.
Fue el momento de encuentro con los más mayores que nos contaban lo que
habían disfrutado en la Casa de la Cultura. Había algo en el ambiente,… disfrutábamos, nos sentíamos en casa, éramos esa gran familia que un día habían querido fundar Marcelo y Celia y que hoy se mostraba más viva que nunca, que se sentía como
“un solo corazón dispuesto a cambiar el destino”.
Tras el chocolate recogida y a los autobuses, Coria nos despedía con un “hasta
pronto”… ❤
Beatriz Martín Gámez, adc
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Centenario
Crónica de Venezuela
H
ola Familia Spínola...
Hemos iniciado el año nuevo con un gran acontecimiento, el don de la vida de
Marcelo Spínola. Hay muchas personas a nuestro alrededor que se sorprenden que
celebremos el Centenario de la muerte de nuestro fundador, pero nosotros como
todo creyente afirmamos que “El crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió”
y por eso podemos cantar con S. Pablo ¿dónde está, muerte, tu victoria?
Estamos de fiesta y es sorprendente, celebramos la vida de un gran hombre que
siempre estuvo a punto para el bien. Las Esclavas en Venezuela aprovechamos la
oportunidad que tenemos de reunirnos en Navidad en San Javier del Valle (Mérida) y
entre todas realizamos la programación de lo que será este acontecimiento Spínola
en nuestra delegación. Ha sido muy enriquecedor poder estar entre todas preparando nuestra fiesta, pero sobre todo, pensando en nuestros destinatarios y cómo ha de
llegar hasta ellos el gozo por Marcelo y que se puedan convertir en apóstoles incansables de Jesucristo en quien se ha de centrar la existencia humana.
Antes de la diáspora a las respectivas comunidades, acordamos hacer una celebración todas juntas en la que sin saberlo cada cual tenía su responsabilidad asignada.
No se quedó ni una sola sin hacer algo este 2 de enero.
Vale destacar que todos los días que estuvimos juntas, nuestra oración de la mañana la teníamos en la capilla con el Santísimo expuesto para pedir por las vocaciones
en la Iglesia y en especial por las vocaciones a la Vida Consagrada, pero volvamos a
nuestro 2 de enero, la mañana se inició con unas melodiosas voces que entonaban “las
mañanitas”, seguidamente la oración con el Himno a Marcelo Spínola, pero un himno
que movió más de un corazón, pues, las jóvenes lo seguíamos de corazón con el cassette pero nuestras hermanas mayores lo cantaban con una devoción que contagiaba,
juntas entonamos un salmo y escuchábamos las palabras de nuestro Padre sobre la urgencia apostólica y cómo nuestra vida había de conservarse por la oración, con esto
de fondo oramos con la Palabra de Dios (Juan 15, 1-17) y nuevamente escuchábamos
a Marcelo hablando del celo apostólico, de la educación y de la Eucaristía. Agradecimos la bondad del Señor y finalizábamos cantando Hombre de Fe.
Pero nuestra fiesta no culminaba, ahora comenzaba, a final de la mañana celebramos la Eucaristía y en ese ambiente congregacional disfrutamos junto a los Padres
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Jesuitas de San Javier la reflexión sobre Marcelo que hizo el P. Trigo S.J., y cómo no
fue un hombre de ayer sino que todavía tiene mucho que decirle a nuestra sociedad.
Seguimos con el almuerzo y a media tarde nos volvimos a encontrar para celebrar
nada más y nada menos que 100 años y con unas diapositivas ¡¿La muerte?! ¡LA
VIDA!, iniciamos y después con una alegoría de la planta –tan propia de Marcelo– sobre el origen de la Congregación se nos iba invitando a revivir esos primeros momentos y a enraizarnos en el Corazón de Jesucristo. Después de un rato de oración
personal vino “lo sabroso”: cada quien fue compartiendo de manera sencilla su encuentro con Jesús, su evocación de las experiencias en la Congregación y del bien
que nos podemos hacer unas a otras cuando nuestra comunicación no es de las cosas sino de la vida.
Imagino que estarán gozando ¡¿no?!, pero la rumba sigue... en la noche, a pesar
de ser las vísperas de volver a las diferentes comunidades, recibimos la invitación a
una fiesta y cada cual iba con su “mejor gala” y... ¡fue una fiesta con payasos y todo!
Nos divertimos con el concurso “Centenario Spínola” donde salieron a relucir cualidades artísticas e intelectuales, no se quedó una sola sin bailar, sin tocar pitos, sin reírse... fue como se dice en Venezuela “una gozadera” y no podía faltar el compromiso
de unas con otras y así, en la bomba que recibimos a la entrada de la fiesta, encontramos el nombre de la hermana por quien de manera especial le hablaremos de corazón a Corazón este año a Jesús.
Al escribir esto disfruto y revivo y en la distancia del tiempo me digo “na’guará”
lo que hace el que podamos compartir como hermanas, lo que es “ser Spínola, es
ser una familia que hace la fraternidad en el Señor”.
Por eso en nombre de toda la delegación agradezco el don de la vida de un
hombre que estuvo siempre “con el corazón en la mano... siempre a
punto para el bien”. ❤
Magdelis Betancourt, adc
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Centenario
Crónica de Roma
u Santidad Juan Pablo II al inscribirle en el libro de los Beatos evocó cuanto dijo su
predecesor Pablo VI: “Los santos no envejecen, quedan como testimonios de la
juventud permanente de la Iglesia”. Y en verdad, cien años después de su muerte, la
fuerza, el espíritu, el carisma del Beato Marcelo Spínola, se sigue, si cabe, con mayor
vigor y actualidad. La prueba está en ese plantel de niñas y jóvenes que se forman en
sus enseñanzas, en sus hijas, que siguiendo su ejemplo, a través de la Congregación
que fundó –las Esclavas del Divino Corazón– extienden sus ramas por el vasto mundo educativo y caritativo, haciendo conocer “la santidad del amor”, una santidad aparente pero escondida en medio de la vida ordinaria de los hombres... esa santidad
que el Cardenal Spínola predicó cada instante de su existencia.
El Beato Marcelo murió en su amada Sevilla, no “en olor de santidad”, sino por
todos considerado “santo”... Desde aquel 19 de Enero de 1906 han transcurrido cien
años y a la sombra de la tumba del Apóstol Pedro, se ha celebrado con gran solemnidad el Centenario del habernos dicho “Adiós”, más que... el Adiós, el “¡hasta pronto!” en el Cielo.
En la homilía de “la
Misa
de Angelis”, el cardeApertura Centenario Roma. 19 Enero 2006.
nal José Saraiva, Prefecto
para las Causas de los santos, al trazar la figura del
Beato Marcelo, dijo “que
nunca le faltó la lucha, como
bien eligió en el lema de su
escudo episcopal –“Omnia
possum in eo”– “Todo lo
puedo en Aquel que me da
la fuerza”, esas palabras de
San Pablo que marcaron y
centraron su personalidad,
primero como Obispo Auxiliar de Sevilla, después
como Obispo de Coria y
S
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Málaga y luego como Arzobispo y Cardenal de Sevilla” palabras, –añadió– que indican
el aspecto combativo de su espiritualidad.
Explicó el Cardenal Prefecto, que a Don Marcelo no le faltaron luchas y aunque,
en apariencia, no tenía el aspecto de un luchador, era casi frágil e indefenso, las afrontó con ánimo fuerte, decidido, con la fe y el valor que le daba su entrega absoluta al
Señor viendo a Dios en cada persona abandonada, pobre, marginada... haciéndose
mendigo por amor, sin importarle que su físico se desgastara porque su alma se enriquecía y su espíritu se identificaba cada vez más en Cristo y en Él encontraba la fuerza de un gigante...
“Afrontó por ello la muerte mirándola cada a cara, sin miedo, porque siendo
como era hombre de Dios, esperaba ese momento como el encuentro con Aquel por
el que vivió, sufrió, padeció y tanto amó...”. El Cardenal Spínola –concluyó diciendo
con emoción– “murió al igual que había vivido... viviendo para el Señor y muriendo
para el Señor haciendo verdad el proverbio popular “que se muere así como se vive”.
La fiesta del Centenario de su despedida terrena fue una celebración eucarística
celebrada con, nada menos que 29 sacerdotes de distintos lugares de España, de
América Latina y de Italia... tantos que algunos fieles se sorprendieron y comentaban
sonriendo... ¡concelebran casi tantos como en una Misa Papal! Pero es que todos
ellos conocían muy bien la vida del Beato y querían rendirle así un homenaje de cariño y admiración. Entre los que se encontraban en la Iglesia Nacional Argentina –el
Templo que se abre a poca distancia de la Casa de la Congregación en Roma– estaban Mons. José Luis Gutiérrez, relator de la Causa de Canonización del Beato Spínola y el Arzobispo Mons. Pedro López Quintana, hoy Nuncio en la India que desde los
años de sus estudios en Roma, pasando por su larga estancia en la Secretaria de Estado del Vaticano, y siendo Asesor –el nº 3 en el Gobierno de la Iglesia– está estrechamente vinculado con las Hermanas de Roma a las que visitaba siempre que podía y
daba charlas, tertulias a las universitarias de la Residencia.
Concelebraron asimismo, tres monjes benedictinos de Silos, dos de ellos están
estudiando en San Anselmo, la Casa General de la Orden, en la bellísima colina del
Aventino, desde donde se vislumbra la más sugestiva y espectacular vista de la cúpula
de la Basílica de San Pedro, el otro de ellos, el P. Juan Javier Flores, antiguo alumno
del Colegio de Linares, hizo de Maestro de Ceremonias; y ocho sacerdotes sevillanos, el Jesuita P. Borja Medina y siete alumnos de Teología del Pontificio Colegio Español de Roma, uno de Jaén y tres malagueños: “un abanico” de curas andaluces que
hicieron revivir la alegría, el aire de esa bendita tierra de Maria Santísima que tuvo la
suerte de ser la patria chica, y la patria del corazón del “Cardenal Mendigo”.
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Resplandeciente de luces y mármoles blancos, se llenó de oraciones y cantos.
Al terminar, el órgano esparció las notas del himno de Marcelo Spínola, que entonaron todos los presentes, y por supuesto las universitarias, que aunque son italianas
conocen muy bien la letra, se la saben de memoria y la cantan como si fueran más
españolas que el Quijote... Y fueron, precisamente dos jóvenes, una italiana y otra de
Huelva, exalumnas del Colegio las que pusieron con sus testimonios, las notas más
emotivas y entrañables: Verónica Martínez López, tiñó su intervención de nostalgia,
de recuerdos bonitos... de poesía. Contó cómo en Roma a donde ha venido para hacer un master, se montó en la noria de su infancia... cuando corría por los pasillos del
Colegio de las Esclavas, en Huelva, o llevando claveles para ofrecérselos a la Virgen...
confió que el día que llegó a la Ciudad eterna y se reencontró con las Hermanas de
la Residencia de Via Ticino, volvieron a ser una vez más parte de su familia. Gracias a
ellas la distancia dejó de existir. “En ellas encontré refugio, y me transmitieron paz,
tranquilidad, felicidad... amor... mucho amor y serenidad”. Verónica describió la Ceremonia con pocas frases que eran más elocuentes que páginas de un libro: “Respiramos un ambiente de fraternidad, e incluso de complicidad, deseando todas lo mismo:
la conmemoración del Centenario como se merecía nuestro Beato”.
María Carmela Lauriola, había venido a Roma desde Foggia, para inscribirse en
la Facultad de Derecho y a través de las Religiosas Esclavas del Divino Corazón descubrió el Carisma y la espiritualidad de su Fundador. La conquistó el comprender la
realidad concreta del amor de Dios, una vida cristiana llena de atenciones y pequeños gestos, de condivisiones, de las alegrías y de las dificultades... Constató la actualidad de este carisma al que el Papa Benedicto XVI ha dedicado su primera encíclica
“Dios es amor”. María Carmela, hoy, está casada, es madre y es un prestigioso abogado y, claro, ésta no podía faltar a la fiesta del Centenario. Dejó a los tres niños con
los abuelos, cerró ese día el “bufete” y con su marido, en coche, recorrió los 400
kms., que separan Foggia –al sur de Italia– de Roma para dejarnos su testimonio y
transmitirnos su sentimiento: “Caridad y amor son los dos único valores que hacen
que la vida pueda ser preciosa en todas las circunstancias, en el trabajo, en casa, en
los momentos gozosos o difíciles” y terminó con un “Gracias, y una vez más GRACIAS, por todo el bien que hemos recibido del Carisma del Beato Marcelo Spínola a
través de su Obra hecha vida día a día, en la Congregación que fue la gran obra de
sus manos”.
El colofón de los testimonios estuvo a cargo de la postuladora Silvia Mónica
Correales, que brevemente expuso “el iter” de la causa que está en la espera de la
confirmación del milagro para la canonización.
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“SOÑASTE CON
UNA TIERRA CUAJADA DE AMOR Y PAZ”
canta la letra del himno
del Beato Spínola, yo
añadiría “una tierra repleta de alborozo, de
hermandad y concordia”. Y diría también
que el Beato desde el
cielo se unió y participó
en tanta felicidad y
como si él mismo lo inspirase, el broche de su
Apertura Centenario Roma. 19 Enero 2006.
Centenario a la vida celestial... fue ¡por sevillanas! ¡en alegría! Un fin
de fiesta, en los salones contiguos a la Iglesia, con guitarras, castañuelas y palmas. La
familia Spínola en Roma celebraba por todo lo alto lo que es: el mayor deseo la esperanza de sus hijas y de todos aquellos que le han conocido a través de ellas. Que el
Beato Marcelo, el Cardenal-Mendigo muy pronto sea declarado oficialmente Santo,
porque “santo” lo fue y lo es. ❤
Paloma Gómez Borrero
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Centenario
Crónica de España Sur
n medio del ajetreo
propio de nuestras
reuniones de departamento (DPE) alguien propone
“¿Por qué no hacemos
una celebración para la
apertura del Centenario y
se la pasamos a los Colegios?”.
Dicho y hecha, a Mª
Ángeles y Cinta les viene
la musa “¡Construyamos
un libro!”. Parece que era
justo lo que los Colegios
estaban esperando porque el eco ilusionado no se hizo esperar: “oye que la gente se
está animando” “las antiguas han escrito cosas preciosas” “en la reunión del claustro escribimos el prólogo en un ambiente bonito” “¿Por qué no hacemos una exposición o un concurso?”...
Sirva de ejemplo el testimonio que nos llega de Huelva:
E
“Huelva está de fiesta. Desde el mes de Enero todo el Centro vibra en un mismo latir: celebrar la muerte de alguien que vivió con el corazón en la mano: Marcelo
Spínola.
Comenzamos nuestra celebración con un acto muy entrañable en la Parroquia
de S. Pedro. Esta fue el culmen de una semana llena de entusiasmo e ilusión. Cada
clase fue preparando unas páginas de un libro que íbamos a formar entre todo el
Colegio: “Una vida con el corazón en la mano”.
Todos, desde los más pequeños hasta los jóvenes, el AMPA, el profesorado, el
PAS y también la Comunidad religiosa, participamos en la creación de esta obra con
una pregunta de fondo: ¿quién es Marcelo Spínola para nosotros?” Testimonios cercanos, sencillos, profundos... Testimonios que no pueden sino arrancarnos del corazón una acción de gracias profunda. La vida de nuestro Fundador ha dejado huella.
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Fue una celebración muy emotiva. Cada curso puso su página: acción de gracias, aplausos, silencio... y como final el himno que inventó el Colegio de Huelva: ‘Todos juntos en un mismo latido, pintamos el mundo de color’ ”.
Esto no ha hecho más que empezar. En Ronda van a salir en T.V., también en
Málaga. Acto con el Obispo tuvimos en Sevilla (en la inauguración oficial de la Congregación) pero también los vamos a tener en Huelva y en Málaga acompañados de
“ponencias testimoniales”.
En Huelva:
– Marcelo Spínola y Huelva por D. Luis Llerena
– Marcelo Spínola fundador por María Artillo
– Marcelo Spínola hombre de Iglesia por el Sr. Obispo
Actuación de la coral del Colegio.
En Málaga “Marcelo Spínola en Málaga. Testimonios”.
Se empieza con una coral de Málaga que interpretará varias piezas, entre ella
una que se ha sacado a partir de textos de nuestro Padre y se estrenará en esta ocasión.
Continúa con los siguientes testimonios (cada uno diez minutos).
– Marcelo Spínola y el clero por Jesús Miguel Benítez (agustino),
– Marcelo Spínola y el seglar por D. Jesús Jurado (abogado),
– Marcelo Spínola y las
esclavas por Mª José
Fernández,
– Marcelo Spínola y la
Iglesia por D. Antonio Dorado, Obispo
de Málaga,
– Marcelo Spínola y las
Cofradías por el presidente de “las fusionadas” (conjunto de
hermandades a las
que nuestro Padre
fusionó).
En ambos casos se concluirá con una invitación.
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En Montilla el 4 de febrero a las 19,30 h., tuvo lugar el
acto de Apertura en el salón de
actos, comenzaron con la Celebración de la Eucaristía. Todos,
estaban convocados: niños,
coro del Colegio, jóvenes, padres, profesores, AA. AA., comunidad religiosa y conocidos
que con múltiples detalles mostraron el cariño y agradecimiento a la Congregación.
Eucaristía vivida en profundidad y con gozo. Todos sintieron una emoción especial y
la satisfacción de participar, de sentir que vivían algo muy suyo, la vida y obra de los
Fundadores presente en tantas generaciones. Desde bien temprano, los niños iban y
venían: “hermana, yo hago de monaguillo, yo leo, yo llevo ofrenda, yo el libro, yo... ¿y
mi madre que lee?”.
Después de la Eucaristía, el coro del Colegio cantó uno de los Himnos que se
han elaborado con motivo de la Celebración “Es tu himno, es mi himno...”. Aplauso
lleno de emoción, alegría,...
Y después la familia Spínola se dirigió al patio principal. Ese patio andaluz que
siendo de noche es alumbrado por el foco central y la alegría y el gozo de tantos niños, jóvenes y mayores. Allí cantaron, sintiéndose familia, el himno de Marcelo Spínola, “Hombre de fe, siervo de Dios, ... y testigo de su AMOR”. Mientras, se descorrería una pancarta que lucirá a lo largo de la celebración del centenario en el patio
principal.
Como todo acto importante y más en Montilla, ciudad del vino, no podía faltar
“una copita” en un ambiente cálido y festivo. Se trasladaron al pabellón de deportes,
allí continuaron la celebración disfrutando de la convivencia más de trescientas personas.
La comisión sigue pensando y organizando, encuentros y celebraciones,... el
viernes 24 de Marzo por la tarde tendrán “Sopaipas con chocolate”. Están con deseos de dar a conocer a los Fundadores y celebrar la vida de Marcelo y Celia
Méndez.
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En Ronda el aniversario de la Beatificación de Marcelo celebraron la Eucaristía
terminando con un ágape. La hermandad de la Esperanza en Málaga, por su cuenta
también organizó un acto homenaje (en el contexto de una Eucaristía con coral-gregoriana incluida) al que acudimos como invitadas especiales (parece ser que nuestro
Padre fue hermano de dicha hermandad).
Carteles (Pedregalejo), tarjetas conmemorativas (Ronda)... ¡y la cosa no ha hecho más que empezar!
Decir que esta celebración está siendo una ocasión para darnos cuenta de
cuánto se quiere a nuestro Padre por estas tierras. Algunos de los actos han sido impulsados y pedidos desde “el pueblo”. Como decían desde Huelva “nuestro Padre ha
dejado huella, demos gracias a Dios”. ❤
Fátima Blanca y Beatriz Martín, adc
29
Centenario
Crónica de Ecuador
E
n portoviejo hemos celebrado el Centenario de la muerte de nuestro Padre Fundador. La Catedral ha sido el escenario de una Eucaristía participada por las comunidades de Esclavas y los Profesores de nuestras escuelas y Colegio y los alumnos
y alumnas y los Padres de Familia
Concelebró el Arzobispo, Monseñor Mario Ruiz con el Padre Juan Valpuesta, Jesuita, rector del Colegio Cristo Rey, en el que colaboramos las Esclavas del Divino
Corazón.
La imagen del Beato Marcelo Spínola estuvo presente sobre el presbiterio. La
homilía resaltó la santidad de nuestro Padre y su visión profética al fundar una Congregación dedicada a la educación de alumnos y alumnas de escasos recursos, como
es la tarea que realizamos con los alumnos y alumnas de la Escuela Fe y Alegría de las
Cumbres en Portoviejo.
Las peticiones y la ofrenda fueron protagonizadas por Profesores, Padres de Familia y Alumnos y Alumnas de nuestras obras educativas. También estuvieron representados el grupo de Doctores y Doctoras que atienden gratuitamente en el Dispensario “Marcelo Spínola”, dirigido por la H. Mª José Palomo en Portoviejo.
Invitamos a comer al Arzobispo con las Hermanas de la Comunidad y departió
amablemente con nosotras, agradeciendo nuestra tarea de colaboración en la Arquidiócesis.
Los Medios de Comunicación divulgaron ampliamente el hecho, pues la Eucaristía de las 8 del domingo que fue la participada, fue transmitida por el canal local de
televisión y por varias radios. También en los periódicos de Manta y Portoviejo se resaltó la celebración notablemente.
La personalidad de nuestro Padre Fundador es atractiva y marca un signo en estas tierras, en las que los pobres abundan. Que él nos siga bendiciendo en nuestra tarea misionera y multiplique con su mediación las vocaciones de Esclavas. ❤
Mª José González Blanch, adc
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Centenario
Crónica de Japón
n este mundo tan globalizado hay muchos tipos de pobrezas... unas que se ven y
se conocen y otras que ni se ven ni se conocen. Japón tiene también sus pobrezas
que son no de tipo material sino espiritual, como poca valoración de la vida, porcentaje de suicidio, excesiva valoración del trabajo, carencia de descanso y por supuesto,
la poca presencia del cristianismo. Es cierto que tienen sentido religioso y sus religiones tradicionales, como Budismo y Shintoismo, pero son más bien de ciertas ceremonias (principio de año, funerales, etc.) y no encarnada en la vida.
Y en esta realidad ¿cómo ha sido la apertura del Centenario?
Por el momento escolar de enero –final de curso y preparación del siguiente– a
nivel de Provincia por ahora sólo hemos impreso unas estampas con los Fundadores
con notas biográficas y la oración. Se tendrá una Misa de acción de gracia cuando
esté terminada la iglesia de la comunidad y colegio de Hamamatsu que, por encontrarse en medio de Tokyo e Izumi es el lugar más factible para la reunión de las tres
comunidades. Por tanto cada comunidad ha hecho lo que ha podido. Como nota común, el deseo de profundizar en la espiritualidad de los Fundadores para dar el paso
de encarnarla más en nuestras vidas y el de dar a conocerlos.
Hamamatsu: Semana Spínola muy bien preparada por la responsable de turno,
resaltando cada día uno de los
aspectos fuertes de Marcelo y
encarnándolos en nuestra realidad actual. Y lo mismo con Celia, como preparación a la conmemoración de su nacimiento,
siguiendo la misma línea de
destacar las características de
su espiritualidad. En ambos casos contamos con la colaboración muy enriquecedora del
P. Angel, Salesiano, mitad japonés y mitad argentino, que desde que llegó a Hamamatsu a
principio de curso, trabajamos
en común el mundo de los emi-
E
31
grantes latinos y que se ha encontrado identificado con los Fundadores y ha ido leyendo mucho sobre ellos. En la Misa diaria su breve y bien preparada homilía nos
ayudó a descubrir aspectos nuevos o nueva visión de los Fundadores. Fue una gracia
y enriquecimiento que le agradecimos mucho.
Rincón congregacional: A la entrada de la casa, en un rincón muy a propósito
que hay se ha improvisado una exposición de libros, fotos, cuadros, estampas, etc. y
las personas que llegan a casa lo ven, cogen estampas, preguntan que no siempre es
fácil de contestar por el desconocimiento que de los no católicos tienen. Una señora
de mucho contacto con nosotras me preguntó que si Marcelo era hombre y Celia
mujer por qué las Spínolas no tenemos varones ahora y sólo somos mujeres. Por lo
visto se hizo la idea de la vida en común. Traté de explicarle que el Padre era Obispo,
que acompañaba y formaba a las RR desde fuera, pero ¿captaría la realidad de lo que
es ser obispo y fundador? Son mundos demasiado desconocidos para ellas.
En las clases de religión, en las reuniones con profesoras y madres de los Parvularios cada una hemos procurado presentarles la figura de Marcelo, al menos los aspectos que ellas pueden comprender algo más.
En Izumi el 19 de enero tuvieron una ceremonia en la capilla con las profesoras
y después comieron con la comunidad.
En Tokyo, en la celebración de los 50 años del Parvulario hicieron un folleto
congregacional que resultó una sencilla y bonita presentación de la Congregación en
general y más concretamente en Japón.
Así de sencilla ha sido nuestra apertura de Centenario de los Fundadores. ❤
Rosalía García, adc
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Centenario
Crónica de Manila-Filipinas
L
a Celebración del Centenario de la muerte de Marcelo Spínola la fuimos preparando con antelación. Con las chicas de la Residencia, durante varios días, a la
hora de la oración, tuvimos reflexión sobre Marcelo Spínola sus dichos y sus obras.
Participaron activamente en la Eucaristía con las moniciones. A los niños de la calle
se les habló de Marcelo Spínola la semana anterior y fueron muy receptivos. Participaron grupos de los tres centros donde trabajamos. Un niño y una niña llevaron las
ofrendas. A los jóvenes se les habló de Marcelo Spínola y del sentido de la celebración que íbamos a tener. Ellos fueron los responsables de los cantos e incluso aprendieron el Himno en español. A los jóvenes profesionales con los que tenemos formación una vez por mes, en el último encuentro, antes de la celebración, se les dio un
retiro basado en la persona y espiritualidad de Marcelo Spínola. El día de la Celebración también estuvieron presentes.
La Eucaristía se celebró el día 21 por ser sábado lo que facilitaba la participación de más personas. Fue celebrada en la parroquia con la presencia del Obispo Federico Escaler, el Provincial de los Claretianos y otros sacerdotes amigos. Previamente se había invitado a un grupo de personas de la parroquia, familias de las religiosas
que viven en Manila, Religiosas de otras Congregaciones y amigos.
En la Iglesia se colocaron fotografías de nuestro Fundador algunas de las frases
más características suyas y un corto resumen de su vida. Después de la Misa tuvimos
una merienda sencilla en un salón de la parroquia.
La comunidad nos preparamos con un triduo, una oración compartida y la Eucaristía que celebramos en casa el día 19. ❤
Lola Rojano, adc
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Centenario
Crónica de Zamboanga
arcelo Spínola es el titular del Parvulario. Por ese, y según la costumbre de los
colegios en este país, el 19 de enero de cada año celebramos el Día Fundacional, que es a la vez el Día de la Familia. La fiesta suele celebrarse en el Domingo más
cercano para que todas las familias puedan participar, o sea los padres con los hijos y
otros familiares que lo deseen. Cada familia trae lo necesario para una meriendacena que se pone en común y se comparte en el jardín, estilo excursión, sentados en
la hierba o en sillas. Los Párvulos preparan su numerito de canciones o bailes con lo
que a los padres se les cae la baba viendo a sus hijos luciendo sus habilidades y estrenando su vida escolar y social.
Este año por ser la apertura del Centenario pensamos que la fiesta tenía que
ser mayor. Por eso reunimos a la Junta Directiva de los Padres para explicarles de
qué se trataba y ver juntos qué se podía hacer.
Para la comunidad estaba claro que lo que pretendíamos era dar a conocer la figura de Marcelo Spínola a los Párvulos y sus respectivas familias. Pensamos que una sencilla obra de teatro sobre la vida de Marcelo Spínola, en que los actores fueran los
mismos Párvulos, podía ser muy válida ya que los padres se compenetrarían más con la
trama de la historia si
La mesa del fondo fue donde comenzó el teatro con Don Juan, Doña Antonia
eran sus propios hijos los
y los hijos, comiendo y charlando alegremente. Se les fue nombrando
que estaban en el escenadesde el micrófono y explicando los nombres, profesión del padre, etc.
rio. Los niños, a su vez, al
A la izquierda el bufete de Marcelo Spínola “Abogado”.
ser ellos mismos o sus
compañeros los actores,
y teniendo que ensayar
muchas veces, acabarían
sabiendo quien era Marcelo Spínola.
¡Dicho y hecho! Teniendo en cuenta los pequeños destinatarios, y a
la vez actores, Milflor
echo su imaginación a volar y comenzó a escribir
la historia por todas nosotras conocida y que lle-
M
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vaba ya más de cien años en el corazón de
Dios. Lo que le salió fue una sencilla pero bonita y colorida narración de unos 40 minutos
de duración. Los Párvulos-actores la representarían con sus gestos y moviendo los labios, siguiendo la narración, ya que memorizar diálogos y la secuencia de éstos era mucho pedir a niños de cinco años.
El niño al que se le asignó el papel de
Marcelo lo hizo tan bien que nos robó a todos el corazón. En el último acto, como “Arzobispo Mendigo”, se bajó del escenario y
fue pasando por entre el público con la mano
extendida como pidiendo limosna. Estuvo
precioso y hasta emocionante. Otro personaje que lo hizo muy bien fue don Juan Spínola, con su camisa de manga larga, con su
corbata y su andar decidido parecía un gran
señor a pesar de sus cinco años.
Después de la representación, y conforme se había anunciado para que los presentes estuviesen muy atentos, hubo un
“El Arzobispo Mendigo”. En ese momento el niño se
concurso entre familias para ver qué
bajó de las gradas y paseó por el público con su mano
grupo recordaba más datos de la vida
extendida pidiendo limosna. Fue algo muy bonito.
del venerado Fundador: lugar y fecha de
nacimiento de Marcelo, nombre de los padres y hermanos, qué lugar ocupaba Marcelo entre ellos, estudios y carrera que terminó, quienes fueron sus principales clientes como abogado, nombre de su primera parroquia, nombre de su primera diócesis como Obispo, de donde era Obispo cuando
fundó la Congregación de Esclavas, en qué diócesis estaba cuando salió mendigando
por las calles, cuál fue la razón por la que decidió mendigar, etc.
Gozamos de ver a la gente tan entusiasmada tratando de contestar y nosotras
comprobamos que en verdad se habían enterado quien era Marcelo Spínola. Algunos
padres nos comentaron después, durante la merienda-cena, que les había conmovido
la vida de Marcelo y que ahora lo admiraban más por conocerlo mejor. ¡El objetivo
se había logrado! ❤
Ángeles Martínez-Paredes, adc
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Centenario
Marcelo Spínola,
un hombre atrapado por Dios
e resultará más fácil porque esta charla brotó en un rato de tertulia hogareña.
M
Tertulia con una familia amiga que me ofrecía, generosa, naranjas; naranjas buenísimas
del Aljarafe sevillano. Comentaban, entre otras cosas, que se las robaban. Les pregunté:
–¿De verdad os la roban?
Y Manolo, que así se llama él, en lugar de contestarme, miró a una de sus hijas,
agachó la cabeza hacia ella y le dijo riendo:
–Las naranjas sí, pero lo que no me pueden robar es la luna.
Me encantó, y como andaba por entonces ocupada en preparar las palabras que
hoy os dirijo, me acordé de Spínola, y me acordé también de los versos bellísimos de
Blas de Otero que tanto me gusta:
Podrá faltarme el aire,
el agua,
el pan,
sé que me faltarán.
El aire que no es de nadie.
El agua que es del sediento.
El pan... Sé que me faltarán.
La fe, jamás.
Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.
Ni más ni menos. Más.
Sí, no le podrían a D. Marcelo robar la fe. Quizá las naranjas, si las hubiera tenido, pero:
36
La fe, jamás.
Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.
Ni más ni menos. Más.
Marcelo Spínola, un hombre de fe, un hombre atrapado por Dios.
Si Jeremías no hablara de cómo Dios lo sedujo (Jr 20,7), quizá no me atreviera a
afirmar que Spínola fue, y es, un atrapado por Dios.
Atrapar es una palabra fuerte: suena a coger por sorpresa, inesperadamente.
Pues al asomarme a Spínola, al asomarme a su interior, despacito y con cautela
para no herirlo en su intimidad, percibo a un hombre libre, atrapado sólo por Dios.
A un hombre atrapado por la verdad y la paz que Dios propicia: atrapado por la
verdad que le hizo libre; atrapado por la paz, tan difícil en medio de los alborotos de
su vida.
Leí hace tiempo, creo que a Gómez Caffarena, que el hombre es pasión de luz y
pasión de sentido.
Pasión de luz me sabe a verdad. Pasión de sentido, a posibilidad de paz en medio
de tanto sin-sentido.
Marcelo Spínola, un hombre atrapado por la verdad como respuesta a su pasión
de luz, Marcelo Spínola, un hombre atrapado por la paz como resultado de su pasión
de sentido.
UN HOMBRE ATRAPADO POR LA VERDAD
No es cierto que solamente nosotros busquemos la verdad sino que ella misma
nos ronda.
Es imposible que la verdad pueda lograrse sólo por el empeño de encontrarla.
Es imposible porque ese empeño ni siempre es total ni certero; a veces es torpe o
miedoso, a trozos o condicionado.
37
No me refiero a la verdad científica, ¡tan bella por cierto! Me refiero “a la verdad de Dios, la verdad del hombre, la verdad de los lazos que los unen, la verdad de nuestro destino”1, que dice Spínola.
Ciertamente esta verdad se encuentra: la verdad de nosotros mismos, de los demás, de las cosas; la verdad que llena de sentido el acontecer de cada vida y que nos
sostiene la esperanza. Sí, no es cierto que solamente nosotros la busquemos: ella
misma nos ronda cariñosamente, haciéndose la encontradiza y otorgando eficacia al
empeño de encontrarla.
Siendo así, su búsqueda se convierte en apertura no en conquista; su búsqueda
se convierte en silencio acogedor no en palabras aclaratorias; su búsqueda se convierte en intuición no en deducción; su búsqueda se convierte en experiencia vital no
en razonamientos lógicamente ensamblados.
Porque la verdad misma nos acecha, porque ella misma nos procura, porque
ella, más que nosotros, nos desea apasionadamente.
Marcelo sabe lo que es sentir pasión de luz; él sabe lo que es ser rondado por
la verdad y dejarse coger por ella.
Él sabe lo que es ser atrapado por Jesucristo, la única Verdad, “el libro dónde se
lee a Dios, al hombre y a sus esperanzas”2.
UN HOMBRE ATRAPADO POR LA PAZ
Una persona inquieta, en constante tensión hacia adelante; una persona situada
en un momento sociopolítico inquieto en constante tensión hacia adelante; una persona que le toca desempeñar funciones que acarrean inquietud, constante tensión,
ojalá hacia adelante, tiene el peligro de ser, o al menos parecer, una persona dramática. Sí, persona arropada con ese espesor denso de las cosas que llamamos importantes y que de hecho lo son porque tienen por protagonista al hombre.
Pues bien, asomándome al interior de Spínola, descubro a un hombre en lucha,
y a la par, con “el orden y maravilloso concierto que se admira en el interior de los santos”3
como él mismo dice hablando de éstos.
1
2
3
38
Pastoral Sagrado Corazón, Sevilla 31 de mayo 1899, apartado I.
Pastoral de Cuaresma, Sevilla 31 enero 1899, apartado VI.
Meditaciones, p. 17.
Es decir, descubro a un hombre con inseguridades y dudas tremendas, y a la par,
con paz. Lo digo con la fuerza que tiene saber y experimentar que no es fácil la paz
en el corazón... Me refiero a la paz sentida, en medio del alboroto externo e interno;
la paz en medio de lo que no se entiende vitalmente.
La “paz verdadera, firme, sólida y alegre, con el gozo dulce del Espíritu de Dios. Esa paz deliciosa, que nunca se altera, y que se acomoda y alía perfectamente con los vaivenes de la vida, y hasta con los dolores más acerbos y las más graves tribulaciones”4. Así de bien lo dice él, ¡así de bien!
Paz por dentro. Una paz según la descrita, como respuesta vital a la búsqueda
de sentido.
Y esto es lo que sobrecoge en él. Por muy fuerte que sea la dificultad personal:
incertidumbre en su propia vocación, Oficio de expulsión de Sevilla por manejos políticos, calumnia de mujeriego cuando obispo...; por muy grande que sea la dificultad sociopolítica: revoluciones sociales del XIX con todo lo que éstas tuvieron de anticlericales, pérdida de las colonias de ultramar y la decepción que genera...; por muy difícil que
sea la función que desempeñe: Obispo de ciudad tan abandonada como era Coria o tan
conflictivas como lo son Málaga y Sevilla..., don Marcelo es un hombre que, con sonrisa
y corazón amables, da razón de su sosiego interior: “Todo lo puedo en Jesucristo”.
Todo. Así. Sin más.
Y porque todo, no condesciende con el miedo aun cuando lo siente, ni con la
tristeza aun cuando lo moja, ni con la amenaza aun cuando le llega, sino que reafirma
su fe en Cristo Jesús, no resistiéndose a ser atrapado por su paz, sino rindiéndose a
ella. Y consiguientemente, pudiéndolo todo en Él.
¡Y tanto, que pudo, y tanto!
Me gusta imaginar que, al encontrarse cara a cara con Jesús en un abrazo estrechísimo el 19 de enero de 1906, de Él oyó: “Todo lo pude en ti, Marcelo”.
AMANTES DE BUENA LEY
Spínola, un hombre atrapado por La Verdad, ¡Jesucristo!, no hay otra Palabra.
Spínola, un hombre atrapado por La Paz, ¡la de Jesucristo!, no hay otro Espíritu.
Así este gaditano primogénito de una familia marinera, humanista nato, que se
orienta por Derecho y termina en sacerdote: un hombre libre, gracias a La Verdad y a
La Paz que lo dominan.
4
Pastoral Cuaresma, Sevilla 30 enero 1904, apartado III.
39
Así este párroco que termina de obispo sin abandonar nunca su corazón de párroco: un hombre libre atrapado sólo por Dios.
Marcelo Spínola y Maestre, atrapado por Dios en su vida concreta, gracias a
Cristo Jesús, su Señor, en quien todo lo podía.
Quizá sea esto ser santo.
Le he leído en una de sus pastorales que: “Un discurso sin unidad de pensamiento
no pasará, de ser una serie inconexa de palabras tiradas al aire”5. No querría haber tirado mis palabras sin más. Querría haber acertado a ofrecéroslas con un único pensamiento subyacente: dejarse coger por La Verdad y La Paz que Jesucristo es, es lo mejor que le puede pasar a una persona.
De esto, difícil de explicar, sólo podemos dar testimonio, hacer confidencia y
esperar confianza... De esto, Spínola, es un confidente de excepción.
¿Recordáis lo que os dije al principio de las naranjas que robaba? Tenía razón
Manolo en afirmar que las naranjas sí, pero no la luna. Tuvo también razón Blas de
Otero cuando dijo que, alguna vez pudiera faltarnos el aire, el agua o el pan. La fe,
¡jamás!
Y tiene razón Marcelo Spínola al decirnos que “si logramos ser agradecidos, logramos ser amantes”6.
Pues seamos agradecidos con Dios que nos ha hecho capaces de Verdad y capaces de Sentido; seamos agradecidos con Dios que nos ha hecho capaces de Dios. Seamos agradecidos porque, con ocasión del centenario de la muerte de un hombre
santo, tenemos oportunidad de hablar de estas cosas.
Y sea yo agradecida con vosotros por vuestra escucha atenta.
Pues bien, ¡que tanta gratitud nos haga amantes!: amantes de La Verdad y La Paz.
Amantes de buena ley7, como le gustaba decir a Spínola, el hombre bueno que hoy
recordamos. ❤
Mª Isabel Macarro, adc
Intervención en el acto de apertura en Sevilla
5
6
7
40
Sevilla Pastoral de Cuaresma 1903, apartado V.
Meditaciones p. 35.
Cf. Meditaciones pp. 417 y 424.
Centenario
El beato Marcelo Spínola
y la educación
a conmemoración del centenario de la muerte del beato Marcelo Spínola y Maestre, Cardenal Arzobispo de Sevilla, ocurrida el 19 de enero de 1906, renueva en
nosotros el recuerdo de este gran sacerdote que fue don Marcelo, y nos ofrece ocasión de considerar, al menos en algunos aspectos, su vida y sus obras.
Andaluz, nacido en San Fernando el 14 de enero de 1835, abogado a los 21
años y sacerdote a los 29, ejerció el ministerio sacerdotal como capellán en Sanlúcar
de Barrameda, párroco de San Lorenzo, en Sevilla; canónigo, obispo Auxiliar, Obispo
de Coria, de Málaga, Arzobispo de Sevilla y Cardenal...
La vida de don Marcelo estuvo absolutamente centrada en Jesucristo. Todo lo
que fue, y todo lo que hizo, no tuvo nunca otra raíz ni otro objetivo. Y es que en los
santos, el ser y el hacer se confunden y se asocian hasta formar una unidad inseparable. Hablan de lo que viven, contagian lo que son, e intentan traspasar a sus obras el
espíritu que en ellos alienta y del que nacen esas mismas obras.
Fue la suya una vida llena. Entre las tareas apostólicas que fueron objeto del celo
pastoral de don Marcelo Spínola, ocupó siempre un lugar muy destacado la educación
de la juventud. Incidían en su persona varios factores que explican este hecho. En primer lugar, su gran amor a Jesucristo, es decir, el celo apostólico que le impulsaba a comunicar a los hombres el conocimiento y amor del Señor. Escribe: “¿Quién que ame a
Jesucristo verá con indiferencia que se le conozca o se le ignore...?”, y en la educación
cristiana encontraba un camino adecuado para este fin; otro motivo de sus desvelos en
este campo de la educación fue su condición de persona culta, que apreciaba lo que
significa la cultura para la formación de las personas y el progreso de los pueblos; el deseo de atender a la educación de la mujer y la intuición del papel que ésta estaba llamada a ocupar en la sociedad, era otro elemento que pesaba sobre él; y por último, su
profundo convencimiento de que la transformación de la sociedad depende de la formación de sus miembros. Estos son los pilares sobre los que D. Marcelo construye su
obra educativa. Pero el cimiento fundamental, sin duda, fue su gran amor a Jesucristo.
No podía ser otro tratándose de él.
Desde sus años de San Lorenzo, don Marcelo creó para las niñas necesitadas una
escuela parroquial que sobrepasaba con mucho los límites de las de entonces; recogió
L
41
en ella 12 alumnas como internas y 68 externas; la sufragó con las aportaciones personales y de sus feligreses; se encargó él mismo de la formación religiosa y confió la enseñanza de las diversas materias a varias señoras, dirigidas suyas. Esta escuela fue como
un primer ensayo de lo que luego cristalizó en la fundación de una Congregación religiosa docente, las Esclavas del Divino Corazón, a la que encomienda, como finalidad
apostólica “extender el reinado de Jesucristo glorificando su Divino Corazón, dándolo
a conocer y a amar por medio de la educación cristiana y la instrucción a toda clase de
niñas en sus escuelas, y a las adultas en los talleres y obras establecidas para ellas”.
Distingue don Marcelo entre la enseñanza como transmisión de saberes, y la
educación como formación de la persona: “La enseñanza tiende a la ilustración del entendimiento, pone al
hombre en comunicación con la ciencia; la educación, en cambio, es labor
que se ejercita sobre nuestras cualidades morales; tiende a la formación del
corazón”; ambas, enseñanza y educación, las estima como medios necesarios y eficaces para la transformación
y el progreso de la sociedad.
En sus escritos, recuerda a los padres sus obligaciones en este punto diciéndoles que “la educación de los hijos
constituye uno de sus más graves deberes”. Tiene un alto concepto de la misión del educador, y así lo expresa: “los
educadores de la niñez y la juventud
han de desempeñar su misión con ardiente y vivo celo, pensando que Dios
pone en sus manos los niños y los jóvenes para que los formen, y hagan de
ellos ciudadanos de la ciudad del mundo y de la ciudad de Dios”. Respecto al
Artículo publicado en el boletín informativo de
FERE-CECA Andalucía (febrero 2006).
42
Maestro afirma que “su influencia es patente, y puede
decirse que la sociedad de mañana se halla en sus ma“COOPERAR
nos; el maestro, como el sacerdote, y como el padre y
A LA EDUCACIÓN
la madre, tienen en sus manos lo porvenir”.
CRISTIANA
Don Marcelo está profundamente convencido de la
DE LOS NIÑOS
importancia de la educación como obra de suma trascenY DE LOS JÓVENES
dencia, expresándose en este sentido: “cooperar a la
ES UNA
educación cristiana de los niños y de los jóvenes es una
DE LAS MEJORES
de las mejores obras que podemos hacer”.
OBRAS
Como Senador, defendió la libertad de enseñanQUE PODEMOS
za frente a la ley de Romanones, reclamando el dereHACER”
cho de los padres en esta materia y rehusando el monopolio pretendido por el Estado, como así lo expresó claramente en su discurso ante el Senado, en noviembre del año 1901: “Monopolio
es, sin duda, el que se ejerce en la enseñanza con las reformas recientes; pues, efectivamente, se han concedido tales privilegios a la enseñanza oficial y se han rehusado tales derechos a la enseñanza privada, que bien puede asegurarse que el Estado es ya árbitro de lo que han de aprender los españoles, y eso es contrario a la misión del Estado. El Estado no ha recibido de nadie el encargo de enseñar, tiene autoridad y poder
para regular las relaciones entre los asociados, para proteger y amparar los derechos
legítimos, pero no posee ni la ciencia ni la potestad de definir el error y la verdad. No,
no es conforme a la misión del Estado el que sea docente. Desde el momento en que
el Estado se erige en maestro, nadie sabrá sino lo que él quiere que sepa, nadie conocerá sino lo que él le enseñe, y será por tanto dueño y señor de los asociados.
El Estado docente es el Estado déspota”...
Todo el discurso es una razonada defensa de la libertad de enseñanza y de los derechos de los padres en esta materia. Una defensa razonada, apoyada en argumentos
jurídicos; una defensa valiente, con la valentía de los humildes que, como Don Marcelo,
a todo se atreven no apoyados en sus propias fuerzas, sino en la fuerza de Dios.
Estos son algunos de los criterios y acciones de don Marcelo en el tema de la educación. Recordar su aprecio por la obra educativa y su valentía para defenderla en momentos de dificultad, puede servirnos de estímulo en las presentes circunstancias. ❤
Concepción Montoto, adc
Artículo publicado en el boletín informativo
de FERE-CECA Andalucía (febrero 2006)
43
Centenario
Don Marcelo de San Lorenzo
uestro Cardenal Arzobispo escribe en el último boletín de la parroquia de San
Lorenzo que la parroquia vino a ser “como la muestra y la primicia de lo que
había de ser la trayectoria como pastor” de Don Marcelo Spínola. ¿Cuál fue el contenido de esa actividad? “El anuncio de la palabra de Dios, la celebración de los sacramentos, la práctica de la caridad, la evangelización”.
Marcelo Spínola, leemos en la biografía de José María Javierre, era un joven “delicado y profundo, de inteligencia clara y corazón bondadoso”. El joven Marcelo Spínola desde sus circunstancias personales que pasan por su despacho de abogado, irá
confirmando lo que descubriera en sus últimos años de facultad en Sevilla, que el
hombre y el mundo son como dos tareas por realizar.
Marcelo descubrió que en un proyecto de futuro vale la pena invertir esperanza. Que gracias a la libertad, al hombre se le abre siempre un horizonte significativo
de realización. Que un futuro más humano, solidario y fraterno siempre será posible
si el hombre emplea adecuadamente su inteligencia y su voluntad libre. Que el hombre puede abordar su porvenir con esperanza si trabaja inteligentemente en la construcción de una sociedad mejor.
Como abogado en Huelva conoció el mundo del trabajo y sus conflictos insolubles y más tarde, en Sanlúcar de Barrameda, maduró el nuevo camino que consistía
en el acercamiento a Dios y al prójimo en el sacerdocio.
Desde su nombramiento, el nuevo párroco se entregó a su vida de magisterio espiritual y de apostolado con esa sencilla tenacidad que tienen los santos, y que consiste no
precisamente en planificar grandes acciones, sino en vivir intensamente cada minuto, dejando que la semilla del Evangelio vaya creciendo paulatinamente. Leemos que “abría el
templo casi al amanecer” y se sentaba en el confesonario, donde escuchaba largamente,
pausadamente. Corrío la voz de la fama; primeramente entre las devotas, después entre
otras mujeres, a las que siguieron los hombres: “Don Marcelo confiesa a media Sevilla”.
De la lectura de su vida y de sus escritos constatamos que Don Marcelo contemplaba con ojos limpios a los demás y sabía valorar generosamente lo que de bueno había en ellos.
Ejercitaba el diálogo al saber escuchar las razones de los otros y decir lo justo
en el momento más oportuno. No es sencillo oír confesiones y dirigir espiritualmente, pero es tarea que requiere, por parte del director, no sólo ciencia y experiencia,
sino, además, una paciencia ilimitada y una entrega generosa de su tiempo; un tiempo
N
44
que otros reputarían perdido y que él piensa que está ganado para Dios y para el
bien de sus hermanos que le necesitan.
Don Marcelo fue siempre un constructor y guía de conciencias, tarea realizada
a través de su confesonario, que resultó así el lugar de encuentro entre un alma atribulada, perpleja o pecadora y la gracia de Dios, que le llevaba el consuelo y la paz.
Como buen director de conciencias se interesaba sinceramente por las necesidades
del prójimo prestándole la ayuda que le era posible. Lo hacía no por el solo efecto
del perdón de los pecados que se sigue de una buena confesión, sino porque valoraba la dirección espiritual personal.
Es en su correspondencia donde se encuentran ejemplos admirables de esta sabiduría espiritual en la dirección de las almas, como la constante dirección, a la vez
prudente y confiada, de Celia Méndez, fundadora del instituto de las Esclavas.
El cura de Omnium Sanctorum, Don Francisco de Torres y Galeote, llamaba al
confesonario de don Marcelo “la piscina de Sevilla”. Esto ocurría cada día y así lo conocemos por las palabras del propio Don Marcelo: “Ayer y hoy han sido días de gran
trabajo; ayer confesé 119 personas y esta mañana 52. Me parece una ración regular”.
Todo esto había sido posible porque Don Marcelo había descubierto el genuino
significado de Dios, de los otros y de las cosas en la profundidad de sí mismo.
¡Qué hermosa enseñanza para nosotros cuando al acercarnos a la figura de
Don Marcelo Spínola descubrimos el mensaje espiritual que éste nos inspira al enseñarnos a cultivar la hondura con nosotros mismos! Dios, los hombres y las cosas adquieren un especial relieve y tienen una significativa dimensión: la santidad.
La espiritualidad de Don Marcelo Spínola posee una poderosa unidad y constituye un sistema muy coherente de realidades y de ideas dinámicas: deseo de santidad, oración, austeridad, humildad, devoción a María y a la eucaristía, celo pastoral y
amor al prójimo. La oración era para Don Marcelo un diálogo permanente por el que
iba paulatinamente acercándose a Dios. Conoció que Dios puede parecer inexplicable pero que su silencio nos engrandece y nos interpela a tomar el destino del mundo en nuestras manos, cumpliendo fielmente el mandato bíblico que dice: “Creced,
multiplicáos y dominad la tierra” (Gen 1,28).
Para el santo párroco la única actitud que cabe adoptar ante Dios es una actitud
sencilla, servicial y atenta, siempre dispuesta a escuchar y a aprender. Ante su sabiduría y bondad hemos de ser contemplativos agradecidos y llenar nuestro corazón de
esas cualidades divinas. El Corazón de Jesús es la fuente en la que lo que importa es
beber, saciarse de sus cristalinas aguas y, luego en silencio, agradecer cordialmente el
don recibido. El Corazón de Jesús es el centro de su espiritualidad, porque, partien45
do de cualquier otro elemento de esa espiritualidad, podemos llegar al Corazón de
Jesús. Y esto se constata en la lectura de sus textos.
La piedad, de hecho, casi se identifica con la santidad, ya que Dios vive en el
alma por la piedad y por la oración se vive dentro del círculo de Dios, de donde brota la devoción a la eucaristía y a María Inmaculada.
En la oración nace la gran preocupación de Don Marcelo por las cosas del mundo
de las cuales Dios ha dejado la administración y el dominio en nuestras manos. En la
oración encuentra sentido a los llamados silencios de Dios: Dios calla ante las guerras,
pero nos interpela a evitarlas. Dios calla ante las injusticias, pero nos impulsa a luchar
contra las mismas y a promover los derechos fundamentales de la persona humana
siempre y en cualquier circunstancia. Dios calla ante las desgracias, pero nos invita a
mejorar la ciencia y la técnica para que éstas no se produzcan o para aminorar al menos sus terribles consecuencias. Dios calla y nuestra responsabilidad se agranda. Él nos
ha creado libres y, además, no quiere interferir en absoluto nuestra sagrada libertad.
Lo que de verdad importa es que nuestra religión dé nuevos ánimos a todos los
que han optado por seguirla. Sería un absurdo fundamentar nuestra religión sobre el
Iglesia de S. Lorenzo en Sevilla.
46
miedo porque cuando éste desapareciese, aquélla se vendría abajo. La religión cristiana debe cimentarse sobre la paternidad divina y la fraternidad humana: dos estímulos
extraordinarios para inyectar ánimo e ilusión en todos aquellos que han decidido libremente seguirla.
La religión cristiana no es esencialmente freno ni miedo, sino fuerza y luz para
vivir con un estilo nuevo en medio del mundo. La religión es promesa de vida, no
profecía de muerte. La religión es el vínculo que nos une a Dios y nos solidariza con
los hermanos. La religión cristiana nos asegura que estamos en buenas manos, en las
manos de un Dios providente que quiere el bien y la felicidad de todos. La gloria de
este Dios radica precisamente en la plena realización del ser humano.
Estos son los conceptos básicos que Don Marcelo repite en su predicación. El
auténtico Dios bíblico, que ha entrado en la historia humana a través de Jesús, su
Hijo, es un Dios con entrañas de misericordia que ama al hombre y desea su plenitud
y felicidad. Y éste es, precisamente, el núcleo básico del mensaje cristiano, que le imprime un dinamismo y una frescura insuperables.
El cristianismo es una religión henchida de esperanza y de humanidad que nos
presenta a un Dios que quiere el bien y la salvación del hombre. En una persona que
vive de verdad en cristiano no hay ni sombra de pesimismo, ni atisbo de miedo, ni,
mucho menos, sospecha de condenación eterna. El cristianismo nos revela a un
Dios-Amor, mejor dicho, un Dios enamorado del hombre, un Dios que ha hecho al
hombre a su imagen y semejanza y lo ha redimido de su pecado con la muerte y resurrección de su Hijo.
Además de la oración y la predicación abundante, los otros capítulos por los
que llevó la revitalización a la parroquia de San Lorenzo fueron: las visitas a los enfermos, el socorro de los pobres, la liturgia, la caridad y el cuidado de las cofradías. Impulsó grupos apostólicos seglares, creó escuelas, acompañó vocaciones, cuidó la catequesis, ayudó al incipiente instituto de Hermanas de la Cruz, domiciliadas en la calle Hombre de Piedra. Convencido de que la educación de la juventud era el punto
clave para la transformación de la sociedad, funda la congregación de Esclavas del Divino Corazón, con la Madre Celia Méndez.
Este centenario que acabamos de iniciar nos abre, una vez más, la oportunidad
de vivir una nueva etapa en el camino de salvación que emprendimos el día de nuestro bautismo, siguiendo los pasos de una persona muy querida a cuya familia espiritual nos enorgullece pertenecer, la familia Spínola. ❤
D. Juan M. García-Junco, pbro.
47
JUEVES 19/1/2006
ABC
SPÍNOLA, UN CARDENAL
PARA LA HISTORIA
CONCEPCIÓN MONTOTO
REDACCIÓN
E
CORIA
n el Consistorio del 11 de diciembre de 1905, Su Santidad el Papa Pío X nombraba
cardenal a don Marcelo Spínola y
Maestre, por entonces arzobispo de
Sevilla.
Conforme al protocolo de la época, el 16 de diciembre de 1905 llegaba a esta ciudad, procedente del
Vaticano, el guardia noble, marqués
Luigi Anici Matei, para entregar a
don Marcelo el nombramiento cardenalicio e imponerle el solideo, primera insignia de tal dignidad. Días
después, el 31 de diciembre, era el
Rey Alfonso XIII quien le imponía
la birreta en solemne ceremonia celebrada en el Palacio Real. Correspondía al Papa la imposición del capelo, acto que no se llegó a realizar
por la pronta muerte de don Marcelo, ocurrida el 19 de enero de 1906,
a los setenta y un años de edad.
Recordar en Sevilla a don Marcelo en el centenario de estos dos
acontecimientos, su elevación al
cardenalato y su santa muerte, es
un deber de cariño y gratitud. Porque don Marcelo, nacido en San
Fernando (Cádiz) el 14 de enero de
1835, vivió en Sevilla muchas e
importantes etapas de su vida. En
esta universidad estudio los cuatro
últimos cursos de Derecho obteniendo el título de abogado en
1856, a los veintiún años; aquí, en
la capilla del Palacio Arzobispal,
recibió la ordenación sacerdotal el
21 de mayo de 1864; fue párroco
de San Lorenzo de 1871 a 1879 y
canónigo de nuestra Catedral hasta
1881, año en que fue consagrado
obispo como Auxiliar de Sevilla,
permaneciendo en la ciudad hasta
1885; pasó luego a regir la diócesis
de Coria, en la que sólo estuvo un
año, siendo trasladado de inmediato
a la de Málaga, que gobernó hasta
1896. En febrero de 1896 volvió
nuevamente a Sevilla, esta vez
como arzobispo, y aquí permaneció
ya hasta el fin de sus días.
48
Don Marcelo estuvo vinculado a
numerosas instituciones sevillanas,
y en concreto a la Universidad, el
Colegio de Abogados, el Cabildo
Catedral, la Santa Caridad, la Escuela de Cristo, la Real Maestranza, la Academia Sevillana de Buenas Letras, las cofradías y hermandades de penitencia o de gloria, y la
prensa por la creación de un periódico sevillano. Los sacerdotes fueron objeto de su constante atención;
elevó los estudios del Seminario a
la categoría de Facultad Eclesiástica y estableció su sede en el Palacio de San Telmo, legado que recibió de la Infanta Luisa Fernanda
para tal fin. Su preocupación por la
educación de la juventud se concretó en la fundación de las Esclavas
del Divino Corazón. La atención a
los obreros y el amor a los pobres,
a los que llama «verdaderos hijos
de los obispos», quedó patente en
aquel pedir limosnas para ellos por
las calles de la ciudad, del 21 al 28
de agosto de 1905, ante el asombro
y la admiración de los sevillanos.
Estas fueron algunas de las acciones fruto de su solicitud pastoral,
de su entrega personal, de su inmensa caridad.
A don Marcelo le retrasaron el
cardenalato por las intrigas políticas
de que hicieron objeto a su persona.
La acusación de adicto al carlismo,
que algunos le atribuyeron, produjo
sus efectos en las altas esferas, en
una época en que el Estado jugaba
un papel importante en los nombramientos eclesiásticos. ¿Cómo reaccionaba él ante tales acusaciones?
Ausente de la ciudad en una de sus
visitas a los pueblos, escribe sobre
este asunto a una persona de su confianza: «No me alegra lo que contra
mí se habla en Sevilla, pero a decir
verdad, mi paz no se ha alterado. Lo
que fui cuando usted me conoció,
eso soy ahora; si los carlistas entonces no me amaban y ahora me aman,
no sé en qué consistirá, mis ideas no
se han modificado, ni mi conducta
tampoco ha tenido alteración. La
gloria de Dios, el bien de las almas,
la Iglesia, su doctrina y su espíritu
son mis sueños, mis aspiraciones y
mi vida. Si los carlistos piensan
como yo en ciertas materias, es porque los carlistas en esa materia piensan como la Iglesia. Ni hoy ni nunca
he sido hombre de partido; ni tengo,
ni Dios mediante tendré jamás otra
bandera que la de Cristo. Soy lo que
fui siempre, ni más ni menos».
En 1880, al preguntar el cardenal
Llunch al Rey Alfonso XII la propuesta para la designación de don
Marcelo como obispo, dice de él lo
siguiente: «Don Marcelo Spínola, licenciado en Derecho Civil y Canóni-
co, Canónigo de la Santa Metropolitana y Patriarcal Iglesia de Sevilla,
mayor de cuarenta años de edad, varón humilde, manso, caritativo, piadoso, ajeno a partidos políticos, y
dotado de discreción y tacto para el
gobierno de una Iglesia». Breve descripción en la que se resaltan dos aspectos fundamentales de su persona:
que no es hombre de partidos y que
es sacerdote de relevantes virtudes.
Esta era la cualidad de que don
Marcelo se sentía íntimamente revestido, su condición sacerdotal, y
así lo manifiesta en un discurso a la
Real Academia Sevillana de Buenas
Letras: «Yo, por dentro, por fuera y
por todas partes, soy sacerdote». Sor
Angela de la cruz, su contemporánea, lo define llamándolo «Santo y
venerable sacerdote, modelo de prelados santos».
En la serie de los 119 arzobispos
de Sevilla, según la cronología de
Alonso Morgado, corresponde a
don Marcelo el número 114. De
entre ellos sólo hay tres canoniza-
dos: San Laureano, mártir, San Leandro y San Isidoro; los tres vivieron entre los siglos VI y VII. Pasados trece siglos, Marcelo Spínola,
por su beatificación el 29 de marzo
de 1987, ha venido a incrementar
e´n la archidiócesis hispalense la
gloria de la santidad oficialmente
reconocida por la Iglesia.
Spínola fue un gran santo. No
obstante, a pesar de sus virtudes y
sus meritos las intrigas de la política, como antes dijimos, le retrasaron el cardenalato. Entre tal nombramiento y su muerte transcurrie-
«A don Marcelo le
retrasaron el
cardenalato por las
intrigas políticas de que
hicieron objeto a su
persona»
ron sólo 39 días. Cardenal, pues,
para la Historia, para gloria de la
Iglesia, a la que tan fielmente sirvió, y para exaltación de su profundísima humildad.
Cuarenta y dos años de sacerdocio, 25 de ellos, como obispo y la
brevísima etapa de cardenal, forman
el recorrido sacerdotal de quien tan
generosamente y por tantos años
trabajó por Sevilla, y cuyos restos se
veneran en nuestra Catedral.
Hoy, aquel Papa que reconoció
sus virtudes y sus méritos ha pasado a la historia como San Pío X,
Sor Angela como Santa Ángela, y
don Marcelo como Beato Marcelo
Spínola y Maestre.
Sevilla, a la que don Marcelo se
entregó de lleno tantos años, tiene
ahora la ocasión de honrar su memoria con las celebraciones de este
doble Centenario que nos disponemos a conmemorar: el de su elevación al cardenalato y el de su santa
muerte, ocurrida en nuestra ciudad
aquel 19 de enero de 1906.
EL MUNDO, VIERNES 20 DE ENERO DE 2006
H U E LVA
Centenario en el colegio
Cardenal Spínola
El centro educativo de la capital
celebra estos días los cien años
de la muerte de su fundador
HUELVA.–El colegio Cardenal Spínola de la
capital onubense celebra estos días el centenario de la muerte de su fundador. Según
han informado fuentes del centro educativo,
el programa de actos interrumpirá la jornada
lectiva de hoy y todo el colegio se convertirá
en una fiesta con numerosas actividades
para recordar, de forma alegre, «la intensa y
fructífera vida de su fundador».
Los actos comenzarn en la jornada de
ayer. La comunidad educativa se congregó
en la iglesia de San Pedro, donde todos
los alumnos participaron en un emotivo
acto de homenaje a la figura del cardenal.
Huelva se suma a unos actos que están
celebrando todos los centros que tiene
esta congregación repartidos por
todo el mundo. El cardenal Marcelo Spínola y Maestre, gaditano de
nacimiento, dejó huella en Huelva
donde comenzó a ejercer como
abogado de las clases desfavorecidas y donde se inició su vocación sacerdotal.
Hace hoy cien años que murió
Alumnos del colegio Cardenal Spínola, durante el acto celebrado
en Sevilla el fundador de la conen San Pedro./E.M.
gregación religiosa de las Esclavas del Divino Corazón, el beato
Marcelo Spínola y Maestre.
primer lugar donde comienza a ejercer
Marcelo Spínola llegó a Huelva en 1856
como abogado. El primer colegio onubense
cuando nombraron a su padre, Juan Spínofundado por don Marcelo Spínola en Huella, comandante del puerto onubense. Es el
va fue el de Corteconcepción, en 1896.
49
18
SEVILLA
ELCORREODEANDALUCÍA
Jueves 19 de enero de 2006
El breve cardenalato de Spínola
Hoy se cumplen 100 años de su muerte tras sólo 38 días como cardenal
MANUEL A. RINCÓN ■ SEVILLA
En medio de una de las sequías más
profundas de la historia, Sevilla vivió
en pocos días la inmensa alegría de
que su arzobispo era, como todos los
anteriores, nombrado cardenal, y la
pena de su repentina y dolorosa muerte, de la que hoy se cumplen 100 años.
Fue el 11 de diciembre de 1905, cuando las campanas de la Giralda comenzaron a repicar con esa alegría que sólo
ellas saben transmitir, fue de pronto y
cuando todos se preguntaban por qué
repicaban, cuando de las naves del santo templo salió la noticia que se extendió en seguida como reguero de pólvora: “A nuestro querido arzobispo el
Santo Padre Pío X había tenido a bien,
en el Consistorio que se estaba celebrando en Roma, hacerlo cardenal”.
Inmensa fue la alegría de los sevillanos porque la ciudad que llevó el
cristianismo a toda América no podía
quedarse sin esa gloria y porque el título lo recibía el que considerábamos
hijo de la ciudad desde los tiempos de
su curato en San Lorenzo.
E inmensas fueron al momento las
colas de autoridades que llegaban a
Palacio a felicitar al nuevo purpurado,
autoridades que enseguida se aprestaron a preparar la recepción del guardia noble que, ablegado por el Papa,
en pocos días había de traerle el solideo (luego tendrían lugar la marcha
del ya cardenal a Madrid a que el Rey
le impusiera el birrete y posteriormente el viaje a Roma a que Su Santidad
en persona le pusiera el capelo).
No tardó mucho el guardia noble en
aparecer por la ciudad, a pesar de las
difíciles comunicaciones de entonces,
y espléndida le esperaba Sevilla con
una iluminación extraordinaria, con
todas las autoridades en la estación de
Plaza de Armas y con vistosos regimientos de infantería acompañándole
por las calles con bandera y banda.
Y si eso eran las calles, el interior de
Palacio no presentó nunca mayor magnificencia, con luces eléctricas, colgaduras, macetones y la típica alegría sevilla que rodeaba a un don Marcelo
provisto ya del anillo que le había regalado la Maestranza con una esmeralda en el centro, rodeada de cuatro cercos de gruesos brillantes, todo engastado en oro de 24 quilates, y provisto de
la banda roja y las borlas, obsequio del
Conde de Ibarra. Y luego a preparar el
viaje a Madrid porque el Rey lo llamaría cuando lo deseara y los trenes tardaban días enteros en hacer el camino.
Y hete aquí que el Rey lo ha dispuesto
de pronto para el día 31, rodeado como
está de las fiestas y cacerías a los príncipes y personalidades que ya esperan
en la capital la real boda de su hermana
IMPULSOR. El cardenal Spínola, con un ejemplar de El Correo de Andalucía entre sus manos.
Biografía. Fundador de El Correo
■ Nace en San Fernando en 1835, primogénito de los marqueses de Spínola. Estudia el Bachiller en Granada y Derecho y Teología en
Sevilla. En 1864 canta misa en San Felipe
Neri de Sevilla, en 1871 es cura de San Lorenzo y en 1879 canónigo. En 1881 es nombrado
obispo y en 1885 entra en la sede de CoriaCáceres, pasando a Málaga en 1886 y a arzobispo de Sevilla en 1896. Fundó las Esclavas
y El Correo de Andalucía.
Políticos. Congratulación general
■ De los partidos, el más exultante con el
nuevo título era el fundado por él, la Liga Católica, liderada por Rojas Marcos. El día 1 había entrado de alcalde el conservador Luca de
Tena y el 3 acudió bajo mazas a homenajearlo; el 6 los republicanos se lo censuraron porque “bajo mazas sólo cuando lo dispone el
Pleno”; como nada iba contra el Prelado, los
católicos no intervinieron y la cuestión protocolaria quedó aclarada.
Pueblos. La Cruz de Beneficencia
■ Como al organizarse la Junta Provincial de
Socorros en el verano de 1905, por la sequía,
estaban próximas las elecciones, los partidos
liberal y conservador acordaron que la presidiera alguien que por entonces no tenía partido, el arzobispo Spínola; por los donativos
que esa Junta repartió pidieron para él, al
nombrarlo cardenal, la Cruz de Beneficencia
Cañete la Real, Las Cabezas, Viso, Gines,
Saucejo, Osuna, Puebla de Cazalla, etc.
María Teresa con Fernando de Baviera. Así que el 28 acompañamos a nuestro cardenal en un vistosísimo itinerario hasta la Plaza de Armas, de donde
sale para Madrid acompañado del
guardia noble y de sus familiares.
Y ante el mencionado Fernando de
Baviera, y toda la Corte, y la Familia
Real, y todos los príncipes que esperaban la boda de María Teresa, y el Gobierno, y la grandeza de España, el
Rey le coloca el birrete, da nuestro
Spínola un sencillo sermón, dice misa
y recibe un banquete muy al estilo de
la corte española en el salón del trono,
y otro banquete en la nunciatura muy
al estilo de la corte vaticana.
La vuelta a Sevilla fue apoteósica:
ya desde Peñaflor y Lora del Río no
cesaron de aclamarle y de parar el tren
en todas las estaciones. ¡Viva nuestro
Padre! se grito en todas ellas, y las
mismas luminarias y colgaduras del
guardia noble esperaban a nuestro
pastor por nuestras calles, pero no
puede don Marcelo pararse en mientes
porque ha de volver a Madrid invitado
a la boda de María Teresa y porque al
poco tiene que bendecir el Santuario
de Regla en Chipiona.
Y ése fue su ir y venir constante, en
los molestísimos trenes y transbordos
de la época, a Madrid a la boda un
día, y de Madrid a Sevilla transbor-
dando a Jerez, a Sanlúcar y a Chipiona al siguiente, y en Chipiona otra vez
enormes fiestas y la bendición del
Santuario y la entrega del pueblo, y
vuelta de nuevo a casa, a su Palacio,
para reposar un poco cuando de pronto (día 16) corre la noticia por Sevilla
hasta el punto que hasta los periódicos
de izquierda, republicanos y socialistas, se sienten impresionados: “El cardenal está enfermo, el cardenal está
gravísimo”.
Fórmase en seguida un comité de
médicos presidido por el de cabecera,
el prestigioso Fedriani, que ven que el
mal está en que monseñor ha ocultado
durante años, hasta a los más íntimos,
una hernia que ahora, sin poder ya recibir los auxilios de la ciencia, al final
de su proceso ha dado la cara con toda
su crueldad.
Por ello deciden que la única posibilidad es operar a vida o muerte y
operan, pero ya no hay quien para el
período agónico del que sólo saldrá a
ratos a base de los últimos adelantos:
las inyecciones de cafeína y las corrientes eléctricas.
El fin irremediable llegó el día 19:
las campanas que tan alegremente
había repicado 38 días antes, doblaban ahora a muerto irremisiblemente; enormes fueron las colas en Palacio para dejar tarjetas, para inquirir
noticias, para homenajear al Padre, y
más enormes aún cuando en el salón
de Santo Tomás se puso el túmulo
durante tres días, con peleas, incluso, de anarquistas con el resto de la
cola porque querían entrar primero
ya que ellas tenían más derecho que
nadie.
Y las mismas calles que recorrieron
el guardia noble y el Cardenal en sus
idas y venidas a Madrid y a Chipiona,
las mismas recorrió ahora la comitiva
fúnebre hsta el catafalco instalado en
el crucero de la Catedral donde los rezos fueron del más continuo llanto y
del más intenso de los ceremoniales.
Y de allí, de momento, a la cripta
de los arzobispos, justo en el lugar en
que había estado el cuerpo de Colón
hasta su traslado al mausoleo de Mélida (el de los heraldos de la actualidad).
Y ya le ha puesto Paradas a una de
sus plazas “del Cardenal Spínola” (es
el primero que lo hace), y ya se ha
reunido el Cabildo Catedral para nombrar a Bartolomé Romero Gago gobernador de la diócesis en sede vacante, y ya anda Casañas, el de Barcelona, trabajando en Madrid buscándose
el ascenso a la sede de Sevilla, y ya la
vida sigue, y ya Spínola es memoria,
y ya tiene Sevilla otra beatitud en los
anales de su historia.
24
HUELVA
HUELVA INFORMACIÓN Domingo, 29-01-2006
Documentos por Eduardo J. Sugrañes
Centenario de su muerte. Este mes de enero se abre el centenario de la muerte del cardenal Marcelo Spínola,
que inició sus pasos a atender a los más desfavorecidos en su bufete abierto en Huelva en 1856.
Marcelo Spínola, el abogado
laboralista de Huelva que
llegó a ser cardenal
arcelo Spínola y Maestre llegó a
Huelva en 1856. Era ya abogado a
sus 21 años por la Universidad de
Sevilla cuando se traslada a nuestra
ciudad con su familia, su padre Juan Spínola y
Osorno ha sido nombrado comandante del Puerto de Huelva. Marcelo es un muchacho delicado
y profundo, de inteligencia clara y corazón bondadoso, así lo describe su biógrafo el padre José
María Javierre.
Su estancia en Huelva le lleva a montar un
bufete, el suyo era algo extraño y contaba con
amplia base de clientela. Era la época de la explotación minera que inician los ingleses de manera masiva en las minas de Riotinto, donde
arrancan de las entrañas de la tierra veinte mil
toneladas semanales de mineral que llevan
hasta el puerto a través de ochenta y cinco
kilómetros de línea férrea. A parte los pescadores y los labriegos, resulta fácil imaginar la de problemas laborales que plantea
en la zona tal ritmo de trabajo minero. A
mediados del siglo pasado la legislación no ha
sido afectada todavía por las exigencias sindicales, el obrero lucha desamparadamente frente a
la prepotencia del patrono que aplica en cada
caso con frialdad los postulados de la mentalidad económica liberal.
Al llegar a Huelva con sus padres, Marcelo
Spínola trae con su diploma el derecho de inscribirse en el colegio de abogados y poner
una placa en la puerta de su casa. Una de sus
tareas va a ser el estar pendiente de sus padres
ante la avanzada edad de estos.
Prestigiado por la brillantez de sus estudios y
en magníficas condiciones sociales por la posición de su familia, Marcelo Spínola no entra en
batalla a tambor batiente para conquistar en pocos años un puesto de primera categoría entre
los abogados de Huelva. Se puso sencillamente
a trabajar en las pequeñas cosas que le vinieron
a las manos. Esto le lleva a que la gente trabajadora comience a pasarse las señas de un abogado joven que tomaba con todo interés sus conflictos, los defendía, se interesaba por ello ylo
que tampoco estaba nada mal, que al final no les
cobraba. Así que Marcelo Spínola se hizo persona querida y respetada en Huelva, y muy especialmente por las clases más desfavorecidas.
Una etapa considerada por sus biógrafos
como de experiencia en los tribunales, en una
temporada gozosa, porque el contacto con sus
clientes le abrieron un mundo hasta entonces
desconocido para él, hijo de una deliciosa familia burguesa “respetable y pía”. Pudo conocer en
Huelva el mundo de los trabajadores sudoroso y
áspero, que desamparados le traían conflictos insolubles.
Lo mismo que en Huelva encuentra su primer
contacto con los más desfavorecidos a través del
ejercicio de la abogacía, también llega a él sus
inquietudes espirituales. Le gustaba cumplir con
calma sus rezos y las visitas a la iglesia. Cada
día acompañaba a su madre a la misa de la parroquia de la Concepción, con especial dedicación a sus rezos ante el sagrario.
M
CON LOS OBREROS. Atendió a los trabajadores de los abusos sufridos por
la patronal en la minería.
Todos
coinciden
que es aquí donde se
fermentan sus inquietudes religiosa y de donde va
a salir su vocación sacerdotal.
Pero en junio de 1858 va a dejar Huelva para
trasladarse hasta Sanlúcar de Barrameda, donde
ha sido nombrado su padre jefe del puerto.
Huelva seguirá de cerca en el horizonte de
Marcelo Spínola que en 1864 es ordenado
sacerdote en Sevilla, siendo consagrado obispo
en Sevilla el 6 de febrero de 1881, pasa por los
obispado de Coria (Cáceres) y Málaga hasta
que es nombrado arzobispo de Sevilla, el 11 de
febrero de 1896, donde dedica toda su labor
pastoral hasta su fallecimiento.
Con Huelva vuelve a tener contacto muy directo en este tiempo al pertenecer esta al arzobispado hispalense, pero también y muy especialmente porque es el propio cardenal Spínola
quien envía a Huelva como arcipreste a otro de
los sacerdotes más ilustres que pasaría por ella,
el arcipreste Manuel González García, al que
ya le avisa de lo difícil de la vida en esta ciu-
dad, oprimida por la influencia del colonialismo inglés que se ejercía a través de la explotación minera. Lo mismo que su arzobispo llegaría a los altares por su especial dedicación a los
más necesitados y las clases más humildes a las
que también se encuentran por vez primera en
Huelva, en una realidad que le marcaría siempre. Sor Angela, también contemporánea suya
llegaría a los altares, lo mismo que Pío X que
lo nombró cardenal, en el consistorio de 11 de
diciembre de 1905, lo que le cogió bastante
mayor porque falleció a los pocos meses del
nombramiento, el 19 de enero de 1906.
Hay quienes opinan que le retrasaron el cardenalato por las intrigas políticas de que hicieron objeto a su persona. Le acusaron de carlista, él decía que “si los carlistas piensan como
yo en ciertas materias, es porque los carlistas
en esa materia piensan como la Iglesia”. Él decía que “ni hoy ni nunca he sido hombre de
partido”, “ni tendré jamás otra bandera que la
de Cristo. Soy lo que fui siempre, ni más ni
menos”.
Este año se abre el centenario de su muerte
que se extenderá con actos en su memoria.
51
8A
EL MERCURIO
■
Manta, Domingo 22 de Enero del 2006
Beato Spínola a cien años de su muerte
Portoviejo.–EM
Cuando pasados cien años, la
obra de una persona sobrevive, es
signo de su vitalidad, es así que
esto ocurre con la Congregación
religiosa para la Educación que
fundó el Beato Marcelo Spínola y
hoy presta servicios en Manta y
Portoviejo.
La Hna. María José Blanch, dijo
que de esta manera se trabaja en
la Unidad Educativa “Julio Pierregrosse” que funciona en Manta y la
escuela Las Cumbres de Fe y Alegría, y, en la colaboración de las
Religiosas en la Unidad Educativa
Cristo Rey, en el Dispensario Marcelo Spínola de Portoviejo, los que
son atendidos por una Religiosa
Esclava del Divino Corazón.
De esta manera hoy se conmemoran los cien años de la muerte
del Beato Marcelo Spínola, fundador de la Congregación de Esclavas del Divino Corazón, nació en
San Fernando, Cádiz el 14 de enero de 1835.
Fue abogado a los 21 años, se
dedicó a defender gratuitamente
las causas de los Obreros, Sacerdote, Obispo de Coria, luego de
Málaga y después Arzobispo y Cardenal de Sevilla, llevó su caridad
hasta pedir limosna en tremendo
año de sequía para redimir las necesidades de los que carecían de
trabajo.
Humilde y sacrificado, entregado
siempre al servicio de Dios y de las
personas, murió santamente en Sevilla, España, el 19 de enero de
1906, fue beatificado por su Santidad Juan Pablo II el 29 de Marzo
de 1987.
Por otro lado dijo María José
Blanch, que la Congregación de
hermanas Esclavas del Divino Corazón, presta actualmente su servicio educativo en diez países del
mundo, tales como Ecuador, Japón, Filipinas, Angola, Paraguay,
Brasil, Argentina, Italia, España y
Venezuela, en donde varias jóvenes manabitas han ingresado a
esta Congregación que llegó a Manabí, en 1977, por ello, se celebra
el Centenario reconociendo la tarea
del Beato Marcelo Spínola e intercediendo para que su obra se sigan
prolongando y haciendo el bien en
los lugares donde está presente.
Para el efecto hoy a las 08H00,
en la Iglesia Catedral Metropolita-
▲ Hoy se conmemora el Centenario
del Beato Marcelo Spínola.
na, se celebrará la Santa Misa, que
será presidida por Monseñor Mario
Ruiz, por el Centenario de la Muerte del fundador de la Congregación
de Escllavas del Divino Corazón,
como es el Beato Marcelo Spínola.
EL DIARIO / Sábado / 21 de enero del 2006
♦ PORTOVIEJO
Congregación recuerda centenario
La Congregación de Esclavas del Divino Corazón, presidida por
la hermana Carmen Sarmiento, recordó ayer, el Centenario de la
muerte de su fundador, el beato Marcelo Spínola y Maestre, Cardenal Arzobispo de Sevilla.
La inauguración oficial de ésta se llevó a cabo en Sevilla, España.
La delegación de la Congregación con sede en Ecuador, se une a
esta acción de gracias por medio de una celebración de la eucaristía
que tendrá lugar este domingo 22 de enero en la Catedral de Portoviejo, a partir de las 08h00 y estará presidida por Monseñor Mario
Ruiz Navas, Arzobispo.
“Con el corazón en la mano” es el eslogan escogido para la ceremonia este centenario, el que hace referencia a la vida del fundador, ya que durante toda ella vivió atento a lo que Dios le decía en
su corazón y siempre tendiendo una mano a los que más lo necesitaban, afirman varias de las hermanas de la congregación.
FUNDADOR Beato Marcelo Spínola y Maestre,
Cardenal y arzobispo de Sevilla.
52
Centenario
El Centenario de la muerte
del P. Fundador
en las entidades y publicaciones
de Sevilla y San Fernando
N
umerosos han sido los actos, publicaciones y celebraciones en honor de M. Spínola promovidos con motivo de este centenario. Aunque de cada uno se podría
escribir un detallado artículo, no vamos a entrar hoy en esto, sino que nos limitamos
sencillamente a enumerarlos. A través de ellos queda patente, tanto el cariño de sus
conciudadanos de San Fernando, como el amor con que Sevilla está recordando y
agradeciendo lo que fue en la ciudad Marcelo Spínola por su santidad personal y por
su inmensa acción apostólica.
Siguiendo el orden cronológico, estas han sido las celebraciones:
EN SAN FERNANDO:
15 enero.–Solemne Eucaristía, presidida por el Cardenal de Sevilla, D. Carlos
Amigo Vallejo. Asistimos la Comunidad de Jesús de la Vera Cruz. Fue un verdadero
homenaje de cariño de su pueblo natal.
EN SEVILLA:
19 ENERO.–Laudes y Eucaristía, del Cabildo Catedral, en el sepulcro del
P. Fundador.
19 de enero.–a las 8 de la tarde: Eucaristía conjunto de las Hermandades del
Gran Poder y de la Soledad de San Lorenzo.
21 enero.–A las 8 de la tarde, Charla de Mª Isabel Macarro, en la parroquia V.
A. y Bto. Spínola.
53
22 enero.–Solemne eucaristía en el sepulcro del P. Fundador, de la Hdad. Divina Pastora de Cantillana.
27 febrero.–Conferencia del Cardenal D. Carlos Amigo, en la Hermandad del
Gran Poder.
7 marzo.–charla, en el Seminario de Sevilla, de C. Montoto.
31 marzo.–charla, en San Fernando, de Mª Isabel Macarro y C. Montoto.
PROGRAMAS DE RADIO; EN LA CADENA COPE:
Noticias sobre la celebración del Centenario en varios días y diversos programas.
14 enero.–Entrevista a Mª Isabel Macarro;
20 enero.–Entrevista a Mª José Fernández y C. Montoto.
TV Canal Sur: Entrevistas a D. Carlos Amigo, D. José Mª Javierre y Mª José
Fernández.
Giralda TV: Entrevista a Mª José Fernández.
Artículos en Prensa: ABC, 16 enero: Artículo sobre el centenario
19 enero: Artículo de C. Montoto.
El Correo de Andalucía: 19 enero, Artículo sobre M. Spínola.
ARTÍCULOS EN REVISTAS:
–Semanario Alfa y Omega, de C. Montoto.
–Hoja diocesana de Sevilla, de D. Fco. Anglada.
–Revista Parroquia Sor Ángela, de D. Ignacio Guillén.
–Revista Parroquia San Lorenzo, de D. Juan M. García Junco.
–Revista Hermandades y Cofradías, D. de Eduardo del Rey.
–Hermandades y Cofradías, de C. Montoto.
–Revista Hermandad del Huerto, de San Fernando: de C. Montoto.
–Boletín de la FERE, de C. Montoto.
–Anuario del Gran Poder, de D. J. Mª Javierre.
A estas celebraciones le seguirán, en Primavera, un ciclo de Conferencias en el
Ateneo de Sevilla, así como otros actos que proyectan la Universidad y diversas entidades sevillanas. ❤
54
Desde las raíces
“Peregrinar a nuestras raíces
para vivir y generar vida”
elebrar el Centenario de la muerte de nuestros Fundadores no es principalmente recordar unas fechas y tener una serie de actos y celebraciones, sino sobre
todo, una ocasión privilegiada para volver nuestra mirada y nuestro corazón al don
que ellos recibieron y que hoy prolongamos nosotras. Es una invitación a peregrinar
a nuestras raíces, a las gracias que configuraron el núcleo de nuestra identidad más
profunda para reanimarlas y continuar respondiendo, con esperanza, a las urgencias
que encarna hoy la misión confiada.
Las Esclavas podemos diferenciarnos en muchas cosas, pero en nuestro patrimonio espiritual existen ciertas “frases” que nos identifican en lo más profundo, “teclas” que nos hacen vibrar, “marcas de origen” que configuran nuestra identidad más
querida. Podremos estar muy lejos de la meta a las que estas frases apuntan, sentir
que no sabemos encarnarlas en nosotras mismas ni transmitirlas a otros, y sufrir por
ello... Su poder de conmovernos por dentro y de convocarnos en torno a ellas sigue
siendo, no obstante real. Al pronunciarlas sentimos que activa en nosotras la gracia
de nuestra vocación, nos renuevan, nos revitalizan.
Celebrar el Centenario de la muerte de nuestros Fundadores es una invitación
a reanimar la vocación que Otro puso en nuestro corazón, no a producirla. Una vocación que el paso del tiempo, las dificultades de la vida y nuestra propia mediocridad
y pecado podrían haber recubierto de cenizas (aburguesamiento, individualismo, falta
de fervor...) hasta su debilitamiento o pérdida de sentido.
“Vinimos a la Vida Religiosa con el deseo de VIVIR y GENERAR VIDA” y sólo lo
lograremos soplando el don de Dios que hay en nosotras, no nuestras cenizas; acercando nuestras situaciones personales, comunitarias y apostólicas al contacto con estas ascuas encendidas que nos fueron regaladas desde el comienzo por nuestros Fundadores.
¿De qué ascuas se trata? ¿Y qué situaciones nuestras están necesitadas de su contagio y de su fuego?
Con el deseo de contribuir a revitalizar nuestra propia vocación, de ayudarnos
unas a otras a “vivir y generar vida”, en cada ADC tendremos una cita, nos llegará la
reflexión de una Esclava sobre alguna de estas “frases” que nos identifican, que nos
dicen quiénes somos y qué estamos llamadas a vivir. ❤
C
55
Desde las raíces
“Si no he de ser santo
¿para qué quiero la vida?”
in duda, una de las expresiones que más caracterizan la vida de Marcelo Spínola es
ésta: “Si no he de ser santo ¿para qué quiero la vida?”. Fue la escucha del mensaje de Jesús, la contemplación de su Palabra, el seguimiento a un estilo de vida propuesto
por Él mismo, lo que le impulsó a no desear otra cosa que “la santidad o la muerte”.
En este tiempo de celebración del Centenario de su muerte estamos llamadas a
volver a él la mirada. La memoria de su vida pasada por nuestro corazón, tiene que
despertar en nosotras esos grandes deseos de santidad con los cuales vivió él.
Pero no se quedó sólo en deseos, hizo vida cada una de las características que
él mismo definió para la santidad: el amor, la justicia, la paz, la humildad, la libertad...
Hoy el mundo sigue necesitando de ellas y, si todo cristiano está llamado a la santidad, nosotras Esclavas, tenemos la misión de responder a esa llamada por ser cristianas, por ser consagradas y por ser Esclavas.
Una vida santa siembra y produce frutos. Sin saberlo, él mismo se definió cuando dijo los efectos que produce un santo: “Privilegio es de los santos inspirar sentimientos de veneración profunda, aun al cabo de largos años de su desaparición de la tierra; despertar en los corazones amor; y proseguir comunicándose internamente con los que mucho
después que ellos han venido al mundo”.
Después de 100 años Marcelo Spínola sigue despertando esos sentimientos en
cada persona que se asoma a su vida.
Posiblemente tú también la has pronunciado a lo largo de tu vida en momentos
claves. Haz memoria de alguno de ellos: ¿unos ejercicios espirituales?, ¿un curso de
renovación?, ¿un curso de formación permanente?, ¿un acontecimiento fuerte en tu
vida?, ¿una situación de la realidad que te ha tocado?...
Te invito a ponerte hoy ante el Señor, a hacer silencio en tu interior. Al compás de
tu respiración, repite esa misma frase de nuestro padre. Mientras aspiras el aire pronuncia “si no he de ser santa...” y al expirarlo, “¿para qué quiero la vida?”. Pasa un tiempo así
y después siente la llamada del Señor que te saca de ti, que te anima a vivir esa entrega a
Dios y a los hombres, esa pasión por Cristo y por la humanidad. Ese olvido de ti misma.
Saldrás con deseos de santidad, habrás encendido las ascuas de tu espíritu. ❤
S
Mercedes Esquirol, adc
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