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“Denles ustedes de comer” (Mc 6,37)
Pbro. Lionel De Ferrari
¡¡¡Tenemos hambre!!!
¡¡¡Nuestros hijos tienen hambre!!!
¡¡¡Nuestras mesas están vacías!!!
¡¡¡Queremos paz para nuestros pueblos!!!
¡¡¡Buscamos la verdad…la justicia!!!
“Denles ustedes de comer”, “Atiendan el clamor por una vida digna y
justa”…es el mandato de Jesús para sus discípulos.
“Señor, no tenemos más que unos cuantos panes y peces”… es la
respuesta de los discípulos ante la petición de Jesús…Ante la evidencia,
unos pocos peces y panes, mejor resignarse…¿qué más se puede hacer?
“traigan lo que tengan”, vuelve a insistir Jesús…la resignación nunca es
el camino…siempre hay algo para dar y ofrecer, aunque sea escaso y
aparentemente inútil para saciar el hambre de una multitud.
“Y le presentaron dos panes y tres peces”…ciertamente no era nada, tal
vez no valía ni la pena presentarse ante Jesús con tan poco. Casi era mejor
decirle a toda esa gente que se volviera a su casa y cada uno viera como
resolvía su problema.
“Y con lo poco que le trajeron Jesús dio de comer a la multitud”…no,
no, definitivamente no. Las matemáticas no cuadran. ¿Cómo la multitud
comía con sólo dos panes y cinco peces? ¿Era Jesús un mago que hacía
aparecer comida de la nada?, ¿hizo un milagro para impresionar y ganar
adeptos a su causa? Esas y muchas otras preguntas y expresiones surgían
de esa multitud hambrienta y de los discípulos.
Hoy, Jesús, con la misma fuerza y convicción, nos vuelve a gritar…”denles
ustedes de comer”.
Y nosotros ante la evidencia de nuestra pobreza e indigencia, como los
discípulos, le decimos… “Señor, es muy poco lo que tenemos. No
alcanza para nada. Mejor que cada uno vea cómo consigue su
alimento”
Y Jesús que no se resigna y siempre busca nuevos caminos para atender
el hambre y los problemas que atañen al hombre y a la mujer nos increpa
casi con violencia y nos dice… “¿Y tus manos, para que están?, con
ellas puedes servir, acariciar, sostener, abrazar… ¿Y tus pies?, con
ellos puedes caminar, acercarte a tu hermano… ¿Y tu cabeza?, con
ella puedes pensar, puedes soñar un mundo nuevo… ¿Y tus ojos?, son
para ver la realidad, para dejarte impactar, para no mantenerte pasivo
ante lo que ves…¿Y tus oídos?, ¡¡¡para escuchar!!!, para que la palabra
y el clamor llegue a tu corazón… ¿Y tu corazón???, para lo más
importante, para amar, sí…para darte a otros, para ser alimento.
La vida, con sus dones y talentos, la hemos recibido gratuitamente. Se nos
ha regalado una vocación, un cauce para llenar de sentido nuestra vida y
alegrar la de los demás. Tú vocación, mi vocación, un don de Dios para
amar y servir.
Te invitamos en este mes vocacional a agradecer la llamada de Dios a
colaborar con Él en el anuncio de la más grande de las noticias…somos
profundamente amados por Dios. Es el amor que ha tomado rostro en
Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios.
Gracias Señor por la vocación a la vida, al amor, al servicio.
Gracias Señor por la vocación al matrimonio, al sacerdocio, a la vida consagrada.
Gracias Señor por los que viven para servir a los más pobres, a los desvalidos.
Gracias por los que con sus palabras y gestos siembran esperanza y sentido.
Gracias por los que anuncian tu Nombre y viven el Evangelio con sencillez y alegría.
Gracias por la vocación de hijos y hermanos.