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No. 6 - Espaňol
Ene.— Feb. 2015
Son los pasos de los migrantes que cambian el mundo...
Sommario:
Brano interno
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Brano interno
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Brano interno
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Brano interno
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Brano interno
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Brano interno
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Brano interno
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“Una respuesta al fuerte llamado del Papa Francisco de
abrir las casas a los refugiados, carne de Cristo”
Indice
Nace la comunidad de Siracusa, Italia, 2
Filipinas, iluminadoras las palabras del Papa Francisco, 3
Migrantes, Scalabrinianas en la organización ONU, 4
Mensaje: Jornada Mundial del Emigrante y
del Refugiado, 5
Visita Canóniga en la PMMM, 6
El rostro internacional del Noviciado , 7
Entrada de las novicias, 8
Reorganización de la Congregación, 10
Vida Consagrada, encuentro entre Congregaciones, 11
Las Hermanas del Juniorado Congregacional, 12
El Gobierno General participa del Encuentro - UISG, 13
Agenda, 17
Cuaresima 2015 – Mensaje de Papa Francisco 6
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N. 6
Nace la comunidad de Siracusa, Italia
“Es la respuesta a la indiferencia para la acogida de los migrantes”
Nace una nueva comunidad misionera para
acoger a los migrantes que llegan a Sicilia: es la
Comunidad de Siracusa. El Domingo, 25 de enero
de 2015, oficialmente, tres Hermanas Misioneras de
San Carlos Borromeo, Scalabrinianas, en primera
línea, dieron inicio a la misión en Siracusa, Sicilia.
Las brasileñas, la Hermana Lúcia Terezinha Santin y
la Hermana Ivanir Ana Filipi, y la albanesa Hermana Gjeline Preçi, son las pioneras de la última
misión abierta por la Congregación. “Una respuesta
al fuerte llamado del Papa Francisco de abrir las
casas a los refugiados, carne de Cristo” – explicó la
Hermana Neusa de Fátima Mariano, Superiora
General y la Hermana Milva Caro, Superiora Provincial de la Provincia San José, Piacenza, Italia. Es
una decisión de apertura de una comunidad religiosa en un tiempo en el cual todo se mueve al
redimensionamiento y a la economía de fuerzas y
de recursos; es una señal de la caridad pastoral de la
Congregación en el año de la beatificación de la Cofundadora la Madre Assunta Marchetti.
Monseñor Salvatore Pappalardo, obispo de
Siracusa, animó a las misioneras scalabrinianas a
encarnar en su Diócesis, el carisma scalabriniano
recibido del Beato Juan Bautista Scalabrini. Será
una presencia misionera no tanto por estar en
primera línea, sino por “habitar” en la Iglesia local,
con el pueblo siracusano y con los migrantes. Será
una Comunidad itinerante, al lado de los migrantes,
para que no les falte nunca el Pan de la Palabra de
Dios y el espacio para vivir con dignidad”. Siracusa
es el lugar de Italia que tiene los pies en el Mediterráneo y que mira al norte y al sur del mundo. Es
una ciudad con más de 120 mil habitantes, de la
Sicilia Oriental, los cuales poseen las políticas de
acogida y de migración en la sangre. Nació griega –
allí nació Arquímedes – y está entre las tres primeras ciudades occidentales en acoger una comunidad
cristiana. Es la ciudad de Santa Lucía, protectora de
los ciegos, invocada para las enfermedades de los
ojos y contra la carestía, una de las causas que llevan a los seres humanos a viajar y a migrar. Árabe
por siglos, Siracusa pasó a manos de los normandos, se tornó cristiana, y perteneció, después, a los
Borbones.
N. 6
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Filipinas, iluminadoras las palabras
del Papa Francisco
“Y fueron, para nosotros, como una nueva fuerza para trabajar con los migrantes. Con
ocasión de nuestro encuentro, en la plaza San
Pedro, celebrando la beatificación de la Madre
Assunta, el Papa resaltó cómo nuestro compromiso debería focalizarse en la atención a los
niños. Verlo en medio de las personas, dirigiéndose a los niños, a los marginados, pidiendo
aprender a llorar por ellos, es un gran don de
misericordia. El llamado que el Papa hace sobre
‘dejarse cambiar’ por los pobres huérfanos o
enfermos es fundamental para ampliar el concepto de ‘comunidad cristiana’ que torna al
mundo mejor. Es un aspecto fundamental para
aquellos que, como nosotros, trabajan en el
mundo de los migrantes y de las migraciones.
La experiencia de San Francisco, que murió
con los bolsos vacíos pero con un corazón repleto, es la experiencia de quien vive en el mundo de las misiones. Es una riqueza de espíritu
que es la base de nuestra experiencia de vida
misionera. Son palabras de la Hermana Neusa
de Fátima Mariano, Superiora General de la
Congregación de las Hermanas Misioneras de
San Carlos Borromeo, Scalabrinianas, refiriéndose a la visita del Papa a Filipinas, donde las
Misioneras Scalabrinianas actúan en la misión
en Quezon City, ocupándose, sobre todo, de
los pobres y de los niños. Filipinas es una nación de gran emigración, principalmente en dirección a Estados Unidos, Europa y Medio Oriente (Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Uni-
dos). Por eso, las Scalabrinianas están trabajando en la preparación de quienes escogen partir
para trabajar en el exterior. En la ciudad de
Quezon City, este tipo de trabajo es hecho tanto a nivel espiritual, como informando a los
migrantes sobre la nación en la cual desarrollarán algún trabajo. Un grupo de laicos misioneros scalabrinianos, también está ayudando a los
migrantes a través de intervenciones en las políticas sociales y sanitarias. También en la Universidad Adamson, de Manila, las Hermanas
Scalabrinianas están ayudando a los estudiantes
extranjeros que llegan de toda Asia, en la asistencia a los cursos académicos. Filipinas tiene
100 millones de habitantes, principalmente de
diez grupos étnicos diferentes; once millones
de filipinos viven en el exterior. “Debemos
intensificar nuestra actividad dirigida a los jóvenes, dándoles oportunidades de crecer en su
propio territorio y con nuevas esperanzas en la
confrontación de sus compromisos con el resto del mundo. Actualmente, tenemos dos misiones en Quezon City, con nueve Hermanas
trabajando diariamente con los más pobres y
los migrantes. Otras catorce Hermanas scalabrinianas, también filipinas, trabajan en otras
partes del mundo”, dice la Hermana Elizabeth
Pedernal, filipina y miembro del Gobierno General de la Congregación.
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N. 6
Migrantes, Scalabrinianas en la organización ONU, en
Ginebra discusión sobre las desapariciones forzadas en Méjico
La Hermana Lídia Mara Silva de Souza,
misionera scalabriniana y coordinadora nacional
de la Pastoral de la Movilidad Humana en Honduras, y Ana Lorena Delgadillo, de la Fundación
para la Justicia y el Estado Democrático de derecho, en representación de los familiares de centenas de migrantes desaparecidos en Méjico,
participaron, en la sede de la ONU de Ginebra,
de la sesión de la organización contra la desaparición forzada que se reunió para analizar una
comunicación presentada por el gobierno de
Méjico.
En esta ocasión, fue denunciada la indiferencia y la falta de compromiso de Méjico en la
búsqueda de los migrantes desaparecidos y se
solicitó que el gobierno responda efectivamente
al dolor de los familiares de las víctimas. Entre
las reivindicaciones conquistadas, pronto habrá
mayor facilidad de parte de los familiares de los
migrantes para tener acceso a las investigaciones, respetando, así, el derecho a la verdad y a la
justicia. También, se pidió que el trabajo de la
Comisión legal pueda avanzar más allá de las
masacres y que se extienda a todas las localidades más afectadas por los flujos migratorios. Y,
también, que las organizaciones de la sociedad
civil tengan acceso a los centros dedicados a
los migrantes, garantizando el derecho de los
mismos migrantes a establecer una comunicación con las familias. Otra reivindicación conquistada fue la de investigar sobre las detenciones arbitrarias practicadas contra los migrantes
y de tener un registro único de detención con
los datos específicos.
La pastoral para los migrantes y la fundación para la justicia y el estado democrático de
derecho están empeñados en la continuación de
la acción de monitoreo de las acciones del gobierno mejicano, pidiendo que sean dadas respuestas eficaces sobre el caso de las desapariciones de los migrantes. “El tema de la migración en América Latina es, particularmente, de
emergencia – explicó la Hermana Neusa de
Fátima Mariano, Superiora General de la Congregación de las Hermanas Scalabrinianas. Es
por esto que es oportuno estar presente siempre
y hacer de modo que las organizaciones internacionales puedan hablar con mayor fuerza de
un tema esencial como el de la migración”.
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Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2015
El mensaje de la Superiora General
Queridas Hermanas,
El tema “Ya no esclavos, sino hermanos” abordado por el Papa Francisco con ocasión dela Jornada Mundial de la Paz del presente año, para nosotras, Hermanas Misioneras Scalabrinianas, resuena
fuerte en nuestro corazón y nos conduce a una profunda reflexión, pues bien sabemos que las personas
en migración son vulnerables al tráfico de personas, pudiendo ser víctimas del mismo.
Teniendo en cuenta la misión que recibimos de la Iglesia en virtud de nuestro carisma -“servicio
evangélico-misionero a los migrantes, preferiblemente a los pobres en situación de vulnerabilidad...” (cf. NC 110), no tenemos dudas de salir al encuentro de esta realidad con respuestas audaces y,
en articulación con las instituciones eclesiales y civiles, que convierten a las personas migrantes y refugiadas, en busca de vida para sí y para sus familias, en víctimas de este crimen infame. Estos son los
pobres más pobres, porque además de la pobreza económica y situaciones de guerra, que los hacen
salir de su tierra, son vulnerables a todas las adversidades que pueden encontrar: en los preparativos
para la partida, en el camino, en la llegada, en la inserción o en la deportación.
El bienaventurado Juan Bautista Scalabrini dice con firmeza: “Basta de mercaderes de carne humana” y, por otro lado, nos indica que es necesario “declarar una guerra sin tregua a los traficantes de
carne humana” (La Inmigración Italiana en las Américas—Observaciones, 1887). El Papa Francisco
nos lleva a identificar esta “carne humana” como la “carne de Cristo”. Somos convocadas a unirnos a
las iniciativas que se realizan en los diferentes ámbitos y lugares y a difundir la Jornada Internacional
de Oración y Reflexión contra el Tráfico de Personas que se realiza el día 8 de febrero con ocasión de
la fiesta de Santa Bakhita que, desde niña, fue raptada, esclavizada y maltratada.
El Papa Francisco en el Ángelus con ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado del año 2014, expresa: “Quisiera agradecer a aquellos que trabajan para acogerlos y acompañarlos
en sus momentos difíciles para defenderlos de aquellos que el bienaventurado Scalabrini llamó
“mercaderes de carne humana” que quieren esclavizar a los migrantes”. Este reconocimiento público
nos alegra y, al mismo tiempo, nos reta a un compromiso fuerte frente a esta realidad que vuelve más
víctimas a las personas que en su camino, buscan mejor calidad de vida. Que la fuerza del carisma y la
certeza de que Dios camina con su pueblo sea nuestra audacia para defender la vida de las personas en
situación de migración y de refugio; que los mismos migrantes y los refugiados sean los protagonistas
de una Iglesia en camino.
En unidad y comunión de oraciones por esta causa,
Hermana Neusa de Fátima Mariano, mscs
Superiora General y Consejo
Roma, 06 de febrero de 2015
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Visita Canóniga en la Provincia
María, Madre de los Migrantes
Es un momento especial para la Congregación: el año inicia con la visita canóniga de
la Superiora General, la Hermana Neusa de Fátima Mariano, a la Provincia María, Madre
de los Migrantes. Tras el momento espiritual de recogimiento que caracterizó el fin del año
2014 con la beatificación de la Madre Assunta Marchetti, esta visita inicia en un tono alegre
porque ocurre en el año de la vida consagrada. “Hermanas, estamos celebrando el año dedicado a la vida consagrada, por eso el Papa Francisco nos exhorta a vivir y dar testimonio
de la alegría del Evangelio, la alegría del discipulado, la alegría de la consagración – es cribió la Hermana Neusa en la circular que informa sobre la visita canóniga. Es una ocasión
oportuna para hacer tornar a cada una de nosotras a la escuela de la vida”, aquella más auténtica y “según el Evangelio”. “En la Carta Apostólica, el Papa nos recuerda la centralidad de la belleza de la responsabilidad personal y comunitaria de nuestra vocación. Y nos
exhorta también a ser mujeres de comunión”.
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Brasil, Colombia, Paraguay:
el rostro internacional del Noviciado
La apertura del Noviciado San Carlos América Latina y Caribe, con sede en Potim, San
Paulo, Brasil, se llevó a cabo el 15 de febrero de 2015, y comprende las Provincias Nuestra Señora Aparecida, Inmaculada Concepción, Cristo Rey y María, Madre de los Migrantes. Las
novicias son: Vitorinha (brasileña), Zulema y Lize (paraguayas), Nidia (colombiana). Las Maestras de las novicias, la Hermana Cristina de Souza Santos, la Hermana Rosa María Zanchin y la
Hermana Rozeli de Oliveira están en el Noviciado desde el 20 de enero, preparando el ambiente
y el corazón para acoger a las novicias, que llegaron el 8 de febrero. La etapa del Noviciado será
un tiempo de enriquecimiento recíproco, más allá del idioma, de la nacionalidad y de la pertenencia a la Provincia de origen. Para la riqueza de la Congregación, Dios convocó a las tres Hermanas y a las cuatro novicias a vivir juntas y, en comunidad, compartirán la riqueza de la vocación
y la diversidad de los dones de cada una.
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Apertura del Noviciado San Carlos América Latina y Caribe
15 de febrero 2015
Queridas Hermanas y Postulantes
Con inmensa alegría las acojo, aquí en la sede del Noviciado
Sao Carlos - América Latina y Caribe, que integra las Provincias:
Nuestra Señora Aparecida, Inmaculada Concepción, Cristo Rey y
María, Madre de los Migrantes, el cual comenzó hoy oficialmente
con la entrada de nuestras cuatro novicias provenientes de Paraguay,
Colombia y Brasil. Este es un momento muy significativo para nuestra Congregación, pues estamos dando un paso de gran importancia
en el proceso de fortalecimiento de comunión congregacional y en la
colaboración entre nosotras en la formación de nuestras candidatas al noviciado, con el fin de calificar la formación y favorecer el enriquecimiento mutuo de las novicias por la diversidad cultural de
origen, que responde a la universalidad del carisma scalabriniano.
Inicialmente, me dirijo a la Superiora Provincial de la Provincia Nuestra Señora Aparecida, la
Hermana Sandra María Pinheiro y a las Consejeras, por la disposición en colaborar en este nuevo
proyecto, cuya jurisdicción queda bajo la responsabilidad de esta Provincia, al cual responde jurídicamente por el noviciado, como también por la coordinación de las actividades del proyecto, en estrecha comunión y articulación con la Superiora General y el Consejo.
Acojo con inmensa alegría y gratitud a las Hermanas: Cristina de Souza Santos, Rozeli de Oliveira, y Rosa María Zanchin que fueron llamadas por Dios y escogidas por la Congregación para
esta misión como equipo formador del Noviciado San Carlos - América Latina y Caribe. Agradezco
la disponibilidad misionera de las Hermanas: Rosa y Rozeli que acogieron con apertura la transferencia a la Provincia Nuestra Señora Aparecida, para integrar la comunidad del Noviciado y colaborar en este proyecto de formación. Gratitud a las tres Hermanas por la generosa colaboración en
este servicio, cuya experiencia es nueva y desafiante, además de que ¡trae a la Congregación una nueva esperanza, nuevas perspectivas!
A ustedes Hermanas, es confiada la misión de acompañar el proceso formativo de nuestras
jóvenes, ayudándolas a acercarse al corazón del Señor, para que así puedan realizar una experiencia
personal con Jesucristo, dejándose encontrar por El. Y, al mismo tiempo, colaborar en el proceso
de discernimiento para que estas jóvenes puedan reconocer dónde se encuentra el Señor y quién es
el Señor y, así, abrirse al misterio, la decisión que establece de que es bueno ponerse en el seguimiento de aquel Maestro que sólo tiene "palabras de vida eterna" y, así, sentir la alegría de ¡estar con
Él!
Queridas nuevas Novicias, me dirijo a cada una de ustedes que, libremente, hicieron la pregunta a Jesús: ¿Maestro dónde vives? Y, libremente, lo seguirán, ¡dispuestas a dar a Él sus vidas, o sea,
tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, teniéndolo como el primer y único amor, la razón de
sus vidas! ¡Siéntanse amadas y llamadas por Dios porque Él las amó primero, Aquél que las llamó es
fiel y les dará la gracia de la perseverancia hasta el fin!
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N. 6
Realicen este proceso formativo sin miedo de
salir de ustedes mismas, en la oración, en la
confrontación transparente con la maestra, en
la búsqueda constante de la voluntad de Dios,
en la reflexión y en el estudio, en el sacrificio
y en la renuncia, para que, siempre, haya en
ustedes los mismos sentimientos que fueron
los de Cristo. Y, así, puedan despertar al
mundo, como nos invita el Papa Francisco.
Queridas Hermanas y Nuevas Novicias,
¡estamos en el Año de la Vida Consagrada! Somos invitadas a vivir este evento eclesial en profundidad porque “La vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia, como elemento decisivo
para su misión, ya que “expresa la íntima naturaleza de la vocación cristiana”. Y, sin embargo, el
Papa Francisco nos recuerda que la vida consagrada es llamada a encarnar la Buena Nueva, en el
seguimiento de Cristo, el Crucificado resucitado; a hacer propio el “modo de existir y de actuar de
Jesús como Verbo encarnado frente al Padre y a los hermanos”. En concreto, es asumir su estilo de
vida, adoptar sus actitudes interiores, dejarse invadir por su espíritu, asimilar su sorprendente lógica
y su escala de valores, compartir sus risas y sus esperanzas: “Guiados por la certeza humilde y feliz
de quien fue encontrado, alcanzado y transformado por la Verdad que es Cristo, y no poder dejar de
anunciarla”. l permanecer en Cristo nos permite acoger la presencia del Misterio que habita en nosotros y nos hace dilatar el corazón según la medida de su corazón de Hijo. Quien permanece en su
amor, como la rama a la vid (cf. Jo 15, 1-8), entra en familiaridad con Cristo y produce fruto:
“Permanecer en Jesús! Permanecer ligado a Él, dentro de Él, con Él, hablando con Él”. La vida
consagrada, de hecho, es un constante llamado a seguir a Cristo y a imitarlo. “Toda la vida de Jesús,
su forma de tratar a los pobres, sus gestos, su coherencia, su generosidad simple y cotidiana y, finalmente, su total entrega, todo es precioso y habla a nuestra vida personal”.
Agradezco de corazón la presencia de la Hermana Marileda Baggio, Superiora Provincial
de la Provincia Inmaculada Concepción, representando a las demás Superioras Provinciales que no
pudieron estar presentes, pero nos acompañaron en la comunión y unidad y se hacen presentes por
medio de los mensajes enviadas Que María, modelo de consagración y seguimiento, nos acompañe
con su amor de Madre, nos sustente en el compromiso diario, para hacer de él un espléndido testimonio de amor, según la invitación de San Pablo: “Os exhorto a que andéis de acuerdo a la vocación que recibisteis” (Ef 4,1). Confiemos este nuevo proyecto al fundador, al Bienaventurado Juan
Bautista Scalabrini, a la Bienaventurada Madre Assunta Marchetti y al Siervo de Dios, el Padre José
Marchetti, nuestros Cofundadores.
Hermana Neusa de Fátima Mariano, mscs
Superiora General
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Reorganización de la
Congregación
Como respuesta al mandato recibido del XIII
Capítulo General, el cual solicitó al Gobierno General
estudiar la posibilidad de reorganizar la Congregación, profundizamos un Instrumento con una asesora
experta en el asunto, el cual será enviado a las Comunidades a través de las Superioras Provinciales y Consejos. Se estableció una Comisión compuesta por Hermanas scalabrinianas que, con el Gobierno General, se
responsabilizará del análisis de los datos surgidos de
las Provincias y para preparar un informe y un plan de
acción. Los miembros de la Comisión son los siguientes: Hermana Erta Lemos, Hermana Lice Maria Signor,
Hermana Lúcia Boniatti, Hermana Marlene Wildner,
Hermana Maruja Samaniego y Hermana Rosita Milesi.
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Crónicas de Roma
Vida Consagrada, encuentro de
reflexión entre Congregaciones
Recordar el comienzo de las familias carismáticas, su desarrollo histórico para agradecer
al Señor los dones ofrecidos a la Iglesia, con el análisis de los pasos bíblicos que cuenta la historia de la propia fe en Dios, fue lo que sucedió en el encuentro del 31 de enero pasado, celebrando el Año de la Vida Consagrada, entre las Congregaciones religiosas y otros Movimientos ubicadas en la Vía de Monte del Gallo, Roma, en la sede del Movimiento “Tra Noi”. Estaban presentes, también, miembros de las direcciones generales. A partir del intercambio de experiencias
entre los participantes, nació el compromiso de hacer un esfuerzo conjunto de servicio a los necesitados, en el barrio donde las Congregaciones y Movimientos tienen su residencia.
La celebración eucarística dio paso a una reflexión de versículos del Evangelio de Mateo, “Si
quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y dalo a
los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”; y del Evangelio de Juan,
“No fuiste tú quien me escogiste, fui yo quien os
escogí para ir y producir fruto y para que vuestro
fruto permanezca, para que todo lo que pidieres
al Padre en mi nombre Él os lo dé”. La reflexión
trató, también, sobre palabras del Papa Francisco
y sobre nuevas respuestas que los consagrados
están comprometidos a renovar y calificar, con
alegría y pasión. Las Congregaciones presentes
eran: Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo, Scalabrininas, Movimiento Tra Noi, Hermanas Teatinas de la Inmaculada Concepción,
Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, Hermanas de la Caridad de Santa María,
Instituto Sagrada Familia, Silenciosos Operarios
de la Cruz y Hermanas de San José de la Aparición.
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Las Hermanas del
Juniorado Congregacional
ya están en Roma
La Hermana Andri Renata Vilas Bôas – brasileña; la Hermana Catherine Duetes Petalcurin – filipina; la Hermana Vijaya Stella Johan Joseph – india, están en Roma, con el objetivo de
integrar la Comunidad del Juniorado Congregacional. El 11 de enero, compartieron con la Superiora General, el Consejo y las Hermanas de la Comunidad de la Sede General, los primeros
pasos de vida en Roma. Las tres jóvenes, con la responsable, la Hermana Ana Paula Ferreira da
Rocha, iniciaron la formación en el Juniorado Congregacional en preparación a los Votos Perpetuos de las tres Hermanas. Les deseamos a cada una la apertura a las señales que el Señor les
indicará para crecer vocacionalmente y scalabrinianamente. Para la Hermana Ana Paula, invocamos la luz del Espíritu Santo para que sea la mediadora del Señor en su misión junto a las
Hermanas Juniors. ¡Bem-vindas! ¡Benvenute! ¡Welcome! ¡Bienvenidas!
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N. 6
El Gobierno General participa del
Encuentro de la UISG
El día 29 de enero 2015, la Unión
Internacional de las Superioras Generales (UISG)
facilitó, en su sede en Roma, un encuentro de orientación destinado a todas las nuevas Superioras
Generales y sus respectivos Consejos, entre ellos el
gobierno General de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas compuesto por la Hna. Neusa de Fátima Mariano Superiora General y la Hna. Etra Modica, Hna. Marlene Viera, Hna. Albertina Pauletti
y Hna. Elizabeth Pedernal Consejeras.
La Presidenta de la UISG Hna. Carmen
Sammut, MSOLA dio las bienvenidas a todas las
participantes. La Hna. Pat Murray, IBVM Secretaria General presentó la misión y los objetivos de
la UISG ilustrando el contexto histórico para uma
mejor comprensión de las participantes. Explicó
que luego del Concilio Vaticano II, las religiosas
se reunirán para promover una mayor colaboración entre las congregaciones femeninas de vida
apostólica. Hacen parte de la UISG unas 2000 Superioras Generales en todo el mundo. La adhesión
a la UISG exprime la diversidad de los carismas y
de las diferentes culturas, promueve la identidad
común de aquellas que siguen a Cristo en la vida
religiosa apostólica para anunciar su Reino.
Con la finalidad de acompañar a todas las
Superioras Generales en su misión la UISG Ofrece la participación en congresos, asambleas, encuentros para sostener
el ministerio de la
leadership de frente a los desafíos actuales. 2) Organiza una Asamblea ordinaria cada tres años en
Roma, convoca cada año y medio el Consejo de
las Delegadas Regionales provenientes de todo el
mundo, envía trimestralmente en seis lenguas el
boletín UISG con contenido formativo e informativo sobre la Vida Religiosa hoy. Fue presentado
también a iniciativa do proyecto contra la trata de
personas Talitha Kum, que coordina a nivel mundial la red de redes de las religiosas. En colaboración con la Unión de Superiores Generales
USG la UISG promueve la Justicia, Paz y la Integridad de lo creado, JPIC, la educación, la salud
y el diálogo interreligioso.
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N. 6
- AGENDA -
MARZO
APRILE
MAGGIO
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N. 6
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2015
Fortalezcan sus corazones (St 5,8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos
pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a
Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros,
nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca
cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a
gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas,
ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo
estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la
historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en
este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por
eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de
cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre
definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano
que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el
testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es
la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la
Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que
antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la
liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies,
pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a
otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
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La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra
de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía.
En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él
no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto
poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo
cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran
con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es
comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está
también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para
que todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y
comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo
cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal
que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la
Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se
instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La
Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron
definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde
todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de
la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena
mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva
en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación
con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe
quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al
Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva
a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al
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hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo
que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y
para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia
en medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e
imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de
impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la
fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en
toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas
como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en
las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica
que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este
tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct.
enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos
y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac
cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al
Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen
los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
Franciscus
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