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IV Jornadas Técnicas de Porcino NANTA
DIAGNÓSTICO Y CONTROL DE LAS PRINCIPALES
PATOLOGÍAS RESPIRATORIAS Y SISTÉMICAS DE LOS
CERDOS EN FASE DE TRANSICIÓN
Carles Rosell1, Joaquim Segalés2
1
Elanco Sanidad Animal
2
Centre de Recerca en Sanitat Animal (CReSA) - Departament de Sanitat i
Anatomia Animals, Facultat de Veterinària (UAB), 08193 Bellaterra, Barcelona,
Spain
1.
Introducción
Posiblemente, varios factores han influido en la aparición de lo que actualmente
llamamos complejos de enfermedad. Estos complejos se desmarcan de la idea
tradicional de enfermedad, entendida como el efecto de un solo microorganismo,
capaz de causar la problemática observada en la granja en un determinado momento.
Por una parte, los cambios en los sistemas de producción, manejo, etc., y por otra, la
existencia de una multitud de microorganismos con capacidad de causar o exacerbar
alteraciones respiratorias en los cerdos (Done et al., 1993, Halbur et al., 1993),
probablemente han contribuido a la aparición de complejos de enfermedad. Estos
complejos comprenden la acción o interacción (en muchos casos sinergismos) de
varios microorganismos a la vez, incrementando la severidad o cambiando la
manifestación clínica de la enfermedad. Por tanto, el primer aspecto práctico a tener
en cuenta en una problemática respiratoria o sistémica es el diagnóstico: la realización
de un diagnóstico global, extensivo y preciso. No obstante, un proceso de diagnóstico
no es solamente determinar que agentes patógenos se encuentran involucrados en un
determinado problema, sino también cual es el momento de infección y el peso relativo
de cada uno de ellos en el proceso (Thacker y Thacker, 2000). Esta información será
decisiva porqué el momento de infección en una combinación de patógenos afectará
los parámetros productivos, respuesta a vacunaciones y susceptibilidad a otros
procesos infecciosos y no infecciosos.
Es importante no olvidar factores como el manejo, instalaciones, condiciones
ambientales, flujo de animales, etc., y enfocar el problema basándonos únicamente en
agentes etiológicos. Por tanto, no hay duda que los laboratorios de diagnóstico pueden
ayudar en la identificación de patógenos involucrados en una problemática concreta,
pero ello es solamente una parte del trabajo diagnóstico, y el resto del trabajo debe
realizarse en granja.
Los complejos de enfermedad normalmente implican un desequilibrio del sistema de
producción. Una granja donde no existan problemas significativos debe entenderse
como un equilibrio establecido entre microorganismos presentes (virus, bacterias,
parásitos), estatus inmunológico, ambiente, condiciones climáticas, instalaciones,
manejo, nutrición y, obviamente, el personal de la granja. De ahí que sea fácil
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entender que en algunos casos un agente patógeno no sea suficiente para causar
enfermedad. Este agente puede encontrarse también en otras muchas granjas y no
observarse sintomatología clínica. Esta situación la observamos, por ejemplo, en
infecciones por el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV) o
circovirus porcino tipo 2 (PCV2). En muchos países europeos el PRRSV circula en
granjas donde no se observan alteraciones respiratorias o sistémicas significativas
(infecciones subclínicas), y existen datos serológicos que indican la existencia de este
virus al menos 2 o 3 años antes de aparecer la enfermedad en Europa. Igualmente,
PCV2 es probablemente enzoótico en Europa desde principios de los años 70 (Walker
et al., 2000), pero se ha asociado con enfermedad (síndrome multisistémico de
adelgazamiento postdestete, PMWS), en algunos países desde el año 1996 .
2.
¿Qué entendemos por Complejo de enfermedad
respiratoria porcina (PRDC) o complejo
respiratorio porcino (CRP)?
El PRDC se caracteriza por retraso en el crecimiento, disminución de consumo de
pienso, incremento del índice de conversión, tos, diseña y mortalidad ocasional,
especialmente en cerdos de 16-20 semanas de vida (Dee, 1996). Se han descrito
múltiples agentes etiológicos asociados a este complejo, incluyendo el PRRSV,
Mycoplasma hyopneumoniae, el virus de la Influenza porcina (SIV), Actinobacillus
pleuropneumoniae, Pasteurella multocida, Streptococcus suis, virus de la enfermedad
de Aujeszky (ADV) y PCV2 (Thacker y Thacker, 2000).
En Estados Unidos se sugiere que el PRRSV y M. hyopneumoniae son los dos
agentes más importantes en el PRDC. Por ello se han realizado distintos estudios
experimentales con el objeto de detectar una posible interacción o sinergia entre estos
dos patógenos. Estos estudios han mostrado que la infección por M. hyopneumoniae
potencia las lesiones resultantes de la infección por el virus del PRRS. Los autores de
estos este estudio observaron que los cerdos infectados solo con el mycoplasma
presentaban lesiones muy leves mientras que los animales infectados con M.
hyopneumoniae y subsecuentemente con el PRRSV presentaban unas lesiones de
neumonía intersticial más severas y de más duración que los cerdos infectados
solamente con el PRRSV (Thacker et al., 1999).
Sin embargo, a pesar de que existen los mismos microorganismos, existen diferencias
significativas entre los complejos respiratorios observados en Europa y Norteamérica y
su expresión clínica. En primer lugar, la existencia de otros agentes que contribuyen
de forma significativa en los problemas respiratorios como el ADV que se encuentra
casi erradicado en los Estados Unidos (aún presente en algunas granjas en el estado
de Iowa), pero sigue siendo enzoótico en la mayoría de países europeos. Otro aspecto
diferencial es la edad de los cerdos afectados, en gran parte de Europa se observa un
síndrome caracterizado por alteraciones respiratorias y retraso en el crecimiento en
cerdos de final de transición y principios de engorde, más que en cerdos de
finalización. Por otra parte los sistemas productivos también presentan diferencias: la
producción porcina en los Estados Unidos se basa especialmente en sistema de
múltiples sitios y granjas de tamaño grande, mientras que el la mayor parte de Europa
existen granjas de ciclo cerrado con un número mediano de cerdas. Quizás España es
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IV Jornadas Técnicas de Porcino NANTA
el país que más similitudes presenta, al menos en parte, con los sistemas de
producción americanos.
Otras diferencias a tener en cuenta al comparar Europa y Estados Unidos serían la
diferencia en patogenicidad de cepas de un mismo microorganismo (el PRRSV es un
claro ejemplo), la diferencia de disponibilidad de algunos productos farmacológicos y
biológicos, y diferencias en aspectos nutricionales, de instalaciones, etc. Todo ello
probablemente contribuye a una distinta expresión clínica de los complejos
respiratorios entre estas zonas.
En España, la definición del complejo respiratorio porcino (CRP) es menos restrictiva
que el PRDC de los Estados Unidos. Entre los microorganismos que más
frecuentemente se encuentran involucrados en el CRP observado en España se
incluirían el PRRSV, PCV2, ADV, M.hyopneumoniae, P.multocida, H.parasuis y A.
pleuropneumoniae.
3.
¿Tenemos agentes inmunosupresores que
modifican la presentación y el control de
enfermedades?
Se ha sugerido que la presencia de agentes inmunosupresores dificulta el control y
tratamiento de enfermedades. Realmente, la existencia de supresión o alteración del
sistema inmune es uno de los factores más importantes que pueden modificar el
equilibrio sanitario de una granja. No obstante, existen datos contradictorios y no bien
contrastados sobre el posible efecto que algunos virus o bacterias tienen sobre el
sistema inmune.
Entre todos los microorganismos con impacto respiratorio/sistémico que han sido
considerados inmunosupresores, probablemente ADV es el único que, sin discusión,
es capaz de suprimir o alterar la respuesta inmune basándose en estudios
experimentales (in vitro e in vivo) y de infección natural (Chinsakchai y Molitor, 1992).
Cuando apareció el PRRS, a finales de los ochenta y principios de los noventa en
Estados Unidos y Europa respectivamente, se observó que un brote clínico de esta
enfermedad era seguido por una secuencia de problemas clínicos que podía durar un
periodo entre seis meses y dos años, en el cual se observaba un incremento de la
incidencia de infecciones secundarias (Pijoan et al., 1994). Por otro lado, los
resultados de laboratorios de diagnóstico confirmaban estos datos dado que un
elevado porcentaje de casos de infección por el PRRSV mostraba co-infección con
otras bacterias o virus. Por tanto, desde un punto de vista clínico y laboratorial, la
comunidad veterinaria internacional no tuvo demasiados problemas en aceptar al
PRRSV como un virus inmunosupresor (Drew, 2000). No obstante, la mayoría de
estudios experimentales con el objeto de demostrar este efecto inmunosupresor no
han tenido el éxito esperado. Solamente en los dos últimos años, con el estudio de
diferencias de patogenicidad entre cepas del PRRSV (Thanawongnuwech et al., 2000)
y la realización de estudios de infección in utero con este virus (Feng et al., 1999), se
ha podido reproducir experimentalmente el efecto facilitador del PRRSV respecto a
infecciones bacterianas secundarias, al menos con Streptococcus suis. Lógicamente,
se necesitan más estudios para confirmar estos efectos y el desafío con otros agentes
víricos y bacterianos.
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Otro agente al cual se le ha asociado un efecto inmunosupresor es el PCV2. El PMWS
fue descrito inicialmente en Europa en 1996 en Francia y en 1997 en España. Desde
entonces, esta enfermedad ha sido descrita en la mayoría de países de Europa con
importancia en producción porcina. Por un lado existen evidencias de posible
inmunosupresión en cerdos afectados por PMWS (alteración de las subpoblaciones de
leucocitos de sangre periférica, depleción linfocitaria de tejidos linfoides y elevada
prevalencia de infecciones bacterianas secundarias en cerdos enfermos), pero por otro
lado ha sido o está siendo muy difícil la reproducción experimental del PMWS
utilizando PCV2 como inóculo. Es más, actualmente existe la idea de que PCV2 es
necesario pero no suficiente como para desarrollar PMWS. Por tanto, la
inmunosupresión asociada a este virus es un tema controvertido.
Algunas publicaciones hacen referencia a M. hyopneumoniae como agente
inmunosupresor, siendo un efecto determinante la alteración de las funciones de los
macrófagos alveolares. No obstante, la gran mayoría de los casos de neumonía
enzoótica son infecciones mixtas que incluyen mycoplasmas, bacterias, virus e incluso
nemátodos (Ross, 1999). Por esta razón, también existen dudas sobre una
inmunosupresión sistémica real causada por este microorganismo, y no existen
demasiadas dudas de que los efectos observados en el campo son el resultado de la
interacción de M.hyopneumoniae con otros agentes o, incluso, causados por otros
agentes concurrentes.
No obstante, es importante tener en cuenta que lo que ocurre en condiciones naturales
es muy distinto a lo que se observa en condiciones experimentales. En el campo, un
elevado porcentaje de enfermedades respiratorias que se diagnostican presentan
infecciones concurrentes, hecho que implica que la enfermedad resultante y las
alteraciones de la función del sistema inmune son probablemente de naturaleza
multifactorial. Además, las prácticas de manejo y las condiciones ambientales también
juegan un papel significativo en el grado de inmunosupresión. Por tanto, cuando se
detecta un determinado problema en granja, la realización de un diagnóstico global es
necesaria; ello implicará establecer un diagnóstico diferencial amplio y los esfuerzos
necesarios para confirmar o descartar diagnósticos clínicos sospechados. Cualquier
diagnóstico laboratorial tiene que ser interpretado en su justa medida, y de forma
global junto con otros factores que puedan haber contribuido a la pérdida del equilibrio
de la explotación. Todo ello toma aún mucho más sentido desde el punto de vista
práctico, ya que algunas enfermedades presentan una expresión clínica muy similar, e
incluso, pueden encontrarse concurrentemente.
4.
¿Cómo realizar el diagnóstico?
Al menos se deben considerar cuatro aspectos para orientar el diagnóstico de
enfermedades respiratorias: sintomatología clínica, análisis serológicos, análisis
microbiológicos y realización de estudios post-mortem (necropsia e histopatología)
(Stark, 2000). Sin duda, para el establecimiento de un buen diagnóstico del problema
se necesitará la combinación de estos cuatro aspectos.
Uno de los mayores problemas observados en España, tal como ya se ha
mencionado, es la existencia de cerdos que muestran retraso en el crecimiento y
alteraciones respiratorias en las fases de transición y principios de engorde. La
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morbilidad y letalidad que se observa en estos procesos es muy variable y puede
oscilar de 4-20% y 50-80%, respectivamente. Por otro lado, y curiosamente, los cerdos
no afectados clínicamente presentan un aspecto totalmente sano. Estas
observaciones clínicas son compatibles, al menos, con PMWS y la forma respiratoria
del PRRS. En estos casos, la muerte de los animales se suele asociar a infecciones
bacterianas tales como P. multocida y H. parasuis, úlceras gástricas en pars
esofágica, etc.. En un cierto porcentaje de casos, los cerdos pueden morir sin lesiones
macroscópicas aparentes o con lesión pulmonar severa compatible con neumonía
intersticial.
Otro síntoma que se puede observar en estas granjas es la tos. En este caso, como
principales candidatos, deberíamos incluir a M. hyopneumoniae y el SIV en el
diagnóstico diferencial. Obviamente, será necesario el estudio de posibles alteraciones
ambientales tales como el exceso de polvo y la presencia de gases irritantes. En
granjas enzoóticas respecto a ADV en cerdas, también debería estudiarse el posible
impacto de este virus en la problemática respiratoria observada, aunque en este caso,
los animales de engorde serían los que principalmente se verían afectados.
La aproximación diagnóstica a los casos mencionados debe incluir observaciones
clínicas y patológicas (necropsias), y análisis laboratoriales. Estos estudios
laboratoriales pueden ir dirigidos a la detección de los agentes implicados, de antígeno
o anticuerpos de estos agentes. En la tabla 1 se muestran los principales estudios
disponibles para realizar un diagnóstico de enfermedades respiratorias:
Tabla 1: Principales estudios disponibles para diagnosticar enfermedades respiratorias
4.1
Serológicas
Agente etiológico
PRRSV
PCV2
ADV
SIV
M.hyopneumoniae
P.multocida
H.parasuis
S.suis
+
+
+
+
+
Técnicas
Detección del agente
Aislamientob
PCR*
IHQ¥
+b
+
+
+b
+
+
+b
+
+
b
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
+
Histológicasa
HIS₤
+
+
+
+
+
+
+
+
+
a: Las técnicas histológicas nos permiten aproximarnos al diagnóstico de una manera
relativamente precisa, pero no nos permiten determinar con exactitud (salvo en algunos casos
concretos) el/los agente/s etiológicos presentes y/o implicados.
b: El aislamiento vírico es factible en algunos laboratorios, no obstante no se utiliza desde un
punto de vista práctico debido a la dificultad que conlleva y al alto coste.
* PCR: Reacción en cadena de la polimerasa (polymerase chain reaction)
¥
₤
IHQ: Inmunohistoquímica
HIS: Hibridación in situ
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No obstante, aunque se tenga a disposición esta batería de pruebas laboratoriales, las
características clínicas del problema, la experiencia del veterinario y la historia previa
de la granja deben ayudar en gran medida en la decisión del tipo de aproximación
diagnóstica que tiene sentido para cada caso.
5.
¿ Cómo podemos controlar los complejos de
enfermedad ?
La posibilidad de control de estos complejos de enfermedad, también se basa en un
enfoque general y completo, para ello se tendrán en cuenta las prácticas de manejo,
protocolos de vacunación y estrategias de medicación. Es muy importante contar que
la posibilidad de éxito en la resolución de un determinado problema implica la
combinación de estos tres aspectos. Difícilmente se conseguirá el control de estos
complejos si alguna de estas partes no se tienen en cuenta.
Inicialmente, el control se basa en un adecuado manejo del ambiente, nutrición,
bioseguridad e higiene. Experiencias en distintos países han demostrado que los
cambios zootécnicos en granjas afectadas con el objeto de reducir la presión de
infección (frente a cualquier patógeno, dado que se trata de medidas de manejo muy
generalistas) son de utilidad. Entre estas medidas cabe destacar la reducción de la
mezcla de animales (evitarla si es posible), adecuado flujo de animales (sistemas todo
dentro-todo fuera), densidad de animales por corralina, y mejora de la calidad del aire
y del bienestar de los animales durante las fases de transición y engorde. A pesar de
que estas medidas zootécnicas pueden ser citadas fácilmente en un artículo, no son
fáciles de aplicar en el ámbito de granja, y no solamente por las dificultades de
implementar estas medidas sobre una estructura de instalaciones concreta sino
también por el rechazo que muestran algunos granjeros a cambiar su sistema de
manejo tradicional. Es más, habitualmente el granjero prefiere utilizar productos
inyectables o vía pienso / agua antes de cambiar las prácticas de manejo; aquí debe
entrar la capacidad de persuasión del veterinario para convencer al granjero que el
problema de la granja no se simplemente algo que se soluciona con una jeringa.
El uso de antibióticos tiene sentido cuando existe evidencia clara (macroscópica o
laboratorial) de que agentes bacterianos o micoplasmas están contribuyendo al cuadro
clínico. En condiciones de campo, para controlar complejos de enfermedad, el uso de
productos farmacológicos es mucho más efectivo si se plantean estrategias
preventivas. Desde un punto de vista práctico, se suele preferir la medicación en el
alimento, aunque el uso de medicamentos en agua o como inyectable pueden ser
necesarios en brotes clínicos (Thacker y Thacker, 2000). No obstante, la medicación
prolongada puede ser un arma de doble filo: permite eliminar una infección en un
grupo de animales pero impide el desarrollo de inmunidad frente a los agentes
concretos que se pretenden eliminar; ello implicaría que cuando se elimina la
medicación, estos animales serían susceptibles a esos agentes concretos, y podrían
desarrollar enfermedad en el caso de que exista contacto con ellos. Por esta razón, las
medicaciones pulsátiles o estratégicas (medicar de forma preventiva antes de que
aparezca el problema) son de elección dado que permiten reducir el nivel de infección
evitando enfermedad clínica, pero existe cierto grado de infección que permite el
desarrollo de inmunidad activa frente al patógeno (Thacker y Thacker, 2000). La
medicación pulsátil o estratégica puede ser muy efectiva para el control de la infección
por M. hyopneumoniae, A. pleuropneumoniae, H. parasuis y P. multocida.
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La vacunación es un método común y útil para el control de algunas enfermedades. Es
de importancia capital para el control de la enfermedad de Aujeszky en países o áreas
donde la infección por ADV es enzoótica. Aquí también existe un componente que va
más allá de la simple enfermedad; la enfermedad de Aujeszky constituirá en los
próximos años una barrera comercial muy importante entre aquellos países libres y no
libres de la infección por ADV. La vacunación frente a ADV es apropiada incluso
cuando este virus está causando sintomatología clínica. No obstante, como regla
general, el uso de vacunaciones en cerdos enfermos suele resultar en una vacunación
inefectiva y, en algunos casos, incluso en un empeoramiento del cuadro clínico.
Comercialmente existen vacunas frente a múltiples agentes que participan en
complejos respiratorios / sistémicos, incluyendo el PRRSV, SIV, M. hyopneumoniae, A.
pleuropneumoniae. La vacunación frente al PRRSV (vacunas vivas modificadas) ha
sido un tema controvertido; existen experiencias muy variables, desde efectos
adversos, falta de efecto alguno hasta resultados muy positivos en el control de la
circulación del virus. Debido a la falta de un producto biológico frente a PCV2, la forma
más adecuada de controlar el PMWS es la utilización de las medidas de manejo ya
mencionadas y el control de enfermedades concurrentes.
Cuando en determinadas granjas, se presentan problemas crónicos de difícil solución
se pueden aplicar estrategias más agresivas: despoblación / repoblación de una fase o
de una granja. El efecto de despoblar siempre tendrá un efecto beneficioso sobre la
granja, dado que reduce la presión de infección y consecuentemente se mejora las
condiciones de producción y de higiene. A pesar de que la experiencia indica que
algunas granjas que han realizado despoblación se reinfectan con ciertos virus
(especialmente PRRSV y PCV2), el impacto de enfermedad se ve claramente
reducido; en la mayoría de estos casos las cerdas de reemplazo son la fuente de reinfección. Por ello, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en el
control de enfermedades (no solamente cuando se realiza despoblación / repoblación)
sino en todos los casos donde el impacto de enfermedad es importante o se quiera
prevenir futuros brotes de enfermedad) es la realización de adecuadas cuarentenas /
aclimataciones de las cerdas primerizas y verracos.
En definitiva, el control efectivo de los complejos de enfermedad en el ganado porcino
empieza con un adecuado diagnóstico de los microorganismos involucrados, y un
adecuado manejo del ambiente y de todos los factores de producción. No obstante, a
pesar de los esfuerzos en el control de enfermedades, es necesario ser consciente de
que la situación clínica cambia en el tiempo, y por ello será necesario la reformulación
del diagnóstico y de los programas de control de enfermedad en el futuro para cada
caso.
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