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VI;
CAPITULO vi
LA DIPLOMACIA B15MARCKJANA
Los antagonismos del sentimicnto national y de los imperiaUsrnos
coloniates forman el tel6n de fondo sobre el cuaJl se dibujan las dificultades polfticas en Europa. Sin embargo, no debemos exagerar el
alcance de las crisis diplomaticas, pues ninguna de: las grandes potencias deseaba realmente la guerra. Pero todas creian que era posible
un conflicto general, y procuraban establecer una situation que pudiese prevenir el conflicto, o bien, hacerle frente en conditioner-favorables. En el centro de aquella aetividad diplomatica, Bismarck
dominaba. Sabia aprovecharse de las diferencias de intereses para mantener la preponderancia continental conseguida por Alemania, pero
tarnbien llegaron a preocuparle talcs diferencias cuando la cuestion
balcanica provoc6 entre Austria-Hungrfa y Rusia amenazas de conflicto.
l.C6mo logrd el Canciller del Imperio, hasta que abandono el poder en 1890, mantener alrededor de Alemania un sistema de alianzas
y de acuerdos que confirmaba su preponderancia? La action diplomatica no fue, cn este caso, simple regateo: tenia como objetivo* la construction de un sistema cuya existencia dominase las preocupaHones
de los gobienios y de los paieblos. Por edlo es necesario concederle "especial atencion; sin conocer, por lo menos en sus h'neas esenciales,
esta actividad diplomatica, scrfa imposibie comprender las inquietudes
de que daban prueba, en todas partes, no solamemte los medios poIfticos, sino tambien la opini6n publica.
En mayo y junio de 187J, el Canciller del Imperio aleman establecid la primera forma de su sistema: la "Entente de los Tres Emperadorest". Esta alianza se basaba en dos textos.
El primero era un convenio germano-ruso, flrmado el 6 de mayo
*M> I!173. "Si uno de los Imperios fuese atacado por iiina potencia eurojptHi lerfa socorrido, en el mas breve plazo posible, por medio de un
•JirtJjto dc doscientos mil hombres de tropas efectivas" (1). Este conV*fllo, true no era un tratado* en forma y que solo Itevaba la firma de
\$t ftiberanos, se concluy6 sin Ifmite de duration; pero podia ser def»UaClsd<t e*»nfljprevio aviso de dos afios; tenia el caracter de alianza
4tlttltivA> Bi Mgundo texto fue un convenio austro-mso, firmado et
f
tft
dc 1473. No era un tratado de alianza, sino solo un acuerdo
f$n»t»i fflh^ ol *mperador Francisco Jose y el znr Alejandro, que
1
LA DIPLOMACIA BISMARCK1ANA
40?
sc comprometian a amsultarse, ya en caso de divergenctas entre BUS
estados respectivos, ya en la hipdtesis de que la paz se. viera amenazada por la agresidn de una tercera potencia. El Emperador aleman
otorgci su adhesi6n a este acuerdo en un acta de fecha 22 de octubre
de 1873.
La interpretacidn de la polftica alemana, a primera vista, parece
simple. Por sus acueirdos con Austria-Hungrfa y Rusia, Bismarck creia
adoptar seguridades contra el cambio acontecido en el Gobierno frances el 24 de mayo de 1873: caida de Thiers y subida de MacMahon
al poder (1). Esta explication se ve, sin embargo, desmentida por el
cvamen de los documentos. Los preambulos de la polftica bismarckiana se remontan al verano de 1872, es deck, a la epoca en que Thiers,
acababa de manifestar su intenci6n de pagar la indemnizaci6n de guerra con mayor rapidez de la que estaba prevista en el tratado de Francfort. El 8 y el 9 de septiembre de 1872 los tres Emperadores tuvieron
an Berlin los primeros cambios de impresiones que precedieron a la
conclusion de los acuerdos de 1873. Y el acuerdo germano-ruso fue
firmado el 6 de mayo de 1873, cerca de tres semanas antes de la caida
de Thiers. Asf, pues, en el prectso momenta en que Bismarck se declaraba satisfecho de la polftica francesa y tranquilo por la leal ejeciatidn del tratado de Francfort, se dedicaba a aislar a Francia. De h>
cho, aquel sistema de garantfas diplomaticas era necesario en el animio
del CancDlcr aleman, porque el dxito del empr^stito de liberacidn del
territorio y el voto de la ley militar de junio de 1872 eran indicios die
un r?stablecimiento rapido de Francia y tambidn porque Alemania
iba a perder, en plazo breve, la seguridad que representaba para ella
la presencia en territorio frances de sus tropas de ocupacidn.
Bismarck esperaba que el juego de tales acuerdos le pusiera en
situacton de controlar la polftica rusa y la austro-hungara; contaba
con poder mantener a los dos vecinos "en el mismo atalaje". Pero los
acuerdos «;ilenciaban las cuestiones mas delicadas, las que pudiera;n
ynfrentar en los Balca:nes los intereses de Rusia con los de AustriaHungrfa. Los tres gobiernos, por lo demas, obedecfan a moviles diferantes. Alemania buscaba el apoyo de Rusia, a fin de desanimar tod;'.
twtativa francesa de desquite. Rusia solo firm6 el acuerdo con Alemania para evitar unai aproximacion estrecha entre los dos imperio
centrales. Austria-Hungria unicamente veia en la ev.tcnte de los tres
Kmperadores una concesion hecha a Bismarck con vistas al porvenir.
•%l sistema era, pues, pirecario. Bismarck no tardo en percibirlo: la cor
t* crisis que estalld en las relaciones franco-alemanas (2) en la pri
mavera de 1875 puso a prueba el acuerdo geirmano-ruso, y la prueki
V«&»lfc6 desalentadora p«ra la polftica del Canciller.
* * *
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TOMO U :
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E l acuerdo de los tres Emperadores, quebrantado ya por el alerta
de 1875, no podia sobrevivir a la crisis l>alcanica de 1877-78; a finales
de 1878 el sistema que Bismarck habfa establecido en 1873 se derrumbo. Pero el Caneiller iba a reconstruirlo, casi en seguida, sobre bases
nuevas. Puesto q[ue se veia obligado a e:scoger entre Rusia y AustriaHungrfa, opto, en 1879, sin dudar por esta ultima. No obstante, consiguio en 1881 volver a establecer un lazo con Rusia, al mismo tiempo
que se aseguraba en 1882, por la alianza con Italia, un medio de
contener a Francia. Alianza austro-alenrana, tratado de los tres Emperadores, Triple Alianza, estas eran lias piezas del nuevo sistema
bismarckiano.
El Gobierno austro-hiingaro deseaba desde 1871 la alianza con Alemania (1). Adoptando esta solution a principios de 1879 Bismarck
daba evidentemeiate a su polftica una orientation antirrusa que no respondia a sus planes generales. <Por que ;se decidt6 a hacerlo entonces?
Temia ver a Auistria-Hungrfa, si perrnanieciera aislada, procurarse una
alianza con Framcia o incluso resolverse a busear, sin Alemania, un
acuerdo con Russia. A partir de junio de 1879, ya habfa declarado al
embajador de Francia: "La intimidad con Austria-Hungrfa seri, cada
vez mas, la base^ de la polftica alemana." El incidente que surgio en
agosto de 1879—una carta dirigida a Guilllermo 1 por el Zar quejandose
en terminos muy vivos de la actitud de Bismarck (2) y haciendo
alusi6n a las "eonsecuencias muy graves" que podrfan resultar de
ello—no fue mas; que una ocasi6n para que el Canciller tomase una
iniciativa en la que estaba pensando desde hacfa varios meses. El 27 de
agosto de 1879 propuso a Andrassy la conclusion de una alianza defensiva.
A l principio, todo fue bien. Sin embargo, comenzaron las dificultades cuando se trat6 de defmir contra quien se llevaria a cabo la
aliasKa. Alianza general, decfa Bismarck. Ahora bien, Andrassy no
aceptaba comproitneterse a apoyar a Alemania en caso de que se viera
atscada por Francia. Lo que queria era itm acuerdo solo contra Rusia.
Bismarck consinti6 en ello; pero tropezo con la resistencia del emperador Gtiillermo I, convencido de que Austria-Hungrfa no podfa haber
olvidado la guena de 1866 y transformarse en una aliada sincera, y
deseoso tambien de no ofender a Rusia, en la que, segun 61, no percibfa "designios hostiles" contra Alemania. "No os autorizo a Hevar
a cabo un eonveinio o una alianza con Austria-Hungrfa", escribe el
Emperador a BUmtarck el 10 de septiembre. Ante una amenaza de
dimision de su Canciller, Guillermo I se resigno, sin embargo, a dar
su automation, rxtto a condici6n de que Rusia no fuese especialmente
nombrada en el irjitado. Gomo Andrassy no acepto la condici6n (pues
-
(1) V4a»e autcriormonte, pi$.
3ft.
(2) En la» «iiew:lon#* de <leliiinit,xcirtt) de tai frontcras entre lo* Eatadoi hal
cinicos.
VI:
L A D I P L O M A I I A BISMARCKIAJNA
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no querfa firmar un texto que pudiera parecer dirigido contra Francia
y contra Inglaterra), Bismarck pas6 por alto las instrucciones formales
del Emperador. Ante la redactidn del texto en el que Rusia aparecfa
como linico adversario, Guillermo I se indigno. "Me es imposibie ratificar este tratado; ello irfa contra mis conviccioncs, contra mi caracter, contra mi honor," Pero hubo de ratificarlo, pues Bismarck le
amenazd con la dimision de todos sus ministros. El Emperador se sintio herido: "Los que me obligan a tomar esta decisi6n se haran responsables de ello alia arriba."
El 7 de octubre de 1879, el tratado de alianza austro-aleman se hallaba coneluido: si una de las dos potencias fuera atacada por Rusia, am>
bas potencias unirfan todas sus fuerzas contra aquella; en caso de ataque
por parte de otro estado, solo se prometian una neutralidad benevolo.
Bismarck echo, pues, en la balanza todo el peso de su autoridad
para imponier al Emperador la alianza austro-alemana dirigida contra
Rusia. Pareda asf haber abandonado la idea que en 1873 fuera la inspiracidn de su polftica. Sin embargo, el 14 de septiembre—en el momento mismo en que las negociaciones austro-alemanas alcanzaban S E
punto crftico—indico en una carta al embajador aleman en Viena el
sentido de su nuevo plan: Rusia, el dfa en que se diese cuenta de lai
existencia de una alianza entre Austria-Hungrfa y Alemania, se sentirfa peligrosamente aislada, ella misma pedirfa el restablecimiento del
antiguo sistema de los tres Emperadores y Alemania se prestarfa a ello..
En el espfiritu del Canciller la ccmclusidn del tratado austro-aleman
debfa ser, e;n consecuencia, un medio de presionar al Gobierno del Zar
para atraerle a la orbita bismarckiana. Sin duda, el Imperio ruso no
podrfa volver a encontrar en este nuevo acuerdo de los tres Emperadores la situation que habfa tenido en 1873: ya no serfa la pieza clave
del sistema, porque Bismarck habfa contrafdo compromisos respecto
a Austria-Hungrfa. Sin embargo, como tales compromisos eran sole*
defensivos, Rusia podria, si no atacaba a Austria-Hungrfa, contar COR
la actitud benevola de Alemania. Lo principal era actuar de manerai
que apretiara y desease aquella benevolencia. Para hacer olvidar al Zar
el rencor erne le produjeron los aicontecimientos balcanicos, bastarfa,
sin duda, hacerle percibir los peligros del aislamiento. Tal fue la idea
de la maniobra. Pero tambien se debfa considerar el caso de que no
tuviera e"xito esta action y tomar precauciones contra la hostilidadl
que tal vez pudiera manifestar el Gobierno ruso el dfa en que conocierai
la existencia de la alianza austro-ailemana.
Con toda verosimilitud, a ese doble objetivo tendfa el corto episodio de una conversacidn anglo-aleniana. El 16 de septiembre—dos df*J>
despues de haber indicado a su embajador en Viena su deseo de reetB'
prender negociaciones con Rusia—Bismarck cncarg6 a su embajadm
en Londres que averiguase las intenciones de Gran Bretana en cnw it
conflicto germano-ruso. Disraeli respondio que, en semejante CMO, tft
glaterra estarfa totalmente dispuesta a concluir una aiianjta eon Al*
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mania contra Rusia. En cuanto a Francia, el Gobierno ingles se encargaria de vigilarla y la obligan'a a mantenerse aparte, caso de que quisiera intervenir en el conflictr). Bismarck paretic decepcionado: iVigilar a Francia? ^Nada mas? Dio ordenes a su embajador de no proscguir las conversaciones. Lanzando esa sonda, i habfa pensado realmeirte en procurarse el apoyo de Gran Bretana en caso de ruptura con
Rusia? Probablemente otros habfan sido sus planes; el paso que diera
en Londres, pensaba, no quedarfa ignorado de los rusos y despertarfa
su inquietud. Asf, pues, podia vanagloriarse de haberlo conseguido,
pues el 29 de septiembre el dipkwnitico ruso Saburof Hegd a Berlfn y
solicits una entrevista. "Ya sabfa yo que volverfa a nosotros el ruso
tan pronto como nos aliaramos con el austrfaco", senalaba el Canciller.
Desde que recibio sus insinuaciones, ya no concedio interes alguno a
mantener el contacto con Gran Bretana.
Las negociaciones germano-rusas se iniciaron en seguida. Bismarck
se declar6 dispuesto—por descontado, sin renumciar al acuerdo austroaleman—a restablecer el acuerdo de los tres Emperadores. El Zar acept6 esa contingencia, pues esperaba, al asociarse de nuevo al sistema
bismarckiano, poder conseguir, al menos, la neutralidad de Alemania
y de Austria-Hungrfa en caso de conflicto anglo-ruso. La actitud de
Austria-Hungrfa era lo que mas obstaculizaba las-negociaciones. Puesto que habfa obtenido la alianza del Imperio aleman, no podia desear
el restablecimiento de un sistema que siempre habfa considerado como
lo peor que pudiera haberle sucedido: £que interes tendrfa en negociar con Rusia y en limitar, por consiguiente, su libertad de action an
los Balcanes? Pero en vano Haymerle, sncesor de Andrassy, acumulaba
reparos y prolongaba las conversaciones. Bismarck acab6 por porter al
Gobierno austro-hungaro entre la espada y la pared: "Si Austria-Hungrfa—dijo—rehusa un tratado con Rusia, lo hara por su cuenta y
riesgo." La amenaza de ver comprometida la suerte de la alianza austro-alemana bast6 para que Haymerle' se decidiese a transigir.
El 18 de junio de 1881, el nuevo tratado de los tres Emperadores
estaba concluido. / Alianza? No; no era mas que un acuerdo. Los tres
Estados no se prometfan ningun apoyo armado, sino solamente "una
neutralidad benevola en caso de que una de las alias partes contratantes se encontrara en guerra con una cuarta potencia". En caso de
guerra franco-aiemana, Rusia se comprometfa a permanecer neutral,
aun cuando fuese Alemania la que tomase la iniciativa del ataque. A su
vez, Alemania y Austria-Hungria pcrmanecerian neutrales en caso de
guerra anglo-rusa, aun cuando esta guerra fuera provocada por Rusia.
Pero para que tal acuerdo fuese duradero, importaba evidentemente
qua no surgteran nuevas dificultades en los Balcanes. Asf, pues, las
•tW« potencias se comprometfan a "tener en cuenta sus respectivos
'? ttttWWHts* en Ids Balcanes" v a no aceptar, sino de comun acuerdo, una
pmm WOdlOiKHsUn del ef>l.itutn territorial del Imperio otomano. MeMMW MA ^ ^ n l " iwiwrndu, Austria-Hungrfa obtuvo la fwtorissactdi)
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para anexionarse, en un future indeterminado, la Bosnia y Herzegovina,
sobre la cual tenfa desde 1878 el derecho de administracidn; Rusia, a
cambio, podria untr la Rumelia a Bulgaria. El tratado, acordado por
tres afios, era secrgto.
iQu6 alcance tenia para cada uno de los tres Estados? Alemania
obtenfa la promesa de la neutralidad rusa en caso de guerra francoaiemana y Rusia retibfa la seguridad de que los dos Imperios centrales
no intervendrfan en un conflicto anglo-ruso. Para ambas, estas eran
garantfas importantes. Austria-Hungrfa, en cambio, no hallaba motivos para sentirse ssatisfecha, pues el tratado dc los tres emperadores,
aun que no atentase contra la alianza efectiva de 1879, obligaba al gobierno austro-hungaro a respetar los intereses rusos en los Balcanes
y, por consiguiente, a limitar el provecho que pensaba sacar de esta
alianza. Esto era precisamente lo que queria Bismarck: por el tratado
de los tres Emperadores podia "frenar la polftica balcanica de su aliado
austro-hungaro, seir el drbitro de las diferencias entre Austria-Hungrfa
y Rusia y mantener a sus dos vecinas en el mismo atalaje".
La polftica alemana, sin embargo, no se contento con este exito.
A la alianza con Austria-Hungrfa, al acuerdo con Rusia, afiadi6 en 1882
la alianza con Italia.
/.Tenemos que sorprendernos de que el Gobierno italiano deseara
entrar en el sistema bismarckiano? Italia era dfibil, necesitaba encontrar apoyos exteriores para hacer el papel de gran potencia. Su Gobierno ya habfa pensado en 1873 en una aproximacion hacia Alemania.
La deception sufrida en 1881 en los asuntos tunecinos no sirvi6 mas
que para confirmairla en sus deseos. Pero despues de la alianza austroalemana el Gobienno italiano no esperaba conseguir un acuerdo con el
Imperio aleman siii entrar en negociaciones tambien con Austria-Hungrfa, que continualba poseyendo territorios cuya poblaci6n era italiana.
I Debfa sacrificar los sentimientos en aras de los intereses? El rey y
sus ministros esta'ban convencidos de ello. Del mismo modo, el acercamiento hacia Austria-Hungria podia tener, desde cierto punto de
vista, resultados favorables para la situaci6n interior del reino. ^No
se corrfa el riesgo con el conflicto prolongado entre el Estado italiano
y la Santa Sede de que cl Papa abandonase Roma, declarando que ya
no era libre y provocando asi una sacudida temible en la opini6n itaiiana? Ahora bien, antes de tomar tal decision el Soberano Pontffice
querrfa evidentemente obtener la aprobaci6n de la unica gran potencia
cuya dinastfa era cat61ica: Austria-Hungrfa. Convertirse en aliado de
la doble monarqufa era, pues, para el Gobiierno italiano precaverse contra aquella contingencia.
Pero iqu6 interes tendrfan las potencias centrales en aceptar am
alianza con Italia?
El Gobierno austro-hungaro no podia olvidar los acanttvhnlr»1*»
de 1866: sentfa hacia Italia tanto rencor como d*sd£n. P«ro rt*M»»M
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TOMO
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calmar la propaganda irredentista para no tener que hacer frente, en
caso de conflicto europeo, a dos enemigos: Rusia e Italia.
El Gobierno aleman solo desprecio abrigaba por Italia. "Los italianos—dijio Bismarck en marzo de 1880 a Busch—se parecen a esos
cuervos que se nutren de carrona y esperain alrededor de los campos
de batalla que les dejen algo para comer." Desconfiaba tambien del
regimen politico del reino, un regimen parlamentario incapaz, segun
crefa, de asegurar el secreto de una negotiation. Pero Italia podia
transformarse en una aliada contra Francia. En caso de conflicto firanco-alemiin, Alemania no contarfa con el apoyo armado de AustriaHungrfa o de Rusia, Ahora bien: la intervention italiana obligarfa a
Francia a establecer un frente defensive en los Alpes y debilitarfa, por
consiguiente, la capacidad de resistencia del ejeVcito frances en la
frontera alemana. No obstante, el objetivo inmediato era, sobre todo,
aliviar at Austria-Hungrfa de las preocupaeiones que le producfa el
irredentismo italiano.
El tratado del 20 de mayo de 1882 fund6 la Triple Alianza. Fij6 el
estado de las relaciones entre Italia y las potencias cSntraiesrmientras
que las relaciones austro-alemanas conservaron como base el tratado
de 1879. Acordado en su origen por cinco afios, iba a durar, prolongandose una y otra vez, hasta mayo de 1915.
La clausula esencial del tratado es el artfeulo 2.°: "En el caso de
que Italia, sin provocation directa por su parte, se viera atacada por
Francia, por cualquier motivo que sea, las otras dos partes contratantes estanln obligadas a prestar socorros y asistencia a Ja parte atacada.
Esta mis ma obligation incumbira a Italia en el caso de una agresi«5n,
no provcicada directamente, de Francia contra Alemania." Pero mientras que los compromisos acordados entre Italia y Alemania se establecian sobre la base de la reciprocidad, no sucedia lo mismo entre
Italia y Austria-Hungrfa: aunque el Gobierno austro-hungaro se viera
obiigftdo a prestar su asistencia a Italia en caso de ataque frances, el
Gobierno italiano no prometia nada semejante en el caso de que Ru.ua
atacara a Austria-Hungrfa (1).
El tratado de la Tripte A B J B U « , euyos terminos eran secretes, tenia,
pues, en .aquella ftch* wkAmttntm cl caracter de una alianza defensiva.
iQai verttajas Megurabi a cadi um> d« los o«s curios? Italia habfa
conseguido que Altaian!* y Austria-HunniU In prolegiaaan contra tut
ataque por parte de FratteU; aatanfo ya m tanfa qu# ttm*r qua #1
Gobierno do Viena prostate ai P*p« »« aooyu «m i* ^MsftttW fMrMPw
En cambio, daba la seguridad dt on »i*«vn Sfftwto » AkMMMift* f$r»
no a Awstria-Hungrfa. Aunque «tora«f»4*tttif,
waUpMl)
grandes ventajas. Pero se ve(a obll^ulu i p-mwmuir a i* M^ispll>ts
.....
•
"'t f
armado a Austria-Hungrfa, si esta fueia jtacada pni' K u d u <i f f t a w M fitiH»Mt*
intervention francesa no es pouble, de hcvbu, mas uid* .«a.,*t iiUKiu dS w * JB*M»
en la que lvuticiparia Alemania, caso pr»v«to en el atiltulo •>."
VI:
L A DIPLOMACIA
BISMARCKIANA
413
irredentista y, por consiguiente, tenia que abandonar a su suerte tcxio
el tiempo que durase la alianza a los italianos que permanecfan como
subditos de Austria-Hungria. Alemania consegufa el apoyo de un aliado en caso de guerra provocada por Francia, hip6tesis que no prevefa
el tratado austro-aleman de 1879. Ademas, consolidaba la situacidn de
su ajmpanero austro-hungaro: "Italiai y Austria-Hungria no pueden
ser otra cosa que aliados o enemigos", pensaba Bismarck. AustriaHungrfa, por ultimo, ya no tenia que temer en el caso de que cstuviera
en guerra con Rusia el ser golpeada por la espalda por Italia, que, por
el artfeulo 4." del tratado, prometia expresamente su neutralidad llegada la ocasion.
Bismarck se sentfa satisfecho. Tras haber tenido que estar alerta,
nerviosamente, en 1879, ahora se encontraba mas tranquilo. La maquina
estaba tan bien montada, decfa, "que marcha completamente sola".
Pero no iban a tardar en reaparecer las dificultades.
* * *
En el invierno de 1886-87, el sistema bismarckiano se encontro de
nuevo amenazado a la vez por la crisis; de las relaciones franco-alemanas y por la tensi6n austro-rusa resultante de la cuestidn bulgara (1).
En el momento en que el Gobierno frances, temiendo la amenaza alemana, trataba de tomar contacto con Rusia, el acuerdo de los tres
Emperadores solo existfa nominalmente; las decepciones del Zar podfan intitarle a acoger estas insinuaciones francesas. La posibilidad de
ese acercamiento, de una alianza tal vez entre Rusia y Francia, preoeupaba a Bismarck. En un discurso al Reischstag a proposito de la votation de la nueva ley militar hizo akisi6n a la guerra en dos frentes
que podria verse obligada Alemania a sostener. Paralizar la polftica
francesa y la polftica rusa; evitar, sin embargo, el provocar entre
Alemania y Rusia un antagonismo directo, que no dejarfa de empujar
al Zar a la alianza con Francia; para, ello, tenfa que tranquilizar al
Gobierno ruso al mismo tiempo que le mostrase a que" peligros se expondrfa con una polftica aventurada. En los primeros meses de 1887
el Canciller aleman realizo este plan. Para contener a Francia y a Rusia, aceptd, con ocasion de la renovation de la Triple Alianza, contraer
nuevos compromisos rcspecto a Italia y atraer a Gran Bretana a su
sistema diplomatico. Pero inmediatameinte celebr6 con Rusia un acuerdo secreto, el tratado de reaseguro. Ello fue un exito del virtuosi sino
diplomatico bismarckiano. ,jC6mo lo obtuvo?
El primer tratado de la Triple Alianza expiraba en mayo de
El Gobierno italiano estaba dispuesto a renovarlo, pero a condition «!••
obtener garantias suplementarias. Temii'a ver a Francia, duefta »U* "f it
nez. extender la mano hacia Tripolitania; querfa tambien qin- n.'
{\
naierlormenle. p4$s. 377 y
414
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VI:
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reconociera el derecho de obtener algunas ventajas en los Balcanes en
el caso, siempre posible, de que el antagonismo austro-raso se viera
solventado por un compromiso y por un reparto de zonas de influencia.
Ni Alemania ni Austria-Hungria twvierdn al principio la intenci6n de
aceptar estas reivindicaciones, pero a fines de 1886, como las dificultades balcanicas y la tensi6n franco-aiemana habfan hecho valer mas el
apoyo italiano, los dos Imperios centrales consintieron en entablar
negociaciones sobre estas bases. Negociaciones diffciles: Austria-Hungrfa no querfa prometer un apoyo armado a proposito de la cuestion
de Tripolitania; cierto es que aceptaba reconocer a Italia una parte
de influencia en los Balcanes, pero a condici6n de obtener la promesa
de una asistencia armada por parte de su aliado en caso de guerra
austro-rusa. Ahora bien, Bismarck, :ii admitfa la position del Gobierno
austro-hungaro sobre el primer punto, no la aprobaba en el segundo;
no deseaba que Italia dicra una promesa que podrfa volver a AustriaHungrfa mas intransigente respecto a Rusia y nana aumemtar de este
modo la posibilidad de una guerra austro-rusa que Alemania tenia interes en evitar. El Gobierno de Viena acab6 por ceder a la presi6n
.alemana. El tratado de la Triple Alianza, renovado por cinco afios, fue
completado asf solamente mediante dos convenios anexos, uno entre
Alemania e Italia respecto a las cuestiones mediterraneas y el otro
entre Austria-Hungrfa e Italia referente a las cuestiones balcanicas.
El arreglo mediterraneo prevefa que si Italia, "a consecuencia de
\xn& extension de la influencia francesa en Tripolitania, atacaba a Francia en Europa", Alemania la sostendrfa con las annas. En tal caso,
decfa Bismarck en sus conversaciones, rtalia podrfa tomarle a Francia
Niza y Corcega.
El arreglo balcanico estipulaba que, si el mantenimiento del statu
quo en los Balcanes fuera imposibie y si Austria-Hungria se viera
obligada a proceder a una ocupaci6n del territorio, permanent? o incxtuso temporal, Italia tendrfa derecho a una compensation.
Asf, pues, el caracter de la Triple Alianza se vio modificado: el
tratado defensivo en sus orfgenes habfa tornado un matiz ofensivo, ya
que consideraba el caso de que Italia atacase a Francia en Europa.
Pero en el momento en que se comprometfa a sostener a Italia con
las armas en la cuestion de Tripolitania, ya habfa actuado Bismarck
para procurar que se le aligerasen las cargas nuevas que aceptaba,
ttesde diciembre de 1886 hizo presi6n sobre el Gobierno italiano para
que llevase a t&mino un tratado con Gran Bretana sobre las cucstiorues mediterrineas, y algunos dias mas tarde hizo aconsejar a la rcirta
Viaoria que se aproximase a Austria-Hungria y a Italia, De e&te modo
esperaba asodtr indirectamente a Gran Bretana a su sist^tm, £Pot
que acept6 el GoWftrno britanico (que era desde 1886 un Gatrinete eonservador presldido por Salisbury) negociar con Italia? Inf,laterr» «n
a quel momento tenia serins diucultades con Francia a propdiito de
L A DIPLOMACIA
MSMAKCUANA
4!S
fa cuestion de Egipto (1) y se imquietaba tambien con la polftica crista, pues un dominio die los rusos en Bulgaria comprorneterfa la seguridad de los Estrechos* Ahora bien, la cuesti6n de Irlanda pesaba como
una grave amena^a sobre su situation polftica interior, amenaza a la
que el primer minisitro hacia frecucntes alusiones en su correspondencia privada. Asf, pues, Salisbury creyo que no podia, emprender en
Oriente una accidn eftctioa, es decir, naval o militar; unicamente cabfa pensar en defends por medios diplomaticos los intereses britanicos. Asf que no ttinfo rnas re medio, para conseguir la reciprocidad,
que prestar apoyo & Austria-Hungria en las cuestiones; balcanicas y a
Italia en las mediterranean
Las negociadooes anglo-itatlianas fueron vigiladas estrecharaente
por el Canciller, fue Jstervino varias veces para conciliar opiniones.
Termin6 el 12 d* ft&refO de 1&87 con un acuerdo secreto anglo-italiano
que, para evitar is tMffiejuadnt parlamentaria, tom6 la forma de un
cambio de cartas. E<Ste acuerdo indicaba la voluntad de las dos potencias de mantener it statu quo en el Mediterraneo y al mismo tiempo en el mar AdrMstlco, en el .Bgeo y en el mar Negro, o, si no fuera
posible mantenerto, po»em d«^ luniarfe sobre las modificaciones que
deberfan hacerse. Igualmente se prevefa que "Italia preste a Inglaterra un apoyo cornpleto en la cuestion de Egipto", y que, recfprocamente, Gran BretaiSa "apoye la acd6«> de Ualla ea Africa del Norte,
principalmente en Tripolitania y en G«*atteft» en caso de invasidn
por una tercera potencia", es decir, por Francis, Pero el alcance practico de estos compromisos pjrmanecfa impreciso, E l texto italiano
decfa: "Italia e Inglaterra se w»MfW0m«t«ff » nn mtrtsio apoyo en ei
Mediterraneo en todas las difsrerKaW! qua surjan entre una de ellas
y una tercera potencia "; en el espfritu do kw italianos, apoyo mutuo
significa apoyo armada. Ahora bien, el texto ingles se Hmitaba a decir
que el "caracter d» esta <XJO^*i»ei^ d«beria ser decidido cuando se
presentara la ocesista y sefuti las ctrcunstancias de la cuesti6n".
Salisbury ha eludido, pues, toda promesa precisa. De ello se aJabo
ante la reina Victoria: "Los t&minos de esta nota—escribe—han sido
calculados para dejar al gobierno ingles el cuidado de jiuzgar si ha lugar
o no para prestark a Italia uina cooperation material." No es menos
verdad que el Gobierno britamco, al mismo tiempo que; se reservaba el
medio de interpreter a su maiiera sus compromisos, aceptaba una colaboracion diplomatica con uno de los miembros de la Triple Alianza.
Esta colaboracidn se acentu6 cuando el 24 de marzo de 1887 Austria-Hungria otorgo su adhesion al acuerdo anglo-italiano. Espafia, a
su vez, entrd en la combination: el 4 de mayo celebrd> un acuerdo con
Italia para mantener el statu quo en el Mediterraneo y prometio no
prestar a Francia, en ningiin caso, un apoyo que pudiera molestar directs o indirectamente a Italia, a Austria-Hungrfa o a Alemania.
1
(1]
Veanse anteriormentc, pags. 396 y 397.
416
TOMO n : B L SICLO x r x . — D E .1871
A 1914
Alemania no otorgo su firma a estos acuerdos mediterraneos porque Bismarck no querfa tomar la responsabiliidad de asociarse ni siquiera en secreto—pues, £ serfa bien guardado el secreto?—a una
actividad dirigida contra Rusia. Pero fue el Canciller quien dirigio
todo el juego con la esperanza de paralizar la polftica francesa y la
rusa. En Tripolitania el apoyo diplomatico de Inglaterra a Italia debfa
bastar para proteger los intereses italianos y ahorrar a Bismarck, por
consiguientei, la preocupacidn de Uevar a la pralctica la promesa hecha
a Italia. Asiitnismo, la protecci6n de los intereses balcanicos de AustriaHungrfa quedarfa asegurada, en parte, por Giran Bretana e Italia:
Rusia se vei-fa obligada, pues, a ser prudente, sin poder acusar de malevolencia a Bismarck.
Los deseos del Canciller segufan siendo, incluso en el momento en
que tomaba aquellas iniciativas contra Rusia, los de mantener con ella
relaciones ccrrectas, si no cordiales, para evitar una nueva orientation
de la polfticat del Zar en las relaciones franco-rusas. Puesto que no era
posible renovar el tratado de los tres Emperadores, al menos importaba tranquil izar al Gobierno ruso y mantener un acuerdo con 61. Pero
£c6mo conseguirlo a menos de dar a Rusia la esperanza de algunas
satisfacciones en la polftica balcanica? Bismarck no se detuvo ante
ese obstaculo; se mostr<3 dispuesto a hacer, en secreto, promesas,
dando por descontado, al mismo tiempo, que Rusia no podrfa sacar
partido de elks porque tropezarfa con las tres; potencias, firmantes
de los acuerdos mediterrdneos.
La negociaci6n ofrecida por Bismarck tropezo, sin embargo, con serias dificultades, a causa de las diferentes opiniones que rodeaban al
Zar. Luchaban dos influencias: la del canciller Giers, sutcesor de
Gortchakov, que solo desprecio sentfa hacia Francia y que deseaba, por
consiguiente, el mantenimiento de un acuerdo con Alemania; y la de
Katkof, escrifcor politico y gran periodista, partidario de la alianza
francesa. Alejzindro III vacilaba. En la primavera de 1887, cuando sobrevino la tensi6n franco-aiemana, declar6: "No permitire" que Alemania trastome a Europa; si fuera atacada Francia y se sintiera dcsfallecer, Rusia se echarfa en la balanza." Pero permiti6 que en el diario
oficioso del Gobierno, el Nord, se dijese que no se tendfa a una alianza
franco-rusa.
Sin duda, pens6 que sena imprudente hacer a Francia. por &d«la»«
tado, promesas de apoyo. Solo a finales de raarzo de 1887 se puso ftn
al debate, cuando Katkof cay6 en desgracia, por haber comet ido h
Imprudencia de hacer publico, en un artfeulo periodlstico, el cwtiNmNUi
del tratado de los tres Emperadores. En seguida fuc aurorizado Otan
por el soberano a llevar a tirmino las negociaciones con Ahmmk>
EI 1$ de junto de 1887, se firm6 el tratado secreto germ8ftp«rH*<fc, mm
Bismarck llamaba tratado de reaseguro.
Alemania y Rusia se prometfan, mutuamente, rnanii»n»i U n»utra
VI:
LA DIPLOMACIA SISMAJtCX IAN A
417
pero si esta gran potencia fuese Austria-Hungrfa o Francia no se prometfa neutralidad, sino en caso de que no se tratase de una guerra de
agresi6n. Por consiguiente, Rusia, si Alemania atacase a Francis se
vcrfa dosligada de todo compromiso. Por otra parte, Alemania reconocfa " l a legitimidad de la influencia rusa" en Bulgaria, comprenciida
la Runtelia, Prometfa, tambien, su apoyo diplomatico a Rusia, en el
caso de que esta "se viera en la necesidad de defender por si miiima
la entrada del mar Negro", es decir, de ocupar prevenrivamente el
Bdsforo, si una escuadra inglesa intentara forzar el paso. iQue* valor
tenfan estas promesas? Rusia podfa atribuirles alguna importancia,
porque ignoraba los acuerdos mediterrdneos. Pero Bismarck sabfa que
toda accidn rusa tropezarfa con la resistencia combinada de Inglaterra,
Austria-Hungrfa e Italia.
En aquel momento, el sistema bismarckiano se encontraba en su
apogeo. .Alemania tenia un tratado de alianza defensiva con AustriaHungrfa, desde 1879; y otro de alianza con Rumania (1), desde 1883:
ambos estaban dirigidos contra Rusia. Posefa, en el caso en que se
viera atacada con Francia, una promesa de apoyo armado de Italia y
una promesa de neutralidad de Rusia. Por ultimo, Gran Bretana, nin
haber formado ningan acuerdo con ella, se hallaba, por los "acuerdos
mediterraneos", asociada indirectamente a los objetivos de la polftica
bismarckiana, iQue querfa el Canciller? Aislar a Francia y neutralize a Rusia. En el primer punto, obtuvo un eorito completo: el Gobierno francos, si no conocfa el contenido de los acuerdos mediterraneos,
tenfa buenos motivos para sospechar su existencia; estaba vigilacio
estrechamente por Salisbury, que consideraba a Francia como "una
vecina insioportable"; se daba cuenta de la existencia de una creciente
hostilidad en Italia, desde que Crespi, convertido en presidente del
Consejo, rompi6 las relaciones comerciales y comenz6 una guerra adua~
nera que duraria diez afios. Pero en el segundo punto, el exito de Bismarck fue mucho mas precario. Cierto que habfa obtenido la promesa
de neutralidad rusa, en la hipotesis—muy poco verosfmil—de que
Francia atacase a Alemania. Sin embago, dudaba del valor de este
compromiso: crefa que, en una guerra franco-aiemana, Rusia no tardarfa en intervenir, si Francia llevase las de perder. En su animo, la
dnica ventaja efectiva que aseguraba a Alemania el tratado de reaseguro, era evitar la conclusion de un pacto de alianza entre Francia ,\
Rusia: mientras el Gobierno ruso conservase un lazo de unidn con c!
imperio aleman, no ssentirfa la necesidad de contraer compromiso:
jpgfejsos con Francia; y el Gobierno frances, puesto que no podrfn
Sspntar, con el apoyo armado de Rusia, no pensarfa en una guerra di
4aaquite. Pero i& que precio se obtuvieron esos resultados? Par««
dar a Rusia una aparente satisfacci6n en las cuestiones balcanicas,
Canciller fcuvo que contraer compromisos diflcilmentc conciliabtes, »
fc
418
T O M O u : E I SIOLO
xrx.—DE
1871 A 19114
no con la letra, por lo menos con el espfritu del tratado de alianza
austro-aleman y de los acuerdos mediterraneos. Ciertamente, tales
compromisos eran secretos, y el mantenimiento de ese secreto constitute! la condicidn misma de la duraci6n del sistema. iQai sucederfa,
no obstante, el dfa en que los acontecimientos balcanicos obligasen a
Alemania a tomar partido? Para veneer las dificulltades futuras, Bismarck contaba con su habilidad, su prestigio personal y la timidez de
los otros gobiernos.
Los hechos desmentirian aquel optimismo. Cuaiado, en agosto de
1887, el advenimiento de Fernando de Sajonia-Coburgo en Bulgaria
reanimo el antagonismo austro-ruso (1), Bismarck, aunque hubiera
reconocido la legitimidad de la influencia rusa en Bulgaria, llevo una
ayuda a la politica austro-hungara: publication, el 3 de febrero de 1888,
del texto del tratado de alianza austro-aleman; demanda de creditos,
con vistas a un nuevo aumento de los efectivos del eijercito, que debfa
estar en situation de hacer fxente a una guerra en dos frentes; orden
a la Banca del Imperio de negar adelantos sobre los titulos rusos, con
la esperanza de provocar un panico entre los tenedores aiemanes que
guardaban en aquel momento la mayor parte de los valores rusos colocados en el extranjero. A l mismo tiempo, initio conversaciones con
el Estado Mayor austro-hungaro, mientras rehusaba admitir, sin embargo, una guerra "preventiva"' contra Rusia. Por ultimo, actuo de tal
manera, el 12 de diciembre de 1887, que Inglaterra, Austria-Hune,rfa e
Italia hicieron una advertencia al Gobierno turco: la Sublime Puerta
no debfa enajenar, en beneficio de Rusia, su soberanfa sobre Bulgaria;
si se resistia a la polftica rusa, tendria cl apoyo de las tres potencias
asociadas en el acuerdo mediterraneo. El Gobierno ruso, sometido a
aquellas presiones simultaneas, se vio obligado a abandonar la politica
que queria llevar a cabo en Bulgaria, pero busco en Francia las facilidades financieras que Alemania le negaba: en octubre de 1888 se
erniti6 en la plaza de Paris un importante emprestito ruso.
iEra esto el fin del tratado de reaseguro? A ultimos de 1888. parecfa admitir el Canciller que serfa vano contar con la renovation de este
tratado: £c6mo se prestarfa a ello el Zar, despues de las decepekmes
que acababa de sufrir? Por ello, bused Bismarck otros caminow: por
dos vecivs. en enero y marxo d« m% of«wi6, wer«ttunm;te. » Qm
Bretana una alianza. Pero cuantfo «1 GsWmrte iftglde dteflnO In atom,
volvid a dearer, en octubre de \m, A mMtemmiertto del WJW*MK>.
El Zar, que no ignoraba las cuuvmavloitef aAgto'stowMa v tatttfe
que tornaran a ser emprendldas, aceptd ia Intefiwidtt 1ft la* ftttftocla*
ciones con miras a la renovaci6n del tratado; aunque m v It u in ItUsiones sobre el valor real de las seguridades alemanas, tfufn pimlcnta
couservar aquel lazo para evitar que la politica aleman* comvtlhus* un
apoyo toftaJ a los planes de Austria-Hungrfa en los Belcan**,
VI:
L A DIPLOMACIA BISMARCK IANA.—-BIBI,10GRAFiA
419
Al empezar el ano 1890, la polftica bismarckiana, tras un periodo de
vacilaciones, qued6 orientada en la misma direction que en 1887. Sin
embargo, dicha polftica era cada vez mas fragil. Bismarck, a pesar de
toda su maestrfa, de toda su incomparable destrcza, no ces6 de experimentar mayor dificultad en hacer marchar la mdquina, cuyo meca
nismo habfa llegado a ser demasiado complicado. Aunque todavia
oonsiguiera, mediante sus maniobras diplomaticas, reparar las grietas
del edifitio, no hacfa mas que retrasar la crisis de su sistema.
BFBLIOGKAFIA
1896. Stuttgart, 1936.--G. SAt.vtfMW.vfciitre las numerosas obras <pe han esLa politica estera di Francesco Cri?p
tudiado el "sistema bJrmarckiano" en
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