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Módulo formación online RoC ‐ Línea facial 1. INTRODUCCIÓN .......................................................................................................................................... 2 1.1. FISIOLOGÍA DE LA PIEL MADURA ....................................................................................................... 2 1.2. ALTERACIONES FISIOLÓGICAS ASOCIADAS A LA EDAD EN LAS DISTINTAS CAPAS DE LA PIEL ........... 6 1.3. CONCLUSIONES .................................................................................................................................. 9 2. CUIDADO GENERAL DEL ROSTRO EN LA EDAD MADURA ........................................................................ 11 2.1. HIGIENE ............................................................................................................................................ 11 2.2. HIDRATACIÓN .................................................................................................................................. 13 2.3. PROTECCIÓN .................................................................................................................................... 14 3. EL CUIDADO DE LA PIEL: CREMAS FACIALES Y OTROS TRATAMIENTOS .................................................. 17 3.1. EVOLUCIÓN DE LA COSMÉTICA ........................................................................................................ 17 3.2. POSIBLES TRATAMIENTOS ............................................................................................................... 19 3.2.1. TRATAMIENTOS TÓPICOS ........................................................................................................ 19 3.2.2. AGENTES INYECTABLES ............................................................................................................ 23 4. FOTOPROTECCIÓN SOLAR EN PIELES MADURAS ..................................................................................... 27 4.1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................ 27 4.2. EFECTOS DE LA RADIACIÓN SOLAR .................................................................................................. 28 4.3. FOTOPROTECCIÓN PARA PIELES MADURAS .................................................................................... 31 4.4. PRECAUCIONES Y CONSEJOS ANTE LA EXPOSICIÓN SOLAR ............................................................. 33 1 Módulo de formación online RoC Facial 1. INTRODUCCIÓN 1.1. FISIOLOGÍA DE LA PIEL MADURA Los cambios de la piel se encuentran entre los signos más visibles asociados al envejecimiento, un proceso muy complejo que implica la decadencia de la función de muchos sistemas. Con el paso del tiempo, la piel pierde firmeza, elasticidad y capacidad de retención de agua. Por ello, se vuelve una piel fina, cuarteada, con aspecto deshidratado. La capa hidrolipídica que la protege pierde mucha de sus propiedades, contribuyendo a estos cambios de manera importante. La piel se vuelve seca, escamosa; y pueden aparecer picores. Se cree que dichos cambios ocurren, principalmente, por la acción de los radicales libres, que se generan durante el metabolismo normal de la piel. Algunos de los efectos nocivos que producen son la destrucción de las membranas celulares, enzimas o el material genético de las células (DNA), provocando el mal funcionamiento de todos los sistemas atacados. Estos radicales libres pueden ser metabolizados mediante enzimas específicas, que forman parte de los sistemas antioxidantes intracelulares. Sin embargo, la capacidad de estos sistemas enzimáticos para eliminar los radicales libres se ve mermada según vamos envejeciendo. Algunos de los sistemas orgánicos cuya función decae durante el proceso de envejecimiento de la piel son los sistemas hormonales y los sistemas de señalización celular, importantes ambos en la regulación de los procesos de crecimiento y reparación de la piel. Asimismo, junto a la disminución en la cantidad de estos componentes, aparece una disminución en el número de receptores asociados a ellos.  PRINCIPALES SIGNOS CUTÁNEOS DEL ENVEJECIMIENTO Y FOTOENVEJECIMIENTO Una de las principales manifestaciones del envejecimiento natural es la aparición de las arrugas. Junto a la acción constante y continua de las contracciones de la piel (sólo en la cara se estiman unas 15.000 micro‐contracciones diarias), la fuerza de la gravedad y la falta de firmeza y elasticidad por pérdida en el contenido de colágeno y elastina colaboran en la aparición de dichas arrugas, que pueden ir desde pequeñas marcas o líneas de expresión en las zonas de pliegues, hasta verdaderos surcos en la piel. La flacidez es otro de los signos importantes de envejecimiento cutáneo. Se producen alteraciones en los queratinocitos de la epidermis, las células encargadas de la producción de la queratina. Estos cambios afectan a la firmeza de la piel, al igual que la ya comentada pérdida de calidad en el colágeno y la elastina, por una pérdida de funcionamiento óptimo de los fibroblastos, presentes en las 3 capas principales de la piel, pero con mayor importancia en la dermis. Todo esto, unido a los cambios en la localización de la grasa de la piel (especialmente en la cara); y los cambios en las estructuras óseas (por ejemplo, agrandamiento de las órbitas de los ojos o el retroceso de las zonas faciales de las mandíbulas superior e inferior), conforman los principales cambios estéticos asociados al envejecimiento por causas naturales. El fotoenvejecimiento se basa en el daño acumulado de la radiación ultravioleta (UV) en las capas de la piel. Las áreas de la piel expuestas al sol durante muchos años pueden mostrar léntigos solares (llamados manchas de edad), debido a la pigmentación irregular asociada al fotoenvejecimiento. Esta pigmentación irregular no ofrece el máximo grado de protección frente al sol que una pigmentación homogénea. De ahí que puedan aparecer estas manchas. Extraído de Léntigo solar en la espalda. Medline Plus on‐line Medical Encyclopedia (http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/esp_imagepages/2435.htm). En las capas más externas también tiende a aparecer elastosis solar, una distrofia de las fibras de colágeno y elastina por acción de la radiación UV, contribuyendo a la falta de elasticidad de la piel por reducción del tejido conectivo, dando a la piel un aspecto cuarteado. Esta apariencia de piel cuarteada es muy común en las personas que desempeñan parte de su vida o profesión al aire libre (granjeros, marineros, agricultores). Se manifiesta mediante una coloración amarillenta de la piel. La piel medianamente fotoenvejecida presenta engrosamiento en las paredes de los capilares. Cuando el daño es mayor, las paredes se vuelven muy finas y delicadas; y las células perivasculares pueden mostrar dilataciones, apareciendo las telangiectasias, que son dilataciones de los capilares y vasos más superficiales de la piel, haciéndose visibles a simple vista. Tinción de un corte transversal de la piel, mostrando la alteración en las fibras elásticas que se produce en la elastosis solar (Fuente: Yaar M, Gilchrest BA. Photoageing: mechanism, prevention and therapy). A medida que envejecemos, las neoplasias cutáneas (verrugas y léntigos solares, principalmente) tienden a ser más frecuentes. A su vez, aumenta el riesgo de aparición de cáncer cutáneo, siendo una causa importante la radiación solar (principalmente, melanoma). Según datos del Ministerio de Sanidad, en 1998, la tasa ajustada por 100.000 de melanoma en España fue de 5,85 en hombres; y 7,50 en mujeres. El porcentaje de supervivencia frente al melanoma en hombres a 1, 3 y 5 años fue respectivamente de 90, 77 y 74 %. En mujeres, a 1, 3 y 5 años fue de 98, 91 y 90. En relación a la prevalencia (casos que no son de nuevo diagnóstico en un momento puntual), en 1998 se estimaron 1208 casos; y en mujeres, 1813.  ALTERACIONES EN LA PIEL DURANTE LA MENOPAUSIA Los estrógenos son hormonas con una gran importancia en la regulación y mantenimiento de la piel. Algunos efectos o procesos que regulan en las capas de la piel son: - Grosor: directamente relacionado con el contenido en colágeno. - Hidratación. - Pigmentación. - Regulación de la cantidad de grasa. -
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Favorecen la renovación de las células de la dermis, que posteriormente se desplazan a capas superiores, favoreciendo el recambio celular. Estimulan la síntesis de las fibras de colágeno y de las fibras de elastina. Durante la menopausia se produce un bien conocido descenso en los niveles de estrógenos. Diversos estudios han relacionado los estrógenos con el colágeno, concluyendo que éste se encuentra bajo el control de aquéllos; y por lo tanto, un descenso en los estrógenos puede producir una alteración en el colágeno y, por ello, tener repercusiones en la piel. Cambios en el contenido de colágeno en la menopausia frente a la edad (Castelo‐Branco et al. Maturitas. 1992). Los principales signos observados en la piel durante la menopausia son: - Piel más frágil, con pérdida de grosor y elasticidad. - La pérdida de luminosidad es patente. - Las arrugas son más marcadas, siendo causa importante de ello la pérdida de calidad en el colágeno. Tanto las fibras de colágeno como las de elastina aumentan su degradación y disminuyen su síntesis. - Comienzan a aparecer las manchas solares o de edad, por la disminución de los melanocitos y la irregularidad en la pigmentación, ya comentada anteriormente. -
Alteraciones a nivel de la epidermis, ya que los vasos sanguíneos y capilares que nutren la dermis y que, por micro‐circulación nutren a la epidermis, comienzan a hacerse más frágiles y menos eficaces. La epidermis puede atrofiarse y deshidratarse de manera importante. 1.2.
ALTERACIONES FISIOLÓGICAS ASOCIADAS A LA EDAD EN LAS DISTINTAS CAPAS DE LA PIEL La piel está compuesta por tres capas principales (epidermis, dermis e hipodermis), que se distribuyen como muestra este gráfico: Capas de la piel. Fuente: http://www.nuodermoestetica.com/articles/Anatomia_y_tipos_de_piel.pdf A continuación, se describe la localización de cada capa; junto a los cambios más importantes que ocurren en la edad madura, asociados al envejecimiento.  EPIDERMIS Con la edad, la epidermis, la capa más externa de la piel, tiende a hacerse más fina, aun cuando el número de capas celulares en la propia epidermis permanece inalterado. Los melanocitos, situados dentro de la capa basal de la epidermis, tienden a disminuir en número, aunque aumentan de tamaño. Es el motivo por el que la piel envejecida suele mostrar ese aspecto translúcido, pálido y delgado. Los melanocitos producen la melanina, pigmento protector ante las alteraciones por las radiaciones UV, cuyas acciones sobre la piel son las responsables del fotoenvejecimiento, como ya hemos visto. También en esta capa epidérmica se encuentran las células de Langerhans. Se trata de células del sistema inmunitario que impiden la entrada de organismos no deseados a través de la piel, activando respuestas inmunes. Con la edad, hay una pérdida sustancial en el número de estas células. La epidermis no tiene aporte sanguíneo propio. Se nutre del intercambio de sustancias con la dermis. Cuando la piel envejece, la superficie de contacto entre dermis y epidermis disminuye, dificultando así este intercambio metabólico y nutricional. Junto a estos procesos, se produce una atrofia de la epidermis, debida a la reducción en el recambio celular por disminución de los queratinocitos (productores de queratina). La función barrera de la piel disminuye, ya que el estrato córneo no se reemplaza tan rápidamente y los procesos de curación son más lentos. La retención del contenido de agua disminuye, promoviendo la aparición de piel seca y descamativa.  DERMIS Se trata de la capa más gruesa de la piel, situada bajo la epidermis, en contacto con la capa basal de ésta última. Es la capa que contiene los vasos sanguíneos (capilares), que aportan los nutrientes y oxígeno. Estos se encargan de nutrir a la dermis directamente y, mediante intercambio, a la epidermis. Con la edad, estos vasos se hacen más frágiles y tienden a aparecer moratones, pequeñas hemorragias y otras alteraciones similares. Básicamente, la dermis es una matriz compuesta por fibras de colágeno y elastina. Tanto el colágeno como la elastina se forman en los fibroblastos, y son las moléculas encargadas de aportar firmeza, resistencia y elasticidad a la piel. La molécula de colágeno es una proteína, formada por tres cadenas de aminoácidos. Los aminoácidos son los fragmentos que conforman los péptidos y proteínas. Se sintetizan en el interior de las células, en unas estructuras llamadas ribosomas, cuya principal función es la síntesis de proteínas. Los defectos en la síntesis de estas moléculas o de las cadenas causan patologías que no sólo afectan a la piel, sino a todos aquellos órganos que tengan colágeno en su composición. El colágeno aporta, principalmente, resistencia a la piel. Se sabe que existe una relación entre el grosor de la piel y la cantidad de colágeno que alberga. La elastina es también una proteína en forma fibrilar, pero su principal misión es aportar elasticidad a la piel. Las glándulas sebáceas tienden a producir menos cantidad de grasa. En los hombres suele ocurrir a partir de los ochenta años de edad; en las mujeres, ocurre gradualmente a partir de la menopausia. Esto causa una disminución en la hidratación de las capas de la piel, resultando en sequedad y picores. Otras células importantes son los mastocitos, que producen y almacenan histamina. El tejido dérmico se atrofia con el envejecimiento, disminuye el número de estos mastocitos; y con la disminución importante del flujo sanguíneo, se produce un importante descenso en la liberación de histamina desde estos. Estos cambios pueden ser de importancia en la respuesta de la piel a las infecciones o las heridas. Junto con la disminución en la producción de colágeno, aumenta la concentración de enzimas que degradan el propio colágeno, disminuyendo por tanto la cantidad y calidad de este material, cuya función principal es la estructural. La disminución de los vasos sanguíneos de la dermis y de los capilares más cercanos a la epidermis contribuye al aspecto pálido o céreo de la piel envejecida, así como a la disminución de la temperatura asociada. Tanto los terminales nerviosos como los sistemas de detección de presión y tacto disminuyen con la edad. Las personas mayores pueden, por tanto, tener más problemas a la hora de detectar cambios en el medio que los rodea y adaptarse a ellos.  HIPODERMIS La hipodermis es la capa más interna de la piel, principalmente compuesta por grasa, que actúa en la absorción de impactos y como aislamiento. Con la edad, esta capa grasa de la piel puede perder sus propiedades de aislamiento y protección, apareciendo con más facilidad daños en la misma. Puede resultar más complicado mantener la temperatura corporal, por falta del aislamiento producido por esta capa grasa. La distribución de la grasa también varía con la edad, alterándose en ciertas zonas como la cara y aumentando en los muslos y en el abdomen. La disminución en las zonas cercanas a los huesos puede favorecer la aparición de fracturas y de úlceras de presión, por la disminución del colchón protector que aporta la capa grasa. 1.3. CONCLUSIONES Se sabe que el envejecimiento es un proceso consecuencia de la programación genética de nuestras célula; al que contribuye la acción de diferentes factores, entre ellos la acción UV de la luz solar (fotoenvejecimiento), de los radicales libres o de los agentes externos (frío o calor). El riesgo de aparición de cáncer de piel es mayor en la edad madura. Con el paso del tiempo se producen numerosos cambios bioquímicos, hormonales y funcionales en nuestra piel, que causan los acontecimientos que hemos ido desarrollando. La capacidad fisiológica y sensitiva se ve disminuida ante los estímulos del entorno. Todos estos cambios aumentan el riesgo de alteraciones cutáneas. Sin embargo, a pesar de ser un proceso inevitable, las consecuencias del mismo pueden verse minimizadas con la práctica rutinaria de ejercicio, una dieta sana y equilibrada que aporte vitaminas, antioxidantes naturales y fibra; y la disminución de hábitos tóxicos como el tabaco o la ingesta de alcohol. Asimismo, un cuidado adecuado de la piel (higiene, hidratación y protección) puede contribuir a minimizar los daños. BIBLIOGRAFÍA  Aging Changes in skin. Medline Plus on‐line Medical Encyclopedia. Visitado el 30 de Mayo de 2012.  Nigam Y, Knight J. Exploring the anatomy and Physiology of aging, Part 11 – The skin. NT 9 December Vol 104 No 49.  Herrera E, Bosch R, Matilla A. Elastosis actínica y envejecimiento cutáneo. Enfermedad de Favre‐Racouchot. En: Herrera E, Moreno A, Requena L, Rodríguez JL. Dermatopatología: Correlación clínico‐patológica. 1ª Ed. Área Científica Menarini; 2007: 134‐136.  Hernández Cruz RF. Tratamiento integral de las arrugas. Rejuvenecimiento facial. En: http://www.esteticainterdisciplinaria.com/.  De las Heras H. Alteraciones morfológicas en la piel de la mujer perimenopáusica. XVIII Reunión del Grupo Español de Dermatología Cosmética y Terapéutica. Lanzarote 2006.  Introducción a la Dermatología. Dr Ríos Yuil. http://www.telmeds.org/wp‐
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9.  Léntigo solar en la espalda. Medline Plus on‐line Medical Encyclopedia. Visitado el 30 de Mayo de 2012. 2. CUIDADO GENERAL DEL ROSTRO EN LA EDAD MADURA Los tres pilares básicos del cuidado de la piel facial son la limpieza, la hidratación y la protección de la misma, sin importar la edad que tengamos. El rostro es con toda seguridad la parte del cuerpo más susceptible de cambiar o sufrir debido a las inclemencias del tiempo o el paso de los años. A medida que envejecemos, la piel sufre una serie de transformaciones, como ya hemos ido viendo. La sequedad, la aparición de arrugas, la flaccidez, las manchas solares o el picor son signos y síntomas que acompañan al paso de los años en la piel. Es por ello que tenemos que prestar atención a la piel, cuidándola para minimizar en la medida de lo posible las molestias asociadas al envejecimiento cutáneo. Y mantener la piel de la cara en perfecto estado es fundamental. 2.1. HIGIENE El cuidado de la piel facial en las personas mayores se basa, principalmente y al igual que en cualquier otro tipo de piel, en la higiene. No sólo a nivel cosmético. También una adecuada higiene dietética puede contribuir al cuidado de la piel, con el necesario aporte de proteínas, glúcidos, lípidos, vitaminas o antioxidantes. Las proteínas son fundamentales para la correcta formación y mantenimiento de estructuras, especialmente importantes aquellas que presentan un alto contenido en los aminoácidos más requeridos en la edad madura: lisina y metionina. Los lípidos son fundamentales como reserva energética, para la formación de membranas y como transporte de otras sustancia lipófilas, como ciertas vitaminas o lipoproteínas. Los glúcidos suponen la fuente de energía inmediata; y la glucosa es el principal alimento del cerebro. Las vitaminas son bastante importantes en esta etapa. Sus déficits pueden acarrear patologías y trastornos mucho más dañinos que en otras etapas. Una de las vitaminas cuyo déficit es más frecuente e importante es la vitamina D. Su síntesis se produce en la piel, luego se recomienda que, al menos dos veces por semana, se exponga la cara y las manos a la luz solar durante un tiempo moderado (unos 15 minutos). Otra vitamina de importancia capital para la piel es la vitamina C. Aparte de sus funciones antioxidantes (colaborando en parte a evitar las acciones de la oxidación en los tejidos), es fundamental para el correcto ensamblado de las moléculas de colágeno, permitiendo así la formación de un colágeno de calidad. Algunos de los problemas de la piel provienen por el déficit en la dieta de vitamina C, ya que ésta no puede sintetizarse de manera natural y debe ser ingerida. El agua debe ser ingerida en una medida adecuada. Generalmente, los mecanismos de la sed se encuentran alterados a ciertas edades; la administración de diuréticos es muy frecuente para el control de la presión arterial y de los edemas. Por ello, debe formar parte de las recomendaciones nutricionales. Es un componente fundamental de los diferentes tejidos del cuerpo, en especial de la piel. Desde el punto de vista cosmetológico, los preparados para la higiene de la cara en la edad madura deben ser más suaves en su composición y mecanismo de acción que los indicados para pieles más jóvenes. Muchos productos en el mercado están formulados específicamente para la piel madura. Los jabones, geles y syndets deben ser compatibles con la composición en grasa de la piel madura, ya que generalmente suele ser seca y con menor contenido en grasa que en una piel más joven. Cabe recordar que la suciedad tiene un carácter eminentemente graso (lipófilo), si bien es cierto que no todos sus componentes lo son. Por ello, se utilizan productos limpiadores cuya finalidad es eliminar dichos restos lipófilos (jabones, geles, syndets). Deben evitar, no obstante, eliminar en exceso la propia grasa de la piel, ya que se tardaría en regenerar dicho contenido; y presentar un pH ajustado al de la piel para evitar alteraciones en la capa protectora. Gran parte de los problemas cutáneos asociados a la edad se deben a la pérdida de la capa grasa, que confiere aislamiento y protección. Hay que tener en cuenta que cualquier alteración en la piel madura tardará más tiempo en repararse, debido a que ya hemos visto que casi todos los sistemas celulares de reparación se encuentran mermados. No son convenientes los baños largos, ni la fricción excesiva con los productos utilizados, que sólo puede empeorar la xerostosis (piel seca) y producir molestias, como el prurito (picor). Está contraindicado frotar la piel con agentes como colonias o perfumes, que sólo pueden producir más sequedad. Para la limpieza facial se recomiendan leches y geles limpiadores, tanto en hombres como en mujeres; pero siempre con las características más adecuadas en función del tipo de piel que deben limpiar. Como para cualquier otro tipo de piel, la piel facial madura debe ser desmaquillada siempre. La cara deberá limpiarse al menos dos veces al día con agua y algún producto adecuado. Los syndets, detergentes sintéticos, están formulados especialmente para mantener el pH de 5.5. Son los preparados más suaves y recomendados para la limpieza diaria de la piel facial. 2.2. HIDRATACIÓN Se trata del segundo elemento clave en el cuidado facial de la piel madura. Con la edad, la capacidad de la piel para retener la hidratación disminuye, aumentando así la necesidad de hidratación de la piel facial. La estructura celular y la composición de las diferentes capas se encuentran alteradas, permitiendo la evaporación del agua contenida en la piel. Podemos mencionar dos grandes mecanismos por los que la piel mantiene su equilibrio de hidratación: el manto hidrolipídico y el factor natural de hidratación. ‐ El manto hidrolipídico o barrera hidrolipídica es una capa que se sitúa superficialmente a la piel, en la parte más externa, e impide que la humedad interna se evapore. Está formado por varios componentes, de naturaleza lipídica principalmente (aunque también acuosa); y de proteínas. Si esta barrera se daña por la agresión de diferentes factores, la humedad no puede ser retenida y se produce deshidratación. En la piel madura esta capa ya no mantiene sus propiedades estructurales, favoreciendo la pérdida del agua y produciendo la piel seca, que es uno de los principales signos de envejecimiento cutáneo. ‐ El factor natural de hidratación (FNH): se trata de un conjunto de elementos de la piel (células de la epidermis y sudor), que favorecen la hidratación de la piel, manteniendo el equilibrio hídrico. Cuando hace falta un aporte extra de hidratación, captan humedad del ambiente. Son muchos los agentes que pueden producir agresiones en la piel, disminuyendo su capacidad de captación y/o retención acuosa. Esto agentes se dividen en extrínseco e intrínsecos: ‐ Extrínsecos: son aquellos que no dependen del medio interno. Se trata de elementos como el frío, el calor, diferentes químicos (incluyendo jabones o detergentes agresivos; ‐
perfumes), radiaciones, etc. que tienden a dañar la capa protectora de la piel. Por tanto, el fotoenvejecimiento se considera un factor extrínseco. Intrínsecos: son aquellos que sí provienen del medio interno. Diferentes patologías (no necesariamente de la piel en exclusiva), el uso de medicamentos, etc. El envejecimiento natural o cronológico se encontraría dentro de este grupo de factores. Los productos hidratantes se pueden clasificar, grosso modo, en los siguientes: ‐ Emolientes: Restauran la película hidrolipídica del estrato córneo. Si ésta se encuentra dañada, el riesgo de perder el agua natural por evaporación es mayor. Esta película puede regenerarse con aceites vegetales, minerales, ceras, vitaminas liposolubles, ceramidas o escualeno (precursor del colesterol, necesario para las membranas celulares). Crean una capa sobre la piel y, a la vez, penetran en ésta para regenerar la capa dañada. ‐ Humectantes: Mantienen o incrementan el grado de hidratación epidérmica. Principalmente, son aquellos principios activos con capacidad de absorber y retener humedad, aportando hidratación y evitando su pérdida. Suelen ser activos como los aminoácidos, urea, ácido láctico, que están presentes en el factor de hidratación natural (FHN); el ácido hialurónico, el condroitín sulfato, la quitina y diversas proteínas naturales. ‐ Oclusivos: Se sitúan directamente sobre la piel, creando una especie de película sobre ella. Se retrasa y minimiza la pérdida de agua. Algunos principios activos son la parafina líquida, el miristato de isopropilo o la vaselina. En general, frenan la pérdida de agua, a la vez que se aporta mayor hidratación y se regeneran las estructuras cutáneas cuya función es evitar la pérdida de humedad intracutánea. 2.3. PROTECCIÓN Es evidente la importancia de la protección en el cuidado de la piel facial. Tanto el proceso de hidratación como el de limpieza juegan papeles importantes en el cuidado y protección. Ya hemos ido viendo que existen numerosos factores que pueden afectar a las diferentes capas de la piel, privándola de sus propiedades fisiológicas y anatómicas, en algunos casos. En el mercado existe gran variedad de productos encaminados a proteger, reparar y prevenir los estragos causados por el envejecimiento; o a minimizarlos en la medida de lo posible. El calor, el frío y el sol son los tres agentes más frecuentes involucrados en la agresión a la piel expuesta. Y gran parte de las medidas de protección van encaminadas a frenar la agresión que estos producen. Pero no únicamente. También podemos encontrar: ‐ Reafirmantes: como sabemos, a medida que envejecemos la calidad y cantidad de colágeno y elastina se ve alterada; y junto a las alteraciones en los queratinocitos productores de queratina, se promueve la aparición de flaccidez. Muchos productos en el mercado van encaminados a minimizar estas alteraciones. Incluyendo: tensores, regeneradores celulares, lipolíticos, ciertos hidratantes o reestructurantes). ‐ Despigmentantes: tratan las manchas que aparecen por la edad y por los factores externos (radiación solar, principalmente). Podemos encontrar hidroquinona, ácido kójico, ácido azelaico, extractos vegetales; que asociados a alfa‐hidroxiácidos permiten llevar a cabo un pequeño efecto de peeling. Este efecto favorece la penetración y acción en capas más profundas de la piel facial. ‐ Antiarrugas: De nuevo, la pérdida de contenido proteico (colágeno y elastina) promueve la aparición de arrugas, favorecidas por la acción de la gravedad. Suelen tener un aporte en ácido hialurónico y colágeno, que rellenen las arrugas, disimulándolas. ‐ Contornos de ojos y de comisuras: Suelen contener activos anti‐radicales libres, regeneradores, hidratantes y reestructurantes. Muchos de estos productos, especialmente los reafirmantes y antiarrugas, deben ser aplicados como prevención, antes de la aparición de la alteración que quieren tratar. Si esta práctica se lleva a cabo, la aparición será más progresiva y menos llamativa. Siempre es más complicado disimular la flaccidez o las arrugas si éstas ya han aparecido que previniendo su aparición. Otros consejos importantes a la hora de proteger la piel facial son los siguientes: ‐ Intentar disminuir el tabaco, ya que es un gran enemigo de la piel. Impide la transpiración y regeneración adecuada. ‐ Asimismo, disminuir la ingesta de café y alcohol en grandes cantidades. ‐ Una dieta equilibrada, con el aporte necesario de todos los componentes, es esencial para un adecuado mantenimiento de la piel. El aporte de vitaminas (en especial, antioxidantes, vitamina C, regenerantes y beta‐carotenos). ‐
Descansar 8 horas al día. Favorecemos la reparación cutánea. ‐ Hacer ejercicio mejora la circulación, favoreciendo el riego en la piel y el intercambio entre dermis y epidermis de nutrientes. También permite eliminar toxinas. ‐ Disminuir el nivel de stress. ‐ Proteger nuestra piel de las radiaciones UV. Muchos de los productos que hemos mencionado vendrán, por la delicadeza de la piel facial, formulados con factor de protección solar, de manera que actúen como barrera ante las radiaciones. Recordemos que el fotoenvejecimiento es uno de los factores extrínsecos más importantes en la aparición de manchas, tumores cutáneos e incluso cáncer de piel (melanoma y no‐
melanoma). ‐ Proteger la piel del frío intenso y del calor extremo, no sólo mediante el uso de productos cosméticos, hidratantes; sino mediante otros medios más sencillos, como es el uso de ropa acorde con el ambiente al que vamos a exponer nuestra piel. BIBLIOGRAFÍA  Uitto J, Understanding premature skin aging, N Engl J Med 337(20) 1463–5 (1997).  Marimón M, Garrote A. La piel senil. Ámbito Farmacéutico, Vol 22 Num 11, Diciembre 2003.  Benaigues A. Hidratación Corporal. Ámbito Farmacéutico, Vol 24 Núm 9 Octubre 2005.  Rodrigues LM, Pinto PC. Análisis de la influencia del grado de hidratación de la epidermis en el comportamiento biomecánicos de la piel in vivo. Ars Pharmaceutica. 2004;45(1):59‐71.  Rawlings AV. Trends in stratum corneum research and the management of dry skin conditions. International Journal of Cosmetic Science. 2003;25(1/2):63‐95. 3. EL CUIDADO DE LA PIEL: CREMAS FACIALES Y OTROS TRATAMIENTOS 3.1. EVOLUCIÓN DE LA COSMÉTICA El importante avance que ha sufrido la dermocosmética en los últimos años, permite, a día de hoy, que los profesionales pueden evaluar con precisión el tipo de piel y establecer los cuidados personalizados adaptados a cada paciente. Cada tipo de piel requiere un cuidado diario individualizado, ya se trate de piel seca, seborreica, con tendencia acnéica, etc. sin olvidar, además, las condiciones atmosféricas y ambientales ligadas a cada estación del año y a las condiciones de vida de cada paciente. Los grandes retos actuales y de futuro de la cosmética van en la línea de la prevención y protección de las radiaciones, desarrollando filtros, luchando contra los radicales libres, que son moléculas reactivas que se forman por acción de las radiaciones, y que alteran estructuras de la piel y buscando la reestructuración de la capa cornea, es decir la más externa, utilizando ingredientes de origen vegetal, empleando medios de vehiculación que hacen más efectiva la cosmética y la implantación de la cosmetovigilancia para dar mayor seguridad a los usuarios. También se han comenzado a utilizar compuestos del mundo marino como el colágeno animal, algas, etc., y técnicas que proceden del mundo del medicamento como la biotecnología permitiendo elaborar, por medio de cultivos, sustancias idénticas a ingredientes naturales. Se introducen conceptos nuevos como la cronobiología, término que estudia las variaciones que se producen en las funciones vitales en relación con el tiempo. Los recientes desarrollos científicos contribuyen a dar contenido en dos áreas: “seguridad y eficacia”. Antes los test de animales eran usados para determinar la seguridad de un producto, sin embargo la tendencia actual es eliminar los ensayos en animales desarrollando otros alternativos como los cultivos de tejidos, ensayos bioquímicos o en humanos. De entre los ensayos de seguridad y eficacia cosmética que se realizan, se incluyen: 1. Ensayos “in vivo” en voluntarios humanos: ‐ Estudios de tolerancia cutánea. ‐ Test de uso bajo control dermatológico (cosmética facial y corporal). ‐ Test de uso bajo control oftalmológico (cosmética que afecta al área ocular). ‐ Ensayo de no comedogenicidad (cosmética para pieles grasas con tendencia acnéica). ‐ Ensayo de hipoalergenicidad (productos que minimizan el riesgo de producir alergia). ‐ Estudios de eficacia hidratante, reafirmante, antiarrugas, sebo‐reguladora, regeneradora, anticelulítis, desodorante, antitranspirante, anticaspa, autobronceadora, anti‐irritante, etc. ‐ Determinaciones del factor protección solar UVA/UVB y resistencia al agua. ‐ Test de consumidores. 2. Ensayos “in vitro”: ‐ Test de irritación ocular. ‐ Test de fototoxicidad. ‐ Ensayos de absorción percutánea. ‐ Test de eficacia (despigmentante, anti‐radicales libres, determinación de factores de protección solar, etc.). 3. Ensayos toxicológicos. En la reglamentación comunitaria, así como en la española, se define al producto cosmético como “toda sustancia o preparado destinado a ser puesto en contacto con las diversas partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos) o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar su aspecto, y/o corregir los olores corporales, y/o protegerlos o mantenerlos en buen estado”. La legislación exige la existencia de un documento del producto que contenga la fórmula cuantitativa y cualitativa del producto, especificaciones fisicoquímicas y microbiológicas de las materias primas y del producto acabado, el método de fabricación, la evaluación de la seguridad para la salud humana del producto final con la identificación de las personas cualificadas responsables de la evaluación, los datos existentes sobre los efectos no deseados para la salud humana provocados por el producto cosmético como consecuencia de su utilización y las pruebas que demuestren el efecto reivindicado por el producto cosmético, cuando la naturaleza del efecto o del producto lo justifique. Para poder establecer el tratamiento adecuado para cada paciente, existen herramientas que evalúan el grado de severidad de las arrugas y el envejecimiento de la piel. Una de las herramientas más utilizadas, es la escala de Glogaw, que se utiliza para estimar el grado de fotoenvejecimiento clasificándolo en 4 tipos: ‐ El tipo 1 (temprano) se caracteriza por ausencia de arrugas, cambios pigmentarios leves, ausencia de queratosis y es típico de las personas de entre 20 y 30 años. ‐ El tipo 2 (temprano a moderado) se caracteriza por arrugas de expresión, lentigos seniles tempranos, queratosis palpables pero no visibles y es típico de las personas de entre 30 y 40 años. ‐ El tipo 3 (avanzado) se caracteriza por arrugas inclusive en reposo, discromías obvias, queratosis visibles, telangiectasias y es típico de las personas de 50 años o más. ‐ El tipo 4 (severo) se caracteriza porque el paciente no presenta piel normal, la piel tiene un color amarillo‐grisáceo, las arrugas son profundas y hay lesiones precancerosas. De acuerdo a la clasificación de Glogaw, los pacientes ideales para tratar con procedimientos no quirúrgicos se ubican en los tipos I, II y III, en el tipo IV los resultados pueden no ser los esperados, pero se pueden complementar con procedimientos quirúrgicos, mientras que en el tipo más avanzado (Glogaw V), el tratamiento más efectivo es el quirúrgico complementado con protocolos de medicina estética. El tratamiento para todos los casos se debe de iniciar con una historia clínica completa y detallada con un diagnostico medico preciso para detectar las lesiones a tratar. Es de vital importancia mantener informado al paciente respecto a las características de las lesiones y los procedimientos a seguir para paliarlas, ya que, en gran medida, el éxito del tratamiento depende del cambio de hábitos y rutinas de los pacientes y no sólo del tratamiento médico aplicado en la consulta. Por otro lado, se debe explicar detalladamente los posibles resultados para no crear falsas expectativas. El tratamiento en sí, consiste en detener la progresión del fotoenvejecimiento y revertir las lesiones que implican y lo conforman, y retardar los signos del envejecimiento cronológico genético en lo posible. En las primeras fases del tratamiento, una vez evaluado el paciente y establecido un diagnóstico, se puede hidratar la piel mediante un protocolo de hidratación facial profunda con la aplicación de algún suero hidratante de algas marinas con colágeno y elastina, ayudándonos con galvánica o velo universal para facilitar la penetración. A continuación se debe explicar el tratamiento al paciente para que sepa utilizar correctamente los productos y así minimizar los efectos adversos. 3.2. POSIBLES TRATAMIENTOS 3.2.1. TRATAMIENTOS TÓPICOS Se inicia el tratamiento con un mantenimiento básico y tópico (Tabla 1) que incluya productos de limpieza:  Desmaquillantes y jabones suaves no alcalinos y que no resequen excesivamente la piel, como los jabones sintéticos;  Exfoliantes, que deben ser suaves pero efectivos para eliminar las capas superficiales de la piel y permitir la penetración de otros productos;  Productos hidratantes, los cuales tengan la capacidad de penetrar a la dermis y reponer el agua que se va perdiendo;  Retinoides o alfa‐hidroxiacidos, que se pueden considerar como la base del tratamiento, los retinoides son derivados de la vitamina A, también denominada retinol, la aplicación tópica de esta o de su derivado retinaldehido corrigen algunos de los fenómenos asociados al fotoenvejecimiento de la piel, como la aspereza, arrugas y la hiperpigmentación. En las primeras semanas de tratamiento, la piel se vuelve más suave debido a cambios epidérmicos donde hay una proliferación de los queratinocitos básales y un aumento de la hidratación epidérmica secundaria al depósito de ácido hialurónico, que es un glicosaminoglicano con gran capacidad humectante, y el estrato corneo se compacta, estos cambios a nivel de la dermis evitan la degradación del colágeno y aumentan su síntesis;  Alfa‐hidroxiácidos; son ácidos orgánicos débiles que están presentes de manera natural en manzanas y peras (ácido málico), limones y naranjas (ácido cítrico), uvas (ácido tartárico), caña de azúcar (ácido glicólico) y en la leche agria (ácido láctico). Los más usados son los ácidos lácticos y glicólico que actúan como exfoliantes químicos. Los alfa‐hidroxiacidos tienden a reestructurar el estrato corneo, reducen la arrugas finas, disminuyen las manchas de la piel y otros signos de la piel envejecida. Facilitan la eliminación de las células muertas superficiales del estrato corneo y estimulan el crecimiento de las células de las capas inferiores e incrementan la síntesis de glicosamioglicanos, colágeno y elastina. Tabla 1: Tratamientos tópicos antiedad • Macromoléculas con efecto tensor: colágeno, queratina o trigo. • Estimulantes del metabolismo celular: vitaminas, oligoelementos, antioxidantes, algunos extractos (levaduras, ginseng, eleuterococo). • Estimulantes del sistema inmunitario. • Sustancias que mejoran la elasticidad de la piel: hidratantes, enzimas (antielastasas, anticolagenasas), sustancias reengrasantes (aceites, ceras, mantecas vegetales). • Activos despigmentantes. • Antirradicales libres: filtros solares, enzimas, ciertos extractos vegetales. • Sustancias que compensan las carencias hormonales: salvia, lúpulo, ñame, cimicífuga, peonía, isoflavonas de soja. • Sustancias proendorfinas capaces de acelerar la producción de beta‐endorfinas a nivel cutáneo. De esta manera, se activa la actividad celular y la piel aparece más tonificada, tersa y luminosa. • Activos vegetales con propiedades relajantes, incorporados como ingredientes aislados, extractos y aceites esenciales. • Pigmentos reflectantes de la luz, que crean un efecto óptico de piel más lisa (efecto soft‐focus).  La Vitamina C puede acelerar la cicatrización de las heridas, es un potente antioxidante que protege a los tejidos y desempeña un papel integral en la elastina y la síntesis de colágeno. La vitamina C o ácido L‐ascórbico, es el antioxidante más abundante encontrado en la piel. EFECTOS CUTÁNEOS DE LA VITAMINA C Promueve la síntesis de colágeno Propiedades antioxidantes Fotoprotección de UV y A Antiinflamatoria Mejora hiperpigmentación Reduce el eritema post‐láser resurfacing Mejora el acné y cicatrices por acné Tabla 2: Efectos cutáneos de la vitamina C. Extraído de http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=49612  La Vitamina E tiene entre sus propiedades más significativas la hidratación, efectos anti‐
inflamatorios y proporciona protección de la radiación ultravioleta (UV). Actúa como un antioxidante e inhibe la formación de peróxidos de lípidos y, por lo tanto, evita el envejecimiento de la piel. También actúa mejorando la disminución de la función de la glándula sebácea y la pigmentación excesiva en la piel.  Otros antioxidantes tópicos como la hoja de de cera de eucalipto y Prunus, las semillas de arroz negro, hojas de cebada, semillas de sésamo, romero, té verde, la cúrcuma, beta‐caroteno, extractos de aloe y extractos de coral, antioxidantes naturales que incluyen los flavonoides (antocianinas, las uvas rojas, arándanos, fresas, col roja), quercetina (cebolla, pieles de manzana, fresas, brócoli), catequinas (té verde, cacao), isoflavonas (soja), carotenoides (zanahorias, pimientos dulces, las naranjas), licopeno (tomate), las proantocianidinas oligoméricas o procianidinas (extracto de semilla de uva). Los antioxidantes tópicos protegen eficazmente del daño que producen los radicales libres que se originan cuando la piel está expuesta a la luz ultravioleta o debido al envejecimiento natural.  Los ácidos grasos esenciales (AGE) intervienen en la reconstrucción de las membranas celulares y permiten un eficiente transporte de nutrientes desde el espacio extracelular al intracelular. Son indispensables para el normal funcionamiento del organismo y no se pueden producir endógenamente, sólo se pueden adquirir a través de la alimentación. Existen tres tipos de ácidos grasosesenciales: ‐ Ácido linolénico (Omega 3): Grasas de procedencia vegetal como los aceites de semillas o de vegetales con hojas verdes oscuras. Y también hay de procedencia animal, como los peces azules de agua fría (salmón, atún, sardina, caballa). ‐ Ácido linoleíco (Omega 6): Dentro de este grupo podemos encontrar los aceites de semillas de grosella negra (aceite de casis, borraja, onagra). ‐ Ácido araquinódico: Compuesto por plantas como las coles de Bruselas, los ajos, las zanahorias, la soja o el aceite de sésamo. La Rosa Mosqueta (aceite de semilla Rosa Mosqueta), de alto contenido en AGE, alisa las arrugas mediante la hidratación de la piel y retrasa nuevos signos de envejecimiento.  La aplicación tópica de estrógenos muestra mejora en la elasticidad de la piel y en la firmeza, aumentando la humedad cutánea, la síntesis de colágeno y disminución de la arrugas en profundidad. El ácido lipoico es un potente antioxidante con propiedades anti‐inflamatorias importantes que tiene efectos beneficiosos sobre la piel fotoenvejecida.  Los protectores solares son de dos tipos: protectores solares químicos, tales como PABA, ésteres de PABA, benzofenonas, salicilatos y antranilatos que contienen moléculas que absorben la radiación UVB principalmente, y los bloqueadores solares físicos, tales como dióxido de titanio, silicato de magnesio, óxido de zinc, vaselina o caolín, que forman un recubrimiento sobre la piel que refleja la luz UVA. La exposición solar intensa puede producir daños en los tejidos elásticos, piel actínica, dañar y contribuir a la formación de cáncer de piel. Tan sólo los agentes de protección solar que puedan bloquear completamente tanto las longitudes de onda UVB como UVA son protectores solares eficaces.  El peeling químico es un tratamiento seguro y eficaz para un paliar los signos de envejecimiento moderado de la piel del rostro y que tiene como base el uso de productos químicos (ácido glicólico, acético y pirúvico, entre otros) cuya acción provoca una descamación que propicia la renovación cutánea. El resultado es una textura más suave, haciendo menos evidentes las arrugas finas y aclarando intensamente las manchas en la piel. Los peelings químicos pueden: Corregir las lesiones de dermato‐heliosis (degeneración actínica) Atenuar cicatrices suaves. Eliminar arrugas. Uniformizar la hiperpigmentación irregular Los peelings químicos no pueden: No pueden alterar los diámetros de los poros. No mejoran la flacidez cutáneo‐muscular. No mejoran el aspecto de las cicatrices profundas En ocasiones pueden emperorar la hiperpigmentación Debido a que con la aparición de arrugas también se presentan zonas con hiperpigmentación, son útiles los agentes despigmentantes, como la hidroquinona, ácido azelaico o ácido Kojico, los cuales inhiben la melanogénesis, reduciendo gradualmente las manchas de la piel. Otra molécula interesante es el 2‐dimetilaminoetanol, abreviado como DMAE. Es una molécula pequeña (pm = 89,14) que penetra fácilmente en la piel. Se presenta como un líquido viscoso de elevado pH y con el olor característico de las aminas. Estructuralmente, es un análogo de la colina, lo que aumenta notablemente la biosíntesis de acetilcolina en el sistema nervioso central y en la dermis. Desde hace años se emplea como terapia oral en pacientes pediátricos con hiperactividad, aunque ha sido entre 1999 y 2002 cuando se han divulgado las experiencias clínicas en preparaciones cosméticas. Para justificar la acción tópica de DMAE se proponen dos mecanismos de acción: por una parte, el aumento de la producción de Acetilcolina en la dermis implica, como se ha visto, un aumento de firmeza de la piel; por otra parte, la mayor retención de agua en la dermis tensaría de forma temporal la superficie de la piel. Aunque el mecanismo de acción es todavía incierto, su efecto es indiscutible, ya que la piel envejecida se tensa visiblemente. Para aplicación tópica, se comercializa DMAE puro y en forma de sales —
glicolato, lactato, mandelato— que añaden las propiedades del ácido a las propiedades tensoras de DMAE. El glicolato de DMAE disminuye el espesor de la capa córnea y mejora la textura de la piel, por lo que se aconseja para las pieles acneicas; el ácido láctico es un hidratante natural que aumenta las ceramidas naturales de la piel y es bacteriostático; y el ácido mandélico está indicado para pieles hiperpigmentadas o de tonos más oscuros, para pieles más sensibles y en pieles acneicas. DMAE representa un paso importante en cosmética, ya que produce un efecto “lifting” visible, rápido y sin necesidad de intervenciones quirúrgicas. Se han realizado estudios que demuestran que un gel con DMAE al 3% aumenta la firmeza de la piel. Además de los posibles tratamientos ya citados, es necesario establecer algunas pautas a seguir en los hábitos de los pacientes, como tomar abundante agua durante el día, hacer ejercicio, evitar comidas enlatadas o con conservadores, así como evitar tabaquismo y alcoholismo y exposición solar prolongada, principalmente durante las 12:00 a las 14:00. En consulta se deben programar sesiones semanales o quincenales hasta obtener los resultados esperados y después mensuales de mantenimiento, para realizar protocolos hidratantes, nutritivos, antioxidantes, despigmentantes, exfoliaciones mecánicas o químicas (peelings), físicas (microdermoabrasión con puntas de diamante), las cuales son de suma importancia porque además de eliminar capas de células muertas, estimulan la regeneración de estas, obteniendo mejores resultados. Los protocolos en consulta deben de ser flexibles para las necesidades de cada paciente y así evitar el abandono del tratamiento. 3.2.2. AGENTES INYECTABLES Los agentes inyectables tienen como objetivo principal restaurar el volumen perdido que se produce por la atrofia en los tejidos con el paso del tiempo. Los resultados a este tratamiento son visibles de inmediato. El tratamiento ha de ser suministrado por un profesional de salud, en consulta y la recuperación es muy rápida aunque existe riesgo que aparezcan leves hematomas en la zona tratada. Antes de aplicar algún relleno se debe valorar cuidadosamente al paciente, para escuchar lo que desea, analizar su rostro y ofrecer realmente lo que le puede ayudar a mejorar su imagen sin distorsionar o alterar esta. Algunos de los agentes inyectables son:  La toxina botulínica tipo A, neurotoxina producida por Clostridium botulinum, es una sustancia realmente eficaz en el tratamiento médico/estético de las arrugas de expresión, porque bloquea selectivamente la liberación de acetilcolina desde la terminal nerviosa a la placa motora. En concreto, la toxina botulínica destruye irreversiblemente la proteína SNAP‐25 del complejo SNARE, lo que impide la liberación de acetilcolina y provoca la parálisis del músculo afectado. La toxina botulínica tiene una acción específica sobre los terminales colinérgicos y temporal, ya que, pasados entre 15 y 20 días desde su infiltración, se fabrican nuevos terminales nerviosos en paralelo que son activos al cabo de 2 o 3 meses, y que, pasados entre 3 y 6 meses, restablecen por completo la señal muscular —liberación de acetilcolina—. Tabla 3: Características de la toxina botulínica Se considera la sustancia más letal conocida por peso: 1 g de toxina podría matar a un millón de personas Se emplea en medicina (tratamiento de la hiperhidrosis y de la paresia local precirugía), en neurología («tics» y migraña) y oftalmología En medicina estética, se utiliza para el tratamiento causal de las arrugas de expresión Las sustancias que reivindican de forma apropiada una actividad “tipo Botox” actúan sobre el mismo centro que la toxina botulínica, es decir, demuestran un mecanismo de inhibición del complejo SNARE a través de la proteína SNAP‐25. Aprovechando las expectativas creadas con la denominación efecto Botox se han presentado sustancias activas con acción antiarrugas que, sin embargo, poseen un mecanismo de acción diferente del expuesto. En sentido estricto, no se ajustan a esta denominación y no deben confundirse con las anteriores. La gran aportación de la cosmética ha sido el diseño de moléculas capaces de actuar por vía tópica para tratar las arrugas de expresión. Suponen, en primer lugar, una alternativa eficaz, segura, cómoda, más natural y económica a otros métodos más drásticos de la medicina estética. Además, las sustancias con efecto Botox sirven como mantenimiento entre las microinyecciones de toxina botulínica, ya que al prolongar sus efectos, comportan una reducción de la frecuencia de las microinyecciones y del coste del tratamiento. Por último, las sustancias con efecto Botox están indicadas en las personas que han desarrollado una inmunidad frente a la toxina botulínica tras su uso prolongado.  Argireline (INCI: acetyl hexapeptide‐3) es un hexapéptido, es decir, una cadena de 6 aminoácidos unidos de forma sintética. Su eficacia antiarrugas es el resultado de una doble acción: por una parte, provoca una relajación muscular por un mecanismo similar al de la toxina botulínica; por otra parte, provoca la relajación de los fibroblastos y un efecto “lifting”. La relajación muscular se produce por inhibición del complejo SNARE pero, a diferencia de la toxina botulínica, Argireline no destruye irreversiblemente la proteína SNAP‐25 del complejo, sino que modifica su conformación y compite con ella por un sitio en el complejo SNARE.  Octamioxyl es un péptido de mayor tamaño (INCI: acetyl octapeptide) que también bloquearía el grupo N‐terminal de la proteína SNAP‐25 con mayor eficacia que el hexapéptido en el alisado de las arrugas de expresión, si bien, no se ha publicado ningún estudio al respecto. Este octapéptido se ha incorporado en una concentración del 20% en el producto destinado a público y al 40% en el producto destinado a profesionales como tratamiento intensivo.  Adenoxine, es el complejo formado por dos compuestos, magnesio y adenosina, que ha demostrado “in vitro” e “in vivo” un efecto relajante de la contracción de los fibroblastos. Parece ser que cada compuesto actúa en un receptor diferente del fibroblasto: el oligoelemento Mg2+ actuaría sobre la pared externa e impide la entrada de los iones Ca2+ a través de la membrana del fibroblasto, mientras que el nucleósido adenosina actuaría sobre la pared interior de la célula. La suma de ambas acciones lograría una mejor eficacia descontracturante.  Myoxinol (INCI: hydrolyzed Hibiscus esculentus extract [and] dextrin). Es un activo constituido por oligopéptidos obtenidos de proteínas de las semillas del okra (Hibiscus esculentus L.) de la familia de las malváceas. A diferencia de otras sustancias, actúa frente a ambos tipos de envejecimiento, mecánico y biológico. Así, estudios “in vitro” sobre células musculares han demostrado la disminución de la frecuencia de las contracciones de estas células. Esta inhibición es prolongada, pero completamente reversible a las 24 horas, sin efecto secundario. Se desconoce si este ingrediente actúa sobre el complejo SNARE —y presenta un auténtico efecto Botox— o bien actúa sobre otras estructuras. La actividad antiarrugas de Myoxinol también se ha demostrado en un ensayo clínico sobre 12 voluntarias, que aplicaron una crema al 1% y una crema placebo 2 veces al día, durante 3 semanas. Un análisis de imagen refleja la disminución de la profundidad de las arrugas, especialmente en la zona de las «patas de gallo». Por otra parte, es un ingrediente que también actúa frente al antienvejecimiento biológico gracias a su acción antirradicales libres. Myoxinol se presenta en forma de polvo fino, de color beige pálido y olor característico. Es soluble en agua e insoluble en aceites y grasas. Se recomienda su empleo al 0,5‐2,0 %. Actualmente se puede reforzar el tratamiento antes mencionado con la aplicación de implantes o rellenos, que son sustancias naturales, como grasa o colágeno; o sintéticas biodegradables de 10 a 12 meses de duración, a base de ácido hialurónico, o implantes permanentes. Como complemento de lo ya mencionado o de manera alterna nos podemos apoyar en el tratamiento de las arrugas o en el rejuvenecimiento facial en la mesoterapia facial con ácido hialurónico. El Ácido Hialurónico es un polisacárido glicosaminoglicano producido por nuestro organismo. Es muy hidrófilo (capta agua). Se encuentra entre las moléculas de colágeno y elastina de la piel, tendones y músculos. Hay situaciones en las que la mesoterapia con ácido hialurónico está contraindicada, como en el caso de diabetes descompensada, infecciones en el lugar del implante o enfermedades autoinmunes (lupus eritematoso, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o poliartritis crónica). Además de lo mencionado contamos con otros medios para combatir el envejecimiento como el láser, biocatalizadores, luz intensa pulsada y la radiofrecuencia; tratamientos que durante las primeras sesiones contraen el colágeno existente en la piel y posteriormente estimulan su producción, con lo que las arrugas se van atenuando significativamente. En los pacientes con Glogaw IV y V, mejora considerablemente el aspecto y características de la piel, sin embargo son candidatos para procedimientos quirúrgicos como el “lifting” facial o ritidectomía y la blefaroplastia. BIBLIOGRAFIA  Mitos y Realidades en la Cosmética. 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/Paginas/mitosyrealidadescosmetica.aspx  Hema Sharma Datta, S. K. Mitra, Rangesh Paramesh, Bhushan Patwardhan. Theories and Management of Aging: Modern and Ayurveda Perspectives. Evid Based Complement Alternat Med. 2011; 2011: 528‐527.  CRUZ, H. Sonia. Apuntes de medicina estética I. Méx. DF: 2008. CESIE.  ARENAS, Roberto. Dermatología. Atlas, diagnostico y tratamiento, 2ª Edición. Ed. McGraw‐Hill interamericana. Méx. DF. 1996.  RAURICH, Andréu. Fotobiología practica. Preguntas y respuestas. Laboratorio ISDIN, Barcelona España 2004.  García JV. Arrugas de expresión y toxina botulínica. Conferencia para la Sociedad Española de Químicos Cosméticos. Barcelona, 23 de febrero de 2004.  García JM. Argireline, un péptido con actividad tipo Botox. Conferencia para la Sociedad Española de Químicos Cosméticos. Barcelona, 23 de febrero de 2004.  Alcalde MT y del Pozo A. Fondos de maquillaje (I). Offarm 2003;22 (8):161‐2.  Puizina N. Skin aging. Acta Dermatoven APA 2008; 17: 47‐51. 4. FOTOPROTECCIÓN SOLAR EN PIELES MADURAS El sol es beneficioso para el organismo cuando las personas toman las precauciones adecuadas pero, las radiaciones solares pueden causar graves daños en la piel como envejecimiento, hiperpigmentación y cáncer. Desde el punto de vista del riesgo frente a la exposición solar hay dos etapas de la vida importantes en donde la piel se encuentra en un estado más delicado: la infancia y la edad madura. A medida que pasan los años la piel experimenta una serie de cambios que hacen que se comporte de forma distinta frente a los agentes externos, las radiaciones solares entre ellos. 4.1. INTRODUCCIÓN A partir de los 40 años la madurez se deja ver en la piel, las patas de gallo se hacen más profundas, el óvalo facial empieza a desvirtuarse y el ictus nasofacial se acentúa. A partir de esta edad el objetivo es ganar luminosidad manteniendo una piel sana y un cuidado adecuado con los preparados cosméticos y tratamientos que la piel empieza a demandar, protegiéndola al máximo de los agentes externos, especialmente de las radiaciones solares. El verano cobra especial importancia desde el punto de vista de protección, así unas correctas pautas de exposición solar y unas buenas recomendaciones alternativas dermocosméticas son la mejor manera de impedir que los efectos nocivos de las radiaciones solares dañen aún más la piel de los más mayores. El envejecimiento cutáneo es un proceso que ocurre de una manera particular en cada individuo, puesto que está influido por múltiples factores, tanto endógenos, genéticos y hormonales, como exógenos, fundamentalmente ambientales. El proceso por el cual envejece la piel implicará el adelgazamiento progresivo, la atrofia, el aumento de la sequedad y la fragilidad cutánea, con la consecuente aparición de arrugas. Con la edad aparecen procesos bioquímicos que modifican los constituyentes de la piel. Así el colágeno y la elastina, fibras que mantienen de una forma firme la piel, sufren un proceso de debilitamiento y la piel aparece floja, laxa, poco turgente e inelástica; además los capilares sanguíneos se debilitan. Como consecuencia de todos estos cambios la piel se arruga al igual que pierde la capacidad de cicatrización, termorregulación y respuesta inflamatoria (se aumenta el riesgo de hipertermias y deshidratación ya que la piel ya no protege de forma adecuada las temperaturas). El sistema inmunitario también se ve afectado con la edad, las células y funciones biológicas se van degenerando llegándose a poder perder hasta un 50% con la edad. La piel envejecida muestra una ligera atrofia de la epidermis, una disminución de las células de Langerhans y un alisamiento de las crestas interpapilares. La producción de melanina se encuentra, además de disminuida irregularmente repartida lo que desencadena a que el aspecto de la piel sea blanquecino y manchado (lentigo solar o senil) muy característico en estas edades. 4.2. EFECTOS DE LA RADIACIÓN SOLAR La radiación solar llega en forma de ondas electromagnéticas. En función de la longitud de onda de las radiaciones el espectro solar recibe diferentes nombres. Así se encuentran:  Infrarroja, de 780 a 1400 nm.  Visible, de 380 a 780 nm.  Ultravioleta A, de 315 a 380 nm.  Ultravioleta B, de 280 a 315 nm.  Ultravioleta C, de 180 a 280 nm. Del total de las radiaciones que nos llega, proveniente del sol, el 50% corresponde a la radiación infrarroja que proporciona calor, el 40% es luz visible y el 10% restante está formado por la radiación ultravioleta (UV) A y B responsable de los efectos biológicos de la piel. La energía de la radiación es inversamente proporcional a su longitud de onda, por ello las ondas más cortas son las más energéticas. Así, la radiación UCV es la más energética. Afortunadamente los UVC son filtrados por la capa de ozono, sin embargo los UVB son filtrados únicamente en parte por el ozono mientras que los UVA atraviesan la atmósfera terrestre. Las radiaciones solares poseen una serie de beneficiosos sobre la piel:  Acción calórica: deriva de la radiación solar, exactamente de la fracción infrarroja. Por sus características físicas este tipo de radiaciones penetra de forma profunda sobre la piel provocando la dilatación de los vasos sanguíneos, estimulando la circulación y una elevación de la temperatura que es regulada a través del sudor.  Acción antirraquítica: La vitamina D tiene dos formas principales: D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol). La vitamina D3 se sintetiza al exponer la piel a la luz ultravioleta del sol y también se encuentra en la dieta, principalmente en el aceite de hígado de pescado y las yemas de huevo. Se precisa la acción directa del sol para que los precursores se transformen en vitamina D activa. Para cubrir las necesidades de esta vitamina, la exposición en verano de las zonas del cuerpo normalmente descubiertas (cara, brazos y piernas) durante aproximadamente 10‐15 minutos, 2 ó 3 veces por semana es suficiente para asegurar la presencia de esta vitamina. Este efecto es de notable importancia ya que este nutriente favorece la salud de los huesos, detiene la osteoporosis (importante en la edad adulta) y la osteomalacia.  Acción antidepresiva: la luz del sol ejerce un reconocido efecto antidepresivo al influir de forma notable en el estado de ánimo; prueba de ello es que la disminución de las horas de luz diurna es una de las causas del llamado «trastorno afectivo estacional», que desaparece o mejora al aumentar las horas de insolación durante el día. Se ha demostrado científicamente que la luz solar modulas las funciones hormonales del cerebro, y por tanto, interviene directamente sobre nuestro estado de ánimo.  Efecto fotoprotector: La piel desencadena una serie de mecanismos protectores como son el engrosamiento de la capa córnea o un aumento de la síntesis de melanina (bronceado) para defenderse de las radiaciones solares. Sin embargo, entre la población madura debe considerarse este efecto relativo ya que estas personas sufren una reducción del número de melanocitos favoreciendo la aparición de manchas, lunares o lentigos.  Efecto terapéutico: Existen enfermedades como es el caso de la psoriasis, dermatitis atópica, fotodermatosis o la ictericia neonatal que pueden mejorar de una manera importante cuando la piel es expuesta a las radiaciones solares. Por otra parte y en contraposición, existe información científica donde que avala que la radiación solar también tiene efectos perjudiciales de los rayos UV sobre la piel. Entre ellos destacamos:  Quemaduras: Un exceso de exposición a las radiaciones ultravioleta provocan la aparición de quemaduras o también conocidas como eritema solar. Entre los más mayores el riesgo de este tipo de lesiones cutáneas es muy elevado ya que con la edad se dan cambios en la estructura de la piel que hacen más difícil la percepción de las alteraciones del clima. Los primeros signos de una quemadura solar pueden no aparecer durante unas cuantas horas y el efecto total para la piel puede no aparecer durante 24 horas o por más tiempo. Los posibles síntomas abarcan: Piel roja y sensible que es caliente al tacto. Ampollas que se desarrollan de horas a días después. Reacciones severas incluyendo fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea. Descamación de la piel en áreas quemadas por el sol varios días después de la quemadura solar (lo que se conoce normalmente como “pelarse”.  Fotosensibilidad: La fotosensibilidad es una reacción cutánea producida por la interacción entre una sustancia química fotosensibilizante y la exposición a la radiación electromagnética de espectro entre luz visible y radiación ultravioleta (UV). Estas sustancias pueden ser fármacos o excipientes que se administran de forma tópica o sistémica. Es importante destacar que aproximadamente un 8% de los efectos adversos de los medicamentos son reacciones de este tipo. Entre los factores de riesgo, los pacientes con pigmentación de la piel elevada pueden desarrollar más frecuentemente estas. Es frecuente que las personas mayores sean pacientes polimedicados (antidepresivos, AINE, diuréticos, antihistamínicos, antihipertensivos, etc); existen muchos medicamentos que hacen que la piel reaccione de forma negativa frente a las radiaciones solares. Los productos con alcohol como perfumes, esencias, alquitrán de huilla y psoralenos pueden también desencadenar reacciones de fotosensibilidad o
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 Urticaria solar: La urticaria solar es una fotodermatosis caracterizada por la aparición de lesiones eritematosas o habonosas tras la exposición al sol u otras fuentes de luz visible o ultravioleta. Las lesiones son pruriginosas y, si se evita la exposición a los espectros de luz responsables de la erupción, desaparecen en menos de 24 h sin dejar ninguna marca residual. Las lesiones suelen aparecer en superficies fotoexpuestas, aunque también puede verse afectada la piel cubierta por la ropa si ésta es fina y de color claro, ya que permite el paso de algunas de las ondas de luz que provocan las lesiones. Normalmente la erupción surge al poco tiempo de producirse la exposición y desaparece muy rápidamente cuando el individuo se sitúa en la sombra.  Insolación: La deshidratación y una deficiente termorregulación al combinarse con una excesiva exposición solar y altas temperaturas pueden ocasionar serios trastornos. Al envejecer el sentido de la sed o de la temperatura no se estimulan con la misma facilidad que cuando se es joven; además existen otros factores que dificultan el control de la temperatura en las personas mayores como son la hipertensión, la diabetes, los trastornos renales o hepáticos y el uso de medicamentos.  Fotoenvejecimiento: En las zonas de la piel expuestas, la exposición a los rayos del sol agrava y acelera los cambios del envejecimiento normal. Como consecuencia de una agresión continua de la piel, ésta pierde sus características naturales acelerándose su envejecimiento. Este fenómeno se observa sobre todo por el efecto de las radiaciones solares. Esas radiaciones deterioran el colágeno de la piel modificando su estructura, perdiendo elasticidad y firmeza. La exposición inadecuada al sol provoca también junto a la acción de otros agentes atmosféricos una pérdida de contenido en agua así como una aceleración en los mecanismos de envejecimiento. Como consecuencia de todo ello, la piel sufre una degradación más rápida adquiriendo un aspecto envejecido precoz (arrugas, bolsas) que puede dar un aspecto de mayor edad, especialmente cuando esos cambios se producen en la cara (habitualmente es la zona más afectada).  Cáncer de piel: Abarca desde lesiones precancerosas a cánceres invasivos. Aún así las radiaciones solares pueden inducir de la misma manera otras lesiones benignas como las pecas o lentigos que aunque según la predisposición genética se presentan en cantidad variable, son indicativo del riesgo de cáncer de piel.  Inmunosupresión: La existencia de un número suficiente de células de Langerhans es fundamental para el mantenimiento de las defensas naturales frente a todo tipo de lesiones cutáneas, incluido el cáncer de piel. Las células de Langerhans desempeñan un papel imprescindible en el mantenimiento de la capacidad inmunitaria de la piel. Por su forma dendrítica contactan con varios queratinocitos de forma simultánea y su misión es detectar la presencia de agentes bacterianos, virus, o células malignizadas. En la superficie cutánea para así, desencadenar la respuesta inmune para acabar con el antígeno. Durante la migración de este tipo de células hacia los ganglios es necesario que cuando una se dirige al interior otra con plena capacidad funcional la sustituya en lugar adecuado de la epidermis. En una piel senil se produce una disminución natural de estas células en la epidermis que se ve acelerada tras la exposición a los rayos UV. Los mecanismos posibles que desencadenan este fenómeno son varios entre los que se encuentra un incremento de la liberación de mediadores inmunosupresores por parte de las células epidérmicas, una reducción en el número de células de Langerhans y una liberación de citocinas e inhibición de la presentación a los antígenos a las células de Langerhans. En una piel sana y joven, tras una exposición solar puntual, estas células perdidas se renuevan al cabo de unos días, sin embargo en las pieles seniles expuestas durante años a la exposición solar la capacidad de repoblación en las zonas cutáneas irradiadas se encuentra seriamente comprometida. Esto explica la aparición de zonas en donde la piel tiene una escasa o nula capacidad inmunitaria, manifestándose desde un herpes tras la exposición al sol hasta problemas más serios como el inicio o la propagación del cáncer de piel. 4.3. FOTOPROTECCIÓN PARA PIELES MADURAS Filtros solares Con el fin de evitar los efectos nocivos del sol se emplean los fotoprotectores, productos cosméticos que aplicados sobre la piel cumplen una serie de requisitos como:  Reducir el riesgo de cáncer cutáneo.  Prevenir el fotoenvejecimiento.  Prevenir las quemaduras o eritemas solares.  Reducir el riesgo de fotodermatosis y fotosensibilizaciones. Las condiciones que debe reunir un filtro solar es: seguridad, eficacia y versatilidad. Debe ser cosméticamente aceptable, no debe manchar y su formulación debe permitirse en diferentes excipientes. Son sustancias capaces de absorber o reflejar en mayor o menor medida el espectro solar. Dentro de la Unión europea, los ingredientes activos permitidos en la formulación de fotoprotectores, así como sus concentraciones máximas. En función de su naturaleza y/o mecanismo de acción se suele clasificar en dos grandes grupos:  Filtros químicos, también llamados orgánicos. Algunos ofrecen protección selectiva frente a la radiación UVB (paraaminobenzoatos, salicilatos, cinamatos) mientras que otros protegen básicamente frente a las radiaciones UVA (benzofenonas, derivados de dibenzoilmetano). La sinergia de ambas familias permitirá una protección más amplia frente a un mayor espectro de radiaciones. Son cosméticamente muy aceptables y fácilmente formulables con la mayoría de los excipientes incluidos en este tipo de preparados.  Filtros físicos, también llamados inorgánicos o pantallas solares. Actúan desviando, reflejando y/o dispersando la radiación. No son específicos, dando protección frente a todo el espectro solar. Son pigmentos minerales, opacos a la luz que producen un efecto pantalla. Se utilizan como protectores solares físicos el óxido de zinc, el dióxido de titanio, el óxido de hierro, el óxido de magnesio, la mica o el talco. Son muy estables y seguros. También cabe destacar los filtros biológicos que son antioxidantes que evitan la formación de radicales libres y, por tanto potencian el sistema inmunológico cutáneo. Se están empleando las vitaminas A y E en forma de acetato o palmitato. El factor de Protección Solar (FPS) es el parámetro que define la eficacia de los fotoprotectores ya que el número indica el múltiplo de tiempo que una persona puede exponerse al sol sin riesgo a quemarse en relación con el tiempo que podría exponerse si no se hubiese aplicado ningún filtro. En función de su eficacia, se clasifican en:  Protección mínima: FPS entre 2 y 12.  Protección moderada: FPS entre 12 y 30.  Protección lata: FPS por encima de 30. En las pieles adultas es preferible minimizar el tiempo de exposición y cuando sea inevitable utilizar un filtro de alto FPS para proteger durante más tiempo la inmunidad cutánea. Los filtros solares se comercializan en numerosas presentaciones como lociones, geles, cremas aerosoles, aceites secos, barras, etc. A la hora de recomendar un tipo u otro se deben tener en cuenta multitud de factores como el tipo de piel, la edad, la actividad que se va a realizar, la época del año, el entorno, etc. Diversos preparados cosméticos incluyen filtros protectores en su composición como productos labiales, cremas de manos, hidratantes faciales, acondicionares capilares, maquillajes, con la finalidad de evitar el envejecimiento cutáneo y la aparición de manchas Otras sustancias protectoras Además de los filtros solares, un fotoprotector para la piel madura puede contener en su composición otros ingredientes activos importantes como:  Sustancias hidratantes: en cualquier exposición solar hay una pérdida de agua que se pude ver disminuida gracias al uso de fotoprotectores pero no debe olvidarse que el contenido hídrico del estrato córneo de las pieles envejecidas es de aproximadamente un 6% inferior a la de la piel joven, por tanto debe tenerse en cuenta. Así podemos encontrar sustancias que: o Favorezcan la retención de agua por parte del estrato córneo como: aminoácidos, ácido láctico, alantoína, urea, etc, o Humectantes, glicerina, sorbitol, propilenglicol, polietilenglicoles de bajo peso molecular. Emolientes, ceras, alcoholes grasos. Proteoglicanos. Glucosaminoglicanos Colágeno o proteínas de origen vegetal.  Protectores‐reparadores de la película hidrolipídica: dadas las características de la piel madura, incluir en la formulación determinados compuestos como tipos de aceites, ceras, ácidos grasos poliinsaturados, escualeno, vitaminas liposolubles y ceramidas pueden ayudar a mantener un nivel de hidratación óptimo.  Antioxidantes y antiradicales: las radiaciones solares, en concreto la radiación ultravioleta genera una gran cantidad de radicales libres de oxígeno (RLO). En una piel joven, con tendencia a broncearse, la formación de estos radicales queda anulada po r la producción de melanina (antirradical específico natural). Sin embargo, en las pieles maduras es característico la disminución de la melanina por lo que es importante que los fotoprotectores incluyan algún elemento anti‐RLO. Destacan el tocoferol, vitaminas A, E, C y sus derivados, sales de zinc y selenio, polisacáridos y extractos vegetales como los de gingko biloba, mirtilo, uva, té, romero o salvia contiene principios activos con elevado poder antirradicalario.  Inmunoprotectores, modificadores del turnover celular y reparadores del ADN: glicanos, nucleótidos, reparadores enzimáticos, tocoferol, citocinas son ejemplos de principios activos que han demostrado eficacia in vitro e in vivo como protectores de la inmunidad cutánea. La incorporación en fotoprotectores así como en productos after‐sun tiene una acción preventiva de procesos degenerativos de la piel. o
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4.4. PRECAUCIONES Y CONSEJOS ANTE LA EXPOSICIÓN SOLAR Además de utilizar fotoprotectores, se recomienda seguir una serie de recomendaciones cuando cualquier persona, en especial la población sensible (niños y ancianos), van a ser expuestos a la radiación solar: » Minimizar la zona de exposición mediante el uso de camisa, sombrero, visera o gafas de sol (los ojos son especialmente sensible) y susceptible de desarrollar cataratas, conjuntivitis o fotoretinitis). » Se debe evitar en la medida de lo posible las exposiciones durante las horas centrales del día. Se debe tomar el sol con moderación los primeros días de exposición para que el bronceado sea progresivo. » Es importante utilizar fotoprotectores, con protección alta cuya acción se encuentre “potenciada” con algunas de las sustancia anteriormente descritas ya que las defensas cutáneas se encuentran disminuidas. » Los días nublados son tanto o más peligrosos que los días soleados. » Los labios y el contorno de ojos son dos zonas especialmente críticas en las pieles maduras. Se recomienda aplicar en estas zonas productos cosméticos que combinen el efecto barrera frente a las radiaciones solares con unas propiedades reafirmantes y regeneradoras. El pH recomendado es 7 en estas zonas. » La mucosa labial es muy sensible al no disponer de glándulas sudoríparas y tener escasas las glándulas sebáceas, la capacidad para resecarse y deshidratarse se acentúa más con los años. Se recomienda el uso de lápices labiales con filtros solares. » La piel del cuello es otra zona muy sensible que si no se cuida se puede presentar los antiestéticos “anillos de Venus”. Se debe intentar no forzar la postura y hacer movimientos rotatorios suaves que ayuden a reafirmar la zona. » Beber abundante agua aunque no se tenga la sensación de sed. La deshidratación es una tendencia natural de la piel senil que debe compensarse tanto a nivel externo con protectores reforzados con principios hidratantes así como la ingestión de líquidos mientras dure la exposición solar. BIBLIOGRAFÍA  Antonieta Garrote y Ramón Bonet. La protección solar en las personas maduras. Dermofarmacia. Vol 22. Núm 6. Junio 2003  CedimCat Centre d'Informació de Medicaments de Catalunya. Fotosensibilidad inducida por fármacos. http://www.cedimcat.info/html/es/dir2438/doc26781.html  Medline Plus. Instituto Nacional de Salud. Biblioteca de medicina de EEUU. Quemaduras solares. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/003227.htm  Estructura química de las vitaminas y minerales. Scientific physic. http://www.scientificpsychic.com/health/vitaminas‐y‐minerales.html  Los efectos nocivos de la radiación solar y la forma de combatirlos. http://www.dfarmacia.com/farma/ctl_servlet?_f=37&id=13047747  Estilista Esteva. Fotoprotección. Consejos, precauciones y productos solares. Ámbito farmacéutico. Educación sanitaria. Vol 24. Núm 5. Mayo 2005.  Patricia Eguino Gorrochategui, Jesús Gardeazabal, García y José Luis Díaz‐Pérez. Urticaria solar. Piel 2003;18(9):481‐7  Dra. Pilar Gil , Dr. Javier Lavilla. Clínica Universitaria de Navarra. La piel, un órgano fundamental. http://www.cun.es/boletin/docsbase/fotoenvejecimiento.html#4