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Identidad sexual, ¿elección o decisión sobre la identificación al padre?
VI Congreso Internacional Convergencia –Madrid, 12 al 14 de julio
Grupo de Trabajo en Convergencia: Sexualidades
Si bien dos sexos definen la función de la sexualidad, no hay segundo sexo una vez que
entra en función el lenguaje. Lo héteros, es lo A vacío de ser que inscribe los efectos de
la palabra. Las fórmulas de la sexuación, muestran la identificación sexuada según su
inscripción en la función fálica del lado Hombre o del lado Mujer.
Ello implica, que el falo hace obstáculo en ése cuerpo vivo, Leib, pulsional. Allí es
dónde la incorporación del padre en su función, introduce el complejo de castración
antes de toda relación de objeto.
Por consiguiente, no hay ni existe un tercer sexo. En las “sexualidades”, ¿se trata,
entonces, de una identidad sexual, de un trastorno de identidad o de la disforia de
género como algunos quieren?. Analicemos antes de responder.
¿Histeria, transexualismo, travestismo o fetichismo de las telas?
Tomamos el caso de Michel-Corinne1 dónde aparecen los interrogantes -y algunas
respuestas-, respecto de los senderos de la castración en la asunción de una posición
sexuada.
Cuando Lacan solicita que “le cuente”, cómo hizo su elección, dice: “No, no hice
ninguna elección. Mi elección es que no me atraen ni uno ni otra”.
La identidad no es una identificación, pues le hubiera gustado: “Ser una chica como mis
hermanas”. Pero para ponerse su ropa interior, para sentirla en su cuerpo.
Aparece, la fijación a un deseo y a un goce preedípico marcado por la acción del superyo:“Cuando me visto de chica, me doy cuenta que soy un hombre”.
Con lo cual no puede imaginarizar la elección o decisión sobre el objeto sexual que
desearía ser o tener. Pasa a ser objeto de deseo, a, sexualizado en su fantasma de
hombre con vestidos de mujer:
“Iba siempre vestido de mujer, incluso durante la penetración, y me sentía mujer
cuando tenía relaciones sexuales”.
1 J. Lacan, Entrevista Hosp. Pinet, 27 de febrero de 1976, Le Discours Psychanalytique : « Sur
l’identité sexuelle : à propos du transsexualisme », Éd. de l’Association freudienne, Paris, 1996
Aquí es importante remarcar, que el conflicto del transexualismo por la transformación
de su sexo biológico difiere del travestismo. En este último, la discordancia es entre el
sexo biológico y los roles asignados socialmente. Asimismo aparece diferenciable del
fetichista de las telas, quien no desea ser sino sentirse mujer como Michel-Corinne:
“…Yo quería sentir… hacer como una mujer al estar con un hombre. ”
La identidad sexual, ¿será una elección de objeto basada en la identificación
Imaginaria –narcísica y libidinal- al padreɁ.
Si la significación del falo debe evocarse en lo Imaginario del sujeto por medio de la
metáfora paterna, la pulsión corresponde a la puesta en obra de la significancia -como
presentificación del amor en ausencia del Padre mítico. La fijación preedípica dificulta
la identificación a los otros, cuyo ideal del yo se habría corporizado en su persona,
condicionando la identificación imaginaria al padre amado/odiado. Aquél que ni la
histeria puede sostener, pues cuestiona la solidez de ese Un-Padre que debería ir al lugar
del Padre Real encargado de la castración.
En estas identificaciones el yo copia la apariencia. Mas dónde no hay material
simbólico hay defecto: “Me di cuenta que no me podía sentir mujer en los brazos de un
hombre.”
Michel, poematiza esta variante en la fijación y la regresión de la libido de objeto:
Travesti, odio
Me molesta ser afeminado
Y el sufrimiento del ridículo
Hiere mi sensibilidad,
Corinne está vaciada
María Borgatello de Musolino
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28 de abril de 2015