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El oído
El sonido son vibraciones de las partículas de aire que se propagan a través del aire, gracias a estas partículas del aire que se mueven, las
vibraciones llegan a nuestros oídos. La audición en los seres humanos, ocurre siempre que una vibración tenga una frecuencia comprendida
entre unos 20 y 20.000 hercios, y su intensidad sea la suficiente para llegar al oído interno. Cuando las vibraciones pasan estos márgenes se
habla de ultrasonidos y no son perceptibles al ser humano. Ciertos sonidos no se perciben por su baja intensidad. Otros son muy intensos y
provocan molestias, dolor e incluso daños irreparables.
El oído es el órgano responsable no sólo de la audición sino también del equilibrio.
Se divide en tres zonas: externa, media e interna
El oído externo
El oído externo recoge los sonidos. El sonido viaja en ondas invisibles a través del aire y el oído externo los recoge. Después de entrar, el
sonido viaja hasta el conducto auditivo externo antes de llegar al oído medio. La otra tarea del conducto auditivo es proteger a las demás
partes del oído fabricando cera. La cera tiene unos componentes químicos especiales que combaten las infecciones que podrían lesionar la
piel dentro del conducto auditivo. También atrapa partículas de suciedad para ayudar a mantener el conducto auditivo limpio.
El oído medio
El conducto auditivo externo conduce al oído medio. La función del oído medio es recoger las ondas de sonido que recibe del oído externo,
convertirlas en vibraciones y llevarlas hasta el oído interno. Esto lo hace usando el tímpano (que en realidad separa el oído externo del oído
medio) y los tres huesos más pequeños y delicados del cuerpo llamados osículos.
El oído interno
Después de que las ondas sonoras se conviertan en vibraciones en el oído medio, entran en el oído interno.
Las vibraciones llegan a la cóclea, un conducto pequeño y enroscado en el oído interno. La cóclea está llena de líquido y recubierta de células
con miles de pelitos en la superficie. Cuando las vibraciones del sonido tocan el líquido de la cóclea, el líquido empieza a vibrar.
Y cuando lo hace, esos pelitos se mueven. Los pelitos convierten entonces las vibraciones en señales nerviosas para que el cerebro pueda
comprender el sonido.
El oído externo
El oído externo es la parte del aparato auditivo que se encuentra en posición lateral al tímpano o membrana timpánica.
El pabellón auditivo
El oído externo es la parte exterior del oído que recoge las ondas sonoras y las dirige al interior del oído.
La única parte visible del oído es el pabellón auditivo (la aurícula) que, debido a su especial forma helicoidal, es la primera parte del oído en
reaccionar ante el sonido. El pabellón auditivo funciona como una especie de embudo que ayuda a dirigir el sonido hacia el interior del oído.
Sin la presencia de este embudo las ondas sonoras tomarían una ruta directa hacia el conducto auditivo. Esto haría que el proceso de audición
fuera difícil e ineficaz ya que gran parte del sonido se perdería y sería más difícil escuchar y comprender los sonidos.
El pabellón auditivo es imprescindible debido a la diferencia de presión que existe en el interior y exterior del oído. La resistencia del aire es
mayor en el interior que en el exterior del oído porque el aire del interior se encuentra comprimido, y por ello, a mayor presión.
Para que las ondas sonoras penetren en el oído de la mejor forma posible, la resistencia del aire no debe ser demasiado alta. El pabellón
auditivo es esencial para ayudar a vencer la diferencia de presión en el interior y exterior del oído. El pabellón auditivo funciona como un
vínculo intermedio que hace que esta transición sea más suave y menos brutal, permitiendo que penetren mayor cantidad de sonidos en el
conducto auditivo (meatus).
Una vez que las ondas sonoras han superado el pabellón auditivo, se desplazan de dos a tres centímetros dentro del conducto auditivo antes
de golpear el tímpano, también conocido como membrana timpánica.
El tímpano
El tímpano (membrana timpánica), el cual señala el inicio del oído medio, es extremadamente sensible. Para proteger al tímpano, el conducto
auditivo se curva ligeramente haciendo más difícil que por ejemplo, los insectos puedan alcanzarlo. Al mismo tiempo, la cera del oído
(cerumen) del conducto auditivo ayuda a mantener fuera del oído las materias no deseadas, como el polvo, la suciedad y los insectos.
El conducto auditivo, además de proteger el tímpano, actúa como un audífono natural que amplifica automáticamente los sonidos bajos y
menos penetrantes de la voz humana. De este modo, el oído compensa parte de la debilidad de la voz humana, y hace más fácil oír y
comprender una conversación normal.
El oído medio
El oído medio se encuentra situado en la cavidad timpánica llamada caja del tímpano, cuya cara externa está formada por la membrana
timpánica, o tímpano, que lo separa del oído externo. Incluye el mecanismo responsable de la conducción de las ondas sonoras hacia el oído
interno.
Es un conducto estrecho, o fisura, que se extiende unos quince milímetros en un recorrido vertical y otros quince en recorrido horizontal. El
oído medio está en comunicación directa con la nariz y la garganta a través de la trompa de Eustaquio, que permite la entrada y la salida de
aire del oído medio para equilibrar las diferencias de presión entre éste y el exterior.
Hay una cadena formada por tres huesos pequeños y móviles (huesecillos) que atraviesa el oído medio.
Estos tres huesos reciben los nombres de martillo, yunque y estribo. Los tres conectan acústicamente el tímpano con el oído interno, que
contiene un líquido.
Los huesos
El tímpano es muy fino, mide aproximadamente de 8 a 10 mm de diámetro y se estira por medio de pequeños músculos.
La presión de las ondas sonoras hace que el tímpano vibre. Las vibraciones se transmiten al interior por medio de tres huesos: martillo, yunque
y estribo. Estos tres huesos forman una especie de puente, y el estribo, el último hueso donde llega el sonido, está conectado con la ventana
oval.
La ventana oval es una membrana que recubre la entrada a la cóclea en el oído interno. Cuando el tímpano vibra, las ondas sonoras pasan por
el martillo y el yunque hacia el estribo y posteriormente hacia la ventana oval.
Cuando las ondas sonoras se transmiten desde el tímpano a la ventana oval, el oído medio funciona como un transformador acústico,
amplificando las ondas sonoras antes de que lleguen al oído interno. La presión de las ondas sonoras es unas 20 veces mayor en la ventana
oval que en el tímpano. La presión se aumenta debido a la diferencia de tamaño entre la superficie relativamente grande del tímpano y la
superficie menor de la ventana oval. El mismo principio se aplica cuando una persona que lleva un zapato con tacón de aguja nos pisa. La
pequeña superficie del tacón causa mucho más dolor que un zapato plano con una superficie mayor.
La trompa de Eustaquio
La trompa de Eustaquio se encuentra también en el oído medio, y conecta el oído con la última parte del paladar. La trompa de Eustaquio
iguala la presión del aire a ambos lados del tímpano, garantizando que la presión no se acumula en el oído. El tubo se abre cuando tragamos,
igualando la presión del aire en el interior y exterior del oído. En la mayoría de los casos la presión se iguala automáticamente, pero a veces no
ocurre así, y puede ser necesario realizar la operación de tragado de forma enérgica. La acción de tragado forzará a abrirse al tubo que
conecta el paladar con el oído, igualando así la presión.
La acumulación de presión en el oído puede darse en situaciones en las que la presión en el interior del tímpano es diferente de la presión en
su exterior. Si la presión no se iguala, se acumulará en el tímpano impidiendo que éste vibre adecuadamente. La vibración limitada hará que se
reduzca ligeramente la capacidad de audición. Una gran diferencia de presión provocará malestar e incluso un ligero dolor. La acumulación de
presión en el oído a menudo se da en situaciones en las que la presión es cambiante, por ejemplo, cuando volamos o conducimos en zonas
montañosas.
El oído interno
El oído interno es la parte más interna del oído, formado por la cóclea, el órgano del equilibrio y el nervio auditivo.
Está separado del oído medio por la fenestra ovalis, o ventana oval. El oído interno consiste en una serie de canales membranosos alojados en
una parte densa del hueso temporal, y está dividido en:
cóclea (en griego, ’caracol óseo’), vestíbulo y tres canales semicirculares.
Una vez que las vibraciones del tímpano se han transmitido a la ventana oval, las ondas sonoras continúan su camino hacia el oído interno. El
oído interno es una intrincada zona de tubos y conductos, conocido como laberinto. En el laberinto puede encontrarse el vestíbulo y la cóclea.
La cóclea
En la cóclea o caracol, las ondas sonoras se transforman en impulsos eléctricos que se envían al cerebro. El cerebro traduce esos impulsos en
sonidos que podemos reconocer y entender.
La cóclea parece la concha de un caracol o una manguera enrollada. La cóclea se encuentra llena de fluido llamado perilinfa y contiene dos
membranas colocadas muy cerca una de la otra. Estas membranas forman una especie de pared de separación en la cóclea. Sin embargo,
para que el fluido se mueva libremente en la cóclea de un lado al otro de la pared de separación, la pared dispone de un pequeño orificio
(helicotrema). Este orificio es necesario, ya que garantiza que las vibraciones de la ventana oval se transmitan a todo el fluido que se halla en
la cóclea.
Cuando el fluido se mueve en el interior de la cóclea, miles de microscópicas fibras pilosas que están en el interior de la pared de la separación
se ponen a su vez en movimiento. Existen aproximadamente 24.000 de estas fibras pilosas, dispuestas en 4 largas filas.
Las vibraciones que llegan al oído interno se transmiten a través del líquido de los canales que están alrededor de la cóclea, la presión de las
ondas llega a la membrana basilar de la región timpánica y el líquido dentro del canal se agita estimulando el órgano de Corti que se
encuentra dentro de la región coclear, aquí se produce un componente químico que convierte los movimientos en impulsos eléctricos siendo
transmitidos por el nervio correspondiente al cerebro.
Todas las fibras pilosas están conectadas al nervio auditivo y, dependiendo de la naturaleza de los movimientos en el fluido coclear, se ponen
en movimiento diferentes tipos de fibras pilosas. Cuando estas fibras se mueven, envían señales eléctricas al nervio auditivo que está
conectado con el centro auditivo del cerebro. Los impulsos eléctricos se traducen en el cerebro en sonidos que podemos reconocer y entender.
Como consecuencia, estas fibras pilosas son esenciales para nuestra capacidad de audición. Si estas fibras resultaran dañadas, entonces la
capacidad auditiva de la que disponemos se vería deteriorada.
El vestíbulo
Otra parte importante del oído interno es el órgano del equilibrio, el vestíbulo. El vestíbulo registra los movimientos des cuerpo, garantizando
así que podamos mantener el equilibrio.
Conductus Semicirculares
Al lado del caracol y hacia arriba se encuentra el sentido del equilibrio y la rotación. Está formado por tres canales semicirculares: uno paralelo
al suelo, otro paralelo a un lateral de la cabeza y el tercero paralelo a la parte frontal de la misma. Su misión es percibir los movimientos de la
cabeza en tres dimensiones e informar de ello al cerebro. Cada canal está lleno de un líquido (endolinfa que contiene cristales calcáreos) y de
unos cilios sensoriales que están conectados a células receptoras. Cuando la cabeza se mueve, el líquido presiona los pelos sensoriales y las
células receptoras convierten la presión en señales eléctricas que se envían al cerebro en forma de impulsos nerviosos.
Además del fluido, estos conductos también contienen miles de fibras pilosas que reaccionan al movimiento del fluido, enviando pequeños
impulsos al cerebro. El cerebro los decodifica y utiliza para ayudar al cuerpo a mantener el equilibrio
En resumen, el proceso completo se podría describir mediante la siguiente sucesión de etapas:
Las ondas sonoras, en realidad cambios en la presión del aire, son transmitidas a través del canal auditivo externo hacia el tímpano, en el cual
se produce una vibración. Estas vibraciones se comunican al oído medio mediante la cadena de huesecillos (martillo, yunque y estribo) y, a
través de la ventana oval, hasta el líquido del oído interno. El movimiento de la endolinfa que se produce al vibrar la cóclea, estimula el
movimiento de un grupo de proyecciones finas, similares a cabellos, denominadas células pilosas. El conjunto de células pilosas constituye el
órgano de Corti. Las células pilosas transmiten señales directamente al nervio auditivo, el cual lleva la información al cerebro. El patrón de
respuesta de las células pilosas a las vibraciones de la cóclea codifica la información sobre el sonido para que pueda ser interpretada por los
centros auditivos del cerebro.
o aún más corto:
señal sonora propagada a través del aire
estimulación del timpano
estimulación de la cadena martillo+yunque+estribo
estimulación de la ventana oval
vibración de los fluidos
desplazamiento de la mebrana basilar
estimulación de las células vibrátiles
transmisión de información a las células de los nervios auditivos