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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología Tomo XLIX Julio 1985 N.° 1 Contenido - Contents Tratamiento personal de la oclusión de la arteria central de la retina. Escudero Arenas M Influencia de los cambios de altitud sobre la presión intraocular en personas sanas. García AC, Luna JD, Salazar R, Colomo M, Montalbán R Efectos de alcoholemias de 0,6 a 0,8 gr/1.000 sobre la visión monocular. I. Agudeza visual, visión cromática y campo visual. Serrano D, García AC, Salazar MR, Colomo M, Montalbán R Farmacocinética ocular de la Cefotaxima tras instilación tópica y administración subconjuntival: estudio experimental. Fernández-Vigo López J, Rafart Arumi JM, Cordido Carballido M, Concheiro Nine A, Martínez Pacheco R, Senen Álvarez J Estudio comparativo de los resultados de la cirugía de la catarata entre médicos residentes de primer año y médicos de plantilla. Romero J, Gómez-Díaz JL, García-Serrano JL, García-González M, Luna JD, Serrano D Extracción del material cortical en la cirugía extracapsular de la catarata. Domínguez A Efecto del Manitol y la Furosemida sobre la presión intraocular (La hipotensión en la cirugía I). Aguirrebeña Olmos A, Martínez Compadre A Efecto de la hiperventilación sobre la presión intraocular (La hipotensión en la cirugía II). Pastor Jimeno JC, Gómez Herrera JI, Martínez Compadre A Efecto de la hipotensión arterial controlada sobre la presión ocular (La hipotensión en la cirugía III). Olea Vallejo JL, Gómez Herreras JI Glaucoma juvenil familiar. Casado González M, Montoro Martín J, Martínez Durántez JA, Seco Guzmán E Iridectomía periférica en el glaucoma de ángulo cerrado. Calonge Arrechea B, Grijalbo MP, Gómez ML, Honrubia FM ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49: 5-10 TRATAMIENTO PERSONAL DE LA OCLUSIÓN DE LA ARTERIA CENTRAL DE LA RETINA* ESCUDERO ARENAS M RESUMEN SUMMARY Se presentan tres casos clínicos de OACR tratados con inyección retrobulbar de acetil-colina, mepivacaína y vincamina, cuyo resultado fue la desobstrucción con recuperación de la agudeza visual en todos ellos, estableciéndose las ventajas del mismo, con respecto a otros más complicados, por su sencillez y rapidez de actuación. Report of three clinic cases of CRAO, treated with retrobulbar injection of acetil-choline, mepivacaine and vincamine, whose result was the desobstruction with recuperation of the visual acuity in all the cases, establishing its advantages/ in relation to others more complicated, by its simplicity and speed of acting. Palabras clave: Arteria, oclusión, retrobulbar, dosis, acetil-colina, anestésico, vasodilatador, desobstrucción. INTRODUCCIÓN MATERIAL Y MÉTODO Es en 1979 cuando Weisman, Nadel y Dunn del Departamento de Oftalmología del Metropolitan Hospital de New York (8) tratan por primera vez con éxito una OACR b¡lateral, mediante exanguinotransfusión, en un paciente de 25 años con enfermedad de células falciformes. Previamente Leydhecker, Krieglstein y Bruswig en 1978 (6) habían obtenido resultados positivos, mediante tratamiento con fibrinolíticos, en un paciente de 62 años con OACR, seis horas después de comenzado el proceso. Dada la especificidad etiológica y terapéutica del primer caso, así como las contraindicaciones del segundo: arteriosclerosis, hipertensión arterial, diabetes, cirrosis hepática, antecedentes de ictus cerebral, insuficiencia renal y anomalías congénitas o adquiridas de la coagulación sanguínea, es el motivo por el cual estimamos oportuno publicar el trata miento, que en nuestra experiencia ha sido exitoso en tres casos de OACR. El material lo han constituido los tres últimos pacientes ingresados en nuestro Servicio con una OACR, cuyo estudio se llevó a cabo de la forma que en los casos clínicos se expresa: Caso clínico: Varón de 60 años de edad, que ingresa de urgencia en nuestro Servicio por un cuadro de pérdida brusca de agudeza visual (Ol), de tres horas de evolución. Anamnesis sin interés, presenta a la exploración oftalmológica una agudeza visual de 0,7 (OD) y de bultos (Ol), anisocoria con abolición de los reflejos fotomotor directo (Ol) y consensual (OD), y midriasis arrefléxica (OD). En el segmento anterior destaca una opacidad subcapsular posterior nasal cristaliniana (AO), siendo la tonometría de aplanación de 16 mm. Hg (AO). En el fondo de ojo se constata la existencia de una arteriosclerosis vascular (OD) y una OACR rama temporal inferior, con edema macular y mancha rojo cereza central (Ol). Siendo negativos los estudios de Hematología y Medicina * Recibido el 19 de noviembre de 1983. Residencia Sanitaria «Virgen de la Vega». Salamanca. Servicio de Oftalmología. Correspondencia: M. Escudero Arenas Maldonado Ocampo, 8-3.º 37005 SALAMANCA ESCUDERO ARENAS M, et al. Fig. 1: FO a las 12 horas del tratamiento, con desobstrucción arterial (rama temporal inferior) y persistencia del edema macular (OI). Fig. 2: El mismo FO de la figura 1 a los tres meses. Fig. 3: Perimetrías cinética y estática, con test de Farnsworth-28 Hue (OI) del mismo paciente a los tres meses. Interna, se instaura de urgencia el tratamiento objeto de la publicación y a las doce horas, en que se vuelve a explorar al paciente, se visualiza un restablecimiento de la circulación arterial ocluida, con persistencia del edema macular (fig. 1). A los tres meses la agudeza visual es de unidad con estenopeico (Ol) y la funduscopía normal para dicho ojo (fig. 2). Presentando a la perimetría cinéti- ca una reducción nasal y temporal inferior marcada a la isóptera 10' y 15 asb., con aumento de la mancha ciega, y un discreto pico descendente central y nasal en el meridiano 180° a la perimetría estática. Una discromatopsia mal sistematizada (Ol) se constató al test de Farnsworth-28 Hue (fig. 3). Caso clínico: Mujer de 25 años de edad, que se presenta de urgencia en nuestro Servicio por pér- 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Tratamiento personal de la oclusión de la arteria central de la retina dida brusca de agudeza visual (OD), de dos horas de evolución. En la anamnesis destaca el empleo de anticonceptivos orales desde hace tres años, presentando a la exploración oftalmológica una agudeza visual de bultos mitad derecha (OD) y de 0,8 (Ol), pupilas isocóricas y normorreactivas, segmento anterior normal (AO) y tonometría de aplanación 14 mm Hg (AO). El fondo de ojo es normal en (Ol) y en el (OD) puede apreciarse una OACR rama temporal inferior, con edema macular y mancha rojo cereza central (fig. 4). E resultado de las exploraciones comple mentarias por Hematología y Medicina Interna es negativo. Se instaura de ur gencia el tratamiento objeto de la publicación, y a las 48 horas, en que se vuel ve a explorar a la paciente, puede apreciarse la desobstrucción de la rama ocluida, con persistencia del edema macular (fig. 5). A los tres meses la agudeza visual es de 0,8 (AO) y la funduscopía normal (OD), Fig. 4: FO con obstrucción de la arteria temporal inferior, edema macular y mancha rojo cereza central (OD). Fig. 5: El mismo FO de la figura 4 a las 48 horas del tratamiento, con desobstrucción de la arteria temporal inferior y disminución del edema macular. Fig. 6: Perimetrías cinética y estática, con test de Farnsworth-28 Hue (OD) de la misma paciente a los tres meses. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 ESCUDERO ARENAS M, et al. constatándose a la perimetría cinética la presencia de un entrante nasal en todas las isópteras y un descenso vertical nasal a los 30' y del pico central macular en el meridiano 180° del (OD), así como una discromatopsia adquirida de eje A-A al test de Farnsworth28 Hue (fig. 6). Caso clínico: Mujer de 61 años de edad, que ingresa de urgencia en nuestro Servicio por un cuadro de pérdida brusca de agudeza visual (OD) de tres horas de evolución. En la anamnesis se pone de manifiesto la existencia de una estenosis mitral reumática, cuyo tratamiento había sido interrumpido dos meses antes por la propia paciente. A la ex ploración oftalmológica presenta una agudeza visual de 0,3 con estenopeico (Ol), y de amaurosis (OD), acompañándose de anisocoria, midriasis arrefléxica (OD) y abolición de los reflejos fotomotor directo (OD) y consensual (Ol). En el segmento anterior se constata la presencia ,de una esclerosis cristaliniana, con una tonometría de aplanación de 12 mm Hg (AO). La funduscopía es normal para el (Ol), presentando en el (OD) una OACR total, edema macular y mancha rojo cereza central (fig. 7). En las exploraciones complementarias, Medicina Interna confirma la existencia de una estenosis mitral embolizante. Se instaura de urgencia el tratamiento objeto de la publicación y a las tres horas, en que se vuelve a explorar a la paciente se evidencia una desobstrucción total de la arteria central de la retina, con persistencia del edema macular (fig. 8). A los seis meses la agudeza visual es de 0,1 con estenopeico (OD), presentando a la perimetría cinética una hemianopsia nasal, y a la estática una reducción nasal hasta los 10º, con disminución marcada del pico central en el meridiano 180°, así como una discromatopsia adquirida de eje A-A en el test de Farnsworth-28 Hue (fig. 9). Fig. 7: FO con obstrucción total de la arteria central de la retina, circulación entrecortada de ramas, edema macular y mancha rojo cereza central (OD). Fig. 8: El mismo FO de la figura 7 a las tres horas del tratamiento, con desobstrucción de la arteria central de la retina y disminución del edema macular. 4 DISCUSIÓN Entre las causas más frecuentes de OACR en pacientes menores de 30 años citadas por Brown y cols. en 1981 (1) destacan: migraña 30 por 100, anomalías de la coagulación sanguínea 30 por 100. El 40 por 100 restante se distribuyó entre traumatismos, hemoglobinopatías de células falciformes, cardiopatías, uso de contraceptivos, embarazo, lupus eritematoso sistémico y abuso de drogas intravenosas. Reese y Shafer comunicaron en 1978 (7) un caso de OACR en un paciente con endocarditis, así como Coltrider y cols. en 1980 (3) otros seis casos en pacientes con prolapso de la válvula mitral. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Tratamiento personal de la oclusión de la arteria central de la retina Una relación directa entre duración de la OACR y patología retiniana fue encontrada, mediante estudios angiofluoresceingráficos, por Hayreh y Weingeist en 1980 (4). Dos años más tarde Hayreh y Podhajsky (5) encontraron en un grupo de 61 pacientes con OACR que la patogénesis de la neovascularización irídea y angular, que apareció en 12 de los pacientes con OACR, en diez era debida a enfermedad carotídea o arteriosclerosis severa, y en los otros dos a retinopatía diabética. No constataron neovascularización alguna en los cuarenta y uno de los pacientes con oclusión de rama, con lo que concluyeron que estos procesos de OACR muestran poca tendencia a la neovascularización. Brown y cols. (2) indicaron en 1982 la necesidad de sospechar, ante una OACR sin percepción luminosa, una patología a nivel de la circulación coroidea o del nervio óptico. En nuestra limitada casuística la etiología se repartió a partes iguales entre arteriosclerosis, cardiopatías y uso de contraceptivos, sin la aparición de fenómenos de neovascularización, Hayreh y Podhajsky (5)/ dada la desobstrucción arterial inmediata, progresiva reabsorción del edema macular y simultánea recuperación de la función visual. A ninguno de los pacientes nos fue posible realizar una AFG de urgencia, para haber podido constatar las sospechas de Brown y cols. (2). La diferente etiología de nuestros casos, el idéntico resultado como respuesta a un mismo tratamiento, y la sencillez y rapidez del mismo, sin la imprescindible colaboración de otras especialidades, nos han llevado a su reseña bibliográfica, apoyados en el hecho de ser la mayor casuística de desobstrucciones obtenidas de la literatura revisada. Tratamiento y dosis Fig. 9: Perimetrías cinética y estática, con test de Farnsworth-28 Hue (OD) de la misma paciente a los seis meses. Autores como Wiederholt, Leonhard, SchmidSchoenbein y Hager comunicaron en 1980 (9) su fracaso al tratar con hemodilución isovolémica cinco pacientes con OACR, que tantos éxitos les había reportado en otros diez con OVCR. En una jeringa de cinco milílitros con aguja de 4 cm., 2-R-2 bisel corto, se introducen: 1. Un mililitro de acetil-colina a la dilución 100 x 10.000. 2. Un mililitro de clorhidrato de mepivacaína al 2 por 100 sin vasoconstrictor (S-candicain). 3. Un mililitro de clorhidrato de vincamina con 16,8 mg. (Arterivinca). Completada la mezcla se practica una inyección retrobulbar de los tres centímetros cúbicos así obtenidos. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 5 ESCUDERO ARENAS M, et al. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6 Brown GC, Magargal LE, Shields JA y cols. Retinal arterial obstruction in children and young adults USA-Ophthalmology, 1981, 88: 18-25. Brown GC, Magargal LE. Central retinal artery obstruction and visual activity. USA-Ophthalmology 1982, 89: 14-19. Caltrider ND, Irvne AR, Kline HJ, Rosenblatt a.: Retinal emboli in patients with mitral valve prolapse. USA Am J Ophthalmol. 1980, 90: 554-539. Hayreh SS, Wengeist TA.:Experimental occlusion of the central artery of the retina. I Ophthalmoscopic and fluorescein fundus angiographic studies USA-Br J Ophthalmol 1980, 64: 896-912. Hayreh SS, Phodajsky P. Ocular neovascularization with 6. 7. 8. 9. retinal vascular occlusion II. Occurrence in central and branch retinal artery occlusión. Arch Ophthalmol 1982, 100: 1585-1596. Leydhecker W, Krieglstein GK, Brunswig D. Indicahons and limitations of fibrinolitic therapy for central artery occlusion. Klin Monatsbl Augenheilkd 1978 172: 43-46. Reese LT, Shafer D. Retinal embolizahon from endocarditis. Ann Ophthalmol 1978, 10: 1655-1657. Weissman H, Nadel AJ, Dunn M. Simultaneous bilateral retinal arterial occlusions trated by exchange transfussions. Arch Ophthalmol 1979, 97: 2151 -2153. Wiederholt M, Leonhardt H, Schmid Schoenbei NH, Hager H. Treatment of central retinal venous and arterial occlusion by iso volemic hemodilution KIin Monatsbl Augenheilkd,1980, 177: 157-164. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49: 11-14 INFLUENCIA DE LOS CAMBIOS DE ALTITUD SOBRE LA PRESIÓN INTRAOCULAR EN PERSONAS SANAS* GARCÍA AC, SERRANO D, LUNA JD, SALAZAR R, COLOMO M, MONTALBÁN R RESUMEN Para conocer la influencia que los cambios de altitud ejercen sobre la presión intraocular (P.l.O.) hemos sometido a treinta personas voluntarias a cambios bruscos de altitud. En un periodo máximo de seis horas y viajamos desde Granada (680 m.) hasta el Veleta (3.300 m.) y desde alli a Salobreña (10 m.), mientras determinábamos la P.l.O. y, en el punto de máxima y mínima altitud la gasometria arterial. INTRODUCCIÓN El efecto de la altitud sobre la P.l.O hasido un tema muy controvertido, existiendo autores que opinan que el aumento de la altitud conlleva un aumento de la P.l.O. (Gallius, Podos y Yanblonsky, 1980) (1) y viceversa. Por otra parte autores como Tejerina (1967) (2) piensan que el aumento de altitud provoca una disminución de la P.l.O. Experiencias anteriores nuestras (Serrano y cols., 1982) (3) nos muestra cómo la altitud influye de manera estadística sobre la P.l.O., en personas sanas que viven a una determinada altura sobre el nivel del mar. A mayor altitud menor P.l.O. y viceversa. MATERIAL Y MÉTODOS Hemos sometido a treinta individuos voluntarios, preseleccionados, en un tiempo máximo de seis horas, a unos cambios bruscos de altitud. Para ello seguimos un itinerario desde Granada (680 m.) hasta el Veleta (3.300 m.), y desde allí a Salobreña (10 m.). En cada uno de los puntos citados determinamos los siguientes parámetros: P.l.O. y * Recibido el 23 de noviembre de 1983. Correspondencia: D. Serrano Laborda Arabial, 22, 3.º E 18003 GRANADA Existe una influencia manifiesta entre los cambios de altitud y los incrementos de la P.l.O. en el sentido que al ascender en altura sobre el nivel del mar desciende la P.l.O. y viceversa. Sin embargo no hemos encontrado significación entre los cambios de altitud y los incrementos de los valores gasométricos. Palabras clave: Tonometria, altitud, presión intraocular. T.A. máxima y mínima, y en el Veleta y en Salobreña, gasometría arterial. A los datos obtenidos se les practicó un examen estadístico con un diseño factorial de tres factores, dos fijos (O.D.O.S. y lugar de medida) y uno aleatorio (individuos). Las comparaciones posteriores de medias se realizaron aplicando el método de secuencia de NeumanKeuls y usando para las comparaciones el método de Tukey. Se calcularon los coeficientes de relación lineal entre las diferentes variables gasométricas y la P.l.O. RESULTADOS Mediante la representación gráfica de las medias aritméticas, de todos los ojos estudiados, podemos considerar los O.D. y O.S. como pertenecientes a individuos distintos, ya que tienen un comportamiento parecido, pero no se interfieren. Deducimos que existe una influencia manifiesta entre la P.l.O. y la altitud ala cual se determinó (tabla I). Del análisis del diseño factorial de tres vías hemos obtenido los resultados que se reflejan en la tabla ll. En ella observamos que no existen dife- GARCÍA AC, et al. Tabla I. x s Granada Veleta Playa 14,52 2,06 12,50 2,24 16,12 1,91 la tabla IV. El estudio de los coeficientes de relación lineal entre la P.l.O. y los parámetros gasométricos nos indican que no existe una significación estadística entre ninguno de ellos. DISCUSIÓN rencias significativas entre el O.D. y el O.S. (Fexp = 0,09, n.s.), que existen diferencias significativas entre las presiones intraoculares medias en los tres puntos de medida (Fexp = 66,61, p < 0,001), y que la interacción no es significativa. El estudio detallado de las comparaciones entre las P.l.O. medias de los tres lugares se hizo por el método de secuencia, obteniéndose los resultados que se reflejan en la tabla lll. Deducimos que las medias de las P.l.O. en los tres lugares de medida son significativamente distintas entre sí. La P.l.O. media en el Veleta es significativamente inferior a la de Granada, y ésta es significativamente inferior a la de la playa. Las variaciones gasométricas, posiblemente inducidas por los cambios de altitud, se reflejan en Nuestros sujetos seleccionados, todos ellos voluntarios/ fueron personas jóvenes cuya edad estaba comprendida entre los veinte y los treinta y un años, con el fin de descartar influencias seniles en nuestros resultados. La muestra de sangre que íbamos a analizar gasométricamente fue extraída de la arteria radial y conservada en una nevera con hielo hasta llegar al Centro Hospitalario donde fue analizada. Evidentemente cometimos un error, ya que los valores gasométricos de sangre, incluso conservada, sufre modificaciones secundarias al metabolismo de los elementos formes sanguíneos. Por ello hemos hecho las correcciones que aconseja Shapiro (1966) (4) cuando la sangre arterial es conservada por debajo de 20°C previamente a su análisis gasométrico. En nuestros resultados hemos tenido en cuenta la variación diaria de la P.l.O. (Maslenikow, 1940) (5). Nosotros conocíamos el ritmo nictameral de la P.l.O. de un buen número de individuos utilizados para la elaboración de este trabajo, ya que ellos mismos fueron sujetos voluntarios en el trabajo que García y cols. informaron a la S.E.O. en su congreso celebrado en Las Palmas en el año 1981 (García y cols., 1982) (6). En él, los autores sometieron a una serie de personas jóvenes y voluntarias a períodos prolongados de oscuridad comprobando cómo existía una alteración significativa del ritmo circadiano de la P.l.O. Este estudio nos llevó a conocer, previamente a la elaboración de este trabajo, las condiciones basales de un buen número de personas utilizadas. Por otra parte, el hecho de que el resto de las personas utilizadas tuviesen una misma actividad profesional, una misma edad, un mismo ritmo de Tabla II. F. de variación entre individuos entre O.D.-O.S. entre lugares inteacción error 2 G.L. 29 1 2 2 145 S.C. 317,0610 0,2720 396,1700 0,1190 431,1884 M.C. 10,9331 0,2720 198,0850 0,0595 2,9737 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Fexp. — 0,09 66,61 0,02 — — n.s. p < 0,001 n.s — Influencia de los cambios de altitud sobre la presión intraocular en personas sanas Tabla III. Comparación Veleta-playa Veleta -Granada Granada-playa Tabla IV. G.L. Texp. 3;145 2,145 2,145 690,80 387,50 303,33 pH Significación p < 0,001 p < 0,001 p < 0,001 sueño-vigilia, etc., nos autoriza a pensar que la curva tensional de ellos perteneciente al tipo «Liniversal»: máxima P.l.O. a las seis de la mañana y mínima a las seis de la tarde. Nuestra experiencia fue realizada en un tiempo récord de seis horas que oscilaron entre las 9 de la mañana y las 3 de la tarde. Por una parte, la variación de la P.l.O. debida al ritmo nictameral influyó negativamente en nuestros resultados durante la primera parte de nuestra experiencia: en el trayecto comprendido entre Granada capital y el Veleta, tanto por una como por otra condición, la tendencia de'la P.l.O. era hacia el descenso. En el tramo comprendido entre el Veleta y Salobreña, tramo utilizado para conocer las variaciones gasométricas, la P.l.O. tendería, por una parte a descender debido al ritmo circadiano y por otra parte a aumentar según nuestras predicciones en relación a la altitud. Ello apoya nuestra hipótesis, ya que el incremento positivo obtenido en este segun- PO2 Pco2 –HCO 3 x s 7,3996 0,0292 88,1481 4,3093 36,7037 1,3282 21,8148 1,1233 Veleta x s 7,3728 0,0249 90,3103 4,2999 39,6552 1,0264 23,7413 1,3430 Playa do tramo es mayor que el que muestran nuestros datos, pues a ello habría que sumarles los incrementos negativos debidos al ritmo circadiano. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. Gallius P, Podos S, Yanblosky M. Effects o fincreased oxygen on intraocular preassure of human eyes. Mount Sinai School of Medicine of Cuny. New York, 1980. Tejerina M. Tonometría ocular en la altura. (Milluni, 4.700 m. sobre el nivel del mar). Rev Salud Ocupacional, 1967,1: 59. Serrano D, Robles O, Luna JD, García-Marcos M. Influencia de las condiciones climáticas y geográficas sobre la Pl.O. normal. Arch Soc Esp Oftal. 1982, 43: 71. Shapiro BA. Manejo clínico de los gases sanguíneos. pag. 109. Edit. Interamericana. Buenos Aires, 1966. Maslenikow A. Uber tagesschwankugen des intraokularen druckes bei glaukom. Invest Ophthal.1904, 21: 5 García AC, Gallardo JM, Jarillo J, Carreras B (Jr). Efectos de la luz y oscuridad sobre las variaciones diarias de la P.I.O. Arch Soc Esp Oftal.1982. 42 629. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49: 15-20 EFECTOS DE ALCOHOLEMIAS DE 0,6 A 0,8 GR/1.000 SOBRE LA VISIÓN MONOCULAR. I: AGUDEZA VISUAL, VISIÓN CROMÁTICA Y CAMPO VISUAL* SERRANO D, GARCÍA AC, SALAZAR MR, COLOMO M, MONTALBÁN R RESUMEN Mediante la determinación de la agudeza visual, visión cromática y campo visual en treinta sujetos normales y voluntarios, en condiciones basales y bajo los efectos de la ingesta de alcohol suficiente para alcanzar una alcoholemia entre 0,6 y 0,8 INTRODUCCIÓN En una revisión bibliográfica encontramos que existe una amplia literatura que nos habla del efecto del etilismo agudo sobre, la visión binocu lar. Cuando consideramos los efectos que la alcoholemia legal ejerce sobre los parámetros psicofísicos de la visión monocular encontramos que la casi totalidad de los trabajos revisados se refieren al etilismo crónico (Verriest y cols. (1), 1980; Russel y cols. (2), 1980; Gerhard, 1981). El hecho de que no todas las perso nas tienen el mismo nivel de integración visual y de que existe un número suficientemente elevado de sujetos que por diversas causas (ambliopías por estrabismo, pérdida de la visión de un ojo por accidente u otra causa, cataratas monoculares, etc.) no tienen desarrollada la visión monocular, teniendo que valerse de la información dada al * Recibido el 9 de diciembre de 1983. Correspondencia: D. Serrano Laborda Arabial, 22, 3.º E 18003 GRANADA gr./1.000, comprobamos que no existen modificaciones imputables a la intoxicación etílica aguda de dichos niveles de alcoholemia en los parámetros psicofísicos estudiados. Palabras clave: Etilismo, campo visual, visión cromática. S.N.C. por un solo ojo, nos induce a estudiar en el presente trabajo las modificaciones que la alcoholemia considerada de 0,6 a 0,8 gr./l.000 ejerce sobre la psicofísica visual. MATERIAL Y MÉTODOS Para llevar a cabo nuestra experiencia hemos seleccionado a 30 personas sanas y voluntarias con el fin de excluir cualquier tipo de patología visual. Una vez seleccionados los individuos a explorar se les determinó, en condiciones basales, la agudeza visual (con una escala de optotipos), la visión cromática (mediante el test de Farnsworth) y el campo visual (mediante el perímetro de Goldman). En un segundo tiempo exploramos los parámetros psicofísicos antes mencionados tras el sometimiento de nuestros sujetos a una alcoholemia que osciló entre 0,6 a 0,8 gr./l.000. SERRANO D, et al. Fig. 1. El cálculo individual de la cantidad de alcohol que debía de administrarse para que el sujeto alcanzase dicha alcoholemia se realizó mediante la fórmula A = p x R x C, tomada de Widmark, en donde A es la cantidad de alcohol a ingerir, P es el peso del sujeto 2 expresado en kilos, C es la concentración de alcohol en sangre que se quiere alcanzar expresada en gr./ml. (en nuestro caso 0,8 gr./1.000 ml.) y R es una constante de reparto de alcohol en el organismo que equivale a 0,68 para el hombre y 0,55 para la mujer. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efectos de alcoholemias de 0,6 a 0,8 gr/1.000 sobre la visión monocular. I: agudeza visual, visión cromática y campo visual Fig. 2. RESULTADOS La agudeza visual no fue distinta de la unidad en ninguno de los casos, condición ésta exigida para la selección del sujeto, ni antes de la ingesta del alcohol ni después de la misma. Para interpretar los resultados obtenidos en el estudio del campo visual calculamos el área expresada en mm2 encerrada en cada una de las isópteras determinadas para cada ojo (I/4 y l/2), en ambas condiciones: basal y durante la intoxicacion etílica. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 SERRANO D, et al. Fig. 3. Tanto en el área encerrada por la isóptera l/4 como en el área encerrada por la isóptera l/2 comprobamos una ligera disminución en las medias aritméticas del ojo derecho y del ojo izquierdo entre ambas condiciones estudiadas, aunque el 4 incremento negativo que se produce de una a otra condición es inferior a la desviación standard (tabla I). En la determinación cromática comprobamos que todos los sujetos que presentaron en condi- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efectos de alcoholemias de 0,6 a 0,8 gr/1.000 sobre la visión monocular. I: agudeza visual, visión cromática y campo visual Fig. 4. ciones basales una discromatopsia en un eje determinado lo siguen presentando en las condiciones de la alcoholemia legal de 0,6 a 0,8 gr./ l.000 ml. (figs. 1 y 2). De la misma forma, todos los individuos que eran normales en condiciones basales (la gran mayoría) lo fueron también bajo los efectos del alcohol (figs. 3 y 4). DISCUSIÓN En la literatura revisada hemos encontrado una mayor incidencia de trastornos que se refieren a las alteraciones de la visión cromática producida por el etilismo crónico (Russel y cols., 1980; Gerhard, 1981) (3). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 5 SERRANO D, et al. Tabla I. O.D. O.S. l/4 I/2 I/4 I/2 15.756 1.103 5.436 1.157 15.486 1.288 5.777 1.231 –x s 15.143 1.718 5.266 1.391 14.866 1.589 5.252 1.032 –x s Sin alcohol 30 casos Con alcohol 30 casos Aunque autores como Russel (1980) encuentran que en las intoxicaciones etílicas agudas existe una discromatopsia en el eje azul-amarillo, nosotros no hemos encontrado una acción significativa de la ingesta del alcohol en los niveles considerados sobre la visión cromática. En líneas generales, la existencia o no de un defecto de la visión cromática antes de la ingesta del alcohol fue confirmada después de la misma. El cálculo de las áreas encerradas por las distintas isópteras ha sido determinado mediante la triangulación del campo visual en 24 triángulos de vértice común, en el centro, con el mismo ángulo todos ellos (15 grados) mediante la fórmula: S = 1/2 L1 – L2 sen α donde S es la superficie del triángulo, L1, y L2 son los lados conocidos y a es el ángulo que forman L1 Y L2. El error cometido al despreciar el área encerrada entre el arco que forma la isóptera y su 6 cuerda (considerada como el tercer lado del triángulo) es mínimo y en cualquier caso constante para las dos condiciones, por lo que no nos modifica el cálculo obtenido. Para la determinación de una isóptera de la isla de visión mediante la perimetría cinética de Goldman se requiere una gran atención por parte del sujeto examinado. Ello ha sido magistralmente expuesto por Greve (1973) (4), quien determinó las condiciones ideales de examen para evitar en lo posible o minimizar las sumaciones tanto espaciales como temporales. El hecho de que las determinaciones del campo visual en una de las condiciones se hiciese bajo los efectos del alcohol, y teniendo en cuenta que ello produce una disminución de los reflejos de respuesta en los individuos, nos hace pensar que la disminución del campo visual en nuestro trabaio se debe a la falta de atención. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 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OFTALMOL., 1985; 49: 21-30 FARMACOCINÉTICA OCULAR DE LA CEFOTAXIMA TRAS INSTILACIÓN TÓPICA Y ADMINISTRACIÓN SUBCONJUNTIVAL: ESTUDIO EXPERIMENTAL* FERNÁNDEZ-VIGO LÓPEZ J, RAFART ARUMI J.Mª, CORDIDO CARBALLIDO M, CONCHEIRO NINE A, MARTÍNEZ PACHECO R, SENÉN ÁLVAREZ J RESUMEN En este trabajo se estudia la penetración ocular de Cefotaxima en aplicación tópica y subconjuntival en conejos afectos de queratitis bacterianas. Los resultados obtenidos permiten calcular la cte. de permeabilidad epitelial así como realizar un análisis farmacocinético del comportamiento del antibiótico, pud¡éndose calcular las ctes. de transferencia córnea-acuoso, acuoso-córnea y de eliminación. Con La finalidad del tratamiento médico es obtener los efectos deseados de una droga determinada evitando a la vez sus efectos adversos. El logro de estos objetivos está condicionado por el régimen terapéutico establecido cuya exactitud se basa en el conocimiento de su farmacocinética (1). Esta disciplina describe los procesos de absorción, distribución, metabolismo y excreción de los medicamentos, siendo su objetivo el estudio del tránsito de los medicamentos en el organismo en función del tiempo. La farmacocinética relaciona matemáticamente concentraciones y velocidades y permite representar gráficamente el curso de los medicamentos en sus formas de dosificación en el organismo, en los lugares de absorción y en los emuntorios en función del tiempo. Para ello elabora modelos cinéticos aplicables a la interpretación de los datos obtenidos. El segmento anterior del globo ocular se comporta cinéticamente como un modelo bicompartimental, formado por un compartimento central, la córnea, y uno periférico, la cámara anterior, produciéndose la eliminación a partir de este último, lo cual crea cierta especificidad (fig. 1). Además si estos datos se establece una discusión sobre la eficacia de administrar los antibióticos por vía subconjuntival o por instilación tópica, demostrándose que el establecimiento de un régimen posológico adecuado en gotas permite obtener niveles tan altos como en subconjuntival y con mayor duración. Palabras clave: Farmacocinética, cefotaxima, administración tópica, administración subconjuntival, queratitis. añadimos que la cinética de un fármaco instilado en el saco conjuntival es de orden uno, es decir que la concentración de un medicamento desaparece de un compartimento a mayor o menor velocidad según la concentración del mismo que queda en el compartimento (2), queda disenado baslcamente el modelo tarmacocinético del segmento anterior del globo ocular. Debido a esto la efectividad de los fármacos instalados en el fondo del saco conjuntival depende de tres factores: 1. Cinética del fármaco en el saco conjuntival. 2. Permeab¡lidad de la barrera epitelial. 3. Tasa de eliminación del ojo. El conocimiento de estos tres factores y de los valores para cada uno de los medicamentos es absolutamente imprescindible para realizar una terapéutica racionalizada a través de un régimen posológico adecuado. La mayor parte de los estudios sobre este tema se han realizado con distintas sustancias: fluoresceína (3,4), pilocarpina (5,6), corticoides (7,8), etc., estableciéndose la farmacocinética de cada uno de estos compuestos. * Comunicación presentada la LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984. Universidad de Santiago. Facultad de Medicina. Cátedra de Oftalmología. Prof. Dr. M. Sánchez Salorio. Correspondencia: J. Fernández-Vigo López La Rosa, 23 7,º A SANTIAGO DE COMPOSTELA (La Coruña) FERNÁNDEZ-VIGO LÓPEZ J, et al. para obtener concentraciones adecuadas para una terapia eficaz. MATERIAL Y MÉTODOS Para el estudio farmacocinético de la Cefotaxima fueron u tilizados un total de 96 ojos, correspondientes a 48 conejos, a los que previamente se les produjo unas queratitis bacterianas por Pseudomonas aeruginosa a 109 germ./ml., mediante la técnica de erosión más instiiación descrita por nosotros (13). Según la aplicación del antibiótico fuera por via tópica o por inyección subconjuntival, se realizaron dos curvas de niveles, correspondiendo cada una de ellas a cada una de las formas de aplicación del antibiótico. A) Curva de niveles en córnea y acuoso en función del tiempo tras la instilación tópica de Cefotaxima al 5 por 100 Fig. 1: El segmento anterior del globo ocular se comporta como un modelo bicompartimental, con eliminación a partir del compartimento periférico. En este trabajo nos hemos propuesto el estudio experimental de la farmacocinética ocular de la Cefotaxima en el segmento anterior tras administración tópica y subconjuntival, ya que si bien son muy escasos los estudios realizados con antibióticos, no existen en absoluto los realizados con cefalosporinas al no existir preparados oftálmicos. La razón de la elección de la Cefotaxima se basa en que las cefalosporinas deben ser los antibióticos de elección, por su efectividad, en infecciones por gérmenes Gram +, que son la mayoría en patología ocular infecciosa externa (9-12). Así hemos estudiado la farmacocinética de la Cefotaxima, tanto en instilación tópica, como en inyección subconjuntival en ojos de conejo afectos de queratitis, con el fin de valorar comparativamente su comportamiento a nivel del segmento anterior y establecer la posología más adecuada 2 Fueron estudiados 36 ojos. A las 24 horas de producidas las queratitis se instiló una gota, en cada ojo, de Cefotaxima al 50 por 100. La preparación del colirio se realizó inmediatamente antes de su uso a partir de Cefotaxima en polvo que, tras disolver en suero salino estéril, obtuvimos el colirio al 5 por 100. La extracción de las muestras de córnea y acuoso se realizaron a diferentes tiempos a partir del momento de la instilación. Los tiempos estudiados y los ojos usados en cada tiempo se indican en la tabla 1. Para la extracción del humor acuoso se utilizó una jeringa de insulina, penetrando en cámara anterior por el limbo esclero-corneal y extrayendo de 0,15 a 0,20 ml. de acuoso. Para la extracción de las córneas fue utilizado Tabla I. Ojos utilizados y tiempos estudiados tras instilación de 1 gota de Cefotaxima al 5 por 100 Minutos Ojos utilizados 5 15 30 40 60 80 8 8 8 4 4 4 Total 36 ojos ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Farmacocinética ocular de la cefotaxima tras instilación tópica y administración subconjuntival: estudio experimental un trépano de queratoplastia de 6 mm. de diámetro, extrayendo la porción central de la córnea. B) Curva de niveles en córnea y acuoso en función del tiempo, tras la inyección subconjuntival de 50 mg. de Cefotaxima Fueron estudiados 59 ojos. A las 24 horas de producidas las que ratitis y previa anestesia tópica se procedió a inyectar mediante una jeringa de insulina, 50 mg.de Cefotaxima en el espacio subconjuntival superior. En este caso la Cefotaxima administrada se obtuvo tras disolver 1 gr. de Cefotaxima en polvo (Primafen) en 4 ml. de agua bidestilada, obteniéndose los 50 mg. en 0,2 ml. de la solución preparada. A partir de la inyección subconjuntival se fueron extrayendo ias muestras de córnea y acuoso a diferentes tiempos, tal como se indica en la tabla ll. Para la extracción de las muestras se utilizó idéntica técnica que la usada en el caso anterior. Determinación de los niveles de Cefotaxima Para proceder a la determinación de la concentración del antibiótico en tejidos y fluidos orgánicos, hemos seguido la técnica microbiológica de difusión en agar. A) Microorganismo. Hemos utilizado una suspensión de esporas de Bacillus subtilis ATCC6633, sensibles a la Cefotaxima. B) Antibiótico. La Cefotaxima nos fue suministrado en viales de 25 mg. de polvo valorado y estéril, por los Laboratorios Cusi. Las soluciones stock fueron preparadas semanalmente en tampón fosfato 0,01M a una concentración de 5.000 µgr./ml. y almacenadas a 4°C. A partir de esta solución y por diluciones sucesivas se preparan las soluciones de trabajo. Tabla II. Ojos utilizados y tiempos estudiados tras inyección subconjuntival de 50 mg de Cefotaxima Minutos 5 15 30 60 90 120 Ojos utilizados 6 6 6 27 4 10 Total 59 ojos C) Preparación del inóculo. La suspensión de esporas fue obtenida por la técnica descrita por Kavanagh (14) y mantenidas en solución salina a 4°C hasta su utilización. Unas 107-108 esporas son añadidas a cada litro de medio subfundido antes de verterlo en las placas. D) Preparación de las placas. El medio de cultivo (Diagnostic Sensitivit y Test Agar, Oxoid CM261) esterilizado se mantiene subfundido a 45°C añadiendo el inóculo necesario. Quince ml. del medio inoculado se vierten en una placa de 15 cm. de diámetro. Una vez solidificado el medio, están listas para ser utilizadas o bien se almacenan a 4°C hasta 48 horas. E) Ensayo. A discos de papel estériles de diámetro (DIFCO), se añaden 20 ul. de cada una de las diluciones del antibiótico, colocando 6 discos de papel por placa, con concentraciones que varian de 78 µgr./ml. a 1.250 µgr./ml. Con el humor acuoso se impregnan 3 discos que se colocan en la placa. Con las córneas se realizó previarnente un lavado con solución salina estéril pesándolas y colocándolas en las placas como los discos de papel. Las placas se incuban durante 12 horas a 35°C y se miden los halos de inhi bición que presentan, tanto los discos patrones como los testigos. Con los resultados de cada placa se determina la recta de regresión y se calcula la concentración de antibiótico en cada muestra (µgr./gr. en córnea y µgr./ ml. en humor acuoso). Cálculo de la constante de permeabilidad epitelial de la Cefotaxima al 5 por 100 en instilación tópica y en ojos inflamados Para obtener la constante de permeabilidad de la barrera epitelial, utilizamos la siguiente fórmula dada por Mishima (2): Kep = [Cc]o Vc α Q Cdo Asumiendo que: — VC = Volumen corneal = 0,008 ml. — Q = Superficie corneal = 2 cm2 — α = Cte. de pérdida en lágrima = 6 h-1 — Cdo = Concentración del medicamento instilado. — [CC]O= Concentración corneal a tiempo cero. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 FERNÁNDEZ-VIGO LÓPEZ J, et al. Fig. 2: Esquema representativo de la cinética del segmento anterior del globo ocular, en la que se detallan las ctes. de transferencia que rigen el paso entre compartimentos y del com. periférico al exterior. Análisis farmacocinético 1. En el análisis farmacocinético de los datos obtenidos en la curva de niveles en córnea y acuoso en función del tiempo tras la instilación de 1 gota de Cefotaxima al 5 por 100, se ha adoptado un modelo bicompartimental abierto con eliminación a partir del compartimento periférico, tal como se expresa en la figura ll, que asume una penetración instantánea del medicamento en córnea. De acuerdo con este modelo y utilizando la técnica de retroproyección (1 ) es posible estimar, a partir de la curva de concentraciones de Cefotaxima en córnea y h. acuoso, el valor de las constantes híbridas a y b, ya que, el balance material del modelo nos permite establecer que: Cc = [Cc]o y Ca = [Cc]o. Kac + Ko - a . e b–a 1 b–a en las que rca = Kac/Kca y gca es el cociente de concentraciones córnea-acuoso en fase monoexponencial. 2. En el análisis farmacocinético de los datos obtenidos en la curva de niveles en córnea y h. acuoso en función del tiempo tras la inyección subconjuntival de 50 mg. de Cefotaxima, se ha calculado la constante de penetración (Ka) (asumiendo que el proceso es de orden uno), utilizando la técnica de retroproyeccion y manteniendo inalterado el modelo farmacocinético anterior. 3. Predicción de niveles en córnea y acuoso tras instilaciones repetidas de Cefotaxima al 5 por 100. Con el fin de comparar las concentraciones en córnea y h. acuoso en administración subconjuntival frente a instilaciones tópicas repetidas del antibiótico, hemos generado las curvas de concentraciones, para un régimen de dosis múltiple, para los dos compartimentos, de acuerdo con las siquientes ecuaciones: Cc = [Cc]o + Kac + [Cc]o + Ko - [Cc]o a b–a e-αt = Ca = –at . [e-at - ebt] en las que [Cc]O es la concentración prevista en córnea a tiempo cero y que se obtiene por extrapolación. Para el cálculo de las constantes de eliminación y transferencia de orden uno, se utilizan las relaciones propuestas por Jones y Maurice (15): [ ( e-αt = 1-e Kca = a (1 - rca/gca) Ko = b (1 – rca/gca) 4 1 – e– [Cc]o b–a –n . α γ 1-e –αγ ) – e-bt = ( 1-e –n . b γ 1-e βγ )] derivadas del modelo anterior, en las que n represente el número de la dosis y γ el intervalo de dosificación. a + b = Kac + Kca +Ko a . b = Kca . K 1 - e–n . a γ RESULTADOS En las tablas lll y IV se muestran los resultados obtenidos experimentalmente en los 96 ojos de conejos afectos de que ratitis y a los que se les administró Cefotaxima siguiendo dos vías: a 36 ojos se les instiló una gota de Cefotaxima al 5 por 100 y en 59 ojos se les aplicó una inyección subARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Farmacocinética ocular de la cefotaxima tras instilación tópica y administración subconjuntival: estudio experimental Tabla III. Concentraciones medias y desviaciones típicas de los niveles obtenidos a los distintos tiempos, tras instilación tópica de Cefotaxima al 50 por 100 Córnea 5 15 30 40 60 80 187,87 159,00 83,43 72,37 49,00 21,07 ± ± ± ± ± ± 73±02 65.48 46.03 18,47 25,23 8,22 Acuoso 11,91 17,78 38,65 47,25 40,10 4,50 ± ± ± ± ± ± 8,82 8,15 9,41 10,28 14,52 10,44 conjuntival de 50 mg. de Cefotaxima. Para el análisis farmacocinético, estos resultados se representan en papel semilogarítmico. A) Curva de niveles en córnea y acuoso en función del tiempo, tras instilación tópica de Cefotaxima al 5 por 100 En la gráfica I se muestran representados los niveles en córnea y acuoso trasla instilación tópica del antibiótico. En ella observamos como en córnea laconcentiación más alta aparece a los 5 minutos, con un nivel medio de 187,87 gr./gr. A partir de entonces las concentraciones van decreciendo linealmente, para situarse en 159 µgr./gr. a los 15 minutos, en 83,43 µgr./gr. a los 30 minutos, en 72,37 µgr./gr. a los 40 minutos, en 49 µgr./gr. a los 60 minutos y en 34,5 µgr./ gr. a los 80 minutos. En acuoso observamos cómo a los 5 minutos la concentración media es de 11,91 µgr./ml. para ir ascendiendo hasta los 40 minutos en que el nivel medio se sitúa en 47,25 µgr./ml. A partir de este momento las concentraciones van disminuyendo de forma paralela a como lo hacen las concentraciones corneales; así hallamos 40,1 µgr./ml. a los 60 minutos y 21,07 µgr./ml. a los 80 minutos. Tabla IV. Concentraciones medias y desviaciones típicas de los niveles obtenidos en los distintos tiempos, tras inyección subconjuntival de Cefotaxima Minutos 5 15 30 60 90 120 Córnea 149,16 232,33 226,50 154,48 80,00 40,16 ± ± ± ± ± ± 55,93 84,01 98,64 66,05 34,61 32,67 Acuoso 68,33 124,15 115,73 78,92 41 25 35,06 ± ± ± ± ± ± 22,20 46,34 48,32 43,60 17,69 26,71 Gráfica 1: Representación en papel semilogarítmico de las concentraciones en córnea y acuoso tras la instalación tópica de Cefotaxima al 50 por 100. B) Curva de niveles en córnea y acuoso en función del tiempo, tras la inyección subconjuntival de 50 mg. de Cefotaxima En la gráfica II se representan en papel semilogarítmico los resultados obtenidos tras la inyección subconjuntival, en la cual observamos cómo en córnea y a los 5 minutos hallamos una concentración media de 149,16 µgr./gr. para ascender hasta 232,33 µgr./gr. a los 15 minutos. A los 30 minutos se mantienen prácticamente igual (226,5 µgr./gr.) y posteriormente las concentraciones van descendiendo, situándose en 154,48 µgr./gr. a los 60 minutos, en 80 µgr./gr. a los 90 minutos y en 40,16 µgr./gr. a los 120 minutos. En el humor acuoso y a los 5 minutos obtenemos un nivel medio de 68,33 µgr./ml. A los 15 minutos observamos como las concentraciones han ascendido hasta situarse en una concentración media de 124,15 µgr./ml., manteniéndose prácticamente igual hasta los 30 minutos (115,73 µgr./ml.). A partir de este momento las concentraciones van des- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 5 FERNÁNDEZ-VIGO LÓPEZ J, et al. b = 3,186 . h-1 De acuerdo con las características y mediante las ecuaciones anteriormente expuestas, calculamos: rca = 0,197 gca = 1 ,45 Kca = 1,452 . h–1 Kac = 0,287 . h– Ko = 2,659 . h– 2. A partir de las concentraciones obtenidas en la curva de niveles tras la inyección subconjuntival del antibiótico y por residuales se obtuvo la constante de absorción en córnea. Ka = 3,816 . h–1 3. Predicción de niveles en córnea y acuoso tras instilaciones repetidas de Cefotaxima al 5 por 100. De acuerdo con las ecuaciones anteriormente expuestas, se han generado las curvas de concentraciones en córnea y acuoso para un régimen Gráfica 2: Representación en papel semilogarítmico de las concentraciones en córnea y acuoso tras la inyección subconjuntival de Cefotaxima. cendiendo, situándose en una concentración media de 78,92 µgr./ml. a los 60 minutos y en 41,25 µugr./ml. a los 90 minutos. C) Cálculo de la constante depermeabilidad epitelial Aplicando la fórmula anteriormente descrita y sabiendo por extrapolación que la concentración a tiempo cero ([Cc]o) es de 198,3 µgr./ml. y que la concentración inicial en lágrima es igual a la concentración instilada (5 por 100), obtenemos Kep (cte. de permeabilidad epitelial). Kep = 9,52 . 10-4 cm . h-1 D) Análisis farmacocinético 1. A partir del trazado obtenido en la curva de niveles tras instilación tópica (gráfica I) y por residuales se estimaron las constantes híbridas a y b. a = 1,212 . h-1 6 Gráfica 3: Predicción de niveles en córnea y acuoso para un régimen posoclógico de 1 gota cada 30 min., comparado con las curvas correspondientes a la inyección subconjuntival. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Farmacocinética ocular de la cefotaxima tras instilación tópica y administración subconjuntival: estudio experimental de dosificación de una gota cada 30 minutos. La gráfica lll presenta los resultados previstos. En la gráfica lll observamos cómo a los 30 minutos de la primera dosis las concentraciones en córnea descienden a 100 µgr./ml. Tras la instilación de la segunda dosis, los niveles corneales ascienden a 290 µgr./ml. y 30 minutos después se sitúan a 170 µgr./ml. En la tercera dosis las concentraciones corneales ascienden a 350 µgr./ml. y descienden a 200 µgr./ml. A partir de esta tercera dosis los niveles máximos y mínimos se mantienen prácticamente estabilizados (en 380 µgr./ml. tras la instilación de la dosis y en 220 ugr./ml. tras 30 minutos de cada dosis). En el humor acuoso observamos cómo las curvas de ascenso de la primera y segunda dosis prácticamente se superponen, alcanzando a los 60 minutos los 60 µgr./ml. en que, tras la tercera instilación, los niveles vuelven a ascender para situarse en 78 µgr./ml./ a los 90 minutos. En la curva correspondiente a la cuarta dosis las concentraciones ascienden ligeramente, situándose en 89 µgr./ml. 30 minutos más tarde. A partir de la quinta dosis las concentraciones en acuoso prácticamente se estabilizan entre 90 y 93 µgr./ml. DISCUSIÓN El objetivo final de la farmacocinética es ofrecer la información necesaria para establecer el régimen posológico adecuado para cada situación clínica. El conocimiento de los procesos del LADME (Liberación, Absorción, Distribución, Metabolismo y Excreción) es por tanto fundamental para establecer pautas terapéuticas que, nos permite predecir las dosis necesarias y el intervalo entre ellas para obtener un determinado nivel de medicamento en un punto dado. Desde el punto de vista oftalmológico la vía de administración de elección suele ser la instilación tópica, en cuyo caso el segmento anterior del globo ocular se comporta como un modelo cinético específico, y que como hemos reseñado anteriormente se caracteriza por ser bicompartimental con eliminación periférica. Esto quiere decir que un fármaco instilado en el saco conjuntival debe sufrir un triple proceso: paso de lágrima a córnea; que es lo que se denomina constante de permeabilidad epitelial y que mide la velocidad con que una molécula atraviesa la barrera epitelial; la segunda transferencia se produce entre la córnea y el acuoso y se denomina constante de invasión y que se contrarresta en parte por la constante de retorno, esto es, de acuoso a córnea; y por fin el tercer paso es la eliminación del medicamento del acuoso. Pues bien el conocimiento de estos tres factores, nos permite elaborar un modelo matemático que faculta para establecer un régimen posológico adecuado a cada situación clínica. ¿Cuál es la utilidad clínica de este modelo y del conocimiento de los factores que lo condicionan?, pondremos un ejemplo: en numerosas ocasiones se ha aconsejado la inyección subconjuntival para obtener niveles adecuados de antibiótico en córnea y en humor acuoso en queratitis bacterianas graves. Pues bien, conocida la curva de niveles en inyección subconjuntival (gráfica ll), el conocimiento de la farmacocinética de la Cefotaxima nos permite establecer un régimen terapéutico en instilación tópica adaptado para obtener concentraciones tan altas como en la inyección subconjuntival y más duraderas, debido a la posibilidad de repetir frecuentemente las instilaciones. En la gráfica lll representamos los niveles de Cefotaxima en córnea y acuoso tras instilación tópica y los niveles tras inyección subconjuntival. En ella observamos como tras la dosis de Cefotaxima subconjuntival se alcanza valores en córnea superiores a 200 µgr./ml. entre los 10 y 40 min. para descender hasta 20 µgr./ml. alrededor de los 140 min. Por el contrario, en instilación tópica apreciamos que en la primera dosis se alcanzan en córnea 200 µgr./ml. en el momento de la instilación, descendiendo en 30 min. a 100 µgr./ml. si en este momento repetimos otra instilación (2a dosis) la concentración asciende a 290 µgr./ml., esta vez solo desciende al cabo de 30 min. a 170 µgr./ml., y si repetimos una tercera dosis la caída ya es tan sólo a 200 µgr./ ml.; manteniéndose a partir de entonces siempre por encima de 200 µgr./ml., con tal de repetir las instilaciones cada 30 min., lo que permitiría acortar mucho el tiempo de tratamiento. Con esto se demuestra que con instilaciones repetidas cada 30 min. se obtienen niveles a partir de la tercera dosis, siempre por encima del pico máximo obtenido con una inyección subconjuntival, que obviamente no puede repetirse frecuentemente. Otra conclusión que se puede obtener a la vista de la gráfica lll es la siguiente: si estudiamos las pendientes de eliminación observamos cómo el descenso, por tanto.la duración, tras la inyección subconjuntival es paralelo al descenso y duración de la segunda dosis instilada. Es decir, tanto el ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 7 FERNÁNDEZ-VIGO LÓPEZ J, et al. pico como la duración de los niveles obtenidos mediante una inyección subconjuntival son logrados con la simple instilación tópica de dos dosis separadas 30 minutos. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. CONCLUSIONES 1. Se determinan las concentraciones en córnea y acuoso tras la instilación de 1 gota de Cefotaxima 5 por 100 y tras la inyección subconjuntival de 50 mg. de Cefotaxima. Las concentraciones máximas halladas tras instilación tópica son de 187,87 µgr./gr. (5 min.) en córnea y de 47,25 µgr./ml. (40 min.) en acuoso. Tras la inyección subconjuntival los niveles más alto correspondieron a 232,33 µgr./ gr. (15 min.) en córnea y a 124,15 µgr./ ml. (15 min.) en acuoso. 2. Aplicando la fórmula dada por Mishima (2) se calculó la cte. de permeabilidad epitelial de la Cefotaxima en instilación tópica, siendo Kep = 9,52 10-4 cm h–1. 3. Del análisis farmacocinético de las concentraciones halladas, calculamos las ctes. de transferencia córnea-acuoso, acuoso-córnea y la cte. de eliminación. 4. Conocido el comportamiento fármaco cinético de la Cefotaxima tras la instilación de 1 gota al 5 por 100 se generaron las curvas de concentraciones en córnea y acuoso, para un régimen de dosificación de 1 gota cada 30 min. De los resultados obtenidos se deduce que a partir de la tercera dosis se obtienen concentraciones siempre por encima del pico máximo obtenido con una inyección subconjuntival. 8 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Wagner JG. Farmacocinética clínica. Editorial Reverté, S. A Barcelona 1983, 2: 57-62. Mishima S. 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OFTALMOL., 1985; 49: 31-36 ESTUDIO COMPARATIVO DE LOS RESULTADOS DE LA CIRUGÍA DE LA CATARATA ENTRE MÉDICOS RESIDENTES DE PRIMER AÑO Y MÉDICOS DE PLANTILLA* ROMERO J, GÓMEZ-DÍAZ JL, GARCÍA-SERRANO JL, GARCÍA-GONZÁLEZ M, LUNA JD, SERRANO D RESUMEN Hemos estudiado las complicaclones aparecidas en 419 ojos operados de catarata intracapsular idiopática (presenil o senil) no complicada (138 operados por médicos residentes de primer año y 281 por médicos de plantilla), en un período de 18 meses. Considerando factores de riesgo la edad, INTRODUCCIÓN Desde el año 1980, desciende de un modo brusco la oferta de trabajo para los médicos postgraduados, y aparece un tenómeno nuevo en la formación del médico residente motivado por: a) la fragmentación de la especialidad en subespecialidades (con frecuente dedicación plena a estas parcelas durante el tiempo de rotación); b) la llegada a los centros jerarquizados de formación de un número elevado de M.l.R. (como única vía de acceso legal al título de especialista) con un período de formación máximo de cuatro años; c) aprendizaje de técnicas sofisticadas en hospitales, con un elevado nivel de superespecialidad que, olvidando problemas sanitarios básicos del individuo y la comunidad le convierten en «técnicos de enfermedades»; d) la necesidad de ocupar plazas en centros no jerarquizados de la S.S. (por lo tanto con responsabilidad plena y sin tutela posterior). Todo lo anteriormente expuesto obliga a adoptar una nueva actitud frente a las exigencias sociales y personales, a las que se ve sometido el médico en formación, y una respuesta clara al problema procurando aumentar la calidad existente en el tipo de cirujano, diabetes, PIO y miopía, sólo se encontró significativa la asociación edad-miopíatipo de cirujano (p < 0,01), que tras análisis detallado se interpretócomo un hecho casual. Se concluye que no existe diferencia significativa entre la cirugía practicada en estos enfermos por los médicos residentes de primer ano y los de plantilla. segundo nivel (en que tiende a dividirse la Red Sanitaria Nacional). Una parte de esta nueva opción sería la capacitación precoz hacia la cirugía mediante una práctica quirúrgica compartida y de responsabilidad creciente. Ello no sólo es aconsejable, sino también imperativo para la formac¡ón del futuro ciru jano. Durante el período de tiempo comprendido entre el 1 de febrero del 81 hasta el 30 de septiembre del 82 los médicos residentes del primer año tuvieron acceso a la cirugía de la catarata, asistidos en su aprendizaje por el Dr. D. Daniel Serrano Laborda, Jefe de Sección del Departamento. Queremos realizar una valoración retrospectiva del riesgo quirúrgico al que fue sometido el enfermo por ser operado por un médico residente de primer año. MATERIAL Y MÉTODOS Los enfermos incluidos en este trabajo proceden de la consulta externa del Departamento de Oftalmología del Hospital Clínico «San Cecilio» de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Fueron explorados con los medios de con- * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Correspondencia: D. Serrano Laborda Arabia L, 22, 3.º E 18003 GRANADA ROMERO J, et al. sulta habituales (lámpara de hendidura, tonómetro de aplanación, ecógrafo modelo A, etc.) e intervenidos de cataratas con el material quirúrgico adecuado. Tras ser explorados en consulta externa en la Sección de Oftalmología General por el médico residente de primer año, los diagnosticados de cataratas idiopáticas (seniles y preseniles) fueron intervenidos, previo conocimiento del paciente, por dichos médicos residentes según técnica quirúrgica convencional. Todo ello se realizó bajo la tutela d¡recta del médico de plantilla mencionado en el capítulo de introducción. Los médicos residentes accedieron a la cirugía de una forma progresiva-asistida: primero abriendo y cerrando conjuntiva, luegro abriendo y cerrando córnea, y, por último, extrayendo el cristalino. En un período de cuatro meses de entrenamiento previo, y tras haber operado un mínimo de veinte cataratas de dicha forma explicitada, el médico residente comenzó a operar solo, siempre con la ayuda del mencionado monitor que fue paulatinamente distanciándose, según su criterio, a medida que adquiría seguridad y confianza el médico residente. Los datos fueron obtenidos de las historias clínicas del Servicio de Documentación Clínica del Hospital según protocolo confeccionado en donde se hacía especial referencia al estado previo de PlO, diabetes, refracción, edad y complicaciones intra y/o postoperatorias achacables, en gran medida, a la técnica (pérdida de vítreo, catarata extracapsular no planeada, hemorragia expulsiva, iridodiálisis, adhesión criofaco al iris, rotura del esfínter, contacto vítreo-corneal, incarceración vítrea, inflamación crónica, edema corneal, fístula, atalamia, hernia de iris, epitelización de la cámara anterior, endoftalmitis y pupila desplazada). El período de observación osciló entre un mínimo de cinco meses y un máximo de veinticuatro. La interpretación de los resultados se realizó mediante el análisis de tablas de contingencia de x2 y sucesivas particiones de la tabla. RESULTADOS Se han intervenido un total de 843 ojos afectos de catarata. De éstos hemos considerado 540, ya que el resto no cumplía, por alguna causa, los requisitos previos con siderados. De los 540 casos seleccionados se excluyeron 121 casos por no tener todos los datos del protocolo. De los 419 casos que nos ocupan, un grupo de 138 fueron operados por médicos residentes y los 281 restantes lo fueron por médicos de plantilla. En el primero de los grupos considerados se complicaron intra y/o postoperatoriamente 17 casos (12,3 por 100), y en el segundo grupo 39 casos (13,9 por 100). Para hacer un estudio más detallado de si el cirujano influyó o no en las complicaciones obtenidas se incluyó al mismo entre los factores de riesgo (edad, miopía, PlO y diabetes). Los datos se agruparon en tres tablas multifactoriales. La tabla I integrada por los factores: edad, tipo de cirujano (residente o plantilla), miopía, y además la variable de respuesta intra o postoperatoria (normal o complicada). La tabla ll integrada por los factores: edad, tipo de cirujano, diabetes, y la misma variable de respuesta. La tabla lll integrada por los factores: edad, tipo de cirujano, PlO, y la misma variable de respuesta. En primer lugar hacemos una X2 global por tabla, si diera significativo nos permitiría un estudio más detallado de la tabla mediante la partición de la misma. Para la tabla I el resultado es: X2exp = 21,32 (11 g.l.); p < 0,01. Para la tabla ll el resultado es: X2exp = 7,03 (11 g.I.); N.S. Para la tabla lll el resultado es: X2exp = 12,8 (11 g.l.); N.S. El hecho de que la X2exp sea significativa para la tabla I nos obliga a realizar un estudio más detallado y por separado de cada uno de los factores que la integran. Tabla I. < 60 años R. Miopes No miopes 61 - 70 años Pl. R. Pl. R. Pl. T. C. T. C. T. C. T C. T. C. T. C. 10 10 2 2 34 20 5 3 27 13 0 3 58 52 6 12 49 29 9 1 65 52 3 10 R. = Médico residente de primer año. Pl = Médico de plantilla. T. = Número total de casos operados. C. = Número de casos complicados. 2 Más 70 años ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Estudio comparativo de los resultados de la cirugía de la catarata entre médicos residentes de primer año y médicos de plantilla Tabla II. < 60 años R. Diabéticos No Diabéticos 61 - 70 años Pl. R. Más 70 años Pl. R. Pl. T. C. T. C. T. C. T C. T. C. T. C. 5 15 0 4 20 34 4 4 16 24 1 2 48 62 9 9 34 44 4 6 57 60 6 7 R. = Médico residente de primer año. Pl = Médico de plantilla. T. = Número total de casos operados. C. = Número de casos complicados. Considerando el factor «edad» el resultado es: X2exp = 0,53 (2 g.I.); N.S. C onsiderando el factor «tipo de cirujano» el resultado es: X2exp = 0,64 (1 g.I.); N.S. Considerando el factor «miopía» el resultado es: X2exp = 3,07 (1 g.I.); N.S., (p > 0,10). Por ello, concluimos, en principio, que los factores aislados no parecen influir en la ocurrencia o no de las complicaciones. No obstante, como la X2exp dio significativa haremos un análisis más detallado, ya que puede no ser un factor aislado, sino una determinada asociación entre factores lo que dé la significación. Los resultados quedan expuestos en la tabla IV. El hecho de que la asociación tipo de cirujanomiopía sea significativa con respecto a la variable de respuesta nos obliga a una nueva descomposición de la tabla donde obtenemos dentro de las múltiples comparaciones ortogonales (residentemiopes / plantilla-miopes; residentes-no miopes /plantilla-no miopes; residentes-miopes / plantillano miopes; etc.) como única comparación significativa encontramos la asociación: Residentes-miopes + plantilla-no miopes / residentes-no miopes + plantillamiopes (X2exp = 6,39 (1 91.); p < 0,01). Con lo que se puede concluir que los miopes operados por los médicos residentes y los no mio- pes operados por los médicos de plantilla tienen un porcentaje de complicaciones superior a los no miopes operados por médicos residentes y a los miopes operados por médicos de plantilla. DISCUSIÓN Del estudio estadístico de nuestros resultados se desprende que un determinado tipo de enfermos, junto con un determinado tipo de cirujano condicionan la aparición de complicaciones intra y/o postoperatorias en la cirugía de la catarata idiopática (senil o presenil). Dicha asociación incluye a los médicos de plantilla junto con los enfermos no miopes frente a la asociación que incluye a los médicos residentes junto a los enfermos miopes. El resto del estudio nos indica que no existe diferencia estadísticamente significativa entre la cirugía practicada por un médico residente de primer año y el médico de plantilla, salvo la mencionada. Nosotros interpretamos nuestro resultado parcial, que se refiere a la asociación miopía-tipo de médico, como un fenómeno estadístico casual. Es obvio que los enfermos miopes aportan a la cirugía un factor de riesgo de esclerosis vascular mucho mayor que el enfermo no miope, que aparentemente contradice nuestros resul- Tabla III. < 60 años R. < 18 mm. Hg ≥ 18 mm. Hg 61 - 70 años Pl. R. Más 70 años Pl. R. Pl. T. C. T. C. T. C. T C. T. C. T. C. 16 4 4 0 44 10 8 0 26 14 0 3 79 31 11 7 67 11 9 1 85 32 10 3 R. = Médico residente de primer año. Pl = Médico de plantilla. T. = Número total de casos operados. C. = Número de casos complicados. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 ROMERO J, et al. Tabla IV. Asociación X2exp. g.l. Signifc Edad-tipo de médico Edad-miopía Tipo de médico-miopía 3,10 9,82 8,37 5 5 3 N.S. 0,05 < p < 0,10 p < 0,05 tados parciales de la tabla I. Por todo ello creemos que en ningún caso el médico residente de primer año aporta un factor de riesgo a la cirugía de la catarata idiopática. Nosotros hemos seleccionado a los enfermos siguiendo unos criterios de uniformidad, evitando todos aquellos factores que pudieran agravar el resultado (uveítis, D.R. previo, cataratas congénitas, cataratas metabólicas...), a diferencia de otros autores como Farrell (1981) que incluía a enfermos con complicaciones preoperatorias en un estudio comparativo de médicos residentes de tercer año con otro de la AAOO (American Academy of Ophthalmology and Otolaryngology), no encontrando diferencia significativa entre uno y otro grupo, ni en la única complicación intraoperatoria que considera (pérdida de vítreo), ni en sus resultados finales referidos a agudeza visual. Nuestros resultados concuerdan con los de Farrell (1981) pero nosotros ampliamos el margen de riesgo hasta residentes de primer año y todas las demás complicaciones intra y/o postoperatorias que aludimos en el capítulo de material y métodos, aparte de la pérdida de vítreo. No ha existido ningún criterio previo de selección, en uno u otro grupo, salvo el ya mencionado anteriormente. Evidentemente en el grupo de los médicos de plantilla se han excluido todos aque- 4 llos enfermos que presentaban patología ocular asociada previa, así como aquellos casos en que los médicos residentes practicaron parcialmente la cirugía. Por tanto, podemos concluir que la muestra era similar para ambos grupos. En nuestro estudio se ha incluido la pérdida de vítreo como factor-índice de calidad operatoria, y la incarceración vítrea como factor-índice de calidad postoperatoria entre otros, ya que ello pudiera representar el resultado de una maniobra quirúrgica intempestiva por parte del novel. Al no existir mayor índice de complicaciones entre uno y otro grupo, podemos afirmar que, estadísticamente, no existieron tales maniobras intempectivas en el novel. A tenor de nuestros resultados, podemos concluir que es posible acelerar el período de aprendizaje del médico residente sin aumentar con ello el riesgo a que es sometido el enfermo en el acto quirúrgico, siempre y cuando se cumplan las condiciones bajo las cuales se ha realizado este trabajo: 1 ) Tutela directa de un único médico monitor; 2) Acceso a la cirugía de forma ordenada, sistematizada, progresiva y asistida durante un período de tiempo mínimo de cuatro meses y trashaber operado un mínimo de veinte cataratas de forma parcial; 3) Distanciamiento paulatino del médico monitor. Ello beneficia al médico residente porque lo capacita para el aprendizaje de técnicas especiales a su paso por las distintas secciones. BIBLIOGRAFÍA Farrell TA, Deichman Ch.B. Resident Cataract Surgery Ophthalmology, 1981, 88: 114-11 6 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49: 37-42 EXTRACCIÓN DEL MATERIAL CORTICAL EN LA CIRUGÍA EXTRACAPSULAR DE LA CATARATA* DOMÍNGUEZ A RESUMEN Medida de los flujos de los conductos de irrigación (FCI) y aspiración (FCA) en varias cánulas existentes en el mercado, y su relación con la profundidad de la cámara lentículo-anterior (CLA), que condiciona las maniobras de aspiración. Simcoe (conducto único) FCI = FCA = 3,9 cc./min. Las cánulas de conducto doble, se pueden agrupar en tres grupos en relación con el FCI. Flujo bajo: Simcoe metálica (directa e inversa), Simcoe (tubo de irrigación plástico) y Mc Intire, FCI entre INTRODUCCIÓN Cualesquiera que sean los procedimientos usados para realizar la capsulotomia y extraer el núcleo o parte central endurecida de la catarata, llega un momento en que el cirujano se enfrenta con la extracción del material cortical, para así limpiar la cápsula. Haciendo omisión de lo que pudiéramos llamar aspectos históricos (1-9), los procedimientos utilizables hoy son muy variados, y cada cirujano usa aquel que le resulta más conveniente. Los procedimientos más usados pueden resumirse en: 1. Irrigación-aspiración en forma sucesiva e intermitente, que utiliza una cánula de un solo conducto, a través del cual se irriga y aspira con una jeringa. 2. Irrigación-aspiración, sincrónica o simultánea por dos conductos independientes, bien utilizando dos cánulas, o, lo que es más frecuente hoy día, una cánula con dos conductos adosados o coaxiales. 3. Procedimiento mixto. 1,25 y 4,4 cc./min. Flujo medio: Drews, FCI = 20 cc./m¡n. Flujo alto: Kelman, FCI = 52 cc./min. Los flujos de aspiración (FCA) oscilaron entre 1,9 cc./min. (Mc Intire) y 10,4 cc./min. (Kelman), a pesar de orificios de tamano similar. Se clasifican cuatro niveles de cámara lenticuloanterior, en función de la relación irrigación-aspiración-fuga de liquidos, durante la intervención. Palabras clave: Irrigación-aspiración, medida del flujo, profundidad de cámara, procedimiento sucio, procedimiento limpio. Los flujos de irrigación y aspiración así como la fuga de líquidos por la herida, condicionan la profundidad de la cámara y a su vez la forma en que se realiza la extracción de material cortical. La irrigación se efectúa con un flujo que depende de la luz a lo largo de la cánula de irrigación y de la altura de la columna líquida. La variación de la luz del conducto es la mejor forma de modificar el flujo, pues al aumento de la altura de la columna líquida, puede conducir a incrementos de la presión ocular poco adecuados. La aspiración se realiza con un flujo que depende de la luz a lo largo de la cánula, y de la presión negativa, que si es muy marcada puede atrapar estructuras como el iris o la cápsula posterior, siendo que ésta se rompe fácilmente, si la incarceración en el conducto supera su propia elasticidad. Las fugas por la herida se suman a las salidas por aspiración de líquido. Insuficientes suturas en una incisión grande, dificultan el mantenimiento de la cámara, cosa perfectamente subsanable con la colocación de suturas complementarias. Los flujos de irrigación y aspiración condicionan: 1. La profundidad de la cámara; 2. el ritmo de * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Universidad Autónoma de Madrid. Correspondencia: A. Domínguez Velázquez, 75 28006 MADRID DOMÍNGUEZ A, et al. renovación de líquido. Ambas cosas, consecuentemente, condicionan la técnica quirúrgica. MATERIAL Y MÉTODOS Los conductos de las cánulas, varían considerablemente en su luz y como resultado varía el flujo que puede ser conseguidoen cada una. Se estudío el flujo en cánulas de distintos tipos, colocando un frasco de suero equilibrado (BSS plus) a la altura necesaria de enganche (unos 65 cm.) como para que la columna líquida tuviese 37 cm. de altura, lo que sin tener en cuenta la resistencia de la pared del tubo (en relación con sección y longitud), equivale a una presión en la cánula de hasta 27 mm. Hg (370 mm. H2O ÷ 13,6 = 27,2 mm. Hg). El sistema de irrigación usado fue de tubo grueso, hasta cerca de la cánula; el empalme con ésta exige (al igual que en el acto quirúrgico) usar un segmento de tubo de silicona estrecho, de una longitud aproximada de 30 cm., y una sección externa de entre 1,5 y 3 mm., lo que ha sido ser#alado en los resultados. Los tubos de empalme son los que se usan en cirugía con cada cánula, por lo que no pareció necesario medir más que el diámetro externo del tubo. Con las mismas constantes se probaron los conductos de irrigación y aspiración, aunque en éste por adaptarse las cánulas directamente al sistema, la resistencia de la pared del tubo aferente fue menor, pues no fue preciso el tubo de unión coh la cánula. Lo que se ha pretendido es comparar flujos a presión gravitacional constante, para tener datos completos del conducto y no parciales como sean el aspecto o el tamaño del punto de abertura; son la luz de toda la longitud del conducto y sus irregularidades las que más pueden influir en el flujo. RESULTADOS Damos a continuación los datos obtenidos de distintas cánulas. Como algunas, con el nombre del mismo autor, han cambiado con el tiempo, especificamos detalles que las hagan reconocibles. Usaremos abreviaturas para flujo de irrigación = FCI; flujo del conducto de aspiración = FCA; diámetro del tubo de empalme de silicona = ø TES. I) Simcoe (cánula de un solo conducto) 2 FCI = FCA = 3,9 cc./min. Il) Mc Intire (irrigación que se empalma por conexión lateral en pieza de plástico, y fluye por cánula metálica, coaxial con la de aspiración, situada libre, en su interior). FCI = 4,4 cc./mi n. (ø TES = 3 mm.) FCA = 1,9 cc./min. FCI/FCA = 2,3 lll) Simcoe (Sistema plástico de irrigación. La cánula de aspiración es la misma de Simcoe de un solo conducto (I), a la que rodea el tubo de irrigación). FCI = 4,4 cc./m in. (ø TES = 2 mm.) FCA = 3,9 cc./min. FCI/FCA = 1,1 IV) Simcoe (metálica con los dos conductos adosados). FCI = 1,3 cc./min. (ø TES = 1,5 mm.) FCA = 2,2 cc./min. FCI/FCA = 0,59. V) Simcoe (metálica invertida con los dos conductos adosados (10), aquí la abertura aparentemente mayor es de aspiración). FCI = 1,25 cc./min. (ø TES = 1,5 mm.) FCA = 2 cc./min. FCI/FCA = 0,62 Vl) Drews (punto de aspiración de 0,2 mm.) FCI = 20 cc./min. (ø TES = 3 mm.) FCA = 4,7 cc./min. FCI/FCA = 4,5 Vll) Kelman (Cavitrón; punto de aspiración 0,2 mm.) FCI = 52 cc./min. (ø TES = 6 mm.; directo al sistema) FCA = 10,4 cc./min. FCI/FCA = 5 Los flujos de irrigación varían de forma muy impresionante, hay un factor de multiplicación de X41,6 entre la cánula de menor (Simcoe invertida) y la de mayor flujo (Kelman). Las cánulas estudiadas pueden dividirse en tres grupos (bajo, medio, alto) en relación con el flujo del conducto de irrigación: Cánulas de Simcoe metálicas (IV y V), Mc Intire (Il) y Simcoe de plástico (lll): entre 1,25 y 4,4 cc./min. Cánula de Drews (IV): 20 cc./min. Cánula de Kelman (Vll): 52 cc./min. Es necesario senalar que los sistemas de irrigación plásticos (Simcoe (lll) y Kelman) tienen flujos muy modificables por la presión de los bordes de la herida en el momento de la cirugía; su sección útil puede disminuir así en forma muy importante. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Extracción del material cortical en la cirugía extracapsular de la catarata En los flujos de aspiración las diferencias son considerables, especialmente si tenemos en cuenta que todos ellos tienen aberturas externas en torno a 0,2 mm. La realidad del flujo muestra diferencias grandes entre el menor (Mc Intire 1,9 cc./min.) y el mayor (Kelman 10,4 cc./ min.) con un factor de multiplicación de x 5,5 Podemos agrupar estas cánulas en tres grupos, bajo, medio y alto en relación con el flujo del conducto de aspiración: Cánula de Mc Intire (Il) y ambas de Simcoe metálicas (IV y V) 1,9 - 2,2 cc./ min. Cánula de Simcoe de conducto único (la misma que se suplementa con tubo de plástico para irrigar (I y ll) y cánula de Drews (Vl) 3,9 - 4,7 cc./min. Cánula de Kelman (Vll) 10,4 Aunque en las cánulas de Simcoe metálicas (IV y V) la apertura de irrigación, aparece como mucho mayor que la de aspiración, los hechos contradicen el aspecto y son aproximadamente iguales entre 1,30 y 1,25 para los flujos de irrigación y 2,2 y 2 para los de aspiración. Si tenemos en cuenta que la irrigación necesitó un tubo de empalme de silicona fino (ø = 1,5 mm.) comprenderemos por qué el conducto de aspiración da un flujo mayor siempre y al mismo tiempo resulta instructivo para señalar la gran influencia de la sección de los tubos del sistema aferente en el flujo real de la cánula. El cociente irrigación/aspiración (FCI/ FCA) es considerable para las cánulas de Drews, Kelman y Mc Intire y pequeño para las demás. DISCUSIÓN En la cirugía, entrada y salida de líquidos, condicionarán el tamarño o profundidad de la cámara lentículo-anterior, formada por el espacio cristaliniano ya desprovisto del núcleo y abierto (por la capsulotomía) a la cámara anterior. Esta cámara, ya única, tiene una gran variabilidad volumétrica, y ello porque la zónula sostiene ahora una cápsula elástica, que al perder su contenido, ha perdido también su memoria posicional. La variación de las presiones del líquido de la cámara lentículo-anterior y las del de la cámara vítrea, harán variar enormemente el volumen de esta nueva cámara y así podemos encontrarnos, en la cirugía, con la cápsula abombada hacia deiante (en contacto con la córnea) o hacia atrás (a más de 1 centímetro de profundidad). Operar con una cámara casi plana, mediana o muy pro- funda depende pues del juego de entrada (irrigación) y salida (aspiración y fuga) de líquidos, que aquí hemos tratado de cuantificar parcialmente. Cuanto mayor sea la irrigación y menor la aspiración-fuga, más profunda será la cámara lentículo-anterior (CLA), durante la cirugía. La facoemulsificación de Kelman es así, por ambos conceptos, el procedimiento que opera con mayor profundidad de cámara, mientras las dos cánulas metálicas de Simcoe (IV y V) las que operan con menor profundidad. Cuanto más amplia sea la CLA más fácil será movilizar y/o aspirar masas corticales, pero con la CLA distendida también se produce mayor riesgo de desgarro capsular que además, tenderá a extenderse más, y romper hialoides, que si se produce un desgarro de la cápsula, con ésta poco distendida. Mayor limpieza y riesgo serían propios de una CLA profunda, mientras más laboriosidad y menor riesgo, serían propios de CLA poco profunda y cápsula posterior flácida. La limpieza de material cortical con cánula de un solo conducto, es procedimiento usado desde hace mucho tiempo para las cataratas congénitas y traumáticas, y hoy para las seniles. Un ejemplo de instrumentación actual, es la cánula de un solo conducto de Simcoe (I) cuantificada por nosotros. Estas cánulas permiten bombeo sucesivo e intermitente del material cortical con una jeringa, con variación intermitente de la profundidad de la CLA. Con el flujo la CLA se hace más profunda, lo cual nos coloca en situación más fácil para aprehender masas corticales, especialmente en el fondo de saco ecuatorial del cristalino; con el reflujo, al mismo tiempo que las masas corticales se movilizan o aspiran, la CLA se va aplanando, por lo que debemos irrigar de nuevo antes de que se aplane por completo. Este procedimiento tiene algunas particularidades propias. La primera es que con el reflujo se aspira material cortical, que con el flujo (al profundizar la CLA) vuelve con restos corticales de la jeringa al ojo, por lo que yo he bautizado este procedimiento como «sucio", de hecho no todo el material que se arrastra y libera de la adherencia capsular se aspira, y con el nuevo flujo queda flotando en la CLA. El nombre no quiere ser peyorativo, pues con este procedimiento pueden obtenerse al final limpiezas completas de la cápsula posterior y fondo de saco ecuatorial. Dicha denominación marca claramente la diferencia de este procedimiento con otros «limpios» de gran flujo, como sea el de Kelman o Drews, en los que la gran renovación de ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 DOMÍNGUEZ A, et al. líquido hace que el cirujano se encuentre con una CLA constantemente limpia y profunda, mientras aspira los restos corticales. En el procedimiento «sucio», el cirujano no debe preocuparse con las masas que fluyen desde la jeringa, cuando pretende profundizar la CLA y abrir el fondo de saco capsular ecuatorial, para aprehender o enganchar los restos corticales pues este material sale del ojo por las fugas de la herida, a medida que tratamos de movilizar o aspirar otras masas corticales. Las fugas tienen que ser compensadas con más líquido, que proviene de la jeringa misma, y ese acarreo de líquido de la jeringa a la fuga, va arrastrando poco a poco los restos que revolotean en la CLA hasta que desaparecen. Los procedimientos de irrigación continua con poco flujo o de mucha fuga, pueden ser complementados con este bombeo que llamamos de flujo-reflujo, es decir, que además de tener un flujo continuo podemos profundizar suplementariamente la CLA, con flujo desde la jeringa de aspiración y así facilitar la movilización o aprehensión de masas corticales con el reflujo. En este caso el procedimiento es mixto, puesto que el flujo proveniente de la irrigación por gravedad, acelera la salida de líquido y masas por las fugas, y por tanto la progresiva limpieza es más rápida. Cada cirujano tiene preferencias en cuanto a la profundidad a la que prefiere trabajar, o dicho de otro modo, el modo como efectúa la extracción de masas, pues está claro que en una facoemulsificación de Kelman el desgajamiento de la cortical y su sucesiva aspiración se hace de un modo diferente al que utilizamos para meternos con una cánula simple, en el fondo de saco ecuatorial de la cápsula, aprovechando un ligero flujo y una vez allí con baja aspiración movilizamos las masas dentro de la CLA o incluso, fuera del globo, para no usar aspiraciones fuertes en cámara poco profunda. Todos estos hechos están dominados por las capacidades de flujo-aspiraciónfuga de los instrumentos y técnicas usadas por cada cirujano. CONCLUSIONES Los flujos pequeños, medianos o grandes aqui estudiados en relación con varias cánulas de irrigación-aspiración (juntamente con las fugas dependientes de la hermeticidad de la herida en el momento operatorio) condicionan la profundidad de la cámara lenticulo-anterior y la distensión capsular. 4 En relación con estos factores podemos aceptar cuatro niveles o tipos de profundidad de la CLA. Nivel 0 inexistente: puede producirse accidentalmente por aspiración brusca o fuga que la vacíe y debe ser evitada a toda costa. Nivel 1: Cámara lentículo-anterior estrecha, de la que ya hemos hecho comentarios y que se obtendría con flujos de irrigación inferiores a 5 cc./min. (salvo cierres muy herméticos y aspiraciones muy suaves). Nivel 2: Cámara lentículo-anterior media, que permite una limpieza de fondo de saco fácil, sin someter la cápsula posterior a distensión importante y requeriria flujos de irrigación de entre 10 y 20 cc./min. (obtenibles con la cánula de Drews o con la de Kelman s¡ disminuimos la altura de la botella). Nivel 3: Cámara lenticulo-anterior profunda que permitiria una extracción de material cortical con mejor acceso a los fondos de saco pero tiene mayor riesgo de rotura capsular e h¡aloides. Cada cirujano deberá utilizar cánulas cuyos flujos de irr¡gac ón y aspiración sean coherentes con la técnica quirúrgica que le resulte más adecuada. Seria de interés que los fabricantes caracterizasen las cánulas de acuerdo con flujos, en condiciones estandarizadas. en vez de referirse al tamar o del orific¡o que a respecto del flujo es poco significativo. BIBLIOGRAFÍA 1. Cipriani E. Discisión-Succión. Una nueva técnica para el tratamiento de las cataratas congénitas en los ninos. Rev. Perú Oto Oft1951,2: 24-25. 2. Rodríguez-Barrios R, Martínez E.:Succión directa de las cataratas congénitas y juveniles. Arch Oftal 1957, 32: 169176. 3. Scheie HG. Aspiration of congenital or soft cataracts. A new technique. 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OFTALMOL., 1985; 49: 43-48 EFECTO DEL MANITOL Y LA FUROSEMIDA SOBRE LA PRESIÓN INTRAOCULAR (LA HIPOTENSIÓN EN LA CIRUGÍA)* AGUIRREBEÑA OLMOS A, MARTÍNEZ COMPADRE A RESUMEN Se han analizado sobre 45 pacientes adultos los efectos que sobre la presión ocular y la presión arterial poseen dos de los fármacos clásicos utilizados para inducir hipotensión previa a la cirugía, la furosemida (diurético de asa) y el manitol (diurético osmótico). La furosemida logra descensos del 14,5% a los 60 INTRODUCCIÓN Las modernas técnicas quirúrgicas de la Oftalmología, tales como las vitrectomías, o la colocación de lentes intraoculares, han vuelto a poner de manifiesto, la necesidad de un cuidadoso control de la presión intraocular, durante toda la cirugía a fin de evitar gravísimas complicaciones, inducidas por sus variaciones bruscas. Las medidas tradicionales como el uso de sustancias hiperosmóticas (Manitol, urea) o la utilización de diuréticos (furosemida), si bien disminuyeron considerablemente las complicaciones intraoperatorias en la cirugía de la catarata, no resolvían de forma satisfactoria el problema del control tensional. Para lograrlo, los esfuerzos de los cirujanos, se han dirigido en dos direcciones. Por un lado en la recuperación del masaje ocular, naturalmente con procedimientos más sofisticados. Y por otro, en la aplicación de las posibilidades de hipotensión controlada, que ofrece la anestesia general, campo que ha sido ampliamente desarrollado por los neurociru janos. La finalidad de este trabajo, ha sido por una parte obtener una experiencia personal, respecto minutos de su administración sin modificar la tensión arterial. Por su parte el manitol en dosis de 0,7 gr por Kg de peso induce descensos del 16,5% a los 30 minutos de administrado sin modificar los valores de presión arterial. En dosis de 1,5 gr/Kg de peso el efecto es mayor (22% de hipotensión) y más tardío (90') aunque se produce una elevación de la presión diastólica estadísticamente significativa. a la capacidad de hipotensión real de las medidas clásicas, y por otra contrastar estos resultados con los proporcionados por las diferentes maniobras y medidas farmacológicas que pueden llevarse a cabo durante la anestesia general. MATERIAL Y MÉTODOS Para la valoración de la capacidad hipotensora real de las medidas clásicas (Manitol y furosemida), se ha estudiado el efecto de estos fármacos sobre un total de 88 ojos pertenecientes a 45 pacientes, adultos, con edades superiores a 40 años e inferiores a 70 años. Todos ellos eran enfermosque iban a ser sometidos a tratamiento quirúrgico, y se encontraban hospitalizados. Fueron excluidos para este estudio los hipertensos arteriales, Los glaucomatosos, los diabéticos y aquellos otros pacientes con patologías renal o cardiocirculatoria que hicieran peligroso el uso de hipotensores. A todos los pacientes incluidos en el protocolo se les determinó de forma basal tanto la presión intraocular, por tonometria de aplanación, como la presión arterial humeral. * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Universidad de Valladolid. Facultad de Medicina. Cátedra de Oftalmología. Correspondencia: A. Aguirrebeña Olmos Fernández de los Ríos, 87 MADRID AGUIRREBEÑA OLMOS A, et al. Posteriormente los enfermos fueron divididos en tres grupos: — A un primer grupo formado por 20 pacientes (40 ojos), se les administró 20 mg de furosemida por via endovenosa lenta. A los 60 minutos de la inyección se realizaron determinaciones de presión arterial y ocular. — A un segundo grupo compuesto por 13 pacientes (24 ojos) se les administraron 250 cc de una solución de manitol al 20% en un intervalo de 30 minutos. Una vez concluida ia administración se realizaron controles tanto la presión intraocular como arterial cada 30 minutos hasta concluir las 2 horas. — Por último a un tercer grupo de 12 pacientes (24 ojos) se les administraron 500 cc de manitol al 20%. También en este grupo se realizaron controles de presión ocular y arterial cada treinta minutos hasta completar las 2 h. Las diferencias existentes han sido analizadas estadisticamente mediante pruebas de comparación de medias con datos independientes de muestras pequeñas. RESULTADOS La Tabla 1 muestra los resultados obtenidos en cuanto a las variaciones de la presión ocular, en el grupo de sujetos a los que se les administró furosemida. Se observa que la presión media previa a la administración del diurético es de 14.1 mmHg (S: 3,43), y 60 minutos después ha descendido a 12,05 mmHg (S: 3,29). Analizadas estas diferencias, resultan significativas desde el punto de vista es tadístico (p < 0,01). Las variaciones inducidas en la presión arterial aparecen en la tabla 2, la presión sistólica previa fue de 149,5 mmHg (S: 19,6) y la diastólica de 86,6 Tabla 1. 2 Tabla 2. mmHg (S: 15/22). Tras los 60 minutos de actuación de la furosemida, la sistólica media fue de 146,45 mmHg (S: 23,26) y la diastólica 87/95 mmHg (S: 11,28). Las diferencias encontradas entre los valores no fueron significativas desde el punto de vista estadístico. La tabla 3 muestra las variaciones sufridas por la presión ocular media de los sujetos a los que se les administraron 250 cc de la solución de manitol al 20%. De un valor basal de 15,7 mmHg (S:2,62) se pasó a un valor de 13,1 mmHg (S: 2,92) en la primera media hora. A los 60 minutos se registró una presión de 13,8 mmHg (S: 2,76), de 14,32 mmHg a los 90 minutos y de 14,0 mmHg (S: 3,00) a los 120 minutos. Tabla 3. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto del manitol y la furosemida sobre la presión intraocular (la hipotensión en la cirugía I) Tabla 4. El análisis estadístico muestra diferencias significativas del valor basal con los obtenidos a la 1/2 hora y a los 60 minutos pero éstas desaparecen a partir del valor registrado a los 90 minutos (p > 0, 1). En la tabla 4 aparecen las variaciones sufridas por la presión arterial sistólica y diastólica. De un valor basal de 143/82,6 se pasa a 141/79,9 a los 30 minutos, a 135,3/77,6 a los 60 minutos; 133,4/80,7 a los 90 minutos y 131,9/81,1 a los 120 minutos. Las diferencias entre los valores de la serie no son significativas desde el punto de vista estadisfico. Los resultados conseguidos respecto a la presión ocular en los sujetos a los que se les administraron 500 cc de manitol al 20% aparecen en la tabla 5. De un valor basal de 14,8 mmHg (S: 2,1) Tabla 5. se descendió a 12,1 mmHg (S: 2,36) en la primera media hora. A los 60 minutos la media fue de 12,1 mmHg (S: 1,99), de 11,5 mmHg (S: 2,26) a los 90 minutos y de 11,8 mmHg (S: 2,06) a los 120 minutos de haber terminado la administración de la solución hiperosmótica. Existen diferencias significativas (p < 0,01) entre el valor basal y los demás, aunque no entre estos últimos. En lo que respecta a las variaciones sufridas por la tensión arterial en este grupo de enfermos, los resultados aparecen en la tabla 6. De un valor basal de 136/73 se pasó a 140/80,3 en los primeros minutos, a 136/ 77,5 en la primera hora; a 134/81,6 a los 90 minutos y 135/85 a las 2 horas. No se han observado diferencias significativas entre los valores de tensión arterial sistólica a lo largo de toda la prueba. Sin embargo, existen diferencias significativas entre los valores basal y final de la presión diastólica e incluso entre el basal y el que se registra a los treinta minutos, las diferencias se encuentran en el límite de la significación estadistica. Por último en la tabla 7 aparecen los descensos porcentuales de la presión intraocular, conseguidos por ambos procedimientos. Con la furosemida se obtiene una disminución del 14,5% a los 60 minutos, y mientras que con el manitol oscila entre un máximo de 22,2% a los 90 minutos con la solución de 500 cc o del 16,5% a los 30 minutos con la solución de 250 cc. DISCUSIÓN La búsqueda de un sistema eficazpara disminuir la presión intraocular en la cirugía del segmento Tabla 6. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 AGUIRREBEÑA OLMOS A, et al. Tabla 7. anterior ha sido un motivo de preocupación desde hace muchos anos, habiéndose desarrollado una serie de medidas adoptadas unas u otras por la mayor parte de los cirujanos. Básicamente se han utilizado: — Los inhibidores de la anhidrasa carbónica. — Los agentes hiperosmóticos: tales como el manitol, la urea o la glicerina. — Los diuréticos de acción rápida (de asa). — y diversos procedimientos de compresión y masaje ocular. Los inhibidores de la anhidrasa carbónica, como la acetazolamida, si bien socapaces de reducir eficazmente la presión intraocular, tienen el inconveniente de necesitar una administración previa de varios dias para conseguir un efecto deseado, y dada la renovación constante de los enfermos quirúrgicos al menos en los centros hospitalarios, su uso se halla muy restringido. Por eso, la mayor parte de los cirujanos, en nuestro medio, se han decantado por alguna de las siguientes opciones. O bien utilizar agentes hiperosmóticos, fundamentalmente el manitol, o un diurético de los de asa como la furosemida, o más recientemente el masaje ocular resucitado en estos últimos anos por los anglosajones. Los diuréticos como la furosemida, se introdujeron en la clínica oftalmológica por su acción rápida ya que si son administrados por vía intravenosa tienen efecto entre los 2 y los 10 minutos (1), siendo máximo entre los 30 y 90 minutos (2). Además la mayor parte de sus efectos tóxicos clínicos se derivan de los desequilibrios de líquidos y electrólitos que inducen cuando se administran en periodos prolongados lo que no es el caso de su utilización en cirugía ocular. 4 En su dosis habitual (20 mg i.v.) la acción hipotensora ocular no es excesiva ya que como hemos podido comprobar en nuestros enfermos el descenso que se produce es del 14,5% sobre el valor de la presión inicial, aunque como se ha comprobado tiene la ventaja de no modificar la presión arterial (en esa dosis). Respecto al manitol, su utilización en Oftalmología deriva, como muchas otras medidas hipotensores de la Neurocirugía. En estos momentos es el producto de acción osmolar más empleado ya que posee las ventajas, frente a otros fármacos como la urea, de presentar una mayor difusión en el sector extracelular, de eliminarse rápidamente, y de tener una toxicidad prácticamente nula. Sin embargo, los estudios realizados sobre presión intracraneal (3) muestran que en los primeros momentos de la administración se produce una hipevolemia que eleva la p.i.c. Esta fase es seguida por otra hipovolemica, en relación con la poliuria, siendo su efecto hipotensor máximo entre los 60 y los 120 minutos. En cualquier caso, estos diuréticos osmóticos, no deben administrarse si la función renal del paciente no es correcta, ya que existe el riesgo de desencadenar incluso un edema pulmonar (2). La posología óptima oscila entre los 0,5 y los 1,5 g. por Kg de peso, razón por la que en nuestras experiencias se utilizaron dos soluciones conteniendo cada una de ellas 50 y 100 gr. respectivamente. El efecto hipotensor ocular de ambas soluciones es mayor que el obtenido con la furosemida, pero su comportamiento difiere notablemente. Con la solución de 250 cc, el descenso máximo se produce a la media hora de haberla administrado (16,5%) mientras que con los 500 cc, el efecto hipotensor es mayor (22%) pero más tardío, ya que ocurre a los 90 minutos. Lo que también difiere es el efecto sobre la tensión arterial ya que mientras la solución de 250 cc (50 gr) no ha modificado, en la serie de pacientes por nosotros estudiada los valores, ni de la presión sistólica ni de la diastólica, la solución de 500 cc, eleva de forma significativa los valores de la diastólica y por lo tanto de la presión media que es la que se considera como hemodinámicamente eficaz. Esta elevación de la presión arterial puede causar problemas durante el acto quirúrgico y existen en la literatura referencias a la asociación de manitol y hemorragias expulsivas. Por último, algunos autores han propuesto la ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto del manitol y la furosemida sobre la presión intraocular (la hipotensión en la cirugía I) asociación de ambos fármacos, es decir diuréticos osmolares y diuréticos de asa (5-7) aunque los resultados no son concluyentes. que más tardio (a los 90 minutos). Sin embargo con esa concentración, se observa un aumento significativo de la presión diastólica y por lo tanto de la presión arterial media. CONCLUSIÓN BIBLIOGRAFÍA Los diuréticos de asa tales como la furosemida, en la dosis habitural (20 mg) reducen la presión intraocular en un 14,5% a los 60 minutos de haber administrado el fármaco por via e.v. sin modificar aparentemente los valores de la presión arterial. El efecto de los diuréticos como el manitol es superior, consiguiéndose descensos de más del 20% del valor de la presión intraocular inicial. A dosis de 0,7 g por Kg de peso induce un descenso del 16,5% a los 30 minutos de haber concluido la perfusión, elevándose la presión intraocular a partir de ese momento. Con esa dosis no parece modificar los valores de la tensión arterial. Cuando se administra manitol en dosis de 1,5 gr por Kg (máxima recomendada), se produce un descenso mayor de la presión ocular (22%) aun- 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Goodman L, Gilman A. Bases farmacológicas de la terapéutica. 5ª edición. Interamericana. Barcelona 1978. Flórez J, Armijo JA, Mediavilla A: Farmacología humana. Eunsa. Pamplona, 1980. Encyclopedie Médico Chirurgicale. Anestesia. Ed. Flamarion. París. Fraunfelder FT. Drug-lnduced ocular side affects and drug interactions. Second Edition. Lea and Febiger. Philadelphia 1982. Robbins RM. Intraocular pressure rebound. Brit J.Ophthalmol 1971, 55-3, 177-182. Faggioni GC. Resultados de la asociación de furosemida y manitol en la cirugía oftalmológica. Min Anestesia 1974, 40, 323-327. 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Sin embargo la capac¡dad de modificar el sistema cardiorrespiratorio, abre la posibilidad de una influencia mucho más decisiva con vistas a lograr un auténtico control de la presión intraocular durante la cirugía. Fundamentalmente, y partiendo de la base de que no existan presiones extrínsecas, que actúen sobre el globo los factores capaces de alterar la Pio son: — La ventilación — La presión venosa — La presión arterial Las modificaciones que a través de ellos pueden inducirse han sido ampliamente estudiadas en el terreno de la neurocirugía. Sin embargo, a nivel oftalmológico, estas posibilidades sólo han sido tenidas en cuenta muy recientemente con el advenimiento y popularización de nuevas técnicas quirúrgicas. se al final valores de hipotensión cercanos al 30% (con niveles de PaCO2 de unos 22 mmHg). En esta serie no se han observado ninguno de los efectos secundarios indeseables atribuidos a la hiperventilación. Palabras clave: Hipotensión ocular. Anestesia general. Hiperventilación. Niveles de PaCO2. La actuación sobre cada uno de los factores anteriormente citadas puede conducir a una hipotensión ocular, sin embargo, a lo larao de la literatura las posibilidades no aparecen claramente diferenciadas, encontrándose incluso datos absolutamente contradictorios, como ocurre por ejemplo en el capítulo de los fármacos que modifican la presión arterial. En base a ello, en el Departamento de Oftalmología de la Universidad de Valladolid, se ha comenzado un trabajo de investigación clínicoexperimental, para intentar dilucidar algunas de las cuestiones actualmente controvertidas. La primera de las posibilidades abordadas ha sido el estudio de la capacidad de hipotensiones que se puede lograr mediante modificación en los patrones de ventilación del individuo. El tema no es nuevo, y ya Samuel J.R. y Beaugie A, (2) intentaron establecer las relaciones existentes entre ventilación y Pio, apuntando la posibilidad que el aumento de la ventilación alveolar podría ocasionar descensos del tono ocular. Adams A.P. y cols. en 1979 (3) recomiendan el establecimiento de una ventilación adecuada, evitando los estados de hipoventilación que podrían ocasionar situaciones de hipertensión ocular durante la anestesia. * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Universidad de Valladolid. Facultad de Medicina. Cátedra de Oftalmología. Correspondencia: J.C. Pastor Jimeno Dpto. Oftalmología VALLADOLID PASTOR JIMENO JC et al. Autores como Holloway K.B. (4) y Le May M. (5), entre otros, manifiestan que los descensos de carbónico (C2) en sangre arterial, obtenido mediante hiperventilación, podrían descender la Pio. Y más recientemente Smith R.B. y cols. (6), en estudios realizados en primates, establecen una relación existente entre niveles de carbónico y la Pio. El objeto del presente trabajo ha sido la valoración de los descensos de CO2, obtenidos mediante técnica de hiperventilación, y su relación con la Pio, intentando dilucidar el valor de esta técnica en la,cirugía ocular. MATERIAL Y MÉTODOS El estudio incluye una muestra de 22 pacientes adultos intervenidos de procesos abdominales (tabla I). Fueron descartados todos aquellos que presentaron antecedentes de patología oftálmica, así como los portadores de enfermedades añadidas a su proceso abdominal. Sus características somatométricas en cuanto a edad, peso y superficie corporal quedan expuestos en la tabla II. Todos los pacientes fueron anestesia dos con una técnica estándar empleada en cirugía abdominal, consistente en: Preinducción a base de 2 ml de Thalamonal más Atropina (0,01 mg x Kg–1). Inducción mediante Pentotal, administrado este fármaco en la cantidad necesaria hasta conseguir la desaparición del reflejo palpebral. Administración del mg x Kg–1 de Succinilcolina, al objeto de facilitar la intubación endotraqueal, siendo a continuación el enfermo conectado a un respirador y ventilado según el patrón de normoventilación indicado en la tabla lll. A los diez minutos de la inducción anestésica el paciente pasa a ser hiperventilado (tabla lll) manteniéndose este parámetro ventilatorio hasta el fin de la experiencia. La anestesia es mantenida mediante N2O/O2 en Tabla 1. 2 Tabla 2. proporción 66/33, asegurando un buen plano de analgesia mediante la administración de 5 µg x Kg–1 de Fentanest al inicio de la operación y con posteriores reinyecciones de 0,l0 mg cada 30 minutos. La miorresolución fue obtenida mediante Bromuro de Pancuronio (0,1 mg x Kg1) al comienzo y 0,025 mg/ Kg–1 cada 20 minutos. Los respiradores utilizados han sido del tipo volumétrico (Egstron 300, Pulmelec, Servo-Siemens 900-B) a fin de asegurar una buena fidelidad ventilatoria, tanto en situación de normoventilación, como durante la hiperventilación. Las determinaciones del tono ocular fueron realizadas mediante tonometría de aplanación realizada con el tonómetro de Perkins. Para obtener las muestras de sangre arterial se acumuló la arteria radial izquierda, desde la llegada del paciente al quirófano, con un catéter corto n.° 20G, mediante técnica percutánea y previa realización del test de Allen. Los parámetros hemodinámicos de presión arterial sistólica, media y diastólica, fueron determinados por un método oscilométrico, mediante el DINAMAP®. Las cifras de frecuencia cardiaca se obtuvieron por la monitorización del E.C.G. La recogida de los diferentes parámetros se ajustó al protocolo expuesto en la tabla IV. A la lle- Tabla 3. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto de la hiperventilación sobre la presión intraocular. (La hipotensión en la cirugía II) Tabla 5. Tabla 4. gada del enfermo a quirófano se efectuaron determinaciones de la Pio de ambos ojos, presión, frecuencia cardiaca, así como todos los datos obtenidos de la gasometría arterial. Estas mismas determinaciones se registraron a los diez minutos de la inducción anestésica, habiendo estado el paciente durante este tiempo ventilado según el patrón de normoventilación. Al término de este período de tiempo se inicio la hiperventilación, realizando las determinaciones de Pio, y demás parámetros anteriormente expuestos, cada cinco minutos desde el inicio de la hiperventilación hasta un total de 20 minutos. Para el análisis estadístico de los resultados hemos utilizado el test de la «T de Student», para series apareadas, comparando los valores basales con los obtenidos en cada determinación. Se ha empleado además, un test de correlaciones múltiples para establecer la relación entre las variaciones de Pio y los valores de carbónico en sangre arterial (PaCO2) en cada determinación. RESULTADOS Tal como puede observarse en la tabla V, no se han encontrado variaciones estadísticamente significativas en las cifras de presión arterial media (P.A.M.) ni en la frecuencia cardiaca (FrC) en ninguna de las determinaciones efectuadas, a lo largo del protocolo anestésico. La evolución de la PaCO2 queda reflejada en la tabla Vl. Como puede verse sus valores van disminuyendo a medida que se produce la hiperventilación, lo que indica que ésta es efectiva. Por su parte los valores de Pio (tabla Vll) muestran ya un descenso en la situación de normoventilación, siendo éste estadísticamente significativo. Además a medida que se progresa en la hiperventilación se produce una caída más acentuada de la Pio, existiendo diferencias significativas entre los valores de Pio a los 20 minutos de la hiperventilación y los basales. Los descensos globales de ésta comparados con la situación basal se muestran en la tabla Vlll. La aplicación del test de correlaciones entre las variaciones de Pio y PaCO2, indica que existe significación estadística para p < 0,05 entre el descenso que la Pio muestra a los 20 minutos de la hiperventilación (comparada con los valores basales) y la PaCO2 obtenida a los 15 minutos de haber iniciado la hiperventilación. DISCUSIÓN Las soluciones clásicas al problemade la hipotensión ocular no ofrecen en el momento actual buenos resultados, tanto en el sentido de disminución del tono ocular, como sobre todo en su modulación. Independientemente de su capacidad de descender la presión intraocular quizás el factor más importante a valorar en la actualidad sea la capacidad que el posible método utilizado tenga de hipotonizar el globo ocular en un determinado momento (7). Dentro del marco de la anestesia general, la hiperventilación puede disminuir, casi a voluntad, el tono del ojo cuando la intervención pueda requerirlo. Esta propiedad está ausente con el uso de tratamientos desecativos, bien a base de diuré- Tabla 6. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 PASTOR JIMENO JC et al. Tabla 7. ticos de asa (tipo Furosemida), bien mediante diuréticos osmóticamente activos (tipo Manitol). La administración de diuréticos, cuyo uso está tan extendido en oftalmología, en el preoperatorio del paciente, proporcionan una hipotonía ocular imposible de controlar, quedando el enfermo indefenso ante cualquier eventualidad hipertensiva que pueda presentarse en el curso de la intervención. Especialmente cuando ésta se realiza mediante cobertura de anestesia local. Esta misma prevención es aplicable a los métodos basados en el masaje ocular preoperatorio. En el presente estudio, los descensos de Pio obtenidos mediante anestesia general e hiperventilación son superiores a los publicados por la mayor parte de autores con el uso de diuréticos (8). Las complicaciones derivadas del empleo de estos farmacos, tales como el aumento de la precarga cardiaca y la deshidratación hiperosmolar derivados del uso de diuréticos osmóticamente activos o los estados de hipokaliemia y acidosis metabólica que pueden ocasionarse con los diuréticos de asa, hacen que estos fármacos no puedan considerarse del todo inocuos (9, 10). El peligro de estos tratamientos desecativos aumenta en cualquier enfermo que presente patología cardiovascular o metabólica, procesos bastante frecuentes en algunos pacientes oftalmológicos (11). Tabla 8. 4 Las técnicas de hipotensión arterial sistémica, preconizada por algunos autores (12-16), basadas en la utilización de drogas hipotensoras, bien del grupo de los vasodilatadores (Nitroprusiato sódico y Nitroglicerina), bien de los ganglioplégicos (Trimetafan), presentan el grave inconveniente de inducir solamente descensos de Pio cuando la presión arterial disminuye por debajo de cifras que pueden ser consideradas como límites (4). La perfusión tisular y muy especialmente el flujo sanguíneo cerebral (F.S.C.), renal y coronario pueden comprometerse (17). Dato este a tener muy presente en los pacientes susceptibles de intervención ocular con deterioro de estas funciones. Por otra parte el empleo de la presión telespiratoria negativa (P.E.E.N.) en el ciclo respiratorio durante la ventilación mecánica, utilizado por algunos autores para disminuir la Pio, presenta unos efectos deletéreos sobre la mecánica pulmonar derivados del cierre prematuro de las vías aéreas, con el consiguiente efecto de atrapamiento de aire pulmonar y la disminución de todas las capacidades pulmonares (18). Motivo por el cual la utilización de este método no está en la actualidad, justificado (19). El análisis comparativo de nuestros resultados con los obtenidos por Adams A.P., et al. (3), pone de manifiesto que este autor simplemente normoventilando consigue unos descensos de la Pio más acentuados que los obtenidos en nuestros pacientes. Esta diferencia pudiera ser debida a la técnica anestésica utilizada por él. El empleo de Fluotane (20,21) y la relajación muscular profunda (22), tal como él lo utiliza, es capaz de descender por si mismo la Pio. Por otra parte encuentra descensos estadísticamente significativos en las cifras de presión arterial sistémica, lo que ha podido contribuir también a la hipotonía ocular. Nuestros resultados no muestran variaciones significativas de los valores de presión arterial ni en la normoventilación ni en la hiperventilación. Nuestros hallazgos señalan, que a medida que desciende la PaCO2, durante la hiperventilación desciende también la Pio, sin que experimenten variaciones significativas, los patrones hemodinámicos determinados. Estos resultados son asimilables a los publicados por Samuel J.R., and Beaugie A (2), en los que comparaban la fracción exalada de carbónico (FeCO2) y la Pio. Dentro de los inconvenientes de esta técnica, merece la pena destacar el aumento de la presión ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto de la hiperventilación sobre la presión intraocular. (La hipotensión en la cirugía II) torácica media (23) incluida por la elevación en la presión de insuflación pulmonar durante la hiperventilación. Ya que todo aumento de ésta, implica la elevación de la presión venosa central (P.V.C.) (24) y por tanto de la presión venosa epiescleral, lo que podría ocasionar un aumento de la Pio. Así pues, el patrón ventilatorio más conveniente sería el que mayores descensos de PaCO2 consiguiera con menores cifras de presión torácica media. Otro problema de la hiperventilación, es que como consecuencia del descenso de PaCO2, se eleva el Ph sanguíneo. Originando una alcalosis de tipo respiratorio que se compensa eliminando bicarbonatos, siempre que la función renal no está seriamente comprometida. Estas variaciones en el equilibrio ácido-base no han motivado ningún trastorno en nuestros pacientes. Por último se acepta que los peligros de la hiperventilación derivan de las alteraciones observadas en la perfusión tisular al disminuir la PaCO2, referido muy especialmente al cerebro. El flujo sanguíneo cerebral desciende a medida que disminuye la PaCO2 (25) y parece que existe una unanimidad entre la mayor parte de los autores que han estudiado el tema, en establecer la cifra de 20 mmHg de PaCO2 como límite por debajo del cual podrían aparecer trastornos debidos a la isquemia cerebral (26). Esta disminución del F.S.C. podría tener graves consecuencias en todo paciente con circulación cerebral previamente comprometida. En estos casos el uso de la hiperventilación debería de ser especialmente meticuloso, procurando no descender mucho la PaCO2. En nuestra serie no han aparecido complicaciones asociadas a este fenómeno. CONCLUSIONES sión ocular inicial conseguidos con estos procedimientos, la anestesia general y la hiperventilación, logran reducciones cercanas al 30%. En la literatura se muestran una serie de complicaciones atribuidas a la hiperventilación fundamentalmente derivadas de las alteraciones observadas en la perfusión tisular al disminuir la PaCO2. Sin embargo en nuestra serie no se han observado alteraciones en este sentido, aunque hay que hacer notar que en ningún momento las cifras de PaCO2 se situaron por debajo de los 22 mmHg. La hiperventilación conseguida con el patrón previamente expuesto en la metodología no ha modificado los parámetros circulatorios de presión arterial media ni frecuencia cardiaca. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. La utilización de una correcta anestesia general es susceptible de descender de forma significativa los valores de presión intraocular. Además si se añade a esta técnica un patrón de hiperventilación se aprecia un nuevo descenso de la presión ocular, estadísticamente relacionado con los descensos de la PaCO2. Esta hipotensión ocular es muy superior a la que se ha podido inducir en nuestros propios pacientes con el uso de tratamientos desecativos tales como los diuréticos de asa o los diuréticos osmóticamente activos. Frente a descensos del orden del 15%de la pre- 10. 11. 12. 13. 14. Donlon JV. Anesthesia for eye, ear, nose and throat surgery In Anesthaesia. Edited by Miller RD Churchill Livingstone. New York 1981. Samuel JR, Beaugie A. Effect of carbon dioxide oh the intraocular pressure in man during general anaesthesia. Br J Ophthal 1974, 58: 62-67. Adams AP, Freedman, Henville JD. Normocapnic anaedthesia for intraocu/ar surgery. Br J Ophthal 1979; 63: 204210. Hollowav KB. Control of the eye during general anaesthesia for intraocular surgery. Br J Anaesth 1980; 52: 671-679. Le May M. Aspects of measurement in ophthalmology. Br J Anaesth 1980; 52:655-662. Smith RB, Aass AA, Nemot OEM. Intraocular and intracranial pressure during respiratory alkalosis and acidosis. 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Así pues, al menos en teoría, disminuyendo,la presión arterial sería posible reducir la ocular, y en base a esto, se ha preconizado el uso de distintos fármacos susceptibles de ser utilizados para ese fin. Como ya se ha apuntado en el trabajo dedicado a la hiperventilación, también aquí la técnica fue tomada de la Neurocirugía cuyos especialistas han sido los pioneros en el tema de la hipotensión controlada. El uso de vasodilatadores como la Nitroglicerlna o el Nitroprusiato sódico no han conseguido disminuir de forma significativa la presión ocular. Sin embargo la utilización de un gangliopléjico como el Trimetafan ha sido capaz de reducir la PIO hasta un 30 por 100 de su valor inicial. Sin embargo, la indicación del empleo de las técnicas de hipotensión arterial en la cirugía a globo abierto es un tema, en la actualidad, sujeto a múltiples controversias. Mientras existen autores que afirman que descensos de presión arterial sistémica inferiores a 90 mmHg, ocasionan descensos de PIO, dentro del marco de la anestesia general (1,2), otros no son partidarios de las técnicas de hipotensión arterial, por opinar que no aumentan la hipotensión ocular (3). Por eso se ha creído conveniente estudiar la acción de estos fármacos utilizando un modelo experimental que ofrece la posibilidad de alcanzar situaciones límite, ¡nadmisibles en la clínica humana. MATERIAL Y MÉTODOS Las experiencias se realizaron con diez perros de pesos comprendidos entre 20 y 25 Kg a los * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. (1) Servicio de Anestesilogía Universidad de Valladolid. Facultad de Medicina. Cátedra de Oftalmología. Correspondencia: J. L. Olea Vallejo Pza. Santa Brígida, 3-1.º dcha VALLADOLID OLEA VALLEJO JL, et al. que se ha inducido la anestes¡a mediante Pentotal en dosis comprendidas entre 700-1000 mg. Una vez realizada la inducción anestésica se procedió a la intubación endotraqueal, siendo a continuación conectados a un respirador volumétrico SF4. La miorresolución fue obtenida mediante la inyección de 4 mg de Bromuro de Pancuronio i v.1 repitiéndose esta misma dosis cada 30 minutos hasta el final de la experiencia. El mantenimiento de la anestesia se hizo mediante la administración de 2 ml de Thalamonal y 2,5 mg de Valium cada 60 minutos. Se canularon mediante disección del paquete correspondiente la arteria y vena femoral, al objeto de disponer de registro continuo de la presión arterial sistémica. Mediante disección se procedió a la canulación de la vena yugular externa derecha introduciendo una cánula hasta la aurícula derecha, con el objeto de monitorizar de forma continua la presión venosa central (PVC). Por punción mediante aguja de «tipo insulina" de la cámara anterior de ojo y conexión de la misma a un sistema electrónico (tipo arco de Wiston), se efectuaron los registros continuos de la presión intraocular (PIO). Asimismo las cánulas procedentes de arteria femoral y aurícula derecha fueron conectados a traductores de presión/ al objeto de tener de forma simultánea las evoluciones de estos parámetros y su relación con la PIO. Se ha utilizado un polígrafo BECKMAN. La calibración del transductor correspondiente a la presión arterial se ha efectuado para un rango de presiones comprendido entre 0 y 200 mmHg, siendo el rango calibrado de la PVC 0-25 mmHg y 0-50 mmHg el correspondiente al registro de presión intraocular. Los parámetros ventilatorios han sido los necesarios para obtener cifras de Pa CO2 entre 30-50 mmHg. Los fármacos hipotensores ensayados y su modo de administración han sido los siguientes: 1. NITROPRUSIATO SODICO. 50 mg. en 500 ml de solución glucosada al 5%. 2. NITROGLICERINA. 100 mg en 500 ml de solución glucosada al 5%. 3. TRIMETAFAN. 250 mg en 500 ml de solución glucosada al 5%. Los tres fueron inyectados mediante sistema de goteo continuo por vena femoral, siendo la velocidad de goteo la necesaria para la obtención de descensos en la presión arterial. 2 Tabla 1. RESULTADOS La tabla 1 muestra las variaciones inducidas por la administración de nitroprusiato sódico. Respecto a la presión arterial existe un descenso estadísticamente significativo, tanto para la sistólica como para la diastólica, a partir de los 60 seg. de la administración del fármaco, aunque los descensos que se observan en los 30 primeros segundos, se encuentran en el límite de significación estadística. Respecto a la PIO y a la PVC no se han registrado diferencias significativas a lo largo de toda la prueba. En cuanto a la Nitroglicerina, los resultados obtenidos aparecen reflejados en la tabla 2, al igual que con el Nitroprusiato se observan descensos significativos de la presión arterial tanto sistólica como diastólica. Sin embargo las diferencias encontradas respecto a la presión ocular y venosa no son estadísticamente significativas. Las modificaciones observadas tras la administración de Trimetafan aparecen registradas en la tabla 3, en ella se observa una reducción tanto de la presión sistólica como de la diastólica, que se hace significativa a partir de los 2,30". La presión ocular, por su parte, sólo muestra descensos significativos a los 5 minutos de administración del gangliopléjico mientras que la PVC no muestra variaciones significativas a lo largo de toda la prueba. Tabla 2. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto de la hipotensión arterial controlada sobre la presión ocular. (La hipotensión en la cirugía III) Tabla 3. Los resultados de las tablas precedentes aparecen representados de forma gráfica en las figuras 1, 2 y 3 respectivamente. DISCUSIÓN Dentro del grupo de los fármacos hipotensores de acción corta ensayados en el presente estudio debe distinguirse dos grandes grupos, y ello debido no solamente a los distintos perfiles farmacológicos, siho a los diferentes mecanismos de acción que unos y otros presentan. Tanto el Nitroprusiato Sódico, como la Nitroglicerina, ejercen su acción directamente sobre el músculo liso de los vasos sanguíneos, produciendo una dilatación vascular periférica. Y es a través de esta vasodilatación como este grupo de fármacos desciende la presión arterial. Fig. 1. Fig. 2. Verhaeghe y Shepard (4) demostraron que el Nitroprusiato sódico actúa de manera más selectiva sobre el músculo liso arterial que sobre el venoso, siendo este último el lugar principal de acción de la Nitroglicerina. Sin embargo todos los autores coinciden en afirmar que a medida que las dosis aumentan la selectividad se pierde. Puede afirmarse que a altas dosis, tanto el Nitroprusiato sódico como la Nitroglicerina vasodilatan terntorio venoso y arterial. Y así, el uso de vasodilatadores de este grupo produce unas alteraciones sobre el flujo sanguineo regional, dependiendo tanto del nivel de hipotensión, como de la reactividad de la red vascular del órgano estudiado. Miletich e Ivankovich (5) en estudios realizados en ratas anestesiadas con Pentotal señalaron el aumento del flujo sanguíneo cerebral producido por Nitroprusiato sódico. Este fármaco puede aumentar la Presión Intracraneal debido a este efecto, especialmente cuando la presión arterial media no desciende de manera acusada. El aumento del volumen sanguíneo intracerebral y la posible pérdida del mecanismo de auto-regulación, así como el incremento en la producción del líquido cefalorraquídeo, ocasionado tanto por el Nitroprusiato como por la Nitroglicerina, serían los responsables de los estados de hipertensión intracraneal (6-8). Este mecanismo fisiopatológico nos podría explicar la actuación de estos hipotensores sobre ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 OLEA VALLEJO JL, et al. Fig. 3. el ojo. En nuestro estudio no se observan practicamente ninguna variación en las cifras de PIO (con el uso de Nitroprusiato y Nitroglicerina), a pesar del descenso acentuado de presión arterial. La posible existencia de mecanismos de autorregulación en el ojo, podria explicar que este fuese capaz de compensar diversos estados de vasodilatación intraocular, así como distintas situaciones de hipotensión ocular, lo que justificaría el hecho de no haber encontrado en nuestro trabajo aumentos de la PIO, circunstancia esta última presente para algunos autores con el uso de los fármacos anteriormente citados, y muy especialmente con la Nitroglicerina (9). En contra de estas opiniones se encuentran las de otros autores (10-13) que afirman que el uso de Nitroprusiato y Nitroglicerina puede tener indicaciones en la cirugía a globo ocular abierto. Sin embargo para una correcta evaluación de estos datos habría que considerar el tipo de anestesia utilizada en cada caso, así como el modelo de ventilación seguido. Si estos considerandos no son tenidos en cuenta, podría atribuirse erróneamente como principal factor de descenso de la PIO a la hipotensión arterial inducida por estos fármacos. A este respecto, habría que señalar que los posibles aumentos de PIO ocasionados por situaciones de hipertensión arterial podrían ser tratados mediante la administración de estos hipotensores vasodilatadores, hasta descender las cifras de presión arterial a situaciones basales. 4 Con respecto al otro gran grupo de hipotensores de acción corta, el de los gangliopléjicos (Trimetafan), su mecanismo de acción es distinto (14). Su acción está mediatizada por el bloqueo del sistema nervioso vegetativo tanto simpático como parasimpático. En trabajos realizados recientemente (15), el Trimetafan no ocasiona aumentos en el flujo sanguíneo cerebral, no elevando por lo tanto la presión intracraneal. Dias P.L. (16), señala que el uso de Trimetafan puede descender la PIO y nuestros resultados confirman la existencia de disminuciones de la PIO durante la hipotensión con este fármaco, por lo menos a partir de los cinco minutos. Además el descenso obtenido, por su puesto de forma experimental y en el perro, es del orden del 32 por 100, muy superior a los conseguidos en clinica humana con otros procedimientos que ya han sido expuestos en los trabajos anteriores. Estos resultados pueden abrir nuevas esperanzas sobre la indicación de la hipotensión arterial controlada, mediante el uso de este último fármaco, en la cirugía a globo ocular abierto que requiera grandes descensos de PIO. CONCLUSIONES De las experiencias realizadas en perros se deduce que el uso de vasodilatadores como el Nitroprusiato o la Nitroglicerina, aunque reducen de forma significativa los valores de presión arterial, no son capaces de disminuir la presión ocular registrada directamente por manometría intracamerular. Por otra parte el uso de un gangliopléjico como el Trimetafan además de reducir la presión arterial, consigue disminuir la presión intraocular hasta valores de un 30 por 100. Naturalmente el uso de estos fármacos en clínica humana, aunque exigen una dosificación cuidadosa por el riesgo de hipotensiones muy bruscas, puede ser interesarte como procedimiento rápido para obtener una hipotensión ocular en un momento determinado. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. Holloway KB. Control of the eye during general anaesthesia for intraocular surgery. Br J Anaesth 1980, 52, 671 679. Morrow WFK, MORRISON JD. Anestesia en cirugía ocular y otorrinolaringología. Barcelona Salvat Ed. S.A. 1978. 121137 y 153-156. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Efecto de la hipotensión arterial controlada sobre la presión ocular. (La hipotensión en la cirugía III) 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Delperier A, De Coninck A M. Anesthésie-réanimation en ophtalmologie. Encycl Méd Chir. Paris, Anesthésie-réanimation, 36620 E30, 11-1982. Verhaeghe RH, Shepard JF. Effect of nitroprusside on smooth muscle and adrenergic nerve in isolated blood vessels. J Pharmacol Exp.Ther 1976, 199: 269 y sig. 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Los glaucomas no se manifiestan en edades juveniles y que desde la observación de Von Graefe de un glaucoma en una niña de 10 años, han sido motivo de numerosas comunicaciones, son considerados, en unos ca sos, como glaucomas congénitos tardíos y en otros, como glaucomas crónicos simples de aparición precoz (1). Por otra parte, la disgenesia de ángulo ha visto recortada su importancia para poder definir un determinado tipo de glaucoma. Es difícil excluir algún sig no de disgenesia de ángulo, no sólo en cualquier paciente glaucomatoso, sino en cualquier estudio gonioscópico exquisitamente minucioso. Hasta qué punto procesos irídicos, pigmentación trabecu lar, vascularización radicular, o defectos de reabsorción en algún sector son o no patológicos, no podemos saberlo. Que clínicamente repercutan o no en una hipertonía, es lo que decide en la práctica y, si se pudiesen hacer estudios ultramicroscópicos de todas las estructuras responsables del flujo y de la conductancia, las diferencias susceptibles de ser consideradas malformativas, serían mucho más frecuentes. Adoptando la postura más simplista, un glauco- de disgenesia angular, tanto en los miembros glaucomatosos, como en varios familiares sanos explorados. Consideramos que el término «juvenil» debe conservarse para denominar los glaucomas que se manifiestan en estas edades. Palabras clave: Pedigree, Gonioscopía, Glaucoma Juvenil, Disgenesia angular, Herencia dominante, Trabeculectomía. ma se debe a que se elimina menos humor acuoso del que se produce, lo que ocasiona una hipertonía simultánea o anterior a su repercusión clínica. El examen del ángulo nos permite distinguir dos grandes grupos de glaucoma primitivo: de ángulo cerrado y de ángulo abierto. Es indudable que éste puede manifestarse alrededor del nacimiento, asociado a una acusada disgenesia; con mayor frecuencia en la edad adulta, debido a un proceso de envejecimiento local y algunas veces lo hace en las primeras décadas de la vida por inmadurez trabecular y estos casos, mientras no dispongamos de otros medios de clasificación más precisos, no tenemos más remedio que etiquetarlos de glaucomas juveniles. El glaucoma que con gran dramatismo afecta a la familia objeto de nuestra comunicación, es un ejemplo de éstos. ESTUDIO FAMILIAR Se trata de una familia de la que conocemos cinco generaciones, las dos primeras ya fallecidas. Hemos estud.ddo gran parte de los miembros de las tres últimas, y desde luego, todos los enfermos (fig. 1). En total, son 54 miembros de los que 13 son * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Hospital «Lorenzo Ramírez» de Palencia. Servicio de Oftalmología. Correspondencia: M. Casado González José Antonio, 2 PALENCIA CASADO GONZÁLEZ M, et al. probandos más la madre de la .a generación y el padre de la 2.ª En la primera generación (nacida hace unos 120 años), la madre quedó ciega hacia los 30 años. Sus nietos lo relacionan con el nacimiento de su segundo hijo, pero los datos que aportan, hacen sospechar que padecía la enfermedad trarismitida a sus descendientes. De sus dos hijos, varón y hembra, el primero fue perdiendo progresivamente la visión desde los 25 a los 30 años en que cegó por tensión en los ojos, según diagnóstico referido por sus hijos. Estos fueron 7 de los que dos han fallecido y cuatro son probandos, dos hembras y dos varones. Ciegos desde los veintitantos años, en la actualidad padecen diversos cuadros de glaucoma absoluto o anoftalmia por enucleación. Sus edades están comprendidas entre los 67 años de la mayor y los 52 del menor. El único hijo de la hembra de la 2ª generación tiene 65 años y es normal. La 4ª generación está compuesta por 21 miembros de los que 7 son glaucomatosos. Las edades están comprendidas entre los 46 años del mayor y los 7 del menor, por cierto probando, y el único no operado de los que padecen la enfermedad en esta generación. Los otros 6 han sido trabeculectomizados cuando tenían 15 a 20 años entre 1960 y 1980 con buen resultado y con tensiones normalizadas sín o con tratamiento local, con campos y cociente E/P estabilizados desde la intervención y con valores tonográficos anodinos. En algunos de ellos (IV-9 y IV-10), la afectación de campo y grado de atrofia óptica es importante por haberse intervenido tardíamente. El IV-10 y IV-16 tienen fuerte pigmentación trabecular (fig. 2). El IV-19 tiene en la actualidad 7 años. Es un niño que colabora excepcionalmente y ha podido ser explorado con bastante comodidad desde los 4 años. Las tensiones oculares se han mantenido en cifras sospechosas (16-18 mg. Hg) hasta este último año en que se muestran claramente altas (2425 mg. Hg). Los campos visuales y papilas son normales. Ambos ojos son emétropes y visión de unidad. El diámetro corneal es de 12 mm. y la profundidad de cámara anterior normal. La tonografía no ha sido posible, pero sí la gonioscopía. Tiene vascularización de características normales y numerosos procesos irídicos. El tratamiento médico apenas baja la tensión ocular y es claro candidato al tratamiento quirúrgico (fig. 3). En la 5ª generación de 21 miembros, dos son ya probandos. Ambos son hijos de padre enfermo y cada uno tiene un hermano hasta ahora normal. El resto no son glaucomatosos ni es de esperar lo sean por ser hijos de miembros normales pero el V-2 y el V-12 (éste hijo de matrimonio consanguíneo) padecen Síndrome de Down. El V-18 es una hembra de 12 años, emétrope y con visión normal en ambos ojos. Diámetro corneal de 11 mm. y medio. Seguía tratamiento local desde hace dos años en que la curva tonométrica comenzó a mostrar cifras por encima de los 24 mm. de Hg. La tonografía presentaba una R. aumentada y últimamente se insinuaba una incipiente excavación papilar y discreto aumento de mancha ciega en el O.l. Gonioscópicamente llama la atención una acusada vascularización radicular y restos mesodérmicos en algún sector, sobre todo en el nasal inferior (fig. 4). Ante estos signos Fig. 1: Mapa familiar. Fig. 2: Goniofotografía de IV-10. Varón. 37 años. Acusada pigmentación trabecular. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Glaucoma juvenil familiar Fig. 3: Fotografía de ángulo nasal inferior de IV-19. Varón, 7 años. Abundantes procesos irídicos y restos de ligamento pectíneo. Fig. 5: Fotografía de ángulo nasal inferior de V-20. Varón 6 años. Iris gris poco pigmentado. Restos mesodérmicos. y la práctica ineficacia del tratamiento médico local, ha sido recientemente intervenida y la trabécula escindida enviada a estudio por microscopía electrónica. El V-20 es un varón de 6 años y a pesar de su mala colaboración, podemos controlarle periódicamente la tensión ocular por aplanación, sin tener que recurrir a la anestesia general. En fechas recientes, oscila alrededor de los 22 mm. por lo que se le ha prescrito tratamiento tópico con buen resultado hasta ahora. Con dificultad, se le ha podido fotografiar ángulo donde se observan defectos de reabsorción en algún sector semejando Membrana de Barkan incompleta (fig. 5). Es también emétrope, el diámetro corneal es de 10 mm. y medio y el resto de la exploración que hemos podido realizarle es normal. COMENTARIO Fig. 4: Goniofotografía de V-18. Hembra. 12 años. Iris azul. En tercio izquierdo de hendidura, asa vascular de convexidad superior y en mitad derecha, vaso radicular paralelo a limbo. Este glaucoma familiar se manifiesta pues entre los 6 y los 15 años. El mayor diámetro corneal encontrado no sobrepasa los 12 mm. y la profundidad de cámara anterior es normal. Las cifras tonométricas más altas han sido de 36 mm. Hg. Tonográficamente se demuestra un aumento de la resistencia. Gonioscópicamente se observan diversas y vagas imágenes de disgenesia angular: Vascularización de raíz de iris, bien visible sobre todo en los ojos menos pigmentados; restos de ligamento pectíneo en forma de procesos irídicos, en los más jóvenes; defectos de clivage sobre todo en ángulo nasal inferior (lo que se considera típico del glaucoma juvenil) y en dos casos, pigmentación trabecular. No se asocia a otras anormalidades generales ni oculares y su transmisión hereditaria en forma dominante autosómica es incuestionable. La penetrancia es muy alta. De 23 hijos de glaucomatoso, 14 padecen la enfermedad lo que arroja un porcentaje superior al 60 por 100. De los 15 glaucomatosos, incluyendo la no probando de la primera generación, 10 son varones y 5 hembras, pero hay que tener en cuenta que de los 23 miembros con posibilidades de padecer la enfermedad, según la herencia dominante, 15 son varones y 8 hembras; es decir, que padecen glaucoma el 66,5 por 100 de los varones y el 62,5 por 100 de las hembras, diferencia porcentual más bien escasa y que bien podría deberse a la casualidad. Tenemos sospechas de que existe cierta anticipación, como ya intuyó VonGraefe en 1869, si bien François (2) en 1980 lo justifica por un más temprano y preciso estudio de los familiares de glau- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3 CASADO GONZÁLEZ M, et al. comatosos. En este pedigree, parece que en la V generación, la enfermedad se inicia antes que en la IV. Ningún glaucomatoso ha contraído matrimon o consanguíneo y todos sus cónyuges son normales. Y ahora vienen nuestras dudas sobre dónde encuadrar estos glaucomas. No podemos imaginar que, a estas edades, se deban a un proceso involutivo de las estructuras esclerales o uveales que rigen la evacuación del humor acuoso y que Fine, Yanoff y Stone (3), han encontrado por ultramicroscopía en ojos con glaucoma crónico simple y no en normales. Tampoco tenemos argumentos para calificarlos como glaucomas pigmentarios. Sólo en dos casos aparecía pigmentación trabecular en cantidad suficiente para poder decidir la hipertonía. No hemos encontrado Huso de Krukenberg ni hay miopes en la familia (4). Se pueden clasificar como glaucomas congénitos tardíos, pero nos resistimos a considerar congénito, a un cuadro clínico, que en algunos casos, no se manifiesta hasta los 15 años (IV-11; IV-16 y IV17), que no se transmite recesivamente como es casi la regla en los congénitos, y que afecta prácticamente igual a varones y hembras (5). También podríamos etiquetarlos como disgenésicos, pero el término nos parece inconcreto. Parecidos signos de disgenesia angular, hemos encontrado en los familiares sanos e incluso en exámenes gonioscópicos rutinarios en niños de la misma edad. Esto coincide con el escepticismo de Scheie (6) en relación a la especifidad gonioscópica del glaucoma congénito. Tampoco Akinito Tawara y Hajime Inomata (7) la encuentran en los ojos con glaucoma congénito y congénito tardío estudiados 4 con microscopía electrónica, si bien en todos detectan diversos grados de inmadurez trabecular. Y dentro de la rica terminología usada en el glaucoma, lo que demuestra nuestra ignorancia, nos queda el término de «juvenil». Benjumea (8) lo reserva para aquellos raros casos con lesiones malformativas muy ostensibles en el ángulo. Nosotros creemos que la característica de un glaucoma para merecer este nombre es bien sencilla: Manifestarse en edades juveniles. Porque puestos a reducir terminología, casi con la misma razón con que estos glaucomas se les considera congénitos tardíos o simples precoces, se podría denominar congénito MUY tardío a un glaucoma que aparezca a los 70 años y crónico simple MUY precoz a un buftalmus. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Duke Elder S. System of Ophthalmology, Vol Xl, «Simple glaucoma» 396-402. Henry Kimpton, London (1976). François J. «La predisposition génétique au glaucoma»J F Ophtalmol 1980, 3,6l7; 429-449. Fine BS, Yanoff M, Stone RA. «A clinicopathologic study of four cases of primary open-angle glaucoma compared to normal eyes» Amer J Ophthal 1981. 91; 88-105. Montero Marchena J. «Glaucoma juvenil». Becker R, Kolker AE, Roth FD.:«GIaucoma family study» Amer J Ophthal 1960.50: 557-567. Scheie HG. Congénital Anomalies of the eye «Congenital glaucoma» Mosby St. Louis 342-376 (1968). Tawara A, Inomata H. «Developmental inmaturity of the trabecular meshwork in congenital glaucoma» Amer J Ophthal 1981,92; 508-525. Benjumea A, Azrak S, Abdin,AR. «Diagnóstico precoz del glaucoma de ángulo abierto» Arch Soc Esp. Oftal 1977,37; 535-539. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49: 69-72 IRIDECTOMÍA PERIFÉRICA EN EL GLAUCOMA DE ÁNGULO CERRADO* CALONGE ARRECHEA B, GRIJALBO M.ª P, GÓMEZ M.ªP, HONRUBIA FM RESUMEN Se revisan 71 ojos con glaucoma agudo de ángulo cerrado, y 33 ojos congéneres con ángulo estrecho, intervenidos con la técnica de iridectomía La iridectomía periférica cumple casi todos los requisitos exigidos para ser considerada una «operación ideal», proceso quirúrgico único que puede curar totalmente una enfermedad como es el glaucoma agudo de ángulo cerrado (1) con las objeciones que pueden desencadenar complicaciones oculares (2), y que en ocasiones necesita un tratamiento médico adicional postquirúrgico para controlar adecuadamente la presión ocular (3). A pesar de todo ello, la iridectomía para el tratamiento del glaucoma, ha sido considerada como una de las más grandes contribuciones de la cirugía a la Oftalmología (1), ha ayudado a salvar muchos ojos y ha contribuido a clarificar algunos conceptos en algo tan complejo como es el-glaucoma. El objeto de esta comunicación es presentar los resultados obtenidos en una serie de 63 enfermos y 104 ojos intervenidos quirúrgicamente con la técnica de iridectomía periférica con carácter curativo por crisis aguda de glaucoma de ángulo cerrado, o con carácter preventivo por presentar un ángulo estrecho en el ojo contralateral. periférica. Se analizan los resultados obtenidos, la necesidad de tratamiento médico antiglaucomatoso post-iridectomía y las complicaciones post-quirúrgicas observadas en la totalidad de los 104 ojos. MATERIAL Y MÉTODO Se han revisado para el presente trabajo las historias clínicas de 63 enfermos intervenidos con iridectomía periférica por presentar una crisis bilateral en 8 enfermos, o lo más corriente, una iridectomía periférica curativa en un ojo y otrairidectomía con carácter preventivo en el otro ojo, en 33 enfermos (fig. 1). Por sexos es mucho más frecuente en mujeres, 52 enfermas frente a 11 hombres, y en nuestros enfermos, 44 de ellos tenían una edad superior a los 66 ahos (fig. 2). Al revisar las historias clínicas se han valorado preferentemente la necesidad de otra cirugía ocular de cirugía adicional después de la iridectomía, por complicación y principalmente en el control realizado al aho de la cirugía antiglaucomatosa, hemos investigado cuántos ojos necesitaban tratamiento médico antiglaucomatoso, para un adecuado nivel de presión ocular. * Comunicación presentada al LX Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología. León 1984.. Ciudad Sanitaria Miguel Servet. Servicio de Oftalmología. Zaragoza. Correspondencia: F.M. Honrubia San Ignacio de Loyola, 8 50008 ZARAGOZA CALONGE ARRECHEA B, et al. Figura I. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Figura III. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. N.º de enfermos............................................................. Unilateral.................................................................... Bilateral...................................................................... N.º de ojos ..................................................................... 63 22 41 104 RESULTADOS En total se han revisado 104 ojos in tervenidos con la técnica de iridectomía periférica antiglaucomatosa, pertenecientes a 63 enfermos, que se presentaron en nuestro Servicio con crisis aguda de glaucoma unilateral en 55 de ellos, y glaucoma agudo bilateral en 8 enfermos (Fig. 3). En total se han realizado 71 iridectomías curativas y 33 iridectomías preventivas en el ojo contralateral de 33 enfermos que previamente habian sido intervenidos quirúrgicamente por presentar una crisis aguda de glaucoma (fig. 4). En el período inmediato posterior a la realización de la iridectomía fue necesario intervenir nuevamente 14 ojos por complicaciones en relación con la primera intervención (fig. 5), 1 caso de glaucoma maligno, en 7 enfermos fue necesario realizar una nueva iridectomía por fracaso de la primera y en 6 enfermos fue extraída la catarata que evolucionó rápidamente después de la iridectomia. Aunque en todos los enfermos una vez diagnosticados de glaucoma agudo de ángulo cerrado eran hospitalizados y tratados médicamente para intentar controlar la tensión ocular antes de proceder a la realización de la iridectomía, esto sólo se consiguió en 54 ojos, 76 por 100 de la muestra, y por el contrario en 17 ojos no se consiguió controlar la crisis aguda de glaucoma con tratamiento médico y fueron intervenidos quirúrgicamente con presión ocular alta. (fig. 6). Al revisar los controles al arho de la cirugia se observa que de los 54 ojos controlados previamente a la cirugía, solamente 10 ojos (15 por 100) necesitaron medicación antiglaucomatosa adicional, mientras que de los 17 no controlados médicamente, 9 ojos, o sea el 53 por 100 de la muestra, necesitaba tratamiento antiglaucomatoso (fig. 7). Valorados globalmente, de los 71 ojos con iridectomía curativa, 17 ojos (27 por 100) necesitaFigura II. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Mujeres ............................................................... Hombres ............................................................. 0 - 40 años.......................................................... 41-65 años .......................................................... 66 - < años ......................................................... 2 52 11 0 19 44 enfermos enfermos enfermos enfermos enfermos Crisis aguda unilateral........................................ 55 enfermos Crisis aguda bilateral.......................................... 8 enfermos Total ................................................................ 71 ojos ban tratamiento antiglaucomatoso, mientras que de los 33 ojos con iridectomía preventiva, solamente 5 ojos (19 por 100) la necesitaban. COMENTARIO La iridectomía periférica, intervención quirúrgica de fácil realización, ha demostrado una alta eficacia en la resolución de un proceso ocular tan grave como es el glaucoma agudo de ángulo cerrado. De los 104 ojos intervenidos en nuestro Servicio, solamente 10 casos necesitaron una nueva intervención antiglaucomatosa, y en la totalidad de los casos se pudo controlar la tensión ocular, aunque el 27 por 100 de las iridectomías curativas necesitaron tratamiento médico antiglaucomatoso para un adecuado control del glaucoma, y en el grupo de iridectomías preventivas, el porcentaje de ojos necesitando tratamiento adicional fue solamente del 16 por 100. Más significativo en cuanto al pronóstico de un adecuado control tensional después de la iridectomía en un ojo que presenta una crisis aguda de tensión ocular, es la posibilidad o no de controlar la tensión ocular con tratamiento médico antes de realizar la iridectomía. En nuestra experiencia personal en ojos con crisis aguda tensional abortada antes de la cirugía, la necesidad de tratamiento médico post-iridectomía ha sido de 15 por 100, mientras que los ojos no controlados previamente a la cirugía la necesidad de tratamiento médico post-quirúrgico ha sido del 53 por 100. Estos resultados están en concordancia con la experiencia de otros autores (4) que obtienen resultados positivos, según circunstancias clínicas de cada caso, en un porcentaje que oscila entre 0 y 100 por 100, aunque una cifra de 30 por 100 de fracasos puede aceptarse como lógica. Se valoran como parámetros significativos en la eficacia de la iridectomía, la duración del ataque de glaucoma agudo, la severidad del ataque, la eficacia del tratamiento médico preoperatorio, e incluso el valor de la tonografía previa a la cirugía. Figura IV. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Iridectomía curativa .................................................... 71 ojos Iridectomía preventiva ................................................ 33 ojos ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 Iridectomía periférica en el glaucoma de ángulo cerrado Figura V. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Cirugía adicional: Glaucoma maligno ................................................ 1 caso Extracción catarata ............................................... 4 casos Cirugía combinada................................................ 2 casos Nuevos iridectomías.............................................. 7 casos Total................................................................... 14 casos Figura VI. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Crisis aguda Control tensional pre-operatorio.................. 54 ojos (76 %) Sin control tensional pre-operatorio ............ 17 ojos (24%) Total ......................................................... 71 ojos (100%) Figura VII. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Control pre-operatorio Con medicación post-operatoria .................. Sin medicación post-operatoria.................... Sin control pre-operatorio ................................. Con medicación post-operatoria .................. Sin medicación post-operatoria.................... 54 ojos 10 ojos (15%) 44 ojos (85%) 17 ojos 9 ojos (53% 8 ojos (47%) Las complicaciones observadas en nuestros casos han sido mínimas, solamente 3 enfermos han sido intervenidos de catarata en períodos inmediatos a la iridectomía, lo que hace pensar en una relación directa iridectomía-desarrollo de la catarata. Otras complicaciones descritas en otros estudios como endoftalmitis, pérdida de vítreo (5) no han sido observadas en nuestro estudio. Como conclusión de nuestro estudio, podemos decir que añadimos más información que indica que la iridectomía periférica en casi la totalidad de los casos de glaucoma agudo de ángulo cerrado es la técnica quirúrgica apropiada para su solución, siendo un procedimiento quirúrgico de fácil realización y con un número mínimo de complicaciones. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. Figura VIII. Iridectonmía glaucoma agudo A.C. Control al año Iridectomía curativa............................... Iridectomía preventiva........................... Total................................................... Sin Con 52 (73%) 17 (27%) 28 (85%) 5 (15%) 85 (84%) 19 (16%) 3. 4. 5. Von Graefe A. Uber die Irikectomie beiglaucom. Arch Ophthalmol 3: 456. 1857. Kirsch, RE. Peripheral iridectomy for angle closure glaucoma. Invest Ophthalmol 9: 424. 1970. Pollack IP. Chronic angle-closureglaucome. Arch Ophthalmol 85: 676. 1971. Murphy MB y Col. Iridectomy in primary angle-closure glaucoma. Arch Ophthalmol 91. 114. 1974. Luke S. Complications of peripheral iridectomy Can J. Ophthalmol 4: 346. 1 969. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1985; 49 3