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Transcript
Pontifical University of the Holy Cross - School of Church Communications
10th Professional Seminar for Church Communication Offices
Participation and sharing: managing Church communication in a digital environment
Rome, April 26-28, 2016
Comunicar la Beatificación de Romero. Tres momentos
Simeón Reyes
Diocese of El Salvador
1.- Monseñor Oscar Romero
Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez, mucho más conocido como “Monseñor Romero”
nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel (El Salvador) y
recibió el martirio el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la Santa Misa en la Capilla del
Hospital Divina Providencia. Fueron solamente tres años de fecundo ministerio episcopal en la
Arquidiócesis de San Salvador, capital de El Salvador, en un contexto socio-político complejo. Su
muerte fue reconocida como martirio 35 años después por el primer Papa latinoamericano.
Con el deseo de ayudar a los fieles a preparar la celebración del primer Centenario del nacimiento
de Monseñor Romero, la Conferencia Episcopal de El Salvador señaló, por primera vez, un
itinerario de preparación espiritual destacando tres dimensiones muy concretas de Monseñor
Romero: primer año: Monseñor Romero, hombre de Dios (2015); segundo año: Monseñor Romero,
Obispo de Iglesia (2016) y tercer año: Monseñor romero, servidor de los pobres (2017)
El 24 de marzo, día del martirio de Monseñor Romero, ha sido subrayado por instituciones como las
Naciones Unidas, por la Iglesia Católica en Italia y su legado llega a distintos ámbitos sociales. La
beatificación era algo anhelado durante muchos años en el pueblo salvadoreño. Cada año que pasa
su testimonio se conoce mejor en todo el mundo y se reconoce su luminoso testimonio. Estamos
ante el salvadoreño más universal, como se le ha llamado.
2.- La preparación de la Beatificación.
Los tiempos de preparación de la ceremonia de beatificación fueron breves. El 3 de febrero de 2015
se anuncia el reconocimiento de su martirio. Fue significativo que la Sala de Prensa del Vaticano
haya organizado una conferencia de prensa para ayudar a entender el martirio del obispo
salvadoreño. La noticia se recibe con mucho júbilo. El clero de la arquidiócesis de San Salvador se
encontraba en su reunión mensual y ese anuncio cambió todo en alegría y testimonios de los
sacerdotes que estuvieron cerca de Monseñor Romero. Era el primer signo que la beatificación
estaba próxima.
A partir de esta fecha la Conferencia Episcopal designa un Equipo Central que se encargará de la
preparación de tal acontecimiento. Un obispo es el delegado para presidir este equipo. En este
momento se forma la Comisión de Comunicación, entre otras. Pero se desconoce por completo el
lugar y fecha de la beatificación.
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En marzo llegó a El Salvador Mons. Vincenzo Paglia, postulador de la causa de beatificación de
Monseñor Romero, para anunciar la fecha de su beatificación: 23 de mayo y el lugar sería en San
Salvador. Posteriormente se indicó la Plaza del Divino Salvador del Mundo como lugar más
adecuado para esta celebración. A partir de este momento no teníamos tiempo que perder. Nos
encontrábamos a tan solo dos meses de la primera beatificación en El Salvador.
La Comisión de Comunicación estuvo formada por sacerdotes y laicos, quienes se ilusionan con la
comunicación de algo tan importante. El amor que se tiene a Monseñor Romero hizo posible
involucrar a gente creativa y con gran sentido eclesial. Era un grupo de 12 personas, algunos de
ellos profesionales en la materia. Después se agregaron otros. Las demás comisiones se encontraban
en condiciones similares: liturgia, protocolo, logística, templete, voluntarios, finanzas, etc.
Se trataba de la primera beatificación en el país y primer salvadoreño llevado a los altares en la
historia de nuestra Iglesia local. Éramos conscientes que teníamos que aprender sobre la marcha. A
nuestro favor teníamos que la Iglesia salvadoreña estaba llevando un solo mensaje. Era necesario
dejar claro que era la Iglesia en su conjunto quien organizaba la beatificación, no sólo la
Arquidiócesis de San Salvador. Tomamos como guía los tres mensajes señalados previamente por la
Conferencia Episcopal: Monseñor Romero hombre de fe, obispo de la Iglesia y servidor de los
pobres.
Plan de comunicación.
Nos propusimos mostrar que la beatificación debía ser vista como una gran ocasión de fiesta,
alegría y unidad para todos los salvadoreños. Algo que tenía que celebrarse por todo lo alto. En El
Salvador la figura, el legado y herencia de Monseñor Romero muchas veces fueron manipulados,
mal interpretados y atacados, por esta razón la comunicación tenía que evitar que la ceremonia de
beatificación fuera motivo de división, enfrentamiento. Era el primer beato salvadoreño de todos y
para todos, a quien teníamos que mirar desde el juicio que hace la Iglesia: estamos ante un Mártir.
Estos mensajes debían estar como el "común denominador" desde la primera conferencia de prensa
hasta la imagen gráfica. Se tendría que percibir en el logotipo, en el jingle, los voceros, la estampa
del futuro Beato, las cuñas radiales, la publicidad, etc.
Con estos elementos: se establece la oficina de prensa como lugar de servicio para la prensa:
entrevistas, acreditación, los portavoces, testimonios, la información. Se gestiona la página web,
como instrumento de comunicación, que contiene un diseño atractivo y un mensaje acorde a lo
anteriormente mencionado. Es el lugar para compartir los materiales fundamentales: escritos,
audios y video. Se eligen fotografías de Monseñor Romero que expresan alegría y simpatía. Se
crean los perfiles en las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram) como herramientas de apoyo
y comunicación con población joven. Facebook tuvo más prioridad. Se mantuvo un estilo siempre
positivo, sin entrar en confrontaciones estériles. Nuestro público objetivo era la población
salvadoreña menor de 30 años, pues ellos no conocieron a Monseñor Romero.
Medios nacionales e internaciones se mostraron muy interesados desde las primeras conferencias de
prensa. Se pone a disposición de la televisión la transmisión de la beatificación por medio de dos
canales satelitales, para América y Europa.
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La meta fue ayudar a la población salvadoreña a vivir la beatificación del primer mártir salvadoreño
como oportunidad de expresar comunión y fraternidad, frente a la polarización política que existe..
Por lo tanto también se invitó a prepararse y estar presente el 23 de mayo en la Plaza del Divino
Salvador del Mundo, y no conformarse con verlo desde casa en la televisión. Era necesario acentuar
un mensaje de unidad. No faltaron algunos que quisieron mostrarse como los “auténticos”
intérpretes de Monseñor Romero y eran críticos a la organización que se estaba realizando.
3.- La ceremonia de Beatificación
El 22 de mayo estaba casi todo listo. La prensa, como nunca antes, se había hecho presente. Se
organizó una Vigilia de preparación. La torrencial lluvia de la noche no dispersó a los fieles que
comenzaron a llegar hasta los alrededores de la Plaza desde distintos lugares del país y del mundo.
Era notable la alegría, la emoción y devoción en todos. La Vigilia comenzó con la Misa, después se
escucharon testimonios, charlas, cantos. Una fiesta popular.
El sábado 23 de mayo: el histórico día de la beatificación de Monseñor Romero. El acontecimiento
más importante en El Salvador. El pueblo salvadoreño se volcó para vivir aquel acontecimiento. La
cobertura mediática fue extraordinaria. Ha sido la primera vez que se encuentran en El Salvador
cerca de 200 obispos y más de mil sacerdotes en una celebración Eucarística. Una inmensa multitud
se hizo presente al lugar de la Beatificación. Imposible dar cifras exactas, pero algunos estimaron
que estuvieron más 300,000 personas.
También se hicieron presentes presidentes de gobiernos, delegaciones diplomáticas, representantes
de otras confesiones religiosas, y de diversos sectores de la sociedad que sentían atraídos por la
figura de Monseñor Romero.
A nivel nacional el Gobierno decretó cadena nacional de radio y televisión. En ámbito internacional
la ceremonia fue transmitida en directo por diversas cadenas de televisión: Salt + Light TV en
Canadá, TeleSur en América del Sur, ESNE en las Américas y Europa, TV2000 en Italia, y CNN en
Español en los EE.UU. Por medio de estas transmisiones nacionales e internacionales pudimos
comprobar el alcance mundial que tuvo el testimonio y legado Monseñor Romero.
Un fenómeno natural significativo tuvo lugar mientras se desarrollaba el rito de la beatificación: la
aparición de un halo solar. Muchos periodistas, nacionales y extranjeros interpretaron aquello como
un signo especial que el cielo confirmaba la santidad del beato Romero. Muchos fieles lloraban de
alegría al percatarse de este signo.
Conclusión
Como miembro de la Comisión de Comunicación advertimos nuestra inexperiencia ante un
acontecimiento de tal magnitud. Nos alegramos al saber que nos convertimos en parte de aquel
hecho histórico. Muchas veces invocamos a Monseñor Romero, un gran comunicador, que nos
guiara en este camino en que nos encontrábamos.
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Fue oportuno contar con un equipo de voluntarios, que amaban mucho a Monseñor Romero, muy
creativos y dispuestos a dar lo mejor, cuando el tiempo que contábamos era poco. Contamos
siempre con el apoyo de la Conferencia Episcopal para la formulación de los mensajes principales.
Pudimos palpar la alegría y el amor de un pueblo ante su pastor que ahora desde el cielo sigue
acompañando su realidad de cada día.
Nuestro reto fue comunicar a Monseñor Romero, como un testimonio valiente del amor de Dios, de
su fe en Jesucristo encarnado y su amor a la Iglesia, en especial a los pobres y sencillos. Un modelo
de pastor como lo está proponiendo el Papa Francisco: con olor a oveja. Una voz profética que
continúa resonando hoy en el mundo.
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