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Catholic Diocese of Spokane, Washington
Referendum 74
por el Monseñor Blase J. Cupich
Agosto, 2012
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
El 6 de Noviembre, los votantes del Estado de Washington decidirán
lo que pasará con la ley que los legisladores del estado aprobaron y
que la gobernadora firmó, la cual redefine el matrimonio para incluir
las relaciones del mismo sexo. Si la mayoría de los votantes
“aprueban” Referendum 74, la ley del matrimonio entre el mismo
sexo entrara en efecto Diciembre 6, 2012. Si la mayoría de los
votantes votan “no,” la ley no pasará, pero las “parejas domésticas
registradas” seguirán teniendo los derechos que obtuvieron en 2008
and 2009, llamadas los derechos del matrimonio tradicional.
Solamente las “parejas domésticas registradas” no serán llamadas
matrimonios.
Las posiciones contrarias en este asunto son profundas y se defienden
apasionadamente. Los que proponen el cambio en la definición del
matrimonio son normalmente motivados por la compasión hacia
aquellos que han demostrado valentía y reúsan vivir en el miedo de ser rechazados por su
orientación sexual. Esta es una compasión muy personal porque aquellos que han sufrido o
continúan sufriendo son amigos cercanos o familiares. También es una reacción a terribles
noticias nacionales en contra de homosexuales, o ataques verbales que disminuyen su dignidad
humana, o de suicidios de jóvenes que han tenido problemas con su identidad sexual o son
maltratados por otros. Como resultado, las personas que apoyan el Referendum normalmente
hablan apasionadamente de la necesidad de rebalanceo de la justicia. Esto tiende a poner este
asunto en el área de la igualdad en la mente de muchas personas; esta área es muy profunda e
importante en la mente de nuestras personas.
De la misma manera, muchos de los que se oponen a la redefinición del matrimonio tienen
grandes amigos o familiares que son gay o lesbianas. Ellos también reconocen la necesidad de
crear un ambiente de apoyo en nuestra sociedad para que todos puedan vivir una vida llena, feliz
y segura. Pero también ellos están preocupados por lo que una redefinición del matrimonio
pueda significar para el bien de nuestra sociedad y la familia, las cuales tienen tantos retos en la
sociedad moderna. Ellos le piden al público que se fijen de una manera seria y dejando las
pasiones a un lado, en lo que significaría romper con un sentido y práctica de matrimonio que
hemos tenido por siglos.
Mi verdadera esperanza es que todos podamos ver el voto que viene acerca del Referendum 74
como una oportunidad para tener un debate público que sea respetuoso, honesto y convincente
acerca de la importancia de este asunto tan importante. Cuando tratamos asuntos profundos y
apasionados – muy importantes – nos debemos comprometer a que nuestro diálogo público debe
ser marcado por la civilidad y claridad, y que genere luz en lugar de acaloramiento. Como una
manera de contribuir para este esfuerzo, les pido que pongan atención a las reflexiones adjuntas
las cuales muestran las razones por la cuales la Iglesia Católica les pide a los votantes que voten
“no” al Referendum 74, para vencer la ley que quiere cambiar la definición del matrimonio. Yo
ofrezco estos pensamientos con respeto, pero también con un sentido de obligación de que tengo
que contribuir al debate por el bien de nuestro estado.
Pero, también quiero ser muy claro que al presentar nuestra propuesta, la Iglesia Católica no
quiere que este momento incite la violencia u hostilidad en contra de homosexuales; o que
promueva una agenda que odia y falta al respeto a su dignidad humana. Como el documento del
2006 de los Conferencia de Obispos Católicos en los Estados Unidos llamada Ministerio a
Personas con una Inclinación Homosexual dice:
Todas las personas son creadas a la imagen y semejanza de Dios y por lo tanto poseen una
dignidad humana inherente que debe ser reconocida y respetada. Siguiendo esta convicción, la
Iglesia enseña que las personas con una inclinación homosexual “deben ser aceptadas con
respeto, compasión y sensibilidad.” (Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2358). Nosotros
reconocemos que estas personas han sido y continúan siendo el objeto de daños, odio y hasta
violencia en algunos sectores de nuestra sociedad. Algunas veces este odio es manifestado
claramente; otras veces es escondido y da oportunidad para otras formas de odio. “Es
deplorable que personas homosexuales han sido y continúan siendo el objeto de maldad violenta
en palabra o acción. Esta manera de ser debe ser condenada por los pastores de la Iglesia
cuando ocurre” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Para el Cuidado Pastoral de Personas
Homosexuales, Octubre 1, 1986, no. 10.)
En la paz de Cristo,
Monseñor Blase J. Cupich
Obispo de Spokane
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