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TEMA 7: GUERRA COLONIAL Y LA CRISIS DE 1898.
INTRODUCCIÓN
1.ANTECEDENTES. CAUSAS.
2.LA GUERRA DE CUBA.
3.CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98.
4.EL REGENERACIONISMO.
CONCLUSIÓN.
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INTRODUCCIÓN
En 1898, España fue vencida por Estados Unidos. La derrota supuso la pérdida de las
últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y significó un durísimo golpe
para la opinión pública española, dando lugar a la llamada crisis del 98.
Pero esta interpretación, que condicionó política e intelectualmente la evolución del país en
el primer tercio del siglo XX, pecó de excesivo particularismo, pues la crisis española fue
equiparable a la vivida por otros países europeos en el fin de siglo.
1.ANTECEDENTES. CAUSAS.
Tras la independencia de la mayor parte del imperio a inicios del siglo XIX (Ayacucho,
1824), sólo las islas antillanas de Cuba y Puerto Rico, y el archipiélago de las Filipinas en el sudeste
asiático continuaron formando parte del imperio español.
Cuba y Puerto Rico basaban su economía en la agricultura de exportación, esencialmente
basada en el azúcar de caña y el tabaco, en la que trabajaba mano de obra negra esclava. Eran unas
colonias que alcanzaron un importante desarrollo y que eran muy lucrativas para la metrópoli.
Cuba se convirtió en la primera productora de azúcar del mundo. Desde 1837, Cuba y Puerto Rico
estaban gobernadas por leyes que otorgaban un control absoluto al capitán general de cada isla. Esto
molestaba a las élites criollas, lo que planteó en Cuba una posible incorporación a Estados Unidos.
El caso filipino era bien diferente. Aquí la población española era escasa y muy pocos
capitales invertidos. El dominio español se sustentaba en una pequeña presencia militar y, sobre
todo, en el poder de las órdenes religiosas.
Desde 1868, las insurrecciones cubanas estuvieron motivadas por la conciencia
independentista de los isleños. Cuba y Filipinas estaban sometidas al poder centralista de España,
no tenían autonomía administrativa, ni derechos políticos de representación y también estaban
sometidas económicamente. En 1868 estalló una revuelta dirigida por Manuel Céspedes, el Grito
de Yara, que aunque pretendía la abolición de la esclavitud adquirió un matiz secesionista. Se inició
entonces la Primera Guerra de Cuba, que se prolongó entre 1868 y 1878 y terminó con la frágil Paz
de Zanjón de 1878, que había dejado unas promesas sin cumplir, porque los españolistas de la isla,
que se habían unido al Partido Constitucional, se opusieron a todo tipo de cambio. En este contexto
se produjo la Guerra Chiquita (1879-1880). La manera en que terminó la Guerra de los Diez
Años, y las consecuencias políticas y económicas de la guerra, dejaron descontentos a los que
habían luchado heroicamente por la libertad durante diez largos años. Esto resultó en una nueva
revolución, en agosto de 1879, fomentada por varios Generales de la Revolución - Calíxto García,
José Maceo y Guillermo Moncada, secundado por Francisco Carrillo y Emilio Núñez. Esta nueva
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guerra comenzó llena de energía y entusiasmo, pero no llegó a suficiente magnitud porque el país
deseaba la paz. La Guerra Chiquita duró menos de un año, pero fue una clara indicación que la Paz
de Zanjón no era el último capítulo.
En 1872 había sido suprimida la esclavitud en Puerto Rico y se preparaba la abolición en
Cuba. Tras la Paz de Zanjón se planteó la posibilidad de otorgar concesiones autonomistas, pero el
rechazo de las oligarquías españolistas, agrupadas en la Liga Nacional, frustaron estas propuestas.
Hubo algunos intentos posteriores de conceder reformas a la isla, como el de Antonio
Maura, ministro de Ultramar en 1893, pero no fueron aprobados por la intransigencia de los
españolistas, los industriales catalanes y los propietarios agrícolas castellanos, que veían
perjudicados sus intereses económicos.
Ésta sería, pues, la primera causa de la guerra, la insatisfacción de los cubanos por la escasa
respuesta a sus demandas de mayor representación y autonomía económica y política.
A ésta habría que añadir:
• El desarrollo industrial y demográfico de los Estados Unidos trajo consigo un
expansionismo colonial a partir de 1872 (Hawai). Cuba se presentaba como un gran mercado
importador y exportador. El control de la isla suponía tener en su poder al principal productor de
azúcar y tabaco de América. Estados Unidos propuso una salida económica mediante la compra de
la isla, pero los gobiernos de la Restauración no aceptaron.
• La falta de apoyos internacionales de España, debido a la política de neutralidad
impulsada por los gobiernos de la Restauración. Esto favoreció la intervención estadounidense en
un contexto de crisis coloniales en las que las potencias midieron sus fuerzas.
Las aspiraciones independentistas en Puerto Rico comienzan a manifestarse en 1821 pero no
generan revolución ni enfrentamientos. No obstante, la situación se irá enconando y en 23 de
septiembre de 1868 se lanza el Grito de Lares, grito de independencia contra España.La rebelión es
aplastada en poco tiempo. A pesar de esta derrota las relaciones de Puerto Rico con España no
volverán a ser iguales. En Puerto Rico a partir de 1869 elige sus propios diputados a las Cortes
españolas. No tienen autonomía política, aunque esta es una aspiración que se negocia con España
intensamente. La autonomía política llegará en 1897, cuando la presión de Estados Unidos sobre la
región es muy grande.
2.GUERRA EN EL CARIBE Y FILIPINAS.
En 1892 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano. Mientras en Filipinas se creó
la Liga Filipina, dirigida por José Rizal, que tras ser ejecutado por el general Polavieja, al mando
de las tropas españolas, fue sustituido por Emilio Aguinaldo. En 1895 estallaron de nuevo las
insurrecciones independentistas en Filipinas y Cuba. La reacción de España ante el movimiento
independentista fue muy violenta, sobre todo bajo el mando de Valeriano Weyler, capitán general
de Cuba, lo que aumentó la impopularidad española y desprestigió al Gobierno ante la opinión
pública estadounidense.
En 1895 estalló la última guerra de Cuba. Los cubanos se levantaron al grito de Baire de 24
de febrero de 1895 emitido por José Martí: “Viva Cuba libre”. La insurrección fue protagonizada
por un grupo de independentistas liderados por José Martí, cerebro de la insurrección y autor del
Manifiesto de Montecristi, verdadero programa independentista. La actitud negociadora del general
Martínez Campos, que tan buenos resultados le había propiciado años antes, se convirtió en una
táctica militar de aplastamiento a la insurrección. Al negarse a tomar medidas contra la población
civil, solicitó su regreso a la península. Al gobierno no le aquedó otra salida que el envío del general
Weyler, militar enérgico y buen conocedor de la isla. Weyler dividió el territorio mediante largas
líneas fortificadas al mar, como forma de evitar el apoyo civil a los sublevados. Se entraba así en
una guerra larga y dura como consecuencia del envío de armas, municiones y equipamientos varios
a los independentistas desde Estados Unidos. Un año después estalló la sublevación en Filipinas. En
ambos casos, la lucha fue encarnizada; los muertos se contaron por millares y los recursos gastados
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fueron inmensos.
En un intento por frenar la tensión, el Gobierno de Sagasta emprendió una política
apaciguadora y concedió una Constitución autonómica que entró en vigor en 1898, pero ya era
tarde. La autonomía no fue aceptada por los independentistas.
Otro hecho clave fue la subida a la presidencia estadounidense de McKinley. Estados
Unidos Estados Unidos tenía importantes inversiones en Cuba (que ascendían a unos 50 millones de
dólares) , y pronto mostró gran interés en el conflicto. Ya su antecesor, Cleveland, había retomado la
doctrina Monroe (“América para los americanos”) para reivindicar sus intereses en Cuba, pero fue
McKinley quien manifestó una clara determinación intervencionista sobre las posesiones españolas
en el Caribe y Filipinas.
En febrero de 1898 tuvo lugar un incidente: la voladura del Maine, un acorazado
estadounidense que se encontraba en el puerto de La Habana, en el que murieron más de 250
marinos norteamericanos. Aunque probablemente estalló a causa de algún accidente, la prensa y el
Gobierno de Estados Unidos culparon a España de la voladura y se ofrecieron a comprar la isla; los
políticos de la Restauración prefirieron una derrota honrosa antes que una paz comprada. La
opinión pública y la prensa españolas se mostraron, en general, muy belicistas y nacionalistas.
Estados Unidos declaró la guerra a España en abril de 1898. El conflicto se decidió en el
mar. En Filipinas, tras tres años de guerra contra los rebeldes, la situación parecía dominada gracias
a la labor del general Polavieja y de su sustituto Fernando Primo de Rivera. En la primavera de
1898, la flota de Estados Unidos, anclada en Hong Kong, se dirige a Filipinas. El 1 de mayo la flota
española es destruida en Cavite y el 14 de agosto cae Manila sin oponer resistencia, cuando ya se
había firmado el armisticio. En Cuba, el 3 de julio la flota del almirante Cervera es destruida por la
escuadra del almirante Sampson y el 17 se rendía Santiago de Cuba. A finales de julio las tropas
estadounidenses desembarcaban en Puerto Rico.
El 1 de octubre se negoció la Paz en París, y el 10 de diciembre de 1898, por el Tratado de
París, España renuncia a Cuba y cede a Estados Unidos Filipinas y Puerto Rico y la isla de Guam
en el archipiélago de Las Marianas a cambio de 20 millones de dólares. Cuba se convirtió en una
República independiente, aunque bajo la supervisión de Estados Unidos, mientras que Puerto Rico
y Filipinas quedaron bajo administración directa de los estadounidenses.
3.CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98.
La pérdida de las últimas colonias fue conocida en España como el desatre del 98, pero las
consecuencias no fueron tan terribles como suponían los gobiernos del régimen; no hubo grandes
disturbios, ni pronunciamientos militares. En parte supuso un alivio acabar de una forma u otra con
el problema.
En el ámbito económico, tampoco existieron graves consecuencias salvo la caída del textil
catalán y la pérdida de mercados. Peores sin duda fueron las pérdidas humanas: unos 120.000
muertos (la mitad, soldados españoles) y los efectos psicológicos y morales causados por el regreso
de los soldados heridos, en lamentables condiciones.
Ahora bien, el conflicto sí tuvo una serie de importantes repercusiones, entre las que
destacan las siguientes:
1) El resentimiento de los militares hacia los políticos, causado por la derrota y el sentimiento de
haber sido utilizados.
2) El crecimiento de un antimilitarismo popular. El reclutamiento para la Guerra de Cuba afectó a
los que no tenían recursos, pues la incorporación a filas podía evitarse pagando una cantidad. Esto
unido a las pérdidas humanas y a la repatriación de los soldados heridos y mutilados, incrementó el
rechazo de las clases populares hacia el Ejército. El movimiento obrero hizo campaña contra este
reclutamiento injusto, lo que provocó la animadversión de los militares hacia el pueblo y las
organizaciones obreras.
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4.EL REGENERACIONISMO.
Por otro lado, la pérdida de los restos del viejo imperio abrió un gran debate intelectual
sobre las causas que llevó a reflexionar sobre los males de la patria. Salieron a la palestra una serie
de discursos, de diferente configuración ideológica, pero coincidentes en la necesidad de
modernizar las estructuras básicas españolas en todos sus órdenes, tal como señalaron Joaquín
Costa, en su Oligarquía y caciquismo (el pensamiento de Costa se basó en una crítica radical al
sistema caciquil que había impedido la implantación de una verdadera democracia basada en las
clases medias y la modernización económica y social del país), o Ricardo Macías Picavea, en su
obra El problema nacional, de 1899.
Estas distintas actitudes, agrupadas con el nombre genérico de regeneracionismo
planteaban una estrategia de acción para transformar los tres planos fundamentales de la estructura
social:
-Desde el punto de vista político era preciso superar las prácticas caciquiles y oligárquicas, así
como que la política respondiese a los movimientos de opinión pública y a la libre controversia
entre los ciudadanos.
-En el plano social aspiraban a la constitución de un país de clase media, proyecto en el que la
instrucción pública era un elemento clave.
-En cuanto a la dimensión económica, algunas de las críticas se plasmaron en las protestas de las
Cámaras Agrarias y de Comercio, reunidas en Zaragoza en noviembre de 1898. Ambas formarían
en 1900 la Unión Nacional. Planteaban el fomento de la riqueza, las reformas administrativas, la
reducción de gastos del Estado, la descentralización, etc.
Además, el desastre del 98 sirvió de argumento para los nacionalismos periféricos, sobre
todo el vasco, como prueba de la necesidad de desvincularse de la moribunda España. Para
algunos sectores del catalanismo, era el momento de fomentar una regeneración española
orquestada desde la dinámica Cataluña.
Los políticos, en especial losconservadores, fueron sensibles al desastre. Los postulados del
regeneracionismo tuvieron acomodo en estos políticos, que emprendieron el esfuerzo de llevar a
cabo una renovación social y política del país desde el poder. En 1898, Silvela formó un gobierno
con Polavieja, Duran y Bas y Villaverde, que se proponía equilibrar el presupuesto, minimizar la
corrupción y descentralizar el país. No obstante, sus intentos regeneracionistas fracasaron, sobre
todo por las protestas contra las reformas fiscales, aunque consiguió una larga época de superávit
(hasta 1908) y estabilidad monetaria. Al tiempo, el ministro Dato sacaba adelante una ley que
regulaba el trabajo de mujeres y niños (1900) y otra sobre accidentes de trabajo.
El gobierno liberal de Sagasta que siguió al de Silvela ahondó en estas reformas al legislar el
derecho de huelga en 1902 y en hacer más laica a la sociedad española, reformando el Concordato
con el Vaticano, haciendo que la religión no fuera obligatoria en el bachillerato.
La otra gran figura del regeneracionismo conservador fue Antonio Maura, quien intentó
llevar a cabo un regeneracionismo “desde arriba”, es decir, reformas acometidas para evitar la
reacción violenta de las clases populares. La etapa de Maura fue breve, ya que su gobierno se vio
lastrado por dos acontecimientos: la guerra en Marruecos y la Semana Trágica de Barcelona. La
dura represión emprendida en los sucesos de Barcelona por el gobierno suscitó nueva protestas que
provocaron la dimisión de Maura.
Sin embargo, la mayoría de estos proyectos se estrellaron en las Cortes cuando eran
discutidos. Había muchos intereses enfrentados de la oligarquía, muchas facciones dentro de los
partidos que impidieron regenerar el sistema político ideado por Cánovas. El problema residía en
que no existían ni políticos ni organizaciones con la suficiente vocación o capacidad de liderazgo
para emprender reformas en profundidad desde dentro del sistema monárquico constitucional. Las
crecientes demandas sociales encontraron acomodo en ámbitos alternativos, como el
republicanismo o el socialismo.
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El modelo regeneracionista liberal tuvo su máxima expresión en la figura de José Canalejas.
Su proyecto abrió el debate sobre tres cuestiones de gran calado:
-Las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Canalejas intentó reducir la influencia religiosa en
España.
-La reordenación del Estado. Permitió la Mancomunidad de Cataluña (reunía a las cuatro
diputaciones en una sola institución).
-El avance de políticas sociales. La reducción del impuesto de consumos, algunas medidas para
regular el mundo laboral o la Ley de Reclutamiento (servicio militar obligatorio).
En noviembre de 1912 Canalejas fue asesinado por un pistolero anarquista, lo que truncó
definitivamente el espíritu regeneracionista y abrió un período de inestabilidad política que
desembocó en la dictadura de 1923.
CONCLUSIÓN
La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas dio lugar a lo que se conoce como crisis de
1898 o desastre de 1898.
La sociedad española en su conjunto se dio cuenta de que era necesario llevar a cabo una
profunda regeneración del país. Se llevaron a cabo algunos proyectos desde el poder, sin embargo,
no se podían acometer las profundas y necesarias reformas desde el sistema de la Restauración,
liderado por el Partido Consevador y el Partido Liberal, por lo que este sistema empezó a entrar en
crisis mientras que otras opciones políticas empezaron a cobrar importancia.
A pesar de la inestabilidad política, el sistema de la Restauración se mantuvo hasta 1923,
año en que Miguel Primo de Rivera lleva a cabo un golpe de Estado implantando una dictadura.
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