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Transcript
I
2016 CONCERTOS
A Escola na Cidade
Concertos Fin de Curso
dos alumnos do CAEO
MAIO-XUÑO 2016
Paraninfo da Universidade
Facultade de Xeografía e Historia
I
Mércores 25 de maio 20.30 h
JAVIER SÁNCHEZ GONZÁLEZ
fagot
CARLA FONTÁN COSTAS
violín
RAQUEL MIGUÉLEZ IGLESIAS
contrabaixo
| Escola de Altos Estudos Musicais |
JAVIER SÁNCHEZ GONZÁLEZ
fagot
Concerto para fagot en Fa maior, op. 75. Carl Maria von Weber
I. Allegro ma non troppo
II. Adagio
III. Rondo. Allegro
Carl Maria von Weber (1786-1826) fue natural de Eutin, una pequeña ciudad al norte
de Alemania. Su padre, un alto cargo dentro de la milicia, situaba a su familia dentro de
la burguesía alemana. Por otro lado, su madre fue cantante aficionada en pequeñas salas.
La combinación de estos antecedentes musicales junto con la prematura enfermedad de
Weber, provocan que el apoyo familiar sea una constante a lo largo de su vida. Weber
se ve obligado a acompañar a su familia en muchos de los recitales que su padre, un
enamorado de la práctica del violín, daba por Alemania y aquí comenzó el amor por la
música de un compositor que, aunque probablemente no tenga tantas medallas ni sea tan
conocido como sus contemporáneos Beethoven o Schubert, mereció el juicio de Richard
Wagner: “No existe un compositor más alemán que Carl Maria von Weber”.
Destacó en sus inicios como director de orquesta, teniendo bajo su batuta a las orquestas
de las ciudades de Breslau o Praga, y también como virtuoso del piano, realizando
numerosas giras por Europa. En el mundo de la composición, Weber escribió una gran
cantidad de conciertos para diferentes instrumentos, además de dos sinfonías y sus
sonatas para piano. En nuestros días es recordado sobre todo por su producción operística
y padre realmente de la ópera alemana, con El cazador furtivo y Oberón, obras que marcan
el camino de compositores como Mendelssohn, Berlioz y Wagner.
El Concierto para fagot y orquesta en Fa mayor, op. 75 fue compuesto en el año
1811, una época en la que había alcanzado ya el reconocimiento como director y como
compositor. De hecho, unos meses antes había compuesto su primer concierto para
clarinete, cuyo estreno tuvo tal repercusión que afamados instrumentistas rogaban a
Weber que les escribiese conciertos para poder interpretarlos. Aquí entra en juego el
encargo de Georg Friedrich Brandt, el fagotista de la Orquesta de la Corte de Munich, cuya
técnica y musicalidad asombraron a Weber, por lo que decidió aceptar este encargo.
La obra consta de una estructura clásica, con la habitual división en tres movimientos:
rápido-lento-rápido. En el primer movimiento podemos escuchar una introducción enérgica
y de gran sonoridad al utilizar toda la masa de cuerdas, que define muy bien este allegro
ma non troppo. A continuación, precediendo la entrada del solista, el timbal marca un
ritmo claro y robusto, siendo el principal aspecto que el compositor nos marca en este
movimiento. La forma sonata de este allegro ma non troppo se compatibiliza con los
pasajes virtuosísticos y sus melodías grandiosas y líricas. En su segundo movimiento, el
adagio, Weber busca las posibilidades expresivas del intérprete. Se desarrolla en el tono
de la subdominante, Si bemol mayor, y la línea melódica del fagot se puede comparar con
un aria de alguna de sus óperas, dando anchura a la armonía y al sonido, dentro de sus
matices suaves y pianísimos. Por último, en el tercer movimiento, el compositor vuelve a la
tonalidad principal de la obra, Fa mayor, allegro en forma de rondó. Este movimiento es el
culmen virtuosístico de la obra, debido a sus escalas tanto ligadas como en stacatto, sus
cambios de octavas y sus melodías rígidas, y a la vez con toques líricos.
CARLA FONTÁN COSTAS
Dentro del repertorio para fagot, este concierto es uno de los dos más representativos,
junto con el concierto que W. A. Mozart compuso para este instrumento. De hecho, la obra
de Mozart fue de gran inspiración para Weber, ya que en su etapa pre-romántica buscó sus
modelos en la forma y en la claridad compositiva del compositor salzburgués. Como dato
curioso dentro de esta relación entre ambos compositores, anotemos que una prima carnal
de Weber, Constanzce, fue de hecho la mujer de Mozart.
Tanta es la importancia que los historiadores de la música le dieron a Mozart como pianista
que casi ni se menciona que fue también un violinista de gran talento. Su padre, Johann Georg
Leopold Mozart, que era uno de los más calificados profesores de entonces, le escribió en una
ocasión: “Si al menos fueras justo contigo mismo... tú podrías ser el primer violinista de
Europa”; de hecho, la destreza violinística de Mozart fue el resultado del estudio con Leopold,
quien había editado el mismo año en que naciera Wolfgang, el “Manual para la ejecución del
violín”. Así, cuando Mozart viaja a Italia como niño prodigio en 1770, su maestría en el manejo
del violín era comparable a la de los más notables violinistas de la época.
violín
Concerto para violín nº 4 en Re maior, K. 218. Wolfgang Amadeus Mozart
I. Allegro
Concerto para violín en Re maior, op. 61. Ludwig van Beethoven
I. Allegro ma non troppo
Siendo concertino de la Orquesta de la Corte de Salzburgo, Mozart compuso sus cinco conciertos
para violín, seguramente los únicos, ya que otras dos obras similares que se le han atribuido
son de dudoso origen. Los cinco fueron escritos para que el mismo Mozart los diera a conocer
en calidad de solista y fueron creados en el corto periodo de tiempo que transcurre de abril a
diciembre de 1775, una premura que da cuenta de la agitación por componer nueva música,
para entretener el ocio cortesano.
El Concierto para violín y orquesta nº 4 en Re mayor es uno de los más virtuosísticos y
brillantes de todos los conciertos compuestos para este instrumento, y, junto con los números
3 y 5, son los más interpretados en la actualidad. Este concierto consta de tres movimientos
que representan la estructura de concierto clásico: allegro, andante cantábile y rondó. El
primer movimiento, que es el que se interpretará, tiene la estructura clásica de forma sonata:
exposición, desarrollo, reexposición. Al igual que en el concierto posterior, el número 5, este
concierto comienza su exposición con una introducción de carácter enérgico en la tonalidad
principal del concierto. A lo largo del movimiento aparecen distintas melodías que nos recuerdan
a la ópera, con sus distintos personajes. En la cadenza podemos ver los elementos temáticos
de todo el movimiento, de una forma más libre y personal.
El Concierto para violín en Re mayor de Beethoven fue un encargo de su amigo Franz
Clement, concertino y director de la Ópera de Viena desde 1802. Clement había dirigido el
estreno de la Heroica y le pidió un concierto para violín para interpretarlo en una gala benéfica
que tendría lugar el 23 de diciembre de 1806 en el Theater an der Wien. Beethoven aceptó
escribirlo, aunque componer para violín no le entusiasmaba. A los veinte años había intentado
componer un concierto en Bonn, del cual sólo llegó a escribir los primeros 259 compases. Buscó
aquella partitura y al repasar lo escrito lo aprovechó para el nuevo concierto. El plazo del encargo
era muy breve y trabajó a gran velocidad, entregando la partitura poco antes del estreno.
Clement dispuso pues de muy poco tiempo para preparar la obra y alguna versión señala que el
exceso de confianza en sí mismo le jugó una mala pasada, ya que la dificultad del concierto era
superior a la de cualquier otro que se hubiese escrito hasta la fecha para violín. En el estreno,
Clement se dedicó a alardear de su afamado virtuosismo, llegando a intercalar entre el primer
y segundo movimiento una sonata suya, tocada sobre una sola cuerda y con el violín al revés.
La obra, obviamente, no tuvo buena recepción por parte de los espectadores, y el Concierto
cayó en el olvido, considerado como imposible de tocar por los grandes virtuosos de entonces.
Sería Josef Joachim el que la rehabilitase en 1844, bajo las supervisión de Mendelssohn. Un
dato curioso es que poco después del estreno el pianista Muzio Clementi pidió a Beethoven
que realizara una versión para piano de este Concierto, cosa que el compositor hizo, añadiendo
además unas cadenzas, algo que no aparece en la partitura original.
El concierto está dividido en tres movimientos: allegro - larghetto -rondo. El primer movimiento
comienza con cuatro suaves golpes de timbal, un motivo recurrente en torno al cual se
desarrollarán todos los temas. La forma responde a la clásica de la sonata, aunque la exposición
difiere en varios aspectos ya que todos los temas son presentados primero por la orquesta y
luego por el solista. En la conclusión se incluye una cadenza de brillante virtuosismo.
RAQUEL MIGUÉLEZ IGLESIAS
contrabaixo
Concerto para contrabaixo e orquestra nº 2. Giacomo Bottesini
I. Allegro
II. Andante
Sonata en La menor, para arpeggione. D. 821. Franz Schubert
I. Allegro moderato
Kol Nidrei, op. 47. Max Bruch
Giovanni Bottesini (1821-1889)
Compositor italiano y uno de los músicos más activos del S XIX. Como virtuoso del contrabajo
recorrió todo el mundo en apoteósicas giras, ofreciendo composiciones propias, sin más
pretensión que la de mostrar el lucimiento del instrumento y la seducción del público. Tocaba
un instrumento de tres cuerdas, metáfora de su propia vida, desarrollada en tres faceta
simultáneas: como virtuoso del contrabajo, como compositor y como director. Su huella
pervive a través de su famoso “Método de Contrabajo”, que revolucionó la técnica del
instrumento. Su estilo se caracteriza por su eclecticismo: conservador en el fondo y en la
forma, pero lleno de encanto y brillantez por fuera.
Sobre el Concierto para contrabajo y orquesta nº 2, apunta André Lischké: “es sin
duda a su amor por la ópera y a su frecuente presencia en los fosos orquestales, a los
que debe este concierto, el ser algo más que un hábil ejercicio destinado a glorificar
un instrumento y por lo que, aún hoy, guarda todo su encanto”. Aunque es la música
compuesta por la que más se le recuerda, Bottesini escribió varias óperas, cuartetos
de cuerda con contrabajo, canciones para contrabajo y piano, música sacra y obras
orquestales. El 7 de Julio de 1889 murió en Parma, siendo considerado aun a día de hoy
uno de los mayores virtuosos del contrabajo de la historia.
Franz Schubert (1797-1828)
Lo primero que llama la atención en la vida y obra de Franz Schubert se refiere a la intensidad
de su producción musical en tan corto período de tiempo. Nacido en los alrededores de
Viena el 31 de enero de 1797, y fallecido en la ciudad imperial el 19 de noviembre de 1828,
el compositor no llegó a los treinta y dos años; sus obras musicales rondan el millar, según
el catálogo de Otto Erich Deutsch. Como las primeras obras fechadas lo han sido en 1810,
cuando el músico contaba con apenas trece años, esta enorme masa de música fue creada en
menos de dos décadas. Hoy, simplemente, nos parece imposible. Considerado el introductor
del romanticismo musical y continuador de la sonata clásica. Gran compositor de lieder, así
como de música para piano, de cámara y orquesta, los géneros musicales abordados por
Schubert al margen de sus canciones son, por otra parte, variadísimos. Pocos compositores
han elaborado tantas obras y tan distintas.
El arppegione, creado en 1823 por Johan Georg Staufer, fue un instrumento de cuerda,
medio guitarra y medio violonchelo, que denominó “arppegione” o “guitarra de amor”. La
prensa alabó sus cualidades tímbricas, la plenitud y la dulzura del sonido. Un tal Vicenz
Schuster, virtuoso y promotor del instrumento, encargó obras a diversos compositores, entre
ellos a Schubert, que respondió con esta Sonata escrita en noviembre de 1824, a toda
prisa y estrenada antes de acabar el año con el mismo compositor al piano. Resulta ser
una pieza encantadora, llena de misterio, hermosísima de inspiración melódica y con una
frescura de ideas conmovedora. Escrita en tres movimientos de no muy amplio desarrollo
sin excesivas pretensiones ni búsqueda de transcendencia, ha contribuido a retener en la
memoria colectiva el nombre de un instrumento efímero, del que no ha quedado apenas
rastro. Lo más habitual en su interpretación moderna es escucharla con violonchelo, aunque
no es infrecuente hacerlo con viola e incluso con el contrabajo. Si se examina la partitura, su
adaptación violinística tampoco es en absoluto descabellada. En cualquiera de las soluciones,
siempre nos quedará la duda de cómo sonaría en manos de aquel Schuster, tan empecinado
con el nuevo instrumento.
Max Bruch (1838-1920)
Excelente compositor alemán y director de orquesta de la época romántica, Max Bruch
pertenece a un grupo de autores que se han visto relegados a ocupar un puesto secundario
en la larga lista de compositores de la segunda mitad del siglo XIX. Esto no significa que
su producción sea de poco interés si nos atenemos a la calidad e inspiración de varias de
sus obras, como la Fantasía Escocesa nº 1 para violín y orquesta, op. 46 (1880), el Concierto
para violín en sol menor, op. 26 (1877) -ambas dedicadas a Sarasate- o el Kol Nidrei para
violonchelo y orquesta, op. 47 (1881) basado en melodías hebreas. Su catálogo cuenta con 93
obras entre las que se incluyen además cinco óperas líricas, tres sinfonías y un gran número
de composiciones corales y de cámara. Nacido en Colonia en 1838, se formó musicalmente
en su ciudad natal y en Frankfurt. Posteriormente ocupó la cátedra de composición de la
Escuela Superior de Música de Berlín y fue director de la Filarmónica de Liverpool y de las
orquestas de Mannheim, Coblenza, Berlín y Breslau.
Kol Nidrei, op. 47 se subtitula “Adagio sobre melodías hebreas”, dedicada a la comunidad
judía y publicada en 1881. Fue destinada al violonchelo, aunque ya en su época se hicieron
numerosas transcripciones. Entrando en un somero análisis, el contrabajo presenta un tema
tradicional hebreo, seguido de una serie de variaciones que ejecuta también el solista y
que conduce a la segunda parte de la obra; en ella el piano presenta una nueva melodía,
contrastante con la anterior, que más tarde es retomada por el solista.
Mércores 25 maio
JAVIER SÁNCHEZ GONZÁLEZ fagot
CARLA FONTÁN COSTAS violín
RAQUEL MIGUÉLEZ IGLESIAS contrabaixo
Carl Maria von Weber, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven,
Giacomo Bottesini, Franz Schubert e Max Bruch
CONCERTOS FIN DE CURSO*
Paraninfo da Universidade
Facultade de Xeografía e Historia
20.30 h
Luns 23 maio
LAIA ALBINYANA I VIRGILI frauta
AIDA LÓPEZ BORREGO violín
CÉSAR SÁNCHEZ MANTILLA violín
Johann Sebastian Bach, Karg Elert, Frank Martin, Wolfgang Amadeus Mozart,
Jean Sibelius, Felix Mendelssohn e Pablo de Sarasate
Martes 24 maio
JORGE GALÁN ADEGA violín
NEHIR AKANSU viola
CAROLINA RODRÍGUEZ CANOSA óboe
Wolfgang Amadeus Mozart, Camille Saint-Saens, Paul Hindemith,
Johann Sebastian Bach e Antal Dorati
| Escola de Altos Estudos Musicais |
Luns 6 xuño
FRANCISCO JOSÉ SÁNCHEZ BRUNO percusión
MIGUEL BLANCO PUENTE violoncello
SERGIO MONTERO DEL POZO viola
Andrew Thomas, Iannis Xenakis, Paul Hindemith,
Ludwig van Beethoven e Johannes Brahms
Martes 7 xuño
CARMEN PAVÓN RODRÍGUEZ violín
ISMAEL VIDAL RODRÍGUEZ trompa
MACARENA HERRERO PÉREZ violín
Wolfgang Amadeus Mozart, Maurice Ravel, Reinhold Gliere,
Alexander Glazunov e Piotr Ilich Tchaikovsky
Mércores 8 xuño
JUAN ANTONIO CARRILLO RIVODIGO violoncello
DIEGO ARAGÓN JIMÉNEZ trompeta
Franz Joseph Haydn, Gaspar Cassadó e Arthur Honegger
*Como colofón dos seus estudos, cada un dos alumnos do Curso Avanzado de Especialización Orquestral
participa nestes concertos públicos realizando unha interpretación solista destacada. As notas ao
programa que lles ofrecemos foron elaboradas polos propios intérpretes e na súa edición respectamos
o idioma orixinal no que foron escritas. A entrada destes concertos é libre ata completar aforo.
CONCERTO EXTRAORDINARIO**
Auditorio Abanca de Santiago
Rúa Preguntoiro, 23
Mércores 22 de xuño 21.00 h
I
LAIA ALBINYANA frauta
ISMAEL VIDAL trompa
DIEGO ARAGÓN trompeta
JUAN ANTONIO CARRILLO violoncello
MIGUEL BLANCO violoncello
AIDA LÓPEZ violín
JAVIER SÁNCHEZ fagot
RAQUEL MIGUÉLEZ contrabaixo
CÉSAR SÁNCHEZ violín
Antonio Vivaldi, Christoph Förster, Georg Philipp Telemann,
Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Carl Weber,
Giovanni Bottesini e Pablo de Sarasate
**Os alumnos do CAEO que alcanzan o nivel de excelencia
interpretan como solistas un programa acompañados pola Real Filharmonía de Galicia.
A entrada é gratuíta previa retirada de invitación
na billeteira do Teatro Principal (18:00-21:00 h, de martes a sábado)
ou no Auditorio Abanca de Santiago o día do concerto a partir das 20:00 h.