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Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
[en línea]. Disponible en http://continuum.aeped.es
Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades
infecciosas prevalentes.
Módulo: Infecciones del Sistema Nervioso Central
Autor: Antonio J. Conejo Fernández. Doctor en Medicina. Especialista en
Pediatría y Áreas Específicas. Responsable del área de Infectología Pediátrica
del Hospital Vithas Xanit Internacional. Facultativo Especialista de Área en la
Unidad de Gestión Clínica de Cuidados Críticos y Urgencias Pediátricas del
Hospital Regional Universitario Materno Infantil de Málaga.
Descripción: En este módulo se desarrollarán los aspectos básicos de las
principales infecciones que afectan al Sistema Nervioso Central. Además, se
destacarán los aspectos esenciales de algunos procesos de naturaleza
autoinmune que también afectan al SNC y que deben ser considerados en el
diagnóstico diferencial de estas infecciones.
Índice:
1. Meningitis aguda
a. Definición
b. Etiología
c. Epidemiología
d. Clínica
e. Diagnóstico
f. Tratamiento
i. Medidas generales
ii. Manejo hidroelectrolítico
iii. Anticonvulsivantes
iv. Corticoides
v. Antibioticoterapia
g. Quimioprofilaxis
h. Prevención
2. Encefalitis aguda
a. Definición y etiología
b. Clínica
c. Diagnóstico
d. Tratamiento
i. Medidas generales
ii. Antivirales
iii. Inmunoterapia
e. Pronóstico
3. Absceso cerebral
a. Definición
b. Etiología
c. Etiopatogenia
d. Clínica y pronóstico
e. Diagnóstico
f. Tratamiento
g. Otras infecciones supurativas intracraneales
i. Absceso epidural
ii. Empiema subdural
4. Bibliografía
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
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Puntos clave:

La etiología de la meningitis depende en gran medida de la edad del
paciente y de sus factores de riesgo.

La meningitis bacteriana aguda es una emergencia médica que precisa
un rápido diagnóstico y un inicio precoz del tratamiento antibiótico.

La mayoría de las meningitis virales son de curso benigno y
autolimitado.

La meningitis tuberculosa suele tener un curso insidioso y se asocia con
frecuencia a afectación de pares craneales.

La punción lumbar es la técnica clave para el diagnóstico de la
meningitis,
por
lo
que
es
capital
conocer
sus
indicaciones,
contraindicaciones y técnica de ejecución de forma correcta.

La encefalitis herpética es la más frecuente de las encefalitis virales. Se
asocia a una elevada morbimortalidad, por lo que debemos tener un alto
índice de sospecha ante casos sugerentes.

Cada vez se describen con más frecuencia encefalitis de naturaleza
autoinmune, que deben ser diferenciadas de las de causa infecciosa
debido a su manejo e implicaciones pronósticas específicas.

Los abscesos cerebrales suelen ser de etiología polimicrobiana y
precisan un enfoque multidisciplinar, ya que el tratamiento suele incluir
drenaje quirúrgico y antibioticoterapia prolongada.
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1. Meningitis aguda
a. Definición
La meningitis puede definirse como un proceso inflamatorio agudo de las
meninges (piamadre, aracnoides y espacio subaracnoideo) que se produce en
respuesta a la presencia de gérmenes en el líquido cefalorraquídeo (LCR).
Según la naturaleza de dicho germen, se diferencian 3 grandes grupos de
meningitis1,2:
1. Meningitis bacteriana.
2. Meningitis vírica, también llamada meningitis aséptica o de líquido claro.
3. Meningitis tuberculosa.
b. Etiología
Aunque potencialmente cualquier microorganismo es capaz de producir
invasión meníngea, solo un grupo reducido de ellos engloban a la inmensa
mayoría de los casos que se producen en pacientes comunitarios 2.
Los microorganismos más frecuentemente implicados, que en el caso de
la meningitis bacteriana dependen de la edad del paciente, se muestra en las
tablas 1 y 21,3,4. Dentro de esa lista se encuentran algunos patógenos
emergentes, como el virus de la Toscana, con cada vez más casos descritos
en nuestro país5.
Tabla 1. Etiología de la meningitis bacteriana
< 1 mes
1-3 meses
S. agalactiae
S. agalactiae
E. coli
E. coli
L. monocytogenes
N. meningitidis
S. pneumoniae
Bacterias entéricas
H. influenzae
grammnegativas
> 3 meses
N. meningitidis
S. pnemoniae
Tabla 2. Etiología de la meningitis vírica
Enterovirus (80 %): Echovirus (serotipos 30, 9, 6 y 4), coxackievirus
Raros: influenza, VHS 1, VHH 6, VVZ, virus Toscana
Muy raros: VHS 2-6-7, CMV, VEB, primoinfección VIH, virus respiratorios,
sarampión, adenovirus, virus del Nilo occidental.
VHS: virus herpes simple, VHH: virus herpes humano. VVZ: virus varicela zóster,
CMV: citomegalovirus, VEB: virus de Epstein-Barr, VIH: virus de la inmunodeficiencia
humana.
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Para saber más:
Guía de práctica clínica sobre Enfermedad Meningocócica Invasora del
Ministerio de Sanidad
http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_525_EMI_ICS_compl.pdf
c. Epidemiología
La incidencia de meningitis bacteriana ha ido descendiendo de forma
progresiva en nuestro medio gracias al desarrollo de vacunas efectivas frente a
la mayoría de las bacterias implicadas tradicionalmente en estos cuadros.
Los datos de la Red de Vigilancia Epidemiológica revelan una incidencia
de enfermedad meningocócica invasora en España de 0,74 casos por 100 000
habitantes durante el año 2013. De ellos, el 71 % de los casos fueron
producidos por el serogrupo B. La mayoría de ellos se produjeron en niños
menores de 4 años, sobre todo en menores de 1 año, donde la incidencia
ascendió a 11,21 casos por 100 000 habitantes6.
El 10,2 % de los casos de enfermedad neumocócica invasora
declarados en 2013, entre las que se encuentra la meningitis, se produjeron en
niños menores de 5 años. Los serotipos más frecuentes han sido el 3, el 1, el
22F y el 19A6.
La meningitis por Haemophilus es hoy en día excepcional gracias a la
vacunación sistemática.
Para saber más:
Resultados de la vigilancia epidemiológica de las enfermedades transmisibles.
Informe anal del año 2013. Instituto de Salud Carlos III.
http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-servicios-cientifico-tecnicos/fdvigilancias-alertas/fd-enfermedades/RENAVE_informe_anual2013.pdf
d. Clínica
Meningitis bacteriana
Las manifestaciones clínicas dependen de la edad del huésped, de el
tiempo de evolución, de los gérmenes implicados y de la respuesta del
huésped ante la infección2,3.
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En la meningitis meningocócica, es frecuente la aparición de un
exantema petequial o maculopapuloso confluente, de bordes mal definidos,
que suele afectar a palmas y a plantas. En los casos graves acompañados de
sepsis, se pueden observar grandes placas purpúricas con afectación
universal. Las crisis convulsivas parciales son típicas, aunque no exclusivas, de
las meningitis neumocócicas.
En general, los síntomas son más inespecíficos cuanto menor es la edad
del paciente.
a. Menores de 1 mes: Los síntomas a esta edad son totalmente
inespecíficos, pudiendo manifestarse como irritabilidad, rechazo de las
tomas, ictericia, letargia, convulsiones, apneas, distermia (fiebre o
hipotermia), etc. Esto hace que se exija un elevado índice de sospecha y
que el cumplimiento de los protocolos de fiebre sin foco sea estricto en
este grupo de edad.
b. Lactantes y niños pequeños: suele presentarse fiebre de manera
prácticamente constante. Esta se puede acompañar de irritabilidad,
vómitos, alteración del nivel de conciencia, convulsiones, etc. En
ocasiones, pueden aparecer signos de hipertensión intracraneal, sobre
todo en pacientes mayores con la fontanela cerrada.
c. Niños mayores y adolescentes: en este grupo de edad, los síntomas
son prácticamente similares a los que se producen en la edad adulta, con
fiebre, decaimiento, mialgias, cefalea y fotofobia. Los signos meníngeos
son frecuentemente positivos.
Meningitis vírica
En general, la clínica de la meningitis vírica es superponible a la de la
meningitis bacteriana, pero la repercusión sistémica y la afectación de otros
órganos es mucho menor o inexistente. Pueden existir antecedentes de
infección respiratoria superior los días previos, pero suele ser un cuadro de
instauración brusca. La fiebre es el signo más frecuente y la cefalea, el síntoma
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más frecuente. Los signos meníngeos suelen estar presentes, pero su
ausencia no descarta la meningitis vírica.
Meningitis tuberculosa3,7
Se
producen
principalmente
en menores de 3
años,
tras la
primoinfección y se acompaña de afectación pulmonar hasta en el 50 % de los
casos. El inicio puede ser brusco, sobre todo en lactantes y niños pequeños,
pero lo más frecuente es que los síntomas se vayan haciendo patentes de
forma gradual a lo largo de varias semanas. Además de los síntomas típicos de
meningitis, es característica la vasculitis cerebral, predominantemente en la
base, con afectación de los pares craneales III, VI y VII. También es frecuente
la aparición de hidrocefalia.
e. Diagnóstico
La meningitis bacteriana es una emergencia médica, por lo que una vez
establecida la sospecha clínica, el inicio de los procedimientos diagnósticoterapéuticos pertinentes debe producirse rápidamente. La mortalidad sin
tratamiento se aproxima al 100 % y la precocidad del inicio del mismo es un
factor directamente relacionado con la morbimortalidad y las secuelas a lago
plazo2.
El pronóstico de la meningitis tuberculosa, si bien en general es de curso
subagudo y no precisa normalmente una actuación tan urgente, también se
relaciona de forma directa con la precocidad del inicio del tratamiento. La
recuperación suele ser completa en los casos tratados precozmente, mientras
que la mayoría de los supervivientes que se diagnostican y se tratan en
estados
más
avanzados
quedarán
con
alguna
secuela
neurológica
permanente7.
La meningitis viral, por el contrario, es de curso autolimitado y la
importancia de su diagnóstico preciso radica más en descartar otras causas de
afectación meníngea aguda.
El diagnóstico de sospecha se debe establecer en base a los hallazgos
de la anamnesis y la exploración física. Sin embargo,
la sensibilidad y
especificidad de los mismos es muy baja en los pacientes de menor edad.
Incluso en pacientes mayores, algunos trabajos recientes estiman que los
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signos clásicos de Kernig y Brudzinsky solo están presentes en alrededor del
30 y el 50 % respectivamente de los casos confirmados de meningitis, aunque
con un valor predictivo positivo relativamente alto (77 % y 81 %
respectivamente)8. Pese a todo, el grado de afectación del estado general y la
aparición de algunos signos o síntomas específicos (exantema petequial, crisis
focales, afectación de pares craneales, etc.) pueden orientar al diagnóstico
diferencial entre las distintas etiologías.
Material adicional:
Signo de Kernig: https://youtu.be/PlFSiMUFxD0
Signo de Brudzinsky: https://youtu.be/l6ynaO3c3VI
En todo paciente en que se sospeche una meningitis aguda, además de
la anamnesis y la exploración física, se recomienda que se realice las
siguientes exploraciones complementarias:
-
Hemograma: la leucocitosis y la neutrofilia son hallazgos
sugerentes
de
meningitis
bacteriana,
fundamentalmente
neumocócica. El hemograma suele ser normal en los demás
casos.
-
Bioquímica básica, incluyendo función renal y hepática: además
de las posibles alteraciones iónicas, pueden alertar de
afectación sistémica en el contexto de sepsis-meningitis. Se
recomienda que la determinación de la glucemia se realice lo
más cercana posible al momento de realizar la punción lumbar
(PL).
-
Coagulación: útil tanto para la valoración del posible síndrome
de respuesta inflamatoria sistémica asociado como para
considerar la pertinencia de realizar la punción lumbar.
-
Hemocultivo, aunque su rendimiento es bajo.
-
Reactantes de fase aguda (proteína C reactiva (PCR) y
procalcitonina (PCT)): su elevación es altamente sugerente de
meningitis bacteriana. La PCT, aunque su disponibilidad es
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menor,
ha
demostrado
mejor
perfil
de
sensibilidad
y
especificidad que la PCR.
-
Pruebas de neuroimagen (tomografía computarizada (TC),
resonancia magnética (RM), ecografía transfontalenar): si
existen dudas diagnósticas respecto a existencia de procesos
expansivos intracraneales.
Punción lumbar (PL)
Es la prueba capital para confirmar o descartar el diagnóstico y filiar el
posible germen causal en base a los hallazgos citoquímicos, que se
confirmarán mediante el cultivo o la PCR del LCR. Los valores de glucorraquia
se deben comparar con las cifras de glucemia lo más cercana posible en el
tiempo a la realización de la PL. Si no se dispone de una glucemia reciente, se
recomienda realizar una determinación capilar en el momento de la PL.
Tabla 3. Interpretación de la citoquímica del LCR
Leucocitos/mcl
Valores normales
- Prematuros
0-23 (PMN > 40-60%)
- RNT < 7 días
0-20 (PMN > 50-60%)
- RNT 7 – 28 días
0-20 (PMN > 20%)
- Niños > 1 mes
0-6 (PMN 0%)
Proteínas (g/l)
Glucosa (mg/dl)*
0,45 – 2
0,2 – 1,4
0,15 – 1
0,1 – 0,45
30 – 100
35 – 80
40 – 80
40 – 80
Meningitis bacteriana
50 – 30000 (PMN)
>1
< 40
Meningitis vírica
< 500 (linfocitos)
< 0,5
Normal
Meningitis tuberculosa
25 – 100 (linfocitos)
>1
< 40
Meningitis por hongos
50 – 500 (linfocitos)
>1
Normal o < 40
Infección de VDVP
> 50 (PMN)
>1
Normal o < 40
*Glucosa normal: 44 – 128 % de la glucemia en < de 1 mes y 50 – 60 % de la glucemia
en > de 1 mes.
Debe ser practicada en todo paciente con sospecha clínica de meningitis
una vez que se han descartado los procesos expansivos intracraneales
mediante los hallazgos clínicos o la TC a menos que exista alguna
contraindicación para la misma. El material necesario y la técnica de ejecución
se pueden consultar en un vídeo explicativo en el apartado de material
adicional.
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Tabla 4. Indicaciones y contraindicaciones de la PL
Indicaciones
1. Síntomas neurológicos
 Signos meníngeos
 Alteración del nivel de conciencia o focalidad neurológica una vez que
se han excluido otras causas (tóxicos, procesos expansivos
intracraneales).
2. Sepsis
 Se debe realizar de forma sistemática en todo paciente con
diagnóstico de sepsis.
 En este caso, la realización de la PL NO ES URGENTE,
debiéndose garantizar primero la estabilidad hemodinámica y
respiratoria del paciente.
3. Otras indicaciones
 Fiebre sin foco: se recomienda en neonatos menores de 1 mes con
aspecto séptico (sistemáticamente en los menores de 15 días). Se
debería considerar también antes del inicio de antibioterapia de amplio
espectro en el resto de supuestos.
 Infección del tracto urinario en < 1 mes. Se puede valorar en menores
de 3 meses.
 Bacteriemia oculta meningocócica
Contraindicaciones de PL inmediata
1. Inestabilidad respiratoria
2. Inestabilidad hemodinámica
3. Signos de hipertensión intracraneal
4. Status convulsivo
5. Deterioro rápido del nivel de conciencia (Glasgow < 8)
6. Infección en la zona de punción
7. Coagulopatía grave o plaquetopenia < 50000 plaquetas/cc
En caso de producirse una punción traumática, habrá corregir los
resultados obtenidos en la muestra con alguna de las fórmulas disponibles para
estimar el resultado real:

Hemograma normal: descontar 1 leucocito por cada 700 hematíes
en el LCR.

Hemograma anormal: leucocitos en LCR debidos a la punción =
leucocitos en sangre x (hematíes en LCR/hematíes en sangre). La
cifra real de leucocitos será la medida en el LCR menos los
leucocitos debidos a la punción estimados según la fórmula.
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Si está disponible, la realización de la prueba rápida antigénica frente a
neumococo (BinaxNOW ®) en el LCR proporciona una valiosa información dada
su elevada sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de este patógeno.
Material adicional:
Vídeo explicativo con el material y la técnica para realizar una PL en Pediatría:
https://youtu.be/Z0akCoB9OIc
f. Tratamiento
La meningitis vírica es una infección autolimitada, por lo que su
tratamiento se basará en el tratamiento analgésico, las medidas generales y,
en el caso de que se decida ingreso hospitalario, la osmoterapia. Los pacientes
diagnosticados de meningitis viral pueden ser dados de alta a domicilio si se
cumplen una serie de condiciones9.
Tabla 5. Criterios de tratamiento domiciliario en meningitis de probable origen viral
 Edad > 2 años
 No tratamiento antibiótico previo
 Buen estado general y ausencia de clínica neurológica
 > 12 horas de evolución
 Ausencia de gérmenes en la tinción de Gram
 Pleocitosis moderada (< 1000 células/cc) con predominio de
mononucleares o pleocitosis leve (< 100 células/cc) aunque exista
predominio de PMN
 Glucorraquia normal
 Buen ambiente familiar
 Fácil accesibilidad al hospital y posibilidad de control ambulatorio en
24 horas
Deben cumplirse todas las condiciones
Tomado de referencia 9
i. Medidas generales
Se recomienda mantener una posición semiincorporada, con el cabecero
de la cama a 30º, y mantener un ambiente tranquilo, limitando el ruido, la luz y
las visitas.
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Si existiera alteración del nivel de conciencia, es recomendable dejar al
paciente en dieta absoluta y colocar una sonda nasogástrica de descarga para
evitar los posibles broncoaspirados.
La fiebre debe tratarse enérgicamente, sobre todo en presencia de
hipertensión intracraneal.
Se recomienda el uso de fármacos gastroprotectores siempre que se
indique la administración de corticoides.
ii. Manejo hidroelectrolítico
Se recomienda mantener la normovolemia con tendencia a la
hipernatremia (140 – 150 mEq/l) con el objetivo de contribuir a evitar el edema
cerebral. Esto se puede lograr mediante la utilización de fluidoterapia iso o
hipertónica y con un control seriado del ionograma sanguíneo, sobre todo
durante las primeras 24 – 48 horas.
La hiperglucemia > 200 mg/dl se ha asociado a mayor morbimortalidad
en este contexto, por lo que su control debe ser agresivo.
iii. Anticonvulsivantes
Se recomiendan en el caso de que existan crisis comiciales, no
administrándose de forma profiláctica en ausencia de las mismas. Los
fármacos más usados son:

Fenitoína: 20 mg/kg IV (dosis de carga). Después: 10 mg/kg/d divididos
en 2-3 dosis.

Fenobarbital (de elección en neonatos): 15 – 20 mg/kg IV (dosis de
carga). Después: 3 – 5 mg/kg/d.
iv. Corticoides
La administración de dexametasona está indicada en las meningitis por
Haemophilus, hoy día excepcionales, y en la meningitis tuberculosa, con una
dosis de 0,15 mg/kg/6 horas (máximo 10 mg/día) durante 2-4 días en la
meningitis por Haemophilus y durante 3 semanas con pauta descendente
durante otras 3 semanas en el caso de la meningitis tuberculosa. Su uso solo
está estudiado en pacientes de más de 6 semanas de vida. Se recomienda que
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la administración de la primera dosis se realice 15-30 minutos antes de la
primera dosis de antibiótico.
En las meningitis neumocócica, su indicación es controvertida, aunque
datos recientes parecen sugerir que su administración antes o al mismo tiempo
que inicio del antibiótico podría disminuir la mortalidad10.
En las meningitis meningocócicas no se recomienda de forma
sistemática.
El objetivo de la administración de corticoides es la disminución de la
sordera neurosensorial y otras secuelas neurológicas.
En principal inconveniente del uso de corticoides en este contexto es la
potencial disminución de los niveles de antibiótico en LCR, parámetro de
capital importancia, sobre todo en el caso de gérmenes resistentes. Otro
aspecto negativo es el enmascaramiento de la fiebre como parámetro
evolutivo.
v. Antibioticoterapia
Para orientar el diagnóstico diferencial entre meningitis bacteriana y la
de otras etiologías y por tanto establecer la indicación o no del inicio del
tratamiento antibiótico, se pueden usar el score de Boyer corregido.
Tabla 6. Score de Boyer corregido
Puntos
0
1
2
Temperatura
< 39,5ºC
> 39,5ºC
Petequias
Ausentes
Presentes
Signos meníngeos
Ausentes
Presentes
Proteínas LCR (g/l)
< 0,9
0,9 – 1,4
> 1,4
Glucosa LCR (mg/dl)
35
35 – 20
< 20
Leucocitos LCR (céls/cc)
< 1000
1000 – 4000
> 4000
% PMN LCR
< 60
> 60
Leucocitos
en
sangre < 15 000
> 15 000
(céls/cc)
% cayados en sangre
<6
6 – 14
> 14
 5 puntos: probable etiología bacteriana  iniciar tratamiento antibiótico
 3 – 4 puntos: posible etiología bacteriana  iniciar tratamiento antibiótico según
el estado general
 < 2 puntos: improbable etiología bacteriana  no iniciar tratamiento antibiótico
salvo que haya alguna de las siguientes excepciones: inestabilidad clínica,
edad < 3 meses, tratamiento antibiótico previo o presencia de algún factor de
riesgo (portador de válvula de derivación ventrículo-peritoneal, traumatismo
craneal, neurocirugía, mielomeningocele, quemado, inmunodeprimido).
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Meningitis bacteriana
El tratamiento antibiótico empírico dependerá de la etiología más
probable según la edad y de la presencia o no de algunos factores de riesgo. El
resultado de la tinción de Gram o del antígeno neumocócico en el LCR también
deben ser tenidos en cuenta a la hora de la elección del antibiótico.
a. Pacientes sin factores de riesgo
a. Menores de 1 mes: ampicilina 200-300 mg/kg/d en 4 dosis +
Cefotaxima 200-300 mg/kg/d en 4 dosis.
b. Mayores de 1 mes: Cefotaxima 200 mg/kg/d en 4 dosis.
c. Sospecha de meningitis neumocócica: < 2 años, focalidad
neurológica, convulsiones, fractura craneal, fístula LCR,
mastoiditis concomitante, asplenia anatómica o funcional,
síndrome nefrótico, inmunodeficiencia (sobre todo humoral,
déficits de complemento y VIH), diabetes mellitus, insuficiencia
renal crónica: cefotaxima 300 mg/kg/d en 4 dosis +
vancomicina 60 mg/kg/d en 4 dosis.
Pese a que las resistencias del neumococo a los betalactámicos están
en descenso gracias, en gran medida, a la elevada eficacia de la vacuna
tridecavalente conjugada frente a los serotipos resistentes, todavía se
recomiendan dosis altas hasta que las coberturas nacionales con dicha vacuna
sean elevadas de forma uniforme y se constate que este descenso de las
resistencias se mantiene en el tiempo.
b. Pacientes con factores de riesgo
a. Portadores de válvula de derivación ventrículo-peritoneal: los
gérmenes más frecuentes son S. epidermidis, S. aureus y las
enterobacterias. El tratamiento recomendado incluye la
retirada o externalización del catéter. En cuanto al tratamiento
antibiótico, se recomienda el uso de cefotaxima o ceftazidima
+ vancomicina. Se recomiendan al menos 3 cultivos de LCR
negativos antes de la reinserción de la válvula. La duración
recomendada del tratamiento antibiótico es hasta 7-10 días
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después de la esterilización de la válvula. No existe consenso
en
el
uso
de
antibioticoterapia
intratecal,
debiéndose
individualizar la actitud en estos casos.
b. Fístula de LCR, traumatismo craneoencefálico o pacientes
neuroquirúrgicos: en estos casos predominan S. aureus, S.
epidermidis, enterobacterias y neumococo. El tratamiento
recomendado es cefotaxima + vancomicina.
c. Mielomeningocele y pacientes quemados: los gérmenes
predominantes son S. aureus, S. epidermidis, Pseudomonas y
enterobacterias. El tratamiento recomendado es vancomicina
+ ceftazidima o meropenem.
d. Inmunodeprimidos:
los
gérmenes
más
frecuentes
son
neumococo, enterobacterias, Pseudomonas y Listeria. Los
antibióticos recomendados son vancomicina + ceftazidima o
meropenem.
e. Prematuros ingresados en unidades de Neonatología con
meningitis tardía: dado el predominio de enterobacterias,
Listeria y S. agalactiae, se recomienda tratamiento con
meropenem + vancomicina.
Meningitis tuberculosa11
El tratamiento de la meningitis tuberculosa es complejo, por lo que se
recomienda que estos casos sean derivados a centros de referencia. En
general, se recomienda:
•
Periodo de inducción (2 meses): isoniazida + rifampicina + pirazinamida
+ un cuarto fármaco, que puede ser:
◦
Etambutol: recomendado sobre todo en pacientes mayores de
cuatro años, ya que la monitorización de los eventos adversos a
nivel ocular es relativamente sencilla.
◦
Aminoglucósido
(estreptomicina
intramuscular
o
amikacina
intravenosa): recomendado en pacientes menores de cuatro años
o con patología previa del nervio óptico.
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
Periodo de mantenimiento (10 meses): isoniazida + rifampicina en caso
de cepas sensibles. El cuarto fármaco se puede suspender antes si se
demuestra la sensibilidad de la cepa infectante al tratamiento habitual.
Se recomiendan análisis periódicos del LCR para monitorizar la
respuesta clínica y tratamiento corticoideo durante 6 semanas.
El
tratamiento
en
los
casos
de
cepas
resistentes
debe
ser
individualizado y guiado por especialistas con experiencia.
h. Quimioprofilaxis
Se recomienda solo en los casos de meningitis por Haemophilus y en la
meningitis
meningocócica.
Las
indicaciones
concretas
y
pautas
de
quimioprofilaxis se pueden encontrar detalladas y actualizadas en el Manual
on-line de vacunas del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española
de Pediatría, cuyos enlaces se pueden encontrar en el apartado de material
adicional.
Material adicional:
Quimioprofilaxis de la meningitis por meningococo del Manual en línea del CAV
http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-30#11
Quimioprofilaxis de la meningitis por Haemophilus del Manual en línea del CAV
http://vacunasaep.org/documentos/manual/cap-27#11
g. Prevención
Actualmente se disponen de vacunas conjugadas efectivas frente a casi
todos los microorganismos responsables de la gran mayoría de las meningitis a
nivel mundial.
La
vacunación
sistemática
con
vacunas
conjugadas
frente
a
Haemophilus influenzae tipo b y meningococo C ha hecho que la enfermedad
invasora ocasionada por estas bacterias haya casi desaparecido en la práctica
clínica.
En lo que respecta al neumococo, el reciente anuncio de la inclusión de
la vacuna antineumocócica conjugada en España durante este año puede
suponer un gran avance en el control de la enfermedad neumocócica invasora,
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sobre todo si se opta por la vacuna tridecavalente dada la importancia de los
serotipos 1, 3 y 19A.
Sin embargo, no existe en el momento actual un
posicionamiento oficial en cuanto al tipo de vacuna conjugada que se incluirá
en cada comunidad autónoma, lo cual podría ocasionar más desigualdades en
términos de vacunación dentro del territorio nacional.
En cuanto al meningococo distinto del C, se dispone de vacunas
conjugadas tetravalentes frente a los serotipos A,C,W e Y, aunque actualmente
solo se recomiendan ante viajes a zonas endémicas. En las últimas
recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de
Pediatría para el año 2016, sin embargo, ya se recoge la posibilidad de sustituir
la dosis de refuerzo de vacuna frente a meningococo B de los 12 años por una
dosis de vacuna tetravalente12. Esto se debe al desarrollo de los medios de
transporte y a los grandes flujos humanos actuales, que hacen que los límites
regionales en términos de epidemiología sean relativamente frágiles. Por
último, se espera que durante el segundo trimestre de este año vuelva a las
farmacias comunitarias la vacuna frente a meningococo B después de los
problemas de abastecimiento sufridos por empresa comercializadora. Esta
vacuna no está financiada por el Sistema Nacional de Salud, aunque el Comité
Asesor de Vacunas de la AEP recomienda su administración a todos los niños
mayores de 2 meses, según las pautas recogidas en su ficha técnica12.
Material adicional:
Calendario de vacunas de la AEP 2016
http://vacunasaep.org/profesionales/calendario-de-vacunaciones-de-la-aep2016s
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2. Encefalitis aguda
a. Definición y etiología
La encefalitis infecciosa es la inflamación del sistema nervioso central,
generalmente secundaria a una infección viral. De los más de 200 virus ligados
hasta la fecha con patología humana, al menos 100 pueden infectar el SNC o
producir alteraciones en el mismo por mecanismo inmune 13. Se logra identificar
al agente infeccioso en el 15-60 % de los casos de encefalitis. Los virus más
frecuentemente aislados son el virus herpes simple (VHS) 1 y 2, este último en
neonatos, el virus de Epstein-Barr (VEB), el citomegalovirus (CMV), los virus
del herpes humano (VHH) 6 y 7 y los enterovirus. En ausencia de vacuna, el
virus varicela-zóster (VVZ) también se asocia a patología neurológica en un
porcentaje considerable de casos4. En los últimos años se describen cada vez
más caso por otros virus emergentes, como el virus del Nilo occidental, de
especial relevancia en EE. UU. o el virus de la Toscana, del que se han
descrito ya algunos casos en adultos en España. Si bien estos virus son los
más frecuentes, existen otros muchos agentes que se han relacionado con
casos de encefalitis en el ser humano.
Tabla 7. Etiología de la encefalitis infecciosa
Virus
Bacterias
Otros
Neonatos
 S. agalactiae
 VHS 1 y 2
 Citrobacter
 Enterovirus
 Listeria
 Adenovirus
Niños
y
 Mycoplasma
 Enterovirus
 Criptococosis
adolescentes
 Bartonella
 Herpesvirus
 Histoplasmosis
 Treponema
 Adenovirus
 Blastomicosis
 Leptospira
 VRS
 Coccidiomicosos
 Brucella
 Parainfluenza
 Malaria
 Listeria
 Influenza A y B
 Tripanosomiasis
 Legionella
 Hepatitis A y B
 Rickettsia
 Parotiditis
 M. tuberculosis
 Rubéola
 Rabia
 Arbovirus
 Coriomeningitis
linfocitaria
 VIH
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Además de la causas infecciosas, cada vez se describen más casos de
encefalitis de naturaleza autoinmune. Entre ellas, destacan la encefalomielitis
aguda diseminada (EMDA), responsable de hasta el 15 % de las encefalitis en
la infancia13 y que puede ser desencadenada por algunas infecciones virales o
algunas vacunas, fundamentalmente la triple vírica, la encefalitis postinfecciosa, generalmente ligada a la infección por Mycoplasma spp., o la cada
vez más relevante encefalitis por anticuerpos anti-receptor del N-metil-Daspartato (NMDA).
La encefalitis anti-receptor NMDA se describió por primera vez en
adultos como síndrome paraneoplásico asociado a tumores ováricos. Sin
embargo, la mayoría de los casos observados en la edad pediátrica son
idiopáticos, siendo muy infrecuente su asociación con patología oncológica15.
No se hará mención a otras causas de encefalitis infecciosas,
excepcionales en nuestro medio, como la rabia o la las encefalitis por algunos
arbovirus (encefalitis japonesa, encefalitis centroeuropea, virus La Crosse, etc.)
ni a otras encefalitis autoinmunes más infrecuentes (encefalitis límbica,
encefalopatía de Hashimoto, etc.).
b. Clínica
Los síntomas sistémicos que suelen acompañar a la encefalitis
infecciosa suelen ser malestar general, fiebre, odinofagia, nauseas, vómitos,
adenopatías, tiritona, etc13. La presencia de algunos exantemas puede orientar
hacia algunas etiologías concretas, como sucede en el caso del exantema
vesiculoso y el VVZ o el VHS o el exantema maculoso confluente en las
encefalitis post-infecciosas por Mycoplasma ssp. En el caso de las encefalitis
autoinmunes post-infecciosas o secundarias a vacunación, suele existir un
periodo variable de alrededor de 1 – 2 semanas entre el antecedente y el inicio
de los síntomas neurológicos, que son indistinguibles de los de la encefalitis
infecciosa.
Dichas manifestaciones neurológicas suelen tener un inicio más o
menos brusco, a lo largo de 24-72 horas, y pueden incluir cefalea, meningismo,
disfunción visual, ataxia y alteración de conciencia en grado variable (desde
ligera somnolencia hasta coma). La encefalitis por VEB pueden asociar
metamorfopsias y síndrome de Alicia en el País de las Maravillas. Las
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convulsiones pueden aparecer hasta en el 50 % de los casos. Las crisis
parciales, simples o complejas, con foco temporal son características, aunque
no exclusivas, de la encefalitis por VHS. La presencia de fiebre debe orientar
hacia una etiología infecciosa, aunque ésta puede no aparece durante los
primeros días.
La clínica de la encefalitis puramente autoinmune (encefalitis antireceptor NMDA), por el contrario, suele ser de inicio insidioso, a lo largo de días
o semanas. Aunque la clínica puede ser totalmente superponible a la encefalitis
infecciosa, los síntomas más prominentes suelen ser los neuropsiquiátrios,
como ansiedad, agitación, alucinaciones o disfunción de memoria. También
son frecuentes las alteraciones motoras (coreoatetosis o disquinesias faciales).
En general, la ausencia de fiebre puede orientar más hacia esta etiología
autoinmune.
En los neonatos, los síntomas pueden ser totalmente inespecíficos,
debiendo considerar el diagnóstico de encefalitis en casos de irritabilidad,
rechazo de la alimentación, hipotonía, letargia, convulsiones, etc.
c. Diagnóstico
Anamnesis y exploración física
En la anamnesis se deben tener en cuenta los antecedentes de
vacunación, enfermedades exantemáticas recientes o viajes a zonas
endémicas.
Durante el periodo neonatal, es importante recoger el antecedente de
herpes materno.
En la exploración se debe hacer hincapié en el apartado neurológico,
realizándose una valoración objetiva del nivel de conciencia con la escala del
coma de Glasgow y valorando las posibles alteraciones de la movilidad.
Pruebas de laboratorio
No suelen observarse alteraciones en el hemograma o la bioquímica de
los pacientes afectos de cualquier tipo de encefalitis. Los reactantes de fase
aguda son normales la mayoría de la veces, aunque pueden estar
discretamente aumentados.
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El LCR puede ser normal en todos los tipos de encefalitis, sobre todo
durante los primeros días de clínica. En ocasiones, puede aparecer los
siguientes hallazgos:

Proteínas: puede existir pleocitosis, que habitualmente oscila entre 5 y
500 células/cc. La celularidad suele ser mixta, con predominio de
linfocitos y monocitos, aunque puede existir un predominio de neutrófilos
durante las primeras horas.

Proteinorraquia:
las proteínas en LCR pueden estar algo elevadas,
generalmente < 1 g/l.

Glucorraquia: la glucosa en el LCR suele ser normal, aunque en algunas
ocasiones puede verse discretamente disminuida (30 - 40 % de la
glucemia).

Bandas oligoclonales: pueden estar presentes en los casos de EMDA o
de encefalitis anti-receptor NMDA, aunque no es un hallazgo específico.

PCR: se recomienda que se obtengan muestras para la realización de
PCR viral en todos los casos sospechosos (VHS 1-2, VEB, CMV, VHH
6-7, además de otros patógenos específicos según la sospecha clínica),
lo que permitirá el diagnóstico de confirmación. La rentabilidad de la
PCR viral para el VHS alcanza su mayor sensibilidad y especificidad (98
% y 94 % respectivamente) cuando se realiza entre el 6º y el 10º día de
clínica, siendo relativamente menos rentable cuando se realiza durante
las primeras 72 horas (sensibilidad 70 %, especificidad 75 %) por la
escasa afectación del LCR durante las fases iniciales de la enfermedad.
Si se obtiene un resultado negativo en fases iniciales en casos de alta
sospecha, se puede valorar repetir la PCR en un segundo tiempo para
confirmar el diagnóstico etiológico15.

Anticuerpos IgG anti-receptor NMDA: aunque también pueden ser
detectados en suero, la sensibilidad es mayor cuando se detectan en
LCR. Su determinación en LCR es recomendable ante casos
sospechosos. Su presencia en el LCR supone el diagnóstico de certeza
de la encefalitis anti-receptor NMDA.
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Electroencefalograma
El EEG puede ser de utilidad a la hora de evaluar la gravedad de la
afectación y puede proporcionar alguna pista sobre la etiología. La presencia
de ondas lentas o punta-ondas en la región temporal es característica de la
encefalitis herpética. La encefalitis anti-receptor NMDA puede presentar de
forma un patrón conocido como “extreme delta brush”, específico de esta
patología y caracterizado por una actividad delta rítmica a 1 – 3 Hz con rachas
sobreimpuestas de actividad beta a 20 – 30 Hz sobre cada onda delta16.
Pruebas de imagen
La RMN puede también puede proporcionar información valiosa a la
hora de estimar el grado de afectación y filiar el origen de la encefalitis, aunque
en ocasiones será normal. La afectación del lóbulo temporal es altamente
sugestiva de encefalitis herpética, aunque también pueden verse afectadas
otras regiones, como la circunvolución del cíngulo, la región orbitofrontal o la
ínsula. En estas regiones puede apreciarse un aumento de captación de
gadolinio en la secuencia T1 y un aumento de intensidad en las secuencias T2,
FLAIR y de restricción a consecuencia de las lesiones necrohemorrágicas
características del VHS. Por otro lado, se pueden observar anomalías a nivel
focal en los ganglios basales en los casos de encefalitis por VEB. En los casos
de encefalitis autoinmune (EMDA o anti-receptor NMDA), es característica la
afectación multifocal a nivel de la sustancia blanca, similares a las visibles en
otras patologías desmielinizantes como la esclerosis múltiple (EM). Se
recomienda en estos casos completar el estudio con una RMN medular en
busca de lesiones desmielinizantes a este nivel.
Aunque, como ya se ha comentado, la asociación entre tumores
ováricos y encefalitis anti-receptor NMDA es muy infrecuente en la edad
pediátrica, se recomienda realizar estudios de imagen a nivel abdominal
(ecografía, RMN) en los casos sospechosos o confirmados que se den en
pacientes de sexo femenino.
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d. Tratamiento
i. Medidas generales
Todo paciente con encefalitis sospechada o confirmada debe recibir
tratamiento estándar de soporte, lo que incluye sueroterapia de mantenimiento
iso o hipertónica, corrección de la posibles alteraciones hidroelectrolíticas,
control térmico y de la glucemia, sedoanalgesia acorde a la situación clínica y
tratamiento de las crisis convulsivas si existieran.
En casos de depresión profunda del nivel de conciencia que no permita
mantener una vía aérea estable, se debe valorar la intubación y conexión a
ventilación mecánica. Los casos con afectación neurológica grave deben
permanecer ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos.
Se debe prestar especial atención a la aparición de signos de
hipertensión intracraneal y/o edema cerebral, sobre todo en el contexto de la
encefalitis herpética, en cuyo caso se recomienda manejo agresivo para
conseguir normalizar al PIC.
ii. Antibióticos
El uso de macrólidos en pacientes en los que se sospeche etiología
post-infecciosa por Mycoplasma es controvertido, ya que todavía no está
totalmente aclarado el papel de la invasión directa del germen en el SNC frente
al mecanismo puramente inmune, aunque probablemente ambos pueden
participar en distinta medida en cada paciente 17. Si se decide administrarlos,
una opción puede ser la claritromicina 15 mg/kg/d repartidos en 2 dosis.
En los casos en que no sea posible descartar la meningitis bacteriana,
se asociará el tratamiento de la misma.
iii. Antivirales
La mayoría de las encefalitis virales carecen de tratamiento antiviral
específico y solo se beneficiarán de las medidas generales de soporte.
Aciclovir
Es el tratamiento de elección de la encefalitis herpética. También se ha
usado en infecciones por otros herpesvirus, como en la encefalitis postvaricela,
aunque
en
este
caso
el
mecanismo
patogénico
principal
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probablemente sea el autoinmune y el beneficio del tratamiento antiviral es
discutido. No está recomendado ante encefalitis de otras etiologías, aunque
dada la frecuencia y gravedad de la infección por VHS, muchos profesionales
optan en la práctica por iniciar tratamiento con aciclovir ante toda sospecha de
encefalitis a la espera de los resultados de PCR del LCR.
La dosis recomendada es de 20 mg/kg/8 horas IV en menores de 12
años y de 10 mg/kg/8 horas en niños de 12 años o más. Se recomienda
mantener el tratamiento durante 14 – 21 días. La principal toxicidad del
aciclovir es a nivel renal, por lo que se recomienda control estrecho de la
función renal y evitar otros fármacos potencialmente nefrotóxicos 15.
Ganciclovir
Los pacientes con encefalitis por CMV puede beneficiarse del
tratamiento con ganciclovir (10-12 mg/kg/d dividido en 2 dosis durante 14-21
días). Puede producir leucopenia, por lo que se recomienda control semanal de
hemograma.
Foscarnet
El foscarnet se ha demostrado útil en las encefalitis por CMV resistentes
a ganciclovir. Puede usarse asociado a ganciclovir en paciente VIH con
inmonosupresión grave. La dosis habitual es 40 mg/kg/8 horas durante 5
semanas. La principal toxicidad es a nivel renal.
iv. Inmunoterapia
Aunque las pautas de tratamiento de las encefalitis inmunomediadas
(encefalitis post-infecciosas, EMDA, encefalitis anti-receptor NMDA) son objeto
de debate y no existe consenso al respecto, los corticosteroides suelen
constituir el tratamiento de primera elección. El más utilizado es la
metilprednisolona a dosis de 15 – 30 mg/kg/d (máximo 1 g/día) dividido en 4
dosis durante 3 – 5 días, seguido de prednisona oral 1 – 2 mg/kg/d durante 10
– 14 días, con retirada paulatina posterior durante 4 – 6 semanas. En los caso
más leves, puede valorarse un ciclo de metiprednisolona 2 mg/kg/d durante 15
– 20 días18.
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
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Otras opciones utilizadas como tratamiento de primera línea o ante fallo
terapéutico tras los corticoides son la inmunoglobulina endovenosa
(IGEV)
inespecífica (400 mg/kg/d durante 5 días para una dosis total de 2 g/kg) o la
plasmaféresis.
Este tratamiento de primera línea es ineficaz hasta en el 50 % de los
pacientes afectos de encefalitis anti-receptor NMDA14,19. En estos casos, las
opciones terapéuticas más utilizadas actualmente son el rituximab y la
ciclosporina. Ambos fármacos, solos o en combinación, se han mostrado
eficaces en casos refractarios a los tratamientos de primera línea, aunque
dados los potenciales efectos adversos de la ciclosporina en la edad pediátrica
(oncogénesis, infertilidad, fallo gonadal prematuro), la mayoría de los pediatras
suelen reservarla como última opción19.
e. Pronóstico
La morbimortalidad y posibilidad de secuelas tras la encefalitis varía
enormemente en virtud del agente causal.
La encefalitis por enterovirus distintos de la polio es generalmente
autolimitada y de pronóstico benigno, con menos del 10 % de secuelas y
prácticamente no asociada a mortalidad. En el extremo opuesto se encuentra
la encefalitis herpética, que presenta una mortalidad aproximada del 10 % y
una tasa de secuelas que puede ser superior al 40 % aún en presencia de un
diagnóstico y tratamiento correctos.
No obstante, el inicio precoz del
tratamiento antiviral mejora el pronósico de estos pacientes. El grado de
afectación inicial también es un factor relacionado con el pronóstico
neurológico.
El pronóstico es generalmente favorable en las encefalomielitis
inmunomediadas. Aproximadamente un 20 % de las EMDA pueden tener
recaídas, en cuyo caso debe considerarse el diagnóstico diferencial con la EM.
La mayoría de los pacientes afectos de una encefalitis anti-receptor NMDA
consiguen la recuperación completa, aunque en no pocas ocasiones puede
precisarse un periodo prolongado de rehabilitación, de hasta 12 – 24 meses.
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
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3. Absceso cerebral
a. Etiopatogenia
Los abscesos cerebrales puede estar causados por bacterias, parásitos
u hongos. Estos microorganismos pueden llegar al parénquima cerebral por 3
mecanismos diferentes: por contigüidad desde un foco ORL u odontógeno, por
inoculación directa en el caso de traumatismos o cirugías o por diseminación
hematógena. Se identifica alguno de estos mecanismos patogénicos hasta en
el 75 % de los abscesos cerebrales en edad pediátrica, aunque el 25 % de
ellos sigue considerándose criptogénico.
En general, las mayoría de los abscesos bacterianos de etiología
conocida son polimicrobianos. Las bacterias más frecuentemente implicadas
son los estreptococos anaeróbicos (hasta en el 70 %), bacilos gramnegativos
anaerobios (20 – 40 %), enterobacterias (20 – 30 %) y Staphylococcus aureus
(10 – 15 %). Los hongos son los responsables de aproximadamente el 1 – 5 %
de los abscesos cerebrales en edad pediátrica. En recién nacidos y lactantes,
es frecuente la participación de Citrobacter koserii y Enterobacter spp.
Sin embargo, los gérmenes implicados en los abscesos cerebrales
dependen en gran medida del mecanismo patogénico que los ha ocasionado, y
estos, a su vez, de los factores de riesgo presentes en el huésped.
En la tabla 8 se resumen los principales gérmenes implicados en base al
mecanismo patogénico y los factores predisponentes del huésped.
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
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Tabla 8. Factores predisponentes y etiología de los abscesos cerebrales
Mecanismo patógeno Factores predisponentes
Etiología más frecuente
Contigüidad
Otitis media o mastoiditis
Flora mixta, enterobacterias,
Bacteroides
spp.,
estreptococos anaerobios y
aeróbicos,
Pseudomonas
aeruginosa.
S. aureus, S. pneumoniae, S.
Sinusitis
pyogenes,
Haemophilus,
Pseudomonas, enterobacterias
S. viridans, S. milleri, S.
Infección dental
auerues,
estreptococos
anareobios, Bacteroides spp.,
Fusobacterium
spp.,
Propionibacterium, Prevotella
Meningitis
Inoculación directa
Diseminación
hematógena
Staphylococcus
Haemophilus
Salmonella spp.
spp.,
influenzae,
Trauma penetrante o post- Neumococo, S. aureus, S.
epidermidis,
Pseudomonas,
operatorio de neurocirugía
enterobacterias
Neumococo, Haemophilus spp.
Cardiopatía congénita
Neutropenia
Bacilos
gramnegativos
aeróbicos, Aspergillus spp.,
Cándida spp., Scedoporium
spp
Aspergillus spp., Candida spp.,
Paciente trasplantado
Scedoporium
spp.,
enterobacterias, Nocardia spp.,
Toxoplasma gondii.
T. gondii, Nocardia spp.,
VIH
Micobacterium spp., Listeria
monocytogenes, Cryptococcus
neoformans
Citrobacter koseri, Enterobacter
Neonatos
sakazakii.
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b. Clínica y pronóstico
El espectro clínico del absceso cerebral es amplio, abarcando desde
casos casi asintomáticos hasta otros de evolución fulminante. Entre los factores
que influyen en la agresividad de la presentación clínica, destacan la virulencia
del germen, el estado inmune del huésped y la localización anatómica de la
lesión.
La tirada sintomática clásica incluye la presencia de fiebre, cefalea y
focalidad neurológica, aunque esta asociación solo está presente en el 15 –
30 % de los casos.
La cefalea es el síntoma más frecuente (hasta el 75 %) y puede ser
variable en intensidad y localización. El aumento de intensidad brusco del dolor
en este contexto, generalmente asociado a la aparición de meningismo,
pueden ser signos de ruptura del absceso al espacio ventricular, lo que supone
una complicación de elevada mortalidad.
Los signos de focalidad neurológica vendrán definidos por la localización
y el tamaño de la lesión y del edema circundante. Así mismo, pueden aparecer
signos de hipertensión intracraneal, crisis convulsivas, alteración del nivel de
conciencia, etc.
En neonatos y lactantes pequeños, los síntomas pueden ser altamente
inespecíficos (llanto, irritabilidad, etc.), tal y como se ha comentado en los
apartados anteriores.
La mortalidad global de los abscesos cerebrales en edad pediátrica es
aproximadamente del 10 %.
Entre
las
posibles
secuelas,
destacan
los
déficits
neurológico
persistentes, la hidrocefalia o la epilepsia sintomática.
c. Diagnóstico
Aunque puede haber algunas alteraciones analíticas inespecíficas
(leucocitosis con neutrofilia, discreto aumento de los reactantes de fase aguda,
etc.), el diagnóstico de los abscesos cerebrales se basa en los estudios de
neuroimagen. La punción lumbar no está indicada por no aportar información
relevante y suponer riesgo de enclavamiento.
Por su amplia disponibilidad, se recomienda la realización de una TC
craneal con contraste ante toda sospecha de absceso cerebral. La sensibilidad
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de la TC con contraste el la identificación, cuantificación y localización de los
abscesos cerebrales situados fuera de la fosa posterior es cercana al 100 %.
La imagen típica es la de una zona hipodensa rodeada de un anillo hiperdenso,
en ocasiones con edema periférico. Como inconvenientes, además del hecho
de emplear radiación ionizante y de su baja sensibilidad par el estudio de la
fosa posterior, se describe su menor sensibilidad a la hora de detectar
cerebritis no capsuladas en estados precoces de evolución y la dificultad en
ocasiones para diferenciar los abscesos de otras lesiones quísticas o tumores.
La RMN es la prueba de elección para definir de forma precisa las
características del absceso y debería realizarse en cuanto esté disponible en
todos los casos. Ayuda a limitar mejor la lesión, permite un estudio completo de
la fosa posterior y diferencia mejor los abscesos del resto de patologías
ocupantes de espacio, por lo que es de gran ayuda a la hora de planear la
cirugía o drenaje de la lesión. El absceso se presenta como una imagen
hipointensa en las secuencias T1 con un realce anular tras la administración de
contraste. En las secuencia potenciadas en T2, puede observarse la cápsula
hipointensa rodeada de edema periférico hiperintenso. El centro de la lesión
aparecerá iso o hiperintenso. En las secuencias de difusión, podrá observarse
un área hiperintensa con restricción de la difusión. Como inconvenientes, la
RMN es una prueba prolongada, que generalmente requiere sedación y que no
está disponible en todos los centros.
En neonatos y lactantes pequeños con la fontanela abierta, puede
realizarse el estudio por ecografía.
El EEG puede mostrar signos de sufrimiento cerebral focal.
El diagnóstico microbiológico se basará en el cultivo del aspirado del
material purulento en el momento del drenaje. Se recomienda realizar
hemocultivo en todos los casos, aunque su rendimiento es muy bajo.
d. Tratamiento
El abordaje de los abscesos cerebrales debe ser multidisciplinar, ya que
se basa en la suma del drenaje quirúrgico del mismo y el tratamiento
antibiótico,
lo
que
exige
la
participación
de
Infectología
Neurocirugía, Cuidados Intensivos Pediátricos, Radiología, etc.
Pediátrica,
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El tratamiento médico como medida única estará indicado cuando la
lesión esté en fase de cerebritis no capsulada, haya abscesos ya formados
pero sean de pequeño tamaño (< 2 – 3 cm), la lesión se sitúe en una
localización poco accesible quirúrgicamente o existan múltiples lesiones,
siempre que no exista hipertensión intracraneal y la afectación clínica
neurológica sea nula. El tratamiento empírico recomendado según los factores
de riesgo en cada caso queda resumido en la tabla 9.
Tabla 9. Tratamiento empírico de los abscesos cerebrales
Factores predisponentes
Tratamiento empírico
Otitis media o mastoiditis
Cefotaxima + metronidazol
Sinusitis
Penicilina o cefotaxima + metronidazol
Infección dental
Penicilina o cefotaxima + metronidazol
Meningitis
Cefotaxima + vancomicina
Trauma penetrante o postoperatorio de neurocirugía
Cardiopatía congénita
Paciente inmunodeprimido
Cloxacilina o vancomicina + cefotaxima o
ceftazidima
Cefotaxima + metronidazol
Ceftazidima + vancomicina + metronidazol
( valorar sulfadiazina + pirimetamina en paciente
VIH)
Cefotaxima o ceftriaxona
Ceftazidima + vancomicina + metronidazol
Neonatos
Absceso criptogenético
La duración de la antibioticoterapia es objeto de controversia.
Tradicionalmente se han recomendado tratamientos parenterales de entre 6 y 8
semanas, aunque la duración puede ser mayor en los que casos en que no sea
posible el drenaje quirúrgico y siempre basándonos en la evolución clínica y
radiológica del paciente. En aquellos casos en que la extirpación del absceso
haya sido completa y el paciente no presente otras comorbilidades, podrían
ser suficientes 3 – 4 semanas.
La técnica utilizada para el drenaje puede ser la escisión, la punción
esteroatáxica o el drenaje simple.
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Otros tratamientos

Corticoides: El uso de corticoides es controvertido, ya que mejora el
edema cerebral, disminuyendo la presión intracraneal, pero disminuyen
la respuesta inmune a la infección y la penetración del antibiótico en el
LCR. El más usado es la dexametasona 0,6 mg/kg/d en 2 – 4 tomas.

Anticonvulsivantes: Indicados si hay crisis epilépticas. Normalmente no
se usan como profilaxis.

Medidas generales: Similar a lo descrito en el resto de patologías:
control térmico, mantener la normoglucemia, suero de protección
cerebral, tratamiento agresivo de la hipertensión intracraneal, etc.
e. Otras infecciones supuradas intracraneales
i. Absceso epidural
Es la acumulación de material purulento entre el cráneo y la duramadre.
En la mayoría de las ocasiones se originan secundariamente a sinusitis, por un
mecanismo traumático o como complicación de una cirugía. Los gérmenes
implicados dependen del foco primario de infección, observándose también con
frecuencia etiología polimicrobiana.
La clínica es variable, superponible a la del absceso, y suele ser de
inicio progresivo durante algunos días. La presencia de convulsiones es rara.
Pueden asociarse los signos de infección local de la infección que origina el
absceso (tumefacción local de la herida quirúrgica, clínica de sinusitis, etc.).
El diagnóstico se realiza mediante estudios de imagen, donde se
muestra como una colección extraaxial de morfología lenticular e hipodensa en
la TC. En la RMN, las lesiones se presentan cono isointensas en T1 e
hiperintensas en T2, con captación periférica de contraste.
El tratamiento es similar al de los abscesos cerebrales y está basado en
el drenaje precoz y la antibioticoterapia prolongada.
En ausencia de otras lesiones (empiema subdural), la mortalidad del absceso
epidural es casi nula.
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
[en línea]. Disponible en http://continuum.aeped.es
ii. Empiema subdural
Colección de material purulento entre la duramadre y la aracnoides. En
la mayoría de las ocasiones, se presentan como complicaciones supurativas
por expansión local de infecciones del oído medio o los senos paranasales,
aunque también pueden ser secundarios a meningitis bacteriana.
Además de los signos de la patología primaria, siendo frecuente la
otorrea, los pacientes afectos pueden presentar meningismo, crisis comiciales,
focalidad neurológica y signos de hipertensión intracraneal.
Las manifestaciones radiológicas son similares a las observadas en los
abscesos epidurales, pudiéndose distinguir de estos en que los empiemas
subdurales adquieren morfología de luna creciente.
El tratamiento se basa en el drenaje quirúrgico y el tratamiento
antibiótico. La morbilidad asociada al empiema subdural es superior a la
asociada al absceso epidural, existiendo riesgo de epilepsia sintomática,
absceso cerebral, trombosis venosa cerebral o afectación neurológica focal, de
tal forma que hasta el 15 % de los afectados quedan con alguna secuela. La
mortalidad se situa en torno al 10 %.
Conejo Fernández A. Infectología Pediátrica. Actualización en enfermedades infecciosas prevalentes. Continuum 2016.
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