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EL HERMANO SEGÚN SU FUNDADOR, EL PADRE ANDRÉS COINDRE
No tenemos ningún escrito que trata explícitamente sobre el tema, pero hay algo que nos puede ayudar. El hermano
Estanislao, archivista del Instituto, publicó el Anuario nº 60 (1965-1966) un extenso artículo titulado “El Hermano del
Sagrado Corazón según nuestro Fundador el padre Andrés Coindre. Los apartados de su artículo eran:
1- Religiosos
2- Viviendo juntos en la caridad y animados del espíritu de familia
3- Despojados del espíritu del mundo
4- Guiados por las Reglas
5- Enteramente sumisos a la voluntad de Dios. Obedientes
6- Pobres. Dignos
7- Humildes
8- Mortificados y castos
9- Ilusionados y valientes
10- Maestros en la clase
11- Consagrado enteramente a los Corazones de Jesús y de María.
Como fuentes utilizó las cartas dirigidas al hermano Borja, la Reglas elaboradas para las Damas de los Sagrados
Corazones de Jesús y de María y que fueron también las nuestras, la Máximas recogidas por las religiosas y una carta
dirigida a ellas.
Aquí se presenta este artículo ligeramente variado en su redacción.
EL HERMANO DEL SAGRADO CORAZÓN SEGÚN SU FUNDAD0R
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 RELIGIOSOS
En 1817 había organizado un centro de acogida para niños y adolescentes desamparados a
fin de proporcionarles instrucción religiosa y profana junto con el aprendizaje de un oficio. Había
logrado la colaboración de algunos maestros para poner en marcha esta obra.
Pero, como ya sabréis por las Memorias del Hermano Javier, la obra todavía estaba “en
mantillas", y yo no podía ocuparme al cien por cien a esa obra porque estaba muy solicitado para
predicar Misiones y también me daba cuenta de que no podía contar con la fidelidad perseverante
de los auxiliares. De este modo la obra nunca se consolidaría. Entonces a mi mente y a mi
corazón me vino una fuerte inspiración: fundaría una congragación de religiosos hermanos.
A los primeros hermanos les propuse como modelo a Jesucristo en persona. Con estas
palabras les animaba en su vocación incipiente: Jesucristo quiso ennoblecer las acciones más
insignificantes, las que son en sí mismas más despreciables. Practicó la pobreza y también la
humildad que el mundo tanto desdeña, a fin de que tengáis a honra el caminar siguiendo sus
huellas. Y les recordaba que no fue el orgullo, ni el interés personal, ni el deseo de placeres los
que le embarcaron en esta aventura, ni los que le inducía a perseverar; fue el deseo de ponerse al
servicio de los niños y jóvenes más necesitados y de este modo reconocer a Jesús en ellos.. ¿Qué
más se necesitaba?
El medio por excelencia para conservar el fervor y el celo, en otras palabras, para cumplir
con las propias obligaciones de religioso y apóstol fue, y sigue siendo en la actualidad, el
recuerdo persistente de que estamos en la presencia de Dios, presencia que se encarna en los
niños y jóvenes a los que educáis. Os invito durante este retiro a meditar estas palabras que
dirigía a los primeros hermanos:
Debemos representarnos a Dios alrededor de nosotros, dentro de nosotros y con
nosotros, pues ciertamente está dondequiera que estemos. Está en nosotros más que
nosotros mismos: Él nos rodea, nos llena. Él está en todo nuestro ser y en cada una
de las partes que lo constituyen. Adondequiera que dirijamos nuestros pasos, Él es
quien nos conduce. Este pensamiento de la presencia de Dios es un poderoso
remedio contra el pecado y es el gran medio por el que los santos hicieron tantos
progresos en la virtud. Cuando uno está enamorado de alguien, piensa sin cesar en
la persona amada y querría hablar de ella en todo momento. Del mismo modo, los
que están penetrados del amor de Dios, no viven sino para Él, no desean mayor
felicidad que amarle; desearían pensar continuamente en Él y, si fuesen dueños de
todos los corazones, los ofrecerían a su divino Maestro, felices de poder brindarle
tan estimable don.
Y si vienen dificultades no olvidéis que habéis sido elegidos entre muchos otros, y que
como antaño a sus Apóstoles, cuando todos le abandonaban, Jesús os dice: “¿También vosotros
queréis abandonarme?”
Santidad, dinamismo y trabajo, y todo estará a salvo.
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 VIVIENDO EN COMUN1DAD VITALIZADOS POR UN ACENDRADO ESPIRITU DE FAMILIA
Cuando pensé en formar una congregación religiosa para hacerse cargo dela educación de los
niños y muchachos del Pío Socorro, la quise de hermanos.
Sí, estaba convencido que nada más loable que un santo empeño por tender juntos, como
hermanos, a la perfección. De esta manera si estimuláis los unos a los otros, os animáis
mutuamente con el ejemplo, las provechosas sugerencias y la oración a progresar día tras día en la
práctica del bien.
Lo que profesáis como religiosos es la caridad. Y esa caridad se manifiesta de manera peculiar
en la humildad. Por tanto la mansedumbre y la humildad, que os puse como lema de la
Congregación, han de mantener la unión a que estáis obligados de por vida con vuestros
hermanos. No habéis de ser ni ambiciosos ni suspicaces para con vuestros hermanos; debéis
atribuirles siempre las mejores intenciones sin suponer nunca que las tengan aviesas. Haced lo
imposible, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos, por no tener más que un sólo corazón y
una sola alma en comunidad, solo en eso se halla la felicidad.
La caridad más abierta os lleva a todos a sosteneros mutuamente, a indicaros con el mayor tacto
vuestras faltas, a mantener dentro de la Congregación un amor cordial y la unión que reinaba entre
los primeros cristianos, quienes no formaban sino un corazón y una sola alma. En el sentimiento
de vuestra miseria descubrirán un tesoro hecho de paciencia y humildad cristiana para la debilidad
de los demás.
A los hermanos les pedía que a las nueve de la mañana, sin dejar su trabajo, tomaran la piadosa
costumbre de reunirse todos en el Corazón Santo de Nuestro Señor rogándole que les bendijera y
les guardara a todos en su santo amor. ¿No podríais hacer algo parecido?
Puesto que formáis una familia fomentad el amor mutuo, la unión de corazones, la confianza de
los unos en los otros y el interés por la obra, que es de todos. Estad persuadidos de que, por medio
del ejemplo y los esfuerzos orientados hacia el bien general, el Instituto tendrá vigor y responderá
satisfactoriamente a su meta.
Hace falta que todos se preocupen por la Obra; que nadie se desanime e inquiete. Os repito las
palabras que dirigí tantas veces a los primeros hermanos: “Si sois santos y trabajadores, vuestro
futuro no se extinguirá nunca". Permaneced muy unidos entre sí; sed santos; esmeraos con todo
interés por acreditar la institución tanto como lo suelen hacer los padres de familia.
Que todos, según sus posibilidades toméis a pecho el trabajo con el interés más vivo y activo.
Nadie se duerma ni nadie piense que tal o cual desarreglo no es de su incumbencia. No es que os
toque poner remedio, pero a todos os toca verlo y oírlo todo, dar cuenta de ello al Hermano
Superior y dejarle las manos libres para ordenar lo más conveniente.
Para terminar os recomiendo que os abstengáis de ocuparse de vuestro empleo movidos por el
amor propio. La división sería la mayor de las desgracias. Un reino dividido contra sí mismo, dice
nuestro Salvador, por fuerza ha de caer”.
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 DESPROVISTOS DEL ESPÍRITU DEL MUNDO
Nos vemos obligados a vivir en el mundo ya que tenemos que ejercer el apostolado, pero hemos
de preservarnos de su espíritu que es frívolo, que no se jacta sino de apariencias, cuya única
forma de seguir es la moda, que va tras la alabanza y que apenas cree en la rectitud de la
abnegación y de la virtud.
«Habéis abandonado el mundo, es verdad; pero, ¿no os queda todavía algún apego,
complacencia o deseo de ser alabadas? Si no los reprimimos, estos sentimientos vician nuestros
actos, nos arrebatan el mérito y nos impiden realizar el bien que podríamos hacer. Esforcémonos
para hacernos indiferentes a cuanto se pueda decir o pensar de nosotros; que esta consideración
no entre para nada en la práctica de nuestras buenas obras. El mundo, que actúa casi siempre
movido por el interés, no puede creer que la virtud impulse a las almas generosas a obrar
únicamente por la gloria de Dios. La gente del mundo es esclava de la opinión pública, siempre
ansiosa de obtener la aprobación y con el temor de no alcanzarla: vive desolada, turbada,
desconcertada si no es estimada; en una palabra, depende más de los otros que de sí misma. Si
queremos evitar esas angustias y perplejidades, procuremos hacerlo todo con la sola mira de
agradar a Dios, darle gusto y cumplir su santa voluntad.» Máximas Religiosas de Jesús María)
En nuestras relaciones (que obligatoriamente tenemos que tener con el mundo), la prudencia pide
que seamos comedidos en nuestras palabras y que evitemos las conversaciones inútiles
Sed sencillos como palomas, pero tened la prudencia de la serpiente, decía Jesucristo, y esto
debe observarse estrictamente cuando tengan que tratar con el mundo. Pedirán a Dios esta
prudencia, que es uno de los frutos del Espíritu Santo, el espíritu de sabiduría y de consejo.
Esta prudencia exige que cierren los ojos y los oídos acerca de las personas y asuntos extraños
Hablad poco y no os comprometeréis; rara vez se arrepiente uno de haber guardado silencio,
pero muy a menudo debe arrepentirse de haber hablado demasiado.
Estos encuentros fortuitos pueden darnos pie para hacer el bien, ya sea por la caridad de nuestra
acogida, ya sea por el ejemplo de nuestra compostura: todo ello es de por sí una predicación.
No despidáis a nadie descontento, aunque sea el último de los pobres que viene a importunaros;
respetad en él el precio de la sangre de Jesucristo y que nadie pueda acusaros de que lo habéis
rechazado o menospreciado. (Reglas IX)
La modestia es la salvaguardia de la castidad, el apoyo necesario para el recogimiento y la unión
con Dios, una predicación continua para el prójimo; ella les hará suave y amable la práctica de la
virtud, según respeten ellos sus exigencias y reglas. (Reglas: La modestia)
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 GUIADOS POR UNAS REGLAS
Desde la fundación de nuestro Instituto, el padre Coindre proporciona Reglas a nuestros
Hermanos como se echa de ver en una carta fechada el 3 de noviembre de 1821 al Hermano
Director General. En cuanto a nuestros Hermanos, manténgalos en una total dependencia de Dios
y de su santa voluntad, en todos sus trabajos y en todas sus adversidades; que sean fieles en el
cumplimiento de las Reglas que les dimos, aunque son todavía limitadas y no pueden resolver
todos los problemas. Pero que las lean y relean atentamente, que no introduzcan nada nuevo, que
le consulten en todo
Estas Reglas son las que había preparado de antemano para las religiosas de Jesús-María y
que, después, nos las dio para que fuesen nuestras. Fueron entresacadas en gran parte de las
Constituciones de San Ignacio adaptándolas a nuestra vocación y completándolas con algunas
disposiciones generales y comunes.
El Padre quería y quiere que consideremos nuestras Reglas no como una carga que hay que
sobrellevar sino como una asistencia en nuestra vida; es decir como un medio de cumplir bien
con las obligaciones que nacen de nuestro doble fin.
Aficionaos de corazón al cumplimiento fiel de vuestras santas Reglas. No se os dan desde luego
para imponeros un yugo pesado e incómodo, sino para ayudaros más eficazmente a ser virtuosas y a
procurar la gloria de Dios. (Máximas RJM)
Pero por estas fechas aún no son suficientemente amp1ias ya que está aguardando los datos
que ha de proporcionarle. la experiencia para ir completándolas de acuerdo con ellos. Desde este
momento hasta aquel día dedica su atención a empaparse más y más de su espíritu para estar en
condiciones de encararse con los casos no previstos en ellas.
"Las Reglas no especifican nunca todo; debemos conocer su espíritu y actuar en consecuencia".
(Carta,20)
Observemos estas nuestras Reglas a fin de agradar a Dios, hacer penitencia y ayudar a los
Hermanos por medio del ejemplo a cumplirlas con fidelidad.
Cada cual procurará practicar la Regla lo mejor posible por amor a Dios y por espíritu de
penitencia, considerándose responsable ante Dios y ante los hombres de toda relajación de la
disciplina regular que se introdujera por su flojedad y tibieza. (Regla, I)
No es tanto la observancia meticulosa lo que el Padre tiene ante los ojos al exigir a los
Hermanos el cumplimiento de las Reglas. Y en esto exhibe lo humano que es su talento como
persona; lo que quiere ver es la buena voluntad de todos.
Por más que queramos ajustar todo como se hace en una partitura musical, en la ejecución
siempre se desentona algo. Se hace como se puede. Dios no nos pide una regularidad metafísica
sino moral. Cuando uno ha hecho todo lo que estaba a su alcance y lo mejor que ha podido, ha
cumplido con su deber. Es absurdo querer hacer más de lo que uno puede. Dios no nos lo puede
exigir. (Carta,20)
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 SOMETIDOS INTEGRAMENTE A LA VOLUNTAD DE DIOS
Algo en lo que insistía ante los hermanos era el vivir “pendientes de la voluntad de Dios”.
Hemos venido al Instituto, les decía, para dar gloria a Dios. Ahora bien, el medio auténtico de
procurar esta gloria es el cumplimiento de su santa voluntad en todo, bien sea que esta voluntad se
manifieste inmediatamente en los acontecimientos, bien sea que se nos dé a conocer por nuestras
reglas y nuestros Superiores.
Ha de sernos familiar la disposición, hecha costumbre, de soportar con valor cualquier
acontecimiento, sea el que fuera, admitirlo todo por anticipado como venido de la mano de Dios. De
aquí proviene la consecuencia lógica de acallar nuestros gustos y preferencias aceptando con santa
indiferencia todo cuanto está relacionado con nosotros y disponga la Providencia.
Exagerando un poco os diré que cada hermano debería estar dispuesto a cambiar de casa cada
día; ¡incluso si se les avisara sino en el momento mismo de marchar! Por consiguiente, evitaréis
toda atadura excesiva a un lugar, a un empleo, a ciertas personas, que pueda turbar la paz de vuestro
corazón si tuvieseis que romperla. La indiferencia religiosa ante los lugares y empleos, que
caracteriza a las almas santas, ha de presidir el corazón de los hermanos.
También os digo que hay que huir con horror de toda intriga por alcanzar un determinado puesto
o por ir destinado a tal lugar en vez de tal otro.
En el caso de que tuvierais que separaros de algún hermano a quien consideráis necesario en una
casa; cuando tuviereis que dejar un empleo que creíais desempeñar perfectamente, no debéis pensar
nunca que se os trata mal y mucho menos quejaros o manifestar disgusto o desagrado. Cuanto más
os cueste el sacrificio solicitado, señal de que os hace más falta y, por lo tanto, mayor debe ser
vuestro agradecimiento, ya que es prueba evidente de que los superiores tienen el valor de no
acariciar vuestros defectos ni vuestros vicios, sino que procuran conducirlos rectamente hacia la
santidad y la grandeza de su vocación.
Uno de los medios por los que se manifiesta la voluntad de Dios, a la que los Hermanos han de
someterse por entero continuamente, son las órdenes de los superiores. Viendo a Dios que
gobierna en la autoridad que nos manda, llegaréis a adornar vuestra obediencia con todas las
cualidades que hacen de ella una verdadera virtud.
Estaréis dispuestos a cumplir con alegría y prontitud los más insignificantes detalles de la Regla
y los deseos del superior. Con todo, la perfecta obediencia en los detalles supone una coacción
para nuestra naturaleza y exige continuo renunciamiento. Una perfecta obediencia en todo es un
verdadero heroísmo y tiene el mérito del más prolongado y doloroso de los martirios.
Preparé para los hermanos un pequeño tratado sobre la obediencia. He aquí algunas de sus
afirmaciones:
- Los hermanos practicarán lo mejor posible la santa obediencia, sometiendo su voluntad y su
opinión a su superior como representante de Dios. Tomarán como modelo la obediencia de
Jesús, que hizo en todo la voluntad de su Padre y que fue obediente hasta la muerte, y una
muerte de cruz.
- Que su obediencia sea religiosa, es decir, animada únicamente por la visión de Dios.
- Que su obediencia sea universal, obedeciendo a todos los que tienen la facultad de mandar,
inferiores o iguales en todo el resto, y esto en todo.
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 POBRES.
Una vez en seguimiento de Cristo…: Los Hermanos se considerarán obligados a ser
pobres como Cristo y su Santísima Madre en su ajuar, ropa ,alimentación y todo lo que es de
su uso personal."(Regla, II)
El ajuar de los Hermanos será muy sencillo y modesto, ajustado a la Santa Pobreza que
han consagrado a su Creador y Señor. (Reglas,XII,2)
Creo que hay que pedir todo lo que razonablemente se puede conseguir para tener un mobiliario
completo, pero no daríamos buena impresión mostrándonos demasiado exigentes y queriendo vivir
desahogadamente. Las Congregaciones nuevas deben ser más flexibles que aquellas cuya fama les
ha granjeado una gran influencia; además, la modestia, la sencillez y la condescendencia convienen
a todos. (Carta,13)
A esta pobreza material, el Padre Coindre señaló una excepción que constituye una
tradición nuestra:"E1 mobiliario de la Capilla será lo más noble posible".(Reglas,XIII)
·Como los auténticamente pobres, cuidarán con mimo todo lo que esté a su disposición.
Procurarán que nada se malgaste o eche a perder". (Reglas,X,2)
Incluso llevarán la vida de pobreza más lejos: "Soportarán gustosos las privaciones que
no. hagan daño a la salud".(Reglas,II)
"Las privaciones que no perjudiquen a su salud” es lo que escribió. No pone otro límite a la
práctica de la pobreza .Si sufriese menoscabo la salud de los Hermanos, su apostolado se
resentiría.
"Vivir en casas sanas, que no sean húmedas y que estén bien aireadas, con el techo en buen
estado y con puertas y ventanas que ajusten bien. La salud de los Hermanos exige estas
cautelas."(Reglas,XII)
Se preocupa también por el bienestar de los alumnos: "Que las clases estén bien iluminadas
para que los niños, sin dejar su puesto, puedan leer y escribir en cualquier posición." (Reglas, XII)
"Si por penuria económica tuviéramos que abandonar alguna obra, no vean en ello
ninguna deshonra. Temo que nos veamos obligados a cerrar algunos establecimientos por falta
de recursos. Lo que· hemos de impedir es que se vengan abajo por falta de virtud y de ciencia.
Si evitamos esto, todo irá bien". (Carta,23)
EN POBREZA DECOROSA
Sin embargo, ser pobres no significa andar como unos desharrapados que muestran su
dejadez y descuidan su decencia. Los Hermanos serán pobres, sí, puesto que van en seguimiento
del Maestro que fue pobre; pero, siguiendo su ejemplo, serán dignos en su porte y en su trato
con las personas, ya sean Hermanos, alumnos o forasteros.
"Dentro de casa, todo ha de brillar de relimpio y ordenado. Esta misma pulcritud y el
mismo arreglo debe regir en su compostura sin menoscabo del espíritu de sencillez y de pobreza
que un día profesaron". (Reglas, X)
"En su profesión, la decencia pide que no lleven ropas sucias, rotas o remendadas en
exceso aunque, con todo, tengan que usar la ropa hasta un límite". (Reglas, 11)
Su rango social y su función de educadores les obliga a una cierta gravedad en su porte, a
los buenos modales, a cumplir con los usos y normas sociales, cosas todas que, bien conjugadas,
forman una costumbre llamada cortesía.
Procurarán sobrenaturalizar todas estas prácticas que su estado requiere y, profundizando más,
recordarán que su estado es un estado de perfección de la caridad a Dios y al prójimo.
"No es simplemente por el bien parecer, como hace la gente del mundo, sino que los
Hermanos serán corteses por virtud y porque así lo pide su estado de perfección. Dedicados a la
educación, han de ganarse la confianza de la población y han de ser tales que sus alumnos vean
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en ellos modelos dignos de imitación en todo". (Reglas,X)
Se harán a los buenos modales, hablarán de este tema entre ellos y los respetarán
asiduamente en el trato mutuo y en las relaciones con los alumnos.
"Conversarán de todo lo referente a la urbanidad, a los usos y formas sociales, al saber
estar, a fin de ser los primeros en seguirlos y, luego, impartir las lecciones oportunas a los
alumnos. Pero en todo procedan sin afectación, es decir con sencillez y modestia religiosa". (
Reglas, X).
Evitando previsoramente toda familiaridad fuera de tono entre religiosos y mirando los
unos por los otros con caridad, conservarán entre sí la savia de la unión, alentarán a sus
alumnos en el respeto que les deben y se mantendrán al nivel propio de su calidad de Hermanos
y Maestros.
"Siempre que se encuentren se saludarán y se prodigarán mutuas atenciones".(Reglas,X,9)
"Los gritos, las carcajadas, las gracias de mal tono, las disputas, la terquedad en
defender su parecer repugnan a la cortesía y a la modestia religiosa".(Reglas X)
"La buena educación y el espíritu de mansedumbre piden de ellos que se acostumbren a
hablar con tono moderado de voz".(Reglas,X)
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 HUMILDES
A ejemplo de Jesucristo que fue humilde de corazón, que pasó la mayor parte de su vida en
un empleo desconocido, y que no buscaba en todas las obras sino el beneplácito del Padre y no la
aprobación de los hombres, los Hermanos según el Padre Coindre, se sentirán dichosos
cumpliendo sus modestas funciones, en la ignorancia y aun en el desprecio de los hombres,
apoyados en la aprobación de la propia conciencia y en la convicción de agradar a Dios.
“Mi vida está escondida en Dios con Jesucristo”, que se ocultó en la tierra a los orgullosos
para revelarse a los humildes y a los sencillos, que se ocultó durante treinta años en un taller de
artesano, encargándose de los más humildes empleos; que se esconde por mi amor en el
sacramento de la Eucaristía; que quiere esconderme en su Corazón, (Carta a las RJM)
"Durante toda su vida se esforzarán por conocer, amar y practicar la humildad virtud que es el
cimiento de toda perfección y de todo bien". (Reglas, V)
Es una bajeza del orgullo, y esto se observa siempre en los menos fervorosos, el querer hacerse
notar en aquello que creen tener de ventajoso sobre los demás, tanto en espíritu, talentos y éxitos
como en los dones naturales de su cuerpo. Su máxima debe ser: desear ser despreciados y tenidos
por nada. (Reglas, V)
"Las virtudes, los talentos que uno ostenta son vanos y falsos. Vayamos tras nuestro deber y
no trae la aprobac1ón del prójimo; tras la verdad, y no tras la apariencia; tras la satisfacción de la
conciencia, y no tras los aplausos de los hombres".(Carta a RJM)
La sombra que me acompaña unas veces delante, otras detrás, en ocasiones al lado, se alarga
y se achica, aumenta y disminuye, aparece y desaparece sin que yo pierda nada de mi ser.
Esto mismo es lo que ocurre con la opinión de los hombres, opinión que no me deja en
ningún lado, ni a sol ni a sombra, traza mi silueta, saca mi caricatura y me mueve a su antojo con
sus inesperados ramalazos haciéndose a la idea de que me infunde unos atisbos de vida. Sería la
locura pararme a examinar esto como si se tratase de algo realmente efectivo". (Carta a las RJM)
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 CASTOS Y MORTIFICADOS
Mortificación, abnegación, sacrificio personal son palabras desagradables a la naturaleza y no muy bien recibidas en
la sociedad actual.
Sin embargo son necesarias en el seguimiento de Jesús, que nos invita a llevar su cruz. Es la única manera
permanecer libres de muchas ataduras.
Como decía a los primeros hermanos: la mortificación ennoblece al alma haciéndola dominadora de los sentidos que
se le someten, mientras que la falta de mortificación hace al alma esclava de esos sentidos y pasiones.
Los seguidores del mundo se sujetan a mil molestias y contrariedades para lograr sus fines, para observar las
fórmulas, para agradar, para contentar su amor propio; y vosotros, religiosos, ¿no podréis, por el amor de Dios y por la
virtud, hacer lo que las gentes del mundo por motivos puramente humanos? Si emprendemos generosamente esta lucha
contra nuestras pasiones, en ella encontraremos la satisfacción y la felicidad. Nuestro corazón no puede ser feliz si no se
siente libre y desatado de la servidumbre de sus malas inclinaciones.
en razones puramente
No tienen que romperse la cabeza para trazar un programa o para saber si este programa es suficiente. Como dice la
Regla el cumplimiento de nuestras obligaciones como consagrados y como educadores son la manera de llevar una vida
mortificada. Recordad las palabras que les dirigía a los hermanos: De todas las penitencias y mortificaciones a las que
los hermanos pudieran entregarse, no hay ninguna más meritoria ni más agradable a Dios que las penosas funciones de
la educación cristiana de la juventud. Se imaginarán a Jesucristo, su maestro, instruyendo a sus apóstoles; y con esta
consideración soportarán con paciencia la ignorancia, la rusticidad y la indocilidad de los niños, las quejas e ingratitud
de los padres, así como los desprecios, el desdén y las contrariedades de la gente.
Y con respecto a la vida de comunidad adquieran la costumbre de renunciarse a sí mismos, no buscando las
situaciones más agradables y las actitudes más cómodas, soportando con caridad tanto sus propios defectos como los de
sus hermanos, tanto su vivacidad impetuosa como la parsimonia de los demás, tanto su hastío y aburrimiento como su
alegría demasiado ruidosa.
Y pasando al tema de la castidad, si somos mortificados, la práctica de la castidad se convierte en algo no tan difícil
Pero atención, esta virtud es como un espejo, que al menor hálito se empaña. Vigilarán especialmente el sentido de la
vista, tantas veces asediado de imágenes provocativas, sobre todos en los modernos medios de comunicación.
Tendréis una devoción especial a la Santísima Virgen, su tierna Madre, para conseguir el don de la virtud de la
pureza; la guarda de los sentidos, la vigilancia sobre sí mismos, una continua unión con Jesucristo mediante un tierno
amor y la participación en la eucaristía serán otros tantos medios para conservar sin mancha, hasta el fin de sus vidas,
lo que les hará merecer una corona muy especial en el cielo.
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APOSTOLES DE LA EDUCACION
En el día de hoy las meditaciones estaban centradas en el tema de la evangelización y de la
fidelidad. Por eso quiero presentar ese aspecto de la vocación del hermano que es su dedicación
generosa al mundo de la educación de los niños y de los jóvenes.
Las dos primeras Obras que confié a los hermanos fueron los dos patronatos y escuelas de
aprendices para los niños pobres y abandonados: una en Lyon; la otra, en Saint-Etienne. Pero ante
la necesidad de la instrucción en los pueblos que visitaba, decidí orientar el naciente Instituto
hacia la instrucción en las escuelas primarias.
Es lo que anunciaba al Hermano Borja en mi carta del 21 de enero de 1822: "Si fundamos un
nuevo establecimiento será para enseñar a leer, escribir y contar a los niños, al estilo de los
Hermanos de las Escuelas Cristianas. En consecuencia, me gustaría que os informaseis
personalmente del método de los Hermanos yendo un día a ver sus clases, interesándoos por todo
para comunicar después a nuestros queridos Hermanos lo que hayáis aprendido"
Patronatos o escuelas primarias, en el fondo se trata siempre de la educación de la juventud.
Este es el fin que asigné al Instituto: "La salvación y la perfección de las almas es uno de los fines
de la salvación de la Congregación. Los Hermanos se acordarán a menudo de estas palabras de
Jesucristo: "Fuego vine a traer a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviese ardiendo".
Será difícil y penoso muchas veces. Ante el agotamiento provocado por una clase difícil o
indomable, ante el atolondramiento o la indisciplina de los niños, ante la incomprensión de los
padres, a uno le vienen ganas de echarlo todo a rodar. Pero en tales situaciones, el recuerdo de las
dificultades con que tropezó Jesucristo en sus enseñanzas, el bien que se hace a "fondo perdido" a
los niños, devuelve el entusiasmo.
Lo veo - decía a los hermanos -, estáis sufriendo. ¡Animo! Imitad a los apóstoles que sufrieron
tantos reveses, a los mártires que derramaron su sangre, a Jesucristo que entró en la gloria
afrontando contradicciones, humillaciones y torturas. Con todos sus milagros no consiguió más
que doce apóstoles y uno de ellos le traicionó. El mundo os persigue menos de lo que Él fue
perseguido por los escribas y fariseos.
Nuestro Dios necesita soldados que resistan el peso del cansancio y del día. El celo de su
gloria, el deseo de salvar, instruir y dar ejemplo al prójimo, esto es lo que Dios aprecia. “Los que
enseñaren a los otros brillarán como las estrellas por toda la eternidad”, dice el profeta.
Cuando el hermano Borja siente la tentación de pasarse a una congregaciónde vida
contemplativa, le dije: ¡Cuántas personas en la vida de contemplación ansiaron tener la ocasión de
salvar el alma y Dios se lo ha tenido en cuenta. Otras, por el contrario, en la vida activa, desearon
la dulzura de la contemplación y, quizá, no deseaban en realidad sino su tranquilidad. No olvidéis
estas palabras de mis Reglas: "Dejad que los niños vengan a Mí, porque el reino de los cielos es
de los que son como estos”. Os sentiréis honrados hasta lo indecible de poder desempeñar una
vocación que os hace partícipes de la finalidad que se propuso Jesucristo al hacerse hombre.
Y aunque sabéis mucho de pedagogía os recuerdo algunos consejos que les dirigía a los
hermanos. Quizás alguno puede ayudaros.
 El maestro de escuela ha de hacerse amar por los alumnos si quiere hacerles algún bien, si
quiere realizar obra perecedera.
 La mansedumbre es un procedimiento eficaz. Brota del mismo Corazón de Nuestro Señor
que decía: Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón.
 Ante un alumno incorregible, tendréis que recurrir a veces al rigor del castigo, pero,
aún entonces, lo haréis con tasa y medida.
 Mezclad la energía con la mansedumbre; no os sobrepaséis.
 Todo profesor debe ser un perpetuo estudiante si no quiere adocenarse. Los Hermanos no
descuidarán ningún medio para conservar y mejorar cada día sus conocimientos.
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 VALIENTES E ILUSIONADOS
Yo quería a los hermanos ilusionados con el proyecto de ser hermanos, religiosos
educadores. Y permanecer ilusionados no siempre es fácil, porque eso es algo muy relacionado
con el combate espiritual.
Aunque no fuera más que para cumplir con nuestras obligaciones, nos hace falta mucha
hombría o entereza del alma. Si, además de esto, se nos desprecia, se nos insulta o se nos
envidia, recordemos que estamos al servicio de un Maestro que también fue despreciado y que
hemos de aguantar estas pruebas desde una perspectiva sobrenatural. De lo contrario, podrían
derrumbarse nuestros ánimos.
No se sirve a Dios como es debido sino con privaciones e incomodidades como lo hacen
los buenos soldados que luchan valientemente en el ejército por su príncipe. La diferencia está
en que mientras unos esperan una condecoración que la muerte arrebata, los otros esperan “una
corona incorruptible”, según la expresión del Apóstol.
Somos débiles por naturaleza, pero la gracia de Dios nos llevará al triunfo y hará que la
reparación de la falta sea más meritoria que la misma inocencia. Estad preparados para las
humillaciones; éstas nos son a todos más provechosas que las alabanzas. Si hacéis el bien estad
tranquilos. Nadie os quitará el mérito ante Dios.
Si hablan mal de nosotros, no hablemos nunca mal de los demás. Si nos desprecian,
respetemos a todo el mundo, y acordémonos de que sería señal de que Dios nos ama mucho si
nos diese la ocasión de poner en práctica esta hermosa máxima de la Imitación de Cristo:
“Amad el ser despreciados y tenidos en nada”. Esa es la perfecta alegría.
“Los Apóstoles salieron llenos de gozo del Consejo del Sanedrín, dice la Escritura, por
haber sido considerados dignos de ultraje por el nombre de Jesús.” Somos afortunados. Si nos
tienen envidia, no tengamos envidia de nadie. Se sirven de los que la Providencia parecía
habernos enviado, para crear rivalidades. Consolémonos. Nosotros no pisamos el terreno de
nadie; y los que no nos aceptan no aguantarían tres meses en el puesto que usted ocupa sin
abandonarlo. Deseémosles toda clase de éxitos. Esa es la perfecta alegría.
Y no olvidéis que vuestro ajetreo yendo y viniendo va en servicio de los pobres y, por lo
tanto, en servicio de Jesucristo. ¿No es suficiente esto para mantener vuestra ilusión?
EL HERMANO DEL SAGRADO CORAZÓN SEGÚN SU FUNDAD0R
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11 CONSAGRADOS AL SAGRADO CORAZON DE JESUS
Y AL INMACULADO CORAZON DE MARÍA
Mientras cursaba mis estudios en el Seminario de l’Argentière, estuve durante dos años bajo la
dirección de los Padres de la Fe, llamados también Padres del Sagrado Corazón, que no eran sino
antiguos Jesuitas expulsados por la Revolución y reagrupados en secreto.
Con ellos me inicié en las dos devociones que me marcaron de por vida: el culto al Sagrado
Corazón y al Inmaculado Corazón de María.
En1818 fundó la primera de las dos Congregaciones de enseñanza; la llamé "Damas de los
Sagrados Corazones de Jesús y de María". A nuestro Instituto lo fundé en 1821 y le di por nombre
"Hermanos de los Sagrados Corazones de Jesús y de María" Al grupo de misioneros diocesanos
que reuní en Monistrol en 1823 lo denominé Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús."
Estos nombres tan significativos manifiestan bien a las claras cual había de ser la espiritualidad
característica de mis Congregaciones. Con dichos nombres insistía (¡y con qué viveza!) sobre la
caridad, la mansedumbre y la humildad que, a ejemplo del divino Maestro y de su Madre, la Virgen,
debían brillar de manera relevante en la vida de mis religiosos.
En mis charlas formativas a los Hermanos, me ocupé a menudo del Sagrado Corazón de Jesús y
del Corazón Inmaculado de María. Por desgracia, no ha llegado hasta vosotros ninguno de mis
escritos sobre este asunto. Asimismo, en las Reglas no habla del Sagrado Corazón más que de
manera accidental.
Su divisa es la del Sagrado Corazón de Jesús:"!Aprended de mí que soy manso y humilde
de corazón" (Reglas,V,1).
Estas palabras: " Mira a este Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no recibe
de ellos sino ingratitudes les conmoverán siempre (Reglas,VIII,l).
Pero basta el hecho de haberos dado el título de Hermanos de los Sagrados Corazones de Jesús y
de María para dejar constancia de mis intenciones.
EL HERMANO DEL SAGRADO CORAZÓN SEGÚN SU FUNDAD0R
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