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UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE Facultad de Ciencias Escuela Química y Farmacia "Atención farmacéutica a pacientes con hipertensión arterial descompensados, controlados en el centro de atención familiar Gil de Castro de Valdivia" Informe de tesis presentado como parte de los requisitos para optar al Título de Químico Farmacéutico. Profesora Patrocinante : Sra Catalina Domecq J. – Químico Farmacéutico – Hospital San José, Santiago. Mixy Alejandra Reyes Mundaca Valdivia Chile 2003 Profesor Co-Patrocinante Sra. Carin Akesson N. – Químico Farmacéutico –Universidad Austral De Chile. Dedicatoria Esta tesis está dedicada a mis padres Irta y Francisco y a mis hermanos Claudio y Francisco Javier. Agradecimientos Me gustaría dar las gracias a las muchas personas que hicieron posible este esfuerzo. De forma muy especial agradezco a la Srta. Q.F. MSP. Catalina Domecq, quién hizo posible desarrollar en forma exitosa este trabajo, por su apoyo, tiempo y dedicación. la Sra. Gloria Retamal que permitió insertarme en el equipo multidisciplinario del centro de salud familiar Gil de Castro y junto a ella, todo el equipo que me brindó su apoyo y a la Dra. Q.F. Carin Akesson, por su valiosa ayuda en la finalización de este trabajo. A mis padres y hermanos quienes me apoyaron y acompañaron incondicionalmente, desde que comencé mi camino en esta hermosa carrera. Al Dr. Q.F. Humberto Dölz, a quien le estoy agradecida por su colaboración, apoyo, confianza a lo largo de mi estadía en la universidad. Finalmente les debo las gracias a todas aquellas personas que de una u otra manera me fueron apoyando en la realización de este trabajo, a mi pololo y mis amigos: Alexia, Carolina, Gerardo, Paola, Leonardo, Cristián y Marcelo, a quienes encontré en la universidad, y fueron quienes me apoyaron incondicionalmente. RESUMEN La Atención Farmacéutica se ha orientado principalmente a las enfermedades crónicas. Dentro de estas enfermedades encontramos la Hipertensión Arterial (H.T.A.), que corresponde a la situación en que la sangre es transportada a través de las arterias a una presión mayor que la considerada normal para la mantención de la salud (≤140/90 mmHg). Esta enfermedad daña a las funciones oftalmológicas, neurológicas, cardiovasculares y renales del paciente, por lo que se considera como una enfermedad letal y silente. El objetivo de este estudio, fue mejorar la calidad de vida y el control de la presión arterial en pacientes hipertensos arteriales descompensados. Se realizó en pacientes hipertensos atendidos en el Centro de Salud Familiar Gil de Castro de la ciudad de Valdivia, durante el período comprendido entre octubre 2001 a enero 2002. Contempló dos etapas, en la primera se diseñó, elaboró y validó un material informativo educativo para los pacientes hipertensos y en la segunda, se llevó a cabo la Atención Farmacéutica en el Centro de Salud. Ingresaron al estudio 100 pacientes, los cuales 33% eran hombres y 67% mujeres. Se dividieron en dos grupos, los mayores de 65 años y los ≤ de 65 años de edad. El grupo mayoritario fue el de mayores de 65 años, correspondiendo al 60% de la muestra. Se pudo determinar en el seguimiento de los pacientes, que el grado de conocimiento y cumplimiento de las terapias prescritas por el médico tratante como también el control de la presión arterial a rangos normales, aumentaron con la intervención informativa- educativa. Por esta razón se concluye, que la atención farmacéutica contribuyó al buen control de los pacientes con H.T.A. ingresados al estudio. SUMMARY The Pharmaceutical Care, has been oriented mainly to the chronic diseases. Within these diseases we found Arterial Hypertension (H.T.A.), that corresponds to the situation in which the blood is transported through the arteries at a pressure greater than the one considered normal for the mantenance of health (≤140/90 mmHg). This disease damages to oftalmological, neurological, cardiovascular and renal functions of the patient, reason why it is considered like a lethal and silente disease. The objective of this study, was to improve the quality of life and the control of the arterial pressure in decompensated hypertense patients. The study was made in the Center of Family Health Gil de Castro of the city of Valdivia, during the period between October 2001 to January 2002. It contemplated two stages, in first one was an educative informative material for the hypertense patients designed, elaborated and validated and in the second, the Pharmaceutical Care in the Center of Health was carried out 100 patients entered the study, 33% men and 67% women. The majority were older than 65 years, corresponding to 60% of the sample. It was possible to to determine in the follow-up of the patients, that the degree of knowledge and fulfillment of the therapies prescribed,as well as the control of the arterial pressure to normal levels, increased with the educative informative intervention. Reason why one concludes, that the pharmaceutical care contributed to the good control of the patients in this the study. 1. INTRODUCCION Desde hace muchos años el Químico Farmacéutico ha estado al servicio de la comunidad, en especial en el área de Farmacia, ya sea ésta hospitalaria, privada o centros de atención primaria de salud. Además, su misión es ser un buen educador sanitario y trabajar en forma conjunta con el equipo asistencial para lograr insertarse en el grupo multidisciplinario del área de la salud y así ayudar en el seguimiento de las terapias prescritas a los pacientes por el profesional médico (Mangum, SA. et al, 2002; Iñesta, A., 2002). La Atención Farmacéutica, consiste en una atención personalizada del paciente. Mediante un seguimiento, el profesional Químico Farmacéutico colabora con la atención del enfermo, con el objeto de lograr el máximo beneficio con el menor riesgo, con la terapia que le ha sido prescrita (Blumenthal, J., 2002; Van Mil et al, 1996). Esta atención, efectuada por los Químico Farmacéuticos, se ha orientado principalmente a las enfermedades del tipo crónicas. Entendiéndose como tal, aquellas que causan un daño paulatino al organismo alterando el estado de la salud y su historia natural se extiende a través del tiempo, comprendiendo un período patogénico subclínico prolongado y un largo período clínico, difícil de resolver en el corto plazo y, por lo general, posible de controlar pero no de sanar (Frenk, J. y cols., 1986; Frenk J. et al, 1989). Dentro de estas enfermedades se encuentra la Hipertensión Arterial (H.T.A.). Para entender la H.T.A. se debe tener en cuenta que el corazón es un músculo que funciona como una máquina de bombeo. Cuando se contrae envía un torrente de sangre a las vías circulatorias y a este empuje se le llama presión de sístole (la que debe ser ≤140 mmHg). Cuando el corazón se relaja, entre los latidos cardíacos, disminuye la presión en las vías circulatorias, y a esto se denomina presión de diástole, ≤ 90 mmHg (O.M.S., 2001; Benetos et al., 2002). Por lo que se tiene que la Tensión Alta o HTA corresponde a la situación en que la sangre es transportada a través de las arterias a una presión mayor que la considerada normal para la mantención de la salud, ≤140/90 mmHg. (De Vries et al, 1998). En las normativas de la National Heart, Lung and Blood Institute de E.E.U.U., la mayoría de los pacientes afectados con H.T.A. no presentan síntomas, excepto en algunos casos, cefalea y mareos (NHBLI, 2003). Este hecho no significa que no involucre riesgo para el paciente, pues “se estima que la hipertensión causa 7,1 millones de muertes anualmente, un 13 por ciento aproximadamente del total mundial. En el conjunto de las regiones, las investigaciones indican que aproximadamente un 62 % de los accidentes cerebrovasculares y un 49 % de los ataques cardíacos están causados por la H.T.A.” (O.M.S., 2002; De Vries et al, 1998). Según algunos autores, las cifras de presión arterial seguirían un ciclo a lo largo de las 24 horas, siendo las cifras de presión más altas durante el día y reduciéndose durante el sueño las que se reproducen de un día a otro, lo que se denomina ritmo nictemeral de la presión arterial, (Saabi F., 2001). Esto da base para que un paciente sea diagnosticado como H.T.A., para lo que se determina su presión arterial en tres ocasiones seguidas en completo reposo (NHBLI, 2003; Román O., 1999). Lo anteriormente señalado, debido a que el esfuerzo físico; el traslado a un lugar de clima diferente, especialmente el frío; emociones fuertes, el dolor, el miedo; tensiones psíquicas, conducción de automóviles, el hablar en público, discusiones enérgicas, ruidos entre otras aumentan los valores tensionales (OMS, 2002; Benetos A. et al, 2002). La literatura señala como agentes predisponentes la edad (mayores de 60 años), sexo (hombres y mujeres postmenopáusicas), antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular ( mujeres < 65 años/ hombres < 55 años), tabaquismo, dislipidemias, diabetes mellitus (tipo I o II), hipertrofia ventricular izquierda, antecedentes de evento cerebro o cardiovascular (ictus /ataque isquémico transitorio), nefropatía, microalbuminuria, enfermedad arterial periférica, retinopatía, escasa actividad física, como también factores sociales como tipo de ocupación, número de personas que forman el núcleo familiar, el hacinamiento, estrés de la competencia y exigencias de vida, ruidos y calor excesivo, entre otros (WHO, 2002; Garçao J. et al., 2002; Anónimo, 1998). Se pueden distinguir distintos tipos de HTA (Román O., 1999; Benetos A. et al, 2003, NHBLI, 1999) (Ver Anexo N°1) atendiendo a distintos puntos de vista: según la presión sistólica, la presión diastólica, la causa que origina la hipertensión, el daño que produce en el organismo, entre otros. Del Anexo N° 1 es posible visualizar la clasificación según cifras de presión arterial. Considerando límite normal ≤ 140/90 mmHg (O.M.S., 2002; NHBLI, 2003) se tiene: A) Según la presión arterial sistólica y diastólica: Hipertensión sistólica: la presión arterial sistólica es superior a 140 mmHg., mientras que la diastólica es normal,cuando es inferior a 90 mmHg. Hipertensión sistólica y diastólica: ambas presiones están aumentadas superior a 140/90 mmHg, siendo la causa conocida o no, esencial o secundaria. HTA lábil: cifras tensionales sólo en ocasiones dentro del criterio de H.T.A. HTA maligna: generalmente cifra superior a 200/140 mmHg, aunque la define el edema de papila del fondo de ojo y no las cifras tensionales. HTA acelerada: aumento rápido de la presión arterial pero sin edema de papila, aunque si no se trata puede evolucionar a H.T.A maligna. Pseudohipertensión: debe sospecharse cuando la arteria radial sigue siendo palpable tras alcanzar con el manguito presiones de inflado muy por encima de la presión sistólica ya que no se colapsa al ser su pared muy rígida. B) Según la tensión arterial diastólica únicamente, se tiene: HTA Leve: presión arterial diastólica entre 90 y 104 mmHg. Moderada: entre 105-114 mmHg. Severa: diastólica mayor de 115 mmHg. C) Según el daño orgánico presente: Grado I: no existe ninguna evidencia de daño en ningún órgano. Grado II: existe afectación leve o moderada de la retina del ojo y/o del corazón y/o del riñón. Grado III: La afectación orgánica es mucho más importante apareciendo alteraciones graves o severas de la retina ocular y/o fallo del corazón, angina de pecho o infarto de miocardio y/o enfermedad de los vasos sanguíneos periféricos y/o fallo renal y/o encefalopatía hipertensiva y/o accidente cerebro vascular). D) Según la causa que provoca el aumento de presión tanto sistólica como diastólica: D.1 Causa desconocida: Hipertensión primaria o esencial. Toxemia del embarazo. D.2 Causa conocida: Renal: Cuando el riñón está anóxico se libera la renina, y al formarse angiotensina se eleva la presión sanguínea. Estenosis (estrechez de la luz) de los vasos sanguíneos renales: es la llamada hipertensión arterial vasculorrenal. Endocrina, es decir, por mecanismos hormonales: - Aumento de la función de la corteza de la glándula suprarrenal, lo cual ocurre en distintas enfermedades. - Tanto el hiper como el hipotiroidismo. - Aumento de la función de las glándulas paratiroides. - Feocromocitoma: es un tumor de la médula de la glándula suprarrenal que produce aumento en la secreción de catecolaminas, aumentando la presión arterial. - Acromegalia: exceso de hormona del crecimiento producida generalmente por un tumor en la glándula hipofisaria. Hipertensión neurógena, pudiendo ser psicógena (debido a la propia personalidad del paciente) o producida por alguna lesión del sistema nervioso. Causas diversas: coartación de aorta (estrechez de la arteria aorta al salir del corazón), policitemia vera (recuento de glóbulos rojos en la sangre, expresada en el hemograma significativamente mayor a la normal), estrés, hipercalcemia, tóxicos como el plomo o el talio y fármacos como los corticoides y la ciclosporina. (Fasce, 1998; NHBLI, 2003; Ghiadoni L. et al, 2003). Una vez diagnosticado un paciente como hipertenso, el tratamiento debe ser con o sin medicamentos o, adicionarse entre sí, con el fin de palear todos los problemas que pueda provocar la enfermedad. Siempre se inicia con un tratamiento no farmacológico tratando sólo de cambiar el estilo de vida del paciente, medida que puede ser suficiente para normotensarlo (Ver Anexo N° 2). Si las medidas no farmacológicas no controlan la presión arterial, entonces se comienza con un tratamiento farmacológico o bien, ambas medidas en forma conjunta (Ver Anexo N º 3) (NHBLI, 2003, OMS, 2002). Dentro de los fármacos utilizados para la hipertensión arterial se tienen seis grupos, ellos son: los diuréticos (los de asa y ahorradores de potasio), fármacos adrenérgicos (agonistas α2, bloqueadores α1, β-bloqueadores y bloqueadores α y β), vasodilatadores directos, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) y bloqueadores de receptores de angiotensina II. Dentro de un sistema de atención primaria, se manejan alternativas de todos los grupos farmacológicos, aunque no todos los genéricos de cada uno de ellos. Se seleccionan aquellos medicamentos que muestren menor riesgo para los pacientes atendidos en cada centro de salud (http://www.who.int/docstore/bulletin/pdf/2001/issue6/vol.79.no.6.490500.pdf; Kaplan N., 1998). Los principios de la terapia farmacológica están basados en las acciones de los diferentes fármacos sobre el organismo: Los β-bloqueadores: actúan bloqueando varios efectos de la adrenalina en el cuerpo, en particular el efecto estimulante sobre el corazón. El resultado es que el corazón late más lento y con menor fuerza, reduciendo el gasto cardíaco, el volumen sistólico y la frecuencia cardíaca e inhiben la secreción de renina; pueden tener acción bloqueadora inespecífica sobre todo en los receptores postsinápticos, tanto beta 1 como beta 2. En cuanto al grado de selectividad, se tiene a los no cardioselectivos o inespecíficos, que bloquean simultáneamente los receptores beta 1 y 2, por ello provocan bradicardia y broncoconstricción, el representante tipo es el propanolol. Los cardioselectivos poseen menor efecto bloqueador sobre los receptores beta 2, por ello provocan una menor broncoconstricción y bradicardia y un efecto dilatador leve en los vasos arteriales de resistencia. Los representantes tipo son el atenolol y acebutolol (Roman, O., 1999, Abramovic, M., 1995; Climent, E., 1996; Guirguis, M et al, 2003). Los bloqueadores de canales de calcio: impiden la entrada de calcio en las células. Esto disminuye la tendencia de las arteriolas a contraerse. Disminuyen la contractilidad miocárdica y disminuyen las resistencias vasculares periféricas. Los antagonistas de calcio más utilizados son: el diltiazem, el verapamilo, el nifedipino, el nicardipino y el nitrendipino entre otros. (Galiana, J y Gil, M., 1997; Florez, J., 1997; Climent, E., 1996; Lopez, E. et al, 2003). Los inhibidores ECA: disminuyen la tendencia de las arterias pequeñas a estrecharse, pero por un mecanismo distinto a los bloqueadores de canales de calcio. Impiden que se genere la angiotensina II, un potente vasoconstrictor. Esta vasodilatación arteriovenosa producida por los IECA es más marcada a nivel coronario, renal, cerebral y muscular esquelético. A este grupo pertenece captopril, lisinopril y enalapril, entre otros (Galiana, J y Gil, M., 1997; Abramovic, M.; 1995; Morales, F., 2003). Los diuréticos: aumentan la diuresis y natriuria del organismo, lo que induce la disminución de la tensión arterial, al reducir la volemia y la resistencia al flujo sanguíneo de los vasos del organismo. Los diuréticos más utilizados son las tiazidas (hidrocolorotiazida) y los diuréticos de asa (furosemida) (Sin embargo, las tiazidas pueden aumentar el nivel de colesterol sanguíneo). (Abramovic, M., 1995; Florez, J. y Armijo, J., 1997; Ghiadoni, L., 2003). Los bloqueadores alfa adrenérgicos: disminuyen la resistencia arteriolar y aumentan la capacitancia venosa, con lo que disminuyen tanto la presión arterial como la venosa, pero el efecto es mayor en el lado arterial. Esta respuesta hipotensora, se registra tanto durante el reposo como en el ejercicio, y no se acompaña de cambios en el gasto cardíaco. Los fármacos alfa 1 bloqueantes, como prazocina, terazocina y doxazocina, se pueden utilizar en el tratamiento de la etapa 1 de la H.T.A. o en la etapa 2, según la clasificación para los niveles de presión arterial (Tamargo, J. y Delpón, E. 1997). Vasodilatadores directos: reducen de la resistencia vascular periférica y/o gasto cardíaco. Un representante es la hidralazina ( Florez, J.y Armijo, J., 1997) Agonistas α2: Activa a los receptores alfa –2 adrenérgicos del sistema nervioso central (SNC) centro cardiovascular, otro ejemplo es la metildopa, que se usa en hipertensión arterial esencial y nefrógena en sus grados severos y moderados (http://farmafitolab.med.uchile.cl/Obst/Download/adrenergicos.ppt). Antagonistas de angiotensinógeno II: de acuerdo a lo expresado por el Dr. Domenic Sica, de Virginia, USA, la terapia a largo plazo mediante el uso de los inhibidores de la enzima de conversión se asocia con un "rebote" de los niveles plasmáticos de angiotensina II sobre los niveles previos a la terapia, fenómeno atribuido a vías alternativas diferentes a la enzima de conversión, como sería el caso de las quimasas. Por otra parte, el aumento de las concentraciones de bradikinina que acompaña al uso de inhibidores de la enzima de conversión, ha sido implicado en la aparición de tos. Por estas razones el bloqueo de los receptores de angiotensina II se ofrece como una alternativa de mayor selectividad y que puede atenuar los fenómenos dependientes de los receptores angiotensinógeno 1 (AT1), entre ellos, la vasoconstricción, la retención de sal y agua, la liberación de aldosterona e hipertrofia de las células musculares lisas vasculares. (http://farmafitolab.med.uchile.cl/Obst/Download/adrenergicos.ppt). La decisión para tratar a un paciente debe estar basada en el estado del riesgo total, la edad, el sexo, conjuntamente con el nivel de la presión arterial (OMS, 2001; NHBLI, 2003; Abramovic, M., 1995; Ghiadoni et al, 2003). Como en la actualidad las dihidropiridinas de acción prolongada (nifedipino, nitrendipino) han demostrado ser efectivas en reducir la mortalidad en estudios controlados (Blumenthal, J., 2002; Carrasco P. y cols., 2003), se ha considerado como fármacos alternativos apropiados, al menos en los adultos mayores. Los IECA están indicados para hipertensos que presentan algunas patologías asociadas (insuficiencia cardíaca, nefropatía diabética, post infarto de miocardio) (Abramovic, M., 1995; Anónomo, 1998; Oficiales de ALLHAT y cols., 2002). Como todos los agentes antihipertensivos arteriales presentan potencias similares en sus dosis usuales y además entre ellas potencian su acción, la elección de la terapia debería estar basada en las necesidades individuales de cada paciente (Van Zwiten PA., 1996; Psaty BM. et al, 2002). Un punto a considerar en las terapias entregadas a los pacientes son los Problemas Relacionados a Medicamentos (P.R.M.), que se pueden clasificar en general en tres de acuerdo a la necesidad, efectividad y seguridad, los cuales al mismo tiempo se subdividen llegando a obtener seis P.R.M. OBJETIVO GENERAL: Mejorar la calidad de vida y el control de la presión arterial en pacientes hipertensos arteriales descompensados y que son atendidos en el Centro de Atención Familiar Gil de Castro de Valdivia. OBJETIVOS ESPECIFICOS: Identificar a los pacientes con H.T.A. descompensados. Diseñar, elaborar y validar un material informativo educativo para los pacientes HTA. Evaluar al paciente de modo de identificar posibles problemas relacionados a fármacos. Evaluar si el paciente H.T.A. se encuentra no controlado por problemas de estilo de vida. Brindar atención farmacéutica y entregar el material educativo al paciente. Evaluar el efecto de la intervención de atención farmacéutica en los diferentes controles a los que acuda el paciente. 2. MATERIAL Y METODO El estudio se realizó en pacientes con H.T.A. atendidos en el Centro de Salud Familiar Gil de Castro de la ciudad de Valdivia durante el período comprendido entre los meses de julio 2001 a enero del 2002. Contempló dos etapas, en la primera se diseñó, elaboró y se validó un material informativo educativo para los pacientes hipertensos y en la segunda, se llevó a cabo la Atención Farmacéutica en el Centro de Salud. 2.1. Diseño, elaboración y evaluación del material informativo educativo de hipertensión arterial Uno de los materiales informativos educativos que se diseñó y elaboró, contenía conceptos básicos acerca de la definición de H.T.A e información acerca de la patología como las consecuencias de ésta, y los medicamentos que aumentan la presión arterial. Se les entregaba recomendaciones para cumplir con el tratamiento, para normalizar la presión arterial, la dieta a seguir (baja en sodio y rica en potasio), los factores que elevan la presión arterial, los factores predisponentes, los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de la H.T.A., y los que se podía utilizar en caso necesario (analgésicos, vitaminas y antigripales) y finalmente, con los que debía tener mayor precaución de administrarse. Esta información se entregó en forma escrita y con ilustraciones alusivas al tema desarrollado (Ver Figura N°1). Se diseñó y elaboró un segundo material informativo educativo para cada medicamento antihipertensivo que podía ser indicado a los pacientes y que contenía específicamente los mensajes aclaratorios de las posibles reacciones adversas que pudiese provocar el tratamiento prescrito (Figura N°2). Un tercer material informativo educativo que se diseñó, elaboró y entregó, consistió en proporcionar un sistema recordatorio con el horario de administración de los medicamentos insistiendo que los respetara siempre. Para este efecto, se le brindaba al paciente un esquema adecuado de administración de los medicamentos, especificando los horarios y condiciones, esto se refería a si era en ayunas o no, con agua, bebidas o alimentos. En este mismo material se dejó un punto de observaciones y se recordaba la próxima sesión de control y de Atención Farmacéutica en el Centro de Salud. Además, aquí se les hacían las observaciones enfatizando el tipo de alimentos que debían consumir y las indicaciones sobre los medicamentos que utilizaban (Ver Figura N° 3). Para validar el material informativo educativo se procedió a entrevistar a 10 pacientes con H.T.A. controlados en el mismo Centro de Salud. A ellos se les consultó acerca si entendían o no el material entregado. Se anotaron todas las consultas que ellos formularon y se procedió a efectuar todas las correcciones pertinentes. Se evaluó el material informativo educativo al iniciar y finalizar la Atención Farmacéutica por medio de los puntos señalados en los formularios entregados a los pacientes en estudio (Ver figura Nº4). En este material se evaluó aspectos de conocimiento de la enfermedad alcanzado por el paciente, de los medicamentos, dieta, actividad permitida y se le pidió su opinión acerca de obtener mayor información. Esto se logró por medio de las entrevistas verbales las cuales se basaban en preguntas directas con respecto al conocimiento que presentaban respecto a la patología y sus medicamentos, tomándose como aceptable aquellos que sabían dos consecuencias de ésta y un medicamento utilizado, lo cual fue calificado con grado dos (2), si su conocimiento era inferior al parámetro utilizado se calificaba con grado uno (1) y si era mayor como excelente y nota tres (3). Con respecto a la dieta, se enfatizó en el consumo adecuado de sal y agua, considerando sólo si cumplían o no con las recomendaciones entregadas (consumo diario de 2 grs. de sal y dos litros de agua). Este criterio de preguntas simples con la alternativa de una respuesta dicotómica también se utilizó con respecto a la actividad física realizada por ellos (práctica de ejercicios durante 15 minutos tres veces al día, considerándose como ejercicios el caminar rápido, andar en bicicleta o ejercicios aeróbicos para la tercera edad). También, se evaluó los mensajes verbales aclaratorios que se le brindó al momento de ser atendido, esto también se hizo por medio de preguntas directas al paciente anotándose las respuestas en la sección de observaciones del formulario (Ver Figura N°4) (Beto, JA., 1996; Blumenthal, J., 2002; Contreras, M., 2000). 2.2. Atención Farmacéutica Los pacientes ingresados al estudio fueron los clasificados como “descompensados” por los profesionales quienes los atendían en el Centro de Salud. Eran pacientes con H.T.A. que se encontraban en tratamiento farmacológico, sin embargo, su presión arterial no se encontraba dentro de los rangos normales, quiere decir en cifras menores a 140/90 mmHg. (De Vries, 1998; OMS, 2001; NHBLI, 2003). La atención farmacéutica consistió en la atención personalizada, y trabajo en conjunto con el médico, la enfermera y los pacientes con el fin de obtener el mayor beneficio de los distintos tratamientos farmacológicos que les eran prescritos (Iñesta, 2002; Hypertension Study Group, 2001; Kapplan, 1998). La Atención Farmacéutica que se les entregaba a los pacientes con H.T.A. consistía en tres sesiones que se les brindaba en forma mensual, con el fin de realizarles un seguimiento prospectivo respecto a su enfermedad, por medio de entrevistas farmacéuticas y posterior evaluación de su condición fisiopatológica. La evaluación se realizaba a través de la medición del parámetro pertinente, esto fue la presión arterial (Garçao, J., 2002; OMS, 2001; Anónimo, 1998). En la primera entrevista se procedía al reconocimiento del paciente y llenado además de un formulario previamente elaborado y validado. En él se consignó algunos datos demográficos como nombre, edad, sexo, escolaridad, sector de vivienda en Valdivia, estado civil y algún dato que facilitara la ubicación del paciente (teléfono particular o del trabajo). También se anotó algunos antecedentes fisiopatológicos como enfermedades que cursaban concomitantemente con la H.T.A., la glicemia y algunos aspectos de hábitos o estilo de vida. También se consignó medicamentos que consumía, tanto de terapia antihipertensiva como otros consignando su origen, esto fue, que pudiesen ser indicados por el médico o no, y por último, si la causa fue debido a la presencia de algún síntoma, signo o patología, incluida la H.T.A., además de dejar consignado el valor de presión arterial con la cual eran derivadas a la entrevista. (Ver Figura N° 5). Con relación al conocimiento que demostró el paciente acerca del uso del medicamento y su patología, se anotó en el mismo formulario de “entrevista Farmacéutica” si conocía o no la forma farmacéutica de los fármacos (F.F.); de la cantidad que debería administrarse de una sola vez (D.U.); la frecuencia con que se las administraba (Fr); la forma en que se administraba correctamente el fármaco (A.D.); se anotó si era capaz de narrar un efecto adverso del medicamento (R.A.M.); si conocía la razón de indicación del medicamento (R.I.), con relación al conocimiento sobre la patología, se anotaba lo señalado por el paciente. Cada uno de los puntos anteriores equivalía a un punto en caso de respuesta correcta (Sí). Se sumó todas las respuestas correctas, la nota máxima fue seis como clasificación final. Se consideró como grado 0 y 1 aquellos que sólo sabían la patología que cursaban. Quienes sabían sobre la patología que cursaban y conocían un medicamento para tratar la H.T.A., se les calificaba con grado dos, y si sabían más de un medicamento además de conocer sobre su patología, entonces se calificaban con grado 3 (Contreras, M., 2000). En cuanto al cumplimiento del tratamiento, durante la entrevista se precisó si el paciente cumplía o no con la administración de los medicamentos que le fueron prescritos y con las medidas no farmacológicas, esto fue posible por el aporte directo del paciente por medio de respuestas dicotómicas ( sí o no) (Carrasco, P. y cols., 2003; De Vries y cols., 1998).También se precisó la causa del incumplimiento y se anotó directamente la causa señalada por el paciente para el incumplimiento de la terapia, esto fue como por ejemplo: “olvido de la dosis”, “tomar muchos medicamentos”, entre otras (Writing Group of the Premier Collaborative Research Group, 2003). Durante la entrevista se determinaba el estado nutricional del paciente, esto si era: enflaquecido, normal, con sobrepeso u obeso considerando el índice de masa corporal, en base al cuociente de la estatura al cuadrado expresada en centímetros y el peso medido (Ver Figura Nº 6) (Olivares, S., 1999; Pescio, S., 2000). Este parámetro no se había considerado inicialmente en el formulario hecho, por lo que se anotó en observaciones. Finalmente, en esta primera entrevista farmacéutica se entregaba los materiales informativos educativos anteriormente señalados, se determinaba la presencia de P.R.M. y la presión arterial registrada en esta sesión era la entregada por los otros profesionales (enfermeras o médicos) que trataban al paciente previamente y los derivaban a la entrevista farmacéutica para el posterior seguimiento de ellos (Ver Figuras N° 1, 2 y 3). En la segunda entrevista se encontraban dos situaciones. En la primera, los pacientes que concurrían en la fecha estipulada y era aproximadamente después de un mes de la primera entrevista. En la segunda, los pacientes, por alguna razón debieron concurrir antes de lo previsto al Centro de Atención. En ambas situaciones se les midió la presión arterial para llevar un control de ella, este valor se dejaba registrado en el formulario “Entrevista Farmacéutica” (Ver Figura Nº5) y se les consideró como segunda entrevista, sólo que el segundo grupo (el que concurrió antes), generalmente correspondió a situaciones de descompensación o de riesgo al encontrarse su presión arterial elevada. Estos pacientes se les derivó al médico para que se evaluara su respuesta a los fármacos y los posibles P.R.M. El médico lo evaluaba y si determinaba la presencia de un P.R.M. entonces, se le daba seguimiento al paciente de acuerdo al conocimiento que él tenía con respecto a su patología, tratamiento, hábitos y otros parámetros clínicos como presión arterial, peso, cumplimiento del tratamiento, entre otros (Psaty BM et al, 2002; Sn Lau, y cols., 1996; Tamargo y cols., 1997; Martín MT y cols., 2002). Los P.R.M. se clasificarán en tres grandes grupos. El primero dice relación con la “necesidad, falta o sobra de medicamentos” (el paciente no usó un medicamento que necesita y el paciente usó un medicamento que no necesita, estos fueron P.R.M. 1 y P.R.M. 2). El segundo grupo, los P.R.M. 3 y P.R.M. 4, especificó si el paciente usó un medicamento que no le corresponde y si el paciente usó el medicamento en dosis y/o pauta menor a la que necesitaba (está vinculado a la efectividad, si el paciente no respondió o respondió poco al medicamento). El tercer grupo, relacionado a la seguridad o efecto adverso de los fármacos administrados a los pacientes; fueron los P.R.M. 5 (el paciente usó un medicamento en dosis y/o pauta mayor a la necesaria) y los P.R.M. 6 (el paciente se administró un medicamento que le provocó un efecto adverso) (Psaty BM et al, 2002; Sn Lau, y cols., 1996; Tamargo y cols., 1997; Martín, MT, 2002). En caso de la presencia de algún P.R.M., las intervenciones que se aplicaban en términos generales fueron en los P.R.M. 1 (reafirmar la necesidad de utiliza el medicamento prescrito y solicitar la evaluación médica de la necesidad del medicamento), en el P.R.M. 2 (suspender el uso de medicamento automedicado y solicitar evaluación médica de la necesidad de medicamento), en caso de P.R.M. 3 (informe a médico por medio de ficha clínica para evaluación y posible cambio de medicamentos), en P.R.M. 4 (enfatizar el cumplimiento de la posología indicada, ajustar el horario del uso o toma de medicamentos y hacer un informe para el médico por medio de la ficha clínica para evaluación y posible cambio de dosis y/o pauta). En los P.R.M.5 (enfatizar el cumplimiento de la posología indicada, ajustar el horario del uso o toma de medicamentos y hacer un informe para el médico por medio de la ficha clínica para evaluación y posible cambio de dosis y/o pauta). Por último en los P.R.M. 6 (se debía ajustar el horario del uso o toma de medicamentos, suspender el uso del medicamento automedicado y realizar un informe al médico para evaluar el costo riesgo- beneficio). Esta información también se consignó en el formulario “Entrevista Farmacéutica” (Ver Figura Nº 5). El seguimiento de los P.R.M. se efectuó por medio de conversaciones verbales con el médico tratante y el paciente en cuestión, anotándose en el formulario el tipo de P.R.M. a seguir y si eran o no solucionados a través del tiempo, ya sean éstos por cumplimiento del tratamiento farmacológico y cambio de dosis y/o medicamentos. El mismo modo se utilizó para las reacciones adversas de medicamentos (R.A.M.) (Florez, J. 1997). Durante la Entrevista Farmacéutica se procedió con respuestas a las consultas formuladas por los pacientes en relación con los medicamentos que les eran prescritos, y estas consideraron aspectos de efectividad, riesgos, almacenamiento y conservación, entre otros. Esta información se consignó en el formulario “Entrevista Farmacéutica” (Ver Figura Nº 5). En esta segunda sesión, además se les medía la presión arterial a los pacientes, su peso, se atendía cualquier consulta que tuvieran ya sea con respecto a terapia o bien a la patología, se le seguía estimulando para el correcto seguimiento de los tratamientos (farmacológico y no) (Ver Figura Nº 7). Se evaluaba la lectura del material previamente entregado (Ver Figura Nº 4) donde el formulario constaba de preguntas simples con la alternativa de una respuesta dicotómica, sí o no. Estas respuestas fueron sumadas algebraicamente para poder determinar el grado de comprensión y entendimiento, y se les citaba para su última sesión después de 30 días (Román, O., 1999; O.P.S., 1990; Segura, J., 2003). En la última y tercera sesión, además de la entrevista farmacéutica se controló el peso de los pacientes, la presión arterial, y la glicemia en los casos que fue necesario, por medio de la aplicación de un test de glicemia en el mismo momento de la entrevista. Además se les entregó un formulario (Ver Figura Nº 4) para evaluar las sesiones o entrevistas que se le habían hecho al paciente, y se les incentivaba para que se mantuvieran en el régimen que estaban aplicando, tanto con el tratamiento farmacológico como en el estilo de vida (Segura, J., 2003; Anónimo, 1997, Anónimo, 1998). Para el análisis de los datos se aplicó las pruebas estadísticas de “T de student” y “Chi Cuadrado” (x2), con una significancia del 5% (α= 0,05). 3. RESULTADOS Y DISCUSION 3.1. Descripción de los pacientes Ingresaron al estudio 100 pacientes, de los cuales 33% eran hombres y 67% mujeres. Según recomendación de la OMS, el grupo en estudio se dividió en dos grupos; los mayores de 65 años y los ≤ a 65 años de edad (OMS, 2001). El grupo mayoritario fue el de mayores de 65 años, correspondiendo al 60% de la muestra. De la totalidad de los pacientes, 24% era hipertenso diabético, 18 % con H.T.A. y dislipidemias y el resto (58 %) sólo cursaba con H.T.A. Dentro del grupo de los diabéticos, el 66% era de sexo femenino (68 % mayores de 65 años) y sólo 34 % varones (62 % mayores de 65 años); y los que además cursaban algún tipo de dislipidemias, el 28 % era hombre (60 % mayores de 65 años) y 72 % mujeres, de las cuales 69 % era mayor de 65 años. Con esto, se demuestra que con él aumentó de la edad, las patologías especialmente crónicas, hacen su aparición complicando al paciente y afectando su evolución, lo que a su vez requiere más tratamiento. Lo cual concuerda con la literatura. (Beto, J.A., 1996; Hypertension Study Group, 2001). Dentro del grupo de los mayores de 65 años de edad, las mujeres (n= 43) el 46,5% cursaba con otra patología (diabetes mellitus tipo 2, dislipidemias, obesidad) además de la hipertensión arterial, en el caso de los hombres (n= 17), este porcentaje correspondía al 47,1%. En la literatura consultada, se refuerzan los datos encontrados (Frenk y cols., 1989, Garçao, 2002; Iñesta, 2002). 3.2. Medicamentos que se administraban a los pacientes ingresados al estudio según sexo y edad Los medicamentos antihipertensivos prescritos a los pacientes en estudio, en el Centro Familiar Gil de Castro, se muestran la Tabla Nº 1. Los fármacos más utilizados entre las mujeres ≤ 65 años fueron el enalapril con un 31,9 %, el nitrendipino con 21,3 % de las prescripciones, la hidroclorotiazida con 21,3 %. Entre los varones ≤ de 65 años los fármacos más consumidos fueron el enlapril con un 40 % y nitrendipino con un 24 %, seguido de la hidroclorotiazida con un 20 %. Del total de pacientes tanto femenino como masculino los > de 65 años lo fueron el nitrendipino y enalapril con un 31,3 % y 30,4 % respectivamente. Al estudiar las prescripciones según edad se observó que, tanto entre los varones y las mujeres, los fármacos más consumidos fueron enalapril, nitrendipino e hidroclorotiazida, encontrándose sólo ligeras variaciones porcentuales en cada uno de los grupos de edad en estudio. Las tendencias encontradas coincidieron con lo publicado por otros autores (OMS, 2001; Garçao, SA et al, 2002; NHBLI, 2003). Al analizar la Tabla N° 2, se observa que el promedio de los medicamentos antihipertensivos prescritos en las pacientes, en las mujeres ≤ a 65 años fue de 2,4 ± 0,9 y 2,2 ± 0,7 para las > de 65 años de edad, por lo que se pudo determinar que la edad no influyó en el promedio de medicamentos antihipertensivos consumidos por las mujeres, ya que el tcalculado=1,53 se encuentra dentro de los rangos de aceptación de los valores de t crítico= ±1,64. Esta cifra es similar a lo encontrado por otros autores (Psaty BM et al., 2002). En la Tabla Nº 3, utilizando como unidad de análisis personas que consumen los medicamentos, se pudo apreciar que debido a que el valor de chi cuadrado crítico (x 2crítico)= 3,84, es mucho mayor a x2calculado= 1,2, con un grado de libertad (g.l)= 1, y un α= 0.05, por lo que se determinó estadísticamente, que la edad en las mujeres, no es un parámetro significativo en la cantidad de medicamentos prescritos para tratar la H.T.A. lo cual no concuerda con lo encontrado por otros autores (Psaty, BM et al, 2002; Bernal, et al., 1994; Martí M., et al., 1994). Dentro del grupo de los “otros medicamentos” utilizados por los pacientes, en las mujeres ≤ de 65 años el promedio era de 2,1 ± 1,4 y 1,8 ± 1,2 para las > de 65 años de edad. Para el cálculo de este promedio, se utilizaron sólo aquellas personas que consumían otros medicamentos, no considerando la totalidad de la muestra, ya que en ésta había 8 mujeres ≤ de 65 años y 15 > de 65 años, que no consumían otros medicamentos, lo cual al considerarlas, produce una dispersión en los datos, provocando un error matemático en las desviaciones estándares. Al aplicarle los cálculos estadísticos pertinentes, se pudo concluir, que la edad en las mujeres no provoca diferencia significativa en el consumo de “otros medicamentos”; ya que tcalculado= 0,96, encontrándose dentro del rango de aceptación puesto que tcrítico= ± 1,64. La Tabla Nº 4, analiza el porcentaje de personas que tomaban cantidades determinadas de medicamentos, considerando el total de la muestra, o sea considerando también el grupo de personas que no ingerían otros medicamentos, los cuales fueron ingresados al grupo de aquellos que consumían ≤ a 1 medicamento. En este caso la cantidad de medicamentos utilizados por las mujeres menores de 65 años, no concuerda con lo citado en la literatura, en que señala que los pacientes mayores de 65 años reciben más medicamentos que los ≤ a 65 años (Bernal et al., 1994; Martí M., et al., 1994; Psaty, BM et al, 2002). En el caso de los hombres, el promedio de medicamentos antihipertensivos para los ≤ de 65 años, fue de 1,7 ± 0,7 y para los > de 65 años de 2,8 ±1,4 medicamentos (Ver Tabla N°5). Aquí se pudo determinar estadísticamente, que en el caso de los hombres fue significativa la influencia de la edad en relación con la cantidad de medicamentos para H.T.A. que le eran prescritos, dado que el valor de tcalculado=-3,8 se encontró fuera de los rangos de aceptación que serían los valores de tcrítico = ± 1,64, con un g.l = 73 y α = 0,05. En esta situación específica, existió una concordancia con la literatura, en que se señala que los pacientes > de 65 años de edad, reciben mayor cantidad de medicamentos antihipertensivos (Bernal, et al., 1994; Martí M., et al., 1994; Psaty, BM et al, 2002). Continuando el análisis para el sexo masculino, dentro de los medicamentos que no eran antihipertensivos (“otros medicamentos”) ingeridos por ellos, los ≤ a 65 años correspondió a 1,5 ± 0,8 y para los > de 65 años 2,2 ± 1,2 con un tcalculado = -1,6; t critico= ± 1,71, g.l = 23 y un α= 0,05. De estos datos estadísticos se pudo concluir que el tcalculado, está dentro de la zona de corporal n, por lo que en los hombres, con respecto a los “otros medicamentos” ingeridos por ellos, no tuvo relación directa con la edad. En este caso también sólo se consideraron aquellos pacientes que consumían al menos un medicamento, descartando a aquellos que no consumían “otros medicamentos”. En la Tabla Nº 6, se analiza por porcentaje de personas que toman ≤ a 1 medicamento y ≥ 2 medicamentos, considerando incluso a aquellos pacientes que no tomaban medicamentos no antihipertensivos. El límite de cantidad de medicamentos se varió dado a la gran cantidad de personas que no tomaban medicamentos, las cuales se incluían en el grupo que tomaba ≤ a 1 medicamento. Estos datos respaldarían el hecho de obtener un rango de dispersión amplia. Al aplicar x 2, obtenemos que no es significativa la influencia de la edad en la cantidad de medicamentos que son ingeridos por los pacientes hombres, ya que el x2crítico = 3,84; con un g.l= 1 y α= 0,05 y como x2calculado= 1,16 se encuentra dentro de la zona de corporal n, lo que implica que no hay relación entre las dos variables. Los datos encontrados no concuerda con lo citado por otros autores (Beto, J., 1996). 3.3. Indice de masa corporal El índice de masa corporal se determinó por medio del instrumento que se muestra en la Figura Nº 6, obteniéndose los siguientes datos: las mujeres ≤ de 65 años de edad que cursaba obesidad era 12,5% (n = 3), con sobrepeso también era 12,5% y las que se mantenían dentro de su peso normal era un 75%, lo que correspondía a 18 mujeres. Entre las mujeres de 65 años, hubo un paciente (2,3%) que cursaba obesidad, 8 (18,6%) con sobrepeso y 34 (79,1%) estaba en su peso normal, ver Tabla Nº 7. La importancia del estado nutricional de los pacientes ha sido tratada por diferentes autores (Hooper L, 2003). En el caso de los hombres, los ≤ de 65 años de edad el 50% estaban en su peso normal, 25% con sobrepeso y los 25% restantes, con obesidad ver Tabla Nº 7. Con respecto al peso de los pacientes de la muestra en estudio, del total de pacientes mujeres, el 77,6 % tenía un peso normal, el 16,4 % en sobrepeso y el 6,0 % con obesidad. Mientras que en el grupo de los hombres, un porcentaje del 54,4% estaba en los rangos de su peso normal, el 21,2% cursaba sobrepeso y el 24,3 % cursaba la obesidad (Ver Tabla Nº 7) (Hooper L., 2003). 3.4. Factores asociados al grado de conocimiento farmacológico y no farmacológico al inicio de las entrevistas informativas educativas El 83,6 % de las pacientes mujeres ingresadas al estudio presentaron un conocimiento aceptable y excelente (presentaban grado 2 y 3) sobre los medicamentos que se administraban para la H.T.A., esto podría deberse a que en su mayoría las mujeres cursaban su patología un tiempo apreciable al momento de inicio del estudio, por lo que sus conocimientos farmacológicos y con respecto a su patología, eran esperados. Lo mismo ocurrió con los pacientes hombres, los cuales presentaban esta puntuación un 90,9 % (Ver Tabla N° 8). El conocimiento no farmacológico se refería al estilo de vida a seguir (Ver Tabla Nº 21), la cual cambió a partir de la segunda sesión, obteniéndose variaciones en las mujeres en un 79,1 % y de 90,1% en los hombres. Lo cual concuerda con lo citado por otros autores (NHBLI, 2003, Pescio S, 2001). 3.5. Impacto del programa educativo informativo en el grado de conocimiento farmacológico y no farmacológico y sus factores asociados La influencia de los factores asociados al conocimiento farmacológico, se estableció en el momento del término de las entrevistas educativas informativas. No se encontró diferencia con respecto al nivel educacional en los pacientes en estudio, ya que sólo un 7% de los pacientes que pertenecían al grupo de los > de 65 años de edad, eran analfabetos. Resultados que concuerdan con otro estudio realizado en la región (Contreras, M., 2000). La asistencia a las sesiones informativas educativas, estuvo relacionada con el aumento en el conocimiento sobre los medicamentos que tomaban para la H.T.A de 2,2 veces en las mujeres, y con respecto a su patología de 4,3 veces, ver Tabla N° 9. Lo que concuerda con lo encontrado por otro autor (Van Mil et al., 1996). El conocimiento sobre las consecuencias de su patología aumentó 2,4 veces con respecto a la primera sesión. (Ver Tabla N° 9). Las tendencias encontradas coincidió con lo publicado por otros autores (Van Mil et al., 1996; Román O. et al, 1999; Garçao SA., 2002). En los hombres se pudo apreciar que hubo un aumento en su conocimiento con respecto a la patología en 3,1 veces, en los medicamentos que utilizaban 2.2 veces y con respecto a las consecuencias de su patología, aumentó en 2,4 veces (Ver Tabla Nº10). Lo cual concuerda con publicaciones hechas por otros autores (Van Mil et al., 1996; Román, O., 1999; Garçao SA, 2002). Además el aumento o no en el conocimiento de su terapia farmacológica y no, fue una importante contribución en el fin que se buscaba: normotensar a los pacientes ingresados al estudio. Esto se puede demostrar en la Tabla Nº 11, coincidiendo con lo publicado por otros autores (Van Mil et al., 1996; Román, O., 1999; Garçao SA., 2002). 3.5.1. Estilo de vida. La dieta hiposódica ( < de 2 grs diarios de sal) inicialmente, las mujeres sólo la seguía un 26,9 % y al término de las sesiones, aumentó 3,2 veces las mujeres que consumían hasta un total de 2 gramos diarios de sal. Lo cual coincide con lo publicado por otros autores (Hooper L, 2003; Segura, J., 2003). En el caso de los hombres (Ver Tabla Nº 10), también hubo un aumento de 3,2 veces, ya que inicialmente sólo un 18,2 % seguía la restricción sódica. Este también es un factor importante en la regulación de la presión arterial. Lo cual es reafirmado por estudios realizados y publicados por otros autores (Mangum SA, 2003; Simon J, 1999). Con respecto a los ejercicios, en las mujeres, hubo un aumento considerable de 7,0 veces (Ver Tabla Nº 9). En el caso de los hombres sólo en 1,3 veces (Ver Tabla Nº 10). Esto se puede explicar puesto que el 71,6 % de las mujeres eran dueñas de casa y llevaban una vida sedentaria. Este es otro factor a mencionar por ayudar a normotensar a los pacientes, coincidiendo con lo encontrado en la literatura consultada (Simon J, 1999; Mangum SA, 2003). El consumo de 2 litros diarios de agua se vio representado por un aumento de 45,8 veces en que las mujeres habían variado su consumo diario de agua (Ver Tabla N° 9), lo que también se considera en la normalización de la presión arterial. En el caso de los hombres (Ver Tabla Nº 10) hubo un 9,1% inicial, el que varió en 10,3 veces, es decir que al final de las sesiones hubo 93,9 %. Estos resultados fueron similares a lo encontrado por otros autores (Simon J, 1999; Mangum SA, 2003). El conocimiento sobre el correcto almacenamiento de los medicamentos aumentó 2,7 veces en las mujeres, esto es importante sobre todo para aquellas pacientes que tomaban enalapril maleato, puesto que se trata de una pro-droga fotosensible, lo cual se determinó por la diferencias entre los porcentajes que se presentaron entre la primera y última sesión (Ver Tabla N° 9), para el caso de los hombres, este conocimiento aumentó en 0,2 veces (Ver Tabla Nº 10), resultados que son similares con otro estudio realizado en la ciudad de Valdivia (Contreras, M., 2000). 3.5.2. Asistencia a las sesiones informativas - educativas. Las mujeres tuvieron un 100% de asistencia a las sesiones educativas y de control, a diferencia de los hombres, dado que un 75,8% trabajaba, a pesar de estar en su mayoría jubilados, por lo que su inasistencia se debía principalmente a razones laborales, sin embargo, la disminución fue sólo de un 12,1 %, resultados que son similares con otro estudio realizado en la ciudad de Valdivia (Contreras, M., 2000). 3.5.3. Evolución de los pacientes en seguimiento. La evolución de los pacientes, principalmente se puede apreciar por la normalización de sus presiones arteriales. Esta normalización se puede ver en las Tablas Nº 11 y 12, en donde se analizan por sexo, tomando en consideración, que en la primera sesión, el 100,0% de los pacientes se encontraban descompensados, por lo que se ve la variación con respecto a ésta, pero se registran las dos sesiones siguientes. Aquí se puede apreciar que en la segunda sesión hubo un porcentaje del 69,8 % de las mujeres que tendieron a una disminución en los valores de su presión arterial, contra un solo 30,2% en los hombres (Ver Tabla Nº 11). Los resultados obtenidos presentan una tendencia similar a lo publicado por otros autores (Martí BM, 1994; Contreras, M., 2000). Con respecto a la normalización de las presiones arteriales, se pudo apreciar que al analizarlos por sexo, hubo 17 mujeres (22,4%) que nunca normalizaron sus presiones arteriales, a pesar que de éstas, 11 (73,3 %) tendieron a bajar sus presiones arteriales a rangos más aceptables, a pesar que no llegaron a valores de 140/90 mmHg. Además hubo dos pacientes (3%) que en la segunda sesión habían normotensado y sin embargo, para la tercera sesión volvieron a descompensar ( Ver Tabla Nº 11). Dentro del sexo masculino (n = 33) hubo 5 pacientes (15,2%) que no respondieron, es decir, que sus presiones arteriales a pesar que tendieron a disminuir (60% de los 5), no lograron compensar a rangos normales; mientras que hubo un solo paciente (3,0%) que descompensó en la tercera sesión (Ver Tablas N° 11 y 12), estos resultados concuerdan con las tendencias encontradas en otro estudio realizado en la ciudad de Valdivia (Contreras, M:, 2000). Al finalizar las sesiones además se pudo determinar quienes habían mantenido sus presiones en rangos normales, los que habían vuelto a descompensar y los que nunca lograron normotensarse (Ver Tabla Nº 12). De aquí se pudo observar que al finalizar las sesiones informativas educativas que sólo 3 mujeres aumentaron su presión arterial fuera de los rangos normales, 7 se mantuvieron dentro de rangos de descompensación a pesar que los valores de presión arterial habían disminuido, no fueron suficientes las tres sesiones para normotensarlas y 57 mujeres, lograron normotensar su presión arterial, esto implica que después de haberse normotensado 3 pacientes, volvieron a descompensar, estos resultados concuerdan con las tendencias encontradas en otro estudio realizado en la ciudad de Valdivia (Contreras, M:, 2000). En el caso de los hombres, al finalizar las sesiones, 5 aumentaron su presión arterial fuera de los rangos normales, uno se mantuvo descompensado, no se logró normotensarlo, esto pudo atribuirse a que se trataba de una persona alcohólica y 27 pacientes lograron llevar los valores de sus presiones arteriales a rangos normales. Las tendencias encontradas coincidió con lo publicado por otros autores (Segura J,2003; Writing Group of the Premier Collaborative Ressearch Group, 2003). Al analizar la tabla Nº 13 se observa el mayor porcentaje de las mujeres mayores y menores de 65 años no varió su peso, ninguna aumentó. Entre los hombres, los < de 65 años mayormente mantuvo su peso, mientras que los > de 65 años el porcentaje más importante estuvo entre los que disminuyeron su peso. Los resultados encontrados coinciden con las tendencias publicadas en otros estudios (Mangum SA, 2003; Segura, J., 2003). Con respecto al índice de masa corporal de los pacientes, los pacientes que bajaron de peso, en su mayoría fueron los > 65 años, comprendiendo ambos sexos, de los cuales 3 fueron mujeres y 9 hombres, si bien las variaciones de peso no eran totalmente significativas, eran constantes, por lo que se podía esperar que en un futuro próximo las disminuciones de peso lo sean, siempre y cuando se siguiera manteniendo el estilo de vida que hasta el momento habían adquirido (ejercicios, dieta alimenticia) (Segura J, 2003; Writing Group of the Premier Collaborative Ressearch Group, 2003). Tanto en ambos grupos, cabe pensar que el período en estudio pudo ser insuficiente, ya que las variaciones de peso suelen lograrse en períodos de tiempo mayores. Lo que coincide con publicaciones revisadas (Segura J, 2003; Writing Group of the Premier Collaborative Ressearch Group, 2003). 3.5.4 Cumplimiento de tratamientos. El cumplimiento del tratamiento farmacológico (Ver Tabla Nº 14) aumentó en las distintas sesiones, esta variación se determinó por medio de preguntas directas hechas al paciente, en donde ellos sólo respondían con una respuesta dicotómica donde al finalizar las sesiones en el caso de las mujeres había un cumplimiento del 71,6 % y en los hombres fue de un 78,8% (Garçao JA, 2002) y se señalaba las razones del incumplimiento entregadas por el paciente (Ver Tabla Nº 15 y 16). Dentro de las razones de incumplimiento del tratamiento farmacológico en el sexo femenino > de 65 años de edad, fue por “orinar” mucho (33,3%) con los diuréticos, mientras que en el grupo de ≤ 65 años fue “por sentirse bien sin sus medicamentos” (52,6%). Sin embargo, comparando ambas edades, las que tienden a no cumplir su tratamiento farmacológico son las >65 años, en donde la segunda razón de incumplimiento la ocupa, el “olvidar tomar sus medicamentos” con un 23,3 % (Ver Tabla Nº 15). En el caso de los hombres (Ver Tabla Nº 16), se vio que en los ≤ de 65 años, la mayor causa de incumplimiento es también porque “orinan” mucho con un 57,1% y un 28,6 % es porque “olvidaba tomar sus medicamentos”. En los > de 65 años, las mayores causas de incumplimiento están dadas en tres aspectos: “eran muchos los medicamentos a tomar”, “orina mucho” y “se siente bien sin medicamentos”, cada una de ellas con un 25,0 %. Esta tendencia se pudo apreciar en otros estudios realizados (Contreras, M., 2000; Garçao JA, 2002). Estos porcentajes, tendieron a disminuir progresivamente a medida que pasaba el tiempo y aumentaban el número de sesiones, puesto que ya tendían a “olvidar tomar sus medicamentos” y, a pesar que también disminuyó el número de personas que evitaban tomar los medicamentos por la frecuencia de micciones, ésta fue una de las principales razones por la que al término de las sesiones aún se mantenía en un porcentaje bajo (3%), el incumplimiento del tratamiento farmacológico. La tendencia encontrada es similar a publicaciones realizadas por otros autores (Ver Tabla N°17) (Contreras, M., 2000; Garçao JA, 2002). Si analizamos el cumplimiento del tratamiento por sexo, se pudo apreciar que para la segunda sesión, ambos sexos tendieron a aumentar el cumplimiento en forma similar, el aumento entre las mujeres fue de 1,6 veces y entre los hombres 1,8 veces. Sin embargo, al término de las sesiones se pudo apreciar una diferencia, en donde el cumplimiento aumentó 3,7 veces en los hombres y sólo 2,7 veces en las mujeres (Ver Tabla N° 14). Esta tendencia se pudo apreciar en otros estudios realizados (Contreras, M., 2000; Garçao JA, 2002). Analizándolos por grupos de edades, se pudo apreciar que para la segunda sesión, que el grupo de los ≤ 65 años aumentó 5 veces el cumplimiento farmacológico a diferencia de 2,3 veces que lo hizo el grupo de los > 65 años de edad (Ver Tabla N° 17). Con respecto al cumplimiento del tratamiento farmacológico según edad, al aplicar ji- cuadrado, se obtiene que la edad no influye en el cumplimiento del tratamiento farmacológico, ya que x 2calculado, no se encuentra fuera del rango de aceptación de x2crítico. ( x2calc = 2,36, α= 0,05 y x2 crítico = 5,99 y η= 2). Los resultados encontrados fueron similares a lo encontrado por otros autores, en el sentido que las intervenciones informativas –educativas y seguimiento de los pacientes, aumenta el cumplimiento del tratamiento ( Contreras, M., 2000; Garçao, JA:, 2002) 3.6. Medicamentos utilizados en el tratamiento de H.T.A. Dentro de los medicamentos antihipertensivos más prescritos para el sexo femenino se pudo ver que las mayores diferencias se encuentran en el nitrendipino, que está en un 6,9 % más prescrito para las mujeres > 65 años; y la hidroclorotiazida con una diferencia menor (3,8 %) con respecto a las mujeres ≤ 65 años. A éstas se les prescribe 3,3 veces más la terapia coadyuvante de potasio (Ver Tabla N° 1). Lo encontrado en el estudio es similar a lo publicado por otro autor (Psaty BM, 2002). Al analizar al sexo masculino, las mayores diferencias en la prescripción de medicamentos por edad, estuvieron dadas por dos medicamentos principalmente: enalapril maleato, prescribiéndose el doble para los ≤ 65 años (16,3 % más que a los > 65 años) y, por otro lado el ácido acetil salicílico más prescrito para los > 65 años; 9,2 % más que los ≤ de 65 años de edad (Ver Tabla N° 1). Los medicamentos más prescritos coincide con lo publicado en otros estudios (AllHat, Antyhiperntensive and Lipid- Lowering treatment to prevent Heart Attack Trial, 2002). Si se compara sólo por sexo, se puede apreciar que el medicamento más prescrito es el enalapril maleato para ambos sexos, registrándose la mayor diferencia con la furosemida, que es más prescrita para los hombres (4,0 %) y las mujeres en un 2,0 % (Ver Tabla N° 1), resultados que no demuestra resultados similares a estudios previos (ALLHAT, 2002; Benetos A, 2002). Estos valores corresponden al porcentaje con respecto al total de los medicamentos prescritos por sexo. Por edad, el nitrendipino es recetado en un 6,4 % más en los >de 65 años que en los ≤ de 65 años; y la furosemida es 3,4 % más prescrito para los ≤65 años como también el enalapril maleato con un 5,2 % más (Ver Tabla N° 1) (ALLHAT, 2002; Benetos A, 2002). 3.6.1. Problemas Relacionados a Medicamentos (P.R.M.) Si se analiza los problemas relacionados a medicamentos (P.R.M.) en las mujeres entre los dos grupos de edades contemplados (≤ de 65 y > de 65 años), se puede apreciar que el P.R.M. más frecuente fue el de automedicación (P.R.M. 2). En el caso de los hombres, ambos grupos de edades, el P.R.M. de mayor frecuencia es la necesidad de un medicamento que no usa (P.R.M. 1). Siendo este el segundo P.R.M. de mayor frecuencia en las mujeres. El segundo, P.R.M. de consideración en los hombres el P.R.M. 2, automedicación (Ver Tablas N° 18 y 19). Estos resultados presentaron una tendencia similar a lo publicado por otros autores (Martín MT, 2002; http://epha.org/). Además dentro del grupo de las mujeres ≤ 65 años no se presenció el P.R.M. 3, que correspondió a la falta de respuesta a los medicamentos; en el grupo de > 65 años, sin embargo, el P.R.M. que no se detectó fue el P.R.M. 5, el cual indica que ninguna mujer > 65 años tomaba un medicamento en dosis o pauta mayor a la necesaria (Ver Tabla N° 18). Interesó averiguar si la incidencia de P.R.M. es diferencial según sexo. Definiendo p1= como la proporción poblacional de mujeres con P.R.M., las etapas de la prueba de significación estadísticas son: si p1= p0 ; H0 ó p1- p2 = 0 no hay diferencia, sin embargo, como Z pertenece a la zona de rechazo, concluimos que las diferencias observadas se encuentran en el universo, o sea, que la proporción poblacional de hombres con P.R.M. difiere a la proporción de mujeres con P.R.M., Z calc = 0,847 >> α/2= 0,025 y x 2 = 10,89>> 5,99, por lo tanto, es significativo el sexo en la presencia de P.R.M. Ahora, del total de mujeres (n = 67) el 43 % incurrían en la automedicación y sólo el 28,6 % de los hombres (n = 33) (Ver Tabla Nº 20) (Martin MT, 2002). En conclusión, dentro del sexo femenino, el 45,8 % de las mujeres ≤ de 65 años presentaban un P.R.M. y las mujeres > 65 años en un 53,5 % (Ver Tabla Nº 18). En comparación a los hombres, donde los ≤ de 65 años era un 43,7 % y los > de 65 años, un 41,2 % los que presentaban algún P.R.M. (Ver Tabla N° 19) (Martín MT., 2002). Entre los cambios de terapia por presencia de P.R.M., se pueden destacar que en las mujeres ocurió en siete casos, correspondiendo al 10,4 % del total de ellas y en los hombres fueron 11 (33,3 %). En el caso de las mujeres hubo un cambio de enalapril maleato por propanolol, un cambio de nitrendipino por atenolol, en 3 oportunidades se adicionó un medicamento a la terapia ya prescrita (2 enalapril maleatoy 1 furosemida), una suspensión de terapia farmacológica y una disminución en la dosis entregada. En los hombres, se cambió un enalapril maleato por nitrendipino, se adicionaron a la terapia farmacológica 3 medicamentos (1 enalapril, 1 cloruro de potasio, como coadyuvante de terapia y 1 hidroclorotiazida), en 6 ocasiones hubo aumento de dosis y en 1 sola ocasión se disminuyó. Dentro de todos los parámetros contemplados en el estudio, para poder determinar los factores que se asociaban a la falta de compensación que presentaban los pacientes ingresados al estudio, no se contempló la asociación a otras enfermedades como dislipidemias, diabetes, problemas renales u otra patología, debido a que el estudio se realizó en un período de tiempo limitado (tres meses, en el Centro de Atención), por lo que se tuvo que descartar estos parámetros. Además se pudo apreciar que un porcentaje no despreciable (75 %), incurría en el incumplimiento de su terapia farmacológica (punto tratado anteriormente y visualizado en las tablas Nº 14 y 17). Con respecto al seguimiento de la terapia no farmacológica (Ver Tabla Nº 21), se pudo concluir en la primera sesión, tanto hombres como mujeres, ningún paciente cumplía, lo cual mejoró a medida que aumentaban el número de sesiones educativas informativas, aumentando progresivamente, terminando con un cumplimiento del 79,1% en el grupo de las mujeres y 90,1% en el de los hombres. La razón de estos últimos en no seguir con el tratamiento no farmacológico, era porque se trataba de un grupo activo con un “trabajo pesado”, por lo que insistían en alimentarse el doble de lo que debían, a pesar que hubo una clara disminución con respecto al consumo de sodio y aumento en el de agua, éstos puntos se vieron reflejados en un 57,6 % y 93,9 % respectivamente. Estos resultados son similares a los encontrados por otros autores (Ver Tabla Nº 10) (Segura, J., 2003; Writing Group of the Premier Collaborative Research Group, 2003). Si analizamos la normalización de las presiones arteriales de los pacientes, según edad (Ver Tabla N° 22), se puede determinar que el grupo que tuvo mayor porcentaje de recuperación, fueron los > 65 años. Resultado totalmente esperado, puesto al comportamiento que demostraron durante el seguimiento que se les efectuó a través del tiempo, con respecto a cambios de estilo de vida, asistencia a las sesiones educativas informativas y al seguimiento de su tratamiento farmacológico fue siempre la mejor, coincidiendo estos resultados con un estudio previo realizado en la ciudad de Valdivia (Contreras, M., 2000). 4. CONCLUSIONES El control de la presión arterial en los pacientes hipertensos arteriales descompensados que fueron atendidos en el Centro de Atención Familiar Gil de Castro de la ciudad de Valdivia, mejoró en un 77,0 % del total de la muestra (n = 100), por la entrega de una atención farmacéutica por medio de sesiones informativas educativas y un adecuado seguimiento de los pacientes. El material informativo educativo entregado a los pacientes ingresados al estudio fue de apoyo en el aumento tanto de cumplimiento de terapias como en el grado de conocimiento por parte de los pacientes, abarcando dos puntos importantes, con relación a su patología como en los tratamientos, siendo éstos, farmacológicos y no farmacológicos. Sin embargo, no se pudo concluir el porcentaje en que favoreció a la normalización de la presión arterial, debido a que fueron un conjunto de medidas que se tomaron que como resultado, permitieron que los pacientes lograran ser normotensados. La evaluación por parte del médico y el adecuado seguimiento de los P.R.M., permitió que se pudiera hacer cambios en la terapia farmacológica de algunos pacientes, ayudando esto a mejorar la calidad de vida del paciente, logrando el máximo de beneficio con el menor riesgo con la terapia que se le había prescrito. Este seguimiento fue posible ya que permitió un trabajo en conjunto con el equipo multidisciplinario del área de la salud, ayudando esto, lograr un adecuado seguimiento de las terapias prescritas a los pacientes por el profesional médico. Los P.R.M. que se presentaban en las mujeres eran el P.R.M. 1: 29,4 %; P.R.M. 2: 44,1 %; P.R.M. 3: 2,9 %; P.R.M: 4: 6,0 %; P.R.M. 5: 2,9 % y P.R.M. 6: 14,7 %. En el caso de los hombres el P.R.M. 1: 35,7 %; P.R.M. 2: 28,6 %; P.R.M. 3: 7,1 %; P.R.M. 4: 7,1 %; P.R.M. 5: 7,1 % y P.R.M. 6: 14,4 %. Por medio de las sesiones informativas educativas, se pudo aclarar las dudas de los pacientes con respecto a su patología, medicamentos y medidas no farmacológicas en forma verbal ya que había un número de los > de 65 años que eran analfabetos (n = 7), lo que ayudó a asegurase que existiera un grado de entendimiento mayor de su patología y de los tratamientos que les era prescrito, además esta información fue reforzado por medio de la entrega de materiales escritos. Esto fue posible por el grado de asistencia a las diferentes sesiones por parte de los pacientes (100% en las mujeres y 75,8 % en los hombres). Se pudo disminuir el incumplimiento de la terapia farmacológica por medio de un material (horario) que se les entregaba para que recordaran el momento en que debían tomar sus medicamentos, lo cual ayudó al 8 % de los pacientes. BIBLIOGRAFIA Abramovic, M.(1995). Diuréticos para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Drug and therapeutics Bulletin 32 (N° 11): 1-4. Abramovic, M. 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Para establecer el tratamiento, además de las cifras de presión arterial, especificar las lesiones orgánicas y/o otros factores de riesgo cardiovascular (#)Media de dos o más lecturas tomadas en distintas visitas ($)Este estadio ya no aparece en la VI edición del JNC (4), pero sí en la última edición del Consenso de la LELH / Ministerio de Sanidad y Consumo (2). (VI Joint National Committee on Prevention , Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure, 1999). Anexo 2. Esquema del tratamiento para la Hipertensión Arterial (H.T.A.) Anexo 3. Terapia Farmacológica secuencial FIGURA 3. Formulario "Administración de medicamentos" FIGURA 4. Formulario “Evaluación del material entregado y sesiones informativas educativas realizadas FIGURA 5. Formulario “Entrevista Farmacéutica” FIGURA 6. Esquema empleado para determinar el Estado Nutricional del paciente, de acuerdo al rango del índice de masa corporal al que pertenezca. FIGURA 7. Forma esquemática de cómo medir la presión arterial, utilizando para ello un esfingomanómetro y un fonendoscopio. TABLAS DE RESULTADOS Y DISCUSION TABLA 1. Medicamentos antihipertensivos utilizados en los pacientes ingresados al estudio, según sexo y edad. Medicamentos para la H.T.A. Enalapril Nitrendipino Propanolol Furosemida Isosorbide* Isosorbide SL* Atenolol Potasio* Nitrendipino sublingual Hidroclorotiazida Sexo Mujeres ≤ 65 años Nº % 15 31,9 10 21,3 2 4,3 3 6,3 2 4,3 4 8,5 1 2,1 10 21,3 Total > 65 años Nº % 25 33,3 22 29,3 2 2,6 1 1,3 1 1,3 1 1,3 3 4,2 20 26,7 Hombres ≤ 65 años Nº % 10 40 6 24 1 4 1 4 2 8 5 20 > 65 años Nº % 10 25 14 35 2 5 2 5 1 2,5 3 7,5 8 20 ≤ 65 Nº 25 16 3 4 2 6 1 15 Total 47 100,0 75 100,0 25 100,0 40 * Estos medicamentos son coadyuvantes de terapia y para problemas cardíacos. TABLA 2. Promedio de medicamentos utilizados en las mujeres en estudio. Tipos de medicamentos Mujeres Antihipertensivos X ± ΔS ≤ 65 años 2,4 ± 0,9 > 65 años 2,2 ± 0,7 t-student crítico ± 1,64 t- student calculado 1,53 α (nivel de significación) 0,05 Grados de libertad 149 X= Promedio; ΔS= Desviación estándar Otros medicamentos X ± ΔS 2,1 ± 1,4 1,8 ± 1,2 ± 1,64 0,96 0,05 79 TABLA 3. Cantidad de medicamentos antihipertensivos prescritos a las pacientes mujeres ingresadas al estudio, estratificadas por edad. Mujeres Cantidad de medicamentos ≤2 >2 Nº % Nº % ≤ 65 años 17 34,0 7 41,2 > 65 años 33 66,0 10 58,8 Total 50 100,0 17 100,0 2 2 X calculado: 1,2; α : 0,05; X crítico: 3,84; g.l. (grados de libertad): 1 Total Nº 24 43 67 % 35,8 64,2 100,0 TABLA 4. Cantidad de medicamentos que no son antihipertensivos utilizados por las pacientes mujeres ingresadas al estudio, estratificadas por edad. Mujeres ≤ 65 años > 65 años Cantidad de medicamentos ≤1 ≥2 Nº % Nº 16 32,7 8 33 67,3 10 Total % 44,4 55,6 Nº 24 43 % 35,8 64,2 100,0 72 Total 49 100,0 17 100,0 2 2 X calculado: 1,9; α : 0,05; X crítico: 3,84; g.l. (grados de libertad): 1 67 100,0 TABLA 5. Promedio de medicamentos antihipertensivos utilizados en los hombres en estudio. Tipos de medicamentos Hombres ≤ 65 años > 65 años t-student crítico t- student calculado α (nivel de significación) Grados de libertad Antihipertensivos X ± ΔS 1,7 ± 0,7 2,8 ± 1,4 ± 1,64 -3,8 0,05 73 Otros medicamentos X ± ΔS 1,5 ± 0,8 2,2 ± 1,2 ± 1,71 1,6 0,05 23 TABLA 6. Cantidad de medicamentos que no son antihipertensivos utilizados por los hombres ingresados al estudio, estratificados por edad. Hombres Cantidad de medicamentos ≤1 ≥2 Nº % Nº % ≤ 65 años 13 50,0 3 42,9 > 65 años 13 50,0 4 57,1 Total 26 100,0 7 100,0 X2calculado: 1,2; α : 0,05; X2 crítico: 3,84; g.l. (grados de libertad): 1 Total Nº 16 17 33 % 48,5 51,5 100,0 TABLA 7. Diagnóstico inicial del peso en los pacientes ingresados al estudio en el Centro de Atención Familiar Gil de Castro, según sexo y edad. Peso Normal Sobrepeso Mujeres ≤ 65 años (n= 24) % 75,0 12,5 65 años (n= 43) % 79,1 18,6 Total (n= 67) % 77,6 16,4 Hombres ≤ 65 años (n= 16) % 50,0 25,0 65 años (n= 17) % 58,9 17,6 Total (n= 33) % 54,5 21,2 Obesidad Total 12,5 100,0 2,3 100,0 6,0 100,0 25,0 100,0 23,5 100,0 24,3 100,0 TABLA 8. Evaluación de los pacientes ingresados al estudio, con respecto al conocimiento de su patología y sus medicamentos. Edades (años) Evaluación en mujeres Grado: 1 Nº % ≤ 65 (n=24) 6 54,5 > 65 (n=43) 5 45,5 Total 11 100,0 Grado: 2 Nº % 9 60,0 6 40,0 15 100,0 Evaluación en hombres Grado: 3 Nº % 9 22,0 32 78,0 41 100,0 Grado: 1 Nº % 1 33,3 2 66,7 3 100,0 Grado: 2 Nº % 8 66,7 4 33,3 12 100,0 Grado: 3 Nº % 7 38,9 11 61,1 18 100,0 TABLA 9. Evaluación de las mujeres ingresadas al estudio, contemplando la variación de conocimiento de los tratamientos entregados, entre la primera y tercera sesión. Mujeres Evaluación de los pacientes en estudio 1° Sesión (n= 67) Sí N° % Conocimiento de su patología 15 22,4 Seguimiento de la dieta Hiposódica* 18 26,9 Practíca ejercicios físicos 7 10,4 Conoce el almacenamiento de sus medicamentos 25 37,3 Conoce las consecuencias de la patología 18 26,9 Consumo diario de 2 lts de agua 1 1,5 Conocen los medicamentos para la HTA 26 38,8 *Dieta Hiposódica: consumo menor de 2 grs diarios de sal. No N° 52 49 60 75 49 66 41 % 77,6 73,1 89,6 75,0 73,1 98,5 61,2 3° Sesión (n= 67) Sí N° % 65 97,0 58 86,6 49 73,1 67 100,0 43 64,2 46 68,7 57 85,1 TABLA 10. Evaluación de los hombres ingresados al estudio, contemplando la variación de conocimiento de los tratamientos entregados, entre la primera y tercera sesión. Hombres Evaluación de los pacientes en estudio 1° Sesión (n = 33) Si No N° % N° % 3° Sesión (n = 33 Si N° % Conocimiento de su patología Seguimiento de la dieta Hiposódica Practica ejercicios físicos Conoce el almacenamiento de sus medicamentos Conoce las consecuencias de la patología Consumo diario de 2 lts de agua Conocen los medicamentos para la HTA 9 6 19 20 9 3 12 27,3 18,2 57,6 60,6 27,3 9,1 36,4 24 27 14 0 24 30 21 72,7 81,8 42,4 0,0 72,7 90,9 63,6 28 19 25 33 21 31 28 TABLA 11. Normalización de la presión Arterial entre la Segunda y Tercera Sesión con respecto a la primera sesión, según sexo. Sexo Femenino Masculino Total Número de sesión 2° Sesión Normaliza No Normaliza N° % N° % 30 69,8 37 64,9 13 30,2 20 35,1 43 100,0 57 57,0 Total Nº 67 33 100 3° Sesión Normaliza N° % 50 64,9 27 35,1 77 100,0 No Normaliza N° % 17 73,9 6 26,1 23 100,0 Total Nº 67 33 100 TABLA 12. Variación en los valores de la presión arterial durante el seguimiento que se les realizó a los pacientes en estudio del centro de Atención Familiar Gil de Castro, en comparación a la primera sesión. Sexo Mujeres Hombres 2ª sesión 3ª sesión 2ª sesión Nº % Nº % Nº % Aumentó 3 4,5 3 4,5 2 6,1 Disminuyó 60 89,6 57 85,1 31 93,9 Se mantuvo 4 5,9 7 10,4 0,0 Total 67 100,0 67 100,0 33 100,0 La disminución de presión arterial no es necesariamente a rangos normales. Variaciones en la presión arterial 3ª sesión Nº % 5 15,2 27 81,8 1 3,0 33 100,0 TABLA 13. Variación en el peso de los pacientes en estudio, en el Centro de Atención Familiar Gil de Castro, en relación a la primera y última sesión. Sexo/ Edad 84,8 57,6 75,8 100,0 63,6 93,9 84,8 Variación en el peso Aumentó Disminuyó Sin variación Total Mujeres ≤ 65 años (n= 24) % 0,0 4,2 95,8 100,0 65 años (n= 43) % 0,0 7,0 93,0 100,0 Hombres ≤ 65 años (n= 16) % 6,3 25,0 68,7 100,0 65 años (n= 17) % 0,0 52,9 47,1 100,0 TABLA 14. Seguimiento del cumplimiento del tratamiento farmacológico en las distintas sesiones, según el sexo. Sesiones Sexo Femenino (n= 67) Masculino (n= 33) Total 1ª sesión % 26,9 21,2 25,0 2ª sesión % 44,8 39,4 43,0 3ª sesión % 71,6 78,8 74,0 TABLA 15. Razones del incumplimiento del tratamiento farmacológico de H.T.A. en las mujeres ingresadas al estudio. Mujeres Razones de incumplimiento del ≤ 65 años (n= 24) Tratamiento N° % Está sin medicamentos 4 21,1 Son muchos medicamentos a tomar 3 15,8 Orina mucho 2 10,5 Olvida tomar los medicamentos 0 0,0 Se siente bien sin los medicamentos 10 52,6 Total 19 100,0 > 65 años (n= 43) N° 5 2 10 7 6 30 % 16,7 6,7 33,3 23,3 20,0 100,0 TABLA 16. Razones del incumplimiento del tratamiento farmacológico de H.T.A. en los hombres ingresados al estudio. Hombres Razones de incumplimiento del Tratamiento Farmacológico Está sin medicamentos Son muchos medicamentos a tomar Orina mucho Olvida tomar los medicamentos Se siente bien sin los medicamentos Total ≤ 65 años (n= 16) > 65 años (n= 17) N° 2 8 4 14 N° 2 3 3 1 3 12 % 14,3 57,1 28,6 100,0 % 16,7 25,0 25,0 8,3 25,0 100,0 TABLA 17. Seguimiento del cumplimiento del tratamiento farmacológico a través de las distintas sesiones a los pacientes en estudio, según la edad. Sesiones Edad 1ª Sesión % ≤ de 65 años ( n=40) 17,5 > de 65 años (n= 60) 30,0 Total 25,0 2 2 X calculado = 2,36; x crítico = 5,99; η= 2 2ª Sesión % 87,5 70,0 77,0 3ª Sesión % 95,0 98,3 97,0 TABLA 18. Frecuencia de los P.R.M., en las mujeres ingresadas al estudio en el Centro de Atención Familiar, Gil de Castro. Mujeres P.R.M. P.R.M. 1 P.R.M. 2 P.R.M. 3 P.R.M. 4 P.R.M. 5 P.R.M. 6 Sin P.R.M. Total ≤ 65 años N° 3 5 1 1 1 13 24 % 12,5 20,7 4,2 4,2 4,2 54,2 100,0 >65 años (43) N° % 7 16,3 10 23,3 1 2,3 1 2,3 4 9,3 20 46,5 43 100,0 Total N° 10 15 1 2 1 5 33 67 % 14,9 22,4 1,5 3,0 1,5 7,5 49,2 50,8 TABLA 19. Frecuencia de los PRM, en los hombres ingresados al estudio en el Centro de Atención Familiar, Gil de Castro. Hombres Presencia P.R.M. de P.R.M. 1 P.R.M. 2 P.R.M. 3 P.R.M. 4 P.R.M. 5 P.R.M. 6 Sin P.R.M. Total ≤ 65 años (n=16) >65 años (n=17) Total N° 5 1 1 9 16 N° 3 1 1 2 10 17 N° 5 4 1 1 1 2 19 33 % 31,3 6,2 6,2 56,3 100,0 % 17,6 5,9 5,9 11,8 58,8 100,0 % 15,2 12,1 3,0 3,0 3,0 6,1 57,6 100,0 TABLA 20. Frecuencia de los PRM, según el sexo y la edad de los pacientes ingresados al estudio. P.R.M. P.R.M. 1 P.R.M. 2 P.R.M. 3 P.R.M. 4 P.R.M. 5 P.R.M. 6 Total Mujeres ≤ 65 años (n=24) % 27,2 45,5 0 9,1 9,1 9,1 100.0 65 años (n=43) % 30,4 43,5 4,3 4,3 0 17,4 100,0 Total (n=67)% 29,4 44,1 2,9 6,0 2,9 14,7 100,0 Hombres ≤ 65 años (n= 16)% 71,4 14,3 14,3 0 0 0 100,0 >65 años (n=17)% 0 42,4 0 14,4 14,4 28,8 100.0 Total (n=33)% 35,7 28,6 7,1 7,1 7,1 14,4 100,0 Tabla 21. Cambio en el incumplimiento del tratamiento NO Farmacológico para la H.T.A. Número de sesión Sexo Mujeres (n= 67) Hombres (n= 33) 1° Sesión Cumplimiento N° 0 0 % 0,0 0,0 2° Sesión Cumplimiento Nº 47 23 % 70,2 69,7 TABLA 22. Normalización de la presión arterial de los pacientes entre la segunda y tercera sesión con respecto a la primera (100% descompensados), según edad. 3° Sesió Cumpli Nº 53 30 Número de sesiones Edad ≤ 65 años >65 años 2° Sesión Normalizan N° 18 25 % 41,9 58,1 No Normalizan N° % 22,0 38,6 35,0 61,4 3° Sesión Normalizan N° % 31 40,3 46 59,7