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8. EL TEATRO ANTERIOR A LA GUERRA CIVIL: BENAVENTE, LORCA Y VALLE-INCLÁN.
Frente al drama innovador que se estaba desarrollando en muchos países desde finales del
siglo XIX, el teatro español, en la primera mitad del siglo XX, se resiste a evolucionar adaptándose
al gusto del público burgués. Este teatro comercial responde fundamentalmente a tres tendencias:
la alta comedia, el teatro poético y el teatro humorístico. Como máximo representante de la alta
comedia se halla Jacinto Benavente. Su obra maestra, Los intereses creados, es una farsa que
enfrenta el amor verdadero al interés económico. También hay que destacar en su producción
dramas en los que se hostiga la hipocresía de la sociedad rural como Señora ama y La
malquerida.
Estas tendencias del teatro comercial convivieron con los intentos renovadores de algunos
autores que escribieron obras rupturistas. Entre ellos se encuentran autores del grupo del 98
(Azorín, Unamuno), autores de la generación del 27 (Alberti), autores de la generación del 36
(Miguel Hernández), autores exiliados (Max Aub) y autores del teatro de humor intelectual
(Jardiel Poncela y Miguel Mihura). Ahora bien, en este panorama de autores, hay dos que
merecen especial mención: Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca.
La obra de Valle-Inclán supone una revolución en la historia del teatro español, acercándose
de este modo al teatro europeo. Puede dividirse su producción en tres etapas: en la primera
(influencia de Rubén Darío) destaca Marqués de Bradomín y El yermo de las almas; en la etapa
de transición adopta un tono más crítico y agresivo, situando la acción en una Galicia mítica.
Destacan Comedias Bárbaras y Divinas palabras; en su tercera etapa escribe farsas de tipo
grotesco ubicadas en la corte de Isabel II y Luces de Bohemia y Martes de carnaval, obras en las
que recurre a la técnica del esperpento para hacer una crítica ácida de la España de la época y sus
instituciones, mostrando un mundo absurdo en el que todo está al revés. Para lograrlo realiza una
deformación caricaturesca de la realidad (mediante la cosificación, animalización), crea situaciones
absurdas y exageradas, utiliza la ironía y la sátira y emplea un lenguaje coloquial. En Luces de
Bohemia, a través del último trayecto de Max Estrella acompañado de don Latino de Hispalis,
desfilan personajes dispares que sirven al autor para realizar una fuerte crítica social y política ;
además, en la obra, son muy importantes la libertad en el tratamiento del tiempo y el espacio así
como las acotaciones, largas y descriptivas, de gran interés literario.
Por su parte, Lorca se implica de lleno en la actividad teatral y se caracteriza por la visión
que tiene del teatro como una obra social y didáctica; el desarrollo de un tema básico como es el
enfrentamiento entre el deseo y la realidad opresiva además de la poetización constante de la vida
cotidiana. Su obra dramática puede agruparse de la siguiente manera: entre sus primeras piezas
teatrales destacan Mariana Pineda (drama histórico en verso), farsas trágicas como La zapatera
prodigiosa y Retablillo de don Cristóbal, que pertenece al llamado teatro de marionetas; en las
obras vanguardistas ( a las que Lorca llamó “comedias imposibles”) se da el influjo surrealista.
Destacan El público, Así pasen cinco años y Comedia sin título; finalmente, en su etapa de
plenitud, escribe sus dramas más importantes, protagonizados por mujeres, en los que lo popular
cobra mayor importancia. Además de Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, sobresale
la trilogía formada por Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Esta última es
considerada su obra maestra (Lorca no llegó a verla representada). Se trata de un drama en prosa,
cuyo tema central es el enfrentamiento entre la autoridad y la libertad.El argumento es escaso y los
personajes son todos femeninos ( Bernarda Alba, madre tiránica, sus cinco hijas y la criada); el
único hombre, Pepe el Romano, que nunca aparece en escena, se halla engrandecido por lo que los
demás dicen de él.En cuanto a los elementos simbólicos, como los colores blanco y negro, el calor
sofocante y la escasez de agua, remiten a la falta de vida y al aislamiento que padecen los que viven
en la casa; y el color verde y el abanico simbolizan la vitalidad y el deseo de libertad.
Lorca es el verdadero creador del moderno teatro poético. A lo largo de su obra, poco a
poco, el verso va quedando para momentos de especial intensidad y ya en su obra maestra domina
una prosa de gran fuerza dramática.
U.I. & C. M. / MAYO 2013