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CONSEJO NACIONAL DE LAS MUJERES VALORACION DEL TRABAJO DOMESTICO NO REMUNERADO EN ECUADOR: Una aproximación inicial Documento de Trabajo (No reproducir) Elaborado por: Alison Vásconez R Quito, octubre 2008 1 Tabla de Contenido 1 El hogar como productor y reproductor, y el trabajo como motor de la reproducción social .............................................................................. 3 2 Medición y valoración del trabajo doméstico no remunerado ....................... 7 2.1 Método de Insumos .................................................................. 10 2.1.1 Método del costo de oportunidad ........................................... 11 2.1.2 Método del generalista o costo de reemplazo ............................. 12 2.1.3 Método del coste de los servicios o especialista .......................... 12 2.2 Métodos por el lado del producto ................................................. 13 3 Aplicaciones para Ecuador ............................ Error! Bookmark not defined. 3.1 Valoración del trabajo doméstico no remunerado: varios criterios .......... 19 3.1.1 Remuneración general del empleo doméstico............................. 19 3.1.2 Valoración de acuerdo al Salario mínimo legal............................ 20 3.1.3 Valoración de acuerdo a ingreso equivalente ............................. 21 3.1.4 Valoración de acuerdo a Costo de Oportunidad ........................... 21 3.2 Comparación y aportes al PIB...................................................... 24 3.3 Análisis sectorial y provincial: una aproximación al producto ................ 26 3.4 Aportes por provincia ............................................................... 29 4 Reflexiones finales ........................................................................ 30 5 Anexos ...................................................................................... 32 5.1 Anexo 1: Referencias utilizadas para cálculos de ingreso equivalente ...... 32 2 1 El hogar como productor y reproductor, y el trabajo como motor de la reproducción social La reproducción de la fuerza laboral involucra un proceso productivo basado en el trabajo no remunerado que se gestiona desde la división sexual del trabajo, y cuyo valor se transfiere al sistema económico mercantil sin considerar su costo. La oferta laboral es entonces fruto de un conflicto en el espacio reproductivo, y el desempleo está dado por desbalances entre esta oferta, que proviene de la reproducción, y la demanda, que proviene de la producción. Así, la distribución entre salario y ganancia está centrada en las tensiones entre las condiciones de vida y la acumulación. Esta relación estrecha entre el trabajo de reproducción y el desempleo está materializada en los mercados y en los hogares. El proceso de decisión intra hogar sobre la utilización del tiempo en el trabajo mercantil o en el no mercantil provee a las relaciones económicas de una tecnología del poder basada en la retroalimentación entre el sistema económico y el sistema de género. El mercado laboral refleja como en un espejo estas relaciones y reproduce las desigualdades y desventajas de las mujeres, generando en definitiva valores que no retornan a ellas y sí alimentan nuevamente el sistema, agotando también las posibilidades futuras de reproducción de la fuerza de trabajo. Más aún cuando el mercado remunera en forma desigual por igual trabajo, favorecido por un régimen de acumulación que requiere bajos costos laborales. Es decir, la división sexual del trabajo provee un mecanismo de transmisión de valor hacia el sistema económico mercantil, y más específicamente, hacia el capital. Proceso de producción en hogares Trabajo Bienes salario Fuerza de trabajo Salario Proceso de producción mercado Ganancias del trabajo Ganancias del capital En la teoría económica tradicional se ha ubicado a los hogares como agentes consumidores, fundamentalmente. La decisión de consumo se da a la vez que la de trabajo (decidiendo entre trabajar para generar ingresos y “no trabajar” para dedicarse al ocio). El individuo (indistinto de su hogar o comunidad) decide consumir sobre la base de un trabajo. La empresa insume este trabajo y paga de acuerdo a la contribución marginal del individuo. Por el lado del marxismo, la función de consumo es un medio para el fin productivo de generar la mano de obra, y el hogar es 3 representado igualmente por el trabajador (Cabe señalar sin embargo que pensadores de esta línea como Engels afirmaron ya hace muchos años que la explotación de las mujeres dada por la división sexual del trabajo se generaliza con la aparición de la propiedad privada). Lo que el hogar genera como fuerza de trabajo a la vez es la mercancía que se vende en el mercado, pero la función del hogar queda invisible. Ambas visiones tienen un enfoque dicotómico de la economía: la ortodoxia separa sector de la producción (empresas) y sector del consumo (familias) según la ortodoxia convencional; el análisis marxista subsume el consumo en el espacio de la producción y reproducción de la fuerza de trabajo, basada en el mercado. Se asume por lo tanto que la “fuerza de trabajo” o la oferta de trabajo están dadas o son exógenas (o al menos, dependen solo de decisiones micro racionales sobre trabajo/ocio o sobre consumo y ahorro, pero no de la economía en general y peor aún de relaciones de poder al interior de los hogares). La economía feminista sostiene, por el contrario, entre otros postulados, que en los hogares se realiza un proceso productivo que es la base de la reproducción social, con relaciones económicas específicas, insumos y productos que finalmente ingresan en el circuito de la economía y retornan en forma de salarios, que ya en primera instancia no han incluido el costo del trabajo. - Bienes básicos - Servicios básicos - Trabajo Insumos Insumos •• Procesos Procesosde de trabajo trabajo •• Procesos Procesosde de producción producción •• Procesos Procesosde de consumo consumo Fuerza de trabajo Producción Autoconsumo Gastos/ consumo Productos Productos Es decir, la invisibilidad no es solamente contable, tiene una raíz en la explotación del trabajo de las mujeres, que se profundiza con la propiedad privada, y tiene consecuencias directas en la acumulación y la distribución. Y la razón de la exclusión recae sobre su propia naturaleza, ya que su output no es susceptible de ser intercambiado en el mercado mediante precio. Los orígenes de la idea de valoración del trabajo doméstico están a la base de los conceptos de trabajo, producción, economía y sistema económico. La subestimación del trabajo no remunerado en las estadísticas se refleja tanto en los datos sobre trabajo como en los de valor agregado, producto e ingreso nacional. Las convenciones sobre estas últimas tienen que ver con la necesidad de contabilizar la actividad económica y proyectar su desempeño futuro. Si se entiende como actividad económica la relacionada con valores monetarios (y precios), se incluirá en este grupo aquellas actividades que se intercambian, consumen, venden y compran en el mercado. Es decir, las que tienen al mercado como centro de la economía. Por otro 4 lado, la participación laboral se ha definido como la oferta de la mercancía (o el factor) trabajo a un determinado precio en el mercado, es decir, el trabajo para obtener una remuneración o beneficio. Es decir, tanto producción como trabajo están en la economía a través de su relación con el mercado (Benería, 1984). En un recuento sobre definiciones y estadísticas de trabajo, Benería (1999) recuerda que la noción de “fuerza de trabajo” nació de la necesidad de medir el fenómeno del creciente desempleo de la post guerra. Es así que la fuerza de trabajo se refiere a la “población con una ocupación remunerada y aquella cesante en busca de una ocupación remunerada”. En la Comisión de Estadísticas de Naciones Unidas aparece, a partir de esta, la definición de “población económicamente activa” que agrupa a desempleados y a quienes aportan su oferta de trabajo para la “producción de bienes y servicios económicos”, vinculando de esta forma el trabajo con la producción, en la que subyace el concepto de económico-mercantil. Uno de los sectores en los que existe mayor participación del trabajo no remunerado es el llamado de subsistencia. Las convenciones internacionales para contabilizar el trabajo toman en cuenta este tipo de trabajo considerando que aunque no es remunerado, su producto es mercantilizable, con el fin de tener una idea más precisa del producto nacional. A decir de Esther Boserup, la no consideración de este trabajo hace ver más pobres a los países subdesarrollados frente a los desarrollados, y las perspectivas de crecimiento como “favorables” dado que el desarrollo económico implica la sustitución “gradual de actividades de subsistencia (...) por la creación de renta en el sector comercializado..”. No obstante, si bien estas actividades se incluyen (en su mayoría) en las cuentas económicas, la participación femenina en ellas no se puede contabilizar del todo, dada la dificultad de distinguir las actividades de subsistencia con las domésticas, generando subestimaciones1. El otro gran sector de participación del trabajo no remunerado es el que corresponde al trabajo doméstico (cuyo producto no está orientado al mercado), excluido por las razones anotadas. La medición del trabajo doméstico no remunerado es, entonces básica, desde varios puntos de vista. La economía ha cambiado y el trabajo no pagado se ha vuelto cada vez más relevante. La política económica de la retracción del estado ha provocado que una proporción importante de los servicios de salud se preste a través de este trabajo, en los hogares. Es decir, es importante medir cuál es el aporte tanto al sostenimiento de la vida como al sostenimiento de las economías del ajuste. En segundo lugar, se requiere medir la economía del trabajo total, desde el trabajo, no desde el precio, en términos de lo que se hace en forma remunerada o no, e identificar mejor las diversas formas de trabajo y de retribución (en el caso del trabajo familiar no remunerado por ejemplo), así como la producción y el retorno al trabajo mismo (en el caso del autoconsumo), al igual que la gran masa de trabajo 1 Estas dificultades se incrementan cuando una gran parte de la población vive de actividades agrícolas a pequeña escala, de las cuales todavía una gran proporción está dedicada al autoconsumo, como en el caso de Ecuador. 5 doméstico que no ha estado incluido siquiera en las encuestas de trabajo y empleo, sino hasta hace poco tiempo. Por otro lado, los intercambios entre la economía del cuidado y el trabajo doméstico y el ámbito de mercado también han cambiado. El proceso de mercantilización en algunos estratos sociales así como el ingreso de las mujeres al mercado de trabajo ha producido que muchas actividades privadas, que sólo se hacían en el hogar, ahora hayan salido a la actividad pública, y actividades públicas (estatales) han pasado a ser realizadas por los hogares. En este caso, han pasado a ser invisibles en las cuentas, en los precios, y por ende en el valor “económico” nacional, el que aparece subvalorado en forma artificial. En Ecuador la dedicación casi exclusiva de las mujeres al trabajo doméstico ha variado en forma ínfima en los últimos 20 años. El 97% de quienes realizan tareas domésticas o de cuidado de la casa son mujeres. Esto significa que la balanza del trabajo socialmente necesario se inclina hacia las mujeres, y esto es creciente dada su creciente participación en el mercado. Y es que el trabajo reproductivo o de cuidado en el hogar representa un mecanismo de suavización del impacto de las crisis económicas y del riesgo de la pérdida de ingresos en los hogares: el ahorro forzoso provocado por las crisis y los procesos de ajuste y contracción de la demanda se traduce de esta forma en trabajo forzoso para las mujeres en el hogar. Las cifras macro muestran que el número de personas que se dedican a realizar trabajo doméstico exclusivamente, como parte de la población en edad de trabajar, se ha mantenido relativamente estable, aunque con tendencia a la baja. No obstante, la dedicación por persona (o por economía) a este trabajo se mantiene e intensifica durante los períodos de recesión, lo cual indica que el “minimo necesario” de cuidados sigue siendo provisto por tiempo no remunerado, en detrimento del bienestar de las personas que lo proveen. Por otro lado, la no entrada al mercado de trabajo puede ser vista desde el trabajo doméstico no remunerado así como desde las barreras o distancias que encuentran las mujeres que buscan o desean trabajar. Más del 89% de las mujeres en edad de trabajar realiza trabajo doméstico no remunerado en sus hogares, de las cuales el 80% también realiza trabajo en el mercado. La carga de trabajo no pagado de las mujeres es de aproximadamente 3 a 1 la de los hombres por semana. En total, la carga de trabajo de las mujeres a lo largo de su vida es mayor que la de los hombres, salvo entre los 50 y 60 años, en que la carga de trabajo pagado de los hombres se intensifica. El trabajo no pagado de las mujeres es más intenso para quienes están desempleadas que para cualquier otro grupo ocupacional, incluso aquellas que no tienen intenciones expresas de buscar un trabajo. De hecho, investigaciones basadas en las encuestas de empleo muestran una correlación positiva entre desempleo e intensidad de trabajo no pagado (Vásconez, 2007). Las mujeres que trabajan en la informalidad y las empleadas domésticas también soportan una carga muy intensa de trabajo no pagado doméstico. Se intuye que las ocupaciones menos valoradas por el mercado así 6 como una situación de vulnerabilidad de ingresos están relacionadas con bajas valoraciones al interior de los hogares. Esto se puede confirmar cuando se observa que la carga de trabajo es inversamente proporcional al ingreso “propio” de las mujeres, es decir, al proveniente de su trabajo, en especial en los estratos sociales más altos. Por otro lado, la pobreza está relacionada directamente con la carga de trabajo doméstico y una menor dedicación al trabajo pagado, lo cual tiene que ver con la situación de redes sociales de las mujeres pobres para encontrar empleo, el acceso limitado a servicios de cuidado, la mayor concentración de hijos e hijas menores a 5 años, entre otros. 2 Medición y valoración del trabajo doméstico no remunerado En esencia de la medición del trabajo no remunerado radica en mostrar cuantas personas lo realizan, cuánto tiempo le dedican y qué significa este aporte en términos del circuito económico del trabajo. Para ello, se utilizan principalmente las Encuestas de Uso del Tiempo, que dan cuenta pormenorizada de las actividades que realizan las personas, y que están relacionadas usualmente con encuestas laborales y de hogares, con el fin de mostrar las relaciones entre variables de tiempo y otras de condiciones sociales de las personas y hogares. La medición ha estado orientada básicamente hacia la definición de la producción de los hogares en el marco de las cuentas nacionales. No obstante, la valoración monetaria se puede utilizar también para otros objetivos más amplios, como identificar el aporte de la economía del cuidado a los diferentes sectores económicos y a la economía como un todo, comparar el peso que tienen las actividades no remuneradas de cuidado y domésticas con las actividades remuneradas, para identificar tanto la sobrecarga de las trabajadoras que se dedican a estas actividades y la transferencia de recursos como las necesidades actuales y futuras de este tipo de servicios y bienes, en diferentes escenarios de equiparación de tareas entre hombres y mujeres, mayor incorporación de las mujeres al mercado laboral, crecimiento de la población dependiente, necesidad de profesionalización de los cuidados, la estatización o privatización/mercantilización de los servicios básicos, entre otros. Esto, en función de dimensionar el esfuerzo de inversión necesaria, tanto para cubrir la demanda (que puede ser cubierta por terceros) como para equilibrar la dedicación familiar y de cuidados, a nivel macro; y el esfuerzo que requieren los hijos/as así como los impactos que tiene la carga de trabajo en indicadores de bienestar de las personas del hogar Por otro lado, la información que se analiza permite conocer las consecuencias de las políticas de reducción del tamaño del estado en función de la “eficiencia”, que se han discutido en teoría: lo que el Estado deja de hacer pasa a ser cumplido en el hogar, a cargo de las mujeres2. Cabe señalar que si bien para cumplir con el objetivo No obstante, para dimensionar el efecto de las crisis es necesario tener series de datos, que muchos países no poseen. Con una sola toma lo que se puede hacer es comparar la situación de la carga de trabajo frente a diferentes coberturas y accesos a servicios públicos, y medir el impacto de la participación de las personas en programas estatales, en la distribución del tiempo, la carga, etc. En 2 7 importante (como se vio, no el único) de la valoración del trabajo doméstico no remunerado de la incorporación a Cuentas Nacionales a través de la cuenta de producción de los hogares se retoma al hogar como unidad de análisis, el foco de atención del análisis para la política está en quienes realizan este trabajo, mujeres y hombres, que está a la base de las mayores inequidades de género. De acuerdo a UNIFEM (2005), el cuidado es una actividad que apoya y sostiene el bienestar y el trabajo de cuidados es una actividad que tiene costo en términos de tiempo y energía el cual proviene de obligaciones contractuales, como el matrimonio u otras relaciones societales. Con esta definición se puede fácilmente definir el trabajo de cuidado como una serie de actividades que se pueden identificar y cuantificar en términos de tiempo, y otorgarles potencialmente un valor monetario. En este sentido, es evidente su separación del no-trabajo o el cuidado personal, el descanso, el ocio y también del trabajo que sí está incluido en las Cuentas Nacionales. La contribución de las personas, a través del trabajo doméstico puede ser expresada como empleo, producto (valor agregado) e ingreso. Desde el primer punto de vista, se habla del empleo como un insumo en el proceso de producción. En el segundo se puede hablar de lo que rinde este trabajo en términos de sus resultados (al respecto existe una discusión entre productos intermedios o finales, que se verá más adelantes). En el tercero se habla del “otro lado” del trabajo, que es el ingreso generado por el mismo, o finalmente, el obtenido por la “venta” (ficticia) del producto. Lo ideal sería mirarlo desde los tres puntos de vista, dado que efectivamente se trata de un circuito económico completo que ha estado invisibilizado de la economía. Una adecuada medición e integración de valores al circuito económico permite ver la integración de la economía del lado doméstico con la mercantil (diagrama 1). Diagrama 1: Producción del hogar y sectores económicos Fuerza de trabajo Hogar Servicios de cuidado y sostenimiento Salud Educación Cuidado infantil Factor de producción Productividad Capital humano Valores, comportamientos Alimentación Cuidados Especializados Limpieza/ mantenimiento cualquier caso, se puede observar claramente que las políticas han estado sustentadas en el tiempo de las mujeres para ser efectivas. 8 No obstante, una complicación que se presenta para la medición adecuada de este trabajo, desde el punto de vista monetario, se relaciona con la naturaleza misa del trabajo doméstico, desde dos puntos de vista: la multiplicidad y la simultaneidad. En el primer caso, se puede encontrar una multitud de actividades mercantiles similares: mayordomos o amas de llaves, lavanderas/os (o servicios de lavado, en cuyo caso el costo es diferente), cocineras/os, enfermeras, consejeros/as. En general en esos casos, en las ocupaciones llevadas a cabo para el mercado, hay un grado de especialización importante así como una diferenciación clara de tiempos. En el caso del ámbito doméstico en la mayoría de los casos una sola persona hace todas estas actividades y además en algunas ocasiones de manera simultanea. Para la valoración económica de las actividades, se puede tomar la división que realiza Mercedes Pedrero (2002), en actividades universales (más generalizadas) y circunstanciales, es decir, que dependen de una estructura del hogar y un contexto específico. Actividades universales En el ámbito doméstico En el mercado Alimentos: Servicios de preparación y venta de Preparación de la comida alimentos: (Restaurantes) Servicio en la mesa Lavado de vajilla y utensilios, Aseo de la cocina Lavado y planchado de ropa Servicios de lavanderías, planchado y tintorerías. Limpieza y orden en la vivienda Empresas de limpieza en general, servicios especializados en lavado de alfombras, pisos, vidrios, etc. Realización de compras, pagos y Comisión por realización de trámite y trámites entrega a domicilio Actividades circunstanciales En el ámbito doméstico En el mercado Cuidado de niños pequeños Guarderías infantiles Cuidado de enfermos y ancianos Asilos, hospitales Apoyo en tareas escolares, Centros de enseñanza especial terapias Transporte de miembros de la Transporte escolar o especializado familia Acarreo de agua o combustible Servicio público Reparación de vivienda y equipo Servicios contratados Confección o tejido de ropa Compra de productos terminados Fuente: Pedrero (2002) A continuación nos referimos a métodos basados en el Insumo (primera entrada de valoración) y en el producto (segunda entrada). La medición monetaria no es imprescindible en el primero, no obstante, a falta de información se puede también monetizar el esfuerzo (que puede ser medido en horas) y asumir este como un Proxy 9 del producto (que es, de hecho lo que se ha intentado en la mayoría de ejercicios de valoración.) 2.1 Método de Insumos Una forma conocida de realizar mediciones y valoraciones es utilizar el costo de los insumos que entran en el proceso productivo, en lugar de los precios. Este mecanismo es acorde con una producción “no lucrativa”, es decir, que cubre solamente sus costos. Otra forma es valorar los productos (a través de los precios), pero esto es posible solamente cuanto hay bienes o servicios comparables en el mercado, para lo cual es necesario también conocer el consumo intermedio y el precio por unidad (que en el caso de servicios de cuidado es difícil de definir), dado que solo en ese caso se puede llegar al Valor Agregado. El enfoque más utilizado es el de los insumos, por que la unidad de análisis (el tiempo) es común a todos los trabajos. Por otro lado, el “producto” final de los cuidados son las personas: cuidadas, saludables, nutridas, limpias. Desde el punto de vista del hogar como productor, más que servicios o productos como las comidas, el hogar produce bienestar a través del bienestar de la población, y sobre la base del trabajo de las mujeres. En el enfoque de insumos se toman en cuenta como tales la mano de obra, los impuestos menos los subsidios a la producción, el consumo de bienes para la producción y los bienes durables. En este caso se debe identificar los bienes usados para el consumo final, intermedio y los bienes fijos. Encuestas de consumo individual son necesarias para estos métodos, las cuales no existen para muchos países, tales como Ecuador. Por ello, lo más común es utilizar el trabajo como Proxy del valor agregado. A partir de la información del trabajo basada en las encuestas de uso del tiempo se realiza una transformación a equivalente monetario. Para asignar este equivalente existen varias opciones, entre las que están (Budlender y Brathaug, 2008) 1. 2. 3. 4. Costo de oportunidad Generalista/salario medio Especialista Del salario medio Es importante señalar que cualquier método basado en información del mercado, tienen como referencia las personas que están empleadas (es decir, hay un problema de selección). Por ello, es importante recurrir a técnicas que puedan eliminar este sesgo. 10 2.1.1 Método del costo de oportunidad Este método valora el trabajo doméstico del ama de casa tomando como referencia el salario (real o potencial) al que ésta renuncia en el mercado de trabajo. El costo de oportunidad se refiere al salario (ingreso laboral) que la persona no está percibiendo en el mercado. En este caso, nos alejamos de la visión del producto del trabajo no remunerado y de las tareas que se realizan, porque se asigna a las personas un salario por sus atributos y no por el trabajo que están realizando. La limitación de este método radica en que en la práctica, esta valoración se hace según la cualificación del trabajador y no según su producción. Por tanto, estaría justificado que la mujer permaneciese en el hogar, dado que comparativamente es menor su coste de oportunidad por su también menor cualificación. Otra limitación se encuentra en el hecho de que podrían darse distintas valoraciones de coste de oportunidad según fuera la formación de la persona en cuestión para quien se calculase tal salario hipotético, o según la clase social a la que perteneciese, por citar algunas variables distintivas. Quienes critican el método afirman que este implicaría que por ejemplo, las comidas que prepara una persona con educación superior valen más que las que prepara una persona sin educación. No obstante, si la opción de política es promover que las mujeres que así lo deseen participen en el mercado laboral, se puede utilizar este método corrigiendo por la probabilidad de entrar en el mercado (este es uno de los casos a realizar en este estudio). Los modelos adecuados para esto deben considerar, sin embargo, que el costo de oportunidad depende también de las condiciones y la estructura del mercado de trabajo, por ejemplo el nivel de desempleo, dado que un nivel alto o un período extenso de desempleo, implica un costo de oportunidad menor. Por otro lado, se asume que existe un tiempo extra para el trabajo, es decir, siempre existe un costo de oportunidad, o un ingreso no ganado. No obstante, el concepto de costo de oportunidad desde la economía es asimilable al precio sombra, es decir, no implica que efectivamente exista un tiempo disponible que está perdiendo un ingreso (no se trata de un valor marginal), sino se refiere a lo que la persona habría ganado si estuviera haciendo algo que no está haciendo ahora. Algunos estudios han extendido el concepto de costo de oportunidad y los métodos de cálculo con este criterio, y utilizando métodos econométricos sencillos pueden detectar el llamado “salario de reserva”, que se asimila al costo de oportunidad (Orozco,2005). Estos modelos pueden calcular el salario que alguien que no está trabajando tendría en el mercado, pero tomando en cuenta algunas características que han hecho que no esté en el mercado. Este estudio se puede extender fácilmente, incorporando nuevas variables a esta función de participación. De forma más precisa puede realizarse este estudio generando el costo de oportunidad vía modelos mincerianos de salario, corrigiendo por sesgos de selección. No obstante, se debe corregir por demanda de mercado laboral, es decir, la real posibilidad de que la persona encuentre trabajo. En el caso de modelos de participación laboral, se debería en este caso diferenciar personas que están desempleadas de aquellas inactivas, y añadir la posibilidad de desempleo a los modelos de cálculo de los salarios. 11 2.1.2 Método del generalista o costo de reemplazo Este método valora el trabajo doméstico tomando como referencia el coste en el que se incurriría si se contratase un servicio que realizase las tareas domésticas a tiempo completo. La metodología de costos de generalista es bastante sencilla, ya que se aplica a las horas de trabajo el costo medio del salario de mercado para trabajos similares a los evaluados. En este caso, sería el salario de los trabajadores y trabajadoras domésticas remuneradas, y de cuidado de niños/as. La gran desventaja es que este es un trabajo ya de por sí mal remunerado y valorado justamente por cuestiones de género, y tampoco están incluidas todas las tareas, como las de gestión. Por otro lado, la limitación intrínseca a este modelo de valoración reside en que no toma en cuenta la totalidad de las tareas doméstica, tales como la toma de decisiones o la planificación de tareas, considerando sólo las tareas de ejecución. Otra dificultad es que, además de bajos, los salarios de empleo doméstico son de por sí bastante genéricos en países como Ecuador y existen muy pocos casos de personas que se dedican a administración (amas de llave o mayordomos), a cuidado/acompañamiento especializado, salvo el caso de enfermeras. En este caso, los salarios medianos se prefieren a los medios para evitar efectos de “outlayers”. Se hacen usualmente los cálculos para comparar entre salario de toda la población, salarios de hombres y mujeres, salarios de personas dedicadas a ocupaciones similares a las involucradas en el trabajo de cuidado, y salarios medios de las personas que realizan trabajo doméstico remunerado. 2.1.3 Método del costo de los servicios o especialista Este método se basa en la asignación de salarios de mercado. Para la valoración del trabajo doméstico toma como referencia el precio de mercado de cada actividad doméstica por separado. Este método consiste en utilizar salarios por actividades que tengan un referente en el mercado, por ejemplo enfermeros/as, cocineras/os, personas que realizan limpieza, mantenimiento, etc. Evidentemente se requiere información precisa sobre remuneraciones por actividad detallada, y se puede caer en el error de contar solo la actividad principal y no la secundaria porque esto complica mucho el análisis (en el caso anterior, en cambio, no se hace esta diferencia). Se han realizado unos pocos ejercicios al respecto en Ecuador. Uno de ellos, realizado por Alba Perez (2008), presenta un listado de costos referenciales para algunas actividades y se aproxima a su uso a través de identificar las preguntas correspondientes en la EUT. Los pasos metodológicos principales de este proceso son3: 1. Identificación de actividades similares, que pueden ser más de una. Por ejemplo: A) Sastres, Modistos y Sombrereros o B) Costureros, Bordadores y Afines o C) 3 Fuente: CONAMU, documento de trabajo 2008. 12 Tejedores con Telares o Tejidos de Punto y Afines. Esto para la Actividad Registrada en la pregunta ut34: ¿tejió, confeccionó o remendó prendas de vestir? 2. Cálculo del ingreso promedio (en línea con lo anterior, se puede optar por la mediana en lugar del promedio) por hora de cuentapropistas. Cuanto hay dos o más actividades afines, se afinaría el análisis a través de ponderaciones. Se calculan ingresos para hombres y mujeres por separado. 5. Con un cálculo simple se obtendría el ingreso del trabajo por semana para hombres y mujeres. En el caso de un año se considera un período de 50 semanas. La crítica que se dirige a este método de valoración se basa en que puede sobre o sub estimar el tiempo necesario para cada actividad, ya que no considera el hecho de que algunas de las tareas domésticas pueden realizarse en forma simultánea. Otra crítica que se dirige a este método es la dificultad de su aplicación, dado que es muy difícil encontrar trabajadores por tiempo tan corto para cada tarea específica en el mercado, y salarios regulares para cada tarea ya que también en estas tareas se encuentran problemas de subvaloración dado que son asumidas como de baja calificación en su mayoría, al menos si se llevan adelante por mujeres (la diferencia entre “cocineras” y “chefs”, por ejemplo). Por lo general, los cálculos de costo de oportunidad han producido resultados más altos, y los de generalista los más bajos. No obstante, en los casos de especialista y generalista se puede también optar por los salarios “legales” o referenciales. Pero esta no es una opción para Ecuador, dado que el salario mínimo legal casi no se aplica. Se puede usarlo para referencia, pero no para el cálculo real. Otra discusión relevante es la que tiene que ver con el salario que se usa, si es el bruto o el neto, así como si incluir o no los beneficios adicionales. En el caso de Ecuador sería recomendable utilizar el “ingreso laboral”, dado que los componentes de la remuneración diferentes al salario son muy importantes en el total. Adicionalmente, esto permite incluir en el análisis a los y las trabajadoras cuentapropistas, que no reciben un salario, y dentro de las cuales está una gran parte de quienes realizan trabajos domésticos y de cuidado. 2.2 Métodos por el lado del producto Ha sido un consenso entre países el uso del Producto Interno Bruto (PIB) como un indicador de crecimiento de la economía, a su vez asimilado con el desarrollo de una nación. A pesar de que este enfoque ha sido duramente criticado, tanto la falta de información sobre otras variables como la necesidad de comparabilidad han hecho que se continúe utilizando esta variable como la más importante señal del progreso de una nación o región. De acuerdo a la reglamentación del Sistema de Cuentas nacionales (SCN) de 1993 que está vigente en la actualidad, el PIB es “una medida del producto, el ingreso y los 13 gastos totales del país dentro de la economía”, entendiendo como “economía” aquella que está en el mercado y ante todo, tiene (o tendría) un precio; de hecho, esta misma reglamentación agrega que no están en el PIB los bienes y servicios producidos “ al margen…, tales como el trabajo realizado en los hogares”4. En este sentido, sí se incluye la producción de bienes de autoconsumo, el valor imputado de viviendas y los servicios domésticos remunerados. Por otro lado, esta en esta reglamentación también se considera que se debe incluir los bienes y no los servicios por ser altamente difusos para su medición, y también se argumenta que la producción del hogar está “apartada” y es “independiente” de las actividades del mercado (…). Otra razón para la no inclusión de estas actividades es que su inclusión implicaría que casi la totalidad de la población está ocupada (en este caso, estas personas entrarían como cuentapropistas), y no se podría distinguir la desocupación con fines de política económica (Budlender y Brathaug, 2008). Esto lleva a múltiples sesgos, además de la no consideración de la economía como un todo. Si, por ejemplo, se produce una sustitución de gastos o de accesos a servicios por trabajo no remunerado, el PIB disminuye, aunque esos servicios sigan siendo provistos (aunque sea en parte). De igual forma, cuando el trabajo doméstico no remunerado es sustituido por servicios contratados, el PIB crece artificialmente5. Hay algunos estudios realizados bajo el criterio de Valor agregado desde el producto. El estudio de Nepal6 muestra que el valor agregado no incluido es casi de igual magnitud que el PIB. Para el caso de la preparación de alimentos, este estudio utiliza datos sobre productos vendidos en el mercado, la frecuencia de su producción, cantidad producida por unidad de tiempo, el costo unitario de preparación, y el total de personas que participan en la elaboración de la comida. Todo esto tiene un similar valor en el mercado. No obstante, dado que no existe información tan exhaustiva para otros productos o servicios, se debió usar salarios “genéricos” (de un trabajador polifuncional) para la valoración. En esta metodología por producto, no importan los grados de esfuerzo involucrados. Es decir, por ejemplo la tecnología de apoyo, el acceso a servicios, la disponibilidad de insumos. El mismo producto (por ejemplo alimentos) puede ser preparado en forma rústica y con mucho apoyo manual, como en forma más moderna y automática. En el caso del método de insumos, el primero tendría más valor porque se basa en el esfuerzo (tiempo). De acuerdo al método de productos, ambos tendrían similar valor. Por otro lado, existe también la dificultad de “distinguir” los servicios y activos mercantiles que se utilizan en las tareas domésticas. En este sentido, dependiendo de la combinación de la producción del hogar con el mercado, las actividades podrían o no estar registradas en las Cuentas Nacionales. Por ejemplo, a pesar de que se 4 De hecho, otros bienes y servicios, tales como los ambientales, tampoco son parte de este sistema de cuentas 5 Similar proceso, aunque en muy menor magnitud, sucede cuando hay mercantilización de los bienes entregados por el estado, con otro precio, y otra fuente de financiamiento. 6 Citado por Budlender y Brathaug, 2008 14 genera el mismo producto, el registro referente a lavar la ropa en la casa es distinto al de pagar a un/a trabajador/a doméstica, o ir a un servicio público de lavado. El primer caso quedaría opacado por completo (Ironmonger, citado por Gomez Luna, 2007). Una opción que permite distinguir y describir las actividades de producción de los hogares sin que se “confundan” en las Cuentas Nacionales o en el PIB es la creación de las llamadas Cuentas Satélite. De hecho, el mismo SCN93 recomienda que se creen estas cuentas para mostrar lo que no está incluido en el sistema propiamente dicho, o lo que ha quedado oculto por motivos de detalle. Estas cuentas son bastante más flexibles en cuanto a conceptos, detalle, y a lo que se puede incluir en ellas. En el caso de los hogares, se trataría de crear un conjunto de variables dentro del proceso de producción que no estaban presentes. En este sentido, se puede optar por crear una cuenta de hogares con todas las actividades, la incluida y no incluida en el PIB, para de esta forma dar cuenta del proceso de producción y trabajo en forma integrada. Pero también se puede crear una cuenta que incluya solamente lo que no está integrado al PIB, para conocer el aporte y comparar con las cuentas de hogar del PIB y los otros sectores. Desde el lado del producto, la idea general es tomar cada actividad según su precio en el mercado, descontando el costo de los insumos para producir un bien o realizar un servicio equivalente. Por ejemplo, cuánto se gastaría en alimentación sí se consumieran en un servicio público, comparado con lo que cuestan los insumos para producirlos en el hogar. La diferencia es el valor agregado generado por el trabajo doméstico. Un subconjunto de estos métodos es el que aplica los conceptos de valor agregado a sectores específicos. En este caso, es más sencilla la consecución de información en especial sobre los imputs. La ventaja que incorporan estos métodos es que son más completos aunque más rudimentarios. El concepto del valor agregado vendría dado por el rendimiento del tiempo aplicado a los input, siendo éstos los bienes (alimentos, vestidos, etc.), el capital físico (inmuebles, electrodomésticos, etc.) y el capital humano (educación, salud, relaciones sociales, etc.). La técnica utilizada por este método no presenta un gran nivel de desarrollo y su cálculo resulta bastante complejo. En una primera fase del método se calcularía el valor agregado por la producción doméstica, como la diferencia entre el valor de los inputs y el valor de los outputs producidos. Una vez hallado este valor añadido, podría calcularse el ahorro familiar obtenido de la producción propia y la no adquisición de los bienes en el mercado. Pero el problema es que no se puede tener para todo un valor de output. Se lo puede hacer para actividades relacionadas con alimentación, mantenimiento, ropa, pero no para otros tipos de servicios más relacionados con el cuidado. En los alimentos, por ejemplo, se parte de la siguiente definición: Valor de los alimentos comprados en el mercado + valor de procesamiento para convertir los insumos en alimentos consumibles = Valor de los alimentos consumidos en el hogar 15 Algebraicamente el modelo se resume en: X=V–R Donde X = valor agregado V=UxI U = Precio promedio de las “comidas fuera de la casa” (se puede usar también un precio de “disposición a pagar”) I = Cantidad de raciones servidas en un mes. R = Valor de los insumos alimenticios para ser procesados y dispuestos para el consumo. Es decir, el valor imputado en la preparación de alimentos en un hogar determinado se basa en el precio promedio que ha pagado o que, potencialmente, está dispuesto a pagar “fuera de la casa”. Pero también se apoya en el criterio de la autoestimación. Como los alimentos preparados y servidos no tienen precios de mercado, se utilizan los criterios antes relacionados para establecer precios sombra. La crítica es que las consideraciones anteriores no garantizan que la producción en alimentos así calculada aparezca subestimada o sobrestimada. Aunque en el medio, según quedó establecido en los antecedentes, existen trabajos que hacen valoraciones económicas de la producción doméstica, no son buenos referentes de comparación, pues en este caso sólo se trata de medir el valor agregado en alimentos En síntesis, no hay evidencia convincente que ayude a determinar que tan ajustados están a la realidad los resultados estimados. 3 Un ejercicio para Ecuador En el presente estudio se realiza un cálculo basado en el método del insumo, dado que la información con que se cuenta es la que consta en la Encuesta del Uso del tiempo, que a su vez está vinculada como un módulo de la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo Urbano y Rural (ENEMDUR). Por esta razón, la orientación es hacia el trabajo. No obstante, se hace un esfuerzo de sectorización tomando el trabajo como un Proxy de la producción del hogar, para calcular cuanto sería el aporte del trabajo doméstico en términos de producto (sin contar con consumos intermedios) a diferentes sectores de la economía. En términos generales, la EUT 2007 indica que el promedio semana, que emplean las mujeres en actividades domésticas no remuneradas para otros miembros del hogar o no del hogar (es decir, excluyendo el autocuidado) es de 41 horas a la semana, frente a 13.3 horas a la semana de dedicación de los hombres. El total de horas dedicadas a este trabajo de toda la población es mayor, en términos absolutos, que la dedicación al trabajo mercantil (o que tiene un precio o retribución, ya que puede ser no remunerado en salario), y lo realiza casi la totalidad de la población en edad de 16 trabajar, en distintos niveles de intensidad7. De acuerdo al Cuadro 2, el aporte más importante proviene de las áreas urbanas, dada la mayor proporción de la población que habita en estas áreas. No obstante, la intensidad de trabajo doméstico en las áreas rurales es casi 30% mayor al de las urbanas, contrariamente a lo que ocurre en el trabajo mercantil, en especial en el caso de las mujeres. En parte, la mayor participación laboral mercantil y empleo en las áreas urbanas influyen en este indicador. No obstante, es recomendable analizar mejor el trabajo del hogar en especial en las zonas indígenas, ya que la distinción entre trabajo para la producción o el autosustento (o en tareas comunitarias) en ocasiones no es considerado como parte de las ocupaciones o empleos. Finalmente la carga total de trabajo, en términos de promedios semanales es equiparable entre ambas áreas. Cuadro 2 Ecuador: Dedicación al trabajo Trabajo Doméstico no remunerado Trabajo mercantil Promedio Total horas Total Promedio Total horas Total semana año personas semana año personas Hombres 11,90 1.881.573.241 3.040.999 46,54 5.029.247.769 2.161.402 Urbana Mujeres 37,71 6.638.824.761 3.385.750 39,78 3.130.925.166 1.574.065 Total 25,50 8.520.398.002 6.426.750 43,69 8.160.172.935 3.735.467 Hombres 16,36 1.211.471.407 1.424.347 39,26 2.309.486.097 1.176.508 Rural Mujeres 48,70 3.716.101.565 1.467.407 32,09 1.116.464.329 695.825 Total 32,77 4.927.572.971 2.891.754 36,60 3.425.950.426 1.872.332 Hombres 13,32 3.093.044.648 4.465.347 43,97 7.338.733.866 3.337.910 Total Mujeres 41,03 10.354.926.325 4.853.157 37,42 4.247.389.495 2.269.890 Total 27,75 13.447.970.973 9.318.503 41,32 11.586.123.361 5.607.800 Fuente: EUT, 2007 Área Sexo Los datos anteriores permiten una mirada general a las diferencias en dedicación al trabajo, de hombres y mujeres. Si bien la dedicación de las mujeres en trabajo mercantil es menor, como se dijo antes, la carga total de trabajo es más fuerte en las mujeres, llegando al 20% en el total de la población. Cuadro 2 Ecuador: Brechas en carga de trabajo doméstico y mercantil Área Urbana Rural Total Trabajo domestico no remunerado Trabajo mercantil Brecha M/H %Mujeres/TOTAL Brecha M/H %Mujeres/TOTAL Promedio Promedio Horas personas Horas Personas semana semana 3,17 77,9% 52,7% 0,85 38,4% 42,1% 2,98 75,4% 50,7% 0,82 32,6% 37,2% 3,08 77,0% 52,1% 0,85 36,7% 40,5% Fuente: EUT, 2007 7 Un análisis detallado de los tiempos para trabajo doméstico no remunerado por diferentes características de la población se desarrolla con el apoyo de UNIFEM. El presente trabajo utiliza el insumo del tiempo para la finalidad principal de la valoración, por lo cual no se presentan estos detalles. 17 Esto nos permite una primera conclusión a nivel macro. Utilizando los datos del tiempo dedicado a los diferentes trabajos, y el concepto de “Iceberg” del trabajo (Durán, 1998), se puede indicar que la economía formal y el trabajo pleno en Ecuador, que representa un 37% del esfuerzo y dedicación de los y las trabajadoras, se sustenta en un 42% de trabajo doméstico no remunerado y un 20% de economía informal y trabajo subocupado. Esta situación es más grave en el caso de las mujeres, tal como se observa en el gráfico 1: apenas el 11% del trabajo de las mujeres se da en condiciones plenas y formales, mientras que se sustenta en el 71% de trabajo doméstico no remunerado. Gráfico 1 Ecuador: Iceberg del Trabajo 37% 33% 11% 18% 20% Doméstico no Remunerado 42% Subempleo e informalidad 38% 30% 71% Hombres Mujeres Empleo pleno Total Fuente: EUT, 2007 De acuerdo a este volumen de trabajo, las mujeres ecuatorianas están entregando las dos terceras partes del valor generado por su trabajo en forma gratuita a la economía, en forma generación de servicios que sustentan la conformación de la oferta de trabajo, como se dijo antes. Una consecuencia de esto es que las mujeres tengan poca autonomía económica, en especial aquellas dedicadas en forma exclusiva al trabajo doméstico no remunerado, lo cual genera dependencia de los ingresos de sus contrapartes, de sus redes o del Estado. Si bien existen también brechas de ingresos de las mujeres frente a los hombres en el trabajo mercantil, si tomamos los ingresos totales frente al trabajo total observamos que las brechas son mucho más profundas, en especial en los sectores más pobres de la población, llegando en los tres primeros deciles de ingreso a cerca del 80% (ver gráfico 2). Gráfico 2 Ingreso Mujeres/Hombres Ecuador: Brechas de género en ingresos 90% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Decil de ingreso Laboral/Horas pagado Total/total horas Fuente: EUT, 2007 18 3.1 Valoración del trabajo doméstico no remunerado: varios criterios 3.1.1 Remuneración general del empleo doméstico De acuerdo a este criterio, se ha valorado el trabajo a la tarifa promedio del mercado del servicio doméstico remunerado, que es, de acuerdo a lo indicado en la ENEMDUR, US$ 0,90 por hora de trabajo. Se ha considerado más conveniente no utilizar el salario legal, dado que a este salario se añaden algunos beneficios legales y las personas reciben otros valores por remuneración, dado que, si se contratase servicio doméstico remunerado para realizar las tareas domésticas que aquí se analizan, este sería el valor que el mercado pagaría actualmente por este trabajo8. De acuerdo a este criterio, el trabajo doméstico no remunerado tiene un valor aproximado de 12,000 millones de dólares, un 60% del valor del trabajo realizado para el mercado. Cuadro 3 Valoración del TDNR a precios de mercado: Remuneración de empleo doméstico TDNR Mercantil Área Sexo US$ año US$ año Hombres 1.693.415.917 10.668.834.705 Urbana Mujeres 5.974.942.284 4.922.835.658 Total 7.668.358.202 15.591.670.364 Hombres 1.090.324.266 2.500.890.786 Rural Mujeres 3.344.491.408 605.390.406 Total 4.434.815.674 3.106.281.193 Hombres 2.783.740.183 13.169.725.492 Mujeres 9.319.433.693 5.528.226.065 Total 12.103.173.876 18.697.951.556 Fuente: EUT, 2007 3.1.2 Remuneración media del mercado de trabajo De acuerdo a este criterio, se ha valorado el trabajo con referencia a la remuneración promedio que tiene la población que se encuentra actualmente en el mercado, ponderada por diferentes niveles educativos, y diferenciando para hombres y mujeres. Este método tiene la ventaja de que se puede asimilar directamente con lo que ocurre en el mercado, y se entiende que si se valorase mejor el trabajo doméstico y de cuidados, podría llegar a remunerarse con similares tasas que las del promedio nacional. Este cálculo se afina posteriormente cuando se realiza el análisis de acuerdo al costo de oportunidad. De acuerdo al cuadro 4, el aporte a remuneración media es mayor que el del trabajo mercantil, lo cual se explica dado que la distribución del salario en el mercado está concentrada, de modo que hay más cantidad de personas con salarios bajos, y el promedio tendría un sesgo hacia la derecha de la distribución. Tanto en este como en los otros casos se ha ubicado también el valor del trabajo pagado para hombres y mujeres de acuerdo a sus horas dedicadas, para tener un parámetro de comparación. 8 19 Cuadro 4 Valoración del TDNR a precios de mercado: Remuneración media corregida por educación y sexo Area Sexo TDNR Mercantil US$ año US$ año Urbana Hombres 3.725.515.018 10.668.834.705 Mujeres 11.086.837.350 4.922.835.658 Total 14.812.352.368 15.591.670.364 Rural Hombres 2.398.713.385 2.500.890.786 Mujeres 6.205.889.613 605.390.406 Total 8.604.602.998 3.106.281.193 Hombres 6.124.228.403 13.169.725.492 Mujeres 17.292.726.963 5.528.226.065 Total 23.416.955.367 18.697.951.556 Fuente: EUT, 2007 Si no existiesen brechas de género, se podría utilizar el promedio nacional como referencia. Con este criterio, el total subiría en US$2,000 más. 3.1.3 Valoración de acuerdo al Salario mínimo legal Si la valoración social del trabajo doméstico llegase por lo menos a equipararse con el salario mínimo legal vigente (a lo cual iría encaminada una política laboral basada en criterios básicos de equidad), se podría valorar el trabajo con este criterio. Dado que se trata en este caso de un valor legal (y no de un valor encontrado en el mercado), se ha considerado una tarifa 50% mayor por hora por el trabajo de fines de semana, considerando que el TDNR se realiza durante todos los días de la semana. El cuadro 5 muestra los cálculos. De acuerdo a este método, el valor del TDNR es ligeramente mayor al aporte del trabajo mercantil. Cuadro 4 Valoración del TDNR a Salario Mínimo vital general con incremento legal por fines de semana TDNR Mercantil Area Sexo US$ año US$ año Hombres 2.841.007.375 10.668.834.705 Urbana Mujeres 9.968.174.141 4.922.835.658 Total 12.809.181.516 15.591.670.364 Hombres 1.929.247.367 2.500.890.786 Rural Mujeres 5.744.823.513 605.390.406 Total 7.674.070.880 3.106.281.193 Hombres 4.770.254.742 13.169.725.492 Mujeres 15.712.997.654 5.528.226.065 Total 20.483.252.396 18.697.951.556 Fuente: EUT, 2007 20 3.1.4 Valoración de acuerdo a ingreso equivalente La metodología para realizar estas valoraciones está basada en la asimilación de tareas del mercado a las tareas domésticas no remuneradas. Esta es una de las metodologías más importantes y adecuadas, sobre todo porque se puede usar como referente para la medición por producto, ya que se trata de un aproximado directo por tarea. El problema, como se dijo antes, es que no siempre las tareas coinciden, y en algunos casos son simultáneas. La tabla que se utilizó para las diferentes tareas se encuentra en el Anexo 1. El costo de ingreso equivalente permite reflejar con mayor certeza el funcionamiento del mercado de trabajo. En este caso, el aporte del TDNR es mayor que en los métodos anteriores, pero las zonas urbanas representan mayor valor, en términos relativos, en los casos anteriores. Se entiende que, además de mayor diversidad de ocupaciones domésticas en las áreas urbanas, éstas son de mayor jerarquía en términos de su equivalente mercantil. También reflejan con mayor claridad la cantidad de actividades que realizan las mujeres frente a los hombres, mostrando mayor brecha entre ambos grupos. Cuadro 5 Valoración del TDNR a precios de mercado: Ingreso Equivalente Area Urbana Rural Sexo Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total TDNR US$ año 2.870.119.307 13.344.346.097 16.214.465.404 1.626.118.366 7.155.143.310 8.781.261.675 4.496.237.672 20.499.489.407 24.995.727.079 Mercantil US$ año 10.668.834.705 4.922.835.658 15.591.670.364 2.500.890.786 605.390.406 3.106.281.193 13.169.725.492 5.528.226.065 18.697.951.556 Fuente: EUT, 2007 3.1.5 Valoración de acuerdo a Costo de Oportunidad Para el análisis del costo de oportunidad se ha corrido un modelo de determinación de ingresos laborales para las personas que no están trabajando en el mercado. Para ello se ha corregido el sesgo de selección9 y se ha calculado el salario que las personas podrían tener si entran al mercado de acuerdo a un conjunto de características básicas. De acuerdo a la teoría macroeconómica laboral, el valor que Es decir, se corrige por aquellas otras circunstancias, diferentes de las observables que hacen una de dos personas de iguales características esté trabajando en el mercado y la otra no. Este procedimiento se realiza corriendo primero un modelo probabilística de entrada o no al mercado, y utilizando los residuos de este modelo para incorporarlos a uno de determinación salarial para toda la población. Se ha utilizado el método de Heckman para corregir selección. 9 21 se encuentra como mínimo para entrar al mercado es el salario de reserva que, en este caso es el mínimo valor que toma el costo de oportunidad. Los resultados del modelo separado para hombres y mujeres es el siguiente: Tabla 1: Factores que determinan el Ingreso laboral por hora Mujeres Hombres Ingreso laboral por hora Rural Edad Informalidad Empleado/a gobierno Cuentapropista Patrono/a Tiempo parcial Escolaridad Constante -0,56406* -0,00024 -1,75814* 0,77953* 1,23703* 2,84690* 0,97100* 0,05924* 1,52968* -0,36406 0,00304* -1,55811* 1,47953* 1,33301* 3,84643* 1,37300* 0,08933* 1,82277* Ecuación de selección Soltera/o Casada/o Unida/o Informalidad Menores a 5 en hogar mayores a 65 en hogar Edad de la pareja Monopartental Hijos mas 16 trabajando Ingreso per-capita hogar Constante 0,42098 -0,18698 0,94120 -0,30010 -0,08011 -0,00342 0,24602 0,00014 0,00300 -0,81542* 0,776901* 0,896652* 0,034498* 0,345454 0,234234 0,983742 0,459234* 0,006743 0,034567* 0,023884* Con estos resultados, se han realizado dos cálculos. El primero, utilizando el costo de oportunidad para valorar todas la horas de trabajo de las personas que realizan TDNR, es decir, el ingreso que estarían perdiendo por no estar en el mercado laboral. Los resultados se presentan en el cuadro 6. Cuadro 6 Valoración del TDNR a costo de oportunidad TDNR Mercantil Área Sexo US$ año US$ año Hombres 4.592.105.892 10.668.834.705 Urbana Mujeres 9.910.753.544 4.922.835.658 Total 14.502.859.436 15.591.670.364 Hombres 2.024.791.818 2.500.890.786 Rural Mujeres 2.425.750.200 605.390.406 Total 4.450.542.018 3.106.281.193 Hombres 6.616.897.710 13.169.725.492 Mujeres 12.336.503.744 5.528.226.065 Total 18.953.401.455 18.697.951.556 Fuente: EUT, 2007 22 El cuadro muestra que los salarios calculados en el modelo establecido se ajustan bastante a los que se presentan en el mercado. De hecho, para el caso de las mujeres la proporción de horas valoradas a costo de oportunidad en el TDNR corresponde a la proporción de mujeres inactivas y desempleadas de la PET femenina. Los cálculos muestran que el valor global sería más o menos igual al del trabajo mercantil, en el caso de la población total. No obstante, y en línea con las críticas que se realizan a este método pero considerando su validez metodológica, se ha realizado una variación que consiste en ajustar estos valores considerando la realidad del mercado de trabajo, es decir, de la demanda y oferta actual. Por un lado, se calcula la proporción de hombres y mujeres que está desempleada, y aquella que, siendo inactiva, expresa no buscar trabajo por motivos de tiempo o restricciones familiares, dentro del grupo de amas de casa. En el caso de las mujeres este porcentaje es del 47% del total de inactivas y desempleadas. En el caso de los hombres es del 15%. Con estos criterios se calcula el total de potenciales horas de trabajo, en el caso de que sus tareas domésticas sean cubiertas por otros agentes (remunerados). A este total se aplica el valor calculado bajo el método del costo de oportunidad. Al resto de la población, es decir aquella que ya está trabajando en el mercado (y no tiene tiempo disponible adicional para el trabajo mercantil), así como aquellas personas inactivas que expresan no buscar por motivos distintos se aplica la tarifa de ingreso equivalente, en el caso de que estos servicios se contraten en el mercado. Por otro lado, se deduce de este valor la probabilidad de encontrar trabajo siendo desempleado en el caso de mujeres (92%) y de hombres (95%). Con estos ajustes, se ha calculado el valor final del TDNR (ver cuadro 7). Cuadro 7 Valoración del TDNR bajo método combinado a costo de oportunidad corregido por mercado de trabajo Sexo (A) Tarifa/ Hora Costo Op. (B) Tarifa / Hora Equiv. (C) Horas Disp. Mercado(1) H M T. 2,14 1,19 1,41 1,45 1,98 1,86 463.956.697 4.866.815.373 5.330.772.070 H M T. 2,44 1,49 1,70 1,53 2,01 1,90 282.235.986 3.120.247.637 3.402.483.624 H M T. 1,67 1,34 181.720.711 0,65 1,93 1.746.567.735 0,90 1,78 1.928.288.446 (2)Valores tomados del cuadro 2. US$ totales de acuerdo a tarifa (E) (F) Tiempo Horas Dom. potencial Doméstico Total(2) Mercado disponibles (A*C) (B*D) Nacional 2.629.087.951 992.534.657 3.821.802.022 5.488.110.952 5.798.156.760 10.864.729.386 8.117.198.903 6.790.691.416 14.686.531.407 Urbana 1.599.337.255 688.815.884 2.439.601.411 3.518.577.123 4.658.054.166 7.072.503.432 5.117.914.378 5.346.870.050 9.512.104.842 Rural 1.029.750.696 303.718.773 1.382.200.611 1.969.533.829 1.140.102.594 3.792.225.954 2.999.284.525 1.443.821.367 5.174.426.565 (D) Total TDNR US$ año (E) + (F) 4.814.336.678 16.662.886.145 21.477.222.823 3.128.417.294 11.730.557.597 14.858.974.892 1.685.919.384 4.932.328.548 6.618.247.932 23 Como resultado tenemos un valor total un poco mayor al del método del costo de oportunidad aplicado por igual a toda la población, pero ante todo un valor mayor para las mujeres y menor para los hombres, considerando que la oferta de trabajo represada por tareas domésticas es básicamente femenina. En resumen, el método de valoración que considera más el trabajo doméstico es del ingreso equivalente (que como se dijo antes es el más aproximado al del producto),y es también donde se aprecian más brechas entre hombres y mujeres por causa de la multiplicidad de trabajos que realizan las mujeres, alguno de ellos bien valorados en el mercado. Gráfico 3 Ecuador: Trabajo doméstico valorado con diferentes criterios (millones de US$ 2007) Trabajo mercantil Costo oportunidad ajustado Ingreso Equivalente Hombres Mujeres Salario mínimo legal + beneficios Ingreso laboral medio Tarifa doméstico 0 5.000 10.000 15.000 20.000 25.000 Fuente: EUT 2007 3.2 Comparación y aportes al PIB Una de las aplicaciones más importantes de estas valoraciones es el cálculo del aporte que el TDNR presenta al Producto Interno bruto, considerando que si fuese remunerado de alguna manera debería aportar reflejarse en un valor mayor de este producto, de tal forma que cuando los hogares se hagan cargo de tareas estatales por ejemplo, esto no afecte el valor del producto, o cuando un hogar mejora su ingreso o acceso a servicios estatales el producto no se eleve artificialmente. Otra finalidad es la de observar, en el marco de un PIB “ampliado” (es decir, que incluye estos valores), cual es el aporte del trabajo doméstico no remunerado a la economía considerada en forma integrada. De acuerdo a los cálculos anteriores, utilizando un PIB de US$ 45,000 millones para 2007, se ha calculado este valor extendido para referencia del aporte. 24 Cuadro 8: PIB referencial y extendido de acuerdo a métodos (US$ 2007) PIB ACTUAL PIB EXT. Tarifa empleo doméstico PIB EXT. Mercado diferenciado H/M PIB EXT. SMV con extras fines semana] PIB EXT. Ingreso Equivalente PIB EXT. Costo oportunidad Igual PIB EXT. Costo oportunidad ajustado empleo 45.000.000.000 62.103.173.876 73.416.955.367 70.483.252.396 74.995.727.079 68.953.401.455 71.477.222.823 Fuente: Simulaciones Las aportaciones se puede observar en el cuadro 9. El mayor aporte, considerando el PIB extendido es el obtenido con el método del ingreso equivalente. Los resultados que se han obtenido no se distancian de valores que han sido calculados en otros estudios similares (ver Gomez Luna, 2008). Si consideramos que la economía remunerada se sustenta en un similar peso en tiempo y esfuerzo de trabajo, inclusive considerando las distorsiones propias del mercado de trabajo es factible pensar que el aporte monetario al PIB debería ser similar para ambos trabajos, o inclusive mayor si se considera que más del 85 % de la población en edad de trabajar realiza trabajo doméstico no remunerado, frente a 70% que está en el mercado laboral. Cuadro 9: Aporte al PIB del Trabajo doméstico no remunerado, por sexo Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total Hombres Mujeres Total PIB Actual PIB Extendido TDNR Mercantil TDNR Mercantil Doméstico 6% 26% 4% 21% 19% 11% 15% 9% 24% 37% 19% 30% Media diferenciada 12% 26% 8% 18% 35% 11% 24% 8% 47% 37% 32% 25% Salario Mínimo legal mas beneficios 10% 26% 7% 19% 31% 11% 22% 8% 41% 37% 29% 27% Ingreso equivalente 9% 26% 6% 18% 41% 11% 27% 7% 50% 37% 33% 25% Costo de oportunidad ajustado 10% 26% 7% 18% 33% 11% 23% 8% 43% 37% 30% 26% Fuente: Simulaciones 25 De acuerdo con el método corregido del costo de oportunidad, es decir, considerando tanto la disponibilidad de trabajar como la probabilidad de empleo en Ecuador, se ha calculado la distribución del ingreso laboral actual y aquella que existiría si se dedican las horas disponibles al mercado laboral, se contrata o financia (vía recursos públicos) las horas de trabajo doméstico que se dejan de dedicar. La distribución del ingreso laboral actual corresponde a un Gini de 0,701; si ingresan ofertan en el mercado laboral las personas que están dispuestas a hacerlo, perciben su costo de oportunidad y el hogar paga por servicios domésticos (a la tarifa actual), el Gini cambia a 0,601; finalmente, si el hogar accede a servicios domésticos públicos, el Gini baja a 0,49 (considerando que se financia con impuestos progresivos). 46,5751 Cum. Dist. of nueva_dbn/_N Cum. Dist. of mensual_actual/_N 53,293 0 0 ,000031 1 Cum. Pop. Prop. ,000033 1 Cum. Pop. Prop. Cum. Dist. of nueva_dbn_con_esta 61,1132 0 ,000033 1 Cum. Pop. Prop. 3.3 Análisis sectorial y provincial: una aproximación al producto Tomando en cuenta el valor obtenido bajo el método del costo de oportunidad ajustado se han realizado algunas comparaciones relevantes. Primeramente, se ubica el valor total del TNDR en el marco de otras variables macro de la economía, y se encuentra que se aproxima al valor que consta como consumo de los hogares, y es superior en casi 3 veces al Presupuesto del estado (valores de 2007), y cinco veces el ingreso tributario, como se observa en el gráfico 4. 26 Gráfico 4 Trabajo doméstico no remunerado y otras variables macro Consumo hogares Trab Pagado TDNR PGE Ingreso tributario Deuda pública Ingreso Petrolero Gasto educación Gasto salud Gasto Prot. Social 0 2.500 5.000 7.500 10.000 12.500 15.000 17.500 20.000 22.500 25.000 Millones US $ Para igual referencia, se ha calculado el valor del TDNR por sectores resumidos, y se presenta un aproximado frente al trabajo mercantil dedicado a sectores similares. Este análisis muestra lo que podría ser una tendencia cuando se elabore una cuenta de producción de hogar, en donde estos valores pasarían a contrastarse con los valores de producción de los sectores que ya constan en cuentas nacionales. El cuadro 10 muestra el aporte de esfuerzo en horas y valores por sector. El valor que representa el trabajo para el procesamiento, preparación, servicio de alimentación es mayor en 3 veces que PIB de alimentos; el dedicado al cuidado de niños, niñas, personas con discapacidad y ancianos es casi el doble que el presupuesto estatal en el sector de protección social. Salud, atención discap. (hogares) 36% Agricultura y restaurantes (SCN) 43% Alimentos (Hogares) 57% Voluntariado /comunitario (hogares) 12% Sociales y comunitarias (SCN) 88% Servicios sociales y salud (SCN) 64% Enseñanza+ servicio doméstico (SCN) 41% 28% Cuidado hijos/as (hogares) 72% 27 Cuadro 10 Ecuador: Tiempo dedicado y valorado por actividad resumida/sector Horas Hombres semana Total horas año Total US$ Alimentos 5,58 489.767.983 840.067.927 Limpieza 4,04 710.872.103 723.652.969 Ropa 2,13 260.022.173 219.367.713 Compras-gestión 2,28 620.367.386 750.580.806 Reparación 4,40 575.440.910 748.073.183 Salud 3,48 39.212.785 31.762.356 Pcc/Autoconsumo 7,25 291.724.709 93.705.154 Voluntariado/comunitario 5,29 104.116.838 66.263.444 Atención _ discapacidades 9,54 28.051.886 72.934.903 Cuidado hijos-as 6,79 548.908.786 611.909.819 Horas Mujeres semana Total horas año Total US$ Alimentos 16,44 3.654.028.384 6.692.693.058 Limpieza 6,82 1.603.512.337 1.550.403.075 Ropa 6,34 1.430.714.654 1.187.675.898 Compras-gestión 2,89 593.691.649 1.129.957.819 Reparaciones 2,34 471.604.424 613.085.751 Salud 2,39 86.168.104 69.796.164 Pcc/Autoconsumo 5,61 426.163.236 132.130.858 Voluntariado/comunitario 5,66 146.812.064 16.314.606 Atención _ discapacidades 19,23 116.429.537 302.716.795 Cuidado hijos-as 14,99 1.974.660.910 2.316.824.712 Trabajo mercantil total Agricultura Hoteles y restaurantes Enseñanza Servicios sociales y salud Actividades comunitarias y sociales Servicio domestico Total horas año 3.158.133.637 617.273.948 584.108.021 297.768.893 Total US$ 4.244.600.219 1.549.476.240 1.636.504.229 853.590.834 329.750.072 420.993.919 633.434.519 411.532.739 Igualmente, la cantidad de horas dedicadas por las mujeres a la alimentación de los hogares es mayor que la cantidad de trabajo mercantil dedicado a la producción agrícola, así como las horas dedicadas a limpieza que representan casi cuatro veces el tiempo reportado de dedicación al servicio doméstico remunerado que, además está remunerado en forma precaria. Una tarea importante de política es analizar la valoración social (y por ende mercantil) que se da a estas tareas, de modo que puedan ser sustituidas las actividades no remuneradas sobre la base de criterios salariales más justos. 28 3.4 Aportes por provincia Es interesante también realizar una aproximación regional, partiendo de que las realidades de las regiones son distintas en términos de las inequidades de género y las relaciones de poder dentro de los hogares. En este sentido se presentan las brechas de incidencia (número de personas) y duración (intensidad de tiempo) entre hombres y mujeres por cada provincia. El gráfico 5 muestra que en general, salvo en algunas provincias de la amazonía las brechas de incidencia no son tan elevadas, se mantienen en un rango de 1.1 a 1.5. Es decir, tanto hombres como mujeres realizan estas actividades. Tampoco varían mucho las brechas del trabajo mercantil. Donde se encuentran diferencias significativas es en la intensidad, que presenta mayores brechas en las provincias de la costa, en especial en Los Ríos y Manabí, lo cual permite intuir causas de índole cultural. Gráfico 5 Ecuador: brechas de género en descomposición del trabajo 4,50 4,14 Mujeres/ Hombres 4,00 3,50 3,04 3,94 3,10 3,30 3,00 2,68 3,00 2,50 1,79 2,00 2,06 1,50 1,00 0,50 0,53 Indicencia No pagado Duración No pagado 0,46 Na po Pa st az a Pi ch in ch Tu a ng Za ur m ah or a ua C hi nc hi pe Su cu m bí os O re lla na M or on a Rí os Lo ja Lo s ar Ca ña r Ca rc hi Co to p ax Ch i im bo ra zo El O Es ro m er al da s G ua ya s Im ba bu ra Bo lív Az ua y an ab í Sa nt ia go 0,47 0,47 M 0,53 0,00 Indicencia Pagado Duración Pagado Fuente: EUT 2007 Igualmente se ha calculado el aporte potencial del trabajo doméstico no remunerado al producto de cada provincia. El cuadro 11 muestra estos valores, así como la dedicación en términos de horas y personas. La mayor cantidad de dedicación relativa se encuentra en provincias de la sierra central, que también son las más pobres. Además de las brechas de género, el aporte en el caso de la costa es menor, así como el de las provincias menos pobres del país. 29 Cuadro 11: Aporte de trabajo doméstico no remunerado por provincia Provincia Horas %PIB Provincial Azuay 363.972.394 26,2% Bolívar 123.259.490 67,8% Cañar 122.408.799 35,2% Carchi 105.437.623 49,0% Cotopaxi 260.840.947 42,4% Chimborazo 290.325.611 63,7% El Oro 436.693.247 50,2% Esmeraldas 242.381.037 32,2% Guayas 2.255.643.509 38,3% Imbabura 220.596.807 42,1% Loja 234.777.669 44,5% Los Ríos 390.001.795 41,2% Manabí 860.439.508 55,6% Morona Santiago 70.125.496 58,8% Napo 43.613.028 43,2% Pichincha 1.771.340.458 32,7% Tungurahua 358.802.193 45,4% Zamora Chinchipe 24.878.078 22,4% Fuente: EUT 2007 4 Reflexiones finales El estudio permite confirmar el sostenimiento que el trabajo doméstico no remunerado brinda a la economía en general, así como su aporte a la producción y a la tarea social del cuidado (lo cual se muestra comparando con los sectores remunerados que realizan estas tareas). También muestra una relación de este trabajo con condiciones específicas de pobreza entre mujeres, entre hogares y entre regiones. El tiempo se muestra como un indicador de bienestar, desigualdad y por ende redistribución: del trabajo hacia el capital, de la reproducción a la producción, de mujeres hacia hombres y de ricas hacia pobres. El reconocimiento y valoración del trabajo de cuidado no remunerado pasa por visualizar la economía como un sistema integrado en el que están presentes procesos monetarios y no monetarios. Es ante todo un sistema de trabajo. No obstante, las condiciones de precariedad no son únicas ni indivisibles. La precariedad en la división sexual del trabajo no solamente en la disponibilidad de horas dedicadas al trabajo mercantil de las mujeres sino también en su salario esperado y la posibilidad de conseguir mejores condiciones laborales. En este sentido, la discriminación y segregación de género como fuentes de precariedad específicas de las mujeres han cambiado muy poco, y se amplían cuando la economía entra en recesión o desaceleración, entrando las trabajadoras en condiciones de precariedad en períodos previos a la recuperación (e intensificando su trabajo no remunerado), lo cual indica que el sistema no solamente produce desigualdades sino que las utiliza para compensar las pérdidas del sistema. Lo anterior no implica apelar a un inoperante régimen de bienestar que no aportó casi nada al bienestar de hombres y mujeres en el pasado. Una mirada renovada a la 30 institucionalidad estatal como aseguradora de derechos no tiene por qué utilizar un aparataje pesado o ineficiente, corrupto y por demás alejado de la equidad. La construcción de una política alternativa debe apoyar la consolidación de esquemas de trabajo flexibles, sí, pero organizados desde la ciudadanía y los derechos, con un alto componente de participación, reconociendo diversas formas de trabajo y aportando a cada una de ellas capitales y activos para su desarrollo. Una política más integrada debe incorporar a toda la población trabajadora y, en el caso específico de las mujeres, tener presente la interacción entre el trabajo mercantil y el doméstico. Es decir, orientarse hacia ambos ámbitos del trabajo, lo cual pasa por un diseño al menos “tri-sectorial”: laboral, protección social y económico. 31 5 Anexos 5.1 Anexo 1: Referencias utilizadas para cálculos de ingreso equivalente Cuadro1. Poblacion de 12 años y más que trabaja al menos una hora en cuenta propia 41. Grupo de ocupación Nombre de la ocupación VENDEDORES Y DEMOSTRADORES DE TIENDAS Y ALMACENES 5220 AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE CULTIVOS 6111 EXTENSIVOS VENDEDORES DE QUIOSCOS Y DE PUESTOS DE MERCADO 5230 VENDEDORES AMBULANTES DE PRODUCTOS NO COMESTIBLES 9112 CONDUCTORES DE AUTOMÓVILES, TAXIS Y CAMIONETAS 8322 VENDEDORES AMBULANTES DE PRODUCTOS COMESTIBLES 9111 LAVANDEROS Y PLANCHADORES MANUALES 9133 AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE PLANTACIONES 6112 DE ÁRBOLES Y ARBUSTOS PRODUCTORES Y TRABAJADORES AGROPECUARIOS CALIFICADOS 6130 CUYA PRODUCCIÓN SE DESTINA AL MERCADO VENDEDORES A DOMICILIO Y POR TELÉFONO 9113 SASTRES, MODISTOS Y SOMBREREROS 7433 CRIADORES DE GANADO Y OTROS ANIMALES DOMÉSTICOS, 6121 PRODUCTORES DE LECHE Y SUS DERIVADOS DUEÑO DE PEQUEÑOS RESTAURANTES O BARES 5120 PELUQUEROS, ESPECIALISTAS EN TRATAMIENTOS DE BELLEZA Y 5141 AFINES ALBAÑILES Y MAMPOSTEROS 7122 AVICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE LA AVICULTURA 6122 COSTUREROS, BORDADORES Y AFINES 7436 PESCADORES DE AGUA DULCE Y EN AGUAS COSTERAS 6152 COBRADORES Y AFINES 4215 EBANISTAS Y AFINES 7422 CONDUCTORES DE CAMIONES PESADOS 8324 MECÁNICOS Y AJUSTADORES DE VEHÍCULOS DE MOTOR 7231 PANADEROS, PASTELEROS Y CONFITEROS 7412 ARTESANOS DE LA MADERA Y MATERIALES SIMILARES 7331 CONDUCTORES DE AUTOBUSES Y TRANVÍAS 8323 PINTORES Y EMPAPELADORES 7141 PEONES DE CARGA 9333 LIMPIADORES DE OFICINA, HOTELES Y OTROS ESTABLECIMIENTOS 9132 51A. Horas de trabajo principal Suma Media 63.Ingresos (monetario) Patronos Cta. Propia Suma Media Ingreso promedio Actividad por hora en EUT 50,36 11.080.219,52 621,48 136.748.930,99 3,09 36,92 6.169.577,42 185,91 31.068.423,72 1,26 37,35 39,13 52,88 39,14 21,12 5.139.651,73 3.328.026,30 4.182.292,02 2.732.915,76 1.308.450,59 429,78 343,41 492,03 340,22 65,81 59.140.048,83 29.208.963,13 38.911.915,01 23.752.740,73 4.077.702,47 2,88 2,19 2,33 2,17 0,78 ut30,ut31 35,66 2.093.056,95 158,22 9.285.861,73 1,11 41,22 1.993.834,20 128,83 6.230.832,92 0,78 27,64 33,04 1.064.686,16 966.138,23 251,04 134,90 9.670.422,05 3.944.256,55 2,27 1,02 ut34 33,49 890.503,13 198,17 5.269.891,64 1,48 42,25 1.120.913,04 483,87 12.836.324,88 2,86 31,66 826.759,00 194,93 5.090.781,90 1,54 44,36 24,38 36,05 41,22 43,15 46,04 42,30 40,73 43,21 37,56 38,92 39,37 34,75 1.039.569,42 476.639,49 666.051,01 760.064,79 764.411,75 778.831,08 588.561,71 525.356,65 511.277,63 430.562,98 400.029,34 398.587,97 351.490,84 230,93 191,75 189,53 172,75 353,35 365,81 912,32 295,01 571,06 152,59 664,93 231,14 130,89 5.412.094,99 3.748.147,14 3.501.566,52 3.185.063,46 6.259.224,78 6.188.034,12 12.695.005,38 3.804.998,91 6.757.219,66 1.749.233,52 6.834.974,69 2.339.806,76 1.323.829,01 1,30 1,97 1,31 ut34 1,05 2,05 1,99 5,39 1,81 3,30 ut19 1,02 ut68 4,27 1,47 0,94 31,74 313.153,39 121,46 1.198.518,84 0,96 5122 7241 9211 9331 COCINEROS MECÁNICOS Y AJUSTADORES ELECTRICISTAS MOZOS DE LABRANZA Y PEONES AGROPECUARIOS CONDUCTORES DE VEHÍCULOS ACCIONADOS A PEDAL O A BRAZO 40,05 40,36 36,69 381.877,33 337.622,39 306.658,39 374,62 225,39 187,96 3.572.146,27 1.885.339,87 1.571.110,27 2,34 ut12 1,40 1,28 41,52 326.207,43 151,11 1.187.377,44 0,91 2421 7432 7137 7442 5169 ABOGADOS TEJEDORES CON TELARES O TEJIDOS DE PUNTO Y AFINES ELECTRICISTAS DE OBRAS AFINES ZAPATEROS Y AFINES PERSONAL DE LOS SERVICIOS DE PROTECCIÓN Y SEGURIDAD, NO CLASIFICADOS BAJO OTROS EPÍGRAFES CARPINTEROS DE ARMAR Y DE BLANCO FONTANEROS E INSTALADORES DE TUBERÍAS HERRAMENTISTAS Y AFINES AGRICULTORES Y TRABAJADORES CALIFICADOS DE HUERTAS, INVERNADEROS, VIVEROS Y JARDINES OPERARIOS DE LA ELABORACIÓN DE PRODUCTOS LÁCTEOS 40,93 31,05 35,55 43,44 320.864,63 203.325,57 215.878,85 247.307,60 929,72 100,14 220,12 329,16 7.289.088,17 655.674,84 1.336.792,92 1.873.911,71 5,68 0,81 ut34 1,55 1,89 61,31 346.445,45 165,38 934.462,36 0,67 39,08 37,84 44,98 218.554,24 204.786,86 233.444,88 209,54 305,47 365,95 1.171.792,31 1.653.237,72 1.899.198,75 1,34 2,02 2,03 37,90 166.144,06 133,17 583.841,61 0,88 38,07 163.366,96 340,01 1.458.971,77 2,23 7124 7136 7222 6113 7413 Fuente: ENEMDU dic 2007 - Elaborado por: Victor Morales y Maria Soledad Fuente y elaboración CONAMU 32 ut15, ut22 ut27, ut71 Ingreso por grupo de ocupación (ENEMDUR) Ingreso_laboral_hora MEDICOS Y PROFESIONALES AFINES (EXCEPTO EL PERSONAL DE ENFER 2,479 ODONTOLOGOS 4,414 FARMACEUTICOS 3,489 MEDICOS Y PROFESIONALES AFINES (EXCEPTO EL PERSONAL DE ENFER 4,208 PERSONAL DE ENFERMERIA Y PARTERIA DE NIVEL SUPERIOR 3,021 PROFESORES DE LA ENSEÐANZA SECUNDARIA 2,614 MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA Y PREESC 1,535 MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA 2,707 MAESTROS DE NIVEL SUPERIOR DE LA ENSEÐANZA PREESCOLAR 1,959 PERSONAL DE ENFERMERIA DE NIVEL MEDIO 2,657 PERSONAL DE PARTERIA DE NIVEL MEDIO 0,861 PRACTICANTES DE LA MEDICINA TRADICIONAL 7,172 MAESTROS DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA PRIMARIA 2,039 MAESTROS DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA PREESCOLAR 1,262 MAESTRO DE NIVEL MEDIO DE LA ENSEÐANZA ESPECIAL 1,043 ECONOMOS, MAYORDOMOS Y AFINES 0,831 COCINEROS 1,465 CAMAREROS Y TABERNEROS. (MESERO). 1,035 TRABAJADORES DE LOS CUIDADOS PERSONALES Y AFINES 3,112 NIÑERAS Y CELADORAS INFANTILES 0,727 AYUDANTES DE ENFERMERIA EN INSTITUCIONES 2,157 AYUDANTES DE ENFERMERIA A DOMICILIO 0,815 PELUQUEROS, ESPECIALISTAS EN TRATAMIENTOS DE BELLEZA Y 1,732 ACOMPAÑANTES Y AYUDAS DE CAMARA 1,772 ALBAÑILES Y MAMPOSTEROS. (ALBAÑILES). 0,941 MECANICOS Y AJUSTADORES DE VEHICULOS DE MOTOR. (MECÁNICOS). 5,795 MECANICOS Y AJUSTADORES DE MAQUINAS AGRICOLAS E 1,813 MECANICOS Y AJUSTADORES ELECTRICISTAS 4,590 MECANICOS Y REPARADORES DE APARATOS ELECTRONICOS 0,874 TEJEDORES CON TELARES O DE TEJIDOS DE PUNTO Y AFINES 0,866 SASTRES, MODISTOS Y SOMBREROS 0,956 PATRONISTAS Y CORTADORES DE TELA, CUERO Y AFINES 0,730 COSTUREROS, BORDADORES Y AFINES. (COSTURESRAS, SASTRES, MODI 1,042 ZAPATEROS Y AFINES 1,300 CONDUCTORES DE AUTOMOVILES, TAXIS Y CAMIONETAS. (CHOFER, CHO 3,293 CONDUCTORES DE AUTOBUSES Y TRANVIAS 5,270 CONDUCTORES DE CAMIONES PESADOS 1,681 PERSONAL DOMESTICO Y AFINES, LIMPIADORES, LAVANDEROS Y 0,393 PERSONAL DOMESTICO. (EMPLEADO DOMÉSTICO). 0,866 LIMPIADORES DE OFICINA, HOTELES Y OTROS ESTABLECIMIENTOS 1,147 LAVANDEROS Y PLANCHADORES MANUALES 1,000 CONSERJES. (CONSERJES, PORTEROS). 1,550 LAVADORES DE VEHICULOS, VENTANAS Y AFINES 2,008 MENSAJEROS, PORTEADORES, PORTEROS Y AFINES 1,498 PORTEROS Y GUARDIANES Y AFINES (GUADIANES INFORMALES, GUARDI 0,810 BARRENDEROS Y AFINES 1,081 Fuente: ENEMDU, 2007 33 Valores utilizados (SPSS) para asignar equivalents por hora, por variable de la EUT: (ut12=1) equiv_12 = 2.34 (ut13=1) equiv_13 = 1.11 (ut14=1) equiv_14 = 0.9 (ut15=1) equiv_15= 0.96 (ut16=1) equiv_16 = 1.11 (ut17=1) equiv_17 = 0. (ut18=1) equiv_18 = 0.9 (ut19=1) equiv_19 = 3.3 (ut20=1) equiv_20 = 0.9 (ut21=1) equiv_21 = 0.9 (ut22=1) equiv_22 = 0.96 (ut23=1) equiv_23 = 0.9 (ut24=1) equiv_24 = 0.9 (ut25=1) equiv_25 = 2.0 (ut26=1) equiv_26 = 1.5 (ut27=1) equiv_27 = 2. (ut28=1) equiv_28 = 0.9. (ut29=1) equiv_29 = 0.9. (ut30=1) equiv_30 = 0.78 . (ut31=1) equiv_31 = 0.78 . (ut32=1) equiv_32 = 0.9 . (ut33=1) equiv_33 = 0.9 . (ut34=1) equiv_34 = 1.31. (ut35=1) equiv_35 = (0.9+0.5). (ut36=1) equiv_36 = 0.9 . (ut37=1) equiv_37 = 0.9 . (ut38=1) equiv_38 = (0.9+0.5) . (ut39=1) equiv_39 = (0.9+1). (ut40=1) equiv_40 = (0.9+1). (ut41=1) equiv_41 = (0.9+1). (ut42=1) equiv_42 = (0.9+1). (ut43=1) equiv_43 = (0.9+0.5). (ut44=1) equiv_44 = (0.9+0.5). (ut45=1) equiv_45 = (0.9+0.5). (ut46=1) equiv_46 = 0.9. (ut47=1) equiv_47 = 0.96 (ut48=1) equiv_48 = 0.96 (ut49=1) equiv_49 = 0.86 (ut50=1) equiv_50 = 2.34 (ut51=1) equiv_51 = 1.67 (ut52=1) equiv_52 = 1.2 (ut53=1) equiv_53 = 1.2. (ut54=1) equiv_54 = 1.2 (ut55=1) equiv_55 = 1.2 . (ut56=1) equiv_56 = 1.2. (ut57=1) equiv_57 = 1.2 . (ut58=1) equiv_58 = 1.2 . (ut59=1) equiv_59 = (0.9+0.5) . (ut60=1) equiv_60 = (0.9+0.5). (ut61=1) equiv_61 = 0.81. (ut62=1) equiv_62 = 0.81 . (ut63=1) equiv_63 = 0.81 . (ut64=1) equiv_64 = 1.30 . (ut65=1) equiv_65 = 1.30 . (ut66=1) equiv_66 = 1.81 . (ut67=1) equiv_67 = 1.55 . (ut68=1) equiv_68= 0.88 . (ut69=1) equiv_69 = 0.88 . (ut70=1) equiv_70 = 0.88 . (ut71=1) equiv_71 = 0.88 . (ut72=1) equiv_72 = 2.03 . (ut73=1) equiv_73 = 2.34 . (ut74=1) equiv_74 = 0.9 . (ut75=1) equiv_75 = 0.9 . (ut76=1) equiv_76 = 0.9 . (ut77=1) equiv_77 = 0.9 . (ut78=1) equiv_78 = 0.9 . (ut98=1) equiv_98 = 2.6 . (ut99=1) equiv_99 = 2.6 . (ut100=1) equiv_100 = 2.6. (ut101=1) equiv_101 = 2.6. (ut102=1) equiv_102= 2.6 (ut103=1) equiv_103 = 2.6. (ut104=1) equiv_104 = 2.6. (ut105=1) equiv_105 = 2.6 (ut106=1) equiv_106 = 2.6 (ut107=1) equiv_107 = 2.6. 34