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Transcript
Modelo dimensional frente al categorial en la valoración de la personalidad
Objetivo: Las relaciones de los diferentes modelos dimensionales con las categorías
diagnósticas de los trastornos de la personalidad siguen siendo activamente investigadas
y muchos estudios apoyan una comprensión de los trastornos de personalidad del DSM
desde la perspectiva del Modelo de los cinco grandes (Clark, 2007; O´Connor, 2005;
Ostendorf, 2000; Saulsman and Page, 2004; Widiger, Costa y McCrae, 2002), que
sostiene que existen cinco grandes factores de personalidad: neuroticismo, extraversión,
afabilidad, tesón y apertura a la experiencia. Según la perspectiva dimensional, los
rasgos de personalidad se entenderían como un continuo, y los trastornos de
personalidad representarían variantes desadaptativas de éstos.
El objetivo de este trabajo es estudiar en una muestra clínica española y una muestra
control las relaciones entre una medida de los “cinco grandes” y una medida de los
trastornos de personalidad.
Metodología: Se aplicaron el cuestionario BFI-44 (Big-Five Inventory-44; BenetMartínez, y John, 1998) y el Examen Internacional de los Trastornos de la Personalidad
(IPDE; International Personality Disorders Examination; Loranger, 1995; versión
española de López-Ibor, Pérez y Rubio, 1996) a una muestra clínica de 80 pacientes que
acudían a una unidad de salud mental, y a una muestra control del mismo tamaño.
Resultados: Se hace un estudio descriptivo de las características sociodemográficas de
la muestra, así como los resultados en los diferentes instrumentos de evaluación de la
personalidad. Posteriormente, se hace un análisis de las relaciones entre rasgos y
trastornos de personalidad.
Conclusiones: Se encuentra que los diferentes rasgos de personalidad se relacionan con
trastornos de personalidad específicos, en la línea con los hallazgos de la investigación
reciente. El neuroticismo es la dimensión más relacionada, prediciendo en el caso de la
muestra clínica la puntuación en 7 de las 10 escalas de personalidad patológica.
Introducción
En la clasificación de las enfermedades mentales en la actualidad imperan dos sistemas
clasificatorios a nivel Internacional: la Clasificación de los Trastornos Mentales y del
Comportamiento (CIE-10; OMS, 1992), de uso más extendido en Europa, y el
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders -DSM-V de la American
Psychiatric Association (APA, 2013), que predomina en Estados Unidos.
Ambos sistemas de clasificación psicopatológica son muy similares, y en ellos
se apunta que para establecer la existencia de un trastorno de personalidad,
independientemente de qué trastorno se trate, se deben cumplir los siguientes criterios:
(a) el trastorno de personalidad debe ser un patrón permanente de experiencia interna y
de comportamiento, (b) que se aparta de las expectativas de la cultura del individuo, (c)
que afecta al menos a dos de las áreas afectiva, cognoscitiva, control de impulsos y/o
relaciones interpersonales, (d) que es inflexible temporal y situacionalmente, (e) que se
inicia en la adolescencia y primera etapa de la vida adulta, en ocasiones en la infancia, y
que se afianza en la madurez, (f) que provoca malestar clínico, o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes del individuo y (g) que no es atribuible a ningún
otro trastorno mental, ni a los efectos fisiológicos directos de una sustancia ni a una
enfermedad médica.
También ambas clasificaciones tienen una perspectiva categorial, cuyo
antecedente se encuentra en el modelo clásico de Kurt Schneider, en el sentido de
considerar los trastornos de la personalidad como síndromes clínicos cualitativamente
distintos.
Este modelo, no obstante, ha recibido multitud de críticas, basadas en la excesiva
coocurrencia diagnóstica, la heterogeneidad de los pacientes con un mismo diagnóstico,
la inconsistencia y mala definición de los límites diagnósticos, la cobertura diagnóstica
inadecuada, la inadecuada base científica y la cuestionable utilidad clínica (Clark,
Livesley y Morey, 1997; Livesley, 1985a, 1985b, 1998; Ryder, Bagby y Schuller, 2002;
Widiger, 1993; Widiger y Trull, 2007).
Una alternativa al enfoque categorial es la perspectiva dimensional de que los
trastornos de la personalidad representan variantes desadaptativas de los rasgos de
personalidad generales, disponiéndose en un continuo con la normalidad en el extremo
opuesto. Ha habido muchos intentos diferentes de identificar las dimensiones
fundamentales que subyacen a la totalidad del campo del funcionamiento normal y
patológico de la personalidad, siendo el modelo de personalidad predominante el
“Modelo de los Cinco Grandes”, que sostiene que existen cinco grandes factores de
personalidad: neuroticismo, extraversión, afabilidad, tesón y apertura a la experiencia
(Costa y McCrae, 1992).
Las relaciones de los diferentes modelos dimensionales con las categorías
diagnósticas de los trastornos de la personalidad siguen siendo activamente investigadas
y muchos estudios apoyan una comprensión de los TP del DSM desde la perspectiva
del Modelo de los cinco grandes (Clark, 2007; O´Connor, 2005; Ostendorf, 2000;
Saulsman and Page, 2004; Widiger, Costa y McCrae, 2002).
Ya en el DSM-IV se quiso introducir cierta concepción dimensional al definir
los tres conglomerados que agruparían a los diferentes TP (raro-excéntrico, dramáticoemocional y ansioso-temeroso), apostando más claramente por esta visión el Grupo de
Trabajo sobre los Trastornos de personalidad del DSM-V, que apoyó el desarrollo de un
modelo básicamente dimensional de los trastornos de personalidad, frente al categorial
actual, resultando útil
principalmente
para
evaluar rasgos
de
personalidad
desadaptativos de interés para los clínicos que no son incluidos dentro del manual
diagnóstico y que podrían ser evaluados por instrumentos que evalúan la estructura
general de la personalidad (Krueger, Skodol, Livesley, Shrout y Huang, 2007). No
obstante, tras la publicación de la última versión del DSM no se han producido cambios
sustanciales.
Widiger y colaboradores (2002) por su parte propusieron un procedimiento en
cuatro pasos para el diagnóstico de un TP según las clasificaciones actuales desde la
perspectiva de los “Cinco Grandes”, que incluirían: 1º) Una evaluación del
funcionamiento de personalidad a través de una medida de los “cinco grandes”, para
detectar variantes desadaptativas de cada uno de ellos. 2º) La identificación del
deterioro social y ocupacional y del distrés asociados a los rasgos de personalidad. 3º)
La determinación del nivel de significación clínica para ese deterioro, con la ayuda de
escalas de medida como la que provee el Eje V del DSM. Y 4º) el apareamiento entre el
perfil cuantitativo de personalidad de cada individuo con perfiles prototípicos de
constructos diagnósticos importantes teórica, clínica y socialmente. A partir de este
procedimiento se obtendrían constelaciones idiosincráticas de rasgos de personalidad,
que serían de utilidad para indicar el grado en que un constructo simple (p.ej.
borderline) describe adecuadamente a una persona concreta.
Algunos autores, sin embargo, a pesar de la considerable evidencia a favor de la
continuidad estructural entre personalidad normal y anormal, y de que la
dimensionalidad de los inventarios de personalidad es en general similar en muestras
clínicas y no clínicas, encuentran datos contradictorios a este respecto (O´Connor, 2002;
Markon, Krueger, y Watson, 2005). Algunos autores consideran que los instrumentos de
evaluación general de la personalidad recogen en menor parte las variantes
desadaptativas de determinados rasgos, como es el caso
de la alta Apertura, alta
Responsabilidad y alta Afabilidad del NEO PI-R (Haigler and Widiger, 2001). Otros,
consideran que algunas dimensiones normales no tienen su equivalente en la estructura
de la personalidad anormal, como Apertura, y al contrario, otras no están representadas
en los modelos de personalidad normal, como es el caso de la dependencia, la sumisión
o el psicoticismo.
Relaciones encontradas entre personalidad y psicopatología
Aunque durante muchos años las áreas de psicopatología y personalidad se
desarrollaron independientemente, a partir de los años 90 renacería un interés creciente
en la comprensión de cómo ambas interactúan, que ayudaría a clarificar la excesiva
comorbilidad psiquiátrica y a explicar las bases etiológicas de los trastornos
psiquiátricos, llegando a entenderse la una intrínsecamente unida a la otra. (Watson,
Gamez and Simms, 2005).
Según Watson y colaboradores (2005) son tres las posibilidades que han recibido
más apoyo en la literatura:
En primer lugar, las características de personalidad pueden ejercer una influencia
causal en la psicopatología, bien incrementando la probabilidad de que una persona
desarrolle un trastorno (modelo de vulnerabilidad) o bien afectando a la severidad o el
curso de un trastorno, lo que incluye la respuesta al tratamiento (Modelo de Patoplastia).
En segundo lugar, la psicopatología puede influir causalmente sobre la
personalidad, ya sea de forma temporal (Modelo de Complicación) o permanentemente
(Modelo de la Marca).
Y en tercer lugar, personalidad y psicopatología pueden reflejar procesos
centrales similares. Por ejemplo, pueden tener un factor etiológico común (Modelo de la
Causa Común), o bien puede existir una dimensión subyacente o continuo desde la
normalidad a la patología, en el cual la psicopatología represente una manifestación
extrema de diferencias individuales en personalidad (Modelo del Espectro). Este último
es el que más se acerca a la perspectiva dimensional en la visión de los trastornos de
personalidad.
Con respecto a los hallazgos en este ámbito, se han encontrado relaciones entre
los trastornos y las dimensiones de personalidad desde diferentes modelos, como el
modelo de Eysenck o de Cloninger (O´Boyle, 1995; Mulder y Joyce, 1997), pero la
alternativa dimensional desde el modelo de los cinco grandes es la de mayor apoyo
empírico.
Saulsman and Page (2004), tras un estudio de metaanálisis, concluyeron que
todos los TP del DSM mostraban asociaciones con los cinco factores del modelo de los
cinco grandes significativas y predecibles dados sus criterios diagnósticos, siendo las
dimensiones de neuroticismo, extraversión y cordialidad las más ampliamente
relacionadas, siendo alto el neuroticismo en prácticamente todos los trastornos, y
teniendo las otras dos dimensiones un papel más diferenciador. Estos resultados han
sido apoyados por diferentes estudios.
Así, por ejemplo, Dyce (1997) encuentra que el neuroticismo se relaciona con
todos los trastornos de la clasificación DSM, lo que coincidiría con la hipótesis de Clark
y Watson (1991) que consideran al neuroticismo como un factor general y de origen
superior considerado un factor de vulnerabilidad para un amplio rango de trastornos. En
concreto, encuentran que el trastorno por evitación se relaciona positivamente con el
neuroticismo y negativamente con extraversión y apertura. El trastorno histriónico tiene
relaciones positivas con extraversión y apertura. El trastorno anancástico con tesón.. Los
trastornos límite y antisocial mantienen correlaciones negativas con cordialidad y tesón.
Otros autores sin embargo encuentran diferentes datos. Por ejemplo, que el
neuroticismo solo se relaciona con los trastonos límite, evitativo y dependiente (Lahey,
2009), que la apertura también se asocia a los trastornos de la personalidad (Widiger y
Trull, 1992) o incluso otros que encuentran que el neuroticismo no se relaciona con los
TP (Ruiz, Pincus y Schinka, 2008).
Pukrop, Herpertz, Saβ y Steinmeyer (1998) realizan por su parte un estudio de
la estructura y las relaciones entre rasgos y trastornos de personalidad de forma paralela
en una muestra clínica de pacientes con trastorno de personalidad y otra no clínica
encontrando que la estructura de la personalidad normal es compartida por las personas
con trastorno de personalidad. Encuentran que apertura y extraversión no tienen ningún
compromiso con los trastornos de personalidad, pero si la introversión como polo
opuesto de esta última y que aparece como entidad propia y relacionada con el trastorno
esquizoide y evitativo. La cordialidad aparece relacionada con los trastornos
dependiente y depresivo. El trastorno obsesivo compulsivo está relacionado en ambas
muestras con neuroticismo y tesón. Y por último, en otro grupo aparecen juntos los
trastornos paranoide, límite, pasivo agresivo y narcisista. Por último, y como resultado
principal encuentran que el neuroticismo es un factor central en la muestra clínica,
mientras que es una dimensión de personalidad más en la no clínica, lo que implicaría
que el neuroticismo no discrimina entre diferentes trastornos de personalidad, pero sí
entre estos y las personas sin trastorno.
En general, los datos son algo inconsistentes, en parte debido a los problemas
metodológicos (diferentes muestras de estudio, instrumentos, etc). Además, no se han
encontrado muchos estudios con muestras españolas sobre las relaciones entre
dimensiones y trastornos de personalidad que comparen muestras amplias de la
población general y clínicas, o solo estudian algunas dimensiones de la personalidad (de
Miguel, 2000; Pelechado y Pastor, 2005).
El objetivo de este trabajo fue analizar las relaciones entre las cinco grandes
dimensiones de personalidad y los trastornos de personalidad según son definidos por
las principales clasificaciones diagnósticas en una muestra clínica española y otra
control, de cara a explorar si en ambos casos las relaciones eran similares. Se esperaba
encontrar en general asociaciones positivas del neuroticismo con la mayoría de
trastornos de personalidad, aunque especialmente con el trastorno evitativo y el
dependiente, y relaciones negativas de la extraversión con el trastorno esquizoide.
Metodología
Participantes
El estudio, transversal y descriptivo, fue realizado con dos muestras: una clínica y otra
control. Las características sociodemográficas más importantes se describen en la Tabla
1.
La muestra clínica estuvo compuesta por 80 pacientes atendidos en la Unidad de
Salud mental de Puertollano (Ciudad Real, España) en 2012, y que presentaban un
Trastorno adaptativo (en su mayoría, con síntomas mixtos ansiosos y depresivos) según
criterios diagnósticos de la a CIE-10 (WHO, 1992) o del DSM-IV-TR (APA, 2000). No
fueron incluidos en el estudio aquellos pacientes que presentaban comórbidamente otra
psicopatología grave del Eje I o II del DSM-IV-TR (no se excluyeron los que
presentaban rasgos desadaptativos de personalidad), aquellos cuyas edades no
estuviesen comprendidas entre los 18 y 65 años y los que presentasen condiciones que
dificultasen la aplicación de los instrumentos de estudio (deterioro cognitivo y/o
médico, o nivel educativo o intelectual insuficiente).
La muestra control estuvo compuesta por 80 personas seleccionadas en base a la
facilidad de acceso e intentando garantizar la mayor representatividad posible, que
habían sufrido en los últimos dos años una situación estresante importante pero que no
habían desarrollado ninguna psicopatología ni precisado de tratamiento, ya sea
farmacológico o psicoterapéutico, en los últimos 2 años. Fueron excluidos los sujetos
mayores de 65 años y los que pudiesen presentar las condiciones comentadas, que
dificultasen la aplicación de los instrumentos. Las personas que compusieron este grupo
fueron personas valoradas en la Unidad y dadas de alta por no presentar patología,
profesionales del hospital, familiares de éstos últimos y familiares de pacientes de la
USM.
Tabla 1. Características sociodemográficas de la muestra
Grupo clínico
Grupo control
n (%)
(N=80)
36.14 (13.47)
39.84 (11.53)
Hombres
25 (31.3)
32 (40)
Mujeres
55 (68.8)
48 (60)
Soltero
36 (45.0)
32 (40)
Casado
34 (42.5)
43 (53.8)
Separado/Divorciado
8 (10.0)
5 (6.3)
Viudo
2 (2.5)
0 (0)
Activa
18 (22.5)
58 (72.5)
No activa
62 (77.5)
22 (27.5)
Edad [media (DT)]
Sexo [n (%)]
Estado civil [n (%)]
Situación laboral [n (%)]
Nivel educativo [n (%)]
Básico (primaria o menos)
39 (48.8)
10 (12.5)
Medio (secundaria o FP)
28 (35.0)
44 (55)
Superior (universitaria)
13 (16.3)
26 (32.5)
Bajo
31 (38.8)
9 (11.3)
Medio
48 (60.0)
69 (86.2)
1 (1.3)
2 (2.5)
Nivel económico [n (%)]
Alto
Instrumentos
La personalidad según el modelo dimensional se evaluó a través del Big Five Inventory44 (BFI-44; Benet-Martínez y John, 1998). Se trata de un autoinforme que consta de 44
ítems en los que se pide al participante que valore en una escala de respuesta tipo Likert
de 5 puntos (que va desde 1= Muy en desacuerdo a 5=Muy de acuerdo), en qué medida
cada una de las afirmaciones le describe adecuadamente. Evalúa las cinco grandes
dimensiones de personalidad normal descritas según el “Modelo de los Cinco Grandes”
(Costa y McCrae, 1992; McCrae y Costa, 1985): Extraversión, Afabilidad o
Cordialidad, Tesón o Responsabilidad, Neuroticismo y Apertura mental o Apertura a la
experiencia. Muestra muy buenas propiedades psicométricas (Benet-Martínez y John,
1998; Rammstedt y John, 2007), resultando en nuestro estudio índices de fiabilidad de
las escalas adecuados (siendo el promedio de α=0,72), y similares a los obtenidos por
los autores.
La presencia de características de personalidad patológica fue evaluada a través
del cuestionario del Examen Internacional de los Trastornos de la Personalidad
(International Personality Disorders Examination o IPDE; Loranger, 1995; versión
española de López-Ibor, Pérez y Rubio, 1996). El IPDE es una entrevista clínica
semiestructurada que valora, tanto categorial como dimensionalmente, la presencia de
Trastornos de Personalidad (TP) según los criterios diagnósticos DSM-IV o CIE-10. En
este caso se utilizó el cuestionario autoadministrado de cribado, que permite valorar la
presencia de las características típicas de cada uno de los trastornos de personalidad
(que no el diagnóstico), sirviendo además para la realización de la entrevista posterior
de forma más breve, ya que sólo se aplicarían las preguntas referidas a los trastornos
cuya presencia resultó “probable” en el cuestionario. El cuestionario autoaplicado
consta de 77 ítems, en la versión para el DSM-IV, con un formato de respuesta de
verdadero/falso, en los que se pregunta al sujeto sobre el tipo de persona que ha sido en
los últimos 5 años. Una puntuación de 3 o más en cada escala (correspondiente a cada
uno de los trastornos de personalidad recogidos en el DSM-IV) supondría la existencia
“probable” de un trastorno, debiendo aplicarse después la entrevista diagnóstica
confirmatoria, que en este caso solo se hizo para descartar la existencia de un TP (que
supondría la exclusión del estudio), considerándose por tanto para el estudio la
puntuación dimensional del cuestionario.
Resultados
En primer lugar, se realizó un análisis descriptivo de
las características
sociodemográficas de la muestra y de las puntuaciones obtenidas a través de los tests
aplicados (ver Tabla 2). Se calculó también el índice de fiabilidad de las escalas de los
dos instrumentos de evaluación a través del coeficiente de consistencia interna alpha de
Cronbach. En el caso del BFI se obtuvo una fiabilidad adecuada (media de 0,71), solo
con una subescala con puntuaciones más bajas pero moderadamente aceptables
(cordialidad). En el caso del IPDE sin embargo,
Taba 2. Datos descriptivos y coeficientes de fiabilidad (α) de las escalas BFI e IPDE en
la muestra total (N=160)
Rango
Núm.
Media (DT)
posible
Rango real
ítems
α
Extraversión
25.96 (5.73)
8-40
11-38
8
.70
Neuroticismo
23.31 (7.65)
8-40
8-39
8
.84
Cordialidad
34.78 (4.86)
9-45
23-45
9
.59
Tesón
32.84 (5.65)
9-45
18-44
9
.70
Apertura
33.52 (6.51)
10-50
17-47
10
.74
Paranoide
2,12 (1,79)
0-7
0-7
7
.67
Esquizoide
2,16 (1,57)
0-7
0-6
7
.51
Esquizotípica
1,74 (1,72)
0-9
0-7
9
.60
Límite
2,98 (2,06)
0-9
0-7
9
.65
Histriónica
2,27 (1,61)
0-8
0-7
8
.48
Narcisista
2,05(1,47)
0-9
0-7
9
.49
Antisocial
0,68 (0,86)
0-7
0-3
7
.22
Obsesiva-
2,98 (1,68)
0-8
0-7
8
.48
Dependiente
2, 19 (1,79)
0-8
0-6
8
.63
Evitativa
3,25 (2,33)
0-8
0-8
8
.76
Personalidad
Compulsiva
Se realizó después un MANOVA de un factor, grupo, controlando las variables
sociodemográficas significativamente diferentes, que mostró que las distintas
dimensiones de personalidad fueron afectadas significativamente por el grupo (λ=0,74;
F5,149=10,40; p<0,001; η2p=0,26).
En concreto, y como se puede ver en la tabla 3, el grupo clínico fue
significativamente menos extravertido y más neurótico, siendo el tamaño del efecto
pequeño en el primer caso, y moderado en el caso del neuroticismo. No hubo
diferencias entre ambos grupos en los factores de afabilidad, tesón y apertura.
Tabla 3. Estadísticos descriptivos (media y desviación típica) y F de los análisis de los efectos
entre los grupos clínico y control en los cinco factores de personalidad (N=160).
Grupo clínico
Grupo control
F
Ƞ 2p
(N=80)
(N=80)
Extraversión
24,46 (6,02)
27,46 (5,04)
8,94**
,06
Neuroticismo
27,60 (5,80)
19,01 (6,83)
41,78***
,21
Afabilidad
33,88 (4,40)
33,88 (5,14)
1,42
,01
Tesón
32,33 (5,44)
33,35 (5,84)
,01
,00
Apertura
32,91 (7,13)
32,91 (5.82)
,03
,00
Notas: (1) *p<0,05; **p<0,01; *** p<0,001; (2) Ƞ 2p para calcular el tamaño del efecto
Tabla 4. Estadísticos descriptivos (media y desviación típica) y F de los análisis de los efectos
entre los grupos clínico y control en los diez trastornos de personalidad(N=160).
Grupo clínico
Grupo control
(N=80)
(N=80)
Trastorno paranoide
2,90 (1,87)
1,39 (1,35)
32,54***
Trastorno esquizoide
2,92 (1,58)
1,45 (0,13)
41,32***
Trastorno esquizotípico
2,36 (1,79)
1,15 (1,49)
21,41***
Trastorno límite
4,01 (1,75)
1,94 (1,80)
55,55***
Trastorno histriónico
2,51 (1,53)
2,05 (1,64)
3,18
Trastorno narcisista
2, 22 (1,62)
1,89 (1,32)
1,95
Trastorno antisocial
0. 80 (0,95)
0,55 (0,74)
3,75
F
Trastorno obsesivo-
3,98*
3,24 (1,61)
2,71 (1,73)
Trastorno dependiente
2,83 (1,88)
1, 56 (1,46)
22,62***
Trastorno evitativo
4,35 (2,12)
2,20 (2,02)
40,64***
compulsivo
Notas: *p<0,05; **p<0,01; *** p<0,001
Se realizó igualmente un MANOVA de un factor, grupo, encontrándose que los
distintos trastornos de personalidad fueron también afectados significativamente por el
grupo.
En concreto, en todas las escalas de trastornos de personalidad puntuó
significativamente más alto el grupo clínico que el control, excepto la escala antisocial,
narcisista e histriónica.
Posteriormente, se realizó un análisis de las correlaciones entre rasgos y trastornos de
personalidad (Tabla 5)
Extraversión
1
Afabilidad
,167
1
Tesón
,200
,171
1
Neuroticismo -,420** -,195 -,256*
1
Evitativa
Dependiente
Obsesiva
Antisocial
Narcisista
Histriónica
Límite
Esquizotípica
Esquizoide
Paranoide
Apertura
Neuroticismo
Tesón
Afabilidad
Extraversión
Tabla 5. Correlaciones entre dimensiones de personalidad y trastornos de personalidad
(N=80)
Apertura
,270*
,073
,347**
,380
1
**
Paranoide
-,114 -,409** -,024 ,296**
Esquizoide
-,266*
-,203
,003
1
-,030 ,352** -,173 ,303**
1
Esquizotípica -,326** -,277* -,128 ,459** -,104 ,539** ,410**
1
Límite
-,258* -,254* -,287* ,537** -,320** ,565** ,328** ,455**
Histriónica
,223* -,317** -,125 ,241*
-,088
,277* -,015 ,142 ,370**
Narcisista
,178
-,203
,102 -,097
,170
,107
Antisocial
,055
-,168
,137 -,148
,206
,190 -,016 ,000 ,258* ,184 ,455**
1
Obsesiva
-,170
-,227*
,093
,038
,176
,097 ,239* ,249* ,218
,218
,188
1
Dependiente
-,163
-,192
-,163 ,570** -,236* ,343** ,408** ,462** ,553** ,309** ,198
,123
,179
Evitativa
,142
,159
,060
1
1
,011 ,389**
1
-,481** -,289** -,123 ,482** -,206 ,417** ,478** ,493** ,532** ,237* ,153
1
,164 ,309** ,623** 1
Nota: * p<0,05; ** p<0,01.
El neuroticismo fue la dimensión de personalidad que mantuvo más relaciones
con las escalas de personalidad patológica, seguida de la afabilidad y de la extraversión.
Las dimensiones de tesón y apertura estuvieron menos relacionadas, con solo una escala
de personalidad patológica relacionándose en el primer caso, y con dos en el segundo.
La puntuación en la escala paranoide correlacionó de forma significativa con el
neuroticismo y la afabilidad (con esta última de forma negativa)
La escala esquizoide se relacionó de forma positiva con neuroticismo y negativa
con extraversión .
La escala esquizotípica con el neuroticismo de forma positiva y negativa con
extraversión y afabilidad
La escala límite correlacionó con las cinco dimensiones de personalidad, de
forma positiva con neuroticismo, y negativa con el resto.
La escala de personalidad histriónica de forma positiva con neuroticismo y
extraversión, y negativa con afabilidad.
La escala obsesiva correlacionó únicamente, y de forma negativa, con afabilidad.
La escala dependiente positivamente con neuroticismo y negativamente con
afabilidad.
La
escala
evitativa
correlacionó
positivamente
con
neuroticismo
y
negativamente con extraversión y afabilidad.
Las escalas narcisista y antisocial fueron las únicas que no mantuvieron
relaciones significativas con ninguna dimensión de personalidad.
Regresiones:
Posteriormente al análisis de correlaciones, se realizaron análisis de regresión
tomando como variables dependientes o criterios cada una de las escalas del IPDE,
correspondientes a los diferentes TP, y como variables predictoras los cinco factores de
personalidad y todas las variables sociodemográficas que en análisis de regresión
previos habían resultado significativos para predecir la puntuación en al menos alguna
escala de personalidad patológica (sexo, edad, estado civil, nivel educativo, nivel
socioeconómico y situación laboral). En las tablas 6 y 7 se recogen los modelos finales
significativos para el grupo control y el grupo clínico, respectivamente.
En el caso del grupo control, se obtienen modelos significativos para las escalas
paranoide, esquizoide, esquizotípico, límite, evitativa y dependiente, no encontrándose
en el caso de las escalas histriónica, narcisista y obsesiva, resultando el modelo para el
trastorno antisocial casi significativo. En el caso del grupo control, sin embargo se
obtuvieron modelos significativos para todas las escalas. Las capacidades predictivas de
los modelos variaron también, siendo en el caso del grupo clínico especialmente altos
los modelos de los trastornos dependiente, evitativo y límite (explicándose el 38, 35 y
37% de varianza respectivamente), y en el caso del grupo control especialmente en los
trastornos límite y paranoide (del 43 y 49%).
Hubo también diferencias entre el grupo clínico y control en cuanto a los
predictores significativos para cada trastorno de personalidad.
En el caso del grupo clínico, el neuroticismo predijo 7 de los 9 trastornos
(exceptuando antisocial, narcisista y obsesivo), mientras que el clínico predijo 5 de
ellos: paranoide, limite, obsesivo, evitativo y dependiente, indicando que un mayor
neuroticismo se asociaba a una mayor puntuación en estas escalas.
En cuanto a la afabilidad, en el grupo clínico predijo menores puntuaciones en el
trastorno paranoide, histriónico y obsesivo, y en el grupo control predijo también
menores puntuaciones en la escala paranoide, y en este caso también en el esquizotípico
y antisocial.
En cuanto a la extraversión, en el grupo clínico predijo mayores puntuaciones en
personalidad histriónica y menores en evitativa, prediciendo en el grupo control también
menores puntuaciones en esta última, y además en la esquizoide y la límite.
Ni el tesón ni la apertura fueron predoctores de las puntuaciones en las escalas
de trastornos de personalidad.
Con respecto a las variables sociodemográficas, también resultaron predoctores
diferenciales en ambas muestras (ver tablas 5 y 6).
Tabla 5. Modelos finales significativos de los análisis de regresión múltiple por pasos
sucesivos tomando como variables predictoras las variables sociodemográficas
relevantes (sexo, edad, estado civil, nivel educativo, nivel socioeconómico y situación
laboral) y los cinco factores de personalidad (extraversión, neuroticismo, afabilidad,
tesón y apertura), y como criterios cada una de las escalas de personalidad patológica.
Grupo clínico (N=80)
Criterio
Predictor(es)
B
SEB
β
F
R2 ajustada
Paranoide
Neuroticismo
,073
,033
,225*
10,63***
0,20
Afabilidad
-,156
,044
-,365**
Neuroticismo
-0,03
0,01
-0,28**
11,70***
0,21
Estado civil
,700
,211
,331**
Esquizotípico
Neuroticismo
,138
,030
,459***
20,79***
0,20
Limite
Neuroticismo
,167
,027
,545***
24,25***
0,37
Nivel educativo
-,745
,210
-,318**
Afabilidad
-,116
,034
-,328**
9,41***
0,30
Extraversión
,115
,027
,445***
Neuroticismo
,098
,028
,367**
Nivel educativo
-,475
,197
-,228*
Antisocial
Sexo
-,622
,221
-,303**
7,91**
0,08
Narcisista
Género
-1,165
,349
-,339**
10,08***
0,18
Estado civil
,663
,216
,311**
Obsesiva
afabilidad
-,082
,040
-,227*
4,24*
0,04
Evitativa
Neuroticismo
,120
,037
,327**
15,09***
,35
Extraversión
-,133
,036
-,376***
Estado civil
,637
,261
,226*
Neuroticismo
,185
,029
,573***
25,09***
,38
Estado civil
,658
,221
,264**
Esquizoide
Histriónica
Dependiente
Nota: o <0,07 p<0,05 ** p<0,01
Tabla 6. Modelos finales significativos de los análisis de regresión múltiple por pasos
sucesivos tomando como variables predictoras las variables sociodemográficas
relevantes (sexo, edad, estado civil, nivel educativo, nivel socioeconómico y situación
laboral) y los cinco factores de personalidad (extraversión, neuroticismo, afabilidad,
tesón y apertura), y como criterios cada una de las escalas de personalidad patológica.
Grupo control (N=80)
Criterio
Predictor(es)
B
SEB
β
F
R2
ajustada
Paranoide
Esquizoide
Esquizotípico
Límite
Neuroticismo
,064
,022
,323**
Situación laboral
,969
,284
,321**
Estado civil
,522
,246
,229*
Afabilidad
-,082
,029
-,311**
Edad
-,024
,013
-,201o
Nivel educativo
-,815
,215
-,445***
Extraversión
-,077
,027
-,328**
Afabilidad
-,071
,035
-,247*
Situación laboral
,672
,343
,203o
Extraversión
-,080
,038
-,223
Neuroticismo
,102
,028
,386
Edad
-,031
,016
-,200 o
Nivel educativo
-,554
,299
-,198 o
Histriónico
-
Antisocial
Afabilidad
-,055
,019
Narcisista
Nivel educativo
,591
Obsesiva
Tesón
Evitativa
Dependiente
5,49*** 0,39
4,27*** ,31
3,46**
0,26
6,43*** 0,43
1,32
0,04
-,379
1,92o
0,11
,292
,288*
0,91
-.01
,110
,042
,371*
1,57
0,07
Neuroticismo
,110
,042
,371*
Extraversión
-,130
,048
-,325
3,48**
,26
Neuroticismo
,079
,036
,266**
Neuroticismo
,075
,029
,353**
1,83o
,10
Nota: o <0,07 p<0,05 ** p<0,01; *** p<0,001
Discusión y conclusiones
El objetivo de este trabajo fue estudiar las relaciones entre las cinco grandes
dimensiones de personalidad y los trastornos de personalidad según la definición actual
comparando una muestra clínica y otra control. Se pretendía profundizar en el
conocimiento de los trastornos de personalidad desde la perspectiva de los cinco
grandes.
En primer lugar, con respecto a las diferencias entre las muestras, el grupo
clínico puntuó más alto que el control en las dimensiones de neuroticismo y
extraversión, así como en la mayoría de las escalas de trastornos de personalidad
(excepto la escala antisocial, narcisista e histriónica). Las variables sociodemográficas
de edad, género, estado civil, nivel educativo, nivel económico y situación laboral
influyeron en esas diferencias, tal y como se ha encontrado en otros estudios (de
Miguel, 2000)
Con respecto a los resultados encontrados sobre las relaciones entre dimensiones
y trastornos de personalidad, van en la línea de los hallazgos previos.
En concreto, el neuroticismo fue la dimensión de personalidad que mantuvo más
relaciones con las escalas de personalidad patológica, seguida de la afabilidad y de la
extraversión. Las dimensiones de tesón y apertura estuvieron menos relacionadas, con
solo una escala de personalidad patológica relacionándose en el primer caso, y con dos
en el segundo. En los análisis de regresión se confirmó el poder predictivo del
neuroticismo, la extraversión y la afabilidad sobre diferentes trastornos de personalidad.
En cuanto a los hallazgos recientes, Saulsman and Page (2004) encontraron
también que los cinco factores de personalidad se relacionaban con los TP del DSM. En
concreto, las dimensiones de neuroticismo, extraversión y cordialidad fueron las que
mostraron también el mayor número y magnitud de relaciones, puntuando todos los
trastornos alto en neuroticismo y bajo en cordialidad, y concluyendo que la
extraversión tendría un papel más discriminatorio entre unos otros (es decir mostraría
relaciones positivas con unos como el trastorno histriónico y el narcisista, y negativas
con otros como el esquizoide, esquizotípico y el evitativo). Concluyeron también que
tesón tendría un papel parecido pero menos relevante y la apertura no tendría relaciones
importantes con los trastornos.
O´Boyle (1995), desde el modelo trifactorial de Eysenck, también encontró a
través de análisis factorial que el neuroticismo se relacionaba con prácticamente todos
los trastornos de personalidad (todos saturaban dentro del mismo factor), a excepción
del esquizoide y el antisocial, que formaban factores separados junto a la introversión y
el psicoticismo, respectivamente.
No se han encontrado apenas estudios con muestras españolas. Pelechano y
Pastor (2005) estudian una muestra amplia, pero solo de la población general, y solo
estudian el papel del neuroticismo en los trastornos de la personalidad (utilizando el
mismo instrumento de medida para los trastornos que en nuestro estudio). Los
resultados en cuanto a la importancia del neuroticismo son similares.
De Miguel (2000), estudiando también una muestra española de la población
general, confirma también que el neuroticismo correlaciona con casi todos los trastornos
(excepto con el antisocial y el esquizoide), Y la extraversión con el trastorno obsesivo y
dependiente. No obstante, utilizan otra medida de las cinco grandes dimensiones (en
concreto, la medida de extraversión se refiere únicamente a sociabilidad) diferente a la
nuestra, lo que puede explicar las diferencias encontradas.
No obstante, en nuestro estudio hemos encontrado un patrón de relaciones
diferente entre el grupo clínico y control. Por tanto, es importante considerar la muestra
de estudio.
Por otro lado, este estudio no se realizó con una muestra de personas con
trastorno de personalidad, sino con el diagnóstico de trastorno adaptativo. Pareciese que
el hecho de padecer psicopatología, aunque sea más leve, influye en la puntuación en las
escalas de personalidad (al menos, en la autopercepción), y si entendemos la
psicopatología como un continuo, podríamos situar esta patología más leve en un punto
más cercano a la normalidad, encontrándose los trastornos de personalidad en el
extremo opuesto, con patrones probablemente más desadaptativos e inflexibles de
comportamiento.
En conclusión, la concepción actual de los trastornos de personalidad puede
entenderse desde una perspectiva dimensional complementaria, que además puede
tener importantes ventajas. Las representaciones dimensionales de los trastornos de
personalidad pudiesen ser mejores predictores del deterioro funcional, en comparación
con las representaciones categoriales (Krueger, Skodol, Livesley, Shrout y Huang,
2007), que aunque tienen gran utilidad, simplifican la realidad. Así mismo, los modelos
dimensionales permiten una construcción de la persona como un todo más comprensible
que integre aspectos personales, sociales, contextuales, permitiendo un acercamiento
menos reduccionista y siendo más útil
para la programación de la intervención
terapéutica. A esto se añade el considerable volumen de conocimientos de la psicología
de la personalidad en cuanto a su estructura y dinámica, en comparación con los
conocimientos sobre los trastornos, que podría aprovecharse de cara al desarrollo de
intervenciones más efectivas (Pelechado y Pastor, 2005). Por tanto, una aproximación
que compatibilice ambos sistemas puede resultar beneficioso, siendo importante una
mejor comprensión y la realización de más estudios empíricos, en concreto, con
muestras españolas tanto clínicas como de la población general.
Este estudio ha tenido limitaciones que sería importante corregir en futuros
trabajos. En primer lugar, no se estudia una muestra de personas con trastorno de
personalidad. Es cierto que el objetivo no era este, pero podría ser interesante estudiar el
perfil de personalidad en muestras españolas con diferentes trastornos de personalidad.
En segundo lugar, el instrumento de medida de los trastornos de personalidad en este
caso es un cuestionario de screening con propiedades psicométricas cuestionables,
aunque es ampliamente utilizado en investigación y en clínica.
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