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POLÍTICAS PÚBLICAS PARA UN ESTADO SOCIAL DE DERECHOS UNIVERSALIDAD EFECTIVA Y PROTECCION SOCIAL: EL DESAFIO DE LAS REFORMAS SOCIALES Álvaro Erazo Latorre Estado, Derechos Sociales y Universalidad Los derechos sociales y políticos forman parte de los procesos de conformación de los Estados en casi tres siglos. Los efectos en el campo de las políticas publicas ya sea por ausencia, extensión y /o resurgimiento de estos derechos sociales en la agenda publica cobra hoy enorme vigencia. La discusión del tipo de Estado, tanto en su concepción y propósitos, resulta ser fundamental al momento de establecer la preponderancia o no de los derechos sociales. Ya sea en su formulación, así como la ejecución de estas políticas publicas es un elemento conductor de un Estado que reformado, no puede permanecer indiferente a su nuevo rol en las condiciones imperantes en nuestras sociedades. Un prolongado debate político se ha desarrollado en la Región respecto a la profunda transformación que ha tenido el Estado, así como de la búsqueda para encontrar nuevas respuestas a los efectos de la irrupción atomizadora neoliberal que hegemonizo en las últimas décadas las transformaciones de este, bajo los principios del Estado mínimo. El paradigma neoliberal ha actuado como pensamiento único. La interpretación del neoliberalismo ha considerado que las crisis económicas enfrentadas han sido el resultado de las crisis del Estado, que a su vez involucra tres aspectos: una de crisis fiscal, una del modo de intervención, y una de la forma burocrática de administración (Bresser Pereira1996). La Reforma del Estado no puede dejar de explicitar su concepción, visión y rol que debe jugar a partir del lugar que ocupa en la sociedad y de sus relaciones con otros Estados en un mundo cada vez más globalizado (O donnell1996). Los derechos sociales constituyen así, un diferenciador respecto al tipo de Estado que ha de incorporar o desechar este objetivo. En términos generales podemos distinguir los que apoyados en la idea del Estado mínimo desechan la idea de derechos positivos, y por otra lado a los que podemos agrupar como social-liberales (Bresser-Pereira) que proponen un Estado fuerte y ágil que asegure efectivamente derechos sociales de manera directa o a través de organizaciones competitivas no estatales. Este componente de políticas publicas desarrolladas en los proceso de redemocratización puede explicar en parte la configuración de nuevas alianzas políticas que en algunos caso como el chileno han generado alianzas progresistas con sectores de centro e izquierda, que hacen prevalecer un rol de mayor responsabilidad del Estado con énfasis en los derechos. 1 En el concepto de Estado Benefactor, se establece una primera idea garantizadora de una situación de bienestar, y esto por cierto no solo bajo una lógica de supervivencia. Se trata de una supervivencia con dignidad (Baumann 1999), ello presupone igualdad ante la necesidad, equilibrando las desigualdades existentes . La búsqueda por la justicia social expresada en derechos sociales incorpora en su génesis un alto contenido de objetivos morales. Tanto los derechos de igualdad entre los hombres, como los derechos humanos se inscriben en ella. Se puede resumir esquemáticamente una secuencia histórica social desde los derechos civiles, políticos y sociales que han acompañado a la humanidad en la búsqueda de la construcción de ciudadanía. Marshall ha señalado como la ciudadanía se ha ido construyendo en sucesivas fases de la historia de las democracias capitalistas. Los derechos civiles, por ejemplo desarrollados en el siglo XVIII significaron el reconocimiento de la libertad de expresión hasta el enunciado de una justicia equitativa. Luego vendría en el siglo XIX la extensión del derecho a voto, como parte de la consagración de los derechos a participar en el poder político. Finalmente lo estados benefactores del siglo XX serían la extensión del concepto de ciudadanía a la esfera social. DERECHOS SOCIALES PROTECCION Y BIENESTAR SOCIAL En una perspectiva histórica la evolución de los sistemas de protección social, (Wilensky) han tenido una evolución gradual desde un modelo de protección social residual a otro de una política social institucional .Esto es coherente con la extensión progresiva que ha ido buscando contrarrestar fenómenos emergentes que se han sucedido por las la enorme transformación de la sociedad actual.. Titmuss establecería una nueva diferenciación basada en lo que se ha llamado “modelos de relación predominantes”. En términos generales distinguió: Un modelo residual, que básicamente restringe la labor del Estado a un ámbito exclusivo donde ni el mercado ni la familia pueden resolver los niveles de expectativas o satisfacción social. Incluso de forma temporal y muy tangencial el Estado pude o debe actuar con acciones de protección social: un modelo basado en el logro personal-resultado laboral y, finalmente , un modelo institucional redistributivo, que considera al sistema de bienestar social como la institucionalidad de mayor relevancia, articuladora y que proporciona servicios fuera y por encima de condiciones del mercado. Estos tres modelos serán replanteados por Esping Andersen (1990) en base a lo que el define como los “tres mundos del capitalismo del bienestar”. 2 De esta forma el Estado de Bienestar no puede ser solo entendido si solo se estudian los derechos que concede. Debe analizarse como se interrelacionan las actividades del Estado con el mercado, y cual es el papel de la familia en la provisión del bienestar. Así se puede clasificar entonces en: a) Un modelo liberal: que corresponde al de un conjunto de países fuertemente influidos por el liberalismo económico y con un grado importante de confianza en los mecanismos de mercado. b) Un modelo corporativo conservador, que, si bien no ha existido la obsesión liberal por la eficacia del mercado, la concesión de los derechos sociales se ha visto como una evolución del capitalismo. Es necesario una vinculación laboral “normal” para tener derecho a la protección. c) Para finalizar, el modelo socialdemócrata agrupa a aquellos países en los cuales el principio de universalización de las prestaciones se ha extendido a toda la población. Hace mayor énfasis en el bienestar social como elemento de cohesión social y política. En estricto rigor este modelo socialdemócrata buscará “maximizar la igualdad bajo la condición de no ruptura con el capitalismo Recordemos que desde los inicios la idea de un Estado Social, ya se incorpora este concepto original al de Hermann Heller, en la conformación de la República de Weimar (1918-1933) en Alemania, y se extenderá y para vincularse históricamente hasta el surgimiento del Informe Beveridge en 1942 en Inglaterra, con el cual se origina el Welfare State (Estado Asistencial, protector o benefactor). Ambos hitos se incluyeron en uno solo. Resumiendo, uno por una parte desde el derecho, y el segundo desde el discurso político- económico. Su efecto histórico produciría la primera legislación de Bismarck, que contemplaba tres tipos de protecciones “el seguro de enfermedad, el seguro frente a los accidentes del trabajo y el establecimiento del primer sistema de pensiones”. El modelo de estado de bienestar construyó uno de los principales paradigmas sociales en el Siglo XX. Su dimensión histórica es esencial conocer para entender la gestación el desarrollo y transformación de los modernos estados de bienestar. Proceso que mirado en una perspectiva histórica logró generar un “pacto social” que producirían un “conjunto de instituciones estatales proveedoras de políticas sociales dirigidas al a mejora de las condiciones de vida y a promocionar la igualdad de oportunidades entre los hombres” (Moreno, L.).Un elemento es de resaltar para la coherencia que se ha de tener respecto al compromiso del tipo de derechos que el Estado establece. Esto necesariamente se ha de traducir en la coincidencia en las políticas económicas con esta definición de propósitos. En efecto en concordancia con las ideas de John Maynard Keynes, este estado de bienestar también es considerado en ese momento como garante de la estabilidad macroeconómica. En ese mismo sentido la consolidación de los Estados de Bienestar 3 se asocia a políticas económicas de estímulo a la demanda por parte del sector público (Rodríguez Cabrero, 1991). Así entendemos como con posterioridad, las políticas keynesianas vinieron a representan esta noción de responsabilidad del Estado con el objetivo incrementar la demanda efectiva de la población implicando muchas veces la “universalización de la protección social”. Surge así la noción fundamental que es toda la población la que recibirá la atención del Estado y no solo la clase laboral. A través de la provisión publica de determinados servicios (salud, educación, vivienda o servicios sociales), ahora el Estado asume como responsabilidad mantener un nivel de vida mínimo digno para el conjunto de la población. Aquel consenso casi unánime respecto a la propuesta de Beverdige, que como liberal de esa época no le era suficiente proclamar la libertad para todos, sino de establecer los resguardos necesarios para el cumplimiento de este optimo social. Esto se plasma en la redacción de su Report on Social Insurance and Allied Service (Informe sobre la Seguridad Social y sus servicios relacionados), que resguardaba por sobre todo la ética del trabajo (Baumann 1999), actuando por consecuencia con una extensión de envergadura universal, incluso reparando en la innecesaria pesquisa vía Means testing 1. Respecto a este último elemento ,uno de los principales críticos de selectividades progresivas que terminan desnaturalizando el logro de los beneficios sociales en pos de la justicia social, ha sido Richard Titmuss, quien recordaba en 1968 que los “servicios para los pobres fueron siempre pobres servicios”. En el caso de los países de América Latina terminarían por consolidar sistemas fragmentados y atomizados. Los Nuevos Desafíos a las realidades del Siglo XXI Es evidente que en el siglo XX y siglo XXI, esta trayectoria histórica entró en colisión con las posturas dominantes desde el liberalismo conservador, en particular con la idea de separar tajantemente los derechos positivos de los llamados derechos negativos, y secuencialmente considerar que los derechos sociales no son garantizables por sus implicancias financieras. El liberalismo denominado “realmente existente” o “liberalismo conservador”, viene a representar una cada vez mayor desconfianza en todo lo que dice relación con la actividad pública. En términos de derechos si bien pretende apropiarse de cautelar los derechos individuales, de restringirlos a los denominados derechos de no interferencia (derechos a que otros no me dañen). La matriz neoliberal no valida los derechos positivos (de prestaciones). 1 Examen del estado financiero de las personas para determinar el derecho a la asistencia publica. 4 Su discurso histórico, de los derechos individuales se ha restringido a ultranza, bajo la inspiración del liberalismo conservador. Tal como manifiesta Nozic “el hecho de que Ud. sea forzado a contribuir al bienestar del otro, viola sus derechos, mientras el hecho de que otro no lo provea a Ud. de cosas que necesita intensamente, incluyendo cosas que son esenciales para la protección de sus derechos, no constituye en si mismo una violación de sus derechos”. Este reduccionismo de los derechos individuales y un concepto de libertad estrecho, tare a colación la clara distinción que Durkheim hacía respecto al individualismo moral con el egoísmo. Durkheim planteaba la distinción radical entre “egoísmo” e “individualismo racionalista”. Con todo cualquier aspiración a la búsqueda en el presente, de modificaciones de fondo a las alternativas de pensamiento liberal, deben de ser capaces de medir sus virtudes y potencialidades con las asentadas virtudes que el liberalismo ha terminado hegemonizando intelectualmente y políticamente, expresadas también en formas de individualismo exacerbado. Esto es particularmente importante al momento de explicitar que entendemos por universalidad de derechos. La forma efectiva de garantizarlos con los fenómenos socioculturales que irrumpen en sociedades como las nuestras donde solo el derecho individual es usado con reiterada insistencia para asimilar la a la conformación de “una comunidad de consumidores”.Es evidente la imposición de un modelo de integración por la vía que se logra la capacidad y voluntad de consumir (Baumann) .En ese instante vital se es libre de elegir. Forma paradójica y progresiva que ha la hora de valorar el sesgo antiestatalista del liberalismo, que basaba sus preocupaciones al dominio del Estado sobre las libertades humanas, hoy se desvanecen con la irrupción de un liberalismo que no muestra preocupación alguna por los fenómenos de generación de poder por ejemplo, de grandes empresas. Se olvida esta forma de liberalismo, que las instituciones más jerarquizadas y planificadas son las empresas modernas, que modelan de forma intensiva desplazamientos de grupos humanos en función de la movilidad laboral, hasta la determinación predominante de si una familia ha debe tener hijos en función de la empleabilidad, e irrumpen como nunca sin contrapesos en la toma de decisiones del los individuos desde el mercado. En resumen este liberalismo conservador no reconoce que así como uno de sus principales preocupaciones ha sido el de evitar Estado fuerte, por la posibilidad que es pueda constituirse en una amenaza contra los derechos individuales, la ausencia del Estado ha sido la condición con la cual se han instalado las múltiples fuentes de injusticias y opresión vigentes (Gargarella R, Ovejero, F). De ahí su principal limitación argumental para involucrarse en el ámbito de los derechos. Sin embargo la construcción de la línea argumental ha logrado incluso encontrar espacios de influencia en diversos sectores de la sociedades actuales. Tal como lo destaca Claus Offe en un artículo de 1987,” ¿La Democracia contra el Estado Benefactor?”, la pérdida del apoyo sufrida por el Estado “no puede explicarse totalmente con razonamientos económicos y fiscales ni argumentos políticos que solo subrayan el ascenso de una elite e ideologías neoconservadoras. En ese mismo sentido las “invocaciones morales a la justicia y legitimidad “que en otro tiempo impulsaron las 5 transformaciones y conformación del Estado benefactor hoy parecen dominar la argumentación para la reducción y desmantelamiento de éste (Baumann). De alguna forma el rol de administración de riesgos y de conflictos de mayor envergadura que jugo el Estado Benefactor, conformando coaliciones sociales políticas de amplia legitimidad social y cultural, hoy se confronta con un modelo de dominación que hace prevalecer el consumo y la individuación a ultranza, descomponiendo incluso el sentido libertario de la persona. En las condiciones imperantes de inicio del siglo XX, el surgimiento de la seguridad social en sus diversas expresiones ocupó un rol que fue capaz de enfrentar los riesgos e incertidumbres de ese período de la humanidad, generando bienestar de amplios sectores sociales .Hoy en día, las múltiples y diversas incertidumbres y situaciones de malestar ,exclusión y ausencia de la ética del trabajo como elemento articulador de ciudadanía, ha generado la necesaria construcción de una forma más inclusiva de protección social (Martner,G) .Esta idea matriz que surge frente a nuevas condiciones sociales económicas y políticas constituyen la antesala para la construcción de sistemas de seguridad y protección social. Esta nuevas formulaciones de políticas sociales es por tanto consustancial a estrategias que efectivamente produzcan resultados y logros en el bienestar común. La existencia de una construcción teórica y política que no solo haga el diagnostico del estado actual del liberalismo dominante, sino de las formas como el Estado Social es capaz de avanzar en sociedades mas igualitarias y libertarias constituye un desafío de mayor envergadura en el campo de la elaboración de nuevas políticas publicas y de estrategias de desarrollo. Surgen así nuevos desafíos. Doble en el siguiente sentido. Los Estados por una parte, en materia de políticas sociales o, han segmentado históricamente los beneficios sociales, con soportes y esquemas de protección social diferenciados, así como la generación de modelos privatizados y atomizados. Otros tantos han consolidado sus sistemas de bienestar social. Todas con matices y profundidades, tiene en común la nueva condición que se generan en un mundo y regiones c profundas desigualdades sumadas a las nuevas condiciones sociales culturales y políticas que requieren de nuevas formas y estrategias que reviertan el estado actual. Por una parte la reinvención de sistemas de protección social que persistan en estrategias y políticas de inclusión de real generación de igualdad de oportunidades, y por otra para en grandes latitudes del mundo la conformación de Estados con sistemas de protección social que asuman sistemas de universalidad con mínimos sociales, en un marco de justicia y mejor distribución de ingresos. Sin lugar a duda uno de los factores predominantes en el presente ha sido el de la de globalización. Tal como lo plantea Ulrick Beck “los presupuestos del Estado Asistencial y del sistema de pensiones, de la ayuda social, asi como el poder organizado de los sindicatos, el superelaborado sistema impositivo y la justicia impositiva todo ello se resuelve bajo sol del desierto de la globalización ( Beck.U ). Cabe entonces la búsqueda y construcción de nuevas respuestas en esta globalización, de nuevos idearios del pensamiento progresista, como lo señala Cohen, el de un “compromiso 6 con una idea fuerte de igualdad” (Cohen.G), que corresponde con lo que se ha definido como una radical igualdad de oportunidades (que es en definitiva la corrección de las desigualdades debidas a diferencias de nacimiento o de aquellas que surgen en razones de vivir en condiciones sociales desafortunadas y no escogidas). En este mismo sentido, el debate hoy también se extiende a la “densidad” que ha de tener la justicia social establecida, en el marco anterior. Es decir no basta con que se asegure la justicia en su estructura básica (como los establece Rawls). De acuerdo con la visión defendida por Cohen, las exigencias de la justicia deben alcanzar a los individuos particulares, o para decirlo de otra manera la exigencias de una sociedad justa no se terminan con la presencia de un Estado que establece reglas justas, sin dejar de lado principios (como el principio igualitario según el cual las desigualdades solo son aceptables en tanto favorezcan a las personas más desventajados de la sociedad). Una nueva realidad de la pobreza: Nuevas respuestas de protección social Otro aspecto relevante es el carácter multifacético que ha adquirido el fenómeno de la pobreza. Hoy, es descrito de múltiples formas, que no solo diversifican el ámbito de la intervención sino que también permite identificar las nuevas realidades surgidas en este nuevo siglo. Hoy se habla de desafiliación, descalificación, la desigualdad, la discapacidad, la estigmatización, la marginación, la mendicidad, la privación y la vulnerabilidad. Se define a los pobres, como excluidos, indigentes, carentes de recursos, o personas de la calle, y una “nueva pobreza”, que incluye a los desempleados, subempleados, trabajadores no regularizados, de temporada, informales, o simplemente “ilegales”. El keynesismo se desarrolló como una política social para una tasa de desempleo de un 4 a un 5%.Ante una realidad de desempleo de un 10 % como ocurre en diversas latitudes en el mundo, sumado a las condiciones de empleo y precarizacion resumen las implicancias y las consecuencias de la ausencia de la red de amparos. Esto conlleva necesariamente a no olvidar en las tareas programáticas de gobierno, la promoción de iniciativas destinadas a modificar la distribución primaria del Ingreso como extensión y parte de las políticas de protección social. De esta forma en la “sociedad dual o de los “tres tercios” que hoy conocemos, los más desprotegidos deben enfrentar una cascada de barreras de acceso y test de pertinencia para obtener coberturas integrales, así como los mas necesitados corren el riesgo de ser olvidado por los “dos tercios”. Esto por cierto será evidente en sociedades donde el individualismo, o los sistemas residuales por definición segregadoras, o donde la forma de encarar esta realidad sea perseverando en el asistencialismo y la beneficencia caritativa. Así surgen nuevos derroteros en la conceptualización de estos nuevos fenómenos. Bajo la noción de “descalificación” de S Paugien, como el de desinserción de U de Galejac, y el de desafiliación de R Castel, se pretenden explicar esta condición, destacando la reposición del concepto de exclusión social, que al dejar de ser 7 innominada busca reconocer como un buen trazador los itinerarios de la pobreza, y fundamentalmente las dificultades del retorno a la “normalidad protectora” La constatación de lo que conocemos como “vulnerabilidad”,así como el de exclusión social hoy presente en la sociedades globalizadas, contrasta con la denominada “red de amparos” surgidas en torno al trabajo que integraba tanto el contrato de trabajo, el derecho al trabajo, el salario y la protección social. Por tanto ante la evidencia de situaciones de pobreza residual, la resultante es la presencia de una “degradación traducida en vulnerabilidad”. Trabajo precario, los que ocupan una vivienda y pueden ser desalojados o rematados, los que se endeudan y empobrecen por una enfermedad catastrófica o crónica de alto costo, jóvenes con problemas de drogodependencia con abandono escolar o laboral, adultos mayores portadores de enfermedades crónicas, van constituyendo una “zona de vulnerabilidad” amplia y diversa en su conformación. EL término desafiliación viene a expresar en alguna medida la forma como debemos enfrentar el presente, que nos permita encarar los nuevos desafíos de las políticas de protección social. Se trata de enfrentar las nuevas vulnerabilidades con políticas integradoras, formadoras de cohesión social. .La relación dicotomíca de exclusión social-inclusión, ha permeado también a las sociedades desarrolladas, y, ha elaborado a nivel europeo múltiples recomendaciones en torno al compromiso de estrategias y políticas publicas en estos últimos 20 años (Saúl Karsz 2004)). Así entonces surge en contraposición a la idea de una ciudadanía social, la exclusión social que implica una falta de reconocimiento efectivo de titularidades (entiltlements) y derechos sociales. La tarea principal de enfrentar la exclusión social no será otra que el camino hacia la inserción, como un paso transitorio a la integración, y que en su resultante y principio permita asegurar la cohesión social. En estas condiciones diversas entonces, se trata precisamente que los primeros dispositivos como son entre otros: las redes de protección social (safety net) que pueden ser un subsidios o prestación económica con carácter regular, así como una renta mínima garantizada, o un SAMU Social (Saúl Karsz, 2004), asi como las llamadas “ultimas redes de protección social” deben ser soportes materiales para poder integrarse a circuitos normalizados a una persona o familia. El riesgo cierto de no tener abordajes integrales esta en que de asistir durante mucho tiempo en esta condición fidelizando a su publico, las personas ya no salen y tienden a quedar “cautivas de estas redes”. La experiencia nos ha demostrado qué con solo políticas residuales orientada ha hacer “mas efectiva los programas a los pobres” se convierten finalmente en redes exclusivas de “salvataje” (safety net”) que no logran el propósito ni de igualdad de oportunidades ni menos de cohesión social. La envergadura del problema es mayor que la discusión respecto a la de universalización versus la focalización. Por cierto, dado que el desarrollo de la exclusión transforma radicalmente lo social, este deja de ser el espacio de las expectativas y aspiraciones individuales y colectivas. Lo social pasa a ser entonces un escenario predominante de desigualdades. Así el crecimiento de la exclusión amenaza 8 lo social. A la larga “la exclusión excluye lo social”.Aquí surge con mucha fuerza la cohesión social como restaurador social y ciudadano. Sin lugar a dudas la cohesión ha dejado de ser evidente Ha dejado de parecer lo que nunca fue. De ahí la tarea inconclusa de las sociedades como nos recuerda Marshall en el avance de las conquistas de los derechos. América Latina El desafío de la Universalidad efectiva y derechos sociales explícitos La existencia de una construcción teórica y política que no solo haga el diagnostico del estado actual del liberalismo dominante, sino de las formas como el Estado Social es capaz de avanzar en sociedades mas igualitarias y libertarias constituye uno de los desafíos de mayor envergadura en el campo de la elaboración de nuevas políticas publicas y de las estrategias de desarrollo. Nuestras sociedades , particularmente las sociedades industriales y los países en vías de desarrollo ,dado el escenario de globalización, han de asumir el “reto de las incertidumbres”, que hoy entendemos como el conjunto de elementos de incertezas y malestar societal vinculado a los elementos estructurantes de la sociedades, que se vinculan a esta como la precariedad en el empleo, las crisis de la ciudad en urbanización y medio ambiente, las situaciones de violencia de nuevo tipo, la emergencia de estilos de vida no saludables entre otros fenómenos. Configuran todo esto un panorama que debe actualizarse en particular en nuestras políticas públicas. La suerte de los países de América Latina desde sus transiciones políticas a la consolidación democrática estará fuertemente condicionada o determinada por la posibilidad cierta de avanzar en la superación de los esquemas residuales,, atomizados y muchas veces disfrazados de universalidad. A ello se debe agregar una nueva institucionalidad del Estado y de los servicios públicos acordes a los desafíos de garantías explicitas reales y pertinentes para los ciudadana, ahora como titulares de derecho. El desmantelamiento por una parte de servicios públicos dirigidos a dar prestaciones sociales, así como la obsolescencia en la gestión , muchas veces establecida en grados crecientes de burocratización de la oferta publica deben ser rediseñado la mas de las veces para asumir estos nuevos desafíos de políticas publicas centrada en derechos explícitos. En otra dimensión los procesos políticos en América Latina, han evidenciado que no se avanza en democracia sin políticas sociales que enfrenten a la diversidad y coexistencia de condiciones de pobreza que por una parte constituyen prolongadas condiciones estructurales de pobreza, así como de nuevas realidades emergentes y perpetuadoras en situación de pobreza y exclusiones como : las inequidades distributivas ,la participación de las mujeres, con su cambio en el rol de genero y familia, envejecimiento de poblaciones, fenómenos de migración y nuevas exigencias de integración, aumentos de coberturas de servicios y prestaciones sociales pero no así de los resultados en calidad de éstas (Hardy,C) son algunas de las nuevas condiciones y desafíos en las políticas sociales. Los propios procesos de reconstrucción democrática en América Latina han dejado una primera lección, y es que la democracia es algo más que representaciones parlamentarias y libertad para los ciudadanos. Es la 9 convergencia de todos estos componentes lo que ha de constituir el buen gobierno. Los paradigmas hoy en día están a la búsqueda de estrategias sustentadas en principios de equidad, solidaridad, e igualdad de oportunidades, articuladas a políticas económicas como un medio para el logro de mejores condiciones de vida, configurando de esta forma la institucionalidad; el soporte estatal y público, así como la sostenibilidad, para hacer realidad el bienestar y la protección social. A la década pérdida de los años 80 se le agrega la media década pérdida de los 90. Sin lugar a duda bajo estas condiciones se producen profundas desconfianzas de las personas hacia los gobiernos democráticos. Las políticas aplicadas sobre todo las con impacto social centradas en el menor gasto tendrían sus consecuencias en el proceso democrático. Lo que vendría posteriormente sería un intento de retomar la senda de lo que ya en 1995 la Cumbre Mundial Social en Copenhague, establecía como una de las tareas principales de la democracia, que no era otra que articular las políticas económicas y sociales. En el caso de América Latina CEPAL aportaría con el libro publicado en 1997, el Pacto Fiscal”.A este debate se agrega el documento del año 2006 de CEPAL estableciendo su posición respecto a los desafíos en materia de reformas sociales y protección social, constituyendo un aporte orientador del debate. Paulatinamente aparecerían las reformas de segunda generación colocando en controversia la dominación en los gobiernos de la región de las recomendaciones del Consenso de Washington, no así sus efectos. Estas reformas de segunda generación promovieron la institucionalidad que abandonaba el fetichismo del mercado como asignador preferencial, autorregulado, “liberado de interferencias”. De esta forma la búsqueda y la reconstrucción democrática entre los años 1978 y 1990, visto en perspectiva se configura como proceso complejo en el despliegue de políticas públicas que hagan realidad la protección social, y los derechos sociales. Difícil tarea particularmente cuando los países como los nuestros en procesos de reconstrucción democrática, son parte de un debate del modelo en que se sitúan y condicionan las políticas sociales. Para algunos no deja de ser una mera administración del modelo neoliberal, para otros sectores neoliberales la insistencia en el impulso de políticas de protección social que sólo reiteran modelos despilfarradores e ineficientes de los Estados de Bienestar. Diversos técnicos de administración (Barton 1980,Breton y Wintrobe 1982, Down 1967) han reiterado el argumento que es la ausencia del mercado es lo que hace que las instituciones publicas sean resistentes al cambio, y subordinados a los “políticos”. En el caso particular de Estados Unidos, desde la gestión de J.Carter (Agenda Presidencial de Gestión), seguido por la política de reformas de B.Clinton a través de la Comisión Gore, que produjo la salida de mas de 300.000 funcionarios públicos, hasta la gestión de Bush han centrado su línea argumental en la mayor competencia, haciendo predominante el componente de el “gerencialismo” para una mayor competencia. El presidente G.Bush ha avanzado en instalar la predominancia del mercado en los servicios públicos.. Uno de los casos de mayor impacto está siendo el sistema de salud 10 norteamericano donde los fenómenos progresivos de privatización, generan un mayor gasto de bolsillo, exclusión y selección de riesgo.(Regina Herzlinger, The Economist ,Mayo 2007). Las políticas públicas frente a esta realidad tan evidente, no pueden ser la repitencia de las inercias burocráticas y de la obsolescencia técnica y profesional .El tema de la calidad de los servicios y prestaciones cobra mayor relevancia. Se debe por tanto contribuir y potenciar a generar políticas y espacios de construcción de ciudadanía, desechando también las tentaciones tecnocraticas que desapegan y obstaculizan la construcción de políticas sensibles y eficientes a las necesidades de la población. No puede existir un doble Standard. La materialización de políticas públicas de cara a las expectativas ciudadanas y con énfasis en sus derechos requiere de un sector público eficiente y eficaz, pero también técnicamente adecuado, que supere la antojadiza crítica de la separación entre política y técnica. Considerando, el tipo de derechos, las prestaciones que se dan lugar, el que, cuando y como una necesidad se transforma en derecho. Esto viene a sustituir radicalmente a la Universalidad de fachada, que muchos países redactan en las Constituciones Políticas inhibiendo la concreción posterior de políticas sociales con base legal . Tal como lo establece el documento “La Protección Social de Cara al Futuro Accesos, Financiamiento y Solidaridad” CEPAL (2006), “el objetivo de definir un conjunto de derechos universales no es reducir los niveles de cobertura de las personas sino el garantizar un nivel de coberturas de servicios de salud exigibles, y en un principio igual para todos”, referido por cierto a procesos de instalación de reformas y planes garantizados de salud en la Región. La universalidad efectiva de los derechos sociales se vincula así íntimamente a la cohesión social como propósito fundamental, tal como los expresa CEPAL (2000) “La universalidad no exime de la necesidad de ejercer determinados grados de selectividad, y no pude extenderse hasta niveles de protección que no sean financiables” así también “los grados de solidaridad deben ser acordes con las exigencias de integración social y con la estructura de la distribución de ingresos”. (CEPAL 2000) En efecto al extender la base universalista, haciéndolos explícitos, con garantías claras por el otorgamiento de prestaciones, estamos avanzando en la titularidad de derechos colectivos e individuales (derechos de prestaciones), reestableciendo la relación ciudadana, como parte de la tarea de cohesión social, revirtiendo las múltiples barreras de acceso, oportunidad y exclusiones sociales de cara a las nuevas realidades de las poblaciones y personas vulnerables. Esto conlleva también y no olvidar en las tareas programáticas de los gobierno, la promoción de iniciativas destinadas a modificar la distribución primaria del Ingreso como extensión y parte de las políticas de protección social. Este sistema de protección social debe encarar el desafío de una mayor eficacia redistributiva en especial, sin desconocer que en muchos aspectos sectores medios de la sociedad 11 meritocráticamente anhelan aspectos de la seguridad o de la protección social, cuestión que también permite viabilizar como país los procesos de cambio y de universalidad efectiva. En definitiva debe incluir tanto una seguridad social que encara los riesgos de manera adecuada, con sistemas de transferencias de ingresos por carencia, o por explicitacion de derechos sociales o de ciudadanía así como las diversas redes de protección de ayuda familiar (Martner G). De la forma como esta se organice y se integren políticas y programas públicos no fragmentados y se superen las barreras de acceso producto muchas veces de la burocratización de la oferta, se estará validando como un sistema social de nuevo tipo que construya una nueva hegemonía y credibilidad del Estado y sus funciones. Lo que hay de fondo muchas veces o es la simplificación de los acontecimientos históricos con el consecuente determinismo, o fenómenos de voluntarismo y populismo latente que buscan respuestas fáciles a fenómenos complejos de larga data como son la desigualdad de oportunidades. Decimos esto porque nuestra particularidad de sistema político de un “modelo liberal inclusivo”( Castells.M ), surgido como continuidad de los aspectos estructurales del modelo económico en esencia liberal, ha sido fuertemente traccionado a través de políticas publicas permanentes y de un gasto social progresivo, hacia políticas sociales incluyentes en orden a desde las políticas publicas y ejerciendo el Estado un rol preponderante en el ámbito de la protección social y de su rol regulador, sin abandonar su permanente responsabilidad en el de garantizar universalmente los bienes públicos. Una política que se concentra sólo en reivindicar sus logros y no los desafíos en materia de justicia social tendrá el mismo resultado de quienes al obviar los avances sociales y políticos, que permiten sumar fuerzas ciudadanas para mas avances en el sentido de los derechos. La impugnación mutua solo puede llevarnos a grados crecientes de inmovilismo en la generación de políticas públicas de mayor redistribución. Alternativas para la viabilización de los derechos La universalidad efectiva se extiende en el campo de las mayores vulnerabilidades como son los ingresos básicos universales. Un buen ejemplo es la pensión básica universal sin distinción de empleo y acceso, que constituye un o de los pilares universales explicito de derecho en la Reforma Previsional. No podemos perder de vista que ha mayor extensión de las coberturas y explicitacion de derechos, las políticas públicas deben evitar las ineficiencias y los efectos adversos en términos de equidad, particularmente salvaguardar la equidad vertical en los programas sociales es una tarea permanente. El efecto mateo es una condición de apropiación característica de la” cultura de satisfacción “ ya que hace posible que sean precisamente clases de mayores ingresos las que al final obtiene mayores beneficios (well-being) generados por el Estado de Bienestar y las políticas sociales. También es cierto que la visibilidad y calidad de los 12 beneficios no como una política focalizada en extremo, constituye un punto esencial en la consagración de derechos que incorporan no solo cobertura sino calidad. Así como la pobreza debe ser enfrentada abordando la muldimensionalidad (CEPAL) de ella, habida consideración de la necesidad de intervenir en los factores “socioeconómicos determinantes” de las probabilidades de ser pobres o de caer en ella, producto de hechos diversos como son : el capital educativo, y la influencia que ejerce sobre las posibilidades de inserción laboral, los tipos de organización social, entre otras, en particular en la situación de Salud de nuestros países en particular, los determinantes sociales no solo deben ser abordados sino que también deben ser parte de preocupación de las políticas publicas, si es que efectivamente se quiere salir de los lógica asistencialista, y muchas veces ineficaz de enfrentar la demanda sanitaria. Por ejemplo cifras de riesgo de mortalidad infantil en relación a la escolaridad de la madre (ver cuadro), datos de hipertensión y riesgo cardiovascular alto aumentan en grupos de baja escolaridad, así como la cobertura en educación preescolar en quintiles mas pobres, dan cuenta de como debemos de trabaja en el sentido de construcción de políticas publicas en salud que vayan en forma sistemática a enfrentar las causas de las causas. De esta manera podremos encarar los desafíos de la nueva prevalecía de enfermedades crónicas por ejemplo, que enfrentamos con notables incrementos. La reforma de la Salud en Chile: Hacia la Universalidad Efectiva garantizados y derechos Los gobiernos de la Concertación han debido conjugar gobernabilidad con una permanente preocupación por el efecto distributivo de las políticas públicas (Meller, P.) Desde 1990 en adelante se han desarrollado políticas públicas que han perseguido responder a los desafíos de la pesada herencia excluyente del régimen militar. Esto implica asumir la carga acumulada del modelo neoliberal y su reformas estructurales de los años 80 así como el de avanzar en forma progresiva hacia la conformación de un Estado Social que sustente y proyecto un sistema de protección social acorde a los nuevos desafíos de la sociedad chilena. Flexibilización y desigualdad, competitividad y redistribución, crecimiento o desempleo, siguen siendo las dicotomías del día a día. Estas mismas, serán parte del debate y reflexión respecto a los rumbos que tomen las reformas sociales en particular en países como Chile. Con todo hay claras diferencias desde el punto de vista de los resultados en materias sociales, del rol del Estado, entre la alianza política sustentada por la derecha y la de la coalición de partidos de la concertación .Un persistente esfuerzo ha sido el de equilibrar y contrapesar relación Estado y Mercado. En ese sentido se ha asumido el desafío de establecer, la conjugación de la reconstrucción democrática, avanzar en las reformas de las reformas y establecer una relación sostenida de crecimiento con desarrollo. 13 Esto en perspectivas ha logrado reducir la pobreza total de un 38,6 % desde el año 1990 a un 13.7% el 2006 (CASEN 2006).La evolución de la indigencia se ha reducido de un 13 a un 3.2% en ese mismo período. Si vemos la distribución de matriculados según tipo de centro educacional Chile ha aumentado significativamente los niveles de cobertura .Ha ello se debe vincular el imperativo de calidad parte sustantiva en los actúales esfuerzos que desarrolla el gobierno .Los cambios acontecidos en las formas de efectivas, de tipo de familia son significativas. Por ejemplo las familias tiene 3 hijos menos que hace 40 años. El envejecimiento poblacional se condice con los cambios en las expectativas de vida Hoy en día las expectativas de vida entre periodo 1995-2000 es de 75.2. EL AÑO 80 era 70 años. Casen – Mideplan 2006 Como lo expresara la Presidenta Michelle Bachelet en su Mensaje Presidencial , el mes de Mayo del 2007, la Reforma de Salud y el régimen de prestaciones con garantías explicitas impulsada en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos es un “ejemplo pionero” en reformas sociales. La reforma de la Salud, hoy en marcha, tiene como antesala histórica los cambios producidos en la década de los 80, que transformaron con un sello neoliberal el sistema de salud chileno bajo una lógica de los Estados mínimos (Nozic).En esos años se terminó por consagrar un sistema dual, con fuerte desfinanciamiento publico, y la creación de un mercado de la salud que desde sus inicios acarreo todas las imperfecciones de mercados asimétricos, creando un sistema de seguros privados que han repercutido en fenómenos de selección de riesgo , y accesos seleccionando por ingresos y coberturas. La ausencia de regulación en ese momento permite que un mercado con las asimetrías por todos conocidas se desenvuelva con grados de discriminación muy altos. La década fuertemente influenciada por el Consenso de Washington en materias de salud evidenció sus carencias. Hoy comparten la mayoría de los países los efectos perversos de la desregulación y del ejercicio del mercado como predominante 14 asignador de recursos en los sistemas de salud, que siguieron esta receta en los años 80. El camino de una reforma que avance en abordar desde una lógica sanitaria, que centrada en la equidad, el acceso y coberturas de prestaciones garantizadas, por la vía de derechos en salud; constituyen un buen referente de políticas sociales. Junto a un actualizado desarrollo de sistemas de salud mixtos y articulados con un énfasis en la atención primaria de salud, den cuenta de las condiciones y necesidades de avanzar armónicamente en la prevención, la carga acumulada de enfermedades crónicas, discapacidades, y enfermedades emergentes, así como con enfermedades de alto costo priorizables. El desafío es mayor. El proceso de conformación del sistema de salud chileno da cuenta de una segmentación muy propia de los modelos corporativos, y por otra parte el efecto la reforma neoliberal de los 80 crea un sistema de seguros privados, desregulado con evidentes fenómenos de selección. Chile ha sido un ejemplo en términos de resultados sanitarios y organización, con un eje referencial histórico que fue la creación del SNS. La influencia en sus orígenes estuvo vinculado a las políticas de inspiración universalista surgidas en Europa.. William Beveridge presento en nombre del gobierno ingles a principio del año 1942, el proyecto del Estado de Bienestar, que afirmaba el derecho a la vida, la seguridad y la salud a todos los ciudadanos, independientemente de la clase, ingreso, genero o instrucción. Uno de sus instrumentos fue la creación del Servicio Nacional de Salud (NHS). Los sistemas de Salud como explícita Holst Henz (2000), reflejan sucesos y tradiciones y culturas nacionales. Los sistemas de Salud son el resultado de décadas de desarrollo y la muy individual respuesta a la situación social y perfil del país. Chile refleja con mucha claridad esa contextualizacíon. Los fundamentos de la medicina social chilena surgen en 1920, a partir de una crisis política que tuvo importantes implicancias para el desarrollo institucional del país. En este contexto surge el concepto de Estado social asociado a la promulgación de las leyes sociales de 1924, bajo el Gobierno de Arturo Alessandri Palma. Es en este año cuando se promulga en el Código del Trabajo la Ley de la Protección a la maternidad, que en varios artículos incorpora un conjunto de derechos que alude al descanso de maternidad de 6 semanas antes del parto y 12 después de este, junto a otras medidas de protección para la madre y el hijo. En 1925 se introduce en Chile un esquema previsional para los empleados del sector privado y para los funcionarios civiles de la administración pública. Previo a esto y en el marco de la promulgación de las leyes laborales y previsionales surgen las bases de la medicina social cuya máxima expresión sería la creación del seguro obrero social a través de la ley N° 4.054 de septiembre de 1924. Este seguro estaba dirigido a los 15 obreros para la prestación de asistencia médica en postas propias y en los hospitales de la beneficencia pública. Otro hecho relevante en materia de seguridad social en salud, es la promulgación de la ley de Medicina Preventiva (Ley N° 6.174 de 1938) cuyo gestor fue el Ministro de la época de Salubridad y Previsión Social, Dr. Eduardo Cruz Coke. En ella, se establecen los pilares de la prevención en salud cuyo objetivo es la reinserción de la persona al trabajo. Esta política de prevención consistía en la realización de un examen sistemático y periódico como también el reposo de la enfermedad incipiente y el pago de éste para garantizar la reinserción al trabajo. En este mismo sentido, se incorporaron incentivos para la prevención en el trabajo de enfermedades tales como la tuberculosis, sífilis y enfermedades cardiovasculares. Es importante señalar la relación explicita entre salud y trabajo que desde principios de siglo se fue estableciendo a través de un conjunto de leyes así como, la aparición temprana de la prevención en salud. Tanto la creación del Seguro Obrero(1924),la Ley de Medicina Preventiva, el Servicio Medico Nacional de Empleados y la Ley de Medina Curativa son iniciativas que en sus momentos constituyeron hitos de gran envergadura para encarar los desafíos sanitarios del país. Pero es en especial la creación del el SNS se constituye en un referente histórico de la salud dada su temprana aparición en América Latina, y un intento de gran magnitud por universalizar los servicios de salud, aparejado al despliegue de una política de promoción, prevención y cobertura nacional con un modelo de planificación centralizado de enormes proyecciones. De esta forma la conformación de un sistema de salud estatal de amplia cobertura y extensión territorial, es el articulador de las políticas sanitarias de los años 50 al 80 .Con todo no logro armonizar las expectativas de diversos sectores representados en los poderes del Estado, que una vez mas influyeron para mantener si bien un sistema mixto de salud, segmentaciones en el sistema de salud diferenciando acceso a prestadores y prestaciones, similar en muchos aspectos a los sistemas de salud predominantes en la Región. Determinantes en salud La necesidad de una Reforma y un sistema de protección social Chile exhibe una tasa de natalidad relativamente baja y comparable a la de países avanzados. La esperanza de vida al nacer ha aumentado, alcanzando a 77,4 años; la atención profesional del parto es cercana al 100%, y los nacidos vivos con bajo peso al nacer corresponden apenas a un 5,4% del total de nacimientos (2004). La mortalidad general y la mortalidad infantil se han reducido a cifras de un dígito por mil habitantes y por mil nacidos vivos respectivamente (2004) y si bien existen desigualdades por áreas geográficas y nivel socioeconómico, éstas son reducidas. . La mortalidad infantiles los años 60 (Revista Chilena de Obstetricia y Ginecología, 2002) era de 120 por mil nacidos vivos y la mortalidad del preescolar alcanzaba los 25 16 mil. Casi el 60% de las muertes ocurrían antes de los 15 años, y se estimaba que el 60% de los menores de 6 años en comunas urbanas de Chile central presentaban algún grado de desnutrición. En el caso de la salud de la madre, un 25% de la población estaba constituida por mujeres en edad fértil (entre los 15 y 44 años de edad), con lo que la tasa de natalidad era muy alta: 36,3 por mil habitantes. La tasa de mortalidad materna también exhibía altos niveles, alcanzando en 1965 la cifra de 27,9 por cada 10.000 nacidos vivos. Una de las principales causas de la mortalidad materna era el aborto clandestino sumando un tercio del total de causas de muerte, cuya cifra era de 32 abortos por cada 1000 nacidos vivos. La atención profesional llegaba apenas a la mitad de los partos. El número de mujeres hospitalizadas por aborto alcanzaba en 1960 a 57.368 mujeres. En un análisis realizado por Taucher se identificaron los siguientes 4 factores que han formado parte en el logro del descenso de la mortalidad infantil en Chile, especialmente desde mediados de la década del 60: (a) el mejoramiento del nivel de vida de las familias, destacando los aspectos de vivienda y educación; (b) el mejoramiento de los programas materno-infantiles (control prenatal, control del niño sano, aumento de la atención institucional del parto, mejor pesquisa y tratamiento e las patologías de la madre y el niño, y control de la planificación familiar entre otros; (c) el descenso de la natalidad, y (d) el descenso de la fecundidad (que permite concentrar recursos en un menor número de hijos). Esto permite graficar adecuadamente como las políticas publica, hoy como ayer han de persistir en el esfuerzo de interpretación y búsqueda de “las causas de las causas” no como un ejercicio a veces reclamativo sino para el despliegue de enfoques y respuestas sociales en la lógica e lo que hoy constituye un elemento articulador y de principio como es el sistema de protección social. Sin lugar a dudas existe hoy una clara evidencia de que los indicadores que se relacionan con algunos condicionantes de salud han continuado su tendencia al mejoramiento (L Jadue), pero es relevante y necesario persistir en el desafío de disminuir las brechas de desigualdad y por ende la dirección de las políticas publicas hacia la erradicación de las inequidades que aún persisten. Un buen ejemplo respecto a los cambios acontecidos, y que constituyen los desafíos de los sistemas de protección social, se reflejan en las siguientes cifras: el porcentaje de nacimientos fuera del matrimonio ha en el caso de madres entre 16 a 19 años es de un 88.9% en el año 2003. En términos de todas las mujeres en edad fértil el porcentaje de hijos que nacen fuera del matrimonio ha pasado de ser de un 16.8 % el año 1960 a un 68.6 % el año 2003 (Mardones R,F). Este antecedente da cuenta precisamente de el tipo de cobertura que ha de tener el país para por una parte lograr la inclusión en los sistemas públicos, no solo con una lógica de seguridad social tradicional, y por otra parte la generación de de políticas publicas que permitan que la mujer en edad fértil pueda insertarse en la vida laboral de manera formal (Chile exhibe cifras de un 38.5% de participación de la mujer en el mercado laboral). 17 Así como la pobreza debe ser enfrentada abordando la muldimensionalidad (CEPAL) de ella, habida consideración de la necesidad de intervenir en los factores “socioeconómicos determinantes” de las probabilidades de ser pobres o de caer en ella, producto de hechos diversos como son : el capital educativo, y la influencia que ejerce sobre las posibilidades de inserción laboral, los tipos de organización social, entre otras, en particular en la situación de Salud de n nuestros países en particular, los determinantes sociales no solo deben ser abordados sino que también debe ser parte de preocupación de las políticas publicas, si es que efectivamente se quiere salir de los lógica asistencialista, y muchas veces ineficaz de enfrentar la demanda sanitaria. Por ejemplo cifras de riesgo de mortalidad infantil en relación a la escolaridad de la madre (ver tabla 3), datos de hipertensión y riesgo cardiovascular alto aumentan en grupos de baja escolaridad, así como la cobertura en educación preescolar en quintiles mas pobres, dan cuenta de como debemos de trabajar en el sentido de construcción de políticas publicas en salud y otros actores institucionales vayan en forma sistemática a enfrentar las causas de las causas. De esta manera podremos encarar los desafíos de la nueva prevalencia de enfermedades crónicas por ejemplo, que enfrentamos con notables incrementos. Tabla 3 Fuente: Liliana Jadué H( borrar donde dice fuente elaboración propia) En este mismo sentido la diversidad de programas sociales ya sea en salud o en otros ámbitos, requiere de abordajes integrales tanto en las políticas de transferencias como de prestaciones. Para esto se requieren de políticas de mayor integralidad, con la articulaciones de políticas públicas y conformación de redes integrales de servicios, a partir del reiterado reconocimiento de la multicausalidad..Un buen ejemplo de aquello se puede apreciar con la implementación del Sistema del Chile Solidario, creado durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos en Chile. 18 Equidad financiera y derechos sociales En el caso de nuestro país es evidente el sostenido crecimiento observado del gasto público en el país, lográndose una redistribución de este en el área social de un 68% del presupuesto público (DIPRES 2006). Esta tarea, como lo acontecido en las decisiones de los programa de Gobierno al inicio de los 90 dieron cuenta de un esfuerzo preponderante de restaurar el sector publico con el fin de responder a la obsolescencia y desmantelamiento de sectores como el de salud, desde el financiamiento y en especial de inversión. Con todo cabe notar que, en términos de fuentes de financiamiento nuestro país aún exhibe un aporte público que sigue siendo aun bajo comparativamente con países incluso que han alcanzado un nivel de salud como los nuestros. (Grafico 2) Fuente: FONASA. Nuestro país a su vez como diversos países de la región ha evidenciado un gasto social en aumento en los últimos años. Tal Como se observa en el grafico (Grafico 1) si bien se ha producido un incremento del 2.3% en los últimos 10 años, en el caso de sector salud, este en la región ha decrecido. Esto no ha acontecido en Chile en el caso de salud pero es evidente que tanto en nivel global de Gasto en Salud de un 5.6 % el año 2003(OCDE, 2005, y Urriola 2004 para Chile), como la existencia de inequidades entre los recursos disponibles del Seguro Publico y las ISAPRES (el gasto per cápita de las aseguradoras privadas es un 122% superior al del seguro publico según datos de FONASA, ameritan una preocupación mayor por políticas de equidad en el financiamiento. 19 Fuente: CEPAL Las políticas de financiamiento desarrollados en los últimos años y en especial con la implementación del AUGE, han permitido avances en dos aspectos que guardan relación con esta situación. Por una parte la cobertura de enfermedades de alto costo (“enfermedades catastróficas” y crónicas con grados de discapacidad), incorporando ya sea la supresión o disminución de los copagos en las nuevas coberturas de enfermedades con garantías, así como de segmentos mas vulnerables como la tercera edad. La reforma a la salud y la Salud como eje de la reforma Cuatro Proyectos de Ley modelaron el proceso de reforma: La Ley de Derechos y Deberes, que luego sería postergado en su tramitación, la Ley de Autoridad Sanitaria, el proyecto de Ley que modificaba la Ley de Isapres, el proyecto de Ley del Régimen de Garantías y el proyecto de financiamiento de salud. Acompañando a este cuerpo legal se cuenta también el Decreto Supremo que corresponde al primer decreto del GES (garantías explicitas en Salud). El fondo de compensación de riesgos entre ISAPRES y FONASA era un avance sustantivo en el sentido de incorporar solidaridad en el. Sistema de Seguirdad Social de Salud en Chile Sin embargo el rechazo respecto a la propiedad de las cotizaciones y por ende de una medida apelable al tribunal constitucional, así como las dudas de los riesgos de transferencias de un sistema de seguros privados al publico terminaron por excluirlo de la agenda legislativa como proyecto de Ley. Un primer eje han sido los Objetivos Sanitarios con un enfoque de Equidad, adecuada a la nueva realidad epidemiológica que de respuesta a las necesidades de las personas y mejoría de los resultados sanitarios. El análisis y resultado de la priorización sanitaria resulta fundamental para la validación socio-sanitario del AUGE .Esta priorización así como la elaboración de protocolos médicos por parte del Ministerio de Salud han permitido y viabilizado la implementación de la Reforma con su Régimen de Garantías. 20 Entre Enero a Diciembre del año 2006 (FONASA) se han atendido 2.652.799 personas. El 50 % de la atención hospitalaria, y el 75 % de la carga de enfermedad de nuestro país corresponden a patologías incorporadas en el AUGE, con garantías (FONASA). El cuerpo legal principal de la reforma, conocido como AUGE, se incorpora como Régimen de Garantías en Salud, como parte del existente Régimen de Prestaciones de Salud que regula las acciones de alud tanto para los beneficiarios del FONASA así como para los beneficiarios de ISAPRES. En definitiva se consagra legalmente el acceso universal en el régimen de prestaciones tanto para fonasa como isapres y se establecen derechos explícitos, de prestaciones en salud (AUGE), con exigencias de oportunidad, protección financiera, calidad y acceso. Aquí radica gran parte del sustento político y sectorial de la reforma. La priorización sanitaria en primer lugar, la necesaria complementariedad de lo AUGE y no AUGE regidos por un mismo régimen, y uno de ellos avanzando con garantías explicitas estaría invirtiendo la lógica hasta ahora alcanzada por los sistemas del salud que son las selecciones de riesgo por razones de costos en el caso de isapres y de la capacidad e oferta en el caso del sector publico. Para esto el sistema Auge con sus garantías explicitas complementadas y no sustitutivas de las otras prestaciones del régimen de salud, direcciona la resolución de salud ahí donde están los principales déficit de oferta, selecciones de riesgo, e inequidades de acceso y financieras existen. Múltiples y diversos serían las tratativas de diversos actores de influir y unos casos obstaculizar el sentido original del proyecto. Una vez más los aspectos de fuentes de financiamiento, solidaridad y costos de la Reforma generaron las mayores controversias en el debate político legislativo. Esto no es más que la confirmación de la dificultad de realizar políticas públicas sin alterar la base estructural de las desigualdades, como se dan en el caso de salud. .Finalmente ¿Quien pondrá los recursos y como se garantiza su correcto destino?, así como el “alarmante carácter incrementalista” y por ende el riesgo de sostenibilidad presupuestaria, fueron uno de los tantas inquietudes del debate efectuado en el parlamento. Después de varias alternativas impositivas que fueron desechadas (impuestos al alcohol y tabaco), el año 2003 se planteó el financiamiento vía impuesto del IVA, lo que de inmediato fue cuestionado por algunos sectores. El argumento fue una vez más que financiar programas sociales con cargo al IVA era perjudicar a los más pobres. Solo un ejemplo como respuesta a esta permanente argumentación Un estudio de Engel da cuenta que dada la progresividad del gasto publico, alrededor de un 80% de la reducción de desigualdades de ingreso que logra el presupuesto se explicaría por lo que se recauda a partir del IVA .Esto por cierto debiera ser mas claro en los dos tipos de coberturas prestaciones que fueron financiadas con esta fuente, como fueron el AUGE y el Chile Solidario. Finalmente cabe resaltar la aprobación unánime de los proyectos de Ley , lo que permite concluir la posibilidad cierta de seguir avanzando en las políticas de salud superando las propias controversias de una Reforma de esta envergadura. Con todo para llegar a los sectores mas vulnerables no basta con la ampliación de coberturas, sino también el despliegue de una política publica orientada a desarrollar 21 la titularidad de derechos que extendiera la condición de afiliados a todos los beneficiarios de FONASA para asegurar adecuadamente la universalidad, con la extensión y la totalidad de los beneficios garantizados (Chernichovsky, 2002), a cotizantes y carentes de recursos. Vale decir los no cotizantes que en el caso del Seguro publico constituyen una cifra de 3.500.000 personas (fundamentalmente con subsidios único familiar y pensiones asistenciales).Esta política se diseño como titularidad de derechos incorporando un principio de inclusión que superara la lógica tradicional de los sistemas contributivos del Seguro Publico de salud, comenzando desde su afiliación activa e informada, y generando un sentido de pertenencia para el posterior ejercicio de derechos. Según la encuesta CASEN del año 2000 el 21 % de la población se considera pobre, porcentaje similar al observado en el grupo carente de recursos de FONASA. Lo que existía al 2002 era una tarjeta de gratuidad entregada en los SOME de Consultorios y Hospitales, cuestión que segmentaba desde el primer acceso a la población, haciendo opuesto muchas veces los interese de los que calificaban y el de la seguridad social de salud, adicionada a trabas y generación de falsos indigentes. Desafíos de la Reforma Uno de los hechos paradigmáticos en materia de reforma ha sido el de conjugar en primer lugar la priorización sanitaria con la universalidad de derechos explícitos es uno de los mayores desafíos en las políticas de protección social en países en vías de desarrollo. En este mismo sentido la diversidad de programas sociales ya sea en salud o en otros ámbitos de la intervención pública no debe oscurecer la mirada, de lograr eficacia y eficiencia, sin desconocer la urgente conformación de redes integrales de servicios, con necesarias articulaciones de políticas públicas y por sobre todo de sus organismos ejecutores. Para esto se requieren de políticas de mayor integralidad, articulación y propósitos sostenibles como son la mayor cohesión y protección social. La Reforma en su implementación, esta en desarrollo. Desde un principio se considero su gradualidad en el sentido de acondicionar a los diversos actores del proceso para viabilizar de manera efectiva la explicitacion de los derechos de las personas. La Reforma es un cambio progresivo y gradual al Modelo de Atención del sistema de Salud. Su complejidad de propósitos se refleja en un conjunto de proyectos de Ley que constituyen la matriz de principios de políticas sociales. Ello conlleva además modificaciones a los roles en institucionalidad del Sector Publico de Salud así como la consagración de derechos explícitos en un sistema que seleccionado de manera dominante por ingresos o por carencia en la oferta pública. De esta forma otro componente esencial para la viabilizacion de la reforma ha de ser la articulación y constitución de redes de salud, alineadas con nuevos mecanismos de asignación y de pago, que situándolos como instrumentos de gestión deben contribuir al propósito de equidad (horizontal y vertical) y eficiencia. Junto a esto una nueva organización del Ministerio de Salud bajo una lógica de separación de funciones, que con todo, ha ser articulada y estructurado de tal forma de no persistir en las viejas controversias entre sistemas hospitalocentricas versus atención primaria. 22 Para todos estos desafíos, un elemento clave e imprescindible es el rol preponderante de Rectoría, y Regulación que cautele la calidad de los prestadores, prestaciones, ofertas de seguros en un mercado por todos conocidos por sus asimetrías de información. De esta forma el sistema Auge con sus garantías explicitas serán complementadas y no sustitutivas de las otras prestaciones del régimen de salud, y la calidad de las prestaciones no constituirán una variable de ajuste por la extensión de las poblaciones garantizadas. Su implementación consolidación y proyección serán la resultante de los esfuerzos institucionales, sociales políticos y culturales que el país logre valorar y respaldar para sobreponerse a las inercias estructurales y operacionales que dificultan cambios de envergadura social. Así por ejemplo las políticas de segmentación predominantes por largos años con sus diversas expresiones de selección han permitido que grandes sectores de la población asuman pasivamente la posibilidad de ser atendidas, con la dificultad cierta de poder ejercer sus derechos de forma justa, y no ficticia. Así entonces el incorporar el concepto de derechos explícitos en salud genera paradojalmente inercias y obstáculos al cambio. Razones políticas, culturales y burocráticas, permanecen aún en un crítico equilibrio de rechazos e inseguridades mutuas, entre usuarios y los equipos de salud. Ha ello hay que agregar el peso de la industria medica y el desarrollo de tecnologías en Salud que están impactando progresivamente vía demanda de prestaciones, en especial sobre el financiamiento, no solo del Estado sino que también sobre el gasto de las familias. Una señal de alerta es que gran parte del crecimiento se está dando en los “input” de la cadena de producción y no necesariamente en los resultados o resoluciones de problemas de salud. Con todo el avance de la medicina por efecto del mayor envejecimiento de nuestra población, así como por efecto de la utilización de múltiples y diversas tecnologías y procedimientos de impacto en salud, y otros no siempre costos efectivas, ni susceptibles de protocolarizar, están generando una demanda asistencial, que repercutirá incrementalmente sobre el gasto en Salud. Se requiere hoy como ayer, persistir en el actuar sobre los determinantes sociales sin caer en una práctica sectorialista auto referencial y circular. Se trata de sortear y superar la trampa del gasto ineficiente, argumento reiterado para políticas reduccionistas, así como encarar las asimetrías del mercado con una ciudadanía más informada como personas titulares de derecho, y ejerciendo una mayor responsabilidad en su salud. Junto a esto la preeminencia de políticas sociales en salud centrada en las personas y su calidad de vida, podrá asumir el reto de encarar las asimetrías del mercado, y por sobre todo obtener un mejor y mayor gasto de acuerdo a las necesidades reales de la población, que sea sostenible como país. 23 La Reforma con su sistema AUGE, juegan su credibilidad y legitimidad social en este proceso múltiple de cambio de paradigma, ejercicio del rol de Rectoría y Regulación, transformación organizativa con separación de funciones, y fiscalización (Superintendencia de Salud) Con todo su principal soporte y aliado será la incorporación de derechos explícitos, y por sobre todo el empoderamiento ciudadano como sujetos activos en el proceso de salud- enfermedad. 24