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Texto de Filosofía
Para grado 10º y 11º
Programa de Bachillerato Semipresencial y a Distancia
Fundación Atenea y Centro Educativo Bolivariano
Filosofía para grado 10° y 11°
Núcleo 1
Introducción a la Filosofía
1 INTRODUCCIÓN
Filosofía, término derivado del griego, que significa ‘amor por la sabiduría’. Esta
definición clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una
búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad.
2 RASGOS DE LA FILOSOFÍA
Es posible, sin embargo, ofrecer una descripción de la filosofía como ‘saber racional
totalizante, crítico de segundo grado’. La filosofía es una forma de conocimiento que
pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza empleando la razón y los
argumentos racionales (a diferencia de la fe o la autoridad). En segundo lugar, la
filosofía es un saber de tipo general y totalizante, pues pretende ofrecer respuesta a
cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva totalizante sobre las
mismas. En tercer lugar, la filosofía es un saber crítico, pues analiza los fundamentos
de todo lo que considera y nunca se limita a aceptarlos de forma ingenua. Finalmente,
la filosofía es un saber de segundo grado, que emplea los datos y contribuciones de las
ciencias, que son siempre un conocimiento de primer grado sobre la realidad.
3 CARÁCTER INTERDISCIPLINAR E INTERROGATIVO
La filosofía es un saber eminentemente interdisciplinar, ya que emplea las aportaciones
de diferentes disciplinas científicas y de distintos tipos de saber, sin limitarse a ninguno
de ellos; en este sentido, la filosofía va más allá de las habituales especializaciones del
saber científico. Este rasgo es una derivación de su carácter general y crítico. Debe
señalarse que en filosofía posee un gran valor la actitud interrogativa, y se ha dicho que
en ella son más importantes las preguntas que plantea que aquellas respuestas que
2
pueda ofrecer: tal consideración es consecuencia del carácter crítico que caracteriza a
la filosofía.
4 RAMAS DE LA FILOSOFÍA
Es posible distinguir varias áreas de investigación filosófica: ontología y metafísica
(análisis crítico de la estructura de la realidad); teoría del conocimiento, epistemología o
gnoseología (análisis del origen, estructura y alcance del conocimiento); lógica (estudio
del razonamiento o argumento válido); ética (teoría de la acción humana y de sus
valores); estética (teoría de la belleza y del arte); y, por supuesto, la historia de la
filosofía, en cuanto ésta no se limita a una exposición de las distintas doctrinas
filosóficas, sino que pretende reconstruir críticamente determinadas argumentaciones o
sistemas filosóficos. Cabe señalar, asimismo, la existencia de una variedad de análisis
filosóficos de determinadas ramas de la ciencia o de la actividad humana, que
constituyen áreas especializadas como son la filosofía de la historia, la filosofía de la
ciencia, la filosofía del derecho o la filosofía de las ciencias sociales, entre otras.
El origen de la Filosofía
El origen de la filosofía ha sido una cuestión controvertida a lo largo de la historia del
pensamiento. Por lo general los filósofos griegos han considerado que la filosofía nace
con Tales de Mileto allá por el siglo VII a. c., pero no se consideraba necesario explicar
cómo se había producido ese surgimiento de una nueva forma de pensamiento. Sí
parecía haber un común acuerdo en considerar la filosofía como la forma de
pensamiento racional por excelencia, es decir, una forma de pensamiento que no
recurre a la acción de elementos sobrenaturales para explicar la realidad y que rechaza
el uso de una lógica ambivalente o contradictoria. Es a partir de la polémica que
suscitan los filósofos alejandrinos durante el período helenístico cuando el origen de la
filosofía comienza a convertirse en un problema. Y será a lo largo del siglo XX cuando
se comiencen a encontrar respuestas explicativas de la aparición del fenómeno
filosófico. Para nuestro objetivo nos bastará considerar las dos hipótesis más difundidas
acerca del origen de la filosofía: aquella que sostiene el origen a partir de la filosofía
oriental, y aquella que hace de la filosofía una creación original de los griegos, y que
estudiaremos a continuación.
A) La hipótesis del origen oriental.
Los defensores de esta hipótesis mantienen que los griegos habrían copiado la filosofía
oriental, por lo que la filosofía no podría considerarse una creación original del pueblo
griego. Los primeros filósofos, sostiene esta hipótesis, habrían viajado a Egipto y
3
Babilonia en donde habrían adquirido sus conocimientos matemáticos y astronómicos;
lejos de ser los creadores de la filosofía habría sido unos meros transmisores del saber
oriental que, en contacto con la civilización griega habría alcanzado un desarrollo
superior al logrado en sus lugares de origen. Esta hipótesis la mantuvieron:
-Los filósofos alejandrinos. En polémica con las escuelas filosóficas griegas, y con el
ánimo de desacreditarlas, los filósofos alejandrinos ponen en circulación la tesis del
origen oriental de la filosofía.
-Los padres apologistas cristianos. Con intención polémica similar a la de los filósofos
alejandrinos, los primeros padres apologistas del cristianismo, airean la hipótesis del
origen oriental de la filosofía, hipótesis que posteriormente no será mantenida por la
filosofía cristiana occidental.
1.
La cuestión que se debate es si existe esa supuesta filosofía oriental. Si asimilamos la
filosofía a un discurso racional entendido como la imposibilidad de recurrir a lo
sobrenatural para explicar los fenómenos naturales, y al rechazo de la contradicción,
resulta difícilmente sostenible la existencia de una filosofía oriental. La cuestión que se
plantea, pues, es la de determinar si esa astronomía y esas matemáticas orientales
eran o no eran filosofía. Los estudios sobre el tema parecen indicarnos que no, que la
astronomía babilónica tendía a degenerar en astrología, es decir, en arte adivinatoria; y
que las matemáticas egipcias, lejos de alcanzar el grado de abstracción necesario para
considerarse ciencia, no superaron nunca el estadio de unas matemáticas o de un
saber práctico, generado al amparo de las necesidades de medición de los terrenos
luego de cada una de las inundaciones periódicas del Nilo.
2.
¿Qué hace que sea en Grecia donde se desarrolle la filosofía y no en cualquier otra
zona de oriente? ¿Cómo explicar que, en una civilización concreta, se genere una
forma de pensamiento nueva, en contraposición con las anteriores formas de
pensamiento? ¿Cuáles son sus características? ¿Y cuáles eran las características del
pensamiento anterior? Tanto los orientales como los griegos disponían de una mitología
y de unas creencias religiosas similares. Y la estructura explicativa de las mismas es
también similar. Un mito es un relato acerca de los orígenes, una narración, no una
solución a un problema; puede referirse al origen del mundo, o al origen de un objeto
particular, o de una clase específica de animales, etc. Al mismo tiempo que narra, sitúa
al hombre en la realidad, le asigna un papel, una función, un sentido, por lo que
adquiere también una función social: hacer inteligible el orden social.
4
La existencia de esta forma de pensamiento está atestiguada en todas las
civilizaciones, y también, por supuesto, en la griega. De especial importancia para la
comprensión de la aparición de la filosofía pueden ser los mitos de Hesíodo que
encontramos especialmente en la teogonía. En todo caso, esas explicaciones míticas
acerca del origen, comunes a todas las civilizaciones, poseen unas características
también comunes que contrastan con las características del pensamiento filosófico: el
recurso a entidades sobrenaturales para explicar ese origen, y el recurso a una lógica
ambivalente, permitiendo que el mismo elemento o la misma entidad se comporte ya
sea como un dios, ya sea como un elemento natural, estarían entre las más
significativas. El rechazo de estas características, será propio de la filosofía. Y tal
rechazo no parece producirse en la llamada filosofía oriental.
B) La hipótesis del origen griego.
Según esta hipótesis la filosofía sería una creación original del pueblo griego. Nos
vamos a centrar en las explicaciones de historiadores del siglo XX, de las que
destacamos
a)La explicación de J. Burnet. Es la llamada tesis del "milagro griego". Según esta
hipótesis la filosofía habría aparecido en Grecia de una manera abrupta y radical como
fruto de la genialidad del pueblo griego. Esta hipótesis prescinde de los elementos
históricos, socioculturales y políticos, por lo que termina por no explicar nada, cayendo
en un círculo vicioso: Los griegos crean la filosofía porque son geniales, y son geniales
porque crean la filosofía. La mantiene en su obra "La Aurora de la filosofía griega",
(1915).
b)La explicación de F. M. Cornford. Defiende la tesis del desarrollo del pensamiento
filosófico a partir del pensamiento mítico y religioso. Según esta hipótesis la filosofía
sería el resultado de la evolución de las formas primitivas del pensamiento mítico de la
5
Grecia del siglo VII antes de Cristo. Para Cornford existe "una continuidad real entre la
primera especulación racional y las representaciones religiosas que entrañaba" de tal
modo que "las maneras de pensar que, en filosofía, logran definiciones claras y
afirmaciones explícitas ya estaban implícitas en las irracionales intuiciones de lo
mitológico". En su obra "De la religión a la filosofía", (1912), Cornford explica cómo la
estructura de los mitos de Hesíodo en la "Teogonía" se mantiene en las teorías de los
primeros filósofos, rechazando éstos solamente el recurso a lo sobrenatural y la
aceptación de la contradicción. Destaca la influencia educativa de Homero y Hesíodo
en la constitución y posterior desarrollo de la civilización griega, y analiza también cómo
algunos de los conceptos que serán fundamentales posteriormente en la filosofía, [
moira (hado, destino), diké, (justicia), physis, (naturaleza), ley, dios, alma, etc.]
proceden directamente del pensamiento mítico-religioso griego.
c)La explicación de J. P. Vernant, en su obra "Mito y pensamiento en la Grecia antigua",
(1965), añade importantes elementos derivados del contexto sociocultural, político y
económico de la época para explicar cómo este paso del mito a la racionalidad fue
posible, y por qué se produjo en Grecia en lugar de en otra civilización de la época. La
inexistencia de una casta sacerdotal, la figura del sabio, el predominio de la ciudad, la
transmisión pública del saber, la libertad individual y el desarrollo de la escritura, hacen
posible la puesta en entredicho de las explicaciones cosmológicas y su sustitución por
una forma de pensamiento que no entrañe la creencia y la superstición propias de los
pensamientos mítico y religioso.
La estructura del mito hesiódico
(en la "Teogonía") sirve de modelo según Vernant a toda la física Jonia, siguiendo a
Cornford. En este mito, en efecto, la realidad se genera a partir de un estado inicial de
indistinción, por segregación de parejas de contrarios que interactúan hasta acabar
configurando toda la realidad conocida. Existen pues tres momentos fundamentales en
el discurrir de la narración:
1) Se parte de un estado de indistinción del elemento originario.
2)
De
él
brotan,
por
segregación,
parejas
de
contrarios.
3) Conforme a un ciclo siempre renovado se produce una continua interacción de
contrarios.
C) Conclusiones
Ahora bien, esta misma estructura la encontramos en las explicaciones de los primeros
filósofos jonios, pero en ellos ha tomado ya la forma de un problema: en la filosofía el
mito esta racionalizado. El mito es animista, mágico, recurre a lo invisible como
fundamento de lo visible, acepta lo sobrenatural y lo extraordinario. La cosmología de
los primeros filósofos modifica su lenguaje y cambia de contenido: en lugar de narrar los
acontecimientos sucesivos, define los primeros principios constitutivos del ser; en lugar
de presentarnos una lucha de dioses nos ofrece un intercambio mecánico de procesos
6
o fenómenos naturales. ¿Cuáles son las condiciones bajo las que se produce este
cambio?
Para Vernant, el nacimiento de la filosofía es explicable aduciendo causas históricas y
sociales. La inexistencia de una casta sacerdotal en Grecia, dadas las características
especiales de la religión griega, elimina la posibilidad de instaurar un dogma religioso,
así como la posibilidad de hacer de lo religioso un discurso cerrado, accesible sólo a los
que pertenecen a la casta sacerdotal; no hay, pues, secretos que ocultar. El sabio, que
es a la vez adivino, poeta, profeta, músico, médico, purificador, curandero, pero distinto
del sacerdote o chamán de las religiones orientales, y que tiene el poder de ver y hacer
ver lo invisible, divulga sus conocimientos: la enseñanza se opone aquí a la iniciación
esotérica en una doctrina. Los conocimientos se divulgan, desembarazándose así de la
figura del mago. La expansión de la ciudad, correlativamente al auge económico
derivado del comercio fundamentalmente, supone el advenimiento del ciudadano,
circunstancia paralela al nacimiento y desarrollo de la filosofía. La importancia del linaje
deja paso a la prioridad de la polis, de la comunidad, lo que suele ir acompañado de
una organización política que reclama la publicidad. El saber es trasladado a la plaza,
en plena ágora, siendo objeto de un debate público donde la argumentación dialéctica
terminará por predominar sobre la iluminación sobrenatural.
La filosofía, pues, si bien enraizada en el mito, parece ser una creación original del
pueblo griego. Su rechazo de lo sobrenatural, de lo mágico, de la ambivalencia, son
signos de una racionalidad que difícilmente podemos encontrar en otras formas de
pensamiento anterior.
7
Dialéctica
Método que investiga la naturaleza de la verdad mediante el análisis crítico de conceptos e hipótesis.
Uno de los primeros ejemplos de método dialéctico lo ofrecen los Diálogos del filósofo griego Platón, en
los que el autor acomete el estudio de la verdad a través de la discusión en forma de preguntas y
respuestas. El más famoso alumno de Platón, Aristóteles, entiende la dialéctica como la búsqueda de la
base filosófica de la ciencia, y utiliza a menudo el término como sinónimo de ciencia de la lógica.
El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel aplica el término dialéctica su sistema filosófico.
Hegel pensaba que la evolución de las ideas se produce a través de un proceso dialéctico, es decir, un
concepto se enfrenta a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un tercero, la síntesis. La
síntesis se encuentra más cargada de verdad que los dos anteriores opuestos. La obra de Hegel se
basa en la concepción idealista de una mente universal que, a través de la evolución, aspira a llegar al
más alto límite de autoconciencia y de libertad.
El filósofo alemán Karl Marx aplicaba el concepto de dialéctica a los procesos sociales y económicos. El
llamado materialismo dialéctico de Marx, con frecuencia considerado como una revisión del sistema
hegeliano, afirma que las ideas sólo son el resultado del determinismo de las condiciones materiales
dadas.
Deducción
Deducción, en lógica, es una forma de razonamiento donde se infiere una conclusión a partir de una o
varias premisas. En la argumentación deductiva válida la conclusión debe ser verdadera si todas las
premisas son asimismo verdaderas. Así por ejemplo, si se afirma que todos los seres humanos cuentan
con una cabeza y dos brazos y que Carla es un ser humano, en buena lógica entonces se puede
concluir que Carla debe tener una cabeza y dos brazos. Es éste un ejemplo de silogismo, un juicio en
el que se exponen dos premisas de las que debe deducirse una conclusión lógica. La deducción se
expresa casi siempre bajo la forma del silogismo.
8
Tales de Mileto
(- 624 a - 546)
Biografía
1.
Nació Tales en la ciudad de Mileto, aproximadamente en el 624 a.C., y murió en el 546
a.C. Tradicionalmente se ha considerado a Tales uno de los siete sabios de Grecia,
siendo, junto con Solón, de los más citados en las diversas listas en que se los
agrupaba. Las referencias acerca de su vida son confusas y contradictorias. Respecto a
su propio origen, por ejemplo, unos le consideran de origen fenicio, habiendo sido
posteriormente hecho ciudadano de Mileto, y otros le hacen natural de Mileto y de
sangre noble.
2.
También afirman unos que estuvo casado y que tuvo un hijo, mientras otros afirman
que fue soltero y adoptó un hijo de su hermano. (Sobre esta soltería de Tales nos
9
transmite Diógenes Laercio la siguiente anécdota: "cuéntase también que apretándole
su madre a que se casase, respondió que todavía era temprano; y que pasados
algunos años, urgiendo su madre con mayores instancias, dijo que ya era tarde"). La
misma incertidumbre rodea los demás aspectos de su vida. Se dice que viajó por
Egipto, donde aprendió geometría, y donde midió la altura de las pirámides a partir de
su sombra; en todo caso se le ha tenido siempre por astrónomo y geómetra práctico,
atribuyéndosele algunos descubrimientos matemáticos como el teorema que lleva su
nombre. Quizá la referencia más exacta de su vida sea la predicción del eclipse que
tuvo lugar el año 585 antes de Cristo, lo que le valió gran renombre y fama.
Pensamiento
1.
Respecto a su obra, unos afirman que no escribió nada y otros le consideran autor de
varias obras, entre ellas una "Astrología náutica".
2.
En cuanto a su cosmología. afirmaba, según las referencias que nos han transmitido los
antiguos, que la tierra estaba sobre el agua, flotando como un disco. Se le atribuye la
afirmación "todo es agua", que se ha interpretado en el sentido de que Tales afirmaba
que el agua era el elemento originario de la realidad, el principio de todas las cosas, o
bien en el sentido de que todas las cosas estaban constituidas o formadas por agua.
¿De dónde procede esta idea? Algunos afirman que Tales la tomó de la mitología
oriental; la mayoría, sin embargo, tienden a atribuirle un origen experimental, bien
derivado de la experiencia de lo húmedo y de la importancia de la humedad en el
desarrollo de la vida, o bien de la observación de la evaporación del agua, que hace
que este elemento se transforme en otro. En todo caso fue el primero que planteó la
cuestión de la naturaleza última del mundo, concibiendo las cosas como formas
cambiantes de un primer y único elemento: el agua.
3.
Lo importante de lo que nos ha llegado de su pensamiento es, pues, que concibió la
noción de la unidad en la diversidad, intentando explicar a partir de ella las diferencias
que se perciben en la multiplicidad de lo real, y que dicho principio o "arjé" era de
carácter material.
4.
Sea como fuere, Tales es considerado el primer filósofo por cuanto, frente a las
explicaciones de la realidad de carácter mítico y religioso, nos ofrece por primera vez
una explicación basada en la razón, es decir, en la que no se apela a entidades
sobrenaturales para explicar lo real ni se admite lo contradictorio, rechazándose,
además, la heterogeneidad entre la causa y el efecto: si la realidad es física, su causa
ha de ser también física (el agua, por ejemplo).
10
La Escuela de Mileto
2.
La continuidad de la reflexión filosófica de Tales, a través de Anaximandro y
Anaxímedes, dió lugar a que se les agrupara en la llamada "Escuela de Mileto", cuyas
principales características podríamos resumir como sigue:
2. 1
Los milesios, también llamados "físicos", se preocupan por determinar el principio
último, la naturaleza última de la realidad, planteándose por lo tanto el problema de la
unidad en la diversidad.
2. 2
Esa primera causa de lo real tiene que ser eterna y de carácter material: no hay en ellos
idea de "creación", de comienzo absoluto.
2. 3
Su explicación es de carácter racional: se reclama la homogeneidad entre la causa y el
efecto y se rechaza el recurso a lo mágico y a lo contradictorio.
2. 4
Hay algún tipo de ley que regula el funcionamiento del universo y es posible encontrarla
mediante la razón; la idea de ley remite, en este caso, a un principio de unidad de lo
real.
2. 5
Por último, no hay una distinción clara entre ciencia y filosofía, entendidos los términos
en sentido actual.
11
Los sofistas
Protágoras de Abdera (- 481 a - 401)
Los Sofistas
1.
Hemos visto que los filósofos anteriores se habían ocupado preferentemente del
estudio de la naturaleza, es decir de la investigación acerca del principio último de la
realidad, del "arjé". Los sofistas, aunque contemporáneos prácticamente de los
pluralistas, desplazarán su centro de interés hacia el estudio del hombre y de la
sociedad, y de todo lo relacionado con ellos.
2.
Se ha intentado explicar este cambio de orientación en la investigación filosófica por el
cansancio al que había conducido la investigación de los filósofos anteriores: la
multiplicidad de explicaciones acerca del principio de la realidad habría generado un
cierto escepticismo respecto a la posibilidad de obtener un conocimiento
verdaderamente objetivo y seguro de la naturaleza última del universo. Pero quizá
influya más en este cambio de orientación el hecho de que la sofística se desarrolle
fundamentalmente en Atenas, aunque no precisamente a través de filósofos
atenienses, sino de extranjeros afincados en Atenas o que residen temporalmente allí, y
que encuentran una predisposición por parte de la sociedad ateniense hacia la
recepción de sus conocimientos. Los cambios sociales que tienen lugar en Atenas a lo
largo del siglo V y que la llevarán a ejercer la hegemonía cultural y política en el mundo
griego, bastarían para explicar el desarrollo de la sofística, así como el papel de los
sofistas como personajes "ilustrados", poseedores de un saber útil que transmitirán a
los atenienses.
12
3.
Los sofistas no formaron una escuela, aunque sus enseñanzas poseían características
comunes entre las que podemos destacar:
3.1)
El interés por el hombre y la sociedad, en relación con la creciente reflexión sobre el
fenómeno de la civilización y la cultura;
3.2)
El mantenimiento de una posición relativista, tanto respecto a la posibilidad del
conocimiento como respecto a las formas de organización social y política del hombre;
3.3)
La consecuente distinción entre las leyes sociales (nómos) que se consideran un mero
producto humano y las leyes de la naturaleza (physis), dando lugar al estudio y
teorización de la oposición entre convención y naturaleza;
3.4)
El interés por la retórica y la erística, en una sociedad democrática en la que el dominio
de la palabra y del discurso significaba el éxito y la consideración de sus miembros; ello
les convertiría en los educadores de la sociedad ateniense y en los primeros
pedagogos, especialistas en el arte de enseñar, estudiosos y conocedores de sus
dificultades y recursos;
3.5)
Por último, lejos de un interés especulativo, lo que guiaba la investigación de los
sofistas era la finalidad práctica, es decir: enseñar el arte de vivir y de gobernar.
4.
La mala reputación que posteriormente adquirieron los sofistas es debida en gran parte
a la interpretación que hace Platón de ellos, en varias de sus obras. Originariamente el
término "sophistés" era sinónimo de sabio y como tal fue utilizado por Heródoto para
referirse a Solón y a Pitágoras, o tradicionalmente para referirse a los sabios en Grecia.
Por lo demás, las acusaciones de Platón de que cobraban por enseñar, o de que eran
relativistas y que sus teorías conducían al escepticismo, y que tanto influyeron
históricamente en la consideración negativa de los sofistas, no pueden dejar de resultar
ridículas en nuestros días.
Entre los sofistas más destacados podemos citar a Protágoras de Abdera, Pródico de
Ceos, Hipias de Elis y Gorgias de Leontini.
13
Protágoras de Abdera
Biografía
Según la mayoría de los autores Protágoras nació en Abdera el año 481, aunque
Burnet y Taylor retrasan su nacimiento hasta el año 500 a. c.; hacia mediados de siglo
se instaló en Atenas, entablando amistad con Pericles, ciudad en la que alcanzó un
elevado protagonismo. Acusado de impiedad, probablemente de ateísmo y/o blasfemia,
por haber afirmado en su libro "Sobre los dioses" que no es posible saber si los dioses
existen ni cuál es su forma o naturaleza, se vio obligado a abandonar Atenas
refugiándose al parecer en Sicilia.
Pensamiento
1.
Protágoras defendía el relativismo y el convencionalismo de las normas, costumbres y
creencias del hombre. Es su tesis más conocida y que queda reflejada en la frase "El
hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son y de las que
no son en cuanto que no son", uno de los fragmentos que conservamos de su obra.
Respecto al relativismo de Protágoras cabe interpretarlo de dos modos:
1.a)
Si concebimos que el hombre al que se refiere Protágoras es el hombre particular y
concreto, el individuo, Protágoras estaría afirmando un relativismo radical, de modo que
cada hombre tendría "su verdad". Platón en el Teeteto así lo interpreta: lo que a mí me
parece frío es frío, aunque no le parezca así a otro.
1.b)
Pero podemos interpretar que Protágoras entiende "hombre" como "ser humano", y
tendríamos que hablar entonces de un relativismo social, en el sentido de que
aceptamos como verdadero lo que en nuestra sociedad es aceptado como verdadero.
2.
También se ha discutido si Protágoras aceptaba el relativismo ético o moral. Si
Protágoras afirma que el hombre es la medida de todas las cosas parece que el
relativismo se hacía extensivo a los valores éticos, (aunque Platón en su diálogo
14
"Protágoras" mantenga que el relativismo no se extendía a los valores éticos). De tal
modo, lo bueno será lo bueno "para mí", si adoptamos la perspectiva del relativismo
individual, o lo bueno "para la sociedad", si adoptamos la perspectiva del relativismo
social o cultural.
3.
En relación con la tesis del relativismo se desarrollará la contraposición "nómos /
physis", entre las leyes sociales y la naturaleza. Las leyes sociales son el resultado del
pacto o de la convención entre los individuos, es decir no tienen carácter natural; el
determinante de la ley social no es ni el individuo, ni la naturaleza, sino el conjunto de
los hombres que viven en esa sociedad. De ese modo se explica el carácter modificable
de la ley, y las diferencias entre las leyes imperantes en distintos pueblos y culturas, o
dentro de la misma cultura entre distintas ciudades. Dado que no existe una ley que por
naturaleza obligue a los hombres a organizarse de esta u otra manera, las leyes de la
sociedad quedan sometidas al acuerdo o a la convención de todos los hombres; en este
sentido será el criterio de la utilidad el que determine qué leyes se adoptarán y, una vez
adoptadas, serán de obligado cumplimiento.
La filosofía antigua
Si hubiera que buscar un rasgo distintivo de la filosofia antigua tendríamos que
señalar, probablemente, la preeminencia del objeto. En el punto de partida de la
reflexión filosófica se encuentra, desde Tales de Mileto, la aceptación de que
existe algún tipo de realidad "objetiva" a la cual ha de ceñirse el conocimiento.
Dicha realidad puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre en la
Escuela de Mileto y, en general, entre todos los filósofos presocráticos,
(incluyendo el "número" de los pitagóricos, quienes al parecer lo concebían
como una entidad material); o puede consistir en un elemento inmaterial, como
las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la búsqueda del "arjé", de la primera
causa objetiva de la realidad, determinará las subsiguientes interpretaciones de
lo real. Todos los demás problemas filosóficos estarán, de alguna manera,
subordinados a este. El cambio de orientación en la investigación filosófica que
impondrán los sofistas, dirigiendo sus investigaciones hacia al lenguaje, el ser
humano y la sociedad, no altera la predisposición a aceptar "ingenuamente",
como se ha señalado en numerosas ocasiones, la existencia de una realidad
objetiva, independiente del ser humano que la piensa, y a la que ha de ceñirse
todo lo existente, incluido el pensamiento mismo.
15
Núcleo 2
Sócrates y Platón
1
INTRODUCCIÓN
Sócrates (c. 470-c. 399 a.C.), filósofo griego, considerado el fundador de la filosofía moral o axiología,
que ha tenido gran peso en la posterior historia de la filosofía occidental por su influencia sobre Platón.
Nacido en Atenas, hijo de Sofronisco, un escultor, y de Fenareta, una comadrona, recibió una
educación tradicional en literatura, música y gimnasia. Más tarde se familiarizó con la retórica y la
dialéctica de los sofistas, las especulaciones de los filósofos jónicos y la cultura general de la Atenas de
Pericles. En un principio continuó el trabajo de su padre, e incluso realizó un conjunto escultórico de
las tres Gracias que permaneció en la entrada de la Acrópolis ateniense hasta el siglo II a.C. Durante la
guerra del Peloponeso contra Esparta, sirvió como soldado de infantería con gran valor en las batallas
de Potidea (432-430 a.C.), Delio (424 a.C.) y Anfípolis (422 a.C.).
Creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y, en virtud de esta convicción, pasó la
mayor parte de su vida en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones
con todo aquel que quisiera escucharle, y a quienes solía responder mediante preguntas. Creó así un
método denominado mayéutica (o arte de “alumbrar” los espíritus) por el que lograba que sus
interlocutores descubrieran la verdad a partir de ellos mismos. Según los testimonios de su época, era
poco agraciado y de escasa estatura, lo que no le impedía actuar con gran audacia y dominio de sí
mismo. Apreciaba mucho la vida y alcanzó una gran popularidad en la sociedad ateniense por su viva
inteligencia y un sentido del humor agudo pero desprovisto de sátira o cinismo. Casado con Jantipa,
una mujer de reconocido mal genio, tuvo tres hijos.
2
ACTITUD HACIA LA POLÍTICA
Sócrates fue obediente con respecto a las leyes de Atenas, pero en general evitaba la política,
refrenado por lo que él llamaba una advertencia divina. Creía que había recibido una llamada para
ejercer la filosofía y que podría servir mejor a su país dedicándose a la enseñanza y persuadiendo a los
atenienses para que hicieran examen de conciencia y se ocuparan de su alma. No escribió ningún libro
ni tampoco fundó una escuela regular de filosofía. Todo lo que se sabe con certeza sobre su
16
personalidad y su forma de pensar se extrae de los trabajos de dos de sus discípulos más notables:
Platón, que atribuyó sus propias ideas a su maestro, y el historiador Jenofonte, quien quizá no
consiguió comprender muchas de las doctrinas socráticas. Platón describió a Sócrates escondiéndose
detrás de una irónica profesión de ignorancia, conocida como ironía socrática, y como poseedor de una
agudeza mental y un ingenio que le permitían entrar en las discusiones con gran facilidad.
3
ENSEÑANZAS
La contribución de Sócrates a la filosofía ha sido de un marcado tono ético. La base de sus enseñanzas
fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor y virtud y el
conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna
persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de
manera justa. Su lógica hizo hincapié en la discusión racional y en la búsqueda de definiciones
generales, como queda reflejado en los escritos de su joven discípulo, Platón, y en los del alumno de
éste, Aristóteles. A través de las obras de ambos, las teorías socráticas incidieron de forma
determinante en el curso del pensamiento especulativo occidental posterior.
Otro pensador y amigo de Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía.
También fue maestro de Aristipo, que fundó la filosofía cirenaica de la experiencia y el placer, de la que
surgió la filosofía más elevada de Epicuro. Tanto para los estoicos como el filósofo griego Epicteto,
como para el filósofo romano Séneca el Viejo y el emperador romano Marco Aurelio, Sócrates
representó la personificación y la guía para alcanzar una vida superior.
4
EL JUICIO
Aunque fue un patriota y un hombre de profundas convicciones religiosas, Sócrates sufrió sin embargo
la desconfianza de muchos de sus contemporáneos, a los que les disgustaba su actitud hacia el Estado
ateniense y la religión establecida. En el 399 a.C. fue acusado de despreciar a los dioses del Estado y
de introducir nuevas deidades, una referencia al daemonion, o voz interior mística a la que Sócrates
aludía a menudo. También fue acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los
principios de la democracia y se le confundió con los sofistas, tal vez a consecuencia de la caricatura
que de él realizó el poeta Aristófanes en la comedia Las nubes, representándole como el dueño de una
“tienda de ideas” en la que se enseñaba a los jóvenes a hacer que la peor razón apareciera como la
razón mejor.
En su Apología de Sócrates, Platón recogió lo esencial de la defensa que Sócrates hizo de sí mismo en
su propio juicio, y que se basó en una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a
muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría. Cuando, de acuerdo con la práctica legal
de Atenas, Sócrates hizo una réplica irónica a la sentencia de muerte que le había sido impuesta
(proponiendo pagar tan sólo una pequeña multa dado el escaso valor que tenía para el Estado un
hombre dotado de una misión filosófica), enfadó tanto a los miembros del tribunal que éste decidió
repetir la votación, en la que la pena de muerte obtuvo esa vez una abultada mayoría.
17
Sus amigos planearon un plan de fuga, pero Sócrates prefirió acatar la ley y murió por ello. Pasó sus
últimos días de vida con sus amigos y seguidores, como queda recogido en la obra Fedón de Platón, y
durante la noche cumplió su sentencia, bebiendo una copa de cicuta según el procedimiento habitual
de ejecución.
Platón
1
INTRODUCCIÓN
Platón (c. 428-c. 347 a.C.), filósofo griego, uno de los pensadores más originales e influyentes en toda
la historia de la filosofía occidental.
2
VIDA
Originalmente llamado Aristocles, Platón (apodo que recibió por el significado de este término en
griego, ‘el de anchas espaldas’) nació en el seno de una familia aristocrática en Atenas. Su padre,
Aristón, era, al parecer, descendiente de los primeros reyes de Atenas, mientras que su madre,
Perictione, descendía de Dropides, perteneciente a la familia del legislador del siglo VI a.C. Solón. Su
padre falleció cuando él era aún un niño y su madre se volvió a casar con Pirilampes, colaborador del
estadista Pericles. De joven, Platón tuvo ambiciones políticas pero se desilusionó con los gobernantes
de Atenas. Más tarde fue discípulo de Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de debate: la
obtención de la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas. Aunque se trata de un
episodio muy discutido, que algunos estudiosos consideran una metáfora literaria sobre el poder,
Platón fue testigo de la muerte de Sócrates durante el régimen democrático ateniense en el año
399 a.C. Temiendo tal vez por su vida, abandonó Atenas algún tiempo y viajó a Megara y Siracusa.
En el 387 a.C. Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera
universidad europea. Ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias como Astronomía,
Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía. Aristóteles fue su alumno más destacado.
Con la intención de conjugar la filosofía y la posibilidad de aplicar reformas políticas viajó a Sicilia en el
año 367 a.C., para convertirse en tutor del nuevo tirano de Siracusa, Dionisio II el Joven. El
experimento fracasó. Platón todavía realizó un tercer viaje a Siracusa en el 361 a.C., pero una vez más
su participación en los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito. Pasó los últimos años de su vida
18
impartiendo conferencias en la Academia y escribiendo. Falleció en Atenas a una edad próxima a los 80
años, posiblemente en el año 348 o 347 a.C.
3
OBRA
Los escritos de Platón adoptaban la forma de diálogos, a través de las cuales se exponían, se discutían
y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participaban
dos o más interlocutores. El primer grupo de escritos de Platón incluye 35 diálogos y 13 cartas. Se ha
cuestionado la autenticidad de algunos diálogos y de la mayoría de las cartas.
3.1
Primeros diálogos
Los diálogos platónicos pueden ser divididos en cuatro etapas de composición. La primera representa
el intento de Platón de comunicar la filosofía y el estilo dialéctico de Sócrates. Algunos de esos diálogos
tienen el mismo argumento. Sócrates se encuentra con alguien que dice saber mucho, él manifiesta
ser ignorante y pide ayuda al que afirma saber. Sin embargo, conforme Sócrates empieza a hacer
preguntas, se hace patente que quien se dice sabio realmente no sabe lo que afirma saber y que
Sócrates aparece como el más sabio de los dos personajes porque, por lo menos, él sabe que no sabe
nada. Ese conocimiento, por supuesto, es el principio de la sabiduría. Dentro de este grupo de diálogos
se encuentran Eutifrón (una consideración sobre la naturaleza de la piedad y la religión), Laques (una
búsqueda del significado del valor), Cármides (un intento por definir la templanza), la Apología de
Sócrates (donde narra la defensa que de sí mismo ejerció Sócrates en el juicio que le condujo a la
muerte) y Protágoras (una defensa de la tesis de que la virtud es conocimiento y que es posible
aprenderla).
3.2
Diálogos de transición, madurez y vejez
Los diálogos de los periodos intermedio y último de la vida de Platón reflejan su propia evolución
filosófica. Las ideas de esas obras se atribuyen al propio Platón, aunque Sócrates sigue siendo el
personaje principal en muchas de ellas. Los escritos del periodo de transición abarcan, entre otros
diálogos, Gorgias (una reflexión sobre distintas cuestiones éticas), Menón (una discusión sobre la
naturaleza del conocimiento), Lisis (una discusión sobre la amistad) y el libro I de La República (una
discusión sobre la justicia).
Entre sus diálogos de madurez cabe citar El Banquete (destacada realización dramática de Platón que
contiene varios discursos sobre la belleza y el amor), Crátilo (sobre el lenguaje), Fedón (escena de la
muerte de Sócrates, en la que discute sobre la teoría de las ideas, la naturaleza del alma y la cuestión
de la inmortalidad), Fedro (sobre la belleza y el amor) y los libros II al X de La República (que
constituyen una detallada discusión sobre la naturaleza de la justicia).
Entre los trabajos del periodo de vejez se encuentran Teeteto (una negación de que el conocimiento
tiene que ser identificado con el sentido de percepción), Parménides (una evaluación crítica de la teoría
19
de las ideas), El Sofista (una reflexión posterior sobre las ideas o las formas), Filebo (discusión sobre
la relación entre el placer y el bien), Timeo (ideas de Platón sobre las ciencias naturales y la
cosmología) y Las Leyes (un análisis más práctico de las cuestiones políticas y sociales).
4
TEORÍA DE LAS IDEAS
El centro de la filosofía de Platón lo constituye su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su
idea del conocimiento, su teoría ética, su psicología, su concepto del Estado y su concepción del arte
deben ser entendidos a partir de dicha perspectiva.
4.1
Teoría del conocimiento
La teoría de las ideas de Platón y su teoría del conocimiento están tan interrelacionadas que deben ser
tratadas de forma conjunta. Influido por Sócrates, Platón estaba persuadido de que el conocimiento se
puede alcanzar. También estaba convencido de dos características esenciales del conocimiento.
Primera, el conocimiento debe ser certero e infalible. Segunda, el conocimiento debe tener como
objeto lo que es en verdad real, en contraste con lo que lo es sólo en apariencia. Ya que para Platón lo
que es real tiene que ser fijo, permanente e inmutable, identificó lo real con la esfera ideal de la
existencia en oposición al mundo físico del devenir. Una consecuencia de este planteamiento fue su
rechazo del empirismo, la afirmación de que todo conocimiento se deriva de la experiencia. Pensaba
que las proposiciones derivadas de la experiencia tienen, a lo sumo, un grado de probabilidad. No son
ciertas. Más aun, los objetos de la experiencia son fenómenos cambiantes del mundo físico, por lo
tanto los objetos de la experiencia no son objetos propios del conocimiento.
La teoría del conocimiento de Platón quedó expuesta principalmente en La República, en concreto en
su discusión sobre la imagen de la línea divisible y el mito de la caverna. En la primera, Platón
distingue entre dos niveles de saber: opinión y conocimiento. Las declaraciones o afirmaciones sobre el
mundo físico o visible, incluyendo las observaciones y proposiciones de la ciencia, son sólo opinión.
Algunas de estas opiniones están bien fundamentadas y otras no, pero ninguna de ellas debe ser
entendida como conocimiento verdadero. El punto más alto del saber es el conocimiento, porque
concierne a la razón en vez de a la experiencia. La razón, utilizada de la forma debida, conduce a ideas
que son ciertas y los objetos de esas ideas racionales son los universales verdaderos, las formas
eternas o sustancias que constituyen el mundo real.
El mito de la caverna describe a personas encadenadas en la parte más profunda de una caverna.
Atados de cara a la pared, su visión está limitada y por lo tanto no pueden distinguir a nadie. Lo único
que se ve es la pared de la caverna sobre la que se reflejan modelos o estatuas de animales y objetos
que pasan delante de una gran hoguera resplandeciente. Uno de los individuos huye y sale a la luz del
día. Con la ayuda del Sol, esta persona ve por primera vez el mundo real y regresa a la caverna
diciendo que las únicas cosas que han visto hasta ese momento son sombras y apariencias y que el
mundo real les espera en el exterior si quieren liberarse de sus ataduras. El mundo de sombras de la
caverna simboliza para Platón el mundo físico de las apariencias. La escapada al mundo soleado que se
20
encuentra en el exterior de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el universo de la
existencia plena y perfecta, que es el objeto propio del conocimiento.
4.2
Naturaleza de las ideas
La teoría de las ideas se puede entender mejor en términos de entidades matemáticas. Un círculo, por
ejemplo, se define como una figura plana compuesta por una serie de puntos, todos equidistantes de
un mismo lugar. Sin embargo, nadie ha visto en realidad esa figura.
Lo que la gente ha visto son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del
círculo ideal. De hecho, cuando los matemáticos definen un círculo, los puntos mencionados no son
espaciales, sino lógicos. No ocupan espacio. No obstante, aunque la forma de un círculo no se ha visto
nunca —y no se podrá ver jamás— los matemáticos y otros sí saben lo que es. Para Platón, por lo
tanto, la forma de círculo existe, pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo. Existe como un
objeto inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón. Las ideas
tienen mayor entidad que los objetos en el mundo físico tanto por su perfección y estabilidad como por
el hecho de ser modelos, semejanzas que dan a los objetos físicos comunes lo que tienen de realidad.
Las formas circular, cuadrada y triangular son excelentes ejemplos de lo que Platón entiende por idea.
Un objeto que existe en el mundo físico puede ser llamado círculo, cuadrado o triángulo porque se
parece (“participa de” en palabras de Platón) a la idea de círculo, cuadrado o triángulo.
Platón hizo extensiva su teoría más allá del campo de las matemáticas. En realidad, estaba más
interesado en su aplicación en la esfera de la ética social. La teoría era su forma de explicar cómo el
mismo término universal puede referirse a muchas cosas o acontecimientos particulares. La palabra
justicia, por ejemplo, puede aplicarse a centenares de acciones concretas porque esos actos tienen
algo en común, se parecen a, participan de, la idea de justicia. Una persona es humana porque se
parece a, o participa de, la idea de humanidad. Si humanidad se define en términos de ser un animal
racional, entonces una persona es humana porque es racional. Un acto particular puede considerarse
valeroso o cobarde porque participa de esa idea. Un objeto es bonito porque participa de la idea, o
forma, de belleza. Por lo tanto, cada cosa en el mundo del espacio y el tiempo es lo que es en virtud
de su parecido con su idea universal. La habilidad para definir el término universal es la prueba de que
se ha conseguido dominar la idea a la que ese universal hace referencia.
Platón concibió las ideas de manera jerárquica: la idea suprema es la de Dios que, como el Sol en el
mito de la caverna, ilumina todas las demás ideas. La idea de Dios representa el paso de Platón en la
dirección de un principio último de explicación. En el fondo, la teoría de las ideas está destinada a
explicar el camino por el que uno alcanza el conocimiento y también cómo las cosas han llegado a ser
lo que son. En lenguaje filosófico, la teoría de las ideas de Platón es tanto una tesis epistemológica
(teoría del conocimiento) como una tesis ontológica (teoría del ser).
5
TEORÍA POLÍTICA
21
La República, la mayor obra política de Platón, trata de la cuestión de la justicia y por lo tanto de las
preguntas ¿qué es un Estado justo? y ¿quién es un individuo justo?
El Estado ideal, según Platón, se compone de tres clases. La estructura económica del Estado reposa
en la clase de los comerciantes. La seguridad, en los militares, y el liderazgo político es asumido por
los reyes-filósofos. La clase de una persona viene determinada por un proceso educativo que empieza
en el nacimiento y continúa hasta que esa persona ha alcanzado el máximo grado de educación
compatible con sus intereses y habilidades. Los que completan todo el proceso educacional se
convierten en reyes-filósofos. Son aquellos cuyas mentes se han desarrollado tanto que son capaces
de entender las ideas y, por lo tanto, toman las decisiones más sabias. En realidad, el sistema
educacional ideal de Platón está, ante todo, estructurado para producir reyes-filósofos.
Asoció las virtudes tradicionales griegas con la estructura de clase del Estado ideal. La templanza es la
única virtud de la clase artesana, el valor es la virtud de la clase militar y la sabiduría caracteriza a los
gobernantes. La justicia, la cuarta virtud, caracteriza a la sociedad en su conjunto. El Estado justo es
aquel en el que cada clase debe llevar a cabo su propia función sin entrar en las actividades de las
demás clases.
Platón aplicó al análisis del alma humana un esquema semejante: la racional, la voluntad y los
apetitos. Una persona justa es aquella cuyo elemento racional, ayudado por la voluntad, controla los
apetitos. Existe una evidente analogía con la estructura del Estado anterior, en la que los reyesfilósofos, ayudados por los soldados, gobiernan al resto de la sociedad.
6
ÉTICA
La teoría ética de Platón descansa en la suposición de que la virtud es conocimiento y que éste puede
ser aprendido. Dicha doctrina debe entenderse en el conjunto de su teoría de las ideas. Como ya se ha
dicho, la idea última para Platón es la idea de Dios, y el conocimiento de esa idea es la guía en el
trance de adoptar una decisión moral. Mantenía que conocer a Dios es hacer el bien. La consecuencia
de esto es que aquel que se comporta de forma inmoral lo hace desde la ignorancia. Esta conclusión se
deriva de su certidumbre de que una persona virtuosa es realmente feliz y como los individuos siempre
desean su propia felicidad, siempre ansían hacer aquello que es moral.
7
ARTE
Platón tenía una idea antagónica del arte y del artista aunque aprobara algunos tipos de arte religioso
y moralista. Su enfoque tiene que ver una vez más con su teoría de las ideas. Una flor bonita, por
ejemplo, es una copia o imitación de las ideas universales de flor y belleza. La flor física es una
reproducción de la realidad, es decir, de las ideas. Un cuadro de la flor es, por lo tanto, una
reproducción secundaria de la realidad. Esto también significa que el artista es una reproducción de
segundo orden del conocimiento y, en realidad, la crítica frecuente de Platón hacia los artistas era que
carecían de un conocimiento verdadero de lo que estaban haciendo. La creación artística, observó,
parecía tener sus raíces en una inspirada locura.
22
8
INFLUENCIA
La influencia de Platón a través de la historia de la filosofía ha sido inmensa. Su Academia existió hasta
el año 529, en que fue cerrada por orden del emperador bizantino Justiniano I, que se oponía a la
difusión de sus enseñanzas paganas. El impacto de Platón en el pensamiento judío es obvio en la obra
del filósofo alejandrino del siglo I Filón de Alejandría. El neoplatonismo, fundado en el siglo III por el
filósofo Plotino, supuso un importante desarrollo posterior de las ideas de Platón. Los teólogos
Clemente de Alejandría, Orígenes y san Agustín de Hipona fueron los primeros exponentes cristianos
de una perspectiva platónica. Las ideas platónicas tuvieron un papel crucial en el desarrollo del
cristianismo y también en el pensamiento islámico medieval.
Durante el renacimiento, el primer centro de influencia platónica fue la Academia Florentina, fundada
en el siglo XV cerca de Florencia. Bajo la dirección de Marsilio Ficino, sus miembros estudiaron a Platón
en griego antiguo. En Inglaterra, el platonismo fue recuperado en el siglo XVII por Ralph Cudworth y
otros que se dieron a conocer como la Escuela de Cambridge. La influencia de Platón ha llegado hasta
el siglo XX de la mano de pensadores como Alfred North Whitehead, que una vez le rindió tributo al
describir la filosofía como una simple “serie de anotaciones de Platón”.
23
Núcleo 3
Aristóteles
1
INTRODUCCIÓN
Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, como
uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega y posiblemente el más influyente
en el conjunto de toda la filosofía occidental.
2
VIDA
Nació en Estagira (actual ciudad griega de Stavro, entonces perteneciente a Macedonia), razón por la
cual también fue conocido posteriormente por el apelativo de El Estagirita. Hijo de un médico de la
corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de edad para estudiar en la Academia de Platón.
Permaneció en esta ciudad durante aproximadamente 20 años, primero como estudiante y, más tarde,
como maestro. Tras morir Platón (c. 347 a.C.), Aristóteles se trasladó a Assos, ciudad de Asia Menor
en la que gobernaba su amigo Hermias de Atarnea. Allí contrajo matrimonio con una pariente de éste
(posiblemente su sobrina o su hija), llamada Pitias, y actuó como su consejero. Tras ser capturado y
ejecutado Hermias por los persas (345 a.C.), Aristóteles se trasladó a Pela, antigua capital de
Macedonia, donde se convirtió en tutor de Alejandro (más tarde Alejandro III el Magno), hijo menor
del rey Filipo II. En el año 336 a.C., al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su
propia escuela: el Liceo. Debido a que gran parte de las discusiones y debates se desarrollaban
mientras maestros y estudiantes caminaban por su paseo cubierto, sus alumnos recibieron el nombre
de peripatéticos. La muerte de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento contra los
macedonios, por lo que Aristóteles se retiró a una propiedad familiar situada en Calcis, en la isla de
Eubea, donde falleció un año más tarde.
3
OBRAS
Al igual que Platón en sus primeros años en la Academia, Aristóteles utilizó muy a menudo la forma
dialogada de razonamiento, aunque, al carecer del talento imaginativo de Platón, esta modalidad de
expresión no fue nunca de su pleno agrado. Si se exceptúan escasos fragmentos mencionados en las
obras de algunos escritores posteriores, sus diálogos se han perdido por completo. Aristóteles escribió
además algunas notas técnicas, como es el caso de un diccionario de términos filosóficos y un resumen
de las doctrinas de Pitágoras; de estos apuntes sólo han sobrevivido algunos breves extractos. Lo que
sí ha llegado hasta nuestros días, sin embargo, son las notas de clase que Aristóteles elaboraba para
sus cursos, delimitados con gran esmero y que cubrían casi todos los campos del saber y del arte. Los
24
textos en los que descansa la reputación de Aristóteles se basan en gran parte en estas anotaciones,
que fueron recopiladas y ordenadas por sus editores posteriores.
Entre sus textos existen tratados de lógica, llamados en conjunto Organon (‘instrumento’), ya que
proporcionan los medios con los que se ha de alcanzar el conocimiento positivo. Entre las obras que
tratan de las ciencias naturales está la Física, que recoge amplia información sobre astronomía,
meteorología, botánica y zoología. Sus escritos sobre la naturaleza, el alcance y las propiedades del
ser, que Aristóteles llamó “filosofía primera”, recibieron el nombre de Metafísica en la primera edición
de sus obras (c. 60 a.C.), debido a que en dicha edición aparecían tras la Física. A su hijo Nicómaco
dedicó su obra sobre la ética, llamada Ética a Nicómaco. Otros escritos aristotélicos fundamentales son
Retórica, Poética (que se conserva incompleta) y Política (también incompleta).
4
MÉTODOS
Frente a la importancia que Platón concedió a las matemáticas, la filosofía de Aristóteles hizo hincapié
en la biología, quizá debido a la influencia que sobre él ejerció la profesión de su padre. Para
Aristóteles, el mundo estaba compuesto por individuos (sustancias) que se presentaban en tipos
naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con un patrón innato específico de desarrollo y tiende
en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su clase. El crecimiento, la
finalidad y la dirección son, pues, aspectos innatos a la naturaleza, y aunque la ciencia estudia los
tipos generales, éstos, según Aristóteles, encuentran su existencia en individuos específicos. La ciencia
y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza,
sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo
(deducción racional).
Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad.
Los primeros pensadores griegos habían tendido a asumir que sólo un único tipo de causa podía ser
explicatoria; Aristóteles propuso cuatro. (El término que usa Aristóteles, aition, ‘factor responsable y
explicatorio’, no es sinónimo de causa en el sentido moderno que posee esta palabra.)
Estas cuatro causas son: la causa material (materia de la que está compuesta una cosa), la causa
eficiente o motriz (fuente de movimiento, generación o cambio), la causa formal (la especie, el tipo o
la clase) y la causa final (objetivo o pleno desarrollo de un individuo, o la función planeada de una
construcción o de un invento). Así pues, un león joven está compuesto de tejidos y órganos, lo que
constituiría la causa material; la causa motriz o eficiente serían sus padres, que lo crearon; la causa
formal es su especie (león); la causa final es su impulso innato por convertirse en un ejemplar maduro
de su especie. En contextos diferentes, las mismas cuatro causas se aplican de forma análoga. Así, la
causa material de una estatua es el mármol en que se ha esculpido; la causa eficiente, el escultor; la
causa formal, la forma que el escultor ha dado a la estatua (Hermes o Afrodita, por ejemplo); y la
causa final, su función (ser una obra de arte).
En todos los contextos, Aristóteles insiste en que algo puede entenderse mejor cuando se expresan sus
causas en términos específicos y no en términos generales. Por este motivo, se obtiene más
25
información si se conoce que un escultor realizó la estatua que si apenas se sabe que la esculpió un
artista, y se obtendrá todavía más información si se sabe que fue Policleto el que la cinceló, que si tan
sólo se conoce que fue un escultor no especificado.
Aristóteles creía que su noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. Sus
notas de clases son una impresionante prueba de la fuerza de dicho esquema.
5
DOCTRINAS
En la siguiente exposición se pueden apreciar algunos de los principales aspectos de las doctrinas o
teorías del pensamiento aristotélico.
5.1
Física o filosofía natural
En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Universo esférico y finito que tendría a la Tierra
como centro. La parte central estaría compuesta por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En
su Física, cada uno de estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o
“gravedad específica”. Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta —la tierra hacia
abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le corresponde, en el que se detendrá una vez
alcanzado, de lo que resulta que el movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por
detenerse. Los cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un complejo
movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar compuestos por un quinto
elemento, que él llamaba aither, elemento superior que no es susceptible de sufrir cualquier cambio
que no sea el de lugar realizado por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el
movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia es, en realidad, válida
para todos los movimientos terrestres observables. Aristóteles sostenía también que los cuerpos más
pesados de una materia específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando
sus formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el físico y
astrónomo italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos arrojados desde la torre inclinada de
Pisa.
5.2
Biología
En zoología, Aristóteles propuso un conjunto fijo de tipos naturales (especies), que se reproducen de
forma fiel a su clase. Pensó que la excepción a esta regla la constituía la aparición, por generación
espontánea (concepto que acuñó), de algunas moscas y gusanos “muy inferiores” a partir de fruta en
descomposición o estiércol. Los ciclos vitales típicos son epiciclos: se repite el mismo patrón, aunque a
través de una sucesión lineal de individuos. Dichos procesos son, por lo tanto, un paso intermedio
entre los círculos inmutables de los cielos y los simples movimientos lineales de los elementos
terrestres. Las especies forman una escala que comprende desde lo simple (con gusanos y moscas en
el plano inferior) hasta lo complejo (con los seres humanos en el plano superior), aunque la evolución
no es posible.
26
5.3
Ética
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible un análisis preciso y completo
de las cuestiones humanas, con lo que las “ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban
ciencias sólo por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas quedan
aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y autorrealización. La naturaleza
humana implica, para todos, una capacidad para formar hábitos, pero los hábitos formados por un
individuo en concreto dependen de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo.
Todos los seres humanos anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y comprometida de sus
capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser alcanzado por muchos caminos.
La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad.
Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es
una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral
siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto
intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el
punto intermedio entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no están
sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la
plena excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y
no por las mujeres, niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores manuales,
a los cuales negaba el derecho al voto).
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál es
la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la industria,
las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política
no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo en
que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales. Así,
aunque aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no
debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La biblioteca del
Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de estados griegos como extranjeros. El
propio Aristóteles escribió la Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo
perdida hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este texto muy
valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia ateniense.
5.4
Lógica
En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento encadenado que, si se
respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si la reflexión partía de premisas verdaderas
(reglas de validez). En el razonamiento los nexos básicos eran los silogismos: proposiciones
emparejadas que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más famoso,
“Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se llega a la conclusión válida
de que “Todos los griegos son mortales”. La ciencia es el resultado de construir sistemas de
27
razonamiento más complejos. En su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la analítica; para
él, la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La analítica, por su parte,
trabaja de forma deductiva a partir de principios que descansan sobre la experiencia y una observación
precisa. Esto supone una ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era
el único método lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como en la filosofía.
5.5
Metafísica
En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al que se describe como
“Primer Motor”, responsable de la unidad y significación de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser
perfecto, es por consiguiente el ejemplo al que aspiran todos los seres del mundo, ya que desean
participar de la perfección. Existen además otros motores, como son los motores inteligentes de los
planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era de “55 o 47”). No obstante, el
“Primer Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a finalidades religiosas, como
han observado numerosos filósofos y teólogos posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le
interesa lo que sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología, sin
embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.
6
INFLUENCIA
Tras la caída del Imperio romano las obras de Aristóteles se perdieron en Occidente. Durante el siglo
IX, los estudiosos musulmanes introdujeron su obra, traducida al árabe, en el ámbito del islam. De
estos pensadores que examinaron y comentaron la obra aristotélica, el más famoso fue Averroes,
filósofo hispanoárabe del siglo XII. En el siglo XIII el Occidente latino renovó su interés por la obra de
Aristóteles y santo Tomás de Aquino halló en ella una base filosófica para orientar el pensamiento
cristiano, aunque su interpretación de Aristóteles fuera cuestionada en un principio por las instancias
eclesiásticas. En las primeras fases de este redescubrimiento, la filosofía de Aristóteles fue tomada con
cierto recelo, en gran parte debido a la creencia de que sus enseñanzas conducían a una visión
materialista del mundo. Sin embargo, la obra de santo Tomás acabaría siendo aceptada, continuando
más tarde la filosofía del escolasticismo la tradición filosófica fundamentada en la adaptación que santo
Tomás hacía del pensamiento aristotélico.
La influencia de la filosofía de Aristóteles ha sido general, contribuyendo incluso a determinar el
lenguaje moderno y el denominado sentido común, y su concepto del “Primer Motor” como causa final
ha tenido un importante papel dentro de la teología. Antes del siglo XX, decir lógica significaba en
exclusiva hacer referencia a la lógica aristotélica. Hasta el renacimiento, e incluso después, tanto
poetas como astrónomos ensalzaron el concepto aristotélico del Universo. El estudio de la zoología
estuvo basado en la obra de Aristóteles hasta que, en el siglo XIX, el científico británico Charles Darwin
cuestionó la doctrina de la inmutabilidad de las especies. En el siglo XX se ha producido una nueva
apreciación del método aristotélico y de su relevancia para la educación, el análisis de las acciones
humanas, la crítica literaria y el análisis político.
28
No sólo la disciplina de la zoología, sino el mundo del saber en general, parece justificar el comentario
realizado por Darwin, quien llegó a afirmar que los héroes intelectuales de su época “eran simples
colegiales al lado del viejo Aristóteles”.
29
Núcleo 4
Filosofía Medieval
La filosofía medieval
A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su
reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofia medieval centrará su interés
en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber,
dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureísmo,
que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos
de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá
provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que
competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía
manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus
continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del
neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o
sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los
misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en
general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval,
entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión
pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del
mundo, del hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo
divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de
entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará
paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino,
que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de
la razón con la que se iniciará la filosofía moderna.
Biografía de Agustín de Hipona (354 - 430)
30
1.
Aurelio Agustín nació el año 354 d.c.en Tagaste, ciudad situada en la antigua provincia romana
de Numidia (conocida en la actualidad como Souk Ahras, en Argelia). Hijo de Patricio, un
pequeño propietario rural, y de Mónica, nació en el seno de la familia con una posición
económica desahogada, aunque no exenta de esporádicas dificultades económicas, lo que le
permitió acceder a una buena educación. Sus primeros estudios los realizará en Tagaste,
continuándolos, el año 365, en la cercana ciudad de Madaura (aunque se verá obligado a
interrumpirlos el año 369 por dificultades económicas); a partir del año 370 estudiará en
Cartago, dedicándose principalmente a la retórica y a la filosofía, destacando de una manera
especial en retórica, y encontrando dificultades en el aprendizaje de la lengua griega, que
nunca llegó a dominar.
2.
Pese a los esfuerzos de su madre, Mónica, que le había educado en el cristianismo desde su
más tierna infancia, Agustín llevará en Cartago una vida disipada, muy alejada de las
pretensiones de aquella, orientada hacia el disfrute de todos los placeres sensibles. En esa
época convivirá con una mujer (cuyo nombre no nos revela en sus Confesiones, pero que pudo
haberse llamado Floria Emilia) con la que mantendrá una relación apasionada y con la que
tendrá un hijo, Adeodato, el año 372. "En aquel mismo tiempo tenía yo una mujer, no que fuese
mía por legítimo matrimonio, sino buscada por el vago ardor juvenil escaso de prudencia; pero
era una sola, y le guardaba también fidelidad: queriendo saber por experiencia propia la
diferencia que hay entre el amor conyugal pactado mutuamente con el fin de la procreación, y el
pacto de amor lascivo, en el cual suele también nacer algún hijo contra la voluntad de los
amantes, aunque después de nacido los obliga a que le tengan amor."
3.
La lectura del Hortensio de Cicerón le causara una honda impresión que le acercará a la
filosofía, adhiriéndose a las teorías de los maniqueos, hacia el año 373. Luego de un año en
Tagaste, donde enseñará retórica, regresa a Cartago, donde abrirá una escuela en la que
continuará sus enseñanzas hasta el año 383 en que, tras el encuentro con Fausto de Milevo, a
la sazón el más destacado representante del maniqueísmo norteafricano, decepcionado,
abandonará el maniqueísmo.
31
4.
Ese mismo año se trasladará a Roma, y luego a Milán, donde enseña retórica. De nuevo la
lectura de Cicerón, ya abandonado el maniqueísmo, le acercará al escepticismo de la Academia
nueva, hasta que escucha los sermones del obispo de Milán, Ambrosio, que le impresionarán
hondamente y le acercarán al cristianismo. En este período descubre también la filosofía
neoplatónica, leyendo las traducciones que había hecho de Plotino al latín Mario Victorino, y le
también las epístolas de San Pablo.
5.
En el año 386 se convierte el cristianismo. Ese mismo año se establecerá en Casiciaco, cerca
de Milán, con su madre, su hijo y algunos amigos, y comienza a escribir sus primeras Epístolas.
El año siguiente se bautiza en Milán y opta por una vida ascética y casta. Tras la muerte de su
madre, se traslada a África el año 388, estableciéndose en Tagaste donde fundará un
monasterio en el que permanecerá hasta el año 391. Dicho año se trasladará a Hipona,
(actualmente Annaba, también en Argelia), ciudad cercana a Tagaste, en la costa, donde será
consagrado sacerdote por el obispo Valerio. Allí fundará otro monasterio, en terrenos cedidos
por el obispo, desarrollando una fecunda actividad filosófica y religiosa, destacando el carácter
polémico contra las diversas herejías (donatistas, pelagianistas...) a las que se enfrentaba el
cristianismo, y que San Agustín consideraba el principal problema con el que habría de
enfrentarse.
6.
El año 396 es nombrado obispo auxiliar de Hipona por Valerio, pasando a ser titular tras la
muerte de éste. En los años 418 y 422, en plena descomposición del imperio tras el saqueo de
Roma por Alarico, participa en el concilio de Cartago y continua su activa producción filosófica y
religiosa que abarcará más de 100 volúmenes, sin contar las Epístolas y Sermones. El año 430,
estando sitiada Hipona por las huestes de los vándalos de Genserico, morirá, poco antes de
que la ciudad fuera completamente arrasada.
Obras
San Agustín ha dejado una obra inmensa de la que citamos a continuación algunos de sus
títulos más significativos. Algunas fueron elaborados en varios años, por lo que se da la
referencia del año en que se inician.
32
386 Contra Academicos, De Beata Vita, De Ordine, De inmortalitate animae.
388-391 De libero arbitrio, De vera religione, De quantitate animae, De Magistro, De Musica, De
moribus Manichaeorum, De Genesi contra Manichaeos.
391-400 De duabus animabus, Disputatio contra Fortunatum, Psalmus contra parte Donatum,
Contra Adimantum Manicheum, De Mandacio, De Continentia, De Doctrina Christiana.
400 Publicación de las "Confesiones". De Trinitate (15 libros, concluida en el 416).
401 De Genesi ad litteram (12 libros).
410 De Urbis excidio (sermón elaborado tras el saqueo de Roma).
413 De civitate Dei (22 libros, terminada en el 426).
415 De natura et gratia contra Pelagium.
417 De Gestis Pelagii.
418 De gratia Christi et pecato originali.
419 De anima et eius origine, De gratia et libero arbitrio, Ad Valentinum, Retractationes.
Cristianismo y aristotelismo en Tomás de Aquino
La obra de Sto. Tomás de Aquino es el resultado de la síntesis de la filosofía aristotélica
con la tradición filosófica y teológica del cristianismo y, en cuanto tal, representa el
momento cumbre de la Escolástica cristiana. Surgida en un entorno polémico, suscitado
por el desarrollo del averroismo latino, se irá, no obstante, imponiendo paulatinamente,
hasta ser aceptada por las altas jerarquías de la Iglesia.
33
Santo Tomás de Aquino (1225 - 1274)
1.
Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el año 1225,
en el seno de una numerosa y noble familia italiana. Su padre, Landolfo, descendiente a su vez
de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su madre,
Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti. Recibió Tomás su primera educación, a partir
de los cinco años, en la abadía de Montecasino, de la que era abad su tío, permaneciendo en el
monasterio hasta 1239, cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de los monjes. Allí
realizó los estudios ordinarios de gramática, latín, música, moral y religión.
2.
A finales de 1239 se dirigió a la universidad de Nápoles para continuar sus estudios,
permaneciendo en dicha ciudad hasta 1244, año en que, sintiéndose atraído por la vida de los
frailes dominicos que había conocido en un convento de Nápoles, ingresó en la orden como
novicio. La decisión no fue del agrado de su familia, que hubiera preferido que Sto. Tomás
sucediera a su tío al frente de la abadía de Montecasino. Enterada de que Sto. Tomás se iba a
dirigir a Bolonia para participar en un capítulo general de la orden, y que posteriormente sería
enviado a París para continuar sus estudios, fue raptado por sus hermanos y retenido por ellos
durante más de un año en el castillo de Roccasecca, con la intención de disuadirlo de su
ingreso definitivo en la orden, cosa que no consiguieron dejándole, finalmente, cumplir su
voluntad. Se dirigió posteriormente a París, probablemente en el verano de 1245.
3.
En París permaneció hasta 1248, como estudiante, ganándose rápidamente la confianza de
San Alberto Magno quien se sintió atraído por las grandes posibilidades intelectuales de su
discípulo. En 1248 se dirigió a Colonia, con San Alberto, quien iba a fundar una casa de
estudios para la orden.
34
4.
En Colonia permaneció con él hasta 1252, regresando a París para continuar sus estudios,
recibiendo su licenciatura (licencia para enseñar en la Facultad de Teología) en 1256, siendo
nombrado Magister ese mismo año, ocupando su cátedra hasta el 1259.
5.
En 1259 se trasladó a Italia, donde permaneció hasta 1268, con el encargo de enseñar teología
en la Corte pontificia . A lo largo de estos años residió en varias ciudades italianas, como
Anagni, Orvieto, Roma y Viterbo, siendo invitado a dar conferencias en las universidades de
Nápoles y Bolonia. En esta época conoce, entre otros personajes ilustres, a Guillermo de
Moerbeke, el famoso traductor de las obras de Aristóteles, quien puso a su disposición varias
de sus traducciones, entre ellas algunas que se encontraba prohibidas en la época (De Anima,
De Sensu et Sensato y De Memoria et Reminiscentia) y que Sto. Tomás comentará, junto con
otras obras de Aristóteles como la Física y la Metafísica.
6.
En 1268 regresa a París, impartiendo su magisterio hasta 1272, en medio de numerosas
polémicas provocadas tanto por los ataques contra y entre las órdenes religiosas, como por las
controversias suscitadas por los averroistas latinos, quienes, encabezados por Siger de
Brabante, habían copado la facultad de Artes (filosofía) modificando sustancialmente las
enseñanzas aristotélicas que San Alberto y el mismo Sto. Tomás habían anteriormente
introducido en dicho facultad.
7.
Luego de una polémica actividad regresa a Nápoles el año 1272, con el encargo de establecer
una casa de estudios (studium generale), donde abandona totalmente su actividad docente y de
autor, encontrándose frecuentemente arrebatado por experiencias místicas que le absorben por
completo. Permanecerá allí hasta 1274, muriendo en el transcurso del viaje iniciado ese año
para dirigirse de Nápoles a Lyon, donde iba a celebrarse un concilio convocado por el papa
Gregorio X.
Santo Tomás escribe su obra entre 1252 y 1272. En esos veinte años desarrolla una ingente
actividad productiva cuya máxima expresión es la "Suma Teológica", pero que está plagada de
35
numerosas y pequeñas obras en forma de comentarios, "cuestiones libres" y "cuestiones
disputadas", fundamentalmente, en el más puro estilo del tratamiento escolástico de los temas
filosóficos y teológicos. A continuación encontrarás un resumen de las principales obras de Sto.
Tomás, ordenadas cronológicamente.
1) Obras escritas o iniciadas durante su estancia en París (1252-1259):




- "De ente et essentia". (Sobre el ente y la esencia) . Escrito en París antes de ser
maestro en Teología, o sea, antes de marzo de 1256. Una pequeña obra
fundamental para conocer la teoría del ser de Sto. Tomás.
- "De principiis naturae". (Sobre los principios de la naturaleza). Consideraciones
sobre la naturaleza basadas en los libros I y II de la Física de Aristóteles.
- "De Veritate". (Cuestión disputada sobre la verdad).
- "Suma Contra Gentiles". (Comenzada en París)
2) Obras escritas durante su estancia en Italia entre los años 1259-1268:





- "De Potentia". Cuestión disputada sobre la potencia. (Comenzada en Roma).
- "De Malo". Cuestiones disputadas sobre el mal. (Roma).
- Comienza la "Suma Teológica".
- "De Spiritualibus Creaturis". (Sobre las criaturas espirituales).
- "Sententia super De Anima". (Comentario al "De Anima" de Aristóteles).
3) Obras escritas en París, entre los años 1269-1272:

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




- "Sententia libri Politicorum". (Comentario a la "Política" de Aristóteles).
- "Sententia super Metaphysicam". (Comentario a la "Metafísica" de Aristóteles).
- "Sententia super Meteora". (Comentario a los "Meteoros" de Aristóteles".
- "Compendium theologiae". (Compendio de teología). (París o Nápoles).
-"De unitate intellectus contra Averroistas". (Sobre la unidad del intelecto contra los
averroístas).
- "Quodlibet" 3, 4, 5, 6 y 12.
- "Sententia super Physicam". (Comentario a la "Física" de Aristóteles).
- "Sententia super Peri hermenias". (Comentario a la obra de Aristóteles "Sobre la
interpretación").
- "Sententia libri Ethicorum". (Comentario a la "Ética Nicomáquea" de Aristóteles).
- "De aeternitate mundi contra murmurantes". (Sobre la eternidad del mundo contra
los murmurantes).
- "Epistola ad comitissam Flandriae (de regimine judaeorum)". (Sobre cómo los
príncipes cristianos deben tratar a los judíos).
- "De sortibus". (Sobre el azar).
- "De substantiis separatis (o De angelis)".( Acerca de las sustancias separadas, o
Acerca de los ángeles).
- Comienza la 3ª Pars de la Suma Teológica.
4) Obras escritas en Nápoles entre los años 1272-1274:

- Santo Tomás escribe la parte restante de la 3ª Pars de la Suma teológica.
36


- "Sententia de caelo et mundo". (Comentario al "De Caelo et Mundo" de
Aristóteles).
- "Sententia super libros De generatione et corruptione". (Comentario al "De
generatione et corruptione" de Aristóteles).
La metafísica tomista. Los elementos aristotélicos
1.
La "Suma Teológica" se considera la obra cumbre de santo Tomás, quien comienza en ella su
discurso planteando el problema teológico de la existencia de Dios, pasando a continuación al
tratamiento de otras cuestiones de carácter teológico y, posteriormente, al estudio del ser
creado. Es una buena prueba del valor de la reflexión teológica en el conjunto del pensamiento
tomista. No obstante, la demostración de la existencia de Dios y otras cuestiones teológicas
están sometidas a determinados presupuestos metafísicos que es necesario conocer y que
constituyen el punto de partida de su filosofía. La mayor parte de la metafísica tomista procede
de Aristóteles, aunque también hay elementos procedentes del platonismo agustiniano y de la
filosofía árabe, como veremos a continuación.
2.
Al igual que para Aristóteles, para Sto. Tomás la metafísica es la ciencia del "ente en cuanto
ente" y, como tal, la ciencia de las primeras causas y principios del ser. Al igual que Aristóteles
aceptará, pues, la teoría de las cuatro causas, la teoría de la sustancia y la teoría del acto y la
potencia. Pero la necesidad de conciliar el aristotelismo con el cristianismo le llevará a introducir
una nueva estructura metafísica, utilizada ya por Avicena: la de la distinción entre esencia y
existencia. Además, recurrirá a las teorías platónicas de la participación, de la causalidad
ejemplar y de los grados del ser.
La teoría de las cuatro causas
En el libro I de la Metafísica, luego de haber identificado el verdadero saber con el conocimiento
de las causas del ser, Aristóteles nos presentaba las cuatro causas de las que ya nos había
hablado en la Física. Santo Tomás de Aquino aceptará y adoptará la formulación aristotélica de
la teoría de las cuatro causas: la causa material, aquello de que está hecha una cosa; la causa
formal, lo que es una cosa; la causa eficiente, el agente que la produce; y la causa final, el para
qué de una cosa.
37
La teoría de la sustancia
Igualmente la sustancia es identificada con la entidad concreta y particular, constituida por un
compuesto indisoluble de materia y forma. En cuanto tal, es el modo privilegiado de ser, el
sujeto en el que infieren los accidentes, las formas de ser que no son sujeto sino que se dan en
un sujeto. Acepta, por lo tanto, la misma ordenación de las categorías accidentales que
Aristóteles: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión. ¿Es
posible la existencia de sustancias que no estén compuestas de materia y forma? Ha de serlo,
si se pretende conciliar la filosofía aristotélica con la revelación, que se refiere, al menos, a dos
de ellas: los ángeles y Dios. Pero será preciso recurrir a otros elementos metafísicos no
aristotélicos, como veremos posteriormente, para poder explicar su posibilidad.
La teoría del acto y la potencia
También con Aristóteles compartirá la distinción entre ser en acto y ser en potencia. Por ser en
acto se refiere, con Aristóteles, a la sustancia tal como en un momento determinado se nos
presenta y la conocemos; por ser en potencia entiende el conjunto de capacidades o
posibilidades de la sustancia para llegar a ser algo distinto de lo que actualmente es. Un niño
tiene la capacidad de ser hombre: es, por lo tanto, un niño en acto, pero un hombre en potencia.
Es decir, no es un hombre, pero puede llegar a serlo. Junto con las dos teorías anteriormente
citadas dispone santo Tomás de todas las estructuras metafísicas necesarias para dar cuenta
de la realidad física, del mundo, pero no de Dios, por lo que se verá forzado a recurrir a una
nueva estructura metafísica de procedencia no aristotélica: la de esencia y existencia.
38
Núcleo 5
Filosofía Moderna
La filosofía moderna
Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su
reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía
moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la
posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del
problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los
acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y
político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que
han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la
filosofia renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la
Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán
nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas
terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera
platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de
la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de
la razón.
Humanismo y Renacimiento
El Renacimiento y la Edad Media
39
1.
La primera dificultad que se plantea al hablar del Renacimiento es la de señalar con precisión
sus límites con respecto a la edad media. Al igual que ocurre con otras clasificaciones históricas
resulta difícil deslindar el final de una época y el comienzo de otra, de tal modo que,
dependiendo de los historiadores y de los lugares y factores que toman en consideración,
podemos considerar que el Renacimiento se desarrolla en los siglos XV y XVI, haciendo
avanzar a retroceder sus orígenes a lo largo del siglo XV en función de las consideraciones que
hayamos tomado en cuenta, y alargando su final hasta bien entrado el siglo XVII, lo que supone
un margen de imprecisión importante.
2.
No menor dificultad representa la cuestión de determinar si el Renacimiento supone una radical
ruptura o una continuidad con respecto a la edad media. El desarrollo de la burguesía, clase
social impulsora de los ideales renacentistas, comienza en la edad media, y va asociada al
desarrollo del individualismo; la penetración de la filosofía griega en occidente se había
realizado ya a través de las escuelas de traductores (Toledo, Vich, Nápoles, Palermo...) a lo
largo de la edad media, especialmente durante el siglo XIII, lo que supone un despertar
"medieval" del retorno a los clásicos, que será otra de las características clave del
Renacimiento. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la ciencia, mediante la actividad de los
medievales Ockham, Oresme y Buridano, a lo que podemos añadir otros acontecimientos
importantes que dejarán sentir su influencia con posterioridad, como el descubrimiento de
América o de la imprenta.
3.
Pero si es cierto que podemos encontrar algunos elementos de continuidad entre la edad media
y el Renacimiento, como los señalados anteriormente, eso no basta para reducir el
Renacimiento a una mera continuidad de la edad media. Por supuesto que todas las épocas
históricas se generan a partir de otras anteriores en las que podemos encontrar en germen
algunos de sus caracteres principales; pero ni el grado de desarrollo de dichos elementos, ni su
significación, es reducible al que tenían en la época anterior. Y eso ocurre también con el
Renacimiento. Los europeos del siglo XVI tenían una clara conciencia de ruptura con respecto a
la edad media, conciencia mantenida por la sucesión de una serie de transformaciones
sociales, políticas, religiosas, económicas, culturales, que nacían con una clara voluntad de
oposición a lo "medieval". Entre ellas podemos destacar la desintegración de la iglesia y el
40
desarrollo de la reforma luterana, y el de la iglesia anglicana con Enrique VIII, que se producen
en el marco de la consolidación de los Estados nacionales y de las monarquías absolutas que
van a configurar un nuevo mapa político en Europa, al que hay que asociar el desarrollo de la
burguesía y su papel predominante, con la expansión del comercio, lo que supondrá el principio
del fin del feudalismo. El desarrollo de la cartografía, el descubrimiento de la brújula, la
utilización de la pólvora, son elementos que va a conducir al descubrimiento y colonización de
América, lo que provocará un aumento de la desconfianza respecto al saber medieval. El
descubrimiento de la imprenta facilitará la circulación de las nuevas ideas.
A.- Caracteres generales del Humanismo y del Renacimiento
Las relaciones entre humanismo y Renacimiento se presentan bajo el aspecto de una polémica:
mientras que el humanismo se caracterizará por el retorno a la sabiduría clásica, en el marco de
una preocupación fundamentalmente de signo filológico y teológico, el Renacimiento lo hará
como impulsor del desarrollo de la ciencia. Así, el Renacimiento, sin renunciar a los temas
básicos del humanismo, le superará, al desligar tales temas de la perspectiva teológica y
enlazarlos con el pensamiento científico
a) Caracteres del humanismo
1.
Uno de los rasgos distintivos más conocidos y destacados del humanismo es su interés por lo
"antiguo", por lo clásico, interés en el que predomina el punto de vista de la investigación
filológica. Este interés provoca el desarrollo de la perspectiva histórica en el acercamiento a otra
cultura, porque se puede afirmar que con el humanismo se consolida la historicidad como clave
del pensamiento europeo.
41
2.
A diferencia de lo que ocurría en la edad media, donde el hombre era considerado
fundamentalmente desde una perspectiva teológica, los humanistas valorarán el hombre desde
una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre será visto como un ser natural e
histórico. La religión, aparte de su función redentora, es considerada ante todo en su función
civil. Así, tanto la religión como la tolerancia religiosa son instrumentos válidos para asegurar el
ideal de la paz civil. La creencia en la unidad última de todas las religiones es afirmada,
consecuentemente, desde esta caracterización.
b) Caracteres del Renacimiento
1.
El ideal común de este período viene definido por la esperanza de un renacer del ser humano a
una vida verdaderamente "humana", mediante el recurso a las artes, las ciencias, la
investigación... poniendo de manifiesto la consideración del ser humano como ser natural, en
oposición a la consideración medieval del ser humano como ser-para-Dios.
2.
El retorno a los antiguos significa no sólo la recuperación de su obra, sino fundamentalmente el
retorno al principio, a los orígenes de la vida humana, cultural, del ser humano. Volver al
principio no significa volver a Dios, sino precisamente al terreno del hombre y del mundo
humano. De ahí la valoración del pensamiento filosófico pre-cristiano. El retorno significa,
además, una conquista. La vuelta a los orígenes, al principio, conlleva la conquista de la
personalidad humana. El que este retorno se efectúa mediante las artes y las ciencias, y no
mediante experiencias místicas interiores, por ejemplo, significa una búsqueda de la objetividad.
En efecto, sólo la objetividad puede poner en evidencia el status original del hombre frente a la
naturaleza, es decir, manifestar su origen y su condición humana.
3.
Por lo mismo, el hombre es libre de decidir su conducta, de elegir su destino, lo que supone una
exaltación de la libertad individual tanto en el orden teológico como el orden cultural y social.
B.- Principales corrientes filosóficas del Renacimiento
a) Platonismo.
b) Aristotelismo averroista (Padua, un solo entendimiento) y Aristotelismo alejandrino (Alejandro
de Afrodisia, muchos entendimientos).
c) Estoicismo, epicureísmo, escepticismo.
d) Naturalismo: Bruno, Telesio, Campanella.
e) A ellas hay que sumar la actividad científica representada por Copérnico, Galileo y Kepler, en
lo que supondrá la renovación de la concepción del Universo.
C.- Características filosóficas
42
1.
Una de las características más notables del Renacimiento es el antropocentrismo, lo que
supone una valoración no sólo de la personalidad del ser humano, sino también de su
individualidad.
2.
También el naturalismo irá asociado al desarrollo del Renacimiento. Se destacan los aspectos
naturales del hombre versus los aspectos sobrenaturales. Es algo de lo que encuentran los
renacentistas que "vuelven" a Aristóteles: la separación del universo y de Dios y la exaltación de
la naturaleza; al igual que los que se "vuelven" hacia Platón, buscando una religiosidad natural y
la exaltación del hombre y de su libertad (el hombre no es malo, es ignorante, no necesita,
pues, la gracia divina para su redención).
3.
Bacon, Copérnico, Galileo, Kepler, son figuras centrales en el desarrollo de la ciencia, que
supondrá la destrucción de la imagen ptolomeica del mundo, inspirada en el universo cerrado y
geocéntrico de las dos esferas; la creciente y progresiva matematización de la naturaleza y el
desarrollo del método experimental serán dos de las bazas más significativas de su triunfo.
4.
El Renacimiento supone pues el renacer del espíritu de libertad de un ser humano que se
quiere inserto en la naturaleza y en la historia.
René Descartes
1 INTRODUCCIÓN
René Descartes (1596-1650), filósofo, científico y matemático francés, considerado
el fundador de la filosofía moderna.
René Descartes
Según la opinión más extendida entre la mayoría de filósofos e historiadores de la
filosofía, se tiende a considerar a Descartes, con su filosofía racionalista, como el
iniciador de la filosofía moderna. Pese a que su actividad se desarrolla en un contexto
de innovación y descubrimientos en el que intervienen muchos otros filósofos, con
importantes aportaciones, su afirmación del valor de la razón, anclada en el
descubrimiento de la subjetividad, abrirá el camino a la filosofía moderna.
43
2 VIDA
Nacido el 31 de marzo de 1596 en La Haye , hoy Descartes (Indre-et-Loire), era hijo de un
miembro de la baja nobleza y pertenecía a una familia que había dado algunos hombres doctos.
Cuando tenía ocho años de edad fue enviado al colegio jesuítico de La Flèche (en Anjou),
donde permaneció 10 años. Junto a las disciplinas clásicas tradicionales, también aprendió
matemáticas y las principales doctrinas del escolasticismo, tendentes a orientar la razón
humana hacia la comprensión de la doctrina cristiana. El catolicismo ejerció una gran influencia
en Descartes a lo largo de toda su vida. Tras concluir su periodo de formación primaria en dicho
centro, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Poitiers, donde se licenció en 1616. Sin
embargo, nunca llegó a ejercer como jurista. En 1618 entró al servicio del príncipe Mauricio I de
Nassau-Orange, con la intención de seguir la carrera militar; posteriormente sirvió en otros
ejércitos. Pero su interés se centró siempre en los problemas de las matemáticas y la filosofía, a
los que dedicó el resto de su vida. Tras realizar numerosos viajes residió en París desde 1625 a
1628. Durante este periodo se dedicó al estudio de la filosofía y también realizó experimentos
de óptica. En 1628, después de vender las propiedades que poseía en Francia, se trasladó a
las Provincias Unidas y vivió en diferentes ciudades (Amsterdam, Deventer, Utrecht y Leiden).
Fue quizá durante los primeros años que pasó en Holanda cuando escribió su primera obra
importante, Ensayos filosóficos, publicada en 1637 y que estaba integrada por tres ensayos
(Dióptrica, Geometría y Meteoros), a los que servía de prefacio el que luego sería su escrito
más famoso, Discurso del método, en el que exponía sus especulaciones filosóficas. Ésta fue
seguida de otras obras, entre ellas Meditaciones metafísicas (1641) y Los principios de la
filosofía (1644). Sus últimos escritos estuvieron dedicados a Isabel Estuardo, reina de Bohemia
que vivía en las Provincias Unidas y con quien Descartes había entablado una profunda
amistad. En 1649 fue invitado a acudir a Estocolmo para impartir clases de filosofía a la reina
Cristina de Suecia. Los rigores del invierno le provocaron una neumonía, a consecuencia de la
cual falleció, en la capital sueca, el 11 de febrero de 1650.
Obras filosóficas de Descartes
La obra cartesiana, pese a la temprana muerte de su autor, abarca una extensión considerable,
si incluimos en ella la abundante correspondencia mantenida a lo largo de su vida y las obras
no publicadas por él. La edición de referencia de sus obras completas es la realizada por
Charles Adam y Paul Tannery de 1897 a 1909 en 11 tomos, con un suplemento añadido en
1913. El tomo 12 contiene una vida de Descartes escrita por Charles Adam. La última reedición
de estas obras completas data de 1996.
A) Obras publicadas durante la vida de Descartes
44
1637.
"Discours de la méthode pour bien conduire sa raison, et chercher la Verité dans les sciences.
Plus la Dioptrique, le Météores et la Géometrie, qui sont des essais de cette
méthode".("Discurso del método", seguido de la "Dióptrica", los "Meteoros" y la "Geometría"),
editada en Leyden por Jean Maire.
1641.
"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", editada por Michel Soly en París. En
esta primera edición en latín de las "Meditaciones metafísicas" se incluyen sólo las seis
primeras series de objeciones y respuestas.
1642.
"Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", segunda edición en Amsterdam, a cargo
de Louis Elzevier, en las que se incluyen las séptimas objeciones y la carta al P. Dinet.
1643.
"Epistola Renati Descartes ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium", también editada por
Louis Elzevier, en la que Descartes responde a un escrito denigratorio editado por Voetius.
1644.
"Renati Descartes Principia Philosophiae", primera edición de los "Principios de la filosofía", a
cargo de Louis Elzevier en Amsterdam, obra dedicada a Elisabeth de Bohemia.
1644. Edición en latín del "Discurso del método", traducido por Et. de Courcelles y revisado por
Descartes, con la "Dióptrica" y los "Meteoros", pero no la "Geometría", (que será editada en
latín en 1649 por Schooten en traducción no revisada por Descartes.)
1647.
"Les Méditations métaphysiques de René Descartes", traducidas por el duque de Luynes son la
primera edición en francés de las "Meditaciones", editadas en París por Veuve Jean Camusat y
Pierre Le Petit. Se incluyen las respuestas a las primeras, segundas, terceras, cuartas y sextas
objeciones, traducidas por Clerselier. Ambas traducciones fueron revisadas por Descartes
1647. "Les principes de la philosophie", primera edición en francés, en París, a cargo de Henri
Le Gras. La traducción del abate Picot fue revisada por Descartes, quien añade una carta
prefacio.
1649.
"Les Passions de l'âme", (más conocida entre nosotros como el "Tratado de las pasiones"),
publicada por varios editores: en Holanda por Louis Elzevier y en Francia por Henri Le Gras,
entre otros.
45
B) Obras publicadas tras la muerte de Descartes
El principal editor de Descartes es su cuñado Claude Clerselier. A la muerte de Descartes en
Estocolmo el embajador de Francia Hector-Pierre Chanut se hace cargo de sus escritos, que
envía a Clerselier, quien procede a editar algunas de sus obras y gran parte de su
correspondencia:
1657.
"Lettres de Descartes", editadas por Charles Angot y Henri Le Gras, en París. Un segundo
volumen será editado en 1659, con traducciones más o menos afortundas de su
correspondencia en latín.
1664.
"L' homme de Descartes" (el Tratado del hombre) y el "Traité de la formation du foetus", ambas
editadas por Charles Angot y Théodore Girard.
1667.
"Le Monde", según el texto original, editado por Michel Bobin y Nicolas Le Gras, junto a una
nueva edición del Tratado del hombre .
1668.
Ediciones del "Tratado de mecánica" y del "Tratado de música", así como de nuevas entregas
de la correspondencia cartesiana, a cargo de varios editores.
El resto de las obras inéditas de Descartes se publicaron esporádicamente a lo largo de los
siglos XVIII y XIX, culminando en la edición de sus obras completas por Charles Adam y Paul
Tannery entre los años 1897 y 1909, convertida en la obra de referencia de la bibliografía
cartesiana.
3 FILOSOFÍA
Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia y,
más concretamente, de las matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había
estado dominada por el escolástico, que se basaba por completo en comparar y contrastar las
opiniones de autoridades reconocidas. Rechazando este sistema, Descartes estableció: “En
nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de objetos de los
que no podamos lograr una certidumbre similar a las de las demostraciones de la aritmética y la
geometría”. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las
razones para creerla. Comenzó sus investigaciones a partir de un único conocimiento seguro:
“Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”). Partiendo del principio de que la clara consciencia
del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la
46
filosofía de Descartes, creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una
clase era la sustancia pensante, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa, o física.
1. Introducción a la filosofía de Descartes
La renovación de la filosofía y el problema del método
1.
La idea de que es necesario un método para dirigir bien la razón y alcanzar el conocimiento no
es estrictamente hablando una elaboración propia y exclusiva de Descartes. Al menos debe
compartir el mérito de tal creación con Bacon y Galileo. No obstante, es tan particular el uso que
Descartes hace del método, y tal la influencia que ejercerá en la constitución de su pensamiento
filosófico, que la asociación del problema del método con la filosofía cartesiana está plenamente
justificada. A continuación se exponen algunas características de la época, necesarias para
comprender la constitución de la filosofía cartesiana.
2.
¿Cuál es la situación con la que se encuentra Descartes al comenzar a desarrollar su
pensamiento filosófico? Fueron numerosos los cambios sociales y políticos que se produjeron
en Europa hacia el final de la edad media y que han sido profusamente estudiados hasta la
actualidad. Entre ellos debemos señalar la emergencia de una nueva clase social, la burguesía;
el progresivo abandono del modo de producción feudal; la constitución de los Estados
nacionales; la renovación de las relaciones entre dichos estados y la iglesia. Todos ellos
contribuyeron a modificar sustancialmente el panorama social y político de la Europa del siglo
XVI, a finales del cual nace Descartes. Estos cambios sociales y políticos hay que añadir los
cambios culturales que se produjeron correlativamente: el desarrollo del humanismo, el
neoplatonismo, la aparición de una nueva ciencia que se ocupa del estudio de la naturaleza, y
la extensión del pirronismo que, de una u otra manera, influirán en el desarrollo de la filosofía
cartesiana.
3.
El humanismo había conseguido imponer una nueva percepción del hombre asociada a la
necesidad de recuperar el saber clásico. Sin entrar en una confrontación frontal con la iglesia, y
sin desmarcarse de los principales elementos del dogma, había resaltado el papel del hombre y
la necesidad de considerarlo el objeto fundamental de la creación. Erasmo y Tomás Moro, entre
otros, como el español Luis Vives, difundieron estos ideales por toda Europa. El renacimiento
de saber clásico va acompañado de una gran efervescencia filosófica y científica en Italia sobre
todo, pero también en el resto de Europa; el neoplatonismo de Marsilio Ficino y Pico de la
Mirandola provocarían en Italia la renovación de la filosofía a la que se sumaría posteriormente,
pero desde una perspectiva no ya platónica, Giordano Bruno; más importante, por lo que a
Descartes respecta, será el desarrollo de la nueva ciencia representada por los filósofos
47
especulativos o experimentales que, partiendo de una nueva concepción de la naturaleza, van a
modificar sustancialmente el panorama intelectual de la Europa del XVII. Especialmente los
científicos experimentalistas, quienes concebían la naturaleza como una realidad dinámica de
cuerpos en movimiento organizados según una estructura matemática. El desarrollo del
escepticismo representado fundamentalmente por Montaige, suscitará un debate crítico en
torno a la capacidad de investigación y de conocimiento de la Escolástica que culminará en una
crítica generalizada a todo saber, de la que también será un buen exponente el español
Francisco Sánchez en su obra "Que nada se sabe". Es conocida la reacción de Descartes
contra este escepticismo generalizado, y que estará en la base de la elaboración de su método.
A todo ello hay que sumar el hecho de que la filosofía comienza a hacerse de un modo distinto.
Frente a la a preeminencia de los teólogos nos encontraremos con filósofos que no son
teólogos en el sentido en que lo podían ser santo Tomás o San Buenaventura; no porque
desconozcan las cuestiones que plantea la teología natural o revelada, o porque prescindan de
la discusión del tema, sino por no ser especialistas en teología. Si la filosofía medieval había
sido ejercida fundamentalmente por teólogos y profesores, tampoco los filósofos modernos
serán fundamentalmente profesores: ni Descartes, ni Galileo, ni Espinosa, ni Leibniz, ni Hume
(aunque intentará conseguir una cátedra hacia el final de su vida) serán profesores ni
pertenecerán a las estructuras académicas oficiales. Tampoco el modo de hacer filosofía es el
mismo: frente al comentario como forma de trabajo fundamental de la escolástica, nos
encontramos ahora con filósofos que realizan obras personales, mediante la actividad individual
(aunque sea compartida pública y colectivamente con otros filósofos o con el público interesado
en las cuestiones filosóficas), y no mediante una actividad o una reflexión colectiva, como era el
método propio de trabajo de la escolástica. A todo ello hay que añadir la progresiva utilización
de las lenguas vernáculas, frente a la preeminencia del latín a lo largo de toda la edad media
como vehículo de expresión cultural y filosófica.
5.
Todos estos cambios son conocidos y asumidos por los filósofos de finales del XVI y principios
del XVII, de tal modo que hay una clara conciencia de ruptura con respecto a la tradición
medieval. Hablar de ruptura no significa necesariamente que el pensamiento filosófico pretenda
surgir de la nada; aunque no demasiado abundantes sí habrá elementos propios del
pensamiento medieval que serán asumidos y aceptados por los filósofos modernos.
6.
Por lo demás, ya desde Santo Tomás se había considerado necesario distinguir la fe de la
razón y atribuir a cada una de ellas un campo específico y limitado. Esta distinción inicial que
realiza santo Tomás será convertida en separación por Guillermo de Occam y, dada la
influencia que ejercerán los nominalistas en Europa, progresivamente aceptada como un
presupuesto indiscutible. Esta idea, asociada a los cambios anteriormente citados, prepara el
camino para la exigencia de una total autonomía de la razón, que será reclamada por todos los
filósofos modernos.
La ciencia renacentista y el problema del método.
48
1.
La idea de que el método que utilizaba la escolástica
había fracasado se había extendido poco a poco por toda Europa. El modelo silogístico de
conocimiento se consideraba una forma inadecuada para la investigación, y quizá un
procedimiento sólo apto para establecer vanas disputas o para poner a disposición de los
demás algo que ya se conocía. Esta opinión la compartían también aquellos que se ocupaban
de investigar la naturaleza. El fracaso de la física aristotélica se hacía cada vez más patente:
recurrir a fuerzas ocultas o desconocidas, apelar a esencias imposibles de formular
empíricamente se consideraba ya inaceptable en el estudio de la naturaleza. La naturaleza era
interpretada como una realidad dinámica compuesta por cuerpos en movimiento y sometida a
una estructura matemática. Quizá comience con Copérnico esta interpretación: recordemos que
en el prólogo al "De Revolutionibus" presentaba su hipótesis heliocéntrica como una hipótesis
matemática. Posteriormente los copernicanos acentuaron la importancia de las mediciones
astronómicas para defender sus hipótesis, de modo que, en relación con el cambio de
paradigma del universo, el carácter estructuralmente matemático de la realidad se iba poniendo
de manifiesto.
2.
La idea de que es necesario un nuevo método para abordar el estudio de la naturaleza aparece
ya de una manera clara y decidida en Bacon. En el "Novum Organum", luego de la "pars
destruens", en la que Bacon analiza los ídolos (idola), es decir, los elementos o aspectos del
conocimiento que interfieren en el conocimiento de la verdad y que recogen el conjunto de
errores más comunes en la investigación de la naturaleza, se dedica en la "pars construens" a
presentarnos un método de carácter inductivo que tiene por objeto la investigación de la
realidad natural. El método escolástico ha fracasado y se necesita un nuevo método que sea
capaz de ofrecernos un conocimiento real de la naturaleza. A pesar de la oscuridad y de la
retórica todavía existente en la obra de Bacon la formulación del método inductivo está
inequívocamente formulada.
3.
Lo mismo ocurre en el caso de Galileo. Su búsqueda de la objetividad en el conocimiento de la
naturaleza le llevará a rechazar los procedimientos escolásticos inspirados fundamentalmente
en Aristóteles. Galileo está convencido de que el conocimiento de la naturaleza es posible pero,
que al estar escrito en un lenguaje matemático, requiere del conocimiento de dicha ciencia para
ser interpretado así como de su aplicación correcta al ámbito del conocimiento. Sin embargo, es
necesario recurrir a la experiencia para contrastar las hipótesis matemáticas que se formulan
49
sobre la realidad, por lo que el carácter de su método es hipotético-deductivo. Además, la
interpretación matemática de Galileo se orienta hacia la cuantificación, dirección que seguirá la
física moderna con Newton y que se continuará hasta nuestros días.
4.
Descartes optará por una interpretación distinta del método. Comparte la idea de que la
naturaleza es una realidad dinámica con estructura matemática. Comparte también la
necesidad de la existencia del método dado el fracaso de los métodos anteriores en el
conocimiento de la verdad. Pero tiene una interpretación distinta del significado de las
matemáticas. Para Descartes el éxito de las matemáticas radica no en su estructura que hoy
denominaríamos axiomática, sino en el método que utiliza. Y ese método es un método
deductivo. Si el conocimiento de la naturaleza es posible gracias a las matemáticas es pensable
que utilizando el método que utiliza las matemáticas se pueda alcanzar la verdad y la certeza en
el conocimiento de los otros aspectos de la realidad.
5.
Descartes, por lo tanto, comparte con Bacon y con Galileo la necesidad del método para
conocer la realidad. Las críticas que Bacon y Galileo realizan a la escolástica son similares a las
que realiza Descartes. El fracaso de los métodos silogísticos, el fracaso de la física aristotélica,
hacen necesario un nuevo método para interpretar la realidad. Ello supone la confianza en la
razón que ha ido ganando su autonomía en el paso del siglo XVI al XVII. El nuevo método
además ha de tener capacidad para descubrir, no basta un método que tengan carácter
meramente explicativo, que sirva para exponer o para comunicar un conocimiento. No se trata
de transmitir un saber acumulado a través de la historia, sino de descubrir, de inventar. Dado
que para Descartes el éxito de las matemáticas radica en la utilización de un método, parece
quedar claro que el conocimiento de la verdad debe ir asociado a la utilización de un método.
El racionalismo
1.
Frente a otras soluciones al problema del conocimiento y de la constitución de la "ciencia" que
surgirán en la época, como el empirismo, Descartes optará por la solución racionalista. El
racionalismo se caracterizará por la afirmación de que la certeza del conocimiento procede de la
razón, lo que va asociado a la afirmación de la existencia de ideas innatas. Ello supondrá la
desvalorización del conocimiento sensible, en el que no se podrá fundamentar el saber,
quedando la razón como única fuente de conocimiento.
2.
Paralelamente, los modelos matemáticos del conocimiento (en la medida en que las
matemáticas no dependen de la experiencia) se ven revalorizados. Las explicaciones del
conocimiento basadas en la abstracción serán igualmente rechazadas, ya que la abstracción se
produce a partir de la captación de las sustancias por medio de la sensibilidad (la explicación
del conocimiento de Aristóteles y santo Tomás) que ya ha sido rechazada como fuente de
conocimiento.
50
3.
Por el contrario, el racionalismo afirmará la intuición intelectual de ideas y principios evidentes, a
partir de las cuales comenzará la deducción del saber, del mismo modo que todo el cuerpo de
las matemáticas se deduce a partir de unos primeros principios evidentes e indemostrables. La
relación de estas ideas con la realidad extramental será afirmada dogmáticamente, lo que
planteará no pocos problemas a los racionalistas. Todo ello conduce al racionalismo al ideal de
una ciencia universal, aspiración de la que la filosofía cartesiana es un buen exponente.
2. Razón y método en Descartes
El modelo matemático en Descartes.
1.
La reacción cartesiana contra el escepticismo sumada a su interés por la ciencia va a significar
en Descartes el afianzamiento en el rechazo del error y en la búsqueda de la verdad. Tanto en
la primera meditación como en la primera parte del Discurso del método Descartes insiste
reiteradamente en la necesidad de rechazar el error, lo que va asociado inevitablemente a la
búsqueda de la verdad. Reacio a aceptar los argumentos de los escépticos que afirman la
imposibilidad de que haya algún conocimiento verdadero, Descartes se dispone a investigar con
el fin de determinar algo con certeza: incluso si ese algo es que no puede haber conocimiento
verdadero alguno.
2.
Ya en su juventud, cuando abandona el colegio de la
Flèche, se muestra descontento con lo aprendido, excepto con las matemáticas. Frente a todas
las demás enseñanzas recibidas, a las que considera cuando menos confusas, si no falsas,
Descartes sólo encuentra verdad en los conocimientos matemáticos. De ahí que, nos confiesa
en el Discurso, desarrolla una especial dedicación hacia esas ciencias. ¿Qué es lo que hace
que los matemáticos sean capaces de demostrar la validez de sus proposiciones, que consigan
un conocimiento cierto, mientras que los metafísicos se pierden en vanas disquisiciones y
disputas escolares? La razón se ha equivocado en numerosas ocasiones hasta el punto de que
Descartes considera necesario reconstruir el edificio del saber sobre bases firmes y seguras, si
es que esto es posible. Descartes considera que lo que hace verdaderos los conocimientos
51
matemáticos es el método empleado para conseguirlos. No es que haya en las matemáticas
una estructura que hace inevitablemente verdaderos sus conocimientos sino que es el método
que utilizan los matemáticos lo que permite conseguir tan admirables resultados.
3.
A la idea de que es necesario un método para alcanzar el conocimiento Descartes añade la
precisión de que ese método tiene que elaborarse de acuerdo con el que utilizan los
matemáticos en sus investigaciones. Y ello, porque lo que hace verdaderos los conocimientos
matemáticos es el método utilizado. No es que las matemáticas sean un tipo de saber distinto
del resto de los saberes. Si la razón es única, el saber es único, y debe haber un único método
para alcanzar la sabiduría. Es en esta época (1618-1619) cuando Descartes concibe la idea de
un saber o de una ciencia universal, la "Mathesis universalis" (Regla I). Descartes se encuentra
en su fase físico matemática, manteniendo una intensa relación con el físico holandés
Beeckman. Es también la época de los sueños reveladores que le orientarán de una manera
definitiva hacia la filosofía, sueños en los que un espíritu le indica el camino a seguir para
alcanzar la verdad. Descartes nunca abandonó ese ideal de un saber universal, que se debe
considerar al menos de dos maneras: a) como fundamento único de todos los saberes; b) como
la adquisición plena de la sabiduría. Pero para ello necesita un método.
El método cartesiano
1.
¿En qué obras se encuentra el método que nos propone Descartes? El método lo encontramos
en el "Discurso del método", y en las "Reglas para la dirección del espíritu", el primero editado
en el 1637 y las segundas, desconocidas para sus contemporáneos, editadas en 1701, pero
comenzadas a redactar en 1629. (A la muerte de Descartes el embajador de Francia en
Estocolmo, H.P. Chanut, se encarga de recoger sus papeles y documentos, que envía a
Clerselier, cuñado y amigo de Descartes, y que había traducido al francés las objeciones y
respuestas a las Meditaciones metafísicas. La edición de Amsterdam de 1701 permanece como
la única fuente de las Reglas, dado que los manuscritos de Descartes se perdieron).
2.
¿Qué es el método? Por método entiendo, dice Descartes, "una serie de reglas ciertas y fáciles,
tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca a algo falso por verdadero, y,
sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento paso a paso, llegue
a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad".
3.
¿Sobre qué se construye, o a qué se aplica el método? Deberá aplicarse, lógicamente, al modo
de funcionar de la razón. ¿Pero cuál es el modo de conocer de la razón? Descartes nos
propone aquí la intuición y la deducción como los dos únicos modos de conocimiento y, por lo
tanto, como aquellos elementos sobre los que se debe construir el método, ofreciéndonos su
definición en la Regla III: "Entiendo por intuición, no la creencia en el variable testimonio de los
sentidos o en los juicios engañosos de la imaginación -mala reguladora- sino la concepción de
52
un espíritu sano y atento, tan distinta y tan fácil que ninguna duda quede sobre lo conocido; o lo
que es lo mismo, la concepción firme que nace en un espíritu sano y atento, por las luces
naturales de la razón."
4.
La intuición es pues el elemento básico del
conocimiento; unas líneas más adelante nos dice que no puede ser mal hecha por el hombre.
Efectivamente se reclama como característica de la intuición la sencillez, que va asociada en
Descartes a la claridad y distinción de lo conocido. La intuición establece, necesariamente, una
relación directa con el objeto, de tal manera que debe destacarse su carácter de inmediatez.
Con esto quiere dejar Descartes bien clara su separación del aristotelismo y de la teoría de la
abstracción de la forma; algo que ya había rechazado con anterioridad Guillermo de Occam,
aún manteniendo que la intuición nos ofrecía un conocimiento directo basado en la experiencia.
No aceptará Descartes este carácter experimental de la intuición, es decir, la relación directa e
inmediata con la experiencia. El objeto conocido, como sabemos, será un contenido mental y no
un elemento de la experiencia. Pero el hecho de que la relación establecida con el objeto sea
directa e inmediata, no significa que estemos hablando de una relación instantánea. Hablar de
relación instantánea equivaldría a situar el fenómeno del conocimiento fuera de la temporalidad,
lo que rechaza Descartes de una manera clara y sin ambigüedades (al menos según la opinión
de G. Rodis-Lewis, que cita a Descartes en las conversaciones con Burman).
5.
Efectivamente, la intuición remite a un contenido simple, pero no exento de relaciones. Cuando
capto la idea de triángulo, comprendo que es una figura de tres lados, que está compuesta por
tres líneas que se cortan en el mismo plano, que forma ángulos etc., y todos estos elementos
que encontramos en la intuición son necesariamente captados como elementos
correlacionados, es decir, no en el mismo instante, sino en el transcurrir de la temporalidad. De
ahí que la intuición nos lleve de una manera inevitable a la deducción, que consistirán en una
serie sucesiva de intuiciones, apoyadas en la memoria. La deducción "consiste en una
operación por la cual comprendemos todas las cosas que son consecuencia necesaria de otras
conocidas por por nosotros con toda certeza". Y más adelante nos dice que distinguimos la
intuición de la deducción en que en esta se concibe un movimiento o cierta sucesión y en
aquélla no, ya que la deducción no necesita como la intuición una evidencia presente, sino que,
en cierto modo, la pide prestada a la memoria. En definitiva, la intuición nos ofrece el
conocimiento de los principios y la deducción el de las consecuencias lejanas, a las que no se
puede llegar de otro modo.
53
6.
De esta forma, nos encontramos en el Discurso del método las cuatro reglas o preceptos del
mismo: la regla de la evidencia, la del análisis, la de la síntesis, y la del recuento.
"...en lugar del gran número de preceptos que componen la lógica, creí que tendría bastante
con los cuatro siguientes, con tal que tomase la firme y constante resolución de no dejar de
observarlos
ni
una
sola
vez.
- El primero era no recibir jamás por verdadera cosa alguna que no la reconociese
evidentemente como tal; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no
abarcar en mis juicios nada más que aquello que se presentara a mi espíritu tan clara y
distintamente
que
no
tuviese
ocasión
de
ponerlo
en
duda.
- El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinara, en tantas parcelas como fuere
posible
y
fuere
requerido
para
resolverlas
mejor.
- El tercero, conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y
más fáciles de conocer para subir poco poco, como por grados, hasta el conocimiento de los
más complejos, incluso suponiendo un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente
los
unos
a
los
otros.
- Y el último, hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que
quedase seguro de no omitir nada."
7.
Las dos primeras conforman lo que se ha dado en llamar la parte analítica del método; y las dos
segundas la parte sintética. El método estaría compuesto así por dos operaciones básicas: el
análisis y la síntesis. Por lo que respecta al análisis, representaría lo que podríamos llamar
un "ars inveniendi", es decir, una forma de conocimiento propia para el descubrimiento y la
investigación; nos permitiría separar lo accidental, y establecer el orden corrector en la
secuencia analítica, afirmando la primacía de lo simple (reglas V y VI). La síntesis sería un "ars
demostrandi, es decir, una forma de conocimiento útil para exponer, explicar, o enseñar lo que
hemos conocido a través de la investigación o del descubrimiento, así como la constitución del
saber como sistema.
8.
Los elementos constitutivos del método pues, tópicos o paradigmas, serían el orden, la
simplicidad, y el matematismo. El orden nos lo explica Descartes con todo detalle en las reglas
X y XI, asociado a la capacidad de descomponer y simplificar, tratándose por supuesto del
orden del conocer y no del orden del ser. La simplicidad se convierte en el hilo conductor del
método, no siendo susceptible de definición (Descartes dice de ella que es "per se nota",
utilizando la terminología escolástica), es indubitable, por lo que se convierte en garantía de
verdad, es objeto de intuición, y representa el carácter absoluto del saber (todo ello se
desarrolla en las Reglas V, VI, XII y XIII). El matematismo explicita el anti-aristotelismo de
Descartes, y supone la afirmación de la confianza en el saber de la razón; se opone también al
animismo y al finalismo y representa el ideal científico de certeza; recordemos que para
Descartes las matemáticas representan el saber del orden y la medida (Reglas II y IV).
54
3. La primera verdad: "Pienso, existo"
Las "Meditaciones metafísicas"
1.
Comienza Descartes las "Meditaciones metafísicas" planteando la situación en la que él
personalmente se encuentra respecto al conocimiento. Habiendo hallado, en el que creía
poseer, más motivos de duda que de certeza, se propone investigar a fondo la cuestión, a fin de
determinar si hay algo verdadero en el mundo y, en caso contrario, al menos tendrá la certeza
de que no hay en absoluto ninguna verdad. El método que se propone aplicar se basa en la
duda, de modo que considerará falso todo aquello en lo que se encuentre el menor motivo de
duda; no se trata, pues, de que Descartes se convierta en un escéptico: se trata de la llamada
"duda metódica" (o también "hiperbólica", por lo exagerado, a veces, de la misma) que, como
veremos, conducirá al dogmatismo.
2.
Correlativamente a la aplicación de la duda como método de
investigación subraya Descartes la búsqueda de la certeza como su objetivo. Considera que un
conocimiento, para ser tomado como verdadero, ha de poseer la característica de la certeza,
que viene a significar una especie de seguridad en la verdad del conocimiento. Para poner un
ejemplo, a todos nos parece verdadera la proposición 2 + 2 = 4; pues bien, Descartes exigirá
además que estemos seguros de la verdad de esa proposición para poder considerarla como
un conocimiento verdadero. La certeza viene a significar, pues, la seguridad en la verdad de
nuestros conocimientos. Por consiguiente, la menor sombra de duda hará desaparecer esa
certeza y Descartes considerará necesario asimilar dicho conocimiento a un conocimiento falso.
Habrá que examinar, pues, si lo que hemos tomado hasta ahora por conocimientos verdaderos
poseen o no esa característica, y pueden o no ser sometidos a duda. No será necesario
examinarlos todos; bastará examinar los principios en que se fundan y, del mismo modo que un
edificio se derrumba si fallan sus cimientos, el edificio del saber se derrumbará si los principios
en que se funda resultaran ser dudosos.
1. La duda
55
1.1
Descartes dedicará la primera meditación a examinar los principales motivos de duda que
pueden afectar a todos sus conocimientos.
A)
Los sentidos se presentan como la principal fuente de nuestros conocimientos; ahora bien,
muchas veces he constatado que los sentidos me engañaban, como cuando introduzco un palo
en el agua y parece quebrado, o cuando una torre me parece redonda en la lejanía y al
acercarme observo que era cuadrada, y situaciones semejantes. No es prudente fiarse de quien
nos ha engañado en alguna ocasión, por lo que será necesario someter a duda y, por lo tanto,
poner en suspenso (asimilar a lo falso) todos los conocimientos que derivan de los sentidos.
Puedo considerar, pues, que no hay certeza alguna en esos conocimientos, y considerar falsos
todos los que se deriven de los sentidos.
B)
Sin embargo, podría parecerme exagerado dudar de todo lo que percibo por los sentidos, ya
que me parece evidente que estoy aquí y cosas por el estilo; pero, dice Descartes, esta
seguridad en los datos sensibles inmediatos también puede ser puesta en duda, dado que ni
siquiera podemos distinguir con claridad la vigilia del sueño, (lo que nos ocurre cuando creemos
estar despiertos o cuando estamos dormidos). ¿Cuántas veces he soñado situaciones muy
reales que, al despertarme, he comprendido que eran un sueño?. Esta incapacidad de distinguir
el sueño de la vigilia, por exagerado que me parezca, ha de conducirme no sólo a extender la
duda a todo lo sensible, sino también al ámbito de mis pensamientos, comprendiendo las
operaciones más intelectuales, que en absoluto parecen derivar de los sentidos. La indistinción
entre el sueño y la vigilia me lleva a ampliar la duda de lo sensible a lo inteligible, de modo que
todos mis conocimientos me parecen ahora muy inciertos.
C)
Aun así, parece haber ciertos conocimientos de los que razonablemente no puedo dudar, como
los conocimientos matemáticos. Sin embargo Descartes plantea la posibilidad de que el mismo
Dios que me he creado me haya podido crear de tal manera que cuando juzgo que 2+2 = 4 me
esté equivocando; de hecho permite que a veces me equivoque, por lo que podría permitir que
me equivocara siempre, incluso cuando juzgo de verdades tan "evidentes" como la verdades
matemáticas. En ese caso todos mis conocimientos serían dudosos y, por lo tanto, según el
criterio establecido, deberían ser considerados todos falsos.
D)
Sin embargo, dado que la posibilidad anterior puede parecer ofensiva a los creyentes,
Descartes plantea otra opción: la de que exista un genio malvado que esté interviniendo
siempre en mis operaciones mentales de tal forma que haga que tome constantemente lo falso
por verdadero, de modo que siempre me engañe. En este caso, dado que soy incapaz de
eliminar tal posibilidad, puesto que realmente me engaño a veces, he de considerar que todos
56
mis conocimientos son dudosos. Así, la duda ha de extenderse también a todos los
conocimientos que no parecen derivar de la experiencia.
1.2
La duda progresa, pues, de lo sensible a lo inteligible, abarcando la totalidad de mis
conocimientos, a través de los cuatro momentos señalados anteriormente. No sólo debo dudar
de todos los conocimientos que proceden de los sentidos, sino también de aquellos que no
parecen proceder de los sentidos, ya que soy incapaz de eliminar la incertidumbre que los
rodea.
2. La primera verdad : "Pienso, existo"
1.
En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se encuentra al final de la
primera, viéndose obligado a dudar de todo, Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para
ser engañado ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo",
("cogito, sum"), ha de ser cierta, al menos mientras está pensando: "De modo que luego de
haberlo pensado y haber examinado cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir, y tener
por seguro, que esta proposición: pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la
pronuncio o la concibo en mi espíritu". Esa proposición supera todos los motivos de duda:
incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que siempre me
equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me
equivoque, exista. Esta proposición, "pienso, existo" se presenta con total claridad y distinción,
de modo que resiste todos los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera
verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las
características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y distinción, estas dos
propiedades las considerará Descartes como las características que debe reunir toda
proposición para ser considerada verdadera.
2.
Se ha discutido en numerosas ocasiones si Descartes pretende deducir la existencia del
pensamiento. De hecho, en el Discurso del método la proposición que él mismo formula,
"pienso, luego existo" da lugar a pensar que Descartes pretende deducir la existencia del
pensamiento, observación que ya fue realizada por Gassendi y que el mismo Descartes se
57
encargó de refutar. No obstante, la expresión que utiliza posteriormente en las meditaciones,
"pienso, existo", y la exposición detallada del momento en que formula esa proposición parece
dejar claro que se trata de una intuición, de la intuición de la primera evidencia, de la primera
verdad que se presenta con certeza y que supera todos los motivos posibles de duda. Esa
primera verdad aparece súbitamente mientras Descartes está recordando la meditación anterior
y repasando los motivos que tenía para dudar de todas las cosas; de un modo inmediato, pues,
percibe con claridad que para pensar tiene que existir, y que la proposición que expresa esa
"intuición" ha de ser necesariamente verdadera.
3.
Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir sobre ella el
edificio del saber y, al modo en que operan los matemáticos, por deducción, tratará de extraer
todas las consecuencias que se siguen de ella.
3. El análisis del yo y sus consecuencias
1.
¿Qué soy yo? Una cosa que piensa dirá Descartes. ¿Y qué es una cosa que piensa?. Una cosa
que siente, que quiere, que imagina... Descartes atribuye al pensamiento los caracteres de una
sustancia, haciendo del yo pienso una "cosa", a la que han de pertenecer ciertos atributos. La
duda sigue vigente con respecto a la existencia de cosas externas a mí, por lo que el único
camino en el que se puede seguir avanzando deductivamente es el del análisis de ese "yo
pienso" al que Descartes caracteriza como una sustancia pensante, como una cosa que piensa.
¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Contenidos mentales, a los que Descartes llama
"ideas". La única forma de progresar deductivamente es, pues, analizando dichos contenidos
mentales, analizando las ideas.
2.
Distingue Descartes tres tipos de ideas: unas que parecen proceder del exterior a mí, a las que
llama "ideas adventicias"; otras que parecen haber sido producidas por mí, a las que llamara
"ideas facticias"; y otras, por fin, que no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas
por mí, a las que llamará "ideas innatas". Las ideas adventicias, en la medida en que parecen
proceder de objetos externos a mí, están sometidas a la misma duda que la existencia de los
objetos externos, por lo que no puede ser utilizadas en el avance del proceso deductivo; y lo
mismo ocurre con las ideas facticias, en la medida en que parece ser producidas por mí,
utilizando ideas adventicias, debiendo quedar por lo tanto también sometidas a duda. Sólo nos
quedan las ideas innatas.
3.
Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido producidas por mí. Una
vez asegurado eso Descartes analiza dos de esas ideas, la de infinito y la de perfección, y
argumentando que no pueden haber sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto,
sólo pueden haber sido causadas por un ser proporcionado a ellas, por lo que tienen que haber
sido puestas en mi por un ser infinito y perfecto, que sea la causa de las ideas de infinito y de
58
perfección que hay en mí. A partir de ellas, demuestra Descartes la existencia de Dios mediante
los dos conocidos argumentos basados en la idea de infinitud y en la de perfección.
4.
Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede ser imperfecto, se elimina
la posibilidad de que me haya creado de tal manera que siempre me engañe, así como la
posibilidad de que permita a un genio malvado engañarme constantemente, por lo que los
motivos aducidos para dudar tanto de la verdades matemáticas y en general de todo lo
inteligible como de la verdades que parecen derivar de los sentidos, quedan eliminados. Puedo
creer por lo tanto en la existencia del mundo, es decir, en la existencia de una realidad externa
mí, con la misma certeza con la que se que es verdadera la proposición "pienso, existo", (que
me ha conducido a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la existencia de
la realidad extramental, del mundo).
5.
Como resultado de la deducción puedo estar seguro de la existencia de tres sustancias: una
sustancia infinita, Dios, que es la causa última de las otras dos sustancias, a) la "res extensa",
es decir, el "mundo", las realidades corpóreas, cuya característica sería la extensión, por la que
Descartes define esta substancia; b) y la "res cogitans", la substancia pensante, de carácter no
corpóreo, no extenso, inmaterial, por lo tanto, siendo estas dos últimas sustancias finitas.
Fragmentos de obras de Descartes
Meditaciones metafísicas - Primera meditación
Primera meditación.
De las cosas que se pueden poner en duda
1.
Hace ya algún tiempo que me di cuenta de que, desde mi infancia, había tenido por verdaderas
numerosas opiniones falsas, y que lo construido posteriormente sobre principios tan poco firmes
no podía dejar de ser altamente dudoso e incierto; de modo que debía emprender seriamente
por una vez en mi vida la tarea de deshacerme de todas las opiniones que había tomado hasta
entonces por verdaderas, y comenzar completamente de nuevo, desde los cimientos, si quería
establecer algo firme y constante en las ciencias. Pero, pareciéndome demasiado grande esta
empresa, esperé a haber alcanzado una edad que fuese lo suficientemente madura como para
no poder esperar otra después de ella que fuese más propicia para ejecutarla; lo que me ha
hecho diferirla tanto que en adelante creería cometer una falta si encima emplease en deliberar
el tiempo que me queda para actuar. Ahora, pues, que mi espíritu está libre de toda
preocupación, y que me he procurado un reposo tranquilo en una apacible soledad, me aplicaré
seriamente y con libertad a destruir de un modo general todas mis antiguas opiniones.
59
2.
Pero, para cumplir tal designio, no será necesario probar que son todas falsas, lo que quizá
nunca conseguiría; sino que, del mismo modo que la razón me persuade ya de que debo
impedirme dar crédito a las cosas que no son enteramente ciertas e indudables, con el mismo
empeño que pondría ante aquellas que nos parecen manifiestamente falsas, el menor motivo
para dudar que encontrara en ellas serviría para hacérmelas rechazar todas. Y por eso no es
necesario que las examine particularmente una a una, lo que sería un trabajo infinito; sino que,
ya que la ruina de los cimientos entraña necesariamente la de todo el edificio, me concentraré
primero en los principios sobre los que todas mis antiguas opiniones se habían fundado.
3.
Todo lo que hasta el presente he tenido como lo más verdadero y seguro lo he aprendido de los
sentidos o por los sentidos: ahora bien, a veces he experimentado que esos sentidos eran
engañosos, y es prudente no fiarse nunca por completo de quienes nos han engañado una vez.
4.
Pero, aunque los sentidos nos engañen a veces, en lo referente a cosas poco perceptibles y
muy alejadas, hay quizá muchas otras de las que no se puede razonablemente dudar, aunque
las conozcamos a través de ellos: por ejemplo, de que estoy aquí, sentado cerca del fuego,
vestido con una bata, sosteniendo este papel entre mis manos, y otras cosas de esta
naturaleza. ¿Y cómo podría negar que estas manos y este cuerpo sean míos, si no es quizás
igualándome a esos insensatos cuyo cerebro está de tal modo turbado y ofuscado por los
negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente que son reyes, cuando son muy
pobres; que están vestidos de oro y de púrpura, cuando están completamente desnudos; o que
se imaginan ser un cántaro, o tener un cuerpo de vidrio?. ¿Pero qué? Ellos están locos, y no
sería yo menos extravagante si me guiase por sus ejemplos.
5.
No obstante, tengo aquí que considerar que soy hombre y, en consecuencia, que tengo
costumbre de dormir y de representarme en mis sueños las mismas cosas, o algunas menos
verosímiles, que esos insensatos cuando están despiertos. ¿Cuántas veces he soñado, durante
la noche, que estaba en este lugar, que estaba vestido, que estaba cerca del fuego, aunque
estuviese completamente desnudo en mi cama? Me parece ahora que no miro este papel con
ojos somnolientos; que esta cabeza que muevo no está adormilada; que extiendo esta mano
intencionadamente y con un propósito deliberado, y que la siento: lo que ocurre en un sueño,
sin embargo, no parece ser tan claro ni tan distinto como todo esto. Pero, pensándolo
cuidadosamente, recuerdo haber sido a menudo engañado, mientras dormía, por semejantes
ilusiones. Y deteniéndome en este pensamiento, veo tan manifiestamente que no hay indicios
concluyentes, ni señales suficientemente seguras por las que se pueda distinguir claramente la
vigilia del sueño, que me quedo totalmente asombrado; y mi asombro es tal, que es casi capaz
de persuadirme de que duermo.
60
6.
Supongamos ahora, pues, que estamos dormidos, y que todas esas particularidades, a saber:
que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos las manos, y cosas
semejantes, no son más que falsas ilusiones; y pensemos que quizás nuestras manos, y todo
nuestro cuerpo, no sean tales como los vemos. No obstante, hay que confesar al menos que las
cosas que se nos representan en el sueño son como cuadros y pinturas, que no pueden estar
hechas más que a semejanza de algo real y verdadero; y que así, al menos, esas cosas
generales, a saber: los ojos, la cabeza, las manos, y todo el resto del cuerpo, no son cosas
imaginarias, sino verdaderas y existentes. Así, ciertamente, los pintores, incluso cuando se
emplean con el mayor artificio en representar sirenas y sátiros mediante formas extrañas y
extraordinarias, no les pueden atribuir, sin embargo, formas y naturalezas completamente
nuevas; simplemente hacen una cierta mezcla y composición con los miembros de diversos
animales; o bien, si acaso su imaginación fuera lo suficientemente extravagante como para
inventar algo nuevo, tal que jamás hubiéramos visto nada semejante, y que así su obra nos
representara algo puramente fingido y absolutamente falso, al menos es cierto que los colores
que lo componen serían verdaderos. Y por la misma razón, aunque esas cosas generales, a
saber, los ojos, la cabeza, las manos, y otras semejantes, pudieran ser imaginarias, es preciso
sin embargo confesar que hay cosas todavía más simples y más universales que son
verdaderas y existentes; de cuya mezcla, al igual que de la de algunos colores verdaderos,
están formadas todas las imágenes de las cosas que residen en nuestro pensamiento, sean
verdaderas y reales, o bien fingidas y fantásticas.
7.
De ese tipo de cosas es la naturaleza corporal en general, y su extensión; como lo es la figura
de las cosas extensas, su cantidad o magnitud, y su número; y el lugar en el que están, el
tiempo que mide su duración, y otras semejantes.
8.
Por ello, no será, quizás, errónea nuestra conclusión si decimos que la física, la astronomía, la
medicina y todas las demás ciencias que dependen de la consideración de cosas compuestas
son altamente dudosas e inciertas; mientras que la aritmética, la geometría, y las demás
ciencias de esta naturaleza, que sólo tratan de cosas muy simples y generales, sin preocuparse
mucho de si se dan o no en la naturaleza, contienen algo de cierto e indudable. Pues, tanto si
estoy despierto como si duermo, 2 y 3 sumarán siempre cinco, y el cuadrado nunca tendrá más
de cuatro lados; y no parece posible que verdades tan manifiestas puedan ser sospechosas de
ninguna falsedad o incertidumbre.
9.
No obstante, hace mucho tiempo que tengo en mi mente cierta opinión según la cual hay un
Dios que todo lo puede, y por quien he sido creado y producido tal como soy. Pero ¿quién
podría asegurarme que ese Dios no ha hecho que no exista ninguna tierra, ningún cielo, ningún
cuerpo extenso, ninguna figura, ninguna magnitud, ningún lugar, y que sin embargo yo tenga la
percepción de todas esas cosas, y que todo eso no me parezca que exista de otro modo que yo
lo veo? E incluso, como juzgo que a veces los demás se equivocan, aun en las cosas que creen
61
saber con mayor certeza, podría ocurrir que hubiera querido que yo me equivoque cada vez que
sumo 2 y 3, o cuento los lados de un cuadrado, o considero cualquier cosa aún más fácil, si es
que podemos imaginar algo más fácil que eso. Pero quizás Dios no ha querido que fuese
engañado de tal modo, ya que es llamado soberano bien. Sin embargo, si eso repugnara a su
bondad, el haberme hecho tal que me equivocase siempre, parecería también serle contrario el
permitir que me equivocara a veces, de lo que sin embargo no puedo dudar que lo permite.
10.
Habrá, en esto, personas que preferirían negar la existencia de un Dios tan poderoso a creer
que todas las demás cosas son inciertas. No les ofrezcamos resistencia por el momento y
supongamos, en su favor, que todo lo que se ha dicho aquí de tal Dios sea una fábula. No
obstante, sea cual sea la manera por la que supongan que he llegado al estado y al ser que
poseo, sea que lo atribuyan al destino o a la fatalidad, que lo refieran al azar, o bien que
prefieran atribuirlo a una continua sucesión y unión de las cosas, es cierto que, puesto que errar
y equivocarse es una especie de imperfección, tanto menos poderoso será el autor al que
atribuyan mi origen, cuanto más probable será que yo sea tan imperfecto que me equivoque
siempre. Ciertamente, nada tengo que objetar a estas razones, pero me veo obligado a
confesar que, de todas las opiniones que antiguamente había recibido en mi creencia como
verdaderas, no hay una siquiera de la que no pueda ahora dudar, no por ninguna falta de
consideración o ligereza, sino por razones muy poderosas y largamente consideradas. De modo
que es necesario que detenga y suspenda en adelante mi juicio sobre estos pensamientos, y
que no les dé ya más crédito que el que le daría a las cosas que me parecen evidentemente
falsas si deseo encontrar algo de constante y seguro en las ciencias.
11.
Pero no basta haber hecho estas observaciones; he de cuidarme además de recordarlas, ya
que aquellas antiguas y comunes opiniones vuelven todavía con frecuencia al pensamiento,
dándoles el largo y familiar uso que habían tenido en mí derecho a ocupar mi mente, contra mi
voluntad, haciéndose casi dueñas de mi creencia. Y nunca perderé la costumbre de asentir a
ellas, y de confiar en ellas, en tanto las considere como ellas son en efecto, a saber, en cierto
modo dudosas, como acabo de demostrar, y sin embargo muy probables, de modo que se tiene
más razón al creerlas que al negarlas. Por ello, pienso que las utilizaré más prudentemente sí,
tomando una posición contraria, empleo todos mis cuidados en engañarme a mí mismo,
fingiendo que todos esos pensamientos son falsos e imaginarios; hasta que, habiendo nivelado
mis prejuicios hasta el punto de que no puedan hacer inclinar mi opinión más de un lado que del
otro, mi juicio ya no esté dominado por malos usos y desviado del recto camino que le puede
conducir al conocimiento de la verdad. Pues estoy seguro, no obstante, de que no puede haber
peligro ni error en este camino, y que no supondría hoy conceder demasiado a mi desconfianza,
ya que no es cuestión de actuar sino solamente de meditar y conocer.
12.
Supondré que hay, pues, no un verdadero Dios, que es la soberana fuente de verdad, sino un
cierto genio malvado, no menos astuto y engañador que poderoso, que ha empleado toda su
industria en engañarme. Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los
sonidos y todas las cosas exteriores que vemos no son más que ilusiones y engaños, de los
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que se sirve para sorprender mi credulidad. Me consideraré a mí mismo como carente de
manos, de ojos, de carne, de sangre, como carente de sentidos, pero creyendo falsamente
tener todas estas cosas. Permaneceré obstinadamente ligado a este pensamiento; y si, de este
modo, no está en mi poder alcanzar el conocimiento de verdad alguna, al menos estará en mi
poder suspender el juicio. Por ello, evitaré cuidadosamente admitir en mi creencia ninguna
falsedad, y prepararé tan bien a mi mente para todas las astucias de ese gran engañador que,
por poderoso y astuto que sea, jamás podrá imponerme nada. Pero este propósito es duro y
trabajoso, y una cierta pereza me arrastra insensiblemente hacia el curso de mi vida cotidiana.
Y al igual que un esclavo que gozara en el sueño de una libertad imaginaria, cuando comienza
a sospechar que su libertad no es más que un sueño, teme ser despertado, y conspira con esas
ilusiones agradables para permanecer más tiempo engañado por ellas, así yo regreso
insensiblemente, por mí mismo, a mis antiguas opiniones, y temo despertar de este sopor por
miedo a que las laboriosas vigilias que sucedan a la tranquilidad de este reposo, en lugar de
aportarme algo de luz en el conocimiento de la verdad, no sean suficientes para aclarar las
tinieblas de las dificultades que acaban de suscitarse.
Según la versión de josé maría fouce, para "La Filosofía en el Bachillerato". Se sigue la
traducción francesa de 1647, del duque de Luynes, que fue revisada y corregida por Descartes,
quien introdujo variaciones sobre su propia versión latina de París de 1641, "para aclarar su
propio pensamiento", según el testimonio de Baillet, biógrafo de Descartes.
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