Download Día 2: Abordajes en torno a los consumos problemático de drogas

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Transcript
JORNADAS DE CAPACITACION EN LA PREVENCIÓN DESDE EL
ÁMBITO EDUCATIVO DEL USO PROBLEMÁTICO DE DROGAS
Características y responsables
Lugar de encuentro: Rosales 695 esquina España / Puerto Madryn - Chubut / codigo
postal 9120.
Días: 3 y 4 de mayo de 2012.
Docentes responsables del curso: Ana Lía Kornblit, Ana Clara Camarotti, Pablo
Francisco Di Leo, Blas Amato Uriburu, Sebastián Kirschenbaum.
Perfil de los concurrentes: profesores de Profesorados de Educación Media/ alumnos
avanzados de los profesorados.
Entes Organizadores: INFD - Desarrollo Profesional & Instituto de Investigaciones Gino
Germani / Ministerio de Educación de la Provincia del Chubut – Dirección General de
Educación Superior
Temas
Día 1
La construcción social de la problemática de las drogas
Día 2
Abordajes en torno a los consumos problemáticos de drogas desde la promoción de la
salud
Organización
En cada jornada se abordarán las temáticas centrales (vinculadas a los módulos
correspondientes a cada jornada), organizándose el trabajo en dos bloques, uno a la
mañana y otro a la tarde.
Cada bloque contará con un momento de exposición teórica y otro de trabajo grupal
y puesta en común.
Cada jornada culminará con un momento de reflexión y debate en plenario sobre los
temas que se vieron durante la jornada en torno a la pregunta: ¿qué elementos se
llevan para trabajar en sus instituciones?
Día 1: La construcción social de la problemática de las drogas
Primera parte (mañana)
Eje a trabajar: No todo consumo de drogas es un consumo problemático
Objetivo:
9:00 – 9:30
9:30
10 hs.
Romper con estereotipos sobre los usuarios de drogas.
Acreditación
Bienvenida a cargo de la Referente Nacional del Área de Desarrollo Profesional
Lic. María de los Ángeles Pesado – Equipo Capacitador- Dirección General de
Educación Superior.
Desarrollo teórico y preguntas: Perspectiva para el análisis de los consumo de
drogas - Estereotipos en relación a los consumos de drogas - Términos
importantes para el abordaje de los consumos de drogas.
10,40 hs.
Proyección de los videos: Consumismo en la sociedad actual y fragmentos de la
película Entre copas.
11 hs.
Break
Trabajo en grupos y puesta en común:
Luego de ver los dos videos trabajar en subgrupos a partir de las siguientes
consignas:
11,30 hs.
1) ¿Qué consumos en general se pueden identificar como problemáticos y no
constituyen sin embargo adicciones, tal como expresa Alicia Stolkiner? Y en
relación con las drogas ¿cuáles pueden ser consumos problemáticos y no
adicciones?
2) ¿El consumo de alcohol de los protagonistas del film es un consumo
problemático? Teniendo en cuenta los siguientes tres aspectos: la sustancia
(alcohol), el contexto de consumo y las características de los sujetos que
consumen alcohol ¿qué hace que un consumo se torne problemático?
3) ¿Cómo se puede relacionar esto con los estereotipos?
13 hs.
Almuerzo
2
Segunda parte (tarde)
Eje a trabajar:
Diferentes períodos del consumo de drogas en Argentina. No hay una
sola juventud: cambios en las experiencias y consumos juveniles
1) Vincular los diferentes períodos del consumo con el contexto sociopolítico y
con cuestiones internacionales referidas a las drogas
Objetivos:
14 hs.
2) Ampliar la comprensión sobre las culturas juveniles en la actualidad,
haciendo hincapié en sus vínculos con los consumos y con el mundo de los
adultos
Desarrollo teórico y preguntas: Etapas socio-históricos de los consumos de
drogas en Argentina. Experiencias juveniles y consumos
14,40 hs.
Proyección del video: Publicidades de medicamentos
15 hs.
Break
Trabajo en grupo y puesta en común:
15,30 hs.
Analizar un fragmento del texto de Elizabeth Ortega Cerchiaro “El Servicio
Social y los procesos de medicalización de la sociedad uruguaya en el período
neobatllista” (Anexo 1) y luego vincularlo con los mensajes publicitarios que se
proyectaron anteriormente.
16,30 hs.
Reflexión sobre los temas que se vieron durante la jornada en torno a la
pregunta: ¿qué elementos se llevan para trabajar en sus instituciones?
17 hs.
Finalización de la jornada
3
Día 2: Abordajes en torno a los consumos problemático de drogas
desde la promoción de la salud
Primera parte (mañana)
Eje a trabajar: No hay una sola forma de abordar el consumo problemático de drogas
Objetivo:
Romper con los modelos legal y sanitario como únicos modelos de abordaje.
9:00 – 9:30
Acreditación
9:30 – 10:00
Presentación de las pautas de trabajo
10 hs.
Desarrollo teórico y preguntas: Modelos que explican el consumo de drogas -
Modelos socio-sanitarios de abordaje de los consumos de drogas
10,40 hs.
Proyección de video con entrevista de Alfredo Carballeda
11 hs.
Break
Trabajo en grupos y puesta en común:
11,30 hs.
13 hs.
1) Lectura del texto de María Elsa Pulido "Los agenciamientos sociales y la
prevención integral del uso indebido de drogas: una lectura cultural" (Anexo 2)
2) Identifiquen para cada uno de los ejemplos que cita el texto, qué
particularidades tienen y qué vínculos existen entre los tres elementos que
constituyen el fenómeno del consumo de drogas: sustancias, individuos y
contexto.
Almuerzo
4
Segunda parte (tarde)
Eje a trabajar: La promoción de la salud en la escuela
Objetivos:
14 hs.
14,40 hs.
15 hs.
Presentar el modelo de la promoción de la salud en las escuelas, haciendo
hincapié en el paradigma democrático de educación para la salud
Desarrollo teórico y preguntas: Tipos de prevención y promoción de la salud en
la escuela - Dos paradigmas de educación para la salud
Proyección de videos: El papel actual de la escuela y Fragmentos de
entrevistas a Débora Kantor, Paulo Freire y Luis Iglesias
Break
Trabajo en grupo y puesta en común:
1) ¿Cuál creen que es hoy el papel de la escuela?
15,30 hs.
2) ¿Qué tensiones piensan que pueden producirse entre la función formadora
de la escuela y su función de contención? ¿Qué formas podemos trabajar para
hacer de estas tensiones elementos positivos en el desarrollo de los jóvenes?
3) ¿En qué formas puede la escuela implementar programas e iniciativas que
contribuyan a crear y revitalizar vínculos sociales?
4) ¿Qué importancia les parece que tiene el rol del docente en la prevención de
los consumos problemáticos de drogas? ¿Por qué?
16,30 hs.
Reflexión sobre los temas que se vieron durante la jornada en torno a la
pregunta: ¿qué elementos se llevan para trabajar en sus instituciones?
17 hs.
Finalización de la jornada
5
Anexo 1
Los procesos de medicalización de la sociedad
Los procesos de medicalización de la vida social constituyen un aspecto central de la
modernidad. Dichos procesos hacen referencia a “la permeación y dominio del imaginario
colectivo por el saber y el poder médicos” (Portillo, 1993: 17), imponiéndose en dominios de
la vida de los individuos que anteriormente eran totalmente externos a la medicina y, con
ello, permitiendo codificar en términos de salud/enfermedad comportamientos que
permanecían en otras áreas de la vida social. Esto significa una intervención creciente en las
relaciones sociales en nombre de la salud y el ejercicio de ciertos controles en esos ámbitos
que anteriormente eran externos a su influencia.
(…)
Cada cultura define:
(…) el ámbito de los sufrimientos, de las anomalías, de las desviaciones, de las
perturbaciones funcionales, de los trastornos de conducta que corresponden a la medicina,
suscitan su intervención y le exigen una práctica específicamente adaptada. En último
término no existe un ámbito que pertenezca de pleno derecho y de modo universal a la
medicina. (…) la enfermedad es, en una época determinada y en una sociedad concreta,
aquello que se encuentra ─práctica y teóricamente─ medicalizado (M. Foucault, 1990:25.26).
(…) Aparece la medicina como un espacio instituido e instituyente de relaciones sociales más
amplias, que no tienen que ver directamente o solamente con la enfermedad y con la
demanda de su cura. Este aspecto pasa a ser cada vez más importante y constituye uno de
los ejes del discurso de las estrategias de prevención y promoción de la salud, donde la
justificación de la intervención del saber médico no se encuentra en la existencia de una
enfermedad, sino en la posibilidad de su existencia.1
Notas:
Portillo, J. “La medicina, el imperio de lo efímero”. En Portillo, J. y Rodríguez,J. (comp.) La
medicalización de la sociedad. Montevideo, Nordan Editorial, 1993, pp. 17-36.
Foulcault, M. La vida de los hombres infames. Madrid, Ediciones de la Piqueta, 1990.
1
Extraído de Elizabeth Ortega Cerchiaro, El Servicio Social y los procesos de medicalización de la
sociedad uruguaya en el período neobatllista, Montevideo: Ediciones Trilce, 2008, pp.27─28.
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Anexo 2
1) Existen en el norte de nuestra zona costera unos grupos indígenas, herederos de la
civilización Tairona, que utilizan drogas naturales. Uno de los momentos más importantes de
su vida es el día que reciben el Poporo. Allí, cuando un joven tiene sus primeras poluciones
nocturnas, se hace un ritual de paso, mediante una ceremonia en la que se le entrega un
calabazo y una rama de árbol de zoco, símbolo de la unión y la armonía entre el hombre y la
mujer. Durante la noche el joven recoge y pulveriza conchas de caracol, sustancia calina que
guarda en el calabazo y extrae con el palo, para mezclar con hojas de coca. Este ritual de
paso, de niño a adulto, tiene un doble significado de cambio: el acceso a las drogas y el
acceso a la sexualidad.
2) Observemos un circuito de empleo de basuco - pasta básica de cocaína -. En una “olla” o
sitio donde la gente consume, las personas llaman al basuco “un susto”; “vamos a meternos
un susto”, dicen aludiendo a esta práctica social. Y cuando se encuentran en la calle y están
caminando hacia el sitio, la expresión frecuente es “vamos a paniquiarnos”, es decir, aluden a
la emoción de experimentar pánico. Una vez en el acto del consumo, la interacción del habla
es breve con relación al tiempo de permanencia en grupo, y generalmente está referida a la
sustancia. Es una experiencia de uso que tiene, para ellos, un cortísimo período de
gratificación, emoción, deseo y exploración del cuerpo, y otro tiempo únicamente destinado a
la necesidad de armar otro “madurito” –cigarrillo mezcla del basuco con marihuana-, para así
volver a iniciar el ciclo: sensación de miedo, de placer corto, de larga ansiedad. En ese
contexto los correlatos no son deseables: desesperanza, miedo, marginalidad social y
afectiva, desvinculación de la oferta de servicios y bienes culturales.
3) Detengámonos ahora en otra sustancia, la cocaína. A diferencia del basuco, la cocaína
circula por los escenarios de nuestros “yupis”, o puede instalarse en comportamientos
valorados en la cultura actual. La cocaína “juega bien” con el consumismo, con el exitismo y
el eficientismo como criterios de posicionamiento y ascenso social. En la experiencia subjetiva
se potencia el individualismo como condición de éxito y de resolución de problemas; el
usuario de cocaína justifica su utilización aduciendo que bajo sus efectos se siente una
persona “más poderosa” y con mayores habilidades para la interacción social. Resulta, por lo
menos, llamativo que se asocie su empleo con percepciones de mejor habla y pensamiento y
con formas de romper la rutina y tener más tiempo (“el tiempo es oro”) y más tiempos de
vigilia. Pocos rasgos de parentesco muestra la cocaína con el basuco, a pesar de su común
patrimonio estimulante y común procedencia de la hoja de coca (“hijos de la misma madre”);
ella, la cocaína, prefiere “los altos mundos”, y quien la consume, en lugar de pensar en
asustarse o en paniquiarse, generalmente sólo busca “las cumbres del delirio megalómano y
los mundos de las ideas grandilocuentes”.
4) Pasemos una rápida mirada por algunos circuitos de uso de drogas preferentes entre las
mujeres. Hacia los cuarenta años, paseándose entre los fantasmas y las verdades producto
de las crisis por la juventud que se aleja, por la menopausia que se acerca, por la soltería que
parece se instala para siempre, por las pérdidas amorosas, por los tiempos desgastados del
trabajo, puede encontrarse un “buen remedio” tranquilizante: las pastillas. El recurso se hace
disponible luego de charlas con las amigas -o porqué no, posterior a la visita a su médico-.
Pero luego de un comienzo muy juicioso ella descubre que este paraíso alopático que la
ayuda a soportar su crisis está a su disposición, y entonces decide automedicarse. El contexto
de la auto-administración es útil para interrogar tanto sobre las competencias y
conocimientos acerca de las sustancias, como sobre la pretensión de autonomía y decisión
sobre el cuerpo y los consumos. Aquí ya no estamos frente a un uso ritual, ni ante una
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mediación indicada por un experto legitimado por la academia médica. Estamos ante el uso
indebido de un medicamento.
5) Aunque la MDMA –o éxtasis- fue patentada en 1914, recién en las décadas de los años 80
y los 90 se ha publicitado y empleado masivamente. Este mismo producto que hasta 1985
estuvo disponible con indicaciones médicas para el manejo de “pacientes” psiquiátricos, y que
se vendía aún sin fórmula, ha cambiado de escenario. Hoy el éxtasis se vistió de rumba
electrónica y se pasea entre jóvenes y músicas tecno y trans; pero el cambio de escenario
también lo ingresó al mundo de las drogas ilegales, en la lista número uno de las sustancias
más controladas en el mundo. La pregunta que cabe entonces es, ¿cuáles fueron las
condiciones que cambiaron, no solamente para que se transformara en droga ilegal, sino para
que su empleo se masifique con tanta velocidad?. Las respuestas son contradictorias. Los
estudios, etnográficos en su mayoría, ponen de manifiesto una especie de aura de “droga
segura, droga para pasarla bien, y droga de rumba corrida” en la percepción de los jóvenes.
Para los expertos el uso de MDMA se expresa en los grandes centros urbanos
constituyéndose en un psicoactivo peligroso por los efectos biológicos y por la frecuencia con
que se mezcla con otras drogas.
6) En Bogotá existe un festival de rock que, en mi percepción, constituye una excelente
experiencia de convivencia en la cual los participantes son en su mayoría jóvenes. Ahí se
reúnen durante tres días más de cien mil muchachos, escuchan las bandas de músicos
jóvenes, conversan, exhiben las ropas de moda, coquetean, fuman algo de marihuana que
ingresan clandestinamente, y juegan “fuchi” con una pelota pequeña rellena de arroz. En
estos primeros años del festival los jóvenes han cuidado mucho que este espacio facilite una
buena convivencia y las autoridades han comprendido que se pueden compartir escenarios
con grupos juveniles. Un indicador muy alentador es que las peleas, que se presentan en un
número muy bajo, se resuelven en pocos minutos con la mediación de otros grupos de
jóvenes encargados de la seguridad del lugar. He ahí otro circuito de consumo que logra ser
regulado, con baja presencia de conflicto.
7) Finalmente veamos los consumos de alcohol. Si uno tiene mucho dinero va al “Club”, ojalá
uno de los más importantes de Bogotá, y toma Chivas Reagal para celebrar cualquier cosa,
ganándose de paso la página social de la revista “Semana” que circula por nuestra “gente de
mundo”. En cambio en los sectores populares, con objeto de celebrar lo mismo, se compra
aguardiente y otros tragos para tomar en casa; o bien si alguien se muere, luego del
acompañamiento al cementerio, algunos deudos van a la tienda “La Última Lágrima” a
terminar de despedirlo. En las universidades comienzan a beber desde el “jueves” o "viernes
pequeñito" en lugares donde al medio día han almorzado, o en lugares cercanos a las aulas.
Pero el uso de alcohol merece ser analizado con más cuidado, dado que un número
importante de muertes violentas registran alcoholemias positivas – 49% en homicidios con
arma de fuego, 38% en accidentes de tránsito, 33% en suicidios, 10% en muertes
accidentales-. En la ciudad de Medellín, durante el día de la Madre, y en Bogotá, durante el
día del Amor y la Amistad, se producen la mayor cantidad de muertos que presentan
alcoholemias en estos eventos.2
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Ejemplos tomados del texto de María Elsa Pulido: "Los agenciamientos sociales y la prevención
integral del uso indebido de drogas: una lectura cultural". En M. Hopenhayn (comp.) Prevenir en
drogas: enfoques integrales y contextos culturales para alimentar buenas prácticas. CEPAL: Serie
Políticas Sociales Nº 61, Santiago de Chile, 2002.
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