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TEMA 2: LA PREHISTORIA Y LA EDAD ANTIGUA
2.1. EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN EN LA PENÍNSULA IBÉRICA: NUEVOS HALLAZGOS.
La hominización es el proceso de evolución biológica y cultural que permite el tránsito de las primeras especies de
homínidos hasta nuestra especie actual, el Homo sapiens Sapiens. Los restos más antiguos hallados en la Península
Ibérica datan de hace un millón doscientos mil años y fueron encontrados en Atapuerca (Gran Dolina, Burgos). Según
la teoría del paleoantrópólogo J.L. Arsuaga estos restos pertenecerían al Homo Antecesor, antecedente común a
Neandertal y a Sapiens Sapiens. Poseía una gran capacidad craneal, eran bípedos, fuertes, omnívoros, e incluso hay
pruebas que demuestran que eran antropófagos. También han sido encontrados en la Sima de los Huesos de Atapuerca
restos del Homo Heidelbergensis (350.000 años) que era recolector, pescador y poseía galerías de enterramiento con
elementos simbólicos (Excálibur) Se cree que fue este quién en el Paleolítico Medio (hace aproximadamente 100.000
años) dio paso al Homo Neanderthalensis que poseía un lenguaje articulado, abstracción (enterramientos rituales y
primeras representaciones artísiticas), industria lítica perfeccionada (raederas, cuchillos de dorso, etc.). Además, eran
corpulentos y estaban adaptados al clima glaciar y a la caza de grandes mamíferos. Los restos más modernos fueron
encontrados al sur de la Península (cueva de Gorham en Gibraltar). En África, ya en el Paleolítico Superior (hace
40.000 años) surgió el Homo Sapiens Sapiens que irá ocupando todo el globo. Fue adquiriendo conocimientos del
Homo Neanderthalensis con el que convive e incluso parece ser que hubo mezcla genética hasta la completa extinción
de Neandertal hace 28.000 años aproximadamente. Es muy adaptable y con una complexión física más esbelta y
estilizada, lo que le permite mejorar sus desplazamientos; transmite cultura (arte mobiliar y parietal en Altamira) y
desarrolla azagayas y arpones de hueso y el microlitismo.
Todas ellas son especies cazadoras, recolectoras y nómadas, con industria lítica, que se extendieron por toda la
Península Ibérica, pero los únicos que consiguieron sobrevivir fueron los Homo Sapiens Sapiens.
2.2. LOS PUEBLOS PREROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS, GRIEGOS Y
CARTAGINESES.
Durante el primer milenio a.C. y ya en plena Edad del Hierro, conviven en la Península Ibérica pueblos autóctonos
con pueblos colonizadores procedentes del ámbito mediterráneo. El reino de Tartessos se desarrolló en el Valle del
Guadalquivir. Poseía una monarquía hereditaria (Argantonio) y su economía se basaba en la explotación minera y en
el comercio con los fenicios. Además tenían escritura y orfebrería (tesoro de Carambolo), pero hacia el s. VI a.C
desaparecieron. Los pueblos íberos se instalaron en las costas del Mediterráneo y el valle del Ebro, tenían una lengua
similar, y la economía era de base agraria y comercial. Su organización política era heterogénea, con jefes de tribu,
aristocracia, y hay hallazgos arqueológicos tan célebres como las damas de Baza y Elche. Los celtas eran de origen
indoeuropeo y ocuparon las cordilleras del Norte. La economía se basaba en la pesca, la ganadería y la recolección, se
organizaban en clanes y el rey no tenía poder por lo que se celebraban asambleas. No poseían escritura y apenas
sufrieron influencias de los colonos. Además, la magia y la adivinación jugaban un papel muy importante. Los
celtíberos se instalaron en la Meseta central en poblados fortificados. Mantenían una gran cohesión tribal y los
verracos son su mayor manifestación artística. La economía era agrícola y ganadera.
Estos pueblos fueron influenciados económica y culturalmente por los colonizadores mediterráneos. Los fenicios y
griegos llegaron con la intención de comerciar, pero los cartagineses llegaron con la intención de conquistar. Los
fenicios proceden de Fenicia y fundaron factorías comerciales por todo el Mediterráneo sur, siendo Gadir o Malaka
fundadas en el s. VIII a.C. Los griegos proceden de Massalia (actual Marsella) y fundaron polis como Rodhes y
Emporion. Los cartagineses procedían de Cartago y, tras hacerse con el control de Fenicia, conquistaron todo el Sur y
Sureste peninsular. En las guerras púnicas se enfrentarán a Roma, y con su derrota se inicia la romanización de la P.
Ibérica. Los colonos aportaron a la Península el torno de alfarero, la vid, el olivo, las gallinas, la moneda, un alfabeto,
y estrecharon los contactos comerciales y culturales de la península con el resto del Mediterráneo.
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2.3. CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN. LA PERVIVENCIA DEL LEGADO CULTURAL ROMANO EN LA
CULTURA HISPÁNICA
La romanización es el proceso de aculturación por el cual las sociedades autóctonas de la P. Ibérica adoptan las
instituciones, la cultura y la mentalidad de los conquistadores romanos. Las legiones romanas llegan a la península en
el 218 a.C., con motivo de las guerras púnicas, en las que vencen a los cartaginenses y que dan lugar a una conquista
larga y que dividimos en tres fases. En la primera, vencen a los cartagineses y ocupan el litoral mediterráneo, que será
la zona con una romanización más profunda. En la segunda, ocupan la meseta central, luchando duramente con los
pueblos autóctonos (los lusitanos o Numancia como ejemplo). Por último, ya a finales del siglo I a. C., conquistan la
zona norte en las guerras cántabras, que finalizan con la llamada Pax Augusta. Hispania se convierte en una provincia
esencial de la República y del Imperio, profundamente romanizada, y será subdividida para mejorar la administración
y explotación (Baetica, Tarraconensis, etc.). Las ciudades son la base esencial de la romanización, sede de las
instituciones y edificios públicos, y basadas en fundaciones que siguen el modelo urbanístico romano (Tarraco,
Emerita Augusta, Caesaraugusta, etc.). Las aportaciones fundamentales de Roma fueron de índole económico
(estrechas relaciones comerciales) y culturales: implantación del Derecho Romano y la ciudadanía; el latín, que
sustituye a las lenguas prerromanas; las obras de ingeniería y arquitectónicas (acueducto de Segovia, calzadas, arcos,
puentes…); la religión imperial (primero el paganismo y desde el s IV d.C el cristianismo), etc.
Su legado será tan importante que incluso con la conquista visigoda su influencia pervivirá a través de las leyes, las
instituciones, el arte o la cultura en general.
2.4. LAS INVASIONES BÁRBARAS. EL REINO VISIGODO: INSTITUCIONES Y CULTURA
Desde el 409 bandas de suevos, vándalos y alanos penetraron en la Península como aliados de los romanos. Los
emperadores romanos intentaron contener la invasión recurriendo a otro pueblo bárbaro, los visigodos, un pueblo
romanizado al haber asimilado la lengua y costumbres romanas. Su entrada en la Península señala en inicio de la Edad
Media en España.
La conquista tuvo varias fases, puesto que primero expulsaron a alanos y vándalos y los suevos quedaron reducidos al
noroeste. Ya en el siglo VI se creó el reino visigodo de Toledo, que se consolidó con Leovigildo al conquistar al reino
suevo (585). Sus sucesores echaron a los bizantinos y trataron de someter a los pueblos del norte. Los visigodos
crearon el primer reino peninsular independiente y unido.
Los visigodos introdujeron en Hispania la monarquía electiva como forma de gobierno. Esta tradición dio lugar a una
constante inestabilidad, ya que las grandes familias aristocráticas se enfrentaban en luchas sangrientas por el poder, y
los reyes visigodos trataron de asociar al trono a sus herederos para asegurar la sucesión.
El Rey representa a la nación, controla la diplomacia exterior, en el interior es juez supremo (siempre está asesorado
por órganos consultivos), acuña moneda y convoca concilios. El rey es general en jefe del ejército.
Ciertos nobles conforman el Officium, organismo que ayuda al rey a gobernar. Además está el Aula Regia, es una
especie de Tribunal Supremo, consejero del Rey. La legislación de tradición romana se recoge en el Liber Iudicum.
Los nobles y reyes visigodos eran de religión arriana y la mayoría de la población era católica. Leovigildo intentó
crear una iglesia nacional arriana, pero sería Recaredo quien decidió convertirse al catolicismo al subir al trono y
promover una Iglesia católica, unitaria y nacional. De esta manera, los Concilios de Toledo constituyen un órgano
legislativo-deliberativo, cuyos acuerdos se pasaban al Tomus Regius.
La cultura visigoda estuvo dominada por la Iglesia. Los visigodos adoptaron el latín como lengua propia. La figura
más destacada de la cultura del reino visigodo de Toledo fue san Isidoro de Sevilla (Etimologías).
La arquitectura visigoda utilizaba la piedra como principal material de construcción, y en sus edificios se empleaban
los arcos de herradura (San Juan de Baños, San Pedro de la Nave, etc.) Los visigodos se interesaron mucho por la
orfebrería (tesoro de Guarrazar).
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TEMA 3: LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: AL-ÁNDALUS
3.1. EVOLUCIÓN POLÍTICA: CONQUISTA EMIRATO Y EL CALIFATO DE CÓRDOBA
Aprovechando las disputas dinásticas de los visigodos y alentados por la yihad, los musulmanes dirigidos por Tariq
atraviesan el estrecho de Gibraltar (711) y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo, último rey
visigodo.
En tres años conquistan toda la península, excepto algunas zonas de la franja cantábrica y los Pirineos donde fueron
derrotados en la batalla de Covadonga en el 722 por los astures y más tarde por los francos en Poiters (732), lo que
supuso el fin de la expansión musulmana por Europa. Habitualmente se firmaron capitulaciones que permitieron a los
conquistados conservar sus tierras, a cambio del pago de tributos. La rapidez de la conquista fue debida en parte a la
tolerancia musulmana hacía cristianos y judíos (Gentes del Libro) y al desinterés de la mayoría de la población en
defender una monarquía con la que no se identificaba. Inicialmente además deben pagar la yizya y el jaray, lo que
fomenta las conversiones al Islam. Tras la conquista musulmana, la península se convirtió en una provincia o emirato
del Califato de Damasco, gobernado por un emir que actuaba en nombre del califa.
En el año 756, Abd-al-Rahmán I, un miembro superviviente de la familia Omeya, familia expulsada del califato por
los Abbasíes, llegó a la península haciéndose con el poder y proclamándose emir independiente, jefe político pero no
religioso. Fue una etapa de consolidación del poder musulmán, estimulándose el desarrollo económico y urbanístico.
En el año 929 Abd-al Rahmán III, se autoproclamó califa, jefe político y espiritual, este periodo del califato representó
la época de máximo esplendor cultural del Al-Ándalus. En el año 976 Almanzor, hayib de Hisham II, se hizo con el
poder y convirtió el califato en una dictadura militar apoyado en las victoria de su ejército contra los núcleos cristianos
del norte. A la muerte de Almanzor las luchas entre bandos rivales (fitnas) acabaron con el califato, que terminaría en
el año 1031 cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos
de Taifas.
3.2. LA CRISIS DEL S.XI: LOS REINOS DE TAIFAS E IMPERIOS NORTEAFRICANOS
En el año 1031 una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de
Taifas (en árabe facción o bandería), que se fueron reduciendo sobre todo por la incorporación de los más pequeños a
otros mayores. Según la etnia que las dominaba podían dividirse en árabes o andalusíes como Córdoba, Sevilla o
Zaragoza; bereberes como Granada o Málaga, y eslavas como Valencia. Seguían siendo territorios prósperos
económicamente y en algunos casos tuvieron gran importancia cultural pero su supervivencia dependía, con
frecuencia, del pago de parias o tributos. A finales del siglo XI ante el avance de los reinos cristianos, que en el 1085
conquistan Toledo (Alfonso VI de Castilla), reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultraortodoxos, que
habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente Yusuf ibn Tashfin llegó a la península en el año
1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz) tras lo que regresó a África. Pero en el 1090 retornó a
la península con el objetivo de conquistar los reinos taifas. Pero no llegó a consolidarse del todo y en el siglo siguiente
caería el poder almorávide estableciéndose los segundos reinos de taifas hacia el año 1145.
Al mismo tiempo que los almorávides eran derrotados en al-Ándalus, su imperio africano desaparecía y un nuevo
imperio, el Almohade, surgía y los derrotaba en África. El dominio almohade de la Península se inició en 1147 con la
ocupación de Sevilla, pero no terminó hasta 1172. Lograda la unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron
su ataque contra los reinos cristianos. En 1195 el califa Yusuf II aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso
VIII en la batalla de Alarcos. La gravedad de la situación obligó a los reyes cristianos a relegar sus diferencias internas
para hacer un frente común contra los almohades (bula de cruzada del Papa Inocencio III).
En el año 1212 las tropas cristianas destrozaron al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Con esta
derrota el poder de los almohades en la Península quedó prácticamente aniquilado, conformándose el Reino Nazarí de
Granada como último reducto de la presencia musulmana en la península.
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3.3. LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
El nuevo Estado musulmán aportó un notable desarrollo económico muy superior al de los reinos cristianos. En la
agricultura los musulmanes impulsaron la práctica del regadío introduciendo la noria y las acequias y difundieron
cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. Sin embargo, los cultivos principales siguieron siendo los
cereales, la vid y el olivo. En la ganadería se desarrolló especialmente el ganado ovino y la cría del caballo (para
actividades guerreras). Por el contrario, la ganadería porcina sufrió un gran retroceso. En la minería, que estaba bajo
control estatal, sobresalió la extracción de plomo, cobre, estaño, azufre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de
diversos cursos fluviales.
Al tratarse de una civilización urbana, la producción de manufacturas se desarrolló, en especial la producción textil, en
la que destacaron los brocados cordobeses o los tejidos de lana, seda y lino, la cerámica, las armas (Córdoba, Toledo),
la fabricación de papel (Játiva) y de vidrio, etc. El comercio se vio favorecido por la monetarización basada en el
dinar de oro y el dirhem de plata. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un
puesto privilegiado los bazares, y las alhóndigas (para almacenar mercancías y para alojar a los comerciantes). AlÁndalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa
cristiana. Exportaba productos agrícolas, minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo
Oriente, esclavos de la Europa cristiana y oro y esclavos negros del Sudán.
La población de Al-Ándalus se caracterizó por su diversidad étnica y religiosa. Los musulmanes, árabes, bereberes,
sirios y muladíes (cristianos convertidos al Islam), convivían con mozárabes (cristianos) y con los judíos, además de
los esclavos eslavos y negros. Se distribuían en grupos sociales de la siguiente forma:
• Aristocracia árabe: poseen las tierras y detentan los principales cargos de la administración.
• Grupos sociales medios: mercaderes y miembros del ejército
• Clases populares: artesanos y campesinos
• Esclavos: poco numerosos y dedicados al servicio doméstico (eslavos) y al ejército (africanos)
Aunque la mayoría de la población pertenecía al ámbito rural, las ciudades tuvieron gran importancia. Destacar la
importancia de Córdoba (100.000 habitantes), Sevilla, Valencia, Zaragoza, Málaga o Almería.
3.4. EL LEGADO CULTURAL
Al-Ándalus fue la zona de contacto cultural entre el mundo islámico, del cual se recopilaron una amplia colección de
textos literarios, filosóficos y científicos, y la Europa cristiana. Aunque al principio el desarrollo fue limitado por la
imposición de la doctrina malequí, una de las corrientes surgidas en el islam, ya durante el Califato (s. X y XI) el
clima de libertad intelectual propiciado por califas como Abd-al-Rahamán III y Al-Hakam II hizo que se desarrollaran
disciplinas científicas como las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia y la geografía.
La literatura alcanzó un gran desarrollo tanto en verso como en prosa (jarchas) o El collar de la Paloma escrito por el
poeta Ibn Hazam. Ibn Haldún fue un importante historiador, siendo Introducción a la historia universal su obra más
importante. En filosofía destacaron Averroes y Avempace y el judío Maimónides por sus comentarios a las obras
aristotélicas, las cuales llegaron al mundo occidental gracias a ellos. En el terreno científico se difundió el sistema de
numeración de origen indio y el concepto de cero que sustituyeron a la numeración romana. Como matemático cabe
destacar a Al-Mayriti. En medicina sobresalió Abulcasis, autor de una enciclopedia médica y quirúrgica que se
tradujo al latín. La botánica, geografía y astronomía también experimentaron un gran desarrollo. Toda esta riqueza
cultural fue heredada por los cristianos.
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3.5. LA MEZQUITA Y EL PALACIO EN EL ARTE HISPANO-MUSULMÁN
El arte hispano-musulmán estaba marcado profundamente por la doctrina religiosa, que prohibía la representación de
imágenes. Por ese motivo la pintura y la escultura tuvieron escaso desarrollo, y la arquitectura se convirtió en la
principal manifestación artística, con decoración en yeso o mosaico sin imágenes, pero con motivos vegetales,
geométricos y caligráficos. Se emplearon materiales pobres como el ladrillo y se reutilizaban elementos de obras
anteriores. Entre las manifestaciones arquitectónicas destacan la mezquita y el palacio.
La mezquita islámica es el edificio que responde a las necesidades religiosas del Islam: un gran espacio para la
predicación y la oración. Destaca la mezquita de Córdoba; iniciada por Abd-al Rahmán I en el siglo VIII sobre una
antigua basílica cristiana, fue ampliada en varias ocasiones, realizándose la última en tiempos de Almanzor (finales
del s. X). Destacan los distintos tipos de arcos (herradura, lobulados, apuntados…), las bóvedas de la cubierta y el
mihrab. Del periodo Omeya es también la mezquita de Toledo convertida después en la Iglesia del Cristo de la luz.
Los almohades construyeron la mezquita de Sevilla, de la que se conserva el minarete, transformado en campanario (la
Giralda).
El poder político dio origen al arte palatino. De la época de Abd-al Rahamán III (s. X) data la ciudad -palacio de
Medina -Azahara, en las cercanías de Córdoba. Y de la época de los Taifas el palacio de la Aljafería de Zaragoza (s.
XI). Pero el palacio mejor conservado es de la Alhambra (s. XIII y XIV), con materiales pobres y abundante
decoración, pertenece al periodo Nazarí. En realidad son dos palacios: uno más oficial en torno al patio de los
Arrayanes y otro privado en torno al Patio de los leones. Enfrente se sitúa la residencia veraniega del Generalife.
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TEMA 4: LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA EDAD MEDIA: LOS REINOS CRISTIANOS
4.1. LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA
Tras la invasión musulmana de la Península Ibérica (711) surgieron en la franja cantábrica y los Pirineos los primeros
focos de resistencia compuestos por poblaciones autóctonas y refugiados del reino visigodo, que llegaran a ser grandes
entidades políticas cristianas. En el año 718 los astures proclaman rey a Pelayo, probablemente un noble visigodo y
vencedor en la mitificada batalla de Covadonga (722), siendo este es el origen del reino Astur. Alfonso II establecerá
su capital en Oviedo y Alfonso III lo transformará en el reino de León. En el siglo X el conde Fernán González reunirá
varios territorios defendidos por castillos en la zona fronteriza con el valle del Ebro y formará el condado de Castilla,
que llegará a conformarse como reino independiente.
El reino de Pamplona, futuro reino de Navarra, surgió en el siglo IX, aunque sus orígenes son confusos; una política
de enlaces matrimoniales permitió la incorporación del condado de Aragón. El máximo prestigio y expansión se
alcanzará en el siglo XI con Sancho III, el Mayor. Se establecerá como reino independiente hasta el siglo XVI.
En torno a Jaca, a comienzos del siglo IX surgió el condado de Aragón, que tras la citada unión con Navarra y a la
muerte de Sancho III, surgirá como reino con Ramiro I en el siglo XI.
Un conjunto de condados integrados en la monarquía carolingia desde el siglo VIII (Marca Hispánica) serán el origen
del Condado de Barcelona bajo el mando de Vifredo el Velloso; Borrell II en el siglo X aprovechó el final de la
dinastía carolingia para ganar autonomía. El matrimonio del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV con Doña
Petronila, hija del rey de Aragón en el siglo XII constituye el origen de la Corona de Aragón y Cataluña.
Tras la batalla de las Navas del Tolosa en el 1212 en la Península Ibérica conviven el reino de Portugal, el reino
Nazarí de Granada, la corona de Navarra, la corona de Aragón y la Corona de Castilla, que con Fernando III el Santo
conquistará Sevilla.
4.2. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA
Actualmente por Reconquista no se entiende un proceso continuado y planificado por los reinos cristianos para
conquistar el territorio ocupado por los musulmanes (por religión o por herencia de los visigodos). Estos
enfrentamientos fueron principalmente por el poder económico y político, y aunque duró ocho siglos, no fueron de
lucha continua, siendo frecuentes además las alianzas entre cristianos y musulmanes.
Del siglo VIII al X, los musulmanes eran militarmente superiores a los reinos cristianos que se limitaron a ocupar
territorios casi despoblados en el valle del Duero. En el siglo XI el califato entra en crisis y se fragmenta en los reinos
de Taifas. Alfonso VI de Castilla conquista en 1085 Toledo, de gran valor estratégico y simbólico. Los musulmanes
reclaman la ayuda de los almorávides que frenan el avance de Castilla con victorias como las de Sagrajas y Uclés. Por
su parte Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza en 1118. A mediados del siglo XII,
coincidiendo con la decadencia almorávide, se culmina la conquista del Valle del Tajo, tomando Lisboa y el valle del
Ebro hasta Tortosa.
En la segunda mitad del siglo XII, el poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos frenaron el
avance conquistador que se limitó a los cursos altos de los ríos Turia, Júcar y Guadiana. En el siglo XIII, tras la
derrota de Alarcos (1195), los reinos cristianos se unen, incentivados por la declaración de cruzada del Papa Inocencio
III, en un ejército que derrota a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y despeja el camino hacia el
valle del Guadalquivir. Aragón, con Jaime I, el Conquistador, se anexiona Mallorca, Ibiza y el reino de Valencia.
Portugal conquista Faro; y Castilla culminó con Alfonso X el Sabio la conquista de de Andalucía. En el s. XIV se
frena la reconquista debido a las epidemias y las guerras sucesorias en los reinos cristianos, quedando en manos
musulmanas el reino nazarita de Granada.
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4.3. LAS FORMAS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO Y SU INFLUENCIA EN LA ESTRUCTURA DE LA
PROPIEDAD. MODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL
La Reconquista no fue tan solo un proceso militar, sino que se basó en la ocupación demográfica, la explotación
económica y la administración política de los territorios andalusíes.
De los siglos VIII al X se aplicó la presura, al norte del Duero y al pie del Pirineo, territorios casi despoblados. Es la
ocupación de una tierra despoblada por aquel que la va a cultivar, se basa en el derecho romano. El resultado fue una
zona de pequeñas y medianas propiedades de hombres libres. En los siglos XI y XII, se dio la repoblación concejil
entre el Duero y los Montes de Toledo y en el Valle del Ebro. El territorio se dividía en concejos, dividido en alfoces,
el concejo se regía por una ciudad o villa cabecera, en la que se instalaba un representante del rey. El rey otorgaba una
carta puebla o fuero (conjunto de derechos). Eran hombres libres en su mayoría, dependientes del rey. La población
musulmana en estas zonas era numerosa y se respetaron en general sus propiedades. El sistema dio como resultado la
propiedad mediana y la propiedad comunal.
En la primera mitad del siglo XIII se repobló el Valle del Guadiana, Teruel y el norte de Castellón. Zonas extensas y
poco pobladas en cuya conquista destacaron las órdenes militares (Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa), por lo
que las nuevas tierras se dividieron en encomiendas a cuya cabeza estaba un caballero de la orden correspondiente con
el cargo de Comendador. Predominaran así los grandes latifundios dedicados a la explotación ganadera.
En la segunda mitad del siglo XIII, los territorios conquistados fueron repartidos entre sus conquistadores en función
de su rango social. Se aplicó al valle del Guadalquivir y el litoral levantino. El resultado fue la adquisición de grandes
latifundios por la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares.
El modelo de sociedad feudal estamental se consolidó a lo largo de toda la Península. La nobleza eran los grandes
propietarios de las tierras y eran un grupo privilegiado heterogéneo. El clero poseía tierras y señoríos y también son un
estamento heterogéneo. Los campesinos están sujetos a la dependencia de sus señores. Desde el s. XI se desarrolló la
burguesía. También existían minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos que eran mayoritariamente urbanos y
los mudéjares que vivían en el campo.
4.4. DIVERSIDAD CULTURAL: CRISTIANOS, MUSULMANES Y JUDÍOS
Durante ocho siglos en la península convivieron cristianos, judíos y musulmanes, aunque las relaciones entre ellos no
siempre fueron pacíficas, esta convivencia otorgó al panorama cultural de la época un carácter plural. La existencia de
mudéjares en territorios cristianos y de mozárabes en los musulmanes, así como de judíos en unos y otros, propició el
intercambio de conocimientos, más allá de las diferencias religiosas y de las rivalidades políticas.
La situación de la zona cristiana era muy diferente a la de Al-Ándalus, que actuó como transmisor del pensamiento
científico antiguo y oriental. En los territorios cristianos fue la Iglesia quien asumió el papel de preservar y transmitir
la cultura, en concreto en los monasterios, como el de Ripoll, mediante copia y conservación de libros e impartiendo
enseñanzas en las escuelas monacales. El Camino de Santiago fue una pieza clave para la difusión de la cultura, ya en
lenguas romances. Llegaron modelos literarios y estilos artísticos como el románico y el gótico. También estimuló la
construcción de monasterios, caminos, hospitales… A partir del siglo XII surgieron las escuelas catedralicias y más
tarde, en el siglo XIII las Universidades, destacando las de Salamanca, Valladolid o Lérida. El puente cultural entre el
mundo islámico y la cristiandad fueron los centros de traducción del árabe, que surgieron de forma espontánea en
diferentes ciudades como en Zaragoza y Toledo. A la Escuela de Traductores de Toledo acudieron eruditos de
diversos lugares y su prestigio se incrementó aún más bajo el mecenazgo de Alfonso X el Sabio cuando cristianos,
árabes y judíos traducían al latín obras en árabe de Aristóteles, Ptolomeo o Averroes. Esto contribuyó a difundir en el
Occidente cristiano gran parte del conocimiento perdido de la antigüedad griega y de la ciencia del mundo islámico.
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4.5. MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
El arte medieval peninsular es fundamentalmente religioso; tanto los edificios (monasterios o catedrales) como la
escultura o la pintura (subordinadas a la arquitectura), se realizan con una clara finalidad didáctica.
El arte asturiano de los siglos VIII y IX fue promovido por la monarquía. Emplea arcos de medio punto y bóvedas de
cañón. Sus principales ejemplos están en Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.
En el siglo X se desarrolla el arte mozárabe o de repoblación, con iglesias construidas por mozárabes llegados a tierras
cristianas. Utilizaban materiales pobres como ladrillo y sillarejo y arcos de herradura. Destaca San Miguel de la
Escalada (León).
Entre los siglos XI y XII se extiende el Románico. Las iglesias presentan un aspecto macizo y oscuro por la escasez de
vanos. En Castilla muestran la influencia francesa (Catedral de Santiago, típica iglesia de peregrinación) y en Cataluña
la italiana (San Vicente de Tahull). Hay escultura de bulto redondo de temática religiosa, pero predominan los relieves
en capiteles (Claustro de Santo Domingo de Silos) y portadas (Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago). En
pintura destaca la decoración de paredes y techos de los templos. Se caracteriza por el silueteado de las figuras y el
uso de colores planos (Pantocrátor de Tahull).
El Gótico se desarrolla entre los siglos XIII y XV, destacando la construcción de catedrales sobre planta de cruz latina.
Su principal característica es el movimiento ascendente de los elementos arquitectónicos (arco apuntado, bóveda de
crucería) y su luminosidad (vidrieras) reflejo de una nueva actitud espiritual tendente a lo divino. Destacan las
catedrales de León, Burgos y Toledo. En Aragón además es importante la arquitectura civil (Lonja de Valencia y
Palacio de la Generalitat de Barcelona). La escultura se caracteriza por la expresión individual y humana de las figuras
(Virgen Blanca de la catedral de Toledo), y en la pintura se representa en vidrieras (Catedral de León) o sobre tabla
(Ferrer Basa y Bartolomé Bermejo).
Por último, el arte mudéjar (siglos XII al XV) es original de la Península, y se mezcla la influencia cristiana románica
y gótica (San Tirso de Sahagún-León), y la influencia musulmana, con el uso del ladrillo como material de
construcción y formas decorativas del arte islámico. La principal representación son las torres campanario basadas en
los alminares musulmanes (San Salvador de Teruel).
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TEMA 5: LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS S.XIV Y XV
5.1. ORGANIZACIÓN POLÍTICA E INSTITUCIONES
En los siglos XIV y XV las dos grandes coronas de la península, la de Aragón y la de Castilla, se enfrentan a una
profunda crisis demográfica, social y económica, y en política los reyes quieren recuperar el poder perdido con el
feudalismo frente a la nobleza.
La Corona de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial, y con los Trastámara fortaleció su herencia
autoritaria. El rey se veía asistido en su acción de gobierno por diversas instituciones centrales: el Consejo Real, la
Audiencia, encargada de la administración de justicia, y la Real Hacienda, encargada de los impuestos. En estos siglos
se fueron construyendo dos instituciones claves para el poder real: un Ejército Real permanente y una burocracia,
formada por letrados. En las Cortes (sin funciones ni periodicidad establecidas) participaron las ciudades junto a la
nobleza y al clero en asuntos relacionados con el gobierno (acuñación de moneda, concesión de impuestos
extraordinarios, jurar al nuevo rey, etc.). La administración local se basó en la institución de los concejos, bajo el
control de las oligarquías urbanas (nobleza, clero, burgueses).
La Corona de Aragón tenía un carácter pactista, y estaba constituida por una serie de reinos (Aragón, Cataluña,
Valencia y Mallorca), con diferentes leyes e instituciones, pero con un rey común representado en cada reino por un
virrey o lugarteniente. Tras varios enfrentamientos entre los nobles y el rey, en 1283, Pedro III firmó el Privilegio
General. Gracias a esto, aunque hubo enfrentamientos puntuales, las relaciones entre el rey y sus vasallos fueron
mejores que en Castilla. Las instituciones reflejan las peculiaridades del carácter de la Corona. Existían cortes
independientes en cada reino, pero también Cortes Generales, con cuatro brazos o estamentos. Surgieron las
Diputaciones que ampliaron sus competencias (la de Cataluña o Generalitat, etc.). En el reino de Aragón se creó el
cargo de Justicia de Aragón, siendo su función primordial la defensa de los fueros o privilegios del reino. Los
municipios fueron cayendo bajo el control de oligarquías urbanas con distintos cargos donde destaca el consejo
municipal como el consejo de Ciento en Barcelona.
5.2. CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA
Los siglos XII y XIII habían sido de expansión económica, pero la llegada de la Peste Negra en 1348 inauguró una
etapa de catástrofes demográficas, crisis económica y enfrentamientos sociales. La sucesión de malas cosechas
produjo la desnutrición de la población que era fácilmente atacada por epidemias (entre un 25 y un 40% de la
población según reinos). El aumento de los precios y de la presión fiscal, así como el intento de la nobleza de
recuperar rentas y prerrogativas, generó un aumento de los conflictos con el tercer estado y con los propios monarcas.
En Castilla la ganadería trashumante se impuso como principal actividad económica, y además contaba con los
privilegios de la Mesta, creada por Alfonso X el siglo anterior. La artesanía también entró en declive, y el comercio
exterior fue el menos afectado, con exportaciones de lana y comercio en el Mediterráneo. El malestar social provocó
numerosos levantamientos campesinos contra la nobleza como las guerras irmandiñas o los payeses de remensa en
Cataluña (con la Sentencia Arbitral de Guadalupe se puso fin a la servidumbre en 1486). También se produjeron
conflictos urbanos (Biga y Busca en Barcelona) y el antisemitismo produjo múltiples pogromos. El foco de conflicto
principal fue la pugna de los monarcas y los privilegiados por la hegemonía política. La guerra civil en Castilla entre
Pedro I y Enrique de Trastámara a fines del siglo XIV o la guerra civil en Aragón al enfrentarse el rey Juan II con la
nobleza y el clero catalanes (1462-1472) son dos claros ejemplos, En el último tercio del s. XV los Reyes Católicos
heredan ambas coronas y afianzan su poder, lo que da paso a la época moderna.
5.3. LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL MEDITERRÁNEO
De los territorios que integraban la Corona de Aragón, tres de ellos, Cataluña, Valencia y Baleares se abrían al
Mediterráneo, lo que determinó su vocación comercial y su ámbito de actuación. Los monarcas aragoneses
emprendieron una importante expansión política por el Mediterráneo, a pesar de la oposición de Francia y el Papado, e
incorporaron Sicilia a la Corona, ya que María de Montpellier, mujer de Pedro II, tenía derechos sucesorios. La
alianza entre Francia y Génova amenazaba los intereses de Aragón en Córcega y Cerdeña. Desde 1420, Alfonso V
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hizo frente a la situación. En los veinte años siguientes, tras asedios, combates y acuerdos, el monarca controló
Cerdeña, renunció a Córcega y conquistó el reino de Nápoles (1443). Instalado en la ciudad, Alfonso V abandonó la
política ibérica, se convirtió en árbitro de la situación italiana y en mecenas del Renacimiento. Incluso durante un
tiempo pertenecieron a Aragón los ducados griegos de Atenas y Neopatria conquistados por tropas mercenarias
catalanas, los almogávares, que habían acudido con Roger de Flor al frente en ayuda del emperador bizantino contra
los turcos.
Gracias a esta expansión se desarrolló un activo comercio internacional, en el que Cataluña y sobre todo Barcelona,
tuvo un papel prioritario. Se exportaban hierro y tejidos y se importaban cereales, pieles y especias. La etapa de
máximo esplendor del comercio catalán fue en el siglo XIV, pero la crisis bajomedieval afecto a esta actividad y
Valencia sustituyó a Barcelona como principal puerto mercantil.
La caída de del Imperio bizantino (1453) y el avance turco aceleraron la decadencia del comercio mediterráneo,
cortando la tradicional Ruta de las Especias, al mismo tiempo que surgían las rutas atlánticas.
5.4. LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES. LAS ISLAS CANARIAS
Los reinos de León y Castilla se interesaron por la fachada costera y la navegación marítima en el siglo XII. En el sur,
con una estratégica posición entre el Atlántico y el Mediterráneo, fue un episodio destacado la apertura del estrecho de
Gibraltar a la navegación cristiana. Fue objetivo de mercaderes castellanos, genoveses y de otras repúblicas italianas
que preferían el camino del mar al de tierra para las relaciones entre Italia y Flandes.
Otra línea expansiva por el Atlántico es la que lleva a los portugueses, con Enrique el Navegante, pero también a los
castellanos, a la exploración de las costas del occidente africano. En el marco de esa expansión hay que incluir la
conquista de las islas Canarias. Grupos de marinos cantábricos y andaluces, tras realizar viajes a las islas, informaron
al rey de que su dominio sería fácil. En 1402, Enrique III aceptó el ofrecimiento de dos nobles franceses, Juan de
Bethencourt y Gadifer de la Salle, de ocupar las islas y someterlas a vasallaje del rey castellano. La primera que se
conquistó fue la isla de Lanzarote. Después vendrían las conquistas de Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. Estas
primeras conquistas se hacían a título particular, de manera que los conquistadores se reservaban esas tierras que los
monarcas castellanos les entregaban como feudos. Más adelante fueron los propios monarcas quienes se encargaron de
la conquista del resto de las islas, pero reservándoselas para la corona (realengo). La última conquistada fue Tenerife
en el año 1496.
En 1415, los portugueses conquistaron Ceuta, que pasó a dominio español cuando Felipe II se convirtió en rey
portugués. Entre 1420 y 1440 los portugueses se instalaron en Madeira y Azores y tuvieron aspiraciones a las
Canarias. Esta expansión finalmente llevaría a fines del siglo XV a las expediciones de Bartolomé Diaz, que dio la
vuelta al Cabo de Buena Esperanza, y de Vasco de Gama, quien finalmente conseguirá llegar a la India costeando el
continente africano.
La expansión atlántica provoca un cambio en la mentalidad donde el Mediterráneo pierde importancia y se sientan las
bases para la futura conquista del continente americano.
TEMA 6: LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.
6.1. LOS REYES CATÓLICOS: LAUNIÓN DINÁSTICA: LA INTEGRACIÓN DE LAS CORONAS DE
CASTILLA Y DE ARAGÓN.
Existe la opinión de que los Reyes Católicos son los “forjadores de la unión nacional”. No obstante,
su unión, aun considerándose la unión de los reinos de España, no fue la uniformización de estos territorios.
La unión dinástica de los Reyes Católicos no se refleja en una unidad nacional. Los reinos de España
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seguían estando separados desde el punto de vista político e institucional, aunque estos monarcas plantean
una nueva forma de ejercer la autoridad de manera independiente a otras esferas de poder. Ni siquiera eran
reyes cuando en 1469 se casaron a escondidas en una residencia privada de Valladolid. En principio,
ninguno de ellos estaba destinado a ser rey y sólo las circunstancias, y de entre ellas la muerte la primera,
dejarán el paso libre a un segundón como Fernando y a la hermanastra del rey Enrique IV de Castilla.
Todo el proceso que lleva al matrimonio de estos muchachos, primos segundos de 17 y 18 años, está
rodeado de intereses políticos y estratégicos y derivará en una guerra civil en Castilla al desobedecer Isabel
el pacto de los Toros de Guisando (1468) por el que sería heredera al trono si su boda no contravenía los
deseos de Enrique IV que deseaba la unión con Portugal. Este conflicto terminará tras la batalla de Toro con
el acuerdo de Alcaçovas (1479) que entrona a Isabel. En ese mismo año Fernando hereda la corona al morir
Juan II.
Como hemos señalado, la unión personal, la unión dinástica, no suponía la unión de los territorios y
así se había acordado en el Tratado de Segovia (1475). A pesar de todo, la unión era completamente
asimétrica. La corona de Castilla tenía una estructura unitaria y que afianzaba el poder autoritario del
monarca. Aragón constaba de tres miembros (Aragón, Cataluña y Valencia) que configuraban estados
distintos y con privilegios complejos reconocidos por los nuevos reyes que dificultaban su autoridad. Por
otra parte, Castilla era mucho más extensa y mucho más poblada, con unos 4 millones de habitantes frente a
los 800.000 del reino de Aragón. Parece claro que quien más tenía que ganar con esta unión era el reino de
Aragón y en cambio, no lo parece tanto que la idea de unión de los reinos estuviera presente como prioridad.
6.2.REINO NAZARÍ Y LA INCORPORACIÓN DEL REINO DE NAVARRA.
La llamada Guerra de Granada no comenzó de forma unificada y prevista. Su duración fue de once
años (1481-1492) y los modos que se emplearon (artillería y diplomacia) la convierten en la primera guerra
de la Edad Moderna. Se pueden destacar tres fases:
1.-Conquista y defensa de Alhama. Diego Ponce de León, Marqués de Cádiz, se apodera de Alhama. La
disculpa para esta operación fue la toma musulmana de Zahara. Ante esta situación, los Reyes Católicos
deciden apoyar a este audaz noble y aprovecharse de la debilidad que la guerra civil dentro de la familia que
ocupaba el trono nazarita estaba padeciendo (conflicto entre Boabdil, Mulay-Hacen y “el Zagal”).
2.-Toma de Málaga .Campaña muy dura desde el punto de vista militar, el asedio a la ciudad de Málaga se
convirtió en una pesadilla que dio como resultado una dura venganza de los vencedores. Toda la población
de la ciudad fue sometida a esclavitud.
3.-Rendición de Granada .A pesar de su duración fue la parte más fácil. Las ciudades caen o pactan
capitulaciones. Se acordó respetar la libertad personal, los bienes y las prácticas religiosas de todos aquellos
que capitulaban. De todas, la más ventajosa fue la de Granada, pero la llegada de cristianos y el
incumplimiento de los acuerdos, llevarán a un deterioro de la convivencia que acabará con la sublevación de
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los mudéjares, su derrota y los decretos de conversión o expulsión dictados por los Reyes Católicos
iniciando su política de intolerancia religiosa (llegada del Tribunal de la Santa Inquisición a Castilla)
La conquista de Granada se presentó como algo importantísimo y se entendió como una ayuda divina
ante el avance de los turcos que acechaban al cristianismo desde la toma de Constantinopla (1453). Para
financiarla, los Reyes Católicos acudieron al Papa pidiendo una Bula de Cruzada que se unió a los impuestos
especiales de judíos y mudéjares y a los créditos de los concejos. La guerra también sirvió, con su espíritu de
cruzada, para unir los reinos bajo el mando de los Reyes Católicos y reafirmar así su poder frente a la
nobleza que no obstante fue la gran ganadora en el reparto de tierras a cambio de su lealtad.
Navarra se había mantenido como un reino independiente de Castilla y Aragón y en el ámbito de
influencia de los reyes de Francia. Con la unión dinástica, los Reyes Católicos consideraron la posibilidad de
hacer cambiar el protectorado francés por uno propio. En 1512, ya muerta Isabel y ante la posibilidad de que
una hija del rey de Francia se casara con el heredero navarro, Fernando invadió el reino con el beneplácito
del Papa, y la parte al sur de los Pirineos fue incorporada, aunque esto no se materializó hasta 1515. Un
virrey juró en nombre del regente rey Fernando respetar los privilegios y fueros navarros.
6.3. LA INTEGRACIÓN DE CANARIAS Y LA APROXIMACIÓN A PORTUGAL.
A finales del siglo XV, Castilla sólo disponía en la ruta atlántica de las Islas Canarias. Estas islas
habían quedado bajo la soberanía castellana por el Tratado de Alcaçovas (1479): Castilla renunciaba a la
influencia sobre los terrenos y rutas más allá del sur de las islas, y a cambio, Portugal aceptaba a Isabel
como legítima reina de Castilla en las luchas tras la muerte del rey Enrique IV. Parecía claro que la ruta
hacia las Indias por el sur era monopolio portugués, mientras que la siempre presente y utópica ruta por el
oeste seguía abierta a la aventura. De las Islas Canarias se intentó conquistar Gran Canaria, tomada por
Pedro de Vera, La Palma y Tenerife. La más difícil fue Tenerife aprovechando las divisiones tribales
internas y el poco arraigo de los reyezuelos locales (menceys), el dominio castellano se hizo efectivo.
Treinta años después de la conquista de las islas, éstas estaban colonizadas y sólo una cuarta parte de sus
25.000 habitantes eran autóctonos. La inmigración había sido una constante y llegaban nuevos habitantes
desde Castilla, Extremadura, Andalucía, Portugal y algunos comerciantes catalanes y musulmanes, así como
esclavos negros africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. La tierra se repartió entre estos
y los nativos colaboradores. Pocos impuestos se obligaron a pagar lo que contribuyó a un desarrollo
comercial muy activo. Dado que en la conquista la corona permitió las acciones privadas, existían islas de
señorío e islas de realeza. En las últimas, la corona nombró un gobernador general ( Gran Canaria) o un
adelantado ( La Palma y Tenerife). El modelo de los concejos castellanos sirvió para organizar las islas y la
oligarquía local se hizo con su poder. En 1485 se formó un obispado en Las Palmas dependiente del
Arzobispado de Sevilla.
Portugal siempre había tenido buenas relaciones con Castilla (Isabel la católica era hija de una
portuguesa), como quedó plasmado en el mencionado Tratado de Alcaçovas, muy ventajosos para Portugal.
Además, los Reyes Católicos normalizaron las relaciones entre los reinos con enlaces matrimoniales de sus
hijas (Isabel y María) con príncipes portugueses (Alfonso y Manuel). Al descubrirse América, Portugal
reclamó a Castilla el cumplimiento del tratado que dejaba bajo su dominio toda tierra al sur de las Islas
Canarias. Castilla alegó que América era un continente distinto y consiguió del Papa la bula Inter Caeterea
que reorganizaba los espacios. El definitivo Tratado de Tordesillas (1494), pondrá fin a las desavenencias
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permitiendo a Portugal, con una división vertical del mundo y no horizontal, apropiarse del Brasil sin
esfuerzo cuando se descubra.
6.4.LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO BAJO LOS REYES CATÓLICOS: INSTITUCIONES DE
GOBIERNO.
A finales del siglo XV, la unión dinástica de los Reyes Católicos no se refleja en una unidad nacional. Los
reinos de España seguían estando separados desde el punto de vista político e institucional, aunque estos
monarcas plantean una nueva forma de ejercer la autoridad de manera independiente a otras esferas de
poder. Lo que sí consiguieron fue restaurar la autoridad monárquica muy degradada por las guerras civiles
que les precedieron. Ahora bien, esta tarea no fue gratis y la centralización del poder tuvo que ofrecer a
cambio poder económico y social a los señores (creación del mayorazgo y ratificación de La Mesta ) laicos y
eclesiásticos. Con su política de fuerza y de atracción hacia los señores, dieron la estabilidad necesaria que
no hubo en el pasado Los Reyes Católicos innovan sin romper el molde pero su modelo autocrático,
ciertamente inscrito en la Edad Moderna, encajará mejor en Castilla que en Aragón, reino en el que el
pactismo seguía vigente . Es por esta razón que las instituciones de Castilla resultan más novedosas. El
Consejo Real, como Consejo más importante, fue reorganizado en las Cortes de Toledo de 1480. Se
profesionaliza aún más llenándose de letrados y vaciándose de grandes señores. Se dividió en salas para que
fuera más operativo (Estado, Hacienda, Justicia,etc.). Para enlazar los Consejos con los monarcas, se crearon
Secretarios Reales que despachaban directamente con ellos. En Castilla, las Cortes prácticamente no
tuvieron capacidad legislativa ninguna: servían para jurar cargos en la coronación y aprobar subsidios. En
cuanto a la justicia, existían tres niveles de apelación: el Corregidor, la Audiencia y el Consejo Real. A fin
de aliviar de trabajo a la de Valladolid, se creó una Audiencia en Granada y para mantener el orden los
monarcas organizaron en 1476 la Santa Hermandad que actuó contra la delincuencia y el bandolerismo con
cuadrillas armadas por los concejos. Otras novedades fueron los Capitanes Generales, los Gobernadores,
Virreyes y Adelantados y Merinos, que representaban la monarquía en su ausencia. El poder municipal
continúo de la misma forma con los alcaldes, concejos y corregidores.
En cuanto a la Hacienda, para aumentar las recaudaciones, se acudió a las Bulas papales, a los
subsidios extraordinarios y al trasvase de los Maestrazgos (terrenos de las Órdenes Militares) a la corona.
La Corte siguió siendo itinerante, sin capital fija.
En Aragón las innovaciones fueron muy pocas. Como reino complejo con países diferenciados
política y legalmente, no caminó hacia la modernidad del Estado Autoritario y mantuvo sus fueros y
privilegios señoriales de la Edad Media gracias al poder de las Cortes y el trabajo del Justicia Mayor de
Aragón. Las diferencias entre Castilla y Aragón en este sentido, marcarán los siglos venideros con tensiones
y desequilibrios notorios. Dado que Fernando pasó poco tiempo en sus reinos, se nombró Virrey. También
se cerró la cuestión de los Payeses de Remensa con la Sentencia arbitral de Guadalupe (1486), por la que los
campesinos podían abandonar a su señor sin necesidad de pagar la remensa para hacerlo. En Barcelona, para
evitar las disputas en el Consell de Cent y la Generalitat, se promovió la insaculación, es decir el sorteo para
la elección de cargos.
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Las instituciones comunes para ambos reinos, sólo podemos hablar de dos. Por un lado, los Reyes
Católicos consiguieron del Papa el Regio Patronato, por el que los cargos de la Iglesia en los reinos de
España son elegidos por el Papa pero de una lista que los reyes ofrecen. Es decir, que la elección es
prácticamente de los monarcas. Por otro lado, se trae a Castilla la Inquisición, creando un Consejo de la
Suprema Inquisición y estando ésta bajo el mandato de los reyes con poder en ambos reinos.
6.5:LA PROYECCIÓN EXTERIOR BAJO LOS REYES CATÓLICOS. POLÍTICA ITALIANA Y
NORTEAFRICANA.
Bajo el reinado de los Reyes Católicos, la política exterior tuvo por primera vez una visión unitaria.
Por eso mismo, no fue posible compatibilizar los intereses históricos de ambos reinos y la beneficiada fue
Aragón. Castilla pagará los ejércitos y la diplomacia que conllevará el enfrentamiento con Francia, aliada
tradicional de Castilla con los Trastámara, puesto que prevalecerán los intereses del reino de Fernando en
la expansión mediterránea por Italia. Las líneas magistrales de la política exterior serán:
1.-Recuperación de los territorios aragoneses de los Trastámara. Con un triple conflicto: Navarra, que fue de
Juan II, padre de Fernando y ahora estaba en manos del conde de Foie, de origen francés, y que se
anexionará en 1512; el Rosellón y la Cerdaña, cedidos a Francia por Juan II para que le apoyara en su guerra
civil y Nápoles, que fue de Alfonso V, tío de Fernando. Los tres problemas le enfrentaban a Francia.
2.-Consolidación de la expansión mediterránea de Aragón. Esto llevará a los monarcas a conflictos con los
musulmanes en el Norte de África siendo una cuestión irrenunciable para el comercio aragonés y para
Castilla tras la conquista de Granada. La cuestión de Nápoles se incluye también.
3.-Avance de la expansión atlántica del reino de Castilla. El Tratado de Alcaçobas con Portugal en 1479,
limitaba la expansión al sur del Atlántico para Castilla. Respetando sus bases se completó la conquista de las
islas Canarias, se intentó explorar nuevas rutas por el Oeste (proyecto de Colón), se mejoraron las relaciones
con Portugal y se buscaron nuevos aliados contra Francia en esa zona como Inglaterra, Países Bajos y el
sacro Imperio.
La diplomacia, con los embajadores de Fernando por Europa y la ayuda de un Papa de origen
valenciano (Borgia), la creación de un ejército permanente y moderno sufragado por la corona y una política
matrimonial que colocó en todos los tronos a hijas de los monarcas, fueron las herramientas del esplendor de
las relaciones internacionales de los Reyes Católicos.Concretamente en Italia, la diplomacia jugó un papel
muy importante para poner de parte de los Reyes Católicos a la multitud de débiles estados en los que se
dividía y que pivotaban entre Castilla, Aragón y Francia. La presencia militar de ambas partes dio lugar a
fricciones que se materializaron en guerra. En esta contienda, cabe destacar la figura de Gonzalo Fernández
de Córdoba, el Gran Capitán, que ganando las batallas de Ceriñola y Garellano , recuperó Nápoles. Fernando
movió sus hilos para mantener a Francia al Norte, al Papa en el centro y Aragón al Sur.
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En lo referente a África, como consecuencia de la Guerra de Granada, se realizan expediciones para
garantizar la seguridad del Mediterráneo Occidental frente al turco en expansión y los piratas berberiscos. El
espíritu de cruzada seguía vivo. Se tomaron Melilla , Bugía, Orán en Argelia y Trípoli en Libia.
TEMA 7: EXPANSIÓN ULTRAMARINA Y CRECAIÓN DEL IMPERIO COLONIAL.
7.1. EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
En 1453 el Imperio Turco tomaba Constantinopla y cerraba las rutas de Oriente hacia el
Mediterráneo. Desde ese momento, se inicia por parte de las dos potencias pioneras en el Atlántico,
Portugal y España, la búsqueda de nuevas rutas hacia las Indias Orientales. A pesar de que compartían
conocimientos geográficos, cartográficos (portulanos) y avances técnicos (brújula, astrolabio, carabelas),
Portugal estaba más adelantado y había encontrado el Cabo de Buena Esperanza, lo que suponía una ruta
alternativa a las especies, a las espaldas del turco y protegida para los portugueses por el Tratado de
Alcaçovas de 1479. En esos momentos aparece la oscura figura de Cristóbal Colón. Lo más probable es que
fuera genovés y para esta república trabajó en Lisboa 9 años viajando por el Atlántico. Cuando la familia de
su mujer portuguesa cayó en desgracia, vino a España y presentó a los Reyes Católicos el proyecto de ruta
por el Oeste que le habían rechazado en Portugal. Tiene influencia en la corte por personajes de primer
orden como el confesor real fray Hernando de Talavera. Gracias a ellos y a pesar del rechazo por cuatro
veces de los técnicos españoles que aducían un grave error en el cálculo de la distancia del grado, se monta
la expedición. Las naves y otros aspectos se sufragan en gran parte con multas a pagar por distintos concejos
y para atraer a los tripulantes contó con la figura de los hermanos Pinzón y su reputada valía como marinos.
El 3 de Agosto de 1492 parte la flota del puerto de Palos con la nao Santa María y las carabelas Pinta y
Niña. Antes (Abril de 1492), en el pueblo granadino de Santa Fe y como buen comerciante, Colón firma
unas capitulaciones por las que se le nombra Almirante de la flota, Gobernador General de las tierras que se
descubrieran, Virrey y se le otorga el beneficio para sí de un 10 por ciento de las ganancias que se
desprendieran del viaje. Los hermanos Pinzón desconfiaban del almirante y justo, cuando tras un cambio de
rumbo el motín parecía cercano, se avista tierra el 12 de Octubre de 1492 y se desembarca en la isla llamada
Guanahaní, bautizado San Salvador y hoy isla Waitling en las Bahamas. El hecho de que las cuentas de
Colón se correspondieran con las del viaje, le llevan al convencimiento de haber llegado a las Indias. No
tendrá certeza de la realidad hasta la vuelta del 2º viaje de los cuatro que realizó. Además de en Guanahaní,
se tocó tierra en Cuba (Juana) y La Española (Sto. Domingo), en esta última se fundó el Fuerte de Navidad
con los restos del naufragio de la Santa María. La vuelta se hizo buscando los vientos contraalisios y la
Corriente del Golfo, lo que nos habla de la magnífica intuición de Colón. El 4 de Marzo de 1493 atraca
curiosamente en Lisboa y es recibido en Barcelona por los Reyes Católicos.
En los siguientes viajes se buscó la tierra del continente y se intentó encontrar el cabo que abriera paso a las
islas de las especies En 1513 Vasco Nuñez de Balboa, tras atravesar el istmo de Panamá descubrió el
Pacífico.
Las relaciones de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos fueron de mal en peor. Partían de
supuestos contrarios. El Almirante pretendía explotar comercialmente la ruta con el comercio de esclavos, lo
que fue rechazado por Isabel cuya idea daba continuidad a la Reconquista (ganar batallas, repartir tierras y
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botín y evangelizar). Colón sería destituido y apresado por Francisco de Bobadilla dada la mala
administración y el maltrato a los nativos. También se le retiraron, haciéndolas honoríficas, las prebendas de
las Capitulaciones de Santa Fe. El descubrimiento puso en peligro el tratado de Alcaçobas. Castilla pidió
bulas al Papa (Bulas Inter Caetera) tras el primer viaje, pero aún así ante el enfado de Portugal, se negoció y
por el Tratado de Tordesillas (1494) la línea de influencia de Castilla avanzó hacia el Oeste.Con los viajes
de Colón se comprobó que el mundo era más grande de lo que se suponía(los especialistas españoles tenían
razón), que había un continente nuevo y unos seres nuevos que posicionar geográfica e ideológicamente y
pronto se atisbó que el eje de la política ya no pasaría por el Mediterráneo sino por el Atlántico.
7.2.CONQUISTA Y COLONIZACIÓN.
El descubrimiento de América atrajo a numerosos castellanos deseosos de hacer fortuna. Mediante el
mecanismo de las capitulaciones, obtenían el permiso de la Corona para explorar y conquistar nuevas tierras.
Después de las conquistas antillanas y ante la posibilidad de encontrar otras fuentes de riqueza (oro y
trabajadores), los españoles decidieron saltar al continente. En torno a 1519, Hernán Cortés al frente de 600
hombres, emprende la conquista del Imperio azteca. Aprovechando las rivalidades y creencias indígenas y
su indudable valía militar, logra hacerse con el control definitivo de Tenochtitlán, incorporando México a
los dominios hispanos.
En 1531, Francisco Pizarro encabezando una hueste de un centenar de hombres apresa al emperador
inca Atahualpa. Aprovechando la guerra civil entre los incas, logra hacerse con el control de Cuzco y
extenderlo a la totalidad del Imperio. Fundará Lima y completa la incorporación de Perú al dominio español.
El éxito de estas campañas viene dado por la superioridad tecnológica que compensó el escaso
número de soldados. Los indígenas no conocían la rueda, ni el hierro, ni el caballo, ni la pólvora. No hubo
una conquista programada y los procesos fueron promovidos por iniciativas particulares de hombres
ambiciosos que en muchas ocasiones lucharon entre ellos mismos. México y Perú sirvieron de modelo para
la conquista de otros territorios como Chile y las conquistas llamadas tardías (Florida, Nuevo México,
interior de Argentina, etc.)
La colonización de América se realizará empleando fórmulas de origen español usadas durante las
repoblaciones de la Edad Media, tales como el repartimiento o la capitulación, y otras novedosas como la
encomienda (cesión de indios a un español como siervos, obligando a éste a su evangelización) o la mita
(trabajos forzados de las comunidades incas). Las críticas de los misioneros (Fray Bartolomé de las Casas) al
trato que recibían los indios por parte de los españoles, llevó a las autoridades a abolir la encomienda y
proteger legalmente a los indios (Leyes de Burgos, 1512; Leyes Nuevas, 1542).
La administración de todos estos territorios tenía como fin su explotación comercial. Metales
preciosos y productos agrícolas se intercambiaban por ganado y manufacturas. El comercio fue controlado
en régimen de monopolio por la corona y Castilla a través de la Casa de Contratación de Sevilla (1503) . Se
creó un Consejo de Indias (1524), distintos virreinatos (Nueva España y Perú hasta el siglo XVIII) e
instituciones menores a imagen del reino de Castilla.
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7.3. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN.
El Imperio español se organizó a través de unas estructuras políticas y administrativas que
permanecieron vigentes en lo esencial hasta el siglo XIX. Los nuevos territorios americanos fueron
incorporados a Castilla, que estableció el control político y económico de los terrenos descubiertos. Para ello
se creó en 1503 la Casa de Contratación de Sevilla; su función era regular el monopolio comercial con
América: permisos de emigración, exportación, aduana, impuestos, etc. En 1524 se independizó el Consejo
de Indias que dependía hasta ese momento del de Castilla. Se trataba de un órgano político-consultivo que
gestionaba los asuntos relacionados con aquel territorio.
La administración política de los territorios americanos fue una copia de la existente en Castilla. Para
organizar los municipios se instauraron cabildos, formados solo por españoles, con las mismas funciones
que los ayuntamientos. La administración se completaba con los virreinatos. En un principio se fundaron
dos: Nueva España, en 1535, que abarcaba toda Centroamérica y América del Norte, y el virreinato del Perú
en 1542. Los virreyes, como representantes del rey, gozaban de gran poder, ya que dirigían la
administración, las fuerzas militares y la justicia. Los virreinatos fueron subdivididos en unidades menores
llamadas gobernaciones, dirigidas por gobernadores, normalmente militares.
Las funciones judiciales eran realizadas por las Audiencias, formadas a semejanza de las castellanas
de Valladolid o Granada, y que en América además controlaban a los virreyes.
7.4. IMPACTO DE AMÉRICA EN ESPAÑA.
El descubrimiento de América supuso un profundo impacto en la sociedad española. Las maravillas que se
contaban de las Indias atrajeron a centenares de aventureros, deseosos de hacer fortuna en América, yendo
en pos de El Dorado o de la Fuente de la Eterna Juventud. De igual modo, la existencia de una población
ajena al mensaje cristiano animó a numerosos misioneros a evangelizar aquellas tierras, convirtiéndose en
una pieza fundamental para la salvaguardia de los indios frente a los abusos de los españoles (Fray
Bartolomé de las Casas) como en la preservación de las culturas indígenas (cuyas lenguas aprenden para
transmitir el Evangelio). Con los viajes de Colón se comprobó que el mundo era más grande de lo que se
suponía(los especialistas españoles tenían razón), que había un continente nuevo y unos seres nuevos que
posicionar geográfica e ideológicamente (debate sobre el alma de los indígenas y la esclavitud) y pronto se
atisbó que el eje de la política ya no pasaría por el Mediterráneo sino por el Atlántico. Es por esto que fue
necesaria una remodelación del Tratado de Alcaçovas con Portugal que se reflejó en el Tratado de
Tordesillas acordado con mediación Papal en 1494 y que ampliaba el radio de acción de Castilla en el
Atlántico.
América va inundar los mercados españoles y europeos con un flujo regular de productos. El oro y,
sobre todo, la plata llegarán puntualmente en la Flota de Indias, permitiendo financiar las empresas de la
Corona y aumentando los precios en los mercados europeos. Nuevos productos como el cacao, el tabaco, el
maíz o la patata atracarán igualmente en el puerto de Sevilla, obteniendo una aceptación desigual (el maíz o
la patata sólo se generalizarán a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII).
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Con todo, América va a ser una gran oportunidad perdida. Los metales preciosos se desviarán a los
prestamistas italianos y alemanes para sufragar las guerras de religión y prestigio de los siglos XVI y XVII,
y las rutas comerciales en monopolio así como las nuevas plantaciones, no tendrán una gran incidencia en el
desarrollo de la industria manufacturera española: la flota mercante de ida a América tan sólo transportaba
un 5% de productos españoles.
TEMA 8: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI.
8.1. EL IMPERIO DE CARLOS V: CONFLICTOS INTERNOS. COMUNIDADES Y GERMANÍAS.
En 1516 muere Fernando el Católico. Los Trastámara acaban en la Península. Carlos, hijo de Juana
(apodada “la loca”) y de Felipe I (“el hermoso”) tenía 16 años cuando desde Gante pisa terreno peninsular.
Pertenecía a la familia de los Habsburgo y hereda las posesiones de sus abuelos maternos los Reyes
Católicos y las de su padre (Franco Condado y Países Bajos). Incluso con la muerte de su abuelo
Maximiliano I el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, será coronado como Carlos V aunque I
para los reinos de España. Fue el primer rey extranjero y el primer rey común a Aragón, Castilla y Navarra
sin saber ninguna de sus lenguas. Desembarcó con todo un ejército de ayudantes extranjeros (Adriano de
Utrech, Chièvres), que ocuparon todos los cargos con una tarea clara: obtener dinero para la campaña a la
corona imperial y frenar el poder de las ciudades. Parece clara la hostilidad hacia el joven monarca y la
coyuntura no ayuda: las malas cosechas elevan los precios, las epidemias y el hambre vuelven a acosar a las
poblaciones y la nobleza continúa con su desafío al poder real. En este contexto histórico surgen los
movimientos de las Comunidades en Castilla(1520-1522) y las Germanías en Valencia y Mallorca(15191523). Son movimientos de protesta muy heterogéneos que se han considerado como las primeras
revoluciones de la Edad Moderna por su contenido social y sus reivindicaciones.
Comunidades de Castilla: Fueron un movimiento predominantemente urbano, antiseñorial, antioligárquico
de los concejos y anti Carlos V. Los protagonistas serán diferentes grupos urbanos medios: artesanos,
comerciantes, baja nobleza urbana, universitarios... Las ciudades rebeladas se autoproclaman comunidad
(comuneros) y exigen condiciones al rey: expulsión de los Corregidores que controlan el poder urbano para
la corona, expulsar a los consejeros extranjeros, acatar la voluntad de las Cortes del reino, limitar el poder
del Rey y de la nobleza y proteger la industria textil frente a los grandes señores nobles productores de lana
de la Mesta. El conflicto terminará con la derrota comunera en la batalla de Villalar 1521 ante los ejércitos
imperiales y la ejecución de los principales líderes, Juan Bravo de Segovia, Padilla de Toledo y Maldonado
de Salamanca.
Germanías de Valencia y Mallorca: Tuvieron un mayor carácter social contra los señores feudales y
mudéjares. Fueron más violentas pero con menor repercusión. La peste dejó Valencia sin nobles, que
huyeron y los comerciantes y artesanos se sublevaron creando milicias. Pedían la abolición de la jurisdicción
señorial y de los impuestos. Los gremios se hicieron con el poder de las ciudades hasta la dura intervención
imperial.
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Estos movimientos tendrán sus consecuencias: los señores feudales y las oligarquías de las
ciudades reforzarán su poder social y económico por su apoyo a Carlos I, V de Alemania. La monarquía sale
reforzada sometiendo a las ciudades y a las Cortes de los reinos. No obstante, el monarca se comprometió a
aprender el castellano y disminuir sus ausencias (educó a su hijo Felipe en Castilla como príncipe
castellano), aunque emprendió una política exterior muy ambiciosa y de gran coste económico y humano
que Castilla soportó sin oposición.
8.2. LA MONÁRQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. LA UNIDAD IBÉRICA.
Felipe II (1556-1598) fue educado en Castilla y en castellano. Su padre le asimiló al poder real desde
muy pronto como regente suyo en la península y en él abdico en 1556. Fijó la Corte en Madrid e hispanizó
la política siendo el último rey que gobernará personalmente. Los intereses de Castilla tuvieron un gran peso
y el aumento del autoritarismo político y religioso provocó los más graves problemas:
1. - Desde los tiempos de los Reyes Católicos la zona de las Alpujarras granadinas estaba poblada
por moriscos sin convertir. Carlos V les dio 40 años para hacerlo y cuando se cumplieron, Felipe II redactó
una pragmática por la que se les prohibía el uso de la lengua árabe, de sus costumbres y creencias. La
revuelta promovida por esta acción de gobierno, fue sofocada por D. Juan de Austria. Las conexiones entre
estas comunidades y los piratas berberiscos dieron pie a una acción dura en la que los pobladores fueron
deportados y desperdigados por otras zonas de Castilla.
2. - A pesar de ser respetuoso con las instituciones de sus reinos, el bandolerismo y los piratas se
habían convertido en un problema muy serio en el reino de Aragón. Para terminar con estos contratiempos,
se instauró un Virrey castellano lo que provocó un choque directo pues existía la figura del Justicia Mayor.
Estas revueltas se mezclaron con el caso de Antonio Pérez. Este secretario personal del rey había huido de
Castilla a su tierra acusado del asesinato de Juan Escobedo, otro secretario personal de Felipe II. Pérez en
Aragón no podía ser juzgado por un delito en Castilla, por lo que Felipe II presionado ante una posible
acusación que lo implicara a él mismo, forzó la maquinaria del Estado colocando a un virrey castellano e
incriminando a Antonio Pérez mediante la Inquisición, única institución que ambos reinos compartían.
Antonio huirá a Francia pero dejando unas tremendas revueltas en Zaragoza hasta que las tropas castellanas
llegaron a pacificar la zona. Felipe II revisaría los fueros y desde entonces el Virrey siempre sería castellano.
3. - El otro problema, personal y de estado, sería el heredero de Felipe II. Carlos, nacido desu
primera esposa, vino al mundo con deficiencias físicas y psíquicas. Esto, unido a una necesidad de atención
que su padre no le ofrecía, le llevó a reclamar un protagonismo político en forma de cargo de gobernador de
Flandes, en la misma línea de D. Juan de Austria. Como el monarca no daba un paso en este sentido, D.
Carlos se echó en brazos del espionaje y la conspiración de manera que no dejó otra salida al rey que la
reclusión en la que moriría en circunstancias extrañas.
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Pero en el reinado de Felipe II no todo fueron problemas. Él era hijo de Isabel de Portugal y estuvo
casado en primeras nupcias con María Manuela de Portugal. Cuando en la batalla de Alcazarquivir
(Marruecos), el rey portugués Sebastián muere sin dejar descendencia, pareció lógico pensar que el monarca
español tenía muchas bazas para ocupar ese trono vacante. La ocupación militar se hizo realidad pero no
obstante, la diplomacia de Felipe II convenció a la clase dirigente portuguesa (incluidos los influyentes
jesuitas), para que le apoyaran. A cambio ofreció respeto para la autonomía del reino y proteger su
comercio. Las ventajas económicas para Portugal eran muchas. Las Cortes de Tomar le reconocieron en
1581 y el rey concedió que portugueses gestionaran a portugueses. Portugal mantuvo su moneda y como con
los otros reinos de España se creó un Consejo para gobernarla. Hasta aquí el camino había sido fácil, pero la
aceptación total del pueblo será otra cosa. La unión suponía el control del gran imperio portugués (Brasil y
los enclaves comerciales de África y Asia) y marcó el viraje definitivo de la política exterior de Felipe II
hacia el Atlántico.
Con Felipe II la política se hace confesional pero su imperio se desgajaba por el protestantismo en
Flandes, el acoso de Francia e Inglaterra y la amenaza del turco en el Mediterráneo. En la lucha contra el
infiel y contra las minorías religiosas impuso en España el espíritu de la Contrarreforma salido del Concilio
de Trento. Sometió a la Iglesia al poder real (Regalismo), lo que le llevó al enfrentamiento con unos papas
de los que nunca tuvo buena opinión. Dirigió los pasos de la Inquisición en su lucha contra protestantes,
conversos e iluminados. Fomentó la creación de nuevas órdenes religiosas como la Compañía de Jesús en
1539 (San Ignacio de Loyola) y permitió la reforma de las ya existentes como los Carmelitas con Teresa de
Jesús.
8.3. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI: EL MODELO POLÍTICO DE LOS AUSTRIAS.LA UNIÓN DE
REINOS.
A pesar de la importancia de Carlos V, no será sino con Felipe II que la Monarquía completa su
configuración incluso con el añadido inesperado de Portugal. Con Felipe II se pasa de rey a monarca
absoluto (Monarquía Autoritaria), sin que absoluto signifique déspota o tirano. El rey posee la legitimidad
por residir en él la soberanía del poder, por encima del derecho positivo o cualquier otra forma de poder
temporal (Papa). Además de ejercer un poder ilimitado, la corona acumula todo tipo de competencia sin que
exista una separación de los poderes. El monarca articula en su figura todos los territorios con una tendencia
claramente centralizadora. En este sentido, Castilla, Navarra y Aragón siguieron el modelo heredado de los
Reyes Católicos haciendo las instituciones más complejas. Desde mediados del XVI, la Corte se hizo
sedentaria y se profesionalizó aún más la administración (burocratización de los letrados), que fue
superponiéndose a las instituciones de cada reino, no sin generar conflictos. Se consolidó el sistema de
gobierno por consejos (Polisinodial). Los Consejos eran organismos pluripersonales de carácter consultivo y
Felipe II los aumentó de 9 a 14, siendo el más importante el Consejo de Estado. También dio más poder a
los Secretarios Reales, el más importante el Secretario de Estado, que informaban de las deliberaciones de
los consejos al rey. En 1580 Felipe II creó las Juntas, comités separados de los consejos para temas
específicos y coordinar tareas de gobierno. Se mantuvieron Virreyes y gobernadores en los territorios en los
que se preveía la ausencia del monarca. Aragón protestaría pero tuvo que aceptar. El sistema de justicia no
cambió (Chancillerías) y tampoco la administración de los municipios.
20
Para soportar el crecimiento exagerado de los gastos, sobretodo militares, se intentó que los ingresos
subieran igualmente (Carlos V había creado el Consejo de Hacienda). Uno de los problemas de financiación
era, que mientras lo recaudado por los Países Bajos, Italia o Aragón sólo se destinaban a sus reinos, Castilla
tenía que soportar los gastos generales con las aportaciones de la Alcábala y la riqueza proveniente de las
Indias. Para cuadrar las cuentas en lo posible, Felipe II creó otro impuesto indirecto, el de los millones
(1590) que gravó, a raíz del desastre de la Armada Invencible, los alimentos esenciales. También se acudió a
la venta de cargos públicos de categoría media, y como plato fuerte, y a pesar de ser rey muy católico o por
eso mismo, acudió a la Iglesia con la recaudación del Subsidio, que se cobraba sobre la renta de los
eclesiásticos y el Excusado, que gravaba los bienes parroquiales. Con todo, fue imposible hacer un balance
equilibrado y el endeudamiento de la corona la llevó a pedir créditos y préstamos a banqueros privados
extranjeros (Amberes) y prestamistas alemanes, flamencos y genoveses que garantizaban su pago con un
Juro o deuda. La diferencia entre los gastos y los ingresos fue tan brutal, que se declararon numerosas
bancarrotas para poder renegociar las deudas.
8.4. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI.
El siglo XVI es un siglo de crecimiento demográfico. La población española creció alrededor de un
30% en la centuria, lo que estimuló la actividad económica. De esa población, las tres cuartas partes (8
millones) vivían en la corona de Castilla. El sector agrario dominaba la economía, siendo el cultivo de
cereales el más extendido. Aumentó la superficie dedicada al olivo y a la vid. Dado el estancamiento de la
productividad, la producción sólo pudo crecer explotando tierras marginales que no garantizaban el
abastecimiento. La Mesta siguió explotando los recursos ganaderos, exportando las lanas a Flandes a través
de las ferias de Medina del Campo y del consulado de Burgos y vivió su momento de mayor esplendor. La
actividad artesanal vio el auge de la ordenación gremial y empezó a formarse una cierta burguesía comercial
al calor del comercio con América. El comercio colonial se concentró en Sevilla con sede en la Casa de
Contratación. De allí partían dos flotas al año para explotar el monopolio comercial. Sin embargo, el
aumento de la fiscalidad, las guerras con Inglaterra y Holanda y una mentalidad orientada al
ennoblecimiento, asfixiaron la actividad comercial. La gran inflación provocada por la llegada de metales
preciosos (sobretodo plata), tuvo como resultado un enorme aumento de precios, cuadruplicándose estos en
un siglo. Debido a los gastos de la guerra, España se vio abocada a una crisis económica que perduró
durante todo el siglo XVII cuyo exponente fueron las bancarrotas y devaluaciones.
La sociedad española respondía a los patrones del Antiguo Régimen (estamentos privilegiados por su
linaje), pero existía cierta movilidad. La nobleza suponía, en sus distintos estadios, el 10% de la población,
sin bien existían grandes diferencias entre grandes y títulos y los hidalgos. El hidalgo es una figura muy
característica de esta época. Esta realidad era común en Castilla y en Aragón, si bien en ésta última existía
una clase intermedia entre la nobleza y el Estado general, los ciudadanos honrados, que daban un tono
distinto a la sociedad urbana. El clero presentaba igualmente profundas diferencias entre sus componentes,
no sólo entre alto y bajo clero sino entre obispados y parroquias (Toledo tenía rentas 40 ó 50 veces
superiores a las de Albarracín). El 87% de la población constituía el Estado Llano, campesinos o buenos
hombres pecheros, donde las diferencias económicas eran aún más acusadas. La mayoría no disponía de
21
tierras en propiedad y trabajaban como colonos de la nobleza y la Iglesia. Sobre ellos recaían pesadas cargas
fiscales: diezmos, derechos señoriales, impuestos reales. Peculiaridad española de la época fue la
proliferación de los Estatutos de Limpieza de Sangre, que diferenciaban a los cristianos viejos de los nuevos
(judeoconversos) y que eran exigidos para acceder a gran número de cargos. Esta preocupación excesiva por
la genealogía tenía su ser en la unificación religiosa tras la expulsión de los moriscos.
8.5. EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA.
El Renacimiento es un movimiento artístico y cultural desarrollado entre los siglos XV y XVII que se
caracterizó por un pensamiento humanista laico inspirado en escritores y artistas griegos y latinos, que
fueron imitados en modelos y espíritu. La individualidad de los artistas, el patrocinio de los mecenas y la
imprenta fueron su vía de propagación.
En España las relaciones con Italia, pionera del Renacimiento, y con los Países Bajos y la presencia
de artistas en España, contribuyó a la difusión, pero el mecenazgo de la burguesía y la nobleza fue menor
que el realizado por la Iglesia y la corona, lo que le dio un carácter más religioso y medieval. La
Contrarreforma de mediados del siglo XVI, y la censura y persecución de ideas libres, provocaron el retraso
y el aislamiento de la ciencia y el pensamiento español. La Inquisición se consolidó como una poderosa
herramienta para la cohesión religiosa del país. Actuó severamente contra los judeoconversos, segó
cualquier posibilidad de arraigo del protestantismo en España y estableció una homogeneidad ideológica en
torno al catolicismo de Trento, mediante la generalización de la sospecha y de la denuncia. Fue empleada
como instrumento político por la Corona (caso de Antonio Pérez) y obtuvo un profundo reconocimiento por
parte de la sociedad de la época (familiares). Asimismo, fue eje fundamental de la propaganda antiespañola
conocida como Leyenda Negra.
Destacó como movimiento intelectual el erasmismo. Erasmo de Rótterdam, protagonista de la
reforma de la Iglesia a través de un cristianismo de sólidos principios éticos, influyó muchísimo en España
(Biblia Políglota Complutense, Juan Luís Vives).La imprenta provocó los primeros éxitos editoriales como
las novelas de caballería, pastoriles, etc. El castellano escrito se difundió por toda la península gracias a
Antonio de Nebrija y su Gramática Castellana (1492). Otros autores de importancia fueron Garcilaso de la
Vega y sus églogas, coplas y sonetos, Fray Luís de León, Santa Teresa de Jesús con el Libro de mi Vida,
San Juan de la Cruz y su misticismo, el teatro de Lope de Rueda, el anónimo Lazarillo de Tormes y la
inabarcable Celestina de Fernando de Rojas (1499).
Desde el punto de vista de las artes aplicadas, el clasicismo italiano se vio retrasado en España por la
tradición medieval gótica, el arte mudéjar y la influencia del estilo flamenco y borgoñón dadas las
relaciones de la corona con esos territorios. Mencionaremos los estilos Plateresco y Herreriano en
arquitectura, la escultura de imaginería de Berruguete y en pintura Luís Morales y el manierista El Greco
con sus escorzos y colores irreales.
22
TEMA 9: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII.
9.1. LOS AUSTRIA DEL SIGLO XVII.GOBIERNO DE VALIDOS Y CONFLICTOS INTERNOS.
Común a los últimos monarcas de la dinastía de los Austria (Felipe III 1598-1621, Felipe IV 16211665 y Carlos II 1665-1700), fue la figura de los validos. El valido, era una persona del círculo del rey que
asumía la máxima dirección de los asuntos políticos ante la creciente complejidad del funcionamiento del
Estado y la despreocupación de los monarcas. No fue sólo un fenómeno español y claro ejemplo sería el
cardenal Richelieu en la Francia de Luis XIII, aunque la personalidad poco propicia para las
responsabilidades del gobierno de los Austria menores acentuó el valimiento en España. Con algún oficio en
la Corte que los mantenía cerca del monarca, no eran un cargo institucional ni oficial, su poder residía en la
confianza personal del rey. No solían pertenecer a la primera nobleza, por lo que aprovechaban su
valimiento para consolidar su posición social y la de su propia familia en la jerarquía política y nobiliaria.
Intentaron gobernar al margen de los Consejos mediante Juntas, y por todas estas características, se ganaron
el odio de nobles, letrados y del propio pueblo que los consideraba los responsables del mal gobierno y de
distanciar a los monarcas de la realidad. En este sentido, sirvieron de colchón en caso de problemas para los
monarcas.
Los ejemplos más destacados son:
Duque de Lerma , Primer valido de Felipe III, un monarca perezoso en su trabajo. El duque de Lerma,
intentó gobernar prescindiendo del sistema polisinodial y rodeándose de familiares y amigos en sus juntas.
Llevó la Corte a Valladolid y a pesar de la Paz en Europa no hubo reformas económicas ni políticas. El
hecho más destacado fue la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1614 que tuvo graves repercusiones en
Aragón y Valencia.
Conde-Duque de Olivares. Que tuvo gran interés por gobernar la España de Felipe IV, un rey absolutamente
abrumado por ésta tarea a sus 20 años, y que como valido, consiguió con su influencia colocar a su familia
en lo más alto de la sociedad. Protagonizó ambiciosas reformas fiscales que impuso de manera absolutista
como el caso de la Unión de Armas (1625), primer intento de hacer contribuir a todos los reinos a los gastos
de guerra. El rechazo en Cataluña llevará a la jornada del Corpus de Sangre en Barcelona y a toda la crisis
del año 1640, incluyendo la caída del Conde-Duque y la llegada del nuevo valido Don Luís de Haro.
Dentro del contexto histórico de la decadencia del esplendor político y económico de los Reinos de
España en el siglo XVII, cada uno de los monarcas tuvo diferentes problemas que afrontar:
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Felipe III 1598-1621. En un periodo de neutralidad y paz exterior, el panorama político interno vino
marcado por la expulsión de los moriscos llevada a cabo entre 1609 y 1614. Considerados falsos conversos y
difícilmente acomodables a la sociedad cristiana, su elevada natalidad (unos 300.000) y un exagerado
concepto de peligrosidad social les llevó a estar en el punto de mira. Su expulsión afectó muy negativamente
a la economía agraria de Aragón y Valencia. Fueron conducidos al Norte de África de donde muchos
regresaron de manera irregular.
Felipe IV 1621-1665. En la ambiciosa política fiscal del Conde-Duque de Olivares para obtener recursos en
la reanudada guerra contra Francia, el intento de implantar un impuesto unitario que supuso la Unión de
Armas ,obligaba a cada reino a reclutar y mantener un ejército según sus posibilidades. Esta norma choca en
Aragón con la crisis demográfica y con los distintos fueros y privilegios. Aragón y Valencia pactaron la
entrega de dinero y no soldados pero Cataluña se quedó al margen. De la misma manera en Vizcaya hubo
malestar por el impuesto sobre la sal, que iba contra los fueros y que grababa las salazones del norte. La
mayoría de los problemas y conflictos internos del reinado de Felipe IV, tuvieron su materialización en 1640
aunque tengan sus raíces en el inicial intento de contribución única. La Crisis del año 1640 es comentada por
el propio Conde-Duque como uno de los peores años de la historia de España. La nueva guerra con Francia
en 1635 llevó las hostilidades a los Pirineos. Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a
Cataluña a contribuir con tropas y dinero. El gobierno catalán accedió a dar dinero pero no soldados, y de
manera deliberada la guerra fue llevada por el valido a Cataluña. La entrada de los Tercios españoles,
temibles en el campo de batalla, y sobre todo fuera de él por su indisciplina y acoso a las poblaciones,
hicieron ceder a Cataluña y la Generalitat y el Consell se quejaron ante el rey. No se hizo ningún caso. En
Mayo de 1640, la rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios fue el anticipo del Corpus de
Sangre en Barcelona. El 7 de Junio, festividad del Corpus Christi los segadores reunidos por la festividad, se
apoderaron de la ciudad. Los representantes del rey, virrey incluido, y parte de la oligarquía fueron pasados
a cuchillo. La guerra civil se venía venir y el líder de la Generalitat Pau Claris, para evitar represalias por
parte del Conde-Duque, ofreció el Condado de Barcelona a Luis XIII de Francia, que ocupó Cataluña y
nombró un virrey francés. Tras doce años de guerra las tropas españolas pusieron fin a la secesión (1652).
Felipe IV respetó una amnistía general y a las instituciones catalanas pero perdió el Rosellón y la Cerdaña en
la Paz de los Pirineos (1659). Todo se desmorona y en 1643 Felipe IV destituye al Conde-Duque, que había
fracasado en todos sus frentes.
Carlos II 1675-1700. Para empezar, el reinado empezó con la regencia de diez años de duración de Mariana
de Austria hasta los 14 años cumplidos del rey. Tras los problemas derivados del impuesto único, se abre
una etapa de neoforalismo con nuevos ánimos para respetar los fueros y de neofeudalismo pues la alta
nobleza pasó a controlar la monarquía. Carlos II sufrió un golpe de estado por parte de su hermanastro D.
Juan José de Austria., que adquirió prestigio militar y que con un ejército de 150000 soldados llegó a Madrid
y se autoproclamó primer ministro poniendo fin a validos como el duque de Medinaceli. Además de unas
segundas Germanías en Valencia y revueltas campesinas en Cataluña, el problema más importante sobrevino
a la muerte del rey sin descendencia y un testamento que dejaba el trono en las manos borbonas de Felipe de
Anjou, nieto del rey francés Luis XIV.
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9.2. LA CRISIS DE 1640.
En la ambiciosa política fiscal del Conde-Duque de Olivares para obtener recursos en la reanudada
guerra contra Francia, el intento de implantar un impuesto unitario que supuso la Unión de Armas (1625),
obligaba a cada reino a reclutar y mantener un ejército según sus posibilidades. Esta norma choca en Aragón
con la crisis demográfica y con los distintos fueros y privilegios. Aragón y Valencia pactaron la entrega de
dinero y no soldados pero Cataluña se quedó al margen. De la misma manera en Vizcaya hubo malestar por
el impuesto sobre la sal, que iba contra los fueros y que grababa las salazones del norte. La mayoría de los
problemas y conflictos internos del reinado de Felipe IV, tuvieron su materialización en 1640 aunque tengan
sus raíces en el inicial intento de contribución única. La Crisis del año 1640 es comentada por el propio
Conde-Duque como uno de los peores años de la historia de España. La nueva guerra con Francia en 1635
llevó las hostilidades a los Pirineos. Olivares pensó que podía ser una buena excusa para obligar a Cataluña
a contribuir con tropas y dinero. El gobierno catalán accedió a dar dinero pero no soldados, y de manera
deliberada la guerra fue llevada por el valido a Cataluña. La entrada de los Tercios españoles, temibles en el
campo de batalla, y sobre todo fuera de él por su indisciplina y acoso a las poblaciones, hicieron ceder a
Cataluña y la Generalitat y el Consell se quejaron ante el rey. No se hizo ningún caso. En Mayo de 1640, la
rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios fue el anticipo del Corpus de Sangre en
Barcelona. El 7 de Junio, festividad del Corpus Christi los segadores reunidos por la festividad, se
apoderaron de la ciudad. Los representantes del rey, virrey incluido, y parte de la oligarquía fueron pasados
a cuchillo. La guerra civil se venía venir y el líder de la Generalitat Pau Claris, para evitar represalias por
parte del Conde-Duque, ofreció el Condado de Barcelona a Luis XIII de Francia, que ocupó Cataluña y
nombró un virrey francés. Tras doce años de guerra las tropas españolas pusieron fin a la secesión (1652).
Felipe IV respetó una amnistía general y a las instituciones catalanas pero perdió el Rosellón y la Cerdaña en
la Paz de los Pirineos (1659).
El ejemplo de Cataluña cundió en Portugal. Si España no podía proteger el imperio portugués del
acoso de Holanda, Portugal podía reclamar su independencia. El Conde-Duque pensó en incorporar a
Portugal a la Unión de Armas y colocar un virrey castellano. Ante el reclutamiento de soldados para la
guerra en Cataluña, el Duque de Braganza se sublevó y proclamó rey a Juan IV. La guerra, llamada en
Portugal de Restauración, se prolongó hasta 1668 en la que se reconoce su independencia definitiva.
Igual que en Portugal, en Andalucía el Duque de Medina Sidonia proclamó en 1641 la
independencia de Andalucía ante la exigencia económica a los nobles para cubrir los gastos de las tropas.
Todo se desmorona y en 1643 Felipe IV destituye al Conde-Duque, que había fracasado en todos sus frentes.
El impuesto único sublevó también a Valencia, Aragón, Palermo y Nápoles y las subidas del pan trajeron
nuevas revueltas a Andalucía.
9.3. EL OCASO DEL IMPERIO ESPAÑOL EN EUROPA.
Los Austria menores tuvieron unos objetivos similares a sus predecesores: defensa a ultranza del
patrimonio territorial como herencia legítima, protección de la religión católica frente a luteranos y
calvinistas y defensa del monopolio comercial de América. No obstante existían unos nuevos factores que
dificultaban aún más las cosas: escasez de recursos financieros que limitó el alcance de la política exterior y
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aumentó la presión fiscal trayendo graves problemas internos, perdida de efectivos militares por la crisis
demográfica derivada de las epidemias que provocó levas forzosas bajando la calidad de las tropas y la
aparición de nuevos enemigos como Inglaterra y las Provincias Unidas que ampliaron sus acciones a las
colonias de España y Portugal. Menos recursos económicos, menos recursos humanos y más enemigos es
una ecuación que sólo podía tener un resultado negativo que se materializó en el llamado sistema WestfaliaPirineos:
FELIPE III 1598-1621. Periodo de relativa paz. Paz con Inglaterra . Tregua de los Doce años con las
Provincias Unidas (1609). Paz con Francia durante la minoría de Luis XIII.
FELIPE IV 1621-1665. Vuelta a una política de prestigio lo que provoca la reanudación de todos los
conflictos. Vuelta a la guerra con las Provincias Unidas más por cuestiones comerciales de las colonias que
por las tradicionales disputas religiosas. Entrada en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) como aliados
de los Austrias europeos, en 1635 Francia entra en el conflicto como enemigo de España y derrota de
manera aplastante a las tropas del Conde-Duque en Rocroi (1643). España firmará la Paz de Westfalia en
1648 aceptando la independencia de las Provincias Unidas y constatando la pérdida de su hegemonía y su
poca relevancia en el panorama político internacional. El conflicto con Francia continuará hasta la Paz de los
Pirineos en 1659 cediendo España el Rosellón y la Cerdaña. En 1668 Portugal obtiene su independencia
definitiva.
CARLOS II 1665-1700. Francia sigue acosando a España y se apodera del Franco-Condado y partes de
Flandes. A la muerte de Carlos II sin descendencia, se desarrollará la Guerra de Sucesión que constata la
impotencia demostrada de España para defender sus posesiones. Pierde los Paises Bajos del Sur, la
Lombardía, Nápoles, Cerdeña y Sicilia. Tras trece años de guerra una nueva dinastía llegará al trono
español: los Borbones con Felipe V.
Los reinos de España pasaron de potencia dominante a perder su hegemonía en Europa. La pérdida
del dominio militar no tiene una única explicación económica. La guerra, que es la forma de hacer política
exterior en el siglo XVII, fue dejada en manos de los señores. La guerra se refeudaliza en España mientras
los nuevos tiempos traen nuevas exigencias como la centralización y el control real que en nuestros reinos
no se aplican.
9.4. EVOLUCIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL EN EL SIGLO XVII.
Durante el siglo XVII en toda Europa se produce una enorme crisis. En España, tradicionalmente se
ha hablado de “decadencia” para este tiempo, pero este concepto debe matizarse. Para empezar la dimensión
más importante de esta crisis es económica y los autores de la época y los historiadores más recientes nos
hablan de un inicio muy temprano sobretodo en Castilla. Podríamos decir que la muerte de Fernando el
Católico sería su principio y el reinado de Carlos II marcaría ya un periodo de recuperación. Así pues
“decadencia” es un término que cuando menos no puede utilizarse para todo el periodo.
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Crisis demográfica. Durante el siglo XVII la población española se estancó en 8 millones, un poco
menos que en el siglo XVI. Las causas se encuentran en las crisis de subsistencia derivadas de malas
cosechas (las guerras impedían importar), las epidemias que con la peste al frente se llevaron cerca de
1250000 personas, la expulsión de los 300000 moriscos y las guerras y sus consecuentes levas forzosas.
Crisis económica. Fue la base del retraso, se inicia muy pronto y tendrá como consecuencia más
importante convertir España en una potencia económicamente dependiente y subdesarrollada. La llegada de
plata en el siglo XVI produciría un incremento de precios que sube la inflación junto con la exagerada
emisión de moneda de cobre (vellón). La deuda exterior se dispara y se producen devaluaciones y
bancarrotas. La disminución de la producción agrícola por la escasa mano de obra y la casi inexistente
demanda, echó las tierras en manos de los propietarios latifundistas que las compraron a pequeños
propietarios que se desprendían de ellas ante su pobre rentabilidad a pesar de la aparición de nuevos cultivos
(patata y maíz). La industria interior y el comercio se paralizaron. Los altos precios impedían a los productos
españoles ser competitivos. La Mesta imponía un comercio de materias primas en situación de dependencia
y que sólo beneficiaba a unos pocos. El comercio en monopolio con América fue desaprovechado y España,
en vez de ser dueño de la situación, se convirtió en operador comercial para las mercancías de otros países
(sólo el 5% de los productos transportados eran españoles). España tenía muchas economías con distintos
grado de desarrollo, aunque todas muy pobres si bien el periodo del reinado de Carlos II es ya de clara
recuperación.
La sociedad siguió siendo estamental y medieval en muchos conceptos(privilegios, linaje) pero
experimentó algunos cambios. La aristocracia suponía el 10% (50% en el Norte), había crecido por nuevos
linajes y títulos creados para la nobleza cortesana. Los grandes de España eran ya nobleza urbana, poco
guerrera pero con los mismos valores: rentistas y sin espíritu capitalista en sus inversiones. El clero también
creció como salida para segundones y huida de las levas. Se concentró en ciudades y zonas rurales más ricas.
En cuanto al tercer estado era muy heterogéneo. Fue el estamento que soportó con sus impuestos los
esfuerzos bélicos y de ahí el auge de las revueltas, el bandolerismo y la delincuencia. La burguesía tuvo un
papel secundario por ser poca numerosa y tendió a ennoblecerse por matrimonios de conveniencia. Los
empresarios eran casi todos extranjeros. La parte más desfavorecida de la sociedad la componían un ejército
de mendigos, delincuentes y pedigüeños que se movían por las ciudades como Madrid, la “corte de los
milagros”.
9.5.ESPLENDOR CULTURAL.EL SIGLO DE ORO.
La decadencia política y económica en el siglo XVII, no tuvo un paralelismo en el ámbito cultural y
del pensamiento, y fue una de las etapas más fructíferas y brillantes de la cultura española que, junto con el
siglo XVI recibe el sobrenombre de Siglo de Oro. Desde finales del siglo XVI fueron numerosos los
pensadores que perciben la amenaza de la ruina española si no se remediaban los males, y muchos de ellos
elaboraron informes económicos y políticos para el rey en los que analizaban problemas y proponían
soluciones. A estas propuestas se les llamaron arbitrios y a los que las proponían, de manera despectiva,
arbitristas. Autores como Sancho de Moncada denunciaban el lamentable estado de despoblación que
presentaba España, el agotamiento económico de Castilla por la presión fiscal para mantener el Imperio, el
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enriquecimiento de los extranjeros y la pobreza de los españoles por su desprecio al trabajo manual así como
el perjudicial aumento del clero.
En cuanto a la cultura, la mentalidad del mundo del Barroco y del escenario de crisis en el que se
mueve se caracteriza por ser una cultura propagandística de los valores del poder de la Iglesia católica y la
monarquía absoluta, por su tono conservador contrarreformista y por ir dirigida a las masas. En este sentido,
el teatro será el vehículo de difusión de estos valores con obras como “La vida es sueño” de Calderón de la
Barca que compartía escenario con otros grandes de este género como Lope de vega (La dama boba) o Tirso
de Molina (El burlador de Sevilla). Fuera del teatro, el Quijote (1605) de Miguel de Cervantes, cuya vida es
un calco de las miserias y esplendores de este siglo en los reinos de España, bastaría por sí sólo para
justificar el oro del siglo, pero se deben añadir nombres como Góngora y Francisco de Quevedo
representantes del Conceptismo y el Culteranismo en la poesía.
TEMA 10: LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.
10.1.LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT.
La muerte de Carlos II en 1700 y la cesión de la corona en su testamento a un pretendiente francés
como Felipe, nieto del rey Luis XIV y duque de Anjou, no debía de haber supuesto una guerra de manera
inmediata. De hecho, la reacción de las potencias partidarias del otro candidato, el archiduque Carlos, fue
plantear la posibilidad al monarca francés de repartirse en armonía las posesiones que España ya no podía
defender, admitir su trono en España y cerrar sus opciones al de Francia. Sólo el orgullo del rey Sol impidió
el acuerdo y trajo la llamada Guerra de Sucesión.
La guerra tuvo primero una dimensión internacional. Dos bloques lucharon en Europa, Francia por
un lado y por el otro Austria, Inglaterra, las Provincias Unidas y más tarde Saboya y Portugal que
configuraron la Gran Alianza. También el conflicto adquirió una dimensión colonial por los intereses que
Inglaterra mostraba y, por último, se convertirá en una guerra civil entre españoles a partir de 1705.El
conflicto no decantó claramente las posiciones en España. En general, el pueblo de Castilla estuvo a favor
de Felipe y la nobleza a favor de Carlos (de hecho Carlos tomó Madrid dos veces y dos veces fue expulsado
por los madrileños). En el reino de Aragón el panorama fue radicalmente distinto y Valencia, Aragón,
Cataluña y Mallorca serán la base de la contra de Felipe con unos tintes de rebelión social contra la nobleza.
No podemos por lo tanto, caer en la simplificación de ver en esta guerra un conflicto de clases, ni tampoco
de lucha del reino de Aragón frente a Castilla, pues casi acabada la contienda, Barcelona seguía oponiéndose
a Felipe, dado el buen trato comercial que había ofrecido Carlos II a las ciudades de Cataluña durante su
reinado y las malas relaciones con Luis XIV. El punto de inflexión en el conflicto desde una visión militar
fue la batalla de Almansa en 1707 con la derrota de los ejércitos de Carlos. En 1711 ocurrieron dos
acontecimientos claves: primero, muere el emperador y Carlos ocupa su lugar. Muchos países de la Gran
Alianza no podían aceptar un monarca español y emperador a la vez (otro Carlos V), por lo que se
desenganchan de la guerra. Por otro lado, Felipe renuncia al trono francés. La paz de Utrecht, constituida
por los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) pone fin nominal a la guerra. Los aliados abandonan la
península pero Cataluña y Baleares siguen la guerra por su cuenta. Después de 13 años de conflicto se llega
al punto de inicio. Se arregla la sucesión española con un cambio de dinastía y la imposibilidad para Felipe
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de ocupar el trono de Francia. Las posesiones españolas en Europa se reparten bajo un principio de
equilibrio continental con París y Viena como centros de poder. Se constata que España ya no tiene ningún
peso en el panorama internacional. Las posesiones españolas en Italia y Países Bajos irán para el
emperador, Francia se quedará con Saboya. España mantiene sus reinos y América salvo Menorca y
Gibraltar que son para el gran beneficiado: Inglaterra, que además de estas posesiones consigue los
privilegios comerciales del Asiento de Negros y el Navío de Permiso que supone la ruptura del monopolio
comercial de España con América.
10.2.CAMBIO DINÁSTICO.LOS PRIMEROS BORBONES.
La Guerra de Sucesión (1700-1713), trajo consigo el cambio dinástico de los Austrias centroeuropeos
a los Borbones franceses. Este cambio consolidará el poder absoluto de los monarcas en España, en
consonancia con la corriente centralizadora que experimentan otros países de Europa. Se traen las ideas
políticas francesas aunque el desarrollo de la guerra provocará cambios. El hecho de importar el modelo del
absolutismo francés, renovó las relaciones que el rey mantenía con sus reinos en España. Igualmente, los
borbones traerán la Ley Sálica que excluía a las mujeres de la sucesión al trono.
FelipeV (1700-1746) carecía de cualidades para reinar o gobernar. Estuvo muy influenciado por sus
esposas, sobretodo la segunda, Isabel de Farnesio. Su carácter inestable le llevó a abdicar en su hijo Luis I
(quizá con la esperanza de optar al trono de Francia), que apenas reinó unos meses, de manera que tuvo que
volver a recuperar el trono. Felipe V tuvo validos extranjeros como el cardenal Alberoni (italiano) o el barón
de Ripperdá (holandés). Ante el fracaso de la gestión de estos, fueron sustituidos por una burocracia
española absolutista y reformadora con nombres tan ilustres como José Patiño o Macanaz. Tras la muerte de
Felipe V, su hijo Fernando VI (1746-1759), tampoco intervino en el gobierno, dejando actuar a una nueva
generación de burócratas reformistas entre los que destaca Zeón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada
que realizó en 1750 el primer catastro conocido en España cuya finalidad fue conocer la riqueza real de
España. Para consolidar el poder absoluto de la monarquía durante esta época se impulsaron las reformas del
Gobierno y la Administración para facilitar la centralización del poder, se practicó una política de control
sobre la Iglesia y se fomentó el intervencionismo del Estado en Economía. Durante el reinado de estos
primeros borbones, la alta nobleza y gran parte del clero (jesuitas e Inquisición), se opusieron a las reformas
emprendidas mediante campañas de desprestigio de los ministros y favoritos del rey.
10.3.REFORMAS EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO. LA MONARQUÍA CENTRALISTA.
La Guerra de Sucesión (1700-1713), trajo consigo el cambio dinástico de los Austrias centroeuropeos
a los Borbones franceses. Este cambio consolidará el poder absoluto de los monarcas en España, en
consonancia con la corriente centralizadora que experimentan otros países de Europa. Felipe V trae las
ideas políticas francesas aunque el desarrollo de la guerra provocará cambios. En líneas generales se renueva
la administración central. Los Consejos son relegados, el Consejo de Castilla se asume como Consejo de
Estado y los secretarios pasan a ser ministros. Las Cortes se clausuran, se impone la Ley Sálica en la
sucesión al trono y se inicia un proceso de destrucción de la alta nobleza en sus funciones de gobierno, que
será sustituida por asistentes italianos y franceses en un primer momento (Alberoni, Ripperda) y burócratas
españoles de la baja nobleza después (Macanaz, Patiño o el Marqués de la Ensenada, creador del primer
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catastro). Se suprimirán los privilegios de los reinos orientales ante su obstinada resistencia al candidato
francés, en la línea de evitar foralismos y privilegios regionales aunque no ocurrirá lo mismo en el Norte de
España y Navarra en donde la fidelidad a Felipe será premiada con el mantenimiento de sus fueros, su
particularidad en los impuestos e incluso se respetaron las Cortes de Navarra. Todas estas reformas implican
una nueva administración territorial (se crea una división en provincias a cuyo mando se colocan Intendentes
o Capitanes Generales) y una nueva organización de la economía (con bases mercantilistas que tratarán de
impulsar la producción interior y el comercio), el Ejército, la Armada y las relaciones con la Iglesia
(caracterizadas por el regalismo, el sometimiento al poder político).
Los llamados Decretos de Nueva Planta se imponen en un clima de guerra a las provincias rebeladas.
En 1707 en Valencia y casi todo Aragón y de manera más suave en 1715 en Mallorca y 1716 en Barcelona.
Se eliminan los Fueros, las Cortes, la Generalitat, el Justicia de Aragón, los Concejos, el Consejo de Aragón,
el sistema de aduanas y el sistema monetario, la figura del Virrey y el idioma catalán deja de ser oficial y se
permite sólo en el ámbito privado. Se impone la administración castellana (Corregidores, Regidores,
Audiencias) y se coloca un impuesto único: en Valencia el Equivalente, la Talla en Mallorca y la
Contribución Única para Aragón y Cataluña, obligándoles a combatir fuera de sus fronteras. No se trata de
fundir Aragón a Castilla. La monarquía seguía teniendo dos reinos pero en Aragón se implantan las leyes de
Castilla cosa que no fue fácil dadas las protestas de los pueblos y la dificultad de adecuar instituciones
específicas de un reino en otro completamente distinto.
10.4.LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.
Carlos III, hijo mayor de Felipe V e Isabel de Farnesio ( segunda esposa del rey), viene a la corte de
España desde Nápoles, con 43 años y con una larga experiencia como rey. Lo hace por la muerte de su
hermano Fernando VI y haciendo de Felipe V padre de tres reyes de una misma corona. Su llegada fue
decisiva pues por primera vez en la Historia moderna de España, un rey participará activamente en las
reformas rodeándose de consejeros y asesores en su misma línea. Su reinado supone la instauración del
sistema conocido como Despotismo Ilustrado en España, política absolutista encaminada a producir riqueza
y bienestar inpirándose en pensadores ilustrados británicos y franceses. Fue un movimiento racional y
antitradicionalista pero antidemocrático e inmovilista (“todo para el pueblo pero sin el pueblo”). No
pretendía cambiar la estructura jerárquica de la sociedad ni alterar el sistema absolutista. De aquí nace su
contradicción: las reformas que afectan al sistema se hacen desde arriba y desde dentro, procurando no
afectar las propias bases de ese sistema para no caer en la revolución. El reformismo vino de la mano de
asesores italianos como Grimaldi y Esquilache en un primer momento y luego de brillantes españoles como
Campomanes, Floridablanca o Jovellanos.
Durante la época de asesores italianos se tomaron medidas valientes, impopulares y de corte
extranjero que fueron atacadísimas por los grupos tradicionalistas amenazados y que aprovecharon el
malestar para llevar al pueblo al motín. El Motín de Esquilache en 1766, tuvo como pretexto una serie de
medidas que afectaban a la vestimenta para controlar la delincuencia. Llovía sobre mojado pues el pueblo
estaba descontento con los extranjeros que ocupaban altos cargos, con la desastrosa Guerra de los 7 años que
obligó a subir impuestos, con el elevado precio del pan y la amenaza a las economías de los sectores
tradicionalmente favorecidos. Este motín de subsistencia no consiguió parar las reformas pero provocó la
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reflexión de Carlos III y un movimiento hacia la prudencia. Quizá España no estaba preparada para tanta
velocidad reformadora.
En cualquier caso, nunca se quiso desmontar la estructura del Antiguo Régimen, se mantuvieron
derechos señoriales y privilegios de la nobleza. La política de regalismo hacia la Iglesia, el control de sus
cargos y de la Inquisición, pusieron en contra del rey a esta institución. La expulsión de los Jesuitas en 1767
fue un acto de control (encuadrada también en la reforma educativa) aunque la Iglesia tradicional no vio esta
acción con malos ojos. En cuanto a las reformas económico-sociales destacaron por lo poco que se había
hecho en este campo. La agricultura, por influencia del pensamiento fisiocrático, se consideró el primer
motor y se constató la necesidad de una reforma agraria (Jovellanos y su Informe sobre la ley agraria). Se
aumentó la producción, se especializaron las zonas de cultivo (Valencia y el arroz), se liberaron los
mercados de trabas y se intentó crear un sector de pequeños propietarios. Pero por la contradicción propia al
despotismo no se tocó la estructura de la propiedad de la tierra, a pesar de arremeter contra los mayorazgos y
las manos muertas. En lo referente a la industria se aplicaron reformas para crear un mercado interno
inexistente y se trajeron nuevas técnicas (sociedades de Amigos del País). Se colonizaron nuevas tierras, se
crearon numerosas obras públicas (sistema radial de carreteras) y en el campo de las finanzas el
endeudamiento público llevó a la creación de vales reales gestionados por el Banco de San Carlos, creado en
1788 y germen del Banco de España. También se imprimirán los primeros billetes.
10.5. LA EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA EN EUROPA DURANTE EL
SIGLO XVIII.
El objetivo de la política exterior de los primeros monarcas Borbones fue recuperar los territorios
perdidos en la paz de Utrecht. Para conseguir este fin el enemigo estaba claro: Inglaterra y su poderío
marítimo sobre el que cimentaba su imperio comercial. El aliado natural de una España Borbón frente a
Inglaterra era Francia, pero las primeras acciones responden a intentos en solitario de expediciones militares
que pretendían obtener un reino en Italia para Carlos por empeño de su madre Isabel de Farnesio. La
operación fue un desastre . A partir de ese momento la colaboración con Francia descansa sobre los
llamados Pactos de Familia:
-Primer Pacto de Familia (1733): Se consigue Sicilia y Nápoles gracias a la ayuda española a Francia
en la Guerra de Sucesión de Polonia. Carlos es nombrado rey de las Dos Sicilias (Nápoles y Sicilia) y se
abandona Parma.
-Segundo Pacto de Familia (1743): España ayuda a Francia en la Guerra de Sucesión de Austria contra el
emperador y el Reino Unido. El ducado de Parma vuelve a España para Felipe(segundo hijo de Felipe V e
Isabel de Farnesio).
-Tercer Pacto de Familia (1761): Con el reinado de Fernando VI se inicia un periodo de neutralidad que
sirvió para sanear la Hacienda y mejorar el Ejército y la Marina. Gracias a esto Carlos III podrá iniciar
guerras contra el Reino Unido para frenar sus acciones sobre América y recuperar Menorca y Gibraltar. La
Guerra de los Siete años (1756-1763), lleva a España a un conflicto en América del Norte para apoyar a
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Francia y cortar la expansión británica. Su desenlace fue un desastre para España que tuvo que entregar
Florida para mantener La Habana en Cuba y Manila en Filipinas, a pesar de la compensación francesa de la
Luisiana.
El último conflicto destacable en el que participó España en este siglo fue la Guerra de
Independencia de las trece colonias británicas en Norteamérica Se ayudó a los colonos a obtener la
Independencia, y la entrada directa de España en el conflicto le trajo la recuperación de Florida y Menorca
aunque Gibraltar no se consiguió.
10.6. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA.
En las Indias, la política absolutista estuvo encaminada a reforzar las estructuras estatales para
convertir a las colonias en fuente de riqueza e ingresos para la metrópoli. Para una explotación más eficaz y
una mayor protección frente a extranjeros y población americana se tomaron diversas medidas
administrativas y comerciales. Durante el reinado de Carlos III se remodeló la administración para marginar
a los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) que habían monopolizado los principales
puestos de la Administración colonial. Se creó un intendente para América y se paralizó la venta de cargos.
Así mismo, se revitalizó la inmigración de población española, que en la segunda mitad del siglo XVIII
llegó desde el Norte de España para colocarse en la élite gobernante tras vincularse con la burocracia
establecida. Para hacer más efectivo el control, se crearon nuevos virreinatos desgajados del de Perú, se
debilitó la posición de la Iglesia (expulsión de los jesuitas) y se creó un ejército permanente en el que se
permitió la entrada de criollos y mestizos. También se incrementó la presión fiscal y se amplió el monopolio
a productos como el tabaco, los aguardientes o la pólvora, con el lógico descontento de los criollos e indios
abrumados por impuestos que realizaron revueltas y protestas (1780-1783).
Las medidas comerciales trataron de hacer de los dominios españoles en América un centro
exportador de materias primas e importador de productos industriales españoles. De acuerdo con el
mercantilismo imperante, este comercio colonial aumentaría los ingresos del estado, para ello era necesario
eliminar la competencia extranjera y acabar con la industria en las colonias y el monopolio de Sevilla y
Cádiz a favor de otras ciudades españolas. Es por esto que se traslado la Casa de Contratación a Cádiz
(1717) y se suprimió el monopolio gaditano dando permiso a 9 nuevos puertos españoles, se combatió el
contrabando y las intromisiones comerciales de otros países especialmente del Reino Unido (se consiguió
suprimir el Asiento de Negros y El Navío de Permiso conseguidos en Utrecht) y se utilizó cada vez más el
método de los navíos de registro (barcos aislados más discretos que las flotas).
10.7.LA ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA.
La Ilustración es la corriente de pensamiento que, partiendo de Francia, se difundió por Europa en el
siglo XVIII y constituyó en España la base intelectual de las reformas llevadas a cabo por los primeros
Borbones, especialmente Carlos III. Sus características fueron:
-Empleo de la razón y la crítica como método de análisis y mejora.
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-Fomento de la economía nacional para promover el aumento de bienestar general.
-Desarrollo del conocimiento científico y la educación como base del progreso técnico y económico. La
creación literaria y artística debían estar subordinadas a un fin educativo.
-La difusión al mayor número de personas del progreso y la felicidad.
Para conseguir la expansión de estas ideas se utilizaron canales que comenzaron siendo particulares
para luego ser impulsados por el Estado como las Academias (Academia de Bellas Artes de San Fernando,
Academia de la Historia), las nuevas instituciones de enseñanza superior como alternativa a las
Universidades (Real Seminario de Nobles de Madrid), las Sociedades Económicas de Amigos del País para
propagar el progreso de las ciencias y el fomento de la economía y los consulados, que eran organismos
destinados a proteger la actividad comercial.
Ejemplos de intelectuales ilustrados tenemos en Gaspar Melchor de Jovellanos y José Celestino
Mutis (médico y difusor de Newton). Como creadores literarios los autores cumplían con la función social
que la Ilustración reservaba para ellos, que era la de educadores de la moral pública a través de la didáctica y
el sentido práctico. La literatura cultivó géneros desconocidos o poco desarrollados como el ensayo, la
comedia en prosa, el libro de viajes, el informe, la epístola, etc. José de Cadalso con sus Cartas Marruecas,
Juan Meléndez Valdés con sus Poesías y el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín con su Comedia
nueva o el café y El sí de las niñas, son los ejemplos más destacados. Artista difícilmente calificable es
Francisco de Goya.
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