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Tema 8: Objetos de estudio (objetos de comparación) en las etnografías
1. Conceptos fundamentales y bibliografía comentada
El objeto de estudio: el último problema que planteamos de la investigación
antropológica es el del objeto de estudio de la antropología y su complejidad tiene que ver con
la dificultad que entra su delimitación y su definición (la cultura). La tendencia hacia el análisis
de un objeto u otro, ha estado marcada por las corrientes históricas de la disciplina y por el
área de estudio. Así, durante la expansión colonial el objeto eran los pueblos de los territorios
campesinos. De ahí se pasó el interés por las sociedades urbanas, las ciudades, grupos sociales,
redes, bandas, poder, inmigración, identidad, tribus urbanas, etc. así como a las etnografías se
las instituciones características de estas sociedades: fábricas, empresas, hospitales, escuelas…
las unidades de análisis son categorías locales. El problema de este objeto de estudio
orientado hacia las sociedades llamadas complejas es el grado de representatividad en estas
sociedades.
La etnografía: es el resultado final de la investigación antropológica. Después de recoger
los durante el trabajo de campo, la meta del etnógrafo es presentar un informe preciso,
objetivo y científico de una forma de vida diferente. La etnografía es el proceso de recoger
datos y de describir e interpretar la cultura de un grupo concreto de gentes, es un modo de
generalizar o de particularizar. Una monografía es una etnografía extensa sobre un área bien
delimitada o sobre un pueblo. A veces, se ha contrapuesto la etnografía (trabajo de campo) y
la etnología (teorización y comparación).
Nueva Etnografía: última tendencia en los estudios de etnografía que no sigue la línea de
las monografías clásicas que abarcan la totalidad de la vida social de una localidad. Las
pretensiones en la nueva tendencia son limitadas y sobre aspectos particulares. En el s. XX,
surgió esta Nueva Etnografía, impulsada por Goodenough y la Universidad de Yale. Enfatiza la
búsqueda de las reglas de cada cultura es concreto y prestra atención a las perspectiva emic.
Esto supuso dar explicaciones de la metodología empleada para recoger los datos, de manera
que permitiera al lector una mejor validación y constatación y hace una defensa del
particularismo.
2. Etnografía (H. Conklin)
2.1 Introducción
Conforme las ciencias sociales se han ido volviendo más críticas respecto a sus materiales
originales, más atentas en cómo se recogen los datos, cómo se verifican y analizan, se han
desarrollado cierto interés por los métodos y la teoría etnográficos y por los aspectos más
técnicos y personales de llevar a cabo la investigación etnográfica.
La amplitud y definición de la etnografía han variado considerablemente y las opiniones
difieren sobre muchos detalles, el uso contemporáneo permite unas consecuencias y
distinciones terminológicas generales. El etnógrafo es un antropólogo que intenta recoger y
1
describir el comportamiento culturalmente significativo de una de una sociedad concreta.
Idealmente, una etnografía requiere:
1. un largo período de estudio íntimo y de residencia en una comunidad pequeña bien
determinada
2. el conocimiento de la lengua hablada
3. la utilización de un amplio abanico de técnicas de observación: contacto cara a cara con
los miembros del grupo local, participación en algunas de las actividades de este grupo y un
énfasis en el trabajo intensivo con los informadores que en la utilización de datos
documentales o de encuesta.
En su uso no específico, la etnografía es la disciplina que tiene por objeto hacer tales
descripciones culturales. Cuando tiene una referencia geográfica (etnografía polinesia), el
término designa la forma en que se concibe y practica la etnografía en la zona o el tratamiento
colectivo. Este último uno se denomina etnografía comparativa o etnología
2.2 Historia de la etnografía
Aunque las raíces de la descripción etnográfica se pierden en la antigüedad y la mayor
parte de las interpretaciones de las sociedades humanas han continuado transmitiéndose por
vía oral, se han conservado algunas tempranas descripciones escritas y aumentó notablemente
con los viejos europeos de descubrimiento y exploración. Es posible distinguir en la literatura
la transición de las curiosas relaciones de prácticas extrañas, exóticas o extravagantes, de los
actuales intentos de producir descripciones culturales válidas. Al comparar los pasos de esta
transición deben notarse:
1. los cambios en el contenido
2. la intención de la etnografía
3. la preparación y antecedentes de los investigadores
4. las circunstancias en que se lleva a cabo el trabajo de campo.
2.2.1 El principio de la etnografía
A partir de finales del s. XV y a lo largo de varios cientos años, se escribieron descripciones
de las prácticas culturales extrañas, como consecuencia de las exploraciones, la obra misionera
y la creación de gobiernos coloniales y puestos avanzados. La forma dominante de los
primeros informes eclesiásticos y estatales era etnográficamente poco impresionante. En el
siglo XV, se intensificó la exploración territorial y los escritos de historiadores naturales,
viajeros y recolectores de los museos comenzaron a sumarse a los documentos oficiales y de
los misioneros, la investigación etnográfica se convirtió en un procedimiento organizado. Se
escribieron cuestionarios, catálogos, instrucciones y guías regionales.
En Europa y en los Estados Unidos, las sociedades antropológicas estaban apoyadas por
viajeros funcionarios, otros aficionados y museos. Entre los hitos se encuentra la descripción
2
de Morgan de la cultura séneca, el estudio de Rivers sobre los toda y el estudio de Barton
sobre la lay ifugao. Para el final de la I Guerra Mundial se había acumulado grandes cantidades
de materiales etnográficos publicados sobre muchas regiones, pero la mayor parte de esta
literatura ha sido obra de personas que no eran antropólogos (Morgan era abogado, Barton
maestro de escuela y dentista), que se habían sentido atraídos por la materia, habían
adquirido la experiencia de campo para escribir interesantes descripciones de sus
observaciones. La investigación etnográfica estaba dominada por intereses centrados en los
objetos, un formato de modelo tópico para la observación y recolección, y para la utilización
intensiva de intérpretes.
2.2.2 La etnografía antes de la II Guerra Mundial
Hacia 1925, la investigación etnográfica de campo se había convertido en una actitud
profesional establecida. Se había producido una atención más crítica y artesanal a su
ejecución, un análisis más profundo de las pautas culturales concretas. Estos cambios fueron
consecuencia de las obras de Malinowski basadas en sus detalladas observaciones en las islas
Trobriand. Su insistencia en la utilización de la lengua local, en residir durante un largo tiempo
con el grupo que se trata de estudiar, y la delineación de los fenómenos culturales
funcionalmente relacionados en contextos especificables, espoleó un replanteamiento de
muchos aspectos de la investigación etnográfica.
El interés por los contextos culturales condujo a preocuparse por el rol del etnógrafo en la
situación del trabajo de campo y una valoración más cuidadora de la forma en que se recogían
los datos. Los etnógrafos comenzaron a mostrar interés por la teoría general, los métodos
descriptivos y a sacar partido del ampliado abanico de técnicos de investigación (recogida de
historias biográficas, el manejo de los tests proyectivos y el uso intensivo de películas). La
investigación de campo se orientó hacia el interés por los problemas generales de la
variabilidad cultural y por la naturaleza de los universales culturales. En 1930, los intentos de
proporcionar la necesaria información etnográfica sobre analizadores de rasgos y
comprobadores de hipótesis condujeron a diversas formas de estandarización, como el Outline
of Cultural Materials (Universidad de Yale, 1938), para ayudar a organizar los archivos y los
índices de referencias cruzados de las observaciones de campo.
No obstante, los detalles solían carecer de especificación contextual y estos esfuerzos
dirigieron la atención sobre la debilidad inherente de confiar en formatos preparados para
dirigir la investigación de campo de orientación funcionalista. Durante esta fase decayó la
influencia del padrinazgo de los museos y de la etnografía de aficionados. Los investigadores
de campo estaban en preparados como antropólogos en departamentos universitarios para
graduados y estaban subvencionados por becas de fundaciones privadas y estatales.
2.2.3 La etnografía después de 1950
A continuación de la II Guerra Mundial la etnografía comenzó a traer mayor atención
teórica y metodológica:
1. interés por la clasificación (Needham)
3
2. aumento del énfasis sobre los sistemas de comunicación y los modelos estructurales
(Lévi-Strauss)
3. la extensión de los principios desarrollados en la lingüística estructural a las
descripciones etnográficas (Goodenough)
4. el estudio detallado de los subsistemas culturales (Conklin, Frake, Pospisil)
5. el contraste entre los aspectos cuantitativos y cualitativos de las observaciones de
campo (Leach)
6. sobre el desarrollo de medios eficaces para explicar variaciones tanto personales como
culturales en las situaciones de campo reales (Condominas)
2.3 Teoría y método
Los esfuerzos de los etnógrafos por ir más allá de la narración acrítica y la presentación
incoherente de supuestos detalles culturales y se han centrado sobre la determinación de lo
que constituye la descripción cultural válida y sobre la formulación de métodos que puedan
ser más eficaces para derivar afirmaciones generales de las observaciones recogidas. Se ha
sugerido que idealmente la etnografía constituye una gramática cultural, una teoría abstracta
que proporciona reglas para producir, anticipar e interpretar adecuadamente los
comportamientos culturales en escenarios dados. Según esta concepción, se ocupa de los
criterios valorativos como el completitud, concisión y exactitud. Las nuevas formas de
aproximación para conseguir análisis de campo más fidedignos y más reveladores han incluido:
1. el tratamiento formal de los subsistemas culturales, en el que los fenómenos culturales
pertinentes están discretamente organizados o bien son relacionalmente describibles en
términos de un número pequeño de procesos o contrastes dimensionales.
2. los análisis intraculturales de las clasificaciones folk, especialmente de los fenómenos
naturales. El estudio de la ciencia folk ha llevado a cierto número de desarrollos, tales como los
análisis más específicos de las taxonomías folk. Estos esfuerzos se han conocido como
etnociencia. Los problemas de los procedimientos metodológicos alternativos y de los
múltiples contextos y canales de códigos también han sido examinados.
2.4 Técnicas
Los instrumentos para reunir, almacenar, reparar, reorganizar, expresar y utilizar los datos
de la investigación de campo mientras todavía se está sobre el terreno han tenido múltiples
desarrollos técnicos. El magnetofón, el cine, la fotogrametría, los mapas aéreos y la utilización
de computadores en los análisis textuales y demográficos sólo son unas pocas de las nuevas
técnicas frecuentemente empleadas en el tratamiento de los datos etnográficos. El etnógrafo
trata de no basarse sobre los esbozos y cuestionarios publicados; evita celebrar
conversaciones con informadores en escenarios artificiales y huye de la cuantificación
prematura y de la medición superdiferenciada. Inicialmente, la flexibilidad, la curiosidad, la
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paciencia y la experimentación con muchos instrumentos y procedimientos alternativos
resulta deseable:
1. En las conversaciones diarias entre el investigador de campo y el informador el interés
por y la utilización de las siguientes técnicas verbales han tenido gran rendimiento:
1.1 la recogida y la utilización de la pregunta natural y el entramado de comentarios:
las formas en que se solicita la información y se transmite en la lengua local
1.2 la anotación y utilización de secuencias de preguntas-repuestas y sus implicaciones
1.3 la comprobación mediante la sustitución intencionada de referencias aceptables a
incongruentes, mediante perífrasis, mediante referencias a situaciones hipotéticas, mediante
ampliaciones experimentales de referencias y mediante el cambio de estilos, canales, códigos
de señales, contenido del mensaje y roles
2. al hacer observaciones visuales y no verbales, la experimentación inicial y la flexibilidad
ayudan a determinar núcleos y límites de las escenas, de los acontecimientos inventarios y de
los roles clave, etc.
Cuando los sistemas locales han sido cualitativamente establecidos, hay que aplicar otros
procedimientos para aumentar la amplitud de las observaciones y proporcionar bases para la
cuantificación de las distintas clases de medias discretas, directas e indirectas. Conforme la
tecnología disponible posibilita una manipulación más elaborada de los datos de campo,
mayor atención debe dedicarse a la interacción informador-etnógrafo.
2.4.1 Personal
Los etnógrafos se encuentran llevando a cabo un tipo único de historia natural, en la que
el observador se convierte en parte del universo observado. La amplitud de este compromiso y
su importancia para la recogida etnográfica depende de muchas consideraciones situacionales,
incluyendo las personalidades de los etnógrafos y de sus informadores. El éxito o el fracaso del
etnógrafo puede depender tanto de las impresiones que hace localmente como de los
acontecimientos culturales observados. El reconocimiento informal de estas variables se
refleja frecuentemente en la literatura no técnica y en las anécdotas humorísticas que circulan
entre los colegas.
Cuando se trata de la investigación a largo plazo de relaciones personales íntimas hay que
resaltar la necesidad de etnografíar a los etnógrafos. Los métodos de valorar tal información
contextual no están todavía bien desarrollados, pero una información más cuidadosa y
sensible de las clases de transacciones envueltas en la investigación etnográfica y del espectro
total de los compromisos sociales que afectan a estas transacciones pueden conducir a la
deseada conciencia y a los adecuados ajustes en la investigación continuada.
2.4.2 Traducción
Los problemas de la etnografía son los de la traducción. Todas las observaciones deben
ser “traducidas” al código descriptivo del etnógrafo. Y aunque la etnografía y la lingüística no
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sean idénticas, hasta cierto punto son dependientes. A pesar del hecho de gran parte de la
investigación etnográfica se ocupa de comportamientos no verbales, las observaciones, de los
procesos culturales más inarticulados, suelen identificarse, conformarse e cuantificarse por
medio de juicios expresados por informadores. El interés de la lingüística y de la antropología
por la teoría semántica ha sido una respuesta a las discusiones de los problemas etnográficos.
Especial atención se ha dedicado a la diversidad de relaciones semióticas, la multiplicidad de
los contextos y los sistemas relacionados de comunicación, y a la importancia de los análisis de
contraste de conjuntos terminológicos completos.
Desde 1950, la excitación intelectual y la controversia han intensificado los esfuerzos por
refinar los métodos para reducir la complejidad cultural aparente y la indeterminación a
exposiciones claras, sistemáticas y eficaces.
3. La relación entre la teoría etnológica y el hecho etnográfico (Kaplan y Manners)
3.1 Introducción
La idea de que cualquier ciencia consiste en dos tipos de proposiciones es comúnmente
aceptada por:
1. las proposiciones empíricas de hecho, logradas mediante la observación, las cuales son
sólidas e irrefutables.
2. las proposiciones teóricas, de las cuales se piensa que son especulativas y sujetas a los
caprichos de una opinión cambiante.
Esta distinción entre hecho y teoría ha sido conservada como una reliquia en la
antropología en la distinción entre la etnografía (la descripción de las culturas) y la etnología
(la teorización acerca de estas descripciones). La idea de que podamos registrar todos los
hechos es un absurdo. Observamos los hechos y los filtramos a través de una pantalla de
interés, de predisposición y de experiencias previas, y todas nuestras descripciones están
inevitablemente influidas por consideraciones teóricas; de este modo, la idea de que existe
una descripción pura es errónea.
Según Steward, la recolección de datos es un procedimiento científico insuficiente, los
hechos sólo existen si están relacionados con teorías, y las teorías no se destruyen por hechos:
se reemplazan por nuevas teorías que los expliquen mejor.
Todas nuestras observaciones son selectivas en relación con algún punto de vista, con
alguna posición teórica, o con algún sesgo. El mismo evento puede ser descrito en un gran
número de formas, cada una de ellas potencialmente válida, pero desde diferentes
perspectivas y para propósitos teóricos también diferentes.
Las descripciones varían de acuerdo a los marcos conceptuales o teóricos en los cuales se
basan. Para evaluar una descripción, debemos conocer algo acerca del marco teórico que le
dio origen. Una forma más lógica de clasificar a los científicos sociales sería en base a los tipos
de marcos teóricos en los que se mueven.
6
3.2 Problemas especiales en la teorización antropológica
3.2.1 La visión interna frente a la visión externa de una cultura
Los científicos sociales se enfrentan a un problema particular respecto a la información. El
antropólogo y la gente actúan según sus propios marcos o marcos conceptuales.
Esto presenta un problema para el antropólogo porque sus conceptos son diferentes a los
de las personas que él estudia. La cuestión es si lo hacemos de acuerdo a como ésta es vista
por los de la cultura, en base a las categorías conceptuales nativas, o bien la descubrimos en
base a las categorías conceptuales de la antropología tal como ésta es vista desde fuera.
La mayoría de las etnografías se encuentran entre estos dos puntos de vista. Un número
importante de antropólogos han argumentado que el propósito de la etnografía debería ser
descubrir lo que uno debe conocer para poder acercarse a una cultura en particular. Este
pudiera ser uno de los propósitos de la etnografía, pero ¿es éste su propósito? Esto dependerá
de lo que se considere que es la finalidad de la descripción etnográfica. Si se desean producir
relatos de cómo es la cultura según el punto de vista de quienes viven en ellas deberíamos
esforzarnos por producir una descripción en base a los conceptos, categorías e
interpretaciones nativas. Pero si se ve a la descripción etnográfica como una contribución a un
grupo de teorías que explican cómo surgen, cómo se mantienen y cómo cambian las culturas,
entonces no podemos contentarnos con tener sólo una visión desde dentro del sistema.
Una visión interna puede ser muy engañosa por:
1. la mayoría de la gente tiene una visión muy limitada y muy distorsionada de cómo
trabaja un sistema; tienden a verlo desde el punto de vista de su posición de él
2. la interpretación nativa de su cultura está cargada de racionalizaciones y de “cosas
como deberían ser”.
Sobre la relación entre el modelo nativo y el del antropólogo, Pitt-Rivers dice que los
modelos del nativo difieren de los del antropólogo en que los primeros están centrados en su
propio lugar dentro de la sociedad, ya que son modelos para actuar más que modelos para
comparar. Son partícipes del conocimiento de su sociedad y de sus aspiraciones. Son un
modelo en la forma en que lo conocen y constituyen un modelo del mundo tal como desearían
que fuera.
También apunta que los nativos clasifican de acuerdo a las categorías de su propia
cultura, con lo cual explican el mundo y determinan cómo deben actuar; pero el investigador
las reclasifica con el propósito de establecer equivalencias de una cultura con otra, de acuerdo
con los criterios que él considera significativos para ese propósito. Ve implicaciones y
consistencias o inconsistencias que el nativo no ve, y lo que a él le parece razonable puede no
serlo para el otro y viceversa. Sus categorías rebasan a las de la cultura que él estudia en sus
alcances comparativos, para lo cual, las suposiciones en las cuales se basa son de un orden
muy diferente. Sin interesarse en conocer el cómo deben actuar, sino sólo en el cómo actúan
los demás, el investigador incluye el marco conceptual nativo como una parte más que
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requiere ser explicada, colocando sus explicaciones a manera de “citas”; construye modelos
con otros modelos que él toma, a los cuales desarma y reordena para otro propósito. Su
razonamiento tiene éxito o fallo, dependiendo de que éste obtenga la respuesta social
deseada en un contexto en particular, y de sus propósitos de dejar de estar sujeto a un
contexto, haciéndolo explícito y así adquirir una validez universal con un nivel del
generalización más elevado.
La posición expresada por Pitt-Rivers en la cita precedente también fue enunciada por
Malinowski. Parece que podemos corroborar una antigua virtud etnográfica, o sea, que la
verdadera investigación antropológica no sólo comprende el intento de descubrir el punto de
vista del nativo, la forma en que él percibe y ordena su universo, sus observaciones ideales y
subjetivas del mundo social en el que vive, sino también la forma en la que éstas se relacionan
con otras estructuras menos determinadas por el contexto como son, la comprensión y las
teorías de los antropólogos; porque aún el nativo más inteligente puede no estar consciente
de la forma en que el sistema y la estructura chocan con su comportamiento cotidiano.
3.2.2 La objetividad del informe antropológico
Un problema continuo en las ciencias sociales es el del investigador. ¿Cómo se puede
esperar tener un conocimiento objetivo sobre los fenómenos socioculturales cuando los
practicantes de las ciencias sociales son ideólogos? Tradicionalmente, un antropólogo aislado
se va por uno o más años a una cultura exótica, en donde vive entre la gente que estudiar,
observando sus instituciones y sus formas de vida. Entonces regresa y escribe su informa sobre
“la forma en que, entre los…” pero, ¿hasta qué punto ésta no es una reflexión de sus propios
sesgos personales, de sus propios gustos y desagardos?
La etnografía original de Tepoztlán fue hecha por Redfield a finales de la década de 1920.
El panorama que emerge de este estudio es el de una comunidad típica, armónica, igualitaria y
apacible. Lewis estudio Tepoztlán veinte años más tarde y es descrito como una comunidad
con diferencias en cuanto a riqueza y dividida por un alto grado de conflictos interpersonales.
Por lo tanto, hay que admitir que todos los seres humanos tienen un sesgo. Es un error el
tratar de colocar objetividad en las mentes y actitudes de antropólogos individuales, sino, más
bien, la objetividad debería buscarse en las instituciones y las tradiciones críticas de una
disciplina. Será sólo a través del dar y tomar de un criticismo abierto y de la interacción de
muchos tipos de prejuicios, como se podrá llegar a la objetividad. Las aportaciones de los
trabajos de Redfield y Lewis han estimulado un intercambio crítico y revisiones basadas en la
comparación de estos informes con otras comunidades campesinas en México. Respecto a
esto, creemos que se ha llegado a una mayor aproximación de un visión “objetiva” de la vida
campesina.
El trabajo de campo en la antropología ha tendido a ser una operación salvaje, una
empresa determinada por interés “políticos” y una actividad motivada por el interés en
problemas específicos. Pero el aspecto “salvaje” y/o “atractivo político” de un trabajo han
desviado la investigación lejos de las áreas de mayor significación teórica potencial. Cada
antropólogo, al realizar su primer trabajo de campo, normalmente busca una población o
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grupo que no ha sido “hecho” antes. El propósito ha sido el ampliar la arena de la comparación
y el de registrar culturas antes de que éstas desaparezcan. Quizás, si la antropología hubiese
seguido en forma más sistemática una política de reestudios, los sesgos individuales
acumulados se habrían anulado unos a otros, produciendo una mejor comprensión, más
próxima a lo que concebimos como objetividad.
Si todas las personas ven el mundo a través de una pantalla de valores individuales,
sesgos y puntos de vista, ¿cuál es la posibilidad de que exista una ciencia libre de valores? Un
número muy importante de científicos sociales negaría toda posibilidad; argumentarían que la
búsqueda de la objetividad y neutralidad es una quimera, ya que todo el conocimiento de los
fenómenos socioculturales refleja los valores y sesgos personales del investigador. Uno de los
puntos débiles es el de buscar la objetividad en el pensamiento y en las actitudes del
investigador, más que en las tradiciones críticas de una disciplina. Otro punto débil es que no
puede distinguir lo que los filósofos de la ciencia han llamado “el contexto del descubrimiento”
del “contexto de la justificación”. De esta manera, los sesgos y los valores individuales juegan
un papel inicial, pero no deberían tener un papel significativo posteriormente.
Cualquiera que sea la fuente de las ideas y de las teorías, si no admitimos que existen
estándares impersonales para ubicar las evidencias y las argumentaciones, entonces la
antropología y todas las demás ciencias sociales serían solamente una colección de ideologías;
y la adhesión a un informe o a otro se volvería un asunto de apreciación personal, de prejuicios
de política, más que una adhesión basada en la consistencia lógica del argumento mismo y en
la forma en que la evidencia es usada para apoyar una posición.
3.2.3 La formulación de teorías
¿Es la antropología una de las humanidades, es una ciencia o es una “tercera cultura” con
un pie en cada campo? Quienes han argumentado que es un error el mirar a la antropología
como una ciencia semejante a las ciencias naturales, parecen tener una visión muy estrecha de
lo que es una ciencia. Las definiciones de ciencia son muy variadas. El punto de vista que nos
parece que se aproxima más a captar el espíritu de la empresa científica es aquel que ve a la
ciencia como método intelectual, “como grupo de cánones lógicos para probar las demandas
de conocimiento”; es un proceso de “conjeturas y refutaciones”.
Algunas “disciplinas”, como la música, la poesía o el arte, están interesadas en transmitir
experiencias que pueden enriquecer nuestra vida emocional o aumentar nuestra sensibilidad,
pero no están interesadas en transmitir un conocimiento cognoscitivo. Cualquier disciplina que
desee promover el conocimiento acerca del mundo empírico e intente explicarlo en términos
de principios generales fundamentales está sujeta a los cánones de prueba y evidencia que el
nombre de la ciencia implica, y es de este modo como una disciplina se considera o no a sí
misma como ciencia. En la medida en que la antropología desea distinguir patrones generales
y regularidades dentro de un fenómeno cultural y hacer algún tipo de proposiciones generales
sobre ellas, no existe ninguna razón para negar su estatus científico.
Verstehen: Es verdad que la antropología no ha producido algo que se asemeje a las
teorías de las ciencias sociales. Sin embargo, otras veces se ha argumentado que los datos de
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las ciencias sociales son tan diferentes a los de las ciencias naturales, en el sentido en que no
se puede esperar producir el tipo de teorías generales que proponen las llamadas ciencias
exactas.
Las ciencias sociales en su naturaleza sin ideográficas (particularistas) más que
nemotéticas (generalizadoras). Para quienes sostienen esta posición, el propósito de la ciencia
social no es la formulación de sistemas generales explicativos, sino la organización y la
presentación de datos, en una forma tal que sean inteligibles mediante un proceso de
comprensión individual o empatía.
Para haber algo engañoso en esta posición de empatía no puede por sí mismo actuar para
validar públicamente tales hipótesis. Las ventajas heurísticas, así como las limitaciones
prácticas han sido resumidas en forma clara por Frankel en que la habilidad de identificarse
con lo que se está estudiando es de ayuda para proyección simpatética es la diferencia entre
una mente de primera clase y una de segunda. Los estudios humanos ofrecen un campo más
prometedor para el ejercicio de la empatía. ¿Significa esto que el método que empleamos para
entender el comportamiento de objetos sin conciencia debe ser radicalmente diferente, del
que empleamos para entender a seres conscientes? En contraste con los primeros, a los cuales
podemos entender “desde fuera”, ¿podremos explicar a los segundos sólo “desde dentro”? la
respuesta es NO. Aparte del hecho de que la imaginación simpatética tiene sus usos en
muchos campos de las ciencias naturales tales como la zoología, la posibilidad de ejercitar la
imaginación simpatética en las disciplinas humanísticas es un beneficio relativo. Puede hacer
más fácil la creación de hipótesis, pero también puede facilitar la creación de falsas hipótesis.
No podemos decir si la imaginación simpatética, es un caso específico, nos ha conducido al
error o a la verdad al usarla como nuestra prueba.
Frankel continúa diciendo que un enfoque “objetivista” de los asuntos humanos no
requiere la negación del significado y lo conmovedor de los sentimientos y de las aspiraciones
humanas. Si “comprender” un fenómeno fuese lo mismo que identificarse con él, el
conocimiento sería una vana duplicación de experiencias y no una clasificación de éstas.
La identificación simpatética no es ni suficiente, ni esencial para garantizar el
descubrimiento de la verdad en los estudios humanos. No es suficiente porque los errores que
la gente hace cuando piensa que se ha identificado con los demás son notorios; no es esencial
porque es posible explicar el comportamiento de otra persona, sin identificarse con ella. Es
falso decir que entendemos las acciones de otros seres humanos “sólo porque ellos son
conocidos para nosotros por el esfuerzo de nuestras mentes”. En verdad el uso tan especial de
la palabra “entendimiento” invita a la edificación de una intuición personal y “parroquial” en el
criterio de la verdad.
Así, la ciencia no es un método para crear teorías, sino para reducir el error. En
antropología se debería estar buscando un conocimiento fiable y público de los hechos
sociales, otra de las diferencias con la ciencia que hacen que la antropología tenga un carácter
incierto.
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Historicidad: las ciencias naturales no han tenido que enfrentarse con la historicidad de
los sistemas que investigan. Es verdad que todos los fenómenos naturales tienen una
dimensión temporal; pero los procesos estudiados por los físicos han sido recurrentes en un
período muy dilatado, es decir, que cuando ellos han tenido que enfrentarse a fenómenos que
sufren cambios sistemáticos, sus teorías tienen el mismo carácter incierto que las de las
ciencias sociales.
En la ciencia biológica, el investigador puede asumir una estabilidad relativa de
estructuras y procesos, por períodos de miles y, algunas veces, millones de años. Pero para el
investigador de fenómenos socioculturales, la situación es diferente; para él, una estructura,
un proceso o un evento puede cambiar en forma dramática, casi de la noche a la mañana.
Las teorías en antropología tienden a ser más limitadas en su alcance y en su aplicación
que las de las ciencias físicas y/o biológicas. Las teorías mismas serán válidas para un lugar “y
para un tiempo en particular, y bajo condiciones determinadas; pero las condiciones sociales
están sujetas a cambios en el tiempo; de ahí que tengan que generarse nuevas teorías para
juzgar o para explicar las nuevas estructuras y el nuevo orden social.
Sistemas abiertos: los tipos de sistemas con que los antropólogos tratan son sistemas
muy abiertos, pero los físicos, por el tipo de variables que emplean, parecen tener un gran
éxito en establecer las condiciones para cerrar los sistemas que investigan. Los antropólogos,
al tratar con muchas más variables de diferentes tipos, son incapaces de ejercer control sobre
todas las variables relevantes posibles; de ahí la naturaleza sumamente probabilística de las
explicaciones.
Hospers afirma que las leyes de la física pueden establecerse bajo un menos número de
condiciones. En contraste, la antropología, al tratar con el comportamiento humano, le sería
difícil decir qué cosa podría ser relevante. Lo mejor que se puede hacer es establecer ciertas
tendencias generales del comportamiento humano admitiendo muchas excepciones.
Temas sociales: los físicos y otros científicos de las ciencias naturales parecen ser más
libres para responder a los problemas generados por el desarrollo interno de sus disciplinas. En
cualquier período de su desarrollo los problemas que por mucho tiempo ocuparon a la física
fueron más o menos proporcionales al nivel de sofisticación teórica alcanzado por las
disciplinas en ese tiempo. Los físicos abordan problemas para los cuales existen razonables
probabilidades de resolución.
Sin embargo, la antropología y demás ciencias sociales tuvieron problemas para abrirse
paso entre los intereses de la sociedad, además del hecho de que las herramientas analíticas y
conceptuales disponibles para estas disciplinas han sido inadecuadas para la tarea de resolver
los problemas.
Las ciencias sociales son frecuentemente requeridas para dar soluciones a una gran
variedad de males sociales cuyos orígenes radican en una compleja serie de circunstancias.
Para el científico social, esto significa que está inevitablemente arrastrado hacia condiciones
de investigación a las cuales él debe intentar hacer frente con una gran cantidad de variables.
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La sociedad espera una explicación y la espera con detalles. Los antropólogos llegan a
demandar de sí mismos el mismo tipo de explicaciones detalladas. En las ciencias sociales
queremos desesperadamente una explicación en detalle; mientras que en la física somos
indiferentes. Las leyes en la ciencias sociales contendrían muchas más variables que, las de la
física. Aun así, reprocharíamos a las ciencias sociales el no poder hacer lo que tampoco pueden
las ciencias modelo.
Ideología: uno reacciona a las proposiciones generales de las ciencias sociales en un doble
contexto: como teorías y como ideologías. Las teorías son propuestas y se reacciona ante ellas
en base a factores extra científicos, tales como las implicaciones morales. De esta forma,
muchas teorías pueden ser rechazadas no por razones lógicas o empíricas, sino simplemente
por ser excesivamente deterministas o por ser vistas como deshumanizantes. Algunas veces
los méritos lógicos y empíricos no son ni siquiera considerados.
Es verdad que la antropología no es única en este sentido. Basta una lectura rápida de la
historia de la ciencia para hacer resaltar todos los tipos de factores extracientíficos que han
tomado parte en la aceptación o en el rechazo de las teorías. Pero no creemos que estos
factores se hayan entrometido tanto con las ciencias naturales como lo han hecho con las
sociales.
La antropología busca generar un conocimiento público y confiable acerca de su objeto de
estudio. El logro más sobresaliente de la antropología ha sido la producción de una literatura
vasta y rica, describiendo de manera vívida las formas de vida de una enorme cantidad de
sociedades humanas, tanto del pasado como del presente. Pero esta literatura es historial
natural y no ciencia teórica. La teoría es un conocimiento organizado de tal manera que los
hechos puedan agruparse en principios generales. No solamente porque el conocimiento
teórico es más fácil de comprender y de transmitir que el conocimiento organizado en otra
forma, sino porque tiene una potencialidad de desarrollo del que carece la simple acumulación
de datos.
Los antropólogos pueden aprender mucho de los filósofos de las ciencias y de los
científicos con pensamiento filosófico sobre los cánones de una explicación teórica
satisfactoria. Pero, mientras estos cánones nos proporcionan el “ideal” al que debemos
aspirar, no debemos dejarnos intimidar por el fracaso de la antropología para lograr estas
pautas. Debe animarnos el saber que mientras nuestras teorías rara vez, o nunca, logran tal
“perfección”, las de las ciencias naturales también son, con frecuencia, derribadas.
3.3 La etnografía moderna
En los últimos años ha surgido entre los antropólogos norteamericanos un interés sobre
diversos enfoques formales del análisis de materiales etnográficos: la etnociencia, la
etnosemántica, el análisis componencial, etc. Sturtevant ha aplicado la etiqueta colectiva de
“etnografía moderna” a estos enfoques formales, enfatizando su carácter de programas
metodológicos para llevar a cabo estudios etnográficos de campo.
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En el caso de la nueva etnografía, la racionalidad teórica descansa sobre una serie de
proposiciones sobre la relación entre el lenguaje, las reglas cognoscitivas, los códigos, los
principios, los patrones de comportamiento y los convenios socioculturales. El propósito de la
nueva etnografía es hacer que la descripción etnográfica sea más precisa y más reproducible
de lo que ha sido en el pasado. El etnógrafo debe intentar reproducir la unidad cultural tal
como ésta es percibida, ordenada y vivida por los miembros de la sociedad. La descripción de
una cultura determinada debe ser expresada en términos de los principios conceptuales, de las
reglas, los códigos y las categorías nativas, más que en base a las categorías conceptuales que
tiene el etnógrafo.
La etnografía ideal debe incluir todas las reglas, principios y categorías que el nativo
mismo debe conocer para comprender las diferentes situaciones sociales a las que se enfrenta
en la vida cotidiana y para actuar adecuadamente frente a ellas. El primer interrogante es qué
finalidad teórica persigue el intento de reproducir la realidad cultural desde el punto de vista
nativo. La idea de que la descripción etnográfica puede o debe reproducir la realidad es una
idea ficticia. Las descripciones de la serie más simple de elementos son inevitablemente
selectivas y parciales y difíciles de valorar.
Ahora bien, existen algunos problemas y algunas preguntar para las cuales la descripción
en base a las categorías nativas no sólo es útil, sino indispensable; pero no representan todos
los propósitos de la antropología. Si se la considera como una especie de laboratorio en el cual
las teorías son formuladas, probadas, modificadas o revisadas, entonces es esencial hacer una
descripción expresada en términos que van más allá de las categorías nativas. Las categorías,
los códigos y los principios nativos están íntimamente relacionados a su contexto cultural;
mientras que las teorías se refieren a clases de fenómenos, tipos de situaciones y a tipos
culturales que trascienden a una forma cultural.
En 1956, Goodenough reconoció las dificultades de relacionar la etnografía basada en las
categorías nativas con una antropología teórica más concebida. Goodenough trató de resolver
el problema sugiriendo una separación entre el antropólogo como etnógrafo descriptivo y el
antropólogo como etnólogo comparativista. Este análisis todavía representa la forma de
pensar de muchos de los etnógrafos modernos, ya que lo que hacen los etnógrafos es
independiente de los que hacen los etnólogos teóricos. Un etnógrafo formula una teoría para
entender lo que sucede en un universo social particular. Un comparativista trata de encontrar
los principios de diferentes universos. Sus datos no son las observaciones directas del
etnógrafo, sino las leyes que rigen al universo particular que el etnógrafo formula. A pesar de
que el etnógrafo y el comparativista se mueven en diferentes niveles de abstracción, ambos se
preocupan por formular teorías. Cada uno de ellos debe desarrollar conceptos adecuados para
su nivel de análisis; y en el caso del etnógrafo, también para su universo particular. Cuando nos
movemos de un nivel a otro, debemos modificar los marcos conceptuales de acuerdo con los
procedimientos sistemáticos de transformación.
Esta formulación inaceptable por dos motivos:
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1. en cualquier disciplina científica existe una constante interacción entre los conceptos y
los principios teóricos con los hallazgos científicos. Una distinción conceptual entre ellos tan
marcada, hace difícil ver cómo podrían complementarse mutuamente.
2. lo que Goodenough parece decir es que toda descripción etnográfica sobre una cultura
en particular implica una teoría sobre ésta; y que es el comparativista teórico quien debe hacer
generalizaciones sobre un universo mayor de culturas en base a las teorías particulares.
Es difícil imaginar que un etnógrafo formule una teoría sobre una cultura determinada
que no se derive de las teorías generales que son partes integrantes de su disciplina. Sería una
disciplina extraña aquélla en la que los conceptos utilizados para explicar un fenómeno
particular fueran diferentes a los conceptos empleados para explicar la clase de fenómenos de
la que estos son parte.
Goodenough afirma que cuando nos movemos de un nivel de abstracción a otro debemos
modificar el marco conceptual pero no especifica cuáles son estos procedimientos. Estos
deben incluir un proceso de descontextualización de los materiales descriptivos para
trasladarnos inductivamente de la descripción etnográfica de una cultura a una teoría sobre
ésta, y a una teoría más general sobre la clase de cultura de la que ésta es parte.
Sin embargo, la descontextualización puede derribar la estructura teórica de
Goodenough, porque si cada caso empírico es reflejo de una serie de categorías del
pensamiento nativo, cada caso es idiosincrático. Es difícil para nosotros comprender cómo
podría aplicarse una teoría general a un caso específico cuando sus conceptos son diferentes;
por un lado los del nativo, y, por el otro, los del antropólogo.
Sin embargo, su distinción ayuda a esclarecer algunos problemas, como que los
antropólogos trabajan con dos tipos de teorías diferentes, uno desarrollado por los etnógrafos
descriptivos y el otro por etnólogos comparativistas. La teoría siempre es comparativa; por
eso, cuando Goodenough nos dice que existe una gran diferencia conceptual entre una
descripción etnográfica elaborada completamente en términos y categorías nativas y la
formulación o comprobación de proposiciones comparativas, está haciendo resaltar las
limitaciones de tales descripciones para el desarrollo de una antropología teórica.
Lo que demuestra que Goodenough parece haber modificado la posición que asumió en
1956 sobre las reglas de descendencia; la descripción emic (descripción que se expresa en
conceptos y categorías nativas) requiere del etic (conceptos y categorías de antropólogo) y al
tratar de hacer descripciones emic, las sumamos a nuestros recursos conceptuales etic para
descripciones subsecuentes. Es a través de los conceptos etic como hacemos las
comparaciones; y es por de medio de su sistematización como contribuimos al desarrollo de
una ciencia general de la cultura.
Goodenough dice que las fuentes de las categorías y de los conceptos etic son los
conceptos y las categorías del nativo. La afirmación anterior representa una modificación de la
marcada dicotomía inicial que Goodenough hacía entre emic y etic, es decir, ahora ya no existe
emic sin etic.
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Cuando un antropólogo recoge las “categorías y los conceptos nativos”, los readapta a sus
propios fines teóricos y durante ese proceso los “etifica”. Todos los conceptos utilizados por
los antropólogos para comunicarse con otros antropólogos son etic. Una explicación completa
y emica será incomprensible, excepto quizás para algunos de los miembros de esa cultura.
3.3.1 Los enfoques emic y etic de los fenómenos culturales
Una de las metas esenciales de la etnografía moderna es tratar de eliminar los sesgos
distorsionantes del etnógrafo. La premisa es que si sólo se registran la visión nativa de la
cultura y no las percepciones e interpretaciones del etnógrafo de lo qué es esa cultura, es
posible capar “la realidad” como ésta es percibida; el intento de eliminar los condicionantes,
los prejuicios y los sesgos del etnógrafo sería tanto como el tratar de inventar un vehículo en
movimiento perpetuo.
Todos somos comparativistas, porque sólo podemos empezar a entender una cultura en
base a las semejanzas y, a las diferencias con otras culturas que hemos experimentado o leído;
pensar de otro modo es engañarse. La forma de hacer que los informes etnográficos sean más
reproducibles no es tratando de eliminar el papel del antropólogo, sino procurando que sus
predilecciones teóricas, sus sesgos culturales y su papel activo, queden lo más explícitos
posible.
Cuando los etnógrafos modernos afirman que la finalidad de la descripción etnográfica es
la de recrear la realidad cultural desde el “punto de vista nativo”, uno podría bien preguntarse
de qué nativo. Los nuevos etnógrafos han errado, porque han intentado aplicar los métodos
del análisis lingüístico a la investigación etnográfica. No todos los individuos que integran una
cultura participan en ella de la misma forma.
Esto significa que una “realidad cultural” puede ser diferente para el jefe y para el
comunero. Pero esto no quiere decir que los miembros de una cultura sean incapaces de
actuar cooperativa y complementariamente, o de tener una apreciación adecuada de sus
funciones en el sistema cultural. Tanto desde el punto de vista cognoscitivo, como del
interactivo, no existe una sola “realidad cultural”, sino que pueden existir diferentes
“realidades culturales”.
Los etnógrafos modernos no han utilizado las técnicas estadísticas de muestreo que se
requieren para hacer las distinciones “participacionales” y cognoscitivas que acabamos de
discutir. Ha tendido a considerar que unos cuantos informantes de alguna manera encapsulan
todos los principios conceptuales y todas las categorías cognoscitivas de una cultura; pero esta
suposición no está justificada.
A pesar de que los etnógrafos modernos han producido una gran cantidad de
proposiciones programáticas, aún no han dado a conocer ninguna descripción completa de
una sociedad utilizando la metodología de la nueva etnografía.
La principal razón por la cual nadie ha producido una sola descripción de una cultura
utilizando las técnicas formales de la etnografía moderna es que un estudio así sería de una
magnitud tal que llevaría “varios miles de páginas”. Si consideramos todas las variaciones
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posibles de principios conceptuales, de reglas cognoscitivas y de categorías que pueden hacer
que una persona ocupe posiciones diferentes en un estructura social, entonces una
descripción “etnográfica moderna” puede requerir por lo menos algunas vidas y varias
decenas de miles de páginas.
Pero un esquema conceptual o un programa de investigación que nos lleve a perseguir
procedimientos y metas impracticables e inalcanzables tienen algunos defectos importantes:
1. los etnógrafos modernos nos han recordado que no debemos abandonar u olvidar la
premisa antropológica básica de que no todos los pueblos ordenan o clasifican sus universos
de la misma manera.
2. nos han sensibilizado ante el hecho de que las diferentes distinciones conceptuales que
hacemos, o que dejamos de hacer en el esquema cognoscitivo de nuestra disciplina y en
nuestra cultura misma, no pueden ser duplicadas en otras culturas.
Las categorías cognoscitivas nativas son creadas para que la gente actúe dentro de su
cultura, sobre todo para el uso de la gente, aceptadas y usadas en forma irreflexiva. Las
categorías del antropólogo están elaboradas para otros propósitos; no para reproducir la
“realidad cultural”, sino para hacerla comprensible dentro de un marco comparativo. Los
propósitos por los cuales se lleva a cabo la descripción y la investigación determinarán si el
informe etnográfico va a estar expresado en “categorías nativas” (términos emic), en las
categorías del antropólogo (términos etic), o en una combinación de ambas.
Algunas de las metas que se propone la etnografía moderna pueden ser irrealizables, y se
concluye que su énfasis continuará siendo determinado por el interés comparativo de la
etnología. Algunos campos recibirán más atención que otros. Hay que enfatizar el hecho de
que Lévi-Strauss, como etnógrafo moderno, se poya fuertemente en la lingüística,
conceptualización a la cultura como una gramática lógica, como un código o una serie de
reglas culturales que generan un comportamiento apropiado culturalmente.
Cuando empleamos con cuidado el modelo lingüístico al tratar cierto tipo de problemas,
éste puede ser muy fecundo y sugestivo; pero si uno olvida la naturaleza parcial e isomórfica
de la analogía lingüística, surge un tipo de pregunta difícil de resolver o de “responder”.
Si consideramos a las culturas como códigos o como reglas y categorías cognoscitivas, nos
topamos con el mismo tipo de dificultades explicativas que cuando la cultura es vista como un
sistema de normas y valores, es decir, que los aspectos más fundamentales de la cultura y el
código mismo quedan sin ser explicados o como un misterio inexplicable.
Puede ser difícil el reconstruir el código y los principios conceptuales de la mayor parte de
las culturas del pasado, y aun si tuviésemos un acceso relativamente completo a la
información, o cómo podríamos explicar el cambios en los códigos sin caer en la metafísica o
en una especie de racionalismo platónico. Para Lévi-Strauss, este problema no se presenta,
porque ha adoptado una variante de la teoría platónica de ideas innatas, sino porque sus
estructuras elementales son formales y fijas.
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Pero los etnógrafos modernos no trabajan con las mismas proposiciones teóricas que
Lévi-Strauss: ellos deben ocuparse del problema del cambio, de tal manera que sus programas
puedan aplicarse a algo más que a unos cuantos aspectos esotéricos como cómo se pide una
cerveza en las Filipinas.
No estamos incitando a los antropólogos a abandonar los modelos lingüísticos. Estamos
señalando que aquellos que usan dichos modelos deben tener siempre en mente que la
analogía lingüística tiene ciertas limitaciones y que en algunos aspectos dichos modelos
pueden ser sugestivos, pero en otros pueden ser un impedimento para ocuparse de ciertos
problemas y de ciertas preguntas que han sido siempre de interés central en la antropología.
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