Download Trabajo Práctico N° 7: G.W.F. Hegel y Karl Marx Consigna: Elaborar

Document related concepts

Hegelianismo wikipedia , lookup

Georg Wilhelm Friedrich Hegel wikipedia , lookup

Materialismo dialéctico wikipedia , lookup

Dialéctica wikipedia , lookup

El Fin de la Historia (Hegel) wikipedia , lookup

Transcript
Trabajo Práctico N° 7: G.W.F. Hegel y Karl Marx
Consigna: Elaborar una cuestión disputada sobre las claves de la historia en el pensamiento
filosófico-histórico de G.W.F. Hegel y de Karl Marx.
Preceptiva metodológica para el práctico escrito (grupal, en grupos de 3 a 5 integrantes)
·
Modalidad: Elaborar argumentos y ejemplos (tesis) y contraargumentos y contraejemplos
(antítesis), que concluyan en una proposición que sintetice –personalmente- tanto lo
argumentativo como el ejemplo que ilustre dicha conclusión.
·
Extensión (hojas – tipo y cuerpo de letra – interlineado: 3 a 4 páginas A4 – Arial 12 –
interlineado 1,5)
1.1.
Tesis del Sujeto (Razón y Libertad) en la Historia Universal
·
La filosofía de la historia aporta el simple pensamiento de la razón a la historia; la razón rige
el mundo, dice Hegel. La consideración filosófica tiene como cometido eliminar lo particular,
contingente, y arbitrario en la Historia Universal, y afirmar, por el contrario, lo universal y lo
necesario caracterizando el discurrir histórico. Pero el sujeto propio del devenir histórico es la
Inteligencia, la Razón, la Idea, el Espíritu o –con un nombre más antiguo- la Providencia o el plan
providencial de Dios.
·
El autodespliegue histórico de la Idea o de la Razón persigue un propósito o fin último del
mundo; un fin absoluto. Este Espíritu se explicita, dando testimonio de sí mismo a través de los
pueblos; los espíritus de los pueblos (Volksgeister) expresan que lo que acontece en la historia no
obedece al capricho o al azar o a la ciega necesidad, sino que ese itinerario espiritual está
orientado hacia la consecución de un fin último; la marcha histórica está presidida por una razón –
dice Hegel-, y no es la razón de un sujeto particular, sino que es una “razón divina y absoluta”. Ese
es el curso racional y necesario del espíritu universal.
·
Y este despliegue del Espíritu tiene como contenido, el desarrollo de la Idea de la Libertad.
Ubi spiritus, ibi libertas; dice el Evangelio; allí donde está el Espíritu está la Libertad. Y el curso del
periplo de la Libertad, como el sol, arranca en el naciente, en los despotismos y las teocracias
orientales, en la que UNO solo es libre; el déspota. En el mediodía de Grecia y Roma, ALGUNOS
son libres; recién cuando el sol llega al poniente, al Occidente germánico-cristiano se consuma la
universalización de la Libertad; por el cristianismo todos los hombres son libres. La marcha de la
Historia Universal es una Teodicea Histórica, una justificación de Dios.
·
El espíritu del pueblo es algo particular pero, a la vez, algo universal. Los pueblos son el
concepto que el espíritu tiene de sí mismo. Lo que se realiza en la historia es la representación del
espíritu. Y el espíritu universal es el espíritu del mundo. Y el espíritu, consciente de sí mismo, es
libre. El sujeto hegeliano de la historia es Razón y Libertad, autoconciencia y autodeterminación;
en la consecución del absoluto saber de Sí Mismo tiende hacia la autoconciencia absoluta: el Saber
Absoluto de Sí mismo, el saber del Espíritu Absoluto.
1.2. Antítesis del Sujeto: Proletariado y Dialéctica del Materialismo Histórico en la Historia
Universal
Kart Marx invierte la Dialéctica Hegel, y como fruto de esa inversión el sujeto histórico no es ya el
Espíritu o la Idea desplegándose dialécticamente, sino es del despliegue dialéctico de la Materia
(fuerzas productivas, modos de producción y relaciones de producción), encarnada en el
Proletariado, clase social revolucionaria. Cuando esta clase se organice con conciencia de clase y
sea conducida políticamente, cambiará todo el curso de la historia, entonces habrá sonado la hora
decisiva en la lucha de clases que mueve la historia. Ese es el juicio de la historia sobre las sociedad
presente, pues el proletariado es la única clase que tiene el futuro en sus manos. Sólo el
proletariado es una clase realmente progresista con una misión universal: destruir todo lo que
hasta el presente ha asegurado y garantizado la propiedad privada; su tarea es hacer saltar por los
aires toda la superestructura de los estratos que conforman la sociedad oficial burguesa,
capitalista y dominadora: el derecho, el estado, la filosofía, la religión y el arte dominantes. El
proletariado es el partero de la nueva sociedad; es el instrumento que permitirá a la historia del
mundo emanciparse y redimirse de toda alienación. Este sujeto histórico puede pretenderlo todo
porque está totalmente alienado. Su función emancipadora y redentora consiste en su capacidad
de realizar el ideal de una sociedad sin clases, superando todos los antagonismos humanos. Es la
clave para la liberación de la sociedad humana en su totalidad, pues no puede emanciparse de las
cadenas del capitalismo opresor y alienante sin liberar, al mismo tiempo, a toda la sociedad.
2.2. Antítesis de Verdad y Libertad (Teoría y Praxis) en la Filosofía del Espíritu y en la Historia
Universal en Hegel
Para Hegel, en una antítesis a la dialéctica entre Teoría y Praxis, lo que acontece en la historia no
obedece al capricho o al azar o a la ciega necesidad, sino que ese itinerario espiritual está
orientado hacia la consecución de un fin último; la marcha histórica está presidida por una razón –
dice Hegel-, y no es la razón de un sujeto particular, sino que es una “razón divina y absoluta”. Ese
es el curso racional y necesario del espíritu universal. Y este despliegue del Espíritu tiene como
contenido, el desarrollo de la Idea de la Libertad. Ubi spiritus, ibi libertas; dice el Evangelio; allí
donde está el Espíritu está la Libertad. Y el curso del periplo de la Libertad, como el sol, arranca en
el naciente, en los despotismos y las teocracias orientales, en la que UNO solo es libre; el déspota.
En el mediodía de Grecia y Roma, ALGUNOS son libres; recién cuando el sol llega al poniente, al
Occidente germánico-cristiano se consuma la universalización de la Libertad; por el cristianismo
TODOS los hombres son libres. La marcha de la Historia Universal es una Teodicea Histórica, una
justificación de Dios.
2.1.
Tesis de la Verdad y la Libertad (Teoría y Praxis) en el Materialismo Histórico de Karl Marx
La filosofía hegeliana es el símbolo de la Ideología Alemana que ha encumbrado la Dialéctica al
cielo de la Idea y se pretende elevar al Espíritu Absoluto y a Dios. En esa “superación” dialéctica
hegeliana Razón y Libertad o Teoría y Praxis se funden sintéticamente en el polo de la Teoría, que
asume dialécticamente, a la Praxis. En Marx se da una inversión radical, pues su filosofía
revolucionaria se convierte en una Filosofía de la Praxis; mientras que en Hegel el mundo había
devenido filosófico como un reino del espíritu, ahora, con el materialismo dialéctico e histórico
marciano, la filosofía deviene economía política, es decir, marxismo. Y esta dictadura del
proletariado conducirá desde el reino de la necesidad al de la libertad, dice Marx, superando los
antagonismos prehistóricos. La praxis revolucionaria y redentora propuesta por el marxismo
postula que la actual sociedad capitalista es la última forma antagónica del proceso de producción
social, que genera en su propio seno las condiciones para una solución definitiva del antagonismo
entre capital y trabajo, entre opresores y oprimidos. Y esta lucha de clases entre burgueses y
proletarios es el último capítulo de la prehistoria de la sociedad humana, con la victoria definitiva
que consume la dictadura del proletariado empieza la historia descripta como un reino terrenal de
Dios. Esta inversión de la Teoría por la Praxis marciana supone que el idealismo hegeliano es
suplantado por el realismo social, y esto presupone la inversión de la relación entre la Conciencia o
el Pensar ideales y el Ser o la Realidad social y económica política: “no es la conciencia del hombre
la que determina su ser sino, a la inversa, su ser social quien determina su conciencia”.
3.1.
Tesis del Tiempo (como Eternidad) en la Historia Universal
Para Hegel el Tiempo se identifica con el Concepto, es el tiempo del Espíritu, y éste ha de
entenderse en la circularidad dialéctica de finitud e infinitud, de tiempo y de eternidad. Es el
tiempo que comprende en la dialéctica –movimiento y negatividad- del concepto, al pasado, al
presente y al futuro. Es el tiempo concreto de la historia en la que se manifiesta el Espíritu. El
tiempo de la historia es cualitativo, intrínseco y concreto. Este tiempo como concepto es una
totalidad que se supera a sí misma circularmente; es la relación circular entre lo finito (el tiempo) y
lo infinito (la eternidad). El tiempo como presente absoluto es la unidad dialéctica de los
momentos del tiempo (pasado, presente y futuro); el tiempo del espíritu es la eternidad,
entendida como el tiempo propio de la historia. El instante concreto (temporal no espacial,
espiritual no natural) es eterno; la historia es eterna, eternidad del tiempo. La abolición dialéctica
del tiempo es aquí la consumación del tiempo histórico en donde este presente absoluto de la
historia expresa el tiempo del Infinito Bueno.
3.2.
Antítesis del Tiempo (sin Eternidad) en la Historia Universal
El Tiempo se identifica con la realidad físico-material de la Naturaleza. Es el tiempo condensado en
la sucesión abstracta de los instantes; un tiempo dominado por el espacio. El tiempo, dice Hegel,
es una continua presencialidad instantánea en la que “el pasado y el futuro del tiempo en tanto
que están en la naturaleza son el espacio, porque éste es el tiempo negado”. El tiempo natural es
“extrínseco”, “ajeno a sí mismo” reiteración siempre igual del “mal infinito”: tiempo de la física
mecánica, algo solamente cuantitativo, abstracto, “objetivo” y lineal. El tiempo “espacial” de la
naturaleza impone una dictadura de un tiempo exterior que sojuzga a la historia como mera
temporalidad cronológica, prisionera del destino, expresión de un “mal infinito” simbolizado en la
representación habitual de la perfectibilidad de la línea recta que permanece eternamente lejos
del fin; sin llegar nunca a autoposeerse, ni autodeterminarse ni tener conciencia cabal de sí
misma. El tiempo como línea recta queda siempre limitada por algo fuera de sí misma, ese
anhelado infinito, y éste resultaría siempre un más allá extrínseco, abstracto, inalcanzable; un
infinito limitado por lo finito, un falso infinito, un mal infinito.