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Transcript
TEMARIO PARA EL 2do. PARCIAL:
 El resumen que les envío en este documento
 Nombres y periodo de cada Presidente de la
República desde los 50 hasta la actualidad
Resumen de las décadas de los 50 hasta la actualidad
1.
Década de los 50. La influencia de la CEPAL y el
inicio de las políticas ISI
CEPAL
La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) surge con el objetivo
de estudiar los problemas regionales y de proponer políticas de desarrollo que hicieran
posible el despegue económico de los países de la región, y en realidad de agencia de
elaboración y de difusión de la “teoría del desarrollo” en el contexto de la política de
domesticación ideológica que los grandes centros contrapusieron a las demandas y
presiones de los países en desarrollo.
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) comenzó a funcionar en 1948 y
en 1984, el Consejo decidió que la Comisión pasara a llamarse Comisión Económica para
América Latina y el Caribe.
La CEPAL es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede
está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América
Latina, coordinar las acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones
económicas de los países entre sí y con las demás naciones del mundo. Posteriormente,
su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el objetivo de promover el
desarrollo social.
La CEPAL tiene dos sedes subregionales, una para la subregión de América Central,
ubicada en México, D.F. y la otra para la subregión del Caribe, situada en Puerto España.
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La CEPAL y su director, Raúl Prebisch, apoyaban la Teoría de Dependencia también
conocida como Teoría del Centro – Periferia, según la cual se alega que la economía
mundial estaba dividida entre el “centro” industrial – Estados Unidos y Europa Occidental –
y la “periferia” productora de materias primas. Los términos de intercambio siempre
trabajarían en contra de la periferia, lo que significaba que el centro explotaría
constantemente a la periferia. Los ricos se harían más ricos y los pobres más pobres. Según
esta concepción, el comercio internacional no era una forma de elevar el nivel de vida sino
más bien una forma de robo y explotación que las naciones industriales y sus corporaciones
multinacionales perpetraban sobre los pueblos en vías de desarrollo. Estas ideas se
convirtieron en artículos de fe en las universidades latinoamericanas.
Por otro lado, la CEPAL concebía la industrialización como un catalizador capaz de
acelerar el crecimiento económico y de absorber una fuerza de trabajo creciente, evitando
en lo posible la generación de excedentes de mano de obra en los sectores primario y
terciario y, por tanto, la reducción salarial y el consiguiente deterioro de los términos de
intercambio. O dicho en otros términos, solamente sustituyendo importaciones de
manufacturas y de bienes de capital por producción nacional, cesarían las transferencias
de ingreso de los países latinoamericanos hacia los países centrales del sistema, facilitando
la superación del subdesarrollo.
Sin embargo, una vez iniciada la industrialización por sustitución de importaciones las
economías latinoamericanas comenzaron a enfrentarse sistemáticamente a dos problemas
vinculados con la misma: la inflación y el desequilibrio externo que explicaban el ciclo
económico de “freno y arranque” experimentado por los países de la región. En una
economía en proceso de industrialización y crecimiento, y en la medida en que tal proceso
se realizó sobre la base de la vieja economía primario-exportadora, el desequilibrio externo
(balanza comercial y en cuenta corriente) era determinado tanto por la dinámica de las
importaciones de bienes intermedios y de capital requeridos por la industrialización
sustitutiva, como por la dinámica de las exportaciones de productos primarios y de materias
primas encargadas de generar las divisas necesarias que tal proceso de industrialización
demandaba y requería. O más específicamente, se hizo patente la estrecha relación entre
el proceso de sustitución de importaciones y el déficit externo. En efecto, dicho modelo
puede generar mayor necesidad de divisas de las que ahorra al requerir en su expansión
de la importación creciente de bienes intermedios y de capital. Esto, aunado al poco
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dinamismo del sector exportador y/o a las fluctuaciones en contra de los precios en el
mercado internacional, contribuye al deterioro de la cuenta externa, es decir, al persistente
desequilibrio.
A su vez el desequilibrio externo, de carácter estructural, obligaba a la devaluación como
mecanismo de ajuste indirecto con graves repercusiones estánflacionarias en el mercado
interno al encarecer los bienes intermedios y de capital que requería la continuación del
proceso de industrialización.
Todos estos factores conducirían, en muchos países centro y sudamericanos y también
en México, hacia una acentuada agudización de las luchas sociales durante la década de
los 50 y hasta bien entrada la década de los 60. En México las luchas sociales fueron desde
el movimiento ferrocarrilero ocurrido bajo el sexenio de Adolfo López Mateos (1958-1964),
hasta el movimiento estudiantil que culminó en la masacre del 2 de octubre de 1968 en
Tlatelolco bajo la administración de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970). Esto porque la clase
citadina asalariada, los trabajadores, los obreros, una masa de estudiantes y de jóvenes
profesionales se mostraban cada vez más descontentos ante la falta de oportunidades
generada por un modelo de desarrollo que comandaba la burguesía industrial con el apoyo
del Estado.
Industrialización por sustitución de importaciones (ISI)
Es un modelo utilizado principalmente en los países que no son considerados autosuficientes; el cual consiste en reemplazan productos que antes se importaban por
productos hechos en el país. De esta manera se aislaban las compañías de la competencia
de empresas extranjeras y la forma de hacer esto es cerrar las fronteras a productos
importados dejando que únicamente las empresas mexicanas los produjeran.
Es una política económica basada en la premisa de que un país en vías de desarrollo debe
intentar sustituir productos que importa, normalmente manufacturas, por sustitutos
fabricados localmente.
Pilares del modelo ISI

Política industrial activa: subsidios y dirección del estado para la producción
de sustitutos.

Barreras al libre comercio (proteccionismo): altos aranceles a la importación.

Política cambiaria o monetaria: tipo de cambio elevado.
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Etapas del modelo ISI (en teoría)
I.
Se debía proceder a reemplazar los bienes de consumo mínimos. Para esto
las empresas locales debían ser protegidas, y la mejor forma de protección que
la CEPAL recomendaba era la imposición de aranceles aduaneros.
II.
Se debía lograr la transferencia de recursos de capital y tecnología de los
países desarrollados hacia la periferia, y dar inicio a un proceso de captación de
los conocimientos e instituciones necesarias para diseñar, producir y adaptar
dichos productos a las condiciones locales.
III.
A largo plazo, esta política ISI conducida por el Estado sería un medio para
superar la pobreza estructural en América Latina.
Ventajas del modelo ISI

Incentiva al sector empresarial nacional

Provee fondos de inversión

El alto nivel de utilidades atrae la industria extranjera

Genera un sector moderno

Aumento del empleo local

Estado de bienestar y garantías de protección al trabajador.

Baja dependencia de los mercados extranjeros.

Mejora de los términos de intercambio

Nacimiento de sectores industriales nacionales, en especial la pequeña y
mediana empresa

Excedente de mano de obra calificada
Desventajas del modelo ISI

Provoca distorsiones en la actividad económica (se abarata el capital frente
a la mano de obra).

Lento conocimiento de la producción y una ineficiencia generalizada (debido
a la protección).

La intensidad de importaciones que puede paralizar la economía

Perjuicio contra las exportaciones

Agravación de las desigualdades

Estancamiento del sector Agrícola
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
Migración rural – urbana

Se incentiva la baja competitividad
El crecimiento económico sano, 1950-1962
Tradicionalmente, la periodización del desarrollo económico de México está basada en la
idea de que a partir de 1958 inició un nuevo periodo caracterizado por alto crecimiento
económico e inflación más bien baja, comúnmente denominado “desarrollo estabilizador”,
que habría de prolongarse por toda la década de los años sesenta. Esta determinación del
periodo ha sido generalmente aceptada, pues en realidad coincide con los hechos en esas
dos variables, el crecimiento y la inflación.
La economía mexica experimento un fuerte crecimiento durante la década de los años
cincuenta, a pesar de las fluctuaciones que asolaron la balanza de pagos durante esos
años; el peso se devaluó en 1954, pero la economía no dejó de crecer.
En cuanto a la inflación, desde el término de la segunda guerra mundial los precios habían
estado aumentando en forma persistente, lo cual había sido generado fundamentalmente
por causas externa, especialmente por el exceso de demanda debido a la propia segunda
guerra mundial, y en menor medida, por una política monetaria expansionista.
En efecto, el producto interno bruto (PIB) real creció a una tasa promedio de 5.95% entre
1950 y 196, que constituyó una velocidad de crecimiento más alta que la observada en los
decenios anteriores. Similarmente, en términos per cápita el crecimiento fue de 3.0% en
promedio al año.
Durante los años treinta, cuarenta y parte de los cincuenta, el gobierno jugó, en lo
económico, un doble papel: por un lado, y sobre todo en el segundo de esos decenios, la
política de fomento económico fue muy vigorosa y se enfocó fundamentalmente en la
inversión de infraestructura básica. La política económica también se puede caracterizar
por haber mantenido un equilibrio interno, pero cada vez más el ahorro interno de la
economía mostraba signos de insuficiencia para financiar el proceso de crecimiento que
requeriría el país.
Las fuentes de crecimiento económico durante los años cincuenta
La economía mexicana experimentó un fuerte crecimiento económico de 6.2% en promedio
anual durante toda la década de los años cincuenta y hasta 1962, el crecimiento no fue
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estable sino apuntó fuertes fluctuaciones, de tal suerte que se pueden tener tres
subperiodos. El primero observa un ciclo decreciente hasta 1953, promediando un
crecimiento de 5.4% anual; una fuerte recuperación durante los años 1954 a 1957 cuando
el PIB creció 8.2% en promedio cada año, y finalmente un estancamiento relativo entre
1958 y 1962 que llegó a cuestionar el potencial real de la economía para recuperar un alto
crecimiento, pues el producto creció anualmente en promedio 5.2%.
La política gubernamental en los años cincuenta y hasta 1962 fue fundamentalmente de
cautela en cuanto a recurrir al crédito externo, entre 1957 y 1962, el ahorro externo
constituyó 11.7% en promedio del ahorro total, pero solo representó el 1.8% del PIB, por
otra parte, el crecimiento de la economía mexicana durante los años cincuenta no sólo fue
rápido, sino en general más balanceado de lo que tradicionalmente había sido.
La dispersión en las tasas de crecimiento de los diversos sectores es menor en los años
cincuenta en otros periodos, la agricultura creció a un ritmo de 4.4% al año en términos
reales, entre 1950 y 1962, mientras que la industria manufacturera creció a 7.0%.
Durante los años cincuenta, la inversión total aumentó muy por encima de lo que creció el
producto nacional. La formación bruta de capital fijo creció de un 13.6% del producto en
1950 a un 17.0% en 1960, para luego contraerse a 15.3% en 1962, la inversión total creció
a una tasa promedio de 7.0% anualmente. El comportamiento de la inversión pública fue
más lento que el de la privada, 5.7% en promedio anual, pues creció en una forma mucho
más lenta durante la mayor parte de la década de los años cincuenta. Mientras tanto, la
inversión privada aumento significativamente durante el periodo 1950-1957, 17.8% al año
en promedio, lo que estimuló enormemente el desarrollo económico durante esos años, y
se sirvió de la infraestructura que había sido construida en los decenios anteriores. Sin
embargo, a partir de entonces, con excepción de 1960, el volumen de inversión privada se
estancó e incluso se contrajo hasta el año de 1962, cuando cayó 4.2% en promedio anual.
La inversión privada registró un aumento de la cual provino del exterior. Durante el periodo
1950-1962, la inversión del sector privado creció 8.1%.
Se puede afirmar que la inversión, especialmente la privada, tuvo un comportamiento muy
dinámico durante los años cincuenta, elevó la mano de obra empleada, y ello a su vez
incrementó la tasa de crecimiento de la economía.
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Al iniciar operaciones de acuerdo con la ley de fomento económico, las nuevas empresas
aseguraban su mercado, puesto que las autoridades de comercio le cerraban la frontera a
los productos del extranjero que pudieran competir con ellas.
No cabe duda que la política comercial que aisló el mercado interno de la competencia
externa brindó frutos extraordinarios en esta etapa y en la primera parte de los años
sesenta: la fuerza más importante por el lado de la demanda fue el mismo mercado interno
que estaba en expansión, mientras que la sustitución de importaciones apenas jugó un
papel secundario, excepto en la última parte del periodo.
El empleo aumentó aún más aprisa que la misma población económicamente activa, lo
cual constituyó un avance notable dado el rápido crecimiento poblacional; por su parte, los
salarios reales, al menos en la industria, también mostraron un fuerte crecimiento aunque
menor que el del producto per cápita, lo que implicó mayor bienestar social en términos
absolutos, aunque una concentración del ingreso más aguda. El milagro mexicano estaba
en plenitud.
2.
Década de los 60: Desarrollo estabilizador
Desarrollo estabilizador
El desarrollo estabilizador fue un modelo económico utilizado en México entre los años
de 1954 y 1970, que tenía su base en el modelo de Industrialización por Sustitución de
Importaciones (ISI). Las bases de este modelo radican en buscar la estabilidad económica
para lograr un desarrollo económico continuo, la estabilidad económica refiere a mantener
la economía libre de topes como inflación, déficits en la balanza de pagos, devaluaciones y
demás variables que logran estabilidad macroeconómica. El periodo en el que se manejó
el modelo en la economía nacional abarca los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo
López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz.
Gustavo Díaz Ordaz utilizó políticas proteccionista las cuales se utilizaron para proteger a
los productores nacionales de la competencia extranjera, también consistía en el cobro de
aranceles o cuotas en las importación, para encarecer los productos extranjeros y que esto
a su vez provocara las compras de productos nacionales. Durante este modelo México
mostró una estabilidad económica, una baja inflación y crecimiento de las ciudades.
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La economía mexicana disfrutó de uno de sus periodos de mayor éxito durante los años
sesenta, por lo cual en esta década se le conoce como “desarrollo estabilizador” o “milagro
mexicano”. El PIB creció 7.1% anualmente entre 1963 y 1971, y el PIB por habitante
aumentó 3.6% al año. Lamentablemente, la agricultura y la industria extractiva se rezagaron
hasta casi su paralización. La agricultura perdió casi 25% de su importancia relativa en el
PIB en sólo 10 años, mientras que la minería perdió 40 por ciento.
Por otra parte, los sectores urbanos y modernos registraron un dinamismo notable. La
infraestructura básica, especialmente la eléctrica, tuvo un fuerte crecimiento (14% anual).
La construcción creció 8% al año y la industria de transformación 9.3%, con una diversidad
creciente. El sector industrial contribuyó con casi 40% del crecimiento del producto. Por
último, los servicios públicos tuvieron un crecimiento de 8.5%, especialmente los
relacionados con educación y servicios médicos.
La estabilidad de precios durante los años sesenta fue notable: 2.3% de inflación promedio
anual, a pesar de que los déficits registrados en los años sesenta fueron superiores a los
observados en los cuarenta y cincuenta. La inflación fue baja por dos razones: primera, el
financiamiento al gobierno otorgado por el sistema financiero pasó de 12% en 1963 a casi
25% en 1970, lo que evitó mayor impresión de dinero para financiar el déficit público.
Segunda, el país tuvo la suerte de no experimentar crisis externas que alteraran
fuertemente la balanza de pagos, como ocurrió durante la segunda Guerra Mundial.
El sector privado, particularmente la CONCAMIN y cada vez más la CANACINTRA,
presionaron al gobierno para recibir protección adicional a la arancelaria por medio de las
leyes y reglamentos de mexicanización, que lograron establecer barreras a la entrada de
inversionistas extranjeros. Este proceso tuvo su primera manifestación al nacionalizarse la
industria eléctrica en 1960, mientras que el sector financiero fue mexicanizado en 1966. En
el caso de la petroquímica secundaria, el capital extranjero máximo era de 40%.
La economía mexicana vivía una etapa brillante de su historia reciente, aunque escondía
una serie de rasgos que debilitaban su estructura y ponían en entredicho la viabilidad de
crecimiento rápido y sostenido a largo plazo. Una primera debilidad era el aparato
proteccionista, que se fue ampliando con el paso de los años, al tiempo que el gobierno
alentaba y protegía sindicatos afines políticamente, muchas veces en detrimento de las
mismas empresas. Sin duda el modelo tuvo éxito en los años cuarenta y cincuenta, pues
permitió que el sector industrial creciera muy rápidamente, que desarrollara capacidades
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empresariales internas y que generara empleo bien remunerado. Al mismo tiempo, la
protección a los sindicatos oficiales tendía a elevar los costos de producción e introducía
un factor de incertidumbre pues, en algunas ocasiones, los aumentos salariales de ciertos
grupos dependieron fundamentalmente de factores políticos. Ello hacía vulnerables a esas
empresas que, frecuentemente, terminaron en manos del gobierno al dejar de ser rentables
por este tipo de factores. Es decir, el proteccionismo debe analizarse conjuntamente con la
política laboral del gobierno mexicano.
La política también reforzó la estructura de mercado oligopólica y promovió incentivos para
que se establecieran empresas sin importar la calidad de sus productos. En 1960 el proceso
de sustitución de importaciones de bienes de consumo no duradero y de algunos
intermedios estaba totalmente concluido.
El porcentaje importado para el total de la industria era de sólo 9.5%, aunque todavía no
se había avanzado tanto en bienes de capital y otros intermedios.
Las empresas “incipientes” ya habían tenido al menos un decenio de protección que les
había permitido nacer, crecer y desarrollarse. Pero mantener el esquema de protección era
inviable en el mediano plazo. La falta de competitividad implicaba que el crecimiento de la
industria sólo podría provenir de la expansión del mercado interno, el cual por definición
estaba limitado, sobre todo dada la mala distribución del ingreso. Esta limitante no se había
hecho evidente antes, pues el mercado interno creció rápidamente durante los años
sesenta.
Una segunda debilidad fue el deterioro del sector agropecuario a partir de 1959. La
inversión federal destinada al fomento agropecuario disminuyó y la política de precios de
garantía sesgó la producción hacia cultivos poco remunerativos pero necesarios para la
alimentación de la población, especialmente maíz y trigo, mediante subsidios. Además, la
reducción de los precios internacionales y la inseguridad en la tenencia de la tierra
desestimuló la inversión en el campo. El deterioro del sector agrícola contrajo las
exportaciones, lo que obligó al gobierno a recurrir a más créditos externos para completar
las necesidades de divisas. Desde luego, la migración del campo a la ciudad se intensificó,
engrosó los cinturones de miseria de las grandes ciudades y pauperizó a una proporción
significativa de la población que se quedó en un campo descapitalizado. Ello profundizó
aún más la brecha entre dos México que todavía no es posible cerrar.
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La tercera fuente de debilidad fue la creciente brecha entre ahorro interno e inversión, que
se tuvo que cubrir con ahorro externo (1.7% del pib y casi 10% del ahorro total). En los años
sesenta las posibilidades de la economía para bastarse a sí misma disminuyeron
gradualmente para depender cada vez más del ahorro externo. Gracias a que la deuda
pública externa apenas era de 813.3 millones de dólares en 1960, que equivalía a 6.1% del
pib, el país todavía contaba con amplia capacidad de endeudamiento. Para 1970, la deuda
pública con el exterior llegó a 9.2% del producto. Déficits crónicos, en los ámbitos públicos
y privado, y de las transacciones con el exterior, implicaban aumentar la deuda del país.
Las señales de alarma se encendieron conforme el endeudamiento fue creciendo, y la crisis
explotó cuando los límites se habían alcanzado. Esto, en realidad, vino a ocurrir con mayor
impacto hasta la crisis de 1982.
El de 1960 fue sin duda un decenio con elevado crecimiento económico, estabilidad de
precios y del tipo de cambio, y con avance social en muchos sentidos. Pero para finales del
decenio ya era evidente que había problemas que, de continuar, se volverían estructurales.
El mismo secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena, afirmó al término de su gestión en
1969 que era indispensable aumentar las exportaciones, admitir más inversión extranjera,
cuidar los precios y la calidad de los productos mexicanos proveídos por empresas
protegidas, atenuar la ineficiencia del minifundio y aumentar los ingresos públicos “para no
romper el equilibrio externo y caer de nuevo en el ciclo inflación-devaluación” (Ortiz Mena,
1969: 400-401). Pero precisamente por no haber hecho las reformas necesarias, el monto
de la deuda externa se fue acumulando hasta que, en 1970, su servicio requería 26% de
los ingresos por exportación y equivalían a 2.4% del pib. Años más tarde, lo que el país
dejaba de invertir para pagar el servicio de la deuda llegó a sumas exorbitantes. Parecía
que el camino de rápido crecimiento económico llegaba a su fin, o al menos a enfrentar
dificultades que no podían soslayarse y que tendrían que ser resueltas de una u otra
manera.
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La masacre de Tlatelolco
Movimiento del 68
El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social en el que además de
estudiantes de la UNAM, IPN, y diversas universidades, participaron profesores,
intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas en la Ciudad de México y que fue
reprimido el 2 de octubre de 1968 por el gobierno de México en la matanza en la Plaza de
las Tres Culturas de Tlatelolco y finalmente disuelto en diciembre de ese año. El hecho fue
cometido por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia, la DFS y el Ejército
Mexicano, en contra de una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga,
órgano directriz del movimiento. Según lo dicho por sí mismo en 1969 y por Luis Echeverría
Álvarez, el presunto responsable de la matanza fue Gustavo Díaz Ordaz. Posteriormente
fueron acusados Echeverría, Díaz Ordaz y otros altos funcionarios de haber trabajado para
la CIA.
Las peticiones del movimiento estudiantil del 68 eran las siguientes:
* Libertad de los presos políticos.
* Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea, así como también
del teniente coronel Armando Frías.
* Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la represión y no creación
de cuerpos semejantes.
* Derogación de los artículos 145 y 145 bis del Código Penal Federal (delito de disolución
social), instrumentos jurídicos de la agresión.
* Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fueron víctimas de la
agresión desde el viernes 26 de julio de 1968 en adelante.
* Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y vandalismo por parte
de las autoridades a través de policía, granaderos y ejército.
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La exigencia de un diálogo público
Los estudiantes buscaban formas para resolver el conflicto de una manera democrática,
por lo que el Consejo Nacional de Huelga (CNH), atendiendo sugerencias de sus aliados,
plantearon la posibilidad de entablar un diálogo con el Estado que, para darle legitimidad
ante la sociedad, demandó que fuera público.
La fuerza del movimiento
El fortalecimiento de movimiento, desde mediados de agosto, hasta el 2 de octubre por la
mañana, obedeció a esta estrategia discursiva del Consejo Nacional de Huelga (CNH).
La opinión internacional se hace escuchar.
Repercusiones en el mundo:
Alemania: La renuncia del rector ha agudizado más el conflicto.
Colombia: Funcionarios e intelectuales deploran los desórdenes.
Chile: El Partido Comunista Chileno declaró que se solidariza con los estudiantes.
España: Comentan sucesos.
Estados Unidos de América: Comentan sucesos.
Francia: Amenaza sobre los Juegos Olímpicos.
Inglaterra: se compara con lo sucedido en París, pero no parece que los trabajadores
secunden a los estudiantes… Amenaza de suspender los Juegos Olímpicos.
Italia: Las olimpiadas en peligro.
Perú: Reiteró su rechazo al empleo de violencia en las universidades.
Suiza: Comentan sucesos
Uruguay: Reiteró su rechazo al empleo de violencia en las universidades.
Solidaridad desde los Estados
Muestras de solidaridad en los estados de la República:
1) En Mérida se realiza una manifestación silenciosa, encabezada por el rector de la
Universidad de Yucatán, para expresar su solidaridad con el movimiento estudiantil del
Distrito Federal. La marcha se efectúa bajo vigilancia policial, sin que se produzcan
incidentes.
2) En Jalapa, Veracruz, se lleva a cabo una manifestación estudiantil en protesta “por la
acción de la policía y el Ejército contra los estudiantes capitalinos”. La manifestación es
disuelta “por los policías, granaderos con bombas lacrimógenas y macanas, en una acción
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que provocó dramáticas escenas nunca antes vistas en esta población y a consecuencia
de la cual fueron detenidas muchas personas, estudiantes y transeúntes”. La acción
policíaca culmina con el desalojo de estudiantes que se encuentran en el edificio de la
facultad de Pedagogía, Filosofía y Letras de la Universidad del Estado, ubicada en el centro,
“y el cateo al dormitorio estudiantil Doctor Ernesto Che Guevara” (Ramírez; 1969, 370).
También se solidarizan con el movimiento estudiantil de 1968, las Universidades de Baja
California, Tabasco, Michoacán, Yucatán, San Luis Potosí, Guerrero, Morelos, Oaxaca,
Chiapas, Coahuila, Puebla, Zacarecaz, Campeche, Aguascalientes.
Debido a la acción gubernamental al pretender ocultar información, no se ha logrado
esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y
encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero las investigaciones
actuales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan
directamente al gobierno de México. El corresponsal de la BBC de Londres en México,
Julian Petiffer, quien presenció los hechos, mencionó en un despacho noticioso que "en
una destacable demostración de estupidez, brutalidad, o ambas juntas, el ejército y la
policía pasaron fuego de ametralladores por miles de manifestantes pacíficos y gente que
iba de paso por el lugar..." y estimó el número de estudiantes asesinados en (al menos)
200.
Politólogos e historiadores coinciden en señalar que este movimiento y su terrible
desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad
civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo
de guerrillas urbanas y rurales y dio cabida al periodo conocido como la Guerra Sucia. La
Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), incluye
el movimiento del 68 en su informe de febrero 2006 con respecto a dicho periodo.
Autores
como Fernand
Braudel, Immanuel
Wallerstein y Carlos
Antonio
Aguirre
Rojas coinciden en señalar al movimiento de México inserto en un contexto planetario de
luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de
bonanza económica por la Posguerra, siendo Braudel el primero en denominar al
movimiento Revolución cultural de 1968, caracterizado por revolucionar para siempre los
tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación
y la escuela.
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3.
Década de los 70 Y 80: El keynesianismo, el
populismo mexicano y la crisis de la deuda de los 80.
El keynesianismo
El keynesianismo o economía keynesiana es una teoría económica propuesta por John
Maynard Keynes, plasmada en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero,
publicada en 1936 como respuesta a la Gran Depresión de 1929. Está basada en el
estímulo de la economía en épocas de crisis.
La economía keynesiana es una teoría estática, refuta la teoría clásica de la mano invisible
y señala que las crisis económicas son inherentes al sistema capitalista y en consecuencia
trata de explicar y buscar las políticas adecuadas que resuelvan los problemas derivados
de ellas.
Se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda
agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos.
Apoya la intervención del Estado en la economía para impulsar la inversión y el empleo.
En su obra Keynes expresa lo siguiente:

El empleo y la renta dependen de la demanda efectiva.

La demanda efectiva está determinada por la propensión al consumo
y el volumen de inversión.

La propensión al consumo es relativamente estable.

El empleo depende del volumen de la inversión, si la propensión al
consumo permanece inalterable.

La inversión depende del tipo de interés y de la eficiencia marginal
del capital.

El tipo de interés depende de la cantidad de dinero y de la preferencia
de liquidez.

La eficacia marginal del capital depende de las expectativas de
beneficio y del costo de reposición de los bienes de capital.
El equilibrio macroeconómico desde el punto de vista keynesiano, se alcanza cuando la
oferta agregada es igual a la demanda agregada; es decir, cuando el ingreso ganado se
gasta.
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La inversión representa un gasto en bienes tangibles de capital, por lo tanto forma parte de
la demanda agregada.
El interés final de Keynes fue poder dotar a unas instituciones nacionales o internacionales
de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se
ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal.
En México, las políticas keynesianas que durante los 30 entran en vigencia a nivel mundial
favorecen para que en México, el sostenimiento de la demanda interna se diera tanto por
el incremento del salario nominal de los trabajadores, el pago del séptimo día de la semana,
el de asueto, y la consecuente reforma a la Ley Federal del Trabajo, así como con
programas sociales y de desarrollo de infraestructura por parte del Estado.
Con las tesis keynesianas, el bilateralismo y el proteccionismo son recursos básicos de la
política económica en el país. El fundamento del crecimiento es la demanda interna. Misma
que depende de la expansión de la inversión pública a través de programas sociales en
materia de desarrollo de infraestructura, especialmente en comunicaciones y en desarrollos
agrícolas tales como presas, represas, bordos, principalmente.
La expansión de la demanda interna se da mediante la implementación de políticas
estatales en pro del Estado benefactor y social, propio de las tesis keynesianas. De 1960 a
1969 las deudas externas a más de un año pasan a sumar de 842 millones de dólares a 3
mil 511 millones de dólares. De 1970 a 1976 el monto se incrementa a 20 mil millones de
dólares, a razón de la necesidad de crear la infraestructura petrolera necesaria para
explotar los recientes yacimientos descubiertos en el territorio nacional.
El keynesianismo es en sí el fundamento del esquema de desarrollo endogenista o de
crecimiento desde dentro, basado en la expansión de la demanda interna gracias al gasto
de gobierno, que tiene un efecto multiplicador en las actividades económicas del país.
Coyunturas internacionales se conjugan desde 1939 para sostener este régimen de forma
exitosa, a tal grado que al periodo de 1939 a 1970 se le conoce como el milagro mexicano.
Dichas coyunturas son el inicio de la segunda guerra mundial, la reconstrucción europea y
el Plan Marshall (1946), y la expansión de la economía norteamericana a partir de esta
contienda.
En 1971 – 1973, con la crisis del fordismo y la crisis de la economía estadounidense, la
caída de las ventas al exterior de México lo llevan en 1976 a iniciar un periodo de crisis
sucesivas (1976, 1982, 1985, 1987, 1994), que marcan no solo el agotamiento del régimen
P á g i n a 15 | 33
fordista, sino del propio modernismo regulado por la tesis keynesianas, mismas que de
1982 paulatinamente son abandonadas a cambio de la nueva ética de regulación pública
conocido como neoliberalismo.
El populismo mexicano
El populismo se define como una “tendencia política dirigida a explotar los sentimientos de
las masas para ganar el favor de éstas". No obstante, el propio desarrollo del populismo ha
demostrado que se trata de un término bastante ambiguo y evasivo que evoca diversos
fenómenos sociopolíticos, tales como: movilizaciones sociales, comportamientos públicos,
formas y estilos de gobierno, regímenes políticos, programas gubernamentales, etc.
El populismo puede definirse como una respuesta política carente de un sustento
ideológico y programático sólido que se sostiene fundamentalmente en las capacidades de
un líder carismático que desafía al sistema institucional y que afirma ser representante del
pueblo.
El surgimiento del populismo en México se inscribe en un contexto histórico internacional
muy particular. Al igual que en otros países de América Latina, dicho
fenómeno se
desarrolló en nuestro país en las décadas de los años treinta y cuarenta del siglo XX
“cuando la depresión económica de todo el mundo repercutió de manera acentuada en la
economía latinoamericana. Tal suceso afectó sus exportaciones y originó grandes
trastornos, lo que hizo que la mayoría de los países de la región tuvieran que depender de
nuevo de sus propios recursos.
En términos generales, los movimientos populistas tuvieron como objetivo final, enfrentar y
debilitar a las oligarquías tradicionales, con lo cual pretendían reconstruir las relaciones
económicas y políticas existentes hasta ese entonces.
Entre los casos de populismo más representativos en la región se encuentran el de Lázaro
Cárdenas en México, el de Juan Domingo Perón en Argentina y el de Getulio Vargas en
Brasil. Estos tres casos han sido catalogados como populismos tradicionales, los cuales
llegaron a conformar estilos de gobernar basados en un vínculo directo entre los líderes y
sus seguidores. Las características más importantes de este tipo de populismo fueron las
siguientes:
Incorporación de las masas a la vida política.
 Apelación al “pueblo” por parte del líder.
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 Personalización del poder en la figura del líder.
 Promoción de una industrialización vía sustitución de importaciones.
 Aplicación de políticas redistributivas del ingreso.
 Utilización de criterios asistencialistas y patrimonialistas.
 Manejo de un discurso nacionalista y en ocasiones antiimperialista.
La presencia populista en México surgió con la fuerza de la explosión de la participación
popular en la Revolución de 1910, abierta a obreros y campesinos.
Crisis de la deuda de los 80
Antecedentes
La crisis de la deuda latinoamericana fue una crisis financiera que ocurrió a inicios de los
años 80 (y en algunos países desde los años 70), a menudo conocida como la "década
perdida de América Latina", cuando los países latinoamericanos alcanzaron un punto en
donde su deuda externa excedió su poder adquisitivo y no eran capaces de pagar los
compromisos adquiridos.
Cuando la economía mundial entró en recesión en los años 70 y 80 y los precios del
petróleo se dispararon, se creó un punto muerto para la mayoría de los países de la región.
Los países en vías de desarrollo también se encontraron en una desesperada crisis de
liquidez. Los países exportadores de petróleo -abundantes en dinero luego de las alzas en
el precio de dicha materia prima en 1973 y 1974- invirtieron su dinero en bancos
internacionales, que "reciclaron" la mayor parte del capital en forma de préstamos a los
gobiernos latinoamericanos.
Dado que las tasas de interés aumentaron en los Estados Unidos y en Europa en 1979, los
pagos de deudas también aumentaron, por lo que fue más difícil para los países pagar las
deudas contraídas. El deterioro del tipo de cambio con el dólar estadounidense significó
que los gobiernos latinoamericanos terminaran debiendo enormes cantidades de sus
monedas nacionales, por lo que se perdió el poder adquisitivo. La contracción del comercio
mundial en 1981 hizo que los precios de las materias primas (la mayor exportación de
América Latina) cayeran.
Mientras la peligrosa acumulación de deuda externa se produjo durante varios años, la
crisis de la deuda comenzó cuando los mercados internacionales de capitales se dieron
cuenta de que América Latina no sería capaz de pagar sus préstamos. Esto ocurrió en
P á g i n a 17 | 33
agosto de 1982, cuando el secretario de Hacienda de México, Jesús Silva-Herzog Flores,
afirmó que el país ya no sería capaz de pagar su deuda. México declaró que no podía
cumplir con las fechas de vencimiento de los pagos, y anunció unilateralmente una
moratoria de 90 días, también solicitó una renegociación de los plazos de pago y nuevos
préstamos con el fin de cumplir sus obligaciones previas.
A raíz del incumplimiento de México, los bancos comerciales redujeron significativamente
o detuvieron la entrega de nuevos préstamos a América Latina. Como gran parte de los
préstamos latinoamericanos eran a corto plazo, la crisis sobrevino cuando su refinanciación
fue rechazada. Miles de millones de dólares de préstamos que habían sido refinanciados,
ahora eran debidos inmediatamente.
Los bancos tuvieron que restructurar de alguna forma las deudas para evitar el pánico
financiero; esto usualmente involucró nuevos préstamos con condiciones muy estrictas, así
como la exigencia de que los países deudores aceptaran la intervención del FMI.
La crisis de deuda de 1982 fue la más seria en la historia de América Latina. Los ingresos
se desplomaron; el crecimiento económico se estancó; debido a la necesidad de reducir las
importaciones, el desempleo aumentó a niveles alarmantes; y la inflación redujo el poder
adquisitivo de las clases medias.
En respuesta a la crisis la mayoría de las naciones debieron abandonar sus modelos
económicos de industrialización por sustitución de importaciones y adoptaron una
estrategia de crecimiento orientada por las exportaciones, estrategia fomentada por el
Fondo Monetario Internacional, aunque hubo excepciones como Chile o Costa Rica que
adoptaron estrategias reformistas. Un proceso masivo de fuga de capitales, particularmente
a los Estados Unidos, produjo una depreciación de las tasas de cambio, aumentando el tipo
de interés real. La tasa de crecimiento real del PIB (Producto Interno Bruto) para la región
fue de sólo 2,3% entre 1980 y 1985. Entre 1982 y 1985, América Latina pagó 108 mil
millones de dólares.
De la crisis de la deuda al colapso petrolero, 1983-1987
La economía estaba en una situación sumamente grave al iniciar el periodo de Miguel de
la Madrid.
La respuesta tenía que ser rápida además efectiva para revertir la tendencia de deterioro.
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Los esfuerzos del gobierno por reducir sus propios
desequilibrios tampoco fueron
retribuidos en un inicio, para 1987 ya estaba nuevamente en los mismo niveles que en 1982.
El hecho es que entre 1983 y 1987 el producto real disminuyo en términos reales 0.03%
mientras que el PIB por habitante se contrajo en 1.9%
La inflación en 1982 llego al 100% y para 1987 registro un nivel de 131.8%
La deuda externa continúo aumentando hasta llegar a 107,470 millones de dólares en
1987.
En esta situación el gobierno tuvo que cambiar su estrategia para intentar un programa de
estabilización distinto, heterodoxo para evitar que la inflación se volviera hiperinflación y la
economía desbordara.
Los planes de ajuste, 1983-1985
El presidente De la Madrid menciono que asumía el gobierno en medio de una grave crisis,
que le país estaba en peligro de desvanecerse entre las manos y que el camino para la
solución no era fácil ni corto.
El legado de 1982 era una verdadera bomba de tiempo, la cual estaba integrada por las
obligaciones contraídas para el pago de la deuda externa del país, la inflación y el alto
déficit.
En 1983 y 1984 se debía cubrir para pagos de del principales de la deuda externa, 14328
millones de dólares y 12,000 millones de dólares para la deuda privada.
La inflación reprimida era otro problema, la que resumía este problema era: el déficit del
sector público
Por ejemplo: incrementar los precios de los bienes y servicios públicos incluso de la canasta
básica, para reducir los subsidios implícitos o explícitos.
Otra fuente de represión de la inflación era el tipo de cambio. Dio lugar a una serie de
devaluaciones del peso desde febrero hasta diciembre de 1982, la devaluación acumulada
de todo el año llego a casi 470%.
Un tercer componente de la grave situación que se recibía en herencia era el deterioro en
la actividad económica y el desempleo creciente. La falta de credibilidad en el gobierno y el
aumento de casi 500% en el costo financiero externo de las empresas.
El desempleo se duplicó (1982); el déficit publico elevado, a la par de una severa crisis en
la balanza de pagos.
P á g i n a 19 | 33
El presidente De la Madrid anuncio durante su discurso de toma de posesión los puntos
básicos del programa inmediato de Reordenación Económico que pretendía:

Enfrentar la crisis

Sentar las bases para un cambio estructural.
El lema era “realismo económico” en el que gobierno busca:
Los precios reflejaran su costo de producción.
Su escases relativa.
La capacitad de gasto congruente con la situación del país.
En cuanto a la política macroeconómica, el gobierno ataco inmediatamente tres frentes
fundamentales:
I.
Aumentar los impuestos y otros ingresos fiscales.
II.
Reducir los gastos públicos.
III.
Buscar plazos largos para la deuda externa.
Las políticas fiscales fueron muy buenas en 1983 en lo que respecta a la reducción del
déficit público y romper la tendencia a la alza de la inflación.
Se redujo de 16.9% del PIB en 1982 a 8.6% en 1983.
La inflación había llegado a una tasa anualizada a 117.2 %
El secretario hacienda consiguió un crédito de 5,000 millones de dólares a esto se le llamo
“crédito jumbo” (febrero 1983).
Lo cual sirvió para renegociar los plazos y términos de una parte importante de la deuda
externa del sector público.
Por su parte, la deuda privada también se logró restructurar bajo el amparo del fideicomiso
de cobertura de riesgo cambiario.
Podrían solicitar un crédito al mismo Banco de México, este sistema resulto muy efectivo,
ya que para finales del año se había restructurado un 65% de la deuda privada externa.
En el segundo año de gobierno:

Para 1984, el déficit de las finanzas públicas se estancó en casi la misma
cifra de 1983.

La inversión pública siguió prácticamente estancada al aumentar solo 4.1%.

Hubo excesos de gastos sobre el presupuesto en los rubros de intereses
sobre la deuda.
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
Sector externo con saldo favorable, y que se incrementó la economía ya que
aumentaron las importaciones y exportaciones.
La nueva administración comenzó a privatizar empresas, vender su parte de acciones
donde tenía minoría, paso de 1155 en 1982 a 941 en 1985 y a 617 en 1987.
En 1983 comenzó la gradual apertura de la economía al exterior, había una variedad de 16
niveles de trifas o aranceles que llegaban hasta el 100%. Entre 1983 y 1985 se redujo el
nivel de tarifa a 10%.
El gobierno había intensificado las reducciones al gasto, no mejoro la situación de las
finanzas públicas incluso empeoro.
El déficit financiero del sector publico aumento de 8.5% del PIB en 1984 a 9.6% en 1985.
El índice inflacionario se fue a la alza para terminar el año con una inflación de 63.7%
La reducción del petróleo que impacto en los términos de intercambio en 5.4% en 1985.
La crisis significó para los gobernantes mexicanos un desafío sin igual: había que modificar
la economía –y era necesario hacerlo en profundidad– pero no se quería desmantelar un
sistema político y económico que tenía hondas raíces históricas y que tantos beneficios
reportaba a quienes de él usufructuaban. A pesar de este delicado equilibrio las reformas,
poco a poco, se fueron realizando, hasta que llegó un momento en que su éxito se mostró
al mundo como completo e irreversible. Algunos, como siempre, llegaron incluso a hablar
de un "milagro" económico mexicano, con lo que manifestaron entender bien poco, tanto
de milagros como de economía. Pero, justo cuando parecía haber llegado el instante del
triunfo final de quienes conducían las reformas, éste se convirtió en el imprevisible preludio
de otra crisis, brutal por sus consecuencias, que despertó al coro de quienes siempre están
dispuestos a señalar que el capitalismo agoniza y que las "políticas neoliberales" han
fracasado sin el menor atenuante.
P á g i n a 21 | 33
4.
Década de los 90. Neoliberalismo y la crisis
económica de los 90 en México
Neoliberalismo
 Modelo económico que se enmarca dentro de las doctrinas del liberalismo
económico, a su vez dentro del sistema capitalista.
 Los mercados son totalmente abiertos
 Privatización.
Consenso de Washington
El denominado Consenso de Washington se refiere al conjunto de medidas de política
económica de corte neoliberal aplicadas a partir de los años ochenta para, por un lado,
hacer frente a la reducción de la tasa de beneficio en los países del Norte tras la crisis
económica de los setenta, y por otro, como salida impuesta por el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) a los países del Sur ante el estallido de la crisis
de la deuda externa. Todo ello por medio de la condicionalidad macroeconómica vinculada
a la financiación concedida por estos organismos.
El concepto como tal fue acuñado por el economista británico John Williamson en un
artículo publicado en 1989, donde enunciaba una serie de medidas de estabilización y
ajuste de las economías respecto a las cuales determinadas instituciones con sede en
Washington —mayormente el FMI y el BM, así como el gobierno y la Reserva Federal de
EE.UU. — parecían tener un consenso sobre su necesidad
El Consenso de Washington incluye estos 10 puntos que debe conocer todo
interesado en política.
1.
Disciplina presupuestaria de los gobiernos.
2.
Reorientar el gasto gubernamental a áreas de educación y salud
3.
Reforma fiscal o tributaria, con bases amplias de contribuyentes e impuestos
moderados.
4.
Desregulación financiera y tasas de interés libres de acuerdo al mercado.
5.
Tipo de cambio competitivo, regido por el mercado.
6.
Comercio libre entre naciones.
P á g i n a 22 | 33
7.
Apertura a inversiones extranjeras directas.
8.
Privatización de empresas públicas.
9.
Desregulación de los mercados.
10. Seguridad de los derechos de propiedad.
Situación pre-crisis
Tipo de cambio

México vivió devaluaciones importantes en 1976, bajo el gobierno de Luís
Echeverría; en 1977 y 1982 bajo el gobierno de José López Portillo.

El cambio porcentual de la inflación entre México y Estados Unidos fue del
83% entre 1989-1993, mientras que la variación del tipo de cambio peso/dólar fue
sólo del 42%. Esto muestra que en realidad no hubo una apreciación real del peso
con respecto al dólar.
Inflación
El gobierno de Carlos Salinas de Gortari entre 1988 y 1994 tuvo especial énfasis en una
lucha contra la inflación, ya que era un obstáculo dentro de su estrategia de gobierno
dirigida al aumento de las exportaciones.
Cuenta corriente y reservas internacionales
Entre 1988 y 1993 existió un crecimiento constante en el déficit de la cuenta corriente que
empezó en niveles de 1.6% en 1988, alcanzó su máximo de 6.70% en 1992 y terminó en
1993 en 4.7%.
Las reservas internacionales mostraron crecimientos importantes desde el año 1988. Este
aumento provino de la repatriación de capitales, flujos de inversión de compañías
extranjeras y préstamos del sector privado. En 1991 las reservas internacionales
alcanzaron los USD 16 mil millones, el nivel más alto de México en su historia.
Comercio Exterior
En lo que corresponde al comercio internacional en 1993 México firma el tratado de libre
comercio con Estados Unidos y Canadá.
La serie desestacionalizada nos muestra que al menos durante el año 1993 la balanza
comercial se mantuvo negativa:
Tasas de Interés
P á g i n a 23 | 33
La tasa de interés estuvo de acorde al manejo de la política cambiaria. Las continuas
devaluaciones del peso llevaron a que las tasas de interés en México tengan una tendencia
creciente en el período entre 1988 y 1993.
Mercados emergentes resultaban atractivos debido a las bajas tasas de interés en EEUU.
PIB
La tasa de crecimiento del PIB fue cayendo entre 1988 y 1994. En 1989 el crecimiento del
PIB fue del 4.2%, alcanzando su máximo en 1990 en 5.1% y su mínimo en 1993 del 2.0%.
Causas y medidas tomadas en la crisis
La crisis económica de México de 1994 fue una crisis iniciada en México de repercusiones
mundiales. Fue provocada por la falta de reservas internacionales, causando la devaluación
del peso mexicano durante los primeros días de la presidencia de Ernesto Zedillo. A unas
semanas del inicio del proceso de devaluación de la moneda mexicana, el entonces
presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al Congreso de su país la autorización
de una línea de crédito por $20 mil millones de dólares para el Gobierno Mexicano, a efectos
que le permitieran garantizar a sus acreedores el cumplimiento cabal de sus compromisos
financieros
denominados
en
dólares.
En el contexto internacional, las consecuencias económicas de esta crisis se denominaron
"Efecto Tequila". En México también se le conoce como el "Error de diciembre", una frase
acuñada por el ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para atribuir la crisis a las
presuntas malas decisiones de la administración entrante de Ernesto Zedillo Ponce de León
y no a la política económica de su sexenio.
Zedillo tomó posesión el 1 de diciembre de 1994. Unos cuantos días después, tuvo una
reunión con varios empresarios mexicanos y extranjeros, comentando sobre la devaluación
que vendría, la cual sólo planeaba subir la banda de la tasa de cambio fija un 15%, hasta
los 4 pesos por dólar (de 3.4 pesos que se encontraba en promedio en ese año), así como
terminar con muchas de las prácticas económicas no ortodoxas (como la compra de deuda
ante la situación del país), y así detener la fuga de dólares de las reservas internacionales.
Los críticos del gobierno de Zedillo argumentan que aunque la devaluación era necesaria
y económicamente coherente, se manejó incorrectamente en términos políticos: al haber
anunciado sus planes de devaluación, muchos extranjeros retiraron sus inversiones,
agravando los efectos de la devaluación.
P á g i n a 24 | 33
Los negocios mexicanos que tenían deudas en dólares, o que se confiaron en comprar
suministros de Estados Unidos, sufrieron un golpe inmediato, con un despido masivo de
empleados y varios suicidios producto de la tensión de las deudas. Para empeorar la
situación, el anuncio de la devaluación se dio a mitad de semana en un miércoles, y durante
el resto de la semana los inversionistas extranjeros huyeron del mercado mexicano sin que
el gobierno hiciera ninguna acción para prevenirlo o desalentarlo hasta el siguiente lunes
cuando ya todo fue muy tarde.
Sin poder mantener la nueva banda de la tasa de cambio, a principios de 1995, la
administración de Zedillo decidió establecer el sistema de libre flotación del peso, el cual
llegaría a 7.20 pesos por dólar en tan sólo una semana.
Cuando el dólar dejó de ser controlado por el gobierno el peso perdió la mitad de su valor,
hecho que ocasionó que las deudas en dólares no pudieran ser pagadas. Las decisiones
de Zedillo, principalmente la de anunciar la devaluación a los inversionistas, y el establecer
el sistema de libre flotación, fueron el "error de diciembre" de acuerdo con el ex presidente
Salinas de Gortari. Las repercusiones sociales que tuvo esta crisis fueron incalculables: en
muchos casos se tradujeron en pérdidas económicas para las familias. Muchos perdieron
sus casas y autos que habían adquirido en contratos con tasa variable. Otros más perdieron
todo. El sentimiento de pérdida de un futuro para el país se hizo al considerarse esta crisis
económica como el final de la clase media.
Causas de la Crisis
Ingreso de capitales extranjeros a América Latina.
Dependencia de los países a los capitales externos.
Capitales de inversión a corto plazo buscan mayor rentabilidad.
Políticas impulsadas 1988 por el Presidente Carlos Salinas de Gortari:
 Apertura de la economía.
 Privatización y desregulación de la economía.
 Programa de estabilización: tipo de cambio regulado, y políticas monetarias y
fiscales muy restrictivas.
 Acuerdo entre gobierno y el sector privado.
Apertura de mercado: Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) (1994):
 Eliminar obstáculos de comercio de bienes y servicios.
P á g i n a 25 | 33
 Promover condiciones de competencia en la zona de libre.
 Promover inversión extranjera.
Estado redujo su papel en la economía y se procedió a la privatización.
Industria mexicana ante la falta de competitividad.
Afectación gran parte de la industria (empresas medianas y pequeñas).
Tesobonos son títulos de crédito negociables denominados en moneda extranjera y
pagadera en moneda nacional. La venta de Tesobonos implicó una creciente deuda del
gobierno. El Banco de México decidió comprar deuda mexicana para mantener la base
monetaria e impedir que las tasas de interés se incrementaran; a pesar de la reducción de
reservas internacionales, se mantenía tipo de cambio. El problema fue que era un año de
elecciones. Ambiente político desfavorable.
En marzo de 1995 se adoptó el Programa de Acción para Reforzar el AUSEE
(PARAUSEE), que aumenta el IVA de 10% a 15%, reduce el gasto en 10%, reduce el límite
al crédito del Banco Central a 10 mil millones de pesos para 1995, y otorga un nuevo
aumento a los salarios mínimos del 12%. Sin embargo, el anuncio a finales de agosto de
una cifra de crecimiento del PIB menor a la esperada y las presiones cambiarias de
septiembre de 1995 hicieron necesario reforzar las medidas antes mencionadas. En octubre
de 1995 se anuncia la Alianza para la Recuperación Económica (ARE), en la que se planea
un incremento gradual de las tarifas de la gasolina, de otros energéticos y de bienes
públicos. Además, se planea una reducción del gasto público y un aumento del 10%
adicional para los salarios mínimos.
FOBAPROA
El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) fue un fondo de contingencia
creado en 1990 por el gobierno mexicano en conjunto con la totalidad de los partidos
políticos dominantes en aquel entonces, PRI, para enfrentar posibles problemas financieros
extraordinarios. En diciembre de 1998 fue sustituido por el Instituto para la Protección al
Ahorro Bancario (IPAB).
P á g i n a 26 | 33
5.
Década actual: Resumen de la crisis financiera
del 2008
La crisis financiera se ha convertido en una crisis económica que rebasa la esfera de las
finanzas, es de alcance mundial y ha conducido a que las expectativas económicas
mundiales se hayan deteriorado rápidamente; se ha vuelto común escuchar noticias sobre
despidos masivos, cierres de empresas y caídas en la actividad económica de diferentes
países. Esta crisis financiera tiene diversas causas, si bien la crisis hipotecaria ha sido
identificada popularmente como la fuente principal.
Lo que parecía un problema focalizado en Estados Unidos detonó en una crisis financiera
de magnitudes mundiales. La mala administración en la asignación de créditos hipotecarios
a usuarios con un mal historial y sin las garantías para cubrir el pago derivó en un colapso
de la economía global.
Desde 2007 se enviaron señales de alarma respecto al alto riesgo que significaban las
hipotecas llamadas "subprime", que finalmente derivó en el colapso financiero de empresas
no sólo relacionadas con el sector inmobiliario, sino también de empresas con
trascendencia mundial.
La primera señal de lo que venía fue la quiebra de los dos gigantes hipotecarios
estadounidenses, como Fannie Mae y Freddie Mac, que pasó a control del Gobierno
Posteriormente, el impacto se dio en cadena, llevando al colapso a instituciones financieras
como el cuarto banco más grande de Estados Unidos, Lehman Brothers, y dos días
después, la debilidad del grupo asegurador American International Group.
Quiebra Lehman Brothers Holdings Inc
Fundada en 1850, fue una compañía global de servicios financieros de Estados Unidos.
Destacaba en banca de inversión, gestión de activos financieros e inversiones en renta fija,
banca comercial, gestión de inversiones y servicios bancarios en general. Lehman Brothers
había resistido una guerra civil, la crisis bancaria del 1907, muy parecida a la actual,
también sobrevivió a la crisis económica en Estados Unidos conocida como el Crack de
1929, a escándalos en el trading de bonos, a colapsos en Hedge Funds, pero no ha
superado la crisis subprime de 2008, que constituye —con un pasivo de $613.000
millones— la mayor quiebra de la historia hasta el momento. La iniciativa, que el banco
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justifica en la necesidad de proteger los activos del banco y maximizar su valor, aunque se
consideraba ya inevitable, tendrá importantes consecuencias para el sistema financiero del
país.
La bancarrota de Lehman Brothers, que ha pasado a convertirse en el tercer banco de
inversión que desaparece o cambia de manos en seis meses en EE UU, representa al
mismo tiempo la quiebra más importante en EE UU desde 1990, cuando presentó la misma
declaración Drexler Burnham Lambert, especialista en bonos basura. Los inversores se
habían vuelto en las últimas semanas cada vez más nerviosos con respecto a 46.000
millones de dólares (32.200 millones en euros) que Lehman posee en títulos hipotecarios y
respaldados por activos, así como por su nota de crédito y su capacidad para reunir fondos.
¿Por qué permitió el gobierno estadounidense que Lehman cayera en
bancarrota?
Porque buscaba lidiar con la crisis evitando generar un problema de riesgo moral, pues
había demasiada presión política para castigar a los “ambiciosos inversionistas de Wall
Street. Los banqueros tenían que ser castigados por su “avaricia desmedida”, por lo tanto
era políticamente inaceptable utilizar recursos públicos para rescatar a los bancos. Pero se
dieron cuenta poco después de que al castigar a los accionistas de Lehman agudizaron la
crisis que ya se gestaba y terminaron castigando a todo el mundo.
Tras estas insignias del mundo financiero estadounidense, la reacción en cadena no se
hizo esperar, con impacto en:

Instituciones bancarias

Empresas que cotizan en la Bolsa de Nueva York

En industrias paralelas, como la automotriz.
Errores de Política:
La crisis se produce por errores de política económica de la Reserva Federal durante el
período de auge (Gran Moderación).
Causas de la crisis
La enorme burbuja especulativa ligada a los activos inmobiliarios.
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En los Estados Unidos, como en muchos otros países tras el estallido de la burbuja
tecnológica de principios de siglo XXI, se produjo una huida de capitales de inversión tanto
institucionales como familiares en dirección a los bienes inmuebles.
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 supusieron un clima de inestabilidad
internacional que obligó a los principales Bancos Centrales a bajar los tipos de interés a
niveles inusualmente bajos, con objeto de reactivar el consumo y la producción a través del
crédito.
La combinación de ambos factores dio lugar a la aparición de una gran burbuja inmobiliaria
fundamentada en una enorme liquidez.
La inestabilidad financiera parece que comenzó con las hipotecas subprime (préstamos de
alto riesgo a personas que difícilmente podrán devolverlos), pero se ha visto agravada por
diversos condicionantes económicos: bajada de precios de la vivienda, subida de precios
en los productos básicos (especialmente los alimentos y el petróleo), disminución del
consumo, pérdida de empleos, dificultad de los exportadores para obtener créditos y
aumento de la inflación.
Los investigadores del ciclo de Kondratiev dicen que los economistas orientados hacia el
Consenso de Washington nunca han entendido los peligros que acechan a las naciones
industrializadas, y se enfrentan ahora al final del largo ciclo económico que comenzó tras
la crisis del petróleo de 1973.
El 15 de octubre de 2008, Anthony Faiola, Ellen Nakashima y Jill Drew, escribieron un
extenso artículo en el Washington Post titulado "¿Qué salió mal?". En su investigación, los
autores afirman que el anterior presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se
opuso con vehemencia a cualquier regulación de los instrumentos financieros conocidos
como derivados. Además, afirman que Greenspan procuró interferir activamente en la
regulación de los derivados por parte de una comisión específica creada a tal efecto. En
última instancia, fue el colapso de un tipo específico de productos derivados, los seguros
de respaldos de hipotecas, lo que provocó la crisis económica de 2008
En el caso estadounidense, la compra-venta de vivienda con fines especulativos estuvo
acompañada de un elevado apalancamiento, es decir, con cargo a hipotecas que, con la
venta, eran canceladas para volver a comprar otra casa con una nueva hipoteca, cuando
no se financiaban ambas operaciones mediante una hipoteca puente. El mercado aportaba
P á g i n a 29 | 33
grandes beneficios a los inversores, y contribuyó a una elevación de precios de los bienes
inmuebles, y, por lo tanto, de la deuda.
El origen del problema nace del impulso financiero estadounidense ya convertido en el
sector no sólo más dinámico, sino claramente dominante de esa economía (el peso de la
banca y de los negocios inmobiliarios rebasa en más del 50% la contribución de las
manufacturas al producto).
Con ese criterio, los bancos de inversión comenzarán a usar su enorme liquidez en
empaquetar hipotecas buenas y suprime en derivados complejos, como las obligaciones
colateralizadas de deuda o en créditos estructurados.
Que la crisis se haya extendido a nivel mundial se debe, en gran medida a la existencia
y de los llamados CDOs (Collateralized Debt Obligations, Obligaciones de deuda con
garantía colateral) y a que circularon y fueron comprados por una gran cantidad de
empresas en el mundo.
Los CDOs son un “crédito derivado” estructurado como un portafolio de activos con
ingreso fijo, donde el precio y el riesgo se divide en diferentes tramos: “tramos senior” (AAA),
“tramos mezzanine” (AA a BB), y “tramos equity” (first loss). Las pérdidas son aplicadas en
orden inverso a su procedencia, de modo que tramos menores pagan tasas de interés más
altas para compensar el riesgo.
Estos instrumentos se introdujeron en el mercado financiero, para permitir que, una vez
que un banco hubiera dado un préstamo hipotecario, tuviera la opción de poder venderlo
en el mercado secundario.
Muchos Fondos de Pensiones, Fondos Mutuos, Bancos y empresas de seguros,
compraron estos instrumentos como parte de su estrategia de inversión para generar
mayores rendimientos. Según JP Morgan hay cerca de1.5 trillones de dólares en CDOs y
alrededor de 600 billones de dólares en productos derivados de ellos en todo el mundo.
Aquí la innovación financiera de los derivados en dispersar los riesgos, permite a los
bancos no ser muy escrupulosos en la calidad de las hipotecas ni en la capacidad de
servirles por los prestatarios. La razón es simple, esos papeles se colocarían entre una
multitud de ahorradores que cargarían con la mayor parte del riesgo, obligando o
multiplicando el de la banca. Sin embargo, el criterio de la maximización de ganancias, llevó
a la propia banca a quedarse con una parte importante de las emisiones del papel,
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aprovechando su enorme capacidad de apalancamiento (hasta tres veces su capital) y las
diferenciales en tasas de interés de las hipotecas de baja calificación. Aun así, la banca
buscó una segunda salvaguarda con otros derivados los credit deficit, una especie de
seguro emitido por empresas como la AIG.
El crecimiento de la industria y la actividad global económica en México es dependiente y
ampliamente sincronizado con el crecimiento de la industria de los Estados Unidos.
Por consiguiente, al activarse en 2008 la recesión más severa en Estados Unidos desde
1946, producto principalmente de una crisis en el mercado financiero y en el mercado de
bienes raíces (Acharya et al. 2009; Cecchetti 2008), se transmite prácticamente de manera
simultánea la caída de la actividad industrial y del crecimiento económico a México.
Debido a la sincronización económica entre ambos países, las exportaciones mexicanas
dependen en gran medida del auge del mercado interno en Estados Unidos.
Consecuentemente, al deprimirse el mercado interno en Norteamérica las exportaciones
mexicanas caen considerablemente y este proceso acentúa aún más la recesión.
El auge que mantuvieron los precios de los commodities hasta 2008, y su posterior caída,
influyó también de manera adversa en la economía mexicana.
En particular el precio del petróleo a nivel mundial presentó uno de los mayores auges,
alcanzando su precio máximo a mediados de 2008, pero también presentó una de las
caídas más severas en los meses posteriores. Esta caída deterioró directamente las
finanzas públicas mexicanas, debido a la dependencia que éstas tienen de los precios del
petróleo.
La caída de la actividad económica en Estados Unidos también se transmitió hacia México
por otros canales, de los cuales podemos destacar tres:
1.
La disminución del flujo de remesas. Principalmente por la fuerte recesión que se
presentó en el sector de la construcción donde labora un amplio número de mexicanos.
2.
La caída del flujo de turistas.
3.
La caída del flujo de inversión extranjera directa proveniente de Norteamérica.
Acciones de Felipe Calderón
El presidente Felipe Calderón y las autoridades económicas se mostraron optimistas ante
estos efectos de la crisis internacional, y anunciaron el 9 de octubre de 2008 diversas
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medidas para enfrentar la situación. Entre ellas destacó ampliar el gasto de infraestructura
del gobierno, cambiar las reglas del ejercicio de ese gasto, construir una nueva refinería
para Petróleos Mexicanos (Pemex), impulsar de manera extraordinaria a las pequeñas y
medianas empresas, y acelerar la desregulación y la desgravación arancelaria.
Los efectos de la crisis financiera internacional se sienten en México, sobre todo en el
encarecimiento de los productos básicos, los bajos salarios, el aumento de la pobreza, y el
regreso paulatino y silencioso de los emigrantes que estaban en Estados Unidos. Según
datos del Banco de México: México es la segunda economía más grande de América Latina.
Sin embargo, el crecimiento económico se ha desacelerado en los tres primeros trimestres
de 2008, volviéndose negativo durante el último trimestre, provocando que el crecimiento
anual del PIB sea de 1.3 %.
Ante esta crisis económica en Estados Unidos el antes titular de Hacienda de México,
Agustín Carstens, reconoció que México estaba expuesto a los efectos de la crisis en el
vecino del norte, aunque estos no serían tan devastadores como en el pasado. Declaró que
“ahora a México le dará un catarrito y no una pulmonía como antes”. Sin embargo, pronto
se vio que los efectos de la desaceleración en la economía global eran más grandes que lo
esperado. El desempleo abierto en México subió a 4,06% en enero de ese año,
comparativamente mayor con la tasa del año anterior que se encontraba en 3,96%, y solo
en enero de 2009, 336 mil personas se quedaron desempleadas en México.
Para enfrentar un escenario económico “adverso” en Estados Unidos, el gobierno federal
anunció algunas medidas temporales (Programa de Apoyo a la Economía)
Pago por parte del gobierno federal de 5 por ciento de las cuotas obrero patronales al IMSS,
así como reducciones de 20 por ciento en las tarifas eléctricas de punta y de 10 por ciento
en las tarifas comerciales, con lo que busca reducir la facturación en casi 7 mil millones de
pesos.
Descuento de 3 por ciento a los pagos provisionales de IETU y el impuesto sobre la renta
empresarial, equivalente a casi 6 mil millones de pesos, mediante el cual se busca reducir
los problemas de liquidez en las empresas.
Para fomentar la apertura de centros productivos en los mil municipios del país de alta y
muy alta marginación (de menos de 50 mil habitantes), el gobierno federal pagará las cuotas
obrero-patronales al Seguro Social y al Infonavit durante año y medio.
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Calderón publicó además un decreto para eliminar aranceles y regulaciones no
arancelarias “obsoletas” en beneficio de micro, pequeñas y medianas empresas, el cual
significará un ahorro de más de mil 500 millones de pesos para las empresas.
De manera adicional se ofrecerán 130 mil puestos vacantes y habrá un presupuesto
adicional de 650 millones de pesos para el Sistema Nacional de Empleo.
Felipe Calderón, ordenó la eliminación de los impuestos que gravan la importación de trigo,
arroz, soja, sorgo y maíz, así como la reducción a la mitad de los de importación de leche
en polvo, y la autorización de una cuota de importación de frijoles libres de aranceles.
Eximió de impuestos a la importación de fertilizantes y ampliará la oferta de créditos a bajo
interés a todos los pequeños productores agrícolas. Esta medida beneficiará a más de
medio millón de pequeños agricultores. Por último, el Estado dedicará unos 1.200 millones
de euros para financiar la compra de tractores, maquinaria y equipos para modernizar el
campo e incrementar la producción.
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