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UNIVERSIDAD MAIMONIDES
“MAESTRÍA EN SALUD MENTAL Y NEUROCIENCIAS”
Director Profesor: Dr. Gustavo Tafet
MONOGRAFÍA:
NEUROPSICOLOGÍA COGNITIVA
DEL CEREBRO SENIL
Investigación bibliográfica a cargo de:
Dra. Liliana Fotea
Dr. Javier Torazza
Dra. Adela B. Kohan
(Año 2008)
1
INTRODUCCIÓN
“Si. Quiero llegar a viejo sobre todo
cuando pienso en la alternativa”
Maurice Chevalier
¿Anciano es toda persona mayor de 65 años?
Los seres humanos nacemos, nos desarrollamos y en condiciones normales envejecemos,
llegamos a padecer con el transcurso del tiempo un conjunto de modificaciones morfológicas
y fisiológicas, que modifican el normal funcionamiento de todo nuestro organismo,
disminuyendo las capacidades adquiridas durante toda la vida, con procesos secuenciales de
deterioro de sus correspondientes funciones. Todo nuestro organismo sufre esa demanda
implacable del tiempo y siendo estudio especial la forma en que se daña el normal
funcionamiento de nuestras aptitudes y actitudes frente a diferentes circunstancias;
apareciendo enfermedades, que afectan a la mente tanto como al cuerpo. Estudios científicos
se realizan denodadamente para determinar porque envejecemos y tratan de mejorar la calidad
de vida, que gracias a la ciencia, aumentó su promedio relacionada con épocas pasadas; pero la
mayor expectativa de estudio a nivel psiquiátrico, se proyectan hacia la comprensión de los
cambios cognitivos que se producen con el envejecimiento, ya sean pérdida de memoria, falta
de fluidez para compaginar expresiones verbales, disminución de rapidez mental y de los
reflejos. Todos forman parte de los estudios que se están realizando en la parte cognitiva
geriátrica; aportando nuevos datos que permiten detectar y atacar la forma en que ellos se
desenlazan. No existe una única teoría que explique las causas del envejecimiento.
El envejecimiento es un proceso que posee características específicas, especialmente en el
funcionamiento cognitivo, que se fundamentan en el cambio o alteraciones generales, que
además de atrapar al resto del cuerpo, modifica el funcionamiento del cerebro, aportando
cambios importantes y muchos de ellos demostrados con sólo observar la conducta del
individuo. Su conducta es la que mejor expone los cambios cerebrales. Debido a las
observaciones registradas sobre el cambio que experimentan con la edad son tan numerosos
que han dado origen a estudios profundos y a desarrollar diferentes teorías.
El paso de la edad es implacable y actúa en forma diferente en cada persona y en las variadas
las estructuras cerebrales. Los estudios de investigación realizados, incluso post morten, donde
se visualizan y resaltan los cambios producidos por la edad, estudiados a través de la
neuroimagen, aportan criterios e hipótesis que las zonas que más avejentan son donde se
combinan las estructuras cognitivas y cerebrales a saber: Hipocampo, Corteza prefrontal
dorsolateral y cerebelo.
El organismo joven, a través de la homeostasis mitótica, logra reemplazar las células dañadas
preservándose así la integridad funcional de tejidos y órganos, en cambio con el
envejecimiento los procesos de la degeneración progresiva de las células y la pérdida de la
capacidad regenerativa, son evidentes ante las manifestaciones de expresión del individuo.
Aunque el proceso de envejecimiento, no tiene una única causa, ni ocurre por un solo motivo,
2
es un proceso que se va modificando por diversos factores cuyo proceso pueden tener causas
internas como externas y, las diferencias genéticas y el medio en que la persona se desarrolla,
serían además los motivos que justificaran, porque en la misma especie las expectativas de
vida son diferentes y el envejecimiento difiere de un ser humano a otro, aunque podemos
marcar algunas características generales que si se observan en casi todos los ancianos:
-Disminución de la elasticidad y fuerza muscular con disminución de la agilidad y capacidad
de reacción refleja. -Deformaciones óseas, -Disminución en la capacidad de asociación de
ideas, con aparición de demencias seniles, -Disminución de las defensas inmunológicas ante
posibles contagios. -Disminución del colágeno de la piel y de la absorción de proteínas,
aparición de arrugas. -Pérdida progresiva de los sentidos del gusto, de la audición y de la vista,
entre otras.
Podríamos pensar que en el envejecimiento las dificultades en el procesamiento de
información afectan a la capacidad de almacenamiento de la misma relacionada con el
contexto. Dichas dificultades se manifiestan sobre todo en la recuperación de la información,
ampliadas conforme aumente la complejidad de la tarea y facilitada cuando se dan indicios de
ayuda para su codificación semántica.
Las neuronas sensitivas no transmiten realmente todos los fenómenos que ocurren en el
medio ambiente del individuo; a pesar de que el ojo humano recibe ondas luminosas cuyas
frecuencias son iguales o inferiores a la del infrarrojo o iguales o superior a la del ultravioleta,
las neuronas sensitivas del sistema óptico transmiten al cerebro nada más que un espectro que
va del rojo al violeta, aunque con una gama extendida de tonos diferentes.
En el caso de los órganos auditivos, los sonidos son transmitidos por intermedio del oído
externo a la parte interna donde estimulan las células ciliadas, u órgano de Corti, situadas en la
cóclea. La posición de estas células ciliadas en la cóclea resulta fundamental, pues cada una
recibe una gama particular de frecuencias. Es decir que al igual que las neuronas sensitivas de
la visión, las neuronas sensitivas de la audición no transmiten las frecuencias reales de los
sonidos, sino los impulsos correspondientes a la estimulación de las diversas células
sensitivas.
El mismo fenómeno se produce con respecto a los otros distintos sentidos y órganos humanos.
Lo único que llega al encéfalo son impulsos energéticos de tipo electro-químico, cualesquiera
sean la naturaleza y el origen de los estímulos captados.
Resulta evidente que la mayor parte de los distintos procesos mentales se sustentan sobre la
posibilidad por parte del encéfalo de evocar o recurrir a datos anteriormente aprendidos.
Rasgos generales del cerebro
El cerebro humano se apoya sobre todo en la recepción y el procesamiento de los datos que
le mandan las neuronas sensitivas. Las que mayor importancia tienen para establecer el
contacto con el medio ambiente son las que están situadas en los órganos que constituyen los
distintos sentidos. Procesa la información sensorial, controla y coordina el movimiento, el
comportamiento y las funciones corporales homeostáticas, como los latidos del corazón, la
presión sanguínea, el balance de fluidos y la temperatura corporal. Es responsable de la
cognición, las emociones, la creatividad, la memoria y el aprendizaje. La capacidad de
procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar supera aun a los mejores
3
discos rígidos de las computadoras actuales. Cuando realiza una función, se interactúan varias
zonas entre si, y es capaz de reemplazar funciones de algún área dañada.
Con el envejecimiento, el cerebro presenta cambios, como la disminución de peso y tamaño;
aumento de tamaño de los ventrículos: Hidrocefalia “ex vacuo”; aumento de profundidad de
los surcos; opacificación de las meninges; disminución del grosor de las circunvoluciones,
podemos señalar además, cambios microscópicos la disminución en cantidad y el tamaño de
las neuronas, cambios neurofibrilares; cambios neurofibrilares; degeneración gránulovacuolar.
El cerebro está formado principalmente por los hemisferios cerebrales (corteza cerebral y
ganglios basales). Los hemisferios cerebrales ocupan la mayor parte del cerebro humano y
suponen cerca del 85% del peso del encéfalo. Su gran superficie y su complejo desarrollo
justifican el nivel superior de inteligencia de los seres humanos si se compara con el de otros
animales. Una fisura longitudinal los divide en hemisferio derecho y hemisferio izquierdo, que
son simétricos, como una imagen vista en un espejo. En la comparación del cerebro de una
persona que media entre los 18 y los 35 años, comparados con los de una persona envejecida,
existe diferencias físicas (1).
(Cerebro humano visto desde arriba, apreciando los dos hemisferios cerebrales)
Las diferencias funcionales entre hemisferios son mínimas y sólo en algunas pocas áreas se
han podido encontrar diferencias en cuanto a funcionamiento y éstas no en todas las personas.
La diferencia de competencias entre los dos hemisferios cerebrales parece ser exclusiva del ser
humano. Se ha dicho que nuestros cerebros se han especializado de este modo, porque el
lenguaje y la lógica necesitan procesos de pensamiento ordenados y sofisticados.
Las dos mitades del cerebro son complementarias. En la mayoría de los adultos, los centros
del habla están situados en el lado izquierdo. No obstante, alrededor de un 15 % de los zurdos
y un 2 % de los que usan preferentemente la mano derecha, tienen centros del habla en ambas
partes del cerebro. De todos modos, algunos zurdos desarrollan el habla en el hemisferio
izquierdo únicamente; menos de la mitad la tienen en la parte derecha. Aun cuando el lado
derecho del cerebro controla principalmente el lado izquierdo del cuerpo, y el lado izquierdo
del cerebro controla, en gran parte, el lado derecho del cuerpo, el hecho de ser ambidextro
indica que las dos mitades del cerebro no han llegado a estar tan completamente especializadas
como lo están en los individuos diestros. En los niños de corta edad, cada lado del cerebro
posee, en potencia, la facultad del habla y del lenguaje. Una lesión en el lado izquierdo en los
primeros años de vida, da como resultado el desarrollo de la facultad del lenguaje en el lado
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derecho del cerebro. El dominio del habla y probablemente también de otras facultades se
establece firmemente en uno de los hemisferios hacia los diez años de edad y no puede
transmitirse al otro posteriormente.
Hay muchas teorías sobre cómo cada hemisferio afecta a como piensa una persona. Una divide
a los pensadores en dos campos: simultáneos visuales y secuenciales lineales. Sentada en ésta
teoría, la mayoría de personas diestras (que usan más su hemisferio izquierdo) procesan la
información de manera "secuencial lineal" en el que un esquema debe completar su
procesamiento antes de que se pueda comenzar con el siguiente. En cambio, los individuos
cuyo hemisferio derecho es dominante, procesan la información con "simultaneidad visual".
Un efecto lateral de estos modos de procesar la información es que los individuos de
lateralidad cerebral izquierda necesitan completar una tarea antes de empezar la siguiente. A
los individuos de lateralidad cerebral derecha, en contraste, les conforta cruzar varias tareas,
para lo que tienen mayor habilidad. Esto les hace aparecer a la mayoría, lateral cerebral
izquierda, como si no terminasen nada. Alternativamente, los individuos de "simultaneidad
visual" tienen una excelente habilidad multitarea.
La mayoría de personas procesan la información usando el "análisis", que es el método de
resolver un problema descomponiéndolo en piezas y analizando estas una por una. En
contraste, los individuos de "simultaneidad visual" procesan la información usando "síntesis",
en donde se resuelve un problema como un todo, intentando usar un método de relaciones para
resolver el problema.
El hemisferio izquierdo, es la parte motriz de reconocer, grupos de letras formando palabras,
y grupos de palabras formando frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la
numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un
conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos. En el siglo XIX, precisamente
en 1878, John Huglings Jackson describió el hemisferio izquierdo como el centro de la
facultad de expresión. Dependiendo de su severidad, una embolia que afecte a esta estructura
puede producir pérdidas funcionales, pérdida funcional del habla y afectar destrezas motoras
en el lado derecho del cuerpo. Según la teoría psicolingüística el proceso de construcción de
una frase está regido por un cierto número de ideas relacionadas entre sí, pero el mecanismo
que permite a la mente agrupar palabras para formar frases gramaticales no está totalmente
descifrado. El hemisferio almacena conceptos que luego traduce a palabras más bien que una
memoria textual. Es decir, el cerebro comprende las ideas y los conceptos y los almacena en
un lenguaje no verbal, que luego traduce a un lenguaje o idioma aprendido por el individuo
mediante la cultura. Los tests de inteligencia que investigan el vocabulario, la comprensión
verbal, la memoria y el cálculo aritmético mental, detectan el origen de la actividad en el
hemisferio izquierdo. El hemisferio izquierdo se especializa en el lenguaje articulado, control
motor del aparato fono articulador, manejo de información lógica, pensamiento proporcional,
procesamiento de información en series de uno en uno, manejo de información matemática,
memoria verbal, aspectos lógicos gramaticales del lenguaje, organización de la sintaxis,
discriminación fonética, atención focalizada, control del tiempo, planificación, ejecución y
toma de decisiones y memoria a largo plazo. Los test de inteligencia miden sobre todo la
actividad de este hemisferio. Muchas de las actividades atribuidas al consciente le son propias.
Gobierna principalmente la parte derecha del cuerpo. Procesa la información usando el
análisis, que es el método de resolver un problema descomponiéndolo en piezas y analizando
estas una por una.
5
El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo. Su forma
de elaborar y procesar la información es distinta del hemisferio izquierdo. No utiliza los
mecanismos convencionales para el análisis de los pensamientos que utiliza el hemisferio
izquierdo. Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales,
especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales; como visuales y
sonoras no del lenguaje como las artísticas y musicales. Concibe las situaciones y las
estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de información (sonidos,
imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. El método de elaboración
utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta inmediata que se requiere en
los procesos visuales y de orientación espacial.
El lóbulo frontal derecho y el lóbulo temporal derecho parecen los encargados de ejercer las
actividades especializadas no verbales del hemisferio derecho. Esto se corresponde, en
muchos aspectos, con las funciones de control del habla que ejercen el lóbulo frontal y el
lóbulo temporal del hemisferio izquierdo. Los otros dos lóbulos del hemisferio derecho, el
parietal y el lóbulo occipital, tienen al parecer menos funciones. Sin embargo, como resultado
del estudio de pacientes con el cerebro dividido (seccionado), o con pacientes que padecen
lesiones en el hemisferio izquierdo, se ha detectado un pequeño grado de comprensión verbal
en el lóbulo parietal derecho, que tiene la capacidad de comprender una selección de nombres
y verbos simples. Y recíprocamente, el lóbulo parietal izquierdo parece que tiene ciertas
funciones espaciales limitadas. Por lo tanto, aunque el hemisferio derecho está, sin duda,
especializado, en las funciones no verbales, concretamente en las viso-espaciales, no resulta
fácil discernir las diferencias entre los dos hemisferios. El hemisferio derecho está considerado
como el receptor e identificador de la orientación espacial, el responsable de nuestra
percepción del mundo en términos de color, forma y lugar. Se informó que un paciente con un
tumor en el lado derecho del cerebro no reconocía objetos, lugares ni personas. Utilizando sus
facultades somos capaces de situarnos y orientarnos; podemos saber por qué calle estamos
caminando mirando simplemente la arquitectura de los edificios que hay a uno y otro lado de
ella, esto es la forma y aspecto de las fachadas, de los tejados y de las puertas de entrada. Si
vamos caminando por la calle y reconocemos un rostro, la identificación de dicho rostro
también corre a cargo de la memoria visual del hemisferio derecho. El nombre que
corresponde a la persona que posee dicho rostro conocido lo proporciona, en cambio el
hemisferio izquierdo. Procesa la información mayoritariamente usando el método de síntesis,
componiendo o formando la información a partir de sus elementos, a un conjunto. Controla,
además, el lado izquierdo del cuerpo humano. En este caso, una embolia puede producir
pérdida funcional o afectar las destrezas motoras del lado izquierdo del cuerpo. También
puede causar alteración de la atención normal a la parte izquierda del cuerpo y sus alrededores.
Está cuestionada la hipótesis de que el hemisferio derecho envejece antes que el izquierdo,
dado que no hay diferencias, según estudios realizados, con respecto a la edad del individuo,
las ventajas de cada hemisferio para tareas verbales y no verbales. Los métodos de
neuroimágen no han sido empleados todavía para sustentar ésta idea.
Aunque algunos estudiosos (2) han evaluado las asimetrías verbales mediante prueba de
lectura de palabras que se presentaban en los campos visuales derecho e izquierdo.
Demostraron (3) que los jóvenes no poseían ventajas a la hora de examinar y comparar el
hemisferio y hasta (4) era más acentuada la ventaja del campo visual izquierdo en personas
mayores.
6
Los lóbulos temporales contribuyen al procesamiento auditivo, los parietales procesan la
información sematosensorial procedente del cuerpo, los frontales, conteniendo la franja
motriz, envía órdenes motrices al cuerpo, los occipitales contienen las regiones corticales
primarias para la visión.
Los dos hemisferios cerebrales suelen funcionar en conjunto, pero cada hemisferio está muy
especializado. Una característica notable es que el entorno que rodea a una persona se
representa de forma especular en la corteza. Una sensación en el lado derecho del cuerpo, por
ejemplo, se percibe en el área somatosensorial izquierda. De forma similar, el movimiento del
brazo derecho determina la activación de neuronas de la corteza motora izquierda. En casi
todos los individuos el hemisferio izquierdo es dominante; esto explica que la mayoría de la
gente sea diestra. Si parte del lóbulo temporal izquierdo se lesiona, la comprensión del habla
se deteriora. Si la parte derecha del lóbulo temporal se daña, los objetos no pueden
reconocerse. En general, la lesión de un lado del cerebro causa la pérdida de todas las
funciones sensitivas y motoras del lado opuesto del cuerpo.
El encéfalo es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi
todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones como el
amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza, están controladas por el encéfalo.
También se encarga de recibir e interpretar las innumerables señales que le llegan desde el
organismo y el exterior.
En general los problemas de memoria se dan en aquellas situaciones en las que interviene la
percepción y atención (memoria ligada al contexto); implican procesamiento más complejo o
requieren nuevos aprendizajes. Por ello, casi todos los trabajos realizados sobre las relaciones
entre ejecución en tareas de memoria y edad apelan a dificultades en el procesamiento general
de información (5) y a una menor tasa de aprendizaje en personas de edad avanzada para
explicar sus resultados.
El cuerpo calloso es un conglomerado de fibras nerviosas blancas que conectan estos dos
hemisferios y transfieren información de uno a otro, interviene en la integración de la
información de los lados derecho e izquierdo. Con el envejecimiento, su atrofia (quizás debido
a la pérdida celular) es más significativa que las de otras partes del cerebro (6); sus funciones
sensoriomotrices decaen con la edad (7).
El tálamo es la principal estación de relevo de las señales sensoriales que se dirigen a la
corteza cerebral. Todas las entradas sensoriales al cerebro, excepto las olfativas, se asocian
con núcleos individuales (grupos de células nerviosas) del tálamo. El tálamo, el hipocampo y
la amígdala, actúan ante las emociones y la memoria.
El hipotálamo está relacionado de forma directa con el control de muchas de las actividades
vitales del organismo y dirige otras necesarias para sobrevivir: comer, beber, regulación de la
temperatura, dormir, comportamiento afectivo y actividad sexual. También controla funciones
viscerales a través del sistema nervioso autónomo, interactúa junto con la hipófisis y actúa en
coordinación con la formación reticular.
El cerebelo es esencial para coordinar los movimientos del cuerpo. Es un centro reflejo que
actúa en la coordinación y el mantenimiento del equilibrio. El tono del músculo voluntario,
7
como el relacionado con la postura y con el equilibrio, también es controlado por esta parte del
encéfalo. Así, toda actividad motora, desde bailar hasta tocar el piano, depende del cerebelo.
El encéfalo y la médula espinal forman el sistema nervioso central que se comunica con el
resto del organismo a través del sistema nervioso periférico.
Fisiólogos y neurólogos han cartografiado áreas de la corteza cerebral para localizar y definir
las regiones responsables de los movimientos motores, procesos sensoriales, la memoria y
otras funciones cognitivas.
La corteza se subdivide en distintas áreas funcionales que, en realidad, están interconectadas
entre sí. Por ejemplo, el área somatomotora, localizada justo delante de la cisura central, es
responsable de todos los movimientos voluntarios de los músculos del cuerpo. Las células
nerviosas que controlan el movimiento de los dedos del pie están en la parte superior de la
cisura, mientras que los movimientos faciales se controlan desde la parte inferior del girus
angularis.
La zona de la corteza relacionada con la audición, el área auditiva, se encuentra en la parte
superior del lóbulo temporal; el área relacionada con la vista, la corteza visual, se localiza en
la parte posterior o lóbulo occipital, y el área olfativa se localiza en la parte anterior, en la
parte interna del lóbulo temporal. Una sola zona controla el lenguaje, el área de Broca, situada
justo debajo del área motora; es la responsable de los movimientos musculares de la región
faríngea y de la boca implicados en el habla. El entendimiento del lenguaje, hablado y escrito,
es delegado a regiones situadas entre el área auditiva y el área visual.
Una parte importante de la corteza cerebral, el área prefrontal, interviene en el conocimiento,
la inteligencia y la memoria.
El que un anciano pueda recordar hechos de la infancia es un ejemplo de la extraordinaria
capacidad de almacenamiento del cerebro. Los neurólogos estudian hoy el mecanismo celular
por el cual las células nerviosas almacenan la memoria. Una teoría para explicarlo se basa en
los cambios que ocurren en el ácido ribonucleico (ARN) de las células de la corteza, que
codifican señales en forma de material proteico. Otra teoría es que los neuropéptidos del
cerebro se activan cuando un suceso se almacena en forma de memoria. Una tercera teoría
supone que neurotransmisores se modifican cuando se almacenan impulsos.
La pérdida de memoria referida a la edad puede tener relación con las alteraciones que se
producen en el funcionamiento del lóbulo temporal medio, aunque también inciden otras
zonas como la de los lóbulos frontales, ya que éstos inciden en la planificación y
programación de las tareas que el individuo tiene que realizar como objetivos futuros (8).
También se determinó que los lóbulos frontales actúan directamente en los procesos de la
memoria y que su deterioro va acentuando las complicaciones de ésta con la mayor edad (9).
Las manifestaciones de los cambios por la edad con relación a las funciones frontales, pueden
afectar la memoria a corto plazo y a la inhibición de las entradas sensoriales, sumado a la
posibilidad de dar respuestas distractoras. Las funciones de los lóbulos frontales, tienen
incidencia en el funcionamiento de otras zonas del cerebro.
8
Se diferencian recordar los hechos ocurridos de los lugares dónde y cuándo han ocurrido (10)
que condicionan las afecciones en los lóbulos frontales. Con la edad no se produce la
activación de la corteza inferior prefrontal izquierda mientras se estudian rostros y la actividad
del hipotálamo derecho es inferior (11). Escasa actividad prefrontal izquierda y mayor
actividad prefrontal derecha.
A la conclusión llegaron que había menor actividad frontal derecha en las personas de mayor
edad durante el momento del recuerdo (12); también puede ser cierto que ante las mismas
operaciones, los viejos utilicen parte del frontal izquierdo para compensar las deficiencias
frontales derecha.
La Neuropsicología Cognitiva, específicamente, estudia los diferentes cambios que se producen y no siempre los cambios que se producen en el cerebro son parejos, ya que algunas zonas
pueden envejecer más que otras, muchas afecciones específicas, han hecho adelantar los
avances sobre la Psicología Cognitiva.
El pensar y el comportamiento del individuo se determinan a través del funcionamiento de los
dos hemisferios cerebrales.
La dopamina es una hormona y cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso
central. Es también una neurohormona liberada por el hipotálamo. Su función principal es
inhibir la liberación de prolactina del lóbulo anterior de la hipófisis e interviene en la actividad
de los lóbulos frontales donde se desarrolla el aporte del aprendizaje y la memoria (13)
La dendrítica es una célula del sistema inmune. Proviene de células precursoras circulantes
en sangre. Las ramificaciones de las dendríticas en la vejez se reducen y se deduce que pueden
llegar a afectar la óptima comunicación neuronal; dado que el envejecimiento promete
concentraciones menores de los neurotransmisores, afectando de singular manera a la
dopamina.
La irrigación cerebral también se ve disminuida en el envejecimiento humano, y esto lleva a
que en los métodos de la aplicación de la neuroimagen como asistencia diagnóstica, a veces
9
aparece muy confuso el resultado, tanto de la tomografía computada por positrones, como en
la resonancia magnética funcional. En investigaciones realizadas, se trata de determinar las
diferencias atribuibles a la edad (14).
Hace casi cuarenta años aparecieron las primeras apreciaciones neuropsicológicas, enfocadas
en que el hemisferio derecho envejece más prematuramente que el hemisferio izquierdo. Lo
que determinó que la edad influye mucho más en la faz verbal que en la no verbal, y la misma
aparece generalmente alrededor de los sesenta años; en cambio el declive manipulativo ya se
evidencia a los cincuenta años (15).
Algunos autores coinciden en que la diferencia del procesamiento verbal y la no verbal, son
las que realmente manifiestan la diferencia entre los hemisferios y no la atribuyen a que se
relacionen con el envejecimiento más pronunciado del hemisferio derecho, dado que los
procesos de elaboración de cada uno son diferentes (16). Así como son diferentes la
evaluación de cada uno de los hemisferios. Tanto los oídos como la vista, tienen diferentes
grados de proyección en los distintos hemisferios; pero auditivamente, cada oído se pronuncia
más sobre el hemisferio opuesto y la vista sobre ambos hemisferios.
Proyección de los campos visuales (17)
Memoria y aprendizaje
Es muy difícil tratar de definir el aprendizaje y la memoria de manera independiente uno de
otra, ya que ambos representan dos lados de la misma moneda: el aprendizaje depende de la
memoria para su permanencia y la memoria no tendría "contenido" si no tuviera lugar el
aprendizaje.
El aprendizaje se define en términos de los cambios relativamente permanentes debidos a la
experiencia pasada, y la memoria es una parte crucial del proceso de aprendizaje, sin ella, las
experiencias se perderían y el individuo no podría beneficiarse de la experiencia pasada.
Por tanto, puede definirse a la memoria como la retención del aprendizaje o la experiencia; En
palabras de Blakemore (1988), "En el sentido más amplio, el aprendizaje es la adquisición de
conocimiento y la memoria es el almacenamiento de una representación interna de tal
conocimiento”.
Partiendo del esquema, en el que muestra los diferentes sistemas que conforman nuestra
memoria, podemos hablar en primer lugar de la memoria sensorial (un almacén específico que
conserva por un breve espacio de tiempo los estímulos que llegan a nuestros sentidos); la
memoria a corto plazo, un almacén de capacidad limitada (generalmente se evalúa por series
10
de números o de palabras) que retiene la información a la que hemos atendido por un breve
espacio de tiempo; y la memoria a largo plazo, o almacén general de información.
Forma parte de la memoria a corto plazo la memoria del trabajo, consiste en un sistema de
capacidad limitada, que implica por un lado un almacenamiento temporal de cierta
información, y por otro, la capacidad de ejecución de una tarea de procesamiento (que
requiere, a su vez, atención, selección y manipulación de determinados estímulos) (18).
La de largo plazo se divide también en episódica, almacén de hechos concretos, recuerdos que
forman parte de nuestra experiencia personal y que son activamente recuperados utilizando
información contextual sobre cómo y cuando ocurrieron; semántica, que se refiere al
conocimiento sobre el mundo, organizado y acumulado conceptualmente, y por tanto muy
relacionado con el lenguaje; y por último memoria procedimental, función de memoria
relacionada con las destrezas y habilidades que una vez aprendidas no requieren esfuerzo
consciente para ser recuperadas.
En un trabajo realizado (19) se encontraron grandes diferencias en memoria de trabajo
asociadas a la edad, diferencias que aparecían sobre todo cuando las tareas requerían una
mayor manipulación de la información. Según estos autores, éstas podrían ser mejor
explicadas por un declinar de la habilidad general de procesamiento, sobre todo en aspectos
relacionados con la velocidad y la agilidad con que este procesamiento se lleva a cabo, que por
un déficit específico de memoria. Esta idea se vio reforzada porque encontraron que esta caída
de la ejecución aparecía negativamente relacionada con el nivel educativo de los sujetos
En la memoria a largo plazo no hay grandes déficit asociados a la edad, aunque, cuando la
complejidad de la tarea aumenta, el recuerdo también se va deteriorando; además los
problemas parecen estar más relacionados con la recuperación que con el reconocimiento. Los
aspectos de la memoria a largo plazo que aparecen como más afectados durante el envejecimiento son los episódicos (información ligada al contexto) y los procedimentales (información sobre destrezas). Sin embargo, según se desprende de los trabajos realizados hasta la
fecha, la memoria semántica (independiente del contexto) no se pierde (20).
Podríamos pensar que en el envejecimiento las dificultades en el procesamiento de info.mación afectan a la capacidad de almacenamiento de información relacionada con el contexto.
Dichas dificultades se manifiestan sobre todo en la recuperación de dicha información,
ampliadas conforme aumente la complejidad de la tarea y facilitada cuando se dan indicios de
ayuda para su codificación semántica.
En lo que se refiere a memoria explícita e implícita hay pocas evidencias de declive en las
tareas de memoria implícita, mientras que sí hay evidencia de declive en memoria explícita, es
decir, las personas mayores tienen más problemas cuando se les exige un esfuerzo intencional
y voluntario para recordar (21).
La clasificación de la diferenciación entre memoria implícita y memoria explícita se relaciona
sobre todo con la intencionalidad del sujeto implicada en el recuerdo y en su recuperación.
Según esto, la memoria explícita requiere intención para recordar, y por ello produce toma de
conciencia de lo que se ha hecho y del recuerdo que se ha producido, mientras que la memoria
implícita no implica recuerdo consciente.
11
La memoria no se encuentra ubicada en una única zona del cerebro sino que es dividida y
repartida en diversas zonas cerebrales, como ya fue comprobado científicamente. Para cada
uno de los sentidos y otros órganos humanos, existe una zona cerebral receptora correspondiente. Ésta recibe y almacena los impulsos mandados desde estos órganos. Al igual que
las otras células, la ubicación y función de las neuronas que la integran resultan fundamentales. También en cada genoma existe para cada órgano un gen o varios que le corresponden. Éste o éstos están entonces activados en función de sus actividades mientras que los
demás se encuentran desactivados.
Patologías de la memoria
Las alteraciones más comunes de la memoria son las amnesias: Amnesia anterógrada:
imposibilidad para asimilar nueva información. Amnesia Retrógada: Incapacidad para evocar
hechos previamente almacenados. Muchas veces el defecto de memoria no es total, sino parcial, se evidencia dificultad para recordar, no imposibilidad de hacerlo. Es común que las
amnesias se acompañen de confabulaciones es decir, completar los espacios vacíos de memoria con recuerdos ficticios o inexactos. También se puede presentar intrusiones, es decir
recuerdos falsos dentro de recuerdos verdaderos. La amnesia en individuos jóvenes es usualmente causada por traumatismos craneanos, en personas de mayor edad pude acompañar al
síndrome de demencia cuya forma más común es la enfermedad de alzheimer o también se
presenta en la enfermedad de Huntington.
CONCLUSIÓN
La notable expansión de la psicología cognitiva como rama de la psicología experimental y su
inserción en el marco más amplio y también en constante desarrollo de las demás ciencias
cognitivas, le hace posible plantear problemas y hallar respuestas en la forma de teorías y
modelos acerca de la mente y del comportamiento humano, en íntima relación con las bases
orgánicas y las proyecciones sociales.
Los estudios experimentales sobre la memoria a corto plazo condujeron a la distinción teórica
entre memoria primaria y secundaria. Las unidades de análisis pasaron de las listas a los ítems
únicos. Los experimentadores y los teóricos comenzaron a pensar en los ítems solos como
"eventos a ser recordados". La distinción analítica entre almacenamiento y recuperación se
tradujo en paradigmas experimentales que hicieron posible la separación de los dos procesos.
Conceptos teóricos influyentes, tales como niveles de procesamiento, especificidad de la
codificación e interacciones entre la codificación y la recuperación, surgieron durante esta
etapa como también lo hicieron "contexto" y "efectos del contexto". Se establecieron conexiones entre las disciplinas de la Psicología y la Neuropsicología, anteriormente aisladas. El
concepto de asociación como el bloque de construcción teórica básico fue reemplazado por el
concepto de procesamiento múltiple, entre los cuales, codificación, almacenamiento y
recuperación desempeñaron un papel dominante.
La neurociencia cognitiva en particular ha permitido el progreso en la comprensión de
funciones básicas perceptivas cognitivas atencionales, emocionales y mnemónicas, centrándose en suma en la comprensión de los procesos cognitivos de nivel superior a través de la
tecnología de imágenes. Hoy es posible estudiar el cerebro humano trabajando en vivo a fin de
ahondar en la verdadera complejidad de los procesos en que se sustentan el habla, el lenguaje,
12
el pensamiento y el razonamiento, la lectura y la aritmética. A raíz de tales hallazgos, como
puede leerse en las publicaciones especializadas, es creciente el número de expertos que han
comenzado una labor sistemática para transferir al campo educativo dichos avances en el
conocimiento. La neurociencia tiene un largo camino hasta llegar a comprender su verdadero
rol en los cambios cognitivos surgidos por la edad del paciente.
La investigación neurocognitiva debe disponer de una clasificación más detallada de los
diferentes tipos de inhibición, de la atención y de todos los procesos de entendimiento, ya que
es muy probable que cada uno se corresponda con un mecanismo neuronal específico que se
ve afectado de forma selectiva por la edad.
La neuroimagen de elevada resolución, es de suma utilidad y aplicación para comparar
lesiones cerebrales focales con los modelos cognitivos. La neuroimagen ha corroborado la
actividad prefrontal y esa diferenciación en el recuerdo de los hechos, tienen evidencias
clarísimas en los cambios ajustados a la edad.
Pero queda un largo y tortuoso camino para andar y desentrañar a fondo que es lo que
realmente ocurre. A lo largo de la vida existe un proceso complejo que refleja transformaciones simultáneas de ganancias, de pérdidas y de mantenimiento.
La cuestión de las ganancias y las pérdidas se produce a lo largo de la vida. Sintetizando
podemos decir que se producen más ganancias que pérdidas al comienzo de la vida, hay más
pérdidas que ganancias al final de ésta. Lo más destacado de este panorama es la idea que
existen pérdidas durante el desarrollo infantil, a la vez no hay ganancias durante el
envejecimiento. Esto constituye una reformulación provocadora del concepto de desarrollo
tradicional orientado hacia las ganancias (22). Este concepto evolutivo más amplio no
descansa sobre un valor preciso de la forma que adquiere la función. Las ganancias estarían
en: operaciones post-formales, pensamiento dialéctico, relativista, la sabiduría, la creatividad y
la experiencia (23).
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