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EL SEXENIO REVOLUCIONARIO Y LOS INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO
SEXENIO REVOLUCIONARIO
1. REVOLUCIÓN DE 1868
Se conoce como Sexenio Revolucionario el período de la historia de España comprendido entre 1868 y
1874, es decir, desde la revolución que pone fin al reinado de Isabel II hasta la restauración de la monarquía
con su hijo Alfonso XII y en el que España vive su primera experiencia democrática.
Este periodo comienza tras un largo reinado isabelino plagado de corrupción en contra del cual surgió la
Gloriosa. Ésta fue inicialmente un pronunciamiento militar encabezado por varios militares entre los que
destacan Serrano y Prim en contra de la Reina, que luego obtuvo un gran apoyo popular cuando los partidos
formaron juntas locales y provinciales, entregaron armas a la población y organizaron a los llamados
Voluntarios de la Libertad. Todo esto comenzó con la sublevación del almirante Juan Batista Topete con su
escuadra en Cádiz el 19 de septiembre de 1868 y acabó el mismo mes en Alcolea con la victoria de las
fuerzas de Serrano y el exilio de Isabel II a Francia.
Triunfó por los diversos apoyos: grupos políticos de la conspiración, sectores financieros e industriales que
pensaban que el gobierno no podía solucionar la crisis e incluso miembros de la oligarquía terrateniente
(aceptaban que un cambio era inevitable para garantizar el orden social) y militares (recuerdo de la matanza
del cuartel de San Gil) y el pueblo (paro y miseria y las promesas de los golpistas (sufragio universal,
abolición de ciertos impuestos y de las quintas).
El poder político fue asumido por las juntas revolucionarias, coordinadas por la Junta Superior
Revolucionaria de Madrid. Estas juntas iniciaron un programa en pro de las libertades políticas y civiles,
secularización del Estado, reforma de la Hacienda, libertad económica y rechazo de los Borbones e
intentaron cortar las reivindicaciones radicales y preservar el orden.
2. GOBIERNO PROVISIONAL
La junta revolucionaria encomendó al general Serrano la formación de un gobierno provisional siendo éste
su presidente. Este gobierno estuvo formado por progresistas y unionistas quedando los demócratas (sector
más revolucionario) fuera y por ello se explica que sus primeras medidas fueran encaminadas a controlar la
revolución y mantener el orden. Seguidamente, se atendieron peticiones populares como la supresión de
impuestos de consumos, emancipación de los hijos de esclavos nacidos tras la revolución, libertad de
enseñanza y de imprenta, asociación y reunión. En materia económica destacamos la política librecambista
para relanzar la economía y una reforma monetaria que dio exclusividad de emisión al Banco de España y
puso en circulación la peseta. Así, se vio su tendencia izquierdista.
Este gobierno celebró elecciones municipales y a Cortes Constituyentes con mayoría de resultados de
progresistas y unionistas. Por ello se adoptó como forma de estado la monarquía apoyada por estas fuerzas
políticas. A la par, se fueron abandonando reivindicaciones de las clases populares empezando las revueltas
en ciudades como Jerez, Cádiz, Sevilla,…mientras en Barcelona se iba creando el movimiento obrero con el
surgimiento de una dirección central de las sociedades obreras.
2.
REGENCIA DE SERRANO Y CONSTITUCIÓN
Las Cortes elaboraron otra Constitución, la democrática de 1869 con las siguientes características:
1. Monarquía parlamentaria con división de poderes: legislativo (correspondía a las cámaras), ejecutivo (rey
con poderes limitados por los ministros) y el judicial (jueces).
2. Amplia declaración de derechos y garantías para su cumplimiento (libertad, derecho a voto, libertad de
enseñanza, expresión, reunión y asociación,…).
3. Reconocimiento de la Soberanía nacional con un sistema electoral de sufragio universal.
4. Se opta en el legislativo por la fórmula bicameral: Senado y Congreso, ambos con igualdad de facultades
y elegidos por sufragio universal.
5. Respecto a la cuestión religiosa aunque se aprobó la libertad de culto, se siguió con el compromiso de
España de mantener el culto y el clero católicos.
La adopción de la monarquía como forma de gobierno provocó la oposición de los republicanos y obligó a
nombrar a Serrano regente mientras Prim era jefe del gobierno y se enfrentaba a numerosos problemas:

Una guerra colonial en Cuba. La crisis ya se llevaba gestando tiempo atrás ya que el crecimiento
económico de la isla hacia que los criollos cada vez soportaran más su desigualdad respecto a los
peninsulares y el monopolio comercial. Así, en 1868 una junta revolucionaria dirigida por el coronel
Céspedes se sublevó contra el gobierno colonial y acabó en una guerra civil que duró 10 años y
acabó hipotecando a la Hacienda Pública y que culminará en la independencia en 1898.

La oposición de los carlistas y los alfonsinos.

El acoso de los republicanos que no aceptaban la monarquía.

El descontento de las capas populares urbanas y rurales que no recibían respuesta a sus demandas
sociales. Fue una etapa de constantes convulsiones sociales y movimientos revolucionarios entre los
que destacamos el bandolerismo y el alzamiento republicano federal de octubre de 1869 por no
haber suprimido las quintas y haber sustituido el impuesto de consumos por otro.

Levantamientos de partidas carlistas que anunciaban la tercera guerra que se librará a partir de 1872.

Firma por parte de los republicanos del pacto nacional que creaba el Consejo Federal que reclamaba
una república española democrática federal y una extensa autonomía de municipios y provincias.
En ese contexto inestable, Prim buscaba un rey que debía ser de prestigio y familia real pero no Borbón y
contara con el apoyo de las Cortes y los gobiernos extranjeros. Se pensó en Espartero, veterano político pero
su edad y la experiencia de su regencia eran importantes obstáculos. También en el príncipe francés
Montpensier y el alemán Leopoldo de Hohenzollern pero fueron rechazados por el emperador de Francia
Napoleón III. Finalmente, la persona elegida Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel, unificador de
Italia. Este rey aceptó en parte por el apoyo de Prim y la presión de su padre pero con un apoyo reducido
entre las Cortes. Prim, su principal valedor murió el mismo día que llegó Amadeo, víctima de un atentado.
3.
REINADO DE AMADEO I (1870-1873)
Amadeo, sin el respaldo de Prim juró la Constitución y encargó el gobierno a Serrano con quien no llegó a
entenderse. Desde el principio obtuvo muchos rechazos: clases dirigentes (que le identificaban con la
democracia, el desorden social y la dinastía que mantenía prisionero al Papa) le aislaron mientras
aumentaban los apoyos al príncipe Alfonso, al que defendía Cánovas del Castillo, los industriales y
financieros (que estaban asustados por el crecimiento del movimiento obrero y no creían que el Rey
mantuviera la estabilidad) y los carlistas (tercera guerra carlista), republicanos y clases populares.
Además, hay que unir la división interna de los partidos que apoyaban a Amadeo (unionistas y progresistas).
Dentro de los progresistas, teníamos una tendencia más conservadora liderada por Sagasta (los
constitucionalistas) y otra más reformista dirigida por Ruiz Zorrilla (radicales que se unieron a parte de los
antiguos demócratas). Este enfrentamiento hacía imposible el gobierno y durante la jefatura de gobierno de
Sagasta se sucedieron fraudes electorales. Además, gran parte de las clases populares, alentadas por la
difusión de principios de la I AIT se alejara del régimen apostando por la revolución obrera. Aunque
Amadeo intentó frenar la crisis sustituyendo como jefe de gobierno a Sagasta por Serrano y posteriormente
por Ruiz Zorrilla, el proyecto monárquico era cada vez más inviable.
A estas circunstancias se unirá la guerra de Cuba y una nueva rebelión carlistas. En este contexto, el
malestar en el ejército se acentuó por el nombramiento del general Hidalgo como capitán general de las
Vascongadas mientras que el cuerpo de artillería protestaba debido a su participación en la represión del
cuartel de San Gil. Esta nueva crisis colmó la paciencia del Rey que acabó renunciando a la Corona el 10 de
Febrero de 1873, proclamando el Congreso y el Senado la república.
4.
LA TERCERA GUERRA CARLISTA (1872-1876)
Durante el Sexenio, parte del partido moderado (los neocatólicos) se unieron a la causa carlista que seguía
en vigor gracias a tres razones: la resistencia campesina a las formas de producción capitalista, la resistencia
de los antiguos territorios forales al centralismo liberal y la resistencia de la religiosidad tradicional frente a
la secularización iniciada con la revolución liberal, así, el carlismo idealizaba el mundo rural, las tradiciones,
el catolicismo y los fueros.
Fue una guerra civil desarrollada en España entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos, duque de
Madrid, pretendiente carlista con el nombre de Carlos VII, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y
de Alfonso XII. La Tercera guerra carlista se inició en abril de 1872 cuando en las elecciones el partido
carlista perdía 13 escaños entre acusaciones de fraude electoral.
El golpe estaba ya preparado, primero se levantarían a favor de don Carlos las guarniciones de ciudades
catalanas y de Pamplona, para después rebelarse Bilbao. Por último, una insurrección general en Cataluña,
en Navarra y en las Provincias Vascongadas daría comienzo a las operaciones militares. Todos los
levantamientos fracasaron. Se reanudó en diciembre: don Carlos volvió a entrar en España y los carlistas
ocuparon las provincias vascas, Navarra y parte de Aragón, Valencia y Castilla siendo el principal
acontecimiento el sitio de Bilbao donde ganaron las tropas liberales. La guerra no era favorable a la causa y
fueron perdiendo apoyos hasta llegar a la fase final que se libró en el norte. En el norte se llegó a crear un
Estado alternativo integrado por las provincias vascas y Navarra que llegó a legislar sobre enseñanza, orden
público, levas de soldados o economía y con moneda propia
En esta fase final, muchos carlistas se habían rendido y los que quedaban eran inferiores a las fuerzas
alfonsinas. Estos, prepararon dos ejércitos, uno en el este, dirigido por Martínez-Campos, y otro en el oeste
comandado por Quesada. Destacamos como punto de inflexión la acción de Abadiano (Vizcaya).
A finales de febrero, Estella cayó y don Carlos huyó hacia Francia. La centralización que se llevará a cabo
en 1876, ya en plena Restauración, acabará con los restos del sistema foral vasco y abrirá las puertas al
nacionalismo. La derrota aumentó el sentimiento nacionalista vasco, dando lugar a la creación del Partido
Nacionalista Vasco en 1895 por Sabino Arana, que defendía las ideas tradicionalistas del carlismo desde un
punto de vista independiente de este movimiento y con fuerte carácter regionalista.
5.
I REPÚBLICA (1873-1874)
El 11 de Febrero de 1873, por amplísima mayoría se proclamaba la República. En menos de un año se
sucedieron 4 presidentes lo que daba muestras de su inestabilidad debida en gran medida la diversidad de
corrientes y proyectos políticos de los grupos que la habían apoyado: federalistas (partidarios de un Estado
federal) y unionistas (partidarios de un estado centralista).
Desde sus inicios, la República tuvo además los siguientes problemas: enorme déficit, falta de apoyos en el
exterior, guerra carlista, guerra de Cuba, hostilidad del ejército (claramente monárquico) y los rechazos de
carlistas, conservadores y alfonsinos. Además, de las exigencias tan dispares entre la burguesía intelectual
(que pedía democracia, derechos individuales y desarrollo económico) y las clases populares que exigían las
reformas sociales.
5.1. PRESIDENCIA DEL PODER EJECUTIVO DE ESTALINAO FIGUERAS
Su gobierno estuvo formado por cinco ministros radicales y figuras destacadas del republicanismo como
Salmerón, Castelar y Francisco Pi i Margall. Mantuvo la Constitución de 1869 con excepción de los
artículos monárquicos y convocó elecciones para mayo de 1873. Sin embargo, los constantes
enfrentamientos entre radicales y republicanos hicieron a Estalinao Figueras decidir dimitir y convocar
elecciones para mayo. En este contexto, los radicales liderados por Cristino Martos realizarán varios golpes
de estado que acabaron en fracaso mientras que en Barcelona, dominada por los republicanos federales se
intentaba proclamar el Estado catalán.
En ese clima se producen las elecciones a Cortes Constituyentes que ganan los republicanos federales pero
en las cuales se hace patente la enorme abstención de carlistas, alfonsinos, republicanos unitarios y hasta
asociaciones obreras vinculadas a la AIT.
REPÚBLICA FEDERAL: PRESIDNECIA DE FRANCISCO PI I MARGALL Y CANTONALISMO
Con los resultados electorales se proclama la República Federal asumiendo la presidencia Pi i Margal el 11
de Junio. Intentó conciliar las corrientes republicanas con un programa de “orden y gobierno” pero se
enfrentaba a la guerra carlista y la de Cuba, un ejército en disolución con oficiales monárquicos y constantes
cambios de gobierno. Entre las tendencias republicanas tendríamos: los “intransigentes” liderados por José
María Orense, defendían que las Cortes se declararan en Convención asumiendo todos los poderes del
Estado para construir la República Federal desde el municipio al Estado; los “centristas” liderados por Pi i
Margall también querían la república federal pero de arriba a abajo, es decir primero se haría una
Constitución y lego se formarían los cantones ; los “moderados” liderados por Emilio Castelar y Nicolás
Salmerón querían una República democrática que agrupara a todos y por tanto, rechazaban el carácter
revolucionario de los otros.
En su presidencia tuvo que vivir la huelga general de Alcoy que tuvo que ser duramente reprimida y sobre
todo, la insurrección cantonalista, alentada por los sectores más intransigentes que protestaban contra un
excesivo centralismo de la república y exigían llevar el federalismo hasta sus últimas consecuencias:
democracia directa, autonomía de municipios y diputaciones, reparto de tierra, anticlericalismo,….pero sin
llegar a cuestionar la unidad de España a pesar de la fragmentación en cantones independientes. Este
movimiento se alzó por parte de los intransigentes con un “Comité de Salvación Pública” en Madrid y
empezando por la ciudad de Cartagena, se extendió por Andalucía, Valencia y Murcia. Frente a ello, los
moderados exigían represión ejemplar mientras que Pi i Margall buscaba una negociación y se veía
acorralado a su vez por el avance carlista. Ante esto, tuvo que dimitir. De su presidencia hay que destacar
sus medidas de separación iglesia-estado, las reformas sociales para una enseñanza pública y gratuita y
sobre todo, el proyecto de constitución de 1873 (non nata), en la cual se declaraba una república confederal
de 17 estados cada uno con sus municipios y constitución local propia y división de poderes. Además se
establecían los derechos y libertades de los ciudadanos y delimitaba los poderes del Estado federal y los
Estados que lo componían.
PRESIDENCIA DE NICOLÁS SALMERÓN
Sustituyó a Pi i Margall y dio un giro a la derecha con el lema “el imperio de la ley”, lo que suponía que
para salvar a la República y las instituciones liberales había que acabar con carlistas y cantonales. Para
sofocar la rebelión cantonal tomó medidas duras como destituir a los gobernadores civiles, alcaldes y
militares que habían apoyado de alguna forma a los cantonalistas y nombró a generales contrarios a la
República Federal como Pavía o Martínez Campos. Gracias a estas medidas, fueron sometidos uno a uno los
distintos cantones, excepto el de Cartagena dando plenos poderes al ejército. Sin embargo, Salmerón era
contrario a la pena de muerte y ante la tesitura de tener que firmar dos sentencias de muerte presionado por
los militares, prefirió dimitir.
REPÚBLICA CENTRALISTA: PRESIDENCIA DE EMILIO CASTELAR
Castelar tomó el poder en Septiembre defendiendo una república centralista bajo el lema “orden, autoridad y
gobierno” y acentuando el giro autoritario de su gobierno. Obtuvo poderes extraordinarios de las Cortes y
con ellos: restableció las quintas, suspendió varios derechos constitucionales, movilizó a los reservistas para
acabar con las dos guerras aún vigentes (carlistas y Cuba), postergó la aprobación de la Constitución y dio
mucho protagonismo al ejército e hizo volver a los dirigentes de los partidos radical y constitucional, entre
ellos Serrano. Sin embargo, al rendir cuentas a las Cortes no obtuvo el apoyo deseado lo que precipitó el
golpe de Estado que llevaban tiempo preparando los conservadores y el ejército. Así, la madrugada del 3 de
Enero, el general Pavía, capitán general de Madrid rodeó el edificio del Congreso con tropas del ejército y la
Guardia Civil y ordenó su desalojo terminando con un asalto a tiros.
REPÚBLICA UNITARIA: GOBIERNO DE SERRANO
Pavía anunció un gobierno militar presidido por Serrano que buscaba imponer una república unitaria.
Serrano presidió la República y ejerció como presidente del poder ejecutivo peor en realidad se trataba de
una dictadura encubierta. En su régimen reconocía la Constitución de 1869 pero la dejaba sin aplicar hasta
recuperar la normalidad, se daba un papel primordial al ejército, se alejaba de los republicanos federales
mientras se acercaba a radicales y constitucionales y apelaba a los grupos sociales acomodados. A lo largo
de su mandato fue cobrando fuerza la opción de entregar el trono de nuevo a los Borbones en la persona de
Alfonso, hijo de Isabel II. El principal dirigente de esta tendencia era Cánovas del Castillo pero fue la
intervención de un general la que precipitó los acontecimientos. En diciembre de 1874, el general Martínez
Campos se pronunciaba en Sagunto y proclamaba rey a Alfonso XII. Comenzaba así la Restauración.