Download tema 2.- el ser humano: naturaleza y cultura.
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Naturaleza y cultura en el ser humano 1. Introducción a la antropología. En el siglo XVIII, el filósofo alemán Kant sostuvo que toda la filosofía es, en último término, antropología pues el ser humano es objeto de estudio de toda investigación filosófica. Así, cuando la filosofía es metafísica, se ocupa de la realidad concebida como aquello que rodea al ser humano. Cuando la filosofía se torna epistemología, estudia el conocimiento humano: sus formas, sus objetivos, sus posibilidades de alcanzarlos y sus límites. Por último, la ética y la filosofía política se centran en los principios de la conducta humana y de la organización de las sociedades. Toda reflexión filosófica gira en torno a un aspecto concreto de nosotros mismos, aunque también es posible reflexionar filosóficamente sobre el ser humano en su conjunto, en tanto que ser humano como tal. En este caso, estaremos haciendo antropología. 1.1. Las dimensiones del ser humano El ser humano es pluridimensional. La antropología asume este carácter pluridimensional y distingue tres áreas de investigación: 1) La antropología física se ocupa de la dimensión biológica del ser humano. 2) La antropología social o cultural estudia la dimensión social o cultural del ser humano. 3) La antropología filosófica estudia el origen y la esencia del ser humano. En esta unidad, nos vamos a ocupar de la antropología física y de la social o cultural. En los apartados dedicados a la antropología física, estudiaremos el proceso de evolución biológica desde nuestros antepasados homínidos hasta el ser humano actual. Prestaremos especial atención tanto a los cambios anatómicos y fisiológicos que se han ido produciendo, como a las modificaciones relativas a la conducta, los hábitos alimenticios y el retraso madurativo, entre otras. En los apartados dedicados a la antropología social o cultural, veremos cómo esta disciplina se centra en la descripción y el análisis de las sociedades y de sus componentes estructurales en tanto que forman parte de un todo y desempeñan funciones específicas. También se interesa por el estudio de las diferentes culturas y las construcciones culturales de los distintos pueblos, considerándolas fruto de la capacidad simbólica de los seres humanos. 1 1.2. El método de investigación en antropología Cada una de las tres ramas de la antropología utiliza su propio método de investigación. La antropología física está íntimamente ligada a la biología y a la arqueología y, por tanto, su método es deudor del que emplean estas dos ciencias. La antropología filosófica, por su parte, es una disciplina filosófica y, como tal, emplea los métodos propios de la filosofía. La antropología social o cultural es la única que dispone de un método propio, que se divide en dos partes: Trabajo de campo. El investigador convive con quienes va a estudiar durante largos períodos de tiempo y se mimetiza con el entorno. Sin embargo, no debe olvidar que, en realidad, no forma parte de él, que está allí para investigar. Observación participante. El investigador registra todo cuanto ocurre que sea relevante para su investigación, pero no lo hace como un observador neutro, sino como alguien que está implicado en aquello que ocurre y de lo que es parte integrante. Este hecho singular debe ser tenido en cuenta a la hora de analizar los datos obtenidos. En el siglo xx, los antropólogos estadounidenses Pike y Marvin Harris introdujeron la estrategia metodológica de distinguir siempre dos perspectivas a la hora de describir un determinado hecho social. Estas dos perspectivas recibieron los nombres de emic y etic. Una descripción emic se realiza desde el punto de vista del nativo de la cultura estudiada. La descripción etic se lleva a cabo desde el punto de vista del observador externo, aunque implicado. La antropología cultural descansa sobre dos principios fundamentales: 1) Principio de diversidad cultural. De acuerdo con este principio, ninguna cultura es superior a otra. De este modo, se combate el etnocentrismo y se fomenta una actitud tolerante hacia culturas distintas de la del investigador. La diversidad cultural es un bien que la humanidad debe preservar. 2) Principio de unidad psíquica de la humanidad. Este principio establece que las capacidades cognitivas del ser humano son esencialmente iguales en todos los individuos de la especie. Las diferencias que puedan existir, salvo caso de enfermedad, son culturales. Así se erradica de la antropología toda forma de racismo. 2 2. El origen del hombre y la teoría de la evolución. Durante siglos, la biología estuvo dominada por dos teorías científicas: el fijismo y el creacionismo. El fijismo sostiene que las especies biológicas que conocemos hoy día no han experimentado cambios desde su origen. El creacionismo, de raíz teológica, defiende la idea de que todas las especies biológicas fueron creadas por Dios. También parte del supuesto de que estas han permanecido inalteradas desde su aparición hasta nuestros días. En el siglo XVIII, algo empezó a moverse en la biología. Linneo, un naturalista, botánico y zoólogo sueco, diseñó un procedimiento para clasificar las especies biológicas. Para realizarlo, se basó en la combinación de varios criterios taxonómicos. Según estos, cada ser vivo pertenecería a un reino determinado; dentro de este, a un orden, a una familia, a un género y a una especie, sucesivamente. Esta nomenclatura le permitió clasificar unas 8000 especies animales y 6000 vegetales. Linneo compartía las tesis fijistas, pero su clasificación permitía tomar conciencia de los parentescos que existían entre distintas especies biológicas. Este hecho – unido a la proliferación de expediciones científicas organizadas durante el siglo XVIII-, promovió la aparición de nuevas ideas que acabarían por derribar definitivamente el fijismo como doctrina dominante. 2.1. El transformismo de Lamarck El primero en proponer una teoría evolucionista con una base relativamente sólida fue el naturalista francés Lamarck quien, a principios del siglo XIX, ideó un esquema que intentaba explicar la biodiversidad. La propuesta de este científico, conocida con el nombre de transformismo, se basaba en dos ideas fundamentales: Los organismos más simples llegan a la existencia por generación espontánea. En todos los seres vivos existe una tendencia a la perfección. Lamarck explica que los organismos más complejos han evolucionado a partir de formas de vida más simples, pues su tendencia a la perfección provoca que quieran adaptarse al medio modificando su propia estructura y funcionamiento. El propio Lamarck resumió esta idea: «La necesidad crea el órgano». Es decir, los individuos experimentan cambios orgánicos con el fin de adaptarse mejor a las exigencias del medio natural. Estos cambios adaptativos cumplen también con dos requisitos: Siempre deben dar origen a organismos más complejos y se perpetúan al transmitirse hereditariamente de padres a hijos. 3 Por ejemplo, de acuerdo con la teoría de Lamarck, la longitud del cuello de las jirafas es el resultado del esfuerzo adaptativo de los individuos de esta especie para alcanzar su comida, que se encuentra cada vez a una mayor altura. La propuesta de Lamarck abrió una nueva vía de explicación de la realidad biológica. Sin embargo, presentaba defectos insalvables, como la defensa de la generación espontánea o la incapacidad para explicar cómo puede un ser vivo generar un órgano del que antes carecía. La solución definitiva a estos problemas vendrá de la mano del naturalista inglés Charles R. Darwin. 2.2. El darwinismo y la teoría sintética En el XIX, Darwin publicó El origen de las especies en donde exponía sus investigaciones que lo conducían a defender las tesis evolucionistas. Su originalidad radica en el principio explicativo que propuso para dar cuenta del proceso evolutivo: la selección natural. De acuerdo con Darwin, toda especie biológica tiende a la superpoblación y, al tener que abastecerse de los mismos recursos, los individuos de esa especie entran en una lucha por la supervivencia de la que solo salen victoriosos los mejor capacitados. Esta victoria se traduce en una mayor longevidad y, consecuentemente, en una mayor oportunidad para dejar descendencia a la que transmitir hereditariamente sus propios caracteres. De este modo, se seleccionan naturalmente las variaciones anatómicas o fisiológicas que resultan ventajosas y se extienden a toda la especie. En Darwin, a diferencia de Lamarck, es la especie la que se adapta al medio, no el individuo. No se presupone ninguna tendencia a la perfección por parte de los organismos. Los cambios que dan origen a la aparición de una nueva especie se producen al azar. La evolución obedece a un procedimiento mecánico, carente de intencionalidad. Sin embargo, había implicaciones importantes de la teoría de la evolución para las que no tenía una respuesta adecuada. Entre estos inconvenientes cabe destacar dos: 4 La incapacidad para explicar la aparición, al azar, de pequeñas variaciones anatómicas o fisiológicas en algunos individuos de una especie que los sitúan en ventaja respecto al resto. La ignorancia de los mecanismos que permiten que estas pequeñas variaciones se transmitan de padres a hijos. Una respuesta es crucial, dado que esas pequeñas variaciones individuales son el motor de la evolución. La solución la ofreció la teoría sintética de la evolución. Sus defensores sostuvieron que el gen es el material biológico básico en el que se producen las transformaciones que permiten la evolución de las especies. Toda especie está equipada con un conjunto de genes idénticos e invariables que constituyen su genoma. Por regla general, este es idéntico para todos los miembros de una especie y permanece invariable. Sin embargo, puede ocurrir que uno de los genes experimente una mutación, una transformación espontánea al transmitirse de padres a hijos. Esa mutación quedará fijada en el genoma de estos últimos y se transmitirá a su descendencia. Los avances en el conocimiento del ADN han servido para entender mejor cómo se producen tales mutaciones. En el siglo XIX, el biólogo austríaco Gregor Mendel propuso unas leyes que rigen la herencia genética. La síntesis de la teoría original de la evolución, las leyes de Mendel y el concepto de mutación conforman la teoría sintética de la evolución, actualmente aceptada. 3. La hominización La difusión de la teoría de la evolución provocó un enorme revuelo. En particular, generaron gran expectación las implicaciones relativas al origen del ser humano. Darwin fue consciente de ello y, en 1871, escribió El origen del hombre, en donde aplica los principios de la teoría de la evolución al ser humano y llega a la conclusión de que este procede de especies biológicas inferiores que están conectadas de un modo aún por determinar con otras especies biológicas de las que proceden los grandes simios antropomorfos. El proceso de transformación evolutiva, desde los primeros homínidos hasta el Horno sapiens, ha presentado dos facetas claramente diferenciadas: la hominización y la humanización. La hominización es el proceso biológico que explica las modificaciones anatómicas y fisiológicas que se transmiten genéticamente y que dan lugar a la aparición de nuevas especies de homínidos. La teoría de la evolución abrió un campo de estudio en torno al establecimiento de la línea evolutiva que condujo al ser humano actual. 5 Ancestros anteriores al género HOMO ANTEPASADO DATACIÓN CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS Similar a los chimpancés actuales, pero con un longitud del Orrorin tugenensis Entre 6,2 y 5,6 millones de años fémur mayor y una articulación de la pelvis que lo hacen capaz de la bipedestación. Dentadura con caninos pequeños y molares grandes que hace pensar que, probablemente, fueran omnívoros. Estatura media: 1,4 m. La forma de la pelvis prueba su capacidad para la bipedestación. Australopithecus afarensis Australopithecus africanus Entre 4y3 millones de años Entre 3 y 2,5 millones de años Capacidad craneal: entre 375 y 550 cc. Dentadura con caninos pequeños y molares grandes. Dimorfismo sexual muy marcado. Los machos (45 kg de media) eran mucho más robustos que las hembras (29 kg de media). Esqueleto con capacidad para la marcha bípeda. Capacidad craneal: entre 450 y 520 cc. Estatura media: 1,5 m. Dentadura muy similar a los humanos actuales, con incisivos y caninos pequeños (los incisivos no sobresalen). Esqueleto con capacidad para la marcha bípeda. Paranthropus robustus, boisei y aethiopicus (tres especies de Paranthropus) Entre 2,5 y 1,2 millones de años Capacidad craneal: 530 cc. Mandíbula potente que indica fuerza en los músculos que la rodean. Dieta consistente en raíces, semillas y carne. La estatura media y el peso varían considerablemente entre machos (1,35 m y 40 kg) y las hembras (1,1 O m y 32 kg). 6 Ancestros pertenecientes al Género HOMO ANTEPASADO DATACIÓN CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS Bipedestación completa: La columna en una posición más centrada con Homo habilis Entre 1, 9 y 1,4 millones de años relación al cráneo. Se reduce el tamaño de la pelvis. Este hecho obligó a adelantar el parto y generó mayores necesidades en el cuidado de las crías. Capacidad craneal: 630 cc. Fabricación de diversos utensilios de piedra y presencia de cierta organización social. Constitución robusta y estatura media de 1,80 m. Homo erectus yergaster Desde 1 ,8 millones hasta 200 000 años Cráneo con capacidad media de 930 cc. Desarrollo de fuerte mandíbula sin mentón. Aparición de dientes relativamente pequeños. Fabricación de utensilios de piedra y dominio del fuego. Se extiende por Asia (Homo erectus) y por África (Homo ergaster). Estatura: entre 1,65 y 1,80 m. Homo antecessor 800000 años Peso: entre 60 y 90 kg. Constitución más grácil que la del Homo erectus. Capacidad craneal: unos 1 000 cc. Complexión robusta y gran corpulencia física (180 cm y 100 kg). Homo heidelbergensis Desde 400 000 hasta 200 000 años Capacidad craneal: 1 200 cc. Aparato fonador desarrollado y capacidad del lenguaje. Desarrollo infantil similar al del ser humano actual. Esto obliga a prolongar el cuidado de las crías, y promueve la aparición de lazos afectivos y relaciones de parentesco. Organización social con reparto de tareas. Homo neanderthalis Homo sapiens 300 000 hasta 30 000 años 200 000 años a Hoy Estatura media: 1,60 m. Peso medio: 70 kg. Capacidad craneal: 1 500 ce. Dominio del fuego y Posesión de lenguaje rudimentario. Entierro de los muertos y desarrollo de tendencias artísticas. Morfología del ser humano actual. Capacidad craneal: 1 400 ce. 3.1. Elementos clave del proceso de hominización La bipedestación. El primer cambio anatómico en el proceso de hominización. Nuestros antepasados caminaban sirviéndose únicamente de los pies. Los simios conservan pies con forma de mano: dedos largos y pulgar que se puede oponer al resto. Esto los capacita para desplazarse con facilidad entre los árboles, pero los obliga a caminar con sus cuatro extremidades. Los homínidos, en cambio, presentaban una creciente diferenciación entre sus extremidades anteriores y posteriores: los pies se especializaron en la marcha y las manos quedaron libres. Este hecho provocó los siguientes cambios morfológicos: 7 Los dedos de los pies se acortaron. La planta del pie se arqueó para soportar mejor el peso del cuerpo. La pelvis se hizo más ancha y más corta y la columna adquirió una curvatura en forma de S. La inserción de la columna en el cráneo se desplazó hacia el centro de este último y permitió un mejor alineamiento de la cabeza con el resto del cuerpo. La bipedestación permitía tener mayor alcance en la visión por encima de la vegetación en la sabana, desplazarse largas distancias cuando escaseaba el alimento y, sobre todo, fabricar y transportar todo tipo de utensilios y herramientas. La cerebración creciente. Como podemos comprobar en el apartado anterior, a lo largo de todo el proceso se produjo un aumento de la capacidad craneal. Este hecho solo puede encontrar su justificación en la necesidad de disponer de mayor espacio para albergar el cerebro. Para entender este cambio debemos pensar que, por ejemplo, la liberación de las manos las disponía para asumir nuevas tareas, como la fabricación de utensilios. Este trabajo exigía planificar y diseñar los objetos en función de la utilidad posterior. Obviamente, la planificación y el diseño son actividades que demandan una intensa actividad cerebral. Además, la utilización de armas permitió que la boca dejara de cumplir funciones defensivas. A raíz de esto, las mandíbulas y la dentadura se hicieron más pequeñas y dejaron espacio libre para el cerebro. El desarrollo del aparato fonador. El crecimiento del tamaño del cerebro debió ir acompañado de un aumento de la complejidad neurológica que facilitó la aparición del lenguaje. Sin embargo, este exige no solo el desarrollo del cerebro, sino también un aparato fonador que lo posibilite. Se necesita una laringe baja, alejada de la base del cráneo e independiente del aparato digestivo, que deje espacio a la faringe y a la boca para que actúen como caja de resonancia. La bipedestación y, en particular, la inserción de la columna en la parte central de la base del cráneo hicieron posible estos cambios. Todo ello permite asegurar que algunas especies de homínidos extinguidas hoy día dispusieron de formas de lenguaje rudimentario. De todos modos, los restos fósiles recuperados no nos permiten establecer con precisión cuáles fueron los primeros homínidos capaces de emplear un lenguaje articulado. El retraso del desarrollo madurativo. Las modificaciones en la pelvis, obligadas por la bipedestación, provocaron la necesidad de adelantar el parto y acortar el período de gestación. Esto ocasionó que las crías de los homínidos nacieran significativamente más inmadu8 -ras que las de otras especies y se vieran obligadas a ampliar el período durante el que dependen de sus progenitores para poder sobrevivir. Pensemos que los niños no son capaces de andar hasta el año de vida, aproximadamente, y que tardarán varios años en ser capaces de procurarse su propio alimento. Si comparamos estos períodos prolongados con los que necesita el resto de especies biológicas que, en muchos casos, se reduce a unos pocos días o meses, comprendemos fácilmente la diferencia. 4. La humanización La humanización es el proceso que describe los cambios experimentados en la conducta de los individuos pertenecientes a las distintas especies de homínidos. Estas conductas se adquieren por procedimientos de ensayo y error, y se transmiten por imitación. La hominización y la humanización se influyen y retroalimentan: los cambios anatómicos y fisiológicos posibilitaron la aparición de nuevas conductas y su desarrollo contribuyó a que se produjeran nuevos cambios biológicos. Sobre la base biológica que nos proporciona una apariencia humana, se construye una serie de comportamientos específicos que nos hacen verdaderamente humanos. 4.1. Las conductas humanas de los homínidos En el proceso de humanización, contemplamos un sinfín de conductas adquiridas por los homínidos en su curso evolutivo. De entre ellas, cabe destacar las siguientes: La fabricación de utensilios. Esta actividad es exclusivamente humana. Otros animales son capaces de usar aquello que encuentran, pero no de fabricar lo que necesitan. En los homínidos, gracias a la bipedestación, la mano quedó libre de las tareas relativas al desplazamiento. Esto permitió que se ocupara, primero, de transportar instrumentos hallados al azar y, posteriormente, de fabricarlos adaptados a fines concretos. Exige dos destrezas complementarias: Planificar y diseñar el instrumento para proyectar hacia el futuro su posible utilidad. Esta destreza facilita el desarrollo cerebral. Manipular hábilmente diversos tipos de materiales. Esta destreza potencia la especialización funcional de las manos. 9 La caza. La posibilidad de realizar largas caminatas gracias a la bipedestación y la creciente actividad cerebral debieron exigir un mayor aporte energético que el obtenido a partir de una dieta basada en frutas, semillas y raíces. Al principio, los homínidos debieron ser carnívoros oportunistas. Posteriormente, se convirtieron en cazadores, primero de aves y pequeños roedores, y, luego, de grandes mamíferos. Este último tipo de caza requiere la cooperación de varios miembros de la especie, la mejora constante de las armas, el diseño de una estrategia, una capacidad de respuesta rápida a las reacciones imprevisibles de la presa, etc. En definitiva, la caza implica el desarrollo de una amplia gama de actividades que estimulan el desarrollo de la inteligencia. El control y la utilización del fuego. La creciente inteligencia de las sucesivas especies de homínidos condujo, inevitablemente, a dar el salto que supuso, primero, el control y la utilización del fuego y, más tarde, su producción. El dominio del fuego significó un gran avance para la especie que pudo lograrlo: facilitó la caza, proporcionó protección frente al frío y los depredadores, permitió la cocción de los alimentos y, así, eliminó posibles toxinas y facilitó la digestión. La conducta sexual. En los mamíferos, la fecundidad de las hembras depende de la ovulación y se circunscribe a períodos fijos que se repiten de manera cíclica. En estos períodos, se producen cambios fisiológicos y conductuales que son percibidos por los machos de la especie. Salvo en el caso de los humanos, la receptividad sexual de las hembras está vinculada al ciclo reproductivo. En los seres humanos, los signos del período fértil de las hembras son menos claros y evidentes que en otras especies y, sobre todo, la aceptación sexual es independiente de los períodos de fertilidad. Esta peculiaridad de la conducta sexual no es exclusiva de los seres humanos: los bonobos -una de las dos especies de chimpancé existentes en la actualidad- también la comparten. Pero en el ser humano ha influido de manera determinante en el establecimiento de lazos afectivos más intensos y duraderos entre individuos que conforman parejas sexuales. 4.2. Las capacidades humanas de los homínidos La humanización no implicó solo la adquisición de conductas concretas sino que, además, supuso la aparición de nuevas facultades y formas de vida. También, en este caso, vamos a seleccionar aquellos rasgos específicamente humanos que fueron adquiridos durante el proceso evolutivo y que han resultado más determinantes en el desarrollo de la especie. La comunicación por medio del lenguaje. Probablemente, la capacidad para comunicarse a través de un lenguaje articulado ha sido el factor más importante en el proceso de humanización. Al 10 estudiar la evolución, hemos visto que, para que aparezca esta capacidad, deben producirse dos cambios biológicos importantes: Se debe desarrollar la zona del cerebro que sirve para controlar nuestra capacidad lingüística. Y es necesario que se desarrolle el aparato fonador, integrado por la laringe, las cuerdas vocales, la faringe y la boca. No sabemos con exactitud en qué momento del proceso evolutivo tuvieron lugar estos cambios. Tampoco a qué especie perteneció el primer homínido capaz de comunicarse por medio del lenguaje. Pero podemos estar seguros de que, a partir de que se produjo este avance, el proceso de humanización se aceleró. La comunicación lingüística incrementó enormemente las posibilidades de aprendizaje y de organización social. La organización social. El ser humano es un ser social. No se llega a ser verdaderamente persona si no se convive con otros seres humanos. Por tanto, en el proceso de humanización, la convivencia social ha estado siempre presente como un hilo conductor que ha orientado el desarrollo de todos los demás factores que han influido en él. Todas las conductas a las que nos hemos referido en el apartado anterior son sociales o favorecen la vida en sociedad. La caza es una actividad social que requiere una organización y un reparto de tareas. El control del fuego genera estabilidad y vínculos socia les. El lenguaje solo tiene sentido si hay alguien con quien comunicarse y algo que comunicar. El aprendizaje prolongado. Hemos visto que la bipedestación obligó a adelantar el parto debido a la modificación de la forma de las caderas. Las crías de homínidos nacen más inmaduras que las de otras especies. Esto que, podría parecer una desventaja, tuvo, en cambio, efectos muy positivos. En primer lugar, sirvió para reforzar las tendencias sociales de nuestros antepasados, puesto que el vínculo entre los individuos adultos y sus crías tuvo que extenderse en el tiempo y hubo que repartirse socialmente las tareas entre la búsqueda de alimento y el cuidado de la prole. En segundo lugar, y sobre todo, la prolongada inmadurez de las crías de los homínidos permitió extender el período en el que existe una predisposición natural para aprender. Los etólogos que han trabajado con grandes simios y los adiestradores de animales han comprobado que es relativamente fácil conseguir que estos animales adquieran conductas aprendidas cuando son muy jóvenes. Pero, una vez superada cierta edad, resulta prácticamente imposible lograr resultados positivos. De aquí podemos inferir que, cuanto mayor sea el período de inmadurez, mayores serán las posibilidades de aprendizaje. Esto es crucial para una especie que es capaz de desarrollar una gran variedad de conductas que deben ser aprendidas, como ocurre con los seres humanos. 11 5. El carácter social y cultural del ser humano. Durante el proceso de humanización fueron apareciendo conductas cuyo origen no se justifica si recurrimos únicamente a la herencia genética. Las técnicas para fabricar hachas o recipientes de barro no están impresas en el ADN de los homínidos. Por tanto, si queremos entender quiénes somos, no podemos quedarnos en el nivel puramente físico o biológico. El ser humano, sobre la base de su condición natural, ha generado una realidad nueva, un mundo propio en donde habita y que llamamos cultura. Esta creación no es individual, sino que es fruto del trabajo organizado de grupos de individuos que forman una sociedad. Naturaleza, cultura y sociedad constituyen las tres dimensiones del ser humano. 5.1. Naturaleza, cultura y sociedad Como regla general, la naturaleza proporciona a cada especie biológica el equipamiento necesario para adaptarse al medio en donde vive. Pero entre los seres vivos hay una especie en la que no se cumple esta regla: el ser humano. Nuestra especie nace inadaptada al medio, mientras que los individuos de otras especies vienen al mundo dotados de una serie de instintos que les proporcionan patrones de conductas adaptativas. Estos patrones permiten generar respuestas automáticas ante cualquier circunstancia que se presente. Los seres humanos, sin embargo, carecemos de esos instintos. Esto nos obliga a fabricar nuestra propia adaptación al medio. La cultura es, precisamente, la respuesta adaptativa propia de los seres humanos. Sobre los cimientos de nuestra constitución natural, edificamos una fortaleza cultural que nos protege y nos permite encajar en el entorno donde nos toca vivir. Transformamos el medio natural en un medio cultural que lo hace más habitable, más a nuestra medida. En este sentido, se dice que la cultura constituye una especie de segunda naturaleza para el ser humano. La cultura «es ese complejo conjunto que incluye el conocimiento, las creencias, las artes, la moral, las leyes, las costumbres y cualesquiera otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad». E. B. TYLOR. En el próximo apartado nos ocuparemos de todo lo que incluye la cultura y que se enumera en la definición de Tylor. Ahora nos detendremos en la parte final de su definición, donde nos dice que la cultura se adquiere en el seno de una sociedad. No es el individuo aislado, sino la sociedad de la que 12 forma parte la que es capaz de elaborar un producto cultural que permite a sus miembros adaptarse al medio de una forma peculiar y exclusivamente humana. Vivir en sociedad es tan consustancial al ser humano como lo pueden ser sus rasgos anatómicos o fisiológicos más característicos. Al estudiar el proceso de humanización, hemos visto que todas las conductas específicamente humanas adquiridas durante la evolución guardan una estrecha relación con la vida en sociedad. La clave está en que todas esas conductas, para ser incorporadas por un individuo, necesitan ser aprendidas, dado que no forman parte de su acervo genético. Para que este aprendizaje se lleve a cabo, deben existir la convivencia y la organización que proporciona una sociedad humana. Debemos destacar que, en tanto que la cultura es una respuesta adaptativa, está sujeta a un proceso evolutivo semejante a la evolución natural. La diferencia está en que la evolución cultural, al ser intencional y consciente, posee un ritmo mayor que la evolución natural en otras especies biológicas. Algunos pensadores han considerado que la cultura es un producto de la naturaleza humana que acaba oponiéndose a ella y han querido ver una confrontación, un conflicto, entre naturaleza y cultura. Así, J.-J. Rousseau, un filósofo ilustrado del siglo xviii, consideró que la cultura complicaba la existencia humana porque la alejaba de la felicidad natural que, de otro modo, le hubiera correspondido. En el siglo xx, el psicoanalista alemán Sigmund Freud también concibió la cultura como fuente de insatisfacción en la medida en que sus normas y su rigidez impiden una razonable satisfacción de los instintos naturales que aún posee el ser humano, entre los que cabe destacar el instinto sexual y el instinto de destrucción. Por último, en nuestros días, Jürgen Habermas nos advierte del peligro de que la cultura dominante, al concentrar todos los esfuerzos en el dominio de la naturaleza, nos lleve a olvidarnos de intereses verdaderamente humanos. 5.2. Diversidad e identidad cultural Los seres humanos habitamos en medios naturales muy diversos y, para adaptarnos a ellos, utilizamos principalmente la cultura, cuya configuración depende - en gran medida- de la iniciativa y las decisiones que adoptemos nosotros mismos. Por todo ello, existe una enorme variedad de culturas. Por otra parte, las culturas no son realidades inmutables ni están aisladas las unas de las otras, sino en permanente contacto. Este hecho provoca un fenómeno llamado aculturación, por el que una cultura asimila e integra elementos de otras culturas. La aculturación ha existido siempre pero, en 13 la actualidad, su incidencia ha crecido de manera importante. Cuando las sociedades eran pequeñas y permanecían relativamente asiladas, la cultura se desarrollaba de manera lenta y existía una gran homogeneidad en cuanto a su distribución y a la implicación de sus miembros en todo lo relativo a sus costumbres. En esas sociedades, la aculturación se producía de forma esporádica y con escasa incidencia en los elementos centrales que proporcionan las señas de identidad. El crecimiento del contacto entre distintas sociedades que se ha producido en la actualidad, provocado por el desarrollo de los medios de transporte -que acortan distancias- y por la difusión cultural que realizan los medios de comunicación, ha ocasionado una mayor penetración de unas culturas en otras. Este hecho ha tenido tres consecuencias claramente perceptibles: 1) La amortiguación1 de las diferencias interculturales hasta el punto de que, en muchos casos, se han hecho imperceptibles. Por ejemplo, la desaparición de las diferencias en la indumentaria cotidiana entre orientales y occidentales. 2) El crecimiento de las diferencias culturales en el seno de una misma sociedad, provocado por la diversa receptividad que sus miembros tienen de las influencias de culturas vecinas. 3) La aparición del multiculturalismo. Es un fenómeno novedoso que consiste en la convivencia, dentro del ámbito de una misma sociedad, de personas procedentes de culturas diversas y que, muchas veces, mantienen actitudes, costumbres y valores claramente diferentes entre sí. La diversidad cultural es un hecho innegable que, además, constituye la base sobre la que, desde sus orígenes, se edifican los estudios de antropología. Pero también es un asunto controvertido que provoca actitudes encontradas frente a esta realidad que, a veces, resulta incómoda. ¿Cómo debemos reaccionar ante este hecho? Históricamente, se han dado, a grandes rasgos, tres actitudes ante la diversidad cultural: el etnocentrismo, el relativismo y el interculturalismo. El etnocentrismo considera la cultura propia como superior a las demás. Toma los elementos que la integran como ideales y valora el resto de culturas en función de lo lejos o cerca que se 14 encuentren de ese modelo que ha elegido previamente. En muchas ocasiones, el etnocentrismo puede ser considerado más un prejuicio que una actitud y, como tal, ha entorpecido las relaciones entre culturas. En sus orígenes, los estudios de antropología pecaron con frecuencia de etnocentrismo, al aplicar un esquema evolucionista al desarrollo cultural. Esto provocó que muchos antropólogos consideraran que existía una línea evolutiva única para la cultura. Según esta teoría, la cultura occidental representa el estadio más avanzado y el resto se ordena en distintos niveles de desarrollo, siempre inferiores. El relativismo sostiene que no existe un patrón único con el que medir el desarrollo de cualquier cultura. Cada una debe juzgarse y analizarse desde consideraciones y valores que tengan su origen en ella misma. En su versión más radical, el relativismo considera cada cultura como un sistema cerrado que no admite comparación con otra. Esta postura conduce a considerar inviable e inútil cualquier intento de estudio antropológico desde una perspectiva externa. Dicho de otro modo: las descripciones etic de cualquier elemento cultural no serían válidas y solo se deberían admitir las descripciones emic. El interculturalismo defiende la interculturalidad concebida como un fenómeno de comunicación e interacción entre culturas, en el que ninguna es considerada superior a las demás. El interculturalismo se construye desde la base del respeto a la diversidad cultural, sin que ello signifique la aceptación de cualquier práctica cultural por el mero hecho de que haya un grupo social que la respalde. Desde el interculturalismo, es posible fijar límites de tolerancia para las prácticas culturales. La determinación de estos límites se basa en valores universales que todo ser humano tiene que respetar y que deben ser el resultado de un acuerdo surgido a partir de un diálogo abierto en el que todos puedan participar. 6. Los universales culturales. De los múltiples elementos que integran toda cultura, algunos son peculiares de una sociedad concreta y otros se repiten en todas ellas. Los universales culturales son elementos comunes presentes en todas o en la gran mayoría de las culturas conocidas. En cualquier caso, esta coincidencia no debe interpretarse en el sentido de una reproducción exacta. Los universales culturales se refieren siempre a realidades de carácter muy general que luego se concretan de una manera específica y diferenciada en cada cultura particular. A continuación, explicaremos algunos de los universales culturales más destacados, cuya concreción contribuye de manera especial a proporcionar unas señas de identidad a cada cultura. 15 6.1. El lenguaje. Al ocuparnos del proceso de humanización, hemos tenido oportunidad de ver cómo la antropología física se interesa por los cambios anatómicos y fisiológicos que hicieron posible la aparición del lenguaje, y cómo intenta responder a la pregunta por su origen: ¿Qué homínido fue el primero que desarrolló un lenguaje articulado? Desde la antropología cultural, el interés por el lenguaje humano es diferente. Ahora interesa saber qué papel desempeña este en el seno de la cultura y resaltar el hecho de que todas las sociedades han desarrollado alguna forma de comunicación simbólica a través de él. La comunicación lingüística es muy importante en el seno de toda cultura: las posibilidades de que fluya la información, la expresión de emociones y sentimientos, el aprendizaje, etc., se ven enormemente potenciadas gracias a la mediación del lenguaje articulado propio de los seres humanos. Pero no solo interesa la importancia de la presencia universal del lenguaje en toda cultura, sino también su diversidad. Cada lengua conceptualiza el mundo de una forma determinada y esto condiciona el modo de percibir la realidad de los hablantes de dicha lengua. La existencia de una gran variedad de lenguas es una riqueza cultural que debemos preservar. 6.2. El arte. Las primeras muestras de arte halladas datan del Paleolítico superior. A partir de ese momento, nos encontraremos manifestaciones artísticas en todas las culturas. El arte parece estar vinculado a la aparición del pensamiento simbólico, convirtiéndose en una forma de canalizar la necesidad de representar la realidad. El lenguaje y el arte constituyen dos formas diferentes de usar un mismo recurso humano: los símbolos. 6.3. Los mitos. Los mitos están en todas las culturas con temáticas similares. Las funciones principales que desempeñan en la cultura a la que pertenecen son: Hacer accesible a la mente humana lo que no lo es por medio de la razón. El mito ofrece narraciones fantásticas para suplir la carencia de explicaciones racionales de aquello que despierta la curiosidad de los integrantes de una determinada cultura. Proporcionar un origen sagrado a las instituciones que garantizan el orden social. Así, se las protege y se asegura su estabilidad, haciéndolas intocables. 6.4. La religión. Al igual que los mitos, la religión es un universal cultural en el que la divinidad juega un papel esencial. Pero, a diferencia de los primeros, aquí los dioses son un fin en sí mismos y no un medio para explicar o justificar algo. El principal objetivo de la religión es conectar directamente al ser humano con la divinidad. Además, los textos sagrados tienen carácter de verdad para sus creyentes. En los mitos, en cambio, la pretensión de verdad está totalmente ausente. Los antropólogos distinguen varios tipos de religión, entre los que cabe destacar: El chamanismo defiende la existencia de espíritus en la naturaleza con los que se pueden comunicar algunos miembros elegidos de la comunidad: los chamanes. 16 El politeísmo se caracteriza por la proliferación de dioses con características antropomórficas. El monoteísmo profesa la creencia en un único Dios, que se considera omnipotente. 6.5. Los ritos. Los ritos son conjuntos de acciones que tienen un carácter simbólico y tradicional. Básicamente, se trata de repetir una serie de actos siguiendo una pauta establecida que permanece invariable. Sus principales objetivos son potenciar la identificación del individuo con el grupo al que pertenece y fortalecer la estructura social. Existe una estrecha relación entre religión y rito. De hecho, toda religión incorpora un buen número de rituales. Sin embargo, también hay ritos que no tienen o han perdido su vinculación con la religión. Entre estos, cabe destacar los de carácter político, como puede ser la coronación de un rey. 6.6. Los tabúes. Son las prohibiciones de carácter general y de origen ancestral que afectan a todos los miembros de una determinada cultura con excepciones estrictamente reguladas. Los tabúes adoptan múltiples formas. Por ejemplo, pueden afectar a objetos que no se pueden tocar, nombrar lugares a los que no se puede ir o acciones que no se pueden realizar. Toda cultura cuenta con diversos tabúes, si bien aquello que es objeto de tabú varía de una a otra. De todos modos, los antropólogos parecen estar de acuerdo en la existencia de un tabú universal: la prohibición del incesto. En todas las culturas existe alguna restricción relativa a quiénes pueden ser compañeros sexuales. La determinación concreta de esta prohibición universal varía dependiendo siempre de cuáles sean las relaciones de parentesco que se establezcan en la sociedad de que se trate. 17 ACTIVIDADES 1. Realiza una descripción de los perjuicios que se derivarían en los estudios de antropología cultural, si no se respetaran los principios de diversidad cultural y de unidad psíquica de la humanidad. Después, elabora un decálogo de las actitudes que crees que ayudarían a fomentar el respeto entre individuos y culturas. 2. Elabora un cuadro en el que recojas las partes en las que se subdivide la antropología, sus enfoques y sus métodos específicos. 3. Propón una descripción emic y otra etic de un festejo relacionado con los toros, ya sea una corrida, un encierro o un toro embolado. 4. Lee el texto titulado La selección natural. a) ¿Qué relación existe entre la superpoblación de una especie biológica y la selección natural? b) Explica por qué, a juicio de Darwin, toda variación perjudicial desaparecerá. 5. Elabora una comparación entre las teorías de Lamarck y Darwin. Señala sus principales semejanzas y diferencias. 6. Busca información sobre G. Mendel y resume en pocas líneas la implicación de sus descubrimientos para las teorías evolucionistas. 7. Lee el texto titulado “Bípedos y bimanos”. a) ¿Cuáles son los dos factores que, a juicio de Harris, explican que aparecieran simios bípedos? 9. De los elementos clave en el proceso de hominización, ¿cuál te parece el más decisivo? Razona tu respuesta. b) Ensaya una explicación desde la teoría de la evolución de cómo pudo la selección natural favorecer el desarrollo de una especie capaz de fabricar y transportar herramientas. 8. ¿Qué se entiende por proceso de hominización? ¿Cuál ha sido su duración? ¿Ha concluido? ¿A quiénes ha afectado? 10. Elabora un diagrama en el que recojas los cuatro cambios evolutivos más significativos en el proceso de hominización que se han estudiado en este apartado y los conectes de tal modo que muestres cómo cada uno de estos cambios influye o se ve influido por los otros tres. 11. Lee el texto titulado La herencia social. 12. ¿Por qué la fabricación de utensilios, la caza, el control del fuego o la conducta sexual humana forman parte del proceso de humanización y no del de hominización? a) De todos los factores clave en el proceso de humanización, ¿cuáles aparecen recogidos en él? Señálalos y explica brevemente de qué modo se alude a ellos. b) ¿Es el aprendizaje una cara característica exclusivamente humana o, por el contario, algunos animales son capaces de aprender? Expón t u opinión al respecto y arguméntala. 13. Explica cómo cada una de las t res capacidades humanas de los homínidos que se han destacado en este apartado dependen o están relacionadas con las otras dos. 14. Lee el texto titulado La noción de cultura. ¿Cuáles son los aspectos que integra la noción actual de este término? 16. ¿Qué significa que la cultura constituye una segunda naturaleza para el ser humano? 15. Lee el texto titulado ¿Quiénes son los bárbaros? 18 a) ¿A cuál de las actitudes relacionadas con la diversidad cultural se está refiriendo Montaigne? Justifica tu respuesta. b) ¿Cuál es la postura del autor en relación con esa actitud? ¿La respalda o la crítica? ¿Por qué? 17. Dividid la clase en grupos de forma que cada uno realice una investigación sobre el etnocentrismo, el relativismo cultural o el interculturalismo. Después de exponer las características de cada uno, debéis realizar una comparación entre cada postura y publicar vuestras conclusiones en la wiki. 18. Lee el texto titulado Las facetas de lo humano. a) Explica qué quiere decir el autor cuando afirma que «el auténtico hombre se halla en la dialéctica sapíens-demens». b) De los universales culturales expuestos en el apartado, cuáles son expresión del aspecto racional y cuáles del aspecto irracional. Justifica tu respuesta. 19. Dividid la clase en varios grupos y que cada uno investigue una cultura diferente y las formas concretas que adoptan los universales cultura les en el las. Debéis elaborar una tabla donde recojáis ejemplos concretos de cada uno de los universales culturales estudiados para cada una de las culturas seleccionadas. Después no olvidéis actualizar la wiki. 19