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IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA CAPÍTULO 8 Sadek Besereni La implantación humana es un proceso complejo que requiere una sincronización entre el embrión y un endometrio receptivo, lo cual depende de un sistema endocrino integral entre la madre y el feto, y comprende una serie de procesos neuroendocrinológicos y metabólicos. (1, 2) Esta regulación hormonal actúa sobre el desarrollo embrionario intrauterino desde antes de la implantación y sin influencia de señales maternas (regulación autocrina) (3); sin embargo, para continuar su desarrollo, es esencial una intercomunicación con el endometrio materno, debiendo existir una estrecha sincronización entre el desarrollo endometrial y el blastocisto para lograr una implantación exitosa (regulación paracrina), sin excluir la multitud de factores que actúan de manera sistémica (regulación endocrina) (Figura 8.1). (4) Es bien conocido el papel de los esteroides ováricos en la implantación, pero no son estas hormonas los efectores finales, sino que desencadenan una cascada de sucesos moleculares paracrinos intermedios que actúan a escala local entre el endometrio y el embrión, con la participación de citocinas, quimiocinas, factores de crecimiento, moléculas de adhesión y antiadhesión, y proteinasas. (5) La adecuada implantación del embrión es crucial para su supervivencia. Apenas un tercio de los ciclos fértiles termina en embarazo; entre 22% y 24,6% de los embriones no finaliza la implantación (aborto preclínico o embarazo bioquímico) y hasta 31% presenta una implantación anormal que termina en aborto clínico. (6,7) Por ello, la continuidad de la especie humana depende en gran parte del correcto funcionamiento de este proceso. Entonces, conocer los acontecimientos implicados en la implantación embrionaria contribuirá a entender los mecanismos que controlan la reproducción humana y a mejorar la eficiencia de las técnicas de reproducción asistida, al punto que la implantación embrionaria es considerada la última frontera en medicina reproductiva. IMPLANTACIÓN La implantación embrionaria, conocida también como nidación, es el proceso mediante el cual el embrión, en estadio de blastocisto, se aloja en el endometrio materno para continuar su desarrollo. El sitio natural de la implantación embrionaria humana es el tercio medio y superior de la pared posterior del útero(Figura 8.2). (8, 9) Durante este proceso debe existir un diálogo entre el trofoblasto embrionario y el endometrio materno. El período en el que se produce este diálogo debe suceder de manera sincronizada entre el embrión, en estadio de blastocisto, y un momento específico del ciclo menstrual considerado como el período de máxima receptividad uterina, denominado ventana de implantación que, en la especie humana, se extiende desde el día 6 hasta el 10 después de la ovulación. (10, 11) Sin embargo, en los ciclos estimulados con gonadotropinas exógenas, esta ventana se adelanta entre los días 17 a 19 del ciclo. (12) El proceso de implantación transcurre a su vez en cuatro procesos consecutivos que se desarrollan en dos períodos: un período preimplantatorio, durante el cual ocurre la aposición, y un período implantatorio que incluye los procesos de adhesión, intrusión e invasión (Figura 8.3). HB - EGF, LIF regulación autocrina Ovario lación endocrin regu a regulación end ocri reg ulac ión regulación autocrina receptor IL-1 ón paracrina pa ra cri na i ulac reg IL - 1α IL - 1ß IL - 1ra na blastocisto Cuerpo lúteo Endometrio Figura 8.1 Regulación hormonal de la implantación. Figura 8.2 Sitio habitual de implantación. Saco gestacional ubicado a nivel fúndico - posterior del útero. 125 II PROCESOS FISIOLÓGICOS DE LA REPRODUCCIÓN a Blastocisto b Endometrio • c d • Figura 8.3 Proceso de implantación: a) aposición; b) adhesión; c) intrusión; d) invasión. Período preimplantatorio Durante este período, se producen las modificaciones específicas en el endometrio, que lo harán receptivo para la nidación del blastocisto. Al mismo tiempo, éste también se irá transformando hasta eclosionar, lo que permite la aposición. Preparación del endometrio Clásicamente, el endometrio ha sido reconocido como órgano blanco de las hormonas esteroideas. En la fase folicular del ciclo menstrual, el endometrio prolifera y crece bajo efecto del estradiol. Después de la ovulación, la secreción de progesterona produce importantes cambios en el endometrio, y lo prepara para la implantación (fase secretora del ciclo menstrual). Sin embargo, existen mediadores de estas hormonas derivados de los tipos celulares que se encuentran en el endometrio. Estos mediadores incluyen los factores de crecimiento y las citocinas, familias de péptidos y proteínas, que actúan sobre las células vecinas (efecto paracrino) o en las propias células (efecto autocrino), y se unen a receptores específicos de la superficie celular, lo cual ocasiona una respuesta celular que en el endometrio induce la estimulación de la mitosis y su diferenciación. (13, 14) Durante la fase folicular del ciclo menstrual, el estradiol induce la secreción de citocinas que modulan de manera continua la mitosis en las glándulas, estroma, músculo liso vascular y en las células endoteliales, (14) lo que logra que el endometrio crezca hasta alcanzar un espesor de 8 mm a 12 mm, condición ésta favorable para la implantación. (15) Entre los mediadores involucrados en esta fase mitogénica se encuentran: • 126 Los miembros de la familia del factor de crecimiento epidérmico (EGF), como el factor de crecimiento transformador α (TGF-α), la heparina fijadora del factor de crecimiento similar al EGF (HB-EGF), anfirregulina y • betacelulina. Los receptores para la familia de EGF tienen su pico máximo al final de la fase proliferativa (justo antes de la ovulación) y junto con el estradiol, o bien solos, estimulan la proliferación epitelial y del estroma y, posiblemente, su diferenciación. (16) La familia de los factores de crecimiento insulinosímiles (IGF-1, IGF-2) también estimula la mitosis de las células endometriales y su diferenciación. El estradiol induce la expresión del gen IGF-1 en el epitelio mientras que la progesterona lo induce en el estroma. La expresión del IGF-2 es inducida por la progesterona y se produce de forma abundante en el endometrio secretor medio-tardío (jugando papel importante en el inicio del embarazo o, en su defecto, en la caída menstrual). Las proteínas fijadoras, específicamente la IGFBP-5, facilitan el transporte de las IGF desde su lugar de síntesis a su lugar de acción en la fase proliferativa. (17) Otro mediador que estimula la mitosis de las células del estroma endometrial es la familia del factor de crecimiento fibroblástico (FGF), proteína angiogénica y altamente mitogénica en las células endoteliales capilares. (18) El factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) es un factor angiogénico inducido por el estradiol que también tiene acción mitogénica en las células endoteliales y se expresa en las glándulas del endometrio humano y en el estroma; es, por tanto, un modulador paracrino importante en la implantación y mantenimiento del embarazo. (19) Después de la ovulación y con la producción de progesterona por parte del cuerpo lúteo, las células estromales del endometrio se diferencian en células predeciduales y las glándulas empiezan a secretar carbohidratos y proteínas. Entonces, en la fase secretora aparece otro grupo de citocinas y factores de crecimiento que intervienen en la diferenciación del endometrio y facilitan la iniciación de la implantación. (13, 14) Los cambios morfológicos que se describen en el endometrio secretor son: a) disminución progresiva de la mitosis; b) aparición de vacuolas basales en el epitelio endometrial, ricas en glucógeno; c) edema en el estroma y d) reacción decidual e infiltración leucocitaria. (20) El endometrio secretor sufre, entonces, una decidualización, que incluye expansión y reorganización vascular, con aumento de la permeabilidad en el sitio de implantación. Esta angiogénesis es llevada a cabo 24 horas antes de la aposición física del blastocisto (aunque este proceso puede ocurrir sin implantación embrionaria). (21) Sin embargo, la receptividad endometrial es precedida por la formación de pinópodos o pinopodios en la superficie epitelial, los cuales se manifiestan únicamente durante la ventana de implantación. (22-24) Bajo la influencia de la progesterona, se produce pérdida de microvellosidades endometriales, edematización en las células del epitelio, absorción de fluidos (pinocitosis) y macromoléculas (endocitosis) presentes en la cavidad uterina, lo que lleva a la aparición de los pinópodos. Todo este proceso hace que las paredes del útero favorezcan el contacto del blastocisto con el epitelio endometrial. CAPÍTULO IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA Entre los mediadores involucrados en la fase secretora del ciclo menstrual se encuentran: • • • El factor de crecimiento de los queratinocitos (KGF), el cual es un modulador paracrino del crecimiento epitelial mediado principalmente por la progesterona. (25) El interferón gamma (IFNγ), que participa en las interacciones paracrinas con las células linfoides en la basal, inhibiendo la proliferación endometrial a este nivel. (26) El factor de necrosis tumoral α (TNFα) interviene, mediante mecanismos autocrinos y paracrinos, en la apoptosis del epitelio endometrial durante la fase secretora y su regulación es aportada tanto por el estradiol como por la progesterona. (27) Entonces, las modificaciones que ocurren en esta fase son, según su localización: 1. Epitelio luminal o superficial: producción de receptores específicos para la interleucina-1 (IL-1). Se ha demostrado que tanto los receptores como la IL-1 aumentan durante el período periimplantatorio y cumplen un papel fundamental en la implantación, al modular los eventos paracrinos/autocrinos en las células endometriales. (28) 2. Epitelio glandular: producción de la proteína endometrial asociada a la progesterona (PEP) desde el día 5 posovulación, con su máxima secreción al final de la fase lútea. También es conocida como glucodelina α2 (α-2 PEG) y como PP14 (Placental Protein 14, nombre erróneo debido a que se trata de un producto decidual). Sus niveles pueden ser incrementados por la progesterona oral micronizada y actúa, de manera paracrina, como inmunosupresor. (29-31) 3. Células del estroma: sufren cambios morfológicos y funcionales que conforman la decidualización. El estroma está constituido por células fibroblásticas y, a partir del día 4 posovulatorio, secretan IGFBP-1. Su secreción es regulada por la progesterona. (32) 4. Vasos: los primeros cambios implican un aumento de la permeabilidad capilar en el lugar donde se producirá la invasión. La reacción ocurre 24 horas antes del contacto real entre el blastocisto y el endometrio, (21) desencadenada ésta por la producción local de prostaglandinas (PG) E2 y F2α bajo regulación del complejo enzimático de la ciclooxigenasa (COX). (33) Las concentraciones de PGE2 y PGF2α se encuentran elevadas en el sitio de la implantación y la unión de éstas a receptores específicos de la proteína G (GPCRs) desencadena mecanismos autocrinos/paracrinos que activan los cambios en el endometrio, los cuales son claves para la implantación. (34) Se sabe que inhibidores de la síntesis de prostaglandinas, como la indometacina, alteran el aumento local de la permeabilidad vascular al bloquear o retrasar la implantación, efecto revertido mediante la administración de prostaglandinas. (35) Otro factor involucrado a este nivel por sus propiedades vasodilatadoras es el factor activador de las plaquetas, (36) el 8 cual desencadena la producción de prostaglandinas potenciando el efecto vascular durante la implantación. (37) El PAF es producido tanto por el embrión como por las células del estroma endometrial, donde su concentración es elevada por acción de la progesterona y PGE2. (36-38) Los cambios vasculares locales inducidos por el PAF y la PGE2 desempeñan un papel importante para los siguientes procesos: intrusión e invasión, puesto que producen un edema en el estroma lo cual expande el volumen de las células deciduales, Y ofrecen así un intersticio laxo para la invasión del trofoblasto. (34, 35) Preparación del blastocisto Para que ocurra la implantación, es indispensable la rotura de la zona pelúcida (ZP) y consecuente eclosión del blastocisto o hatching. Entre los días 4 a 5, posterior a la fecundación, el embrión (mórula) entra en la cavidad uterina y el blastocisto eclosiona (o se extrude) de la ZP; se implanta el día 6, posterior a la fecundación. El blastocisto es capaz de romper la ZP en el interior del útero, en el laboratorio (in vitro), o en lugares ectópicos, lo que indica que no necesita de la participación obligada del endometrio; aunque, en estas condiciones, se retrasa un día. La rotura de la ZP no confiere al blastocisto capacidad de adhesión, ésta es alcanzada en un período que oscila entre minutos y horas posteriores a la eclosión (Figura 8.4). (39) Aposición Durante este proceso (día 6, posovulación), el blastocisto mide entre 300 y 400 mm, y la luz uterina es prácticamente virtual. El blastocisto orienta su polo embrionario, donde se localiza la masa celular interna (IMC), hacia la superficie del epitelio endometrial y se posiciona habitualmente en una zona determinada del útero (tercio medio y superior de la pared posterior) donde se va a desarrollar el trofoblasto invasor (lugar donde se localizará la placenta) (Figura 8.5). (8, 9, 39) La progesterona, junto con el estradiol, la IL-1 y el TNFα, regulan la concentración de las citocinas o quimiocinas: IL-8 (interleucina 8), proteína quimiotáctica de monolitos (Monocyte Chemotactic Protein-1- (MCP-1) y RANTES, producidas por las células del epitelio y del estroma endometrial, las cuales inducen la infiltración de células inmunológicas a este nivel, Figura 8.4 Eclosión del blastocisto (hatching). 127 II PROCESOS FISIOLÓGICOS DE LA REPRODUCCIÓN principalmente las células citolíticas naturales (NK), macrófagos y linfocitos T; por lo tanto, un desequilibrio en la expresión de estas citocinas o quimiocinas contribuye a una proliferación celular incontrolada, y altera, además, la migración e invasión celular durante la implantación. También se ha señalado que estas quimiocinas intervienen en la angiogénesis, apoptosis, proliferación y diferenciación endometrial. (40, 41) Estas citocinas o quimiocinas también están reguladas por señales procedentes del embrión humano (regulación paracrina). (20, 40) Período implantatorio Adhesión Durante la ventana de implantación, el blastocisto debe adherirse al epitelio endometrial, siendo esto imposible en el resto del ciclo menstrual. (10, 24) Del mismo modo, se ha demostrado que para una exitosa adhesión, es necesario un óptimo ambiente hormonal. (42) Al contactar la superficie endometrial, el embrión se encuentra con el glucocáliz epitelial, uno de cuyos componentes es la mucina asociada a la membrana (MUC-1). (43) La expresión y producción de esta molécula en el epitelio endometrial es regulada por la progesterona. (44) Aunque ha sido planteado que la MUC-1 funciona como molécula de antiadhesión debido a su elevado peso molecular y gran volumen, por ser el principal constituyente de moco y por incrementar la carga negativa del epitelio, (45) otras fuentes refieren que el embrión induce un aumento de su producción en el endometrio, lo que sugiere que la MUC-1 puede actuar como primer anclaje del embrión en el epitelio endometrial. (46, 47) Estudios recientes establecen que en el humano no ocurre pérdida de MUC-1 durante la implantación, como en otras especies; por el contrario, se plantea que la adhesión embrionaria ocurre mediante la expresión de L-selectina en la superficie del blastocisto, la cual, al unirse a su receptor en la MUC-1 de la superficie endometrial, favorece la adhesión embrionaria. (48) Por su parte, las integrinas son otras moléculas que intervienen en la adhesión del trofoblasto al endometrio. Son glicoproteínas que tienen un pico de expresión específico durante la ventana de implantación y están reguladas tanto por la progesterona como por citocinas o quimiocinas. Se conoce la existencia de varias subunidades α y varias subunidades ß de integrinas, las cuales actúan mediante dímeros de estas subunidades que se unen a receptores o ligandos específicos, que poseen una secuencia específica del tripéptido arginina-glicina-aspártico o RGD. Asimismo, están presentes en distintas matrices extracelulares como la fibronectina, osteopontina, laminina, vitronectina, entactina, colágeno, etc. (49-51) En el epitelio endometrial existe una coexpresión de las subunidades α1, αv, α4 y ß3 (considerados como marcadores de la receptividad endometrial) durante la ventana de implantación. Se sugiere que la apertura de la ventana depende de la subunidad ß3, la cual aparece después del día 19 del ciclo (día 5 de la ovulación), pues esta integrina casi nunca se halla en las células epiteliales; además, cuando ocurre fecundación, es expresada por el trofoectodermo humano, lo que apoya esta idea. (52, 53) Entre tanto, la α4 ya no se detecta para el día 24 del ciclo (día 10 de la ovulación), lo que indica que su desaparición cierra la ventana de implantación. Además, la presencia de α1 durante este período está relacionada con baja fertilidad. Por otro lado, la escasez de la expresión del dímero αvß3 durante la fase lútea media da lugar a un efecto perjudicial para la implantación del blastocisto. (52-54) Por ello, las nuevas moléculas multivalentes con terminal RGD, producidas sintéticamente, pudieran tener un efecto promisorio como agonistas o antagonistas de la adhesión celular mediada por la αvß3, lo que permitiría en poco tiempo alcanzar alternativas terapéuticas en busca de mejorar las tasas de implantación; así como también su efecto contrario, es decir, como anticonceptivos. (51) Otros hallazgos sugieren que el paso inicial de la adhesión embrionaria es ejercido por la trofinina, molécula que regula la adherencia hemofílica y apical entre las células trofoblásticas y las células epiteliales del endometrio. (55) masa celular interna ción ula eg par acrina Células epiteliales ción ul a reg Células epiteliales a endometrio Estroma endometrial Estroma endometrial IL - 1ra RGD NK Figura 8.5 Período preimplantatorio: aposición. 128 r NK in NK par ac r Integrinas IL - 1β CSF - 1 LIF MCP-1 RANTES IL-8 MUC - 1 blastocisto regula ción pa rac r regula c ió n E2 IL - 1 TNF α p aracrina LIF Blastocisto a in progesterona (P4) endometrio Figura 8.6 Período implantatorio: adhesión. MUC - 1 CAPÍTULO IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA Un factor adicional, determinante para el período de receptividad uterina al blastocisto es la disminución de la carga negativa en el epitelio luminal endometrial, ejercido por la progesterona durante la fase secretora. Esto hace deducir que los episodios de adhesión y fijación del blastocisto al endometrio están aumentados por la reducción de las cargas repulsivas. (56) Por otro lado, se ha determinado que las citocinas son factores esenciales durante esta fase. Existen reportes de que el factor estimulante de colonias tipo 1 (CSF-1) y el factor inhibidor de la leucemia (LIF) están incrementados en el endometrio durante la fase secretora, más específicamente durante la ventana de implantación. (5, 57) Entonces, cuando estas citocinas están ausentes, los blastocistos son incapaces de adherirse (57); de hecho, el uso de LIF recombinante pudiera ayudar a mejorar las tasas de implantación en mujeres con infertilidad inexplicada. (58) El sistema de la interleucina-1 (IL-1) también está implicado en esta fase. Este sistema es un regulador importante de las interacciones celulares locales durante la implantación embrionaria, pues ajusta la expresión de IL-1ß y de IL-1ra (IL1receptor antagonist - antagonista natural de este sistema), a través de la acción de las células estromales, para favorecer el proceso de adhesión (Figura 8.6). (59) Intrusión – ruptura de la barrera epitelial Algunos autores consideran que existe un proceso adicional, entre la adhesión y la invasión. Este proceso intermedio, denominado implantación intrusiva en otras especies, consiste en la penetración de las células trofoblásticas entre las células epiteliales, para poder alcanzar y atravesar la membrana basal del epitelio antes de introducirse en el estroma endometrial. (60) 8 En el humano, este proceso se conoce como implantación por desplazamiento y sucede cuando las células trofoblásticas separan las células epiteliales para poder entrar en contacto directo con la membrana basal, atravesarla, y llegar al estroma. (60) Así, el epitelio endometrial se comportaría como una barrera y el embrión, para traspasarla, debe inducir la apoptosis de estas células epiteliales, interviniendo en este proceso el TGF-ß (61) y el sistema Fas. (62) Se ha reportado que la molécula efectora de este sistema (ligando) está presente en el trofoectodermo y el receptor Fas (conocido también como CD95), el cual se halla en la superficie apical de las células epiteliales del endometrio. El bloqueo de la implantación mediante la neutralización del sistema Fas con anticuerpos antiCD95 evidencia el papel de este receptor en la implantación (Figura 8.7). (62) p aracrin ión a receptor Fas (CD95) rina ac ar reg ul TGF - ß regula ción p Estroma endometrial ac Células epiteliales blastocisto endometrio Figura 8.7 Período implantatorio: intrusión. 129 II PROCESOS FISIOLÓGICOS DE LA REPRODUCCIÓN Invasión Durante este proceso, las células trofoblásticas, luego de degradar la membrana basal del epitelio endometrial, migran por el interior del estroma para finalmente invadir los vasos maternos y establecer la placentación. • El proceso de invasión se lleva a cabo mediante la acción de proteasas (enzimas proteolíticas) que se encuentran unidas a la membrana del trofoblasto o son secretadas en el espacio extracelular, como las serinaproteasas, metaloproteasas y colagenasas. (63) • Se describen varios sistemas enzimáticos (proteasa–inhibidor) en el proceso de invasión: • • El sistema compuesto por el activador del plasminógeno, de tipo uroquinasa (u-PA) y su inhibidor, el activador del plasminógeno-1 (PAI-1). Este sistema cataliza la conversión del plasminógeno a plasmina, lo que implica una amplia actividad proteolítica para degradar la matriz extracelular; esto permite la migración e invasión celular por parte del blastocisto. El trofoblasto produce u-PA y tiene receptores para esta proteasa. Se ha reportado que el complejo uPA/uPAR tiene un rol crucial en la proteólisis, dependiente de la plasmina, que ocurre en la superficie del trofoblasto. La progesterona regula positivamente el PAI-1 en el estroma, lo que produce un descenso de la actividad del u-PA, y regula así la invasión del trofoblasto. (64-66) Las metaloproteinasas de la matriz (MMP) poseen actividad proteolítica mediante la cual degradan la matriz extracelular localizada entre las células del estroma. Están compuestas por tres grupos: colagenasas, gelatinasas y estromalisinas. De manera específica, las MMP-9 son las que tienen mayor capacidad de degradar las membranas basales. Su actividad es regulada por los inhidores tisulares de las metaloproteinasas de la matriz (TIMP). (67) La LRP, proteína relacionada con los receptores de la lipoproteína de baja densidad (LDL), desempeña un papel en la regulación y reciclaje de la actividad del sistema de las urocinasas (uPA – PAI-1) en los trofoblastos humanos, esencial para la implantación. (68) Por otro lado, el TGF-ß, producido por la decidua, es capaz de transformar el citotrofoblasto invasor en sincitiotrofoblasto no invasor, además de inducir la producción de PAI-1 y TIMP en el trofoblasto, lo que limita la acción de las proteasas. De esta manera, la acción invasiva del trofoblasto es modulada por la acción controladora del útero. (69, 70) Este proceso de migración y ulterior invasión del trofoblasto se asocia, conjuntamente, a cambios predecibles de integrinas específicas sobre su membrana. De esta manera, la fijación Células epiteliales blastocisto Estroma endometrial u-PA/u-PAR MMP PAI-1 TIMP endometrio proteinasas TGF-β Figura 8.8 Período implantatorio: invasión. 130 LRP CAPÍTULO IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA de proteínas específicas de la matriz extracelular a sus receptores de integrinas sobre la membrana celular del trofoblasto también puede regular la actividad migratoria celular (Figura 8.8). (51) EL CUERPO LÚTEO EN LA IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA El cuerpo lúteo (CL) es una glándula endocrina transitoria derivada de la ruptura del folículo ovárico, el cual presenta cambios morfológicos denominados luteinización. La importancia del CL radica en la producción de hormonas esteroideas (estradiol, progesterona y andrógenos) necesarias para la regulación del ciclo ovárico, transporte de gametos, fecundación, transporte embrionario, implantación y mantenimiento del embarazo. (71) El balance entre factores luteotróficos y luteolíticos mantiene el funcionamiento del CL. La hormona luteinizante (LH) y la HCG (gonadotropina coriónica humana) están implicadas en la regulación endocrina del CL; mientras que en la regulación paracrina intervienen el estradiol, citocinas (IL-1, TNFα, IGF-1) y prostaglandinas. (72) La LH y la HCG son los principales factores luteotrópicos. La LH (de origen hipofisiario) interviene principalmente en la fase lútea inicial. Así la interrupción de la pulsatilidad de la LH, mediante la administración de un antagonista de la GnRH, está asociada a un descenso significativo de la progesterona, estradiol e inhibina, seguido de luteólisis y menstruación. (71, 72) Durante la fase lútea media, los niveles crecientes de progesterona alcanzan un pico hacia los días 7 a 8 del aumento de la LH, lo que coincide con la ventana de implantación. En ese momento, el blastocisto implantado se comunica con el CL mediante la producción de HCG, la cual es sintetizada por el sincitiotrofoblasto y detectable a los 8 días del pico de LH; esto estimula la producción de hormonas esteroideas hasta la semana 8, cuando la placenta toma el relevo. (71, 72) No obstante, existen reportes que sugieren la existencia de otros factores (probablemente de origen embrionario) involucrados en el mantenimiento del CL durante la gestación. (73) Por otra parte, la HCG parece ser la responsable de la biosíntesis y secreción de relaxina e inhibina por parte del CL. Estas proteínas, en combinación con las hormonas esteroideas, reducen la actividad uterina (la relaxina) y suprimen la secreción de FSH en el inicio de la gestación (la inhibina). (72) IMPLICACIONES CLÍNICAS DE LA IMPLANTACIÓN Las alteraciones en el proceso de implantación embrionaria pueden llevar a las siguientes entidades clínicas: Aborto recurrente Una de las explicaciones para esta entidad se relaciona con la marcada disminución de MUC-1 reportada en el endometrio secretor de mujeres con aborto recurrente. Esta glicoproteína impide la implantación de embriones anormales, por lo que su 8 disminución podría estar permitiendo la implantación de estos embriones que terminan en aborto. (74) Pérdida gestacional precoz La ß-HCG sérica o en orina representa el marcador más precoz y fiable de implantación embrionaria, siendo detectable a escasas horas de ocurrida ésta durante la ventana de implantación, es decir, entre los días 21 y 25 del ciclo menstrual, mucho antes de poder ser evidenciada por ecografía. La pérdida gestacional precoz en ciclos naturales se produce cuando la menstruación sobreviene en el día esperado, aunque con una elevación de la ß-HCG, (7, 75, 76) por lo que el embarazo no es sospechado por la paciente (gestación bioquímica o aborto preclínico) a menos que se realice la prueba de ß-HCG sérica o en orina. La incidencia de esta entidad está entre 31% y 36% (6, 7); sin embargo, en programas de ovodonación es mayor (70,6%), (77) lo que sugiere que, en esos casos, la receptividad endometrial es menor a la esperada. La etiología de estos embarazos no evolutivos es multifactorial y su contribución real a la esterilidad de origen desconocido sigue siendo controvertida. (78) Falla de implantación Ocurre cuando en tres ciclos de fecundación in vitro (FIV) o de donación de ovocitos se transfieren embriones de buena calidad morfológica y no se consigue gestación. (79) Esta situación puede originarse tanto por la existencia de algún defecto endometrial, como por una mala calidad embrionaria (no detectable morfológicamente). De igual manera, una falta de sincronización entre el desarrollo embrionario y la cronología endometrial puede llevar a un fallo de la implantación. (80) En lo que respecta al embrión, las anomalías cromosómicas constituyen el principal factor involucrado en el fallo de implantación, siendo las aneuploidias las que tienen mayor incidencia (hasta 50%). (81-83) En su mayoría, estas últimas son incompatibles con el desarrollo y son consideradas como las responsables de un alto porcentaje de los abortos espontáneos. (82) Sin embargo, se ha demostrado que entre 34% (84) y 40% (83) de los embriones genéticamente anormales llegan a blastocistos, por lo que en la selección de embriones “morfológicamente normales” para la transferencia, pueden presentarse anomalías cromosómicas y, en consecuencia, falla de implantación. No obstante, con la introducción del diagnóstico genético preimplantacional (PGD) y el análisis cromosómico por hibridación fluorescente in situ (FISH) (85) se ha intentado seleccionar embriones para la transferencia, pero no parece tener ventaja clínica relevante, (86) lo que hace suponer que existen otros factores involucrados en el fallo de implantación. En cuanto al desarrollo del endometrio, éste puede afectarse por los altos niveles de estradiol que se producen en los ciclos de reproducción asistida, específicamente, cuando superan los 2.500 pg/mL el día de la aplicación de la HCG (día 0), lo que altera así la receptividad uterina con consecuente disminución de la implantación. (87, 88) El mecanismo de este 131 II PROCESOS FISIOLÓGICOS DE LA REPRODUCCIÓN efecto antiimplantatorio está determinado por la influencia del estradiol sobre las citoquinas e integrinas y parece independiente de la calidad ovocitaria-embrionaria, lo cual queda demostrado por la buena implantación de los embriones, derivados de ovocitos de altas respondedoras, en las pacientes receptoras. Además, el coeficiente estradiol/progesterona en los días 4, 5 y 6, posteriores a la administración de HCG (período de la ventana de implantación), se encuentra elevado a expensas del estradiol, y niveles superiores a 1.500 pg/mL presentan tasas de implantación y de gestación nulas. (88) Coriocarcinoma La invasión en la placentación hemocorial es similar a la que se produce en los tumores malignos; sin embargo, a diferencia de éstos, en un embarazo normal este proceso es autolimitado y controlado tanto por el trofoblasto como por el útero. Si por el contrario, la invasión del trofoblasto se hace incontrolada, se produce el coriocarcinoma: tumor maligno altamente metastásico. (18) Otra situación que produce asincronía del desarrollo endometrial en los ciclos de reproducción asistida, es la luteinización prematura que puede ocurrir, incluso, empleando supresión hipofisiaria con análogos de la GnRH. (89, 90) Se ha comprobado que niveles de progesterona mayor de 0,5 ng/mL determinados el día de la administración de HCG están asociados con una reducción estadísticamente significativa de la tasa de embarazos en FIV, (90) ya que se adelanta el cierre de la ventana de implantación, al punto de que cuando el embrión llegue al estadio de blastocisto, será tarde para la implantación. ALTERNATIVAS PARA MEJORAR LA IMPLANTACIÓN Se necesita una perfecta sincronización entre el desarrollo embrionario y la cronología endometrial para que entre ambos pueda producirse el diálogo que permite la implantación, siendo el blastocisto el que inicie este diálogo paracrino en respuesta al endometrio. (91) Es importante señalar que esta asincronía también puede ser causada por las condiciones de cultivo in vitro que retrasan el desarrollo embrionario, o bien porque los embriones son transferidos demasiado pronto (antes de que el endometrio alcance su receptividad óptima), por lo que se ha propuesto la administración de progesterona 10 horas antes de la aplicación de la HCG, para mejorar la receptividad uterina. (92) Mediante la utilización de un régimen de step-down, en el que se disminuye gradualmente la concentración de gonadotropinas, se puede limitar la producción de los folículos para reclutar un menor número de ovocitos. Con ello, se busca disminuir los niveles suprafisiológicos de estradiol en las pacientes altas respondedoras durante el período preimplantatorio, con lo que se consigue elevar las tasas de gestación. (98) Otras posibles causas del fallo de implantación son: un defecto en la producción de sustancias embriotróficas por parte del endometrio (debido a los altos niveles de esteroides ováricos que se presentan en los ciclos de reproducción asistida) o, por otro lado, la secreción endometrial de sustancias tóxicas (endotoxinas bacterianas) que provocan una mayor fragmentación del embrión, y reducen tanto su viabilidad como la apoptosis del trofoblasto, con consecuente expulsión del embrión. (93) Por tanto, el endometrio también puede comportarse de forma hostil o embriotóxica. Esta situación puede, asimismo, presentarse in vitro en los medios de cultivo, motivo por el cual los laboratorios de reproducción asistida implementan medidas de control de calidad para optimizar sus resultados. (94) Preeclampsia Se asocia a una alteración del proceso de invasión. Ocurre cuando el citotrofoblasto invade superficialmente el endotelio vascular de las arteriolas espiraladas, debido a defectos en la expresión de las moléculas de adhesión. (95) Acretismo placentario Cuando la concentración PAI-2 en placenta y miometrio es baja, se inactivan los complejos de uPA/uPAR y, por ende, la 132 invasión citotrofoblástica traspasa la decidua basal y el embrión se inserta en el miometrio. (96) Esta invasión excesiva es lo que se conoce como acretismo placentario. Desde el nacimiento del primer bebé probeta, (97) se han intentado múltiples métodos para mejorar las tasas de implantación, entre los cuales se expondrán a continuación, aquéllos dirigidos a optimizar la receptividad endometrial, la calidad embrionaria y la sincronización del diálogo entre ambos (ajustando el tiempo de la transferencia embrionaria). Por otra parte, con la administración de progesterona 10 horas antes de la aplicación de la HCG se logra acelerar el desarrollo del endometrio, y corregir así la asincronía en la receptividad endometrial que se observa durante los tratamientos de reproducción asistida. (92) Asimismo, se ha propuesto el cocultivo como técnica para mejorar las tasas de implantación. En esta técnica se cultivan los embriones en medios que contengan células humanas o animales, provenientes de las trompas, los ovarios o el endometrio. Estas células aportan al medio condiciones similares a las que encuentra el embrión durante su desarrollo natural, con lo cual se optimiza su calidad, lo que permite prolongar el desarrollo embrionario hasta el estadio de blastocisto y así disponer de una mejor sincronía cronológica, ya que podría ser transferido el día 5 posterior a la aspiración, coincidiendo con la ventana de implantación. (99) Se ha reportado que el efecto beneficioso del cocultivo no depende del origen de las células y tampoco es específico para la especie, (100) aunque su uso es objeto de discusión. (101) La ovodonación ha sido de gran utilidad en la investigación del proceso de implantación, (102, 103) particularmente en el manejo hormonal para la preparación del endometrio en la paciente receptora, (104) revelando la posibilidad de transformar adecuadamente el endometrio con niveles muy bajos de estradiol. Esto sugiere que el útero ejerce un papel paracrino y autocrino independiente a través de citocinas y moléculas de adhesión, en lugar de depender de una acción directa de las CAPÍTULO IMPLANTACIÓN EMBRIONARIA gonadotropinas. (105) Además, se ha demostrado que la administración prolongada de estradiol no es perjudicial para el endometrio, pues una fase proliferativa de hasta 100 días puede transformarse en secretora una vez administrada la progesterona. (106) Por tanto, el endometrio puede mantenerse en fase proliferativa mediante la administración continua de 6 mg/día de valerianato de estradiol, para así ampliar y facilitar el período de sincronización entre receptora y donante en un programa de ovodonación. (105) Lo anterior corrobora que la progesterona es la hormona encargada de inducir los cambios definitivos en el endometrio, necesarios para que ocurra la implantación embrionaria. De la misma manera, puede inferirse que el ambiente endocrino desfavorable observado en la hiperestimulación ovárica es el responsable del fallo de implantación, puesto que, en el caso de la ovodonación, el endometrio de la receptora, quien no ha sido sometida a la hiperestimulación, parece ser receptivo y no se presentan los fallos de implantación que aquélla usualmente produce (una vez descartada la mala calidad embrionaria). Otra técnica propuesta para mejorar las tasas de implantación es la eclosión asistida, la cual consiste en la disección parcial de la zona pelúcida para favorecer el proceso de eclosión. (107, 108) Sin embargo, su utilidad es controvertida, pues estudios prospectivos, doble ciego, no reportan beneficios en la tasa de implantación. (109) Actualmente puede emplearse el diagnóstico genético preimplantación para mejorar la implantación, gracias a que permite seleccionar los embriones de mejor calidad. Desde la aparición de las pruebas de ADN, se han alcanzado importantes avances en la identificación de rasgos genéticos, no sólo en células somáticas, sino también en gametos humanos. Esto se ha logrado amplificando el fragmento de ADN con la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). (110) Posteriormente, se hizo posible la extracción de blastómeras de embriones humanos en división, lo que permitió su análisis genético para identificar mutaciones que causan enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística. Así fue como se inició el recorrido del PGD. (85, 111) De esta manera, el PGD puede emplearse para identificar la presencia de anomalías cromosómicas en los embriones derivados de FIV, lo que permite la transferencia de embriones genéticamente normales; con ello, se facilita el camino hacia la tendencia actual, es decir, transferir el mínimo número de embriones hasta lograr un solo embrión. Al simular un ciclo fisiológico, se libra a las pacientes de ser sometidas a una hiperestimulación ovárica y, al mismo tiempo, disminuyen los costos. No obstante, la transferencia de embriones seleccionados por FISH, por ahora, no parece tener ventaja clínica relevante en relación con la tasa de gestación, (86) lo que hace suponer que existen otros factores involucrados en el fallo de implantación. La transferencia de citoplasma en ovocitos maduros, (112, 113) transferencia nuclear en gametos y embriones, (114, 115) criopreservación de tejido ovárico (116) y de ovocitos (117) o, más recientemente, la técnica de vitrificación de ovocitos, 8 (118) y la maduración ovocitaria in vitro (119) son otras técnicas de reproducción asistida que se han intentado para tratar de mejorar el éxito de la FIV. Finalmente, bloqueando la implantación, puede lograrse un método de anticoncepción diferente a la regulación endocrina del eje hipotálamo-hipófisis-ovario sobre el ciclo menstrual, que actúe a nivel paracrino sobre el endometrio (efecto antiimplantatorio). (120) Este efecto puede obtenerse usando una dosis simple de mifepristona (RU-486) durante la ventana de implantación, lo que produce inhibición del desarrollo y maduración del endometrio. (121) Este resultado también se puede conseguir con la indometacina; (35) con moléculas sintéticas multivalentes con terminal RGD antagonistas de la adhesión celular, mediado por la αvß3, (51) con IL-1ra, (59), con anticuerpos anti-CD95 (62) o con altos niveles de progestágenos usados como anticoncepción de emergencia. (122) Con la reproducción asistida, el porcentaje de infertilidad por causa desconocida está disminuyendo, pues cada vez se están encontrando las razones que explican la infertilidad, pero aún queda mucho por investigar y entender cuáles son los mecanismos que controlan la implantación embrionaria, considerada como la última gran frontera por vencer en medicina reproductiva. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Kodaman PH, Taylor HS. Hormonal regulation of implantation. 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