Download Bancos de sangre canina y su importancia en

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
Facultad de Ciencias Veterinarias
-UNCPBA-
Bancos de sangre canina
y su importancia en emergencias médicas
Di Francesco, Bruno Andrés; Farías, Pablo; Clausse, María
.
Octubre, 2016
Tandil
Bancos de sangre canina y su importancia en emergencias
médicas.
Tesina de la Orientación Sanidad Animal, presentada como parte de los requisitos
para optar al grado de Veterinario del estudiante: Di Francesco, Bruno Andrés.
Tutor: Médico Veterinario, Farías Pablo.
Director: Médico Veterinario, Clausse María.
Evaluador: Médico Veterinario, Sappia Daniel.
Agradecimientos
A todos y a cada uno de aquellos que de distintas formas colaboraron en la
realización de este trabajo.
Resumen
La transfusión sanguínea constituye hoy en día una herramienta que en muchas
ocasiones aumenta considerablemente las posibilidades de supervivencia de los
pacientes en la clínica veterinaria. Es de suma utilidad en diferentes patologías,
especialmente en cirugías, intoxicaciones, politraumatismos y anemia. Un banco
de sangre canina es un lugar de almacenamiento, procesamiento y conservación
de sangre, con el fin de proveer unidades de sangre y hemoderivados de forma
permanente. Para garantizar la calidad de los productos deben desarrollase
estrategias integradas para promover la seguridad sanguínea y minimizar los
riesgos asociados con la transfusión. Es por ello que resulta imprescindible
establecer directrices que regulen el desempeño de estas entidades, a fin de
mejorar la eficiencia y logística de los bancos de sangre y brindar un servicio
seguro, garantizando productos de calidad y evitando la transmisión de
enfermedades infecciosas.
Palabras clave: hemotransfusión - banco de sangre - canino – cuidados
intensivos - emergencias
Índice
Introducción------------------------------------------------------------------------------------- 1
Antecedentes históricos --------------------------------------------------------------------- 2
Definición de banco de sangre ------------------------------------------------------------ 4
Indicaciones de hemotransfusión --------------------------------------------------------- 5
Calidad y seguridad de la sangre --------------------------------------------------------- 7
La sangre y sus componentes ------------------------------------------------------------- 9
Producción de hemoderivados ------------------------------------------------------------ 14
Descripción de caso de estudio ----------------------------------------------------------- 20
Conclusiones ----------------------------------------------------------------------------------- 22
Bibliografía -------------------------------------------------------------------------------------- 24
Anexos metodológicos----------------------------------------------------------------------- 26
Introducción
En la clínica diaria, el éxito de una intervención en pacientes críticos se encuentra
directamente relacionado con la capacidad de estabilización del medio interno del
paciente.
En la actualidad, la mayoría de las grandes ciudades cuentan con instituciones
dedicadas a tipificar y almacenar sangre canina, o componentes de ésta, para
pacientes que así lo requieran. Los bancos de sangre aumentan la disponibilidad
de productos hemoderivados y disminuyen los riesgos de la transfusión.
Sin embargo, en ciudades pequeñas donde no existe tal recurso se busca
soslayar dicha carencia mediante la disposición de un canino en la clínica que
funcione como dador o recurrir a mascotas de empleados, conocidos o dueños del
paciente, en busca de un posible donante. Esta práctica, forzada por las
circunstancias, no siempre garantiza que la sangre sea de calidad o que sea el
tratamiento adecuado para el animal -ya que se transfunde sangre completa
cuando es ocasiones sólo es necesario un componente de ésta-.
El objetivo de la presente tesis es desarrollar los protocolos, procedimientos y
necesidades estructurales necesarias para la instalación de un banco de sangre,
destacando la importancia que tienen en el uso de hemoterapia en pacientes
caninos.
1
Antecedentes históricos
El desarrollo de los procedimientos de almacenamiento y transfusión de sangre
estéril o de sus componentes tiene una larga historia, que se llevó a cabo, en su
mayoría, mediante experimentos con animales.
A pesar de que la sangre es un componente del organismo animal conocido desde
los tiempos más remotos, el hombre recién en los últimos 100 años pudo realizar
las primeras transfusiones exitosas y con base científica.
A través de la historia, la Medicina veterinaria y la humana se han complementado
y beneficiado una de la otra por sus descubrimientos. Los primeros estudios sobre
transfusiones se realizaron en el siglo XVII en Italia, Inglaterra y Francia, con
aciertos y errores, en muchos casos, fatales. La medicina del momento implicaba
prácticas un tanto rudimentarias y exóticas, como por ejemplo inyectar vino en los
perros de caza para el tratamiento de algunas enfermedades o el caso de una
mujer epiléptica que recibió una transfusión de sangre de gato. En Estados Unidos
se utilizó leche humana, de vaca y de cabra como sustituto de la sangre, con la
idea de que las partículas de grasa de estas leches podían ser convertidas en
células sanguíneas (Renán y Góngora Biachi, 2005).
El 17 de Mayo de 1665 Richard Lower, en la Universidad de Oxford realizó la
primera transfusión entre perros por medio de cánulas de plata uniendo la arteria
carótida de un perro con la vena yugular de un segundo animal previamente
desangrado, consiguiendo reanimarlo. Podemos considerar este experimento
como la primera transfusión en Veterinaria. En un principio, las transfusiones
debían hacerse directamente de dador a receptor, porque la sangre fuera del
cuerpo se coagulaba y el manejo de este problema, llevaría algunos cientos de
años más de estudio (Dufour, 2011).
Las transfusiones de sangre se prohibieron a mediados del siglo XVI por la
cantidad de accidentes o efectos nocivos que provocaban y recién en 1818
volvieron a realizarse. En ese mismo año, James Blundell llevó a cabo la primera
transfusión entre humanos. Llegó a la conclusión que la sangre solo se debía
emplear en la misma especie y con el fin de sustituir la pérdida (Starr, 2000).
2
Entre los siglos XVII - XIX empiezan a aclararse algunos misterios de la sangre.
En el año 1909 Karl Landsteiner dio a conocer a la comunidad científica que la
intolerancia de muchos individuos a las transfusiones estaba genéticamente
condicionada por sus grupos sanguíneos y que no tenía nada que ver con la
influencia de factores externos. Estudió los grupos sanguíneos en animales
domésticos y el hombre, descubrió el sistema ABO y recibió por estos estudios el
Premio Nobel de Medicina en 1930. Años más tarde descubrió el factor RH en el
Macacus Reshus (Dufour, 2011).
En la década de 1910 se descubrió que mediante la adición de anticoagulantes y
la climatización de la sangre era posible almacenarla durante algunos días,
abriendo así el camino para que los primeros bancos de sangre se desarrollaran.
La primera transfusión directa no se llevó a cabo hasta 1914 por el médico belga
Albert Hustin, que utilizó citrato de sodio como anticoagulante. La introducción de
dicha solución permitió a Francis Peyton Rous y Joseph Turner, en 1916
transfundir
sangre
almacenada
durante
14
días,
en
conejo.
Por
este
descubrimiento recibieron el premio Nobel de medicina en 1966 (Dufour, 2011). En
el año 1937 Wright, Whipple y Eyquem definen la presencia de seis grupos
sanguíneos caninos. Y 30 años más tarde Rubenstein descubre el séptimo grupo
sanguíneo canino (Starr, 2000). La implementación de frascos de vidrios en 1939 y
bolsas de plástico estériles en 1953, son hitos importantes para la técnica.
En 1965, se publica la primera transfusión de sangre en un perro, en una revista
científica veterinaria (Starr, 2000). En 1988 se creó el primer banco de sangre
canino privado y comercial en Carolina del norte, Estados Unidos (Starr, 2000).
En la actualidad, contamos con bancos de sangre veterinarios privados de alta
complejidad a nivel nacional e internacional.
3
Definición de banco sangre
Los bancos de sangre caninos (BSC) son instituciones encargadas de ofrecer
sangre o hemoderivados a las clínicas veterinarias que lo requieran. Garantizan
que la sangre recibida ha sido analizada, tratada y almacenada bajo estrictos
controles de higiene y calidad, ofreciendo así la máxima seguridad, tanto al dador
como al receptor de la transfusión.
Teniendo en cuenta que a nivel internacional se han reconocido 8 grupos
sanguíneos caninos denominados bajo las siglas DEA (Dog Erythrocyte Antigen),
el BSC constituye un recurso optimizador en cuanto al tiempo invertido entre
colecta, tipificación y compatibilidad sanguínea. La ventaja que ofrece es que
puede contar con un grupo de donadores selectos de características morfológicas,
etiológicas y fisiológicas determinadas que garanticen la extracción de una sangre
sana y segura. (Villacrés Alarcón, 2008).
Otra ventaja de los BSC es que tienen la posibilidad de producción de
componentes. Los hemoderivados permiten, por un lado, aprovechar una misma
unidad para varios pacientes y, por otro, instaurar tratamientos específicos ante
deficiencias específicas, reduciendo el riesgo de reacciones a componentes no
necesarios (Viñals Florez, 2007).
Los bancos de sangre proporcionan un recurso dinámico en la práctica veterinaria,
en la cual muchas veces la urgencia determina la sobrevida del paciente bajo
condiciones críticas.
4
Indicaciones de hemotransfusión
Estará indicado transfundir cuando sea necesaria la reposición de sangre
completa o alguno de sus componentes. Debemos considerar que toda terapia de
transfusión produce sólo una mejoría transitoria en la condición del paciente. A
menos que el paciente sea capaz de corregir endógenamente el déficit de los
componentes, serán necesarias más transfusiones (Feldman y Sink, 2008).
La indicación más representativa es un paciente con hemorragia aguda. La misma
puede tener diversas causas, como por ejemplo, traumas, ruptura esplénica,
ruptura de vena uterina y arteria vaginal, complicaciones en el parto, prolapso de
útero y algunas maniobras quirúrgicas cruentas como extirpación de tumores muy
irrigados, cirugías esplénicas y hepáticas, cirugías mamarias, cesárea y cirugía del
tracto reproductor (especialmente durante el estro, preñez o piómetra). Se
aconseja prever transfusiones sanguíneas pre, intra o postquirúrgicas en cirugías
con riesgo de pérdida considerable de sangre (Fragío et al., 2009).
Dichas patologías generan reducción en la concentración de hemoglobina o en el
número de glóbulos rojos, causando hipoxia tisular con consecuencias graves
para el paciente, que sólo podrá ser compensada reponiendo estos factores.
Hasta el momento no ha podido establecerse de forma unánime el valor de
hematocrito/hemoglobina que indique la necesidad de una transfusión, ya que es
variable en función de la rapidez con la que se haya producido el descenso del
hematocrito, y también en función de la causa de ese descenso (Fragío et al.,
2009).
Para indicar una transfusión, debe considerarse la edad del paciente, la etiología y
duración de la anemia, la presencia de alteraciones cardíacas, pulmonares, o
vasculares, y la estabilidad hemodinámica. Debe tomarse conjuntamente en base
al valor del hematocrito y en función del grado de hipoxia tisular provocado por la
anemia (Feldman y Sink, 2008). Clínicamente podemos determinar cuándo se dan
signos de debilidad, fatiga, anorexia, taquicardia y taquipnea, tiempo de llenado
capilar aumentado, pulso inconstante, mucosas pálidas, depresión mental,
5
estupor, síncopes y aumento significativo de los niveles sanguíneos de lactato
(indicador de acidosis láctica por hipoxia tisular).
Como parámetros orientativos, en anemias agudas hipovolémicas no debería
permitirse que el hematocrito disminuya por debajo del 25-30%, mientras que en
anemias crónicas el paciente suele compensar bien la anemia sin necesidad de
transfusión, hasta un hematocrito de 12-15%. Este es el caso de las anemias
hemolíticas autoinmunes, en las que solo hay deficiencia de hematíes por
autodestrucción, o también en la insuficiencia renal crónica donde los riñones
podrían no sintetizar Eritropoyetina (Fragío y Daza, 2013).
Otro
factor
que
aumenta
las
pérdidas
de
sangre
es
el
estado
de
hipocoagulatibilidad. El déficit en la coagulación puede estar relacionado a
coagulopatías adquiridas o factores inherentes al individuo. Las coagulopatías
adquiridas incluyen las causadas por fármacos (heparina, AINEs como la aspirina
y el ibuprofeno, sulfas), las intoxicaciones por rodenticidas o trébol blanco; y las
propias del individuo como consecuencia de hepatopatías severas, insuficiencia
renal, ciertas neoplasias (como el hemangiosarcoma, neoplasias hepáticas y
leucemias), enfermedades infecciosas (como la Erlichiosis, Anaplasmosis,) y mala
nutrición (dieta pobre, síndrome de malabsorción, enfermedad pancreática). Las
deficiencias hereditarias de la coagulación no son muy comunes en caninos pero
es necesario conocer su existencia, como es la enfermedad de Von Willebrand y la
Hemofilia A y B (Fragío y Daza, 2013).
Otras coagulopatías que pueden inducir la disfunción hemostática son los
procesos de hipercoagulatibilidad, la tendencia trombótica y la coagulación
intravascular diseminada (CID), asociado a complicaciones obstétricas, sepsis,
transfusiones incompatibles o dirofilariasis.
En el anexo metodológico 2, se pueden observar las indicaciones de productos
sanguíneos y dosis, según patología.
6
Calidad y seguridad de la sangre
La calidad y seguridad de la sangre y de sus productos debe asegurarse a lo largo
del proceso: desde la selección de dadores, el procesamiento y almacenamiento
del producto hasta la administración del mismo al paciente.
Uno de los factores de mayor importancia en la seguridad de los productos
hemoderivados es el animal donante. El BSC debe contar con donantes que
cumplan ciertos requisitos (OMS, 2001). El animal ideal debe ser dócil, para
soportar el procedimiento de forma tranquila, sin necesidad de sedación.
Al examen clínico, el perro debe estar sano, con plan sanitario al día (sin realizar la
vacunación 15 días previo a la extracción) y sin historial de enfermedades
metabólicas, cardiacas o infecciosas transmitidas por sangre (Brucella canis,
Leishmania spp., Borrelia burgdorferi, Leptospira spp., Babesia spp., Dirofilaria
inmitis, Ehrlichia spp., Rickettsia rickettsii, Bartonella vinsonii, Tripanosoma cruzi).
De un peso recomendable mínimo de 30 kg y entre 1 y 8 años de edad, con un
hematocrito superior al 40 %. Se pueden utilizar venas yugulares y cefálica
antebraquial (Fragío et al., 2009).
Es recomendable realizar controles anuales que incluyan hemograma completo,
perfil bioquímico básico (Creatinina, proteínas totales, FA, ALT y glucosa), factor
de Von Willebrand, análisis de orina y coproparasitario (Villacrés Alarcón, 2008).
Los perros que hayan sido sometidos a cirugías, con mordeduras, abscesos,
enfermedad periodontal o piodermia no deben utilizarse por el riesgo de cursar
con bacteriemia. No deben utilizarse animales bajo tratamiento antibiótico. De
preferencia conviene evitar animales que hayan sido transfundidos ya que pueden
haber sido sensibilizados. Quedan absolutamente descartadas las hembras
preñadas, los animales con enfermedades autoinmunes, sistémicas o con cáncer
por ser la transfusión un procedimiento de riesgo y estresante para el animal.
Las hembras deben ser esterilizadas o nulíparas, para evitar que hayan
desarrollados anticuerpos anti antígenos eritrocitarios.
Se debe determinar el grupo sanguíneo de los donantes para evitar la exposición
a cualquier antígeno eritrocitario. Los perros tienen más de 15 Ag eritrocitarios
7
distintos, de los cuales el grupo A es el más importante desde el punto de vista
clínico, debido a que es el más inmunógenico. Los Grupos DEA 1.1 y 1.2 son los
de mayor actividad antigénica. De ellos el 1.1 es más importante, este es capaz de
estimular fuertemente la producción de aloanticuerpos del receptor no compatible
(DEA 1.1 negativo), y generar reacción transfusional. Es decir, si se transfunde
sangre de donante 1.1 (+) a un receptor 1.1 (-), dará lugar a una reacción. En
cuanto a los DEA 1.2, la reacción es menos severa. El DEA 7 también se asocia a
reacciones transfusionales pero con menor intensidad, y en cuanto al resto de los
grupos, pueden presentar problemas no significativos. Por lo tanto, se considera
que los donantes con los grupo 1.1 (-) son donantes universales (Martínez, 2001).
Actualmente, en Argentina existen Test comerciales de tipificación sanguínea
canina (Rapid Vet H, DMS Laboratories, EEUU) que tipifican el grupo DEA 1.1.
Debe tenerse en cuenta que aunque el donante sea 1.1 (-) siempre es necesario
realizar la prueba de Reacción Cruzada o Cross Matching en transfusiones a
animales que han sido transfundidos previamente, ya que el sistema inmune del
receptor puede estar sensibilizado a otro factor.
La garantía de calidad y las buenas prácticas de laboratorio son esenciales en
todas las áreas del procesamiento de la sangre. Deben aplicarse rigurosas
medidas de limpieza y esterilidad durante todo el proceso de recolección,
procesado y almacenamiento, garantizando el mantenimiento de los sistemas de
recogida. Como así también debe asegurarse la temperatura adecuada de los
sistemas de almacenamiento y de transporte (Ferreira y Mesa Sánchez, 2015).
8
La sangre y sus componentes
Tradicionalmente, la sangre entera (SE) era el único producto utilizado para
transfusiones en perros. En la actualidad la SE se puede separar en diferentes
componentes, lo que hace posible transfundir a cada paciente el producto más
indicado en función de su patología específica (Fragío et al., 2009). Los
hemoderivados constituyen un grupo importante en la hemoterapia cuyo principio
activo proviene de la sangre de donantes sanos a través de un proceso de
fraccionamiento, que consiste en someter el fluido sanguíneo a una serie de
procesos de purificación y concentración que permiten obtener un producto
terapéutico en un vehículo seguro y eficaz (Viñals Florez, 2007).
Sangre entera
La sangre entera es una mezcla de constituyentes celulares suspendidos en un
medio de transporte (plasma), cuya función es el aporte de oxígeno a las células,
agua, electrolitos, nutrientes, hormonas y la eliminación de los desechos
metabólicos (Merck, 2007). En relación al peso corporal del perro, la sangre ocupa
el 8-9% y el PH sanguíneo se mantiene entre 7,35 - 7,44.
La sangre entera, es la sangre que no se ha separado en sus diversos
componentes. Se compone de una fracción celular (eritrocitos -glóbulos rojos-,
leucocitos -glóbulos blancos- y plaquetas) suspendida en el plasma. Está indicada
principalmente en anemias hipovolémicas (hemorrágicas), también está indicado
para trombocitopenia, trombopatías y coagulopatías; aunque es recomendable
siempre utilizar el hemoderivado específico (Martínez, 2001).
En perros, se considera que una 1U de SE es el volumen que se obtiene al llenar
una bolsa de sangre comercial de humana (450 ml de sangre y 63 ml de
anticoagulante, CPDA- 1). Se denomina Sangre Entera Fresca (SEF) hasta 8
horas después de su obtención, conservando viables todos los componentes
sanguíneos. La Sangre Entera Almacenada (SEA) es la SE que se ha mantenido
almacenada en refrigeración durante más de 8 horas tras su extracción; al cabo de
9
este tiempo las plaquetas ya no son viables y también irán perdiendo actividad los
factores de la coagulación más lábiles (F VIII, Factor de Von Willebrand). Se
almacena a 2-6ºC hasta 28-35 días (Fragío y Daza, 2013).
Antes de administrar el producto debe realizarse la inspección visual del
componente, para detectar coágulos, hemólisis o color anormal. Si su estado es
óptimo, para descongelar la SEA se recalentará en agua a 25-35ºC. Para ello se
cubren los puntos de conexión para prevenir la contaminación en el agua, no se
sobrepasan
los
37ºC,
sobrecalentamiento,
ni
se
hemólisis
utiliza
y
microondas,
desnaturalización
debido
de
las
al
riesgo
de
proteínas.
Es
incompatible administrar con Ringer Lactato en la misma vía o en otra vía
parenteral.
Concentrado de Eritrocitos
Los eritrocitos transportan oxígeno desde los pulmones hacia todas las células del
organismo; y dióxido de carbono desde las células hacia los pulmones. Además
actúan como buffer de los iones de hidrógeno, controlando el PH sanguíneo. En el
organismo tienen una vida media aproximada de 120 días (Meyer, 1998).
El Concentrado de Eritrocitos (CE) se obtiene tras la centrifugación de 1U de
sangre entera y su separación del plasma. Si se mantiene en la bolsa colectora se
obtienen 180 ml de eritrocitos (150-210 ml) en 20 ml de plasma, se almacena a 26ºC hasta 35 días. Si se transfiere a una bolsa satélite con solución nutritiva que
contiene manitol como estabilizador de membranas, se aumenta el período de
caducidad a 42 días.
Transfundiendo CE se consigue el mismo incremento de Hb y GR que
transfundiendo sangre entera, pero administrando un volumen mucho menor. Por
lo tanto, su principal indicación son las anemias normovolémicas, ya sean agudas
o crónicas, cuando no es necesario un aumento de la presión oncótica. En
anemias hemorrágicas, si no se dispone de sangre entera fresca, se puede
transfundir CE (10 ml/kg) asociado a plasma fresco congelado (10 ml/kg)
(Martínez, 2001).
10
A temperatura ambiente, se puede conservar hasta 6 horas post extracción, luego
se refrigera. Al igual que la sangre, debe atemperarse a baño María sin superar los
37°C. Debido a que el CE posee un hematocrito muy elevado (60- 80%), es
conveniente añadir ClNa 0,9% (70-100 ml) a la bolsa de CE antes de la
transfusión, para reducir su viscosidad y facilitar su administración. Es
incompatible con Ringer Lactato en la misma vía o en otra vía parenteral (Fragío y
Daza, 2013).
El volumen total transfundido no debe exceder 22 ml/kg/día, ya que volúmenes
superiores pueden inducir tetania por hipocalcemia y estados de hipocoagulación
debido a un exceso de citrato.
Plasma
El plasma es la fracción liquida y acelular de la sangre, cuyo componente principal
es
el
agua.
Contiene
sustancias
disueltas
como
albumina,
globulinas,
intermediarios metabólicos, electrolitos, aniones orgánicos, elementos traza y
fundamentalmente los factores lábiles y estables de la coagulación, incluyendo el
factor Von Willebrand, factor VIII, los factores dependientes de la vitamina K (FII,
FVII, FIX y FX) y antitrombina (ATIII).
Se indica su administración en casos de sepsis, pancreatitis, peritonitis, CID,
traumatismo grave, parvovirus y otras enteritis graves (sustitución de inmunidad
pasiva y aumento de la presión oncótica), panleucopenia, intoxicación por
rodenticidas o warfarina, hemofilia A y B, enfermedad de von Willebrand,
hipoglobulinemia neonatal por déficit de calostro e hipoalbuminemia (menor de1, 5
g/dl) aguda y crónica, sólo para la reposición parcial de albúmina y el consiguiente
aumento de la presión oncótica (Martínez, 2001).
La principal causa de reacciones transfusionales a este componente se originan
por reacción a las proteínas plasmáticas. A pesar de la determinación del grupo
sanguíneo realizada, no hay manera de tipificar los antígenos proteicos y de
prevenir esta reacción. La presencia de anticuerpos contra antígenos eritrocitarios
en el plasma puede desarrollar destrucción de eritrocitos del receptor. Es por ello
11
que el donante universal de plasma es DEA 1.1 positivo (no desarrolla anticuerpos
contra este antígeno).
Son necesarios aproximadamente 10 ml/kg de plasma para elevar la albúmina
plasmática en 0,2 g/dl; por tanto, son necesarias grandes cantidades de plasma
para el tratamiento de hipoproteinemia.
El Plasma Fresco (PF) es aquel que es administrado antes de 6 horas desde la
extracción de sangre. El volumen obtenido por unidad es de 200- 300 ml. Se debe
conservar a temperatura ambiente. El Plasma Fresco Congelado (PFC) es
congelado a -30ºC antes de que pasen 6 horas desde la obtención de la sangre.
Conserva todas sus propiedades durante un año (Fragío y Daza, 2013).
El plasma fresco congelado, se descongelará a baño María en una bolsa de
protección, a temperatura de 37ºC durante 20-30 minutos, evitando superar los
38ºC. No se debe descongelar en el microondas, ya que hay riesgo de
sobrecalentamiento, descongelación desigual y rotura de la unidad. No se debe
administrar con Ringer Lactato en la misma vía o en otra vía parenteral (Fragío y
Daza, 2013).
Plaquetas
Las plaquetas son fragmentos citoplasmáticos anucleares involucrados en la
homeostasis, dan inicio a la formación de coágulos o trombos en caso de lesión de
los vasos sanguíneos. En el organismo tienen una vida media de 8 a 12 días.
(Meyer, 1998).
El Concentrado de Plaquetas (CP) se obtiene por centrifugación de plasma rico en
plaquetas y se conserva a temperatura ambiente, en movimiento suave constante
por 3-5 días, luego se descarta. El volumen por unidad de CP es de 40- 70 ml
(Fragío y Daza, 2013).
Se utiliza cuando existe disminución en la formación del coagulo primario como en
casos
de
trombocitopenia
grave
(trastornos
de
la
médula
ósea,
CID,
esplenomegalia, enfermedades inmunomediadas o infecciosas); trombopatía con
12
hemorragia activa (enfermedad de Von Willebrand); profilaxis en cirugías de
pacientes con disfunción plaquetar (Martínez, 2011).
No se aconseja realizar transfusiones sucesivas de CP, ya que forman
aloanticuerpos contra las plaquetas y leucocitos responsables de reacciones
transfusionales.
No se debe administrar con Ringer Lactato en la misma vía o en otra vía
parenteral. El fluido más seguro es el ClNa al 0,9%.
Algunas veces se pueden producir reacciones tales como temblores, salivación o
urticaria causada por reacción a fragmentos de plaquetas o por sustancias tales
como la histamina o serotonina, liberados durante el proceso de centrifugación y
que pueden inducir reacciones inflamatorias.
Las transfusiones de sangre y de sus componentes son una terapia fundamental
para el tratamiento de anemias, hemorragias, trombocitopenias y coagulopatías, y
probablemente también en casos de hipoalbuminemia y deficiencias de otras
proteínas plasmáticas. Aunque no están exentas de riesgos, Las reacciones
adversas pueden ser de origen inmunológico o no-inmunológico y se clasifican en:
complicaciones agudas (aparecen durante el acto transfusional, o hasta 24 horas
después) o complicaciones retardadas (se producen más de 24 horas después del
inicio de la transfusión). Éstos se pueden evitar en gran medida seleccionando de
forma adecuada al donante y producto sanguíneo, y aplicando técnicas de
extracción, conservación, manejo y administración correctas (Fragío y Daza,
2013).
13
Producción de hemoderivados
Bolsas de extracción y anticoagulantes
La sangre se puede recoger en bolsas comerciales simples de humanos, que
contienen 63 ml de CPDA- 1 (citrato-fosfato-dextrosa-adenina) para la extracción
de un volumen total de sangre de 450 ml (477 gr); en bolsas dobles (bolsa
principal con el anticoagulante y otra satélite sin anticoagulante para la separación
del plasma o plasma rico en plaquetas) o en bolsas triples (bolsa principal con dos
bolsas satélites, para separación de crioprecipitado y/o concentrado de plaquetas)
(Fragío y Daza, 2013).
A efectos de prolongar la viabilidad de los hemoderivados, los productos celulares
se mantienen refrigerados en soluciones anticoagulantes y conservantes que
aportan nutrientes.
El anticoagulante más utilizado en medicina veterinaria desde el año 1980 es el
Citrato – Fosfato - Dextrosa- Adenina (CPD-A), contenido en las bolsas simples de
extracción para su uso como sangre entera o hemoderivados. La viabilidad de los
hematíes es de 35 días post obtención y se utiliza 1,5 ml cada 10 ml de sangre
extraída. También suelen utilizarse el Ácido cítrico-Citrato-Dextrosa (ACD) y el
Citrato-Fosfato-Dextrosa (CPD). Ambos permiten mantener los hematíes hasta 21
días luego de su obtención, pero el CPD presenta una mejor viabilidad de los
eritrocitos. A pesar de que la mayoría de las soluciones anticoagulante utilizadas
tienen de base el citrato de sodio, esté no se utiliza para almacenar sangre por
más de 2 horas. Otra opción como anticoagulante es la heparina, se utiliza 50-120
UI cada 100 ml, pero únicamente en situaciones de emergencia si no se dispone
de otro anticoagulante, ya que es un potente activador de plaquetas y la sangre
heparinizada no debería almacenarse por más de 2 horas después de la
recolección.
14
Técnica de extracción
La donación de unidades de sangre en veterinaria generalmente se obtiene por
venopunción yugular, debido a su gran calibre y la reducción del tiempo de
extracción. Con el animal en decúbito lateral, se rasura el cuello y se realizan 3
lavados con solución antiséptica jabonosa a base de povidona iodada 10% o
clorhexidina 2%, eliminando el jabón con una gasa estéril impregnada de alcohol
96%, antes de la embrocación.
Se comprime suavemente por debajo de la zona preparada, para evidenciar la
vena yugular. La aguja se dirige hacia la cabeza del donante, en contra del flujo
del vaso sanguíneo, para facilitar el llenado. Se canaliza con la aguja 40/20 que
viene acoplada al sistema de extracción de la bolsa. Este procedimiento también
se puede realizar a través de la vena cefálica antebraquial.
La bolsa se mantiene más baja que el paciente para que la sangre fluya por
gravedad, y en movimiento continuo suave (manual o mecánico) para
homogenizar la solución anticoagulante con la sangre, pesándola periódicamente
hasta completar el volumen deseado (aproximadamente 500 g).
Esta técnica de recolección, denominada sistema cerrado, permite minimizar las
posibilidades de contaminación de la sangre extraída ya que en ningún momento
toma contacto con el medio.
Luego de la extracción, se libera la vena de la ingurgitación y se clampea la
tubuladura inmediatamente por debajo de la aguja antes de retirarla del animal
para evitar la entrada de aire al sistema. La tubuladura de extracción, se anuda
por debajo del clamp y se corta entre éste y el nudo. Se exprime la sangre
contenida en la línea para que se mezcle con el anticoagulante y se vuelve a dejar
llenar la tubuladura. Luego se realizan nudos sucesivos formando segmentos de
10 cm de largo (la sangre atrapada en estos segmentos será utilizada para futuras
pruebas de Cross match o bacteriología). Al finalizar se rotula la bolsa con datos
del donante, fecha de extracción y Hto.
La zona de venopunción se presiona durante unos minutos, favoreciendo la
coagulación y evitando el sangrado y formación de hematomas posterior a la
15
donación. El donante deberá permanecer vigilado un mínimo de 15 minutos,
presentando un buen estado general. Puede colocarse un apósito post-extracción,
si al animal no le molesta.
Si la sangre está destinada a la producción de componentes, se procesa dentro de
las 12 horas siguientes. Este procesado implica la separación de la sangre por
métodos físicos (por gravedad, centrifugación o hemaféresis).
A partir de una unidad de sangre total donada se pueden obtener diferentes
unidades de hemoderivados (concentrado de eritrocitos, concentrado de
plaquetas, plasma y concentrados de factores de coagulación).
Para realizar dichos procesos se debe contar con maquinaria especializada tal
como microcentrífuga de 24 capilares, extractor de plasma, refrigerador de 1 a 6°c
y congelador de -18°c.
Almacenamiento
Durante el almacenamiento la integridad de las células sanguíneas depende de un
delicado equilibrio bioquímico de muchos componentes, especialmente la glucosa,
los iones hidrógeno (pH), y el trifosfato de adenosina (ATP). Este equilibrio se
mantiene mejor en los hematíes cuando se almacenan a una temperatura entre 1
y 6ºC, en tanto que las plaquetas y leucocitos mantienen mejor su función
almacenados a temperatura ambiente. Los factores de coagulación plasmáticos
lábiles se conservan mejor a una temperatura de -18ºC o inferior.
Producción y conservación de hemoderivados
Para una adecuada obtención de los componentes sanguíneos se deben tener en
cuenta diferentes aspectos, como el tiempo desde la extracción de sangre y los
parámetros de centrifugación, que varían según el componente que se desea
obtener. Después del procesado, cada componente sanguíneo será tratado de
manera diferente. La temperatura de refrigeración y congelación debe ser
monitorizada regularmente para asegurar su calidad. (Ballester et. al, 2013)
16
La sangre entera fresca (SEF) contiene 450 ml ± 45 ml de sangre extraída de un
donante adecuado en anticoagulante (63 ml) contenido en bolsas estériles y
apirogénicas. La principal utilización es como materia prima en la producción de
componentes sanguíneos (Ballester et. al, 2013). Se administra dentro de las 8
horas posteriores a su colecta y pasado ese tiempo se almacena a 2-6°C por 35
días (López Quintana, 2007).
Del proceso para la obtención de los componentes se obtienen los concentrados
de eritrocitos (CE), los cuales pueden ser sometidos a lavados sucesivos con
solución salina eliminando de ellos la mayor parte del plasma, los leucocitos y las
plaquetas. Los CE se obtienen de sangre entera en cualquier momento antes de la
fecha de caducidad por centrifugación a 5000 rpm, 5 min (4ºC) ó 2000 rpm, 10 min
(4ºC) (Ballester et. al, 2013).
Partiendo de SEF de hasta 6 horas de extraída y centrifugada a 4ºC a 2000 rpm
durante 10 minutos, se obtienen el PF (Plasma Fresco), el crioprecipitado y el PSC
(Plasma
sobrenadante
de
crioprecipitado).
Cuando
los
GR
decantan
(sedimentación), se extrae el plasma hacia una bolsa satélite destinada para este
propósito (López Quintana, 2007).
El plasma fresco (PF) se utiliza dentro de las 6 horas de extraído. El plasma fresco
congelado (PFC), es PF que se congela a -30°C (ultracongelación) dentro de 6
horas de la colecta. Debe congelarse lo más rápido posible para asegurar una tasa
de factor VIII igual o superior a 70 % del factor VIII original. Una vez descongelado
es viable por 24 horas. Al cabo del año el PFC es reidentificado como plasma
congelado, con lo cual se identifica que se han perdidos los factores de
coagulación (López Quintana, 2007).
El crioprecipitado se obtiene a partir de PFC. La colecta se realiza en una bolsa
que tenga más de una bolsa satélite unidas a la bolsa de plasma. Se coloca el
PFC a 1-6°C hasta que se descongele lentamente el 90% y luego se realiza la
centrifugación (precipitado). El líquido o criosobrenadante es ordeñado a una
bolsa satélite. Al menos 75 % de los crioprecipitados deben contener un mínimo
de 70 U.I. de factor VIII, factor Von Willebrand, fibrinógeno, factor XIII y
fibronectina presentes en el plasma recién extraído. Una vez descongelado debe
17
ser utilizado en 4 horas. El crioprecipitado puede ser almacenado congelado por 1
año desde la donación (López Quintana, 2007).
Los CP (concentrados plaquetarios) y el PSP (Plasma sobrenadante de plaquetas)
se obtienen por centrifugación de PRP (plasma rico en plaquetas) a 2000 rpm, 10
minutos a 22º C aplicando una doble centrifugación en dos tiempos de diferente
duración (Ballester et. al, 2013). Deben mantenerse a 20°- 24°C bajo movimiento
suave constante, y se descartan en 72 horas, por lo que resultan muy onerosos.
La cantidad de plaquetas que proveen es limitada y su vida media es
extremadamente corta (López Quintana, 2007).
En el anexo metodológico 1, pueden observarse los componentes sanguíneos
indicados para transfusión, el proceso utilizado para su obtención, los
componentes activos, conservación y caducidad de los mismos.
Administración
La administración del producto sanguíneo se realiza por vía venosa central o
periférica; o vía intraósea; o intraperitoneal. La vía preferente es la intravenosa, ya
que el 100% de la sangre transfundida pasa a circulación. En animales pediátricos
o con compromiso circulatorio se puede usar la vía intraósea (fosa trocantérica del
fémur o tubérculo mayor del húmero) en la cual el 80- 95% pasa a circulación
después de 5 minutos. En la vía intraperitoneal las células transfundidas tienen
una vida útil más corta y el 50% de la sangre pasa a circulación tras 24 horas y el
70% después de 48- 72 horas (Martínez, 2001).
La vía endovenosa utilizada debe haber sido colocada un máximo de 24 horas
antes de la transfusión, en caso contrario hay que poner un nuevo catéter.
Todos los productos sanguíneos deben administrarse mediante equipos de
infusión con filtro, incluso el plasma. Los sistemas comerciales suelen tener un
filtro de 170 micras (microgotero), suficiente para impedir el paso de pequeños
coágulos o agregados celulares. (Fragío et al., 2009). También se puede usar una
jeringuilla y filtro de transfusión neonatal (40 µm). No se debe mezclar con otros
fluidos o drogas, solo con suero fisiológico.
18
Previa transfusión se debe calentar a baño María manteniendo una temperatura
constante (nunca superar los 37ºC). La administración se calcula mediante la
fórmula de volumen a transfundir, en base a la pérdida de sangre previa y futura,
dicha deficiencia de eritrocitos debe corregirse según la siguiente tabla donde HR
es el hematocrito del receptor y HD es del donante, la volemia se estima en 85-90
ml/kg en canino:
Volumen = Volemia (ml) x HR deseado – HR actual
HD
En cuanto a la tasa de infusión, durante los primeros 30 minutos el suministro
debe ser lento (0,3-3 ml/kg/h); si no hay reacciones adversas puede aumentarse a
10 ml/ kg/h; y en caso de shock hemorrágico a 20 ml/kg/h, o más rápido si fuera
necesario. Para animales con cardiopatía no sobrepasar los 3 ml/kg/h. La
administración debe completarse en menos de 4 horas para evitar riesgos de
contaminación (Martínez, 2001).
Durante la transfusión y 1-2 horas después de la administración, debe realizarse
monitoreo del animal, controlando el pulso, la frecuencia cardíaca y respiratoria, la
temperatura, el color de la mucosa y el tiempo de rellenado capilar.
19
Caso clínico “Boyero de Berna”
Llega a la consulta una paciente canino, Boyero de Berna, de 11 años, hembra,
entera, con buen estado corporal, de 35 kilos y plan sanitario completo.
A la inspección el paciente estaba decaído, inapetente, con dolor a la palpación
abdominal, mucosas pálidas, frecuencia cardíaca de 180Lpm (elevada), tiempo de
llenado capilar de 3 segundos (aumentado), pulso femoral débil, frecuencia
respiratoria de 48 mov/min (hiperventilación) y temperatura rectal de 37,1ºC.
En ése momento se realizó un análisis de orina, y lo único anormal fue la
presencia de pigmentos biliares.
Se realizó una ecografía abdominal donde se evidenció la presencia de líquido
libre en la cavidad. También se observó esplenomegalia con masas de diferentes
tamaños en el parénquima, con deformación de la cápsula esplénica.
Se
extrajo
sangre
y
se
realizó
hemograma
y
bioquímica
sérica.
El
microhematocrito realizado en el momento de la extracción indicó un valor de
hematocrito de 28%.
Luego se realizó abdominocentesis y como resultado se extrajo sangre libre, que
resultó ser incoagulable. Por ello se programó una laparotomía exploratoria
diagnostica para el día siguiente.
Los resultados del laboratorio determinaron disminución del hematocrito y
hemoglobina, trombocitopenia, proteínas plasmáticas disminuidas y leve aumento
de enzimas hepáticas.
Como terapia de mantenimiento se decidió implementar fluídoterapia y realizar
una transfusión sanguínea. Ya que no se disponía de un banco de sangre como
fuente de sangre clasificada se buscó un dador de sangre. Se consiguió un
labrador hembra de 7 años de edad aproximado, con 25 kg de peso, plan sanitario
completo y buen estado corporal. Con el animal en decúbito lateral, mediante
punción yugular, se extrajeron aproximadamente 450 ml de sangre entera en bolsa
de extracción simple CPDA, en condiciones normales.
No se realizó Cross Match, pero si un monitoreo mientras duró la práctica.
20
En el receptor, se comienza fluídoterapia continua con Solución de ClNa 0,9% por
vía intravenosa a través de la cateterización de la vena cefálica antebraquial. Dado
que la sangre a transfundir se encontraba en la heladera, se aclimato a baño
maría hasta alcanzar 37°C, se preparó la línea de infusión con filtro y microgotero
y mediante una llave de tres vías se conectó junto a la solución de ClNa 0,9%. La
tasa de infusión del ClNa 0.9% fue a razón de 2-3 gotas por minutos, solo para
garantizar la vía permeable durante la transfusión. El volumen de sangre a
transfundir (510ml) fue calculado mediante la fórmula de volumen, a una tasa de
infusión de 5-7ml/kg/h, completándose dicha transfusión en aproximadamente 2,5
– 3 horas. Mientras se administró la sangre, se realizó el monitoreo del paciente,
controlando su frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y tiempo de llenado
capilar. En el tiempo que duro la transfusión el paciente no manifestó signos ni
síntomas de incompatibilidad. Al transcurrir el día, los parámetros se normalizaron
(FC, FR, mucosas, temperatura rectal, pulso femoral) el paciente se encontraba en
relación con el medio, en estado de alerta, tomó agua, orinó y defecó con
normalidad.
Posteriormente se realizó la laparotomía exploratoria en la que se confirmó la
presencia de masas tumorales y la consecuente ruptura del bazo. Se llevó a cabo
la esplenectomía. Como hallazgo casual se observaron quistes ováricos e
hidrómetra, por lo que también se realizó la ovariohisterectomía. La práctica se
realizó sin ningún contratiempo y en condiciones normales. El paciente
permaneció 3 días en internación con control de parámetros cada 2 horas, las
primeras 24 horas. En el segundo día, se incorpora con ayuda, camina y toma
agua libremente, orina y defeca con normalidad. Siguió evolucionando
normalmente hasta que se le dio el alta a los 3 días.
21
Conclusión
Esta tesina surgió como una inquietud personal y profesional a partir del caso
clínico “Boyero de Berna”, en el cual el paciente se encontraba en estado crítico y
necesitaba en carácter de urgencia una transfusión. Se conocía la historia clínica
desde su nacimiento y nunca había sido transfundido, por lo que podía realizarse
una transfusión con un donante sano sin importantes contraindicaciones.
Aunque esta situación no resulta ideal, la gravedad del estado del paciente
permitió asumir ese riesgo. Cuando la disponibilidad de sangre es escasa y no
existe la posibilidad de contar con un donante seguro o recurrir a un banco de
sangre, se incrementa el riesgo de la transfusión y deberá decidirse
responsablemente si está justificada clínicamente.
Sin embargo, si el animal hubiese sido transfundido anteriormente o si no se
hubiera contado con un donante adecuado, los resultados podrían haber sido muy
distintos y hasta fatales.
En la actualidad, la estrategia de las clínicas y hospitales veterinarios de nuestro
país suele implicar disponer de un animal donador propio o ajeno, o solicitar a los
dueños del paciente que faciliten algún perro de tamaño suficiente para oficiar de
donante. Dicha práctica se halla consolidada principalmente por la falta de bancos
de sangre y en menor medida por la falta concientización sobre las posibles
consecuencias de la transfusión y el desconocimiento de las indicaciones del uso
de la sangre entera y sus derivados.
Los bancos de sangre resultarían una herramienta útil, cómoda y segura para los
veterinarios. Pero la puesta en marcha de un banco de sangre de gran magnitud
es costosa, ya que implica gastos de inversión considerables en instalaciones para
laboratorios, equipamiento para la producción de componentes y para el tamizaje
de agentes infecciosos, unidades de refrigeración, personal entrenado e insumos
esenciales tales como bolsas recolectoras de sangre y reactivos de diagnóstico.
Como alternativa menos costosa, pero no por ello menos eficaz, puede generarse
un banco de sangre a escala reducida, en la cual se trabaje con una cantidad
pequeña de unidades de sangre entera, concentrado de eritrocitos y plasma
22
conservados en una heladera con freezer, las cuales se repondrían luego de su
uso. Utilizando un donante que cumpla con los requisitos y realizando una correcta
extracción, se garantiza la calidad y seguridad de los productos. De esta forma, un
banco de sangre no implica tener toda la maquinaria especifica (centrífuga, freezer
-80°C, 100 unidades de hemoderivados almacenadas, etc.).
Además desde el banco de sangre puede ofrecerse el servicio de crossmatch,
facilitando el trabajo y reduciendo el tiempo que el veterinario invertiría en buscar
el donante y realizar la extracción. Junto con la solicitud de una unidad de sangre,
el veterinario solo debe enviar 2 cm de sangre a su paciente receptor para realizar
la prueba cruzada. Dependiendo de la distancia a la que se encuentre la
veterinaria, en unos 30 a 120 minutos el veterinario tendría a disposición el
producto deseado listo para ser transfundido.
La terapia de transfusión suele ser un recurso poco difundido y utilizado,
ignorando muchas veces sus múltiples beneficios. La instalación de un banco de
sangre animal o la alternativa de un banco a escala reducida debería
complementarse con la divulgación y capacitación acerca del uso de la transfusión
y las ventajas de los bancos de sangre:
 Permiten ofrecer sangre de alta seguridad y propia de la especie,
 Disponen de donadores seleccionados,
 Satisfacen las necesidades de sangre y componentes específicos de las
clínicas aprovechando de forma más eficaz la unidad de sangre,
permitiendo instaurar tratamientos específicos, disminuyendo las reacciones
a la transfusión y disminuyendo la sobrecarga circulatoria,
 Disminuyen el tiempo invertido por el veterinario en la colecta, tipificación y
compatibilidad sanguínea al ofrecer sangre tipificada. A su vez, esta
seguridad permite aumentar la sobrevida de pacientes bajo condición
crítica.
23
Bibliografía:
- Ballester Santovenia A.; De la Campa J. D.; Pérez M.; Hourrutinier B. (2013)
Obtención de componentes sanguíneos. Manual de Prácticas Médicas, Hospital
Hermanos Ameijeiras.
- Dufour C.D. (2011). Historia de la Transfusión Sanguínea: del soporte vital clásico
a la utilización de las Células Madres para Trasplante y Medicina Regenerativa.
Trabajo final de la materia Historia de la Medicina y Ciencias de la Salud. Dpto. de
Humanidades Médicas, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
- Feldman B.F.; Sink C.A. (2008). Consideraciones clínicas en la práctica de la
transfusión. En: Practical Transfusión Medicine, Feldman B.F. y Sink C.A. Editorial
Teton NewMedia, Jackson, WY, USA (www.tetonnm.com/). Editorial en Internet:
International Veterinary Information Service, Ithaca NY (www.ivis.org).
- Fragío C.; Daza M. A.; García E. (2009). Transfusiones sanguíneas en perros y
gatos. Clin. Vet. Peq. Anim, 29 (4): 229-238.- Fragío C.; Daza M.; (2013).
Transfusiones sanguíneas en pequeños animales, guía práctica. Revista
Veterinary Focus. Vol. 23 (1): 24-31.
- Martínez, M. J. (2001). Fluidoterapia y transfusión en el paciente quirúrgico.
Revista Consulta Difus. Vet. 9 (77): 117- 128.
- Merck & Co. (2007). El manual Merck de diagnóstico y terapéutica. 11° Ed.
Editorial ELS Simona Books, Buenos Aires. ISBN N° 9788481749809
- Meyer H. (1998). Veterinary Laboratory Medicine. Interpretation and Diagnosis.
2da Ed. Editorial Saunders, Philadelphia.
- Renán M. C.; Góngora Biachi
A. (2005). La sangre en la historia de la
humanidad. Revista Biomédica. 16: 281-288.
- Starr, D.P. (2000) Historia de la sangre. Leyendas, ciencia y negocio. Editorial
Ediciones B, Buenos Aires. ISBN 9788440694416
- Villacrés Alarcón G. C. (2008). Estudio sobre la factibilidad del establecimiento de
un banco de sangre canino en el distrito metropolitano de quito. Tesis para optar
por el título de Médico Veterinario, Colegio de Ciencias de la Salud, Programa de
medicina Veterinaria, Universidad San Francisco de Quito. Quito, Ecuador.
24
- Viñals Florez L. M. (2007). ¿Qué son y para que se usan los hemoderivados?
Revista Complutense de Ciencias Veterinarias. 1(2): 526-531. ISSN: 1988-2688.
- López Quintana A. (2007). Terapia transfusional. Acta Scientiae veterinariae. 35
(2): 242- 244.
25
Anexos metodológicos
1. Componentes sanguíneos para transfusión
Producto
Obtención
Conservación/
Caducidad
Componentes
activos
Sangre Entera
Fresca (SEF)
Sangre tal y como se
obtiene del donante,
administrada a menos
de 8 horas de su
extracción
Temperatura
ambiente, 8 horas
Glóbulos rojos,
plaquetas
Glóbulos blancos
(muy baja
viabilidad)
Factores coagulación
(todos)
Albúmina, otras
proteínas
plasmáticas
Sangre Entera
Almacenada
(SEA)
Sangre Total,
transcurridas
más de 8 horas desde
su extracción
2-6ºC, 28-35 días
Glóbulos rojos
Albúmina
Concentrado
Glóbulos Rojos
(CGR)
Sedimento de
centrifugación de ST,
5000 x g, 5 min (4ºC) ó
2000 x g, 10 min (4ºC)
2-6ºC, 28-35 días
(hasta 42 días si se
añade solución
nutritiva)
Glóbulos rojos
Plasma
Sobrenadante de
centrifugación de ST,
5000xg, 5 min (4ºC), ó
2000xg, 10 min (4ºC)
• Plasma Fresco (PF):
administrado antes
de 6 horas desde la
extracción de
sangre. Conservar a
temperatura ambiente.
• Plasma Fresco
Congelado (PFC):
congelado a -30ºC
antes de 6 horas
desde la obtención de
sangre.
Conservar a -30ºC.
• Plasma Congelado
(PC): congelado
después de 6h desde
la obtención de
sangre; PFC
descongelado y vuelto
a congelar; PFC
congelado más de 1
año; plasma
sobrenadante de
crioprecipitado.
Conservar a -30ºC
hasta 5 años tras la
• PF y PFC: todos los
factores de
coagulación,
albumina y resto de
proteínas
plasmáticas.
• PC: albúmina (2
años).
Factores de
coagulación:
menor actividad de F.
V, VIII
Y v.Willebrand.
Otras proteínas
plasmáticas
(2 años)
26
extracción sangre.
Temperatura
ambiente, en agitación
constante: 24 horas
Plasma Rico en
Plaquetas
(PRP)
Sobrenadante de
centrifugación lenta de
SEF, 1000 x g, 4-6 min
(22ºC)
Concentrado
de Plaquetas
(CP)
Sedimento de
centrifugación de PRP
a 2000 x g, 10 min
(22ºC)
Temperatura
ambiente, en agitación
constante: 3-5 días
Plaquetas
Crioprecipitado
Precipitado insoluble
tras descongelación de
PFC a
4-6ºC
-30ºC, 1 año.
von Willebrand,
Fibrinógeno,
Fibronectina
F. XIII y F. VIII
Plaquetas
Factores de
coagulación y
otras proteínas
plasmáticas
27
2. Indicaciones de productos sanguíneos y dosis
Patología
Producto indicado
Dosis
Anemias hipovolémicas
(Hemorrágicas)
SEF (o CGR + PFC)
Anemias normovolémicas
(Hemolíticas,
Hipoproliferativas)
CGR
En su defecto, SEF o SEA
Trombocitopenia
Trombopatías
Concentrado de plaquetas
Plasma rico en plaquetas
En su defecto, SEF
Coagulopatías
Todas: PFC o PF
•Hemorragia aguda: 10-20
ml/kg
• Fórmula 1*: 2,2ml/kg
aumenta el Hcto-Receptor en
1%
• Fórmula 2*: - (Hcto diana Hcto actual Rec/Hcto donante)
x peso (en kg) x 90 = ml ST a
transfundir
• CGR 10 ml/kg + PFC 10
ml/kg
• Fórmula 1*: 1,1 ml/kg
aumenta Hcto-Receptor en 1%
• Fórmula 2*: 50% del volumen
calculado para SE
• SEF o SEA: 5-10 ml/kg
• 1unidad/10 kg, cada 8-12h
• SEF: 12-20 ml/kg cada 24h
(10ml/kg aumenta las
plaquetas en 10000/µl
aproximadamente)
• Plasma: 8-12 ml/kg/6-8h
(hasta control de
sangrado/tiempos de
coagulación)
• SEF: 12-20 ml/kg cada 24h
Hemofilia A, Enfermedad de
von Willebrand,
Hipofibrinogenemia: CP y en
su defecto, PFC o PF.
Hipoalbuminemia
Hemofilia A
Enfermedad de von
Willebrand
Hipofibrinogenemia
Antagonismo vit. K,
Insuficiencia hepática: PF, PFC
o PC. En su defecto, SEF
PFC, PF, PC
Crioprecipitado
En su defecto, PFC o PF
• 8-12 ml/kg/6-8h
• Fórmula 1*: 1 unidad/10 kg
(hasta la normalización de los
tiempos de coagulación)
• Fórmula 2*: 8-12 ml/kg cada
8-12h (hasta la normalización
de los tiempos de coagulación)
• CP: 1 unidad/10 kg (hasta la
normalización de los tiempos
de coagulación)
• Plasma: 8-12 ml/kg cada 812h (hasta la normalización de
los tiempos de coagulación)
28