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Historia de la Filosofía Medieval
2/10/2006
Tema 1. La Edad Media y la Filosofía.
1. El concepto de historia de la filosofía medieval.
Es un concepto polémico, porque ¿qué es la Edad Media? Surge por una descripción
peyorativa. Es una época que está entre dos períodos de esplendor, se define por las
dos etapas que la acotan por lo que parece que carece de personalidad. Así, se concibe
como un vacío, un período oscuro y dogmático en el que se persigue a la razón.
Localización temporal: comienza en 476 d. C. con la caída del Imperio Romano de
Occidente (desaparece el último de los emperadores, ya sin poder apenas, Rómulo
Augústulo). Acaba en 1453 con la caída del Imperio Romano de Oriente (cae
Constantinopla en manos de los turcos).
Nos encontramos dos hechos decadentes como delimitadores temporales de la Edad
Media. Otro matiz que añadir a esa valoración negativa de lo medieval.
Desde una perspectiva filosófica, el comienzo de la Edad Media se produce antes,
puesto que el vínculo con el cristianismo de la filosofía medieval nos obliga a
retrotraernos al siglo I, con el primer documento escrito del cristianismo: las cartas de
San Pablo.
Además, el primer gran maestro, San Agustín, vivió y murió antes del 476 aunque es
considerado como medieval, ya que es la primera gran autoridad. Los Padres de la
Iglesia tampoco son cronológicamente medievales, ni los gnósticos. Por tanto, la
filosofía medieval empieza antes que la Edad Media (476 d.C.). Ahora bien, si hay que
poner una fecha para el comienzo de la filosofía medieval, escogemos el 529, porque
ahí acaba la filosofía griega: el emperador de Oriente, Justiniano, cierra la Academia
de Atenas y los filósofos tienen que huir.
3/10/2006
2. El debate historiográfico sobre la filosofía medieval.
¿Ha habido realmente Filosofía Medieval? ¿Era Filosofía lo que se hacía en la Edad
Media? ¿Es Filosofía la teología medieval? ¿Es compatible la religión con la razón, es
decir, la revelación con la Filosofía, o más bien son contradictorias?
La historiografía sobre este tema es relativamente reciente (desde la Ilustración). La
visión ilustrada del pensamiento medieval es muy negativa. Condorcet en su Bosquejo
sobre los progresos del espíritu humano dice que la Edad Media es un período oscuro y
oscurantista. La influencia de la iglesia y de la religión no puede ser peor. De hecho, la
iglesia se encarna en perseguidora de la Filosofía. En el Renacimiento renacería la razón
con la derrota de la iglesia. Los renacentistas pretenden destruir a los medievales
criticando a Aristóteles, y ensalzando a Platón y a Cicerón. En el S. XIX no hay muchos
pensadores que se ocupen de la Filosofía Medieval por ser un siglo positivista.
En el S. XX aparece E. Gilson, con quien resurge el interés por la Filosofía de la Edad
Media. En 1913 publica una obra en la que trata de comprobar la influencia de la
Filosofía Medieval en el pensamiento de Descartes. Este autor pretende buscar las raíces
del pensamiento cartesiano en doctrinas medievales (por ejemplo, la duda, el dios
engañador, la claridad y la distinción, etc.). Así llega Gilson a la conclusión de que hay
una Filosofía en ese período, pero una Filosofía de corte cristiano, términos en ningún
caso contradictorios. En los filósofos se apunta hacia la idea de Dios y a que hay un
germen filosófico en los libros sagrados del cristianismo. También se apunta a la frase
divina “Soy el que soy”, destacada por Gilson como “metafísica del Éxodo”. Para el
autor francés este elemento aproxima la Filosofía cristiana con la griega, ya que parece
que Dios dice “Yo soy el ser”. De hecho, la religión cristiana había entrado en contacto
con la Filosofía en el siglo II, desde el momento en que hubo conversos de cultura
griega. De este modo, Dios desvela el sentido de la historia, el comienzo, el medio y el
fin de los tiempos.
En el Evangelio de Juan aparece una noción con gran relevancia filosófica, y esta es la
de Logos o Verbo. Al principio era el Verbo, y estaba con Dios. Todo ha sido hecho por
él, en él estaba la vida, y él era la luz de los hombres. De esta forma, una noción
puramente filosófica viene a ocupar aquí el lugar del Dios cristiano. Helenismo y
Cristianismo están desde entonces en contacto, tras haber sido absorbido el primero por
el segundo. Juan les dice a los filósofos que el Logos era Dios, y que se ha hecho carne
para habitar entre nosotros. Esto supone una teología del Verbo, una metafísica de las
Ideas divinas y una noética de la iluminación. Esto también se observa en las Epístolas
de Pablo de Tarso, ya que éste condena la sabiduría griega en nombre de una sabiduría
nueva: la fe en Cristo. Pero este alegato no era una condenación de la razón, ya que para
Pablo es posible adquirir un cierto conocimiento de Dios a partir del mundo exterior.
Así quedaría respondida la pregunta sobre el ser planteada por Aristóteles, y ahora
quedaría reformulada de la forma ¿qué es Dios?
9/10/2006
P. Vignaux, discípulo de Gilson, se ha interesado por escolásticos del período crítico:
Duns Escoto y Guillermo de Ockham. Para Vignaux, la historia de la filosofía
medieval es prominentemente cristiana. Así, cristianismo y filosofía se sintetizan, no
se enfrentan. La historia de la filosofía en el medioevo es historia de la razón (tanto
filosofía como teología). Luego la historia de la filosofía es racional.
Surge el “separacionismo” en Inglaterra. Es la tendencia que separa las obras y las
tesis filosóficas de las teológicas mediante un trabajo crítico previo, para centrarse en
las primeras. Uno de los autores más importantes es J. Marenbon. En cada una de sus
obras matiza el “separacionismo“:
· Separar las épocas en que se centran en teología de las épocas en que se
centran en
filosofía. La Alta Edad Media es un período más teológico.
· Separar autores de dichos períodos. En cada período hay autores que son más
filósofos y otros que son más teólogos. En la Alta Edad Media, Boecio es más
filosófico que San Agustín, que es más teológico. En la Baja Edad Media,
podemos
distinguir a San Buenaventura o Santo Tomás de Aquino de Guillermo
de Ockham. Hay que prestar mayor interés por aquellos que son filósofos.
· En cada autor hay que separar obras y centrarse en las dedicadas a la filosofía.
Así, Santo Tomás es poco filosófico pero Tomás de Aquino (que es el mismo) es el
verdadero filósofo. La Summa Teológica tendría poco interés filosófico, pero
Tomás
de Aquino también tiene comentarios de las obras de Aristóteles.
· Al haber evolucionado el término “separacionismo”, comienza a pensar
Marenbon
que es demasiado riguroso, porque incluso dentro de una misma obra
que resulta
teológica, como la Summa teológica de Santo Tomás, hay sentencias o
capítulos de gran interés filosófico. Los primeros capítulos de la Summa Teológica
están repletos de afirmaciones filosóficas. Los últimos capítulos son más
escatológicos, teológicos,
religiosos, dogmáticos. Ahí no habría filosofía pero sí al
principio de la obra.
· Separación analítica: su mayor representante es A. Kenny, que elabora una
historia
de la filosofía medieval desde la filosofía analítica. El autor forma parte
de la segunda filosofía analítica. Examina la aportación de la Edad Media a la lógica
y a la teoría del lenguaje. Se concentra en la Baja Edad Media, en el siglo XIV, en las
obras de Duns Escoto y Guillermo de Ockham, en el nominalismo. Sí existe una
filosofía
medieval pero no son las disquisiciones teológicas lo más relevante sino
las
aportaciones a la teoría de la ciencia, del lenguaje y de la lógica.
Tras el “separacionismo”, surgen dos interpretaciones de la historia de la filosofía
medieval:
A) Historia de las mentalidades. Tiene como presupuesto que cada obra, autor o
filosofía es preciso entenderlo en su contexto histórico y cultural. No es
propiamente “separacionista” sino que busca contextualizarla. Es mostrar un interés
por la historia de la cultura, en relación con la historia de la filosofía. Un representante
de esta escuela es M. Foucault, que estudia la filosofía en el contexto social, político,
psicológico… Así, la filosofía sería la representación de todas las inquietudes de aquel
contexto. De esta forma, hay que entender el contexto de San Agustín y no darle por
perdido por vivir en un tiempo eminentemente teológico, pues es el contexto el que
nos da el verdadero valor de sus teorías. El historiador ha de tratar integrarse dentro
del texto para situarse en las circunstancias en las que el texto se elaboró.
Ahora bien, corre el riesgo del relativismo. ¿Por qué va a ser más verdadera
una obra de San Agustín que de Marx? Todas las teorías filosóficas son igualmente
verdaderas en sus épocas históricas.
B) El “construccionismo“. Es más bien buscar la integración de las obras
medievales en el contexto actual. Por tanto, es buscar su actualidad, para ver si nos
aportan algo todavía. Es una corriente anglosajona, está muy vinculado a la filosofía
analítica. Podríamos integrar en esta corriente el quinto “separacionismo”, el de A.
Kenny.
Ahora bien, se darían absurdos tales como calificar a Platón de fascista. No se puede
descontextualizar de esa manera. Una visión de las teorías del pasado mediante el
prisma actual la podemos encontrar en Historia de la filosofía occidental de B. Russell.
Tras esto surge otra interpretación de la filosofía medieval: la historia de la polémica y
del encuentro de las filosofías y culturas medievales. Autores: L. Bianchi, K. Flasch y
A. de Libera.
Bianchi y Flasch toman la filosofía medieval como polémica. Buscan responder a ¿qué
puede aportar el conocimiento de la filosofía medieval para un laico actual? Casi todos
los historiadores de la Edad Media anteriores estaban vinculados a la Iglesia. Estos
nuevos investigadores son profesores de universidad laicos que piensan que la filosofía
medieval tiene interés más allá del dogma religioso. Así, buscan recuperar el interés
decaído que realmente le pertenece, pues en los años 70 desapareció el estudio de la
filosofía medieval. La consideran muy alejada de lo que entendió el neotomismo: no
es para nada ni dogmática ni sistemática, pues es un choque entre filosofías. Desde un
planteamiento crítico la filosofía medieval tiene mucho interés, porque es un debate
tras otro. Flasch presta especial atención al argumento ontológico de San Anselmo.
Bianchi, en cambio, se centra en la condena de tesis de 1270 y 1277 de la Universidad
de París, además de en la recepción del saber griego arabizado en las universidades
dogmáticas cristianas.
A. de Libera se centra en el llamado “translatio studiorum": movimiento que afecta a
todo el Mediterráneo (ecumene cristiana) de traslado, recepción, interrelación... de
estudios entre Oriente y Occidente. El vehículo fue la cultura árabe, y así entró
Aristóteles en la filosofía cristiana de Occidente.
10/10/2006
3. La estructura de la filosofía medieval.
Interpretaciones de las filosofías (perspectivas):
 Unívoca: todas las filosofías forman parte de un sistema absoluto universal.
Algunos llaman a esto "filosofía perennis". Hegel fue partidario de esto. Todas
son traducibles porque hay unidad absoluta del saber.
 Equívoca: en las filosofías no hay elementos comunes. No se pueden traducir.
La
ciencia y el conocimiento no han cesado de fragmentarse. Ya no es
tanto una
especialización sino más bien una micro-especialización. Se
plantea el problema de la unidad del saber desde la interdisciplinaridad, cada
vez más difícil, pues cada vez se multiplica más el número de especialidades.
 Analogía: es la opción que toma A. de Muralt. ¿Qué tienen en común las
diferentes filosofías? La analogía busca la semejanza en la desemejanza o la
unidad en la diversidad. Existe diversidad en las filosofías pero no equivocidad.
La diversidad tiene un límite. La lógica de la analogía es la característica de la
inteligencia humana. Todas las filosofías son resultado de la actividad de una
inteligencia humana, cuyas leyes se basan en la lógica analógica. La filosofía
expone los elementos básicos de la inteligencia humana que constituyen
estructuras. Al haber poca variación en los elementos básicos, las estructuras
no son muchas. La razón humana se pregunta
ciertas cuestiones e intenta
responderlas. El número de preguntas es mínimo, son
elementales. El
primer lugar donde tenemos conciencia de que esto ocurre es Grecia
con
la pregunta ¿qué es? A partir de esta pregunta surgen las concomitantes.
Aristóteles fue el primero que formuló las preguntas que se hace una
inteligencia humana, esto es, la Metafísica. Para responder a estas preguntas
utilizó la analogía.
Toda teoría, todo saber, toda filosofía tienen en común que surgen en la mente
humana con las leyes analógicas, por lo que entre las filosofías hay semejanzas.
Descubrirlas y agruparlas según semejanzas o diferencias es la tarea del
historiador
de la filosofía. Las semejanzas o diferencias que agrupan son las
estructuras. Para el que sigue esta perspectiva, no hay muchas estructuras:
a) La primera estructura es el aristotelismo, porque es en esta doctrina donde la
filosofía se hace discurso, se acerca a la ciencia. Los filósofos presocráticos, Sócrates, Platón, Aristóteles... todo esto pasa a la Edad Media como
aristotelismo.
b) La segunda estructura surge de la primera: el neoplatonismo. Esta es la
estructura medieval desde el s. III a. C. hasta el s. X.
c) La tercera estructura es el aristotelismo medieval. Tras la recepción de
Aristóteles en los s. XI y XII surge el interés por el Aristóteles auténtico escondido en
el sincretismo neoplatónico. El autor más importante es Tomás de Aquino.
d) La cuarta estructura es el neoplatonismo medieval o formalismo de Duns
Escoto y Guillermo de Ockham.
16/10/2006
Aristotelismo medieval
Formalismo medieval
Ser real (substantia)
Esse objectivum (ojbeto)
Unidad real sustancial (intentio)
Distinctio formalis ex natura rei
Amor dei (intelecto, bien)
Potentia dei absoluta
3.1. La distinción formal ex natura rei.
La unidad real sustancial es el modelo de conocimiento intencional: puesto que
materia y forma están unidas, también están unidos intelecto y objeto, y
también la voluntad y el bien. En la interpretación aristotélica o naturalista no
habría distinciones, habría intencionalidad: la materia estaría unida con la
forma, el intelecto con el objeto y la voluntad con el bien.
Para el formalismo medieval, materia y forma se distinguen claramente, puede
haber formas que no tengan materia, por ejemplo el bien, la verdad, la justicia.
Las formas se dan en las cosas pero no se restringen a las cosas naturales,
puesto que son sobrenaturales. Esta teoría es de clara influencia platónica, no
en vano el formalismo medieval es también denominado neoplatonismo
moderno.
3.2. La doctrina del esse objectivum.
El ser real o substantia aristotélica es el ser natural. El tránsito del aristotelismo
al formalismo medieval marca que el ser de mayor grado es el esse objectivum
u objeto. En el ser sustancial hay una unidad de materia y forma, cada materia
tiene su forma y cada forma su materia. En el formalismo, el ser es el ser
formal, el objeto, el ser que tienen los objetos en tanto que son conocidos. Este
ser objetivo representan la realidad que tienen nuestras ideas: realidad objetiva.
En el aristotelismo, la verdad es natural y no objetiva, en el sentido medieval.
En el formalismo, cada uno tiene sus propios objetos, sus ideas. El objeto es,
por tanto, subjetivo, y la verdad también, puesto que nuestras ideas son
infundidas por Dios y Dios no nos engaña. Para Kant, hay un objeto subjetivo
que es universal: la razón ilustrada. La razón aristotélica está llena, la
naturaleza la ha llenado de cosas, mientras que en el formalismo, la razón es
formal, es pura forma, por eso está vacía y por eso puede llenarse. El proceso
de formalización de la razón no culminará hasta Descartes, que es el autor que
"vacía" a la razón.
3.3. La hipótesis de potentia absoluta Dei.
El amor dei aristotélico consiste en que la voluntad suprema es divina. Cuando
conocemos lo que Dios quiere, conocemos lo que nosotros queremos. El Bien,
el amor, es lo que Dios quiere, lo que nuestra voluntad intenta (intentio), desea
querer el bien, y eso es el amor.
Potentia Dei absoluta: Dios lo puede todo. Es libre de desear lo que quiera.
Dios convierte en bien aquello que desea. Lo que desea Dios, ya convertido en
bien, es lo que debe desear el hombre.
24/10/2006
Tema 2. Cristianismo y filosofía.
A de Libera, desde un planteamiento etnocéntrico, ha calificado la Edad Media como
cristiana, occidental y latina.
- Cristiana: perspectiva que domina la interpretación medieval. Los nombres que más
manejamos son de pensadores cristianos. Es la tradición que impera pero hay cuatro
tendencias religiosas:
· Cristianismo latino (romano), que luego será cristianismo católico.
· Cristianismo ortodoxo oriental o bizantino.
· Judaísmo.
· Cultura religiosa islámica que comienza en Arabia. Tiene un papel destacado
en la transmisión de la cultura oriental a Occidente.
- Occidental: concepto geográfico. La filosofía medieval no se restringe a Occidente,
no nos podemos limitar sólo a Occidente. Por eso, marcamos como límite geográfico
la ecumene cristiana: el Mediterráneo. También tendremos en cuenta a Arabia, o más
bien, su expansión hacia Occidente: a través de Mesopotamia y Siria llega al mundo
latino.
El Norte de África, desde Egipto, es por donde avanzan los árabes, cuyo centro de
difusión será Al-Andalus.
- Latino: el latín es la lengua filosófica medieval por excelencia. Existen otras muchas
lenguas con las que hacer filosofía:
· Griego: lengua originaria. La filosofía ya está escrita en griego. Los que
reciben las
obras griegas son los bizantinos, que comparten la lengua.
· Siriaco: propia de Siria. Primera traducción de los libros griegos.
· Árabe: es la lengua de transmisión filosófica.
· Hebreo: importancia indirecta por el papel de los sabios hebreos.
1. Los inicios de la filosofía cristiana.
El cristianismo es una religión que comienza en Judea con Jesucristo. Nos interesa no
la figura histórica, que es muy problemática, sino la doctrina cristiana. Cristo no
escribió nada, por lo que no sabemos con certeza cuál fue su enseñanza. Los escritos
fundadores del cristianismo no fueron los Evangelios, sino las cartas de San Pablo, ya
que son anteriores cronológicamente.
Ciertamente, Evangelios se compusieron muchos pero la Iglesia sólo aceptó algunos
de ellos, los llamados canónicos. El resto se consideraron apócrifos por no ajustarse al
dogma cristiano.
En estos primeros momentos comienzan los conflictos. Los seguidores de San Pablo
contra los seguidores de San Pedro. San Pedro recibió el encargo de Cristo de edificar
la Iglesia, mientras que San Pablo, perteneciente a una secta judía radical, persiguió a
los cristianos, ya que ponían en peligro el judaísmo con sus prácticas heréticas. Tras
ver a Dios, San Pablo se convierte en "el apóstol", aunque, paradójicamente, no fue
apóstol directo.
San Pedro busca acentuar la figura de Cristo como el cumplidor de las profecías
judías, como continuador de la tradición del Antiguo Testamento, por lo que se revela
más conservador. San Pablo, en cambio, busca acentuar la figura de Cristo desde una
perspectiva enteramente nueva.
El dios Yahvéh, del Antiguo Testamento, es vengativo, es el dios de la guerra,
justiciero e implacable. Su religión, el judaísmo, es exclusiva del pueblo elegido, el
pueblo de Israel. El resto de la humanidad son los gentiles.
San Pablo modifica esto. El Dios del cristianismo es amor, es el Padre del pueblo. Ya
no es justicia, ya no es un dios belicoso. Este Dios se dirige a toda la humanidad, por
lo que el cristianismo es una religión universalista.
De ahí que el cristianismo se separe del judaísmo. Esta nueva orientación dada por San
Pablo también contribuye a que el cristianismo se comience a asociar con la filosofía,
ya que Dios aparece con rasgos humanos (el amor), y la religión tiene una intención
universalista (se dirige a todos los hombres como iguales).
A partir del s. I d. C. surgen las primeras reflexiones filosóficas cristianas gracias a
cristianos que filosofan o filósofos que se convierten al cristianismo. Ambos usan la
filosofía para hacer apología del cristianismo. De ahí surge la Apologética, que
defiende al cristianismo tanto del judaísmo como de los ataques paganos romanos.
Motivos de la polémica:
- Antigüedad de la doctrina cristiana vs. antigüedad de la filosofía:
Los paganos romanos atacan al cristianismo acusándole de ser demasiado nuevo,
muy joven. Los cristianos responden que su religión es una continuación del
Antiguo Testamento, y no hay ruptura. Por tanto, Moisés es más antiguo que
Sócrates.
Para un romano, cuanto más antigua es la doctrina, más valiosa es.
Los dioses romanos tienen historia, tienen filiación; mientras que el Dios cristiano
es eterno. Otra vez surge el prestigio de lo antiguo. El monoteísmo es más valioso
porque Dios ha existido siempre, mientras que los dioses nacen unos de otros.
- Origen y unidad de la Iglesia católica vs origen y unidad del Imperio Romano.
La Iglesia católica tiene la misma unidad y es igual de poderosa que el Imperio
Romano.
- Distinción entre "tempora antiqua" y "tempora christiana".
Las críticas romanas hacia el cristianismo se centran en que ha contribuido en la
decadencia del Imperio Romano. Los tiempos antiguos fueron mejores que los
cristianos. Entendían el politeísmo como integrador de los dioses de todos los
pueblos, lo que favorecía la adhesión al Imperio. Cuando surge el cristianismo
comienzan las invasiones bárbaras.
Los cristianos ridiculizan la pluralidad de dioses que representan fuerzas
contradictorias. Piensan que eso no corresponde con la idea de Dios. Además,
buscan en la historia males que puedan rebatir eso de que los cristianos traen la
decadencia. También critican la concepción de que el politeísmo hizo el Imperio.
Para los apologetas, Dios eligió el Imperio Romano para que su hijo empezara a
predicar.
- Polémica moral: "humanitas" pagana vs inhumanidad cristiana.
Se tacha a los cristianos de inhumanos. Se atribuyen unos a otros ritos y prácticas
salvajes. No sólo a la hora de practicar la religiosidad sino también en el terreno
sexual.
30/10/2006
2. El cristianismo y la educación clásica.
En un primer momento, filosofía y cristianismo parecen incompatibles. Si la filosofía
se crea en cuanto "logos", se opone al mito (religión). Además, en Grecia, la religión
era el elemento cultural que les daba unidad ideológica nacional, puesto que nunca
existió la nación griega.
Lo que posibilitó la filosofía cristiana fue que la filosofía antigua en la última época
era una filosofía escolar. La filosofía se establece tras los tres grandes maestros:
Sócrates, Platón y Aristóteles. Se fundan escuelas. La filosofía se recoge en los textos,
y el maestro explica sus enseñanzas por escrito. El concepto de autor-idad (auctoritas)
que tenía el maestro, ahora la tiene el texto, y lo que se enseña se enseña a través de él.
McLuhan, Lovelock y Ong, comienzan a preocuparse por este cambio de oralidad a
escritura. La cultura antigua es una cultura oral, aunque hubiera libros. Sólo Sócrates
es únicamente oral. Tanto Platón como Aristóteles tienen:
· Libros esotéricos: apuntes que enseñan en sus escuelas, oralmente. Las obras
de Aristóteles que se conservan son de este tipo.
· Libros exotéricos: obras que escribían para el público. De este tipo son las
obras platónicas.
No por el hecho de que existan tantos escritos, Grecia fue una cultura escrita, porque
para eso era necesario que se leyeran los textos. Poseer los textos era muy caro, tanto
en Grecia como en la Edad Media.
La cultura oral es memorística. La forma de enseñanza en la Antigüedad y en la Edad
Media es la "lectio" (lección): sólo el maestro tenía el libro. La "lectio" es una lectura
común, a través del oído y la memoria. Cuando existe lectura individual, sí existe
cultura escrita, que en rigor se da plenamente en el siglo XIX. La cultura escrita
requiere un nivel económico muy alto. La imprenta y el libre examen propuesto por
Lutero constituyen un intento de desoralización cultural.
Las escuelas cristianas aportan sus propios textos y enseñanzas a las escuelas
filosóficas, que también tenían su particular modo de vida. La escuela cristiana surge
como otra escuela filosófica, sólo que con una doctrina teológica más compleja.
2.2. Las escuelas filosóficas en el tránsito de la antigüedad al medievo.
- Comentarismo: el comentario es la técnica básica de enseñanza de los textos, una vez
desaparecido el maestro.
El comentario se caracteriza por la tendencia a integrar diferentes puntos de vista más
que a separar. Esto es "symphonia". Es una tendencia sinfónica, integra distintas
opiniones filosóficas y religiosas. Por tanto, sinfonizan Aristóteles y Platón. También
añaden elementos religiosos orientales: mitraísmo, zoroastrismo... Buscan conexiones
entre elementos dispares.
Así, se integra en el complejo sinfónico también el cristianismo.
- Neoplatonismo: existente ya como filosofía antigua, y después como medieval, es la
filosofía universal. Es el sistema filosófico en cuya doctrina se integran elementos
platónicos (jerarquía y espiritualidad) con elementos aristotélicos (naturaleza y técnica
conceptual), además de estoicismo y epicureísmo, y elementos religiosos muy diversos
(cristianismo y judaísmo) unidos a elementos culturales (magia, necromancia...).
El filósofo que da forma sistemática al neoplatonismo es Plotino (siglo III d. C.), con
sus Enéadas, desde una tradición no religiosa.
El cristianismo aceptará el neoplatonismo como base filosófica.
06/11/2006
3. El comentarismo en la transición de la antigüedad al medievo.
La actividad académica se centra en los comentarios de los grandes maestros. Se
produce una "symphonia" entre Platón y Aristóteles. También introducen elementos
pitagóricos y estoicos, y de otras doctrinas religiosas: mitraísmo, zoroastrismo,
mazdismo...
Al unirlo también con las creencias judías, se concibe el neoplatonismo.
El neoplatonismo puede ser:
 Griego: Plotino (fundador), Proclo y Porfírio.
 Judaíco: Filón de Alejandría.
 Árabe: Avicena.
 Cristiano: San Agustín.
Los textos de Platón y de Aristóteles llegaron mezclados con los comentarios que se
hicieron de ellos. Los textos atribuidos a Platón y a Aristóteles son más comentarios
que originales.
- Platón: no llegó ninguna obra apenas en toda la Edad Media. Había muchos
elementos platónicos en el neoplatonismo, por lo que se dio a conocer por los
comentarios de Plotino y Proclo.
El Timeo (traducción de Calcidio) influyó mucho en la filosofía medieval. Algo de la
República y algo del Menón, también llegó a algunos autores medievales.
- Aristóteles: la obra original empieza a conocerse y es utilizada para enseñar a partir
del siglo XII. Hasta ese siglo sólo se conocía una traducción de Boecio (último de los
romanos, primero de los cristianos) de las Categorías, el "Organon". En Occidente se
conoce esto como "logica vetus".
Los que realizan los comentarios más utilizados de Aristóteles son: Alejandro de
Afrodisia, Temistio y Simplicio. Estos son los que inician la diáspora de los filósofos,
la huida de la Academia tras el cierre de Justiniano.
Como vemos, en la Academia se comentaba a Aristóteles por lo que confirma que el
comentarismo se va a dedicar a buscar la unidad del saber, no sólo de las doctrinas
filosóficas sino también de las diversidades culturales, y de las doctrinas religiosas.
Los "oráculos caldeos" se le atribuían a Simón el Mago, de donde viene la palabra
"simonía" (compra de cargos eclesiásticos). Aparece en el Nuevo Testamento
intentando comprar a los discípulos de Cristo para que le enseñaran las artes mágicas
con las que Cristo hacía milagros. Estos oráculos caldeos se introducen en algunos
comentarios filosóficos.
31/10/2006
4. Los comentaristas tardoantiguos.
5. Los comentarios patrísticos.
Las autoridades filosóficas de estos primeros siglos son los "sancti" (filósofos de los
siglos intermedios que no son Padres pero aportan su doctrina filosófica), los Padres y
los Doctores.
Apologetas:
La "Apología" es una presentación y defensa de un caso. Aquí es el caso cristiano.
Defienden el cristianismo ante los filósofos romanos y ante algunos emperadores que
gustaban de la filosofía, como por ejemplo Marco Aurelio que veía el cristianismo
como un movimiento doctrinal anti-filosófico.
Los apologetas presentan el cristianismo con un lenguaje filosófico. Los primeros son
Quadrato y Arístides, pero no se conoce las ideas que expusieron.
San Justino mártir:
Primer filósofo cristiano. Obras: Primera apología y Diálogo con Trifón.
Se está formando la doctrina y el pensamiento cristiano. Se están definiendo los
dogmas. Aparece la idea de que no sólo la religión contiene elementos filosóficos sino
que la filosofía (antigua) puede ser como una religión natural. Por ejemplo: el
Demiurgo platónico, la noesis de Aristóteles, la figura del Uno neoplatónica...
Se identifica el "verbum" (bíblico) con el "logos" filosófico. Existe un Dios anónimo y
el verbo (Cristo), expresión de Dios. El Uno se distingue del intelecto (alma), y éste es
lo que comunica al Dios trascendente con la naturaleza (mezcla de neoplatonismo y
cristianismo).
Taciano:
No es santo pues se plantean dudas sobre su ortodoxia. Se alineó al movimiento
gnósticos de San Valentín. En este tiempo, existía una gran confusión entre las sectas.
Obra: Discurso a los griegos.
Plantea una moral con gran rigor: pureza, renuncia a todo placer: en los ritos sustituye
el vino por agua, y por eso se le considera hereje.
Presenta los derechos de los bárbaros frente a los de los romanos. El cristianismo se
presenta como secta bárbara. Defiende al cristianismo porque lo considera como
depuración del Imperio, y no como disgregador.
Considera que los filósofos toman elementos de la Biblia de forma oculta. Se
estrategia es la de la "irrisio philosophorum": los paganos atribuían a los cristianos la
extrema división en sectas. Taciano devuelve la acusación a los filósofos paganos.
Aparece una imagen de la creación muy parecida a la del movimiento gnóstico.
Melitón:
Elabora una apología dirigida a Marco Aurelio (emperador filósofo) a consecuencia de
la persecución que desata contra los cristianos.
Comienza la idea de la historia de los cristianos (relacionado con Ciudad de Dios, de
San Agustín): el cristianismo no ha sido motivo de la decadencia imperial, sino más
bien al contrario, contribuye a su pervivencia. Dios quiso que Cristo naciera dentro del
Imperio Romano para la mejor difusión del cristianismo.
Atenágoras:
Súplica a favor de los cristianos (177 d.C.). Intenta atraer a los filósofos frente al
paganismo romano. Afirma una gran semejanza entre filósofos y cristianos por su
monoteísmo.
Cree posible conciliar la filosofía y la revelación e intenta demostrarlo. Realiza un
esfuerzo racional para explicar demostrativamente algunas de las creencias cristianas.
Esto luego se conocerá como "fides quaerens intelectum".
Teófilo:
Aporta al debate de la creación la idea de la creación "ex nihilum", creación de la
nada. Dios lo puede todo y su acto creativo no depende de ningún elemento: por eso,
crea de la nada.
07/11/2006
6. La filosofía gnóstica.
Presuponemos como filosofía el movimiento de la "gnosis", y esto es discutible.
En el siglo II, la gnosis influyó mucho en la formación de la filosofía cristiana (por
ejemplo en Taciano). Constituye el contexto de formación de la doctrina cristiana.
Los dos autores más importantes son Marción y Valentín, en torno al 130-135 d. C.
El gnosticismo recibe ese nombre del término "gnosis" (conocimiento). La idea común
es que la salvación depende del conocimiento de la verdad revelada por Dios (de
carácter esotérico), transmitida por los maestros.
El gnosticismo une dos términos que seguirán siendo polémicos en toda la Edad
Media: pistis y sophia (fe y sabiduría).
San Anselmo hablará de la sabiduría de la fe, en el siglo XI.
La fe es el contenido del saber revelado. El conocimiento revelado es inalcanzable
para el conocimiento humano únicamente. Por ejemplo, la importancia de Cristo.
Transmiten una serie de cosmografías en las cuales se exponen el origen y formación
del universo.
|
| Abismo (ágnõstos).
Silencio (sigé).
| Tétrada.
|
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| Intelecto (noûs).
Verdad (alétheia).
Ogdóada.
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| Palabra (logos).
Vida (zoé).
| Tétrada.
|
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| Hombre (ánthrõpos).
Iglesia (Ekklesía).
Los elementos que intervienen en la gnosis, siendo un tanto míticos, tienen relación
con el neoplatonismo:
Uno.
| Intelecto.
| Ser.
Alma.
Materia.
¿Se puede calificar al gnosticismo como doctrina filosófica? ¿Qué relación tiene con el
cristianismo?
Marción y Valentín fueron considerados heterodoxos, pero hay mucha influencia
gnóstica en el cristianismo.
Es un movimiento de carácter religioso que sintetiza creencias varias de sectas
orientales.
Existe conexión en el sentido que se da a la jerarquía entre la gnosis y el
neoplatonismo.
La cosmografía gnóstica tiene relación con la teogonía de Hesíodo. En esta, el origen
de los dioses remite a parejas que en su unión sexual tienen hijos, etc... Urano (el
cielo) se une con Gea (Tierra) y da lugar a diversos dioses. Esta explicación
cosmogónica es naturista.
En la cosmografía gnóstica, los principios también aparecen en forma de pareja, cuya
unión carnal crea otros principios.
La ogdóada (ocho elementos) se divide en dos tétradas (cuatro elementos). Esta
división numérica recuerda a la escuela pitagórica (secta esotérica y salvífica, igual
que el gnosticismo), cuya magia de los números se refleja en esta división.
Primera pareja: Abismo (ágnõstos) y Silencio (sigé).
El Dios desconocido (agnosto) se llama Abismo. Es imposible penetrar en él.
El silencio es la pareja del abismo.
Se trata de un principio trascendente, incognoscible en sí mismo, lo cual recuerda al
Uno neoplatónico. El Uno es el principio absoluto, no puede penetrar nada y nada
puede salir de él, porque dentro de él no hay ninguna diferencia.
Segunda pareja: Intelecto (noûs) y Verdad (aletheia).
"Noûs" es un concepto filosófico que ya aparece en Anaxágoras. "Aletheia" también
es filosófico y aparece ya en Parménides. Que aquí aparezcan conceptos filosóficos es
porque en este lugar ya puede penetrar el conocimiento.
Esto se vincula con el Intelecto y el Ser neoplatónico. En el neoplatonismo, hay que
dar explicación racional, en el gnosticismo basta con que lo transmitan los maestros
por revelación divina.
¿Cómo es posible que el Intelecto y el Ser provengan del Uno impenetrable y
trascendente a todo? La teoría que se impone en el neoplatonismo para explicar
racionalmente este salto es la teoría de la emanación.
En los gnósticos, la explicación es poética o metafórica. La emanación neoplatónica se
compara con la luminosidad. Por esto, el Uno (plotiniano) se relaciona con el Bien
(platónico), con el Sol. Ahora bien, al establecer esa identidad, el Uno (dios filosófico
religioso griego, ajeno a toda la realidad, no es el Dios Padre cristiano) deja de ser
trascendente y está más allá, aunque constituye el objeto de la inteligencia.
Tercera pareja: Palabra (logos) y Vida (zoé).
Se vincula con el concepto de alma del neoplatonismo. Es una realidad inerte. La
materia no puede salir de la luz, del intelecto, sino que preexiste, viene del no-ser,
entendiendo por no-ser algo distinto a la nada. Al no tener luz es no-ser. El
intermediario que da luz es el alma, da luz a la materia informe oscura, la anima y le
da forma, da vida.
El concepto cristiano de "nada" es una entidad metafísica positiva, pero negativa desde
el punto de vista formal. No es no-ser. Dios crea de la nada. Así, por tanto, el alma
ilumina el no-ser.
Cuarta pareja: Hombre (anthropos) e Iglesia (Ekklesía).
La materia toma forma. "Iglesia" es un concepto político que en un principio se une a
un sentido religioso trascendente. La Iglesia era el pueblo y ahora es el pueblo de Dios.
13/11/2006
Tema 3. La elaboración de la filosofía medieval: la translatio studiorum.
1. La noción de la translatio studiorum.
 "Translatio":
- Traslado o viaje. Hace referencia a que en la filosofía medieval se produce un
viaje del saber.
- Traducción: las etapas del viaje del saber son también de las traducciones.
El viaje se realiza por las conquistas militares o por las rutas comerciales. Por eso, los
centros de traducción se localizan en puntos estratégicos para la guerra y para el
comercio.
 "Studiorum": hace referencia a los "studia", los estudios. El estudio en la Edad
Media tiene dos significados:
- Se refiere a las instituciones donde se realiza la actividad escolar. Las
instituciones escolares son muy diversas.
- Doctrinas que se enseñan en esas instituciones escolares.
En la Edad Media resultan inseparables el modo de enseñar y las disciplinas que se
enseñan. No fue así en la Antigua, ni será así en la Edad Moderna.
En la Edad Antigua, cada doctrina tenía su escuela. No se hacía filosofía enseñando
una disciplina, porque en las escuelas se mostraba y desarrollaba la doctrina. Las
escuelas eran lugar de difusión, no de creación.
En la Edad Media, se hace filosofía enseñando, comentando, y en esto consiste la
actividad escolar.
En la Edad Moderna, los filósofos son ajenos a la institución escolar.
Por tanto, la "translatio studiorum" nos aporta una concepción de la filosofía medieval
como un viaje geográfico y filosófico a través de la ecumene (cuenca del Mediterráneo
que corresponde al antiguo Imperio Romano). Se produce una relación entre culturas y
pueblos que tiene lugar gracias a las traducciones.
Fases de este traslado:
- Creación: en el mundo greco-bizantino. El pensamiento cristiano absorbe la tradición
griega pagana.
- Transmisión: a través de la expansión militar del pueblo árabe y el papel que juega el
pueblo judío.
- Recepción: obra del mundo cristiano latino occidental.
Tras esto se produce un momento de crisis (finales del s. XIII y s. XIV): reacción
frente a los resultados de esta "translatio studiorum".
2. La translatio en Oriente: conquista y traslado de los libros.
No podemos calificar a la filosofía medieval como etnocéntrica si prestamos atención
a los límites geográficos de la "translatio": Samarcanda al Este (antiguo Imperio persa)
hasta Sevilla (Al-Andalus), pasando por Irak, Siria, los abasidas (la Meca y Medina),
Turquía, Grecia, Sur de Italia y todo el Norte de África.
a) Grecia y Atenas: cuna de la filosofía clásica. Conquistada por los romanos, todavía
a. C. Una vez caído el Imperio Romano, se convierte en Imperio Bizantino.
b) Imperio Bizantino: nacido con Diocleciano hacia el año 300 por la división del
Imperio Romano. A finales del siglo IV, el que consagra la división es Teodosio al
establecer la herencia del Imperio entre sus dos hijos. Al caer el Imperio Romano,
Bizancio asume el título de la Segunda Roma. Es el nuevo Imperio.
c) Expansión del pueblo árabe: eran tribus nómadas dispersas por la península arábiga.
En el 622 irrumpe el pueblo árabe con la Égira (la huida de Mahoma de la Meca a
Medina). Después invade la Meca y ahí comienza la unidad del pueblo árabe en torno
al Islam.
d) Norte de África: zona de expansión. Desde El Cairo a Fez hasta el Magreb. En
Egipto ya había civilización desde hacía mucho tiempo. El Norte de Alejandría estaba
muy romanizada. Por estas zonas ya civilizadas el pueblo árabe se expande
encontrando menos pueblos.
e) Al-Andalus: mundo árabe andalusí. La detención del avance del pueblo árabe se
produce en la Batalla de Poitiers contra Carlos Martel. Quizá los árabes se encontraron
con un clima que no era el suyo.
f) Pueblo judío: se encuentra en la diáspora (expandidos por todo el mundo) a raíz de
la destrucción del templo judío. Al estar por todo el territorio, son parte importante de
la "translatio".
2.2. Los inicios del traslado del saber.
Se inicia en el 529, en plena era cristiana. Comprende los siglos VI y VII. Se inicia en
Atenas, centro de la filosofía clásica. En el 529, el nuevo emperador Justiniano,
buscando una alianza con la Iglesia católica (que convierte con relativa facilidad a los
pueblos bárbaros que invaden el Imperio Romano desde su caída), pretende
cristianizar las sectas paganas que todavía pervivían en el Oriente de Europa. La lucha
contra los cultos paganos produce el cierre de la Academia de Atenas, pues eran una
secta más, y los filósofos huyen viajando con su saber y los libros. Aquí se inicia la
"translatio". Simplicio y otros tienen que huir ante el temor de que esa clausura se
tradujera en amenaza personal.
Occidente estaba vedado, por lo que emigran a Oriente, lo más lejos posible de la corte
del emperador. No salen del Imperio Bizantino, llegan hasta Bujara, Nishapur...las
zonas más orientales del Imperio.
En el 532, con el emperador ya bien asentado, la persecución se tranquiliza, y los
filósofos vuelven a acercarse a Atenas, más ciertamente, en Harrân (hoy Siria,
Líbano). Aquí se fundan escuelas filosóficas.
14/11/2006
Aquí se inician las primeras traducciones. Estos textos en griego comienzan a integrarse
en el nuevo ámbito, y por eso empieza a hablarse del traslado de los estudios. Además
promueven la fundación de estudios, que son centros de enseñanza y de traducción. En
esta zona se habla el siríaco, que es una lengua semítica, hoy casi en desuso. Los textos
serán traducidos a esta lengua. En este momento (mediados del siglo VI), en la parte
occidental, se está dando la descomposición lenta del Imperio y empiezan a
vislumbrarse los siglos de hierro en la filosofía, aunque aparecerá la figura de Boecio, el
último de los romanos y el primero de los cristianos.
Occidente no hace grandes aportaciones a la filosofía, pero Oriente tiene una cultura
muy desarrollada. Aquí se inicia la cristianización del pensamiento grecolatino, tratando
de formar un sistema organizado en el que integren la filosofía de la época (el
neoplatonismo) y el cristianismo. Esto se constituirá a través de los concilios
ecuménicos.
Un concilio es una discusión para entender qué es lo ortodoxo y qué lo heterodoxo. El
primero de ellos es en época romana, el Concilio de Nicea (325), y será seguido por los
dos de Constantinopla, el de Éfeso (que tendrá poca influencia, a pesar de ser allí donde
se condenó el nestorianismo) y el de Calcedonia (451, que promulgó la fórmula
cristológica definitiva, aunque esto no significó el fin de los enfrentamientos
dogmáticos).
Los problemas que se plantean en estos concilios, con los que se inicia la filosofía
cristiana, son el de la Trinidad por un lado, y el Cristológico por otro.
- Cristología: acerca del papel (esencia, definición) de la figura de Cristo.
· Arrianismo: del obispo Arrio, Jesucristo es únicamente un ser divino,
con una única naturaleza divina (monofisismo). Se destaca esa unidad.
· Nestorianismo: del obispo Nestorio. Pierde el carácter divino de Cristo.
Se tiende a humanizar la figura de Cristo.
- Trinidad: relación o distinción de Dios (Unidad) como Padre, Hijo y Espíritu
Santo (tres manifestaciones de Dios). ¿Hay un Dios o 3 dioses? El problema
cristológico es una derivación del de la Trinidad. El Dios que sufrió y murió en la cruz,
¿era divino?
Había también dos posturas enfrentadas:
· El “homoosios”: "la misma (homo) naturaleza, sustancia (ousia)". En
Dios sólo hay una naturaleza, y Padre e Hijo son la misma naturaleza, identidad divina.
Esto se relaciona con el Uno neoplatónico, la unidad absoluta.
Surge un problema: Cristo sólo tiene naturaleza divina, pues es Dios y Dios sólo tiene
una naturaleza, por lo que ¿quién sufrió, sangró y murió en la cruz?
El docetismo defiende que puesto que Cristo es Dios y sólo tiene naturaleza
divina,
no fue él el que murió en la cruz, sino que fue una imagen sin consistencia.
Otros defendían que el que murió en la cruz fue el Cireneo.
Las consecuencias para el dogma y para la política eran graves, porque estas
sectas
eran defendidas por ciudades y políticos.
· La “homoiosios”: solución que va a predominar. "De la misma (homoi)
naturaleza (ousia)". Cristo es de la misma naturaleza que el Padre.
Admiten cierta derivación del Hijo respecto del Padre.
En el neoplatonismo plotiniano ya se explicaba la derivación de otras
realidades a partir del Uno. El neoplatonismo consiguió explicar cómo de
la unidad del Uno podía llegar a existir la pluralidad. Como solución,
establecieron el concepto de hypo-stasis ("detenciones debajo"). Esto era un
aparecer de una verdad nueva: algo se detiene debajo del ser.
Ya Aristóteles se planteó cómo aparece el 2 del 1. El Primer Motor, que
no se relaciona con el resto del universo, se ve a sí mismo como uno. Esto es lo que
toman los neoplatónicos, este verse a sí mismo como Uno, el intelecto. El Dios se
encierra en sí mismo, pero por abundancia de ser (efusividad), se difunde
como
luminosidad. Su espiritualidad se irradia lumínicamente, y en dicha luminosidad se dan
las hypostasis. Las detenciones (hypostasis) de la energía ("en-ergia", Aristóteles)
luminosa crearían seres.
Por tanto, hay un solo Dios que es como el Uno, pero hay tres hipóstasis: las personas.
Esto será la ortodoxia católica: un solo Dios (sólo una naturaleza, la divina) y tres
personas. El término "persona" viene de las caretas que usaban los autores griegos en
las representaciones de obras de teatro. Son, por tanto, tres representaciones distintas,
con cierta gradación.
- La Virgen María como "Theotokos" (madre de Dios) o "Christotokos" (madre
de Cristo). Depende si en Dios hay una naturaleza o varias. La solución canónica es ésta
porque la naturaleza humana de Cristo es inseparable de la divina.
Se intentan racionalizar los misterios religiosos cristianos. El propio poder imperial
defiende la unidad religiosa para evitar las diferencias entre las sectas, las cuales se
traducían en disgregación de ciudades. A partir de las soluciones que se dan en los
concilios se empieza a crear la filosofía grecocristiana.
20/11/2006
2.3. El vehículo de transmisión árabe.
Con la irrupción de los pueblos árabes se abre una nueva fase en el traslado.
Inmediatamente después de la muerte del profeta Mahoma (632), los primeros califas
iniciaros las conquistas. Antes de 640 habían conquistado Siria, Persia y Egipto. Bajo el
califato de los omeyas se inicia la conquista de occidente hasta Tunicia, y en la batalla
de Guadalete (711) los visigodos serían derrotados, abriéndose así camino los árabes en
la península Ibérica. Así aparecerán los dos territorios islámicos, el oriental (con capital
en Bagdad) y el occidental (con capital en Córdoba), de forma que la Translatio
adoptará más la forma de intercambio comercial y cultural que la de simple conquista
militar.
La ciudad de Ssabi será un centro fundamental en la teoría de la traducción de los textos
griegos al siríaco y al árabe. Con respecto al reino islámico oriental, entre 750 y 1055 se
extiende el dominio del califato abbasida y el centro de la vida cultural se desplaza a
Bagdad en la ruta de Samarcanda.
Con el califa Harun al-Rashid se creará la Casa de la Sabiduría en Bagdad (que será un
gran centro de traducciones, contando entre ellas una de la Metafísica, y de algunos
apócrifos aristotélicos, que tendrán una gran influencia en la formación del
neoplatonismo cristiano) y más adelante, en El Cairo se crea una universidad en la
mezquita de Al-Ahzar. Bagdad recuperará la primacía como centro de la cultura tras la
desaparición de los fatimíes en oriente y de los almohades en occidente, primacía que
había perdido a favor de Córdoba a mediados del siglo XI.
3. La translatio en Occidente: traducción y recepción del saber.
Aquí empieza la recepción de la translatio a través de la filosofía árabe, en el mundo
europeo/ occidental (mundo cristiano y latino).
La pluralidad de las lenguas constituía una imponente dificultad para el encuentro,
aunque el árabe se convertiría en vehículo de transmisión. Las traducciones se producen
de esta lengua al latín. Los cristianos que vivían en las zonas conquistadas fueron
animados a participar en la tarea de la transmisión cultural que implicaba la traducción
de los textos del griego al siríaco y de este al árabe. En este período Bagdad sería centro
político y cultural del mundo oriental. A esta etapa pertenecen traducciones de obras
como las Refutaciones sofísticas o Tópicos (siglos VIII-IX). Aunque se hicieron
bastantes traducciones al siríaco después de la correspondiente traducción al árabe, lo
corriente era lo contrario.
La recepción se produce en tres sentidos (lo que se enseña, donde se enseña y donde se
traduce).
a) Donde se traduce: los "studia" tienen tres lugares de traducción. Hay que tener en
cuenta factores espaciales y temporales. Las traducciones son del griego al hebreo, al
árabe, al latín, pero sobre todo al siríaco. Del siríaco se traducirán al árabe, y de este al
latín. Hay tres centros principales: Harrân, Salerno y Toledo.
- Harrân: se crea en el siglo VI, entre Damasco y Bagdad. En él se encontrarán
todos aquellos que huyeron de la Academia tras su cierre. Se realizan traducciones del
griego al siríaco.
- Salerno (siglo XI), en el monasterio de Montecassino. Este centro aparece
gracias al avance de los árabes hacia el sur de Italia entre los siglos IX y X. Se realizan
traducciones al latín de obras árabes y griegas, especialmente de temas científicos.
- Toledo, el último de los centros importantes de traducciones (siglos XI y XII)
se da la fase fundamental. Estaba dentro de Al-Andalus, donde se dieron las tres
culturas juntas: judía, árabe y cristiana. La Escuela de Traductores de Toledo fue
fomentada por Alfonso VI, Fernando III y Alfonso X. A partir de 1126 la ciudad se
transforma en el foco de la cultura occidental. Se traducirán los Elementos de Euclides,
la Física de Aristóteles, así como obras de Alfarabi, Alkindi o Avicena. Al acentuarse el
intercambio cultural, los problemas se hicieron más complejos, aunque también se
sofisticaron los instrumentos para resolverlos. Para entonces, los textos filosóficos
estaban casi en su totalidad vertidos al árabe, lengua desconocida para los monjes
cultos. Por ello, se requiere un mediador, que será habitualmente un judío que habría
permanecido en el mismo territorio, primero bajo dominio árabe y más tarde cristiano.
Más adelante, con un traductor llamado Gerardo de Cremona las traducciones se harían
directamente, sin intermediarios. Este traductor tenía una formación helenista y arabista,
lo que posibilitó unas traducciones más rápidas. A pesar de esto, sí persistirá la
presencia del copista.
b) Donde se enseña: Con respecto al significado de studia como centro de enseñanza, se
pueden señalar cuatro, en un recorrido geográfico y cronológico:
- El primero de ellos son las Casas de la Sabiduría, en el mundo árabe, que
toman como modelo las escuelas bizantinas. En los siglos VIII y IX se concentran en
Mesopotamia, Bagdad y El Cairo. Estas son zonas conquistadas por los árabes.
En Occidente hay un vacío cultural en esta época.
- Paralelamente se desarrollan los Studia Monachales (estudios de los
monasterios), que serán los centros culturales. En los siglos VIII y IX se produce la
decadencia de las ciudades romanas, por ejemplo, Roma, que tan solo contaba con
veinte mil habitantes. La población está en el campo, en el mundo agrícola. El poder
que corresponde a esa cultura es el feudal. El castillo será el núcleo de esas villas
agrícolas y las protegerá militarmente. El referente cultural serán estos Studia, ya que la
cultura se refugia en el monasterio, donde están los libros y los hombres de cultura, de
forma que en el mundo cristiano latino, la cultura será de los hombres de la iglesia.
- Hacia el siglo XI aparece en el mundo cristiano la tercera fase, con alguna
influencia del mundo árabe: los Studia Epischopales. El núcleo cultural que antes se
localizaba en el imperio árabe, ahora se ha diversificado, gracias a la expansión. Ahora
habrá nuevas escuelas orientales y occidentales, por ejemplo, en el norte de África,
como en la actual Túnez. También aparecen centros en Al-Andalus (Córdoba) que
tendrá tanto peso como el mundo árabe oriental. Ahora la cultura será greco-cristianaárabe. Estos centros de enseñanza se localizan en el lugar donde están los obispos y las
catedrales, y por ello serán llamadas escuelas catedralicias. El abad era la
representación del poder monástico, y el obispo lo será del poder episcopal. Ahora la
influencia filosófica empieza a ser mayor, y la cultura árabe también seguirá
influyendo. Había bastante tolerancia entre las diversas culturas. A finales del siglo XI y
en el XII se produce el gran proceso de traducción, en Toledo, como venimos diciendo.
- Cuarta fase de los estudios, los studia generales (universitarios), que abarcará
los siglos XII, XIII y XIV. Se convierte en predominante la cultura árabe-occidental y la
cristiana-occidental.
En los siglos XIV y XV han desaparecido las escuelas filosóficas en el mundo árabe,
predominando la occidentales. Esta crisis fue producida por las invasiones de pueblos
como los otomanos o lo mamelucos, que destruyeron la antigua élite árabe. Estos
pueblos usaron la cultura como método para afianzar su poder, y crearon las Madrasas,
escuelas donde se enseñaba derecho y otras ciencias útiles para la religión.
La crisis de la filosofía, tanto en oriente como en occidente está causada por Averroes,
que vive en Córdoba a finales del siglo XII, y ofrece las obras de Aristóteles traducidas
y anotadas. Su interpretación es neoplatonizante, pero naturalista o materialista. Esto
entra en conflicto con las teologías islámicas y cristianas. Se produce en oriente una
reacción anti-averroísta: se cierran escuelas y se persigue a los filósofos que siguieran
sus doctrinas. En occidente se producen las condenas filosóficas de 1277. El rechazo se
traduce en un abandono de la filosofía, aunque pervivirá en el sistema universitario
cristiano. Estas universidades surgen de los studia anteriores, los epischopales. Los
maestros siguen siendo sacerdotes. Cuando empezaron a llegar libros árabes de filosofía
se empieza a estudiar la lógica aristotélica. En 1277 hay una lucha entre la línea grecocristiano-árabe, que acaba en una visión materialista de la filosofía, y la línea espiritual
cristiana (Agustín). Estas líneas chocan por la interpretación que da de la filosofía
Tomás de Aquino.
21/11/2006
c) Lo que se enseña: la doctrina que se enseña es el Neoplatonismo, de ahí que en este
período se hable de symphonia neoplatónica, o concordancia de las formas culturales,
religiosas y filosóficas que se van agregando a medida que se construye la corriente
neoplatónica y la peculiar naturaleza de los textos a través de los que esta doctrina llegó
a occidente. Esta posibilidad es debida al origen escolar del Neoplatonismo. Así, los
comentaristas trataron de aproximar las doctrinas de Platón y Aristóteles, ya que no se
consideraba que fueran fundadores de doctrinas contrarias.
Esta será la filosofía que se enseña a lo largo de todos los Studia y se convirtió en la
“sabiduría común humana”, que podía considerarse como explicación racional de las
“sabidurías del Libro”. Aunque en el siglo XIII surgirá el Aristotelismo, mediado por
una serie de comentarios que dan lugar a una interpretación neoplatónica. Hay varias
formas de Neoplatonismo, surgidas de una evolución geográfica e histórica:
- Griego: con los comentarios de Platón y Aristóteles realizados por comentaristas
griegos, que darán lugar al Neoplatonismo de Plotino, Proclo, Jámblico y
Simplicio, se mezclarán elementos de muchas fuentes, aunque despreciarán las
influencias cristiana y judía, frente a un paganismo antiguo.
- Greco-cristiano bizantino: constituirá las primeras síntesis entre el Neoplatonismo
griego y las interpretaciones cristianas, observables en los primeros concilios.
- Greco-judío: Filón de Alejandría, que pretende dar una interpretación de corte judío,
igual que Maimónides
- Greco-árabe: Avicena y Averroes (interpretaciones naturalistas de Aristóteles).
- Greco-cristiano latino: será el predominante en la Edad Media, iniciado con Agustín
de Hipona, y continuado con Escoto Erígena y Anselmo entre otros.
- Aristotélico-cristiano: que representará Tomás de Aquino al recibir los comentarios
averroístas y significará una ruptura con el Neoplatonismo. Esta es la fase final
de
recepción.
En 1277 París se convierte en capital de la monarquía francesa y les interesará promover
el comercio y la creación de universidades, porque esto atraerá a las élites culturales de
toda Europa. De esta forma, la última fase de la Translatio se realizará en el centro de
Europa. La Translatio Studiorum terminará con el Renacimiento. Así, el final de la Edad
Media coincidirá con el final de las traducciones al árabe, hecho que imposibilitaría un
posible renacimiento árabe. La civilización árabe ya no se considerará más heredera de
Grecia y no se ocupará de traducir los libros de los filósofos. Por otro lado, las
traducciones de Platón y de Plotino llevadas a cabo por Leonardo Bruni y Marsilio
Ficino se realizan ya dentro de otro universo cultural, en el que traducir y comentar
significan recrear la tradición greco-romana adaptándola al presente, pero no apropiarse
de una tradición forjada en el diálogo de civilizaciones.
27/11/2006
Tema 4. Los Padres de la Iglesia y San Agustín.
1. Introducción.
Se denomina Patrística al movimiento filosófico de los primeros siglos del Cristianismo,
caracterizado por las figuras de los Padres de la iglesia. Dentro de la dogmática se
distinguen tres clases de intelectuales cristianos o filósofos:
- Apóstoles, como testigos directos de la enseñanza de Cristo (12 + Pablo).
- Padres de la iglesia, fundadores de la doctrina cristiana, hasta el siglo V, pero
no testigos directos, aunque buscan la conexión con ellos, y serán las autoridades
comunes e incontestables.
- Doctores de la iglesia, maestros universitarios que provocan una discusión
sobre si
deben ser santos o no.
Los Padres se dividen en latinos y griegos. Esta división es correlativa a la división
geográfica del Imperio Romano. Estos filósofos son cristianos, y los griegos escriben en
esa lengua, porque es la lengua culta de la época. El desarrollo de la filosofía es mucho
más importante en ellos. Con San Agustín se empezará a hablar de una doctrina
cristiana.
2: La Patrística. Los Padres griegos y los latinos.
2.1. La patrística griega.
Estos filósofos han sido considerados canónicos por la iglesia. La gnosis no lo ha sido.
No todos ellos han sido considerados santos ni un modelo de santidad. Estos filósofos
son pensadores y sobre todo maestros.
Una de las características con la que el Cristianismo se asimila a la tradición filosófica
es que se adapta al momento. La forma en que se realizaba la transmisión era una
búsqueda por parte del joven de las doctrinas que exponía un maestro. Buscan y
encuentran un maestro cristiano con el que se quedarán finalmente.
Aquí distinguiremos entre la Escuela de Alejandría y los Capadocios.
a) Escuela de Alejandría: fue, durante el siglo III, el centro más activo de pensamiento
cristiano, y la compone, entre otros:
- Panteno, que será un eslabón entre las filosofías estoicas (y por tanto paganas)
y las cristianas. Era un maestro estoico, que continuó enseñando en su escuela, pero
con una
orientación cristiana. Así se compatibilizarán teorías como la
erradicación del deseo.
Fue el maestro de Clemente de Alejandría, el primer gran
filósofo de esta escuela.
- Clemente nació hacia 150 y murió hacia 215, y se convirtió tempranamente al
Cristianismo. Llegó a ser miembro del cuerpo presbiteral de Alejandría.
Sus obras son: Protréptico, Strómata y Pedagogo.
· Protréptico es una exhortación al estudio de la filosofía dirigida a los paganos,
para que abandonen los falsos ídolos y se vuelvan al verdadero Dios. Clemente
pone de manifiesto lo absurdo de los mitos paganos. Una vez convertido el
pagano, será preciso reformar sus costumbres, y por ello se hace necesaria la
tarea del pedagogo.
· En el Pedagogo aparece el Verbo como desempeñando esta función, como el
logos que enseña a todos los hombres sin distinción. Todos los cristianos son
iguales ante la salvación, desde el momento en que han recibido el bautismo,
sin importar que se encuentren entre los más instruidos o entre los más
humildes, es decir, no se puede ser más o menos cristiano que otro. El
Pedagogo enseña, pero también usa la justicia cuando sea necesario. El
verdadero saber consiste en conocerse a uno mismo, porque así se conocerá a
Dios.
El espíritu de la moral cristiana es la renunciación del mundo por amor de
Dios. El Verbo es quien ha convertido al cristiano. Lo ha educado, y puede
instruirle ahora, según la capacidad que el discípulo tenga para ser instruido. La
figura de Cristo no solo se presenta como el redentor, sino también como figura
filosófica, que muestra la nueva verdad, de forma que las Escrituras se
convierten en la base de la nueva filosofía. Serán los textos de la nueva verdad
y serán comentados. En esta línea se sitúa Orígenes.
· Los Strómata nos invitan a escuchar al Doctor de la inteligencia. El principal
objeto de esta obra es hacer ver que la filosofía es de suyo cosa buena, porque
ha sido querida por Dios. El adversario respondería que ha sido sustituida por
la fe, pero esto equivale a entender mal el papel de la filosofía en la historia.
En la razón griega, aunque no había fe, sí hubo profetas, los filósofos. Si Dios
ha querido la razón, es que es buena para algo. Así habría dos Antiguos
Testamentos y uno Nuevo. La ley es para los judíos; la filosofía para los
griegos; la ley, la filosofía y la fe para los cristianos, luego la fe en Cristo no ha
eliminado la filosofía. La Sabiduría será la señora de la filosofía, del mismo
modo que la filosofía lo es de las ciencias que la preceden. Para Clemente,
consiste en la búsqueda de la verdad y en el estudio de la naturaleza. Ahora que
Dios ha relevado qué es la Verdad, la filosofía debe encargarse de buscarla. Si
la fe y la filosofía fuesen datos heterogéneos, sin raíz común, sería imposible
asociarlas, pero no sucede así. La unidad de la sabiduría engloba todas las
actividades, y por ser una, podrá poner orden en la filosofía. Pero
también hay
filosofías falsas, y por ello el Cristianismo no las podrá asimilar.
La fe cristiana
obra, pues, como un principio de selección.
Para Clemente los dos maestros serán Platón y Pitágoras, mientras que rechazará la
teología estoica, porque consideran a Dios como corporal e inmanente al mundo.
El
Dios de Clemente será incognoscible, y solo podremos tener noción de él a
través de
su Hijo. El estado de los textos no permite precisar la psicología de
Clemente, ni su
concepción de la inmortalidad o de la espiritualidad del alma.
- Orígenes nació hacia el año 184, muy probablemente en Alejandría, primero se
instruyó con Clemente y luego con Amonio Sacas, maestro también de Plotino.
Comenzó a escribir en 218. Tras un viaje a Roma por el 221, salió para Grecia
en el 230. Durante este último viaje fue ordenado sacerdote. Se retiró enseguida a
Cesarea y
allí fundó una escuela y una biblioteca. Detenido y atormentado en 250,
en la persecución de Decio, parece que murió en Tiro en 253, como consecuencia de
los
sufrimientos padecidos.
Orígenes es un dialéctico, que busca la verdad. De su extensa obra solo nos queda la
refutación Contra Celso, y el tratado De los principios. En este último se dirige a
aquellos que desean profundizar en el estudio de las Escrituras, poseyendo ya la
fe, y por otro lado a los simples filósofos, los herejes y hasta los enemigos declarados
de la fe para enseñarles los principios de la verdad cristiana: Dios, el mundo, el
hombre y la revelación. Todos están de acuerdo en que la palabra de Cristo es fuente
de la verdad salvadora, pero no en el sentido que debe darse a esa palabra. Para
superar esas diferencias hay que apelar a la tradición.
Orígenes se convertirá al Cristianismo, y tratará de conciliar Neoplatonismo con el
pensamiento y la doctrina cristianos. No está santificado por no respetar el
propio cuerpo y porque en su escuela había hombres y mujeres. A pesar de ello, a
Orígenes se le considera el verdadero fundador de la teología cristiana como un
estudio racional de Dios.
La base de la teología está en la distinción entre tres tipos de lecturas de las Escrituras,
que a su vez corresponderán con las tres partes del cuerpo, y con los tipos de
cristianos:
· Histórica, sóma y fieles que buscan poseer la fe. Los fieles realizan una
lectura histórica, esto es, con un asentimiento a la verdad de los hechos que se
narran.
· Alegórica, psyché y cristianos perfectos que buscan conocer y poseer la fe.
Los cristianos perfectos hacen una lectura alegórica, que es una búsqueda del
sentido oculto detrás de los enunciados de los textos sagrados, y alcanzarán el
conocimiento necesario para unirse con Dios.
· Teórica, pneuma y sabios que buscan teorizar, además de conocer y poseer la
fe. La lectura teórica la realizan los sabios, analizando teorías sobre las
Escrituras y alcanzando su sentido espiritual.
Todos pueden hallar la salvación por medio de la fe, hasta los cristianos más bajos.
Dios es uno, simple, inefable y perfecto. Su naturaleza es inmaterial, porque lo
perfecto es inmutable y lo inmutable es por definición lo inmaterial. El hecho de
que
Dios sea Padre, Hijo y Espíritu Santo no impide que sea uno, aunque Orígenes
tiende a
subordinar el Verbo al Padre. Dios ha creado el mundo de la nada por su
Verbo. Su
bondad ha querido producir el mundo según su sabiduría, y su poder lo
ha producido hasta en la materia. El mundo es eterno en duración y limitado en el
espacio.
Nuestro mundo no es el primero ni el último. Ha habido otros antes que él y habrá
otros después de su destrucción final, y así indefinidamente.
Este mundo es como una manifestación del Verbo. Pero había otros verbos, que fueron
creados iguales entre sí. Usando su libre albedrío, algunos se adhirieron a Dios y
se
apartaron más o menos de él. El grado de separación determinará su lugar en la
jerarquía del universo.
Las almas humanas están, pues, aprisionadas en sus cuerpos a consecuencia de su
deserción inicial. Las almas no son, sino “espíritus enfriados”. Su historia
personal es la de sus esfuerzos para recuperar su calor y su luz primitivos. Pero el
problema del origen del alma es complicado. Hay dos hipótesis, la de transmisión por
los padres o la
de su introducción en el cuerpo desde fuera.
El hombre es un ser libre, por estar dotado de una razón cuyos principios le
permiten
juzgar sus imágenes y sus sensaciones. En cualquier caso es la causa de
su propia
decisión. Esta libertad fue la primera ocasión del mal, pero también era y
es la condición necesaria del bien. La probabilidad de no elegir a Dios es correlativa a
la de elegirle.
El hombre es, por naturaleza, un espíritu hecho a imagen y semejanza de Dios,
capaz, por consiguiente, de conocerle al conocerse a sí mismo. En esta tarea recibe la
ayuda de Cristo, cuya alma es la única que no perdió nada de la semejanza divina al
encarnarse. El sacrificio de Cristo es el punto de partida para la salvación de
todo el
universo, incluidos los hombres y los ángeles.
Vueltos puros espíritus, los justos serán elevados al rango de los ángeles, y los
malos descenderán al de los demonios. Todo será entonces sometido a Cristo, y por Él,
a
Dios, restableciéndose el orden primitivo de la creación. De los fragmentos de
nuestro
mundo destruido Dios hará otro, y así infinitamente. Así, los mundos irán
progresando, y el mal desaparecerá algún día, eliminado por el bien. El verdadero fin
de los tiempos
será aquel en que todo sea bien.
28/11/2006
b) Escuela de los Capadocios: estamos en un período en el que se han realizado los
primeros concilios, donde se solucionan de forma canónica problemas teológicos.
- El primer pensador es Basilio el Grande (330-379), condiscípulo de Gregorio
Nacianceno. El hecho de que estudiara medicina explica su espíritu positivo y
los
conocimientos científicos de que hace uso. Compuso la regla que lleva su
nombre. Fue ordenado sacerdote, sucediendo más tarde a Eusebio como obispo de
Cesarea, cargo
que ocupó hasta su muerte.
Entre sus obras se encuentra un breve tratado, A los jóvenes sobre la manera de
sacar provecho de las letras helénicas. En él se plantea cómo instruir a los jóvenes
cristianos
en un momento en que toda la literatura, la moral y la filosofía era obra
de autores
paganos. Basilio subraya que en ellos pueden encontrarse enseñanzas
útiles para la formación del gusto y el cultivo de la virtud. Los ejemplos que los
filósofos nos han
dejado merecen a menudo ser imitados, a condición de que nos
ayuden a cultivar
nuestra alma y a librarnos del cuerpo, es el deber de todo
cristiano.
En su obra de teólogo se opone fervientemente a Eunomio en su tratado
Adversus
Eunomium. En su contra dice que, aunque ningún nombre designe
suficientemente a
Dios, cada uno de los que se le atribuye significa, o bien que Dios
no es una cosa
determinada, o bien que es positivamente otra. El mejor nombre
para él es el de ousía.
Trató de solucionar los problemas trinitarios. Su solución es canónica y
ortodoxa:
· Dios es uno y trino. Tiene unidad (monas) por tener una
sola ousía (sustancia
o naturaleza), pero también tiene trinidad, porque su ousía
se manifiesta en
forma de tres hipóstasis (emanaciones neoplatónicas) o
personas.
· Problema de la filiación del Espíritu Santo. Dios Padre se identifica con
el
Dios del Antiguo Testamento y Dios Hijo es Cristo. Pero entonces, ¿qué
pasa
con el Espíritu Santo? Era muy importante para garantizar la santidad de
la
iglesia después de la redención. Ilumina a todos los fieles cristianos.
La solución final se expresa así: Dios (Uno), engendra al Hijo y este al
Espíritu
Santo (filioque), frente a la solución de Dios (Uno) engendra al
Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo.
· Una vez definido el Espíritu Santo se ocupa de la naturaleza del Hijo,
explicando la humanidad de Cristo. El Maniqueísmo separaba ambas
sustancias. La corriente que determinará la solución dogmática es el
docetismo,
que dice que Cristo es una mera apariencia ("docere" = aparecer).
La iglesia
concluirá en que Cristo tiene una naturaleza humana y divina, que
son
inseparables (Gregorio Nacianceno).
También aparece por primera vez el tema de la demostración racional de la
existencia
de Dios, que se resuelve por medio de una jerarquía de perfección. La
jerarquía de perfección es evidente, por lo que Dios es el más perfecto.
También se conservan nueve Homilías sobre el Hexamerón, prototipo de toda
una
familia de escritos que se compondrán en toda la Edad Media, el primero de
ellos de
Ambrosio de Milán. Esencialmente es un comentario a los capítulos del
Génesis que narran la creación del mundo. No contienen una filosofía propiamente
dicha, aunque en ellas podemos descubrir muchas nociones acerca del origen del
mundo y la estructura de los seres que en él se encuentran. La naturaleza es obra de
Dios, quien además ha creado el tiempo al crearla. No se puede buscar cosa alguna
que, tomada en
sí misma, pueda existir sin naturaleza y sin propiedades. Todo lo
que se puede observar en una cosa contribuye a construir su esencia y a conferirle su
perfección. Si eliminamos de un ser todas sus propiedades, acabaremos en la nada. Al
principio, los cuatro elementos estaban mezclados, pero cada uno de ellos fue ganando
su lugar
natural: arriba el fuego, luego el aire, el agua y la tierra. Cada elemento
posee una
cualidad característica, pero jamás se nos ofrecen en toda su pureza
original, y cada
uno de ellos puede mezclarse con los demás, adquiriendo alguna
de sus cualidades.
Esta concordia y armonía de los elementos hace posibles sus
combinaciones, que constituyen el tejido mismo del orden universal.
- Gregorio de Nisa (nacido hacia 335 y muerto después del 394), hermano de
Basilio.
Entre sus obras destacan el tratado Sobre la formación del hombre, el
Comentario sobre el Cantar de los cantares y sobre las ocho bienaventuranzas y el
Diálogo con Macrina sobre el alma y la inmortalidad.
Para él, el universo se divide en dos zonas: la del mundo visible y la del mundo
invisible. El hombre pertenece a este último por su alma y a la del mundo visible
por
su cuerpo, y sirve como lazo entre ambos. En virtud de esta posición ocupa la
cima del
mundo visible en cuanto animal dotado de razón. Bajo él se escalonan,
siguiendo este
orden, los animales, los vegetales y los cuerpos inanimados.
Trata de aclarar la dificultad de la unión de alma y cuerpo. El alma es el
principio que anima al cuerpo. Este alma es una sustancia creada, viviente y racional
que confiere vida y sensibilidad a un cuerpo organizado y capaz de sentir. Gregorio
rechaza que el
alma preexista al cuerpo, así como la trasmigración. El alma
tampoco puede ser creada después que el cuerpo porque un cuerpo inanimado es un
cadáver. El alma despliega progresivamente sus facultades a medida que se
proporciona los órganos necesarios para su ejercicio. Puesto que el cuerpo es viviente
en todas sus partes, el alma está
presente en todas ellas a la vez, y no se separa
nunca de él, ni siquiera con la muerte.
El hombre es un animal racional porque posee un pensamiento (nous) que se
expresa
mediante un verbo (logos). La existencia de este pensamiento se
manifiesta en el modo
según el cual el hombre se conduce y crea el orden a su
alrededor. Ahora bien, el
mundo también tiene su propio orden. De esta forma, Dios
debe ser concebido como un pensamiento supremo, que engendra un Verbo en que
aquel se expresa. Puesto que vive, el Verbo está también dotado de voluntad, y por ser
divina, es también
todopoderosa y absolutamente buena.
Dios lo ha producido todo de la nada por un acto libre de su bondad. Capaz de
decidirse, en base a su libre albedrío por el bien o por el mal, el hombre ha
elegido
“mal el mal”. Así, el alma lleva consigo una mancha que ha contaminado
al cuerpo,
haciéndolo mortal. Pero Dios preveía esta falta, y para asegurar la
perpetuidad del
género humano ha creado al hombre macho y hembra. Así, la
división de sexos es una
reacción divina ante el pecado original, que, de no haberse
producido, los hombres se habrían multiplicado de manera espiritual, como los
ángeles.
El análisis de la materia por el pensamiento la resuelve así en elementos que, por
separado, son objetos de conocimiento inteligible, pero cuya combinación o
mezcla
produce la confusión que llamamos materia.
La salvación afecta al hombre entero, no solo al alma. Para llegar a ella se
precisa la
gracia. El hombre se salva recobrando la semejanza con Dios, que el
pecado no ha destruido por completo, pero sí ha borrado. La fe es el primer momento
de esa reunión
del hombre con Dios.
Gregorio también trata el tema de la apocatástasis o restauración universal, que
es
significativa en la lucha que llevan a cabo estos primeros filósofos por tratar de
integrar los conceptos cristianos en un esquema griego. Pero así se consiguió que
no
hubiera choque entre las filosofías griega y cristiana, porque hubo dos elementos
que
explicaron la continuidad: el Neoplatonismo, por ser sincrético de muchas
doctrinas
(entre ellas el Cristianismo), y el hecho de que se continúe con el
comentario de textos (añadiéndose las Escrituras a los textos a comentar en las
escuelas). Además de un
modo de vida, los maestros de las escuelas filosóficas
paganas también ofrecían una
búsqueda de la salvación.
La apocatástasis es una manera de explicar el misterio religioso de la eternidad,
la
resurrección, la restauración y la purificación. La explicación se hace en un
esquema
neoplatónico: próodos y epistrophé, que hacían referencia al movimiento
del Uno y a las hipóstasis de la materia. Buscan la unidad e intentan explicar la
relación entre espíritu y materia.
· Proódos indica el camino de descenso de la espiritualidad
a la
materia.
· Epistrophé era el movimiento ascendente para la
búsqueda de la unidad.
El descenso se habría producido debido al pecado original. Según Orígenes,
purificar
es aproximarse a la unidad (mediante la expiación), es volver a Dios y a
la felicidad perdida del paraíso y el movimiento de aproximación es llevado a cabo
por la materia,
que es pluralidad (influencia pitagórica). Lo plural y lo diverso es
malo. Lo Uno es
bueno, por eso la materia ha de volver al Uno, porque es bueno.
- Gregorio Nacianceno, también llamado Gregorio el Teólogo (329-389).
Estudió en
Atenas con Basilio, del que luego sería maestro. Se cree que allí enseñó
elocuencia. Recibió el bautismo hacia 367, fue ordenado sacerdote, y más tarde
obispo. Fue escritor, poeta y orador. En uno de sus sermones se dedica a exponer
punto por punto
la noción cristiana de Dios.
Otros personajes importantes dentro de este periodo son Nemesio, Macario de Egipto,
Teodoreto, Sinesio y Teófilo, patriarca de Alejandría.
El movimiento de los Padres Latinos incluye a multitud de pensadores, como
Tertuliano, el primero y el más grande de ellos en cuanto teólogo, aunque no veía con
buenos ojos la filosofía. Por el contrario, Minucio Félix, a pesar de que sigue a
Tertuliano en algunas de sus ideas, es más cercano a la filosofía. Otros autores dentro de
esta corriente son Arnobio y Lactancio.
2.2. La patrística latina.
Entre los Padres Latinos destacamos a:
- Ambrosio, obispo de Milán, nacido en 340. Fue maestro de Agustín de Hipona, y una
de las personalidades que más influyó en su vida. No fue tanto un hombre de
filosofía,
sino más de acción, que trato de organizar la iglesia.
Su obra más importante es De officiis ministrorum (Sobre los deberes de los
sacerdotes), que imita al De officiis de Cicerón, donde habla de los deberes del
ciudadano, que trata de vincular con los principios éticos. Ambrosio trata de
extraer de
él lecciones utilizables para clérigos y a veces para simples cristianos.
Esto se puede relacionar muy fácilmente con la teoría de la justicia de Platón, que dice
que ésta sólo se puede construir cuando todos cumplen con sus deberes.
A pesar de que se observan en él doctrinas de carácter neoplatónico, no pensaba nada
bueno de los filósofos.
Identifica el sentido pleno del verbo “ser” con “ser siempre”.
En su Hexaemeron realiza interpretaciones alegóricas en que se volatiliza a veces la
letra de la Escritura. Por ejemplo, considera a la serpiente como una imagen de la
delectación, a la mujer como una imagen de la sensualidad y al hombre mismo como
una figura del entendimiento que se deja engañar por los sentidos. No cree que el
paraíso terrenal pueda ser un lugar terreno, localizable en algún sitio. El fuego del
infierno es la tristeza misma que engendra el pecado en el alma del culpable.
- San Jerónimo (420-). Es uno de los iniciadores de la tendencia ascética dentro del
Cristianismo, que probablemente importó de Oriente. Él se convierte en un asceta, rasgo
que caracterizará la cultura Cristiana y su filosofía.
Tradujo la Biblia del hebreo al latín, traducción que se conoce como la Vulgata. Esta
tendencia al ascetismo dará origen a la cultura monástica. El sabio cristiano será un
sabio retirado que vive en el monasterio.
04/12/2006
3. San Agustín. El neoplatonismo cristiano.
Su nombre completo era Aurelio Agustín (354-430). Nació en Tagaste y llegó a ser
obispo de Hipona. Vivió en la actual Túnez, en una época de crisis, cuando Alarico
invadió Roma. Estudió letras y retórica, materia que luego enseñaría. Hipona será
también conquistada por un rey godo, Genserico, a la muerte de Agustín. Su vida tiene
una significación bastante importante, tanto para la filosofía como para el Cristianismo.
En su vida hay dos períodos completamente distintos:
- En su juventud, desarrolla su actividad conforme al conocimiento antiguo, busca la
verdad en distintos maestros, en la gramática y en la oratoria, que eran para los
romanos la base de la filosofía. La obra que más le influirá será el Hortensio de
Cicerón, donde se mezclan retórica y ética y se trata la civilidad (virtud romana).
También leyó a Plotino, que era el filósofo más influyente de la época, y que le
condujo al Neoplatonismo que más tarde desarrollará en su obra. Por aquel
entonces comenzó a seguir a la secta de Manes, conocida como los Maniqueos, que más
tarde abandonaría por no responder a sus expectativas de búsqueda de la verdad.
- El momento crucial de su vida, que marca el inicio del segundo período es su
conversión al Cristianismo, acto en el que se vio influido por Mónica, su madre, y que
realizó en septiembre de 386. Él lo entenderá como un paso más en su búsqueda de la
verdad, y se propondrá alcanzar, por la fe en las Escrituras, la inteligencia de lo que
estas enseñan. Su lema será “comprende para creer, cree para comprender”. También le
influyó su encuentro con Ambrosio, obispo de Milán, la muerte de su hijo y la de su
amigo. A partir de su conversión aparece en él la idea de transformación radical del
hombre, observada en las Confesiones. El nuevo hombre ha abandonado todo deseo,
de gloria, de mujeres e hijos, y se dedica al sacerdocio. En este periodo
aparecerán sus
obras De vita beata y De trinitate, que trata de uno de los
problemas más importantes de la teología. Por otro lado, las Confesiones será su
autobiografía espiritual, en la que aparece la distinción entre ambas etapas de su vida
y la idea de la búsqueda de la
verdad interior. Su última obra, De civitate Dei,
escrita durante los años de desmoronamiento del Imperio, se presenta como una
apología del Cristianismo frente a los valores paganos.
Otras obras de este autor son el Contra Academicos, De ordine, Soliloquia, De
inmortalitate animae, De musica, De diversis quaestionibus, y una seria de obras
religiosas.
La significación de Agustín es polémica, porque su concepción filosófica está dentro de
la filosofía medieval, pero por época, y desde el punto de vista del traslado de los
estudios, pertenece al periodo antiguo. Para el Cristianismo, será la máxima "auctoritas"
de la Edad Media, que influirá en todos los pensadores de corte cristiano. Por ello, debe
ser incluido en la tradición occidental latina.
05/12/2006
3.1. San Agustín y la absorción del neoplatonismo.
El valor literario de Agustín está a la par que su valor filosófico, aunque no elabora su
filosofía con intención sistemática (en todo esto se asemeja a Platón o a Nietzsche). En
este contexto hay que pensar cuando hablamos de Neoplatonismo agustiniano.
El Neoplatonismo dominaba aquella época, y provenía de varias fuentes, entre ellas la
jerarquía platónica de las ideas. El Bien solo podía ser conocido por el intelecto.
Además, las Ideas Supremas no son representables, sino que las primeras ideas que
cumplían con esta característica eran las matemáticas.
Esta jerarquía es recuperada por el Neoplatonismo, dando lugar a su propio orden de las
ideas: Uno, Ser, Nous (Intelecto), Psyché (Alma) y Materia. No es exactamente el
mismo esquema platónico, ya que se observa alguna influencia aristotélica. Agustín dirá
que Dios ha hecho el mundo siguiendo el modelo plotiniano, ya que actúa a partir de las
esferas celestes aristotélicas.
Plotino estableció una jerarquía que desciende del Uno a la Materia (pasando por el
Intelecto, el Ser y el Alma). En Agustín, el Uno es Tres, la Trinidad, luego debe
preservarse la unidad pero haciendo posible la Trinidad. El Uno es principio y final.
Dios está presente en todo este esquema ternario, y se encuentra en nuestra alma. Así, la
Teología se convertirá en Psicología. Esto resultará una ventaja para la filosofía. Para
los Neoplatónicos solo está la vía negativa, ya que de Dios no se puede decir lo que es,
sino solo lo que no es. El Cristianismo cuenta con la revelación apofántica, de forma
que es posible la catáfasis, es decir, hacer afirmaciones sobre lo que verdaderamente es
Dios. En el alma se observan las relaciones expuestas más arriba, que recuerdan a las
que se observan en Plotino. Este pensador argumentaba que el Uno se ve a sí mismo
como Intelecto y eso crea el Ser, que tiene inmanencias que serán el Alma. Así aparece
la tríada. En Dios existen las tres potencias del alma, puesto que esta es reflejo de Dios.
3.2. La antropología agustiniana.
Para Agustín, el hombre es la unidad de alma y cuerpo, aunque es esta primera la que se
sirve del segundo.
En el hombre hay algo que le trasciende, y esto no es otra cosa que Dios, y por ello debe
ser buscado en nuestro interior.
La historia del mundo es la de un despliegue perpetuo, una evolución. El tiempo se
despliega con él. Las más nobles criaturas de Dios son los ángeles, de los cuales no sabe
Agustín si tienen o no cuerpo. A continuación viene el hombre, no muy lejano a los
ángeles, pero compuesto (de cuerpo y alma).
Agustín no concibe la materia como mala, ni que el alma estuviese unida al cuerpo en
castigo por el pecado. El cuerpo del hombre no es la prisión del alma, sino que lo ha
llegado a ser a consecuencia del pecado original, y el primer objeto de la vida moral
consiste en liberarnos de él. Por haber sido creada de la nada, la naturaleza humana solo
es buena en la medida que es, pero en esta misma medida, es buena. De este modo, el
bien es proporcional al ser, de donde se sigue que lo contrario del bien, el mal, no puede
considerarse como ser. Estrictamente hablando, el mal no existe. Solo es ausencia de
bien, una privación. La moralidad solo se encuentra en los actos de las criaturas
racionales.
En Agustín, la búsqueda de Dios es una búsqueda amorosa, que se da en la fe. Los
Neoplatónicos buscaban a Dios en la naturaleza. El lema de Agustín será “Noli foras
ire” (no busques fuera de ti). Este será el principio del subjetivismo y antecede al
subjetivismo moderno. La verdad se busca dentro del hombre porque es ahí donde está.
El ser humano se compone de cuerpo y alma, el lugar donde se puede hallar a Dios. Más
adelante se buscará en la mente (Descartes). Dios con su gracia hace que el hombre le
busque.
La libertad humana es poder echar a Dios de nuestras vidas pecando.
Agustín defenderá un iluminismo. El alma humana es la imagen, el reflejo más perfecto
de Dios en nuestra alma, doctrina que constituye la aportación más profunda de
Agustín.
La libertad es un bien, pero que puede causar un mal. Quizá sin libertad seríamos
mejores, por no poder pecar. La libertad solo puede intervenir en la lucha del alma con
el cuerpo. El libre albedrío no es un bien en absoluto, aunque sí es un bien como
bienaventuranza. Ser feliz es el objetivo final de todo ser humano, y para serlo, cada uno
tiene que volverse hacia el Soberano Bien, quererlo y adherirse a él. Por ello, se impone
la necesidad de ser libre. El pecado consiste en darle la espalda a Dios para gozar de sí y
de las cosas que son inferiores. El pecado original tuvo como consecuencia la rebelión
del cuerpo contra el alma. De ahí provienen la concupiscencia y la ignorancia. Por ello,
el cuerpo sí consiste en una tumba para el alma. Para librarse de ella, el alma necesita la
gracia de Dios. Sin la gracia se puede conocer la Ley divina, pero solo con ella
podremos cumplirla. La gracia es un socorro que Dios pone a disposición del libre
albedrío del hombre. El efecto de la gracia es convertir la voluntad de mala a buena.
Poder obrar mal es inseparable del libre albedrío, pero poder no hacerlo es una señal de
libertad.
La razón superior es la que se despega de lo individual y de lo sensible, y se eleva
progresivamente a la contemplación intelectual de las Ideas. La única razón de
filosofar es ser feliz. Solo aquel que es verdaderamente feliz es verdaderamente
filósofo, y solo el cristiano es feliz, porque es el único que posee el verdadero Bien,
fuente de toda felicidad. Este Bien lo poseen todos los cristianos juntos. Los hombres
que aman a Dios están unidos a Él por el amor que le tienen, y están también unidos
entre sí por ese motivo. Por ser hombres, los cristianos viven también en ciudades,
pero aunque vivan en lugares distintos y hablen distintas lenguas, están unidos, como
ya hemos dicho. Luego también ellos forman un pueblo, cuyo territorio místico puede
llamarse la “Ciudad de Dios”. La construcción de esta Ciudad divina es la gran obra de
todos los cristianos.
3.3. La teoría del conocimiento.
Conocer es aprehender por el pensamiento un objeto que no cambia y cuya misma
estabilidad permite retenerlo bajo la mirada del espíritu. Un objeto verdadero es
también necesario, inmutable y eterno, pero su presencia en nuestro conocimiento
presenta un problema, porque ninguno de los objetos sensibles cumple con estas
características, sino que son todos contingentes, mudables, pasajeros, al igual que el
hombre. Sin embargo, en mi razón está esa verdad, por encima de ella. Luego en el
hombre hay algo que le trasciende, y esto no es otra cosa que Dios, y por ello debe ser
buscado en nuestro interior.
En Agustín, la búsqueda de Dios es una búsqueda amorosa, que se da en la fe. Los
Neoplatónicos buscaban a Dios en la naturaleza. El lema de Agustín será “Noli foras
ire” (no busques fuera de ti).
Agustín define el tiempo como “Distensio Animi” (distensión del alma). Esto influirá
más adelante en Kant. La Memoria fija el Ser, porque en la realidad, el Ser se pierde.
La Voluntad actúa, causa y el Entendimiento intelige. Estas tres potencias del alma
juegan un papel fundamental en la teoría del conocimiento agustiniana. Toda la
filosofía agustiniana está bajo el impulso del iluminismo. Esto ya se observaba en
Platón. Para conocer se requiere una luz. Otra cosa es el objeto que se conoce. En
Aristóteles sigue apareciendo la luz como intelecto agente sobre el intelecto paciente.
El primero ilumina al segundo.
Lo que aportará Agustín es que será Dios el que ilumine al entendimiento agente. Así,
Dios será causa del conocimiento universal. La iluminación ya no es causa de la
inteligencia humana (como en Aristóteles).
Aquí entra en juego la libertad, que en el hombre puede interrumpir la iluminación
divina.
La razón superior es la que se despega de lo individual y de lo sensible, y se eleva
progresivamente a la contemplación intelectual de las Ideas.
3.4. El conocimiento de la existencia de Dios.
Agustín aportará una idea a la incipiente teología: la idea de Eros-Caritas Ágape, y así
liga la teología al amor. El Eros es el amor que une a los amigos, y la Ágape,
relacionada con la Caritas, constituirá una celebración, un banquete o simposio que
reúne a los amigos por medio de la Caritas para conmemorar a Eros. Así, la filosofía
en Agustín será amor a Dios, siendo este causa final de ese conocimiento o ese amor.
Eso explicará las transformaciones que se dan en la filosofía cristiana.
En el hombre hay algo que le trasciende, y esto no es otra cosa que Dios, y por ello
debe ser buscado en nuestro interior. Dios es más interior a nosotros mismos que
nuestro propio interior. Dios es el ser mismo, y es verdaderamente, lo que equivale a
decir que es siempre de la misma manera. La Edad Media buscará en la noción de la
esencialidad de Dios la base para probar que su existencia es inmediatamente evidente.
Las cosas han sido hechas por Dios de la nada. Él, por estar dotado de suprema
inmutabilidad, no ha desplegado su acción creadora a través del tiempo. Para crear el
mundo, Dios no ha tenido más que quererlo y decirlo. La narración de la creación en
seis días es puramente alegórica.
La historia del mundo es la de un despliegue perpetuo, una evolución. El tiempo se
despliega con él. Las más nobles criaturas de Dios son los ángeles, de los cuales no
sabe Agustín si tienen o no cuerpo. A continuación viene el hombre, no muy lejano a
los ángeles, pero compuesto (de cuerpo y alma).
En Agustín, la búsqueda de Dios es una búsqueda amorosa, que se da en la fe. Los
Neoplatónicos buscaban a Dios en la naturaleza. El lema de Agustín será “Noli foras
ire” (no busques fuera de ti).
Agustín defenderá un iluminismo. El alma humana es la imagen, el reflejo más
perfecto de Dios en nuestra alma, doctrina que constituye la aportación más profunda
de Agustín.
En Agustín, el Uno es Tres, la Trinidad, luego debe preservarse la unidad pero
haciendo posible la Trinidad. El Uno es principio y final. Dios está presente en todo
este esquema ternario, y se encuentra en nuestra alma. Así, la Teología se convertirá
en Psicología. Esto resultará una ventaja para la filosofía. Para los Neoplatónicos solo
está la vía negativa, ya que de Dios no se puede decir lo que es, sino solo lo que no es.
El Cristianismo cuenta con la revelación apofántica, de forma que es posible la
catáfasis, es decir, hacer afirmaciones sobre lo que verdaderamente es Dios. En el
alma se observan las relaciones expuestas más arriba, que recuerdan a las que se
observan en Plotino.
11/12/2006
Las tres polémicas de San Agustín.
Agustín polemiza con tres doctrinas de su tiempo: el Maniqueísmo (que abrazó antes de
convertirse al Cristianismo), el Donatismo, y el Pelagianismo.
Estas polémicas son de tipo religioso, y solo las criticará tras su conversión. A pesar de
ello, en la obra agustiniana se hallan influencias de estas doctrinas.
a) Maniqueísmo: se observa que tiene muchos elementos neoplatónicos y también
gnósticos. Hay muchas formas de Maniqueísmo, pero esencialmente, es la doctrina
filosófica y religiosa que afirma que existen dos principios: uno del bien y otro del mal.
Esta doctrina procedía de fuentes de religiosidad oriental y de la olímpica donde se halla
una narración de estos elementos como principios. Esto nos lleva a pensar que el
movimiento de las religiones va ligado a esta polémica.
En el Judaísmo (y en consecuencia en el Cristianismo) esto no es así. En la Gnosis se
anunciaban dos principios bajo dos formas: dos divinidades o principios espirituales,
uno bueno y otro malo, que se enfrentan hasta que uno de los dos triunfa y se constituye
en el Dios del Cristianismo, aunque el principio derrotado, el del mal mantiene su
presencia y es el origen de todo el mal de la creación, ya que esta en sí misma no puede
ser mala. En la doctrina del Cristianismo esto aparece en el Ángel Caído.
La otra forma de Maniqueísmo es más filosófica, y dice que hay que separar el mundo
del espíritu del de la materia. Dios como principio del bien solo puede ser principio del
espíritu, ya que la materia no tiene espíritu y por ello es el mal. De esto surge el
problema del origen de la materia.
En el Neoplatonismo se considera que la materia es el mundo de la oscuridad, ya que
ésta es el elemento más bajo.
Para Aristóteles, la cuestión de la materia era distinta, porque ésta adquirirá su ser en
unión con la forma. Los seres espirituales no están del todo despojados de la materia,
aunque habrá un ser que será forma pura. Este ser constituye el problema teológico de
Aristóteles.
Los medievales se encuentran con la misma cuestión: en el mundo pagano surge el
Neoplatonismo plotiniano, que la resolverá con la tesis del Uno, del que deriva toda
realidad, de forma que se teologiza la ontología. Pero el propio Neoplatonismo topa con
la existencia de la materia, que resolverá diciendo que procede del Uno en cuanto
existencia.
En clave alegórica, el ser se dará como luz, es decir, la iluminación divina es lo que
confiere a las cosas su entidad. Agustín se apoyará en una lectura alegórica, aunque
también echará mano de la científica, igual que el Neoplatonismo. En esta última lectura
se hallarán elementos aristotélicos.
Agustín se enfrentará al Maniqueísmo desde una concepción neoplatónica en la que
insiste en que no pueden existir dos principios separados, sino que el principio único se
manifiesta como armonía y unidad, y solo puede ser así. Esto es estrictamente
neoplatónico, ya que el Bien siempre es unidad y armonía, y el Mal disgregación y
desorden (aristotélico). Entonces Agustín concluye que el mal no puede proceder de
Dios, ya que Él solo puede ser origen del ser. Los maniqueos opinaban que sí podía ser
así. Aquí aparece la doctrina de los trascendentales, en el sentido de atravesar.
En el mundo cristiano se concebirá que Dios ha creado la materia, y que el mal es noser. El máximo mal para el hombre es la ausencia de Dios, el pecado. La causa de ese
pecado debe ser el hombre con sus actos de desobediencia a Dios, dando con ello un
mal uso de la voluntad, de la libertad. El mal radical es la ausencia absoluta de Dios,
que sufrirán los condenados.
b) Donatismo, llamada así por el obispo Donato, su preceptor. Esta corriente procedía
de una tradición gnóstica que tendrá influencia en movimientos heréticos hasta el siglo
XIII, aunque también en algunos ortodoxos como el franciscano.
Según este obispo, la iglesia sería la comunidad de los perfectos, frente a la comunidad
de la imperfección que formaría el resto de la gente. El problema que plantea Donato
era que los sacramentos impartidos por un sacerdote en pecado no serían válidos, ya que
en pecado es imposible pertenecer a la iglesia. Pero ¿cómo se reconoce al sacerdote
perfecto? Ante esto, Agustín elabora una doctrina en la que el sacramento es siempre el
resultado de una acción de Cristo, aunque el instrumento para proporcionarlo sea el
sacerdote. Cristo es la causa eficaz y el sacerdote es la causa instrumental, concepción
que será abandonada en el aristotelismo medieval para ser retomada en el siglo XIV.
La causa instrumental se considera como causa no activa, frente a la causa eficaz, que sí
lo será. Este problema perdurará hasta la actualidad, aunque se considera que la eficacia
del sacramento procede de lo que “se opera cuando se está operando”.
c) El conflicto con el Pelagianismo, corriente defendida por Pelagio, tendrá
consecuencias más importantes. Respecto de la naturaleza humana, este pensador
sostenía el creacionismo, esto es, que el alma humana es creada o infundida en el nuevo
ser humano en el momento de la concepción.
Agustín sostendrá frente a él, el tradicianismo, que entiende que el alma humana se
transmite en el mismo acto carnal, y que Dios no interviene directamente. Esto recuerda
a Aristóteles y a su unión de materia y forma. Agustín quiere reflejar con esto que el
alma del que va a nacer lleva ya el signo del pecado por proceder de un acto
pecaminoso.
12/12/2006
Las 3 oposiciones de San Agustín.
De aquí nacen las oposiciones entre:
a) Entendimiento y voluntad: se refiere a la definición de los atributos divinos, que se
relacionan con el tema de las facultades humanas o del alma. Para Agustín tienen un
gran significado teológico, ya que el alma humana es imago Dei (imagen de Dios).
El Cristianismo había conciliado a Dios con tres personas, luego esto estará implícito en
cualquier investigación sobre el hombre. Surge así la cuestión de que en la esencia del
alma percibimos una serie de facultades: memoria, entendimiento (o intelecto) y
voluntad, siendo estas dos últimas las que reciben mayor importancia para la reflexión
sobre Dios llevada a cabo en la Edad Media.
La facultad del entendimiento sería la del conocimiento, ligado a la verdad, mientras
que la voluntad está ligada a la acción, que es búsqueda del bien para alcanzarlo. Esta
distinción tendrá una significación estructural metafísica, y así se hablará de filosofías
intelectualistas (Platón, Kant) o filosofías voluntaristas (Nietzsche).
Para Agustín no hay gran conflicto entre el intelecto y la voluntad en Dios porque la
unidad divina así lo garantiza. Si el alma está en pecado, está muerta, por ausencia de
Dios, que es vida, de forma que ningún conocimiento es posible al hombre en pecado.
El pecado trae todos los males que transforman la naturaleza humana.
b) Naturaleza y gracia: Qué significa el pecado es el problema que se plantea en la
polémica pelagiana. Para Agustín es una transformación radical de la naturaleza
humana. No es el mismo hombre el del paraíso (que estaba libre de pecado) que el que
nosotros vemos, luego hay una dualidad en su naturaleza.
El hombre recuperará su verdadera naturaleza en el cielo. Para Pelagio la naturaleza
humana era una sola, y solo con ella podía hacerse el bien. Según la opinión de Agustín
será necesaria la gracia de Dios para hacer el bien porque el hombre por sí mismo es
pecador.
La permanencia de Cristo entre nosotros tras su muerte se da a través de la gracia. Pero
la duplicidad agustiniana de naturalezas será conflictiva. El lema agustiniano será
“gratia (non) tollit naturam” (la gracia (no) quita la naturaleza).
c) Predestinación y libre arbitrio: El tercer conflicto resume los otros dos y será más
influyente en la Edad Media, apareciendo en formas distintas. Será el sujeto principal de
la reforma luterana.
El tema de la predestinación y el libre arbitrio está vinculado con la polémica
naturaleza-gracia y también es conocido como el tema de los futuros contingentes, que
ya aparecía en Aristóteles, aunque con otros términos (Sobre la interpretación).
El filósofo griego se plantea, frente a los megáricos, cuál es el tipo de lógica que se debe
aplicar a los asuntos humanos, especialmente cuando interviene en ellos el tiempo. Esta
lógica ha de ser distinta de la lógica científica. Aristóteles se plantea cómo debe ser un
enunciado sobre un hecho que aún no ha sucedido.
En la Edad Media se plantea en relación con el entendimiento y la voluntad de Dios, es
decir, con el saber y el poder de Dios. Entonces, la cuestión será la siguiente: si Dios lo
sabe todo, sabe también el futuro, pero al mismo tiempo, lo puede todo, luego, puede
cambiar el futuro, en base a que sabía lo que iba a suceder. Pero si cambia lo que él
sabía que iba a suceder, se equivocó en ese saber, luego había algo que no sabía, con lo
que se debe concluir que no es omnisciente. Así entran en contradicción la omnisciencia
y la omnipotencia divinas.
Pero esto también se da en relación al hombre, que no es omnipotente ni omnisciente, y
al no serlo, su futuro es para él contingente, y solo es conocido por Dios. Esto es lo que
determina el problema de la predestinación, esto es, si Dios tiene ya decidido de
antemano quién se va a salvar y quién no.
Esto cuestiona la libertad del hombre, dado que en ese caso, Dios ya habrá decidido su
futuro. Como para Agustín la vida verdadera es la sobrenatural, este conflicto no tiene
demasiada importancia, aunque quizá como teólogo se incline más por una
predestinación. Tal vez como filósofo preferiría el libre arbitrio.
Lutero se inclinará definitivamente por la opción de la predestinación, de forma que
para él todo está determinado por Dios. Para Agustín la predestinación no es problema,
porque Dios nos ha dado la gracia y solo importa la vida espiritual. La libertad solo la
tenemos y la usamos para apartarnos de Dios.
18/12/2006
3.5. La concepción cristiana de la historia.
Para terminar, haremos referencia a la concepción agustiniana de la historia, expuesta en
la obra De Civitate Dei.
Para los griegos (Heródoto, Tucídides) o los romanos (Polibio, Tito Livio) la historia es
simplemente una narración de hechos aislados, inconexos, que se caracterizan porque
no tienen un sentido unitario. A veces también mezclan acontecimientos con leyendas,
como ocurre en las obras de Tito Livio.
Frente a esta concepción, Agustín considera a la historia como una línea continua de
sentido, y por eso se suele representar como una línea recta, frente a la concepción
circular de romanos (considerada así por ser siempre actual, ya que para ellos el Imperio
era eterno). Los griegos son los primeros en introducir en la historia acontecimientos de
otros pueblos, y en esto les seguirán los romanos.
Frente a esta concepción actual o intemporal, ha aparecido un elemento nuevo, Dios,
creador del tiempo, de forma que la historia tiene un principio y un final, en los que
aparece Dios. Así la historia cobra un sentido. Además se asegura la continuidad gracias
a Dios.
A partir de Agustín se hablará de la historia de esta manera. Los movimientos
historicistas, que tienen bases teológicas, de Hegel y Marx, sustituirán al Dios
agustiniano por la razón eterna y suprema.
En segundo lugar, señalaremos que el tiempo aparece como una creación divina,
relacionada con el hombre, de forma que la historia humana aparece como la historia de
la creación. A su vez, Agustín la caracteriza como una pérdida de gloria, de pureza,
porque el tiempo arranca con el pecado original, porque el tiempo y la historia aparecen
con la expulsión del hombre del paraíso.
El final de la historia será la recuperación de ese paraíso que se dará al final de los
tiempos, en la vida celestial. Allí se recuperará el paraíso y se acabará el tiempo, porque
ahora todo será eternidad. La historia es el período entre la pérdida de la felicidad del
paraíso y el juicio final. En esa historia hay tres historias paralelas: por un lado, la del
pueblo de Israel, que recorre el mundo en busca de la Tierra Prometida. Por otro lado, la
de los cristianos en el Imperio Romano, que es polemizada por los Padres Apologetas.
Para ellos, y para Agustín, los males del Imperio vienen de su mala gestión y no del
Cristianismo, que además es el que lo mantiene.
Por último, también se refiere a la historia de la salvación dentro del Cristianismo, que
tiene un momento inicial (la redención). Esta es la historia humana a través del tiempo,
que empieza a considerarse como una salvación del pecado. Cristo ha venido a expiar
nuestros pecados y nos preparará para el juicio final. A medida que transcurre la historia
podemos ir siendo mejores.
En el propio tiempo, los hombres aparecen divididos en dos clases, o dos ciudades: la
ciudad terrenal, que forman todos los ciudadanos en cuanto constituyen un estado, y
dentro de ella, algunos forman la ciudad celestial, cuyo signo institucional es la iglesia.
En ellos está Dios, y por ello viven en la gracia. Pero se plantean una serie de problemas
sobre estos elegidos, por ejemplo, el que planteaba Pelagio.
En el tiempo coexisten las dos ciudades, que no se reconocen por signos exteriores, sino
que en algunos está Dios y en otros no. En la terrenal, los hombres se ocupan del cuerpo
y en la celestial del alma. Por ello no debería existir conflicto alguno, pero si existiera
en algún momento, se debe tener en cuenta que el alma siempre tiene preeminencia
sobre el cuerpo. Así, Agustín concibe la historia con un sentido, el que da Dios, de
hacer recuperar al hombre el paraíso perdido. Esto solo lo pueden llevar a cabo los
hombres elegidos. El final de la historia es aquel en el que se separan definitivamente
las dos ciudades.
19/12/2006
Tema 5. La Filosofía en la Alta Edad Media latina. El renacimiento carolingio.
1. El contexto histórico-cultural.
De los siglos V al XI. Comienza en el 476 con la caída de Roma y la invasión de los
pueblos bárbaros (germánicos), algunos ya romanizados.
La primera dinastía de reyes francos son los merovingios, cuyo primer rey es
Clodoveo, que se convierte al cristianismo y con él, poco a poco, todo el pueblo. Este
cristianismo al que se convierte todavía es muy heterodoxo.
Después de los merovingios surge la dinastía de los carolingios, formada por
Carlomagno, que intenta restaurar el antiguo Imperio Romano: el Sacro Imperio
romano-germánico. Se puede reconstruir el Imperio romano con una alianza entre el
Papa y el emperador. La dinastía carolingia continúa con los otónidas. En Italia
dominan los pueblos lombardos.
En el siglo VI, surge por obra de Justiniano (emperador bizantino) la idea de
reconstruir el imperio occidental aportando la unidad que tiene Oriente. Conquista el
norte de África y ciertas zonas de Italia, donde instaura la capital del Imperio
occidental en Rávena. También llegan a España pero este intento de restauración
imperial se frustra rápidamente.
En España están los visigodos, que se hacen cargo de todo el poder romano
instituyendo un sistema feudal. Abrazan un cristianismo arriano (concepción herética
proveniente del arrianismo), no ortodoxo.
La cristianización llega a las islas británicas, donde anglos y sajones tomaron el poder
romano, pero llegó más a las zonas irlandesas.
A partir del siglo VIII, en España, tiene lugar la invasión árabe, que expulsa a los
visigodos (D. Rodrigo) en la batalla de Guadalete (711). Se estabiliza la situación,
estableciéndose la frontera entre árabes y españoles en Castilla (Duero). Hasta el siglo
XI dura el proceso de Reconquista.
En Al-Andalus se produce la sucesión del emirato cordobés (los emires son instituidos
por el califato oriental) al califato cordobés (independiente de oriente). La cultura se
encuentra aquí en mayor grado que en los territorios cristianos.
Debido al abandono de los centros urbanos fundados por los romanos (ciudades) surge
el feudalismo. Las ciudades entran en crisis, no por la invasión de los pueblos bárbaros
(inmediatamente después de la caída del Imperio Romano) sino que los bárbaros
mantuvieron la estabilidad urbana. A partir del siglo VIII, las vías comerciales se
hacen inseguras, y se cierran las rutas comerciales del Mediterráneo, por la invasión
árabe (piratería en ambos casos, tanto en vías terrestres como marítimas), lo cual
provoca que los centros comerciales o ciudades entren en crisis. También los
normandos piratean por los ríos hasta París.
Las vías romanas pierden uso y rastro, y las ciudades quedan aisladas, se despueblan y
hacia el siglo VIII culmina el período de dominio de la vida agrícola. Los agrícolas
toman el modo de vida de supervivencia, con escasa técnica. Los campesinos se
agrupan en pequeños núcleos, que están sometidos al pillaje de pequeños grupos
armados ante la falta de un poder unificado. Así nace el feudalismo (sistema que se
basa en micro-poderes fragmentados en torno a un castillo que les ofrece seguridad).
Estos terrenos feudales van creciendo y generarán las primeras monarquías ("primus
inter pares", primero entre iguales). Con las monarquías resurgen las ciudades.
Paralelamente al surgimiento feudal, comienza la vida monástica. El monasterio
cristiano es el equivalente al castillo feudal en el mundo religioso y cultural. El mundo
cultural sufre una crisis similar a la economía de las ciudades. Los centros culturales
urbanos desaparece y se traslada el saber a los monasterios, en torno a los cuales
también se agrupan núcleos de campesinos defendidos no por el poder físico, sino por
el religioso-espiritual.
Los hombres de cultura se refugian en esos monasterios. Desaparecen las antiguas
escuelas, y con ellas las ideas que estaban en expansión. Ahora sólo se enseña a los
hombres religiosos dentro de los monasterios. De esta forma, toda la cultura es
religiosa.
En los últimos siglos de la Alta Edad Media, se afianza el poder monárquico gracias a
la idea de Imperio, tomando como modelo a Carlomagno, y su alianza con el Papa.
Hasta este momento, el Papa no tiene tanto poder temporal (sí el espiritual).
Conflicto de las investiduras: mediante este conflicto se decidió quién tenía el derecho
y el poder de investir a las grandes autoridades eclesiásticas. Eran los nobles feudales
y el emperador los que los investían. El papado pretende recuperar este poder. El
conflicto concluye en el 1077 en la "humillación de Canossa". Canossa es un castillo
gobernado por la condesa Matilde. Enrique IV, emperador del sacro imperio, se
enfrenta con Gregorio VII, el Papa que exige el derecho de investidura, ya que a través
de los obispados se efectuaba la recaudación de impuestos, su restitución al papado.
Gregorio VII excomulga a Enrique IV, lo cual coincide con una rebelión de los nobles
alemanes hacia su emperador, que como estaba excomulgado pierde los súbditos.
Enrique IV pide perdón, o se ve obligado a ello, y el Papa tiene la obligación de
perdonarle, en tanto que cristiano. Enrique IV va al castillo de Canossa como penitente
a cumplir la penitencia impuesta por el Papa. Así queda establecido el poder del Papa
como firme oposición al poder temporal del emperador.
El emperador retorna a Alemania, y poco después reiniciará la polémica contra la
Iglesia invistiendo él mismo sin contar con el Papa, puesto que no había ningún
sistema de control. Esto marcará el resto de la Edad Media.
2. Boecio.
Primer filósofo que, cronológicamente, es medieval. "El último de los romanos y el
primero de los medievales". Personaje influyente en la corte de Teodorico, rey bárbaro
que gobernaba en Roma. Fue decapitado debido a su intento de mediación en el
conflicto entre este nuevo poder romano y el Imperio Bizantino.
En los últimos meses de su vida escribió Consolatio philosophiae. También es
importante De hebdomalibus. Su filosofía es la búsqueda de "symphonia" o concordia
entre las escuelas de filosofía y religiosas, al igual que el neoplatonismo. Por eso a
Boecio se le asimila en el neoplatonismo.
No tiene claras reminiscencias cristianas, por lo que su neoplatonismo no es cristiano
sino cristianizante. En ningún momento se refiere a Cristo.
Destaca su aportación o la creación del problema de los universales, debido a su
interés por las cuestiones de lógica. De hecho, traduce al latín las Categorías de
Aristóteles y el Isagoge de Porfirio. Estas dos obras recogen las enseñanzas lógicas de
Aristóteles y unos comentarios de Porfirio, lo que se conoce como "logica vetus". En
la Baja Edad Media, en el período universitario, llegarán nuevas traducciones de
Aristóteles, lo que será "logica nova". Hasta entonces, se enseñará "logica vetus".
En Porfirio aparece por primera vez la cuestión de los universales, que serán los
géneros y las especies. Este autor desarrolla los árboles que llevan su nombre, que
permiten llegar a la definición de cualquier ser. La idea universal es la de ser o ente.
La filosofía se divide en dos especies (tomada como género):
- Activa o práctica.
- Teórica o especulativa. Se subdivide en tantas ciencias como clases de seres hay que
estudiar. Para Boecio existen tres clases de seres que son objeto de
conocimiento verdadero:
· Intellectibilia (o intelectibles, cuya ciencia es la teología). Son plenamente
espirituales (o formales) y no tienen relación con la materia, por ejemplo Dios
o los ángeles.
· Intelligibilia (inteligibles, cuya ciencia es la psicología, aunque Boecio no
propone esta denominación). Pueden unirse con la materia o pueden darse
separados de ella, ya que son seres concebibles por el
pensamiento puro, pero
caídos en cuerpos. Son por tanto, seres
espirituales aunque no puramente,
como por ejemplo las almas.
· Naturalia (naturales, cuya ciencia es la fisiología o la física). Son los que en
su aspecto de cognoscibilidad, pueden ser objeto de la inteligencia, por
ejemplo los astros. La materia no inteligible sería puro no-ser, y por eso
no
aparece en este esquema de los seres.
Dentro de esta clasificación aparece el problema de los universales, con la pregunta
sobre qué es el ser o el ente. Los universales más amplios (ser o ente) se pueden
dividir para llegar a lo más concreto o lo más material. Así, se dividen en géneros, que
a su vez se pueden especificar, es decir, dividir en especies. La cuestión es si
“racional” es un género o una especie.
Así, la cuestión se plantea en términos de qué clase de realidad tienen estos conceptos.
En la cuestión de los universales, la opinión de Boecio es muy afín a la de Aristóteles.
El autor romano demuestra por un lado, la imposibilidad de que las ideas generales
sean sustancias. Los géneros y las especies son, por definición, comunes a grupos de
individuos; ahora bien, lo que es común a varios individuos no puede ser, por su parte,
un individuo.
De hecho, Boecio se adhiere a una solución propuesta por Alejandro de Afrodisia: los
sentidos nos proporcionan las cosas en un estado de confusión o, al menos, de
composición; nuestro espíritu, que goza del poder de disociar y recomponer estos
datos, puede distinguir en los cuerpos, para considerarlas separadamente, propiedades
que solo se encuentran en ellos en estado de mezcla. Los géneros y las especies son
unas de tantas.
Quizá se objete que estamos pensando algo que no existe, pero esta objeción sería
insustancial, ya que no hay error en distinguir con el pensamiento lo que está unido en
la realidad, con tal que se sepa que lo que se distingue así con el pensamiento se halla
así unido en la realidad.
Entonces, la solución del problema de los universales es que estos subsisten en unión
con las cosas sensibles, pero no se conocen separadamente de los cuerpos. Pero si
forzáramos un poco más a Boecio, comprobaremos que la cuestión no está del todo
resuelta. La solución de Boecio no nos muestra cómo lleva a cabo el espíritu esa
operación de separación, ni tampoco su naturaleza ni su condición. De cualquier
forma, la Idea es la realidad que corresponde a los universales.
08/01/2007
Para Boecio, la ciencia más alta es la que tiene por objeto el pensamiento puro, esto es,
lo intelectible, o Dios. Para demostrar su existencia, Boecio se apoya en lo siguiente: la
existencia de lo imperfecto en un orden cualquiera presupone la de lo perfecto, que no
puede ser otra cosa que Dios, por ser además el principio de todas las cosas. Por ser
perfecto, Dios es el bien y la felicidad.
En opinión de Boecio, la felicidad es el estado de perfección que consiste en poseer
todos los bienes. Dios es, pues, feliz, o mejor dicho, la felicidad misma; de aquí se
produce el corolario de que los hombres solo pueden ser felices participando de Dios, y
haciéndose dioses. Pero este Dios se escapa a las determinaciones de nuestro
pensamiento. Dios es absolutamente uno, y por ello escapa a todas las categorías.
Después de Dios, está lo inteligible, que es el alma. Boecio opina que las almas han
preexistido a los cuerpos. En la Consolatio también se trata el tema de la Rueda de la
Fortuna. Los seres naturales tienden naturalmente a sus lugares naturales, donde se
asegurará su integridad; el hombre puede y debe hacer lo mismo, pero lo hace por su
voluntad, que es sinónimo de libertad. Cuanto mejor se use la razón, más libre se es.
Dios goza de un conocimiento tan perfecto que su juicio es infalible, y por ello su
libertad es perfecta. El alma del hombre es tanto más libre cuanto más se rige por el
pensamiento divino. Querer lo que el cuerpo desea es el último grado de esclavitud; por
el contrario, querer lo que Dios quiere, amar lo que ama, es la más sublime libertad, y
por tanto, la felicidad.
Pero aquí aparece el problema de los “futuros contingentes”, que ya apareció en Agustín
de Hipona. Boecio soluciona este problema disociando sus componentes: el de la
previsión y el de la libertad. Dios prevé de manera infalible los actos libres, pero los
prevé como libres; el hecho de que tales actos sean previstos no exige que sean
necesarios. Por ello, Dios no prevé sino que provee. Ve eternamente lo necesario como
necesario y lo libre como libre.
Por otro lado, Boecio es parco a la hora de explicar el origen del alma, y más escueto
aún en cuanto se refiere a su fin. Sí apunta que los buenos se deifican por ser buenos, y
los malos se condenan por serlo, siendo ese su castigo. Boecio no duda de la existencia
del purgatorio.
El estudio de la naturaleza es abarcada por un grupo de cuatro ciencias llamado
Quadrivium: aritmética, astronomía, geometría y música. La filosofía práctica se
subdivide de acuerdo con los actos que hay que realizar. Comprende tres partes: la que
enseña a conducirse a sí mismo mediante la adquisición de las virtudes; la que consiste
en hacer reinar en el estado esas mismas virtudes de prudencia, justicia, fortaleza y
templanza; y por fin, aquella que preside la administración de la sociedad moderna. Así,
se añaden otras tres disciplinas, que conforman el llamado Trivium: la gramática, la
retórica y la lógica.
Pero a propósito de la lógica surge la dificultad de si debe ser considerada arte o ciencia.
Sería el arte de discernir lo falso y lo verosímil de lo verdadero, pero a la vez sería
ciencia en cuanto instrumento usado por los filósofos. La lógica de Boecio es un
comentario a la de Aristóteles.
En cuanto a la naturaleza, Boecio opina que Dios adorna una materia caótica con formas
a imagen de las Ideas; las doctrinas de los números, de los elementos, del alma del
mundo y de la liberación del alma mediante la contemplación se encuentran
documentadas brevemente en la obra de este autor.
Boecio subordina a la providencia eso que él llama destino. Considerado en el
pensamiento ordenador de Dios, el orden de las cosas es la providencia. Se identifican
bien y ser, y mal y no-ser. Las cosas, sustancialmente buenas, se diferencian del sumo
bien (Dios) en que cada ser individual es una colección de accidentes, única e
irreducible a cualquier otra. El hombre es a la vez cuerpo y alma.
Aquí cabe distinguir entre el ser y lo que es. En una sustancia simple como Dios, se
puede decir que su ser y lo que es son la misma cosa, en virtud de su simplicidad. En los
seres compuestos, ese “ser”, distinto de “lo que es” es su elemento constitutivo. Todo
compuesto está hecho de elementos determinados por un elemento determinante. El
último determinado es materia, el último determinante es la forma. El alma es aquello
por lo que el hombre es, por ejemplo. Luego el ser de una sustancia compuesta es la
forma por la que dicha sustancia es lo que es. Pero solo es una parte de ella, y
considerada separadamente, no es.
El mundo de los cuerpos naturales es para Boecio un conjunto participante de las Ideas
divinas, ordenado por la providencia. Por ser formas puras, las Ideas no pueden unirse a
la materia; pero de esas formas inmateriales han surgido otras que están en la materia y
forman los cuerpos. Para ser exactos, no son formas, sino simples imágenes de las
formas propiamente dichas que son las ideas de Dios.
Las expresiones que Boecio aportará a la Historia de la Filosofía (expresadas en De
hebdomalibus) son cuatro, que resultan de ordenaciones de doctrinas:
1. La distinción entre esse (ser) y id quod est (ente, aquello que es). El ser sería el
concepto universal de ser, objeto de la metafísica, frente al ente, aquello que
tiene ser, donde se concreta el ser. Pero la distinción no está clara, dependiendo
de la metafísica. El ente sería el ser individualizado.
2. La segunda expresión es el ipsum esse (ser mismo), que empieza a hacer
referencia a Dios, tal como aparecía en la metafísica del Éxodo. Para distinguirlo
del ser anterior se habla de “ser mismo”.
3. La tercera expresión es una nueva oposición, entre tantum esse aliquid
(sustancia) y esse aliquid in eo quod est (accidente, ser algo en aquello que es).
Sustancia era ser y accidente es ser, pero que está en algo que es y no puede no
existir fuera de algo que es. Aquí se encuadra el problema de los universales.
4. La cuarta distinción es la que corresponde con predicación esencial, solo del y
sobre el sujeto (de subiecto) y predicación accidental (in subiecto). El primer
término es esencial, y solo define, por ejemplo, hombre es animal racional. El
segundo define algo que está en un sujeto, por ejemplo, lo musical es agradable.
A pesar de hacer función de sujeto, está en un sujeto y no puede separarse de él.
3. La crisis de la filosofía entre los siglos VI y IX. Pseudo-Dionisio Areopagita.
Este autor pertenece a una época intermedia entre el final del mundo antiguo en
conexión con el medieval y el Renacimiento carolingio (s. IX).
Entre estos dos siglos se produce una gran crisis, y por ello esta época es conocida como
la Edad de Hierro. La crisis es económica (motivada por la destrucción de las vías
comerciales), social (porque la sociedad se hace rural y abandona las ciudades), política
(desaparece la antigua autoridad romana y aparece el feudalismo) y cultural y filosófica
(se pierden las escuelas y la cultura se refugia en los monasterios, dejando de
expandirse).
En este período casi no hay nombres trascendentales en filosofía, aunque será cuando
surja esta figura, conocida como Seudo-Dionisio, que es el autor del llamado Corpus
Dyonisianum. Este autor habría sido el primer filósofo convertido al Cristianismo por la
predicación de Pablo de Tarso en la Academia. Este conjunto de obras aparece en
Oriente, en el mundo bizantino, y se atribuyen a Dionisio al llegar a Occidente. Las
obras aparecen por vez primera en 532, y por ello en Oriente se atribuían a un autor que
se encontraba entre los siglos VI y VII, y que por tanto no puede ser Dionisio. Además,
contiene fragmentos tomados de Proclo. Fue a partir de Pedro Abelardo cuando se puso
en duda la autoría de este conjunto de obras, cuya influencia fue grande en toda la Edad
Media. Recientemente se ha propuesto llamarle Dionisio el Místico.
Las obras más importantes de este Corpus son De chaelestis ierarchia (De la jerarquía
celeste), De eclesiastica ierarchia (De la jerarquía eclesiástica), De divinis nominibus
(De los nombres divinos), la Teología mística y diez Cartas.
Aunque tratan de temas distintos, siguen doctrinas comunes, que sistematizan el
Neoplatonismo cristiano.
El tratado sobre los nombres de la divinidad gira en torno a las ideas de luz, jerarquía y
dialéctica. La Escritura da a Dios una multitud de nombres, pero el autor se pregunta en
qué sentido es legítimo atribuírselos. Por ejemplo, Dios es la luz de los que ven, la
santidad de los santos, la divinidad, la simplicidad y la unidad de aquellos que se
divinizan en Él. Pero los nombres de Dios son solo nombres adaptados a nuestra
condición.
En la obra Los fundamentos teológicos (hoy perdida, y que era la primera parte del
tratado sobre los nombres de Dios) se había establecido que Dios es absolutamente
incomprensible para los sentidos y para la razón. Por ello, es innombrable. Aquellos a
quienes ilumina con una luz superior pueden hablar de él, pero solo mediante
negaciones, como se verá. Lo fundamental es que aparece la noción de Dios cristiano ya
identificado con el Uno neoplatónico y que se expresa mediante la noción de luz, y su
actividad mediante la luminosidad. Así aparece una jerarquía, que se establece en el
universo, como ordenación por grados de ser, que serían grados de luminosidad, luego
los seres más superiores son los que están más próximos a la luz.
En esta interpretación surge la teología negativa, con referencia a la apophasis o
negación, que se considera superior a la positiva, la kataphasis o afirmación (donde se
encontrarían todos los nombres que la Biblia confiere a Dios), que se basa en la noción
de que el conocimiento teológico ha de basarse en una dialéctica, que tiene siempre una
forma ternaria, con una tercera actitud en la que se reconciliarán las dos anteriores
conocida como teología superlativa, porque Dios será concebido como un “híper-ser”,
una “híper-bondad”, una “híper-vida”, etc. Lo que se afirme sobre Él está por debajo de
Él. Es la causa inaccesible de los seres, y trasciende a la vez su afirmación y su
negación.
El conocimiento depende de la existencia de tres elementos: Dios se identifica con el
Uno, pero ¿qué tipo de relación se establece entre la unidad y la multiplicidad? La
unidad sería lo espiritual y la multiplicidad lo material. El Neoplatonismo trató de
eliminar esa barrera que se establecía entre esos dos mundos. Platón y Aristóteles se
ocuparon de esta distinción, cada uno a su manera. El Neoplatonismo sintetizará ambas
concepciones.
- Para Platón el principio está en lo Uno, y de es de esa unidad de la que hay que
partir. Ese Uno se dirige a lo múltiple (proodos, deducción) y esto es un descenso, de
manera
que la materia será reflejo de lo Uno.
- Aristóteles parte del mundo natural y su intento metafísico es reducir la
multiplicidad a la unidad (epistrophé, inducción).
El Neoplatonismo establece que del Uno se va a lo múltiple, y de lo múltiple se retorna
a lo Uno (analogía, método típicamente aristotélico). El otro método será la anagogía,
que es un movimiento de ascenso, aunque empieza en lo Uno y va a lo múltiple, para
volver a lo Uno, como si Uno y múltiple fueran el uno al encuentro del otro.
Lo Uno atrae y lo múltiple aspira así, esta será la teología del amor, que también
promulgarán los renacentistas. El amor será la forma de conocimiento.
Lo característico de este esquema es la forma triádica de la dialéctica, que caracterizara
la dialéctica posterior. Esto es así porque no hay forma de conocer el Uno en sí mismo,
y de ahí la teología negativa. Para conocer siempre se necesita separar. Desde su propio
interior, el Uno se conoce a sí mismo, como reflejado. Esto recuerda a la metafísica del
Éxodo.
Así aparece la primera tríada, Uno, Intelecto y ser, reflejada en A = A. Cuando el Uno
se ve a sí mismo se ve como uno. El Ser es el Uno cuando se ve a sí mismo mediante su
Intelecto. La primera A es la tesis. El signo = es la antítesis (no A). La segunda A es la
síntesis, la negación de la antítesis (no no A). Pero la denominación de Ser no deja de
ser un “nombre”, y por ello no es correcta del todo. El Ser brota de Dios, pero Dios no
viene del Ser, y por eso se le llama Uno. Lo múltiple no puede existir sin el Uno, pero el
Uno sí sin lo múltiple. La unidad es así el principio fundamental de todo.
09/01/2007
En De caelestis ierarchia (De la jerarquía celeste) y De eclesiastica ierarchia (De la
jerarquía eclesiástica) mantiene las mismas constantes:
- Universo único dominado por la inclinación espiritual (iluminación).
- Grados: en función de proximidad o lejanía de la luz, también en relación con
la
materia.
Jerarquía celeste.
Luz
/|\
Serafines - Querubines - Tronos.
Contemplación
|
Potestades - Dominaciones - Virtudes.
|
Principados - Arcángeles - Ángeles.
Relación con la
|
materia.
|
El término "ángel" proviene de un término griego que equivale a mensajero. También
se les llama iluminaciones. Son poderes, tienen poder. La función de los ángeles
remite a la cosmografía aristotélica: las 55 esferas aristotélicas acompasadas por unas
inteligencias que hacen de primer motor para cada esfera. El Primer Motor es Dios.
Las Inteligencias son los Ángeles. Hay ángeles más próximos a Dios, a la esfera
exterior, y otros más próximos a la materia, a la esfera sublunar.
Esta jerarquía es una creación de Pseudo Dionisio, y no la extrae de la Biblia.
Los serafines son tan próximos a Dios que arden, y su función es cantar la gloria de
Dios.
Los ángeles y arcángeles son los más próximos a la materia, al mundo terrenal, al
hombre. Por ejemplo, el arcángel Gabriel fue el que expulsó al hombre del paraíso.
Jerarquía eclesiástica.
Etapas
Consagraciones
Consagrantes
Consagrados
Perfección.
Óleos.
Obispo.
Monjes.
Iluminativa.
Eucaristía.
Presbítero.
Buenos
cristianos.
Purgativa.
Bautismo.
Diácono.
Cristianos
pecadores.
Es fundamental que exista un orden jerárquico, el cual se establece como un ascenso
iluminativo de carácter triádico. Esta jerarquía se da paralelamente a la celeste.
En la jerarquía eclesiástica se aplica el esquema neoplatónico al mundo terrenal,
representado por la Iglesia, semejante al celeste. Es la imagen terrenal de lo celeste: la
Iglesia es la representación terrenal de los sagrado.
Las etapas son la vía de ascenso que se consigue a través de tres consagraciones. La
vía de purificación la imparte sólo la Iglesia, mediante lo que hoy llamaríamos los
sacramentos: Bautismo, Eucaristía y Extrema Unción (cuanto más cerca de la muerte,
más cerca de Dios, de la perfección).
En el ámbito de los consagrantes no aparece el Papa, porque todavía no había
adquirido la importancia que tendrá después. El Papa sólo era el obispo de Roma. El
Bautismo es el único sacramento que no precisa de un sacerdote, puede ser un
diácono.
Los consagrados reciben la luz y la enseñanza de los consagrantes.
Durante los siglos de hierro (VI-VIII) hay tres figuras filosóficas importantes:
- San Isidoro de Sevilla (560-633). Etimologías
- Máximo, el Confesor.
- Beda, el Venerable: el primero de los filósofos medievales nacido en el norte
de
Gran Bretaña.
Se sabe poco de ellos.
4. El renacimiento carolingio.
4.1. Circunstancias histórico-filosóficas.
Se da una recuperación de la cultura a partir del siglo IX, con la figura de Carlomagno,
que fue coronado como emperador del Sacro Imperio romano-germánico en el 800 por
el Papa León III. Este hecho tiene dos significados:
- Recuperar el Imperio romano occidental, latino, poder confrontado al
bizantino
(cristiano oriental griego).
- Se le atribuye al Papa el poder de consagrar al nuevo emperador, lo que
implica la
alianza entre emperador (que legitima su dominio universal) y el
papado (que ratifica su poder).
En el siglo IX, se produce el primer Renacimiento de la cultura medieval en
Aquisgrán, en la escuela palatina del entorno de Carlomagno.
Autores:
- Rabano Mauro.
4.2. Eginardo.
- Eginardo (775-840).
4.3. Alcuino de York.
- Alcuino de York (735-804).
No son filósofos propiamente dichos, aunque sus obras siguen la tradición de Pseudo
Dionisio y San Agustín. Su labor es más bien escolar, y fomentan los estudios acerca
de las siete artes liberales.
Las siete artes liberales eran los estudios que seguían en la antigüedad sólo los
hombres libres. Frente a ellas estaban las artes mecánicas, propias de esclavos. Se
trataba de artes políticas, los conocimientos que debía tener un hombre libre para tener
un cargo dentro de la ciudad.
- Trivium: gramática, retórica y dialéctica.
- Quadrivium: aritmética, geometría, astronomía y música.
Los hombres libres no tenían que mantener ninguna relación con la materia. Eran artes
teóricas, en disciplinas humanísticas o científicas, y no artes prácticas, propias de
esclavos.
Estas artes liberales se convierten en parte de la enseñanza monástica.
5. Juan Escoto Eriúgena.
Erígena significa hijo de Eire, de Irlanda. Escoto hace referencia a su origen escocés,
aunque en esta época también hace referencia a su origen irlandés, que más tarde será
Escocia.
Fue profesor en la escuela palatina de Carlos el Calvo (uno de los sucesores de
Carlomagno).
5.1. Las doctrinas filosóficas de Escoto Eríugena.
De divisione naturae. Recoge la influencia de Pseudo Dionisio (el corpus dionisiano)
porque fue su traductor, o uno de ellos, de sus obras al latín. Se ve, por tanto, un
neoplatonismo cristiano, aunque en vez de explotar la vena espiritualista en esas
jerarquías (celestes y eclesiásticas) que rigen el mundo, realiza una interpretación del
neoplatonismo más materialista (si se puede decir así), o incluso panteísta.
El panteísmo lo encontramos también en un autor del tiempo de Descartes: B. Spinoza.
Para Spinoza Dios o la naturaleza son la misma cosa, la única sustancia.
En el cristianismo, la naturaleza es creada ex nihilo por Dios.
En el paganismo, la naturaleza y Dios coexisten.
Para el panteísmo, son la misma realidad. Dios y la naturaleza son co-eternos, son la
misma cosa. Spinoza distingue entre "natura naturans" (naturaleza naturante) y "natura
naturata" (naturaleza naturada).
La fuente de esta teoría de Spinoza fue Escoto Eriúgena y su panteísmo cristianizado.
Para Escoto, se conserva la idea de unidad. El todo forma una unidad absoluta en la
que está lo divino y lo natural. La distinción entre Dios y naturaleza es un movimiento
de la divinidad, ya establecido por los neoplatónicos.
¿Cómo se relacionan el Uno-Dios con la materia-naturaleza? Es una gran polémica de
estos siglos.
- Plotino: no tienen nada que ver uno con otro.
- Teoría emanantista: "exitus" o "reditus" del Uno para salirse de sí mismo y
animar a
la materia. Proviene de "epistrophé" y "proodos" de los griegos.
Es un movimiento que permite la relación de Dios y naturaleza.
· Cristianos: "exitus", movimiento del pecado. "Reditus", movimiento
de la
salvación.
· Griegos: purificación del mundo.
Este retorno de lo mismo sobre lo mismo eterno, el cristiano lo puede ver con
una
unidad (y no como un movimiento), y así llegamos al panteísmo de Escoto.
Erígena distingue, dentro de la unidad Dios-naturaleza, cuatro clases o posibles
relaciones entre el creador y lo creado dentro de la naturaleza:
- Creadora no creada: "Deus an-archos". Dios no principiado, sin principio. Sería el
Dios cristiano y religioso. El Dios creador, no creado por una figura anterior.
- Creadora creada: teofanías, semillas.
Choca con el cristianismo, porque creador sólo hay uno y es Dios, y no es creado.
Hace referencia a manifestaciones de Dios (teo-fanías). Serían el equivalente a
las
Ideas platónicas o modelos arquetípicos de las cosas que están en la mente de
Dios. Así, Dios crea gracias a las ideas que hay en su mente. Son ideas creadoras y
creadas.
Plantea el problema del necesitarismo: Dios puede estar limitado por sus propias
ideas, que impiden que haga las cosas de otro modo.
- Creada no creadora: "locus tempusque generale", lugar y tiempo.
Es la naturaleza en la que existe el tiempo y el lugar. Estos son conceptos
aristotélicos aparecidos en la Física, donde aparece la naturaleza definida
mediante
las relaciones de tiempo y lugar en el cambio y movimiento de los seres
que se encuentran en ella.
Escoto afirma que esa naturaleza (parte de la unidad del todo) es creada, luego forma
parte de la sustancia única de Dios pero es creada. Para Aristóteles, la
naturaleza es auto-creadora, por ser principio interno del movimiento.
- No creadora no creada: "Deus reditus".
También choca con el cristianismo. Si no es creado, tiene que ser Dios; pero no
crea, por lo que no puede ser Dios. Es el "Deus reditus" (Dios del retorno), al que
vuelven
todas las cosas. Dios no como causa eficiente, sino como causa final.
Pseudo Dioinisio es más aceptado por la ortodoxia cristiana y por el neoplatonismo.
Escoto Erígena y su doctrina encierran ciertas contradicciones con respecto a la
ortodoxia.
5.2. La polémica con Gothescalc.
Sobre la predestinación. Motivada por una polémica con Godescalco (monje), sobre el
carácter de la predestinación.
La predestinación hace referencia a que Dios pueda destinar a unos hombres a la
salvación y otros a la condenación.
Godescalco defendía la "gemina praedestinatione" (doble predestinación): Dios
predestina a los buenos a la salvación y a los malos a la condenación. Esto plantea dos
problemas (que ya se encuentran en San Agustín):
- Maniqueísmo: Erígena afirma que, en este caso, Dios sería también creador del mal,
a cuyos practicantes reserva la condenación.
Para Escoto no puede haber doble predestinación puesto que la sustancia divina es
única: así, la predestinación ha de ser única. La unidad de la sustancia divina
concuerda con la doctrina de la Iglesia definida en los primeros concilios, y con la
doctrina neoplatónica (Dios = Uno = unidad absoluta).
Por eso no puede haber doble decisión. La voluntad divina (como atributo divino),
igual que su entendimiento, sólo puede ser única.
En la Escolástica, cobrará importancia la relación entendimiento-voluntad en Dios.
Esta llamada a la unidad en Dios, por parte de Eriúgena, quiere resolver la posible
contradicción de que Dios pueda elegir el mal para los pecadores si también condenara
a los malos como afirma Godescalco. Dios no puede ser el principio del mal.
Escoto rechaza aquí que la predestinación sea doble.
- Pelagianismo: el problema de la gracia.
El hombre puede salvarse por sus propios medios, lo cual negaría la predestinación.
Por sus méritos y deméritos, el hombre se salva. Para Escoto, Dios no predestina; así
salva la libertad humana, y el mal es responsabilidad de ésta.
La gracia infusa en el hombre por Dios, da lugar a la libertad humana; y el hombre
puede escoger el mal, Dios no.
Esto es de influencia agustiniana: Dios no puede producir el mal, porque es una
carencia de bien. El mal y el pecado no tienen naturaleza positiva.
Según Escoto no existe pre-destinación: niega que Dios destine previamente a unos al
cielo (salvación) y a otros al infierno (condenación).
La pre-destinación sólo tiene sentido desde el punto de vista humano, pues para Dios
no existe el tiempo, no existe el antes y el después (definición aristotélica de tiempo).
El punto de vista de Dios es la eternidad, en la que todo es presente. Por tanto sólo es
posible que sea "pre" para el hombre.
Esta es la vía que se va a seguir en la discusión acerca de este problema hasta que
tome un rumbo más racional (Escolástica) para explicar la relación entre
entendimiento y voluntad divinos, saber y poder divinos, futuros contingentes (libertad
humana) y pasados necesarios (¿Dios puede cambiar el pasado?).
El tema de la predestinación toma con Escoto la relevancia que se le asignará después
en la Escolástica y en la Reforma luterana.
6. La filosofía en el siglo XI.
Otros autores anteriores a San Anselmo:
6.4. Lanfranco de Pavía.
- Lanfranco de Pavía.
6.5. Berengario de Tours.
- Berengario de Tours.
Conectan con autores de las polémicas del siglo IX y X. Participan en la polémica
eucarística (discusión acerca de la eucaristía):
- Cómo se produce la transformación del pan y el vino en el cuerpo y sangre de
Cristo mediante la consagración.
Solución: la manducación. Se come realmente el cuerpo y sangre de Cristo.
Problema: la impureza del cuerpo de Cristo al deglutirlo.
También se planteará como un problema de sustancia y accidentes. La
sustancia es el
cuerpo y sangre de Cristo, que se presenta de forma accidental
como pan y vino.
Problema: la transustanciación. Antes de ser consagrado, tiene sustancia de pan
y
vino. Después de cuerpo y sangre de Cristo.
- Influencia del ministro de la Iglesia sobre la forma de celebración eucarística.
La consagración no depende de la virtud del ministro, porque la causa eficaz de
la
consagración es Dios. El ministro sólo es causa instrumental.
Estos problemas se usarán como ejercicio para los escolásticos.