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LA CONTINUACIÓN DEL PROCESO DE
INDUSTRIALIZACIÓN EN ARGENTINA
-La industria manufacturera y sus ramas: el empleo directo de
mano de obra. Su relación con el contexto macroeconómico y
su incidencia en ésteExposición del Mg. José Villadeamigo y ulterior debate
–En la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Buenos Aires, noviembre de
2012
Mg. José Villadeamigo.- Hagamos un resumen. Yo voy a tomar parte del trabajo que abarca
la continuación de la industrialización, específicamente, el rubro industria y la composición de
la producción y el empleo industrial. Tomo los períodos que son compatibles con la primera y
la segunda parte del trabajo. Hay una subdivisión del 50 hasta el 75: y otra del 76 al 2001, la
que, a su vez, se divide en dos. Y, finalmente, de 2003 al 2011. Esta es la periodización que
tomé. Ahora, lo que vamos a hacer es tomar el último sub-período de 2003 a 2011 y,
eventualmente, hacer algunas referencias al pasado, con elementos comparativos, para que
no se haga muy extenso.
Lo que remarco son algunos conceptos centrales que me parece importante discutir.
Uno de ellos es cómo se comportó la composición industrial, en términos de empleo y
productividad del trabajo en este último sub-período, el de la reactivación industrial.
El otro aspecto que tomé, y que me parece significativo, es la cuestión de qué ramas
de la industria fueron más o menos dinámicas en empleo y productividad del trabajo. Y, por
último, hago una comparación con los países en desarrollo del este de Asia, es decir, los
países que hasta esta primera parte del siglo XXI siguen siendo exitosos en el proceso de
industrialización y de crecimiento. Por ahí vamos a hacer algunas referencias a algunas
excepciones que hay respecto de esos países, algunos casos ignotos.
Finalmente, discuto el tema de la desindustrialización y tercerización, en el sentido de
crecimiento del sector terciario de la economía. Luego, abrir paso a la última parte de esta
temática que vamos a tocar con el ingeniero Zubieta: que es lo que nos parece que
deberíamos hacer para continuar, en términos más exitosos, el proceso de industrialización y
la reindustrialización que se está viviendo ahora. La idea que tenemos es que hay una
limitación, hasta hoy, en el proceso de industrialización de la Argentina.
Partimos del concepto de que el contexto macroeconómico es importante –muy
importante diría- para el proceso de crecimiento y de industrialización. Yo adhiero a la
posición de que en economías como las de la Argentina y en las de varios países
latinoamericanos todavía sigue siendo importante, para la industrialización, el crecimiento
económico. Este último no se va a lograr de forma positiva, en forma competitiva, o con éxito
si no hay una continuación en la etapa de la industrialización. Vamos a ver porqué. El
contexto macroeconómico de principios de este siglo, en Argentina, es el fin de una larga
recesión, que se había iniciado en 1998, y un período en el que el patrón dólar se había
constituido en un factor que limitó –en algunos aspectos importante- el crecimiento argentino;
a pesar de que uno ve que la economía se reactivó, comparando fines de los 89 con lo que
transcurrió en los 90. En rigor, si hacemos una comparación de más largo plazo ese fue un
crecimiento sesgado hacia la falta de inclusión, alto desempleo, subempleo y
desindustrialización.
Entonces, cuáles son los aspectos que yo destaco que cambiaron y que son favorables
al proceso de industrialización y al crecimiento: hay un abaratamiento de las exportaciones,
encarecimiento de las importaciones –esto era un efecto de la protección doméstica- y un
descenso del salario, medido en dólares. Además hay una evolución favorable de los términos
del intercambio, que fue durando, trimestre a trimestre, que hacía mucho tiempo que no vivía
la Argentina.
El gobierno encaró programas de empleo de emergencia, instaurando la teoría que
propugnaba, en estos casos, que es que el Estado desempeñara el rol de empleador de
última instancia; se resolvió la seria iliquidez en que se había desembocado y las dificultades
bancarias como consecuencia de la crisis financiera y una modificación del gasto público
debido a la reestructuración de la deuda y el default. Quedaron libres recursos ya que el 11
por ciento del presupuesto nacional se destinaba a atender los servicios de la deuda.
Hubo un aumento inicial de la demanda efectiva, y luego los efectos reactivadores se
potenciaron con el aumento de la inversión privada que fue la que queda reflejada como
consecuencia del acrecentamiento de la ocupación de la mano de obra, que fue rápido. Y
luego, el de la propia inversión pública, cuando se fueron despejando esas condiciones. Pero
eso fue un poco más adelante. Y el desempleo abierto y el subempleo involuntario habían
descendido del 39 al 24 por ciento, en dos años; en 2011 ya estaba en el 14 por ciento. Es
verdad que el ritmo del crecimiento de la PEA cayó, según indican datos del censo de
población de 2010. Pero en rigor fue la demanda de trabajo reactivada la que explica ese
crecimiento.
–Se muestran filminas.
Mg. José Villadeamigo.- Ahí están las cifras que corresponden a eso. Se ve el
comportamiento año a año de esa cifra; fíjense que la tasa de actividad aumenta. Y acá
tenemos el gráfico. El subempleo involuntario está en color bordó y luego está el desempleo
abierto. Acá está la PEA –datos oficiales-; lo que está en morado es una interpolación que
hice yo. El crecimiento de la PEA desciende.
En este contexto tiene lugar el comportamiento industrial que vamos a ver ahora.
Aumentó el producto industrial; aumentó la participación en un momento de la industria. Ahí
está el comportamiento; en un eje está en valores –pesos constantes- y en otro está la cifra
en porcentajes. Allí está el PBI total. Fíjense que interesante el año en que empieza la serie:
en 1980. En la década perdida, en que vemos esa caída de la industria y, luego, la
recuperación. Pero esa recuperación no logra cambiar la participación, en forma sustancial.
Esto es importante. Acá se ve ese mismo dato, el de la participación, visto en el más largo
plazo. Esos datos son valores corrientes, a diferencia del otro. Fíjense que yo tomé estos
datos de varias fuentes como CEPAL y algunos otros de teoría económica, pero no hay
ninguno real sino que son todos copias del comportamiento. Estamos en el punto alto, allí,
antes del 75; y, luego, una caída. Y, después, tenemos la recuperación final. La recuperación
y, a continuación, una suave caída, en los últimos años. Ese es el comportamiento industrial
total de la economía. Es interesante reflexionar sobre esto. Lo vamos a retomar luego.
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Esa es la conclusión: a pesar del fuerte incremento del valor agregado bruto de la
industria, no logró sostener su participación en el PBI. Hay una reactivación, 2006-2009, en
dicha participación y, luego, un muy suave ascenso al final.
Ahora veamos al empleo. ¿Qué pasa con el empleo? El dato que vamos a dar ahora es
el dato base de un trabajo. Es muy interesante la estimación. Sacó de la matriz del sumo
producto el total del empleo; no son las mismas cifras que antes, pero lo reflejan mejor.
Porque respecto de las cifras de ocupación industrial, lamentablemente, no hay un dato que
diga cuál es la serie y cómo continúa. Por de pronto, los últimos censos económicos no
reflejan el total del empleo. A mí me pareció que esto era una buena indicación de lo que
sucede en la realidad. Tomo esos valores absolutos, estimados a partir de la matriz de sumo
producto y aplico a ellos los datos de evolución de la encuesta industrial mensual y anual que
hace el INDEC. De ahí salen esos datos. Ahí están –año 1994- y llegamos hasta 2009.
Se ve cómo fue evolucionando el empleo. Lo destacable es que hubo en crecimiento.
Van a ver que hay una diferencia entre el dato inicial y el dato final. Son 442 mil; y aplicando
los datos da una diferencia de 20 mil. Esa diferencia no está explicada por el problema de las
participaciones. Pero, a grandes rasgos nos da ese aumento de ocupación; 440 mil empleos
creó la industria, en esos años; y se distribuyeron en las ramas que están ahí.
Fíjense lo que surge de los datos de la encuesta. Ahí tenemos el total de 425 mil, lo
que da sumado a las ramas. Esta todo resumido. Vamos a ver la participación porcentual.
Tenemos cuáles son las ramas que dieron lugar a ese aumento del empleo. Yo hice un
agrupamiento de las ramas, a mano alzada. No se aleja mucho. Agrupo las ramas haciendo
tres subconjuntos. El subconjunto de las tradicionales –que representan la absorción de un 47
o 48 por ciento, es decir, cerca de la mitad-; luego tenemos los productos intermedios –no
menos de un tercio; y el 20 por ciento, aproximadamente, o un quinto, son las ramas más
cercanas. –si usamos una taxonomía tecnológica de la industria- o las que utilizan media alta
o alta tecnología. No quiere decir que sea estrictamente así en el caso argentino. Nos da que
estas ramas –algunas dinámicas- contribuyeron a absorber quinto de toda esa mano de obra.
Ahí está la conclusión de lo que dije recién respecto de estos datos pero lo interesante es que
dentro de este 21,5 por ciento de empleo, incorporando esas ramas, aparecen industrias
renacidas con este proceso de protección que hubo. Este restablecimiento empieza por
ensamblar. Lo interesante –yo lo puse en un paper- es que hacia 1975, cuando se quiebra el
proceso, esas ramas ya habían superado esta etapa, en buena medida. Esto deberíamos
discutirlo con ustedes. Estamos recomenzando, muchos años después, en condiciones más
desventajosas por las exigencias que plantea para la Argentina.
Entonces, lo que habría que pensar, en mi opinión, es discutir la significación de
reconstruir lo que había en los 70, a mediados de los 70, el modo de avanzar para lograr lo
que no existe ni existió y, por último, tomar en cuenta las limitantes de la ISI y lo alcanzado
como resultado de la evolución de la crisis 2001-2002. Esas son las cosas que hay que
discutir.
Luego, la presentación en números índices. Éste es el empleo formal. Es la
contribución al empleo formal que hizo el empleo industrial. Ahora lo podemos dejar de lado.
A grandes rasgos, podríamos decir que la industria contribuyó a formalizar el empleo. Hay un
dato que yo traje, respecto de los sectores, el 17 por ciento de la formalización, hasta 2007.
Después no conseguí datos compatibles. Tampoco tuve tiempo de buscar mucho más.
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Ahora, las ramas que van creciendo desde los 90 –estamos hablando de los 90 y de
2011- nos da que fueron el 15 y el 19 –casi un tercio-. El 15 representa alimentos, bebidas y
tabaco; 19 es productos de cuero y marroquinería –es decir, lo que sale de las vacas-. Luego
tenemos 21, 25 y 27, con el 12 por ciento, que es papel, productos de papel, caucho y
plástico, y metales. Después, tenemos el 24, el 32 y el 34 que, en principio, son los que
usarían tecnología media alta y alta. Sin embargo el concepto que deducimos nosotros es que
en este último agrupamiento, a esta altura -2010 y 2011- no muestra todavía, en la medida
suficiente, empresas que usen alta tecnología. Tampoco hay actividades productivas que
estén en la frontera del conocimiento tecnológico; no hay. Eso es lo que está estudiando el
ingeniero Luciano en la Facultad; está haciendo un trabajo de investigación sobre esto que es
muy interesante.
Vamos a hablar de la productividad del trabajo. El incremento de la productividad es
imprescindible para que el proceso de integración productiva y de reconstitución del tejido
industrial vaya a la par del aumento de la competitividad del sector. ¿Por qué señalamos
esto? Porque si bien hoy hemos tenido un proceso de protección efectiva, a través de la
devaluación cambiaria, estimamos que la devaluación no puede ser el único instrumento que
facilite o que mantenga un proceso de industrialización; no puede ser. El aumento de la
productividad tiene que estar permitiendo el alcance del rendimiento del trabajo. Eso es
fundamental. ¿Cómo creemos que esto se logra?
En cuanto a la diversificación de la producción manufacturera no creemos que la
especialización constituya la solución. Ustedes saben que hay gente que dice que la
Argentina se tiene que especializar en las materias primas elaboradas, en una mayor
sofisticación, etcétera. Eso no sólo no basta sino que no logra el objetivo. Es fundamental,
además de diversificar, incorporar tecnología. Es necesario aumentar la inversión en industria
y, a través del empleo, tener trabajo y conocimiento. Este es el lema
Acá está la evolución de la productividad. Estos son los datos que salen de la encuesta
industrial anual que elabora y publica el INDEC. Y tenemos el índice de volumen físico, que es
la barrita que está ahí. Tenemos también el IHT, índice de horas trabajadas; y el IOO, índice
de obreros ocupados. Dividiendo los índices nos da la productividad. En trece años, aumentó
el 4.4 por ciento anual. Esto nos llama poderosamente la atención. En el paper está
desagregado, y surge de la encuesta que elabora el INDEC. Esto es una cosa que los
ingenieros deberían pensar bien. Ha habido este logro del aumento de la productividad supongamos que refleja la realidad- que se dio con un proceso de reactivación de la
producción y del empleo. No se dio el aumento de la productividad del trabajo -como en
algunos años de los 90- con achicamiento de la planta de obreros ocupados -formales e
informales-. Hubo períodos de bajo aumento del PBI y de la industria. En cambio acá no.
Estamos consiguiendo este efecto con un proceso de reactivación sostenido.
Como ustedes saben, hay algunos trabajos que ponen en duda el aumento del
producto argentino diciendo que no se está incorporando bien, en cifras de valores
constantes, lo que pasa con la inflación. Es un tema importante pero que no tenemos ahora el
tiempo para tratarlo. Podríamos hablarlo, aunque ahora no lo tomé en cuenta.
Una mirada a más largo plazo, sin embargo, muestra períodos con muy bajo
crecimiento y, también, reducción de la productividad manufacturera. Es importante que la
productividad del trabajo coincida, en primer término, con crecimiento del empleo industrial.
En segundo lugar, crecimiento de la producción del sector. En tercer lugar, con diversificación
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de la producción manufacturera, con limitaciones, como las hubo, y con una reducción de la
heterogeneidad estructural.
Acá están las cifras de las grandes empresas. Yo tomé un trabajo publicado por Julio
Berlinski, en Internet. En dicho trabajo él relaciona el comportamiento de las grandes
empresas con su carácter de exportadoras. En la economía Argentina, las grandes empresas
son exportadoras, importantes exportadoras. Tomé cómo se había comportado esto en los
años 90, un período en el que, en general, el pensamiento liberal lo considera un período en
el cual el contexto macroeconómico estaba respetando las decisiones individuales de los
agentes económicos; la libertad de esos agentes, en un contexto de apertura, todo lo que la
concepción pre-keynesiana logró imponer en el mundo, no solamente acá sino en todo el
mundo.
Yo veo que la industria manufacturera casi no aumentó la productividad en las ramas
importantes. Es interesante. Son grandes empresas, no son los micro-emprendimientos que
pueden reducir la cuestión ni las chiquitas, las que pueden reducir la cuestión. Lo de los 90 no
funcionó.
Lo que se ve acá es la mirada, a largo plazo, de la productividad del trabajo. Son
promedios quinquenales. Está la variación del PBI a costo de factores. Y tengo el PBI por
persona ocupada, no por hora trabajada. Esto implica alguna alteración pero es el dato que
tenía disponible. Nos da esos comportamientos: 2,4 por ciento; son crecimientos medios
anuales dentro de cada período quinquenal. En el período 60-64 es del 7 por ciento; es un
período de alta capitalización en la Argentina. Había una caída de la tasa de actividad. Y ya
en el período 65-69, por supuesto, cae, pero el crecimiento es el 50 por ciento mayor que en
la década anterior. Y no es un crecimiento que desentone con lo que pasaba en otros países.
Ese 4,3, en bordó, es una estimación no muy confiable. No conocemos la fuente.
Ahí está el período 95-99. Fíjense que el 4.55 no se da en el contexto de la exigencia
que mencionábamos sino con achicamiento de planta, con achicamiento de las ritmo de
crecimiento, si tomamos una base distinta del año 89, y con una economía que desemplea
gente. No puse los 80 porque el personal ocupado de esos años no me daba confiabilidad ya
que no era homogéneo. Pero los 80 estaban en desventaja, acuérdense que fue la década
perdida.
Luego tenemos el 2000-2004, y las cifras que vimos antes, de 8,43. Esto es muy
importante. Vemos que fue creciendo el PBI. El crecimiento fue muy chico; ahí está la crisis.
Aquí tenemos lo que pasó en los países industriales avanzados. En el período 50-73,
que está en color amarillo, hay una tasa que, en los Estados Unidos, que no llega el 2,5 por
ciento. En Canadá, el 4 por ciento. También está Japón, el caso fundamental y, Europa,
Alemania específicamente, en el mismo período. Más adelante, tenemos la caída, cómo se
van desinflando, salvo Japón que mantiene un ritmo mayor que Europa, y los Estados Unidos.
Lo que destaco es lo que pasó en Estados Unidos en cuanto a la productividad del trabajo. Es
un factor que los europeos no puede mostrar.
Acá tomo cuatro décadas. Fíjense lo que pasa con la participación en el PBI, en la
década del 60: va cayendo; y ahí tenemos un 15 por ciento. ¿Cómo se compone? Vean el
aumento de estos rubros -alimentos y bebidas, tradicionales- o como los llamaban en los 60 o
70, "vegetativos". No creo que el término sea adecuado. Miren cómo fue cayendo, cómo se
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fue desinflando. Yo siempre me quedo pensando, en el agotamiento del modelo subjetivo, en
esos dos períodos; eso es un invento.
Acá está la estructura de la producción en los países de Asia. Lo interesante del Asia lo saqué de un artículo de Jesús Felipe y Estrada- es cómo los rubros en los que Argentina se
consolidó son los rubros que los países del Asia van dejando atrás. Estamos en una especie
de notoria oposición. Estos países del Asia son exitosos porque han crecido mundialmente,
han tenido un cambio estructural y, algunos de ellos, están abordando lo que se llama
"crecimiento inclusivo". Si uno examina eso ve que hay un contraste. Yo hice la comparación
de Argentina con Corea.
Acá tengo Argentina: el producto industrial y su composición. Lo que me llama la
atención es la última columna, la que muestra el crecimiento pero dentro de un contexto
contrastante con los países exitosos en desarrollo, no los países del centro. En el resumen
está Argentina y los países en desarrollo del Asia; es un resumen. Tomé estos rubros que se
destacan. Vemos cómo los más avanzados -Argentina está en el 11- parten del 18 y llegan al
35. La diferencia está bien clara. Los tradicionales; nosotros estamos siguiendo y ellos están
bajando, a pesar de ser exportadores. Varios de ellos comenzaron siendo industriales, con
importaciones. La mayor importancia, en Argentina, en los 70, lo tienen el grupo de
actividades que están en el grupo 5. Luego, la contracción de la participación de estas
actividades, en Argentina, en la década siguiente, la menor importancia actual de las
actividades industriales más complejas y que exigen mayor grado de evolución productiva
tienen importancia creciente en las actividades tradicionales.
En otro cuadro, aparece el empleo, en el pre-industrial. Fíjense que China, en los 80
baja a casi el 14 y, ahora, estaría en el 11; ¡pero es China! India, más o menos, se mantuvo;
Hong Kong -eso no es la de -industrialisation- cambió su rol cuando pasó a integrarse a
China; se constituyó en una ciudad que presta servicios a China, financiamiento de comercio
exterior. Varias rama de industrias se fueron a Shangai. ¡Ojo con una lectura superficial! Por
eso pareció interesante el caso de Hong Kong. Fíjense que Corea cae en el pre-industrial,
pero mucho menos. Singapur, es otro caso; y Taipei se mantiene. Luego, Indonesia, Malasia,
Filipinas y Tailandia; ahí hay un proceso de industrialización. Ahí se ve Tailandia y Malasia.
Por último, tenemos los países de la ex Unión Soviética, algunos de los cuales se
"reprimarizaron", pero ese es un caso eminentemente exótico.
Aquí está la comparación del empleo entre Corea y Argentina. Tomé el año 70 en
ambos países. Fíjense qué interesante es la diferencia; cómo los coreanos, que comenzaron
la industrialización con productos textiles, empezaron a exportarlos; alimentos, obviamente,
mucho menos que nosotros. Y cómo los coreanos estaban, en cierto sentido, por detrás, en
esos años. Es empleo industrial, pero el empleo, de alguna forma, refleja lo que pasa en la
producción y en el rendimiento del trabajo. En todas estas economías, el rendimiento del
trabajo termina siendo mayor que en el sector primario y que en el terciario. Luego lo vamos a
retomar. Ahí está el índice de especialización: nosotros tenemos 20 y Corea tiene 15. El de
Argentina lo tomé yo; el de Corea, lo presentó el autor, Felipe. Luego tenemos ambos países
en 2002. Los 90 están reflejados; el tema de la desindustrialización. Hay toda una
argumentación de algunos autores, del Banco Mundial, en donde Williamson que dice "¿qué
problema hay con que se desindustrializaran en los 90 si no tiene nada que ver con el
crecimiento? El terciario es el que caracteriza ahora a los países avanzados; tienen cada vez
más gente en el terciario”. Ese es el argumento. Si América Latina tuviera más terciario ¿qué
problema hay? Igualmente, el avance se podría dar" Yo estimo que eso es errado. Y se lo
puede contraponer al otro argumento; me parece más ajustado a la realidad.
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Lo que yo sostengo es que el proceso de industrialización y desindustrialización
observado tiene que distinguir, por un lado, ese proceso vivido por las economías centrales,
desarrolladas -Estados Unidos, Alemania, Francia, Holanda, Japón- que tiene una cierta
naturaleza que consiste en que esas economías han alcanzado un alto rendimiento del
trabajo, una elevada productividad, elevada competitividad internacional que domina el
comercio internacional; el centro sigue dominando el comercio y la producción internacional
en forma drástica -aún China no ha movido la aguja de ese dominio-. Ha habido una caída
pero siguen siendo los que dominan la producción industrial mundial y el comercio
internacional de los países industriales, del centro. Ellos pasaron a un aumento del terciario
en forma natural. Hay una diversificación del terciario. Pero con un hecho fundamental: el
terciario de estas economías tiene rubros con alta productividad. Y ¿cuál es una de las
características del terciario? Que la productividad media del trabajo es menor que la de la
industria y, en los países en desarrollo, mucho menor. En cambio, lo que hacen esos altos
niveles de renta, esos altos niveles de desarrollo del trabajo en los países centrales, es ir
hacia una diversificación, con rubros del terciario que constituyen lo que algunos llaman
“cuaternario”, en donde estarían alojadas las actividades más sofisticadas, de más desarrollo,
y en donde el terciario tiene productividades descollantes y desarrolla toda una producción la
que, a su vez, va a favorecer a los otros sectores. Nada de esto sucede en Argentina ni en
América Latina; en muchos países del mundo no existe tal cosa.
El terciario termina siendo, en Argentina, el empleador de última instancia, sectorial. La
gente es desalojada de otras actividades –el primario y el secundario desalojan- y se va al
terciario. ¿Hay rendimiento elevado? Lo que dicen “hagan del terciario la actividad del
conocimiento” es pura fantasía. Eso no va a resolver el problema de la ocupación y del
rendimiento del trabajo, en estas economías en desarrollo. Antes de que pase eso hay que
pasar por la etapa de la industrialización y crecimiento, y alcanzar niveles de renta más
elevados. Porque no alcanza el mercado de los que tienen rendimientos de renta más
elevados como para demandar lo que sería necesario demandar para que eso se desarrolle.
¿Para qué vamos a fomentarlo en forma no natural? Eso es lo que yo contesto. Irlanda es una
fantasía, son cosas de la propaganda. Si hay una tercerización en donde la gente va a buscar
empleo porque no tiene otra cosa que hacer, esa no es una tercerización que tenga algo que
ver con la tercerización del centro.
Lo que yo digo es que no hay una salida automática a través de una tercerización.
Cambio estructural y catching up, cambio estructural y equiparación. El cambio estructural que
se hace a través de la industria trae crecimiento de la productividad. Es un paso importante
dicho cambio estructural hacia la equiparación con las situaciones económicas de las
economías más avanzadas, eso es catching up.
Veamos lo que decían algunos pensadores preclaros en los 80, y antes también. Me
parece que esto es claro. Chenery decía, en un artículo del 86 que la tasa de crecimiento de
la productividad del trabajo del conjunto de la economía se explicaba por el crecimiento
agregado de las tasas de productividad del trabajo dentro de los distintos sectores de la
economía –intrasectorial- y por la resultante de la reasignación del trabajo de los sectores
menos productivos a los más productivos –intersectorial-. Hay un crecimiento puro de la
productividad y un crecimiento que se adiciona al anterior. La composición del empleo puede
incidir en este aumento de la productividad. Tomando esto de Chenery, la reasignación del
trabajo desde un sector industrial con más alto nivel –o aún el primario- hacia el terciario,
sabemos que aún en los países desarrollados el terciario tiene una productividad del trabajo
media menor que la de la industria, que la de algunas actividades importantes y, aún del
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primario, casualmente. Argentina es un caso especial respecto del primario. Luego veremos
porqué.
Si yo tengo tercerización, lo que voy a tener es un descenso de la productividad media
de la economía, no un aumento; y dicha tercerización puede desacelerar el crecimiento. Hay
que distinguir, dentro de las actividades del terciario, lo que corresponde a la transformación
propia de la economía de alta renta –post-industriales- de la de elevada productividad del
trabajo. En general, la tercerización del trabajo en la economía no desarrollada implica una
desaceleración o estancamiento de la productividad media de la economía. Ya lo decía
Baumol: algunos textos la llaman “ley de Baumol”. Baumol es un economista que aún está
vivo, que es muy lúcido, y que escribió un artículo, en el 85, que se llamaba “Asyntotic
Stagnancy” o “estancamiento asintótico”. Él decía que, a medida que se tercerizaba la
economía –se refería a los países en desarrollo y del centro- había, asintóticamente, un
achatamiento en el crecimiento de la productividad del trabajo.
En un trabajo de Felipe, de 2010 –que es muy interesante y por eso lo tomo- cita lo que
dice Kaldor, quien enunció tres leyes. La tercera ley de Kaldor sostiene que el aumento de la
industrialización puede introducir economías de escala y también, en una cierta etapa del
desarrollo industrial, tener un cambio estructural o sea un efecto mayor sobre toda la
economía; en una cierta etapa. Felipe relacionaba la tercera ley de Kaldor con el crecimiento
asintótico que señalaba Baumol. Están bien emparentadas la una con la otra. Hay otro punto
en donde aún las economías en desarrollo, cuando llegan al desarrollo industrial, van a sufrir
el crecimiento asintótico. Una cosa es sufrirlo cuando tengo una renta de 7 mil dólares per
cápita al año y otra cosa es cuando tengo una renta del doble o del triple. Son dos cosas
distintas.
Abramovitz señalaba que las economías en desarrollo se proveen de tecnología en los
países del centro; les compran la tecnología a las economías que están en la frontera, pero el
aprovechamiento por parte de estas economías depende de su capacidad de absorción
tecnológica. Eso decía Abramovitz. Si uno analiza un poco más esto –yo lo traduje así-: “yo
voy a importar tecnología, necesariamente, para usar tecnología incorporada, a través de la
producción de bienes de capital”. Ahora cambian; esa producción de bienes de capital a a ser
imprescindible en la medida en que yo avance en el proceso de industrialización, pero hay un
punto que debe alcanzarse en dicho proceso, al que yo llamo “punto de inflexión cualitativo”,
es decir, cuando llegó al despegue o al crecimiento industrial auto-sostenido. Ahí yo ya tengo
adaptación tecnológica, manejo del mantenimiento tecnológico y, debería tener inicialmente,
innovación tecnológica. Ese es el punto. Hay una cierta etapa en la que si yo me parezco
estructuralmente a la economía de la cual importo los bienes de capital voy a poder tener
capacidad de absorción tecnológica. Si yo importo, en una economía subsahariana, bienes de
altísimo desarrollo, muy probablemente no pueda ser absorbido. Esto es lo que yo entiendo.
Crecimiento e inclusión. La transformación estructural se da con la industrialización.
Hay una transición hasta llegar a una etapa de industrialización auto-sostenida y, a partir de
allí, va a haber que lidiar, un poco anticipadamente, quizás, con los problemas de la
tercerización, y ahí sí habrá que preocuparse, también, del tema del conocimiento y demás.
Pero para mí no es la solución. Hay muchas cosas de las que dije que son discutibles.
Queda abierto el debate.
Ing. Julio Fabris- Para comenzar, le quería hacer una pregunta. No me queda del todo claro
si usted intenta hacer un balance de lo que ha sido esta década y cuál sería dicho balance,
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exactamente, con pocas palabras. Además, si usted lo ve como un punto de partida de un
período hacia adelante, en términos económicos. En términos políticos, se complicaría.
Mg. José Villadeamigo.- Intento hacer ese balance y creo que el proceso de reactivación es,
realmente, positivo. Pero este es un nuevo punto de partida. Y este nuevo punto de partida
exige, sí o sí, intervención del Estado para poder resolver la situación mundial, para acelerar
el proceso de pasar de etapa. Ahora estamos ensamblando cosas. Hay un artículo de un
autor que dice lo costoso que es el ensamble en Tierra del Fuego. Yo podría haber hecho las
mismas cuentas en los 60, pero quince años después no es el mismo costo. El tema es que
están ante una realidad económica distinta, en donde la Argentina y la región están en un
contexto mundial diferente, en donde el proceso de industrialización tiene que proseguir, pero
es más dificultoso. Es fundamental que el Estado desarrolle capacidad para hacer una
promoción de la industria, pero a nivel de actividad. Las condiciones de las instituciones para
la apertura industrial: Argentina debería adoptar una política industrial planificada, cosa que el
gobierno está haciendo. Y, también, debería preocuparse –usando las palabras de Roby, del
Banco Mundial, por el dinamismo tecnológico. Esto es lo que me parece a mí.
Dr. Daniel Lucesoli.- Pienso que dentro de ese dinamismo tecnológico, me hubiera gustado,
por décadas, contabilizar la cantidad de técnicos que han salido de las escuelas técnicas o de
los ingenieros que han salido de todas las Universidades tecnológicas y nacionales que
tenemos, de los que están en geología, de los que están en tantas otras actividades que
están totalmente ligadas a la industrialización. Sinceramente, leí el trabajo, me gustó y le
plantee a alguien que me había escrito que en mi vinculación con Corea noté que había una
cultura de renovación, que ellos la tenían insertada desde la escuela primaria, donde había un
desafío a innovar. Y que después de unos cuantos años, creo que todavía hay que calcular
unos cuantos más como profesional, pero después de casi 40 años de salir de la Facultad me
encuentro con profundas frenadas en lo que hace a la innovación y vengo de un área Roberto me conoce bien- que es la industria automotriz, que viví desde los 70 hasta ahora.
Correlacionando la actividad industrial con la cantidad técnicos, ingenieros, geólogos y
todos aquellos de distintas orientaciones que tenemos, me parecería importante, porque si
vos no tenés una masa crítica, esto lo digo de empresas de cinco mil personas, si no tenés un
grupo capacitado para reflexionar, seguimos importando por importar y a veces nos da
vergüenza. Nos da vergüenza preguntarnos cómo esto no lo podemos hacer en el país. Hay
que plantear el tema de la innovación. La innovación extensiva produce más empleo y la
renovación sustitutiva, con otros usos de energía y demás, también produce más empleo. Y la
innovación por eficiencia es la que menos empleo necesita: me patea la innovación por
eficiencia al empleo. Yo creo que hoy nuestra temática es acrecentar el empleo sobre una
base consistente de conocimiento. Esa es mi preocupación.
Mg. José Villadeamigo.- Estoy totalmente de acuerdo, esa es una de las facetas que el
Estado tiene que encarar porque hasta ahora, como decías, ha habido un descuido. Ahora,
ese descuido no es casual, tuvo que ver con una concepción que se impuso respecto de que
las fuerzas del mercado van a saber cómo resolver eso. Yo creo que es una parte importante.
El otro día estábamos discutiendo con un grupo sobre el tema de cómo hacer que la
Universidad pueda articularse más a través de la innovación con las actividades productivas.
Este es un punto importante y tiene que haber una conciencia de que no se puede ventilar
más. Y, si no hay una política ad hoc, solo no va a surgir.
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Ing. Daniela Viera.- Un poco relacionado con este modo de renovación, me parece que
también es importante hablar de la protección de la propiedad de las patentes, de los tratados
que hace 50 años no había. Quería preguntarle a José que opina al respecto
Mg. José Villadeamigo.- La verdad es que el tema de las patentes no lo conozco bien, habré
leído alguna cosa u otra. No sé si el ingeniero tiene una opinión formada.
Ing. Roberto Zubieta.- Sí, pero yo creo en la cosa previa. Por ejemplo yo quisiera mencionar
algunas conclusiones macro sobre el tema de la industrialización que hicimos a lo largo de
todo los simposios: en primer lugar, que el modelo neoclásico imperante en la argentina en los
90 y en el mundo (con todo el empuje que se le dio a partir de la mitad de los 80, etcétera), no
soluciona el problema de la competitividad ni de la productividad en la República Argentina, ni
del resto de los países en desarrollo. Hay muchas condiciones necesarias para ser
competitivo y para hacer un desarrollo industrial como el de Corea; no tienen que ver con la
visión Neoclásica.
Ahora bien, ciertamente, el próximo paso es estudiar el fenómeno de la tecnología y la
innovación, es en eso en lo que estamos, donde entra el tema de las patentes. En este
momento hay una gran discusión en el mundo. Usted toma una licencia y paga derecho de
autor, dicho de una forma muy bruta. Este es un tema que está presente en la Argentina
desde el pico de la industrialización en los años 70. Me acuerdo que en los años 70 hubo una
ley, que la sacó Gelbard, en donde se planteaban cosas que se ‘daban a patadas’ con lo que
después vino. Después vino todo el problema de que había que pagar royalties. Todo el tema
es una cosa muy complicada. Eso es una cosa que viene un poco complicada.
Básicamente, quería significar que todavía no hemos encarado como grupo la
definición de cómo vamos a meter el ingrediente “tecnología” dentro del proceso de
industrialización. Porque aquí se da un problema arquetípico de la interdisciplinariedad: el
método que usan los economistas está basado en analizar lo que pasó -lo digo muy
brutamente- y proyectar para el futuro en función de algunas variables, pero todavía no
estamos de acuerdo –y nos agarramos virulentas discusiones- cómo se introduce el factor de
la tecnología. Por ejemplo: en cinco años, a partir de un desarrollo tecnológico se creó un
mercado que no existía, entonces ¿de qué me sirvió hacer toda una hermosa proyección que
no tuvo en cuenta eso? Esto es una especie de figura que lo que quiero explicar.
Ahí hay dos criterios que, como buena situación interdisciplinaria, hay que encontrar
una metodología que combine ambas partes y que tenga un nuevo espectro de las cosas. Ese
es un tema que no hemos resuelto, en este momento estamos en la cocina de esa corriente:
¿Cómo metemos la innovación y el tema de la tecnología, en sus distintos tipos, en estos
intentos actuales de sentar las bases para un desarrollo industrial? La verdad es que los
métodos de “planificación económica” basados en una raíz profunda de los modelos clásicos
a mi juicio no funcionan. Es decir, tomo lo que pasó, lo proyecto para el futuro, etcétera.
Además está la concepción del que pisa el piso de una fábrica de tecnologías complejas:
sabe que las cosas cambian en tres años. Hay que poner en consideración esos gérmenes.
Con José hemos discutido muchísimo qué importancia tiene el pequeño factor de la cultura
tecnológica transformado en un hecho industrial. Y nos cuesta ponernos de acuerdo.
Respecto de acciones concretas de planeamiento del desarrollo en Argentina tenemos
el ‘Plan 2020’. Lo que pasa con ese trabajo es que en varios aspectos se trata de expresiones
de deseo, es decir, no siempre se presentan los fundamentos de las metas planteadas.
Tampoco queda claro el criterio para seleccionar los sectores que integran el Plan.
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Un ejemplo de algo que habría que revisar también es cómo se define la composición del
importante sector de Bienes de Capital. Allí se muestra que éste ha crecido mucho en los
últimos años, pero, al ver el análisis fino, se observa que el mayor impacto lo representan los
‘galpones’, o productos metálicos para fabricar ‘galpones’.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Luciano Cianci.- Dentro del rubro “Bienes de Capital” se incluyen galpones. Eso hace
que el rubro tenga un crecimiento mayor del que tendría si no tuviera ese componente.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Luciano Cianci.- Respecto del plan, tuve la oportunidad de analizarlo en el marco de mi
tesis. Lo que creo respecto de lo que dice Roberto es que el plan industrial de cualquier
gobierno tendría un componente de eso. Es decir, poner proyecciones optimistas, resaltar
cosas que están bien y quizás dejar de lado algunas que no andan tan bien. Por ejemplo, en
alimentos, la industria frigorífica de carne vacuna no se toma pero sí se toma la de carne aviar
que tuvo un desempeño muy bueno en los últimos 7 ó 8 años. Todas esas cosas me parecen
naturales en un documento con cierto rebote político que produce un gobierno. Lo que yo
intenté hacer además de analizarlo, que por ahí estaría bueno subirlo al sitio del PIUBAD así
lo pueden ver todos, es generar un documento donde queden las partes del Plan que
expresan conocimientos concretos, para construir sobre eso.
Después, respecto de lo otro que decía Roberto, de la diferencia que hay entre el
mapeo de una situación y de su evolución en el tiempo, y del diseño de acciones específicas
en el plano industrial o tecnológico, creo que lo que venimos construyendo en el marco del
PIUBAD va en la dirección de integrar estas dos cosas, articulando las visiones desde la
Economía y desde la Ingeniería.
Me parece que para lograr esa articulación los análisis agregados macroeconómicos
que se vienen haciendo deberían ir dando lugar a su vez a análisis a nivel de sectores
productivos, como se hace, con todos los errores o las falencias que pueda tener, en el ‘Plan
2020’. De hecho ya algo estuvimos haciendo para aportar a esa construcción de abordajes
sectoriales: por ejemplo en este cuatrimestre, en la materia ‘Estructura Económica Argentina’,
correspondiente al Departamento de Gestión y a la carrera de Ingeniería Industrial de la
FIUBA, se trabajó en una serie de monografías donde los alumnos además de aprender
algunas cosas que se incorporó a las guías, contribuyeron a generar esta información fina de
sectores industriales que se está necesitando (en estos casos se trabajó con la industria
automotriz y con la de máquinas herramienta).
Después por supuesto que la cuestión tampoco se agota en la realización de esos
abordajes sectoriales, sino que el desafío es cruzar toda esa información con la aplicación de
acciones y herramientas concretas que ya sí empiezan a formar parte con mayor fuerza, del
ámbito de la ingeniería.
Una de ellas, y que me parece importante mencionar, es la que gira en torno al
concepto de Competitividad Productiva y del ‘Índice de Competitividad Productiva’, esto es lo
que presentó Roberto en el Simposio N° 4.
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Es una herramienta que podría permitir transferir tecnologías de gestión al ámbito de la
producción desde la Universidad o bien desde el Estado. Es decir, si bien la lógica de la
herramienta puede aplicarse a otros tipos tecnológicos (tecnologías de producto o de proceso
por ejemplo) se decidió focalizar en esta primera instancia en las tecnologías de gestión
industrial, o de gestión productiva, de acuerdo a las siguientes consideraciones.
Varios estudios, entre ellos los que estuve leyendo en detalle en el marco de mi tesis,
hablan de que las grandes innovaciones de producto o de proceso no ocurren, o bien no
brindan los resultados esperados al intentar ser generadas o incorporadas en una empresa o
unidad productiva, si no se dan en el marco de un cierto contexto de buenas prácticas de
gestión en general.
Y si eso se aplica para un país de desarrollo intermedio o semi-avanzado (donde es
defendida a su vez la tesis que menciono), para nuestro país aplica quizá aún más, porque
gran parte de nuestro entramado productivo es precario, lo cual es natural teniendo en cuenta
el contexto en que vivió nuestra industria desde la crisis del 75’ o desde 1976 en adelante, al
menos hasta los primeros años de la década pasada.
El otro día, en una de las charlas, que también comentó José, con este grupo de la
FIUBA que se llama de ‘Innovación y Transferencia’, se hablaba de que este ‘Índice de
Competitividad Productiva’, donde se puede nuclear todo el conocimiento de las diferentes
áreas de gestión, sea una especie de herramienta institucional de nuestra Universidad, que
pueda ser luego a su vez actualizada, optimizada, etc. –esto lo proponía Aníbal Cofone y es
algo que me pareció razonable-, así como transferida a otros actores llegado el caso.
Es decir, completando la idea, usar herramientas específicas como ésta que menciono,
para mejorar el desempeño de ramas industriales específicas, así como la preparación de las
empresas para el paso siguiente, vinculado con la generación o incorporación de
innovaciones. Y, a su vez, que dichas ramas sean seleccionadas teniendo en cuenta los
abordajes económicos ‘macro’ y sectoriales de los que se habló. Creo que esa es una buena
manera de integrar la visión de economistas e ingenieros.
Ing. Roberto Zubieta.- Muy bien, ¿por qué no volvemos ahora un poco a lo que planteaba
José?
Dr. Alberto Müller.- A mi hay un tema que me inquieta bastante, que tiene que ver
justamente con la visión desde la Economía de todas estas cosas. Creo que la Economía ha
perdido cierta perspectiva, en el siguiente sentido: el primer libro de Economía de la época
moderna, me refiero a ‘La Riqueza de las Naciones’, comienza con un célebre ejemplo que
los economistas conocemos mucho, de una fábrica de alfileres, donde se muestra cómo la
división del trabajo puede generar aumentos de productividad, etc. Pero entonces surgen
algunos temas fundamentales de la disciplina que son distintos, el primero es cómo se
generan ganancias de productividad, el segundo es cómo se apropia el excedente…
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- …pero todo esto de alguna manera se perdió, de hecho luego, en el
devenir de la Economía, se prestó más y más atención al tema del intercambio… de cosas
que hay en el cielo…
–Risas
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–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- Bueno no, de cosas que hay en el cielo no, pero se empezó a mirar el
intercambio como algo en sí mismo; algunos tienen unas cosas, otros tienen otras, y las
intercambian…
Ing. Luciano Cianci.- Dónde queda la producción entonces…
Dr. Alberto Müller.- Claro, exactamente
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- La cuestión de la producción y de la tecnología ha sido un tema de difícil
abordaje desde la Economía…
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- De hecho hay una rama de la Economía que se llama ‘Economía
Evolucionista’… los tipos juegan con fuego, es decir, juegan sin tener demasiada conciencia
de lo que están haciendo.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- Es decir, lo que uno puede hacer en todo caso desde la Economía es
preguntarse cuáles son las condiciones de contexto que favorecen el desarrollo, y esta no es
una mala pregunta y la Economía algo puede responder al respecto.
Quiero decir, los ingenieros tienen su forma de abordar las cosas, de resolver problemas
concretos... a ningún ingeniero se le ocurriría pensar en una teoría general de la producción,
esa visión tiene más que ver con la forma de pensar del economista.
–Risas
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- Es un tema complejo, quizá sean especialmente útiles visiones de
economistas que entiendan de estas cosas de la producción y la tecnología, o perfiles
profesionales de ese tipo, me refiero a aquellos con una visión general. El punto es crear las
condiciones para que ocurra la innovación y todas estas cosas.
Ing. Luciano Cianci.- Eso está bárbaro, es lo que decimos en el trabajo del ‘Índice de
Competitividad Productiva’, en lo que respecta a las condiciones del entorno.
Dr. Alberto Müller.- Mirá, les cuento algo que dijo un economista… no recuerdo el nombre…
es el economista encargado del informe de Desarrollo del Banco Mundial, lo invitaron a
Económicas hace un tiempo. El tipo dijo, “uno no sabe por qué se desarrollan los países…
pero una cosa está clara, la tasa de interés tiene que ser baja”.
–Risas
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Dr. Alberto Müller.- Pero ojo, que esto no es joda, no es chiste. Miren, el capital va donde
hay crecimiento, la inversión se da donde hay mercados en expansión. No por las
‘condiciones’, las ‘señales’ de no sé qué. Los 90’ son un claro ejemplo de esto… estaban
supuestamente todas las condiciones dadas para que haya alta inversión: teníamos a los
trabajadores ‘domesticados’ firmando convenios colectivos a la baja, estabilidad
macroeconómica… y la inversión no superó el 20% del PBI.
Es decir, con que lo economistas podamos decir ‘éstas son las condiciones necesarias para el
Desarrollo’, sería bastante… miren, el Banco Mundial, cuando era más feo que ahora, ahora
quizá no esté tan feo, algunas cosas aprendieron…
Ing. Roberto Zubieta.- También, después de todo lo que pasó…
Mg. José Villadeamigo.- Algunas cosas están cambiando.
Dr. Alberto Müller.- Bueno pero hace 20 años, en 1993 creo, sacaron un libro que se llamaba
algo así como ‘el milagro del sudeste asiático’, donde tratan de explicar qué pasó allí, y dicen
“aquí ocurrió el desarrollo, pero no fue por las políticas heterodoxas, la sustitución de
importaciones, la planificación, el control de los flujos financieros…, y en cualquier caso, en
otro lado esas cosas no funcionan”.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- De todos modos una tasa de interés baja resulta esencial. Yo en lo 90’
tenía la posibilidad de colocar un plazo fijo en dólares (igualmente dólares truchos, o dólares
que después no fueron más dólares obviamente) al 8,5% anual...
Ing. Roberto Zubieta.- Bueno, si me permitís una interrupción, creo que lo relevante es
efectivamente ver qué hicieron en otros lados, sin creer que lo que existe en Corea nadie lo
puede hacer.
Dr. Alberto Müller.- Lo que yo digo de Corea es que tiene condiciones muy especiales…
además de una alta homogeneidad cultural y muy baja desigualdad…
Mg. José Villadeamigo.- Lo que estamos tratando de hacer es pensar que se puede, ver la
manera de…
Dr. Alberto Müller.- Mirá, hay algo importante que quiero aclarar, yo estoy de acuerdo con
ustedes en algo: su tesis es válida, la cosa pasa por la industria, ese tema es incontrastable.
Ahora bien, yo también digo ¿cuánto entendemos el tema ‘servicios’? Yo siempre digo esto: si
vos le preguntas a un economista por un análisis sectorial, seguramente elija a la Industria y,
en el 70% de los casos va a elegir a la Industria Automotriz. Esto pasa por una razón muy
sencilla, la Economía aparece cuando aparece la Industria.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- El tema de los servicios es esencial, y entre ellos en particular por
ejemplo el transporte.
Ing. Roberto Zubieta.- Claro, lo que constituye las condiciones del entorno en que se
desarrollan las empresas o unidades de producción.
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–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Ing. Luciano Cianci.- Quería decir una cosa. Vos hablaste Alberto sobre qué rol podría tener
la Ciencia Económica en pensar el desarrollo. Hablaste por ejemplo de esas condiciones del
entorno de las empresas. Es algo que nosotros hemos modelado a grandes rasgos en el
marco del trabajo sobre ‘Competitividad Productiva’. Dividimos esas condiciones del entorno
en ‘competitividad macroeconómica’ y ‘competitividad mesoeconómica’.
Los tratamos como condiciones necesarias para el desarrollo, pero no suficientes, porque
para que se dé el desarrollo pensamos que se necesita de una cierta planificación o de
acciones concretas a nivel sectorial, lo cual requiere de generar también conocimiento sobre
los sectores productivos.
De todas formas esas condiciones necesarias que mencionaba son fundamentales, porque de
no darse satisfactoriamente pueden barrer con cualquier posibilidad de desarrollo.
–Hablan varios participantes a la vez.
Dr. Alberto Müller.- Y sí, por ejemplo tenés la reforma financiera de Martínez de Hoz, eso fue
mucho más importante que muchas otras cosas en lo que respecta a los efectos (negativos)
para el desarrollo.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Luciano Cianci.- Pienso que hoy en día por ejemplo hay aspectos macroeconómicos, de
la hora digamos, que desde la Economía se podrían abordar, para seguir generando marcos
propicios y adecuados para el desarrollo. Pienso como un punto importante a la inflación. La
inflación puede afectar en un momento la posibilidad de avanzar en el desarrollo, y la
Economía seguramente dispone de herramientas…
Dr. Alberto Müller.- Claro, la inflación que la resuelvan los economistas.
Ing. Luciano Cianci.- Ustedes bailen con esa.
–Risas
Ing. Luciano Cianci.- Claro, nadie se quiere meter con eso, pero que es un punto que está
en el centro…
Dr. Alberto Müller.- El problema con la inflación es que teorías de la inflación hay muchas…
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Dr. Alberto Müller.- …si todos estamos convencidos de que va a haber inflación, va a haber
inflación…
Ing. Julio Fabris.- Claro, influyen hasta temas de psicología social.
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Dr. Alberto Müller.- Mirá, si las teorías monetaristas tuvieran el diagnóstico correcto de la
inflación, no sería tan difícil resolverla, sería una obviedad.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Ing. Luciano Cianci.- Claro porque está esto que decís, ¿no? Que también se puede
combatir la inflación barriendo con el crecimiento.
Mg. José Villadeamigo.- Ese es el problema.
Ing. Luciano Cianci.- Por ahí es algo para que la Economía, con otras disciplinas en
conjunto, aborde. Es un tema para tratar, me parece.
Dr. Alberto Müller.- También veamos algo. En todos los años más brillantes que tuvo la
economía argentina existieron ciertos niveles de inflación…
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Ing. Julio Fabris.- También es cierto que la media de la inflación en la Argentina, tomada año
por año, está en el índice del IPC desde 1943, es de 200% anual. Uno dice: “Bueno, estas
tomado la hiperinflación que te lleva la media para arriba. Tomemos la mediana” La mitad de
los años hubo menos inflación, la otra mitad hubo mas inflación, y da 22%. O sea, también
tenemos un miedo a la inflación.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Ing. Roberto Zubieta.- Sabés que pasa, ¿cómo se fijan los precios? Te suben el dólar el 10%
y nadie hace la cuenta de cuánto es el componente importado de traer las cosas... Te suben
el 10% todo. Ese es el mecanismo que usa todo el mundo.
Ing. Eduardo Fernández.- Tiene que ver con cuánto está dispuesto a pagar el tipo… y eso es
algo que no tiene nada que ver con los costos.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Eduardo Fernández.- Yo quisiera detenerme un poco en el tema de la inflación, porque
me parece central. Uno escucha hablar de las variables como si todas fueran independientes.
Yo creo que entre que sean causa o efecto, o se repotencien, todas intervienen. Hay algunas
que son más relevantes y otras que no lo son tanto. Pero mercados, producción, protección,
innovación y gestión son todas variables absolutamente dependientes desde el punto de vista
de una economía a futuro.
Tampoco separaría tan netamente industria de otras producciones de bienes y
servicios, porque comparten una cantidad de variables importantes en cuanto al mercado, a
costos, a tecnología y a disposición de distintos medios. Ojo que la producción de bienes y
servicios tiene una cantidad de variables muy similares. No estoy hablando de los terciarios.
Dentro de los campos productivos no podría separar hoy los frigoríficos aviares, por
ejemplo, porque siguen exactamente las mismas pautas que la industria. Aunque
posiblemente tengan problemas tecnológicos diferentes.
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Ing. Roberto Zubieta.- Es que nadie planteó eso.
Ing. Eduardo Fernández.- Pero acá se está hablando de industria con un carácter exclusivo
y hay mucha producción de índole primaria o intermedia que comparte las mismas
condiciones.
Ing. Roberto Zubieta.- Estoy de acuerdo, yo creo que nadie discute eso.
Ing. Eduardo Fernández.- Yo creo que, para armonizar instrumentos, la única forma es hacer
planificación y, eventualmente, trabajar sobre ellos. Es decir, lograr consensos sobre
determinadas pautas particulares, consensos de los académicos y de los actores.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Eduardo Fernández.- Me aparece una duda por la separación que veo aquí entre
sectores tradicionales, intermedios y de alta tecnología, de cómo han ido evolucionado en su
productividad, como haciendo distinciones… cuando la economía del país funciona con la
integración de todo eso. Si sacamos uno de esos sectores nos queda medio rengo el país.
Mg. José Villadeamigo.- La idea que hay detrás de esto es la siguiente: que para conseguir
un proceso de industrialización que te llegue al punto de inflexión del autosostenimiento
necesitas diversificar y, en el caso de la Argentina y de los países menos desarrollados, esas
ramas que hemos mencionado son las más raquíticas o las inexistentes. En ese sentido está
planteado. Y si necesitas un avance tecnológico, lo tenés que aplicar en distintas
actividades… en todas y cada una.
Ing. Eduardo Fernández.- Eso que estás mencionando es el resultado de una evolución
económica tecnológica que dio como resultado eso, porque a los mercados les faltaba eso,
porque éramos capaces de hacer eso y por los recursos naturales. Es una consecuencia, no
porque alguien se haya propuesto sacar de aquí y ponerlo allá.
–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.
Ing. Julio Fabris.- Quería decir una cosa un poco más amplia, no tan específico, que tiene
que ver con la composición de PIUBAD, de ingenieros y economistas. Una cosa que me
parece es que habría que ver es cómo es la combinación de esos perfiles. Por ejemplo,
entiendo lo que dijiste sobre el tema de la educación tecnológica en los países que han tenido
un desarrollo, pero también es cierto que los ingenieros aquí se tuvieron que ir a manejar un
taxi en los 90.
Segunda cuestión, el tema de la gestión como aporte y preparación para el desarrollo
tecnológico, está perfecto, pero uno puede tener una vocación ingenieril y quiere hacer
innovación, etcétera, pero si la plata está en importar, vas a terminar importando. Lo que digo
es que si bien todos estos conceptos son correctos, en cierto sentido, deben tener un marco
general. Es decir, llenar de ingenieros un país que no tiene industria no tiene ningún sentido,
como desarrollar gestores en un país que no tiene posibilidad de tener una producción
innovativa.
Entonces, de alguna manera, si bien rescato lo que dijiste respecto de los sectores de
servicios, etcétera, también planteo de que el marco macroeconómico tiene su importancia y
disiento en que el mercado nos ha llevado por aquí o por allá. O sea, hubo políticas
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macroeconómicas que han funcionado para desindustrializar. En economía hablamos de
períodos de desindustrialización. Si uno piensa que no es así, entonces le va a dar prioridad
al mercado. Ojo, sin mercado la economía capitalista no funciona. Pero es cierto que en cierto
sentido se privilegió un determinado funcionamiento de mercado tanto durante el ministerio de
Martínez de Hoz como el de Cavallo.
Me parece que, en general, el rol que debería cumplir el economista sería brindar y
discutir ese marco y permitir que los que están interesados más en el aspecto detallista
puedan entenderlo y, quizás, compartirlo, o discutirlo, como sea. Y, por el lado de los
economistas, un poco lo que dice Alberto, que es casi un ingeniero de tanta relación que ha
tenido con los ingenieros, que el economista no puede quedarse en esas nubes, tiene que
bajar.
Mg. José Villadeamigo.- Lo que estás diciendo vos es verdad, es así.
Ing. Julio Fabris.- Les aclaro que soy ingeniero de formación y de trabajo, y que hace diez
años estoy en el tema económico.
Mg. José Villadeamigo.- Es Ing. Civil.
Ing. Julio Fabris.- Quiero decir, en cierto sentido, me pueden putear todos.
–Risas.
Mg. José Villadeamigo.- La discusión tiene que ir por este carril: tomar muy en cuenta la
cuestión de los contextos y dar respuestas. El economista tiene que pensar que ciertos
parámetros que están metidos allí deben ser revisados. Por ejemplo, el intercambio puro y
toda esa historia es algo que a esta altura tiene que dejarse de lado.
En estos momentos me inclino mucho a pensar en la importancia que en esta etapa actual de
la Argentina tiene la participación de especialistas del área de la ingeniería y de la
investigación científica. Yo creo que tienen un rol vital que cumplir en este momento en la
Argentina.
Ing. Julio Fabris.- ¿Desde qué lugar?, ¿desde el INTA o el INTI?, ¿o desde las empresas?
Mg. José Villadeamigo.- Debería haber un órgano público. Lo que hicieron los órganos
públicos en los países del Asia.
Ing. Roberto Zubieta.- Las empresas también, mirá el INVAP.
Dr. Daniel Lucesoli.- El INTA tiene realmente muy buen nivel…
–Hablan varios participantes a la vez.
Dr. Daniel Lucesoli.- El INTI tuvo todas las posibilidades de ser como el INTA pero
lamentablemente, será porque se metió en la avenida General Paz, porque se contaminó
demasiado políticamente… cuando hay tipos adentro que son excelentes y que pueden
apoyar a la pequeña y mediana empresa por ejemplo y participar en todas estas cosas.
Bueno, pero si la contaminas políticamente se pierde más el tiempo en reuniones de ese tipo
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que en avanzar en cosas. Y te soy franco, yo soy un convencido de que se puede, pero
dejándose de joder y trabajando. No hay otra posibilidad.
–Hablan varios participantes a la vez.
Dr. Alberto Müller.- El INTA tiene una agenda más marcada.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Eduardo Fernández.- También hay que tener en cuenta que el INTA trabaja con bienes
que son de conocimiento comunitario. Si un tipo tiene un rinde mejor, va y se lo cuenta al
vecino porque no afecta ni precio ni la competitividad. La industria trabaja en reserva, nadie le
cuenta al otro. Son áreas de competencia totalmente diferentes.
–Hablan varios participantes a la vez.
Ing. Roberto Zubieta.- La próxima reunión va a versar, sobre todo, de tecnología. Reitero,
aquí hay un problema, que hay que poner a funcionar todo. Es decir, hay que ver una realidad
que es la siguiente: como metes en un plano de desarrollo industrial el fenómeno tecnológico,
teniendo en cuenta el punto de vista de la Economía.
–Fin de la reunión PIUBAD.
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